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EJEMPLO 3

Mis hijos siempre están peleándose


y me vuelven loca
Ejemplo: «Tenemos dos hijos: un chico de doce años y una chica de trece. Son
estupendos —no tienen problemas en la escuela y sacan buenas notas—, pero siempre
se están peleando entre ellos. No llegan a pegarse, pero si coinciden en casa, discuten, gritan y dan
portazos continuamente, todos los días. Cada uno tiene su
habitación, así que no deberían molestarse, pero uno hace que el otro se enfade de tal
manera que nos están amargando la vida a mi marido y a mí. Lo hemos intentado todo,
desde prohibirles que se acerquen el uno al otro hasta obligarlos a que pasen todos los
días juntos en una misma habitación para que solucionen sus diferencias».

Es muy interesante contemplar la Creación Deliberada (o la co-creación, como nos


gusta llamarla) a través del marco de las relaciones interpersonales. Muchas personas se
pierden en el laberinto de intentar resolver las cosas cuando se trata de relacionarse con
los demás.
Es prácticamente imposible esperar suficientes cambios duraderos por parte de la
otra persona como para resolver una situación interpersonal. La mayoría pretenden
cambiar al otro, pero al cabo de un tiempo desisten o siguen su camino. Pedir a los
demás que cambien para que te sientas mejor nunca funciona.
Si habláramos con cualquiera de tus dos hijos, no les propondríamos hacer cambiar
al otro (hermano o hermana). Pero esta situación todavía se complica más: tú estás fuera,
por así decirlo, deseando que se produzca un cambio entre las dos personas, y ya estás
notando —por tu falta de éxito y por la variedad de intentos que has realizado para que
solventaran sus diferencias— que no puedes controlar su relación.
La gente muchas veces intenta controlar la conducta de sus hijos, de sus empleados,
de los miembros de su club, partido político o iglesia ofreciendo recompensas por buena
conducta y castigos por la mala, pero con eso nunca hemos visto ningún cambio positivo.
Las normas y castigos impuestos desde fuera normalmente provocan la ocultación de la
conducta no deseada —o incluso un empeoramiento de la misma—, porque las personas
saben de una manera innata que su vida no es para complacer a otros.
Con frecuencia explicamos que tú eres el creador de tu propia experiencia, y eso
también significa que no eres el creador de las experiencias de los otros. Ellos son los
creadores de sus propias experiencias. Pero lo que sí entendemos es que cuando están
creando sus experiencias bajo tu tejado, al alcance de tu vista y tus oídos, su creación te
afecta a ti, y por consiguiente tendrás algo que decir sobre cómo te afecta. También
entendemos que te complazca observar una conducta agradable en otra persona y que
no te guste observar una conducta desagradable. También entendemos cómo te afecta
eso cuando se trata de tus propios hijos. Nosotros sabemos con certeza que si crees que
tu felicidad depende de tu capacidad para controlar la conducta de cualquier otra persona,
nunca la encontrarás, pues controlar a otro no es posible.
Hay muchas personas que se pasan la vida intentando controlar a otras, para al final
descubrir que controlar a otro implica perder gran parte de su propia libertad, puesto que
centran su atención en ese vano esfuerzo que las hace malgastar la experiencia de su
vida porque va en contra de las Leyes del Universo.
En general, la mayoría de los padres sienten la necesidad imperiosa de guiar a sus
hijos, y estas palabras pueden parecerles muy fuertes, pues creen que se les ha confiado
su cuidado y su guía, y por eso siempre buscan la mejor forma de proporcionárselos.
Nosotros deseamos que entiendas que cuando dedicas un tiempo a sintonizar por
completo contigo mismo antes de ofrecerles tus consejos, tienes mayor capacidad
para influir en ellos. En otras palabras, cuando intentas guiar a tus hijos desde tu rabia o
frustración porque no estás en armonía contigo mismo, tu influencia será mínima. Sin embargo,
cuando los guías estando totalmente conectado con tu interior, tu influencia es muy
poderosa.
Si lo intentaras, podrías ver el aspecto divertido de esa situación: «La conducta de
mis hijos me frustra y me enfurece tanto que no me veo capaz de guiarlos, y cuanto más
lo intento, más vanos son mis esfuerzos». Pero cuando sintonizas con quien-eres-realmente, te
adentras en esa poderosa Corriente que fluye hacia todo lo que deseas.

Cada vez que observas la discordia entre tus hijos, podrías lanzar un deseo respecto a su relación,
pues desde tu punto de vista personal te han proporcionado experiencias variadas y detalladas que
han provocado que se desarrollaran tus preferencias. Tus preferencias personales son asunto tuyo.
Ahora tu labor es muy sencilla: sintonizar con Tus deseos.
La razón por la que las peleas de tus hijos te molestan tanto es porque esa conducta
no coincide con el ideal que todas sus peleas previas te han ayudado a crear. De hecho,
incluso antes de que nacieran, cuando observabas a los hijos de otras personas, tus
deseos ya fluían en expectativa de cómo serían tus propios hijos. De modo que no es de extrañar
que cuando presencias algo tan opuesto a lo que habías deseado sientas malestar. Esto
no sólo se debe a que estén practicando malos hábitos de conducta. La visión que tienes
de ellos está provocando que vayas en contra de la creación que has empezado a
desarrollar sobre este tema.
Si pudieras aceptar que tu malestar se debe simplemente a tus diferencias
vibratorias (que estás presenciando algo opuesto a lo que hay en tu expectativa) y
no a lo que hacen tus hijos (sobre lo cual no tienes ningún control), empezarías a
comprobar que puedes elegir pensamientos que te ayuden a sentirte mejor (hagan lo que
hagan), y que cuando consigas eso, tu poder para influir será tremendo.
Situación actúal:
• Observas la mala conducta de tus hijos.
• Te sientes mal.
• Crees que te sientes mal por su conducta, pero en realidad es porque no estás en
armonía con tus deseos.
• Restas atención a lo que están haciendo tus hijos y utilizas tu habilidad para
concentrarte en lo que te sube la moral.
• Al hacer eso, ahora te sientes totalmente conectado/a con quien-realmente-eres.

• También eres un Homólogo Vibratorio de esa imagen de ver a tus hijos felices
disfrutando de su mutua compañía, que has venido creando desde hace tanto tiempo.
• Con todo este proceso de sintonización estás totalmente Conectado/a con quien-realmente-eres;
con los recursos del Universo (que crea mundos); con tu Ser Interior, y
con los deseos que pusiste en movimiento respecto a tus hijos, tu familia y tu vida.
• Ahora tus palabras y conducta están en perfecta sintonía, evocan menos
resistencia por parte de tus hijos y consigues un cambio más positivo.
Pero no estás creando a través de palabras o de tus acciones, sino que lo haces
sintonizando tus pensamientos que te hacen sentir emociones positivas sobre tus hijos.
De este modo, cuando deseas que tu hijo y tu hija se comporten de otra manera,
puedes notar la batalla que se desencadena. Pero cuando piensas en guiar tus propios
pensamientos, puedes sentir la posibilidad de hacerlo. Con el tiempo verás lo simple que
es.
Están a punto de pasar cosas maravillosas en tu experiencia. No sólo te vas a sentir
mejor enseguida eligiendo deliberadamente tus propios pensamientos, sino que vas a
conseguir cambios de conducta en tus hijos. Y lo más importante es que con tu ejemplo
enseñarás a tus hijos el valor y la fuerza de estar en armonía con uno mismo. Enseñarle a
alguien cómo sintonizar consigo mismo—ante circunstancias que no son favorables— es
la guía más valiosa que puedes ofrecerle a otra persona. Ésa es la única guía que puedes
ofrecerles a tus hijos: el poder de guiar sus propias vidas.

Para ilustrar mejor la transición de intentar sentirte mejor controlando la conducta de los demás, en
lugar de tomar un momento para guiar tus pensamientos hacía sentir emociones positivas te
presentamos la siguiente analogía: imagine que ha llevado su canoa a las orillas del río y la
corriente es rápida, y entonces ponen la canoa en el agua, ya tienen sus remos adentro, y ahora
usted deliberadamente da vuelta a su canoa agua arriba y empieza a remar contra la corriente.
Cuando intenta controlar la conducta de los demás para que todos se sientan mejor, está remando
contracorriente. Conectar consigo mismo y elegir pensamientos que le hagan sentir emociones
positivas es voltear la canoa para dejar que la corriente lo lleve río abajo sin esfuerzo.

Así sería el proceso de remar contra corriente y decidir voltear la canoa para ir con la corriente:

Mis hijos me están volviendo loca. (A contracorriente.)


Siempre se están peleando. (A contracorriente.)
No sé cómo hacerlos cambiar. (A contracorriente.)
No me van a escuchar. (A contracorriente.)
Algún día se arrepentirán de cómo se han tratado mutuamente.
(A contracorriente.) No sé qué hacer. (A contracorriente.) Lo he probado todo. (A
contracorriente.)
Es normal que, cuando empieces, tus afirmaciones sean a contracorriente. Pero has
de recordar que tu trabajo en este proceso no es afirmar sólo lo evidente o intentar
descubrir qué acción realizar para que se produzcan cambios; simplemente, has de
buscar la forma de sentirte mejor con tus pensamientos.
El más mínimo sentimiento de alivio es un indicativo de que has liberado algo de
resistencia. Y con mucho menos esfuerzo que intentar conseguir algún cambio en la
conducta de otra persona, puedes soltar los remos y tu canoa girará para ir a favor de la
corriente; luego seguirán más afirmaciones de bienestar, y con el tiempo fluirás felizmente
hasta ver una mejoría en la conducta de tus hijos. Tu poder de influir, tu capacidad para
evocar conductas distintas en los demás, dependerá de tu sintonización con tus propios
deseos. Has de conseguir sentirte mejor antes de esperar atraer ningún cambio.
Su relación es cosa de ellos. (A favor de la corriente.) Probablemente ellos no
experimentan una emoción tan negativa respecto a su relación como la siento yo. (A favor
de la corriente.)
Si pudieras mantener la sintonización vibratoria con esa última afirmación durante al
menos un día, tu frecuencia vibratoria habría variado lo suficiente como para empezar a
realizar el cambio. Pero esta afirmación se te acaba de ocurrir, y no es la forma en la que
sueles pensar sobre esta situación, por lo que es probable que tus pensamientos
regresen a su habitual tendencia a contracorriente. De modo que para mantener tu
postura vibratoria, por así decirlo, es importante que intentes permanecer más tiempo en
esa postura generando más afirmaciones positivas. Cuanto más consigas mantener tus
pensamientos de alivio, más pensamientos positivos atraerás, y con el tiempo lograrás
sintonizar con tu deseo.
Eran adorables cuando eran pequeños. (A favor de la corriente.) jugaban juntos
durante bastante tiempo. {A favor de la corriente.)

Es posible que mientras intentas aunar más pensamientos de alivio, te surja uno que
pensabas que te ayudaría, pero que en realidad tiene el efecto contrario. A veces, al
buscar un pensamiento que te ayude, amplificas tu necesidad de lo que deseas y que,
ahora mismo, no tienes. Entonces, en lugar de sentir esa mejoría que andabas buscando,
te sientes peor, aunque eso no significa que estés perdiendo terreno en el proceso de ir a
favor de la corriente.
Recuerda: tus sentimientos de estos momentos tienen que ver con cómo te sentías.
Contempla esto como un ejercicio fluido y flexible donde en cada momento puedes ir en la
dirección que elijas. No pierdas de vista tu objetivo, que es sentirte mejor, sentirte mejor,
sentirte mejor... Busca más alivio. Y con el tiempo —generalmente bastante corto—
encontrarás lo que estabas buscando.
Es normal que los niños se peleen.
Es su forma de descifrar la vida.
Tienen derecho a responder a su entorno como lo sienten.
A ellos les gusta tan poco sentirse mal como a mí.
Si realmente no les gusta sentirse mal, encontrarán la manera de cambiar esta
situación.
Voy a dejar de aportar mi respuesta negativa al asunto.
Voy a dejarles que lo solucionen por ellos mismos.
Será interesante ver cómo evoluciona esto.
Le he concedido más importancia de la que realmente tiene.
Es gracioso ver la importancia exagerada que le he dado a esto.
Me siento bien al haber recobrado mi perspectiva.
Son unos niños estupendos.
Todos estamos juntos en esto.
Me alegra saber que tengo poder para controlar mis sentimientos.
Me gusta la idea de influir en que mis hijos se sientan mejor.
Me alegra saber que eligen cómo quieren sentirse.
Me encanta saber que elijo cómo sentirme respecto a cómo se sienten ellos.
Ser consciente de que tus hijos se pelean ha provocado que hicieras aportaciones a tus deseos
respecto a estas relaciones familiares interpersonales.
Y ahora, debido a tu voluntad de ir a favor de la corriente en la dirección en la que ha evolucionado
la relación, fluyes hacia tus ideales. Viniste a vivir la vida, a
identificar las cosas que deseabas y a prestar total atención a esos deseos. Eso es la
Creación Deliberada.

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