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DISPONERSE, ENFOCAR Y DESENFOCAR. HACIA LA OPERATIVIDAD DEL SISTEMA “*Parece que no existe un agente mids eficaz que otra persona pa- 1a dar vida @ un mundo propio, o para marchitar la realidad en la ‘que-uno habita mediante una airada, um gestoo un comentario”. (E. Goffman) Apuntes para la combinacién de actitudes El obstéculo més dificilmente abordable en un sistema de facilitacion de grupos que se fundamentta en la intervencién a través de las actitudes del facilitador consiste, sin duda, en la qazstamiety Hacer operativo un modelo de lide- ‘azgo centrado en ef grupo que sirva al mismo tiempo como orientacién para la facilitaci6n y como heramienta de apren- dizaje conlleva algunos aprietos. El més acuciante parece ser la posibilidad de esquematizar conceptualmente una manera de estar presente ligada al proceso del grupo, teniendo en cuenta que este estar presente constituye la tarea més significativa de la facilitacién y se basa en la | | L (CRECER EN GRUPO Sin embargo me parece imprescindible, en la busqueda de la eficacia grupal, disponer de algiin “las més adecuadas-, para que un grupo pueda desprender todo su potencial como organismo social vivo en movimiento perma- nente de base interaccional. Y me parece también que el es- ‘quema que utilicemos debe ser en sumo grado coherente con los fundamentos filos6ficos y psicolégicos del sistema pro- puesto. Se trata, en todo caso, de armonizar un constructo de intervencién con la disposicién actitudinal, ie hacerlo ‘con este orden de trayectoria, proveniente del sentir interno, dlndole significado racional y ajustar la accién interventiva. Hemos aseverado, en los capitulos anteriores, que nuestro sistema de facilitacin se basa en (@ANRGRGRSRTEI GAAPOD El facilitador se dispone como pe: soma a intervenir en el grupo y su presencia, mas que sus r. cursos, es lo que fomenta las condici desplis te F ¥ to. 5 actitudes relacionales ba~ sicas: pF facilitador en el grupo esta presente, pues, sabe poner sus propins pmablemas y conflictos entre paréntesis y es capaz de ser totalmente el otro y desprender apa ae comprensién profunda del ser del otro y lel grupo. El facilitador esta presente también GOI (GEG fen. cl grupo; GORMOPSRSORAIGEMINA que percibe sus ‘propios sentimientos y emociones internas y como persona vulnerable que fluye y comunica aquello que es internamen- te persistente. Y el facilitador esté present =: como persona que es capaz de transmitir amor por los demés y que acepta y valida la experiencia del otro. La comprensién y el aprecio del facilitador son actitudes auténti- cas que proceden de su disposicién interna nuclear. por parte del facilitador y el comportamiento derivado de es: ta disposiciGn, ejecutado de manera sincera y real, es lo que permite la creacin de un clima de crecimiento, interaccior' y aprendizaje significativo y creativo en un grupo; y posibilita que el grupo realice su propio proceso hasta llegar a un esta~ ido de cohesiOn grupal o de validacién y eficacia con proba s de strevee encuentro. deestametscolog es tonces, ademas de disponer desde uno mismo de determina- das actitudes, exteriorizarlas conductualmente a través de ac- tuaciones que transmitan empatfa, autenticidad y considera- ‘grupo como organismo social vivo. Exact errtt caso, cuando se pose realmente, deviene una habilidad au- {éntica. La simple habilidad, por el contrario, si no nace de luna actitud interior del facilitador, se convierte en una fa nera de hacer es, en el Enfoque Centrado en a Persona | ‘Desde esta perspectiva no tiene sentido expresar en el gru- po verbalizaciones como: “me parece interesante lo que aca- bas de decir”, 0 “fu comunicacién me hace sentirme acompa- fiado”, si estas sensaciones no son experimentadas realmente. ‘Tampoco tiene ninguna relevancia positiva intentar expresar empatia a partir de verbalizaciones de reformulacién como “me parece que lo que quieres decir es..." 0 “creo compren- derte cuando manifiestas..” si no experimentamos vivencial- mente una comprensi6n profunda hacia la persona o hacia el grupo en este instante preciso. Y tiene todavia menos sentido el uso de manifestaciones que simulen autenticidad como “en ~ estos momentos me siento...” si no comunico de manera sin- cera lo que en verdad experimento en el momento. ops = | | (CRECER EN GRUPO Nuestra presencia no consiste en el uso de un lenguaje es- tereotipado y definido, verbal 0 no verbal, que intente ex- presar-determinadas actitudes que no se disponen interior mente; sino que debe basarse en el intento de aprender a sentir estas actitudes basicas relacionales y dejarlas fluir, y en este fluir actitudinal ir aprendiendo hébilmente a trans- mitirlas p “Tengo la impresi6n de que, a pesar de que nuestra practi a Nos indica que las tres actitudes facilitadoras, en el fondo, confluyen en un compendio actitudinal global que convierte a disposicién la comprensién, la autenticidad el entrenamiento de facilitadores la manera de transmitir si multéneamente en un momento preciso consideracién positi- va, empatia y congruencia, y hacerlo en una sola expresion de verbalizacién. A veces, en funcién de una determinada tuacin grupal o vivencia organismica en el sentir del faci tador, se percibe desajuste entre el comprender profunda- mente la situacién y reflejarla, considerarla positivamente 0 manifestar el sentimiento negativo que pueda generarle. En otras ocasiones el facilitador podré optar, tanto si percibe co- mo sino desajuste interno, por expresar una determinada ar~ titud més enféticamente con la finalidad de facilitar el creci- miento y el proceso del grupo. Esta necesidad de combinar las actitudes en la metodolo- gia que proponemos forma parte del terreno de las habilida- des, entendidas esta vez. como conducta que proviene de una disposicién interna que impulsa una actuacién facilitadora. ‘Teniendo interiorizadas estas tres actitudes se trata de focali- zat o enfocar alguna de ellas més intensamente segtin el mo- mento en que el grupo se encuentra en su trayecto. ‘Comprendamos enfocar como remarcar, dar luz en un ins- tante concreto a una determinada intencién. Como si en una rm cc DISPONERSE, ENFOCAR Y DESENFOCAR. HACIA LA OPERATIVIDAD... habitacién a oscuras llena de muebles enfocdramos con una lintema un determinado objeto. Los muebles estan alli pero en realidad vemos s6lo el objeto enfocado. En la combinacién actitudinal pasa una cosa parecida. ET facilitador se dispone actitudinalmente, tiene interiorizadas significativamente las tres actitudes fundamenteles y, en un momento adecuado, focaliza una de ellas que deviene con- ducta y habilidad en su expresi6n. Incluso en el interior del si mismo puede focalizar una actitud para permitirse dejarse fluir en la conducta que se genera desde esa disposicin in- terna actitudinal. Cuando es preciso manifestar més consideracién positiva, 0 més empatia, o mas autenticidad, teniendo en cuenta la dis- posici6n interna de las tres actitudes por parte del faclitador? Cada vez més surgen nuevas investigaciones que indican Ja conveniencia de las intervenciones en funcién del proce- 50 psicolégico manteniendo una base glotal y comtin en las actitudes del facilitador y potenciando un aspecto segtin la trayectoria” ‘A partir de nuestra experiencia e investigacién hemos llegado a disefiar un modelo de intervenci6n en la facilita- G7. Las aportaciones de R. Carkuff en el campo de la rolacion de ayuda so- ‘bre las intervenciones del orientador y la adopcion de determinad> habilidades en funcion de las fases del proceso terapéutico son muy in- teresantes. El lector puede encontrar tna descripei6n de los distintos modelos de Carkuff en la publicacin de GIORDANLB. La relacién de Unyudas de Rogers a Carkaf. Bilbao: Desclée De Brouwer, 1997. Las apor- faciones de G. Egan y su. modelo de habilidades interpersonales hacen. ‘mbign referencia a las intervenciones en funcion de unas estrategias flexibles de acuerdo con el momento psicolégico de la persona ayuda- dda. Se puede ver en EGAN,G. El orientador expert. México: Wasdwort {nternational Iberoamérica, 1981. Las investigaciones en el campo de la paicoterapia de Greenberg, Rice y Elliot van en esta linea. Se puede ob- Foner un exhaustivo estudio de estas investigaciones en Ia obra ya cita- da de estos autores Faclitando el cambio emocional. El proceso terapéutco punto por punto. Barcelona: Paid6s, 1996. oo CRECER EN GRUPO cidn de grupos en funcién del proceso. Intentemos expli- carlo retomando las aseveraciones de la trayectoria del gru- po-del capitulo cuarto. En este apartado pretendia explicitar ‘un esquema interpretativo para la trayectoria de los grupos. Podemos establecer Ja hipétesis en virtud de Ja cual la tra i tiene ‘a de forma mas coherent ‘grupo a partir de la tipologia grupal, a partir del diagnéstico que denominbamos “parones y estancamientos” en el refe- rido capitulo, por lo que puede resultar una herramienta util de intervencién en conflictos de grupo como facilitadores ex- termos al grupo requeridos en algunas situaciones. Es fécil de entender que, en la base del “estar presente”, desde la meto- dologia actitudinal, y disponiendo de las tres actitudes fun- damentales como necesarias y suficientes, no seré lo mismo intervenir en un grupo dependiente que en un grupo encan- tado, sistema combinatori 1.- Nacimiento de un grupo. Cuando se forma un grupo con la finalidad de iniciar una tarea, en el comiendo de su trayectoria temporal, las personas + GB. Hlemos expuesto esta investigacién en el marco del X Encuentro Latinoamericano del Enfoque Centrado en la Persona celebrado en Cérdoba (Argentina) en octubre de 2000. También sugerimos este mé- todo en el libro del autor BARCELO, B. Centrarseen les persones. Un mo~ del transformadord’intervenciésocioeducatioa. Barcelona: Pleniluni, 2000. ey [DISPONERSE, ENFOCAR Y DESENFOCAR. HACIA LA OPERATIVIDAD.. del grupo suelen experimentar sentimientes de expectativa respecto a su facilitador. Con mucha més intensidad se expe- rimentan estos sentimientos si el facilitador es alguien desco- nocido para el grupo, 0 sila mayoria de las personas que con= forman el nuevo grupo son desconocidas entre si Me parece que lo significativo en los inicios es que el faci- litador sea capaz de transmitir actituc mente condiciones Go aiten nia de sgustdad yeoman cm co pulso hacia delante para comenzar un proceso de creativi- Gad, eficacia y comunicacién. Como de GER peEe Nelo cial que se produce en los inicios. Me parece entoz Empatia Autenticidad Consideracion I ambiente adecuado puede generarse mostrando una actitud de calidez y acogida, manifestando su confianza en las capacidades del grupo y comunicando alguna de sus ex: i (CRECER EN GRUPO pectativas positivas. Me parece que esta actitud inicial de acogida y calidez es sustancial en el proceso de creacién de un clima de seguridad y confianza. Rogers manifiesta algo de eso cuando afirma: “Suelo comenzar un grupo de un modo muy poco estructurado, quizé haciendo tinicamente un sim- ple comentario, tal como: ~Sospecho que, al finalizar estas se~ siones grupales, nos conoceremos unos @ otros mucho mejor que ahora~".* Si, por ejemplo, en los inicios del proceso un facilitador en- focara casi exclusivamente su disposicién de autenticidad y, sobre todo si esta autenticidad estuviera formada por algu- nos sentimientos con elementos negativos, el grupo pudiera sentirse condicionado. Estas manifestaciones de autenticidad enel inicio, expresando opiniones por parte del facilitador en el émbito de la tarea del grupo seguramente generaria un cli- ma inicial de autoritarismo que resultarfa poco propicio para el progreso eficaz del grupo. ‘En realidad el clima de sentirse bien con el animador que hha mostrado consideracién positiva incondicional al comien- z0 de la formacién del grupo, hace emerger el primer salto del trayecto, la fase de expectacién y dependencia, el primer paso dei proceso evolutivo de la vida del grupo. Se tratara de dis- ponernos, en esta fase, de otra manera porque si continusra- ‘mos con la focalizaci6n de consideracién positiva el grupo tie- ne muchas posibilidades de convertirse en un grupo de la ti- pologia(@AiSs#2%faif@en la que el animador rehuye cualquier responsabilidad y manifiesta aceptacién por cualquier cosa que suceda también en el Ambito del quehacer del grupo. 2.-En la fase de expectacién y dependencia. En este estadio que se ha suscitado, los miembros del gru- po, acogidos por su facilitador, manifiestan sentimientos de 69. ROGERS, C. Grupos de encuentro, Buenos Aires: Amorrortu, 1979, 54 DISPONERSE, ENFOCAR Y DESENFOCAR. HACIA LA OPERATIVIDAD, dependencia y expectacién, como que estén abiertos a las su- gerencias del animador e incluso @G]iGit=RNGIGaGIONs sobre Jo que hay que hacer 0 i Es imaginable que si el facilitador aportara estas pautas © indicaciones el grupo se mantendria dependiente y, en con- secuencia, se convertiria en la tipologia de grupo autoritario y jerarquizado que simplemente ejecuta las instrucciones de su lide tas. Tampoco puede mantener focalizada con exceso una a titud de consideracién para evitar la ineficacia del laissez-fai- re. Me parece més significativo que, en este momento del tra- sus propios problemas e ini jue le ayude a la adopcién de deci- siones propias en las que estaran todos mas comprometidos. Se trataré ahora de activar la disposicién empética del fa- cilitador (fig. 6) Fig. Intervencién en Ja fase de expectacion y dependencia Consideracién Positiva, Incondicional eaup | (CRECER EN GRUPO Con esta disposici tos de dependencia gruj animador resuelva sus problemas y tenga la iniciativa. Con las intervenciones reformulatorias que nacen de la disposicién empatica el grupo va sintiendo que el facilitador noes la solucién porque las personas que conforman grupo experimentan que cl lider institucional no resuelve sus pro- blemas; en consecuenci salto al nuevo punto del contradependencia. rayecto, a la fase de frustracién y 3.- En la fase de frustracion y contradependencia. Si en una situacién grupal de contradependencia y frustra- ci6n, en la que el clima del grupo se caracteriza, entre otros mu- chos specs, por le experimentacion SSeS ‘Yo apt lair inition de grupo, 2m. — ‘conductuales priorizando expresiones de aulenticidad y de comunicacién de sus propios eentimien- tos respecto al grupo, pareceria como si el facilitador justifica- ra su presencia y sus intervenciones. O, lo que es mas probable, se producirian enfrentamientos patentes entre el grupo y el fa- Gllitador que adoptaria una actitud defensiva ante las miradas de los participantes provocando un mantenimiento de un cli- ma de rebeldfa contra la autoridad establecid: Me parece més procedente, en una situa‘ pendencia o en un grupo paralizado en situacién de rebeldfa que el facilitador, disponiendo de las tres actitudes basicas, = DISPONERSE, ENFOCAR Y DESENFOCAR. HACIA LA OPERATIVIDAD. cuando pueda resultarle interiormente doloroso en algiin instante. No dejaré de ser un leve dolor pasajero que sin du- da se aliviaré cuando se percate de la evoluci6n del grupo ha- cia un mayor crecimiento y desarrollo de su potencial. Con la activacién de consideracién y de empatia (fig.7) el facilitador ayuda al grupo a hacerse cargo de su clima y a to» mar conciencia de su propia situacién. Le ayuda, en fin, a dar un salto al préximo punto del trayecto, come si le colocara en tun ambiente de resolucién y cooperacién que permite una mayor eficacia comunicativa y productiva. ' Fig7. Intervencién en la fase de frustraci6n y contradependencia Autenticidad gry yrendido por su fai yunicar. ftador ya puede bro mas del grupo por lo que, en este momento del trayecto puede iniciar manifestaciones & te (CRECER EN GRUPO grupo o hacia personas participantes, comenzando procesos de posibilidad de interaccién. Se trata de mantener activadas Jas disposiciones de consideracién y-de empatia y de afiadir a esta focalizaci6n la disposicién auténtica (Fig. 8). Fig.8. Intervencién en la fase de resolucién y cooperacién Consideracién Empatia Autenticidad Lgcgrbinecion GERREAEE EERE RSEES (Mi or otra parte, en la resoluci6n de los conflictos gru- pales, Esta disposicién interiorizada de las actitudes necesa- las y suficientes para la facilitacién de grupos constituye, pa~ ra mi, una de las mayores aportaciones de Rogers. Nuestro trabajo posterior tendria que ser, en todo caso, hacer operati- va su presencia en los grupos. Por ello, en este momento del proceso grupal, las condiciones de posibilidad de avance del grupo residen en la creacién del clima comunicativo necesa- tio para qui E] facilitador, en este tramo del trayecto del grupo carac- terizado por las iniciativas de cooperacién, puede permitirse (GeewSEKEMSMOBP uede y es conveniente que lo haga, mos- DISPONERSE, ENFOCAR Y DESENFOCAR. HACIA LA OPERATIVIDAD... democraticas y consensuales en la adopcién de decisiones y la resolucién de conflictos. En este ambiente participativo, aunque todavia superfi- cial, es altamente probable que el clima del grupo devenga eufdrico a partir de la satisfaccién de sus miembros. Se im- pone un nuevo salto en la trayectoria grupal hacia una fase de encantamiento. 5. En Ia fase de encantamiento y fuga. Si en esta fase de encantamiento el facilitador del grupo mantuviese la focalizacién de la empatia y la consideracién positiva incondicional, el grupo se encantaria todavia mucho més llegando a formas desmesuradas de sentimientos eufori~ zantes que producirian una disminucién radical de la efica~ presterian altame! a comunicacién real y significativa resultaria facha- abe, en este clima, por pa poner entre paréntesis sus ganas de expresar consideracién y empatia y enfocar verbalizaciones de autenticidad y con- encia, aunque sean 0 fenticidad (fig. 9) sonaré posiblemente a ————} (CRECER EN GRUPO ‘como un disparo destructor generador de caos, pero fomen- taré el interrogante y sacudiré las conciencias. En el emerger de-este caos-que desestructura esté contenida la semilla hacia jun nuevo orden que tenderé a aparecer. Antes, sin embargo, el desequilibrio acontece en forma de conflicto y enfrenta- miento. Es un nuevo salto, un peligroso salto, quiz4 el mayor riesgo para el grupo. Consideracién Positiva Incondicional 6.- En la fase de desencantamiento y lucha. La vivencia del desorden y el desequilibrio que las perso- nas del grupo experimentan en este ambiente de desestruc- turacién provoca, casi siempre, La aceptacién por parte del facilitador de todas estas ex: presiones grupales y personales, y la comprensién profunda del proceso interno de cada persona y del grupo, comportan una necesidad vital para ayudar al grupo en su camino. Lo que ocurte también, en este segmento temporal del proceso, DISPONERSE, ENFOCAR Y DESENFOCAR HACIA LA OPERATIVIDAD, es que el grupo ha ido percibiendo al facilitador como uno més, por lo que el animador tiene que seguir siendo él mis- mo, mantenerse en autenticidad. Es preciso entonces mantener activada la disposicién a la autenticidad y enfocar nuevamente la empatia y la conside- racién positiva (fig. 10). Volvemos nuevamente a la disposi- cién y a la expresién de las tres actitudes necesarias y sufi- cientes de manera simulténea, global y precisa para que flu- yan en un esiar en el grupo como facilitador-persona que ‘comprende profundamente y acepta vilidamente las comu- nicaciones y, ademas, se permite ser si mismo en el grupo. El foisted apts Fig.10. Intervencién en la fase de desencantamiento y lucha |__| Autenticidad Consideracién Empatia Positiva Incondicional Pero para que haya sido posible esta clase de presencia personal del facilitador ha tenido que producirse antes una presencia facilitadora en las fases anteriores del proceso. No se trata de distinguir presencias, el estar presente es una uni- dad en la manera de hacer del facilitador, pero sin duda esta unidad esté conformada por aristas que confluyen y se ex: presan en distintos angulos. Quizé a algo de ello se referia sl ‘CRECER EN GRUPO Rogers de manera poco sistematica cuando afirmaba: “Mi es- peranza es llegar a ser en el grupo, en forma paulatina, un participante y un facilitador a Ja vez. Es dificil describir esto sin dar la impresién de que desemperio de modo consciente dos papeles disimiles. Si observamos a un miembro de un grupo que actia en forma sincera, tal como es, veremos que, ‘por momentos, expresa emociones, actitudes y pensamientos cuya finalidad principal es facilitar el desarrollo de otro miembro. Otras veces, con idéntica autenticidad, expresaré sentimientos o preocupaciones cuya meta obvia es correr el riesgo de un mayor crecimiento. Esta tiltima descripcién se aplica también a mi caso, salvo que tiendo a ser a menudo la segunda clase de persona -0 sea, la que se arriesga~en las il- timas fases del grupo y no en las primeras. Cada faceta cons- ‘ituye una parte mia real, de ninguna manera un rol”. Yes esta presencia tri-actitudinal la que puede hacer posi- ble suscitar la magia del acontecer a través de la cual un gru- po inmerso en un ambiente ca6tico y desestructurado, de re- pente, establezca un nuevo orden superior que germina des- de su seno de una forma casi milagrosa. Es el salto hacia la cohesi6n Ia fase de validacion y cohesion. En un grupo en proceso de validacién, cohesionado, parece Klecuado despojarnos de nuestras habilidades facilitadoras, si ahora més que nunca es el grupo porque nuestra autenticidad que contiene ya la empatia y la consideracién positiva, es nuestro estar presente como persona en el grupo, y este estar es altamente facilitador (fig, 11). 70, ROGERS, C. Grupos de encuentro. Buenos Aires: Amorrortu, 1979, 53. va DISPONERSE, ENFOCAR Y DESENFOCAR, HACIA LA OPERATIVIDAD, Fig-11. IntervenciGn en la fase de validacién y cohesién Incondicional El facilitador mismo ha sufrido un proceso de transforma- i6n personal interno en el transcurso del trayecto del grupo. Esta transformaci6n tiene tintes de congruencia, de sentirse més si mismo, un sentirse que se manifiesta a través de la vulnerabilidad y que transmite al otro y al grupo su sentirse. Esta autenticidad es también empatfa y consideracién, es una comprensién profunda del otro sin confundirse con el otro, y es una aceptacién incondicional del otro sabiendo que es el otro y no uno mismo. La presencia del facilitador inmersa en la autenticidad, manifestando empatia y consideracién positiva como unidad de intervencion en el flujo comunicativo del grupo en cohe- sin, contiene un enorme potencial de ayuda que posibilita un clima de creatividad, eficacia y comunicacién; y sienta ba- ses s6lidas para el encuentro. te tipo de interacciones me parecen muy gratificantes. lonando defensas y méscaras, inten- tando ser nuestro yo real, quiz4 podamos disfrutar mas de la Ey CRECER EN GRUPO vida. Sin duda es un riesgo, pero también nos alivia de la sole- dad y nos pone en contacto auténtico con otras personas. De nuevo, la intuicion El modelo sugerido de combinacién actitudinal no es s6lo el fruto de un proceso de funcionamiento de la racionalidad reflexiva a través de la cual planteamos una hipotesis de in- tervencién que vamos reconfirmando con la experiencia. Mas, bien tengo la impresin que se suscita a partir del experien- ciar mismo del facilitador en el grupo cuando intenta real- mente disponerse actitudinalmente a partir de la (t@HOBZED Es casi un proceso natural de facilitacion que fu- ‘ye por si mismo desde el estar presente. En este sentido este modelo facilitativo no consiste en la adecuacién de la intervencién facilitadora a un esquema pre- ‘concebido desde la cognicién, que previamente se conoce, y se intenta seguir miméticamente en la tarea facilitadora. Es decir, i i para su aplicaciOneMe parece que esd 2 inv de fae EEE EEE momento adecuado es preciso focalizar una u otra actitud. Lo que hace el facilitador es ‘escucharse a si mismo desde el lugar interno que enmarca su presencia de facilitacié: su esta manera de intervenir que emerge rm | | A DISPONERSE, ENFOCAR Y DESENFOCAR. HACIA LA OPERATIVIDAD, nal del facilitador contiene en su seno la focalizacién actitu- dinal mas adecuada en el instante preciso. Estoy convencido de que un facilitador que se dispone acti- tudinalmente en un grupo desde el estar presente auténtico, comprensivo y de consideracién positiva hacia el grupo, inter- viene de una forma que se ajusta considerablemente al mode- icativo es la propia congruencia elgru- Es a partir de esta congruencia intimamente personal jando es posible un nuevo modo de percibir en el que la es- tructura del pensamiento no distorsiona la capacidad intuiti- va. “Hablamos de que hay que desprende-se del pensar y funcionar con lo sutil; no estar ahi, si estar con, y esto se lo- gra con la intuicién’ 71 tervenido por intuicion’ y precise une e contrario, la infuicion presupone Unidad interventiva, si procede de la conciencia intuitiva, tie- ne una gran fuerza constructiva y es altamente facilitadora. 7]. SANCHEZ, A. Estor presente Desde Carl Rogers al enfoque holistio cen- trado en la persona, Buenos Aires: Folos, 1997, 186, ra CRECER EN GRUPO Devolver el protagonismo a la conciencia intuitiva del fa- Gilitador no representa una vuelta al subjetivismo del roman- ticismo filos6fico, ni quiere significar un desplazamient Ia razén. Constituye mejor un centrar la mirada hacia otro po de racionalidad, Ln contiene la totalidad del ser corporalmente sentido y toda'su experien- cia, y se manifiesta desde DOS DESTREZAS PARA UNA ACCION EFICAZ “La conducta adaptation de un grupo seré la més adecuada cuando el grupo utilice los méximos recursos de la totalidad de sus miembros. Esto implica una participacién méxima de todos los miembros del grupo, cada uno de los cuales realiza su contribucién ‘fs eficaz... El lider del grupo que considera que su funcién prin- cipal es la de proporcionar las condiciones en Ias cuales los miem- bros podrén tomar decisiones por si mismos, esta desempefiando un papel muy diferente del que desempefia un lider que gasta sus ener- ‘pias tratando de crear los medios mas eficaces para comunicar al ‘grupo sus decisiones, y que generalmente debe motioar al gruspo pa- a que las lleve a cabo”. (Thomas Gordon) Factores de eficacia Un grupo no es un conjunto de personas reunidas exclusi- vamente para un proceso comunicativo e interaccional. Los grupos no viven slo de palabras. Al contrario, los grupos se forman para la realizacién de una tarea, para llevar a cabo una acci6n. Fl CRECER EN GRUPO ‘Ya me he manifestado, en anteriores capitulos, sobre mi pro- funda conviccién, a partir de mi experiencia, segiin la cual un grupo resulta mucho mas eficaz y creative en su accién siel cli ma que promueve en su ambito de la sensibilidad es adecuado, «i tiene condiciones comunicativas e interaccionales en su ém- bito afectivo; y he intentado aportar elementos para favorecer estas condiciones en la din4mica interaccional del grupo. Sin embargo existen también otros factores, situados mas en el espacio de la racionalidad, que inciden significativa- mente en el desarrollo de una accién eficaz de un grupo. Y es tos factores incidentes deben ser tenidos en cuenta por parte del facilitador para ayudar al grupo en su tarea. Eo cumplimiento a los objetivos que ha establecido. Para hacer- lo posible se precisa de una cieria anticipacién del producto or medio de objetivos comunes. Si un grupo no establece =. su quehacer dificilmente tendré conciencia de efica- cia ni podré valorar el grado de esta eficacia, Y no serd eficaz porque no tendré moral de grupo. La moral del grupo es la percepcién subjetiva del grupo respecto a la progresion que el grupo realiza en relacién a sus objetivos. Si el grupo perci- Le progreso se cleva ou moral y, por consigniente, su motiva- ion es mayor. ‘Ayudar al grupo a la anticipacién permite que las perso- nas del grupo perciban sus objetivos no como elemento ex- terno sino como proceso de interiorizacién. Fomenta que las TT intencionen. En este sentido la anticipacion’ un objetivo en una intenci6n. La intenci6n forma parte del inte- rior de las personas, el objetivo es un producto deseado ex- terno. La intencién es el significado de la conciencia pensan- te y sintiente y consiste en un Como tendencia es dindmica e impulsa al DOS DESTREZAS PARA UNA ACCION EFICAZ, La anticipacién quiere decir @ERASS(ERIELEGEED) No en cualquier futuro, no en un futuro de la accion grupal mera- mente posible, sino en e! §GRROTSSSESBIeIpanap tescte esta ubi- i, a ene ‘manera que podamos acelerar el proceso de cambio y promo- eee !a anticipacién es tuna actitud mental, situada en el espacio de la racionalidad del grupo. Esta anticipacién procura hacer probable el futuro objetivado como deseable. Es pues una actitud pragmética: planteamos la situacién deseable, vemos los caminos posibles para llegar a ella, intuimos los procedimientos que podemos utilizar y nos motivamos a actuar eficazmente. La utopfa del grupo deviene asi prospectiva y, por tanto, posible. Desde esta anticipacién podemos intencionar los procesos. Es decir, concretar la esperanza y la posibilidad en un proyec- to de cambio, un proyecto compartido por todas las personas del grupo que contiene las estrategias y los recursos para nuestra accién interventiva grupal. Es preciso, sin embargo, intencionar desde el lugar en el que nos encontramos. Habré que ayudar al grupo a estar abiertos a la propia realidad y a su contexto. Habré que hacer un andlisis riguroso de la reali- dad para percibir la situaci6n del sistema contextual actual y definir nuestra accién. Unicamente cuando estamos abiertos a la realidad, al contexto de la accion del grupo, podem» dise- far las estrategias y buscar los recursos para transformarla, para incidir. Estas estrategias, coherentes con nuestras actitu- des, podran ayudar a una accién més eficaz y creativa. ‘Ademés de anticipar e intencionar, otro de los factores de eficacia consiste en la disposicién de ara ello es preciso asegurarse sté al alcance de todos los miembros del grupo. Me parece que es mejor disponer de un método compartido que de un método impuesto, a pesar de que éste tiltimo parezca “més eficaz” al a (CRECER EN GRUPO {acilitador. Cuando el método es compartido las personas del grupo se sienten més implicadas y comprometidas con la ta- rea y sienten una mayor motivacién. El compromiso y la mo- tivacion son fundamentales para la eficacia. Existen algunos factores més que inciden me te a Nea acl po a tre los miembros del grupo es, ‘quiz, uno de los mas significativos. No se trata tanto de plantear responsabilidades compartidas por varias personas como de que el mismo grupo asigne responsabilidades y compromisos a cada uno de sus miembros, El encaje en la eje- cucién de estas responsabilidades, cuando cada persona se siente realmente protagonista en el proceso de cumplir su compromiso, permite la solucién de un puzzle de tareas que, en su complejidad, constituye la accién del grupo. Para ello, €s cierto, se precisa que la funcién coordinadora del facilita- dor se base en-un sistema adecuado que haga fluir las comu- nicaciones y las informaciones en el Ambito del quehacer del grupo. Sera preciso, sin duda, fomentar espacios de feed- ack en el espacio de la racionalidad del grupo para prover esta fluidez, esta puesta en comtin sobre el desarrollo del pro- ceso de ejecucién de responsabilidades y compromisos. Los espacios y tiempos destinados a la manifestacién colectiva de este proceso suelen ser més efectivos que la dinamica de ““despachar” individualmente con el coordinador. El compar- tir en grupo genera un mayor compromiso desde la partici- pacién que, finalmente, se convierte en una mayor presién grupal hacia el individuo que se compromete y, de nuevo, in- Gita hacia una mayor motivaci6n. Buscando la eficiencia ‘También el tiempo es un factor significativo en la eficacia. El tiempo convierte la eficacia en eficiencia. La eficiencia de rl [DOS DESTREZAS PARA UNA ACCION EFICAZ tun grupo consiste en la adecuaci6n de la accién del grupo a sus objetivos en el minimo tiempo posible. Es pues un con- cepto de rentabilidad en la acci6n grupal. La eficiencia en un ‘rupo se obtiene siempre que se controler los tiempos y-los espacios y se ajuste el proceso de la acci6n del grupo a una secuenciacién temporal establecida con un tiempo limitado. ‘Asi, el compromiso y la responsabilidad de cada miembro y del grupo en su conjunto se enmarcan en un segmento tem- poral, en un tiempo limitado, Esta segmentaci6n con un tiem- po limite ejerce de mecanismo de presién sobre el grupo pa- ra que realice su accién en el momento pertinente en el cual todo el proceso debe finalizar y todas las tareas preparatorias deben haber acabado. He ido aprendiendo que los grupos parecen. més eficaces si disponen ‘Tiempo para su comunicacién afectiva, tiempo para compartir espacios y mo- ‘mentos ltidicos, tiempo para su espacio de la racionalidad y la planificacién y evaluacién de su accién. Estos tiempos, separa- dos entre sf, permiten un centramiento en aquello esencial del grupo en un momento dado y, por ello, evitan la mezcla de to- dos los aspectos situados en ambitos distintos y la dispersién. El aprovechamiento de este tiempo se intensifica si el gru- po dispone de constancia anticipada de los aspectos a resol- ver, es decir; st tiene Ja capacidad de reparti: el segmento temporal entre los distintos elementos que deban ser trata- dos. No se trata sélo de conocer lo que tredicionalmente se designa como “orden del dia”, sino de asignar marcos tem- porales para cada punto de este “orden del dia”. Si cada ele- ‘mento que tiene que ser considerado por el grupo esté acota- do en un marco de tiempo quiere decir que tiene posibilidad de ser resuelto; y la percepci6n de esta posibilidad por parte de las personas del grupo abarca Ia intencién de hacer pro- bable su resoluci6n, lo que genera una mayor implicaci6n y un més alto grado de compromiso en su decisién. a (CRECER EN GRUPO Por tiltimo, si el grupo explicita los acuerdos y los compro- isos adoptados para la resolucién de los distintos elementos o para la planificaci6n de la accién del grupo, se produce un mayor grado de asuncién de responsabilidad de las personas para ejecutar las decisiones que garantiza, en buena parte, que la accién decidida sea realizada. El grupo acttia, en este caso, como factor de presién y motivacién hacia el individuo que ha tomado una responsabilidad y un compromiso, el cual quiere sentirse aceptado y valorado por el grupo en su quehacer. Se siente, pues, impulsado hacia delante en la accién pretendida para que devenga real aquello que se intuye como posible. Agilidad y animacién: el ritmo desenfrenado y el revulsivo dela metéfora A partir de nuestra experiencia hemos significado que el compendio de estos factores generadores de eficacia y de efi- ciencia grupal pueden ser impulsados por el facilitador de un grupo en base a la disposicin de dos destrezas que comple- mentan su estar presente actitudinal. Las hemos denominado Gestreza de la agilidad y destreza de la animaci6n. arece que en el espacio de la racionalidad del grupo y en clespacio de su tarea externa estas dos destrezas tienen una relevante influencia para el impulso de una acci6n creativa y eficaz. Hemos aprendido que si complementamos nuestro es- tar presente actitudinal que abarca las actitudes de empatia, consideracién positiva y autenticidad, con un mostrarnos giles promoviendo un determinado ritmo acelerado en la ta- rea del grupo, y animados, con una especie de sentido liidi- co; el grupo se muestra més eficaz y creativo. ‘No conozco muy bien todavia los fundamentos profundos que pueden secundar la influencia efectiva de estas destrezas en la accion del grupo, y son necesarias, sin duda, unas ma- yores cantidades de experimentaciones que puedan confiz- rl DOS DESTREZAS PARA UNA ACCION EHICAZ mar 0 modificar esta hipdtesis de intervencién. Sin embargo ‘mi experiencia me indica que son destrezas que generan un potencial significativo para que un grupo realice su tarea més eficazmente y cor mucha mayor creatividad. Como destrezas provenientes del facilitador forman parte de su sentir interno, de su manera de intervenir, de su estilo. Por lo que no se trata tanto de sugerir recursos titiles para la impregnacién de ritmo o de sentimiento ltidico sino de mos- trar agilidad y animacién. ‘Me parece posible y conveniente la combinaciGn de estas dos destrezas en una unidad compleja interventiva en la que se muestren ambas simulkéneamente. Si no fuera asi, estaria- mos hablando, en realidad de estilos distintos y contradicto- rios. Me ha resultado gratificante encontrar esta considera- cién en el manual de Alfonso Lépez Caballero cuando mani- fiesta: “La oscilacién posible entre la eficacia y la simpatia es una duda perpetua latente en todo Ifder de grupos. Nos en- contramos, de hecho, ante dos posibles estilos de direccién, presentes en cualquier organizaci6n o colectivo humano”?. Percibo, a diferencia de Lépez Caballero, que no trezas no contradictorias entre sf sino que eS an en realidad, es esta combinacién sintética entre ambas la que genera una nueva destreza 4gil-animada que promueve un clima de creatividad y de eficacia. En un reciente libro sobre la psicoterapia de Carl Rogers, su colaboradora Maria Villas-Boas —fallecida en 1994- comenta la transcripcién de una de las tiltimas entrevistas de demostra- cién del maestro que tuvo lugar en un seminario realizado en 1983, cuatro afios antes de su muerte. En uno de estos comen- tarios ~refiriéndose a la evolucién de Rogers en sus entrevis- tas~ expresa Villas-Boas: “Dos cambios son evidentes, en pri- ‘mer lugar utiliza un abanico de técnicas mucho més amplio 72. LOPEZ, A. Cémo dirigir grupos con efcacia. Madrid: CCS, 1997, 135. & (CRECER EN GRUPO que la simple reformulacién de lo que el cliente dicey la clari- ficacién de sentimientos. mundo lugat, Rogers se permite a si mismo més, introduce femas 'y rompe silencios”.7 Podemos entrever, a través de esta referencia, que el ma- stro ya intufa la significaciOn en su estilo de la metéfora y el centramiento en lo esencial como destrezas facilitadoras. Sin haber expresado un compendio adicional te6rico a sus “con- diciones necesarias y suficientes” parece que Rogers ya desa- rrollé en los tiltimos afios estas habilidades en su manera de entrevistar. Me parece plausible que esta disposici6n conjunta de am- bas destrezas tenga que ver con lo manifestado por Csikszentmihalyi en una de sus extraordinarias publicacio- nes: "Un tercer rasgo paradéjico se refiere a la combinacién afin de caré indudable que una actitud Tudicame a. Jos individuos creativos... Pero este cardcter Tadico no llega muy lejos sin su antitesis, una cualidad hecha de tenacidad, resistencia y perseverancia’ 7# Con la destreza de agilidad me refiero a la dispos facilitador a generar actividad. del 73. FARBER, B. y otros. La psicoterapia de Carl Rogers. Casos y comentarios. Bilbao: Desclée De Brouwer, 2001, 100 74, CSIKSZENTMIHALYI, M. Creatiidad. El fuiry a psicologia del descubri- rmiento y la invencién. Barcelona: Paidés, 1998, 84 DOS DESTREZAS PARA UNA ACCION EFICAZ tando. Se trata también que el facilitador genere ritmo, pre- sione temporalmente como si dijera: “jVa, manos a la obra...” 0 “zempezamos?”. ¥ se trata, en fin, de que el facilitador re- ébmismosez la disposicion del tiempo finalizar la sesi6n, y coherencia las acotaciones de tiem- ‘agilidad y de impulso de ritmo rapido conlleva la capacidad moderadora del facilitador fomentan- do la implicacién de todos los miembros del grupo, alimen- tando el feed-back, mostrando interés por Ie expresado, cen- trando continuamente el tema de discusién y explicitando los, acuerdos adoptados para reafirmatlos. Una destreza de agilidad sin humor no despierta la creati- vidad grupal. La animacién es una destreza por medio de la cual el facilitador transmite entusiasmo, se presenta de ma- nera simpatica ante los miembros del grupo y hace uso del lenguaje metaf6rico, a veces irGnico, para elucidar 1a situa- in del grupo. Con esta destreza el facilitador, a través de la metéfora y de su propia gestualizacién promueve la creativi- dad y la originalidad del grupo que se siente libre para apor- tar nuevas ideas y superar los limites conceptuales a que pue- de estar sometido. Se trata de dar también importancia a la ambientacion de los espacios, a la presencia de nuevas ideas, a la experimentaci6n, al riesgo, a lo lidico, al humor y a la fiesta celebrativa.> La destreza de la animacién no consiste ex el uso de la ironia. a destreza consiste més ‘bien en el uso delicado de fora como revulsivo para ayudar al grupo a Ja toma de conciencia y, a través de este percatarse, impregnarlo de impulso para una acci6n creativa. & ft (CRECER EN GRUPO Me parece que esta sintesis de agilidad-animacién, de ritmo desenfrenado y revulsivo metaférico, de eficacia y simpatia, de 6gica racional_y juego afectivo, de matematica y poesia; pro- duce una nueva unidad interventiva facilitadora que, en mi ex iencia, transmite al grupo un impulso de proyecto con gran- des posibilidades de generar acciones eficaces y creativas. 7B. Mientras estaba redactando el manuscrito de este libro apareci6 publi- Sitio un estupencio ibro de lecura amena y muy bien fundamentado ccuya referencia es IDIGORAS, A, (Ed). El valor terapéutico del humor Bilbao: Desclée De Brouwer, 2002.En esta publicaion se presenta unt Completo estudio cobre la capacidad faclitadora del humor en distntos Stabltos y contextos. Sin duda seré un valioso instrumento de trabajo para aquellos animadores de grupo que se acexquen a nuestro enfoque Pejesean entrenar esta desteza del sentido lidico que hemos sugerido. {Yanbien en el tanscarso del verano de 2002, cuando seguia trabajando tn este libro tuve la oportunidad de recibir en mi casa al Dr. Claudio Rud, uno de los més expertos psicoterapeutas rogeriancs actuales ‘Aeababa de regresar del Congreso Mundial de Psicoterapi celebrado ‘en Viena en ¢ que habia presentado tna ponencia muy hermosa que te ful: "Metiforas ycomplejidad Ura sntaxs posible del constituciony con- {figuacn del aconecint trapéutico dese el aereantentocentrado en it Teoma”, Fue una gran saistaccién por mi parte comprobar como en el texto dela investigacion el Doctor R de la maravillosa exposicién de Claudio Rud: “Es esta modalidad del fenguaje en su cardcter ambiguo, oscuro, cnpaco y multisignifisaive, la {que protendemos reivindicar. No sélo como instrumento idéneo én la Zincién psicoterapéutica, sino como modo de presentacién de lo real en. ‘nuestra farea. El lenguaje figurado es el que permitird dar cuenta de ese Suceso, iluminando desde ahi la funcién del terapeuta y, a nuestro mo- do de ver, su utlidad en psicoterapia... Quisiera continwar con una afir- mecién de cardcter metaférico: la realidad es en si misma metaférica. Festa afirmacion podria entenderse en varios sentidos, y justamente por eso, afirmo que es metaférica. Dada la riqueza polisémica de la mani festacién de lo real, habitualmente es accesible desde esa caracteri2a- ‘Gén... Cuando una metafora funciona, no sélo causa la extraneza de lo imposible, oinvita a hacer proyecciones entre las categorias implicedas, sino que, ademas proporciona una experiencia propia, una visién, una ‘ctitud afectiva, que se impone al significado literal”. — a ‘DOS DESTREZAS PARA UNA ACCION EFICAZ Tomar decisiones: la importancia de la coherencia metodolégica Una de las funciones que con mas frecuencia realiza un grupo con un enfoque centrado en la persona consiste en la adopcién de decisiones en su nivel organizativo. A diferencia de otros grupos de cardcter més jerarquizado 0 autoritario, en los que los miembros de un grupo son lamados a ejecutar Jas decisiones tomadas por su Ifder institucional, los grupos de funcionamiento democratico y en mayor medida aquellos que quieren fundamentarse en las bases de un centramiento en las personas, necesitan disponer de un método eficaz de toma de decisiones compatible con los principios sustancia~ les del Enfoque Centrado en la Persona. La decision constituye una accién interna del grupo refe- rida tanto a los contenidos de la tarea como a los procedi- mientos para Ilevarla a cabo, que tiene Ja intencionalidad de conseguir un resultado deseado. La manera como los grupos adoptan las decisiones forma parte de la estrategia utilizada para hacerlas posibles y eficaces. En realidad, la forma de adoptar decisiones en un grupo, el estilo del proceso de toma de decisiones y los procedi- mientos que se emplean para llevar a cabo este proceso re- presentan un sintoma muy evidente del nivel de cohesion y evolucién de un grupo. Asi lo manifiesta, al menos, Klaus ‘Antons, uno de los mayores especialistas de la dindmica de ‘grupos moderna. Dice Antons: "Casi se puede aventurar la hipétesis de que la forma en que un grupo emite sus decisio- nes constituye un indicador del nivel de madurez de un gru- po, lo cual no quiere decir que la soluci6n democratico-for- mal o la del consenso sean por si mismas mas 0 menos madu- ras o inmaduras: también un grupo grande, que durante mu- cho tiempo se ha abierto paso a través de diversas formas de hallazgo de soluciones, puede en ciertas circunstancias recu- & CRECER EN GRUPO rir de nuevo al procedimiento democrético-formal de la vo- tacién; la ideologia del consenso puede hacerse asimismo disfuncional e irveal”.”6 En cualquier caso parece conveniente adoptar un procedi- miento de toma de decisiones coherente con la voluntad de implicacién de todas las personas del grupo, alentador de la participaci6n y la cooperaci6n colectiva, generador de com- -promisos y de asumcién de responsabilidades que posibili- ten la ejecucién de la accién acorde con la decisiGn tomada y, en fin, que resulte satisfactorio a las personas del grupo por- que permita el ejercicio de la libertad y de la eleccién. Este ejercicio de la libertad y de la eleccién comporta que la decisién supone una opcién y, como tal, debe referirse a di- versas y plurales posibilidades que permitan optar. Este pro- ‘ceso de optar no se remite exclusivamente a los elementos ra- cionales y organizativos sino que contiene también aspectos afectivos y emocionales, incluso inconscientes que afectan a la misma décisién. A veces quiz pueda sorprendemos como la especificidad de alguna interaccién entre dos personas de un grupo, una simple observacién o verbalizacién de alguien, una postura corporal, una expresi6n de admiracién 0 de en- vidia y desprecio, influyen de manera extraordinaria en la de- cision. Quizé esto explique parte de las dificultades en que se ‘embargo, €5 com wantizando, me- diante la implicacién, que las distintas experiencias y los 76. ANTONS, K. Practice dela indica de grupos: Barcelona: Herder, 1978, a & | cs ‘DOS DESTREZAS PARA UNA ACCION EFICAZ nombres diversos que damos a una misma experiencia sean compartidas y conocidas por las personas que conforman grupo. Y en este compartir resulta imprescindible abordar un ‘proceso de consenso para determinar comminmente cual es ta situacién que requiere solucién y decisi6n colectiva. Sélo una vez que hayamos podido abordar y acordar el problema objeto de la atencién del grupo es posible iniciar un procedimiento democratico y centrado en al grupo que con- lleve a una determinacion decisoria. Sélo a partir de un con- senso inicial sera plausible un consenso final validado que permita una decisién grupal que comprometa a todos. Y en- tre consenso inicial y consenso final se trataré de posibilitar xun procedimiento adecuado para asegurar la eficacia en la respuesta del grupo a una determinada sitacién conflictiva. Baséindonos en esta definicién exacta del problema, acorda- da por todas las personas del grupo, es conveniente, como se- gundo paso, incitar a la biisqueda de soluciones. Una de las ‘mejores maneras para empezar a encontrar una solucién ade- fel proceso el fo posible para recoger todas las ideas y propuestas de solucin evitan- do que él mismo y los demés miembros del grupo adopten tuna actitud de juicio evaluativo con alguna soluci6n. Lo im- portante ahora es participar en un ejercicio sumativo de ideas que permita la creatividad y la originalidad en lo aportado para lo que resulta necesaria la evitacién de cualquier con- ducta tendente a la anulacién o represién de una posible idea © propuesta. En mi experiencia, procuro aplicar, eri esta situacién pro- cedimental, alguna de las miiltiples técnicas de trabajo gru- pal existentes para favorecer la implicacién de todas las per- i | | | CRECER EN GRUPO sonas y la aportacion de ideas plurales. Desde el torbellino de ideas, la técnica del grupo nominal, el giro... se puede fomentar Ja participaci6n de las personas y la creatividad de sus apor- taciones. Pero con técnicas o sin ellas, lo significativo es falsas soluciones rutinarias que surgen cuando no ha habi ningyin esfuerzo para probar de imaginarnos cosas diferentes aunque, a simple vista, puedan parecer absurdas. Desde la complejidad de disponer de miiltiples alternati- vas podemos recuperar el espiritu de andlisis critico que nos conlleve a realizar, juntos, una sintesis y una selecci6n de las soluciones sugeridas. Se trata, en in, SERIES En realidad nos situamos en un espacio de través del que visualizamos imaginariamente la nueva situa- cién que emergeria con la solucién propuesta. De nuevo se trata de anticipar el futuro posible y captar si se acerca al fu- turo deseado. Anticipando lo posible es cuando podemos in- tervenir en el camino y adoptar la decisién més adecuada. Y a partir de este andlisis anticipatorin el grupo puede proceder a adoptar una decisién por consenso aseguréndo- ‘nos que todas las personas del grupo participen y se com- prometan en la misma, porque s6lo desde el compromiso co- lectivo existiran posibilidades y garantias de que esta deci- sin sea ejecutada intencionadamente. Faltaré, en este procedimiento, planificar correctamente la accién decidida, distribuir responsabilidades y asegurarse de la disposicién de los recursos necesarios para garantizar una accién eficaz. Por tiltimo, me parece imprescindible proceder a una eva- luacién de la intervencién realizada que nos podré ayudar a rs DOS DESTREZAS PARA UNA ACCION EFICAZ. obtener nuevos elementos para futuras intervenciones. itablemente, en onsiguiente, se pierde un poderoso recurso para el aprendizaje del grupo des- de el mismo grupo desaprovechando su enorme potencial. Es verdad que muchos grupos adolecen de posibilidades reales de adoptar decisiones colectivas o manifiestan tenden- cias de paralizacién y estancamiento en alguna situacién de discusién indefinida, o incluso caen en cfrculos viciosos de debate permanente y, en muchos casos, las soluciones que adoptan son poco creativas porque se basan en acciones este- riotipadas y convencionales. El tipo de funcionamiento de un grupo y la manera de fa- ciitarlo son, para mi, determinantes, para conseguir una ma- yor eficacia. En cualquier caso, cabe reiterarlo, el procedi- miento descrito es un instrumento que puede ser adecuado, pero no es tn fin en sf mismo. Lo importante, una vez més, consiste en en el transmitir vie destrezas que son go dei aes joras de la comunicacion. y también de la eficacia. iemasiadas ocasi , ENTRE LA ESPERA Y EL CONTACTO “El albedrio surge y engendra vida en el contacto real que, sin em- bargo, entrafia un grave riesgo para la identidad y la separatividad. En esta contradiccién se cifran ta aventura y el arte del contacto”. (Erving y Miriam Polster) La condicién olvidada En este breve capitulo intento abordar una cuesti6n que siempre me ha resultado compleja tanto en mi tarea de facil: tacién de grupos como en mis propias experiencias de rela~ ciones interpersonales. Se trata del permanente dilema entre En los — = Tadicales del entomo de la no-directivi- dad oigo con mucha frecuencia que, en realidad, la tarea del fa- cilitador de grupos es la de “no hacer”, frente al hacer. Parece que, tratandose de; el facilitador tiene que esperar y ser extraordinariamente ciente con el grupo mientras no se produzca un inicio del pro- ceso comunicativo. Y alin produciéndose este proceso cabe ma | | CRECER EN GRUPO aceptar incondicionalmente cualquier nivel comunicativo sea cual fuere su grado de profundidad o superficialidad. El facilitador, desde esta perspectiva, no puede interrogar, ni apremiar al grupo, ni provocar artificialmente el proceso co- municativo. Es una interpretacién determinada de unas pal bras de Rogers cuando manifiest Siun ‘grupo desea intelectual fiscutir problemas muy super ciales, 0 es muy cerrado desde el punto de vista emocional, 0 teme mucho la comunicacién personal, estas tendencias rara vez me molestan tanto como a otros coordinadores”” Sin embargo creo conveniente no rehuir la adecuada con- textualizaci6n en que adquiere significacién esta importante apuesta por la espera en detrimento del contacto. De hecho, cuando Rogers sustituy6 la denominacién de su terapia “no-directiva” por la de client-centered therapy otorge significacion a la palabra client como refiriéndose a aquella persona que, voluntariamente, acude en demanda de ayuda. Proyectando parte de esta significacién en la par- ticipacién en un grupo de encuentro podemos aseverar que la presencia de las personas en las experiencias grupales a las que se refiere Rogers en la obra citada ¢ra voluntaria y decidida proviamente. Sin embargo, no todos los grupos, a los que podemes apli- car nuestro sistema de intervencién, estén conformados por ‘personas que participan “voluntariamente” en el grupo o que forman parte del grupo porque “realmente” lo desean. En el émbito educativo, por ejemplo, en la etapa de la en- sefianza secundaria obligatoria conozco experiencias de parti- cipacién en un grupo-clase en las que varios alumnos no han elegido libremente formar parte de este grupo porque, en re- alidad, estin obligados por el sistema educativo. En ambitos 77. ROGERS, C. Grupos de Encuentro. Buenos Aires: Amorrortu, 1978, 56. Sa ENTRE LA ESPERA Y EL CONTACTO laborales ocurre parte de este mismo fenémeno. Incluso en mbitos formativos, muchas personas que asisten a algin cur- en estos ambitos, ‘aplicado nuestro sistema de intervencién, hemos podido com- probar como el Enfoque Centrado en la Persona es un mode- Jo potente para la eficacia y la comunicacién. De ahi que, ca- da vez mis, tengo la conviccién de que el dilema entre la es- pera y el contacto vaya dlarificéndose a favor del contacto. Se trataré de 'Y en este sentido me gustaria resenar elgun aspecto de teoria de Rogers al que no se le ha otorgado la importancia suficiente, Estamos muy acostumbrados a hablar de las tres condiciones necesarias y suficientes de Rogers: empatia, con- sideracién positiva incondicional y autenticidad. Pero Rogers abordaba GS|SORGICIORESYy !a primera cra la necesidad de (GREE “Para que un proceso terapSutico se produzca es necesario: 1- Que dos personas estén en contacto..”78O, en el mismo libro, ex su leoria de las condiciones del desarrollo de una relacién enriquecedora manifiesta: “Para que aumen- ten y mejoren la comunicaci6n y la relaci6n entre las partes, es necesario que: 1— Un sujeto Y consienta en entrar en con- tacto y en comunicacién con otro sujeto X. 2.~ El sujeto X de- see estar en contacto y en comunicacién con Y..”.” Ms atin, en su teoria de las condiciones de la resolucién de conflicts de geupo expres: ELEN FESR 78. ROGERS, C. Terapia, personalidad y relaciones interpersonales. Buenos ‘Aires: Nueva Vision, 1982, 49. 79. 1d. 89. (CRECER EN GRUPO _pales se reducen si existen las condiciones siguientes 1. Una persona (a la que llamaremos facilitador) esté en contacto con eee ‘Vemos, por consiguiente, que Rogers otorgaba al contacto una importancia sustancial, no como categoria adicional a las condiciones necesarias y suficientes sino como 1 ambi todela reoerreer wes nese rn Tas relaciones interpersonales o la faci- litacion grupal. Y definia el contacto de esta forma: “Cuando dos personas estén en presencia una de la otra y cada una afecta el campo experiencial de la otra en forma percibida o subliminal, deci- mos que esas personas estén en contacto”.s! Para mi lo significativo de esta definicién lo constituye la incidencia sobre el campo experiencial de cada persona en una interaccién de contacto. Se produce contacto cuando la presencia de la persona ante la otra es vivencial y esta pre- sencia comporta algcin movimiento interno corporalmente sentido de cardcter emocional en el receptor. Asi el contacto puede posibilitar el inicio de un proceso comunicativo que permitira hacernos més vulnerables el uno al otro. Si no hay contacto no habré interaccién y, por ende, sera imposible la facilitacién. El contacto es la condiciGn previa pa- ra que se pueda producir una intervencién facilitadora en el grupo y ese contacto debe producirse desde la incidencia sig- nificativa sobre la experiencia interna de una persona o del grupo, esta incidencia genera cambio interno, movimiento ‘emocional significativo que fomenta el inicio del proceso de toma de conciencia y de comunicacién interpersonal. “El con- tacto es la savia vital del crecimiento, el medio de cambiar uno mismo y Ja experiencia que uno tiene del mundo

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