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Tres Poetisas Italianas Del Renacimiento (Luis Martínez de Merlo, Trad. Bilingüe) - V. Colonna, G. Stampa, Ch. Matraini
Tres Poetisas Italianas Del Renacimiento (Luis Martínez de Merlo, Trad. Bilingüe) - V. Colonna, G. Stampa, Ch. Matraini
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Colonna, Vittoria 1490-1547
ninguna antolo €À Biblioteca Vasconcelos poesía en Italia
podría prescinc. poesía femeni-
na, o al menos de la inclusión de sus voces más significativas.
Aristócratas y cortesanas, mujeres de una esmerada educación so
cial y humanística, acostumbradas al trato de igual a igual con sus
colegas varones, las poetisas italianas se lanzan a la conquista y al
dominio de una lengua poética que en un principio las tenía a ellas
mismas por objeto, y se atreven a dar rienda suelta a la expresión de
su vehemencia amorosa.
Tres son las poetisas recogidas en esta antología: Vittoria Colonna
(1490-1547), Gaspara Stampa (1523-1554) y Chiara Matraini (1514-
¿1597?). Las dos primeras, sin duda, las de mayor relevancia y, en
cualquier caso, las más renombradas; la tercera menos conocida,
pero de una obra no menos personal.
N T :610237
Adq: 1722^8
Voi: 1
Ej: 2
General
Ediciones Hiperión
Tres poetisas
italianas
del Renacimiento
Vittoria Colonna Gaspara Stampa
Chiara Matraini
Prólogo y traducción de Luis M artínez de M erlo
Edición bilingüe
poesía Hiperión, 126
TRES POETISAS
ITALIANAS
DEL RENACIMIENTO
EBELLO DOPPO n.MORfREVIVEREANtHORA;
TRES
POETISAS
ITALIANAS
DEL
RENACIMIENTO
VITTORIA COLONNA
GASPARA STAMPA
CHIARA MATRA1NI
Traducción y prólogo de
LUIS MARTÍNEZ DE MERLO
E dición bilingüe
HIPERIÓN
poesía Hiperión
Colección dirigida por Jesús Munárriz
Diseño gráfico: Equipo 109
Uno de los rasgos más interesantes entre los muchos que contri
buyen a hacer de la cultura italiana del Renacimiento una primera
y decidida avanzadilla de la modernidad, es sin duda alguna la
irrupción de la mujer (no ya como un caso aislado y excepcional,
sino aportando un suficiente número de voces diversas como para
considerarlas como un fenómeno de conjunto) en el panorama lite
rario -lírico, para ser más exactos- del momento, de tal manera
que ninguna antología o trabajo sobre este período de la poesía en
Italia podría prescindir de una nutrida representación de la poesía
femenina, o al menos de la inclusión de sus voces más significativas.
La irrupción de este granado grupo de poetisas en el panorama
literario del Renacimiento italiano no es más que la casi necesaria
culminación de un largo proceso de incremento de “lo femenino”
como fermento cultural, que se va abriendo paso lentamente a tra
vés de los siglos medievales a partir de un doble culto: el primero,
a la dama, que será central en el ámbito trovadoresco provenzal; el
segundo a M aría, en sus más delicados atributos de doncellez y de
hermosura, impulsado por el ternurismo franciscano y no tan aleja
do del primero como pudiera parecer. Este proceso alcanza un
punto culminante en la estética “stilnovista” en la Florencia de
finales del duecento, que convierte a la mujer amada en el motivo
cardinal de su poética, no sólo considerándola como un mero obje
to pasivo de sentimiento amoroso y por tanto de inspiración lírica,
ni siquiera en su sublime concepción de la “donna angelicata” ,
cuya veneración espiritual constituye el camino más seguro del
hombre hacia Dios, sino, lo que es aún más importante por sus
ulteriores consecuencias, confiriendo a la mujer una capacidad
- 7 -
no sólo emotiva sino también intelectual, que la convierten en una
interlocutora válida para un tan sutil juego de sentimientos y de
conceptos como estos poetas le proponen: (“Donne ch’avete inte-
letto d ’amore” , “Voi ch’entendendo il terzo ciel movete” , etc.).
Beatriz primero y, más adelante, Laura son dos jalones impres
cindibles, ya con nombre propio, en esta evolución, a la que ten
dremos que sumar la voz iluminada de Catalina de Siena, y que
llegará a su apogeo a finales del siglo XV en dos ámbitos, si bien
diferentes en tantos aspectos, unificados por el espíritu refinado,
desenvuelto, culto, libre que los caracteriza, y por saber crear, uno
y otro, un espacio fecundo de intercambio comunicativo entre los
dos sexos: en primer lugar, las cortes aristocráticas de la Italia
septentrional, en las que la soberana alcanza su mayor prestigio en
su condición de “mecenas” y centro de un microcosmos donde la
cultura en todas sus manifestaciones alcanza un prestigio inusitado,
desde la especulación filosófica a las efímeras arquitecturas de la
fiesta (Isabel de Este, en Mantua; Lucrecia Borgia, en Ferrara;
Catalina Comaro, la reina viuda de Chipre, en su corte de Asoli)
y, por otro lado, no menos decisivo para el desarrollo cultural, y
en la base, como veremos, del florecimiento poético del siguiente
siglo, los salones de las grandes y afamadas cortesanas “honestas”
de las ciudades mercantiles y cosmopolitas, Génova, y sobre todo
Venecia, herederas de las antiguas y refinadas “hetairas” griegas,
frecuentadas por príncipes, por sabios, por artistas, cuya influencia
puede ser comparada a la de las grandes damas ilustradas del sete
cientos.
Finalmente, a comienzos del siglo XVI, la mujer, ya con voz
firme y decidida, una vez plenamente conquistados la considera
ción social y el lenguaje literario, se convierte en protagonista del
proceso creador, y durante casi una centuria se manifiesta sin com
plejos ni cortapisas, ganándose la admiración y el respeto de los
contemporáneos.
No hemos de pensar, sin embargo, que este fenómeno italiano
es único en el ámbito de la cultura occidental, y que sólo la voz t
fragmentada y delicadísima de la antigua y casi legendaria Safo de
Lesbos (de la que obviamente las poetisas del siglo XVI se recla
marán herederas) resuena a través de quince siglos vacíos y silen
ciosos. Un examen más detenido que el simple repaso de las histo
rias literarias al uso podría revelamos, más bien, que la presencia
de voces femeninas en el desarrollo de la lírica es una proporción
más o menos constante en los momentos en que ésta ha alcanzado
un mayor florecimiento, y que al lado de la lista de poetas ilustres
(si bien sus obras hayan sido en muchas ocasiones las primeras en
perderse, en siglos en los que la transmisión literaria constituía
una empresa tan ardua, sujeta a tantos azares y a tantas ignoran
cias) hemos de colocar los nombres de las poetisas que con ellos
participaron en la tarea creadora, compitiendo con ellos y triunfan
do sobre ellos en muchas ocasiones.
En efecto, la lírica griega arcaica no sólo nos ha legado la obra
fundamental de Safo. Junto a ella aparece la figura de Corina de
Tanagra, celebrada aún por Ovidio y Propercio, de cuya belleza se
hace eco Pausanias, que le atribuye una victoria poética sobre el
propio Píndaro. De Telesila, también citada por Pausanias, creado
ra de un metro llamado “telesileo” por los retóricos alejandrinos;
de Megalóstrata, la corego espartana amada por el poeta Alemán;
de Erífanis, autora de diversos “nomios” , poemas amorosos en
que una muchacha busca a su amado perdido. Las antologías de
epigramas helenísticos nos han dejado también los nombres de Nó-
side de Locros, Anite de Tegea, de quien se nos conserva un bellí
simo poemita en que la pequeña Miro descubre por vez primera el
misterio de la muerte al contemplar cómo Hades le ha arrebatado
sus juguetes preferidos: una cigarra y un saltamontes; y la principal
de ellas,JErina de Telos, muerta a los 19 años, autora de un extenso
poema “La rueca” , en que evoca a sus amigas de la infancia.
Dos poetisas con el mismo nombre de Sulpicia (aparte de alguna
bellísima representación plástica en los frescos de Pompeya) nos ha
legado la poesía latina: la primera, incorporada al “corpus tibuliano”,
en el que se le atribuyen algunas breves elegías en que expresa su
amor por el joven Cerinto; y otra que ataca al emperador Domiciano
en una sátira, por haber expulsado de Roma a los filósofos.
- 9 -
Muchos siglos más tarde (y pasando por alto la insólita figura
de la monja alemana Rosvita -siglo X - y la riquísima lírica feme
nina de al-Andalus), cuando renazca la lírica europea en lenguas
romances, a partir de la obra monumental de los trovadores pro-
venzales, encontraremos, junto a ellos, a diversas “trobairitzs”:
Azalais de Porcairaguas, Castelloza y, sobre todas ellas, la enig
mática y fascinante Condesa de Día, de la que se conservan cuatro
canciones, en las que el deseo amoroso se manifiesta con una in
tensidad y una sinceridad que no serán alcanzadas ni aun por sus
colegas renacentistas, y que más se acerca a la voz apasionada y
estremecedora que leemos en las cartas de Eloísa:
- 10-
encontramos un anticipo de los lamentos de Vittoria Colonna un
siglo más tarde:
- 11 -
Verónica Gámbara, nacida en 1485, hija del conde de Protalboi-
no -cerca de Brescia- y esposa de Giberto X de Coreggio, que tras
la muerte de su esposo se vio obligada a defender sus estados de
la codicia de Galleotto Pico della Mirandola, y cuyas rimas fueron
alabadas por el propio cardenal Bembo; Verónica Franco, nacida
en 1546, esposa de un médico y cortesana “honesta” en Venecia,
frecuentada por los personajes de más alto rango y visitada por
Enrique III de Francia, que supo apartarse de la tiranía estética del
Petrarquismo, y es autora de una poesía coloquial y discursiva,
seguidora del ejemplo del “capitolo” en “terza rima” de Ariosto;
Issabella di Morra, hija del Señor de Favalle, en la Italia meridio
nal, que arrastró una vida llena de desventuras, comenzando por el
exilio junto a su padre, que había seguido el bando de los franceses
cuando éstos fueron expulsado de Nápoles por los españoles, si
guiendo por el encierro al que fue sometida por sus hermanos en
el castillo de Favalle y concluyendo con la muerte que estos mis
mos le dieron al conocer sus relaciones amorosas con Diego de
Sandoval, al que a su vez asesinaron los feroces hermanos; Laura
Terracina, nacida en 1510, corresponsal de ilustres poetas napolita
nos como Luigi Tansillo, y que escribe asumiendo una óptica mas
culina; la también napolitana de origen español M aría de Cardona,
marquesa de Padulo, casada con un hermano defduque de Ferrara,
y a la que Garcilaso dedica un soneto (“Ilustre honor del nombre
de Cardona”) en que la llama, cómo no, décima musa; Bárbara
Torelli, afamada por su saber y por su belleza que la hizo protago
nista de una historia de amor y sangre, en la que su segundo mari
do, Ercole Strozzi Ferrarese, fue asesinado en 1508 por los parien
tes del esposo anteriormente abandonado; Laura Battiferri, nacida
en Urbino en 1523 y esposa del escultor florentino Ammannati,
muerta en 1589, que escribe una poesía de inspiración horaciana
sobre motivos de alabanza del campo; o finalmente la renombrada
cortesana Tulia D ’Aragona, hija natural del cardenal Luigi D ’Ara-
gona y de una cortesana ferraresa, Giulia Campana, que unió al
nombre de su padre la profesión de su madre, y que después de
llevar una vida itinerante por las ciudades del norte de Italia, en la
- 12-
que se incluyen unos amores con Bernardo Tasso y Piero Mannelli,
y la amistad con importantes intelectuales de la época, como B.
Verchi, fue redimida por los duques de Florencia de ostentar el
infamante velo amarillo que caracterizaba a las cortesanas, y murió
en Roma en 1556.
Son éstas algunas de las perlas de mayor realce que componen
este espléndido collar, cuyas obras han conseguido llegar hasta
nuestros días, pero que de ningún modo debieron ser las únicas.
Tres son las poetisas que hemos recogido en la presente antolo
gía: Vittoria Colonna, Gaspara Stampa y Chiara Matraini. Las dos
primeras, sin duda, las de mayor relevancia y, en cualquier caso,
las más renombradas; la tercera menos conocida, pero de una obra
no menos personal.
V it t o r ia C o l o n n a , uno de los personajes más interesantes en
una época tan pródiga en “grandres hombres”, nació en 1490 \de
Fabrizzio Colonna e Inés de Montefeltro, en el seno de una de las
familias más antiguas de la aristocracia romana. Ya desde la infan
cia comenzó sus estudios de latín y a escribir sus primeros versos
en un círculo intelectual al que pertenecieron Sannazzaro y Bernar
do Tasso. A los diecisiete años se desposó con Francisco Ferrante
de Ávalos, futuro marqués de Pescara, con el que se hallaba pro
metida desde niños y con el que no tendría descendencia.
Su marido, decidido partidario de la causa imperial, fue hecho
prisionero por los franceses en Rávena en 1512 y, tras haber sido
nombrado capitán general de las tropas de Carlos V en Italia, en
1521, murió en la batalla de Pavía en 1525. Desde ese momento,
su viuda se dedicó a cultivar la memoria del marido, y a una intenj-
sa vida espiritual, viviendo largas temporadas en diversos conventos.
Su vida de piedad, su cultura y su obra poética, suscitaron la
admiración de los principales intelectuales de su tiempo: Bembo,
Aníbal Caro, Castiglione y, sobre todos ellos, Miguel Ángel Buo-
narrotti, que sostuvo con ella una intensa amistad, muy cercana al
amor, de la que queda constancia a través de numerosos poemas
del escultor.
Importantes fueron sus contactos con los círculos de espiritualidad
- 13 -
más avanzados del reformismo italiano (Valdés, Ochino, Vermigli,
Carnesecchi), que la llevaron a sustentar opiniones muy cercanas a
la heterodoxia - la justificación por la fe - aunque la presión de su
confesor, el cardenal Pole, evitó su total ruptura con Roma. El
mundo espiritual de la Colonna es, de todos modos, un mundo
austero, desolado, rígido, cercano a la dureza calvinista.
La desconfianza del papa hacia ella, y la caída en desgracia de
su familia en favor de los recién llegados Famese, ensombrecieron
sus últimos días. Vittoria Colonna, cuyo retrato nos han legado
Sebastiano del Piombo y Pontormo, murió en Roma en 1547, apre
tando, como quiere la tradición romántica, la mano de su platónico
enamorado, Miguel Ángel.
Admirada y querida, Vittoria Colonna no se salvó de los ataques
de algunos colegas: Lasca, en un poema ligeramente irónico, nos
la presenta leyendo rimas espirituales en una reunión religiosa de
Ochino, en Florencia, y Niccoló Franco dedica este cruel soneto a
su devoción por el marido difunto:
- 14-
G a s p a r a S t a m p a es tal vez, hoy en día, la más popular de las
poetisas de su tiempo, y el propio Rilke la cita como modelo de
amante en su primera elegía duinesa.
Nació en Padua en 1523 de familia noble, y en 1531 se trasladó
a Venecia con su hermano Baltasar -tam bién poeta- y su hermana
Casandra -que publicaría postumamente sus Rim as-. En Venecia
es muy posible que la Stampa llevara una vida de cortesana “ho
nesta” , y también cultivó la música, con la cual debía acompañar
sus composiciones. Este oficio de cantante y cortesana la puso en
contacto con el conde Collaltino di Collalto, con quien mantuvo
una apasionada y atormentada relación amorosa, debido a las con
tinuas ausencias del amado, de lo que dan buena fe algunos poe
mas aquí recogidos, y que la abandonó finalmente para marchar a
Francia. Tras su partida, nuestra poetisa sostuvo nuevas relaciones
amorosas y murió muy joven, en 1554, dejando acaso el siguiente
epitafio:
- 15 -
libros de meditación religiosa: Consideraiioni sopra i salmi peni-
tenziali, Dialoghi spirituali, Lettere, etc.
El ejemplo de estas poetisas se extendió pronto a otros ámbitos
donde triunfaba el renacimiento: Louise Labé, en Lyon, cultiva
una poesía amorosa muy en consonancia con la temática y las
formas utilizadas por sus colegas italianas, al igual que, medio
siglo más tarde, un breve pero significativo círculo de poetisas
andaluzas, entre las que sobresale doña Hipolitina de Narváez,
amada por Pedro de Espinosa antes de su conversión a la vida
eremítica.
* * *
Madrid, 1987.
- 16-
Scrivo sol per sfogar V interna doglia,
di che si pasce il cor, ch’altro non vole,
e non per giunger lume al mio bel sole,
che lasciò in terra sì onorata spoglia.
- 18 -
Tan sólo escribo para ahogar el llanto
que a mi pecho alimenta únicamente,
y no por añadir luz a mi sol,
que dejó en tierra tan preciados restos.
- 19-
Perché del Tauro rinfiammato corno
mandi virtù, che con novei colori
orni la terra de’ suoi vaghi fiori,
e più bello rimeni Apollo il giorno;
- 20 -
Aunque del toro el inflamado cuerno
con los colores nuevos que derrama
orne la tierra con sus lindas flores,
y más bello conduzca Apolo el día;
- 21 -
Quando morte disciolse il caro nodo
che il cielo avvinse la natura e amore,
tolse agli occhi Vobietto e il cibo al core,
ma strinse Valme in più congiunto modo.
- 22 -
Al desatar la muerte el nudo amado
que ataron cielo, amor, naturaleza,
me robó mi alimento y mi deleite,
mas ató el alma en forma aún más estrecha.
- 23 -
Prima ne' chiari or negli oscuri panni
ritiene amor sovra il mio core impero:
ché vincerlo col lungo tempo spero,
ma più s'avanza col girar degli anni.
- 24 -
Antes en telas blancas y ahora en negras
tiene imperio el Amor sobre mi pecho:
vencerlo espero en el correr del tiempo,
mas con el paso de los años crece.
- 25 -
Questo nodo gentil che l’alma stringe,
poiché l’alta cagion fatta è immortale,
discaccia dal mio cor tutto quel male
che gli amanti a furor spesso costringe,
- 26 -
Este nudo gentil que a mi alma aprieta,
desde que es ya inmortal tan alta causa,
libra a mi corazón de aquellos males
que a los amantes mueve a enfurecerse;
- 27 -
Quando 7 gran lume appar nell’oriente,
che 7 negro manto della notte sgombra,
e dalla terra il gelo e la fredd’ombra
dissolve e scaccia col suo raggio ardente:
- 28 -
Cuando el gran resplandor por el oriente
levanta el negro manto de la noche,
y al hielo y sombra fría de la tierra
los disuelve y ahuyenta con sus rayos:
- 29-
Nella dolce stagion non s ’incolora
dì tanti fiori oppur fronde novelle
la terra, né sparir fa tante stelle
nel più sereno del la vaga aurora;
- 30-
En la dulce estación no se encolora
con tantas flores y con frondas nuevas
la tierra, ni amortece estrella tanta
la hermosa aurora en el más calmo cielo;
- 32 -
De gozo en gozo, de una a otra sarta
de dulces pensamientos, el supremo
amor me lleva del invierno estéril
a su cálida y verde primavera.
- 33 -
Se per serbar la notte il vivo ardore
dei carboni da noi la séra accensi
nel legno incenerito, arso, conviensi
coprirgli sì che non si mostrin fuor e;
- 35 -
Se guarda il picciol spazio della terra
Valma, mercé del del, grande e immortale,
non scorge obietto al suo desire uguale,
né trova pace in sì continua guerra.
- 36-
Si un pequeño montón de tierra guarda,
merced a Dios, el alma eterna y grande,
no halla un objeto igual a su deseo
ni encuentra paz en guerra tan continua.
- 37 -
Quant’ho più da lontan l’aspetto vostro,
più lo sento ne Valma a parte a parte
scolpito e vivo, e ’n ciascheduna parte
insignorirsi del mortai suo chiostro.
- 40 -
Cuanto más lejos tengo vuestro rostro
más lo siento en el alma claramente
tallado y vivo, y en sus partes todas
de su claustro mortal* apoderarse.
* Se refiere al cuerpo.
** Río que pasa por Lucca.
-4 1 -
Viva mia bella e dolce calamita
che, partendo, con sì mirabil modo
stringeste l’alma in quel tenace nodo
eh’a voi sol la terrà più sempre unita;
- 42 -
Mi bello y dulce imán vivo que al irse,
de una manera tan maravillosa
mi alma estrechaste con tan dulce nudo,
que sólo unida a vos la tendrá siempre;
- 43 -
Fera son io di questo ombroso loco,
che vo con la saetta in mezzo al core,
fuggendo, lassa, il fin del mio dolore,
e cerco chi mi strugge a poco a poco.
-4 5 -
Questi venti contrari e così fieri
che sospingon qui Vonde in questi scogli
sembran de’ miei nemici i grandi orgogli
contra a gl’alti miei stabili pensieri.
- 46 -
Estos vientos contrarios y tan fieros
que a las olas golpean en las rocas,
son cual de mi enemigo ei gran orgullo
contra mi alto y mi firme pensamiento.
- 47 -
Ritorna, alma del del, candida Luna,
al primo giro tuo lucente e bella,
e con l'usato albor tuo rinovella
il diadema d ’argento ch’or s ’imbruna.
- 48-
Regresa, alma del cielo, blanca luna
luciente y bella, al círculo primero
y con tu acostumbrado albor renueva
la diadema de plata, ahora empañada.
- 49-
Corri’esser può che in tanta doglia i’ viva,
rimasta senza te, dolce mia vita,
e fra sì perigliose onde smarrita,
del mar del pianger mio non giunga a riva?
- 50-
¿Cómo puedo vivir en tanta pena
al quedar yo sin ti, mi dulce vida,
perdida entre el peligro de las ondas,
sin ver del mar de mi llorar la orilla?
-51 -
Io assimiglio il mio signor al cielo
meco sovente. Il suo bel viso è 7 sole;
gli occhi, le stelle; e 7 suon de le parole
è l’armonia, che fa 7 signor di Deio.
* Apolo.
- 55-
Quando V veggio apparir il mio bel reggio,
parmi veder il sol, quand’esce fora;
quando fa meco poi dolce dimora,
assembra il sol che faccia suo viaggio.
- 56-
Al ver aparecer mi hermoso rayo*
ver me parece el sol cuando despunta;
cuando luego conmigo dulce queda,
parece el sol que sigue su viaje.
* Se refiere al amado.
-57-
Altero nido, ove 7 mio vivo sole
prese da prima il suo terreno incarco;
onde però va più leggero e scarco
di quel che da tutt' altri andar si suole;
-58-
Altivo nido* en que mi sol viviente
vistió el velo mortal por vez primera,
y al que va más ligero y descargado
de lo que suele andar a cualquier otro.
- 59 -
Onde, che questo mar turbate spesso,
come turba anco me la gelosia,
venite a starvi meco in compagnia,
poi che mi séte sì care e sì presso:
-60-
Olas que con frecuencia el mar turbáis
cual me turban a mí también los celos,
venid a hacerme un rato compañía,
pues tan caras me sois y tan cercanas.
-61 -
Io son da Vaspettar ornai sì stanca
sì vinta dal dolor e dal disio,
per la sì poca fede e molto oblio
di chi del suo tornar, lassa, mi manca,
- 63 -
Se d’arder e d ’amar io non mi stanco,
anzi crescermi ognor questo e quel sento,
e di questo e di quello io non mi pento,
come Amor sa, che mi sta sempre al fianco,
- 64 -
Si de arder y de amar nunca me canso,
antes siento acrecer lo uno y lo otro,
y de lo uno y de lo otro no me duelo,
cual sabe Amor que está a mi lado siempre,
- 65 -
Voi, che ’n marmi, in colori, in bronzo, in cera
imitate e vincete la natura,
formando questa e queir altra figura,
che poi somigli a la sua forma vera,
- 66 -
Los que en mármol, colores, bronce o cera
imitáis y vencéis a la natura,
esta o aquella imagen fabricando,
que luego a su modelo se parecen,
* Dios.
- 67-
Ritraggete poi me da Valtra parte,
come vedrete ch’io sono in effetto:
viva senz'alma e senza cor nel petto
per miraeoi d ’Amor raro e nov’arte;
-68-
Retratadme después por la otra parte,
como veréis que me hallo ciertamente:
viva sin corazón ni alma en el pecho,
por milagro de Amor, por arte raro.
- 69-
Or che torna la dolce primavera
a tutto il mondo, a me sola si parte;
e va da noi lontana in quella parte,
ov’è del sol più fredda assai la sfera.
- 70-
Cuando la dulce primavera vuelve
a todo el mundo, sólo a mí me deja;
y a ese país se marcha al alejarse,
que el sol menos calienta con su esfera*.
-7 1 -
La mia vita è un mar; l’acqua è 7 mio pianto,
i venti sono laure de* sospiri,
la speranza è la nave, i miei desiri
la vela e i remi, che la caccian tanto.
-72-
Mi vivir es un mar; mi llanto el agua;
los vientos son el aire de suspiros;
la esperanza es la nave, mis deseos
los remos y las velas que la empujan.
- 73-
Con quai degne accoglienze o quai parole
raccorrò io il mio gradito' amante,
che torna a me con tante glorie e tante,
quante in un sol non vide forse il sole?
- 74 -
¿Con qué digna acogida o qué palabras
recibiré a mi amante tan preciado,
que vuelve a mí con tanta gloría y tanta
cuanta el sol no haya visto en uno solo?*
-75-
O notte, a me più chiara e più beata
che i più beati giorni ed i più chiari,
notte degna da’ primi e da’ più rari
ingegni esser, non pur da me, lodata;
- 76-
Oh noche, para mí dichosa y clara
más que el día más claro y más dichoso,
noche digna de ser por las más grandes
y raras mentes, no por mí, alabada.
-77-
Chi mi darà di lagrime un gran fonte,
ch’io sfoghi a pieno il mio dolor immenso,
che m’assale e trafige, quando io penso
al poco amor del mio spietato conte?
- 78 -
¿Quién me dará de lágrimas gran fuente,
con que pueda verter la inmensa pena
que me ataca y me hiere, si recuerdo
el poco amor de mi impiadoso conde?
-79-
Se poteste, signor, con Vocchio interno
penetrar i segreti del mio core,
come vedete queste ombre di fuor e
apertamente con questo occhio esterno,
-80-
Si con la vista interna vos pudierais
penetrar los secretos de mi pecho,
como veis estas sombras exteriores
con la vista de fuera claramente,
-81 -
Voi potete, signor, ben tèrmi voi
con quel cor d’indurato diamante,
e farvi d ’altra donna novo amante:
di che cosa non è, che più m ’annoi;
-82-
De vos mismo, señor, podéis privarme
con vuestro pecho de diamante duro,
y de otra dama nuevo amante haceros,
que no hay cosa que más dolor me diera;
-83-
Quasi uom che rimaner de’ tosto senza
il cibo, onde nudrir suol la sua vita,
più dell usato a prenderne s’aita,
fin che gli è presso posto in sua presenza;
-84-
Cual hombre al que de pronto se le priva
de la comida con que se alimenta,
más de lo usado lucha por hallarla,
hasta que ante su vista se la ponen;
- 85-
Amor, lo stato tuo è proprio quale
è una ruota, che mai sempre gira,
e chi v’è suso or canta ed or sospira,
e senza mai fermarsi or scende or sale.
- 86-
Amor, de veras es tu condición
cual una rueda que por siempre gira,
y el que está encima o bien suspira o canta,
y baja o sube sin pararse nunca.
- 87 -
Signor, ite felice ove 7 disio
ad or ad or più chiaro vi richiama
a far volar al d el la vostra fama,
secura da la morte e da Voblio;
- 89-
Amor m ’ha fatto tal ch’io vivo infoco,
qual nova salamandra al mondo, e quale
l’altro di lei non men stranio animale,
che vive e spira nel medesmo loco.
- 90-
El Amor me ha hecho tal que en fuego vivo,
cual nueva salamandra al mundo, y como
aquel otro animal no menos raro,
que en un mismo lugar nace y espira*.
* El Ave Fénix
ÍNDICE
Pág.
P rólogo 7
V it t o r ia C o l o n n a 17
Scrivo sol per sfogar l ’interna doglia 18
Tan sólo escribo para ahogar el llanto 19
Perché del Tauro l ’infiammato corno 20
Aunque del toro el inflamado cuerno 21
Quando morte disciolse il caro nodo 22
Al desatar la muerte el nudo amado 23
Prima ne’ chiari or negli oscuri panni 24
Antes en telas blancas y ahora en negras 25
Questo nodo gentil che l’alma stringe 26
Este nudo gentil que a mi alma aprieta 27
Quando 7 gran lume appar nell’oriente 28
Cuando el gran resplandor por el oriente 29
Nella dolce stagion non s ’incolora 30
En la dulce estación no se encolora 31
Di gioia in gioia, d ’una in altra schiera 32
De gozo en gozo, de una en otra sarta 33
Se per serbar la notte il vivo ardore 34
Si para conservar de noche el fuego 35
Se guarda il picciol spazio della terra 36
Si un pequeño montón de tierra guarda 37
C h ia ra M a tra in i 39
Quant’ho più da lontan l ’aspetto vostro 40
Cuanto más lejos tengo vuestro rostro 41
Viva mia bella e dolce calamita 42
Mi bello y dulce imán vivo que al irse 43
Fera son io di questo ombroso loco 44
Fiera yo soy de este lugar umbrío 45
Questi venti contrari e così fieri 46
Estos vientos contrarios y tan fieros 47
Ritorna, alma del ciel, candida Luna . 48
Regresa, alma del cielo, blanca luna 49
Com’esser può che in tanta doglia V viva 50
Cómo puedo vivir en tanta pena 51
pág-
G a s p a r a St a m p a 53
Io assimiglio il mio signor al cielo 54
A mi Señor comparo con el cielo 55
Quandi i’ veggio apparir il mio bel raggio 56
Al ver aparecer mi hermoso rayo 57
Altero nido, ove 7 mio vivo sole 58
Altivo nido en que mi sol viviente 59
Onde, che questo mar turbate spesso 60
Olas que con frecuencia el mar turbáis 61
lo son da Vaspettar ornai sì stanca 62
Estoy ya de esperar tan fatigada 63
Se d ’arder e d ’amar io non mi stanco 64
Si de arder y de amar nunca me canso 65
Voi, che ’n marmi, in colori, in bronzo, in cera 66
Los que en mármol, colores, bronce o cera 67
Ritraggete poi me da l ’altra parte 68
Retratadme después por la otra cara 69
Or che torna la dolce primavera 70
Cuando la dulce primavera vuelve 71
La mia vita è un mar; l’acqua è 7 mio pianto 72
Mi vivir es un mar; mi llanto el agua 73
Con quai degne accoglienze o quai parole 74
Con qué digna acogida o qué palabras 75
0 notte, a me più chiara e più beata 76
Oh noche, para mí dichosa y clara 77
Chi mi darà di lagrime un gran fonte 78
Quién me dará de lágrimas gran fuente 79
Se poteste, signor, con l ’occhio interno 80
Si con la vista interna vos pudiérais 81
Voi potete, signor, ben tórmi voi 82
De vos mismo, Señor, podéis privarme 83
Quasi uom che rimaner d e’ tosto senza 84
Cual hombre al que de pronto se le priva 85
Amor, lo stato tuo è proprio quale 86
Amor, de veras es tu condición 87
Signor, ite felice ove 7 disio 88
Iros, señor, feliz, donde el deseo 8S
Amor m ’ha fatto tal ch’io vivo infoco 9(
Amor me ha hecho tal que en fuego vivo 91