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¿Qué podemos esperar de la filosofía?

Un análisis sobre la reflexión filosófica en el


marco del cambio climático

Problema 1: los aportes de la filosofía para pensar en problemáticas globales

Seminario filosofía y naturaleza

Samuel Trujillo Sánchez

Pensar en el mundo en el que vivimos significa pensar de la misma manera en toda


la cantidad de dinámicas económicas, sociales y políticas que toman lugar dentro del
mismo. A quien lee este documento pueden venírsele a la mente muchos ejemplos de este
tipo de dinámicas como, las guerras, revoluciones, pandemias o descubrimientos siempre
tan latentes a lo largo de la historia de la humanidad. Sin embargo, la iniciativa propuesta
desde aquí, la de pensarnos y figurarnos a cerca del mundo en que vivimos, nos lleva
directamente a la concepción de una de las problemáticas mas graves que al día de hoy
aquejan nuestra realidad: el cambio climático.

Y es que la acción humana a lo largo de los últimos años nos ha mostrado una serie
de consecuencias irreversibles en términos de las condiciones presentadas por nuestra
naturaleza; bien se le aludan estas acciones al sistema capitalista, a las decisiones
burocráticas tomadas desde las diversas esferas gubernamentales, a la increíble cantidad
colectiva de residuos y emisiones que nuestras ciudades generan al año, entre otras causas
posibles (tal vez todas al mismo tiempo); la cuestión radica en que, el hecho de que se haya
determinado una situación tan crítica para la vida en la tierra nos obliga a pensarnos en cual
es verdaderamente el lugar que ocupamos en el mundo.

Lo primero que podría pensarse al respecto sería evidentemente tomar acciones


concretas a este respecto, de hecho, es lo que han hecho el activismo o diversas campañas
en cuanto al cambio climático. Es en suma medida razonable pensar que, una situación de
este calibre debería ser atendida a partir de un accionar tan fuerte como la causa de la
problemática misma. La incidencia practica se hace relevante ante el asunto tan intrincado
que supone el cambio climático. De aquí que resulte pertinente preguntarnos para efectos
de nuestro seminario de filosofía y naturaleza sobre la posible incidencia que la filosofía
tiene para el abordaje de la dificultad a analizar.

Esto, en tanto que no son pocas las criticas que se le han formulado a la filosofía en
términos contemporáneos por su poca capacidad para incidir prácticamente en la vida social
de los individuos. La teorización academizada sobre sociedades ideales, escalas de valores
o conceptos metafísicos son algunos de los puntos señalados a la disciplina en esta materia.
En este orden de ideas, el objetivo de este texto es precisamente abordar la interrogante
sobre ¿Cuáles son los aportes que hace la filosofía para pensar problemáticas globales
como el cambio climático?

Así pues, el presente buscara defender la idea de que la reflexión filosófica puede de
alguna manera articularse a la hora de abordar problemáticas de corte actual como la que ya
hemos mencionado. Ahora bien, de aquí que surja la pregunta sobre ¿Qué se quiere decir
con esto articular la filosofía al abordaje de nuestros problemas contemporáneos? A este
respecto, lo primero que podemos sostener, tiene que ver con la facultad misma de la
filosofía para expresar sus contenidos en múltiples maneras y de sostener dentro de sí esa
actitud de búsqueda permanente y latente del conocimiento; condición que se plantea como
la base de esta capacidad de relacionamiento y dialogo de la filosofía para con otras
disciplinas o ramas del saber. Las aportaciones de la filosofía al pensamiento crítico de la
realidad y a la enunciación propositiva dentro del contexto, son algunos de estos rasgos
desde los que se establece dicha posibilidad de articulación de la filosofía para con la vida
humana y el abordaje de muchas de las problemáticas que desde allí se implican.

De la misma manera, a lo largo del presente texto se traerán a colación algunos


puntos de discusión relevantes a la hora de analizar el papel de la filosofía y su importancia
ante el hecho; cuestiones como la ética y la moral dentro del daño que se le hace al planeta
y la actitud humana ante la conservación de la vida son algunos de estos puntos. El texto
pretende dar cuenta de los aportes filosóficos a la hora de vislumbrar el camino que se ha
trazado el ser humano dentro de la naturaleza, sin embargo, también sus dificultades y
problemas.
En qué sentido es útil la filosofía en nuestros días

El primer elemento que podemos traer a colación en el discernimiento de esta


discusión tiene que ver con la participación de la filosofía a la hora de vislumbrar nuestro
posicionamiento y el valor de las acciones que efectuamos en diversas esferas de la
naturaleza. La importancia primigenia del pensamiento filosófico en este sentido recae en
su propia capacidad para la pregunta para cuestionarse y cuestionarnos asimismo que es lo
que estamos haciendo. El marco de discusión que propone la filosofía a la hora de analizar,
una problemática global con tantas aristas como el cambio climático, se pone de manifiesto
cuando evidenciamos el hecho de la transversalidad de esta disciplina. La filosofía tiene la
posibilidad de enunciarse desde el panorama político, económico y cultural; si de alguna
manera podemos dar cuenta y podemos rastrear la profundidad de nuestro incidir en el
mundo y en cuestiones como el calentamiento global es gracias a una preocupación con
raíces filosóficas.

Pensadores como Byun Chul-Han, han efectuado este tipo de ejercicios, al pensarse
en la forma en la que las categorías correspondientes ha la tierra han sido reemplazadas por
órdenes sistemáticos distintos. La reflexión del filosofo coreano se respalda bajo la noción
de una sociedad que ha dedicado sus esfuerzos a la determinación digital del sistema
capitalista. Sin embargo, de aquí que hayamos de preguntarnos ¿de que manera es esto
relevante para la discusión sobre el cambio climático? Pues bien, considero que lo
propuesto hasta aquí, en términos filosóficos, mas que pensar en la moralidad de los
procesos en los que ha devenido la sociedad, nos invita a reevaluar muchas de las nociones
que han propendido en las acciones humanas en detrimento de la naturaleza. Nociones
como el progreso tecnológico, la defensa de las libertades individuales, de la positividad en
exceso, son cuestiones que le subyacen a un sistema que en ultimas genera las condiciones
para que la naturaleza sea explotada en la medida en la que ha sido.

Tenemos oídos porque podemos escuchar y en esta escucha atenta tenemos la


posibilidad de oír la canción de la tierra, su temblor y estremecimiento, que queda
intacto a pesar del ruido enorme que el hombre hace en su superficie, explotada
hasta el agotamiento (Chul-Han, 2014 p.44)
Es de ver como el entramado filosófico se postula como un elemento importante en
la disertación por la tierra. Interrogarnos por qué es lo que estamos haciendo y cuanto daño
hacen cuestiones como la automatización y el consumismo a nuestro entorno, son lo que
tiene peso en este punto de la disertación. En el caso de Chul-Han la respuesta a ese “que
estamos haciendo” se manifiesta en una crítica tajante al sistema capitalista, critica que da
fundamento a una serie de reflexiones sobre la afectación de este último tanto al mundo
social, como para la dimensión natural del espacio que habita el ser humano.

Sin embargo, hemos también preguntarnos como al principio, sobre la forma en la


que en ultimas, esta determinación y disposición del pensamiento filosófico de alguna
manera es útil genera alguna aportación ante las dinámicas que generan cuestiones como el
cambio climático. ¿no se quedan este tipo de intentos en la simple reflexión, vacía y tan
poco ponderable? ¿Acaso no representan una simple teorización con fundamento
argumentativo, pero sin carga practica? A esto hemos de sumar el acceso y la sociabilidad
que este tipo de propuestas tienen ¿Quiénes pueden leer y reflexionar en torno a estas
ideas? Son elementos que problematizan la profundidad y las aportaciones de la filosofía en
este sentido.

“Desde cierto punto de vista, la filosofía no tiene ninguna utilidad especial en esta
vida. Desde otro punto de vista, en cambio, si se pierde la filosofía, se pierde algo
más importante que la vida misma: aquello que hace a la vida digna de ser vivida.
Se puede vivir sin justicia, sin verdad y sin belleza. Pero la cuestión es si la vida
sigue entonces mereciendo la pena”. (Liria, 2019)

Las criticas tan estructuradas propuestas desde el pensamiento filosófico pueden


considerarse incluso como las mejores intencionadas en cuanto a las soluciones de
problemas como el cambio climático. La participación de la moralidad y el reconocimiento
de la naturaleza como parte de uno mismo, son algunas de las muestras de cómo la filosofía
se suscribe a la gran serie de preocupaciones que hoy aquejan nuestras sociedades y que
bien puede dar cuenta de las diferentes tensiones enmarcadas en tales asuntos. De hecho,
las preguntas planteadas por la filosofía son de alguna manera las que hoy nos permiten
reconocer que hemos llegado con cierta vergüenza hasta nuestros días y que tal vez ese
mismo sentimiento nos encuentre nuevamente como seres humanos en el futuro. Sin
embargo, hemos de plantearnos nuevamente si esto se ve inscrito solamente en la vacuidad
del discurso o tal vez de la critica aguda y bien direccionada, pero sin implicaciones
practicas mayores.

De aquí que la pregunta hayamos de trasladarla desde las diferentes propuestas


formuladas desde la filosofía hacia el “cómo” esta puede llegar a ser verdaderamente
incidente, si es que puede o siquiera debe serlo. La consideración de este traslado considero
que puede llevarnos a pensar más allá de la utilidad de la filosofía por sí misma, más allá de
la teorización moral o las preguntas y problemas implicados en el entramado tan complejo
(y tan humano) de la metafísica. No quiere decir que estos no sean aspectos importantes
para considerar dentro de la reflexión filosófica, sin embargo, son cuestiones que
lamentablemente no caben al día de hoy, en nuestro paradigma de sociedad
superproductiva, en la concepción de “utilidad” que este sistema tan tajantemente nos
propone.

Por lo tanto, es posible sostener que esta concepción podemos ajustarla más al
dialogo que tiene la filosofía con las ciencias al día de hoy. Es un hecho que la filosofía
sostiene dentro suyo muchos de los presupuestos teóricos bajo los que funcionan las
ciencias positivas, sin embargo, la forma en la que hoy se enuncia ante estas hoy es muy
distinta, aunque, no menos valiosa. Este dialogo que instaura la filosofía ante la posibilidad
de la enunciación científica tiene mucho que ver con la determinación moral del desarrollo
de esta última.

Cuestiones como el desenvolvimiento de la inteligencia artificial, el desarrollo de la


alteración genética o incluso la participación científica en la creación de elementos de
destrucción masiva, en ultimas participan de dicho dialogo. En cuanto a la relación de este
desarrollo científico para con la intervención del cambio climático hemos de pensar en el
hecho de que muchas de estas nociones implicadas bajo la figura del progreso en ultimas lo
que generan es detrimento para la naturaleza misma. La participación de categorías morales
en este orden o de un horizonte ético son una tarea relevante en este orden de ideas.
La filosofía respecto a la vida misma: sobre la supervivencia y el bienestar

Podemos plantear en ultimas la forma en la que los seres humanos sostenemos en


nuestros días una serie de problemáticas sumamente intrincadas, no solo para nuestro
bienestar, sino también para nuestra supervivencia. En el marco de nuestro seminario
resulta pertinente la figura de la naturaleza ante la presencia de este riesgo y mas aun,
ponderar el valor y las aportaciones que la filosofía misma puede hacer respecto a esto.
Hemos dicho hasta aquí que la filosofía establece la posibilidad de una constante a la
pregunta. No obstante, pareciese que cuestionarse por la verdad y por el conocimiento
pudiese ponderarse como algo que pueda ser en este orden de ideas útil, y de hecho en
muchos sentidos no lo es. Aun así, esas preguntas pueden articularse con la capacidad
humana para accionar en su contexto como un punto de partida. De la misma manera, la
filosofía y su relación con la verdad, cuentan con la posibilidad para configurar junto con
las ciencias un derrotero de análisis para la acción practica en cuanto a los problemas de
nuestra sociedad, por lo que resultaría inadecuado desdeñar por completo el pensamiento
filosófico.

Esta última cuestión se acentúa cuando ponemos el análisis sobre tiempos como los
nuestros, tan convulsos y vertiginosos; tiempos en los que la dinámica de productividad no
nos permite detenernos para la pregunta, para la reflexión; en los que la velocidad con la
que hemos optado por vivir nos obliga de alguna manera a ignorar lo que pasa ante nuestra
silente y despojada mirada. Hemos por ello de cuestionar nuestra propia condición humana
y nuestro propio estatus existencial en la sociedad en la que vivimos, y mas aun, hacerlo de
cara a como nuestras acciones dentro de la misma, afectan al entorno que necesitamos para
seguir propagando nuestra existencia. ciertamente nuestra existencia esta en vilo gracias a
este accionar y nos corresponde pues, determinar si llegaremos con vergüenza al futuro o si
podremos de cierta forma desacelerar el tempo con el que desarrollamos estos grandes
grupos humanos.

Por este motivo es posible plantear que surge ante nuestra mirada contemporánea
una distinción latente entre bienestar y supervivencia. Por un lado, es evidente que los
síntomas expresados desde fenómenos como el cambio climático no solo afectan el
desarrollo físico de la tierra. Las grandes ficciones que hemos erigido y que consideramos
invaluables e inamovibles hoy se ven tambien afectadas por la manera en la que la tierra se
calienta a un ritmo cada vez más rápido y la forma en la que el clima cambia
repentinamente. La economía es una de estas ficciones resentidas por el fenómeno que
estamos describiendo desde aquí, cuestión que en un amplio sentido afecta la esfera del
bienestar del ser humano, puesto que le quita cada vez más

comodidades a más personas y asienta una brecha que desde tiempos atrás venimos
cargando como sociedad en términos de condiciones materiales y poder adquisitivo. El
estatus del bienestar y de la presencia de condiciones de vida digna que trasciendan a la
esfera de la simple supervivencia es algo que nuestra época mira con cada vez mas recelo
ante la aparición de nuevas dinámicas dentro del cambio climático.

El paralelo de la esfera del bienestar para con el de la supervivencia toma fuerza


cuando analizamos la situación desde este ultimo punto de vista. No se trata ya pues de una
amenaza que tiene que ver con las condiciones materiales o con ciertos aspectos del
desarrollo de la vida plena y la felicidad de los seres humanos en sociedad. La problemática
que nos atañe con el cambio climático es una que amenaza directamente las condiciones de
existencia de cualquier cosa que sea aquello que llamamos sociedad. La supervivencia y
prevalencia ante el resto de lo que hay en el mundo, cuestión de la que tanto se jacta la
humanidad de ser dominadora, esta siendo puesta en juego a partir de su propio accionar; lo
irónico recae en la forma en la que tenemos todo para hacer algo al respecto pues somos
nosotros mismos quienes estamos perpetrando tal dinámica. Curiosamente, hemos a lo
largo de los últimos años, optado por hacer del mundo una lucha por la supervivencia que
con los días se ira acentuando con cada vez más fuerza; de hecho, hay contextos en los que
ya lo hace.

La pregunta por cuestiones como la dignidad en este sentido son ineludibles y son
ese tipo de hechos que le corresponde a la filosofía disponerse. ¿Dónde recae en nuestros
tiempos el reconocimiento de la figura de la dignidad dentro de la condición humana? ¿es
acaso en la esfera del bienestar? Esfera tan mancillada pero que en cuanto menos expresa la
existencia de ciertas condiciones aptas para más allá de sobrevivir afianzarse en la
búsqueda de otros elementos que den sentido a la vida. O acaso ¿basta con la supervivencia
para concebir la dignidad? Pues si bien la existencia de la vida es un milagro, por lo menos
en el sentido en el que lo plantea Arendt, en cuanto acción que toma lugar dentro de un
sinfín de posibilidades de manera aleatoria, es cierto de igual manera que vivir no consiste
solo en el acto de respirar y hacerlo a partir de ciertos mínimos. Zanjar este tipo de
preguntas y problemas derivados de la problemática del cambio climático nos conflictúan
ya no solo en un nivel teórico, sino tambien humano, con todas las implicaciones que
aquello acarrea.

Por ello el pensamiento filosófico pese a que dentro de las reglas de juego que ha
propuesto nuestro sistema económico y político actual sea considerado como “inútil” jamás
entrara realmente en desuso. La filosofía actúa como el sustrato de la pregunta y le antecede
a todo acto y esbozo de critica que se formule en sociedad. Las preguntas planteadas por la
reflexión filosófica a lo largo de la historia han calado tan profundo en el imaginario y han
sido tan importantes en el desenvolvimiento de la humanidad que no podemos desdeñarlas
de buenas a primeras hoy en día solo por su falta de incidencia práctica. De manera
adecuada hemos de considerar las partes del edificio que vale la pena rescatar,
remitiéndonos a esta gran edificación que desde la teoría y la posibilidad de ficción y
narrativa que hemos erigido en tanto humanos capaces de pensar filosóficamente.

Referencias

 Han, B. C. (2014). En el enjambre. Herder Editorial.

 Liria, C. F. (2019). ¿Para qué servimos los filósofos? Los Libros de la Catarata.

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