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El fuero forma parte de la protección legal que el Estado garantiza a las organizaciones de

los trabajadores y trabajadoras. Se encuentra dentro de la normativa correspondiente al


Título VII de la Ley Orgánica del Trabajo relativo al Derecho Colectivo del Trabajo.
Es decir: la inamovilidad que ampara a los directivos sindicales configura un derecho que le
pertenece a la clase trabajadora en su conjunto y no en particular a ningún trabajador. El
dirigente sindical es portador de ese derecho del colectivo de los trabajadores y
trabajadoras; no forma parte de sus derechos patrimoniales ni es cuantificable en dinero.
No obstante, en la cultura sindical, los sindicalistas les dicen a los patronos que si los
quieren despedir tienen que pagarle el fuero.
La venta del fuero sindical es una perversión del sindicalismo. Porque el fuero sindical no
es negociable, o no debería serlo, porque su finalidad es garantizar la estabilidad absoluta
de los miembros de la Junta Directiva del Sindicato con el objeto de que dicha organización
cumpla sus finalidades.
Si la protección legal está dirigida a garantizar la estabilidad del dirigente sindical dentro de
la empresa, mal puede cobrarse una suma de dinero correspondiente a los salarios del
período en que deba ejercer sus funciones el directivo sindical porque desnaturaliza el
derecho colectivo de los trabajadores.
Pero, los patronos que buscan deshacerse de un dirigente sindical incómodo o de los
llamados conflictivos prefieren pagar para que éste se vaya a tenerlo dentro de la empresa
reclamando los derechos de sus compañeros de trabajo.
La venta del fuero sindical como perversión ha llegado hasta el extremo de convertirse en
una extorsión sobre los patronos. Se trata del dirigente sindical que promueve un conflicto
incluso con actos de violencia no para que prevalezca el derecho de sus compañeros de
trabajo, sino para negociar un arreglo o liquidación favorable a sus intereses o ambiciones
personales.
Otra confusión que genera el fuero sindical es que los dirigentes, al sentirse protegidos por
la Ley en su estabilidad, creen tener derecho a romper la disciplina laboral de su jornada
ausentándose de su trabajo.
El fuero sindical es una cosa y los permisos remunerados para realizar actividades
sindicales es otra cosa. Los permisos sindicales no se encuentran establecidos en la Ley
Orgánica del Trabajo. Los permisos sindicales para actividades sindicales específicas o
permisos de tiempo parcial o de tiempo completo tienen su origen en la convención
colectiva de trabajo. De manera que los patronos no están obligados por Ley a conceder
permisos sindicales. El dirigente sindical es un trabajador más que está legalmente obligado
a cumplir sus deberes laborales dentro de la jornada diaria que tenga programada.
PROTECCIÓN DE LA MILITANCIA SINDICAL.

El convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo,


ratificado por Venezuela, establece en su artículo 1° que "Los
trabajadores deberán gozar de adecuada protección contra todo acto de
discriminación tendiente a menoscabar la libertad sindical en relación
con su empleo". Específicamente el apartado 2 de esa norma establece
que dicha protección deberá ejercerse especialmente contra todo acto
que tenga por objeto: "b) Despedir a un trabajador o perjudicarlo en
cualquier forma otra forma a causa de su afiliación sindical o de su
participación en actividades sindicales (...)".

La vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de


1999 (CRBV) garantiza en el artículo 95 que "Los trabajadores y
trabajadoras, sin distinción alguna y sin necesidad de autorización
previa, tienen derecho a constituir libremente las organizaciones
sindicales que estimen conveniente para la mejor defensa de sus
derechos e intereses, así como el de afiliarse o no a ellas, de
conformidad con la ley" señalándose en el mismo artículo que "Los
trabajadores y trabajadoras están protegidos contra todo acto de
discriminación o de injerencia contrarios al ejercicio de este
derecho."

Además de esta protección genérica a la militancia sindical, operativa


jurídicamente en Venezuela, la Constitución establece y nuestra
legislación desarrolla el fuero sindical, que es una institución de
largo arraigo en el Derecho del Trabajo venezolano. El citado artículo
95 estatuye que "Los promotores, promotoras e integrantes de la
directivas de las organizaciones sindicales gozarán de inamovilidad
laboral durante el tiempo y en las condiciones que se requieran para
el ejercicio de sus funciones...". Con esta base constitucional el
fuero sindical es regulado en la Sección Sexta del Capítulo II del
Título VII de la Ley Orgánica del Trabajo (en adelante LOT), así como
por numerosas convenciones colectivas de trabajo que amplían el ámbito
subjetivo de aplicación (los trabajadores amparados) de este
fundamental instrumento de protección de la acción colectiva de los
trabajadores (extendiéndolo, por ejemplo, a los delegados
sindicales).Los trabajadores protegidos por fuero no podrán ser
despedidos, trasladados o desmejorados en sus condiciones de trabajo,
sin justa causa previamente calificada por el Inspector del Trabajo
(artículo 449 de la LOT).

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