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Biteca, Gestor - A de La Revista, 504-1794-1-CE
Biteca, Gestor - A de La Revista, 504-1794-1-CE
La radio
y construcción de ciudadanía*
dadana es recuperar nuestras lenguas cortadas, discursos donde no se toleran preguntas libres
devolver la palabra pública que nos fue prohibi- ni mucho menos opiniones contrarias. En los
da, secuestrada, por los invasores de antes y por programas de radio donde no nos arriesgamos a
los que vinieron después de ellos. debatir con quienes piensan distinto a nosotros.
Sólo abrimos los micrófonos a los del mismo
Juan Carlos Pérez Bernal en Ser ciudada- color político, religioso o ideológico.
no en la radio se hace esta pregunta: ¿Por qué
es particularmente importante la radio para el Descolonizar la palabra significa superar
ejercicio de la ciudadanía? Y la respuesta no los individualismos, los sectarismos y las arro-
puede ser otra que “por la palabra”. Por esa gancias. Si una radio comunitaria no es pluralis-
palabra pública que empodera y ciudadaniza. ta, no es. Si en una radio comunitaria no se escu-
Por recuperar derecho a la palabra pública que chan voces diversas, todas las voces, esa radio no
le da voz a todos los demás derechos. es comunitaria. Porque la comunidad siempre es
plural, con tantos colores como el arco iris.
La palabra, las palabras. Pero, ¿qué pala-
bras? Porque no basta hablar. Hay que saber ha- Palabras sencillas y alegres.
blar. Hay que aprender a hablar. A nosotros no
nos cortaron la lengua. Pero tal vez nos ocurrió Escucha los discursos de algunos dirigen-
algo peor. Nos colonizaron la palabra. tes. Emplean palabras raras, sin color ni sabor
ni peso ni medida. Hablan de hermenéuticas,
Colonizar significa invadir, apropiarse de paradigmas, articulaciones, sinergias, rese-
un territorio. En este caso, ellos invadieron tam- mantizaciones...
bién nuestra cultura. Nuestra forma de comuni-
carnos quedó afectada por el comportamiento Palabras inmateriales, grandilocuentes y
del opresor. Con frecuencia y casi sin darnos abstractas. No hablan para hacerse entender, sino
cuenta, repetimos, en la calle y en la radio, este para demostrar que saben mucho. También los
comportamiento y nuestras palabras resultan invasores hablaban así, con palabras incompren-
colonizadas. sibles, para deslumbrarnos. Para dominarnos.
Propongo cinco desafíos para descolo- ¿Y cómo hablamos nosotros cuando nos
nizar nuestras palabras radiofónicas, para que invitan a dar un discurso? ¿Acaso nos pone-
esas sean auténticas y liberadoras. mos a imitar ese lenguaje dominante? ¿Tal vez
repetimos en nuestras comunidades la misma
Palabras diversas. pedantería que escuchamos a quienes se sien-
ten superiores por tener un cargo público o un
En nuestros países, los indígenas y peor uniforme?
aún, las indígenas, no podían levantar la voz, ni
siquiera los ojos. El indio igualado era someti- Descolonizar la palabra es hablar senci-
do a castigo. La única palabra la tenía el patrón, llo. Escribir sencillo. Rescatar la frescura del
el hacendado. Y así, a base de golpes y gritos, lenguaje oral de nuestros abuelos y abuelas.
nos fueron haciendo creer que quien tiene la au- Rescatar la sabiduría popular que se expresa en
toridad tiene la razón. cuentos y leyendas, en metáforas, en picardías.
En palabra concretas. En palabras con olor a
Crecimos en ese clima de autoritarismo tierra, con sabor a pueblo.
y nos contagiamos. Descuidamos la cultura
del diálogo, la palabra compartida, la voz de La radio nos enseñó a hablar como ha-
la comunidad. ¿En qué se refleja esto? En los bla la gente en la calle, en la casa, con palabras
sencillas. Porque si empleas palabras aburridas, exponemos ideas, desarrollamos conceptos ge-
incomprensibles, en un segundo te cambian de nerales, y acabamos en conceptos todavía más
emisora. También nos hicieron creer que esas generales. No hay que rechazar ninguna de las
palabras tenían que ser expresadas seriamente. dos formas. Pero no cabe duda que la primera
Ellos, los que se creen superiores, nunca ríen, aventaja a la segunda. No en vano dicen que el
porque pierden autoridad. peor cuento atrae más que el mejor discurso.
mos radios “pontífices”, es decir, constructoras sin mezclarlos. Una mujer puede escuchar dos
de puentes entre autoridades y ciudadanía. o más conversaciones al mismo tiempo. Los
hombres, al contrario, no logran hablar con el
Y constructoras también de puentes entre radio encendido y los niños jugando.
los distintos sectores sociales. Aprender a dia-
logar sin insultar a quien piensa diferente. Re- Vamos a la otra punta, la emisión de los
construir el tejido social deshilachado después sonidos. Los hombres, desde luego, no han des-
de tantos años de conflicto armado. Una radio tacado nunca por su locuacidad. Los consultorios
comunitaria puede canalizar las denuncias ante de los psicólogos infantiles están llenos de papás
las autoridades y puede también facilitar el en- y mamás llevando a sus varoncitos. Pocas niñas
tendimiento entre las partes que han vivido en- o ninguna veremos en esas salas de espera. Éstas
frentadas durante décadas. Una radio, y más si comienzan a hablar antes que los niños. A los tres
trabaja en red, puede favorecer una cultura de años, tienen el doble de vocabulario que un niño
paz y de respeto a los derechos humanos. de la misma edad. No es cuestión de mayor o
menor inteligencia, sino de dominio verbal.
Palabras femeninas.
Esta diferencia tiene que ver con la es-
A Túpac Amaru le cortaron la lengua en pecialización de los trabajos. Los hombres no
la plaza de Wacaypata. Pero antes, Micaela evolucionaron para ser comunicadores, sino ca-
Bastidas, su indómita compañera, sufrió la mis- zadores. Persiguiendo a un bisonte o a un ma-
ma crueldad. A Micaela la recordamos menos. mut, utilizaban señas. Se sentaban silenciosos
Y sin embargo, si Túpac le hubiera hecho caso, a observar la presa durante horas. Las mujeres,
si los rebeldes hubieran avanzado sobre el Cus- por el contrario, hablaban constantemente con
co, otra sería la historia americana. sus crías. De ellas dependía el desarrollo del
lenguaje en los recién nacidos. Hablaban entre
Hay que despatriarcalizar la cultura y la sí durante la recolección de alimentos. Habla-
palabra. Y también la radio. Ya es hora de re- ban con sus callados compañeros cuando regre-
conocerlo: las mujeres son especialmente aptas saban de las largas cacerías.
para la radiodifusión. Nos guste o no, las mu-
jeres superan a los hombres tanto por el lado Las mujeres son las grandes comunicado-
de la recepción (la escucha) como por el de la ras. Ambas vías –hablar y escuchar– les resul-
emisión (el habla). tan milenariamente conocidas. El sonido es su
especialidad y, por ello, la radiodifusión es su
¿Es un cuento esto? No, es una compro- medio natural. O dicho con más salero, la radio
bación científica. A través de una larga evolu- es femenina.
ción, las mujeres fueron equipándose con unos
aparatos sensoriales mucho más refinados que *****
nosotros, los varones. Para proteger a sus crías,
ellas necesitaban percibir los más leves indicios Palabras diversas. Palabras sencillas y
de dolor, de hambre o de peligro. alegres. Palabras que narran. Palabras que inter-
median. Palabras femeninas. Con estas palabras
La mujer dispone de un mejor oído que podemos responder a la pregunta de Pérez Ber-
el hombre. El cerebro femenino está mejor ca- nal y descubrir que la radio es particularmente
bleado, distingue muchos estímulos auditivos importante para el ejercicio de la ciudadanía.