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EL CASO DEL CINTURÓN

El caso del cinturón que nos presenta el autor Ragués Valles Ramón. Nos
cuenta los hechos de un caso sobre un joven K, de 20 años de edad, el cual
había conocido en 1953 al vendedor de seguros M. El joven K, quien
probablemente había consentido tener relaciones sexuales con M, a cambio
de favores económicos. Paralelamente en ese tiempo se hizo muy amigo de J.

Ambos jóvenes, tanto K y J, para acceder fácilmente en comprarse ropa y


pagar el alquiler del cuarto, se les ocurrió la idea de hurtar dinero a M,
asegurándose entre ellos que M, no los denunciaría porque temería que su
opción sexual saldría a la luz y eso (la homosexualidad) por aquel entonces
eran consideradas como delictivas.

K y J, idearon un plan para llevar a cabo el hurto a M, la primera idea fue


dejarlo incapaz para que se defendiera y para eso tenían que administrarle en
secreto un somnífero.

Después de intentarlo sin éxito, K propuso estrangular a M con un cinturón,


luego atarlo y amordazarlo. J estaba de acuerdo con esta propuesta. Ambos
acusados reconocieron que tal estrangulación conllevaría a graves lesiones
más allá de la pérdida de conciencia de M y que incluso podría ocasionarle la
muerte. Los acusados también renunciaron a este plan al no tener valor de
proceder contra él de forma tan peligrosa durante una visita ocasional que 'le
hicieron a M.

Fue así que J propuso adormecer a M golpeándolo con un saco de arena con
lo cual K estuvo finalmente de acuerdo, ambos pensaron que el saco de arena
al chocar contra la cabeza no le produciría lesiones serias.

Poco después visitaron a M, para eso J llevaba el saco de arena en uno de los
bolsillos de su pantalón, y K había llevado un cinturón por cualquier cosa que
se presentara, y por decisión propia, además sin conocimiento de J,

Llevando a cabo el plan, J golpeó a M dos veces con el saco de arena en la


cabeza en presencia de K, pero, los golpes no tuvieron el efecto que ellos
esperaban y el saco de arena finalmente se rompió; fue así que K tomó el
cinturón y se lo pasó a M por encima de la cabeza, para eso J también apoyó
con ese procedimiento con el cinturón el cual se encontraba alrededor del
cuello de M.

Los acusados jalaron con violencia cada uno de los lados hasta que M se
desmayó; luego, los acusados lo ataron. Cuando M se levantó de su desmayo,
J se abalanzó sobre él y K lo volvió a estrangular y no pararon, hasta que M
dejó de moverse, fue así que se llevaron de la casa los objetos que querían,
pero luego regresaron para ver a M, dudando que si aún estaba con vida,
intentando reanimarlo pero fue en vano ya que M había fallecido fue así que
abandonaron la casa.

ANÁLISIS DEL CASO

Una condena por asesinato supondría que los acusados hubiesen producido
la muerte de M al menos con dolo eventual. El Tribunal de escabinos lo
afirmó así argumentando que los acusados eran conscientes de los efectos
peligrosos que su actuación tenía para la vida de M; aunque su muerte no les
hubiese resultado agradable de todos modos lo hubiesen aceptado en caso de
que aconteciera, ya que querían estar en posesión de los objetos de valor bajo
cualquier circunstancia. Tanto los acusados como el Fiscal superior del
Estado consideraron que ello suponía desconocer el concepto del dolo
eventual. En efecto, se cuestionó si se podía aún hablar de la voluntad de que
se produzca un resultado cuando su producción no es en absoluto deseada
por los autores.

La sentencia obtuvo en su resultado mayoritariamente adhesiones; sin


embargo, la fundamentación y la comprensión de dolo que allí se realizó ha
sido criticada. En cierta manera ello es característico de la controversia
acerca de la delimitación entre el dolo eventual y la culpa consciente: al igual
que en la cuestión sobre la co-conciencia se debe comprobar aquí que los
presupuestos conceptuales del dolo eventual están muy discutidos, además la
sentencia brinda la oportunidad de considerar también otros elementos
subjetivos del delito, por ejemplo, obrar “para posibilitar un hecho punible”,
obrar “con ánimo de lucro” o “con ánimo de apoderamiento” no encontrando
ninguna correspondencia en el tipo objetivo.
Entonces podemos decir que el fallo del más alto tribunal alemán estableció
que se puede obrar con dolo, aunque el autor no desee las consecuencias en la
medida en que las conozca y las acepte, para esos casos desarrolló el concepto
de “aprobar en sentido jurídico” como elemento para delimitar el dolo
eventual de la imprudencia consciente.

El autor de este artículo que se ha leído en síntesis nos pone en conocimiento


su crítica al fundamento declarado de la decisión pues considera que desde
ningún punto de vista puede darse por acreditada la representación de la
muerte, pues en el momento exacto en que se lo representaron desistieron de
la acción.

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