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Equipo de coordinacién pedagégica) ‘Programa Clisicos Eccolaree 1916
Junta de Andalucta. Consejeria de Edveacion
EL VIAJE SOBRE EL TIEMPO O LA LECTURA DE LOS CLASICOS
Carlos Garcia Gual
1. Algunas palabras estan tan desgastadas por la retérica oficial que parece dificil
usarlas con un significado escueto y preciso. Asi ocurre con "humanidades’,
“humanismo" o "clasicismo", Todo el mundo esta a favor de su fomento académico,
pero son muchos menos quienes creen y confian en su valor en la educacién y la
sociedad de hoy, a pesar de que el prestigio y la pervivencia de los autores clasicos
son la sustancia de las humayid es y en sus textos se configura el
acceso a la tradicién hi ‘arte d¥ leer y reinterpretar esos textos
inolvidables desde, indo el mas sélido e ineludible
fundamento dg on queesta marginada y
modas pegffogicas. De modo que | iades, en un tiempo
prestigiogff est en honda y extensa crisis. {4s en nuestras aulas,
pero no q ‘una crisis amplia de la
lecturay 0 prestigio.
2, Lo que ha consagrado y define como clasicos a determinados textos y autores es
Ja lectura reiterada, fervorosa y permanente de los mismos a lo largo de tiempos y
generaciones. Clasicos son aquellos libros leidos con una especial veneracién a lo
largo de siglos. Un libro clasico es un texto enormemente sugestivo, que invita a
nuevas relecturas. Italo Calvino, en un estupendo ensayo recogido en su libro Por
qué leer a los clasicos, daba 14 definiciones. Me gusta especialmente la que dice:
"Un clasico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir".
Acaso ahi reside el misterioso atractivo fundamental de esos textos: en su
inagotable capacidad de sugerencias. Siempre se puede encontrar en ellos algo
nuevo, sugerente y aleccionador. Frente a tantos y tantos libros sélo entretenidos,
ingeniosos, eruditos 0 muy doctos, pero de un solo encuentro, frente a tantos
papeles de usar y tirar, los textos literarios se definen por admitir mas de una
apasionada lectura, Y los clasicos invitan a relecturas incontables.
Podriamos calificar a los libros chisicos como "la literatura permanente" -segtin
frase de Schopenhauer-, en contraste con las lecturas de uso cotidiano y efimero,
en contraste con los best sellers y los libros de moda y de mas rabiosa actualidad.
Suelen legarnos rodeados de un prestigio y una dorada patina aneja, pero
conservan su agudeza y su frescura por encima del tiempo. Son los que han
pervivido en los incesantes naufragios de la cultura, imponiéndose al olvido, la
censura y la desidia, Algo tienen que los hace resistentes, necesarios,
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insumergibles. Son los mejores, libros "con clase", como sugiere la etimologia
latina del adjetivo classicus.
3, Pero eso no significa que esos textos se sittien més all de la historia, sino que su
recepcién, su fulgor y permanencia dependen de la estima mAs 0 menos constante
de sus lectores y, por lo tanto, de las alternativas del gusto, Si se han mantenido
como chisicos es porque siguen diciendo algo valioso a muchos, como una parte del
“capital cultural” de una lengua o una nacién o una cultura. Pero en la lealtad del
lector hacia esos textos y su apreciacién hay aspectos subjetivos e histéricos que
no debemos olvidar. Existe una valoracién variable en el canon de los clasicos.
Cada época tiene los suyos y, si me permiten la imagen, diria que las cotizaciones
de la bolsa literaria tienen su més bien un tanto lentas. Son las
4. El arte de j Ta vex mas dificil
Requiere ti ferlor 2X nuestra civilizacién
de consuy j ificil dejar tiempo y
silencio
Ailes, atontados por los
ruidos y
dificil pene!
GOS" libros que es
Pero los clasicos no son faciles, pid&n un clérto reppsoén 1flectura y un empeiio
por entenderlos a fondo. Requieren, como deseaba Nietzsche, lectores lentos,
atentos a los matices y a los ecos. Esa lectura despaciosa, que degusta a fondo el
texto, es ya un lujo raro.
5, No todos los clisicos poseen igual grandeza ni paralelos atractivos o idénticos
méritos, y no todos estan situados a la misma distancia, en el tiempo y el idioma, de
la sensibilidad del lector. Podriamos insinuar aqui una distincién sencilla entre los
clasicos universales (aunque queda bien entendido que "universales" quiere decir
los de nuestra civilizacién occidental) y los nacionales (en los que el uso del propio
idioma resulta un rasgo decisivo para su valoracién). Los primeros serian el nicleo
del canon: Homero, Esquilo, Platén, Virgilio, Dante, Shakespeare, Cervantes 0
Moliére. Son los gigantes de la literatura, cuya obra se alza esplendorosa por
encima de su lengua, época y nacién.
Los nacionales son los mejores representantes de una lengua y cultura, pero cuya
grandeza resulta mejor valorada en su propia tradicién cultural, Su uso del idioma
los ha convertido en referencias indispensables de la escuela y la literatura
nacional. Son Quevedo,Géngora, Chaucer, Sterne, Corneille, Racine, Schiller 0
Pushkin.
Y quizas podemos abrir una tercera lista, del todo subjetiva, de los clasicos que
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calificariamos de "personales’, Como decia Calvino, son los que con amor has
seleccionado como "tus" clasicos, aquellos que uno considera amigos.
Es evidente que los clasicos han visto reducido en la escuela y la umiversidad el
lugar de honor que tuvieron antafio, pero se siguen reeditando en nuevas
traducciones. En Espaiia se publican mas y mejor que en ningiin tiempo.
La escuela, como sefialaba Calvino, debe mantener un papel de primer orden en la
orientacién de esas lecturas. El alumno debe encontrarse con algunos libros
maravillosos y con inolvidables nombres de la literatura, Por ahi deberia empezar
su conocimiento elemental y su admiracién hacia esos textos, en encuentros que
pueden marcar una vida.
En Espaiia apenas se estudian o se leen los llamados grandes libros, los clasicos
uuniversales, en las escuelas ni en la universidad. No hay espacio para ellos en
ningin nivel de la ensefianzy Naexiste aqui, en ninguna facultad ni plan de
6, Siempre leemos a los clasicos desde nuestro momento y perspectiva. Siempre
los recibimos en nuestro propio contexte. Don Quijote no es para nosotros,
después de las lecturas de los romanticos europeos, una novela cémica que
parodia los libros de caballerias, como fue para sus primeros lectores en el siglo
XVII. Su protagonista no es sdlo un enloquecido hidalgo que parodia a los
caballeros andantes, entre burlas y delirios, sino un simbolo patético del héroe
hispano, idealista, envejecido, en choque con la realidad.
7, Otra cuestién importante es la del canon de los clasicos. El libro de Harold
Bloom EI canon occidental (Anagrama) apuntaba lo esencial del problema, aunque
también suscité algunas polémicas menores y, en mi opinién, superficiales. Lo que
Bloom destacaba muy bien, en su defensa litcida y rotundo alegato a favor de la
lectura de los clasicos, era cmo esos grandes libros, antes leidos y comentados en
las aulas con respeto y dedicacién, habian sido un niicleo arraigado en la educacién
universitaria a través de épocas y generaciones, y que esa educacién humanista y
literaria, anclada en la lectura de los grandes textos del pasado, nunca estuvo tan
agredida como ahora en EEUU.
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8, La institucién escolar tiene, por lo que toca a fijar un canon clasico, una
responsabilidad evidente. Para su educacién, los jévenes deben encontrar una
pauta de excelencia, una lista sugerente, efectiva y ejemplar de los mejores
escritores, artistas, creadores y pensadores del pasado. Es en la escuela donde
deberfa fomentarse y desarrollarse la lectura como instrumento formativo para los
mas jévenes, Alli deberia orientarse su disposicidn a leer, de modo progresivo, y a
leer lo mejor, desde breves textos hasta adentrarse en los grandes libros. Y hacerlo
de un modo inteligente, y no forzado, pues el objetivo es que quienes se educan
aprendan a apreciary amar los libros, no a temerlos ni a aburvirse.
Ensefiar a leer, a entender de verdad lo leido, a profundizar en su sentido con
mirada critica e intentar expresar con claridad las propias respuestas frente a esos
textos impresionantes es un retgegpléndido para un auténtico educador, que va
los clasicos me pari rar al didlogo perenne y vivo con
sus textos.
Los profesor, ; @iros de la lecturaa
fondo. Targfle modesta apariencia ¥en todo humanismo,
supiéramos enseiiar a leer, sill
fe los grandes textos, un
yrrecen los libros, s)
tir el entusiasmo por
€ente y personal! Si los
también nuestro.
no haber logrado
infundirles el amor por los libros.
Pero no resulta menos claro, sin embargo, que los profesores tenemos sdlo una
parte de responsabilidad, no la mayor, en ese estrepitoso fracaso. Las presiones de
la sociedad actual, orientada al consumo continuo, el progresivo imperio de una
cultura audiovisual, la opinién manipulada por los grandes medios de
comunicacién y los incontables sefiuelos y artificios espectaculares de una
tecnologia desbordada reducen a discretos margenes la influencia de la educacin
escolar en la vida.
El desprestigio de la ensefianza secundaria oficial atestigua un sintomético y
ubicuo malestar. La profesién docente ha descendido mucho en influencia y
aprecio, ;Tristes profesores de ensenianza secundaria! Muchos de ellos almacenan
una excelente preparacién profesional que les sirve de muy poco. Con frecuencia
se encuentran agarrotados, maltratados, confusos, desilusionados ante los planes
de estudio y las reformas que marginan sus ensefianzas -las humanisticas y las
cientificas también- con horarios exiguos, y que privilegian el aprendizaje de
técnicas y saberes pricticos o de meros entretenimientos con titulos politicamente
correctos. Y que se ven desconcertados, a la vez, por la desidia y el escaso interés
de numerosos alumnos, poco atentos y mal civilizados, y escasamente motivados,
como se dice, en sus estudios por un contexto social desfavorable.
La disciplina, la valoracién del estudio esforzado, la memoria y la imaginacién, el
disponer de tiempo para leer y refrescar las lecciones, requieren un apoyo y una
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autoestima que se echa en falta en los centros, mientras prolifera la rutina
burocratica, las reuniones de tiempo perdido, el encasillamiento de las asignaturas
yuna jerga pedagégica.
9, La ensefianza de las humanidades parece, en efecto, andar un tanto a contrapelo
de los tiempos, malos tiempos sin duda para la formacién intelectual en los viejos
moldes humanistas. Y, sin embargo, justamente por ese ambiente poco favorable,
debemos insistir en su importancia, en su validez para contrarrestar las modas. En
un futuro en que previsiblemente cada vez habra menos horas dedicadas al
trabajo, donde el tiempo de ocio deberia ser cada vez mayor, es cuando deberia
cuidarse ms la educacién de estilo humanista, es decir, el cultivo de una
formacién integral, que permitggcceder a los mayores y mas espléndidos logros de
nuestra civilizacion,
Por otra parte, es lag
10. Hemos insistido aqui en el valor de los clasicos para la formacién integral,
espiritual, del individuo, pero no debemos olvidar su mejor razén de éxito: leerlos
procura no sélo conocimiento, sino también un variado, vivaz, inmenso placer. Si
conocer es un anhelo natural del hombre, la mejor literatura, a la vez que nos hace
conocer el mundo y a nosotros mismos, nos emociona, eleva, instruye y divierte. EL
placer que brindan los clasicos, cuando ya no se leen por obligacién escolar, sino
por intima decisién, es una experiencia magica.
(Articulo publicado en Tribuna, del diario El Pats, el martes, 27 de octubre de 1998)
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Elviaje sobre e tiempo o a lectura de las clésicos, Garcia Gual-Programa Clasicos Escolares 15/16TomésRodriguee Reyes (IES El Fontana!)
1M Carman Gira Darn (UES Pomando Quifone) “ais toy
Elsa Garé Verdugo (165 Ripeia) oie
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Tanta de Andalucia, Consejeria de Educacion
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