11072, 19:30 LOS SANTOS ANGELES CUSTODIOS
2 de octubre
HOMILIAS
LECTIO DIVINA
LOS SANTOS ANGELES CUSTODIOS
"La existencia de los angeles esta atestiguada casi por cada una de
las paginas de la Sagrada Escritura." Asi habla San Gregorio Magno, a
quien se da el titulo de Doctor de la milicia celeste. Podemos afiadir
nosotros que el mismo alto origen ha de reconocerse para el culto de
estos celestiales espiritus. La devocién a los angeles aparece casi con
espontaneidad en los primeros afios de,nuestra vida y ya no nos
abandona jamas. En una inscripcién del cementerio de San Calixto se
lee: Arcessitus ab angelis, que viene a decir: "fue llamado por los
angeles" para presentarle al Sefior. "Salid al encuentro suyo, angeles del
Sefior, para ofrecer su alma en la presencia del Altisimo", canta la
Iglesia en el oficio de difuntos.
La fiesta de los angeles custodios tiene ya existencia multisecular.
Se ha recordado que ya en el siglo V se celebraba en Espafia y en
Francia, como fiesta particular. Suprimida por San Pio V, fue restablecida
por un decreto de Paulo V el afio 1608, fijandola para el primer dia libre
después de San Miguel. Clemente X fue quien la introdujo
definitivamente en la liturgia de toda la Iglesia, determinando que se
celebrara el dia 2 de octubre.
El nombre de "Angel" significa mensajero. Es nombre que significa
ministerio y oficio. Pero la perfeccién de su naturaleza va de acuerdo con
ese sublime oficio, que ellos ejercen de una manera mas permanente
que los demas seres de la creacién. Son los "mensajeros" de Dios, por
excelencia. Son seres creados, intelectuales, superiores a los hombres,
dotados por el Sefior de especial virtud y poder.
La humana filosofia apenas habia columbrado, de una manera
borrosa, la existencia de los angeles. La fuente primera de nuestra
devocidn es la Revelacién divina, contenida en la Sagrada Escritura. Con
ella en la mano evitamos el primer error en que cayeron algunos
tedlogos combatidos por Origenes, que, influidos por la filosofia pagana,
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tuvieron a los angeles por "dioses". Est4n al servicio de Dios, pero son
seres creados por su omnipotencia. Merecen nuestra veneracién por su
grandeza sobrenatural, por la gracia que les adorna, por su amor al
Sefior, demostrado en la prueba, que no supieron superar Lucifer y sus
secuaces, los cuales, por su soberbia, fueron convertidos en demonios y
padecen las penas eternas del infierno, que fue creado para ellos.
En la vida de Cristo Nuestro Sefior y en la vida de la Iglesia
primitiva los angeles ejercen su misién de mensajeros con frecuencia. A
veces se designa a los angeles por su nombre, como a San Gabriel, San
Rafael, San Miguel; a veces simplemente se les designa con el genérico
apelativo de "el angel del Sefior"; a veces cumplen su misidn
individualmente, como el angel que bajaba a la piscina de Betzata, en la
puerta Probatica, para agitar el agua y comunicar una virtud maravillosa
de curacién de cualquier enfermedad que tuviere el primero que
descendia a sus ondas. Otras veces son dos los angeles enviados, como
los que vié la Magdalena, vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera
y otro a los pies del lugar donde habia estado el cuerpo de Jesus
muerto, antes de la resurreccién. Otras veces la Escritura alude a
legiones de angeles, como aquellas "doce legiones" que hubiera enviado
el Padre celestial si Cristo hubiera formulado tal peticién. Y no falta
alguna ocasién en que la Escritura habla de "millares de millares", como
aquellos que aparecen en el Apocalipsis alrededor del trono triunfal del
Salvador del mundo. Dada la armonia perfecta del mundo, como obra
del Creador, podemos pensar en la escala ascendente que va del
maravilloso mundo fisico que nos va descubriendo en su portentosa
complejidad la fisica nuclear, al mundo de los vivientes, mas perfecto
atin, siguiendo por esa misteriosa unién de lo somatico y lo psiquico, lo
material y lo espiritual, representado por la persona humana. Los
angeles son las criaturas que colman esta ascensién hacia el cielo. Por
eso decimos que son superiores a los hombres. La Escritura los llama
“estrellas de la aurora e hijos de Dios'
Dice fray Luis de Leén que se les llama “estrellas de la aurora
porque sus entendimientos, més claros que estrellas, echaron rayos de
si, saliendo a la luz del ser en la aurora del mundo. Y se les llama hijos
de Dios porque, entre lo que El crid, es lo que mas se le parece en la
perfeccién de su naturaleza".
Los angeles han sido creados por Dios, como el universo entero,
para su gloria. Es decir, “para alabar, hacer reverencia y servir" al
Creador. Cumplen esta finalidad siendo la corona gloriosa del Sefior,
como le vieron tantos artistas, capitaneados por Lucas della Robbia, el
escultor florentino, autor del grupo mas delicioso de los angeles
cantores. Estas representacionles artisticas no son arbitrarias, sino que
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siguen la linea de los libros santos, como el del Apocalipsis, donde se
lee: "Vi y of la voz de muchos angeles en rededor del trono, y de los
vivientes y de los ancianos; y era su numero miriadas de miriadas, y
millares de millares, que decian a grandes voces: Digno es el Cordero,
que ha sido degollado, de recibir el poder, la riqueza, la sabiduria, la
fortaleza, el honor, la gloria y la bendicién. Y todas las criaturas que
existen en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y
todo cuanto hay en ellos, oi que decian: Al que esta sentado en el trono
y al Cordero, la bendicién, el honor, la gloria y el imperio por los siglos
de los siglos". Por ello decimos que los angeles forman la corte celestial,
que primariamente mira al honor de Dios Creador y Redentor.
Y precisamente porque todo su anhelo es alabar, hacer reverencia y
servir a Dios Nuestro Sefior, los angeles se convierten, por disposicién
divina, en angeles custodios. Cuando tengamos el concepto exacto de la
religién, que no se ha hecho primariamente para nuestra felicidad, sino
para la gloria del Sefior, comprenderemos por qué cumplen las criaturas
angélicas con este oficio de mensajeros de Dios cerca de nosotros, y de
custodios de nuestra pobre vida, destinada, como la suya, “para alabar,
hacer reverencia y servir" al Creador. Quieren los angeles que formemos
a su lado en la corte celestial, que conservemos y aumentemos la
gracia, que nos da derecho a cantar en sus coros; a repetir, por toda la
eternidad, la melodia inefable de los que son gloriosos porque supieron
buscar la gloria de Dios.
En el libro del Exodo, cuando se acaba de promulgar la ley santa, el
Sefior, que habla en estilo directo a cada uno de los israelitas, anuncia
solemnemente la asistencia de los angeles custodios con estas palabras
"Yo mandaré a mi angel ante ti, para que te defienda en el camino y te
haga llegar al lugar que te he dispuesto". Para los israelitas este texto
significa la asistencia y la custodia de los angeles en la peregrinacién por
el desierto hasta llegar a la tierra prometida. Significa también la
asistencia y la custodia de los angeles para el viaje de esta vida terrenal
y la llegada a la gloria del cielo. El acontecimiento histérico del paso de
Israel por el desierto fue la ocasién para que el Sefior promulgara su Ley
y Para que se nos anunciara este auxilio de los angeles custodios en las
dificultades que la vida terrena entrafia.
Por lo demas, la tutela de los angeles se anuncia en muchos otros
pasajes de la Escritura, pero quiza en ninguno con tanta fuerza
expresiva como en el salmo 90, donde dice: "Te encomendara a sus
Angeles, para que te guarden en todos tus caminos. Y ellos te llevaran
en sus manos para que no tropieces en las piedras. Pisaras sobre
aspides y viboras, hollards al ledn y al dragon".
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San Bernardo comenta asi este pasaje biblico, exponiendo la
custodia de los angeles en la doctrina general de la providencia de Dios
para la salvacién de los hombres. "Aplicas al hombre, ioh Sefior!, tu
corazén y solicito lo cuidas. Le envias tu Unigénito, diriges a él tu
Espiritu, le prometes tu gloria. Y para que nada haya en el cielo que deje
de participar en nuestro cuidado, envias a aquellos bienaventurados
espiritus a ejercer su ministerio para bien nuestro, los destinas a nuestra
guarda, les mandas que sean nuestros ayos. Poco era para ti haber
hecho angeles tuyos a los espiritus: haceslos también angeles de los
pequefiuelos, pues escrito esta: Los angeles de éstos estan viendo
siempre la cara del Padre. A estos espiritus tan bienaventurados
haceslos angeles tuyos para con nosotros y nuestros para contigo".
Los Santos Padres de la Iglesia han predicado esta doctrina,
aplicando a los angeles de la gu,arda distintos titulos en los que se
expresa la importancia de su ministerio. Eusebio de Cesarea les llama
"tutores" de los hombres, San Hilario, "mediadores"; San Basilio,
"compafieros de nuestro camino"; San Gregorio Niseno, "escudo
protector", Simeén Metafrastes, "muralla que rodea por todas partes la
fortaleza de nuestra alma, defendiéndola de los asaltos del enemigo";
San Cirilo Alejandrino, "maestros que nos ensefian la adoracién y el
culto de Dios". No es posible seguir. Hacemos notar solamente que San
Agustin y San Gregorio Magno no han perdido ocasién para exaltar el
valor de la intervencién angélica en nuestra vida. Y la sagrada liturgia en
este dia de su fiesta les ha saludado con las siguientes palabras:
"Cantamos a los angeles custodios de los hombres, que puso e! Padre,
junto,a nuestra fragil naturaleza, como celestiales compafieros para que
no sucumbiéramos ante las insidiosas acometidas de los enemigos".
Si consideramos atentamente la letra de la Escritura divina,
observaremos que se habla en sus paginas de diversos érdenes de
Angeles. Isaias ve a los "serafines" cantando, y uno de ellos purifica los
labios del profeta con un carbén encendido. El Génesis nos dice que un
“querubin" fue puesto por Dios como guardian del paraiso, y el Exodo
que fueron dos los "querubines" los que estaban en el arca santa desde
donde promete el Sefior hablar a su pueblo. San Pablo nombra a los
“principados, potestades y dominaciones", asi como los "tronos, virtudes
y arcdngeles". Existe, pues, una jerarquia celeste con angeles de orden
y oficio superior y angeles de orden y oficio inferior. Todos, ciertamente,
excelsos y muy superiores a nuestra humana naturaleza.
Ante esto se han preguntado los tedlogos si entra en la providencia
ordinaria de Dios destinar para custodia de los hombres a los angeles de
las categorias superiores 0 se encomienda este oficio a los angeles de
las categorias inferiores. La lectura de los textos sagrados nos persuade
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que angeles de todas las categorias, aun de las superiores, San Gabriel,
San Rafael, San Miguel, los serafines y querubines, han cumplido
misiones cerca de los hombres, como se comprueba ccn la vida de la
Santisima Virgen y San Juan Bautista, el pueblo de Israel, el profeta
Isaias, el santo patriarca Tobias, por no citar sino los pasajes mas
salientes. Pero es posible que los angeles de los ordenes inferiores sean
los que normalmente se designan para ejercer la custodia de los
hombres, y asi se puede creer que en las jerarquias angélicas unas
cumplen la misién de asistir ante el trono del Sefor y otras se destinan
para la custodia del universo creado, en el que sobresalen los hombres
como primero y principal objeto de esa cuidadosa guardia. Los primeros
son angeles "asistentes" al trono celestial: los otros, "ejecutores" de la
Providencia en el auxilio a la humanidad caida. Las misiones y
disposiciones mas destacadas, como la de la encarnacién del Verbo
anunciada por San Gabriel y otras semejantes, saldrian fuera de la regla
ordinaria y general.
Cuando se habla de los angeles custodios nos _ referimos
primariamente a los que ejercen la salvadora tutela de las personas
individuales. Cada uno de nosotros tiene su ange! de la guarda. Dios
quiere que todos los hombres se salven y que lleguen al conocimiento de
la verdad. Al decir todos los hombres no excluimos a ninguno. Tenemos,
por tanto, por mas congruente a esta voluntad salvifica de Dios el
extender con la misma universalidad e| ministerio tutelar de los angeles.
Todas las almas han sido redimidas por Cristo, todas estan en el camino
de la salvacién, todas son defendidas y protegidas por los angeles. Y
muchas almas, nacidas en la pagania y misteriosamente salvadas por la
iluminacién de !a fe, deben esto a los angeles de su guarda. Lo
sabremos el dia en que se haga la cuenta universal del paso de los
hombres por la tierra. Pero lo columbramos ya desde ahora, siguiendo el
pensamiento de los tedlogos sobre la salvacién de los infieles negativos,
que guardan la ley natural. El ministerio de los angeles juega en ellos un
papel principal. Este angel nuestro nos acompafa siempre, no nos
abandona jamés en esta vida. En la otra, para quienes hayan alcanzado
la gloria, aUn quedan vinculados a su triunfo.
Hemos aludido a las narraciones de la Biblia para fundamentar
nuestra doctrina sobre los angeles. Ahora transcribimos una referencia
de los Actos de los Apdstoles, donde, al mismo tiempo, podemos ver a
un angel en accion y palpar la fe de la Iglesia primitiva en la custodia de
los angeles.
San Pedro estaba custodiado en la carcel y Herodes pensaba
exhibirlo al pueblo. La noche anterior a este dia del triunfo del
perseguidor, San Pedro se hallaba dormido entre dos soldados, sujeto
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con dos cadenas y guardada la puerta de la prisién por centinelas. "Un
angel del Sefior se presento en el calabozo, que quedé iluminado, y,
golpeando a Pedro en el costado, le desperté diciendo: Levantate
pronto; y se cayeron las cadenas de sus manos. El angel afiadié: Cifiete
y calzate tus sandalias. Hizolo asi y agregé: Envuélvete en tu manto y
sigueme. Y salié en pos de él. No sabia Pedro si era realidad lo que el
Angel hacia; mas bien la parecia que fuese una vision.
Atravesando la primera y la segunda guarda llegaron a la puerta de
hierro que conduce a la ciudad. La puerta se les abrié por si misma y
salieron y avanzaron por una calle, desapareciendo luego el angel.
Entonces Pedro, vuelto en si, dijo: Ahora me doy cuenta de que
realmente el Sefior ha enviado su angel y me ha arrancado de las manos
de Herodes y de toda la expectacién del pueblo judio".
San Pedro llegé a la casa de Maria, la madre de Juan Marcos, y
llamo a la puerta. Sabian ellos que Pedro estaba en la cércel, pero, al oir
su voz, sin creer ain en el prodigio de su liberacién, pensaron: "Sera su
angel". Asi vivid la Iglesia primitiva esta verdad alentadora de la
custodia de los angeles, que reclaman también su parte en la feliz
difusién del mensaje evangélico.
Todos los hombres tienen su angel custodio. Pero, ademas, lo tienen
los reinos v comarcas. De San Miguel, como angel del pueblo de Dios, se
habla en el libro del profeta Daniel. Y el pueblo gentil de los persas tenia
su angel. Asi podemos aceptar la doctrina de San Jerdnimo, que nos dice
que, "cuando el Altisimo separaba a las razas y se constituian los
términos de cada pueblo, numeraba los angeles que les habian de
custodiar". Y si esto se dice de los pueblos, lo diremos, con tanta mayor
razén, de la Iglesia catélica, difundida de Oriente a Occidente, y de las.
Iglesias particulares, de las didcesis y colectividades religiosas. Y de esto
tenemos un ejemplo patente, segtin toda la tradicién de los Santos
Padres griegos, en las cartas que se escriben a los angeles de las siete
Iglesias del Asia proconsular en el libro del Apocalipsis. Los angeles
aparecen aqui unidos en su suerte y en sus aspiraciones a las mismas
Iglesias, a los obispos y a los fieles. Ellos reciben y transmiten las
alabanzas y las reprensiones que forman parte de los mensajes.
Salvando siempre todas las distancias, podriamos decir que, como Cristo
quiso aparecer como vestido de nuestras flaquezas, asi los angeles de
estas Iglesias de Asia, y lo mismo diremos de todas las demas del
mundo, parecen ante el Sefior unidos a las circunstancias de aquellas
cristiandades que en tantas cosas eran dignas de alabanza y en otras
habian caido de su primitivo esplendor. Dice a este propdsito el gran
obispo de Milan San Ambrosio: "No solamente destiné Dios a los obispos
para defender su grey, sino también a los angeles". Y afiade San
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Gregorio de Nacianzo: "No dudo que los angeles son rectores y patronos
de las iglesias, como nos ensefia el Apocalipsis de San Juan".
Los Angeles custodios deben ser venerados e invocados. “Acatale,
escucha su voz, no le resistas', dice el libro del Exodo. Tres frases de
San Bernardo resumiran adecuadamente esta doctrina: "Anda siempre
con circunspeccién -dice el Santo-, como quien tiene presente a los
Angeles en todos los caminos". "Amemos afectuosamente a sus angeles
como a quienes han de ser un dia coherederos nuestros, siendo ahora
abogados y tutores puestos por el Padre y colocados por El sobre
nosotros. Asi amar a los angeles es amar a Dios mismo. Al amor se
afiade la confianza \unque somos tan pequefios y nos queda tan largo
y tan peligroso camino, équé temeremos teniendo tales custodios? Fieles
son, prudentes son, poderosos son. Siempre, pues, que vieres
levantarse alguna tentacién, amenazar alguna tribulacién, invoca a tu
guarda, a tu conductor, al protector que Dios te asigné para el tiempo de
la necesidad y de la tribulacién. No duerme, aunque por breve tiempo
disimule alguna vez; no sea que con peligro salgas de sus manos si
ignoras que ellas te sustentan.
He aqui la oracién propia del dia: "iOh Dios, que con inefable
providencia te has dignado enviar a tus santos angeles para nuestra
guarda!, concede a los que te pedimos el vernos defendidos por su
proteccién, gozar eternamente de su compafia. Por Cristo nuestro
Sefior. Asi sea".
EUGENIO BEITIA
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