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Manual Brigitte III Signedpdf Compress
Manual Brigitte III Signedpdf Compress
Bolivariana de Venezuela
La Universidad del Zulia
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Instituto de Filosofía del Derecho
Escuela de Derecho
TERCERA PARTE
III
Maracaibo, 1998
2
ANTOLOGIA
ONTOLOGICO
JURIDICA***
Brigitte Bernard
3
ANTOLOGIA ONTOLOGICO-JURIDICA
Brigitte Bernard
UNIDAD N°. II
EL ESTADO.
UNIDAD III
OBJ. N°.1
Maracaibo, 1986
6
OBJETIVO N°.1
CONTENIDO:
“En cada rama del Derecho positivo se estudia la “doctrina de las fuentes
del Derecho”, es decir, se describen las fuentes por ejemplo del Derecho Civil, del
Derecho Penal, etc. De un determinado ordenameinto jurídico positivo. Pero
además de la descripción de las fuentes que rigen en cada ordenamiento jurídico,
podemos hacer también una teoría general de las fuetes, es decir, una
clasificación tipológicas de las fuentes, independientemente e cual sea la situación
concreta de cada ordenamiento jurídico positivo: esto es lo que se llama “teoría de
las fuentes”. Evidentemente, en un programa de Introducción al Derecho, lo que
corresponde estudiar es la teoría de las fuentes, porque la doctrina de las fuentes
se estudia en cada rama del Derecho positivo; por ejemplo, cuando el profesor de
Derecho del Trabajo, el profesor de Derecho Civil o el profesor de Derecho
Mercantil, estudian las fuentes del Derecho, lo hacen estableciendo cuáles son los
criterios que influyen en la decisión de los conflictos jurídicos, en la rama del
Derecho que ellos enseñan. ¿cuáles son, por ejemplo, las fuentes del Derecho
del Trabajo venezolano? La respuesta la da la doctrina del Derecho del Trabajo.
¿Cuáles son las fuentes del Derecho Mercantil venezolano? La respuesta la da el
Derecho Mercantil venezolano y así sucesivamente. Por eso decimos que el
problema para la Teoría del Derecho y por ende para nuestra asignatura, la
Introducción al Derecho, no es el de una descripción de las fuentes concretas del
Derecho, sino de una elaboración de una tipología de las fuentes: ¿Cuáles son las
fuentes del Derecho positivo en general, cualquiera que sea la condicionalidad
espacio-temporal del ordenamiento jurídico? 1
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“El término ‘fuente del Derecho’ tiene diversas acepciones. De los diversos
sentidos que presenta esta palabra en el campo del Derecho podemos retener por
lo menos tres, que interesan grandemente a la Teoría del Derecho. Esos sentidos
son:
1) El sentido formal,
2) El sentido material
3) El sentido histórico
Pero el hecho de que una ley sea ley en sentido formal, es decir, la
circunstancia de que en la formación de la ley se haya seguido el procedimiento
pautado en la Constitución no dice nada acerca del contenido de esa ley. El
problema de si la ley es eficaz o el problema de si la ley es justa o injusta es un
problema que no afecta su validez. Por eso, el concepto de fuente en sentido
formal es el mismo problema de la validez de las normas jurídicas. Como se
explicará en el siguiente objetivo, el problema de la validez en el Derecho es el
problema de las relaciones de fundamentación de las normas. Cuando se
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pregunta por la validez de una norma basta decir que esa norma se fundamenta
en una norma anterior que le sirve e base para que el problema de la validez esté
resuelto. Toda norma anterior determina el procedimiento conforme al cual la
norma jurídica inferior debe ser establecida.
El segundo sentido, sin embargo, es el más usual: todos los factores reales
e ideológicos que determinan, total o parcialmente, el sentido deóntico que quien
crea una norma establezca para un determinado contenido material. Por ejemplo:
el hecho de que una norma positiva condene el homicidio, tendría su fuente
material en el hecho sociológico de que la permisión del homicidio sería
socialmente disfuncional, y en la circunstancia ideológica de que el grupo social
considera tal acto como desvalioso…
Por consiguiente, “por fuentes debemos entender todos los factores o todas
las circunstancias que determinan la selección o la escogencia de las normas que
sirven de fundamento al órgano encargado de resolver los problemas que se
someten a su consideración. Tal vez nosotros podríamos decir, que por fuentes
del Derecho se entiende: todos los criterios de valoración conforme a los cuales la
autoridad competente resuelve los problemas que le son sometidos; por ejemplo,
cuando a un tribunal se le somete un problema de Derecho Penal o un problema
de Derecho Civil, la autoridad competente a quien corresponde decidir el caso,
debe determinar cuáles son los criterios normativos, los criterios de valoración que
le permiten resolver el conflicto. Por eso, en términos generales, puede decirse
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que la fuente es, todo factor, todo criterio, toda circunstancia, desde luego
reconocida por el ordenamiento jurídico, que sirva de base para la solución del
conflicto considerado por la autoridad competente. En esta forma, Ross piensa
que las fuentes del Derecho se clasifican en tres grandes grupos:
- las fuentes totalmente objetivadas,
UNIDAD III
OBJ. N°.1
Texto preparado
Profa. Nelly Vásquez de Peña
Maracaibo, 1986
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OBJETIVO N°.2
CONTENIDO
La Ley
Una teoría de las fuentes del Derecho solo puede consistir en determinar o
identificar los tipos generales de fuentes del Derecho, que de acuerdo con la
experiencia, aparecen en todos los sistemas jurídicos avanzados. En estas
circunstancias, solo con dificultad y con recelo se podría adelantar un concepto
de fuentes del Derecho en lo siguientes términos: “es el conjunto de factores o
elementos que ejercen influencia en la formulación, por parte del Juez, de las
reglas en las que éste basa su decisión; con el agregado de que esta influencia
puede variar: desde aquellas ‘fuentes’ que proporcionan al Juez una norma
jurídica ya elaborada que simplemente tienen que aceptar hasta aquellas otras
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que no le ofrecen nada más que ideas o inspiración para que el propio juez
formule la norma que necesita”.
CAPITULO I
LA COSTUMBRE, EL PRECEDENTE Y LA DOCTRINA CIENTÍFICA
LA COSTUMBRE COMO FUENTE DEL DERECHO
Volviendo a los requisitos que debe cumplir la costumbre para que sea
considerada como Derecho consuetudinario, esta costumbre debe haber sido
observada por largo tiempo. En ciertos casos, es difícil haber sido observada por
largo tiempo. En ciertos casos, es difícil a veces, determinar la antigüedad de la
costumbre, sobre todo en materia mercantil, donde por lo común no son muy
antiguas las costumbres y que éstas evolucionan con el tráfico comercial que cada
vez exige cambios constantes.
En el primer caso, como ambos tienen igual fuerza legal, uno pueda abolir
al otro y viceversa, cuando haya contradicción. En el segundo caso, el Derecho
consuetudinario está relegado a un segundo plano, interviene únicamente cuando
falla el Derecho Legislado.
2) Praster legem; y
3) Contra legem.
Dice Ross: La doctrina del Stare decisis es en realidad una ilusión que
persigue ocultar la función creadora del Juez puesto que así parece que el Juez
solo aplica el Derecho existente y se crea así una seguridad y certeza en la
aplicación del Derecho.
Pero eso no quiere decir que el juez no pueda apartarse del precedente. De
hecho lo hacen cuando el juez considera que el caso planteando debe ser
sentenciado en otro sentido, ya sea por razones de equidad o porque considera
que las circunstancias han cambiado, entonces declara que la ratio decidendi del
caso anterior es esencialmente distinta del nuevo caso. Todo depende de los
aspectos que el Juez considere como relevantes.
En los países de sistema de Derecho Romanizado, esto es, los países cuyos
sistemas jurídicos se inspiran en el sistema continental europeo, el precedente no
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Sin embargo, a pesar de que no obliga siempre es un fuerte motivo para los
jueces tomar en cuenta las decisiones anteriores, sobre todo, en Venezuela, las
decisiones de la Corte Suprema de Justicia constituyen un principio orientador
para los jueces cuando vallan a decidir. Esto porque entre las funciones de la
Corte Suprema de Justicia está la de uniformar la jurisprudencia, para que no se
dicten fallos contradictorios. Uniformar el sentido de la Ley.
fundamental de la legislación estaba contenida en las dos ingentes moles que son
el Corpus Iuris Civilis y el Corpus Iuris Canonici, lo que hacía imprescindible el
manejo de “intermediarios”, es decir, de libros que expusiesen en forma sintética y
ordenada las reglas principales de aquellas compilaciones. Por el contrario, en
otras circunstancias, la misión de la doctrina es más bien “amplificadora”. Cuando
el Derecho consiste en unas cuantas leyes relativamente claras y concisas, como
ocurre en casi toda Europa, a raíz de las codificaciones del siglo pasado, la
doctrina ha de desarrollarlas, prever su aplicación a hipótesis no previstas
directamente, extraer de sus textos nuevas consecuencias y principios. De ahí
procede, por ejemplo, la abundante literatura de comentarios, leyes y códigos que
forman parte usual de la biblioteca de todo jurista.
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CAPÍTUL II
LA LEGISLCIÓN COMO FUENTE DEL DERECHO
Se habla de Codificación cuando las normas jurídicas relativas a una rama del
Derecho, se unifican en una estructura cerrada llamada Código. Esto es lo que
pasa por ejemplo con el Código Civil, Penal, Mercantil y los de Procedimiento. La
materia relativa a cada una de estas ramas del Derecho está comprendida y
regulada por estos cuerpos legales llamados Códigos.
son ramas del Derecho relativamente nuevas y poco elaboradas, por lo que se
van creando leyes que van regulando progresivamente la materia.
La Ley.
Por razones de técnica jurídica, cuando se va a crear una Ley que va a regular
conducta abstracta, la generalidad es necesaria, pero no es una característica
esencial del Derecho, porque el Derecho no lo conforman sólo las leyes generales,
sino también las normas individualizadas.
En tercer lugar, debe ser sancionada por el órgano competente, que en nuestro
derecho, es el poder Legislativo.
Según nuestra Constitución (art. 162) por ley debemos entender, todo acto
sancionado por las Cámaras actuando como cuerpos Colegiadores.
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Ahora bien, la formación de las leyes atraviesa por varias etapas. Estas etapas
son: Iniciación, Discusión, Sanción, Promulgación y Publicación.
El Art. 172 establece: “Una vez sancionada la ley se extenderá por duplicado,
con la redacción final que haya resultado de las disposiciones. Ambos ejemplares
serán firmados por el Presidente, el Vice-Presidente y los Secretarios del
Congreso, y llevarán la fecha de su definitiva aprobación. A los fines de su
promulgación, uno de dichos ejemplares será enviado por el Presidente del
Congreso al Presidente de la República”.
haya recibido, pero dentro de ese lapso podrá, con acuerdo del Consejo de
Ministros, pedir al Congreso su reconsideración, mediante exposición razonada, a
fin de que modifique algunas de sus disposiciones o levante la sanción a toda la
ley o a parte de ella.
“Cuando la decisión se hubiere adoptado por las dos terceras partes de los
presentes, el Presidente de la República procederá a la promulgación de la ley
dentro de los cinco días siguientes a su recibo, sin poder formular nuevas
observaciones.
CAPÍTULO I I I
LA TRADICIÓN DE CULTURA (“RAZÓN”) COMO FUENTE DEL DERECHO
Dice Ross que “en todo pueblo vive una tradición común de cultura que anima
todas las formas manifiestas de vida de aquél, sus costumbres y sus instituciones
jurídicas, religiosas y sociales”. Pero cuando se trata de definir en qué consiste
esa tradición común de cultura, se presenta el problema de que es difícil lograr
una descripción completa que abarque tan variada concurrencia de factores. Se
podría afirmar –dice Ross-, que la tradición de cultura es un conjunto de
valoraciones. Pero advierte a la vez, que tal expresión es engañosa porque puede
sugerir que se trata de principios de conducta y estándares formulados en forma
sistemática. Por consiguiente, prefiere decir que “bajo la forma de mito, religión,
poesía, filosofía y arte, vive un espíritu que expresa una filosofía de la vida, que es
una íntima combinación de valoraciones y de cosmogonía teorética, que incluye
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una teoría social más o menos primitivo. Pero sería erróneo pensar, en base a
esta distinción abstracta, que la común tradición de cultura es algo compuesto en
parte de actitudes valorativas y en parte de una concepción teorética de la
realidad”.
“Las normas jurídicas –dice Ross-, al igual que toda otra manifestación objetiva
de la cultura, no pueden ser entendidas si se las aísla del medio cultural que las
ha originado. El Derecho está unido al lenguaje como vehículo para transmitir
significado, y el significado atribuido a los términos jurídicos está condicionado de
mil maneras por presuposiciones tácitas en la forma de credo y prejuicios,
aspiraciones, standards y valoraciones, que existen en la tradición de cu7ltura que
rodea por igual al legislador y al juez”. La relación entre el Derecho y la Tradición
de cultura podríamos compararla, con cristales que se han depositado en una
solución saturada y que se conservan por obra de esa solución, pero que se
destruirían si fueran colocados en un fluido diferente.
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Se muestra así por qué el positivismo jurídico debe ser rechazado, porque
partiendo de la base de que sólo es derecho el Derecho “puesto”, le falta
comprensión respecto de la influencia de la atmósfera cultural en la aplicación del
Derecho. Si el Derecho no es más que el precipitado normativo de la tradición de
cultura, una teoría de las fuentes del Derecho no debe dejar fuera la tradición de
cultura. Por el contrario, debe reconocerle su justa importancia al lado de las
fuentes totalmente objetivadas y parcialmente objetivadas. Una doctrina realista de
las fuentes del derecho debe reconocer que no todo el Derecho es Derecho
positivo en el sentido formalmente establecido.
De acuerdo con esto podemos decir que un Derecho es vigente por que dentro
de una comunidad determinada sus normas reciben admisión afectiva, esto es,
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Ahora bien, la relación entre las distintas fuentes y el Derecho vigente puede
plantearse en estos términos: ¿En qué medida el Derecho existe ya creado en la
fuente misma (en la legislación en la costumbre, en el precedente, en la tradición
de cultura) y en qué medida es el juez quien lo crea? O: dicho en otras palabras,
¿con qué grado de probabilidad podemos afirmar que el juez tomará como base
de su decisión una fuente y no otra?
éste va a decidir. Por consiguiente, frente a esta fuente del Derecho sólo podemos
hacer conjeturas sobre su posible aceptación por parte del juez cuando éste va a
dictar su fallo. La diferencia entonces es de grado, porque mientras algunas
fuentes son consideradas ya como Derecho vigente, otras no lo son y en
consecuencia, el grado de probabilidad de que el juez fundamente su decisión en
una fuente y no en otra, varía según su grado de objetividad.
La Teoría de las fuentes del Derecho, como parte de la Filosofía del Derecho,
se encarga de hacer una tipología de las fuentes del Derecho, de caracterizar o
identificar los diversos tipos de fuentes del Derecho que aparecen en todos los
sistemas jurídicos considerados maduras, es decir, los tipos de fuentes que son
válidas para cualquier sistema jurídico evolucionado. El enfoque que hace Ross de
las fuentes del Derecho, lo llevan a tomar como fundamento para una clasificación
de dichas fuentes, el grado de elaboración con que éstas se presentan al juez
cuando va a formular la regla en la que basa su decisión. Su esquema de
clasificación es entonces el siguiente:
a) Fuentes totalmente objetivadas: las formulaciones revestidas
de autoridad (legislación en el sentido más amplio)
b) Fuentes parcialmente objetivadas: costumbre y precedente.
c) Fuentes no objetivadas: la “razón” o tradición de cultura.
Estos son pues, los distintos tipos de fuentes que ya hemos analizado.
Mientras que la Doctrina de las fuentes del Derecho, como parte de la Ciencia
del Derecho, se encarga de suministrar una descripción detallada de cada una de
las fuentes y de su importancia dentro de un determinado ordenamiento jurídico.
La doctrina de las fuentes del Derecho es descriptiva y no expresiva de normas.
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Ahora bien, dado que la ideología de las fuentes del Derecho varía de un
sistema a otro, la tarea de la Ciencia del Derecho (Doctrina) consiste en
describirlas, constatarlas. Esta tarea solo podrá cumplirla el científico del Derecho,
a través de un estudio detallado de la manera cómo actúan de hecho los
Tribunales del país, cuando interpretan y aplican el Derecho, en otras palabras,
estableciendo las relaciones que existen entre cada una de estas fuentes y el
Derecho vigente.
UNIDAD I I
Obj. N°. 3
Maracaibo, 1986
51
OBJETIVO N°.3
CONTENIDO
CAP. I
CAP. II
A) Producción derivada
A) Concepto de Revolución
B) Clases de revolución
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CAP. III
A) La destrucción de la Constitución
B) La supresión de la Constitución
C) La Reforma Constitucional
D) El quebrantamiento de la Constitución
E) La suspensión de la Constitución
NOTAS:
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CAPITULO I
EL DERECHO COMO SISTEMA DE NORMAS
La unidad del orden jurídico se deriva del hecho de que cada norma jurídica
de rango inferior toma su fundamento de valide de la norma directamente superior
y ésta de aquélla que la precede hasta llegar a la norma positiva de mayor
jerarquía que es la Constitución nacional O sea que dentro del orden jurídico, la
Constitución nacional constituye el fundamento de validez de todas las normas,
desde las leyes hasta las cláusulas contractuales, incluyendo reglamentos,
decretos, resoluciones administrativas y fallos de los tribunales.
que delga en el primer Constitución “el poder de crear el Derecho”. Esto significa
que el mandato de la Norma Fundamental es exclusivamente formal, es decir
desprovisto de contenido y que la misma puede legitimar cualquier sistema
jurídico-político.
Kelsen afirma que “el Derecho regula su propia creación y aplicación”. Esto
significa que desde la Norma Hipotética Fundamental hasta el acto del último de
los funcionarios del Estado, es siempre una norma jurídica que dispone el
procedimiento según el cual deben ser creadas y aplicadas las demás normas
jurídicas.
no tendría sentido por parte de la ciencia del Derecho plantear la hipótesis de una
Norma Fundamental respecto de un conjunto de normas que no tuviera ninguna
vigencia o eficacia en la colectividad; es decir que hablar de validez de un orden
normativo implica necesariamente que ese orden tenga cierta efectividad. Por ello
dice Kelsen que la eficacia es condición sine qua non de validez, aunque no per
quam, es decir que es una condición indispensable pero que validez y eficacia no
deben confundirse.
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59
CAPITULO I I
A) Producción derivada
En primer lugar, para Ross la validez del orden jurídico no es una cualidad
inherente al mismo, sino el producto de una actitud ideológica común de la
ciudadanía acepta a sus gobernantes como autoridades legítimas y al Derecho
producido por ellos como Derecho obligatorio y válido. Según Ross, el Derecho
que originalmente nace de un acto de fuerza se impone paulatinamente a través
de la costumbre, logrando mediante un proceso de condicionamiento la adhesión
de los ciudadanos. Es decir, que el cumplimiento interesado de las normas a fin
de eludir la sanción, se convierte con el tiempo en cumplimiento desinteresado, en
el sentido de que se acata al Derecho, no por temor al castigo, y ni siquiera
muchas veces por convencimiento de su justicia, sino por la creencia genuina de
que el Derecho es algo superior que debe ser obedecido.
Por lo tanto, según Ross, al contrario de lo que sostiene Kelsen, toda reforma o
enmienda de la Constitución constituiría producción originaria de Derecho. La
explicación de Ross se funda en la doble exigencia lógica siguiente.
1) La norma que regula la creación de otra norma y otorga a
determinado órgano competencia para dicha creación, debe
ser superior a la norma creada y al órgano facultado, porque
ninguna autoridad puede regular su propia actividad por
normas creadas por ella misma.
2) La norma que regula la creación de otra norma por
determinada autoridad, también regula la reforma de la misma.
B) Clases de Revolución
Ahora bien, cuando los valores que subyacen al plan político revolucionario son
presentados como eternos y universales, constituyen una utopía porque son
desvinculados de la realidad social que los engendra. Pero cuando los valores que
inspiran la Revolución se corresponden con el ser social, es decir, constituyen
exigencias históricas de acuerdo a las condiciones materiales de la sociedad,
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CAPITULO III
A) La destrucción de la Constitución.
Es la forma más radical de afectar el régimen político, pues consiste en
eliminar a la vez a la Constitución y a su autor, es decir el titular del Poder
constituyente. Esta situación se presenta generalmente en los casos de
revolución, como por ejemplo cuando en 1789 la Revolución Francesa puso fin a
la monarquía transfiriendo del monarca al pueblo el Poder constituyente; en
Venezuela, al declararse a Independencia y al promulgarse la primera
Constitución criolla en el año 1811, se da al mismo fenómeno pues dicha
Constitución se inicia por las palabras: “No, el pueblo de los Estados de
Venezuela; en fin en 1917 la Revolución soviética elimina al zar y coloca al pueblo
ruso como sujeto del Poder constituyente.
B) La supresión de la Constitución
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C) La reforma constitucional.
1°) alcances de la reforma constitucional.
Se distingue entre la reforma general de la Constitución y su reforma parcial o
enmienda.
D) El quebrantamiento de la Constitución.
E) La suspensión de la Constitución
C) La jurisprudencia
Pero mucho más característico del mundo occidental es el traspaso del poder
efectivo a los representantes de los intereses económicos poderosos, de tal modo
que la vigencia de la Constitución se limita a la regulación formal de actos cuyo
significado y contenido están determinados por otras fuerzas. Así los derechos
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NOTAS
BIBLIOGRAFIA
8) STAMMLER, R.- La Génesis del Derecho, trad. por W. Roces, Ed. Calpe,
Madrid, 1925.
81
U N I D A D II
Obje. N°. 4
Maracaibo, 1986
OBJETIVO N°. 4
CONTENIDO
1) Recursos graciosos
2) Recursos contencioso-administrativos
ESTADO
de fenómenos sociales.
trata tan sólo de una efectiva resultante unificada de la conjunción de fuerzas que
integran la comunidad política. Entre todas las voluntades particulares ---- muchas
veces diversas y aun contradictorias --- surge un proceso, del cual en última<
instancia fluye una determinada dirección unitaria, que aparece como resultante
política. La norma fundamental del Estado 8como Derecho, como orden jurídico
base descansa sobre aquella realidad social, que constituye la instancia suprema
de decisión colectiva.
Por otra parte, debe evitarse a toda costa el error de interpretar el fenómeno
un mando político sobre ese pueblo. Dice a este respecto José Ortega y Gasset:
sobre la opinión pública siempre, hoy como hace diez mil años, entre los ingleses
puede hacer todo menos una cosa: sentarse sobre ellas”. Y mandar no es gesto
es trono, silla, curul, banco del gobierno, poltrona ministerial, sede… El Estado, en
de toda la fuerza para imponer sus normas a los rebeldes. Pero el hecho global de
jurídico, del régimen como totalidad, no puede ser la fuerza, sino que debe ser una
adhesión de la comunidad. Para que las órdenes que emita un poder sen normas
jurídicas, no basta con que tengan la forma de tales y con que cuenten con el
apoyo de la fuerza bruta detentada por los que ocupan el poder. Es preciso,
traduzcan una situación de normalidad. Un orden jurídico, para que sea tal,
puesto que no investiga cuál sea la relación existente entre los dos aspectos
indicados del Estado.
La consecuencia de esta doctrina ha sido una de las causas, uno de los
motivos de la doctrina de Kelsen, que llegó a negar la doble faz del Estado al
identificar a éste con el orden jurídico. Y así llegamos a la tercera de las teorías
que tratan de establecer la relación entre el Estado y el Derecho.
llamado poder estatal, ejercido por un gobierno estatal independiente. Estos tres
elementos sólo pueden ser determinados jurídicamente, es decir, sólo pueden ser
entendidos como la validez y los dominios de validez de un orden jurídico.
La población del Estado está formada por los hombres que pertenecen a un
Estado. Si se preguntara por qué un hombre, junto con otros hombres, pertenece
a un Estado determinado, no es factible encontrar otro criterio del que, tanto él,
como los restantes, están sometidos a un orden coactivo relativamente
centralizado. Los demás intentos de buscar otra relación que mantenga unidos a
los hombres posiblemente separados por lenguaje, raza, religión y concepción del
mundo, así como por oposiciones de clase y otros múltiples conflictos de
intereses, ligándolos en una unidad, tienen que fracasar. En especial, es imposible
demostrar alguna suerte de interacción espiritual que, con independencia de toda
obligación jurídica, comprenda de tal modo a todos los hombres pertenecientes a
un Estado, que pueda distinguírseles de otros hombres, pertenecientes a otro
Estado, y también unidos por una interacción análoga, como dos grupos
separados. No puede negarse la inexistencia de semejante interacción que
relaciona a todos, y solamente a todos, los hombres pertenecientes a un Estado;
ni que cuando se toma en consideración una interacción real, pueden estar ligados
entre sí, de manera más intensa, hombres pertenecientes a diferentes Estados,
que aquellos que pertenecen al mismo, puesto que sólo pertenecen jurídicamente
a ese Estado. Cierto es que también, como se suele decir, se encuentran
espiritualmente ligados a su Estado, pudiendo amarlo, inclusiva idolatrarlo, y estar
dispuestos a morir por él. Pero siguen perteneciendo a él aun cuando no hagan
tales cosas, sino que lo odien, inclusive lo traicionen, o permanezcan en su
respecto enteramente indiferente. La pregunta de si un hombre pertenece a un
Estado no es una cuestión psicológica sino una pregunta jurídica. La unidad de los
hombres que constituyen la población del Estado no puede reconocerse sino en el
hecho de que un mismo orden jurídico vale para esos hombres, en que su
conducta se encuentra regulada por un mismo orden jurídico. La población del
Estado es el dominio de validez personal del orden jurídico estatal.
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con uniforme de policía o militar. Pero esas fortalezas y prisiones, esos cañones y
patíbulos son objetos muertos; sólo se convierten en instrumental de la potencia
del Estado en cuanto están a disposición de hombres conforme a las órdenes que
les parte el gobierno, en cuanto los policías y los soldados acatan las normas que
regulan su comportamiento. La potencia del Estado no es ninguna fuerza o
recurso místico, oculto detrás del Estado o de su derecho. No es otra cosa que la
eficacia del orden jurídico estatal.
las cuales configuran al Estado; las cuales producen de facto el orden jurídico; las
cuales son además modeladas por ese orden jurídico, las cuales mantienen la
vigencia, y, por ende, la validez formal de ese orden jurídico; y las cuales además
contribuyen a imponer la efectividad de ese orden jurídico.
Por otra parte, la equiparación entre Estado y Derecho positivo, dentro del
ámbito doméstico de la esfera jurídica, tampoco significa que no haya medidas de
carácter ideal para enjuiciar las normas positivas y la realidad concreta del Estado.
No se trata, en modo alguno, de afirmar que no exista más criterio jurídico que el
producido por el Estado, negando que haya pautas ideales, valores jurídicos o
Derecho natural. No significa de ninguna manera que por encima de la positividad
no haya criterios valoradotes, criterios políticos, que animan la realidad del Estado
y que sirven para la crítica de las normas existentes, y también para proceder a su
reelaboración y reforma hacia una mayor proximidad con las exigencias de la
justicia.
voluntad de las partes en el contrato como voluntad del Estado, no afirmamos una
realidad, pues de hecho las partes elaboran ellas mismas sus reglas; pero, para
que esas reglas puedan ser tenidas como normas jurídicas válidas dentro de un
orden de Derecho positivo, es preciso referirlas a la unidad de ese orden, o, lo que
es lo mismo a la voluntad del Estado. Lo que se llama voluntad del Estado, desde
el punto de vista jurídico, no es un hecho psicológico real, sino que consiste en lo
siguiente: una serie de actos realizados por determinados hombres (órganos) son
atribuidos a un sujeto ideal o conceptual supuesto tras de ellos (Estado). La
pregunta sobre cuáles son los hombres que tienen el carácter de órganos del
Estado y sobre cuáles son los actos de los mismos que deben imputarse al
Estado, se contesta remitiéndose sencillamente a la norma jurídica, que es la que
determina estas atribuciones.
por el pueblo, con o sin participación de un jefe del Estado situado en la cúspide
del gobierno, siendo los miembros del gobierno responsables de sus actos, los
tribunales independientes y encontrándose garantizados ciertos derechos y
libertades de los ciudadanos, en especial, la libertad de creencia y la libertad de
expresión”. 7
Ahora bien, ¿Hasta que se mantenga el control del Poder Público a nivel de
la legalidad? Evidentemente no… Es indispensable que el Poder público ejerza el
mandato que el pueblo le ha conferido, para que el Estado de Derecho no sea solo
un Estado de legalidad, sino también de justicia. Por ejemplo, en nuestro medio, la
concepción liberal-democrática insiste en que el ordenamiento jurídico debe ser
respetado por el solo hecho de que tiene un origen popular ratificado en
elecciones libres realizadas bajo control de quienes pueden garantizar la limpieza
del sufragio. Esto es cierto, y es deseable que se consagre un mecanismo
efectivo, mediante el cual podamos contar con el apoyo real de las personas que
han votado por el gobierno de turno. Pero no hay que olvidar que el voto de los
ciudadanos constituye el conferimiento de un mandato o de un poder para que
cumplan determinados objetivos.
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1) El acto arbitrario emana siempre del poder público y sus distintos órganos.
Pues bien, una modalidad de ilegalidad sería, que el funcionario obre fuera
de su competencia, que se extralimite en el ejercicio de su competencia. Claro
está que es un caso de ilegalidad por el hecho de que si su competencia está
definida por el Derecho, ir más allá de esa competencia o realizar actos que no lo
son atribuidos, implica una violación del ordenamiento jurídico.
101
c) Violación del contenido que una norma inferior debe desarrollar con respecto a
una norma superior.
decimos que estamos ante un caso de ilegalidad, por el hecho de que la Ley del
Trabajo desconoce o no desarrolla un contenido axiológico que debe instrumentar
por mandato de la Constitución.
Hemos dicho que el acto del poder público que se considera arbitrario, es
un acto ilegal pero no es un acto ilícito. En este sentido, tenemos que distinguir el
delito del acto arbitrario. La diferencia no solo existe en lo que atañe al sujeto del
103
acto; ya hemos dicho que el sujeto del acto arbitrario es siempre el poder público y
sus distintos órganos, de tal manera que un ciudadano particular no podría
cometer un acto arbitrario en sentido técnico; pero además, la diferencia consiste
en que, la ilegalidad del acto arbitrario es una ilegalidad sancionable con la
nulidad. Se debe recordar la tesis de Hart sobre este punto: la nulidad no es
propiamente una pena o una sanción en el sentido en que lo es por ejemplo, la
pena en el Derecho Penal o la obligación de indemnizar ene l Derecho Privado.
La nulidad es prácticamente la sanción que evita que un acto, al violar
determinadas normas, pueda producir los efectos jurídicos queridos por quienes
realizan el acto.
Cuando decimos que el acto arbitrario es sancionado por la nulidad por que
no puede producir las consecuencias queridas por su autor, como por ejemplo
en el caso de una persona en ejercicio de una función pública que transgrede
los límites de la competencia, estamos afirmando que ese acto es el supuesto
o el antecedente de una ley perfecta. Pero debemos tener cuidado con esta
afirmación, en el sentido de que Ning{un acto del poder público, por lo menos
ene l ordenamiento jurídico venezolano, puede ser considerado nulo de pleno
derecho; esto significa que todo acto del poder público goza de una presunción
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1) Recursos graciosos.
a) El recurso jerárquico
b) El recurso de revocación.
hay más libertad del funcionario respecto del poder discrecional que respecto del
poder reglado, pero no advertimos que la diferencia esencial consiste en el
abanico de posibilidades instrumentales que el ordenamiento jurídico confiere al
poder discrecional, limitadas por supuesto, al cumplimiento de la finalidad que ha
sido previamente establecida.