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“Carbohidratos y su función en la célula”

Los carbohidratos fungen el papel de ser una fuente directa y eficiente de aporte
de energía.
Algunos organismos, como los hongos y las bacterias, pueden obtener energía de
carbohidratos como la celulosa, porque tienen la capacidad de romper esta
molécula y liberar las unidades de glucosa que la constituyen, sin embargo, para
la mayoría de los organismos no representa una fuente directa de energía.
entre otras razones, debemos incluir carbohidratos en nuestra dieta para obtener
la energía necesaria para realizar nuestras funciones vitales. Sin embargo, hay
que tener cuidado con los excesos. Recuerda que la energía no se crea ni se
destruye, sólo se transforma, así que, cuando se consumen carbohidratos en
exceso, no todos son utilizados para producir energía. ¿Qué crees que le sucede
a esta energía? la energía que no se utiliza, se almacena en diferentes formas: en
glucógeno, que se sintetiza en el músculo y el hígado, y en grasas, que se
acumulan en el tejido adiposo.
Cuando la ingesta de carbohidratos sobrepasa las necesidades energéticas del
organismo, los azúcares que no son degradados en la respiración celular, se
almacenan en largas cadenas, de monosacáridos, para constituir moléculas
complejas llamadas polisacáridos como el almidón (en los vegetales) y glucógeno
(en los animales). Las células usan como reserva energética dichas moléculas
que, cuando es necesario, son descompuestas, mediante enzimas, en
carbohidratos sencillos (glucosa), para posteriormente ser utilizados como fuente
de energía.
Como parte de nuestra dieta, consumimos carbohidratos en diferentes
presentaciones; una de ellas es el almidón, el cual se encuentra en granos como
frijoles, maíz, arroz, y en tubérculos como la papa y el camote. Estos alimentos
son, por lo tanto, una excelente fuente de reservas de energía.
Los animales también guardan reservas energéticas en forma de carbohidratos; es
el caso del glucógeno, que es almacenado en el hígado y los músculos. Como se
observa en la imagen, las cadenas de glucosa de este carbohidrato son
ramificadas.

La capacidad de almacenamiento de carbohidratos en forma de almidón y


glucógeno tiene un límite; cuando la célula lo ha alcanzado, los azúcares
excedentes son convertidos en grasas, lo cual constituye también un mecanismo
de reserva energética. No obstante, es importante mencionar que la acumulación
excesiva de grasas puede derivar en obesidad.

los carbohidratos pueden formar otro tipo de moléculas que, en ciertos


organismos, cumplen funciones esenciales -además de la producción de energía-;
este es el caso de la celulosa, un polisacárido igualmente constituido por unidades
de glucosa.
la diferencia más importante entre la celulosa y el almidón es el tipo de enlace que
se establece entre las moléculas de glucosa que los constituyen: el de la celulosa
es un enlace beta y el del almidón, un enlace alfa.

Muchos organismos tenemos enzimas capaces de romper los enlaces alfa del
almidón y recuperar las moléculas de glucosa, pero sólo algunos, como las
bacterias y los hongos, poseen celulasas, enzimas capaces de romper los enlaces
beta de la celulosa y así digerir el polisacárido. La celulosa es un polímero que
tiene al menos 200 moléculas de glucosa, en una estructura lineal que se asocia
con otras cadenas similares mediante puentes de hidrógeno que la hacen
insoluble en agua.
Esta característica confiere resistencia y rigidez a la molécula. Por ello, la celulosa
es un carbohidrato con funciones de sostén y protección, pues conforma las
paredes celulares vegetales.
Otros organismos también poseen estructuras de sostén construidas a base de
carbohidratos; por ejemplo, las cubiertas corporales o exoesqueletos de los
insectos (como las cucarachas, chapulines y hormigas) y los crustáceos (por
ejemplo, los cangrejos y los camarones) son de quitina.
Hasta aquí, hemos revisado algunas funciones de los carbohidratos: sabemos que
pueden formar estructuras de sostén y protección o acumularse en el interior
celular como reservas de energía. Además de lo anterior, son parte fundamental
de la estructura de las membranas biológicas, aunque sólo se localizan en su cara
externa, asociadas con los lípidos y las proteínas que constituyen la estructura
básica de aquéllas.

Algunos carbohidratos, en general de cadena corta, de entre dos y diez unidades


de azúcares, llamados oligosacáridos, pueden combinarse con proteínas y lípidos
para formar glucoproteínas y glucolípidos, respectivamente. Los carbohidratos
presentes en este tipo de moléculas conforman la parte receptora de moléculas
mensajeras.
Los carbohidratos pueden estar conjugados con proteínas (glucoproteínas) y
lípidos (glucolípidos), formando receptores de membrana que cumplen funciones
de reconocimiento de moléculas mensajeras. En el caso de las bacterias, algunos
carbohidratos presentes en su membrana externa y pared celular tienen la función
de reconocer componentes situados en la membrana de las células de plantas y
animales, para facilitar su adherencia y colonización.

En las células eucariotas, los carbohidratos llevan a cabo funciones de


reconocimiento de moléculas como los neuro-transmisores, factores de
crecimiento o antígenos. Es decir, son de vital importancia para la comunicación
celular y regulación de las funciones celulares, rol atribuido especialmente a los
oli-gosacáridos. Un ejemplo claro son las glucoproteínas que se localizan en la
superficie (membrana) de los eritrocitos y de-terminan el tipo sanguíneo en los
humanos y otras especies, pues reaccionan al ser reconocidas por anticuerpos
específicos para cada tipo de sangre.

los carbohidratos pueden asociarse con otros componentes para adquirir


funciones específicas. La última función de la que hablaremos en esta lección se
relaciona con la molécula de la vida, el DNA (ácido desoxirribonucleico), que
contiene la información genética en prácticamente todos los seres vivos.
Los carbohidratos dan sostén a toda la molécula de DNA. En este caso se trata de
un monosacárido de cinco carbonos (pentosa) llamado desoxirribosa porque, a
diferencia de la ribosa (monosacárido presente en el RNA), presenta un
hidrógeno (H) en lugar del grupo hidroxilo (OH) en el carbono 2.

Las cadenas que conforman al DNA o RNA se forman por la unión de nucleótidos
mediante enlaces fosfodiéster, que son enlaces químicos entre dos azúcares
(pentosas) y un grupo fosfato. Este tipo de enlace proporciona estabilidad a la
cadena, y por ello, permite que se mantenga la secuencia de nucleótidos.

Los carbohidratos son biomoléculas que están presentes en todos los seres vivos
y tienen varias funciones, dentro de las cuales se encuentran: sostén, estructura,
almacenamiento, reconocimiento y producción de energía en la célula.
Constituyen la primera fuente de energía directa y eficiente, antes que otras
biomoléculas como las proteínas y lípidos. Los monosacáridos como la glucosa y
la fructosa, son azúcares de rápida disponibilidad. En el caso de funciones
estructurales, por ejemplo, la celulosa y la quitina brindan protección y sostén a las
células vegetales y a los insectos, respectivamente.
Otras funciones, no menos importantes, son la formación de reservas energéticas
(como el almidón en células vegetales y el glucógeno en células animales), la
construcción de cadenas de ácidos nucleicos como el DNA y la conformación de
estructuras de reconocimiento en las membranas celulares.

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