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Grupo 1
Grupo 1
Diego y José, mayores de edad, y Jacinto de 17 años, hijos de Graciela y Pablo, los cuales
contrajeron matrimonio civil hace 15 años, adquirieron varios bienes muebles e inmuebles
durante su convivencia, a los cuales los aquejaba una enfermedad terminal que produjo la
muerte de ambos el día 24 de diciembre de 2020. Diego, alegando ser heredero, en vida
de sus padres, vendió el día 22 de diciembre de 2020 a pedro su vecino, mayor de edad,
un lote de propiedad de su padre por valor de 300 millones por escritura pública ante la
Notaria Primera de Bogotá, mientras que José, le vendió a Valentina, mayor de edad, el
vehículo que era de su mama por 20 millones. En vida Graciela le vendió a su hijo menor
Jacinto al cumplir los 17 años un lote de terreno por valor de 30 millones de su propiedad,
adquirido durante la sociedad conyugal con su esposo.
Es de anotar, que frente al caso expuesto se debe traer a colación lo relacionado con la
herencia; donde es importante, comentar que ésta es una universalidad de activos y pasivos,
para el caso en particular tenemos como referencia los activos adquiridos dentro de la
sociedad conyugal (bienes muebles e inmuebles), en los escenarios posibles, frente a la
enajenación realizada por uno de sus hijos Diego mayor de edad, quien alegando ser
heredero dos días antes de el fallecimiento de sus progenitores, vende un inmueble por
valor de $300.000.000, de acuerdo con lo estipulado en el artículo 1520 CC, Convenciones
en materia sucesoral, señala que “por regla general, el derecho de suceder por causa de
muerte a una persona viva no puede ser objeto de una donación o contrato, aun cuando
intervenga el consentimiento de la misma persona.”
No podemos, olvidar que el vendedor (Diego) tiene una mera expectativa de heredar una
persona viva, por cuanto se hereda es cuando fallece el causante. La jurisprudencia frente al
tema de los herederos señala que el artículo 58 de la Constitución Nacional, garantiza la
propiedad privada y los demás derechos adquiridos con arreglo a las leyes civiles. De
conformidad con éstas, es decir, con las actualmente vigentes, “un hijo, en relación con la
posible sucesión por causa de muerte de su padre, que aún no ha fallecido, no tiene derecho
adquirido, sino una mera expectativa”. Sentencia C-352/95.
Dentro de las consideraciones a la venta que realiza Diego, podemos incluir que en
Colombia es legal la venta de cosa ajena, señalada en los arts. 1871- 1874 y 1875 del
Código Civil, y la sentencia C-174/2001 “ disponer que la venta de cosa ajena sea válida,
sin perjuicio de los derechos del dueño de la cosa vendida, propugna por la realización de la
justicia, debido a que circunscribe los efectos del contrato a quienes intervinieron en su
celebración y distingue entre validez o invalidez del contrato y cumplimiento.
En cuanto a la validez del negocio jurídico, se encuentran los elementos del contrato
especificados en el negocio, existen las dos partes del contrato que son el vendedor y el
comprador, existen los elementos esenciales del contrato que son el precio y la cosa.
Puede ser válido este negocio jurídico, lo expuesto en la sentencia C-345/17 frente a la
figura de La inoponibilidad en donde el acto o contrato es existente y válido entre quienes
intervinieron en su celebración, pero no tiene la aptitud de producir sus efectos frente a
terceros dado que, por ejemplo, no se agotaron determinados requisitos de publicidad
previstos en la ley, como lo es el registro y su obligatoriedad.
Por otra parte, la venta de Graciela, de un terreno por valor de $30.000.000 a su hijo
Jacinto, menor de 17 años (menor adulto- púber), estaríamos en el ámbito de la incapacidad
relativa, esbozado en el art 1504 CC. Artículo modificado por el artículo 57 de la Ley
1996 de 2019, en la parte donde menciona “son también incapaces los menores púberes.
Pero la incapacidad de estas personas no es absoluta y sus actos pueden tener valor en
ciertas circunstancias y bajo ciertos respectos determinados por las leyes”. Lo anterior
pudiese dar derecho a la rescisión del acto o contrato. También referimos la sentencia C-
534/05 en cuanto a la capacidad jurídica del menor.
Pero no podemos, dejar de mencionar, el art. 312 CC., “La emancipación es un hecho que
pone fin a la patria potestad. Puede ser voluntaria, legal o judicial”. Es este caso un menor
de 17 años para que pueda suscribir una compra de un inmueble debiese ser un menor
emancipado. (haciéndose necesario una escritura pública en la que el menor deberá prestar
su consentimiento) o por concesión judicial. Por lo tanto, este contrato de venta pudiese ser
demandado eventualmente por los herederos.
Otro escenario posible, es que podemos estar ante una acción de simulación, explicita en el
art. 1766 CC. “Las escrituras privadas hechas por los contratantes para alterar lo pactado en
escritura pública, no producirán efecto contra terceros”, que pudiese presentarse para
sustraer el inmueble del patrimonio de familia, y de ese modo impedir que los herederos de
manera posterior participaran en sucesión correspondiente o futura, por cuanto este ya no
haría parte de la masa herencial. Aunque no se puede desconocer que el propietario puede
disponer libremente de su patrimonio.
De acuerdo a las Sentencia C-068/99 y C-071/2004, sin olvidar la presunción de buena fe
en los términos del texto definitivo del artículo 83 CN; “La presunción de la buena fe busca
que las autoridades actúen frente al particular con ánimo de servicio en la solución de sus
legítimas pretensiones. La mala fe debe probarse en cada caso concreto y sólo entonces
procederán las medidas preventivas, lo mismo que las sanciones a que hubiere lugar”.
De acuerdo con el legislador, Diego si puede vender el lote propiedad de su papá (Pablo),
Diego sin ser el verdadero dueño, se comporta como vendedor y aunque éste se obliga a
entregar la cosa vendida, no transmite su dominio, sino que la transferencia requiere el
modo de la tradición que solo puede hacer el verdadero dueño que es Pablo, es decir, como
Diego no es el dueño del lote no puede afectar la tradición, se requiere que el tradente sea el
dueño de la cosa que debe transferir en éste caso Pablo, pero no es indispensable que el
vendedor (Diego) tenga en su patrimonio lo que se obliga a entregar.
Si el lote se entregó puede ejercer la acción dirigida a su reivindicación, porque solo el
titular del derecho puede transferir el dominio al comprador. Sin embargo, al estar Pablo
muerto, no puede realizar el proceso de reivindicación sino los herederos, que son Diego,
José y Jacinto.
Igualmente, la Acción reivindicatoria en favor de la Herencia, cualquier heredero puede
demandar, teniendo en cuenta que la venta se hizo antes de la partición de los bienes. Y los
herederos no tienen la certeza de que bienes se van a asignar. Por lo tanto, estamos frente a
un contrato aleatorio.
Se solicita la resolución del contrato de venta, para volver las cosas a como estaban antes
de la celebración del mismo, y esto conlleva a la restitución de mutuas que consiste en que
el comprador reintegra la casa al vendedor y el vendedor devuelva lo que el comprador
hubiera pagado.
En el caso de la venta de los bienes que se hicieron antes de la muerte de los padres, al
considerarse venta de cosa ajena, si el vendedor no cumple con la obligación de transferir el
dominio comprometiéndose a realizarlo, el comprador puede solicitar indemnización por
los perjuicios y la resolución del contrato; por lo tanto los hijos que vendieron como lo son
Diego y José deben hacerse cargo de las reclamaciones por parte de los compradores Pedro
y Valentina, al aplicar los efectos retroactivos en el contrato se tendrá que efectuar la
devolución de las prestaciones recibidas y sus frutos.
Para el caso en concreto es de precisar que dos de los tres hijos son quienes realizan venta
de bienes muebles e inmuebles los cuales aun a la fecha de venta no estaban enajenados a
su nombre, razón por la cual y una vez instaurada la acción judicial correspondiente a cada
caso y teniendo en cuenta que el comprador se va a ver afectado podemos remitirnos al
artículo 2341 del Código Civil teniendo en cuenta que al existir una parte afectada la
responsabilidad civil extracontractual del vendedor debe indemnizar por los daños causados
a su patrimonio.
En el primer caso con la venta del bien inmueble avaluado en 300 millones el cual no contó
con el lleno de los requisitos se inicia la acción judicial a fin de que las cosas vuelvan a su
estado normal y una vez esta surta efecto se puede iniciar la acción de responsabilidad civil
extracontractual a Diego para que este repare el daño causado a su vecino con la venta de
este inmueble y teniendo en cuenta su afectación al patrimonio.
En cuanto a José opera la misma situación con la venta del bien mueble (vehículo) ya que
este tampoco contaba con el lleno de los requisitos, razón por la cual Valentina al verse
afectada en su patrimonio puede demandar a José en responsabilidad civil extracontractual
para que este subsane los daños causados.
Conclusión
Para que se perfeccione el contrato de compraventa en bienes inmuebles, no solo se
requiere solemnidad, sino que se realice la respectiva inscripción en la oficina de registro e
instrumentos públicos para que se efectúe la transferencia del dominio de dichos bienes y
de ésta manera surta efectos respecto a terceros, no obstante, cuando el legislador permite
que una persona se faculte para vender los bienes de otro sin su aprobación o
consentimiento, establece un riesgo en su propia seguridad como protección legal que
preserva la propiedad privada, porque lo obliga a involucrarse a través de acciones
reivindicatorias para restablecer su dominio como consecuencia de la venta de cosa ajena.
Sin embargo, el comprador de ese bien ajeno también pasa por acciones que afectan por
pagar a un tercero el precio de un bien que no le pertenece y luego aplicar la restitución en
dinero e indemnizar si así se considera los daños y perjuicios, limitando a ese comprador y
lo ubica en desventaja frente a una posible reclamación.
El vendedor, en este caso Diego, al entregar el lote a pesar de ser ajeno, celebra un contrato
de compra venta legítimo, pero no transmite el dominio porque éste es exclusivo del dueño.
En cuanto al saneamiento por evicción, el cual protege al comprador en el dominio y obliga
al vendedor a responder por los vicios ocultos o redhibitorios lo cual constituye
incumplimiento, carece de garantías para amparar el cumplimiento de las obligaciones del
vendedor frente al dueño del bien inmueble y solo deja la posibilidad de aplicar los
mecanismos legales para reclamar por vía judicial.
En el caso de la venta del vehículo que realizó José a Valentina, aunque se haya efectuado
el contrato de compraventa, no se ha perfeccionado hasta tanto se transfiera la propiedad
del vehículo y se determine el registro del nuevo dueño y en este caso el vehículo es cosa
ajena, lo cual no será posible a no ser que el verdadero dueño ratifique esa venta, sin
embargo, en este caso, el dueño falleció y ese bien pasa a ser parte de una sucesión.
Cuando se presenta la rescisión del contrato de compra venta, lo que se busca es extinguirlo
y que éste produzca efectos retroactivos para volver las cosas a su lugar inicial.
Legis Editores S.A. (2019). Código Civil Colombiano (Vol. Octava Edición).
Bogotá, Colombia: Legis Editores S.A.
Sentencia C-352/95 (1995).
Sentencia C-174/2001 (2001).
Sentencia T-456/11 (2011).
Sentencia C-345/17 (2017).
Sentencia C-534/05 (2005).
Sentencia C-068/99 (1999).
Sentencia C-071/2004 (2004).