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Grupo 402. Derecho.

Materia: Derechos Humanos II.

Profesor: José Alberto Cabrera.

Integrantes:

Claudia Edith Villegas Estrada.

Fátima Irazú Iñiguez Jasso.

Miguel Ángel Elisea Prado.


En el caso presentado en clase llegamos a la conclusión de que a la niña de 13
años que está embarazada, por la situación en la que se encuentra, se le vulneran
al menos los siguientes tres derechos:

1. Derecho a la salud.
2. Derecho a una vida libre de violencia y a la integridad personal.
3. Derecho a la intimidad.

En atención a la vulneración al primer derecho, que se considera es el que debe


de atenderse de manera más urgente e inmediata, puesto que la menor de edad
se encuentra embarazada y además presenta ideas suicidas, podríamos plantear
lo siguiente:

En base al artículo 47 de la Ley General de los derechos de niños, niñas y


adolescentes, las autoridades federales están obligadas a tomar las medidas
necesarias para prevenir, atender y sancionar todos los casos en los que las
niñas, niños y adolescentes se vean afectados por abuso sexual/abuso sexual
infantil, el cual es el caso de la niña que además de ser menor de edad (pues tiene
13 años), también pertenece a más de un grupo de vulnerabilidad, puesto que es
menor de edad, es mujer y tiene una discapacidad.

En el articulo 49 de la Ley General de los derechos de niños, niñas y


adolescentes se establece que en los casos en los que los niños, niñas y
adolescentes sean victimas de algún delito, se les deben aplicar las disposiciones
que la Ley General de Víctimas establezca, en la cual, el articulo 28 nos
establece lo siguiente:

Artículo 28. La gravedad del daño sufrido por las víctimas será el eje que
determinará prioridad en su asistencia, en la prestación de servicios y en la
implementación de acciones dentro de las instituciones encargadas de
brindarles atención y tratamiento. Los servicios a que se refiere la presente
Ley tomarán en cuenta si la víctima pertenece a un grupo en condiciones
de vulnerabilidad, sus características y necesidades especiales,
particularmente tratándose de los grupos expuestos a un mayor riesgo de
violación de sus derechos, como niñas, niños y adolescentes, mujeres,
adultos mayores, personas con discapacidad, migrantes, indígenas,
personas defensoras de derechos humanos, periodistas y personas en
situación de desplazamiento interno.

Es decir que, en base a este artículo, y sabiendo que en este caso la gravedad del
daño sufrido por la niña es muy grande, puesto que se encuentra embarazada,
presenta ideas suicidas y además pertenece a más de un grupo de vulnerabilidad,
podemos argumentar que las autoridades involucradas en el asunto quedan
obligadas a llevar este asunto con gran prioridad, es decir, deben atender la
situación del embarazo de la niña lo antes posible.

Dentro de la misma Ley General de Victimas, en el artículo 29 y 30 se establece


lo siguiente:

Artículo 29. Las instituciones hospitalarias públicas Federales, de las


entidades federativas y de los municipios tienen la obligación de dar
atención de emergencia de manera inmediata a las víctimas que lo
requieran, con independencia de su capacidad socioeconómica o
nacionalidad y sin exigir condición previa para su admisión.

Artículo 30. Los servicios de emergencia médica, odontológica, quirúrgica


y hospitalaria consistirán en: VII. Servicios de atención mental en los casos
en que, como consecuencia de la comisión del delito o de la violación a sus
derechos humanos, la persona quede gravemente afectada psicológica y/o
psiquiátricamente; IX. Servicios de interrupción voluntaria del embarazo en
los casos permitidos por ley, con absoluto respeto de la voluntad de la
víctima.
A toda víctima de violación sexual, o cualquier otra conducta que afecte su
integridad física o psicológica, se le garantizará el acceso a los servicios de
anticoncepción de emergencia y de interrupción voluntaria del embarazo en
los casos permitidos por la ley, con absoluto respeto a la voluntad de la
víctima; asimismo, se le realizará práctica periódica de exámenes y
tratamiento especializado, durante el tiempo necesario para su total
recuperación y conforme al diagnóstico y tratamiento médico recomendado;
en particular, se considerará prioritario para su tratamiento el seguimiento
de eventuales contagios de enfermedades de transmisión sexual y del Virus
de Inmunodeficiencia Humana.

Es decir, que con fundamento en los artículos 29 y 30, las autoridades quedan
obligadas a brindarle a la niña víctima la atención y servicios médicos necesarios
de manera inmediata, con respecto a su embarazo, además de que en dichos
servicios médicos se debe de garantizar que la niña podrá tener acceso a la
interrupción voluntaria del embarazo, si ella así lo desea.

El artículo 16 de la Convención de los Derechos de las Personas con


Discapacidad establece lo siguiente con respecto a la protección de las personas
con discapacidad contra la explotación, la violencia y el abuso:

“Los Estados Partes tomarán todas las medidas pertinentes para promover
la recuperación física, cognitiva y psicológica, la rehabilitación y la
reintegración social de las personas con discapacidad que sean víctimas de
cualquier forma de explotación, violencia o abuso, incluso mediante la
prestación de servicios de protección. Dicha recuperación e integración
tendrán lugar en un entorno que sea favorable para la salud, el bienestar, la
autoestima, la dignidad y la autonomía de la persona y que tenga en cuenta
las necesidades específicas del género y la edad.”

En base a este artículo, y en vista de que la niña victima presenta no solo


afectaciones físicas, sino también psicológicas, debido a que presenta ideas
suicidas, podemos argumentar que es indispensable realizar una interrupción de
su embarazo como una medida empleada para conseguir la recuperación tanto
física como psicológica de la víctima, pues de no ser así, el estado estaría
orillando a la niña a que desarrolle aún más problemas de salud mental.

En la Convención de los Derechos del Niño, en la recomendación general No. 4


se establece lo siguiente:

“12. Los Estados Partes han de adoptar medidas eficaces para proteger a
los adolescentes contra toda forma de violencia, abuso, descuido y
explotación (arts. 19, 32 a 36 y 38), dedicando especial atención a las
formas específicas de abuso, descuido, violencia y explotación que afectan
a este grupo de edad. Deben adoptar concretamente medidas especiales
para proteger la integridad física, sexual y mental de los adolescentes
impedidos, que son especialmente vulnerables a los abusos y los
descuidos. “

“31. Los niños y adolescentes deben tener acceso a la información sobre el


daño que puede causar un matrimonio y un embarazo precoces y las que
estén embarazadas deberían tener acceso a los servicios de salud que
sean adecuados a sus derechos y necesidades particulares. Los Estados
Partes deben adoptar medidas para reducir la morbimortalidad materna y la
mortalidad de las niñas adolescentes, producida especialmente por el
embarazo y las prácticas de aborto peligrosas, y prestar apoyo a los padres
de las adolescentes. Las jóvenes madres, especialmente cuando no
disponen de apoyo, pueden ser propensas a la depresión y a la ansiedad,
poniendo en peligro su capacidad para cuidar de su hijo. El Comité insta a
los Estados Partes a: a) elaborar y ejecutar programas que proporcionen
acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluida la
planificación familiar, los contraceptivos y las prácticas abortivas sin riesgo
cuando el aborto no esté prohibido por la ley, y a cuidados y asesoramiento
generales y adecuados en materia de obstetricia; b) promover las actitudes
positivas y de apoyo a la maternidad de las adolescentes por parte de sus
madres y padres; y c) elaborar políticas que permitan continuar su
educación.”

Estas dos recomendaciones nos sirven como refuerzo ante el argumento de que,
al tratarse de un embarazo precoz, y en vista de que la víctima ya presenta ideas
suicidas, negarle la opción de interrumpir su embarazo podría orillarla a desarrollar
problemas psicológicos aún más serios, como depresión y ansiedad, además del
inminente riesgo de muerte al que se podría someter tanto a la niña víctima, como
al feto, producto del abuso. De ser así, el estado estaría incumpliendo con su
deber de reducir la morbimortalidad materna y la mortalidad de las niñas
adolescentes, que establece la recomendación general número cuatro.

Finalmente, el artículo 25 de la Convención Sobre los Derechos de las


Personas con Discapacidad, sobre el derecho a la salud nos establece lo
siguiente:

“Los Estados Partes reconocen que las personas con discapacidad tienen
derecho a gozar del más alto nivel posible de salud sin discriminación por
motivos de discapacidad. Los Estados Partes adoptarán las medidas
pertinentes para asegurar el acceso de las personas con discapacidad a
servicios de salud que tengan en cuenta las cuestiones de género, incluida
la rehabilitación relacionada con la salud. En particular, los Estados Partes:
b) Proporcionarán los servicios de salud que necesiten las personas con
discapacidad específicamente como consecuencia de su discapacidad,
incluidas la pronta detección e intervención, cuando proceda, y servicios
destinados a prevenir y reducir al máximo la aparición de nuevas
discapacidades, incluidos los niños y las niñas y las personas mayores.”

Una vez más, este artículo nos sirve como argumentación ante el hecho de que es
indispensable que se interrumpa el embarazo de la niña de manera urgente,
puesto que de no hacerlo, no sólo no se estarían siguiendo las recomendaciones
generales de la Convención de los Derechos del Niños, sino que también se
estaría incumpliendo con lo establecido en la Convención Sobre los Derechos de
las Personas con Discapacidad, puesto que al negarle la interrupción del
embarazo a la niña victima se estaría aumentando el riesgo de aparición de
nuevas discapacidades no sólo en la niña como madre, sino también en el feto
una vez que este haya nacido, puesto que se trata de un embarazo precoz, y si
este no provoca la muerte de la madre joven, puede traer varias consecuencias de
salud graves tanto para ella como para el bebé.

Al ser un embarazo del alto riesgo ya que es una menor de 17 años, los riesgos
son los siguientes:

 Riesgo de preclamsia y eclampsia 


 Alta mortalidad de la madre
 Riesgo de fistula obstétrica
 Problemas psicológicos 

La preclamsia es cuando se tiene la presión muy alta y se pone en riesgo tanto a


la niña, como al feto. La preclamsia es grave en un embarazo normal, y más aún
en un embarazo a temprana edad. La preclamsia tiene aún más riegos como:

 Restricción del crecimiento fetal


 Nacimiento prematuro
 Desprendimiento de placenta 
 Síndrome de HELLP
 Eclampsia 
 Daño en otros órganos
 Enfermedades cardio vasculares

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