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Cehg01. Clase 2
Cehg01. Clase 2
Desde hace algunos años estas aproximaciones comenzaron a complejizarse. Las actitudes sociales
que un amplio conjunto de actores desarrolló durante los años del nazismo y en función de su
política criminal, comenzaron a ser problematizados. A medida que se intensificaban las políticas
de segregación, concentración y exterminio, la población de Europa fue mostrando diferentes
formas de acompañar, enfrentar o ignorar lo que estaba sucediendo.
Uno de los aspectos que ha resultado movilizador del debate en torno a las actitudes sociales en
contextos totalitarios está vinculado a la pregunta sobre las márgenes de libertad (individual) que
imperan bajo aquellos regímenes políticos. No obstante, como intentaremos ver en esta clase,
aún durante los años del nazismo existieron posibilidades para la oposición y la resistencia; del
mismo modo que la aceptación y el consenso en torno a las medidas criminales del nazismo no
puede explicarse solo por el temor al carácter autoritario del gobierno.
En esta clase les proponemos, primero, abordar conceptualmente los debates en torno a las
actitudes sociales en contextos totalitarios para, luego, problematizar estas dimensiones a través
de casos particulares.
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Las actitudes sociales en contextos totalitarios
Un dato puede ser revelador al respecto: el régimen nazi llegó al poder por la vía electoral,
democrática, en 1933. Y fue recién en 1935, tras el cierre del Reichstag —el Parlamento alemán—
que devino una dictadura. No obstante, los apoyos sociales que tuvo —desde sectores populares,
intelectuales, políticos, de la cultura y el empresariado— fueron previos a aquella conversión del
régimen de gobierno y se ampliaron a lo largo de sus años en el poder.
“Para estudiar el nazismo hay que entenderlo tanto en términos de ideas y deseos
como en términos de traumas y penurias, y es precisamente la idea nacional, la
satisfacción de defender lealmente ese ideal, (...) El hecho de que tantos alemanes se
hayan vuelto nazis no fue un mero accidente, un resultado extraordinario de
condiciones económicas y políticas desastrosas. Debería poder afirmarse con total
claridad que los alemanes se volvieron nazis porque quisieron volverse nazis y porque
los nazis hablaban con elocuencia a sus intereses y sus inclinaciones. Dados los
sórdidos objetivos y los medios violentos de los nazis, ese hecho popular es tan serio
como horroroso”.
Peter Fritzche, De alemanes a nazis, 1914-1933., Buenos Aires, Siglo XXI editores, 2009:
pp. 23-24.
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Peter Fritzche, es profesor de historia moderna europea y alemana. Se especializa en
investigaciones comparativas sobre la memoria y la identidad, y los usos del pasado en
la Europa contemporánea. Sus estudios más recientes exploran la vida cotidiana bajo
el Tercer Reich y la situación de los países ocupados por el nazismo.
La historiografía sobre el Holocausto estableció, hace ya algunos años, una tríada conceptual que
permite reconocer los distintos roles que se dieron durante el exterminio de los judíos de Europa:
perpetradores - víctimas - testigos (esta última también puede traducirse como “observadores
pasivos”). Si bien aquella aproximación servía para identificar, a grandes rasgos, las posiciones de
los actores, presentaba una serie de inconvenientes para comprender, cabalmente, las
responsabilidades y matices diferenciados que tuvieron lugar al interior de cada una de aquellas
categorías. Por ejemplo, ¿fueron solo victimarios quienes participaron activamente del exterminio
o también quienes prestaron consentimiento a la expulsión de judíos de sus trabajos o se
apropiaron de sus bienes? ¿Fueron testigos u observadores pasivos quienes acordaban
ideológicamente con el nazismo más allá de no haber formado parte de las mecánicas criminales
del régimen?
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En su investigación sobre la sociedad francesa durante la ocupación nazi de Francia, Phillipe Burrin
destaca que sería deseable recomponer la complejidad de las actitudes sociales registradas hacia el
régimen nazi. El historiador distingue dos grandes respuestas: la aceptación y el distanciamiento.
Mientras que la primera incluiría la resignación, el apoyo y la adhesión; la segunda comprendería la
desviación, la disidencia y la oposición. Estos matices permitirán comprender más cabalmente las
actitudes sociales que, además, son contextuales y, por lo tanto, cambiantes.
Fuente: Wikipedia
Phillipe Burrin, historiador especializado en las ideas y los movimientos políticos de los siglos
XIX y XX, en particular la extrema derecha. En el libro La France à l'heure allemande 1940-1944,
profundiza sobre el modo en que los nazis reaccionaron frente a la ocupación nazi en especial
las formas en que se acomodaron en especial los intelectuales, personas destacadas de la
sociedad, artistas.
Peter Fritzche, autor anteriormente citado, inicia su trabajo sobre Vida y muerte en el Tercer Reich
recuperando parte del testimonio de Victor y Eva Klemperer que puede resultar ilustrativo de los
problemas que pretende presentar este apartado. En septiembre de 1938, mientras la pareja
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realizaba un viaje desde Dresde a Leipzig, se detienen en un restaurante para camioneros donde en
la radio se escuchaban los discursos de la Asamblea del Partido Nazi en Nüremberg. Mientras que el
relato y los discursos escuchados a través de la radio daban muestra del júbilo y la solemnidad de la
asamblea, en el restaurante todo era bullicio. Si bien cada parroquiano saludaba con el reconocido
“¡Heil Hitler!”, nadie prestaba atención a las definiciones brindadas por los seguidores del Führer.
¿Es que acaso deberíamos quedarnos con la imagen del extendido saludo nazi para
comprobar la adhesión de la sociedad al régimen? ¿O el bullicio, más bien, indicaría un
desinterés o la oposición de los parroquianos a las políticas del nazismo?
La escena descripta por los Klemperer da cuenta de algunos de los problemas que
presenta el análisis de los consensos bajo regímenes totalitarios: ¿se puede adherir,
estar indeciso, ser rival y combatiente del régimen al mismo tiempo?
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Observen la siguiente imagen: el muro que recorre la calle de una esquina a la otra separa al
gueto de la ciudad ¿Qué relaciones podemos hacer entre esta imagen y el relato de Victor
Klemperer? ¿Qué actitudes sociales podríamos representar con estas imágenes? ¿Quién la
habrá tomado? ¿Qué habrá querido documentar?
Aunque las imágenes no son un reflejo exacto de la realidad nos permiten acceder al pasado y
reflexionar a partir de estos registros.
Desde mediados de la década de 1990, algunos historiadores han puesto el foco en los modos a
través de los cuales los sujetos sociales, de diverso rango social, participaron del crimen contra los
judíos. La obra pionera sobre este tema en esta década fue realizada por Raul Hilberg en 1961: La
destrucción de los judíos de Europa que tenía como una de sus tesis que el Holocausto fue una obra
alemana y, por lo tanto, para comprender cómo había sido posible, había que estudiar a sus
responsables. Si bien su trabajo se concentró en las esferas burocráticas del Estado —para permitir
comprender cómo se implementaron paulatinamente las políticas que hicieron posible el crimen —,
investigaciones posteriores hicieron foco en otros ámbitos de la sociedad civil.
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servicio militar pero que no pertenecían a las fuerzas armadas, encargado de fusilamientos masivos
de personas judías, para identificar las distintas conductas de quienes participaron de las masacres.
Allí señala que el primer fusilamiento el comandante dio la opción a sus subordinados de no
disparar si no querían: mientras que unos pocos se negaron, el resto participó de la matanza. La
posibilidad de no ser parte del acto criminal mostraba los pequeños márgenes de acción, pero,
sobre todo, el convencimiento de quienes participaban del crimen.
En una perspectiva similar trabajó el historiador polaco-americano Jan Gross. En su libro Vecinos
aborda cómo en el pequeño pueblo de Jedwabne, alrededor de 1500 personas participan del
asesinato de otras 1500 que vivían junto a ellas desde hacía mucho tiempo. Mientras los
perpetradores eran católicos, las víctimas eran judías. Allí, los nazis, que habían invadido Polonia en
1939, solo fueron espectadores. La investigación de este autor es un aporte sustancial, en primer
término, porque pone en evidencia que el crimen contra los judíos no fue solo llevado adelante por
los alemanes. Hubo otros países de Europa que fueron solidarios con el exterminio. En segundo
lugar, porque la investigación del historiador enfrentó la historia oficial polaca que negaba la
participación de sus ciudadanos en los crímenes contra los judíos. El impacto de la obra fue tal que
el gobierno de Polonia sancionó, recientemente, una Ley que reprime y censura este tipo de
investigaciones, tema que abordaremos mejor en nuestra cuarta clase.
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Las y los invitamos a ver el trailer de la película polaca Ida del director Pawel
Pawlikowski. En esta película además de temas como la identidad, las formas de
persecución y exterminio que se implementaron durante el nazismo se observa la
complicidad de los vecinos, gente común. Presten atención al instante en el que el
personaje de la tía de Ida dice: “Nuestra familia vivía en esta casa” ¿Cuál es la respuesta
de la persona que vive allí?
https://www.youtube.com/watch?v=H5LtSZib_u8&t=110s
Por último, compartimos el material Ana Frank. Actividades para las aulas, realizado
junto al Centro Ana Frank de Argentina con una propuesta para trabajar en el nivel
primario y primeros años de la escuela secundaria, las actitudes sociales a partir de la
historia de Ana Frank.
https://www.educ.ar/recursos/157960/publicaciones-educacion-y-memoria
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Holocausto puso el acento en el exterminio de judíos/as y otros grupos racializados y
deshumanizados, en detrimento de otras dimensiones del tema como la acción que diversos
actores desplegaron contra el nazismo. En los últimos años, hubo una reinterpretación
respecto de las formas que adquirió la resistencia contra ese régimen.
Las y los invitamos a ver el testimonio del archivo de Yad Vashem, de Simja
Rotem en el que se refiere a las características del combate durante la
rebelión del gueto de Varsovia.
https://www.yadvashem.org/es/holocaust/about/combat-
resistance/warsaw-ghetto.html
Asimismo, las formas de resistencia pasiva también son reivindicadas como una toma de
conciencia en condiciones de extrema supervivencia. Estas formas –pasivas y/o simbólicas–
incluyen los rezos y las ceremonias religiosas a escondidas, las clases dadas a niños y niñas y las
manifestaciones artísticas.
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No obstante, esta equivalencia entre la acción directa contra el nazismo y aquellas otras
formas de no aceptar a rajatabla sus órdenes suscitaron una serie de debates que resultan
iluminadores. Por ejemplo, algunos historiadores alemanes oponían los términos
“Resistenz” y “Widerstand”. Mientras que el primero aludía a los diversos modos de
oposición parcial a las medidas del régimen, el segundo se refería a la resistencia decidida
y cuyo objetivo era –aunque resultará difícil– destronar al nazismo.
Si bien el Holocausto tuvo como epicentro el continente europeo, sus implicancias adquirieron
contemporáneamente un carácter global. Mientras Alemania avanzaba con medidas restrictivas y
de segregación hacia los judíos, otros países se debatían sobre el ingreso de inmigrantes.
En 1938, se realizó una conferencia, denominada Conferencia de Evian, impulsada por Estados
Unidos para decidir sobre la política migratoria. Los debates suscitados en torno al refugio de los
judíos perseguidos por las políticas raciales del nazismo durante la Conferencia, en julio de 1938,
por ejemplo, pone de manifiesto las responsabilidades de un amplio conjunto de países en la
negativa a asistir a quienes serían, a posteriori, las víctimas del exterminio. Durante aquella
Conferencia en particular, participaron delegados de un amplio espectro de naciones
latinoamericanas que al unísono y pese a sus regímenes políticos diferenciados, como destaca la
historiadora mexicana Daniela Gleizer, sostuvieron una posición homogénea en relación con la
prohibición del ingreso de refugiados judíos.
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Delegados en la Conferencia de Evian
Fuente: Enciclopedia del Holocausto.
https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/photo/delegates-to-the-evian-conference
Durante la conferencia, se evidenció que Estados Unidos y otros países no estaban dispuestos a
ceder en las restricciones a la inmigración. La mayoría de los países argumentaba un temor a que
un aumento de los refugiados provocase dificultades económicas.
Esta referencia a la posición latinoamericana durante la Conferencia de Evian resulta central:
muchos de los países de la región, en particular Argentina, era un territorio anhelado por
refugiados, primero, y sobrevivientes, después. En el caso de nuestro país, la Cancillería promovió
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una Circular, la N.º 11, de carácter secreto y confidencial que prohibía el ingreso a “poblaciones
indeseables”.
Circular Nº11
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escape de quienes huían al destino criminal del nazismo. Si bien su hallazgo data de
1998, fue en 2005 cuando el Estado argentino la derogó, en un acto público que contó
con la presencia del presidente Néstor Kirchner y el ministro de Relaciones Exteriores,
Rafael Bielsa.
En materiales Los usos pedagógicos de los archivos del Programa Educación y memoria,
podrán encontrar una propuesta de actividades para trabajar con la Circular 11 y otras
fuentes de archivos específicos sobre el Holocausto.
https://www.educ.ar/recursos/158107/el-uso-pedagogico-de-los-archivos-reflexiones-y-
propuestas-p
En aquellos años de horror existieron diversas formas de resistir, ocultar y ayudar a los judíos que
eran perseguidos. Todas aquellas personas no judías que ayudaron se denominan “Justos entre las
naciones”.
Los “justos” ponían en peligro sus vidas y las de sus familias para poder ayudar a los judíos. Era
sabido que quienes colaboraban podían perder sus bienes, podían ser llevados a campos, o
deportados. La solidaridad con los judíos sucedió en todos los países y en diversos momentos del
nazismo, aunque con el correr de los años cada vez fue más difícil realizarla.
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Avenida conmemorativa de los justos entre las naciones de Yad Vashem-Israel
Actividades
Recuerden que la participación en los foros formará parte del porfolio final
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Texto 1:
Resistió quien escribió y distribuyó un diario clandestino poniendo fin a falsas ilusiones
Resistió quien transmitió mensajes entre los sitiados, y consiguió traer provisiones y
algunas armas
Resistió quien se rebeló en los ghettos, entre muros caídos, en la revuelta más destituida
de esperanzas que supo alguna vez el ser humano.
Texto 2
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muchísimas preguntas sobre esa comunidad, su raciocinio y su estrategia de
supervivencia” (Hilberg, 2021; p. 148)
Texto 3
“Tengo que confesarlo: después de una única semana en prisión noto que el instinto de la limpieza
ha desparecido en mí. Voy dando vueltas bamboleándome por los lavabos y aquí está Steinlauf, mi
amigo de casi cincuenta años, a torso desnudo, restregándose el cuello y la espalda con escaso
fruto (no tiene jabón) pero con externa energía. Steinlauf me ve y me saluda, y sin ambages me
pregunta con severidad por qué no me lavo. ¿Por qué voy a lavarme? ¿Voy a estar mejor de lo que
estoy? ¿Voy a gustarle más a alguien? ¿Voy a vivir un día más, una hora más? Incluso viviré menos,
porque lavarse es un trabajo, un desperdició de energía y calor. ¿No sabe Steinlauf que después de
media hora cargando sacos de carbón habrá desaparecido cualquier diferencia entre él y yo?
Cuanto más lo pienso más me parece que lavarse la cara en nuestra situación es un acto insulso, y
hasta frívolo: una costumbre mecánica, o peor, una lúgubre repetición de un rito extinguido. (…)
Pero Steinlauf me hace callar. Ha terminado de lavarse, ahora se está secando con la chaqueta de
tela que antes tenía enroscada entre las piernas y que luego va a ponerse, y sin interrumpir la
operación me da una lección en toda regla.
He olvidado hoy, y lo siento, sus palabras directas y claras, las palabras del que fue el sargento
Steinlauf del Ejército austro-húngaro, cruz de hierro en la guerra de 1914-1918. Lo siento porque
tendré que traducir su italiano inseguro y su razonamiento sencillo de buen soldado a mi lenguaje
de incrédulo. Pero este era el sentido, que no he olvidado después ni olvide entonces: que
precisamente, como el Lager (campo de exterminio) es una gran máquina para convertirnos en
animales, nosotros no debemos convertirnos en animales; que aun en este sitio se puede
sobrevivir, y por ello se debe querer sobrevivir, para contarlo, para dar testimonio; y que para vivir
es importante esforzarse por salvar al menos el esqueleto, la armazón, la forma de civilización. Que
somos esclavos, sin ningún derecho, expuestos a cualquier ataque, abocados a una muerte segura,
pero que nos ha quedado una facultad y debemos defenderla con todo nuestro vigor porque es la
última: la facultad de negar nuestro consentimiento. Debemos, por consiguiente, lavarnos la cara
sin jabón, en el agua sucia, y secarnos con la chaqueta. Debemos dar betún a los zapatos no porque
lo diga el reglamento sino por dignidad y por limpieza. Debemos andar derechos, sin arrastrar los
zuecos, no ya en acatamiento de la disciplina prusiana sino para seguir vivos, para no empezar a
morir”.
Bibliografía de referencia
Bankier, D. (Comp.) (2004). El Holocausto. Perpetradores, víctimas y testigos. Buenos Aires:
Fundación Memoria del Holocausto.
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Bankier, D. y Gutman, I. (Comps.) (2005). La Europa nazi y la solución final. Madrid: Losada.
Burrin, P. (1986). France under the germans. Collaboration and Compromise. New York: The New
Press.
El uso pedagógico de los archivos: Reflexiones y propuestas para abordar la historia, la memoria y
los Derechos Humanos. Disponible en: https://www.educ.ar/recursos/158107/el-uso-pedagogico
-de-los-archivos-reflexiones-y-propuestas-p
Holocausto y genocidios del siglo XX. Preguntas, respuestas y propuestas para su enseñanza.
Disponible en: https://www.educ.ar/recursos/91438/holocausto-preguntas-respuestas-y-pro
puestas-para-su-ensenanza
Créditos
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Programa Educación y Memoria (2022). Clase Nro. 2: Las actitudes sociales durante los años del
nazismo y frente al exterminio. La enseñanza del Holocausto y otros genocidios en la escuela.
Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
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