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Aspersión y 3ª
N
E
O
DICI
su Tecnología
J. M. Tarjuelo Martín-Benito
El riego por aspersión
y su tecnología
José M.a TARJUELO MARTÍN-BENITO
Dr. Ingeniero Agrónomo
3.aedición
Ediciones Mundi-Prensa
Madrid • Barcelona • México
2005
Grupo Mundi-Prensa
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El hecho de que el agua sea un recurso cada vez más escaso y exista más compe-
tencia entre los diversos usos, obliga a utilizarla de forma eficiente y a manejar con efi-
cacia los mecanismos de gestión.
La competitividad de la actividad agraria será determinante para el futuro de mu-
chas explotaciones agrarias en un mercado cada vez más liberalizado. Es pues necesa-
rio realizar un gran esfuerzo para mejorar los medios y las tecnologías puestos a dispo-
sición de los regantes, actuando sobre una mejora de su formación general y realizando
un asesoramiento sobre el manejo del agua durante la campaña de riegos.
Resulta fundamental en estos momentos la incorporación de las nuevas tecnologías
agronómicas al regadío para que mejoren entre otros, el diseño, el manejo y el funcio-
namiento de los sistemas de riego y poder conseguir así un balance económico óptimo
y una idónea utilización del agua.
El disponer de la suficiente información técnica apoyada en experimentación de
campo que ayude a la elección del sistema de riego más adecuada en cada caso y la exi-
gencia de la utilización de materiales y equipos homologados son, entre otros, aspectos
básicos para poder alcanzar los objetivos antes planteados.
Precisamente esta publicación pretende incidir modestamente en esta línea de me-
jora del regadío. La obra va dirigida tanto a técnicos como a usuarios y estudiantes del
riego por aspersión, habiendo pretendido cubrir los aspectos más interesantes de este
método de riego, aunque con las razonables limitaciones de espacio.
La publicación pretende ser eminentemente práctica, de ahí que se haya inten-
tado desarrollar un gran número de ejemplos prácticos que ayuden a entender los
contenidos. Estos se centran principalmente en el diseño y manejo de los principa-
les sistemas de riego por aspersión, habiéndose complementado con unos aspectos
básicos del agua en el suelo, que se abordan en el capítulo 1, y una exposición
general de la automatización de los sistemas de riego (capítulo 10) por entender
que es algo necesario, con mayor o menor intensidad en el presente y futuro de los
regadíos.
Los capítulos 2 y 3 se han dedicado al estudio del riego por aspersión estacionario,
que es aquel que realiza la operación de riego en una posición fija, para abordar des-
10 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
pués las máquinas de riego: los cañones en el capítulo 4 y los pivotes y laterales de
avance frontal en el capítulo 5.
Un aspecto importante de los sistemas de riego es la comprobación de sus condi-
ciones de funcionamiento, la detección de posibles problemas y la búsqueda de solu-
ciones. Esto se aborda en el capítulo 6 que trata de la evaluación de los sistemas de
riego. Además, se ha dedicado el capítulo 7 al manejo del riego, tratando de dar orien-
taciones para el uso eficiente del agua y la energía en base a trabajos de investigación,
con amplia experimentación de campo.
Tampoco queríamos dejar de tratar un tema tan importante para las instalaciones de
riego por aspersión como son las bombas hidráulicas, que se aborda en el capítulo 8, ni
las redes de distribución de agua a presión para riego a la demanda, que se abordan en
el capítulo 9, al ser de uso cada vez más generalizado en el proceso de mejora y conso-
lidación de regadíos en que está inmerso España en estos momentos.
Finalmente queremos indicar que son muchas las personas, entidades y agricultores
que nos han ayudado de alguna manera en la elaboración de este libro, a todos ellos
quiero expresar mi agradecimiento. Es prácticamente imposible citarlos a todos pero sí
quiero destacar el apoyo recibido de los compañeros de los Departamento de Produc-
ción Vegetal y Tecnología Agraria y de Ingeniería Eléctrica, así como de los alumnos
de los últimos cursos de I.T. Agrícola y de I. Agrónomo que han colaborado en la rea-
lización de los trabajos de campo y gabinete, y sin cuya ayuda no hubiera sido posible
esta publicación.
Tampoco quiero terminar sin agradecer particularmente a mis dos hijos y a mi es-
posa la comprensión que he recibido de ellos para soportar mi dedicación a este tra-
bajo, y la ayuda activa e incondicional de mi esposa en muchos aspectos del mismo.
CAPÍTULO 1
EL AGUA EN EL SUELO
1.1. Consideraciones generales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
1.2. Contenido de agua en el suelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
1.3. Potencial del agua en el suelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
1.3.1. Componentes del potencial total . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
1.4. Curvas características de humedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
1.5. Medida de contenido de agua en el suelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
1.5.1. Métodos directos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
1.5.2. Métodos indirectos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
1.6. Movimiento de agua en el suelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
1.6.1. Flujo saturado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
1.6.2. Flujo no saturado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
1.7. Infiltración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
1.7.1. Descripción general de la infiltración vertical . . . . . . . . . . . . . . . . 43
1.7.2. Efectos de las propiedades del suelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
1.7.3. Ecuaciones aproximadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
1.8. Redistribución del agua después de la infiltración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
1.8.1. Redistribución en perfiles muy húmedos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
1.8.2. Redistribución en perfiles poco húmedos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
1.8.3. Capacidad de campo (CC) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
1.8.4. Punto de marchitamiento permanente (Pm) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
1.8.5. Intervalo de humedad disponible (IHD) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
1.9. Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
CAPÍTULO 2
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN
2.1. Características fundamentales del riego por aspersión . . . . . . . . . . . . . . . . 55
2.1.1. Unidades que componen el sistema . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
12 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
CAPÍTULO 3
LA APLICACIÓN DE AGUA CON ASPERSORES
DE TAMAÑO MEDIO
CAPÍTULO 4
CAÑONES DE RIEGO POR ASPERSIÓN
CAPITULO 5
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS
DE RIEGO POR ASPERSIÓN
CAPÍTULO 6
EVALUACIÓN Y MEJORA DE SISTEMAS DE RIEGO
CAPÍTULO 7
EL MANEJO DEL RIEGO
CAPÍTULO 8
BOMBAS HIDRÁULICAS
CAPÍTULO 9
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN
CAPÍTULO 10
AUTOMATIZACIÓN DE LAS INSTALACIONES DE RIEGO
El agua en el suelo
b) Factores internos:
• La necesidad de unas estructuras de control y aforo de caudales para aplicar
los volúmenes deseados en cada parcela.
• El disponer de la instrumentación necesaria para medir la humedad del suelo
y de una metodología o un asesoramiento sobre la programación de riegos,
que indique cuando regar un cultivo dado y cuanta agua aplicar.
• El disponer de los medios suficientes para elegir el método de aplicación de
agua más adecuado, de acuerdo con los condicionantes existentes, y para re-
alizar el diseño y manejo óptimo de las unidades operacionales de riego con
el fin de que, aplicando los caudales convenientes, se logre la máxima uni-
formidad y eficiencia de riego compatible con los costes económicos que
ello conlleva.
Visto el planteamiento general de lo que abarca el riego de un cultivo, pasaremos a
hacer una breve recopilación de los principales conceptos que definen la relación agua-
suelo-planta para poder entender más fácilmente el proceso del riego y su diseño.
El suelo está constituido por tres fases: sólida, líquida y gaseosa. La fase sólida está
constituida por partículas minerales y una pequeña proporción de partículas orgánicas
(MO). El espacio no ocupado por la fase sólida constituye los poros del suelo, que es-
tarán normalmente ocupados por aire o vapor de agua y por la solución acuosa en pro-
porciones variables según el estado de humedad. Cuando todos los poros están llenos
de la solución acuosa se dice que el suelo está saturado. Si parte de ellos están ocupa-
dos por la fase gaseosa (aire o vapor de agua), el suelo está subsaturado.
Se llama porosidad (P) al cociente entre el volumen de poros y el volumen aparente
del suelo (Vas). Unos valores medios de P pueden ser los indicados en la figura 1.1.
El contenido de agua en el suelo puede expresarse en peso o en volumen:
θg (humedad gravimétrica, en %) = Pa/Pss
θv (humedad volumétrica, en %) = Va/Vas
SÓLIDO SÓLIDO
INORGÁNICO SÓLIDO
HUECOS
HUECOS
AGUA AIRE HUECOS
P G 50 % P G 55 % P G 45 %
siendo:
θg = el contenido gravimétrico de humedad del suelo.
θv = el contenido volumétrico de humedad del suelo.
Pa = peso de agua.
Pss = peso de suelo seco (desecado a 105° C durante 24 h).
Va = volumen de agua.
Vas = volumen aparente total de suelo húmedo.
Con ayuda de la figura 1.2 pueden establecerse otra serie de relaciones entre los
principales parámetros que caracterizan el agua en el suelo.
Vp Va Va
P= θv = S = luego, θv = V · P
Vas Vas Vp
siendo:
P = la porosidad.
S = grado de saturación.
Vp = volumen de poros.
Vg = volumen de gas (aire o vapor de agua).
Se denomina densidad aparente a: da = Pss/Vas. Ésta varía, normalmente, entre 1,2 y
1,4 t/m3 para los horizontes superficiales de suelo y entre 1,4-1,6 para los más pro-
fundos.
Se denomina densidad real a: dr = Pss/Vs. Siendo Vs el volumen real de suelo (sólo
de la parte sólida). Ésta toma valores muy parecidos en casi todos los suelos, en torno a
2,6 t/m3.
Teniendo en cuenta estos conceptos, la relación entre θg y θv será:
Pa Pa Pa θv
θg = = = =
Pss da Vas da (Vas/θv) da
ya que el peso específico del agua (Pa/Va) es uno.
Así pues la relación entre θg y θv será: θv = da θg.
Vas
Vs Sólidos Pss
O bien: da = dr (1 – P)
La fase sólida constituye la matriz del suelo, cuyas características más notables
son: la naturaleza de las partículas, textura, y la estructuración en agregados deforma-
bles no rígidos, estructura.
La frecuencia de poros es función de la textura. Así, los suelos arcillosos al tener
partículas muy pequeñas y numerosas dejan entre sí gran volumen de poros, aunque de
muy pequeño tamaño, pudiendo retener gran cantidad de agua.
Los primeros poros que se vacían al extraer el agua del suelo son los de tamaño
grande.
En la técnica del riego es muy útil expresar el contenido de agua en el suelo en
forma de altura de lámina de agua. Así, si el agua contenida en un prisma de suelo de
área A y profundidad h (fig. 1.3) la sacásemos de éste y la acumulásemos sobre la su-
perficie, alcanzaría una altura ha, y se cumpliría:
Va A ha
θv = =
Vas Ah
luego, ha = θv h.
Las unidades más frecuentes para medir el contenido de agua en el suelo son el
m3/ha y el mm entre las que existe la relación: 1 mm = 10 m3/ha.
Contenido volumétrico de humedad
0,4 40 cm/m
ha
30 cm/m A
0,3
Capacidad de campo
h
0,1 10 cm/m
Punto de marchitez permanente
0
Arenoso Franco Franco Franco Franco Arcilloso
arenoso limoso arcilloso
Ejemplo
¿Cuántos mm de agua (altura de lámina equivalente) contiene un perfil de suelo de
1 m de profundidad si el contenido gravimétrico de humedad de los 40 cm superiores
es del 15 % y el de los 60 cm inferiores del 25 %, siendo las densidades aparentes res-
pectivas 1,2 y 1,4 t/m3 (fig. 1.4)?
EL AGUA EN EL SUELO 23
40 cm
da = 1,2
θg = 0,15
60 cm
da = 1,4
θg = 0,25
De forma simplificada, el agua del suelo puede considerarse agrupada según tres
grados de unión con las partículas de suelo según se representa en la figura 1.5.
a) Agua higroscópica. Agua fuertemente fijada por las partículas de suelo. No es
disponible por las plantas.
24 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Capacidad en el punto
55%
de marchitamiento
CAPACIDAD DE RETENCIÓN
CAPACIDAD MÁXIMA PARA EL AGUA
Agua
15%
Variable
Reserva fácilmente
capilar
utilizable 30%
b) Agua capilar. Agua retenida en los poros del suelo venciendo la acción de la
gravedad. De ésta, una parte es más móvil y disponible por las plantas y otra
está unida con más fuerza a las partículas del suelo.
c) Agua libre o agua de gravedad. Es aquélla que momentáneamente llena los
grandes poros del suelo, pero que es arrastrada por la acción de la gravedad en
los suelos correctamente drenados.
Al contenido de humedad del suelo cuando ha drenado el agua de gravedad se le
llama capacidad de campo o de retención (CC).
Al contenido de humedad del suelo por debajo del cual se produce la marchitez
irreversible de la planta se llama punto de marchitamiento (PM).
De aquí se deduce que el agua disponible para las plantas (intervalo de humedad
disponible IHD o reserva útil) es la comprendida entre capacidad de retención y punto
de marchitamiento. La dificultad de la planta para aprovechar este agua aumenta a me-
dida que su contenido se aproxima al punto de marchitamiento permanente por lo que
desde el punto de vista del manejo del agua con el riego, únicamente se dejará agotar
EL AGUA EN EL SUELO 25
una parte de la reserva útil (déficit permisible de manejo, DPM) (generalmente entre el
30 % y 70 %) antes de volver a regar.
Así pues para un suelo con una profundidad radicular z, cuando los contenidos de
humedad se expresan en volumen, se tendrá:
Antes de pasar a estudiar cada uno de ellos cabe indicar una serie de ideas genera-
les a raíz de la energía potencial (Eg) de un cuerpo:
Eg = ω · h = m · g · h = ρ · V · g · h = γ V h
siendo kgf el kilogramo fuerza (1 kgf = 1 kg × 9,8 m/s2 = 9,8 N). No obstante se suele
tomar:
1 atm ≈1 bar ≈ 1 kgf/cm2 ≈ 10 m.c.a.
1 cbar ≈ 10 cm.c.a.
El potencial del agua en el suelo, desde el punto de vista que nos interesa para el
riego, tiene tres componentes principales:
a) Potencial gravitatorio (Ψg): Corresponde al desnivel geométrico (z) del punto
considerado respecto al plano de referencia. Es positivo por encima de dicho
plano y negativo por debajo.
Ψg = z (m)
EL AGUA EN EL SUELO 27
Además de los hasta aquí comentados existe el potencial neumático (Ψn) debido a
la presión del aire sobre el suelo. Normalmente la presión del aire se considera uni-
forme a través del perfil del suelo por lo que se ignora el Ψn en la caracterización del
movimiento del agua en el suelo, sin embargo tal supuesto no está siempre justificado.
Donde este potencial aparece como tal es en las campanas extractoras de humedad
como después se verá.
Para un mismo contenido de humedad los distintos suelos retienen el agua con dis-
tinta energía, existiendo pues distinta relación humedad-potencial mátrico (θv-ψm). A
ésta relación se le llama curva característica o de retención de humedad.
La relación entre θv y ψm depende de la textura y de la estructura porque éstas afec-
tan al tamaño y número de poros. Esta relación se muestra en la figura 1.6 de donde se
deduce que:
• Los suelos con buena estructura tienen una mayor porosidad y, por tanto, a satu-
ración (ψm = 0), contienen más agua. La estructura del suelo, especialmente en
suelos de textura fina, tiende a incrementar el tamaño de poros grandes (macro-
poros). La textura, en cambio, domina la porosidad total (número de microporos)
y la distribución del tamaño de poros (fig. 1.7).
• Cuando el potencial mátrico (ψm) se aproxima a cero, el efecto de la estructura en
el contenido de humedad domina sobre el de la textura y lo contrario ocurre para
valores más negativos del ψm. En general cuanto más arcilloso es un suelo mayor
es el contenido de agua a un determinado potencial, ya que existe mayor porosi-
dad total, pero el agua está más unida a la matriz del suelo porque se trata de po-
ros pequeños.
• La compactación reduce el tamaño de los poros y la porosidad total, aumentando
el área superficial y la fuerza con que el suelo retiene el agua. Conforme un suelo
se deseca, la película de la solución de agua reduce su espesor, la importancia re-
lativa de las fuerzas capilares decrece y las fuerzas adsorbentes dominan los fe-
nómenos hidrofísicos. Los primeros poros que se vacían son los de tamaño
grande.
El proceso de desecación-humedecimiento del suelo presenta el fenómeno de His-
térisis (fig. 1.7) (cuya explicación no es bien conocida, aunque parece deberse al papel
desempeñado por la estructura de los poros), esto hace que para un mismo valor del po-
tencial existan dos contenidos de humedad, siendo mayor en el proceso de desecación
que durante la humectación (sorción o imbibición). Si el suelo no está completamente
seco antes del humedecimiento o completamente húmedo antes del desecado, las cur-
vas de histéresis son intermedias entre las dos primeras curvas.
Puesto que lo que se pretende es estudiar las relaciones suelo-agua para conocer el
comportamiento del conjunto frente a la absorción hídrica del sistema radicular, la re-
lación θv-ψm que interesa es la del proceso de secado.
En la figura 1.9 se muestran algunos ejemplos de curvas características de humedad.
EL AGUA EN EL SUELO 29
–Ψm
–Ψm
Suelo arenoso
0 θ 0 θ
Suelo
arenoso –Ψm
Frecuencia de poros
Suelo
arcilloso
Desecado
Humectación
Saturación
0 θ
Diámetro de poros
Ejemplo 1
En un suelo cuya agua está en equilibrio (no hay flujo) con una capa freática a 70
cm de profundidad, calcular a las profundidades de 0, 30, 70 y 100 cm.
Tomando la capa freática como nivel de referencia se tendría:
Z (cm) ψm (cbar) ψg (cbar) ψH (cbar)
70 –7 7 0
40 –4 4 0
0 0 0 0
–30 3 –3 0
Y si expresamos los valores del potencial en cm.c.a. se tendrían los mismos valores
pero multiplicados por 10.
30 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
20
θ1
10 θ2
h2 h1
0
–6 –5 –4 –3 –2 –1 0
Potencial hídrico del suelo, bar
–6.000 –4.000 –2.000 0
Presión de agua en el suelo (h), cm de columna de agua
–0,2 Arenoso-franco
Franco-arenoso
Potencial mátrico, bar
fino
–0,5 Franco-
arenoso
–1,0
Franco
–2,0
Arcilloso
–5,0
–10
(PM)
–20
Ejemplo 2
0,2 m
A 1m
B
Solución
Puesto que el flujo de agua se establece del mayor al menor ΨH, habrá que calcular
los ΨHA y ΨHB.
Como ΨH = Ψg + Ψm = z + h puede tomarse el plano de referencia en la superficie
libre, ya que no existe capa freática.
Los métodos directos son los gravimétricos (θg), que consisten en sacar una mues-
tra del suelo, y una vez pesada (PH), desecarla a estufa (105° C durante 24 horas) y
volverla a pesar (Ps) para ver el agua que tenía, resultando:
PH – P
θg = s
Ps
Estos métodos trastornan a menudo la vegetación y se hacen difíciles en suelos pe-
dregosos; en definitiva exigen mucho trabajo (sonda, estufa, balanza), por eso se tiende
cada día más a usar los métodos indirectos para hacer las medidas en el campo.
32 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
1.5.2.1. Tensiómetro
Ejemplo 1
Tenemos un tensiómetro instalado a 50 cm de profundidad. El vacuómetro mide
50 cbar, ¿cuáles son los valores de Ψg, Ψm y ΨH a la profundidad considerada, si se des-
precia la altura del manómetro sobre el suelo?
Se recuerda que el potencial mátrico (ψm) es la suma del potencial matricial (ψmt) y
de presión (ψp) y que el potencial matricial (ψmt) es nulo en el interior de la cápsula y el
de presión (ψp) lo es en la atmósfera del suelo no saturado. Al no haber movimiento, los
potenciales hidráulicos (ψH = ψm + ψg) en los puntos 1, 2 y 3 (fig. 1.10) serán iguales,
luego: ψH3 = ψH2 = ψH1.
Como ψg3 = ψg2, se tendrá que ψm3 = ψm2, o bien que ψm3 = ψp2
Tapón
Vacuómetro
(1) Superficie del suelo
Cápsula porosa
Tubo
Lámina de agua
h = 50 cm Manómetro
de vacío
(3)
(2)
Partículas de suelo
Agua libre
en la cápsula
Poros
DETALLE AMPLIADO
Cápsula de cerámica
Ejemplo 2
0,5 m
0,7 m
B
34 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Sirve para determinar el contenido volumétrico de humedad (θv) y consta de los si-
guientes componentes (fig. 1.11):
• Tubo de acceso (transparente a los neutrones) (aluminio).
• Fuente radioactiva.
• Detector de neutrones lentos.
Fundamento: la fuente radioactiva emite neutrones rápidos que chocan elástica-
mente con los núcleos de los elementos del suelo al ser de mayor tamaño, y terminan
dispersándose en el suelo.
EL AGUA EN EL SUELO 35
Medidor
S Preamplificador
Detector
Tubo de Fuente radiactiva
acceso
Aire a presión
Muestras
de suelo Membrana
cerámica
Presión atmosférica
(a) t = γz
Cota
z Membrana
z
p = γz
ψ Pa = 0 b
Pc
ψm = z 0 ψg = z Membrana
Potencial
z
Aire
Agua
FIGURA 1.13. Sistema formado por dos muestras de suelo con el mismo potencial hidráulico.
Es un método que mide la constante dieléctrica del suelo por medio del tiempo de
recorrido de un pulso electromagnético que se introduce en el suelo a través de dos va-
rillas de acero inoxidable hincadas en él que sirve de guía a las ondas.
El tiempo de recorrido para una longitud dada de varillas es proporcional a la cons-
tante dieléctrica del suelo que únicamente varía con el contenido en agua del mismo, ya
que la constante dieléctrica del agua es mucho mayor que la de los restantes materiales
del suelo. Así, cuanto más húmedo está el suelo, menos tiempo tarda la señal en su re-
corrido.
Nota aclaratoria: Dieléctrico es una sustancia que no posee electrones libres capa-
ces de transportar una corriente eléctrica, y cuya propiedad fundamental es la de poder
ser polarizada por un campo eléctrico
Los equipos de medición se componen de (fig. 1.15):
• Una sonda que se introduce en el suelo, donde van instaladas las varillas (de 125
a 600 mm de longitud y más).
• Un cuerpo central, donde va instalado el generador de pulsos de radiofrecuencia,
el osciloscopio analizador de pulsos y el procesador de datos.
• Un cable que une los dos anteriores.
La lectura es instantánea y se hace directamente en porcentajes de humedad volu-
métrica, midiendo el contenido de humedad medio de la porción de suelo situado entre
las dos varillas.
Ventajas:
• No precisa calibración según el tipo de suelo. El margen de error es del 1-2 %.
• No utiliza fuentes radiactivas.
• No necesita instalación de tubos permanentes en el campo.
Cuerpo
central
Sonda
Varillas
h1
h2 Depósito
de nivel
Δh constante
Contenedor volumétrico
Esta ley viene a decir que la cantidad transferida está en proporción directa a la di-
ferencia de potencial hidráulico e inversa a la distancia que los separa.
Las unidades normalmente manejadas son:
q (cm3/cm2 s = cm/s) (como una velocidad).
ΔΨH/Δs (cm/cm) adimensional.
K (cm/s) = conductividad hidráulica de flujo saturado. Da una medida de la capaci-
dad del suelo para conducir el agua.
Valores típicos de K son:
• suelos arenosos 10–3 a 10–2 cm/s;
• suelos arcillosos 10–7 a 10–4 cm/s.
Cuando K varía en las distintas direcciones → suelos anisótropos.
Cuando K varía de un punto a otro de la masa del suelo → suelos heterogéneos.
La K depende de la porosidad total y, sobre todo, del tamaño de los poros conduc-
tores.
h = –50 cm
Flujo (q)
h = –300 cm
FIGURA 1.17. Relación entre el gradiente hidráulico y el flujo para diferentes potenciales hidráulicos.
EL AGUA EN EL SUELO 41
En el flujo no saturado no todos los poros están llenos de agua. Esto hace que la
proporción de área transversal que conduce agua disminuya, aumentando la tortuosi-
dad del flujo. El agua se mueve por los pequeños poros y a través de películas localiza-
das alrededor y entre las partículas sólidas.
En el flujo saturado los suelos de mayor conductividad hidráulica son los arenosos.
En el flujo no saturado, los arcillosos suelen tener una conductividad mayor para un
mismo contenido volumétrico de agua (excepto a valores bajos de tensión) (fig. 1.19).
Esto produce un efecto de retención de agua cuando debajo de un horizonte arcilloso
hay uno arenoso.
La ecuación general del flujo se basa en:
• La ley de Darcy (el flujo es proporcional al gradiente hidráulico).
• El principio de conservación de la masa (supuesto ρ = cte.).
Δθ
(q2 – q1) Δ y Δz = Δx Δy Δz
Δz Δt
q1 q2
Δy
Δx –Δq Δθ δθ δq δ (K δψ/δx)
= o bien = – =
Δx Δt δt δx δx
ya que q = –K δψ/δx.
que expresa que la variación de la cantidad de agua que se queda en el suelo es igual a
la variación de flujo de agua entrante y saliente en ese suelo.
La ecuación de Darcy en flujo subsaturado puede expresarse:
a) En función del potencial mátrico o de presión (ψm = h), y teniendo en cuenta
que ψH = z + h, se tendrá:
• En flujo horizontal: qx = –K (h) δh/δx, ya que no hay variación de z.
δ (h + z) δh
• En flujo vertical: qz = –K (h) = –K (h) –K (h)
δz δz
Potencial del agua del suelo Ψ cm de H2O
10–5
6
Conductividad hídrica K, cm/s
10
10–6
Ψ
105 100
bar
K
10–7
15 3 Suelo con poros gruesos
104 bar
10–8
K (mm/h)
FIGURA 1.18. Variación de K con v. FIGURA 1.19. Variación de K con la textura.
42 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
1.7. INFILTRACIÓN
Se entiende como tal al proceso de entrada de agua en el suelo, teniendo gran im-
portancia durante la ejecución del riego.
Se llama infiltrabilidad a la velocidad o tasa de infiltración i cuando está sólo limi-
tada por factores de suelo (otros factores serían las ranuras producidas por los gusanos,
heladas, etc.). Normalmente se mide en mm/h, y limita el ritmo de aplicación de agua
al terreno para que no haya escorrentía.
La infiltración puede implicar:
• Un movimiento de agua unidimensional (vertical) tal como ocurre en riego por
aspersión o por inundación.
• Un movimiento de agua bidimensional, como ocurre en el riego por surcos.
• Un movimiento de agua tridimensional, como ocurre en riego por goteo.
La infiltración es un proceso complejo que depende principalmente:
• Del tiempo de infiltración.
• Del contenido inicial de agua en el suelo (θi) y de la historia del humedecimiento
previo.
• De la conductividad hidráulica saturada K (estrechamente relacionada con la ve-
locidad de infiltración estabilizada).
EL AGUA EN EL SUELO 43
• Del estado de la superficie del suelo y de los cambios que experimenta durante
los riegos sucesivos y demás labores de cultivo.
• Del aire atrapado durante el proceso de aplicación de agua.
La infiltración acumulada I, que normalmente se mide en mm, representa la canti-
dad total de agua que ha pasado a través de la superficie del suelo en un tiempo deter-
minado.
I (t) = 冕 idt
0
t
Pluviosidad (R)
Infiltración
de la lluvia
ic = Ks
ic
tp Tiempo
FIGURA 1.20. Esquema de la variación de la tasa de infiltración con el tiempo para una superficie
encharcada y para una pluviosidad en riego por aspersión.
44 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
0 θ1 Contenido de agua θs
g 5 cm Zona de transición
Zona de transmisión
Profundidad del suelo
θv g 80 – 90% de θs
Zona de humectación
Frente de humectación
Z
Z
θ Ψ
θ0 θ1
10’
30’
2h
ΨH1
Ψm1
5h
ΨH2
Ψm2
Ψg1 = Ψg2
(a) (b) ΨH = Ψg + Ψm
torio, es decir, la unidad. Así, con el paso del tiempo Ψm tiende a cero y el ΨH tiende
ΔψH Δψg
a Ψg, con lo que el gradiente = tiende a 1.
z z
La variación de la infiltración instantánea ii y de la infiltración acumulada I con el
tiempo se representa en la figura 1.23.
i ia = I
ii
K (θ)
ic
80 Franco
«Sarpy»
60 Mezcla
arenoso
40 Franco «Castor»
Franco «Geary»
20
Franco «Columbia» Arcilloso ligero «Yolo»
0
20 40 60 80 100 120 140
Tiempo (minutos)
FIGURA 1.24. Curvas de velocidad de infiltración en los principales tipos de suelo (Jensen, 1981).
50
100 Mezcla
Franco arenoso
«Sarpy» 40
80 Franco «Castor»
30 Franco«Columbia»
60
Franco «Geary» 0,07
5
40 20 0,1
0,2235
Franco 0,30
«Columbia» 10
20 Arcilloso ligero «Yolo»
0
20 40 60 80 100 120 140 10 20 30 40 50
FIGURA 1.25. Infiltración acumulada en los FIGURA 1.26. Tasa de infiltración para un
principales tipos de suelo. suelo franco (Columbia silt loam) con
diferentes contenidos iniciales de humedad
(Jensen, 1981).
Inundado
Velocidad de infiltración (mm/h)
60 60
R = 50 mm/h
R = 50 mm/h
40 40
R = 20 mm/h
20
20 R = 20 mm/h
12
K = 4 mm/h
10 20 30 40 50 60 70 80 0
10 20 25 30 40 50
Tiempo (minutos) Infiltración acumulada (mm/h)
a) b)
FIGURA 1.27. Tasa de infiltración en un suelo franco bajo distintas pluviosidades: a) en función del
tiempo, b) en función de la infiltración acumulada.
Tasa de infiltración
Ecuación de Richards
k
Valores observados
Tiempo
FIGURA 1.28. Efecto sobre la tasa de infiltración (i) del aire atrapado.
En riego por aspersión puede producirse antes el encharcamiento para una deter-
minada pluviosidad (R) por el aire atrapado.
Los canales abiertos por las raíces, los gusanos o la contracción del suelo favore-
cen la salida del aire, pero ésta puede verse gravemente afectada por el sellado de
la superficie del suelo.
donde:
• Si D = 0, es la denominada ecuación de Kostiakov-Lewis.
• Si c = 0, es la función propuesta por el SCS (Soil Conservation Service).
También puede emplearse la ecuación de Philip (1957) que es:
a) Para infiltración horizontal:
I = s t1/2
i = 1/2 s t–1/2
b) Para infiltración vertical:
I = s t1/2 + At + …
i = 1/2 s t–1/2 + A + …
donde s es un parámetro denominado sorptividad, que depende de la humedad del
suelo.
Para valores pequeños de t el primer término de ambas expresiones predomina so-
bre el segundo, ocurriendo lo contrario para valores grandes de t.
El parámetro A representa la velocidad de infiltración estabilizada, o infiltración
constante a que se tiende después de cierto tiempo.
Arenoso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
Franco arenoso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20-30
Franco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10-20
Franco arcilloso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5-10
Arcilloso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
0,6
θv
(m3/m3)
0,5
0,455 Drenaje sin evaporación (D.S.E.)
0,419
0,437
0,4
Arcilloso
0,358
0,291
0,3
0,275 D.S.E.
0,213
0,2 0,159 Franco
D.S.E. 0,177
0,139 0,117
0,1 Arenoso
0,093
0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Tiempo (Días)
θmi θmi
0 5 10 15 20 25 30
t3 t2 t1
12 días
s
4 días
24 día
a
or
1h
t0
Profundidad (cm)
Profundidad
t1 5
t2
t3
10
15
FIGURA 1.30. Perfiles de agua en el suelo en varios tiempos después de haber añadido agua a la
superficie del suelo.
Saturación
θv
Suelo arcilloso
Capacidad
de campo
Suelo arenoso
0 1 2 3 4 5 6 7
Tiempo (días)
FIGURA 1.31. Disminución progresiva del contenido de humedad con el tiempo en la zona
inicialmente húmeda del suelo durante la redistribución.
EL AGUA EN EL SUELO 53
TABLA 1.1. Valores de intervalo de humedad disponible de los diferentes suelos por unidad
de profundidad y velocidad de infiltración máxima
1.9. BIBLIOGRAFÍA
Sistemas estacionarios
de riego por aspersión
Este método implica una lluvia más o menos intensa y uniforme sobre la parcela
con el objetivo de que el agua se infiltre en el mismo punto donde cae.
Tanto los sistemas de aspersión como los de goteo utilizan dispositivos de emisión
o descarga en los que la presión disponible en las tuberías portaemisores (ramales, alas
o laterales de riego) induce un caudal de salida. La diferencia entre ambos métodos ra-
dica en la magnitud de la presión y en la geometría del emisor.
Las unidades básicas que componen el sistema son: el grupo de bombeo, las tube-
rías principales con sus hidrantes, los ramales o laterales de riego y los propios emiso-
res. Estos últimos pueden ser: tuberías perforadas, difusores fijos o toberas y asperso-
res. De todos ellos, los más utilizados son los aspersores, que pueden llevar una o dos
boquillas cuyos chorros forman ángulos de 25° a 28° con la horizontal para tener un
buen alcance y que no sean demasiado distorsionados por el viento (fig. 2.1).
En general, los diferentes tipos de aspersores pueden agruparse en varias clasifica-
ciones en base a distintos aspectos:
a) Según la velocidad de giro:
• De giro rápido (> 6 vueltas/min.) (de uso en jardinería, horticultura, vive-
ros, etc.).
• De giro lento (de 1/2 a 2 vueltas/min.) (de uso general en agricultura).
Para una misma presión, los de giro lento consiguen mayor alcance que los de
giro rápido, permitiendo espaciar más los aspersores.
b) Según el mecanismo de giro:
• De reacción: la inclinación del orificio de salida origina el giro.
• De turbina: el chorro incide sobre una turbina que origina el giro.
• De choque: el chorro incide sobre un brazo con un muelle, que hace girar el
aspersor de forma intermitente. Mediante un mecanismo especial pueden
56 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
FIGURA 2.1. Ejemplos de tubería perforada y de aspersores, con una y dos boquillas (Melvyn, 1983).
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 57
modelo de reparto de agua del aspersor viene definido por: el propio diseño del asper-
sor, el tipo y número de boquillas y la presión de trabajo.
A estos factores pueden añadirse otros de menor trascendencia como la altura del
aspersor sobre el terreno, la presencia o no de vaina prolongadora de chorro (VP), que
mejora la uniformidad de reparto de agua para velocidades de viento mayores de unos
2 m/s, o la duración del riego, cuyo incremento favorece a la Uniformidad de Distribu-
ción (UD) por compensarse en parte las distorsiones producidas por el viento ya que
éste varía normalmente con el tiempo.
En riegos de media o alta frecuencia, la falta de uniformidad en un riego como con-
secuencia de la acción del viento puede verse compensada en los riegos sucesivos al ir
cambiando normalmente las condiciones del viento. Esta mejora de uniformidad acu-
mulada de varios riegos será más aprovechable por el cultivo cuanto mayor sea la fre-
cuencia de riego ya que de este modo serán menores los déficit hídricos transitorios
existentes entre riegos.
Los sistemas fijos permanentes mantienen todos sus elementos fijos durante la vida
útil, lo que implica que todas las tuberías tengan que estar enterradas, mientras que los
sistemas fijos temporales hay que montarlos al principio de la campaña de riego y reti-
rarlos al final de la misma, lo que implica que los ramales y sus tuberías de alimenta-
ción tengan que estar en superficie, pudiendo ser de aluminio o de PVC.
Para la elección del sistema pueden tenerse en cuenta las siguientes considera-
ciones:
• La tendencia actual es hacia los sistemas de baja presión, que permitan el riego
nocturno (por menor evaporación, velocidad de viento y coste energético), y sean
de fácil manejo y automatización. En este sentido uno de los sistemas más intere-
santes son los pivot o pivotes.
• En parcelas pequeñas o de forma irregular se adaptan mejor los sistemas fijos.
• Los sistemas semifijos de tubería móvil se están utilizando cada vez menos, a pesar
de ser los que requieren menor inversión, por las mayores necesidades de mano de
obra, incomodidad de manejo etc., siendo más utilizados los de tubería fija.
• Los laterales de avance frontal son muy adecuados para parcelas rectangulares de
gran longitud, consiguiendo una alta uniformidad de riego con baja presión, pero
requieren mayor inversión que los pivotes y tienen un manejo más complicado.
Una variante que parece muy interesante son los laterales de tamaño medio (infe-
riores a 300-350 m) que pueden regar con movimiento frontal o en círculo, te-
niendo la ventaja de su gran movilidad y adecuación a parcelas con forma más o
menos irregular. En este caso, puesto que ambas situaciones funcionan con dife-
rente carta de emisores, se necesitan válvulas hidráulicas en la base de aquellos
emisores no comunes a ambas disposiciones, que entran en funcionamiento úni-
camente en el momento adecuado comandados por un circuito hidráulico.
• Las alas sobre carro son sistemas muy interesantes por su gran movilidad y ade-
cuación a diferentes condiciones de parcelas y cultivos, permitiendo la utiliza-
ción de la baja presión, por lo que están sustituyendo en buena medida a los ca-
ñones de riego, por sus problemas de elevada presión de trabajo, gran tamaño de
gota, mayor distorsión por el viento, etc., que los hacen casi únicamente adecua-
dos para «riegos de socorro», praderas, etc. No obstante, los cañones de riego re-
quieren menor inversión que las alas sobre carro y son de más fácil manejo.
Las ventajas del riego por aspersión se derivan principalmente de dos aspectos fun-
damentales:
• El control de riego sólo esta limitado por las condiciones atmosféricas (pérdidas
por evaporación o arrastre y efecto del viento sobre la uniformidad de reparto).
• La uniformidad de aplicación es independiente de las características hidrofísicas
del suelo.
Una enumeración de las principales ventajas puede ser:
• Puesto que la dosis de riego únicamente es función del tiempo de cada postura,
puede adaptarse tanto a dosis grandes como a dosis pequeñas.
60 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Conviene observar que las ventajas o desventajas no son tales mientras no se de-
muestre que la relación beneficio-coste del proyecto de aspersión sea superior o infe-
rior a la obtenida con otras alternativas.
l l Aspersores
l’ Aspersores
l’
Ramal portaaspersores
l’ = l 兹3
苶/2
Ramal portaaspersores
10-12 4-6
18-20 8-9
25-30 10-11
El tipo de chorro emitido depende principalmente del diseño geométrico del as-
persor y las boquillas, de su presión de trabajo y de las condiciones de viento. Al
aumentar la presión disminuye el tamaño de gota, y un exceso de presión (nor-
malmente por encima de 4 bar o 4 kg/cm2 ) produce una excesiva pulverización
del chorro y una bajada brusca de uniformidad de riego cuando hay viento.
Para que el sistema sea realmente rentable no suele ser frecuente que la pluviosidad
supere los 3 o 4 mm/h, aunque con ello haya casos de heladas en que no se llegue a una
protección total.
El sistema de riego se parará cuando tm + 2 = tc y el hielo que envuelve la planta se
esté derritiendo continuamente.
El aspersor utilizado debe tener protegidas las partes fundamentales que originan
el giro con una carcasa de plástico para evitar la formación de hielo. En un marco
20 m × 20 m por ejemplo, para una Pms = 3 mm/h, el caudal que debe descargar el as-
persor sería de 3 × 20 × 20 = 1.200 l/h, y para conseguir un tamaño de gota medio ne-
cesitaría normalmente una presión de 3,5 a 4 bar (3,5 a 4 kg/cm2), por lo que debería
llevar una boquilla de 4 mm.
Una solución alternativa sería el uso de mini o micro aspersores. Por ejemplo, en
manzanos en espaldera a marco 4 m × 4 m pueden utilizarse miniaspersores que des-
cargan 100 l/h, con un alcance de unos 4 ó 5 m, trabajando a 2,5 ó 3 bar, dispuestos en
marco 4 m × 8 m (en líneas alternas de cultivo) que darían una pluviosidad media de
3 mm/h y serviría tanto para regar como para protección antihelada. De ser así, habría
que situar el emisor cercano al suelo para regar, y encima del cultivo para protección
antihelada. En este caso, una posible solución podría ser colocar la tubería a 1,5 m del
suelo, colgada en el soporte de la espaldera, y una pequeña manguera de unos 2,5 m por
miniaspersor que permitiría trasladarlo fácilmente.
Tubería de aspersores
54 126
Hidrante con Tubería
codo de mando secundaria
12
Ø 31,6
Marco de riego Disposición sobre el terreno
18
252
FIGURA 2.2. Sistema semifijo con ramales móviles (Martínez de Haro, 1993).
12
La mano de obra necesaria es del orden de 2,5 h/hombre por riego y hectárea.
Una variante es el sistema de mangueras, que surge para disminuir el número de
cambios de la tubería y por tanto la mano de obra.
Los componentes de este sistema son los mismos que los del caso anterior con la
única variante de que el aspersor, en lugar de situarlo sobre la tubería, se coloca sobre
un «trineo» o «patín» que va unido a la tubería mediante una manguera (fig. 2.3). En
este caso, la tubería del ramal permanece fija, conectada al hidrante, durante el tiempo
en que los aspersores realizan entre 3 y 7 posturas de riego repartidas a ambos lados de
la misma, desplazando únicamente las mangueras. Éstas suelen tener una longitud má-
xima de 36 m, lo que permite cubrir las posturas indicadas para separaciones entre po-
siciones de riego de 12 ó 18 m.
Cuando se ha realizado el total de posiciones posibles desde un hidrante, las tube-
rías del ramal, los trineos y las mangueras deben desplazarse al siguiente hidrante para
continuar el ciclo de riego.
Tratando de disminuir la mano de obra para el traslado de las tuberías surge el «ra-
mal sobre ruedas», en donde la tubería de aluminio o acero galvanizado sirve de eje a
unas ruedas de 1,5 a 2 m de diámetro (fig. 2.4). Éstas van espaciadas de 9 a 12 m y sir-
ven para cambiar el ramal de una posición de riego a la siguiente. Para ello llevan un
pequeño eje, exterior a la tubería y agarrado a ella, que sirve para transmitir la rotación
a los tres o cuatro grupos de ruedas motrices, que son a la vez direccionales, distribui-
das cada 40 ó 50 m en el ramal. El eje es accionado por un pequeño motor de combus-
tión interna (de 1 CV o menos) que se acopla en uno de los extremos del ramal.
En terrenos llanos, el ramal puede llegar a tener hasta 500 m de longitud, siendo las
longitudes más frecuentes entre 250 y 350 m. El sistema es adecuado para parcelas rec-
tangulares y cultivos de porte medio o bajo, para que la tubería pueda pasar sobre ellos
sin problemas.
La alimentación del ramal se hace por un extremo, conectándolo a un hidrante me-
diante una manguera flexible.
Por su parte, los aspersores van distanciados entre 9 y 24 m (normalmente 12 m) y,
para que queden siempre en posición vertical, van montados sobre un pequeño tubo
con posibilidad de giro libre, dotados de un contrapeso [fig. 2.4.b)].
Para poder vaciar la tubería y disminuir el peso antes de hacer el cambio de posi-
ción, el ramal lleva una serie de válvulas automáticas de vaciado, que se cierran cuando
el agua lleva presión y se abren al disminuir ésta [fig. 2.4.c)].
Una disposición típica de este sistema es la de la figura 2.4.a), que consta de una tu-
bería principal enterrada, trazada por uno de los bordes de la parcela rectangular, con
separación entre hidrantes tal que pueda atender un mínimo de dos posiciones de ra-
mal. Al llegar al final de la parcela, puede regresar en vacío a su posición inicial o vol-
ver regando. En ese caso, hay que planificar adecuadamente las duraciones de cada
postura para poder satisfacer las necesidades del cultivo utilizando intervalos de riego
diferentes, complicándose de esta manera mucho más el manejo pero evitando regresar
en vacío. Otra posible solución es regar en «posiciones alternas», es decir, que avance
de dos en dos posiciones de ramal para que al llegar al extremo de la parcela pueda re-
gresar regando en las posiciones que dejó sin regar.
68 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Fuente
de agua Zona
regada
Bomba
Hidrante Tubería
a) principal
Lateral con
aspersores
b) c)
Abierta Cerrada
FIGURA 2.4. Diversos detalles del «lateral con ruedas» (Melvyn, 1983 y Rirgos Costa).
12
12
Disposición
18 18 30,8 en el terreno
108 108
FIGURA 2.5. Ejemplo de sistema fijo de aspersión aéreo (Martínez de Haro, 1993).
70 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
TS TT 18
18
TP
BR (a)
TS TT 18
18
TP
BR (b)(b)
FIGURA 2.6. Ejemplo de instalaciones con sistema fijo y aspersores móviles (Martínez de Haro, 1993).
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 71
sistema. Un aspecto a tener en cuenta en este caso es que los aspersores no se reco-
mienda que sean de plástico porque los diferentes coeficientes de dilatación térmica del
aspersor (plástico) y del manguito de unión (acero o hierro) hace que los primeros se
rompan por la tuerca de unión con el paso del invierno a la intemperie, aunque este pro-
blema está ya resolviéndose.
Normalmente, los aspersores se agrupan en bloques de riego. Con ello se busca una
mayor uniformidad de reparto de agua y una disminución de los bordes de la zona re-
gada, ya que en esas zonas son mayores las pérdidas por evaporación y las distorsiones
del viento. Esta solución suele ser más cara que la de distribuir los ramales por toda la
parcela, buscando reducir los caudales que pasan por las tuberías principales, pero las
ventajas del riego en bloques suele compensar el incremento de coste en la instalación,
que ya que de por sí es más elevado que en el caso anterior con aspersores móviles.
Aunque existen multitud de diseños, pueden distinguirse dos grupos. Aquéllos que
llevan una válvula en cada ramal o cada dos ramales, en cuyo caso el bloque de riego
se consigue abriendo varias válvulas a la vez (fig. 2.7), y aquéllos en que todo el bloque
de riego funciona con la misma válvula (fig. 2.8). La ventaja del primer diseño es la fá-
cil modificación de la dimensión del bloque de riego, lo que puede ser interesante en
caso de escasez de agua en la explotación o para poder regar con bombas distintas. La
ventaja del bloque comandado por una sola válvula es que puede automatizarse más fá-
cilmente mediante electroválvulas y un programador de riego.
Válvula de esfera
2”
P.V.C.
Nudo de derivación
Conexión de toma
FIGURA 2.7. Ejemplo de cobertura total enterrada con válvula en cada ramal de aspersores
(Martínez de Haro, 1993).
72 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
En el primer diseño (fig. 2.7) los componentes básicos de la instalación suelen ser:
• Conducciones generales de fibrocemento o PVC según sea su coste.
• Ramales de riego de PVC, con válvula de esfera o mariposa en su comienzo, y
aspersores montados sobre collarín de toma. Los diámetros más frecuentes son
de 50 a 75 mm, debiendo utilizar dos diámetros en el ramal para aprovechar al
máximo la pérdida de carga admisible. Una de las soluciones más económicas
suele ser utilizar sólo diámetro 50 mm, aunque ello requiera poner más tuberías
generales.
En el segundo diseño (fig. 2.8) los principales componentes suelen ser:
• Tubería principal de fibrocemento o PVC.
• Tubería secundaria de PVC, con válvula de mariposa en su comienzo.
Válvula hidráulica
Bloque de hormigón
para anclaje
Solución automatizada
Polietileno Ø 32
Válvula de Te de latón 32-1”
Pieza metálica mariposa
Conexión de toma
en T
PVC
Anclaje de hormigón
Solución de accionamiento manual
FIGURA 2.8. Ejemplo de cobertura total enterrada con una sola válvula de mariposa
por bloque de riego (Martínez de Haro, 1993).
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 73
Se hará sólo una breve referencia a los principales criterios que pueden manejarse a
la hora de realizar el trazado de las tuberías, entre los que se encuentran los siguientes:
• La primera red que hay que trazar en la parcela es la de ramales con aspersores.
Ésta se debe orientar siguiendo las líneas de cultivo para facilitar al máximo las
labores.
• Se tenderá a situar los ramales paralelamente a alguna de las lindes rectas más
largas de la parcela o a caminos ya que así suele quedar una instalación más re-
gular.
• La longitud del lateral viene limitada por criterios económicos y de manipula-
ción. Así en sistemas de ramales móviles se aconseja limitar las longitudes a unos
200 m (son raros los casos que se llega a 250 m), resultando diámetros de 3’’ a
3 1/2’’. En sistemas fijos con tubería enterrada la longitud de lateral horizontal
más económica suele ser del orden de 120 a 140 m, aprovechando al máximo la
tubería de PVC de diámetro 50 mm.
• Cuando se riega en bloques, se procurará no concentrar todos los aspersores en la
misma tubería principal. En parcelas grandes es frecuente repartir los aspersores
por postura de riego en dos o más bloques, procurando guardar un equilibrio en-
tre el mayor agrupamiento de bloques posible y no concentrar excesivos caudales
en una misma tubería.
• En instalaciones automatizadas se procurará que el caudal por bloque admita el
montaje de válvulas hidráulicas de 100 mm (4’’) de diámetro como máximo.
• En laterales móviles, suele ser conveniente que los desplazamientos en posturas
sucesivas sigan una secuencia continua, evitando tener que desplazar los ramales
desde un extremo de la parcela al otro.
• Para disminuir las diferencias de presión dentro del lateral éstos se trazarán si-
guiendo las curvas de nivel o en dirección ligeramente descendente, para com-
pensar las pérdidas de carga. Se evitarán por tanto, en la medida de lo posible, los
laterales en pendiente ascendente, ya que requerirán tubería de mayor diámetro o
acortar su longitud para mantener la diferencia de presión por debajo del 20 % de
la presión media, que es el límite máximo por criterios de uniformidad de reparto
de agua.
Algunos criterios de trazado en condiciones topográficas diversas recomendados
por el Soil Conservation Service de USA (SCS) se recogen en la figura 2.9, de la que
pueden hacerse las siguientes observaciones:
74 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Lat. n.º 2
175
120
Lateral
n.º 2
150
110
125
Lateral
n.º 1
n.º 1
Lat.
100
100
a)
b)
120 100
100
90
80
60
80
50 60 70
c) d)
100
90
100
80
90
70
80
60
e) f)
FIGURA 2.9. Algunas disposiciones para sistemas semifijos. a) Disposición en moderada pendiente
uniforme con suministro de agua por el centro. b) Disposición con un número impar de ramales.
c) Disposición con ramales descendentes para compensar las pérdidas de carga. d) Disposición con
ramales descendentes y bomba suplementaria en tubería principal para las posiciones de ramal
más elevadas. e) Disposición con dos tuberías principales por el centro de la parcela. f) Disposición
con dos tuberías principales por los bordes de la parcela.
e) Disposición con dos tuberías principales situadas en las divisorias para evitar
las posiciones en pendiente ascendente de los ramales.
f) Como en la disposición anterior, se ha realizado el trazado de la tubería princi-
pal de forma que se evite tener ramales ascendentes.
De estas disposiciones se deduce la conveniencia de realizar el trazado conjunto de
las tuberías principales y de los ramales portaaspersores.
Estos ramales suelen estar formados por tubos, unidos mediante acoplamientos rá-
pidos, complementados por un conjunto de piezas especiales, necesarias para el ade-
cuado funcionamiento del ramal (tes, codos, tapones, etc.), y por los aspersores instala-
dos en él (puntos de toma).
a) Los tubos suelen ser de aluminio, acero galvanizado o PVC especial, de 6 o
9 m de longitud. Se buscan materiales ligeros, resistentes a la corrosión y a los
golpes, que sean fácilmente transportables.
b) Las uniones suelen ser de dos tipos: mecánicas o hidráulicas. Además, deben
permitir cierta flexibilidad angular para adaptarse a las irregularidades del te-
rreno (ángulos entre 12° y 30°).
En las de tipo mecánico (fig. 2.10), la estanqueidad se consigue comprimiendo
un aro de goma situado entre los extremos de los dos tubos contiguos por me-
dio de un cierre de palanca. Este tipo de junta puede emplearse también en tu-
berías de aspiración.
Las uniones de tipo hidráulico (fig. 2.11) consiguen su estanqueidad mediante
una junta de doble labio (en V). La presión del agua actúa sobre las dos ramas
de la V, apretando una contra el extremo macho y otra contra el extremo hem-
bra, logrando la estanqueidad cuando dicha presión supera los 50 kPa (0,5 bar).
Además dispone de un gancho que evita que la presión separe los dos tubos,
permitiéndoles cierta holgura.
En otras uniones de tipo hidráulico, en la hembra se alojan interiormente una
junta de labio y un muelle; la presión del agua actúa sobre la junta y ésta sobre
el muelle, que mantiene unido el extremo del tubo macho.
c) Los puntos de toma de aspersor constan en general de los siguientes compo-
nentes: 1) tubo portaaspersor; 2) válvula de acople, y 3) estabilizador o soporte
(trípode en tubos de gran longitud).
El tubo portaaspersor se fabrica de aluminio o acero galvanizado de distintas
longitudes (entre 0,5 y 2 m) para adecuarse al porte del cultivo a regar, con diá-
metros de 19 a 25 mm (3/4’’ a 1’’).
La válvula de acople suele ir unida al tubo del ramal y termina en un enlace rá-
pido para acoplar el tubo portaaspersor (fig. 2.12).
d) Los reguladores de presión pueden ser necesarios en ramales que trabajan en
topografía irregular (fig. 2.13) para evitar superar la máxima diferencia de pre-
sión admisible entre los distintos aspersores del ramal.
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 77
1. Cuerpo.
2. Pedal.
3. Muelle.
4. Anillo retén.
5. Válvula esfera.
Por último indicar que los hidrantes (fig. 2.14) o bocas de riego, donde se co-
nectan los ramales, están unidos a la tubería principal mediante una T de deri-
vación y un tubo de extensión, en cuyo extremo superior se sitúa la válvula hi-
drante. A ésta se acopla un codo con mando que permite la apertura y cierre de
la válvula y sirve además de unión orientable con el ramal de aspersores. En
este codo es frecuente instalar un manómetro para regular la presión en el ori-
gen del ramal.
78 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Diferentes niveles
suponen diferentes
presiones
b)
Éste tiene dos partes bien diferenciadas como son el diseño agronómico y el di-
seño hidráulico. Con el primero se aborda la adecuación del sistema a todos aque-
llos aspectos relacionados con los condicionantes del medio (suelo, cultivos, clima,
parcelación, etc.) y con el segundo se realiza el dimensionamiento más económico
de la red de tuberías con el objetivo de conseguir un reparto uniforme del agua de
riego.
Una posible secuencia de pasos a seguir para diseñar el sistema es la del organi-
grama adjunto (fig. 2.15), cuya comprensión se facilita además con lo expuesto en los
apartados siguientes.
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 79
Viento
Marco de riego Aspersor
Labores
Suelo Pluviometría
Tiempo de
postura
Cultivos Dosis de riego
Intervalo Número de
Necesidad de posturas de
agua mensual (calendario)
riego al día
Tarifa eléctrica
Horas de riego Número de
al día aspersores
Mano de obra
Caudal
Diseño de red
Condicionante
Parámetro
FIGURA 2.15. Posible organigrama de diseño de un riego por aspersión (Martínez de Haro, 1993).
Otros aspectos a considerar son: las condiciones estructurales del suelo, su sali-
nidad y la del agua de riego, etc., así como el tipo de cobertura vegetal. Esta úl-
tima está relacionada con el peligro de erosión y con la frecuencia de riegos a
adoptar, ya que la alta frecuencia en suelos parcialmente desnudos origina más
pérdidas por evaporación.
Como se sabe, el objetivo del riego es suministrar a los cultivos, de forma eficiente
y sin alterar la fertilidad del suelo, el agua adicional a la precipitación que necesitan
para su crecimiento óptimo y cubrir las necesidades de lavado de sales de forma que
evite su acumulación en el perfil del suelo, asegurando la sostenibilidad del regadío.
El diseño agronómico es una parte fundamental del proyecto de riego, presentando
ciertas dificultades, tanto de tipo conceptual como de cuantificación de ciertos paráme-
tros, por el gran número de condicionantes que ha de tener en cuenta (suelo, clima, cul-
tivos, parcelación, etc.).
Podemos decir que se desarrolla en tres fases:
a) Estimación de las necesidades de agua de los cultivos.
b) Determinación de los parámetros de riego: dosis, frecuencia o intervalo entre rie-
gos, duración del riego, número de emisores por postura, caudal necesario, etc.
c) Disposición de los emisores en el campo.
Entre las técnicas existentes para el adecuado manejo del agua en la agricultura de
regadío está la programación de riegos (PR), que permite identificar el momento y la
cuantía de cada riego. Para poder aplicar de forma adecuada estas técnicas, es necesario
conocer los factores fundamentales que condicionan los distintos procesos implicados.
El concepto de evapotranspiración (ET) hace referencia al paso de agua desde la
cubierta vegetal a la atmósfera. Perrier (1984) define el proceso de evapotranspiración
desde una cubierta vegetal como la pérdida total de agua de dicha superficie bajo forma
de vapor a través de la evaporación directa desde la superficie del suelo (Es) y evapo-
ración del agua interceptada por las plantas y transpirada hacia la atmósfera (T), en un
intervalo de tiempo dado.
Ambos procesos, la Es y la T, están limitados, además de por la demanda evapora-
tiva de la atmósfera, por la cantidad de agua disponible en el suelo, por la naturaleza de
éste y por las propias características de la cubierta vegetal.
En la ET del cultivo, el método de riego repercute muy poco si el sistema está bien
diseñado y manejado, pero no en el caso de riegos aéreos de alta frecuencia o cuando el
grado de cobertura del suelo es bajo. Disminuyendo la temperatura y aumentando la
humedad del aire, el riego por aspersión puede reducir considerablemente la ET, aun-
que esta disminución puede quedar compensada por una mayor evaporación del agua
interceptada por el follaje y la superficie del suelo, especialmente si la frecuencia de
82 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
riego es alta, como suele ocurrir con el riego con pivotes y laterales, de frecuencia casi
diaria. Igualmente, se han destacado reducciones en la ET cuando el sistema de riego es
por goteo. La ET de un cultivo que cubre totalmente el suelo está poco afectada por este
método de riego. Solamente, en el caso de cultivos poco densos y de plantaciones le-
ñosas y jóvenes, se reduce la ET, ya que con el riego por goteo se mojará una pequeña
porción del suelo. En suelos de textura media o pesada, la reducción de la ET es muy
inferior y, sobre todo, cuando la demanda evaporativa del aire es tan baja que no se re-
quiere regar con alta frecuencia.
Cálculo de ET0
Determinación de Kc
Corrección por
condiciones
locales
ETM = Kl Kc ET0
Nn = ETM – Pe – Ac - Pp ± ΔH
Ea = Eficiencia de aplicación
R = Necesidades de lavado
Nb = Necesidades totales de
riego en parcela
La evapotranspiración real (ETa), es igual a la ETm cuando el agua del suelo dispo-
nible para el cultivo es la conveniente. Sin embargo, ETa < ETm cuando el agua dispo-
nible en el suelo es limitada. La magnitud de ETa dependerá del agua remanente dispo-
nible del suelo a la profundidad del sistema radicular efectivo.
La ET puede ser medida por procedimientos diversos (De Juan y Martín de Santa
Olalla, 1993b), pudiéndose agrupar estos en métodos directos e indirectos:
a) Para la medición directa, el método indicado es el balance de agua en el vo-
lumen de suelo enraizado. Este puede ser aplicado a diferentes escalas de es-
pacio (lisímetros, parcelas experimentales, campo de cultivo, perímetros de
regadío, etc.) y tiempo (día, semana, decena, mes y año), según el fin que se
persiga.
b) Los métodos micrometeorológicos (balance de energía/Relación de Bowen,
aerodinámico, aerodinámico simplificado, covarianza de torbellino, etc.) pro-
porcionan una medida indirecta de la transferencia de vapor de agua en la capa
límite de la atmósfera.
Los balances que integran la planta son precisos, enteramente equilibrados, y per-
miten calcular la ET (ET0, ETm, ETa, ETop), como término residual de la expresión si-
guiente:
ET = P + R + Ac ± ES – D – ΔHS [1]
84 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
B) Tanques evaporimétricos
Los tanques evaporimétricos son recipientes de medida y colocación estandariza-
das, llenos de agua, en donde se puede medir la evaporación en un período determi-
nado. Su mayor ventaja es que la evaporación de una lámina libre de agua integra mu-
chos de los factores climáticos involucrados en la ET: radiación, viento, y humedad y
temperatura del aire. Doorenbos y Pruitt (1974) proponen un método para la estima-
ción de la ET0 a partir de los datos medidos de evaporación de una lámina libre de agua
en la cubeta Clase A del Servicio Meteorológico de EE.UU., de características y ma-
nejo estandarizados. La ET0 se calcula como sigue:
ET0 = kp Epan [2]
donde: Epan = evaporación medida, en mm/día; y kp = coeficiente de cubeta, que de-
pende, sobre todo, de la localización de la cubeta, de la humedad relativa y de la velo-
cidad del viento.
Uno de los métodos más extendidos para la PR es el balance hídrico, lo que impli-
caría la determinación de todas las entradas y salidas de agua en la ecuación [1]. En
todo momento, se debe conocer el agua que queda en el suelo a disposición del cultivo
para que no descienda por debajo de un umbral de humedad prefijado en función del
objetivo perseguido con la PR.
Los modelos de PR incluyen en su desarrollo modelos empíricos para determinar la
evolución, en profundidad, del sistema radicular, la escorrentía, la percolación pro-
funda y la precipitación efectiva.
En los modelos simplificados, se sigue una contabilidad de pérdidas (ET) y ganan-
cias (riegos y lluvia) de modo que, en todo momento, se puede conocer el agua que
queda en el suelo a disposición del cultivo. La expresión que se sigue en un balance de
agua diario es la siguiente:
donde: DASi = déficit de agua en el suelo al finalizar el día i; DASi–1 = déficit de agua en
el suelo a finalizar el día (i–1); ETi = consumo de agua por parte del cultivo en el día i;
Pei = precipitación efectiva durante el día i, y Ri = dosis neta de riego aplicada en el día
i. Todos los elementos de la ecuación [4] se expresan en mm.
La información básica comienza por la elección de la estación agroclimática, con
los registros necesarios para la estimación diaria de la ET0 con arreglo a la fórmula
más idónea.
Para determinar el agua fácilmente utilizable por el cultivo (AFU), es preciso cono-
cer el intervalo de humedad disponible (IHD), la evolución del sistema radicular, en
profundidad, hasta su valor máximo (zm) y el nivel de agotamiento permisible (NAP),
estableciendo el momento en que debe reponerse el agua del suelo para que el cultivo
no sufra problemas de estrés hídrico que afecten a su rendimiento. Si el objetivo de la
programación de riegos fuese diferente a aplicar el riego en el momento en que se agota
el AFU, por ejemplo, por manejo del sistema, puede emplearse el término de déficit
permisible de manejo (DPM). Este DPM representa el valor del agua del suelo en el
momento de aplicar el riego, suponiendo siempre un menor agotamiento de la reserva
que el correspondiente a NAP, y es muy empleado en riego de alta frecuencia (locali-
zado o en pivote). Por ello, muchas veces en Ingeniería del Riego, para el diseño y cál-
culo de instalaciones, se emplea el término DPM.
El IHD es la capacidad de retención de agua en el perfil del suelo explorado por el
sistema radicular (mm de agua/cm de suelo) y representa la diferencia de humedad en-
tre los límites superior e inferior de agua utilizable, normalmente equivalentes a Capa-
cidad de Campo y Punto de Marchitamiento, respectivamente. A efectos de PR, la pro-
fundidad efectiva puede estimarse como:
Zmáx
Zi = kci [5]
kcmáx
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 89
máximas del cultivo, pero donde no se renuncia a la obtención de cosechas con rendi-
mientos y calidades económicamente rentables. Para ello, es necesario definir nuevas
estrategias de riego que reduzcan los volúmenes estacionales de agua con el menor im-
pacto posible en el rendimiento de los cultivos. Los riegos deficitarios pueden propor-
cionar unos retornos económicos, por unidad de superficie, mayores que los obtenidos
con riegos para máximas producciones.
El riego deficitario conlleva una reducción de la ET respecto a la ETm. Dos son la
estrategias más estudiadas en situaciones donde el agua es limitada: el riego deficitario
de alta frecuencia (RDAF) y el riego deficitario controlado (RDC).
El RDAF consiste en regar durante todo el ciclo agronómico por debajo de la de-
manda del cultivo, pero utilizando una frecuencia de aportes lo suficientemente alta
como para evitar la aparición de estrés hídricos trascendentes en algún momento. Es
imprescindible conocer el ciclo de crecimiento y desarrollo de los cultivos, con sus fa-
ses y etapas biológicas, y muy especialmente los efectos de los estrés hídricos sobre la
producción y la calidad cuando inciden sobre ellas. De especial importancia es el co-
nocimiento de los períodos críticos de los cultivos, durante los cuales un déficit de agua
severo ocasiona grandes pérdidas de rendimiento y/o de calidad. En cultivos aprove-
chados por su semilla («grano»), los períodos más críticos son la floración y el cuajado.
Si se aprovecha toda la biomasa aérea (por ejemplo, pratenses y cultivos forrajeros), no
existen períodos críticos específicos.
La estrategia de PR conocida como RDC, se desarrolla a partir de la idea de reducir
los aportes de agua en aquellas etapas del ciclo en las que un déficit hídrico controlado
no afecta sensiblemente al comportamiento fisiológico del cultivo, ni a la producción y
calidad de la cosecha, y de cubrir plenamente la demanda de la planta durante el resto
de las etapas del ciclo de cultivo.
A la hora de establecer una estrategia de riego, es preciso tener en cuenta todos los
factores que pueden incidir en su desarrollo y resultados.
CC – PM
IHD = z
100
b) Dosis neta Dn = IHD DPM o Dn = IHD DPM P si sólo se moja una fracción
del suelo.
Dn
c) Dosis bruta Db = Dn/Ea, o bien Db = si hay fracción de lavado.
Ea (l – LR)
d) Intervalo entre riegos I = Dn/ET.
A (ha) Db (mm)
e) Caudal necesario Q (m3/h) = 10
Trd (h/día) Ir (días)
siendo Ir el número de días realmente utilizado para regar, dentro del intervalo I.
Un ejemplo ayudará a precisar la utilización de estos conceptos. Así, sea el caso en
que disponemos de los siguientes datos de partida:
CC = 27 % en peso DPM = 40 % del IHD P = 70 %
PM = 13 % en peso A = 50 ha Trd = 20 h/día
da = 1,35 t/m3 Ea = 90 % ET = 6 mm/día
z =1m Dl = 2 días Qd = 250 m3/h
Como dato adicional, para poder establecer comparaciones, se tiene que el déficit
recomendable de agua en el suelo antes de regar, obtenido basándose en datos locales,
es de 45 mm.
Con estos datos, el cálculo de los parámetros de riego se hará de la siguiente forma:
27 – 13
a) Intervalo de humedad disponible IHD = 1,35 · 1.000 = 189 mm.
100
b) Dosis neta máxima por capacidad de retención de agua del suelo:
Dn = 189 · 0,4 · 0,7 = 52,92 mm
c) Dosis bruta máxima: Db = 52,92/0,9 = 58,8 mm.
92 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Con la dosis neta de riego aportamos humedad al suelo para satisfacer las necesida-
des del cultivo durante varios días. Suele expresarse en m3/ha o mm de altura de lámina
de agua. Conviene recordar que 1 mm = 1 l/m2 = 10 m3/ha.
Cuando la humedad se expresa en peso y la profundidad radicular Z en m, com-
prendiendo varios horizontes de suelo (i), puede calcularse también como:
Dn (m3/ha) = 10.000 (m2/ha) DPM Σ [Zi dai (CCi-PMi)/100] = 10.000 DPM IHD
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 93
Ejemplo
Sea un suelo con tres horizontes de las siguientes características:
0 - 25 15 7 1,3
25 - 48 10 5 1,4
48 - 88 20 10 1,2
冢
15 – 7
100
10 – 5
100
20 – 10
冣
Dn = 10.000 0,25 · 1,3 + 0,23 · 1,4 + 0,37 · 1,2 0,45 = 389 m3/ha
100
Una gran frecuencia de riegos suele aumentar el consumo de agua, sobre todo
cuando el cultivo no cubre la superficie del suelo, por unas mayores pérdidas por eva-
poración. Por otra parte, un aumento en la frecuencia de riegos lleva consigo una ma-
yor disponibilidad del agua en el suelo, al ser menor la tensión con que ésta es retenida.
Este hecho puede aumentar la productividad en algunos casos según se ha comprobado
experimentalmente.
Hb = Db
Pev
0 50 100
Hba
Hn
Altura requerida
(dosis neta) Área adecuadamente o sobrerregada
a Hd
Hr = Nn Ir
R
Hr + R
Hba R
Hp 1–a
Área
Distribución del agua infrarregada
aplicada con un CU
Altura de agua
aplicada
altura media de agua percolada por debajo de la zona radicular y Hd a la altura media
de agua que representa el déficit en la zona infrarregada, entonces, la calidad del riego
para el deseado porcentaje de área bien regada o sobrerregada (a) puede definirse en
base a una serie de parámetros como:
• Eficiencia de aplicación o rendimiento de aplicación: Ra = Hn/Hba.
• Eficiencia de distribución: EDa = Hr/Hba.
• Coeficiente de déficit: Cd = Hd/Hr.
• Factor de disponibilidad: Fa = Hn/Hr.
• Porcentaje de percolación (Cp = Hp/Hb) y porcentaje de escorrentía (Ce = He/Hb),
siendo He la altura media de agua de escorrentía (muy poco frecuente en riego por
aspersión).
Como Hn + Hd = Hr, se tendrá que Hn/Hr + Hd/Hr = 1, luego también se cumplirá
que: Cd = 1 – Fa.
La producción máxima sólo se podría alcanzar si Cd = 0.
Ra y Cd no son constantes para un CU determinado sino que varían (en el mismo
sentido) cuando varía la lámina aplicada Hba. Los valores límite de estos parámetros
son: Ra < 1 y Cd > 0).
Para el caso de una «distribución normal» se puede utilizar la tabla 2.1 de Hart y
Reynolds (1965) que relaciona EDa, Fa, Ra y Hd con CU y CV (coeficiente de varia-
ción, ver capítulo 6) para distintos valores de «a». Como Cd = 1 – Fa, también puede
calcularse a partir de los datos de la tabla 2.1, que presenta la limitación de que sólo re-
coge valores de «a» entre 1 y 0,5, pero normalmente es suficiente.
La Uniformidad de distribución (UD) es un indicador de la uniformidad de altura
de agua infiltrada en el conjunto de la parcela, y se define como:
Altura media de agua infiltrada en el 25 % del área menos regada
UD =
Altura media de agua infiltrada en la parcela
El Coeficiente de uniformidad (CU) de Christiansen es una representación estadís-
tica de la uniformidad, utilizado principalmente en los sistemas de aspersión.
Se expresa en % mediante la expresión:
Σ|d|
冢
CU = 1 – 100
M·n 冣
Siendo:
M = valor medio del agua recogida en los pluviómetros o puntos de control.
n = número total de pluviómetros o puntos de control.
Σ|d| = Suma de los valores absolutos de las desviaciones de cada pluviómetro o
punto de control respecto a la media.
TABLA 2.1. Parámetros para el diseño del riego por aspersión (continuación)
Coef. Coef. Fracción de área adecuadamente regada (a) en porcentaje
unif. varia. Pará-
CU % CV metro 99,9 95 90 85 80 75 70 65 60 55 50
78 .2757 EDa .148 .546 .647 .714 .768 .814 .855 .894 .930 .965 1.000
Fa .999 .989 .970 .970 .959 .949 .938 .927 .915 .903 .890
Ra .148 .541 .633 .693 .737 .773 .803 .829 .851 .871 .890
Hd .104 .119 .132 .145 .155 .166 .176 .187 .197 .209 .221
76 .3008 EDa .071 .505 .614 .688 .747 .797 .842 .884 .924 .969 1.000
Fa .998 .987 .977 .966 .955 .943 .931 .919 .907 .893 .880
Ra .070 .499 .600 .665 .713 .752 .785 .813 .838 .860 .880
Hd .113 .129 .144 .158 .165 .181 .192 .204 .215 .228 .241
74 .3258 EDa .464 .582 .662 .726 .780 .829 .875 .917 .959 1.000
Fa .985 .973 .961 .949 .937 .925 .912 .898 .804 .869
Ra .457 .567 .637 .689 .731 .767 .797 .824 .848 .869
Hd .140 .156 .171 .184 .196 .208 .221 .233 .246 .261
72 .3509 EDa .423 .550 .636 .704 .763 .816 .865 .911 .956 1.000
Fa .982 .969 .957 .944 .931 .917 .904 .890 .875 .859
Ra .415 .533 .609 .665 .711 .749 .782 .811 .836 .859
Hd .151 .160 .184 .198 .211 .224 .238 .251 .265 .281
70 .3760 EDa .381 .518 .610 .683 .747 .802 .855 .905 .953 1.000
Fa .979 .965 .951 .938 .924 .910 .896 .881 .866 .849
Ra .373 .500 .581 .641 .690 .731 .766 .797 .825 .849
Hd .162 .180 .197 .212 .226 .240 .255 .269 .284 .301
60 .4011 EDa .340 .486 .585 .662 .730 .790 .845 .099 .949 1.000
Fa .975 .960 .946 .932 .917 .903 .888 .872 .856 .839
Ra .332 .467 .553 .617 .669 .713 .751 .784 .813 .839
Hd .172 .192 .210 .226 .241 .256 .271 .287 .303 .321
66 .4261 EDa .299 .454 .559 .641 .713 .777 .836 .892 .946 1.000
Fa .969 .955 .940 .925 .910 .895 .879 .863 .847 .829
Ra .290 .433 .525 .593 .649 .695 .735 .770 801 .829
Hd .183 .204 .224 .240 .256 .272 .288 .305 .322 .341
64 .4512 EDa .258 .421 .533 .620 .696 .763 .826 .886 .943 1.000
Fa .962 .949 .933 .918 .902 .887 .871 .854 .837 .819
Ra .248 .400 .497 .569 .628 .677 .719 .757 .789 .819
Hd .194 .216 .237 .254 .272 .288 .305 .323 .342 .361
62 .4763 EDa .217 .390 .507 .599 .679 .750 .817 .879 .940 1.000
Fa .953 .941 .926 .910 .894 .878 .862 .845 .827 .809
Ra .206 .367 .469 .545 .607 .659 .704 .743 .778 .809
Hd .205 .228 .250 .268 .287 .304 .322 .341 .360 .381
60 .5013 EDa .357 .481 .578 .662 .737 .807 .873 .937 1.000
Fa .933 .918 .902 .886 .870 .853 .835 .818 .799
Ra .333 .441 .521 .587 .641 .688 .730 .766 .799
Hd .240 .263 .282 .302 .320 .339 .359 .379 .401
100 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Para aclarar estos conceptos pasamos a comentar un ejemplo que nos parece muy
ilustrativo de lo que queremos resaltar. Si se dispone de un sistema de aspersión que
tiene un CU = 86 % y se desea un porcentaje de área bien regada a = 80 %, se deduce
que ED80 = 85 %. Esto implica que para aplicar al menos una altura neta de 1 mm de
agua en el 80 % del área regada con este sistema, la altura media infiltrada Diw debe
ser: 1 mm /0,85 = 1,18 mm.
Con un CU = 70 %, se tendría ED80 = 68 %, y se necesitaría aplicar una altura me-
dia de 1,47 mm para conseguir al menos una altura neta de 1 mm en el 80 % del área
regada. Es decir, para conseguir el mismo objetivo, se necesita aproximadamente un
25 % más de agua con un CU del 70 % que con uno del 86 %.
La figura 2.18 (Keller, 1990) ilustra la relación entre el área mojada y la altura de
agua aplicada para los valores de CU antes comentados. Ambos valores de CU, 70 % y
86 % dejan el 20 % del área infrarregada y el 80 % adecuadamente o sobrerregada. Sin
embargo, para conseguir esto, se necesita aproximadamente un 25 % más de agua con
un CU del 70 % que con uno del 86 %.
Es interesante observar que en la tabla 2.1 el CU ≈ ED80, es decir, que cuando el
área adecuadamente regada es el 80 %, los valores de CU y ED80 prácticamente coinci-
den. De la misma manera puede verse que UD ≈ ED90.
Para cultivos de valor medio o alto suele recomendarse que el 90 % del área quede
bien regada mientras que para cultivos de menor valor y los forrajeros se suele reco-
mendar el 80 % o menos como área adecuadamente regada.
Un intervalo de valores probables de CU y UD para varios sistemas de aspersión
son (Keller, 1990):
Área que recibe una altura de agua mayor o igual que la indicada
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
0
0,25 Volumen
de déficit
Altura relativa de aplicación
0,5
0,75 Altura de agua deseada (dosis neta)
1
1,1
1,5
Altura media aplicada
1,75
CU = 86 %
1,4
2
2,25
CU = 70 % Área
2,5 infrarregada
Área adecuadamente o sobrerregada
2,75
FIGURA 2.18. Relación entre el área y la altura de agua aplicada para valores
de CU de 70 y 86 % cuando el 20 % del área está infrarregada y el 80 % del área restante está
adecuadamente o sobrerregada.
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 101
Ramales móviles . . . . . . . . . . . . . . . 60 a 80 % 70 a 86 %
Ramales fijos . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 a 85 % 70 a 88 %
Laterales autodesplazables . . . . . . . . 65 a 90 % 75 a 94 %
Cañones de riego . . . . . . . . . . . . . . . 50 a 60 % 60 a 75 %
Los anteriores valores, que son meramente orientativos, están basados en cultivos
que cubren completamente el suelo y sistemas bien diseñados y manejados.
0,9 Dn
Cuando LR > 0,1 Db = [10]
Ea (1 – LR)
El 0,9 de la ecuación [10] se incluye para tener en cuenta las pérdidas por percola-
ción inevitables al considerarse que satisfacen, normalmente, el 10 % de las necesida-
des de lavado (Keller, 1990).
Unos valores orientativos de la Ea para riego por aspersión se muestran en la tabla
2.1 propuesto por Keller (1990).
TABLA 2.2. Valores orientativos de la Ea para sistemas de riego por aspersión bien manejados
siendo:
Mr = Masa de sales aportadas por el riego. Mr =Vr*Cr; Vr es el volumen de agua de
riego, y Cr es la concentración salina del agua de riego.
Mpr = Masa de sales aportada por la precipitación.
Mac = Masa de sales aportada por el agua de ascensión capilar. Mac =Vac*Cac; Vac es
el volumen de agua que asciende por capilaridad, y Cac es la concentración
salina del agua que asciende por capilaridad.
Mf = Masa de sales aportada por los fertilizantes y otros agroquímicos aplicados.
Mm = Masa de sales aportada por la meteorización de los minerales del suelo.
Md = Masa de sales arrastrada por el agua de drenaje. Md = Vd*Cd; Vd es el agua de
drenaje, y Cd es la concentración salina del agua de drenaje.
Mc = Masa de sales extraída por los cultivos.
Mp = Masa de sales que precipita en el perfil desde la solución del suelo.
La ecuación de balance presentada para la masa total de sales, podría plantearse
para cada una de las sales concretas que fuesen de interés, conociendo su evolución en
particular.
Abordar esta ecuación, aun haciendo simplificaciones, es complejo, aunque es el
procedimiento más preciso. No obstante, este balance es la base para abordar los estu-
dios sobre salinidad y de ella parten las diferentes aproximaciones prácticas al tema.
Para determinar la dosis bruta durante el proceso de diseño agronómico, es necesa-
rio cuantificar las necesidades de lavado o fracción de lavado (LR), definida como la
relación entre el volumen de agua de drenaje fuera de la zona radicular (R) y el volu-
men de agua infiltrado durante el riego (Nt).
La evaluación de la salinidad se basa en considerar el efecto osmótico asociado al
incremento en la concentración salina de la solución del suelo. Otros efectos como la
toxicidad de determinados iones (principalmente Cl, Na o B) o el efecto nutricional de-
rivado de la posible interferencia de las sales sobre la absorción de nutrientes por la
planta, pueden ser parcialmente solventados por técnicas culturales. Sin embargo,
siempre deben ser tenidos en cuenta a la hora de planificar la explotación del sistema
diseñado (elección de especies, variedades, etc.), pudiendo incluso, en casos extremos,
condicionar la selección del sistema de riego.
A la hora de evaluar, en una primera aproximación, la fracción de lavado, se debe
considerar la conductividad eléctrica del agua de riego (CEa) y la tolerancia del cultivo
a la salinidad. Rhoades (1982) considera que la utilidad de un agua para riego debe de-
terminarse en función de la salinidad en el extracto de saturación del suelo que se al-
cance con el manejo del riego seguido. Un agua podrá ser empleada para el riego de un
determinado cultivo si, a través de la fracción de lavado, se ejerce un control de las sa-
les en la solución del suelo que asegure una conductividad eléctrica en el extracto de
saturación (CEe) media en la zona de raíces que permita al cultivo alcanzar el objetivo
productivo perseguido.
La CEe media en la zona de raíces puede determinarse en función de la conductivi-
dad eléctrica del agua de riego (CEa) y la fracción de lavado. Rhoades (1982) desarrolló
un método que permite conocer la CEe producida por el uso de un agua de riego ante di-
ferentes fracciones de lavado, cuya implementación gráfica se muestra en la figura 2.20.
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 105
8 Tolerante
0,5
Moderad.
4 tolerante
Moderad.
2 sensible
Sensible
0
0 2 3 4 6 8 10 12
CEa AGUA DE RIEGO (dS/m)
FIGURA 2.20. Nomograma que relaciona la fracción de lavado (LR) con la conductividad
eléctrica media en la zona de raíces (CEe) y la del agua de riego (CEa). (CE medida a 25 °C) para
riegos de baja frecuencia.
106 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Moderad.
4 tolerante
Moderad.
2 sensible
Sensible
0
0 2 4 6 8 10 12
CEa AGUA DE RIEGO (dS/m)
FIGURA 2.20.BIS. Nomograma que relaciona la fracción de lavado (LR) con la conductividad
eléctrica media en la zona de raíces (CEe) y la del agua de riego (CEa). (CE medida a 25 °C)
para riegos de alta frecuencia (goteo, pívot, etc.).
lavado serían poco importantes. Por el contrario, cuando la fracción de lavado es baja,
los descensos de la CEe son mayores (hasta un 35%), consecuentemente las reduccio-
nes de la fracción de lavado para mantener la misma CEe que con una aplicación de
baja frecuencia podrán ser importantes. De esta manera, los sistemas de alta frecuencia
parecen más adecuados para el manejo de aguas salinas como consecuencia de la baja
energía con que el agua es retenida en el suelo, al encontrarse casi permanentemente a
capacidad de campo. No obstante, esta tesis no es globalmente aceptada, indicándose
por algunos autores que en un proceso tan complejo deben considerarse múltiples fac-
tores a la hora de seleccionar la mejor alternativa (Shalhevet, 1994; Rhoades, 1998;
Aragües y Cerdá, 1998). Entre estos factores destacan: los patrones de desarrollo radi-
cular, la creación de barreras salinas o el movimiento de sales en el volumen húmedo.
Para el diseño, y en mayor medida para el manejo de las instalaciones, debe consi-
derarse a lo largo del proceso el efecto sobre el rendimiento de diferentes fracciones de
lavado. Para ello se pueden emplear funciones de producción que relacionen el rendi-
miento con la CEe, permitiendo analizar las implicaciones económicas en el proceso de
toma de decisiones.
Existen múltiples funciones de producción, tanto generales como específicas de un
cultivo o grupo de cultivos. En la tabla 2.4 se presenta una aproximación sencilla y ge-
neral, que relaciona el rendimiento de los cultivos, expresado porcentualmente, con la
conductividad eléctrica del agua de riego (CEa) y con la concentración de sales en el
suelo, medida a partir de la conductividad eléctrica en el extracto de saturación (CEe)
(Doorenbos y Pruitt, 1977). En cualquier caso, y ante problemas significativos de sali-
nidad, la experimentación local para la calibración de los modelos de respuesta del ren-
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 107
Cultivo Clasificación
Cultivos extensivos
Cebada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . T
Maíz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . MS
Algodón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . T
Cacahuete . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . MS
Arroz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . MS
Sorgo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . MT
Soja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . MT
Remolacha azucarera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . T
Trigo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . MT
Cultivos hortícolas
Coles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . MS
Pepino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . MS
Lechuga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . MS
Cebolla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . S
Pimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . MS
Patata . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . MS
Espinaca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . MS
Tomate . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . MS
Cultivos forrajeros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Alfalfa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . MS
Trebol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . MS
Cultivos frutales
Almendro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . S
Manzano, peral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . S
Albaricoquero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . S
Aguacate . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . S
Vid . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . MS
Limonero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . S
Naranjo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . S
Melocotonero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . S
Ciruelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . S
TABLA 2.4. Grado de tolerancia de los cultivos a las sales según el rendimiento
(Doorembos y Pruit 1976)
100% 90% 75% 50% Máx.
Cultivo
ECe ECw ECe ECw ECe ECw ECe ECw ECe
Cultivos extensivos
Cebada (1) . . . . . . . . . . . . 8,0 5,3 10,0 6,7 13,0 8,7 18,0 12,0 28,0
Judías grano . . . . . . . . . . . 1,0 0,7 1,5 1,0 2,3 1,5 3,6 2,4 7,0
Habas grano . . . . . . . . . . . 1,0 1,1 2,6 1,8 4,2 2,0 6,8 4,5 12,0
Maíz . . . . . . . . . . . . . . . . . 1,7 1,1 2,5 1,7 3,8 2,5 5,9 3,9 10,0
Algodón . . . . . . . . . . . . . . 1,7 5,1 9,6 6,4 13,0 8,4 17,0 12,0 27,0
Cacahuete . . . . . . . . . . . . . 3,2 2,1 3,5 2,4 4,1 2,7 4,9 3,3 7,0
Arroz . . . . . . . . . . . . . . . . 3,0 2,0 3,8 2,6 5,1 3,4 7,2 4,8 12,0
Sorgo . . . . . . . . . . . . . . . . 4,0 2,7 5,1 3,4 7,2 4,8 11,0 7,2 18,0
Soja . . . . . . . . . . . . . . . . . 5,0 3,3 5,5 3,7 6,2 4,2 7,5 5,0 10,0
Remolacha azucarera . . . . 7,0 4,7 8,7 5,8 11,0 7,5 15,0 10,0 24,0
Trigo (1) . . . . . . . . . . . . . . 6,0 4,0 7,4 4,9 9,5 6,4 13,0 8,7 20,0
Cultivos hortícolas
Judías verdes . . . . . . . . . . 1,0 0,7 1,5 1,0 2,3 1,5 3,6 2,4 7,0
Remolacha de huerta (2) . . 4,0 2,7 5,1 3,4 6,8 4,5 9,6 6,4 15,0
Coles . . . . . . . . . . . . . . . . 1,8 1,2 2,8 1,9 4,4 2,9 7,0 4,6 12,0
Melón . . . . . . . . . . . . . . . . 2,2 1,5 3,6 2,4 5,7 3,8 9,1 6,1 16,0
Pepinos . . . . . . . . . . . . . . . 2,5 1,7 3,3 2,2 4,4 2,9 6,3 4,2 10,0
Lechugas . . . . . . . . . . . . . 1,3 0,9 2,1 1,4 3,2 2,1 5,2 3,4 9,0
Cebollas . . . . . . . . . . . . . . 1,2 0,8 1,8 1,2 2,8 1,8 4,3 2,9 8,0
Pimientos . . . . . . . . . . . . . 1,5 1,0 2,2 1,5 3,3 2,2 5,1 3,4 9,0
Patatas . . . . . . . . . . . . . . . 1,7 1,1 2,5 1,7 3,8 2,5 5,9 3,9 10,0
Espinacas . . . . . . . . . . . . . 2,0 1,3 3,3 2,2 5,3 3,5 8,6 5,7 15,0
Maíz dulce . . . . . . . . . . . . 1,7 1,1 2,5 1,7 3,8 2,5 5,9 3,9 10,0
Tomates . . . . . . . . . . . . . . 2,5 1,7 3,5 2,3 5,0 3,4 7,6 5,0 13,0
Cultivos forrajeros
Alfalfa . . . . . . . . . . . . . . . 2,0 1,3 3,4 2,2 5,4 3,6 8,8 5,9 16,0
Cebada forrajera (1) . . . . . 6,0 4,0 7,4 4,9 9,5 6,3 13,0 8,7 20,0
Maíz forrajero . . . . . . . . . 1,8 1,2 3,2 2,1 5,2 3,5 8,6 5,7 16,0
Centeno forrajero . . . . . . . 5,6 3,7 6,9 4,6 8,9 5,9 12,2 8,1 19,0
Pasto Sudán . . . . . . . . . . . 2,8 1,9 5,1 3,4 8,6 5,7 14,4 9,6 26,0
Trébol grande . . . . . . . . . . 2,3 1,5 2,8 1,9 3,6 2,4 4,9 3,3 8,0
Trébol pequeño . . . . . . . . 5,0 3,3 6,0 4,0 7,5 6,0 10,0 6,7 15,0
Trigo forrajero . . . . . . . . . 7,5 5,0 9,0 6,0 11,0 7,4 15,0 9,8 22,0
Cultivos frutales
Almendras . . . . . . . . . . . . 1,5 1,0 2,0 1,4 2,8 1,9 4,1 2,7 7,0
Manzanas, peras . . . . . . . . 1,7 1,0 2,3 1,6 3,3 2,2 4,8 3,2 8,0
Albaricoques . . . . . . . . . . 1,6 1,1 2,0 1,3 2,6 1,8 3,7 2,5 6,0
Aguacates . . . . . . . . . . . . . 1,3 0,9 1,8 1,2 2,5 1,7 3,7 2,4 6,0
Uvas . . . . . . . . . . . . . . . . . 1,5 1,0 2,5 1,7 4,1 2,7 6,7 4,5 12,0
Limones . . . . . . . . . . . . . . 1,7 1,1 2,3 1,6 3,3 2,2 4,8 3,2 8,0
Naranjas . . . . . . . . . . . . . . 1,7 1,1 2,3 1,6 3,2 2,2 4,8 3,2 8,0
Melocotones . . . . . . . . . . . 1,7 1,1 2,2 1,4 2,9 1,9 4,1 2,7 7,0
Ciruelas . . . . . . . . . . . . . . 1,5 1,0 2,1 1,4 2,9 1,9 4,3 2,8 7,0
Fresas . . . . . . . . . . . . . . . . 1,0 0,7 1,3 0,9 1,8 1,2 2,5 1,7 4,0
Nueces . . . . . . . . . . . . . . . 1,7 1,1 2,3 1,6 3,3 2,2 4,8 3,2 8,0
Datos
Consideremos un cultivo de alfalfa que en el período analizado tiene un consumo
de 7,5 mm/día. El intervalo entre riegos manejado para este período es de 6 días, en los
cuales se ha registrado una precipitación efectiva de 12 mm.
El agua utilizada tiene una CEa de 3 dS/m medida a 25° C.
Se supone una Eficiencia de aplicación (Ea) del sistema de riego de 0,80.
El suelo es de textura franco-arenosa, no presentando problemas de drenaje.
De la tabla 2.3 se deduce que la alfalfa es un cultivo moderadamente sensible (MS).
La conductividad eléctrica en el extracto de saturación para que no se produzca des-
censo de rendimiento es: CEe = 2,0 dS/m (tabla 2.4).
Empleando el nomograma propuesto, para que no se produzca descenso de rendi-
miento, es necesario que la CEe no supere 2,0 dS/m. De esta manera (fig. 2.22) la frac-
ción de lavado que se obtiene es de un 55%.
La dosis bruta (Db) para que no se produzca descenso de rendimiento (CEs = 2 dS/m),
será [ecuación 10]:
0,9 · (6 · 7,5 – 12) 1
Db = · = 82,5 mm
0,8 1 – 0,55
110 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Moderad.
4 tolerante
Moderad.
2 (0,55) sensible
Sensible
0
0 2 3 4 6 8 10 12
CEa AGUA DE RIEGO (dS/m)
Esta dosis puede considerarse muy elevada, incluso para el propio proceso de di-
seño, al margen del posterior manejo de la instalación. Si se adoptase una fracción de
lavado, por ejemplo, del 20 %, la CEe se situaría alrededor de 4 dS/m. Esta nueva con-
ductividad supondría, interpolando linealmente en la tabla 2.4, un rendimiento del
85 % del máximo, posiblemente asumible, pero teniendo siempre presente que la CEe
se situará en un valor fijado por la fracción de lavado adoptada. La Db que tendríamos
en este caso será:
• La irregularidad geométrica de las parcelas de riego puede dar lugar a que los distin-
tos bloques que constituyen cada una de las posturas de riego no tengan el mismo nú-
mero de aspersores.
Estas variaciones tienen que ser las mínimas posibles, debiendo quedar compensadas
en su conjunto de manera que sea posible dar un riego en el tiempo previsto.
• La dotación definitiva del sistema (Q) será calculada una vez que queden fijadas to-
das las posturas a realizar en la parcela, resultando:
Q = N · qa
siendo:
N = número máximo de aspersores en funcionamiento simultáneo en una postura.
qa = caudal nominal del aspersor a la presión de trabajo que se considera en el pro-
yecto.
Cuanto menores sean las variaciones en el número de aspersores por postura, con
mayor regularidad trabajará el equipo de bombeo, mejor se utilizará el equipo de
riego y se necesitarán menores diámetros de tuberías al no presentar caudales de uti-
lización punta.
• Se tenderá siempre a la máxima utilización del sistema de riego durante el período
punta para que su dimensionamiento, y por tanto la inversión necesaria, sea mínima.
Cuando se trate de sistemas semifijos habrá que tener en cuenta el tiempo necesario
para su desplazamiento.
• La precipitación media del sistema (Pms) no debe superar la velocidad de infiltración
existente al final de cada riego con el fin de evitar encharcamientos (lo que puede oca-
sionar perjuicios a la estructura del equipo) o que se produzca escorrentía, erosión, etc.
• La duración del riego por postura (tr) será función de la dosis bruta que se pretenda
dar (Db) y de la Pms, de modo que:
Db (mm)
tr (h) =
Pms (mm/h)
Se procurará hacer el diseño de manera que resulten de 2 a 4 posturas al día.
Para definir el tiempo de riego al día hay que tener presente que suele ser rentable
no regar durante las horas punta de coste energético (4 h al día, normalmente du-
rante la mañana), esto hace que no suelan considerarse más de 20 h/día útiles para
regar, quedando además así un pequeño margen para caso de averías. Por otra parte
interesará regar lo máximo posible durante la noche, por ser la energía mucho más
barata y resultar el riego más eficiente al tener menos pérdidas por evaporación y
contar normalmente con vientos menos intensos. Esto, no obstante, requiere un mí-
nimo de automatización.
• El diseño de la red de distribución tenderá a minimizar las diferencias en la presión
de trabajo de aspersores situados en lugares distintos dentro de la parcela de riego.
Por esta razón, para limitar las diferencias de presión dentro de un ramal de riego, se
procurará realizar su trazado siguiendo las curvas de nivel, o ligeramente descen-
dente para compensar las pérdidas de carga.
112 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Nta (aspersores)
Nap (aspersores/postura) =
Ir (días) NPd (posturas/día)
⇓
N.° de ramales o alas = Na
⇓
N.° de posturas por ala = NPt/Na (separación)
Son las curvas que representan la relación entre el caudal que descarga el emisor y
la presión existente a la entrada del mismo, ajustándose a una ecuación del tipo:
q = K Hx
siendo:
K = coeficiente de descarga característico del emisor (representa el caudal bajo
carga unitaria).
H = altura de presión hidráulica a la entrada del emisor (m.c.a.).
x = exponente de descarga del emisor, que depende del tipo de flujo que se esta-
blezca en el mismo y de su grado de autocompensación.
Las curvas características (fig. 2.22) deben venir acotadas para que los emisores no
descarguen caudales muy diferentes a lo largo del ramal portaemisores, donde habrá in-
evitablemente variación en la presión H.
El exponente x varía entre 0 y 1, tomando el valor x = 1 para flujo laminar y x = 0
en emisores autocompensantes, lo que implicaría q = K.
H(m) D1
D2
H2
H1
q1 q2 q(l+h)
1 Δq 1 0,1 q
ΔH = H = H = 0,2 H
x q 0,5 q
Para el caso de una tobera, el caudal de descarga también puede calcularse a partir
de la expresión:
冢 冣
0,5
P
q = CvS 兹2
苶苶g苶
H = K H0,5 = K
γ
siendo:
q = caudal, en m3/s.
Cv = coeficiente de velocidad, que varía entre 0,95 y 0,99.
S = el área del orificio, en m2.
g = la aceleración de la gravedad (9,8 m/s2).
H = la presión en tobera, en m.c.a.
P/γ = la presión en tobera, en m.c.a.
Consideremos una tubería horizontal de riego como la de la figura 2.23, que dis-
pone de n emisores uniformemente espaciados a una distancia constante l y que cada
uno descarga un caudal q (teóricamente igual) a lo largo de la conducción de longitud
L = l · n y diámetro constante D, en la que se desprecian las alturas cinéticas, coinci-
diendo por tanto la línea piezométrica con la de energía.
El estudio riguroso exigiría el cálculo de la pérdida de carga en cada tramo entre
dos derivaciones con el caudal real que está circulando, pero esto lleva a un elevado
número de operaciones que no compensa la finalidad perseguida si los cálculos no se
realizan con ordenador.
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 115
h1
h2
h = hr + hs = a · hr
LÍNE
A DE
P0 ENERG
ÍA
γ P1
γ P2
γ Pn
q1 q2 qi qn γ
0 nq (n – 1)q (n–i+1)q 2q q
1 2 i n–1 n
q q
l0 = l l l
Para calcular la pérdida de carga total (h) en el ramal, recordemos que éstas pueden
ser pérdidas por rozamiento (hr) y pérdidas singulares (hs) (h = hr + hs). Las pérdidas
por rozamiento pueden calcularse a su vez por la fórmula de Darcy-Weisbach:
1 V2
hr = J L = f L
D 2g
o bien:
hr = 0,0826 f D–5 Q2 L
siendo:
hr = pérdida de carga, medida en m, entre dos secciones de una tubería separadas
una distancia L.
J = pérdida de carga unitaria, medida en m por cada metro de tubería.
L = longitud de la tubería en m.
D = diámetro interno de la tubería en mm.
V = velocidad media del agua en la sección, medida en m/s.
f = factor de fricción, función del número de Reynolds y de la rugosidad relativa
(K/D), siendo K la rugosidad absoluta (valor tabulado para cada tipo de mate-
rial) y n la viscosidad cinemática del agua (función de la temperatura), medida
en m2/s.
g = la aceleración de la gravedad (9,8 m/s2).
Q = el caudal que circula por la tubería en m3/s.
Estas pérdidas también pueden calcularse mediante las fórmulas empíricas, que
sólo tienen validez para agua y en las condiciones para las que fueron deducidas según
puede verse en los manuales de Hidráulica, y que tienen la estructura:
J = C D–α Qβ = m Qβ
con 0,75 < β < 2; siendo C, α y β constantes características de cada fórmula, y teniendo
J, D y Q los mismos significados que antes.
116 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
PVC
150
Fibrocemento
140
Hierro galvanizado Hierro fundido
130
120
110
25 75 150 300 600 900 1.200
Diámetro del tubo (mm)
Coeficiente C de Hazen-Wiliams
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 117
Material n
Plástico . . . . . . . . . . . . . . . . 0,006-0,007
PVC . . . . . . . . . . . . . . . . . . 0,007-0,009
Fibrocemento . . . . . . . . . . . 0,011-0,012
Fundición . . . . . . . . . . . . . . 0,012-0,013
Acero comercial . . . . . . . . . 0,015
Le V2
hs = f
D 2g
hs = un % de hr
siendo:
Ke = una constante característica del elemento singular.
Le = la longitud equivalente del elemento singular, o longitud de tubería que
origina las mismas pérdidas de carga que el elemento singular.
Si adoptamos la estructura de las fórmulas empíricas, la pérdida de carga unitaria
entre dos emisores consecutivos será:
Ji = mqiβ = m (n – i + 1)β qβ
y en el tramo de longitud l, la pérdida de carga será: hi = Ji l.
La pérdida de carga total por rozamiento continuo en el lateral, suponiendo β cons-
tante en todo el lateral, valdrá:
hr = Σ hi = mqβ (1β + 2β + … nβ) l = mqβ l Σiβ
Σiβ
hr = m (n q)β (nl)β = F m Qoβ L = F Jo L = F h’r
nβ+1
Siendo h’r la pérdida de carga continua total en una tubería simple de igual L, D y K
que el lateral, por la que circula un caudal constante Qo = n q.
118 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
1 1 兹β苶苶–苶
F = + +
1
1+β 2n 6 n2
En realidad, no se mantiene constante β a lo largo del lateral si no que normalmente
disminuye en los últimos tramos por disminuir el caudal (Q) con diámetro (D) cons-
tante. Considerar b constante, e igual al valor que corresponde a Qo = n q, equivale, asi-
mismo, a considerar el número de Reynolds (Re) constante y facilita la obtención de
una fórmula muy simple con la suficiente aproximación.
Los valores de F para l0 = l y l0 = l/2 se recogen en la tabla 2.5.
Este coeficiente F puede generalizarse para cualquier valor de l0 (Montalvo, T., 1989)
según la expresión:
r+nF–1 l
Fr = = (nF + r – 1)
r+n–1 L
siendo:
L = longitud de tubería.
r = l0/l.
n = número de emisores del ramal.
F = coeficiente de Christiansen para l0 = l.
Fr = coeficiente de Christiansen generalizado para ese valor de r,
para tubería de: PE β = 1,75
PVC β = 1,8
Aluminio β = 1,9
Cuando el número de salidas es muy grande, el valor de F tiende a 1/(β + 1), por lo
que en el supuesto de ramal con distribución continua de caudal la pérdida de carga por
rozamiento continuo puede estimarse con la expresión:
1 1 αo M
hr = Jo L = Jm L = Qoβ L = (qL)β L
β+1 β + 1 D(β +3) β+1
donde αo toma valores próximos a 0,426 para agua a 15°.
En el caso de un ramal de longitud L con distribución continua de caudal, que re-
parte un caudal q por unidad de longitud es muy fácil calcular la pérdida de carga pro-
ducida en cualquier distancia X desde el origen mediante la expresión:
←⎯X ⎯→
Qo = qL ————————
←⎯⎯⎯ L ⎯⎯⎯→
q←
M M
hx = [(qL)β L – qβ (L – X)β (L – X)] = qβ [Lβ +1 – (l – X)β +1]
β+1 β+1
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 119
120
l0 = 1 l0 = 1/2
Definimos la presión media del ramal (Pm/γ) como aquélla que proporciona el cau-
dal medio θμ:
qm = Qo/n = 1/n Σqi
siendo Qo el caudal que entra por el origen, n el número de emisores y qi el caudal des-
cargado por cada uno de los emisores.
Se ha comprobado experimentalmente que en un ramal horizontal dicha presión
media corresponde a un punto situado a 1/3 L del origen, y que en el tramo que va
desde el origen hasta este punto se produce aproximadamente el 75 % de la pérdida de
carga total del ramal.
Para el diseño del ramal, la presión media en el mismo se hace coincidir con la pre-
sión nominal del aspersor (Pa/γ).
En la hipótesis de diámetro único en toda la conducción, analizaremos tres casos:
a) Ramal horizontal
Llamando: Ha = H’a + h’a
siendo: H’a la altura del tubo portaaspersor y h’a la pérdida de carga en ese tubo.
De la figura 2.24, se deduce que la ecuación de funcionamiento es:
P0 Pn
= Ha + +h
γ γ
siendo P0/γ la presión en el origen del ramal.
La condición de diseño, que limita la máxima diferencia de presión entre dos as-
persores del lateral puede ponerse con fines prácticos como:
冢
P
γ
– H 冣 – = h ≤ 0,2
0 P
a
γ
n P
γ
a
3 h
4
h
1/3 L 2/3 L
1 h
P0
γ
4
Pa
γ
Pn
γ Ha
1 2 3 n–1 n
FIGURA 2.24. Ramal horizontal.
P0 Pa 3
= + h + Ha
γ γ 4
Puede admitirse con fines prácticos que las variaciones de cota piezométrica en el
ramal son iguales a las variaciones de presión en tobera si suponemos h’a = cte. en todos
los tubos portaaspersores.
b) Ramal ascendente
De la figura 2.25 se deduce que la ecuación de funcionamiento es:
P0 Pn
= Hg + Ha + +h
γ γ
siendo Hg el desnivel geométrico entre los extremos del ramal.
La máxima diferencia de presión entre aspersores corresponde a los extremos,
y será:
P0
γ 冢 冣
– Ha –
Pn
γ
= h + Hg ≤ 0,2
Pa
γ
que es ahora la condición de diseño.
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 123
(3/4 h + Hg/2)
h
h + Hg
(1/4 h + Hg/2)
P0
γ
Pn
Pa
γ
γ
Ha
Hg
FIGURA 2.25. Ramal ascendente.
Cuando Hg se aproxime a 0,2 Pa/γ será necesario cambiar el trazado de los ramales
o emplear reguladores de presión en los tubos portaaspersores o aspersores con boqui-
llas limitadoras de caudal con el fin de no elegir diámetros desproporcionadamente
grandes.
c) Ramal descendente
En primer lugar es preciso indicar que en este tipo de ramales la presión mínima
(Pn/γ) ya no se encuentra en el extremo, sino en un punto intermedio, pero el error suele
ser pequeño en riego por aspersión si se mantiene como condición de diseño que la di-
ferencia entre la presión en los extremos debe ser menor del 20 % de la presión nomi-
nal, y de esta manera se simplifican los cálculos. A la presión en el extremo la llamare-
mos Pu/γ.
Distinguiremos a su vez tres casos según sea el valor de la pendiente:
c-1) Caso en que h > Hg
De la figura 2.26 se deduce que la ecuación de funcionamiento es:
P0 Pu
+ Hg = Ha + +h
γ γ
La máxima diferencia de presión, en el supuesto de que corresponda a los asperso-
res extremos, será:
冢
P
γ
– H 冣 – = (h – H ) ≤ 0,2
0 P
γ
a
n P
γ
g
a
(3/4 h – Hg /2)
h – Hg
h
P0
γ
(1/4 h – Hg/2)
Pa
γ
≈ γn
Pn
P
γ
Pu
γ
Hg
Ha
Las presiones en el último aspersor y en el origen del ramal serán igual que antes:
Pu Pa 1 Hg
= – h +
γ γ 4 2
P0 Pa 3 Hg
= + h – + Ha
γ γ 4 2
donde ya se ha tenido en cuenta en los signos que Hg es negativo por tratarse de pen-
diente descendente.
c-2) Para valores de h ~ Hg
Las presiones serán casi uniformes en todo el ramal, resultando prácticamente:
Pn Pa P0 Pa
~ y
γ γ 冢 γ – H 冣 ~ γ
a
冢 冣
Pu P0 Pa
– – Ha = Hg – h ≤ 0,2
γ γ γ
h
P0
γ
Pa
γ
Pu
γ
Hg
Ha
que puede considerarse ahora como la condición de diseño, y la presión en el origen del
ramal y en el último aspersor serán, igual que antes:
P0 Pa 3 Hg
= + h – + Ha
γ γ 4 2
Pu Pa 1 Hg
= – h +
γ γ 4 2
Por último, conviene indicar que para instalaciones fijas con tubería enterrada
puede ser conveniente emplear un ramal con dos diámetros para aprovechar al máximo
la diferencia de presión admisible en el mismo. Esto no suele ser útil si el ramal es mó-
vil, por complicaciones de manejo.
P0
γ
P’0
γ
O
Pn
γ
hm
B
O’
uera
ng
Ma
N
FIGURA 2.28. Ramal de aspersores con mangueras.
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 127
冤 冥 冤 冥
冢
I
X = L – β
Mq 冣 β I
=L 1–
Jo冢 冣 β
冢
= L 1 –
I
Jm (1 + β) 冣 β
冦 冤 冥冧
I
i = ENT 1 + n 1 –
Jo 冢 冣 β
En riego por aspersión no suele resultar aconsejable utilizar más de dos diámetros
distintos en un mismo ramal portaaspersores.
Los procedimientos de cálculo son variados y dependen a su vez de la topografía de
la conducción, debiendo ir en cualquier caso a la solución más económica, que podría
ser incluso tubería con un sólo diámetro.
La utilización de varios diámetros suele ser interesante en instalaciones fijas,
cuando la tubería es descendente, o cuando se quiere aprovechar al máximo la pérdida
de carga disponible, ya que con ello se consigue un mejor control de la presión, no ha-
ciéndose necesaria la utilización de reguladores de presión.
Esta tubería se calcula normalmente mediante aproximaciones sucesivas, fijando
previamente las longitudes de cada tramo (L1 y L2, con n1 y n2 aspersores, respectiva-
mente) y comprobando las pérdidas de carga (h1 + h2 ≤ h) hasta que se ajusten a las pre-
tendidas (fig. 2.29).
El método de cálculo está basado en aplicar de forma reiterada el procedimiento
normal de cálculo para caudal nulo en el extremo.
La pérdida de carga en el primer tramo (h1) se calcula como diferencia entre la pér-
dida de carga en toda la tubería (hf), supuesta con el diámetro del primer tramo (D1) y lon-
gitud y caudal totales (L y Qo = n q), y la pérdida de carga (he) correspondiente a una tu-
bería con el mismo diámetro (D1) y caudal y longitud del segundo tramo (L2 y Qe = n2 q)
(fig. 2.29), es decir:
h1 = hf (Qo, L, D1) – he (Qe, L2, D1)
La pérdida de carga en el segundo tramo h2 se calcula según el método general para
diámetro D2, longitud L2 y el caudal (Qe = n2 q) de entrada en este tramo.
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 129
h = h1 + h2
h1
h2
P0
γ
Q0
L1 con N aspe Qe1
Pn
γ
1 rsores
L2 con N aspe
0 2 rsores
D1 D2
Hg
L con N = N + N
1 2 aspersores
Qe = 0
ha
Pn hd
γ
P0
γ
La Pn
0
ΔZ γ Pu
L γ
Ld
Si la longitud del tramo ascendente es La, la del descendente será Ld = L – La, y lla-
mando rL a la fracción que el tramo ascendente representa respecto a la longitud total L:
La
rL =
L
las longitudes de ambos tramos, en función de L son:
La = rL L y Ld = (1 – rL) L
1 3 M
IL = · qβ Lβ L [(1 – rL)1+β – rL1+β]
2 4 1+β
1
I (1 + β)
(1 – rL) 1+β
– rL1+β 2
= = ϕ (rL)
0,75 M qβ Lβ
La tabla 2.7 facilita el valor de rL que cumple la ecuación anterior, y a partir de él
puede obtenerse la situación del punto de alimentación O para cada diámetro D, de-
biendo adoptar el menor D para el que la máxima diferencia de presión entre sus extre-
mos sea igual o inferior a la admisible.
La solución de alimentar el ramal o la terciaria por un punto intermedio es la más
aconsejable hidráulicamente, sin embargo debe tenerse en cuenta que implica enterrar
la terciaria o la secundaria en mitad de la parcela de cultivo, y hay que ver que esto no
presente graves problemas en caso de avería.
A
4
2 1
cuyo estado de evolución depende de las condiciones actuales de los mismos así como
de su historia y comportamiento precedentes.
Se puede variar la gama de presiones de utilización del regulador cambiando el
muelle, y algunos modelos permiten además variar el tensado de éste actuando sobre
un tornillo (4) (fig. 2.31).
Los reguladores de muelle se suelen fabricar para diámetros de 25 a 250 mm, y
pueden regular presiones de 20 a 800 kPa (0,2 a 8 kg/cm2).
La figura 2.32 representa la curva característica de un emisor (1) y las curvas que
relacionan el caudal descargado (q) y la presión (P) en el ramal cuando existe un regu-
lador de presión en el tubo portaaspersor, bien para ensayo a presión creciente (2) o a
presión decreciente (3). Las curvas (2) y (3) son ligeramente distintas por los fenóme-
nos de histéresis antes apuntados.
El caudal nominal del emisor qn para su presión nominal Pe es el que corresponde a
su curva característica (1).
El efecto del regulador se observa comparando la curva (1) con las (2) y (3).
Con fines prácticos definimos la presión nominal del regulador (Pm) como la mí-
nima en su entrada que da lugar al caudal nominal en el ensayo a presión ascendente.
(1)
C. C. del emisor
q2
(2)
Caudal (q)
qn
(3)
q1
P2
Pe P1 Pm Presión (P)
h = a · hr
hp
B
C
h
hp
D
Hg
IDEAL
Pm
Pn Pa
γ
γ
CASO
=
P0
γ
E
Ha
or
ulad
Reg
Hg
Se pide:
1. Dimensionar el ramal con un solo diámetro y determinar la presión existente en los
extremos del mismo calculando la presión en el origen mediante la expresión:
P0/γ = Pa/γ + 3 h/4 – Hg/2 + Ha
que tiene validez general para cualquier situación de pendiente en el ramal.
2. Dibujar en un croquis la línea de energía.
3. Si este ramal se sitúa posteriormente en una zona con pendiente descendente del
i2 = 4 %, determinar la presión necesaria en el origen (P0/γ) y la presión que exis-
tirá en el extremo (Pu/γ), que puede ser donde haya mayor presión.
4. Buscar la localización del punto de menor presión teniendo en cuenta que se en-
contrará en aquél tramo comprendido entre dos aspersores en el que la pendiente de
la pérdida de carga (J100) coincida con la pendiente de la tubería (i2).
Para identificarlo se entrará en el ábaco con J100 = i2 y el diámetro de la tubería, y
se determinará el caudal que pasará por el tramo que estamos buscando.
5. Identificado el aspersor donde se localiza el punto de menor presión, determinar el
valor de ésta.
Resolución:
1. Siempre suele buscarse la situación de h > Hg, por lo que la condición de diseño
será:
(P0/γ – Ha) – Pn/γ = h – Hg < 0,2 Pa/γ
138 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
luego:
h < 0,2 · 30 + 288 · 0,0265 = 6 + 7,63 = 13,63 m
La pérdida de carga unitaria será:
J100 = h/(F L) = 13,63/(0,366 2,88) = 12,93 m/100 m
donde F = 0,366: para n = 24, β = 1,9 (aluminio) y lo = l.
El caudal en el origen del ramal será Q0 = 24 2,84 = 68,16 m3/h.
Entrando en el ábaco de Scobey con Q0 y J100, el diámetro inmediato superior es el
de 4’’ (99,06 mm).
La pérdida de carga real para este diámetro será:
h = 0,366 · 7,5 · 2,88 = 7,9 m
La presión en el origen del ramal será:
P0/γ = Pa/γ + 3 h/4 – Hg/2 + Ha = 30 + 3 · 7,9/4 – 7,63/2 + 2,4 = 34,51 m
La presión en el extremo será (ver croquis de línea de energía en figura 2.E.0).
Pu/γ = P0/g – h + Hg – Ha = 34,51 – 7,9 + 7,63 – 2,4 = 31,84 m
3. Si el ramal se sitúa en una zona con pendiente i2 = 4 %, el desnivel será:
H’g = 288 · 0,04 = 11,52 m, y la nueva presión en el origen P0/γ y en el extremo Pu/γ
serán:
P0/γ = 30 + 3 7,9/4 – 11,52/2 + 2,4 = 32,56 m
Pu/γ = 32,56 – 7,9 + 11,52 – 2,4 = 33,78 m
4. Para encontrar el punto de menor presión entramos en el ábaco de Scobey con
J100 = 4 m/100 m y diámetro 4’’ obteniendo un Q = 50 m3/h.
Puesto que el caudal medio descargado por cada aspersor es de 2,84 m3/h, puede
considerarse con suficiente aproximación que el número de aspersores que debe
haber aguas abajo del punto buscado será:
50/2,84 = 17,6
luego el tramo comprendido entre el aspersor 17 y 18, contados desde el extremo,
será el que tiene menor presión.
5. Para determinar la presión en este tramo hay que calcular la pérdida de carga (h2)
desde ese punto hasta el final del ramal.
Considerando 17 aspersores se tendrá:
Q = 17 · 2,84 = 48,28 m3/h
L = 12 · 17 = 204 m
F = 0,392: para β = 1,9 , n = 17 y lo = l
Entrando en el ábaco de Scobey con Q = 48,28 m3/h y el diámetro de 4’’ se deduce
J = 4,0 m/100 m, y por tanto la pérdida de carga será:
h2 = F J L = 0,393 · 4,0 · 2,04 = 3,2 m
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 139
(3/4 h – Hg /2)
h – Hg
h
P0
γ
(1/4 h – Hg/2)
Pa
γ
P u Pn
γ
Pn
γ
≈
γ
Hg
Ha
FIGURA 2.E.0. Croquis de la línea de energía.
Se pide:
Dimensionar la conducción con dos tramos de diferente diámetro y calcular la pre-
sión necesaria en el origen de la tubería (fig. 2.E.1).
Resolución:
La longitud de cada tramo de diferente diámetro se busca por tanteos, de manera
que se aproveche al máximo la pérdida de carga disponible.
En primer lugar calcularemos el valor de la pérdida de carga total disponible (h), te-
niendo en cuenta que el dimensionamiento más económico se produce para el caso en
que h > Hg. Así, se tendrá:
140 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
h = h1 + h 2
h1
h’2
h2
P0
γ
Q0
Qe1
Pn
L1
γ
0 L2
D1 D2
Hg
L
Qe = 0
冢
P
γ
– H 冣 – = H ≤ 0,2
0 P
a
γ
n P
γ
g
a
del diámetro 63 mm (59,2 mm) 0,6 MPa y la mayor parte de la pérdida de carga en el
ramal está al principio de éste. El segundo tramo será pues de 16 – 4 = 12 aspersores.
La pérdida de carga continua en este primer tramo será:
hrl = F16 J0 L – F12 Je (L – L1)
siendo: F16 = 0,389 y F12 = 0,4 los factores de Christiansen correspondientes a
l0 = l; β = 1,8 y n = 16 y n = 12, respectivamente; J0 es la pérdida de carga unitaria para
una tubería de diámetro 75 mm y por la que pasa un caudal Qo = 32,48 m3/h; L es la
longitud total de la tubería 192 m; Je es la pérdida de carga unitaria para diámetro 75 mm
y Q = 32,48 – 4 · 2,03 = 24,36 m3/h es el caudal que sale por el extremo del primer
tramo considerado; L1 es la longitud del primer tramo:
L1 = 4 · 12 = 48 m
Entrando en el ábaco de PVC tendremos:
hr1 = 0,389 · 0,0625 · 192 – 0,4 · 0,038 · (192 – 48) = 2,48 m
Para el segundo tramo tendremos un diámetro de 63 mm; Q2 = 24,36 m3/h;
L2 = 12 · 12 = 144 m y las pérdidas de carga continuas serán:
hr2 =0,4 · 0,09 · 144 = 5,18 m
Con lo que las pérdidas de carga continuas totales en el ramal serán:
hr = hr1 + hr2 = 2,48 + 5,18 = 7,66 < 9,39 m
luego puede aumentarse la longitud del tramo de menor diámetro.
Probando con un primer tramo de diámetro 75 mm con 2 aspersores tendríamos:
Q2 = 32,48 – 2 · 2,03 = 28,42 m3/h
l2 = 14 · 12 = 168 m
hr1 = 0,389 · 0,0625 · 192 – 0,394 · 0,050 · 168 = 1,35 m
hr2 = 0,394 · 0,120 · 168 = 7,94 m
hr = 1,35 + 7,94 = 9,3 m 41 9,39 m
Con lo que se da por válido el dimensionamiento.
La pérdida de carga total en la tubería de dos diámetros será:
h = hr · a = 9,3 · 1,15 = 10,69 m
Si hubiéramos seguido el procedimiento propuesto por Montalvo (1992) ten-
dríamos:
0,365
10,8 – 1,15 4,8
12 · 20301,8 (1 + 16 · 0,389 – 1) 161,8
70 , 6
F2 N21+β = ———————————————————————— = 656,1 = A
冤 冥
0,365 0,365
1,15 – 12 · 20301,8
59,24,8 70,64,8
log 656,1 = 2,81, y de la tabla 2.6 se deduce n2 = 14, que coincide con lo anterior.
142 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
donde H’a es la altura del tubo portaaspersores y ha la pérdida de carga en dicho tubo.
La presión en el último aspersor será:
Pn Pa 1 Hg 1 4,8
= – h + = 30 – 10,69 + = 29,72 m
γ γ 4 2 4 2
Keller (1990) recomienda para ramales de dos diámetros, que tienen una curva de
pérdida de carga más lineal, sustituir los 3/4 por 5/8 en la expresión de P0/γ, quedando
para el caso de ramal descendente:
P0 Pa 5 Hg
= + h – + H’g + ha = 36,88 m
γ γ 8 2
Pn Pa 3 Hg
= – h + = 28,39 m
γ γ 8 2
siendo ahora necesaria menor presión en el origen.
Si optáramos por colocar un diámetro tal que Hg > h, tendríamos como condición
de diseño:
冢 冣
Pu P0
– – Ha = Hg – h = 4,8 – h ≤ 0,2 · 30
γ γ
que la cumpliría cualquier valor de h < Hg.
Si tomamos, por ejemplo, h = 6 – 4,8 = 1,2 m ; hr = 1,2/1,15 = 1,04 m
h’r = 1,04/0,398 = 2,68 m y J’ = 2,68/192 = 0,0139 m/m
Con esta J’ y el caudal Q = 32,48 m3/h se entra en el ábaco de PVC y se obtiene un
diámetro: 90 mm < D < 110 mm.
Para dimensionar con dos diámetros probamos un primer tramo de 6 aspersores con
diámetro 110 mm y un segundo tramo de 10 aspersores con diámetro 90 mm, resultando:
Q2 = 10 · 2,03 = 20,3 m3/h
l2 = 10 · 12 = 120 m
hr = 0,398 · 0,01 · 192 – 0,409 · 0,0043 · 120 + 0,409 · 0,011 · 120 = 1,07 m ≈1,04 m
Y se podría dar prácticamente por válido, quedando:
P0/γ = 30 + 3/4 1,07 · 1,15 – 4,8/2 + 2,15 + 0,45 = 31,12 m
Pn/γ = Pa/γ – 1/4 h + Hg/2 = 30 – 1/4 1,07 · 1,15 + 4,8/2 = 32,09 m
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 143
Junio Julio
685 m
Se pide:
Realizar el diseño del sistema indicando el número de ramales necesarios, su dis-
posición y manejo en la parcela así como la situación de los hidrantes.
Resolución:
A) El primer paso puede ser el cálculo de la dosis de riego:
Dn = Au · Z · DPM = 1,2 · 60 · 0,5 = 36 mm
Dn 36
Db = = = 48 mm
Ea 0,75
B) El siguiente paso sería elegir el aspersor para que cumpla las condiciones exi-
gidas. Para ello consideramos en principio una pluviosidad media del sistema
Pms = 7 mm/h, con lo que el tiempo de riego (tr) sería:
Db 48
tr = = = 6,86 h
Pms 7
Ajustamos este tiempo a un número entero, modificando la Pms, y nos quedará:
Pms = 48/7 = 6,86 mm/h
Por lo que el caudal del aspersor será q = 6,86 · 12 · 18 = 1481 l/h.
De acuerdo con la información disponible, buena parte de ella recopilada en el ca-
pítulo 7, el aspersor podrá llevar dos boquillas, sin «vaina prolongadora de cho-
rro» (VP) para velocidades de viento menores de 2 m/s, y con VP en la boquilla
grande para vientos mayores de 2 m/s. En ambos casos la presión de trabajo puede
estar entre 300 y 400 kPa, por lo que adoptaremos la más baja.
C) Número y disposición de ramales:
C.1. Para determinar el número de ramales necesarios lo primero que hay que
prever es la posible disposición de éstos y de la tubería principal enterrada.
En la parcela rectangular, la disposición más frecuente suele ser colocar la
tubería principal paralela al lado mayor y, en este caso, por el centro de la
parcela al resultar ramales no demasiado largos (438/2 = 219 m). En esta
disposición los ramales podrían moverse en forma cíclica sobre la mitad
superior e inferior de la parcela.
C.2. El siguiente paso será calcular el número de aspersores por postura (Nap)
en función del número total de aspersores que caben en la parcela (Na), del
intervalo entre riegos (I) y del número de posturas al día (Npd).
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 145
Necesidades
I II III
9 18 27
1 10 19
VI V IV
468 m
I II III
3 9 13 15 21 26 33 39
B
1 108 m 14 27 38
Hidrante
VI V IV
drante entre 4 y 7, el valor más razonable parece 6 al ser 39/6 = 6,5, que-
dando 6 hidrantes que alimentan a 6 posiciones de ramal y 1 que alimenta
a 3, según se indica en la figura 2.E.4, con una separación entre hidrantes
de 18 · 6 = 108 m.
Se pide:
1. Realizar el diseño agronómico del sistema indicando el número de ramales necesa-
rios, su disposición y manejo en la parcela, así como la situación de los hidrantes.
2. Dimensionar el ramal de aspersores con mangueras, teniendo en cuenta que el as-
persor se encontrará a 1 m sobre el terreno.
B
300 m
Aspersor
Manguera
Tubería de
aluminio
475 m
Resolución:
1.A. Lo primero a calcular puede ser la dosis bruta (Db), el tiempo de riego (tr) y el
intervalo (I), tomando en principio una pluviosidad media de sistema (Pms) de
7,5 mm/h. Así se tendrá:
Dn 50 Db 62,5
Db = = = 62,5 mm tr = = = 8,3 h
Ea 0,8 Pms 7,5
lo que implica que pueden hacerse 2 posturas/día (Npd) (contando además con
que se necesitaría entre 1 y 2 h para cambio de posturas).
Dn 50 50
I = = = = 6,63 días
ETc 233,6/31 7,53
Para mayor facilidad de manejo convendría ajustar este intervalo a 7 días o a 6,5
(lo que querría decir que un día se realizaría una postura de riego en lugar de dos).
Tratando de mantener la dosis, optamos por ajustar a 6,5 días, con lo que:
Dn = I ETc = 6,5 · 7,53 = 49 mm y Db = 49/0,8 = 61,25 mm
tr = 61,25/7,5 = 8,16 h
Si se ajusta el tiempo de riego a un número entero de horas se puede variar lige-
ramente la Pms, resultando:
Pms = Db/tr = 61,25/8 = 7,65 mm/h
que es del mismo orden de magnitud y nos permite elegir definitivamente el as-
persor. Éste deberá descargar un caudal q = 7,65 · 12 · 18 = 1652 l/h.
El aspersor llevará dos boquillas si la velocidad del viento es normalmente me-
nor de 2 m/s y una boquilla o dos con «vaina prolongadora de chorro», para
vientos mayores, y trabajará a 300 kPa según se deduce de los datos experimen-
tales disponibles que se exponen en el capítulo 7.
Por otra parte hay que indicar que, puesto que se quiere tener aproximadamente
un día libre de riego a la semana, el intervalo de riego a tener en cuenta a la hora
de dimensionar el sistema será Ic = 5,5 días, aunque un mismo punto de la par-
cela se riegue cada 6,5 días.
1.B. La determinación del número de ramales de aspersores necesarios para regar la
parcela la haremos estudiando las dos posibilidades de disposición del marco de
riego elegido en la parcela.
b.1. Colocar el espaciamiento de 12 m paralelo al lado de 300 m.
Se tendría:
• 300/12 = 25 huecos, es decir 26 aspersores distribuidos en dos ramales
de 13 aspersores.
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 149
18 m
Manguera Aspersor
1
12 m
2
3
Tubería de aluminio
Hidrante
4
5 posiciones
manguera
A1 A2 A3 A4
18 m
B 1 2 3 4 5 6 7 8
5 × 12 = 60 m
A8 A7 A6 A5
6 posiciones
A1 manguera
A2 A3
12 m 108 m
B 12 23 27
A
1 I II 45 III 34 IV V
3,4 + 45 m
A5 A4
冢
P
γ
– H 冣 – = h f 0,2 = 0,2 · 30 = 6 m
0 P
γ
a
P
n
γ
a
h 6
h’ = = = 16,7 m
F 0,360
Puesto que utilizaremos la fórmula de Scobey, que ya lleva incorporadas las pér-
didas singulares, podremos determinar la pérdida de carga por 100 m de tubería
(J100) directamente:
J100 = h’/L = 16,7/1,50 = 11,1 m/100 m
Con este valor y el caudal de 21,5 m3/h entramos en el ábaco de Scobey del
Anexo B y deducimos que el diámetro debe ser 2 1/2’’ (60,96 mm), que es el in-
mediato superior.
La pérdida de carga real para este diámetro y Q = 21,5 m3/h será:
h = 0,360 · 8 · 1,50 = 4,32 m, que es menor de 6 m.
Como se trata de una tubería con manguera habrá que tener en cuenta la pérdida
de carga y el desnivel en la misma.
Para dimensionar la manguera utilizaremos el ábaco correspondiente del Ane-
xo B. Así, para un caudal de q = 1.652 l/h pondremos una manguera de diámetro
20 mm con unas pérdidas de carga J100 = 12,5 m/100 m.
La pérdida de carga en la manguera, de 2,5 · 18 = 45 m de longitud será:
hm = 12,5 · 0,45 = 5,62 m
y el desnivel entre sus extremos Hgm = 45 · 0,025 = 1,12 m.
La presión necesaria en el origen de la tubería de aluminio será:
152 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
P’0 Pa
= + 3/4 h + Ha + H’gm + h’m
γ γ
P’0/γ = 30 + 3/4 4,32 + 1 + 5,62 + 1,12 = 40,98 m
La presión en el último aspersor será:
Pn/γ = 30 – 1/4 · 4,32 = 28,92 m
Caudal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5q 4q 2q 0
Al avanzar los ramales dos posiciones de riego, el ramal A2 pasa al hidrante III
y el ramal A3 al hidrante V con lo que la situación ahora es:
Caudal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5q 4q 3q 2q 1q
Esta situación es más desfavorable que la del caso anterior y será la que consi-
deraremos por parecernos la más desfavorable posible.
El dimensionamiento de estos tramos se hará por criterio de velocidad (entre 1 y
1,5 m/s) para los máximos caudales de transporte. Así, el dimensionamiento, te-
niendo en cuenta que el caudal de un ramal era q = 21,57 m3/h, podría ser:
Así pues, la pérdida de carga en la tubería BA, teniendo en cuenta los diámetros
y caudales en cada tramo, utilizando los ábacos de tubería de PVC del anexo B
serán:
hBA = 0,8 · 0,484 + 0,9 · 1,08 + 1,05 · 1,08 + 0,26 · 1,08 + 1,15 · 2,16 = 4,016 m
donde se ha calculado la pérdida de carga en el tramo III-IV por la fórmula em-
pírica de Veronese-Datei al no poder leer en el ábaco:
J100 = 0,092 D–4,8 Q1,8 = 0,092 (0,1176)–4,8 (21,5/3600)1,8 = 0,26 m/100 m
La presión en el origen de la parcela, teniendo en cuenta el desnivel geométrico
en la tubería BA H’g = (25 · 18 + 3,4) · 0,025 = 11,33 m, será:
PB/γ = P0/γ + hBA + H’g = 40,31 + 4,016 + 11,33 = 55,65 m
Estación de bombeo
225 m
340 m
m
510
Resolución:
1. Determinación de los parámetros de riego.
Lo primero será calcular la dosis bruta (Db), el tiempo de riego (tr), el intervalo
entre riegos (I), etc., y realizar los ajustes correspondientes. Así, se tendrá:
Db = Dn/Ea = 40/0,8 = 50 mm/riego
I = Dn/ETc = 40/10 = 4 días
La duración del riego la calcularemos con la idea de poder hacer 3 posturas al día,
con 20 h de riego al día como máximo, para no utilizar horas punta con recargo en
el coste de la energía eléctrica.
De acuerdo con esto, probamos con posturas de riego de 6,5 h (ya que 20/3 = 6,7 h) y
tendremos:
Pms = 50/6,5 = 7,69 mm/h
que parece un valor razonable y mejor que si hubiéramos tomado un tiempo de
riego de 6 h, ya que esto conduciría a una Pms = 8,3 mm/h, que es superior al lí-
mite propuesto como dato.
Podría tantearse la posibilidad de dos posturas al día reduciendo la pluviosidad.
Así, para Pms = 6 mm/h el tiempo de riego sería tr = 50/6 = 8,3 h, lo que implica-
ría regar durante algo más de 16 h/día, cifra que parece un poco baja para un sis-
tema fijo.
Así pues, nos quedaremos con tr = 6,5 h y Pms = 7,69 mm/h, además de los valo-
res ya fijados de Dn = 40 mm, Db = 50 mm e I = 4 días.
2. Elección del aspersor y del número de aspersores por postura.
Definidos estos parámetros, podríamos elegir el aspersor, que tendrá que descargar
un caudal q = Pms · marco = 7,69 · 12 · 18 = 1661 l/h.
La presión de trabajo más recomendable sería entre 300 y 350 kPa y dos boquillas
Si se trata de una zona con vientos altos (mayores de 2 m/s) la boquilla grande lle-
vará «Vaina prolongadora de chorro», según se indica en el capítulo 7.
El número de aspersores por postura (Nap) se determinará en base al número total
de aspersores que caben en la parcela, para lo cual se recomienda una plantilla
transparente con el marco de riego adoptado, que se superpondrá sobre el períme-
tro de la parcela. Tras varios tanteos se adopta la solución de la figura 2.E.10,
donde caben un total de 464 aspersores.
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 155
Estación
de bombeo
B
A
1 2 3 4 5
C
Camino
6
E
VI
V
IV
D III P
II
I
ino
Cam
El número de aspersores por postura (Nap), teniendo en cuenta que hay que regar
dos parcelas como ésta y que se pueden hacer tres posturas al día (Npd), será:
N’’ · total de aspersores 464 · 2
Nap = = = 77,3 aspersores/postura
I · Npd 4·3
Dadas las características de la parcela, y para que los ramales no fueran excesiva-
mente largos, se ha optado por colocar dos tuberías principales AC y DE donde si-
tuar los hidrantes (ver figura 2.E.10). A su vez, para no concentrar todo el caudal en
una sola tubería, se ha optado por repartir en partes iguales el número de aspersores
por posturas entre las dos tuberías principales, resultando la siguiente distribución:
Hidrante 1 2 3 4 5 6
N.° de aspersores 45 42 42 36 31 35
Hidrante I II III IV V VI
N.° de aspersores 44 40 36 45 34 34
En este reparto se ha tenido en cuenta que tenían que quedar 77/2 = 39 aspersores
por hidrante como media y que los ramales de aspersores tienen que cogerse com-
pletos, de ahí las diferencias de unos hidrantes a otros. A su vez los hidrantes con
mayor número de aspersores se ha procurado situarlos más cerca del origen de la
tubería ya que allí se dispondrá de mayor presión.
156 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Con el fin de formar bloques de riego lo más grandes posible, que conducen a un
riego más uniforme por tener menor proporción de bordes (donde son mayores las
pérdidas por evaporación y arrastre) y menor distorsión por el viento, se agruparán
para el riego los hidrantes 6-VI, 5-V, 4-IV, etc.
3. Diseño hidráulico.
Para realizar el diseño hidráulico se tendrán en cuenta los siguientes datos:
• Longitud de tuberías: B-A = 120 m
A-D = 180 m
A-C = 360 m
D-E = 414 m
• Se desprecian los desniveles existentes en la parcela.
• El aspersor se encontrará a 2 m por encima del terreno y la pérdida de carga en
el tubo portaaspersor se estima en 0,5 m.
• Todos los ramales de riego y las tuberías de alimentación de los ramales serán
iguales por tratarse de un sistema fijo aéreo.
• Las pérdidas de carga singulares se estiman en un 20 % de las continuas en todas
las tuberías.
• Para determinar la presión necesaria en el origen (B) de la tubería principal ente-
rrada se considera que el punto de menor presión en la instalación es el P indi-
cado en la figura 2.E.10.
3.1. Dimensionamiento del ramal de riego.
El ramal mayor tiene 8 aspersores (hidrante n.° 6) más uno en el origen, que
no se considera para su dimensionamiento.
Q = 8 · 1.661 = 13.288 l/h
L = 8 · 12 = 96 m
n = 8, β 58 = 1,8 y l0 = l, por lo que se deduce de la tabla 2.5 que F = 0,422.
Fijando como presión de trabajo del aspersor 300 kPa, la condición de di-
seño será:
(P0/γ – Ha) – Pn/γ = h ≤ 0,2 Pa/γ; es decir, h ≤ 0,2 · 30 = 6 m
h’ = 6/0,422 = 14,2 m y como h’ = h’r + h’s = 1,20 hr
se tendrá:
hr 14,2/1,2 11,84
J100 = = = = 12,34 m/100 m
L 0,96 0,96
Con este valor de J100 y con Q = 13,288 m3/h se entra en el ábaco de PVC y
se obtiene que el diámetro comercial inmediato superior al estrictamente ne-
cesario es 50 (46,4) 0,6 KPa. La pérdida de carga real con este diámetro es:
h = F J’100 L · 1,2 = 0,422 · 9,5 · 0,96 · 1,2 = 4,62 m < 6 m
Las presiones en el origen del ramal y en el último aspersor son, respectiva-
mente:
P0/γ = Pa/γ + 3/4 h + Ha = 30 + 3/4 · 4,62 + 2,5 = 35,96 m
Pn/g = Pa/γ – 1/4 h = 30 – 1/4 · 4,62 = 28,85 m
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 157
Resolución:
1. Diseño agronómico.
Los parámetros de riego que faltan serán:
Db = Dn/Ea = 25/0,75 = 33,3 mm/riego
I = Dn/ETc = 25/7,14 = 3,5 días
tr = Db/Pms = 33,3/6,45 = 5,16 h
Esto permitirá hacer 4 posturas al día (Npd), aprovechando un total de 45,16 · 4 =
= 20,64 h de riego al día.
Realizados varios tanteos se ha optado por la disposición de tuberías que indica la
figura 2.E.11, resultando un total de 452 aspersores, con lo que el número de as-
persores por postura será de:
N’’ total de aspersores 452
Nap = = = 32,3 aspersores/postura
I Npd 3,5
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 159
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
A C
Equipo
pívot
705 m
B
Bomba
2. Diseño hidráulico.
Dada la geometría de la zona a regar se ha optado por una tubería principal en
forma de malla cerrada. Los ramales de riego se ha pensado distribuirlos en la
forma que recoge la figura 2.E.11., con una válvula de esfera normalmente para
cada dos ramales (una a cada lado de la tubería principal) y dimensionadas con dos
diámetros, para aprovechar al máximo la diferencia de presión admisible.
Una comprobación de este dimensionamiento es la siguiente:
2.1. Dimensionamiento de un ramal de 9 aspersores.
La pérdida de carga en el ramal de riego de 9 aspersores, con un primer
tramo hasta el tercer aspersor de diámetro 63 mm (59,2) 0,6 MPa, y un se-
gundo tramo, hasta el final, de diámetro 50 mm (46,4) 0,6 MPa, será:
Q = 9 · 2,09 = 18,81 m3/h Q6 = 6 · 2,09 = 12,54 m3/h
L = 9 · 18 = 162 m L6 = 6 · 18 = 108 m
h = 1,15 (F9 J’9 L – F6 J’6 L6 + F6 J’’6 L6)
h = 1,15 (0,414 · 0,055 · 162 – 0,445 · 0,026 · 108 + 0,445 · 0,0115 · 108) = 7,5 m
que es inferior al 20 % de la presión nominal del aspersor (0,2 · 40 = 8 m).
2.2. Dimensionamiento de la tubería principal BACD.
Dado que se trata de una malla cerrada, se ha optado por suponer que todo el
caudal de una postura de riego sale por un sólo punto (éstos son los A, C y D
de la figura 2.E.11 que corresponden, por ejemplo, a la 3.a postura de su res-
pectiva esquina).
El caudal que sale por estos puntos será de 34 · 2,090 = 71 m3/h con lo que,
si todo el caudal circulara por la misma tubería debería dimensionarse con al
menos diámetro 140 mm (131,8) 0,6 MPa, a una V = 1,5 m/s.
Al tratarse de una malla cerrada se van a probar dos dimensionamientos: uno
colocando entre BA y BD diámetro 140 mm y diámetro 125 mm para el resto
(tramo ACD) y otro con diámetro 125 mm en toda la red, ya que con este diá-
metro la mitad del caudal (71/2 = 35,5 m3/h) se transportaría con una veloci-
dad de 0,9 m/s.
A) Solución con dos diámetros.
Se ha optado por esta posible solución buscando velocidades de transporte
del orden de 1 m/s y teniendo en cuenta que cuando los puntos de salida del
caudal sean el A o el D, la mayor parte del caudal irá por el tramo de menor
longitud (BA y BD, respectivamente). También pretende esta solución mos-
trar un procedimiento sencillo de cálculo de este tipo de mallas con varios
diámetros por tramos.
Así para esta solución se tendrá:
• Tramo BA y BD: diámetro 140 (131,8) 0,6 MPa y longitud 700 m.
• Tramo AC: diámetro 125 (117,6) 0,6 MPa y longitud 475 m.
• Tramo DC: diámetro 125 (117,6) 0,6 MPa y longitud 578 m.
Se trata de una red cerrada que puede considerarse formada por dos tramos en
paralelo, BDC y BAC, que a su vez están formados por dos tuberías en serie.
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 161
VD 0,738 · 0,1318
Re1 = = 8,5 · 104 Re2 9,5 · 104
υ 1,14 · 10–6
Posición I Posición II
Ramal 2
Ramal 1
Posición II Posición I
Para alimentar a esta tubería se dispone de una bomba (B1) que suministra un cau-
dal de 110 m3/h (55 m3/h para cada ramal), disponiéndose de una energía específica a la
salida de la misma de 53,6 m. La tubería que une la bomba (B1) con el punto A también
es de aluminio, de 130 m de longitud y 6’’ (149,66 mm) de diámetro, transcurriendo
por un terreno horizontal.
Los ramales de aluminio se pueden mover cíclicamente para regar la parcela, nece-
sitando que a los puntos A, B o C se les suministre un caudal de 55 m3/h y una presión
de 400 kPa.
Para realizar el dimensionamiento óptimo de la tubería ABC hay que contemplar las
dos situaciones extremas, una cuando ambos ramales ocupan la posición I (en el centro de
la parcela) y otra cuando ocupan la posición II (una en cada extremo de la parcela).
Se pretende:
A) Para la situación I:
1) Determinar la pérdida de carga admisible para la tubería AB cuando ambos
ramales ocupan la posición I (en el centro de la parcela).
2) Dimensionar la tubería AB con dos diámetros para aprovechar al máximo la
pérdida de carga admisible, indicando las longitudes de cada tramo, teniendo
en cuenta que habrá que redondearlos a múltiplos de 6 m que es la longitud
de un tubo.
3) Dibujar la línea de energía perfectamente acotada.
B) Para la situación II:
4) Calcular la pérdida de carga admisible para la tubería BC para el caso en que
los ramales ocupan la posición II en los extremos de la parcela, manteniendo
el dimensionamiento realizado para el tramo AB.
5) Dimensionar la tubería BC con dos diámetros para aprovechar la pérdida de
carga admisible, indicando la longitud de cada tramo y redondeándolos a un
múltiplo de 6 m que es la longitud de un tubo.
6) Dibujar la línea de energía perfectamente acotada.
Resolución:
1. Como se trata de una tubería de aluminio se utilizará el ábaco de Scobey para el
calculo de la pérdida de carga.
Para determinar la pérdida de carga admisible en la tubería AB aplicaremos Ber-
noulli entre la salida de la bomba y el punto B, resultando:
Z0 + P0/γ + V 20/2g = ZB + PB/g + V B2 /2g + hOA + hAB
y despreciando la diferencia de alturas cinéticas, la pérdida de carga admisible en
AB será:
hAB = (P0/γ – PB/γ) + (Zo – ZB) – hOA
La cota del punto B será:
ZB = 180 · 0,01 = 1,8 m
SISTEMAS ESTACIONARIOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 165
3,12 m
0,39 m
1,44 m
1,98 m
7,2 m 2,4 m
53,6 m 40 m
40 m
B1 A
La pérdida de carga hOA valdrá igual que en el caso anterior pero por el tramo AB
circula ahora la mitad de caudal, por lo que la nueva pérdida de carga h’AB para
Q = 55 m3/h y las longitudes de tubería en diámetro 6’’ y 5’’ será:
h’AB = 0,65 · 0,6 + 1,7 · 1,2 = 2,43 m
Luego la pérdida de carga admisible en BC será:
hBC = 53,6 – 40 – 3,6 – 3,2 – 2,43 = 4,45 m
5. El dimensionamiento del tramo BC se hará de la misma forma que se ha hecho el
AB, resultando:
J = 4,45/1,8 = 2,47 m/100 m, y para Q = 55 m3/h
se obtiene un diámetro comprendido entre 5’’ y 4’’.
La longitud de cada diámetro será:
1,5 L1 + 5 (1,8 – L1) = 4,45 m, resultando L1 = 130 m
Se pondrán, pues, 132 m de diámetro 5’’ y 48 m de 4’’ para que sean múltiplos de 6 m.
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CAPÍTULO 3
3.1. INTRODUCCIÓN
por el cultivo cuanto mayor sea la frecuencia de riegos, de este modo serán menores los
déficits hídricos transitorios existentes entre riegos.
Otro aspecto complementario que mejora la uniformidad de riego es la redistribu-
ción del agua en el suelo después del riego. Hart (1972) apunta la existencia de una sus-
tancial redistribución subsuperficial a distancias de 1 a 3 m, lo que mejoraría sensible-
mente la uniformidad real de humedad en el suelo. No obstante, este aspecto no es
conveniente considerarlo en el diseño o caracterización del sistema, dejándolo como
elemento de seguridad para el cultivo.
Unos de los datos más completos publicados sobre distribución de tamaño de gotas
en aspersores de tamaño medio son los de Kohl (1974), que analiza el efecto de la pre-
sión y el tamaño de boquilla sobre la distribución. El método utilizado es el de la ha-
rina, que consiste básicamente en colocar radialmente, a equidistancias entre 1 y 2 m,
una serie de cazuelas con harina sobre las que se hace caer la distribución de agua del
aspersor y, desecando la harina y tamizando las bolitas formadas, puede deducirse el ta-
maño de gota habiendo realizado previamente el calibrado que determine la equivalen-
cia entre el tamaño de gota y la bola de harina que forma.
Existen otros sistemas, utilizando la óptica láser (Solomon, 1991) o de infrarrojos,
que permiten además medir la velocidad de gota, aunque son muy caros y presentan to-
davía algunas limitaciones.
En un aspersor de impacto existen dos fuentes de formación de gotas: a) el propio
chorro a presión, y b) la acción del brazo que interrumpe el chorro, que suele originar
una distribución de gotas casi perpendicular a la del chorro, lo que permite su estudio
por separado.
LA APLICACIÓN DE AGUA CON ASPERSORES DE TAMAÑO MEDIO 171
El proceso de rotura en gotas del chorro emitido por el aspersor es bastante com-
plejo, pudiendo distinguirse, al menos, una zona inicial (normalmente de no más de
1 ó 2 m) donde el chorro es bastante compacto y otra donde ya está casi totalmente des-
integrado, con su correspondiente zona de transición. La relativamente alta velocidad
de salida del chorro (por encima de 20 m/s) es suficiente para su desintegración en go-
tas en el aire, interviniendo en el proceso fuerzas de inercia, viscosas y de tensión su-
perficial. Sin embargo, la complicada naturaleza del proceso de rotura del chorro difi-
culta el análisis teórico riguroso. De todas formas, lo que parece claro es que la
formación de gotas comienza en la superficie lateral y continúa hasta llegar al centro
del chorro (Von Bernuth y Gilley, 1984; Seginer et al., 1991). Teniendo en cuenta que
el diámetro de gota formado en la rotura del chorro es inversamente proporcional a la
velocidad del aire circundante, el agua de la periferia del chorro produce gotas peque-
ñas, mientras que la de las proximidades del eje del chorro produce gotas gruesas por la
menor velocidad relativa del aire que ya está encauzado. Esta es la razón por la que el
tamaño medio de gota producido cerca de la boquilla es mucho menor que el producido
lejos de ésta (Khol, 1974), confirmándose este hecho en la distribución de la figura 3.1.
Si el aspersor no gira, todos los segmentos de chorro se mueven en la misma senda,
disminuyendo así su resistencia al aire. Esto explica el notable incremento de alcance
que se observa, que puede llegar a ser mayor de 1 m.
La figura 3.1 representa las distribuciones de tamaño de gota que se producen du-
rante la desintegración del chorro, a intervalos de 2 m. Puede verse que a una determi-
nada distancia de la boquilla caen distintos tamaños de gotas, aumentando la diferencia
entre éstos cuanto más lejos se encuentre el punto considerado.
Los dos factores más importantes en la distribución de tamaños de gotas son la pre-
sión y el tamaño de la boquilla. El efecto de la presión se muestra en la figura 3.2,
recogido a diferentes distancias del aspersor
100
Porcentaje acumulado de tamaño de gota
90
80
2 4 6 8 10 12 14 16 Metros
70
60
50
40
30
20
10
0
1 2 3 4
Diámetro de gota (mm)
200
Presión N/cm2
180
30
160 40
50
ΔQ/ΔD, cm3/sec mm
140
120
100
80
60
40
20
0
0 1 2 3 4 5
Diámetro de gota (mm)
donde se pone de manifiesto el incremento del número de gotas de menor tamaño al au-
mentar la presión. Éste es consecuencia del aumento de la velocidad del chorro y de la
mayor diferencia con la velocidad del aire.
El efecto del tamaño de la boquilla es menor que el de la presión, según se pone de
manifiesto en la figura 3.3. Aquí se aprecia una mayor proporción de gotas pequeñas
cuanto menor es el tamaño de la boquilla, explicándose porque el aire llega más rápi-
damente hasta el centro del chorro cuanto menor es el diámetro de éste.
160
140 Ø Boquilla
1/8’’,3,18 mm
120 9/64’’,3,57 mm
5/32’’,3,97 mm
ΔQ/ΔD, cm3/sec mm
100
80
60
40
20
0
0 1 2 3 4 5
Diámetro de gota (mm)
FIGURA 3.3. Distribución de tamaños de gota de tres boquillas funcionando a 400 kPa (Kohl, 1974).
LA APLICACIÓN DE AGUA CON ASPERSORES DE TAMAÑO MEDIO 173
2,1
2,0
Diámetro medio de gota (mm)
1,9
1,8
1,7
1,6
Ø Boquilla
1,5
7,64’’,2,78 mm
1/8’’,3,18 mm
1,4 9/64’’,3,57 mm
5/32’’,3,97 mm
30 35 40
Presión (N/cm2)
1,0
0,9
0,8
Frecuencia de tamaños
0,7
Frecuencia de tamaños
0,6 acumulativa
0,5
0,4 Frecuencia de tamaños
relativa
0,3
0,2
0,1
0,0
0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0 6,0
Diámetro de gota (mm)
FIGURA 3.5. Distribución de tamaño de gotas con una boquilla de 3,57 mm trabajando a 400 kPa.
174 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
En la figura 3.6 puede verse que la distribución de tamaños de gota varía con la dis-
tancia al aspersor. En ella se aprecia un cambio en la forma de distribución a una dis-
tancia de 7 m. Ésta es consecuencia de que aproximadamente el 12 % del agua descar-
gada por la boquilla impacta en la pala, reduciendo aproximadamente un 50 % su
energía. Como resultado de esto, las gotas grandes producidas en la pala no llegan tan
lejos como en las del chorro inalterado.
1,0
Frecuencia de tamaños acumulativa
0,9
0,8
0,7
7
0,6 6
5 8
0,5
0,4 9 10 11 12 13 Distancia desde
el aspersor (m)
0,3
0,2
0,1
0,0
0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0
Diámetro de gota (mm)
FIGURA 3.6. Distribuciones de la frecuencia de tamaños de gota acumulados, a las distancias del
aspersor indicadas, cuando éste trabaja con boquilla de 3,57 mm a 400 kPa, en ausencia de viento.
4,0
Doble
rectangular
3,0
2×3,0×2,5 mm
Circular
R8 CD-3
4,76 mm
(3’’
1,0
0,5
276 kPa 345 kPa
4,0
3,0
2,0
4,0
3,0 Cuadrada
Circular Pulverización
3,0 mm
1 por el brazo
Diámetro medio de gota (mm)
1,0 Chorro
(Circular)
0,5
276 kPa 345 kPa
4,0
3,0
5,0
138 kPa 207 kPa 276 kPa
Diámetro medio de gota (mm)
4,0
3,0 Triangular
4,5 mm Circular
+ 3,18 mm
MG 7s
2,0 ISD
(1’’
8
)
1,0
0,5
0 5 10 0 5 10 0 5 10 15
Distancia desde el aspersor (m)
FIGURA 3.9. Variación del diámetro medio de gota con la distancia para boquilla circular de diámetro
3,18 mm y triangular de 4,5 mm de lado, trabajando a varias presiones.
5
138 kPa 207 kPa
4 Cuadrada
3 3,0 mm
RB CD-1
Pluviometría (mm/h)
2 3,18 mm
1 (1’’
8
)
0
276 kPa 345 kPa
4
3
2
1
0
0 2 4 6 8 10 12 14 0 2 4 6 8 10 12 14
Distancia desde el aspersor (m)
FIGURA 3.10. Curva de distribución pluviométrica para boquilla circular de diámetro 3,18 mm y
cuadrada de 3 mm de lado, trabajando a cuatro presiones.
• La boquilla doble rectangular da una distribución semejante para las cuatro pre-
siones, no presentando la acumulación de agua en la parte exterior del área mo-
jada que tiene la boquilla circular para presiones bajas.
• La boquilla triangular da una distribución trapecial excepto para la presión más
baja.
En consecuencia, puede decirse que el proceso de rotura del chorro es diferente en
boquillas circulares y no circulares, siendo menos conocido este último.
Kincaid et al. (1996) estudiaron la distribución de tamaños de gotas para un gran
número y diversidad de emisores, incluyendo aspersores de impacto con boquillas de
LA APLICACIÓN DE AGUA CON ASPERSORES DE TAMAÑO MEDIO 177
FIGURA 3.11. Curva de distribución pluviométrica para las boquillas circular de diámetro
4,76 mm y doble rectangular 3 × 2,5 mm trabajando a cuatro presiones.
5
138 kPa Circular
4 3,18 mm
Triangular
4,5 mm (1’’
8
)
3 #
MG 7s
2
0
207 kPa
Pluviometría (mm/h)
0
276 kPa
4
1
FIGURA 3.12. Curva de distribución
pluviométrica para boquilla circular 0
de diámetro 3,18 mm y triangular de 4,5 mm 0 2 4 6 8 10 12
de lado, trabajando a cuatro presiones. Distancia desde el aspersor (m)
178 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
orificio circular y cuadrado y difusores con varios tipos de platos deflectores (plano,
estriado, etc.). El tamaño de gota lo midieron por el método de óptica-láser. De sus re-
sultados cabe destacar:
• Cuanto más estrías tiene el plato deflector, menor es el tamaño de las gotas.
• En aspersores, la presión tiene más importancia en el tamaño de gota que el ta-
maño de la boquilla, coincidiendo con lo obtenido por Khol (1974). En cambio
en difusores tiene más importancia el tamaño de la boquilla que la presión.
• La relación (Rt) entre el diámetro de la boquilla (Dq en m) y la presión (H en m)
(Rt = Dq/H), es un parámetro útil para caracterizar la distribución de tamaños de
gota de estos emisores.
• El ajuste de sus datos a un modelo exponencial permite obtener la siguiente ex-
presión para determinar el porcentaje de la descarga total (Pv) con gotas menores
que un cierto diámetro (d):
Pv = {1 – EXP [–0,693 (d/d50)n]} 100
donde:
d = diámetro de gota (mm).
Pv = porcentaje de la descarga total (volumen) con gotas menores que d.
d50 = diámetro de la gota correspondiente al volumen medio (50 % del volumen
descargado) (mm).
n = exponente adimensional.
Para aspersores de impacto con diámetros de boquilla entre 3 y 6 mm obtuvieron:
d50 = 0,31 + 11.900 Rt (R2 = 0,92)
n = 2,04 – 1.500 Rt (R2 = 0,45)
siendo R2 el coeficiente de determinación.
• La energía cinética media sobre el área regada (Ea), para aspersores de impacto
con diámetro de boquilla entre 3 y 6 mm, puede obtenerse mediante la siguiente
expresión:
Dq0,5
Ea = 6,9 + 132 R0 (R2 = 0,88) siendo: R0 =
H
2
Ea = 2,79 + 7,2 d50 (R = 0,94)
La información sobre la energía que recibe el suelo por unidad de agua aplicada de-
bido al impacto de las gotas (que para aspersores de impacto varió entre 10 y 21 J/kg)
es importante para elegir el tipo de emisor más adecuado a cada tipo de suelo. Esta
energía afecta a los procesos de infiltración y erosión del suelo.
Los difusores con plato plano proporcionan la menor energía de gota mientras que
el aspersor de impacto con una sola boquilla da la mayor energía. No obstante, los pri-
meros producen mayores pérdidas por evaporación y arrastre y menor radio mojado al
originar mayor proporción de gota pequeña.
El viento incrementa la energía de gota al doble o al triple (Ew = Ea + W1,5; siendo
Ew la energía con viento y W su velocidad en m/s), mientras que la altura de la boquilla
tiene poca importancia.
LA APLICACIÓN DE AGUA CON ASPERSORES DE TAMAÑO MEDIO 179
Con el fin de evitar la laboriosidad de los ensayos de campo, que son normalmente
necesarios para conocer la uniformidad y eficiencia de la distribución del agua por un
sistema de riego, y, sobre todo, para disponer de una herramienta fundamental para el
diseño de nuevos regadíos o para la mejora de los existentes, surgen los modelos de si-
mulación de riego. Fukuy (1980) y Von Bernuth (1984) comenzaron a desarrolla estos
modelos para riego por aspersión estacionario usando la curva de distribución pluvio-
métrica del aspersor y aplicando la teoría de balística al movimiento de la gota en el
aire. Estos modelos han ido desarrollándose y perfeccionándose con posterioridad (Se-
giner, 1991; Tarjuelo, 1994) y con ellos pueden obtenerse ya unas buenas aproximacio-
nes a la realidad, pero todavía necesitan seguir mejorándose. También se está avan-
zando en la simulación del riego con pivote (Heermann, 1990; Bremond y Molle,
1995) y con cañones (Richards y Weatherhead, 1993; Weiner y Parkin, 1993).
Ya que el complejo proceso de rotura del chorro es difícil de modelar, los estu-
dios de simulación de trayectorias tienden a simplificarlo, considerándolo como un
conjunto de gotas aisladas de diferentes tamaños que se mueven independientemente
en el aire, con unos coeficientes de resistencia del aire que sólo se consideran función
del número de Reynolds de una gota esférica aislada (Fukui et al., 1980). La teoría
balística permite asignar un tamaño de gota a cada distancia específica (r) desde el
aspersor, el cual puede ser calculado resolviendo la ecuación del movimiento de la
gota en el aire mediante la técnica de Runge-Kuta. Si se dispone de la curva de dis-
tribución pluviométrica del aspersor [P = f (r)], como la mostrada en la figura 3.13,
puede calcularse el número de gotas asignado a cada tamaño, según su distancia al
aspersor.
De acuerdo con las experiencias de von Bernuth (1984) que recoge la tabla 3.1, las
de Kohl (1974), Bean (1965) y otras, se suele admitir que el brazo intercepta como me-
dia el 10-15 % de la descarga total así como que el agua interceptada por el brazo sale
con una velocidad inicial igual al 70 % de la del chorro inalterado.
D
DK
r1 r2
16
14
×
Distancia de vuelo (m)
12 ×
×
10 ×
×
8 ×
×
6 ×
×
4 FIGURA 3.14. Tamaño
medio de gota en
2 Láser × × relación con la distancia
Modelo predicha con el modelo
0
y medida con el sistema
0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0 de óptica-láser, en
Tamaño de gota (mm) ausencia de viento.
LA APLICACIÓN DE AGUA CON ASPERSORES DE TAMAÑO MEDIO 181
Este tema tiene gran importancia en el riego por aspersión, sobre todo en suelos con
problemas de encostramiento por rotura de la estructura, lo que normalmente va unido
a la presencia de escorrentía y erosión. En este sentido hay que tener presente los fac-
tores que influyen sobre la Energía Cinética (Ec) por unidad de área (a) (Ec/a) a la hora
de realizar el diseño del riego por aspersión.
La energía cinética total (Ec) de las gotas que impactan en la unidad de área (a) es:
Ec N.° de gotas
= Ec media por gota
a a
Stillmunkes (1982) deduce la siguiente expresión para calcularla:
Ec ρ 2 ρ 2
= Pms T Vig = D Vig [1]
a 2 2
siendo:
ρ = la densidad del agua (M/L).
Pms = pluviometría media del sistema (L/T).
T = tiempo de aplicación o tiempo de riego (T).
Vig = velocidad de impacto de la gota en el suelo (L/T), función entre otros de la
velocidad inicial (Vo), ángulo de descarga (θ), altura del aspersor sobre el
suelo (H) y diámetro de la gota (d) (ver fig. 3.15).
D = Pms · T = altura de agua aplicada (L).
d
Y
V0
θ
X
siendo:
Pj = el porcentaje del volumen total aplicado con tamaño de gota «j».
«n» = el número de tamaños de gotas.
Haciendo un análisis de sensibilidad de los principales parámetros del aspersor que
influyen sobre la Ec/a, variando uno de ellos mientras se mantienen constantes los res-
tantes, Stillmunkes (1982) obtuvo los resultados que se resumen en la figura 3.16, to-
mando como valores de referencia V0 = 24,9 m/s; θ = 25°; H = 3,66 m, y d = 3,0 mm,
que son valores típicos de un aspersor de impacto.
De la ecuación [1] se deduce que la Vig influye más en la Ec/a que la Pms, T o D.
Así, un 50 % de variación de estos tres últimos produce un 50 % de variación en Ec/a
(recta a 45° en la figura 3.16). La sensibilidad de la Ec/a respecto a los distintos facto-
res que determinan Vig (θ, V0, H y d) también se recoge en la figura 3.16, deduciéndose
una influencia semejante y de poca entidad para los factores θ, V0 y H, mientras que el
tamaño de gota «d» presenta una influencia mucho mayor.
La figura 3.17 muestra cómo afecta el tamaño de gota «d» a la Ec/a cuando se man-
tienen constantes los demás factores (θ, V0, H y D), observándose una disminución de
pendiente al aumentar el tamaño de gota. Así, con tamaños de gota entre 3 y 6 mm se
T, D, Pms
20
20 40 60 80 100
Θ,V0, H
(% Δ Variable)
–20
% Δ Ec/a = 0,236
(% Δ variable) (Θ)
–40
–0,108 (V0)
r2 = 0,980 (H)
(% Δ Ec/a)
–60 (d)
–80
d
–100
FIGURA 3.16. Variación de la energía cinética por unidad de área (Ec/a) con el ángulo (),
velocidad inicial (V0), altura de la boquillas (H), diámetro de gota (d), altura de agua aplicada (D),
pluviometría media del sistema (Pms) y tiempo de aplicación (T).
LA APLICACIÓN DE AGUA CON ASPERSORES DE TAMAÑO MEDIO 183
producen pequeños cambios en la Ec/a al variar el tamaño, mientras que para gotas me-
nores de 3 mm, pequeños cambios de tamaño producen grandes cambios en la Ec/a.
Teniendo en cuenta que el tamaño de gota medio para aspersores de impacto fun-
cionando entre 300 y 400 kPa suele estar entre 2-3 mm y que el uso de toberas puede
originar tamaños de gota del orden de 1 mm, la figura 3.17 indicaría que la Ec/a bajo
una tobera con diámetro de gota de 1 mm sería 1/3 de la Ec/a bajo un aspersor de im-
pacto con tamaño de gota de 2 mm o 1/4 de la Ec/a con gotas de 3 mm.
No hay que olvidar además que la figura 3.17 se ha deducido para θ, V0 y H co-
rrespondientes a aspersores de impacto, y las toberas difusoras utilizadas en máqui-
nas de riego (pivotes, etc.) pueden tener menores valores de estos parámetros, por lo
que, con toberas, son posibles menores niveles de Ec/a que los deducidos de la fi-
gura 3.17. Ésta es la razón por la que este tipo de toberas difusoras se han utilizado
para resolver problemas de encostramiento de suelos, con mala infiltración y presen-
cia de escorrentía.
En resumen puede decirse que:
• El tamaño de gota (d) es el factor más importante en la energía cinética, por uni-
dad de área (Ec/a).
• La variación de la Ec/a con el tamaño de gota (d) parece mayor en gotas de diá-
metro menor de 3 mm que en las de mayor tamaño.
• Para diámetros de gota menores de 3 mm, la sensibilidad de la Ec/a al tamaño de
gota (d), pluviometría del sistema (Pms), y tiempo de riego (T) se mantiene en
300
250
200
Ec/a (julios/s2)
150
100
50
0
0 1 2 3 4 5
Tamaño de gota (mm)
FIGURA 3.17. Relación de la energía cinética por unidad de área (Ec/a) con el diámetro de gota (d)
para = 25°, V0 = 24,9 m/s, H = 3,66 m y D = 7,62 mm.
184 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
siendo: E = porcentaje del caudal descargado que se pierde por evaporación (%);
W = velocidad del viento (m·s–1); e = base de los logaritmos neperianos, y (es – ea) el
déficit de la presión de vapor (kPa). Este déficit puede calcularse como:
冢 冣 17,27 Ta
HR
冢 冣HR
(es – ea) = es 1 – = 0,611 e 237,3+Ta 1 –
100 100 冢 冣
donde: es y ea son la presión de vapor en saturación y la presión de vapor real del aire
(kPa); Ta la temperatura del aire (°C), y HR la humedad relativa (%).
Para el cálculo de es se ha utilizado la fórmula de Murray (1967).
12
0
0 1 2 3
Diámetro original de la gota (mm)
FIGURA 3.18. Evaporación según el tamaño original de gota para varias temperaturas del aire,
en ausencia de viento, utilizando una tobera con un plato deflector perpendicular al chorro que
descarga 0,73 l/s, con boquilla de 7,14 mm y una HR = 20 %.
186 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
donde Qd = descarga de agua que supone el arrastre por el viento (m3·s–1), siendo el
resto de variables las ya definidas.
Comparando los valores de L y M comprobaron que aproximadamente el 50 % de
las pérdidas son por evaporación y el otro 50 % por arrastre, coincidiendo con lo obte-
nido por Yazar (1984).
Utiliza el viento como única variable independiente para estimar las pérdidas por
evaporación, Yazar (1984) obtiene la siguiente ecuación de regresión:
E = 1,68 e(0,29)
El arrastre por el viento (D) varía mucho con el tamaño de gota producido por el as-
persor. En este sentido deben evitarse los aspersores que tengan una curva radial con
pluviometrías superiores a unos 7 a 9 mm/h en las proximidades del aspersor al ser in-
dicativo de tamaños de gota muy pequeños en esa zona, lo que origina un descenso
muy rápido del CU al aumentar la velocidad el viento (ver el capítulo 7) por ser gotas
fácilmente arrastradas por el viento. Yazar (1984) estima estas pérdidas en un 2 % del
caudal descargado con velocidades de viento de unos 3 m/s y 8% para 6 m/s. La esti-
mación de estas pérdidas que obtiene Yazar (1984) por regresión de sus datos experi-
mentales en función solo de la velocidad del viento es:
Dr = 0,25 · W2,15
siendo Dr = porcentaje del caudal descargado que se pierde por arrastre (%) a 21 m
desde el ramal de aspersores.
LA APLICACIÓN DE AGUA CON ASPERSORES DE TAMAÑO MEDIO 187
Los resultados de Yazar (1984) indican que, para velocidades de viento mayores de
4 m/s, el 47 % del total de las pérdidas son debidas al arrastre y el 53 % se deben a la
evaporación. Con vientos menores de 4 m/s estos valores son del 25 % y 75 %, respec-
tivamente.
Algunos autores (Keller y Bliesner, 1990) recurren a la demanda evaporativa de la
atmósfera (o evapotranspiración potencial) para estimar las pérdidas por evaporación y
arrastre (apartado 2.4.2.3 del capítulo 2).
La cantidad evaporada durante el riego depende del número de aspersores que
funcionan a la vez y de su disposición respecto a la dirección del viento. Esto se debe
a la reducción de la demanda evaporativa del aire al evaporarse parte del agua pulve-
rizada con el riego.
Todos los factores que condicionan el proceso de riego, y sobre todo el tamaño de
gota (presión de trabajo, tipo de aspersor, tipo y número de boquillas, utilización o no de
vaina prolongadora del chorro (VP), altura del tubo portaaspersor, etc.) pueden hacer va-
riar las pérdidas, por lo que es posible encontrar distintas relaciones entre pérdidas y con-
diciones ambientales durante el riego para su posible utilización en el manejo del riego al
nivel de parcela. Ortega et al. (1998) estiman las pérdidas por evaporación y arrastre en
un riego en bloque y establecen una relación entre estas pérdidas y las variables ambien-
tales durante el riego (temperatura del aire, humedad relativa, déficit de presión de vapor,
velocidad del viento, etc.), haciendo participar también en la ecuación que estima las pér-
didas factores cualitativos como el aspersor utilizado, su altura sobre el suelo o las boqui-
llas con las que trabaja. Para medir estas pérdidas realizaron 81 ensayos en un bloque de
riego formado por 16 aspersores y 20 evaluaciones de campo a instalaciones reales de
riego en coberturas totales enterradas en diversos puntos de la Provincia de Albacete.
En estos ensayos se entiende como «pérdidas» la diferencia entre la cantidad de agua
descargada por los aspersores y la medida en los pluviómetros después del riego. Estas
incluyen fundamentalmente: 1) la evaporación y el arrastre de las gotas por el viento; 2)
la evaporación que exista en los pluviómetros (tanto durante el proceso de riego como du-
rante el proceso de lectura de los pluviómetros, pudiendo ser distintas de unos pluvióme-
tros a otros según su localización y la cantidad de agua recogida), y 3) los propios errores
de medida. La precisión del muestreo disminuye cuanto mayor sea la diferencia entre el
área del pluviómetro y la superficie a que representan. Ortega et al. utilizan pluviómetros
de 16 cm de diámetro a un espaciamiento de 2 m × 2 m, con riegos de 1 h de duración. Se
admite por estos conceptos un posible error del 5 % (Keller y Bliesner, 1990).
El modelo general propuesto por Ortega et al. (1998) cuantifica la influencia de los
efectos del aspersor, su altura sobre el suelo y el «anidado» de la boquilla dentro del as-
persor, considerando el efecto anidado por el diseño experimental utilizado, y relaciona
de modo lineal las pérdidas con el resto de variables [(es – ea)0,5, W, Ta y HR].
El modelo propuesto es:
PÉRDIDASijk = a + ASPi + BOQ (ASP)j(i) + b (es – ea)0,5k(ij) + c Wk(ij) + ek(ij)
siendo: i el subíndice correspondiente al tipo de aspersor; j(i) el índice que identifica la
boquilla j en el aspersor i; k identifica los distintos ensayos de una misma combinación
boquilla-aspersor; ek(ij) el error experimental.
188 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Los resultados de las variables medidas en los ensayos de riego en bloque se resu-
men en la tabla 3.2, y los resultados de los parámetros de ajuste del modelo se presen-
tan en la tabla 3.3.
TABLA 3.2. Análisis descriptivo de las variables en los ensayos de riego en bloque
TABLA 3.3. Parámetros de ajuste para los términos del modelo en los ensayos de riego en bloque
Un resumen de resultados con las variables medidas durante los ensayos aparece en
la tabla 3.4.
LA APLICACIÓN DE AGUA CON ASPERSORES DE TAMAÑO MEDIO 189
La velocidad y dirección son las principales características del viento que influyen
en el riego por aspersión.
La velocidad del viento se incrementa con la altura según una función logarítmica,
por lo que en el diseño del sistema el aspersor se colocará lo más bajo posible según la
altura de los cultivos a regar. Ésta es también la razón por la que el ángulo de descarga
de la mayor parte de los aspersores agrícolas es de 25° a 27° en lugar de los 32° que se-
ría el ángulo que consigue mayor alcance en ausencia de viento (Heermann y Kohl,
1980).
No obstante, en ensayos realizados por nosotros en marco 12 m × 18 m, en el centro
de un bloque de riego formado por 16 aspersores trabajando a 250 kPa (ver capítulo 7),
se ha obtenido mayor uniformidad de riego situando el aspersor a 2,25 m del suelo que
a 0,65 m, tanto cuando se utiliza una boquilla (4,8 mm) como dos (4,4 + 2,4 mm). La ra-
zón puede estar en que el modelo de reparto de agua del aspersor se hace más triangular
a esta presión cuando el aspersor se sitúa a 2,25 m, incluso bajo la acción del viento.
Esta diferencia de uniformidad con la altura del aspersor disminuye a 350 kPa.
Otra característica a considerar en el manejo del sistema es la frecuente reducción
de la velocidad del viento por la noche. Esto aconsejaría alternar el riego diurno y
nocturno de cada zona para aumentar la uniformidad de reparto acumulada de varios
riegos.
El espaciamiento entre aspersores es uno de los aspectos fundamentales en el di-
seño del sistema. Heermann y Kohl (1980) indican, según recomendaciones de Strong
(1961), separaciones del 60 % del diámetro efectivo del aspersor para marcos cuadra-
190 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
10-12 4-6
18-20 8-9
25-30 10-11
Strong (1961) define como diámetro efectivo el 95 % del diámetro mojado para as-
persores con dos boquillas y el 90 % de éste para aspersores con una boquilla.
Los laterales en movimiento, ya sean pivotes o de avance frontal, tienen algunas
ventajas sobre los sistemas estacionarios en cuanto a la acción del viento como son:
• El lateral ocupa infinitas posiciones en su recorrido y por tanto cada punto se re-
gará normalmente bajo distintas condiciones de viento en los riegos sucesivos,
compensándose las distorsiones producidas por el viento.
• El espaciamiento de aspersores en el lateral es bastante pequeño.
Una desventaja de estos sistemas es que los aspersores se sitúan más altos respecto
a la superficie del suelo en comparación con los sistemas estacionarios, por lo que les
afectará más la velocidad del viento. Ésta es la razón de por qué se utilizan en estas má-
quinas aspersores de bajo ángulo (del orden de 7°) o se sitúan los emisores más cerca
del suelo. Una distancia óptima parece estar en unos 2 m sobre el suelo (Kincaid, 1986)
con lo que se consigue una disminución de las pérdidas por evaporación y arrastre del
orden del 30-40 % de las existentes con los emisores situados sobre la tubería del
equipo (a unos 4 m sobre el suelo) sin reducir significativamente la uniformidad de la
distribución de agua.
El principal efecto del viento en este tipo de máquinas es cambiar la superficie mo-
jada. Así, cuando el viento sopla hacia el centro pivote en la dirección del lateral, el
área mojada disminuye alrededor de un 17 % mientras que cuando sopla hacia el ex-
tremo, el área mojada crece alrededor del 19 % (Von Bernuth, 1983).
En las figuras 3.19 y 3.20, obtenidas por Von Bernuth y Seginer (1990), se muestra
la distorsión producida por el viento en el modelo de reparto de agua de un aspersor
Naan trabajando con boquilla de 3,5 mm a 300 kPa y con un tubo portaaspersor de 1 m.
En ellas puede verse claramente cuatro efectos del viento sobre la zona mojada:
• Un alargamiento del modelo en la dirección del viento, desplazándose su centro
de gravedad aproximadamente 1 m por cada m/s de velocidad del viento, en el
mismo sentido que éste.
• Un estrechamiento del modelo en la dirección perpendicular al viento.
• Una disminución del área mojada por el modelo conforme aumenta la velocidad
del viento.
• El agua se concentra cerca del aspersor (aproximadamente a 3 m a sotavento en
el ejemplo), disminuyendo rápidamente a barlovento y mucho más lentamente a
sotavento. Se produce además un acortamiento del radio mojado a barlovento y
un alargamiento considerable a sotavento.
LA APLICACIÓN DE AGUA CON ASPERSORES DE TAMAÑO MEDIO 191
15
Distancia perpendicular al viento (m)
10
5
Viento
6 m/s
0
–5
–10
–15
–15 –10 –5 0 5 10 15 20 25 30
Distancia en la dirección del viento (m)
FIGURA 3.19. Contornos de altura de agua aplicada por un aspersor Naan trabajando
con boquillas de 3,5 mm a 300 kPa, bajo la acción de un viento soplando desde la izquierda
a una velocidad de 6 m/s.
192 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
15
0 m/s
–5
–10
–15
–15 –10 –5 0 5 10 15 20 25 30
Distancia en la dirección del viento (m)
FIGURA 3.20. Perímetro mojado por un aspersor Naan trabajando con boquilla de 3,5 mm
a 300 kPa, con un tubo porta aspersor de 1 m bajo diferentes velocidades de viento
soplando desde la izquierda.
Así, mientras la recomendación clásica es colocar los marcos de forma que el viento
sople en la dirección del mayor espaciamiento, hay situaciones en que se consigue me-
jor CU cuando el viento sopla paralelo al menor espaciamiento, como se demuestra en
el capítulo 7, dependiendo de la forma del modelo de reparto de agua que tenga el as-
persor.
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CAPÍTULO 4
4.1. INTRODUCCIÓN
Los sistemas de riego por aspersión pueden dividirse en dos grandes grupos: los
«estacionarios», que permanecen fijos mientras riegan, y los de «desplazamiento con-
tinuo» mientras realizan la aplicación de agua. A su vez, estos últimos pueden agru-
parse en dos familias: una con desplazamiento de un aspersor de gran tamaño («caño-
nes viajeros» y «enrolladores») y otra con desplazamiento de ramales o laterales de
riego como es el caso de los «pivotes» y los «laterales de avance frontal».
Para zonas áridas y semiáridas, las máquinas que forman la segunda familia resul-
tan más adecuadas por estar más ligadas a la parcela cuando hay que aplicar grandes
cantidades de agua para satisfacer las necesidades de riego durante la campaña.
Las dos máquinas de la primera familia riegan normalmente un sector circular y su
principal característica es su movilidad.
Son muy adecuadas para climas húmedos o semihúmedos, donde se necesitan rie-
gos de apoyo, mojando bandas de hasta 130 m de anchura. Sus principales inconve-
nientes son la elevada presión de trabajo (400-1.000 kPa o 4-10 bar), y el gran tamaño
de gota (que puede erosionar el suelo y dañar la planta), además de ser más afectadas
por el viento dada la altura de la trayectoria de las gotas.
Las dos máquinas de la segunda familia tienen una concepción mecánica muy se-
mejante pero su diseño hidráulico es completamente diferente.
Frente al «lateral de avance frontal», el «pivote» tiene algunas ventajas como: la
toma de agua y energía fijas, que minimiza la intervención del regante gracias a los au-
tomatismos que regulan el riego, prácticamente sin problemas. Sus principales desven-
tajas son: la mayor presión de funcionamiento (por tener más pérdidas de carga en la
tubería), la elevada pluviometría en el extremo (que puede limitar su uso) y la superfi-
cie que deja sin regar al no ser circular la forma que generalmente tienen las parcelas
(un 21 % en el caso de la parcela cuadrada, además del área ocupada por la huella de
las ruedas que es algo más del 1 % del círculo regado).
Por su parte, el «lateral de avance frontal» tiene frente al «pivote» una pluviometría
constante e inferior a la que ése tiene en su extremo. Esto origina menores pérdidas de
196 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Este sistema de riego utiliza aspersores rotativos de gran tamaño (cañones) que tra-
bajan a alta presión y mojan grandes superficies.
Lo más frecuente es que estos cañones se monten sobre carros o patines, adaptables
a distintas anchuras y alturas según lo requiera el cultivo, que se desplazan a lo largo
del campo mientras riegan, habiendo adquirido gran difusión en los últimos años dado
su relativo bajo coste por hectárea regada y la escasa necesidad de mano de obra.
Estos cañones trabajan normalmente a presiones de 400 a 1.000 kPa (4-10 bar),
con descargas de 20 a 170 m3/h, y pueden regar bandas de más de 100 m de ancho por
500 m de largo (5 ha) en una postura. La pluviometría suele variar entre 5 y 35 mm/h.
Existen básicamente dos máquinas con cañones móviles: los «cañones viajeros» y
los «enrolladores», habiéndose desarrollado mucho más estos últimos, al menos en Eu-
ropa, por ser más cómodos de manejar y necesitar menos mano de obra para su funcio-
namiento.
Los «cañones viajeros» consisten en un cañón montado sobre un carro que se des-
plaza con ayuda de un cable, y es alimentado por una manguera flexible arrastrada de-
trás del carro, estando el otro extremo unido permanentemente a un hidrante.
Una disposición tipo de este sistema es la de la figura 4.1, donde una tubería prin-
cipal enterrada y con hidrantes cruza por el centro de la parcela, pudiendo así regar
bandas de 400 m desde un mismo hidrante con mangueras de unos 200 m. El carro con
CAÑONES DE RIEGO POR ASPERSIÓN 197
Anclaje
Cable
Manguera
FIGURA 4.1. Disposición típica de una parcela regada con un cañón viajero.
Tambor de
enrollamiento
Manguera
Suministro Carro
de agua con cañón
Zona regada
Turbina de Tambor
propulsión Carro y cañón
Manguera
Hidrante
Tras el planteamiento general de estos sistemas se realiza una descripción más de-
tallada de sus principales componentes, haciendo referencia sobre todo a los «enrolla-
dores» por ser de más amplia utilización en Europa.
Son grandes aspersores giratorios, de construcción robusta para resistir los esfuer-
zos que originan el elevado caudal descargado y la presión de trabajo, pudiendo ser de
brazo oscilante o de turbina. En cualquier caso, van dotados de los mecanismos nece-
sarios para que puedan funcionar en forma sectorial, cubriendo normalmente sectores
de 200 a 220°.
Los de brazo oscilante (fig. 4.3), que pueden hacerlo sobre un eje horizontal o ver-
tical, suelen tardar de 2 a 5 min por revolución y avanzan a pequeños saltos, regresando
normalmente de forma rápida a su posición inicial cuando funcionan como sectoriales.
También los hay que giran a igual velocidad en ambos sentidos, utilizando dos brazos
de funcionamiento alternativo u otro sistema que cambie la orientación de la «cuchara»
del extremo del brazo donde incide el chorro.
Los de turbina siempre giran a igual velocidad en ambos sentidos. El chorro princi-
pal, o uno secundario, incide sobre los álabes de una pequeña turbina que transmite su
giro al aspersor por medio de un mecanismo de cremallera y piñón (fig. 4.4). La rever-
CAÑONES DE RIEGO POR ASPERSIÓN 199
sibilidad del giro se consigue haciendo oscilar la turbina de manera que el chorro inci-
dente origine el giro de la misma en sentido contrario, o con otro mecanismo similar.
Las boquillas pueden ser cónicas (de plástico o metálicas) o de anillas (fig. 4.5), en
cuyo caso se produce mayor distorsión del chorro, rompiendo antes en gotas y dismi-
nuyendo el alcance. No obstante, las anillas tienen la ventaja de un fácil intercambio y
una buena rotura de chorro a baja presión, aparte de resultar más baratas.
A la salida de la boquilla suelen llevar un «rompe chorro», que interrumpe parcial-
mente éste y facilita su pulverización en gotas así como el riego de las proximidades
del cañón. Normalmente puede regularse el grado de obstrucción del chorro, e incluso
puede actuar intermitentemente guiado por una leva o mecanismo similar.
200 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
El tubo del cañón suele llevar unos álabes fijos para encauzar las líneas de corriente
del fluido (fig. 4.5) y conseguir un chorro más compacto, que tiene mayor alcance.
Los diámetros de boquilla varían normalmente entre 12 y 40 mm, los ángulos de
descarga del chorro entre 15 y 32° aunque los más recomendables suelen ser entre
21 y 25°. Los ángulos menores tienen poco alcance y los mayores son más afectados
por el viento. Existen también cañones de riego con ángulo variable entre 15 y 45°.
Aunque los cañones de riego pueden moverse propulsados por un motor de explo-
sión o por la toma de fuerza del tractor, lo más frecuente es que lleven un motor hi-
dráulico accionado por la propia corriente de agua, existiendo dos variantes: de pistón
o fuelle y de turbina.
20 4a5%
30 3a4%
40 2a3%
CAÑONES DE RIEGO POR ASPERSIÓN 201
B) Mecanismos de turbina
Son los mecanismos más frecuentes en los enrolladores.
Estos no consumen agua, pero producen una pérdida de carga en el flujo principal
de unos 50 a 100 kPa (0,5 a 1 bar) y a veces más.
La turbina, alimentada por una parte de caudal principal o por todo él (fig. 4.7),
transmite el giro al tambor de enrollamiento a través de una caja de engranajes o un sis-
tema de poleas.
En las de flujo parcial, la velocidad de la turbina, y por tanto del enrollamiento, se
regula con un «by-pass» o tubería en paralelo con una válvula, que puentea la turbina y
permite hacer pasar por ésta un caudal variable. Si el caudal que pasa es demasiado pe-
queño, le puede faltar potencia para superar cambios repentinos en la resistencia del
202 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
FIGURA 4.7. Mecanismo de propulsión con turbina: a) de flujo parcial, b) de flujo total.
La mayor parte de las máquinas usan uno de los dos primeros métodos e incorporan
también el mecanismo de embrague como medida de seguridad en caso de que el pri-
mero falle, o simplemente para regar un cierto tiempo sin desplazarse, tanto al final
como al principio de la banda regada.
En todos los casos, la manguera lleva un tope fijo en las proximidades del carro que
activa el mecanismo de parada.
En el sistema de válvula de descarga, el tope abre una válvula y descarga todo el
caudal a la atmósfera, lo que produce una brusca bajada de presión en la red, y un pre-
sostato detiene la bomba. El tope de la manguera puede usarse además para desembra-
gar el mecanismo de propulsión. Este sistema sólo es válido si hay una sola máquina
conectada a la red ya que se pararían todas al detenerse la bomba.
En el sistema de válvula automática, el tope de la manguera activa el cierre lento de
la válvula, tardando de 3 a 7 minutos hasta interrumpir el suministro de agua a la má-
quina, evitando así «golpes de ariete». Este sistema puede ser más adecuado cuando
funcionan varias máquinas conectadas a la misma red de tuberías.
El tipo de bomba más adecuada para cada una de las formas de parada de máquina
es diferente. Así, para el sistema de válvula de descarga no serán adecuadas las bombas
con curva caudal-presión plana. Estas serán en cambio las bombas más adecuadas para
el sistema de válvula automática.
Suelen ser de diámetros entre 50 y 125 mm, con longitudes que varían entre 120 y
500 m, y son diseñadas para soportar altas presiones y las fuerzas de tracción que apare-
cen al arrastrarse sobre el suelo. La vida útil de estas mangueras suele ser de 6 a 8 años.
A) En los cañones viajeros las mangueras suelen ser de lona fuerte recubierta con
plástico, que la protegen del desgaste exterior y la hacen lisa interiormente. Estas man-
gueras, cuando no están sometidas a presión interna, permanecen «aplastadas» y son
fácilmente enrollables en un tambor. Algunas máquinas llevan incorporado el tambor y
en otras es un elemento independiente. Éste es normalmente accionado por la toma de
fuerza del tractor para realizar el enrollamiento.
Antes de enrollar la manguera debe vaciarse el agua de su interior. En mangueras
de menos de 75 mm de diámetro, esto puede conseguirse haciéndola pasar entre dos ro-
dillos. Para tamaños mayores se necesita normalmente la ayuda de un compresor.
B) En los enrolladores las mangueras suelen ser de polietileno (PE) de media den-
sidad, para que tengan suficiente resistencia y no sean demasiado rígidas.
Estos equipos necesitan, normalmente, de un compresor para vaciar la manguera
cuando haya que guardar la máquina durante el invierno.
A pesar de ser el sistema de riego con cañones muy criticado por la mala uniformi-
dad de reparto, el gran tamaño de gota (que puede dañar la estructura del suelo y el cul-
tivo), la elevada presión de trabajo, la alta pluviometría, etc., la experiencia parece de-
CAÑONES DE RIEGO POR ASPERSIÓN 205
mostrar que puede conseguir una buena uniformidad de reparto y un tamaño medio de
gota si se elige bien la presión de trabajo, el tamaño y tipo de boquilla y el espacia-
miento entre las posiciones de riego.
Los cañones de riego son adecuados para un amplio abanico de cultivos, pero debe
tenerse cuidado con los cultivos delicados, sobre todo durante la germinación y flora-
ción. Los cultivos más adecuados para este sistema suelen ser las praderas, y en gene-
ral, todos aquellos cultivos que cubren una alta proporción de la superficie del suelo,
estando especialmente indicados para zonas húmedas o semiáridas para dar riegos de
apoyo, o en zonas áridas para cultivos de primavera-verano con necesidades de riego
no muy grandes.
Una técnica que puede resultar interesante durante la germinación o floración es
utilizar boquillas más pequeñas trabajando a mayor presión para generar así tamaños
de gota más pequeños.
Dada la gran movilidad del sistema, también puede ser muy adecuado para explo-
taciones con parcelas pequeñas y dispersas, aunque tengan forma irregular.
El sistema presenta problemas en suelos con débil estructura o de textura fina, y en
general en suelos de baja velocidad de infiltración.
Muchas de las desventajas de los cañones son compensadas a menudo por su bajo
coste por hectárea regada y sus escasas necesidades de mano de obra.
La uniformidad de distribución del agua con los cañones de riego móviles de-
pende principalmente de: la variación de la velocidad de avance, de las característi-
cas propias del aspersor y de sus condiciones de trabajo (presión, boquilla, ángulo de
descarga, etc.), así como de la correcta selección de las condiciones de funciona-
miento del equipo de riego (ángulo de sector mojado y recubrimiento de las bandas
regadas). A todo esto hay que añadir la distorsión producida por el viento según su
intensidad y dirección.
A continuación se recogen algunas recomendaciones de varios autores para el fun-
cionamiento con estos equipos, basadas algunas de ellas en ensayos de campo.
• Las presiones de trabajo recomendadas en el cañón para obtener un tamaño de
gota medio y un buen reparto son (fig. 4.9) (CEMAGREF, 1990):
Boquilla
Presión en bar o kg/cm2
7 ima
Máx
6
5 ima Colocación
Mín del manómetro
4
10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Caudal en m3/h
FIGURA 4.9. Intervalo de presión recomendado en el cañón según el caudal descargado.
206 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
2,0
1,8 C
L 210° ó 180°
Altura relativa del agua aplicada
330°
1,6
210° 300°
1,4 270°
1,2 240°
1,0
0,8
0,6
0,4
0,2
0,0
1,0 0,8 0,6 0,4 0,2 0,0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0
Distancia relativa desde la línea central de la banda regada
FIGURA 4.10. Perfiles de altura de agua aplicada en sectores circulares de riego comprendidos
entre 180 y 330° producidos por cañones con desplazamiento continuo.
CAÑONES DE RIEGO POR ASPERSIÓN 207
Los valores más altos del intervalo de espaciamiento son para boquillas cónicas y
los más bajos para las de anillas.
El diámetro mojado que se considera será el correspondiente a la presión mínima
de funcionamiento en la parcela (Hmín). El espaciamiento adoptado definitiva-
mente, será el que más se aproxime a éste al dividir la dimensión correspondiente
de la(s) parcela(s) en un número entero de bandas regadas.
• Se recomienda además orientar el desplazamiento del cañón perpendicularmente
a los vientos dominantes para disminuir la distorsión producida por éstos.
• Una orientación sobre el Coeficiente de Uniformidad de Christiansen (CU) y la
Eficiencia de aplicación (Ea) que suelen alcanzar estos sistemas cuando están
bien diseñados y manejados, son (Keller, 1990):
0-2 82 77
2-4 70 65
Para evitar, aunque sólo en parte, estos defectos que afectan a áreas relativa-
mente pequeñas, las máquinas pueden equiparse con temporizadores que retar-
dan un cierto tiempo el avance del cañón al principio del riego y permanecen
regando en una posición fija al final de la banda regada antes de activar la vál-
vula de parada. Estas temporizaciones pueden ser con fijación manual del
tiempo o con un cálculo automático de la duración en función de la dosis pro-
gramada.
Algunas máquinas pueden llevar programadores electrónicos de diferente grado
de automatización que pueden llegar a controlar completamente la máquina para
cada dosis de riego deseada.
CAÑONES DE RIEGO POR ASPERSIÓN 209
Keller y Bliesner (1990) consideran que puede ser adecuado situar el cañón al co-
mienzo del riego a una distancia (Di) del borde de la parcela igual a 2/3 del radio
de alcance del cañón (R) (Di = 2/3 R). Asimismo, para cañones viajeros arrastra-
dos por cable, la distancia que recomiendan detenerlo antes de llegar al final de la
parcela (Df) es:
冢
α – 180
Df = 2/3 R
180 冣
siendo α el ángulo del sector circular regado, que varía entre 180 y 360°. Esta
distancia no existe en el caso de los enrolladores.
Los mismos autores consideran que el tiempo que el cañón debe regar sin des-
plazarse, al principio de la banda (Ti), debe ser aproximadamente el mismo que
tardaría el cañón en recorrer la distancia que le separa del borde de la parcela, es-
timándolo mediante la expresión:
2 α R
Ti =
3 360 V
siendo V la velocidad de desplazamiento del cañón en el resto de la banda de
acuerdo con la dosis de riego (D) deseada.
Para cañones viajeros, el tiempo de riego sin desplazamiento al final de la banda
regada (Tf) consideran que puede ser el mismo que al principio (Ti). Para en-
rolladores en cambio, este tiempo Tfe recomiendan estimarlo mediante la ex-
presión:
2
Tfe =
3 冢1–
360 冣
α R
V
Para este planteamiento, o para el caso en que el cañón se sitúa en el borde de la
parcela, la dosis de riego que recibe el borde de la parcela es D/2 y va aumen-
tando hasta alcanzar el valor D a una distancia R del borde, permaneciendo cons-
tante a partir de esa distancia.
• El tiempo necesario para la puesta en posición de riego de los enrolladores es en
torno a 1/2 h, estimándose en 1 h el tiempo requerido para realizar un cambio de
posición de la máquina, recomendándose posiciones de riego de 10 a 20 h (1 ó 2
posiciones al día).
• A la hora de realizar el cálculo del caudal que ha de repartir la máquina de
acuerdo con las necesidades punta del cultivo, conviene mayorarlo en torno a un
20 % para poder dejar de regar en momentos con vientos muy fuertes, para poder
atender a cultivos con mayor demanda o simplemente para caso de avería.
• A la hora de elegir la longitud de manguera conviene tener en cuenta que
cuanto más larga sea, mayores serán el coste del aparato y las pérdidas de
carga, por lo que se recomienda efectuar dos posiciones en las longitudes más
largas a cubrir.
• Como ábaco para estimar la pérdida de carga en las mangueras de PE (serie de
800 kPa) puede utilizarse el de la figura 4.12 (CEMAGREF, 1990).
210 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
50 (42,6)
,6)
44 (37)
1,9
)
,9)
0)
69
63 (58
1,8
70(6
(
(63
82
1,7
Pérdida de carga (bar/100 m)
75
6)
1,6
6,
2)
(7
1,5 5,
90
1,4 (8
1,3 1 00
)
1,2 0 (95
1,1 11
1 )
2,2
5 (10
0,8 12
0,7
0,6
0,5
0,4
0,3
0,2
10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95100105 110
Caudal (m3/h)
A pesar de que las alas resultan atractivas en un principio, hay que decir que nece-
sitan más mano de obra que los cañones (sobre todo para plegarlas y desplegarlas para
el transporte), además de una mayor inversión inicial.
• Un plano de las parcelas, con curvas de nivel y detalles de los obstáculos e impe-
dimentos para el movimiento de la máquina.
• La alternativa de cultivos a regar, sus necesidades punta de agua, profundidad ra-
dicular máxima, etc.
• Tipo de suelo, capacidad de retención de agua, velocidad de infiltración, etc.
Como orientación de esta última puede tomarse la siguiente:
Arenoso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 50
Franco-arenoso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 36
Franco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 25
Franco-arcilloso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 12
Arcilloso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 5
por lo que este cañón no tendría prácticamente problemas en el suelo franco, incluso en
condiciones de suelo desnudo.
El considerar el 90 % del radio mojado (Keller, 1990) es para estimar la pluviome-
tría que cae en la mayor parte del área mojada, que está por encima del valor medio.
El cañón debe regularse atendiendo además a las siguientes observaciones:
• Los dos semisectores regados deberán ser simétricos.
• El tiempo de barrido de un sector debe estar próximo a un minuto.
• El número de batidas sobre un sector en cañones de brazo debe ser superior a una
veintena.
• Realizar un control periódico del desgaste de la boquilla para que no varíe el cau-
dal descargado.
214 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
冣
220 61
= 0,78 h = 46 min.
360 20,4
216 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
D1 = 100 mm D2 = 110 mm
• Presión necesaria en el cañón . . . . . . . . 600 kPa 600 kPa
• Desnivel geométrico (146 × 0,02 × 10) . 29 kPa 29 kPa
• Pérdida de carga en la manguera
h (kPa) = 100 J L . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 · 1,33 · 1,46=194 kPa 100 · 0,82 · 1,46=120 kPa
• Pérdida de carga en la turbina
y demás elementos singulares . . . . . . . . 100 kPa 100 kPa
• Altura del cañón sobre el suelo
y pérdidas en elementos singulares . . . . 30 kPa 30 kPa
TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 953 kPa 879 kPa
CAÑONES DE RIEGO POR ASPERSIÓN 217
4.3. BIBLIOGRAFÍA
Sistemas autopropulsados
de riego por aspersión
La mecanización del riego por aspersión se inicia con el aspersor y continúa con el
transporte de los elementos de riego, desembocando en las máquinas que riegan mien-
tras se desplazan. Estas pueden agruparse en dos grandes familias: una con desplaza-
miento de un aspersor de gran tamaño («cañones viajeros» y «enrolladores») y otra con
desplazamiento de ramales de riego como es el caso de los «pivot o pivotes» y los «la-
terales de avance frontal».
La pluviosidad que recibe un punto del terreno ya no está determinada únicamente
por el caudal de descarga instantáneo (función de la presión, diámetro de salida y dis-
posición de los emisores) sino que depende además de la velocidad de avance.
Para zonas áridas y semiáridas, las máquinas que forman la segunda familia resul-
tan más adecuadas por estar más ligadas a la parcela, al necesitar gran número de horas
de funcionamiento para satisfacer las necesidades hídricas de los cultivos.
Las dos máquinas de la primera familia riegan normalmente un sector circular, ha-
cia atrás para no apoyarse en suelo mojado, y su principal característica es su movi-
lidad.
Son muy adecuadas para climas húmedos o semihúmedos, donde se necesitan rie-
gos de apoyo, mojando bandas de hasta 130 m de anchura. Sus principales inconve-
nientes son la elevada presión de trabajo (400-10.00 kPa o 4-10 kg/cm2 ), y el gran ta-
maño de gota (que puede erosionar el suelo y dañar la planta), además de ser más
afectadas por el viento dada la altura de la trayectoria de las gotas. Recientemente están
apareciendo algunos diseños que tratan de bajar la presión de trabajo (300-400 kPa) y
reducir el tamaño de gota, a expensas de un menor alcance (40-50 m).
Los «cañones viajeros» son básicamente carros que sustentan un cañón y arrastran
una manguera flexible conectada a un hidrante, moviéndose mientras riegan gracias a
un cable firmemente anclado en el otro extremo de la parcela. Algunos están dotados
220 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
de un tambor, que accionado por la toma de fuerza del tractor, o por otros medios, per-
mite enrollar la manguera una vez vaciada de agua.
El cañón se coloca en un extremo de la parcela y la manguera se extiende, con
ayuda de un tractor hasta conectarse al hidrante situado en el centro de la parcela. La
manguera debe tener una curva suave junto al carro que soporta el cañón para que, al
ser arrastrada por éste, no se arrugue o se torsione y corte el flujo de agua.
El carro se mueve al irse enrollando el cable guía en un pequeño tambor accionado
por un «motor hidráulico», de émbolo o de turbina, por el que pasa parte del caudal que
recibe el cañón. Algunos modelos pueden llevar un motor de explosión que produce el
enrollamiento del cable en el tambor.
Los «enrolladores» consisten esencialmente en un «carrete o tambor» en el que
pueden enrollarse de 200 a 400 m de tubería de polietileno, que se estira con ayuda de
un tractor, y en su extremo lleva un carro con un cañón. El carrete gira, normalmente
accionado por una turbina o un fuelle hidráulico alimentado por una pequeña fracción
del caudal, y va recogiendo el cañón mientras riega. Un inconveniente adicional de es-
tas máquinas es que la velocidad de avance del cañón puede ser irregular si no se co-
rrige la velocidad de giro del tambor, tanto por variación del diámetro del carrete donde
se va enrollando la tubería como por variación del peso de la manguera arrastrada, lo
que altera la uniformidad del riego.
Las dos máquinas que constituyen la familia de los ramales autodesplazables tienen
una concepción mecánica muy semejante pero su diseño hidráulico es completamente
diferente, presentando en ambos casos ventajas e inconvenientes.
Frente al «lateral de avance frontal», el «pivote» tiene algunas ventajas como: la
toma de agua y energía fijas, que minimiza la intervención del regante gracias a los au-
tomatismos que regulan el riego, prácticamente sin problemas. Sus principales desven-
tajas son: la mayor presión de funcionamiento (por tener más pérdidas de carga en la
tubería), la elevada pluviosidad en el extremo (que puede limitar su uso) y la superficie
que deja sin regar al no ser circular la forma general de las parcelas (un 21 % en el caso
de la parcela cuadrada, además del área ocupada por la huella de las ruedas que es algo
más del 1 % del círculo regado).
Por su parte, el «lateral de avance frontal» tiene frente al «pivote» una pluviosidad
constante e inferior a la que ese tiene en su extremo. Esto origina menores pérdidas de
carga y la posibilidad de alcanzar mayor uniformidad de reparto de agua y de utilizar la
baja presión. Por otra parte, el área regada en parcelas cuadradas o rectangulares es del
95 % (se pierde alguna superficie por la huella de las ruedas y la torre principal). Como in-
convenientes están sus mayores dificultades de instalación y funcionamiento al ser móvi-
les la toma de agua y la energía, careciendo de puntos fijos que facilitan el alineamiento.
A esto hay que añadir las mayores dificultades de manejo ya que, al llegar al extremo de
parcela, tiene que volver sin regar o aplicando nuevamente agua a la zona recién regada.
Por último indicar que este tipo de máquinas parece que han llegado a su plenitud
de concepción y desarrollo, evolucionando, como toda máquina ya lograda, en la me-
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 221
jora de rendimientos tales como: la transmisión por planetarios en lugar de por tornillo
sinfín (por necesitar motores de 0,5 CV en lugar de 1 o 3/4 CV), buscar emisores que
trabajen a baja presión y tengan gran alcance, con tamaño de gota adecuado, etc.
Según Arenillas (1987) esta unidad básica de riego (lateral autopropulsado) se pre-
senta como el germen de la máquina universal para el regadío («ala de trabajo») a la
que se pueden acoplar cabezales para cosechar algodón, hortalizas, cereales, etc., o
para segar y recoger forrajes (fig. 5.1). De esta manera la maquinaria agrícola en el re-
gadío quedaría reducida al «ala de trabajo» y a las «máquinas de laboreo» (el tractor y
sus aperos), con mayor demanda de potencia.
Se llega pues, en todos los casos, al ramal o ala de riego móvil, que se diferencia de
unos sistemas a otros en los elementos motores y en el tamaño.
Es un ramal de riego con un extremo fijo, por el que recibe el agua y la energía
eléctrica, y otro móvil que describe un círculo girando sobre el primero, caracterizán-
dose porque se mueve mientras riega (fig. 5.4). Está formado por una tubería portaemi-
sores que va sustentada sobre torres automotrices, dotadas
normalmente de un motor eléctrico y dos ruedas neumáticas. La tubería, que nor-
malmente es de acero galvanizado, sirve de elemento resistente para vencer el vano en-
tre torres juntamente con barras o cables, formando una viga en celosía, dejando nor-
malmente un vano hasta el suelo de unos 3 m, aunque hay variantes que llegan a dejar
vanos de más de 5 m para el riego de cultivos leñosos.
Cada tramo va unido a una torre soporte y articulado con el tramo anterior, de-
biendo permitir giros según un eje vertical y otro horizontal. La unión debe ser estanca
y sólida ya que tiene que transmitir esfuerzos importantes, especialmente en equipos
trasladables.
Existen varios tipos de ensamblajes (fig. 5.5) a base de: cardan exterior, rótula ex-
terior o un simple gancho interior. Los manguitos de cierre hermético de la tubería sue-
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 223
4 3
Hidrante Hidrante
Manguera flexible
1 2
3
Traslado
1
Giro sin regar
La combinación
2 con el pívot permite
regar mejor las
parcelas irregulares
Pívot
Posición
inicial
Posición
inicial 1.er traslado
Pívot
Cable alineación
traslado
2.° traslado
Pívot
Cable alineación
Cable traslado
1.er traslado alineación
traslado
2.° traslado
len ser de acero con junta hidráulica, de rótula o de material sintético flexible (caucho
armado, neopreno, etc.), pudiendo llevar alguna funda metálica.
Consta de una estructura de acero en forma de pirámide (fig. 5.6), que va anclada
en un macizo de hormigón, y sostiene un tramo vertical de tubería que lleva una junta
estanca, sobre la base de anillos rozantes, que permite el giro.
Aguas arriba del codo inferior existe una válvula de compuerta, una válvula de re-
tención y un cuello de cisne que conecta con la tubería enterrada así como algunos ele-
mentos de control como manómetro, presostato, etc.
El codo superior, que puede girar libremente, lleva asociado un colector de ani-
llos rozantes que realiza las conexiones de los cables de alimentación de los moto-
res de las torres y los de seguridad y control con el cuadro de maniobra que va fijo
en la estructura pivote, el cual suele recibir la alimentación eléctrica trifásica desde
la caseta de bombeo mediante un cable enterrado, aprovechando la misma zanja de
la tubería.
Al cuadro llega además un cable bipolar de automatismos que pone en contacto el
pivote con la estación de bombeo para su funcionamiento coordinado.
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 225
5.2.2. El lateral
La separación entre torres (tramo) varía entre 25 y 75 m, aunque las más frecuen-
tes son de unos 38 m (tramo corto) y 50 m (tramo largo). Los equipos de tramo largo
son, normalmente, más económicos por llevar menos torres, pero se adaptan peor a to-
pografías onduladas y transmiten más peso al terreno, con mayor posibilidad de atasca-
mientos. Por esta razón, los tramos finales de los equipos grandes suelen ser tramos
cortos.
Las longitudes de lateral van desde 60 a 800 m. La inversión por hectárea regada
disminuye al aumentar la longitud del equipo, pero el coste de aplicación de agua, que
contempla además el mantenimiento, la mano de obra, la energía y el agua consumida,
permanece prácticamente constante a partir de 50-60 ha regadas (400-450 m de lateral)
por crecer en gran medida el coste energético.
226 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
FIGURA 5.6. Diversos detalles del centro pivote (Agrocaja, RKD y Valley).
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 227
La propulsión es normalmente con motores eléctricos, por tener ventajas sobre los
otros sistemas (hidráulico, neumático, etc.) al permitir una fácil regulación de la velo-
cidad y el sentido de avance así como poder moverse sin necesidad de regar. En cada
torre lleva un motor de 1,5; 1; 3/4 ó 1/2 CV que transmite el movimiento a las dos rue-
das mediante una transmisión cardan, tornillo sinfín y desmultiplicador (fig. 5.7), o
sustituyendo los dos últimos por un sistema de planetarios, que son más caros pero me-
nos consumidores de energía, con lo cual resulta suficiente un motor de 0,5 CV. No
obstante, este último sistema no está muy extendido pues parece presentar más proble-
mas y averías que el primero.
La velocidad de avance del equipo se regula actuando sobre el motor de la torre ex-
trema, haciéndola funcionar en fracciones de minuto, por lo que el avance es «a sal-
tos», excepto cuando funciona al 100 % que no para, en cuyo caso alcanza una veloci-
dad de 1,8 a 3,5 m/min dependiendo del diámetro de rueda utilizado, llegando incluso
a 4,5 m/min cuando se trata de laterales de gran longitud (Allen et al., 2000).
El movimiento a saltos de las ruedas, sobre todo las interiores, no suelen originar
problemas de uniformidad ya que las diferencias se compensan en los sucesivos riegos.
Donde más problemas puede haber es en los sistemas LEPA (Low Energy Precision
Application), que realiza la aplicación de agua directamente sobre la superficie del
suelo, bien mediante un borboteador o mediante una manga de arrastre, con un laboreo
específico para proporcionar la capacidad de almacenamiento superficial de agua nece-
saria, o con emisores situados próximos al suelo (en torno a 1 m), con poca anchuela
mojada
Un problema frecuente es el hundimiento de las ruedas, que produce atascamiento
de la máquina. La forma de actuar en estos casos en los que la rodada se convierte en
un problema puede ser la siguiente:
1. Actuaciones sobre el manejo de la máquina. Se recomienda, antes de iniciar
la campaña de riego, efectuar una primera pasada con el pívot en seco para ini-
ciar la compactación del terreno. Posteriormente, y en la misma línea de tra-
bajo, dar otra vuelta con el temporizador al 100 %. Por último, ajustar la apli-
cación de agua a las necesidades del cultivo a la vez que se efectúan riegos lo
más ligeros y frecuentes que nos sea posible. Esta pauta de trabajo es favorable
tanto para el desarrollo vegetativo como para reducir la huella.
2. Actuaciones sobre la estructura del suelo. Mediante aportaciones sobre la
rodada de materiales que eviten la formación de la huella profunda. De este
modo, se puede echar grava o troncos de madera a la rodada, manteniendo es-
tas zonas sin laboreo.
a) Mediante aportaciones sobre la rodada de materiales que eviten la forma-
ción de la huella profunda. De este modo, se puede echar grava o troncos
de madera a la rodada, manteniendo estas zonas sin labore.
b) Mediante del empleo de productos químicos (polímeros que se vienen
empleando tanto en obras públicas como en agricultura en el riego por
surco tradicional) que provocan una compactación de las arcillas y re-
228 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
FIGURA 5.7. Diversos detalles de los mecanismos de propulsión del pivote (Irrifrance).
f) Por último, si aún así sigue habiendo problemas, pueden emplearse siste-
mas de cadenas que se montan directamente encima de la cubierta y que
aumenta la superficie de apoyo y reduce la rodada.
Las ruedas suelen ser neumáticas, de unos 50 cm de radio, aunque existen las de-
nominadas «de alta flotación» que son más anchas y de radio 52,5 cm, que tienden a
evitar el hundimiento en el terreno, aunque no siempre se consigue. Para evitar este
problema lo más indicado es rellenar las rodadas con piedra o grava.
Los diámetros nominales de tubería (que son los exteriores) suelen ser de 4 1/2’’
(114,3 mm), 5 9/16’’ (141,3 mm), 6’’ (152,4 mm), 6 5/8’’ (168,3 mm), 8’’ (203,2 mm)
8 5/8’’ (219,1 mm) y 10’’ (254 mm). En los laterales de gran longitud (a partir de 500 m
aproximadamente) suele emplearse tubería de 8’’ en un primer tramo y 6 5/8’’ en el se-
gundo tramo (entre 500 y 600 m de lateral, estos tramos suelen ir al 50 % de la longi-
tud total).
El diámetro 4 1/2’’ suele utilizarse para longitudes menores de 300 m, en los deno-
minados «minipivote», de creciente implantación al ser competitivos económicamente
con otros sistemas alternativos como la aspersión fija con tubería enterrada.
Las tuberías se fabrican principalmente de acero galvanizado, interior y exterior-
mente, aunque también pueden ser de aluminio o acero revestido con pintura epoxi. El
espesor de tubería de acero está comprendido normalmente entre 2,5 y 4,0 mm según
los diámetros, siendo los más frecuentes entre 2,8 y 3,2 mm. Las salidas para acoplar
los emisores varían entre 0,75 y 3 m.
FIGURA 5.8. Detalles de los principales componentes del sistema eléctrico (Agrocaja, 1986).
5.2.6. El alineamiento
Para mantener recto el lateral se dispone de un «mecanismo de alineamiento» que,
en el caso de propulsión eléctrica, arranca o para el avance de cada torre conductora
mediante un contactor eléctrico (comandado de diferentes maneras), cuando los dos
232 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
tramos que concurren en la torre forman un ángulo de unos 20°. Así el avance de la uni-
dad conductora extrema produce una reacción en cadena de avances, comenzando por
la unidad conductora inmediata y prosiguiendo a lo largo del lateral (fig. 5.9).
El accionamiento del contactor de alineamiento suele ser a través de una leva dis-
puesta en un plano horizontal (fig. 5.9), que normalmente lleva asociados los otros me-
canismos de seguridad. El mecanismo que regula el contactor está fijado a la torre con-
ductora en el interior de una caja de protección al final de un tramo, y mediante un
pequeño brazo solidario con el tramo articulado que le sigue, le transmite los movi-
mientos de éste. Si el ángulo formado por los dos tramos que concurren en la torre so-
brepasa un valor umbral (por avería del sistema de alineamiento o porque alguna rueda
se atasca, patina, o encuentra algún obstáculo), un mecanismo de seguridad para auto-
máticamente todo el sistema (avance y suministro de agua por la bomba) antes de que
pueda dañarse el lateral o producirse un encharcamiento y lavado del suelo, o incluso
su contaminación si se estuvieran aplicando fertilizantes, productos fitosanitarios, etc.
De la misma forma, existen mecanismos que paran el sistema cuando la última torre,
que es la de control, patina. En este caso no se produciría desalineamiento.
Es importante pues, que los contactores sean seguros e inalterables para que cum-
plan su misión con garantía, por lo que se utilizan frecuentemente de mercurio.
Brazo transmisor del ángulo entre dos tramos que hace girar a la leva del interruptor de alineamiento.
Interruptor triple
mediante leva: control
de alineamiento y dos
topes de seguridad
10 11 12 13 14
θ2 α
Una torre avanza cuando α > α0 y se
detiene cuando se alinea con dos
torres vecinas. 10 11 12 13
θ3
t3 → torre n.° 3; 14
θ → tiempos;
t0 → pivote; θ'310 11 12
α → tiempos; 14
13
10 11 12
θ4
13
14
10 11
Esquema de avance de un pívot de 13
cinco torres (los ángulos entre tramos 15
12
se han aumentado para mejor 14
comprensión).
15
b)
a)
c)
FIGURA 5.10. a) Tres modelos de aplicación de agua en pivote. b) Detalle de distintos emisores con
regulador de presión. c) El riego con emisores de baja presión.
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 235
con una anchura mojada en torno a los 12-15 m, lo que requiere una presión de trabajo
de 1,5 a 2 bar, o algo menor si no hay problemas de escorrentía. En estas condiciones
pueden utilizarse separaciones entre emisores de 2,5 a 3 m, no debiendo superar en ge-
neral los 5-7 m con los emisores de mayor alcance como los Rotator.
Conviene que las aguas sean limpias para evitar la obstrucción de las toberas más
pequeñas, y en algunas instalaciones se colocan filtros de malla a la entrada del pivote.
La tendencia actual es hacia la baja presión, por el importante ahorro energético que
supone, pero tiene como limitación la alta pluviosidad que se alcanza en el extremo (al re-
partirse el agua en poca anchura) y la peor adaptabilidad a la topografía irregular (porque
las diferencias de cota producen variaciones de presión proporcionalmente mayores).
Tratando de incrementar la anchura mojada, las toberas se pueden localizar en pe-
queños tubos horizontales «Booms» que se disponen casi perpendiculares al lateral y
albergan entre 2 y 5 emisores (fig. 5.11).
En el extremo del lateral puede haber uno o varios cañones, con una o varias bo-
quillas, que funcionan a presiones entre 350 y 500 kPa (3,5 y 5 kg/cm2), haciéndose ne-
cesaria una bomba de sobrepresión en aquellos casos en que no exista esta presión en el
extremo del lateral. Los fuertes vientos provocan la distorsión del chorro de los caño-
nes con la consiguiente falta de uniformidad en el riego, no estando pues indicado para
zonas con este tipo de vientos.
La principal ventaja de estos cañones es cubrir una longitud entre 15 y 30 m más
allá del extremo del lateral, lo que supone una superficie importante, aunque la unifor-
midad del riego suele ser mala. Actualmente, para zonas de viento, se está prescin-
diendo de estos cañones y sustituyéndolos por aspersores iguales o ligeramente mayo-
res que los del lateral en esa zona, bajándolos incluso con un tubo hasta situarlos a unos
2 m del suelo o menos según el cultivo. Su misión es garantizar que el área bien regada
llegue al menos hasta donde alcanza el lateral, ya que en el extremo es donde el viento
produce más distorsión del reparto de agua.
236 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Emisores
Sb
Tubería
del pivote
«Booms»
Pivote
B
E
Pivote del
extremo
C
200’
D 400’
Superficie regada por
el cañón W 100 F
G Superficie regada por
el cañón W 150
Sistema Lindsay
Sistema Valley
FIGURA 5.12. Principales sistemas de riego de esquinas.
forma autónoma guiados por un cable fijo en el terreno (fig. 5.13). Los que son remol-
cados necesitan levantar cada una de las torres y girar las ruedas 90°, dejándolas para-
lelas al eje de la tubería, realizándose el traslado en la dirección del eje del ramal. Las
que utilizan un cable guía, llevan dos pares de ruedas en el centro pivote, un par igual
que las de las torres conductoras y en su misma posición, y el otro dispuesto perpendi-
cularmente al primero, que apoya en el terreno cuando el equipo está en posición de
riego y levantan a su vez las anteriores. El traslado se hace en este caso en dirección
perpendicular al ramal.
La longitud del ramal en los remolcados no debe ser superior a 200-300 m, ya que
de lo contrario los esfuerzos sobre las estructuras serían demasiado grandes. La longi-
tud de los tramos entre torres suele ser de unos 50-60 m.
Al diseñar la instalación, habrá que tener en cuenta en este caso el consumo punta
de los cultivos a regar y los tiempos muertos empleados en el desplazamiento del
equipo. Este hecho, unido a los problemas que supone el traslado (por el giro de las
ruedas 90°, la dificultad de rodadura en terrenos pesados, la presencia del cable en el
campo y el mayor deterioro del equipo) hace que estos equipos sean poco frecuentes en
zonas áridas o semiáridas.
238 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
402 m
201 m 83 64 54
25 %
25 %
TABLA 5.1. Ejemplo de tiempos de aplicación de agua en diversos puntos del lateral
La figura 5.15 compara las curvas de pluviosidad y los tiempos de aplicación para
dos puntos del terreno bajo un mismo pivote (uno a 180 m del centro y otro a 365 m). La
pluviosidad sobre un punto del terreno crece desde cero hasta un valor máximo cuando el
lateral se sitúa sobre él, para descender nuevamente a cero cuando se aleja del mismo.
En la figura 5.15 se observa que para que ambos puntos reciban la misma cantidad
de agua, las áreas limitadas por las curvas deben ser iguales, por lo que la pluviosidad
tiene que ser mayor cuanto menor sea el tiempo de aplicación.
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 241
30,5
A 365 m del pivote
20,3 Pm2
5,1
0
0,2 0,4 0,6 0,8 1,0 1,2 1,4 1,6 1,8 2,0
Tiempo (h)
FIGURA 5.15. Curvas de pluviosidad en dos puntos de un mismo pivote Jensen (1981).
A 40 14,5 46
B 80 20,8 32
C 155 43,0 15
242 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
3,0
Pluviometría (pulgadas/h)
2,8
2,6
2,4
2,2
2,0
1,8 40 mm/h
1,6 Sistema con aspersores
1,4
1,2
de tamaño variable
1,0 (Modalidad A)
0,8
0,6
0,4
0,2
0,0
0 2 4 6 8 101214 16 182022 24 26 283032 34363840 42 4446
Tiempo (minutos)
3,4
3,2
80 mm/h
Pluviometría (pulgadas/h)
3,0
2,8
2,6
2,4
2,2
2,0
Sistema con aspersores 1,8
1,6
de tamaño medio 1,4
(Modalidad B) 1,2
1,0 0,79° /Rr.
0,8
155 mm/h 0,6
6,0
Pluviometría (pulgadas/h)
0,4
0,2
5,0 0,0
0 2 4 6 8 101214 1618 20222426283032 34 36
3,0
Sistema con toberas
pulverizadoras
2,0
(Modalidad C)
1,0
0,0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
Tiempo (minutos)
FIGURA 5.16. Modelos de aplicación de agua a 365 m del centro pivote en tres laterales de 396 m,
descargando 56,8 l/s (Pair, C.H.).
El caudal que tiene que repartir el equipo pivote puede calcularse como cociente
entre el volumen a descargar y el tiempo utilizado para ello mediante la expresión:
N · Ir · A · 10.000 Volumen descargado
Q0 = =
Ea · t1 · 3.600 Tiempo utilizado
siendo: Q0 = el caudal de entrada al equipo (l/s).
N = necesidades netas del cultivo en periodo punta (mm/día o l/m2 día).
Ir = intervalo entre riegos (días).
A = área regada (ha).
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 243
C
150
Pluviometría (pulgadas/h)
100
B
50
A
10 20 30 40 50
Tiempo (minutos)
FIGURA 5.17. Simplificación de la aplicación de agua del caso anterior (Pair, 1975).
Keller y Bliesner (1990) recomiendan mayorar las necesidades netas del cultivo en
periodo punta calculadas por los métodos normales para tener en cuenta la alta fre-
cuencia de riego, con mayores pérdidas por evaporación y arrastre y un mayor con-
sumo de agua por el cultivo por tenerla más fácilmente disponible, recomendando los
valores de la tabla 5.2 para determinar las necesidades de cálculo, tanto para necesida-
des diarias (kf) como para necesidades mensuales (kfs).
TABLA 5.2. Factores de frecuencia para diferentes cultivos e intervalos entre riegos
en período punta (kf) y estacional (kfs)
A medida que nos vamos alejando del centro pivote el área regada por cada metro
de lateral crece. A una distancia r (m) del mismo, este área es el de una corona circular,
que puede ser calculada como:
a = π (r + 0,5)2 – π (r – 0,5)2 = 2 πr
El caudal descargado por la unidad de longitud de lateral en esa zona (qr) debe ser
tal que:
qr a 2 πr 2r 2 rQ0
== = ; es decir, qr = [1]
Q0 A πR 2 R2 R2
siendo R el radio del área adecuadamente regada por el equipo (en m) (fig. 5.18).
En el extremo del pivote (r = R), el caudal descargado por 1 m de lateral será:
qR = 2 Q0 /R [2]
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 245
1m
Este caudal también puede ponerse en función de la dosis bruta media descar-
gada (Db) y de la velocidad angular (w) con que se mueve el equipo, teniendo en
cuenta que:
Q0 t1 Q0 (2 π/w)
Db = =
πR 2
πR2
por lo que se tendrá:
qe = r Se Db w
siendo qe = caudal que debe descargar el emisor (l/s) situado a una distancia r (m) del
centro pivote si la separación entre emisores en esa zona es de Se (m); Db = dosis bruta
media descargada (mm o l m–2 h–1); t1 = tiempo por revolución (s); w = velocidad an-
gular (rad/s).
La velocidad angular (w) puede ponerse en función de la velocidad lineal de des-
plazamiento de la última torre (V en m/s) y su distancia al centro pivote (Lt en m)
como: w = V/Lt, luego también se cumplirá que:
qe = r Se Db (V/Lt)
Por otra parte, si AMr fuera la anchura mojada por el modelo de reparto de agua del
equipo a una distancia r del centro pivote, y suponemos que se trata de un modelo elíp-
tico como ocurre en la generalidad de los casos, puede deducirse la pluviosidad má-
xima (Pmr) que se producirá en esa zona teniendo en cuenta que el volumen mostrado
246 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
P Pmr
PMr
1m
AMr
x
FIGURA 5.19. Esquema de la pluviosidad del pivote en el extremo.
Igualando las ecuaciones [1] y [3] y teniendo en cuenta que el caudal que realmente al-
canza el suelo será Qs = Q0 Pe Pd; siendo Pe y Pd la proporción de agua que llega al suelo
y la proporción de agua descargada por los emisores respecto a la bombeada, se tendrá:
π · Pmr · AMr
= 2 rQs\R2
4 · 3.600
2 · 4 · 3.600 · r · Qs 28.800 Qs
Pmr = y para r = R será PmR = [4]
π · R · AMr
2
π · R · AMR
A veces se utiliza el concepto de pluviosidad media PM (ver figura 5.17), cuya rela-
ción con la pluviosidad máxima será:
π AMr π
PMr AMr = Pmr ⇒ PMr = Pmr
2 2 4
con lo que se cumplirá que:
2 · 3.600 · r · Qs 2 · 3.600 · Qs
PMr = y para r = R será PMR = [5]
R2 · AMr R · AMR
La pluviosidad P a una distancia genérica x del extremo del modelo de distribución
de agua elíptico, viene dada por la ecuación de la elipse:
2 Pmr
P= (AMr x – x2)1/2
AMr
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 247
Estos parámetros también pueden ponerse en función de la dosis bruta media que
llega al suelo (Dba) y de la velocidad angular (w) con que se mueve el equipo, re-
sultando:
2π
3.600 Qs t1
60 Qs
W 冢 冣
2π Lt
60 Qs
V 冢 冣
Dba = = =
π R2 π R2 π R2
con lo que las pluviosidades quedarán como:
2π r Dba 8r Dba
PMr = Pmr =
AMr t1 AMr t1
También pueden ponerse en función de la dosis bruta media descargada (Db) y de
las necesidades punta del cultivo (N), del intervalo entre riegos (Ir) y del tiempo de
riego al día (T), resultando:
Dn N · Ir Dba
Db = = ; Db = ; t1 = T Ir
Ea EDa · Pe · Pd Pe
8 · r · N · Ir 8·r·N π 2π · r · N
Pmr = = ; PMr = Pmr =
AMr · t1 · EDa · Pd AMrT · EDa · Pd 4 AMrT · EDa · Pd
Aunque el lateral de avance frontal se verá más adelante (fig. 5.20), parece intere-
sante comparar el comportamiento de estos parámetros con el del pivote. Así el caudal
que debe descargar 1 m de lateral será:
qr 1 Qo
= ⇒ qr = = Cte. con r
Qo L L
Si se compara con la ecuación [2] se puede observar que, en el extremo de lateral de
un equipo de una determinada longitud (L = R) que reparte un caudal (Qo), 1m de tu-
bería debe descargar la mida de caudal cuando funciona como lateral de avance frontal
que cuando funciona como pivote. Puesto que el anterior planteamiento realizado para
deducir la pluviosidad es igual en pivote que en lateral de avance frontal, la pluviosidad
máxima (Pmr) y la pluviosidad media (PMr) a una distancia r del origen seguirá siendo
la dada por las ecuaciones [4] y [5] para el caso del lateral de avance frontal. Puesto que
el caudal por metro de longitud de lateral descargado en la zona del extremo es doble
Lp
L 1m
en el caso del pivote respecto al del lateral de avance frontal, también será doble la plu-
viosidad máxima y media en esa zona, resultando:
4 · 3.600 · Q π 3.600 · Q
Pm = s y PM = Pm = s
π · AM · L 4 AM · L
Si se ponen en función de Dba, teniendo en cuenta que:
3.600 · Qs · t1
Dba =
L · Lp
Serán:
4 · Dba · Lp π Dba · Lp
Pm = y PM = Pm =
π · AM · t1 4 Am · t1
Y en función de N, I, y T será:
N · Ir T Ir 60 – (tpe + tcm + tvig …)
Dba = ; y t1 =
EDa 60
con lo que resultará:
4 · N · Ir · Lp π
Pm = y PM = Pm
π · AM · EDa · t1 4
siendo tpe = tiempo de parada en el extremo (min); tcm = el tiempo de cambio de man-
guera (min), y tvig = tiempo de vigilancia y control (min).
El caudal de entrada al lateral de avance frontal se calcula también por la expresión
general:
volumen descargado N · Ir · L · Lp N · Ir · L · Lp
Q = Q = 1,16 · 10–5 =
tiempo empleado Ea · t1 Ea · t1 · 3.600
que es la misma que la utilizada en el pivote (con el mismo significado y unidades para
Q, N, Ir, Ea y t1, y con las dimensiones de la parcela rectangular L y Lp, en m), con la
única diferencia que ahora el tiempo utilizado en dar un riego (t1) será:
t1 = T · Ir – tiempos muertos (tcm, tpe, tvig …)
lo que indica que, cuantos más tiempos muertos haya, mayor es el caudal que necesita
descargar el equipo.
Por último queremos destacar el hecho de que, a la misma velocidad de avance
[V (m/h)], un equipo de longitud L = R (en m), que reparte un caudal Q (l/h), descarga
el doble de dosis bruta (Db, en mm/h) si funciona como pivote que si lo hace en avance
frontal. En efecto:
a) como pivote se tendría:
L1 = 2πR ; A = πR2 ; t1 = 2πR/V
2πR
Q
Q2
V =
con lo que Db =
πR 2 R ·V
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 249
CU (%)
Cultivo de alta rentabilidad con sistema radicular superficial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
Cultivos extensivos con sistema radicular de profundidad media . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82-88
Frutales y forrajes con sistema radicular de profundidad media . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70-82
Los ensayos de campo realizados a pivotes dan valores generalmente altos del CU,
(del 80 al 90 %), con velocidades de viento inferiores a 7,5 m/s (Jensen, 1980). Keller
(1990) indica valores de CU entre el 90 y 94 % para sistemas bien diseñados si se tie-
nen en cuenta los riegos sucesivos al utilizar alta frecuencia.
Cuando el viento sopla hacia el centro pivote, en la dirección del lateral, el área re-
gada disminuye alrededor de un 17 %, mientras que cuando sopla hacia el extremo, el
área regada crece cerca de un 19 % (Von Bernuth, 1983).
Ya que la velocidad del viento crece con la altura sobre el suelo, suele tenderse a
utilizar aspersores de bajo ángulo (7 a 10°) en los pivotes, para acortar así la trayecto-
ria de caída del agua hasta el suelo.
Los laterales autopropulsados, ya sean pivote o de avance frontal, tienen ciertas
ventajas sobre los sistemas estacionarios en cuanto a los efectos distorsionadores del
viento, ya que:
• El lateral ocupa infinitas posiciones en su recorrido, compensándose en parte las
distorsiones entre riegos sucesivos.
• El espaciamiento de emisores en el lateral es bastante pequeño, con un gran sola-
pamiento entre ellos.
Los valores de CU se refieren en general a ensayos concretos, correspondientes a
riegos realizados bajo unas condiciones determinadas, y no a lo que ocurre en el con-
junto de riegos realizados durante toda la campaña.
Algunos factores que distorsionan la uniformidad de reparto de agua tienden a
compensarse en los sucesivos riegos (este es el caso de la falta de uniformidad en el
avance del lateral), mientras que otros tienden a acentuarse cada vez más. Este sería
el caso de:
• El funcionamiento defectuoso de algún emisor.
250 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
1
0,00981 · 1.000 (kg/m3) Dn (l/m2) A (ha) 10.000 (m2/ha) (m3/l) H (m) n (h)
E = Nn = 1.0 00 =
Ea n (h) 3.600 (s/h) Ep
Dn A H
= 0,0271
Ea Ep
La fórmula anterior sugiere distintas formas del ahorro potencial de energía (APE)
que puede conseguirse al cambiar alguno o todos los términos de la ecuación.
冢 冣
E1 – E2 D2 H2 Ep1 Ea1
APE = 100 = 1 – 100
E1 D1 H1 Ep2 Ea2
donde APE se mide en porcentaje. El subíndice 1 indica los valores anteriores y el 2 los
valores después de la modificación.
Centrándonos únicamente en el ahorro energético conseguido al regar con equipos
de baja presión, éste dependerá sobre todo, de la reducción de presión lograda y de la
eficiencia de aplicación de agua obtenida.
Los sistemas de baja presión pueden tener problemas por incremento de la esco-
rrentía o erosión del suelo debido a la elevada pluviosidad, con la consiguiente pérdida
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 251
de eficiencia de aplicación. De esta manera puede perderse parte del ahorro energético
conseguido con la disminución de presión al necesitar más agua para alcanzar el mismo
objetivo con menor eficiencia de riego.
Gilley y Mielke (1980) indican que el ahorro energético resultante de reducir la
presión del sistema, cuando no existe disminución de eficiencia de aplicación, es el que
aparece en la figura 5.21. De ella se deduce que para una relación «Nivel dinámico en
pozo/Presión en reimpulsión a riego» de 0,2 (por ejemplo: nivel dinámico a 9 m de la
superficie y presión de impulsión 450 kPa o 45 m.c.a.) y una reducción de presión del
50 % (pasando por ejemplo de aspersores de 280 kPa a toberas de 140 kPa) (2,8 kg/cm2
a 1,4 kg/cm2), la energía ahorrada sería del 42 %. Si la relación Nivel/Presión fuera de
1,5 (nivel dinámico a 70 m y presión de impulsión de 450 kPa o 45 m.c.a.), una reduc-
ción de presión del 50 % daría lugar a un ahorro de energía del 20 %.
En el caso de que la eficiencia disminuyera un 10 %, los ejemplos anteriores pasa-
rían del 42 al 35 % y del 20 al 12 %, respectivamente.
Suponiendo un 50 % de reducción en la presión del pivote (valor realista y alcan-
zable), la relación entre el ahorro de energía y el cambio en la eficiencia de riego apa-
rece en la figura 5.22 para varias relaciones «Nivel/Presión».
L1 Nivel dinámico de bomba
100 P1 Presión inicial (kPa)
P2 Presión final (kPa)
80
Ahorro de energía
Nivel dinámico L
=
0 presión 0,102 P1
60 0,2
0,4
0,6
0,8
40 1,0
1,5
2,0
FIGURA 5.21. Ahorro de energía al 2,5
20 3,0
reducir la presión del sistema si no
hubiera disminución de la eficiencia
de aplicación
(Gilley y Mielke, 1980). 0
0,0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0
Relación de presiones P2/P1
50
Nivel dinámico
40 0,2
presión
Ahorro de energía (%)
30 0,6
1,0
20 1,6
2,0
3,0
10
0
10 0 –10 –20 –30
–10 FIGURA 5.22. Ahorro de energía para una
Cambio de eficiencia % disminución del 50 % en la presión del pivote
–20 (Gilley y Mielke, 1980).
Ea2 – Ea1
Ea = 100
Ea1
–30
252 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
El almacenaje superficial varía durante la estación de riegos y por tanto hay que te-
ner cuidado con ello al realizar el diseño. De la misma forma un equipo pivote dise-
ñado para condiciones medias de la superficie del suelo puede tener problemas de es-
correntía si se produce un posterior encostramiento de ésta.
Shockley (1968) propuso los siguientes valores de capacidad de almacenamiento
en la superficie en función de las pendientes:
Capacidad de almacenamiento
Pendiente en %
(mm de lámina de agua)
0-1 12,7
1-3 7,6
3-5 2,5
Keller (1990) indica que, en muchos casos, el almacenaje superficial puede ser 1/3
o más del agua aplicada en un riego y rara vez, incluso en terreno sin pendiente, supera
los 7,5 mm.
Para poder juzgar el riesgo de escorrentía en un determinado suelo con la utiliza-
ción de un pivote puede emplearse la expresión obtenida en el apartado V.3.1 para esti-
mar la pluviosidad máxima (Pm) que proporciona el equipo en su extremo móvil en
función de sus características básicas, suponiendo elíptico el modelo global de aplica-
ción de agua del equipo (fig. 5.23).
14.400 Q
Pm =
π R ra
siendo:
Pm = pluviosidad máxima (mm/h).
Q = caudal a la entrada del pivote (l/s).
R = radio del círculo regado por el pivote (m).
ra = radio de alcance de los últimos aspersores(m).
Pm (mm/h)
ra
Curva de infiltración
Pluviometría (mm/h)
Pluviometría
TABLA 5.3. Valores orientativos de dosis máxima de riego según el tipo de suelo
se ha indicado antes, como por las mayores pérdidas de carga al tener que transportar
más agua hasta el extremo para una misma proporción de área bien regada.
La variación con la distancia relativa (X/L) a lo largo de un ramal de riego móvil
de la proporción de pérdidas de carga y de altura cinética se indica en la figura 5.26
(Scaloppi y Allen, 1993), tanto para desplazamiento lineal como radial (pivote);
siendo X la distancia al origen de la sección de tubería considerada, donde se ha consi-
derado que la relación entre longitud de lateral (L) y el radio adecuadamente regado (R)
es L/R = 0,94.
En la figura 5.26 puede observarse como las pérdidas de carga y de alturas ciné-
ticas se desplazan más hacia el extremo del lateral en el caso del pivote, presentán-
dose el mismo efecto pero mucho más acentuado cuando éste funciona con un cañón
en el extremo.
El planteamiento de Scaloppi y Allen (1993) es una ampliación del de Chu y Moe
(1972) que calculaban la pérdida de carga en la tubería del pivote suponiendo que
existe un gran número de emisores distribuidos a lo largo de la misma, aunque estaba
restringido al caso de régimen completamente turbulento.
Los supuestos de partida del planteamiento desarrollado por Scaloppi y Allen
(1993) son:
• La descarga es continua a lo largo de la tubería, es decir que el número de salidas
a lo largo de la tubería es infinito.
• El caudal descargado a lo largo de la tubería es igual al entrante por su origen.
• El diámetro de la tubería y sus características hidráulicas son uniformes en todo
el equipo.
• El caudal en el extremo de la tubería es cero para pivotes sin cañón e igual al ne-
cesario para éste en caso de funcionar con cañón.
• Las pérdidas singulares en las uniones de los tubos y en las conexiones de los emi-
sores se incluyen en el coeficiente de fricción. También pueden considerarse éstas
como un porcentaje de las pérdidas de carga continuas (entre el 10 y el 20 %).
1,2
Proporción de pérdidas
1
Pérdida lineal
o de altura cinética
0
0 0,1 0,2 0,3 0,4 0,5 0,6 0,7 0,8 0,9 1
x/L
FIGURA 5.26. Variación de la proporción de las pérdidas de carga y de la altura cinética con la
distancia relativa a lo largo de un ramal de riego con desplazamiento lineal, radial (pivote) y radial
con cañón en el extremo.
258 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
El caudal que pasa por una sección de la tubería (S) situada a una distancia X del ori-
gen puede aproximarse, para todos los puntos entre el origen y la longitud física del late-
ral (L), guardando las proporciones entre caudales y áreas regadas (fig. 5.27), como:
冤 冢 冣冥
Qo Qr 2
X
= ; Q = Qo 1 – [6]
πR2 π (R2 – X2) R
siendo:
Q = caudal en la sección S.
Qo = caudal en el origen de la tubería.
R = radio efectivamente regado, con R v L. Este radio no es sólo función de los as-
persores del extremo, sino que depende de criterios económicos y agronómi-
cos locales.
X
L S ds
冢 冣
dE d P V2
J= = + +z [7]
ds ds γ 2g
siendo ds la distancia elemental en la dirección de la tubería.
Utilizando para el cálculo de la pérdida de carga por rozamiento (hr) la expresión
general de las fórmulas empíricas con el fin de que permanezca constante el coeficiente
de fricción y poder derivar e integrar con mayor facilidad:
Qm
hr = C [8]
Dn
donde:
C = coeficiente que engloba tanto el coeficiente de fricción como el de conver-
sión de unidades según la fórmula de pérdidas usada.
Q = al caudal.
D = diámetro interno de la tubería.
m y n = exponentes del término de velocidad (o de caudal ) y del diámetro, respec-
tivamente, según el tipo de fórmula usado.
Despejando el término de presión de [7], e integrando la ecuación entre 0 y X se ob-
tiene la variación de presión en el lateral mediante la expresión (Scaloppi y Allen, 1993):
冤 冢 冣 冢 冣–
Px Po 3 5
X m X m (m – 1) X
= – hro – +
γ γ R 3 R 10 R
冢 冣 + …冥 +
2g 冤 冢 R 冣 冢 R 冣 冥
m (m – 1) (m – 2) X 7 Vo2
X X 2 4
– 2 – –I L 0 [9]
42 R
siendo:
Px/γ = presión en la sección genérica S situada a una distancia X del origen.
Po/γ = presión en el origen del ramal.
Qm R
hro = C o = pérdida de carga en la tubería suponiendo que por ella circula un
Dn
caudal constante (Qo) igual al que entra por el origen y tiene una longitud
(R) igual al radio efectivamente regado.
Vo = la velocidad media del agua en la sección de entrada.
g = la aceleración de la gravedad.
I0 = la pendiente del terreno. Positiva si es ascendente y negativa si es descen-
dente, suponiéndose constante a lo largo de la tubería.
La expresión [9] para el caso de flujo turbulento completo (m = 2), y despreciando
el término cinético, queda simplificada como:
冤 冢 冣 冢 冣冥–I X
Px Po 3 5
X 2 X 1 X
= – hro – + 0 [10]
γ γ R 3 R 5 R
donde X f L.
260 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
冢 冣 冤 冢 冣 + 冢R 冣 –
3 5
P L m L m (m – 1) L
Δ = hro –
γ R 3 R 10
冢 冣 冥 冤 冢 冣 – 冢RL 冣 冥 + I L
m (m – 1) (m – 2) L 7 Vo2 L 2 4
– +… – 2 0 [11]
42 R 2g R
La expresión simplificada, despreciando la altura de velocidad, haciendo m = 2 y
considerando L/R = 0,94 es:
P
冢 冣
Δ = 0,533 hro + I0 L
γ
[12]
冢 冣
Qo 1,852
hro = 10,646 D–4,87 R
C’
Con hro, D y R en (m), Qo en (m3/s) y el coeficiente de rugosidad C’ = 128 para tu-
bería nueva de acero galvanizado y C’ = 115 para tubería usada.
Este mismo coeficiente 0,548 de hro se obtiene cuando no existe cañón en el ex-
tremo del lateral (L = R) y coincide con el deducido por Gilley (1989).
Las pérdidas de carga en la tubería serán precisamente el primer término de la parte
derecha de las ecuaciones [11], [12] y [13]. Es decir 0,533 hro o 0,548 hro en los dos úl-
timos casos.
Por su parte, Keller (1990), recomienda un valor de 0,555 hro, con valores extremos
del coeficiente de 0,550 para 270 salidas y 0,560 para 40 salidas, habiendo estimado
estos valores por un proceso de cálculo tramo a tramo entre dos emisores utilizando la
fórmula de Hazen-Williams.
Integrando la ecuación [9] entre los límites 0 y L y dividiendo después por L, puede
obtenerse la presión media en el ramal, resultando:
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 261
冤 冢 冣 冢 冣 冥+
Pm Po 3 5
1 L m L m (m – 1) L
= – hro – +
γ γ 2 R 12 R 60 R
冤 冢 冣 – 5 冢RL 冣 冥 –
Vo2 2 L 2
1 4 I0 L
+ [14]
2g 3 R 2
La expresión simplificada para m = 2, despreciando el término cinético y conside-
rando L/R = 0,94, será:
Pm Po
= – 0,356 hro – 0,5 Io L [15]
γ γ
La localización del punto donde se encuentra la presión media a lo largo del ramal
puede determinarse sustituyendo el valor de Pm/γ dado por [14] en la [9] y resolviendo
la ecuación implícita para X/R. Este punto suele estar aproximadamente a 0,43 R del
centro pivote en tuberías horizontales.
Utilizando la fórmula simplificada [15], la localización del punto que tiene la pre-
sión media se puede aproximar por la ecuación implícita en X/R:
冤 冢 冣 冢 冣 + …冥 +
2 6
X m (m – 1) X4 m (m – 1) (m – 2) X
Jo 1 – m + –
R 2 R 42 R
冤 冢 冣冥–I =0
2 Vo2 X X 3
+ – 0 [18]
gR R R
donde se ha tenido en cuenta que hro = Jo R.
La fórmula simplificada de [18], despreciando el término cinético y haciendo
m = 2 queda como:
冢 冣 冢 冣冥–I =0
2 4
X X
Jo [1 – 2 + 0 [19]
R R
Una vez despejado X/R de [18] o [19], la presión correspondiente (máxima o mí-
nima) puede ser calculada sin mucho error sustituyendo su valor en [9] para la solución
completa o en la [10] para la solución simplificada.
262 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
冦 冤 冥冧
16
1
A = 2,475 ln 0,9
(7/Re) + 0,27 (K/D)
B = (37.530/Re)16
En esta fórmula es importante trabajar con doble precisión al calcular f, A y B, ya
que se manejan a la vez números muy grandes y muy pequeños y son, por tanto, sensi-
bles al arrastre de errores.
Tomaremos como referencia los presentados por Scaloppi y Allen (1993) al estar
resueltos además por el procedimiento «tramo a tramo» con el fin de poder establecer
comparaciones.
Consideremos el caso de un equipo pivote con una tubería de acero galvanizado
(con rugosidad absoluta K = 0,15 mm) de 168 mm de diámetro interno (en realidad la
tubería comercial de 6 5/8’’ es de 168 mm de diámetro exterior), con 402 m de longitud
de tubería (L) y 428 m de radio regado efectivo (R) (los 26 m más corresponden al al-
cance efectivo del cañón, con L/R = 0,939), lo que supone un área regada A = 57,5 ha.
Se supone un espaciamiento entre emisores Se = 3 m (134 emisores a lo largo del late-
ral), una dosis bruta media aplicada Dba = 8 mm por rotación, un tiempo por rotación
264 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Cálculos:
La velocidad angular de movimiento del equipo será:
W = 2π/t1 = 2 π/(24 · 3.600) = 7,27 10–5 rad/s
La velocidad con que se mueve la última torre, suponiendo que ésta se encuentra en
el extremo de la tubería, será:
V = 2π L/t1 = 2π 402/(24 · 3600) = 0,029 m/s = 1,75 m/min.
El caudal necesario en el origen de la tubería será:
Dba π R2 8π 4282
Q0 = = = 53,286 l/s
t1 24 · 3.600
A título orientativo, determinaremos Re y K/D para ver el tipo de régimen existente
en la tubería, teniendo en cuenta que:
Si Re < 23 D/K el régimen será turbulento liso
Re > 560 D/K el régimen será turbulento rugoso
23 D/K < Re < 560 D/K el régimen será turbulento intermedio
En primer lugar calcularemos la velocidad media en la sección de entrada:
4Q 4 · 0,053286
V0 = = = 2,4 m/s
π D2 π 0,1682
El valor de Re para agua a 15° C y el de K/D serán:
Re = V0 D/ν = 2,4 · 0,168/1,14 · 10–6 = 3,5 · 105
K/D = 0,15/168 = 0,00089
como 560 D/K = 6,3 105 > Re el régimen será turbulento intermedio, que es el que nor-
malmente se presenta en la mayor parte de los pivotes.
Para régimen turbulento intermedio se recomienda calcular la pérdida de carga por
la fórmula de Hazen-Wiliams, resultado para tubería nueva:
hro = 10,646 (Q0/C’)1,852 D–4,87 R = 10,646 (0,05328/128)1,852 0,168–4,87 · 428 = 14,8 m
m (m – 1) m (m – 1) (m – 2)
hr = hro [L/R – m/3 (L/R)3 + (L/R)5 – (L/R)7] =
10 42
= 14,8 · 0,548 = 8,1 m
donde se ha tomado m = 1,852 y L/R = 0,939.
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 265
considerando sólo las pérdidas por rozamiento hr = 8,1 m, sería P0/γ = 18,0 m, y si no
se despreciaran los términos cinéticos sería P0/γ = 17,7 m.
La presión media utilizando la expresión completa [14] resulta:
Pm/γ = 18,0 – 14,8 (0,361) + 2,42/19,62 (0,432) + 0,05 · 402/2 = 22,83 m
Para determinar la presión máxima y mínima hay que resolver la expresión [19], en
la que llamando a X/R = Y, se tendrá:
14,8/428 (1 – 2 Y2 + Y4) – 0,05 = 0
de donde sale Y = 1,48. Esto indica que el punto de mayor presión es el extremo, pues
el límite superior de X/R es L/R = 0,939, coincidiendo con lo obtenido en el cálculo
«tramo a tramo». El punto de menor presión es el origen de la tubería, pues no hay otra
solución real para Y.
Scaloppi y Allen (1993) presentan los resultados para este caso con pendiente 0 %,
1 % y 5 %, tanto ascendente como descendente, así como el de un pivote de menor ta-
maño que riega 24 ha, con diámetro interno de tubería de 127 mm y un mayor espacia-
miento entre emisores (Se = 6 m).
De sus resultados concluyen que las fórmulas presentadas proporcionan una buena
aproximación del procedimiento más exacto que sería el de «tramo a tramo». La apro-
ximación es mejor cuanto mayor sea el número de emisores. Las peores aproximacio-
nes se obtienen en la localización del punto con presión media en laterales cortos. Asi-
mismo, pueden esperarse mayores errores cuando se utilizan las fórmulas simplificadas
a medida que disminuye la presión de funcionamiento.
No entramos aquí en cómo se deben elegir y distribuir los emisores en la tubería del
pivote, aspectos del diseño que resuelve el fabricante, normalmente con suficiente pre-
cisión, sino en las características del equipo pivote que es necesario conocer para hacer
el pedido correspondiente.
La mejor forma de exponer el proceso para conocer dichas características es des-
arrollando un ejemplo.
El primer paso sería disponer de un plano de la parcela con curvas de nivel, edifi-
caciones, caminos, líneas eléctricas, punto de suministro de agua, caudal y calidad del
agua disponible, etc., para ver la superficie del círculo regado más conveniente.
Supongamos que se quiere regar una parcela cuadrada de 51,78 ha, conociéndose
además los siguientes datos:
El suelo y el clima: es de perfil uniforme hasta los 0,7 m con textura de tipo medio
(franca), pendiente del 2 % y capacidad de almacenamiento de agua útil de 1 mm/cm
de suelo, estando ubicado en la provincia de Albacete, por lo que el clima será de tipo
mediterráneo continental.
El cultivo: la especie a cultivar es el maíz, considerándose una profundidad radicu-
lar de 0,7 m, impuesta por limitaciones de suelo, unas necesidades punta (en julio) de
7,5 mm/día y un déficit permisible de manejo, DPM = 40 %.
El riego: está previsto parar durante 4 h al día, coincidiendo con las horas punta de
la tarifa eléctrica, sin días libres de riego, estimándose que puede alcanzarse una efi-
ciencia de aplicación de agua del 85 %.
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 267
Pe = la proporción efectiva del agua descargada por los emisores que llega a la
superficie del suelo.
Pd = la proporción de agua descargada por los emisores respecto a la bombeada.
Fd = fracción de día que funciona el equipo (20/24 = 0,85).
7,5 · 40,7
Q0 = 0,116 = 50,15 l/s
0,85 · 0,83
lo que supone una dotación de 50,15/40,7 = 1,25 l s–1 ha–1
Familia de Coeficiente
infiltración i de correlación
Arenoso 0,81 t –0,69 –0,87
Franco 0,88 t –0,615 –0,86
300 Arcilloso 0,52 t –0,284 –0,86
su
pe Pendiente Almacenaje superficial
100 rfic
90 ial (%) (mm)
80 7,6 12
70 2,5 ,7 0-1 12,7
60 1-3 7,6
12
50 ,7
3-5 2,5
40
7,6
30
2,5
20
} Arenoso y franco
10
9 } Arcilloso
8
7
6
5
4
3
1
.1 .2 .3 .4 .5 .6.7 .8.9 1.0 2 3 4 5 6 7 8 910 20 30 40
Tiempo requerido por el modelo para pasar sobre un punto (h)
Nota: Sólo para sistemas de alta presión con aspersores que tengan un modelo de distribución elíptico.
FIGURA 5.28. Ábaco para la determinación del tiempo máximo tm empleado por el sistema en pasar
por un punto del extremo para que no haya escorrentía.
Luego la mínima velocidad de desplazamiento del equipo para que no haya esco-
rrentía será:
AM 25
Vmín = = = 0,817 m/min.
tm 30,6
Esta velocidad es inferior a la máxima Vmáx = 1,8 m/min, que se consigue cuando
el motor de la última torre funciona permanentemente y representa 0,817/1,8 = 0,45; es
decir, el 45 % de la misma.
270 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
2π 350
t1 = = 44,86 h/revol.
0,817 · 60
Así pues, el equipo deberá manejarse en el intervalo de velocidades medias com-
prendido entre 1,8 m/min y 0,817 m/min, o lo que es lo mismo, entre 20,36 h/revolu-
ción y 44,86 h/revolución, lo que supone manejarlo entre el 100 % y el 45 % con el
mando de control de velocidad de desplazamiento.
50,15 · 20,3
Dbmín = 0,36 = 9,03 mm/riego
40,7
Las dosis netas correspondientes, para una eficiencia de aplicación del 85 %, será:
Dn máx = 19,9 · 0,85 = 16,91 mm/riego
Dn mín = 9.03 · 0,85 = 7,67 mm/riego
Se trata pues de riegos de alta frecuencia, con un intervalo máximo entre riegos de:
16,91 mm/riego\7,5 mm/día = 2,25 días entre riegos
Suponiendo que la capacidad de retención de agua del suelo sea de 1 mm por cada
cm de profundidad, la reserva de agua útil del mismo será de 70 mm y si el nivel per-
misible de agotamiento de la humedad del suelo para el cultivo de maíz en el mes de
máximas necesidades puede llegar al 40 % del agua útil, la reserva de agua fácilmente
disponible o déficit permisible de manejo será de 28 mm. Este valor es superior a la do-
sis neta máxima (16,91 mm/riego) sin que haya escorrentía por lo que el máximo défi-
cit de manejo será: 16,91/70 = 0,24; es decir, del 24 %.
Conviene también destacar que interesa manejar el equipo de manera que tengamos
un margen de capacidad de almacenamiento para caso de lluvia, a la vez que garanti-
zarnos un margen de seguridad para caso de avería.
Como resumen, se precisa una unidad pivote de las características siguientes:
• Caudal de entrada 50,15 l/s.
• Lateral constituido por 7 torres de 50 m, con un alero de 6 m.
• Con posibilidad de dar una revolución en 44,86 h o menos. Esto obligaría a ma-
nejar el equipo ajustando la propulsión entre el 45 y el 100 % para que no haya
escorrentía.
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 271
(*) Se ha tomado para la fórmula de Scobey un coeficiente 0,42 mejor que 0,34 que es el propuesto en
la referencia anterior (de Paco J. L., 1993: «Fundamentos del cálculo hidráulico en los sistemas de
riego y drenaje». Mundi-Prensa e IRYDA; J. E. Torres, comunicación personal).
272 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Se trata de una tubería con aspersores o toberas (lateral de riego), formada por tra-
mos semejantes a los de un pivote, sustentados sobre torres automotrices, que se des-
plaza paralela a sí misma mientras riega. Puede estar formada por dos laterales, uno a
cada lado de la línea de suministro de agua, o por uno solo. La longitud de cada uno de
los laterales suele variar entre 200 y 500 m, aunque en caso de un sólo lateral este
puede llegar a 600 m.
Como ventajas sobre el pivote se pueden citar:
• La pluviosidad no varía a lo largo del lateral al regar igual área cada metro de la-
teral. Esta pluviosidad es ligeramente superior a la mitad de la que existe en el
extremo de un pivote de igual longitud, lo que permite utilizar la baja presión sin
tantos problemas.
• Es más eficiente hidráulicamente al tener menos pérdidas de carga para un
mismo caudal repartido (del orden del 63 % de las existentes en el pivote).
• Se adapta a parcelas cuadradas o rectangulares, que coincide más con la distribu-
ción normal de la propiedad y es la forma óptima para realizar las labores meca-
nizadas. La longitud de la parcela debe ser de 1.000 m a 1.600 m para que sea re-
almente rentable.
Como inconvenientes presenta, en cambio:
• Mayores dificultades de instalación y funcionamiento al ser móviles la toma de
agua y de energía, lo que puede encarecer la aplicación del agua.
• Un manejo del sistema más complicado, al no comenzar a regar por donde se
hizo en el riego anterior que es donde el suelo estará más seco. Esto puede obli-
gar a tener que variar la velocidad de avance del equipo durante el riego.
B) Toma de hidrante
Lo más frecuente es mediante una manguera que es arrastrada por el equipo
(fig. 5.30).
Se necesitan hidrantes cada 200 ó 300 m, y la máquina lleva dos mangueras de 115
ó 165 m, con el fin de que quede una curva suave para la conexión. Los diámetros de
manguera suelen ser de 140 mm (120 mm interior) ó 160 mm (138 mm interior), según
el caudal necesario. La pérdida de carga en la manguera hace que necesiten más ener-
gía que los de toma en canal pero estos pueden utilizarse en zonas con pendiente,
donde no pueden utilizarse los de canal.
La mayor desventaja es que hay que estar pendiente del equipo para ir realizando
los cambios de manguera, cogiendo una manguera a la mitad de la distancia entre hi-
drantes y soltándola en la mitad siguiente, donde se acopla una nueva manguera. El
tiempo utilizado en cada cambio de posición de manguera, en caso de ser única, es en
torno a 30 minutos.
En esta solución, el carro motriz de cabeza no necesita llevar bomba, aunque si un
pequeño generador eléctrico o una línea eléctrica en paralelo con la línea de suministro
de agua.
Con el fin de automatizar el suministro de agua, existe la solución de dos «carros-
robot» auxiliares para acople automático a cada hidrante situados cada 12 ó 18 m
(fig. 5.31), aunque esta solución no parece en principio que se generalice demasiado
por su complicación y precio.
La velocidad de desplazamiento de los motores eléctricos varía entre 1,5 y 4 m/min.
5.8.2. El alineamiento
Es importante que las torres avancen siguiendo siempre la misma línea, pues en
otro caso, las ruedas ocasionarían mayores daños en el cultivo.
El avance rectilíneo y perpendicular a la línea de alimentación de agua puede ha-
cerse por varios sistemas.
a) Mediante un cable enterrado y una antena que reciben una señal de radio, con
el mismo sistema que el utilizado en el riego de las esquinas de los pivotes «Va-
lley». El cable forma un circuito cerrado, según indica la figura 5.32, con una
274 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Camino
> 1,8 m > 3,7 m Borde de
Torre parcela
de mando
4,6 m
166 m enterrado Longitud
del lateral
b) Lateral de riego
FIGURA 5.32. Esquema de lateral de avance frontal tipo «Valley» conducido por cable enterrado.
Para obtener una buena uniformidad de aplicación del agua es importante controlar
el alineamiento y, especialmente, la velocidad de avance del sistema, sobre todo en sis-
temas de baja presión que tienen poca anchura mojada y alta pluviosidad.
Los resultados obtenidos por Howel et al. (1983) indican que el Coeficiente de
Uniformidad de Christiansen cuando el sistema está quieto son superiores al 98 %. Sin
embargo, cuando el sistema avanza mientras riega, el Coeficiente de Uniformidad es
del orden del 90 %.
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 277
II III IV V
re- re- re- re- re-
gando gando gando gando
1.a Etapa gando
sin re-
gando
4.a Etapa regar
Lp
FIGURA 5.33. Diferentes soluciones para regar un campo rectangular con un lateral
de avance continuo.
La velocidad (V) a que se desplaza el lateral durante el riego debe cumplir una
serie de requisitos dependiendo del sistema de alimentación del lateral y del
manejo.
A) Toma de canal. El funcionamiento puede ser prácticamente continuo, como en
el caso de los pivotes de círculo completo. En cualquier caso, el tiempo utili-
zado para regar debe ser menor que el disponible. Esta condición aplicada al
caso: a) de riego en las dos direcciones a velocidad constante (V) conduce a la
igualdad T Ir = t1, y considerando como un riego el desplazamiento de un ex-
tremo al otro y vuelta donde empezó, se cumplirá que:
2 Lp 2 Lp
V= =
t1 60 T Ir 60
y aplicada al caso b) de riego en una sola dirección y vuelta sin regar a una ve-
locidad Vsr debe cumplirse:
T Ir = V Lp + Vsr Lp
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 279
dE
ds
d
ds
P V2
冢
= + +Z
γ 2g 冣
siendo:
dE/ds = J = la pendiente de la línea de energía en la sección s.
P/γ = altura de presión.
V2/2g = altura de velocidad.
α = coeficiente de Cariolis, corrector de la altura de velocidad (supuesto 1 en
ramales de aspersión).
Z = cota del punto s.
En las pendientes ascendentes, I0 = dZ/ds se considera positivo y en las descenden-
tes negativo.
Como se sabe, la pérdida de carga por rozamiento continuo (hr) en un ramal
portaemisores con distribución continua de caudal de descarga uniforme viene
dada por:
siendo hro = C Q0m D–n L = J0 L, que es la expresión general de las fórmulas empíricas de
pérdida de carga de una tubería de igual material, diámetro (D) y longitud (L) que el ra-
mal, por la que circula un caudal igual al que pasa por el origen del ramal (Q0), va-
riando los exponentes m y n según la fórmula utilizada.
Siguiendo los planteamientos expuestos por Scaloppi y Allen (1993), al igual que
se hizo en el caso de los pivotes, la presión en un punto s del ramal situado a una dis-
tancia X del origen viene dada por:
冤冢 冣 冥+
2g 冤 L 冢 L 冣 冥
Px P0 X m+1 V02
X X 2
= – hro l 1 – 2– –I X 0 [20]
γ γ L
siendo:
P0/γ = presión en el origen del ramal.
V0 = velocidad media del agua en la sección correspondiente al origen del ramal.
I0 = pendiente del ramal, que se considera positiva si es ascendente y negativa si
es descendente.
Al igual que en los pivotes, se recomienda utilizar la fórmula de Hazen-Wiliams
para determinar la pérdida de carga en el ramal:
hro = 10,646 (Q0/C’)1,852 D–4,87 L
recomendándose C’ = 128 para tubos de acero galvanizado nuevos y C’ = 115 para los
usados.
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 281
冢2 V02
冣
Pm P0 m+1 1
= – hr + – I0 X
γ γ m+2 3 2g 2
La localización del punto del ramal sometido a una presión igual a la media cuando
se utilizan las fórmulas de Hazen-Williams (m = 1,852) o la de Scobey (m = 1,9) está:
• Para m = 1,852, localizado a 0,377 L del origen.
• Para m = 1,9, localizado a 0,375 L del origen.
Lp = 1.600 m
2%
L = 400 m
Se pide:
1. Determinar la dosis bruta máxima de agua descargada por el equipo que admitiría
el suelo, ajustando el intervalo entre riegos a un número entero.
2. Calcular el caudal que necesitaría el equipo en su origen y la dotación del equipo
en ls–1 ha–1 para los dos manejos:
A) Riego en ambos sentidos de movimiento en la parcela.
B) Riego en un solo sentido y vuelta en vacío.
3. Caudal que debe descargar 1 m de tubería del equipo y pluviosidad (pluviometría)
máxima y media suponiendo que se trata de un modelo elíptico de reparto de agua
para ambos casos de manejo A) y B).
4. Utilizando el ábaco elaborado por Dillon (1972) en el método aproximado para la
elección del manejo de un pivote para que no tenga problemas de escorrentía, deter-
minar el tiempo máximo que puede tardar el equipo en dar un riego sin problemas
de escorrentía y la dosis neta que aplicaría, así como el intervalo entre riegos en am-
bos tipos de manejo A) y B) y la longitud máxima de parcela que podría regarse.
5. Calcular la presión necesaria en el hidrante si la tubería del lateral es de 6 5/8’’
(163,2 mm de diámetro interno), situada a 4 m sobre el suelo, y se coloca una man-
guera de polietileno de media densidad de 160 mm (138 mm de diámetro interno) y
170 m de longitud, así como la presión media existente en el lateral de avance frontal.
Soluciones
1. Dn = CA · Z · DPM = 1,25 × 90 × 0,5 = 56 mm.
Dn 56
Ir = = = 7,27 días
N 7,7
Ajustando a Ir = 7 días, se tendría:
Dn = Ir · N = 7 · 7,7 = 54 mm
La eficiencia general de aplicación sería:
Ea = ED80 · Pe
y para un CU = 90 % y a = 80 %, de la tabla 2.1 se deduce ED80 = 0,894, y puesto
que Pe = 0,94 será:
Ea = 0,894 · 0,94 = 0,84
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 283
Con lo que:
Dn 54
Db = = = 64,26 mm
Ea 0,84
2. El caudal necesario en el origen viene dado por la ecuación:
N · Ir · L · Lp
Q =
Ea · t1 · 3.600
En la misma, pueden considerarse distintas hipótesis de intervalo entre riegos. Su-
poniendo Ir = 7 días que corresponde al máximo valor admisible por limitaciones
de capacidad de almacenamiento de agua en el suelo, para el caso A) de riego en
los dos sentidos se considera que se da 1/2 Db a la ida y la otra mitad a la vuelta
para poder compararlo con el caso B), con lo que se tendría:
冢 10 · 16 + 30
t1 = T · Ir – 2 (tcm + tpe) = 20 · 7 – 2 = 133,67 h
60 冣
Con lo que:
7,7 · 7 · 400 · 1.600
Q0 = = 85,34 l/s
0,84 · 133,67 · 3.600
Puesto que la superficie regada es de 400 × 1.600 = 640.000 m2 = 64 ha, la dota-
ción necesaria será:
85,34
Qd = = 1,33 ls–1 ha–1
64
Para el caso B) de riego en un solo sentido y vuelta en vacío sería:
冢 冣
10 · 16 + 30 + 1.600/3,5
t1 = 20 · 7 – = 129,21 h
60
7,7 · 7 · 400 · 1.600
Q = = 88,28 l/s y Qd = 1,38 ls–1 ha–1
0,84 · 129,21 · 3.600
Si se tomara otro intervalo entre riegos por ejemplo Ir = 4 días, valor incluso más
razonable que el anterior para este tipo de máquinas, cambiarían ligeramente los
canales al variar la proporción entre Ir y ts resultando 84,8 l/s y 94,2 l/s, respectiva-
mente.
3. Con riego en los dos sentidos el caudal descargado por un metro de tubería y las
pluviosidades máxima y media serán:
Q0 85,34
qr = = = 0,21 l/s
L 400
4 · 3.600 · Qs 4 · 3.600 · 80,2
Pm = = = 57,45 mm/h
π · AM · L π · 16 · 400
284 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
π π
Pm = Pm = · 57,45 = 45,12 mm/h
4 4
Para el caso de riego solo en un sentido y vuelta en vacío, los valores serían:
qr = 0,22 l/s; Pm = 59,43 mm/h y Pm = 46,67 mm/h
4. Entrando en el ábaco de la figura 5.28 con los valores de Pm para una pendiente
del 2 % se tendrá tm = 0,52 h = 31,2 min para el caso de riego en los dos sentidos
y tm = 0,45 h = 27 min para el caso de riego en un solo sentido y regreso sin regar,
con lo que la velocidad mínima de desplazamiento del equipo para que no haya es-
correntía en el caso A) de riego en ambos sentidos y en un solo B), respectiva-
mente, será:
AM 16 AM 16
Vmin = = = 0,512 m/min Vmin = = = 0,592 m/min
tm 31,2 tm 27
La dosis neta máxima de riego que se podría dar en ambos casos sin previsible
m/min escorrentía sería:
Para el caso A) de riego en ambos sentidos:
3.600 · Q0 · t1 · Ea 3.600 · 85,34 · 104,17 · 0,84
Dn = = = 42 min
L · Lp 400 · 1.600
1.600
Ya que t1 = 2 · = 6.250 min = 104,17 h
0,512
Y para el caso B) de riego en un solo sentido sería:
3.600 · 88,28 · 45,04 · 0,84
Dn = = 18,79 mm
400 · 1.600
1.600
Ya que: tr = = 2.702,7 min = 45,04 h
0,592
Que son inferiores en ambos casos a Dn = 54 mm que sería necesaria para I = 7 días.
Dn 42
Los intervalos entre riegos para estas dosis serán: = = 5,45 días y
N 7, 7
18,79
= 2,44 días, respectivamente.
7,7
La longitud máxima de parcela que podría regarse en estas condiciones se puede
obtener a partir de la igualdad que debe cumplirse entre el tiempo que se tarda en
regar y el tiempo disponible para el riego. Así, para el manejo A) se tendría:
冢 冣
Lp Lp
Tiempo en dar un riego = 2 + tcm + tpe
V 100
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 285
Ir · T · 60 – tpe 2,44 · 20 · 60 – 30
Lp = = = 1.396,7 m
1 t 1 1 10 1
cm
+ + + +
V 100 Vsr 0,592 100 3,5
冢 冣
Lp Lp
2 · + tcm + tpe = Ir · T · 60
V 100
冢 + · 10 + 30冣
1.600
0,9
1.600
100
I = 2 · = 3,28 días
r
20 · 60
Con lo que la dosis neta aplicada sería Dn = Ir · N = 3,28 × 7,7 = 25,25 mm.
El tiempo de aplicación de agua necesario para dar un riego sería:
1.600
t1 = 2 · = 3.555,5 min = 59,26 h
0,9
El caudal necesario a la entrada de la máquina sería:
Dn · L · Lp 25,25 · 400 · 1.600
Q0 = = = 90,17 l/s
3.600 · t1 · Ea 3.600 · 59,26 · 0,84
286 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Lp Lp Lp
+ tcm + tpe +
V 100
1 10
冢 1
1.600 + + + 30
Vsr = 0,9 100 3,5 冣
Ir = = 2,02 días
T · 60 20 · 60
Dn = 2,02 × 7,7 = 15,56 mm
1.600
t1 = = 1.777,8 min = 29,63 h
0,9
冢 冣
PH
La presión necesaria en el hidrante será la presión necesaria en el origen del
γ
冢 冣
P0
lateral más las pérdidas de carga en la manguera (hm) más el desnivel (Δz).
γ
PH P0
= + hm + Δz
γ γ
Por su parte, la presión necesaria en el origen será:
P0 Pa
= + hm + Hg + Δze
γ γ
siendo:
Pa
= 15 m.c.a. [presión necesaria en el emisor del extremo (dato del problema)].
γ
hro
hr = pérdida de carga en la tubería del lateral.
1+m
hro = pérdida de carga en una tubería como la del lateral pero sin emisores por
lo que circulará un caudal (Q0) igual al que pasa por el origen del lateral.
Hg = 4 m, altura de la tubería del lateral sobre el suelo (dato).
Δze = 0 m, desnivel en la dirección del lateral (dato).
SISTEMAS AUTOPROPULSADOS DE RIEGO POR ASPERSIÓN 287
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290 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
ANEXO 5.A
DISEÑO ALTERNATIVO DE EQUIPOS PIVOTE
5.A.1. INTRODUCCIÓN
Para que no se produzca escorrentía, la velocidad de infiltración del suelo (i) tiene
que ser mayor o igual que la pluviosidad del sistema (P). Por otra parte las necesidades
de energía son mínimas cuando se usa la máxima pluviosidad posible. El diseño del
equipo pivote debe hacerse pues con la condición de tangencia de la curva de infiltra-
ción y de pluviosidad, según se indica en la figura 5.A.1.
Un procedimiento de diseño alternativo al de Dillon y otros (1972) propuesto por
Allen (1990) consiste en utilizar una modificación de la ecuación de Kostiakov dedu-
cida con anillos infiltrómetros para estimar la curva de infiltración equivalente bajo
riego por aspersión.
Esto se hace suponiendo en la ecuación de Green-Ampt que la velocidad de infil-
tración en cualquier instante está relacionada únicamente con la altura de agua infil-
trada a partir de ese instante.
DISEÑO ALTERNATIVO DE EQUIPOS PIVOTE 291
30
25 Infiltración
Flujo (cm/h)
20
15
10
Aplicación
5
0
0 1 2 3 4
Altura de agua acumulada (cm)
(o el Tiempo [h])
FIGURA 5.A.1. Representación esquemática de la pluviosidad que recibe un punto del terreno bajo un
pivote y evolución de la velocidad de infiltración con el tiempo.
K t
como I = ∫ i dt = t(n+1) = i [22]
(n + 1) (n + 1)
De [21] y [22] se tendrá:
冢 冣
1/n
i 1
I=i
K (n + 1)
y despejando el valor de i en función de I se tendrá:
i = In/(n+1) (n + 1)n/(n+1) K1/(n+1) [23]
Si llamamos iae a la velocidad de infiltración bajo riego por aspersión cuando em-
pieza a producirse encharcamiento y se considera que la pluviosidad media del sistema
es constante e igual a iae, entonces la altura de agua infiltrada hasta ese momento será:
I = iae t , y la ecuación [23] en el instante en que i = iae queda:
que nos relaciona la velocidad de infiltración bajo riego por aspersión (iae) con la velo-
cidad de infiltración obtenida con cilindros infiltrómetros (i), y como 0 > n > –1, será
292 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
iae > i. Allen (1990) indica que la velocidad de infiltración bajo aspersión supera a la
obtenida en situación de encharcamiento en cerca de un 30 %.
Si puede existir algún almacenaje superficial (As) antes de producirse escorrentía, y
llamamos Ia a la altura de agua aplicada a la superficie del terreno, la ecuación [23]
quedará como:
i = (Ia – As)n/(n+1) (n + 1)n/(n+1) K1/(n+1) [25]
donde As es el almacenaje superficial, en mm, después de haberse iniciado el enchar-
camiento.
El almacenaje superficial es función de la pendiente y la microtopografía de la su-
perficie, siendo normalmente menor de 5 mm. Una estimación del As ha sido sugerido
por Keller (1990), como:
As = ASm + ASf + Ks (6 – p) (12 – p)2/144
siendo:
ASm = la capacidad de almacenamiento en las microdepresiones de la superficie.
ASf = el almacenaje en el follaje de las plantas.
p = la pendiente (en porcentaje).
Ks = 0,5 o 1, para superficie del suelo asurcada o lisa respectivamente.
Normalmente los valores que toman ASm + ASf son:
• 1 mm: para superficie de suelo mojada sin una cubierta vegetal cerrada;
• 2 mm: para terreno recién labrado;
• 3 mm: para cultivos con pastos o hierba;
• 2 mm: para cultivos de gran densidad de planta como la alfalfa o los cereales pe-
queños.
Si se produce además un sellado o encostramiento de la superficie del suelo por la
pluviosidad del pivote o el lateral de avance frontal, entonces la velocidad de infiltra-
ción con sellado (is) será menor que la obtenida bajo encharcamiento, y puede ser apro-
ximada mediante la ecuación:
冢 Pm
is = 1 – SR i
K 冣
Pm
is = 冢
1 – SR
K AS)n/(n+1) (n + 1)n/(n+1) K1/(n+1) [26]
siendo:
SR = el factor de sellado relativo, que toma los valores:
0,36: para suelo recién labrado;
0,20: para terreno labrado hace tiempo;
0,16: para rastrojo de alfalfa.
Pm = la pluviosidad máxima del modelo de aplicación de agua por el equipo al pa-
sar sobre un punto del terreno.
K = el coeficiente empírico de la ecuación de Kostiakov.
DISEÑO ALTERNATIVO DE EQUIPOS PIVOTE 293
D P Pm
X
Distancia (o tiempo)
(t )
3,5
3
o pluviometría (nm/min) Inf. desplazada por
Veloc. infiltración
2,5 V. infiltración almacenaje superficial (b)
(b)
2 Almacenaje supf.
1,5 (e)
1
Pluviometría (c)
0,5 (a)
0
0 2 4 6 8 10 12 14 16
Distancia (o tiempo)
Así pues igualando las ecuaciones [26] y [27] y sus derivadas, se tendrá:
P (c) = is (c)
dP (c)/dD = d is (c)/dD
De estas igualdades se deduce (Allen, 1990):
冢1 – SR 冣 (D – AS)
Pm =
Pm
K
(n + 1) K n/(n+1) n/(n+1) 1/(n+1)
[28]
[1,05 – 1,6 (π/2)2 (D/Dba – 0,5)2]1/2
冦 冧
[1,05 Pm2 – 1,6 Pm2 (π/2)2 (D/Dba – 0,5)2]–1/2 [–1,6DPm
= 2 (π/2)2 (D/Dba – 0,5)/Dba] –(n+1)
冢 冣
Pm 1 + AS [29]
1 – SR · Kn+1 (n + 1)–1/(n+1) · n
K
y donde son tangentes la nueva curva de pluviosidad y la curva (d) [punto (e) de la fi-
gura 5.A.3] está en la misma vertical que el punto (c). Por lo tanto, la solución técnica
es la misma que si no se considera AS.
En la figura 5.A.3 la pluviosidad máxima (para que no haya escorrentía) en caso de
no considerar almacenaje superficial (AS = 0) es 1,35 mm/min mientras que si se con-
sidera un AS = 2 mm toma el valor Pm = 1,7 mm/min.
La mínima anchura mojada por el modelo (AM) para que no se produzca escorren-
tía, que corresponderá normalmente a la mínima presión de funcionamiento, varía con
la altura de agua a aplicar (Dba) y la velocidad de rotación del pivote (V).
Para seleccionar el emisor más adecuado (aspersor, difusor, tubo transversal con di-
fusores, etc.) que proporcione la mínima AM a lo largo del lateral del pivote puede ela-
borarse una tabla de valores mínimos de AM aumentando la Dba y disminuyendo la V
mediante los siguientes pasos.
1. Seleccionar una serie de alturas de aplicación por paso de equipo (Dba) co-
menzando por una pequeña. Para cada (Dba) se hará lo siguiente:
2. Calcular la dosis bruta descargada.
Dba Dn N Ir
Db = = =
Pe Ea EDa Pe
siendo:
Dn = la dosis neta de riego pretendida (mm).
Ea = eficiencia general de aplicación (como decimal).
EDa = eficiencia de distribución (como decimal).
N = necesidades punta del cultivo (mm/día).
Ir = intervalo entre riegos (días).
3. Calcular los valores de Pm, y D utilizando las ecuaciones [28] y [29] para el
valor de Dba elegido.
4. Calcular el tiempo (tp) que tarda el modelo de reparto de agua en pasar sobre un
punto del terreno en el extremo del pivote teniendo en cuenta que se forma una
semielipse (fig. 5.A.2) cuyo eje horizontal es tp, el semieje vertical es Pm y el
PMr Pmr
tp
4 Dba
por lo tanto, PM = [30]
π Pm
5. Calcular la velocidad con que debe moverse la última torre (V), en m/min, para
poder aplicar la Dba y satisfacer las necesidades del cultivo.
2 π Lt 2 π Lt N
V = =
60 T Ir 60 T Dba EDa
siendo:
Lt = distancia del centro pivote a la última torre (m).
T = tiempo de riego al día (h/día).
6. Calcular la mínima anchura mojada (AM), en m, en el extremo del lateral para
que no haya escorrentía (en base a Pm y tp).
8 Lt N
AM = tp V = [31]
60 T Pm EDa
7. Seleccionar un emisor que moje una anchura mayor que AM.
Unos diámetros mojados orientativos son los de la tabla 5.A.1. Keller (1990).
8. Incrementar Dba y repetir los pasos 2 a 7.
Los resultados de un ejemplo de aplicación los recoge la tabla 5.A.2, donde apare-
cen las mínimas anchuras mojadas y los emisores recomendados para una serie de altu-
ras de agua aplicada y la mínima velocidad de rotación correspondiente. Esta tabla es la
que genera el programa USUPIVOT (Allen, 1991).
TABLA 5.A.1. Intervalo normal de presiones y anchura mojada para diferentes tipos
de emisores y espaciamiento comúnmente utilizados en laterales de pivote
En el mismo se han tenido en cuenta las siguientes anchuras mojadas por emisores:
Tipo de emisor Anchura mojada (m)
Tobera pulverizadora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
Tubo transversal de 6 m con toberas . . . . . . . . . . . . . . . 7
Tubo transversal de 14 m con toberas . . . . . . . . . . . . . . 12
Aspersores de impacto de baja presión . . . . . . . . . . . . . 22
Aspersores de impacto de media presión . . . . . . . . . . . . 26
Aspersores de impacto de alta presión . . . . . . . . . . . . . . 30
Los resultados de la tabla 5.A.2. indican que la máxima Dba que podría aplicarse, uti-
lizando aspersores de media presión es 20 mm, con un tiempo de rotación de 41 h. Si la
Dba se limitara a 10 mm (20 h de tiempo de rotación) entonces podrían utilizarse como
emisores tubos transversales «boom» de 14 m con toberas, sin previsible escorrentía.
A la hora de seleccionar el tipo de emisor no hay que olvidar que la infiltración del
suelo (K, n y AS) puede cambiar a lo largo de la estación de riego y con el contenido de
humedad del suelo.
El ejemplo pone de manifiesto la interrelación entre los distintos factores que influ-
yen en el manejo del pivote, habiéndose tomado como base los datos de infiltración del
suelo encharcado utilizando cilindros infiltrómetros, que son fáciles de obtener.
Solución:
De la tabla 6.1 se deduce: EDa = 0,74; luego Ea = EDa Pe Pd = 0,74 · 0,96 · 1 = 0,71.
El radio de riego efectivo del pivote se considera R = 400 m.
1.° Seleccionar Dba = 10 mm. Uno de los más bajos recomendables económica-
mente.
2.° Calcular los valores de Pm y D para ese valor de Dba a partir de las ecuacio-
nes [28] y [29] con ayuda del ordenador para poder hacer las iteraciones.
La solución resulta ser Pm = 2,48 mm/min y D = 8 mm.
3.° Tiempo que el modelo de reparto de agua tarda en pasar sobre un punto en el
extremo del pivote:
4 Dba 4 · 10
tp = = = 5,13 min
π Pm π 2,48
4.° Velocidad con que debe moverse la última torre para aplicar Dba = 10 mm y
satisfacer N = 8 mm/día:
2πLN 2 π 400 · 8
V = = = 2,06 m/min
60 T Dba Eda 60 · 22 · 10 · 0,74
5.° Mínima anchura mojada en el extremo del lateral:
AM = tp V = 5,13 · 2,06 = 10,6 m
Por lo tanto se selecciona como emisor un «tubo transversal de 14 m con to-
beras» que tiene una anchura mojada de 12 m.
El caudal que tiene que repartir el equipo pivote será:
0,116 N A 8 · 50
Q = = 0,116 = 71,3 l/s
Ea Fd 0,71 · 0,917
donde:
A = π 4002 · 10–4 = 50 ha.
Fd = fracción de día empleado en regar: 22/24 = 0,917.
DISEÑO ALTERNATIVO DE EQUIPOS PIVOTE 299
r Se
TABLA 5.A.3. Selección emisores en el pivote de la tabla 5.A.1 sobre un suelo franco
con rastrojo de alfalfa
Caso de Dba = 10 mm ; Db = 10,7 mmm
Radio AM Pm/Pe tp q Qr
(m) (m) (mm/s) (s) (l/s m) (l/s) Tipo de emisor
40 3 0,015004 872 0,0354 70,2 Difusor
80 3 0,03008 436 0,0709 68,0 Difusor
120 7 0,01978 678 0,1088 66,0 Tubo transversal de 6 m
160 7 0,02638 508 0,1450 60,9 Tubo transversal de 6 m
200 7 0,03297 407 0,1813 54,4 Tubo transversal de 6 m
240 7 0,03956 339 0,2175 46,4 Tubo transversal de 6 m
280 12 0,02733 498 0,2576 37,5 Tubo transversal de 14 m
320 12 0,03123 436 0,2944 26,5 Tubo transversal de 14 m
360 12 0,03514 387 0,3311 14,0 Tubo transversal de 14 m
400 12 0,035904 349 0,3679 0,0 Tubo transversal de 14 m
res del extremo del ramal (a una distancia R del centro pivote) (Pe/γ), de la pérdida de
carga desde el punto r hasta el extremo (hr–R) y de la diferencia de cota entre ambos
puntos (ZR – Zr), como sigue:
Pr/γ = Pe/γ + hr–R + (ZR – Zr)
Conocidos qr y Pr/γ se seleccionará la boquilla del emisor que mejor se ajuste, pu-
diendo repetir el proceso hasta obtener la presión en el centro pivote con r = 0.
DISEÑO DE UN LATERAL DE AVANCE FRONTAL 301
ANEXO 5.B
Diseño de un lateral de avance frontal
Ir T 60 – 2 tpe 2,8 · 22 · 60 – 2 · 30
L = = = 969 m
1 1 tcm 1 1 10
+ + + +
V Vsr 100 0,298 3,5 100
DISEÑO DE UN LATERAL DE AVANCE FRONTAL 303
y si se considera solo el tpe en el extremo que termina de regar para que se oree
antes de volver sin regar, la longitud sería L = 980 m.
(El significado de cada parámetro puede verse en los datos iniciales.)
Las necesidades de mano de obra serán (Tmo):
2 tpe + (tcm + ts) L/100 2 · 30 + (10 + 5) 969/100
Tmo = = = 1,5 h/día
Ir 60 2,8 · 60
En el caso de regar en ambos sentidos, y tomando como referencia el intervalo
entre riegos existente en el centro de la parcela, considerando que la mitad de
dosis se aplica a la ida y la otra mitad a la vuelta, las expresiones serían:
冢
L
V
L
冣
2 + tcm + tpe = Ir T 60
100
1
Ir T 60 – tpe
2
L =
1 tcm
+
V 100
podrían tenerse menores pérdidas por evaporación. También podría ser mayor
la velocidad de infiltración del suelo al estar éste más seco en el momento del
riego.
Si no se encontrara solución con el riego en un solo sentido habría que probar
el riego en los dos sentidos o la utilización del canal de alimentación en lugar
de la manguera.
10. Calcular el caudal que debe repartir el equipo.
Como se supone que se trata de un modelo de reparto elíptico, el caudal que
debe emitir por 1 m de lateral será el volumen de la semielipse (fig. 5.B.1):
Q π AM Pm
=q=
L 4 · 60 Pe
Luego el caudal total será:
π AM Pm L π 10 · 0,91 · 400
Q = q L = = = 51 l/s
4 · 60 Pe 4 · 60 · 0,95
Puede observarse que este caudal es mayor que el calculado únicamente en
base a las necesidades (N) y al tiempo de riego al día (T) al no tener en cuenta
el tiempo que la máquina está parada para cambiar las mangueras. En efecto,
ese caudal, al igual que se ha calculado en el caso de los pivotes, será:
luego:
7,7 · 38,8
Q = 0,116 = 51 l/s
0,85 · 0,8
que coincide con el obtenido antes.
Pm
3m
AM
P (pase 1)
P (pase 2)
db (mm)
TABLA 5.B.1. Lateral de avance frontal sobre un suelo franco con rastrojo de alfalfa
Ec. Inf: i (mm/min) = 2,66 t–0,51 I (mm) = 5,43 t0,49
Alm. Superf: AS = 2 mm. Factor sellado: SR = 0,16
Longitud lateral: L = 400 m CU = 92 %
a = 85 % EDa = 90 %
Pe = 95 % Ea = 85 %
Velocidad viento: 2,4 m/s ETpunta: N = 7,7 mm/día
Modelo Elíptico Tiempo funcionamiento: T = 22 h/día
Velocidad máxima regando: Vr = 3 m/min Velocidad máxima en seco: Vsr = 3,5 m/min
tcm = 10 min/100 m ts = 5 min/100 m
tpe = 30 min
Caso de difusores. Anchura mojada 6 m
Ir db db/Pe Pm/Pe V tp L Amx MO
(días) (mm) (mm) (mm/min) (m/min) (min) (m) (ha) (h/ha día)
0,7 6 6 4,001 3,000 2,0 1.197 47,9 0,149
1,4 12 13 2,094 0,785 7,6 1.073 42,9 0,076
2,1 18 19 1,316 0,329 18,2 789 31,5 0,055
2,8 24 25 0,954 0,179 33,5 606 24,2 0,045
3,5 30 31 0,746 0,112 53,6 487 19,5 0,039
4,2 36 38 0,612 0,076 78,5 406 16,2 0,035
4,9 42 44 0,518 0,055 108,2 347 13,9 0,032
5,6 48 50 0,448 0,042 142,8 302 12,1 0,030
6,3 54 57 0,395 0,033 182,3 267 10,7 0,028
7,0 60 63 0,353 0,026 226,7 240 9,6 0,027
Evaluación
y mejora de sistemas de riego
6.1. INTRODUCCIÓN
La correcta utilización del agua por el regante para conseguir un uso eficiente de la
misma requiere la aplicación de las técnicas de programación de riegos, que indican el
momento y la cuantía de cada riego, y un adecuado manejo de las redes de distribución
y del proceso de aplicación de agua.
Las técnicas de evaluación y mejora de los sistemas de riego permiten conocer
los parámetros implicados en la aplicación del agua en base a ensayos de campo rea-
lizados bajo las condiciones normales de trabajo y determinar los cambios precisos
para mejorar el proceso de riego. Con estos cambios se puede conseguir ahorrar
agua, mano de obra, energía, suelo, etc., así como una mejora de los rendimientos de
los cultivos.
La evaluación realizada a un conjunto de sistemas de riego puede servir además
para establecer los criterios de elección del sistema más adecuado a las condiciones de
cada zona regable.
Debido al elevado número de variables que intervienen (caudal, presión, duración
del riego, etc.) y al hecho de que todas están directa o indirectamente relacionadas, el
problema de la correcta utilización del agua no tiene siempre una solución evidente ni
inmediata.
A veces, las mejoras a introducir pueden ser sencillas, así el funcionamiento de un
riego por aspersión puede mejorarse variando la presión de trabajo, tamaño y número
de boquillas, altura de los emisores, duración de la postura de riego o cambiando el ma-
terial desgastado.
Para realizar los ensayos de evaluación debe seleccionarse previamente un lugar re-
presentativo de las condiciones medias de la parcela y realizar el riego cuando el suelo
se encuentre en unas condiciones de humedad similares a las que preceden a un riego
normal.
En riego por aspersión, el ensayo de evaluación consiste básicamente en colo-
car una red de pluviómetros en el campo, en la forma que después se indicará, y
medir las principales variables que intervienen en el proceso de riego como: tipo de
310 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Área (m2)
10
15
20
25
0,2
Altura relativa de agua aplicada
0,4
0,6 CU1
Y = Yi / Ym
0,8
1,0
CU2 > CU1
1,2
1,4
1,6
1,8
冕 e冤
Y – Ym
冢 冣冥
∞
1 –1/2
2
σ
H (y) =
σ 兹2苶π
苶 y
siendo:
H (y) = el área limitada por la curva desde «y» hasta «∞», lo que representa la frac-
ción de área de la parcela que recibe una altura de agua relativa Y = y/Ym o
mayor.
f (y) = densidad de probabilidad.
312 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
σ= 冪莦 Σ (Yi – Ym)2
n
y = altura de agua aplicada, con validez entre y f y f h 4.
Evidentemente, esta curva es más horizontal cuanto mayor es la uniformidad de re-
parto del agua de riego.
Los diferentes parámetros cualitativos definidos a partir de esta curva y que carac-
terizan la calidad del riego pueden clasificarse en dos grupos principales:
1. Medidas de Uniformidad. Dan idea de la igualdad con que el agua de riego se
reparte en los distintos puntos de la parcela.
2. Medidas de Eficiencia. Dan idea de la extensión de la parcela en que el riego se
ha aplicado correctamente.
Para mejor comprensión de los parámetros que emplearemos a la hora de caracteri-
zar el riego, utilizamos la curva de distribución de frecuencias acumulativas de la figura
6.3, con un ejemplo numérico correspondiente al riego por aspersión antes referido.
En efecto, supongamos que se tratara de un riego por aspersión con el que se pre-
tende aplicar al menos la dosis neta (Dn) al 87,5 % del área regada (lo que equivale a
hacer coincidir la media del agua aplicada al 25 % del área menos regada con Dn), y en
el que se han obtenido los resultados de la figura 6.3. Los datos tomados durante la eva-
luación que sirven de base para construir la curva de frecuencias adimensional son las
alturas de agua (yi) recogidas por la red de pluviómetros situada en la superficie mues-
treada (36 pluviómetros para una superficie muestreada de 18 m × 18 m), y suponiendo
que la altura media de agua aplicada al terreno (AMA) (media de lo recogido por los
36 pluviómetros) fuera Ym = 25 mm (que correspondiera al valor 1 en el eje vertical), se
deduce que:
• Altura media descargada por los emisores (dosis bruta) (AMD):
Db = 1,3 · 25 = 32,5 mm
• Altura media del agua aplicada al suelo en el 25 % del área menos regada (AMA
25), que de acuerdo con nuestra pretensión coincide con la dosis neta (Dn), y, si el
momento de riego es el adecuado, coincidirá con el Déficit Permisible de Manejo:
Dn = 0,55 · 25 = 13,75 mm
Siendo:
Dn = Altura relativa de agua equivalente a la dosis neta.
AAR = Área adecuadamente (o sobre-) regada.
AIR = Área infrarregada.
AMA25 = Altura media de agua aplicada en el 25 % del área menos regada
(coincidirá con la altura de agua deseada o Dn).
AMA = Altura media de agua aplicada al terreno.
AMD = Altura media descargada (coincidirá con la dosis bruta Db).
EVALUACIÓN Y MEJORA DE SISTEMAS DE RIEGO 313
0,2
IR
VAU
0,4
Dn
Altura relativa de agua aplicada
0,6 AMA 25
0,8 VAP
Y = Yi /Ym
1,0 AMA
1,2
Db AMD
1,4
1,6
2,0
冤 冥
n
冢 冣
冱 Ci Di
Σ Di Ci –
i=1
冤 冥
n n
冱 Di 冱 Di |Ci – MC |
i=1
CUh (%) = 1 – · 100 = 1 –
i=1 · 100
n n
冱 Ci Di 冱 Ci Di
i=1 i=1
siendo:
n = Número de pluviómetros.
Ci = Cantidad recogida por el pluviómetro i (con i variando entre 1 y n).
Di = Superficie regada por el pluviómetro i, aunque es más sencillo utilizar la dis-
tancia del centro pivote al pluviómetro i, o también, la posición ocupada por
el pluviómetro i, con un valor de 1 para el más cercano al centro, 2 al siguien-
te y así hasta un valor n para el más alejado.
316 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
n
冱 Ci Di
MC –
i=1
n
冱 Di
i=1
冤 冪莦莦莦莦莦莦莦莦莦冥
Σ Ci Di 2
1 冢
Σ Ci –
Σ Di 冣D i
E) Coeficiente de variación CV
Un estadístico universal para la uniformidad es la varianza de la población s2 o, de
forma equivalente, el coeficiente de variación CV = σ/M (desviación típica dividida por
la media).
冪莦
n n
冱 (Ci – M)2 冱 Ci
σ= i=1
con i=1
M=
n–1 n
Cuando la media del 25 % de las observaciones de menor valor del agua de riego
infiltrada sobrepasa el valor del DHS, entonces el numerador anterior se toma igual al
DHS.
La EA implica una medida de uniformidad, pero no indica la adecuación del riego.
El valor puede ser alto por una buena uniformidad de distribución, pero puede tratarse
de un riego escaso que no cubre el DHS.
Un valor bajo puede deberse tanto a una mala uniformidad de distribución del agua
como a un riego excesivo.
Indica la bondad del diseño adoptado en el sistema de riego bajo un manejo razo-
nablemente bueno y cuando se aplica la altura de riego deseada.
La EPA es el valor de eficiencia que normalmente se atribuye al sistema, y coincide
con el valor que toma la EA cuando la media del 25 % de las observaciones más desfa-
vorables es igual al DHS y ésta coincide con el DPM en todo el campo (que determina
el momento justo de realizar el riego).
La diferencia entre la EPA y la EA es una medida de los problemas de manejo del
riego. Un valor bajo de la EPA indica diseños de riego ineficientes, que sin embargo
pueden estar justificados económicamente. Un valor bajo de la EA indica sólo la posi-
ble existencia de problemas de manejo.
Las pérdidas por evaporación en el aire (ver apartado 3.4) dependen principal-
mente de: la humedad, la temperatura del aire y del agua, el tamaño de las gotas y de la
velocidad del viento.
De estas pérdidas, aproximadamente el 60 % corresponden a evaporación y el 40 %
a arrastre por el viento, el cual depende de la velocidad de éste, del tamaño de las gotas
y de la distancia que tengan que recorrer hasta llegar al suelo.
Puesto que tanto las medidas de las cantidades descargadas como las de las recogi-
das tienen un límite práctico de exactitud y, dado que las pérdidas que aludimos son la
diferencia entre ambas, el valor obtenido debe ser considerado únicamente como una
aproximación.
Keller (1990) mantiene que, en condiciones normales, estas pérdidas por evapora-
ción y arrastre varían entre el 5 y 10 %. Sin embargo, en condiciones severas (baja hu-
medad relativa, alta temperatura, tamaño de gota muy pequeño, alta velocidad del
viento, etc.) pueden ser considerablemente mayores.
En realidad, cuando se manejan estos conceptos no hay que olvidar que no puede
hablarse estrictamente de pérdidas ya que el microclima que se produce alrededor del
cultivo durante el riego origina, entre otros efectos, una disminución considerable de la
transpiración del cultivo.
El utilizar como Dn la media del 25 % de los valores más bajos implica que un oc-
tavo del área regada recibe menos agua que la mínima deseada (ver figura 6.3).
En otras concepciones se toma como Dn la media del 50 % de los valores más ba-
jos, en cuyo caso 1/4 del área regada recibe menos de la dosis mínima deseada. Hay
una tercera opción en la que se toma como Dn el valor mínimo, lo que implica que toda
el área quedará, prácticamente, sobrerregada.
Para que el concepto de eficiencia sea práctico económicamente, el área menos
regada debe ser pequeña, pero mayor que cero, por eso se suele recomendar la pri-
mera concepción para cultivos de valor medio o alto, aunque puede ser excesivo
para cultivos de bajo valor a los que sería más adecuado aplicarles la segunda con-
cepción.
• La existencia de escorrentía.
• La pobre distribución del agua en los bordes.
B) En coberturas totales, entre los factores que tienden a compensarse en los
sucesivos riegos estarían la distorsión producida por el viento sin dirección
dominante cuando se riega en bloques, y entre los que tienden a intensifi-
carse:
• El funcionamiento defectuoso de aspersores (por problemas en la rotación,
en la homogeneidad de tamaños y tipos de boquillas, en la adecuada com-
binación presión-boquillas-marco de riego, en la inclinación del tubo por-
taaspersor, etc.).
• Una diferencia de presión excesiva entre distintos puntos de la parcela (su-
perior al 20 % de la presión media de los aspersores). Esto suele ser por un
incorrecto diseño hidráulico de la instalación.
• Un número inadecuado de aspersores funcionando en el bloque. Esto se pre-
senta por ejemplo cuando se abren más válvulas de las consideradas en el
diseño de la instalación.
C) Para sistemas semifijos de ramales móviles tendríamos una situación seme-
jante, con una mayor distorsión por el viento al regar con ramales indepen-
dientes en lugar de en bloque. Entre los factores que tienden a acumular su
efecto negativo sobre la uniformidad estarían además:
• Las diferencias en el caudal descargado por los aspersores como consecuen-
cia de las diferencias de cota en el terreno cuando un mismo lateral se
mueve por topografías irregulares.
• La mala distribución del agua en los bordes de la parcela.
• Marco de riego no constante en toda la parcela, siendo relativamente fre-
cuente cambiar el marco de riego cerca de los bordes de la parcela.
Cuando el problema detectado en la evaluación es que la variación de presión en ra-
mal es mayor del 20 % de la presión media establecida, suele ser debido a:
• Que el ramal sea ascendente: estos deben evitarse al máximo, dejando menor nú-
mero de aspersores en los ramales ascendentes y mayor número en los descen-
dentes.
• Que haya ramales con un excesivo número de aspersores. En tuberías hori-
zontales de PVC de 2’’ (50 mm) de diámetro por ejemplo no es recomendable
regar con más de 11 aspersores que descarguen un caudal de 1.450 l/h (bo-
quillas 4 + 2,4 mm a 3 bar). Para mayor número de aspersores habría que co-
locar un tramo de diámetro 63 mm y otro de 50 mm.
Cuando el problema detectado es que la presión de funcionamiento es insuficiente
con la bomba disponible, puede actuarse:
• Cambiando las boquillas por otras de un tamaño inferior. En tal caso hay que au-
mentar el tiempo de riego por postura para aplicar la misma dosis.
• Regar con un menor número de aspersores por postura.
320 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
• Varios manómetros calibrados para control de la presión en los puntos fijos (bom-
beo) y un manómetro con acoplamiento en forma de «tubo de Pitot» para medida en
los aspersores.
• Un cronómetro con una precisión de 1/100 segundos.
• Un bidón o recipiente de volumen conocido de 10 a 20 litros.
• Dos mangueras flexibles de 20 mm y 2,5 m de longitud, o algo menos para tubos por-
taaspersor cortos. Es importante tener en cuenta que al acoplar la manguera a las bo-
quillas debe quedar suficiente holgura para que la descarga se produzca a presión at-
mosférica. No puede por tanto acoplarse una manguera que produzca una
continuidad del flujo que sale de la boquilla.
• De 50 a 100 pluviómetros, tronco-cónicos o casi cilíndricos, al menos en el tercio su-
perior de su altura, de forma y tamaño uniforme, y con el borde superior afilado, de
modo que el agua recogida no pueda salpicar. Su colocación en campo debe ser com-
pletamente vertical, enterrándolo ligeramente si es necesario para que no se vuel-
quen. Se recomienda que la altura sea al menos el doble de la altura media de agua
recogida, con un diámetro en la abertura de 8 a 30 cm teniendo en cuenta que la pre-
cisión de la medida aumenta con el diámetro, a la vez que puede reducirse la dura-
ción del ensayo. Fischer y Wallender (1988) indican que se obtiene igual precisión en
un ensayo que dure 45 minutos utilizando pluviómetros de diámetro 12,7 cm que en
otro que dure 15 minutos si se utilizan pluviómetros de 23,5 cm de diámetro.
• Una probeta de 100 ml con una precisión de 1 ml, y otra de 250 ml con una precisión
de 2 ml.
• Una cinta métrica de 50 m y otra de 2 m.
• Un calibre de precisión para medir el diámetro de las boquillas de aspersor, o un
juego de galgas.
• Un termohigrómetro digital portátil para control de la temperatura y la humedad re-
lativa.
• Un anemómetro portátil de cazoletas, que mida la velocidad instantánea del viento.
Es incluso mejor utilizar un anemómetro que registre el recorrido del viento, ya que
así se puede conocer mejor la evolución de la velocidad del viento durante el ensayo,
tomando medidas cada 10 min por ejemplo.
Para mejor comprensión del proceso se incluyen en el anexo 6.1, al final del ca-
pítulo, dos ejemplos, uno correspondiente a una cobertura total enterrada a marco
18 m × 18 m, con aspersores de una boquilla de diámetro 5,2 mm, trabajando a una
presión de 380 kPa (3,8 kg/cm2), y otro perteneciente a un ramal de aspersores con es-
paciamientos a 12 m, trabajando a 370 kPa (3,7 kg/cm2), con aspersores de dos boqui-
322 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
llas, habiéndose realizado en este caso los cálculos de los coeficientes de Uniformidad
y Eficiencia para marco 12 m × 12 m y 12 m × 15 m.
Para la recogida de datos en las fichas de ensayo, puede seguirse el siguiente
proceso:
• Elegir el lugar del ensayo en la zona central del bloque de riego (para evitar la
distorsión que se produce en los bordes) y donde las presiones existentes sean lo
más parecidas posible a las de diseño del sistema.
• Dentro del ramal de aspersores se tomará la zona próxima al 35 % de su longitud
desde el origen ya que allí es donde se encuentra aproximadamente la presión media.
• Parar la rotación de los aspersores, dirigiendo el chorro fuera de la zona ocupada
por los pluviómetros.
• Medir con la cinta métrica cual es el marco real, y determinar el número de plu-
viómetros a colocar y la separación entre éstos. Colocar la red de pluviómetros a
un marco no mayor de 3 m × 3 m, con un mínimo de 24 pluviómetros. Se adop-
tarán las disposiciones recogidas en la figura 6.4, enterrando ligeramente los plu-
viómetros para evitar que se vuelquen y comprobando que quedan perfectamente
verticales, sin interferencias del cultivo. Es recomendable situar los pluviómetros
en sitios altos ya que en las depresiones puede acumularse agua durante el riego,
que puede hacer flotar el pluviómetro y volcarlo.
• Cada pluviómetro recoge la altura de agua representativa del área del cuadrado
de dimensiones igual al marco de la red de pluviómetros.
• Anotar la pendiente de las líneas y su diámetro, al ser posible.
• Comprobar los aspersores: marca, modelo y diámetros de boquillas.
• Medir la presión y el caudal descargado por los aspersores que mojan la zona
ocupada por los pluviómetros, utilizando una manguera flexible, un recipiente de
volumen conocido y un cronómetro para medir el caudal.
• Medir la altura del tubo portaaspersor y comprobar su verticalidad.
• Soltar los aspersores y anotar la hora: ésta corresponderá al comienzo del ensayo.
Previo a esta operación deben vaciarse todos los pluviómetros si es que alguno ha
recibido agua del aspersor sin giro.
• Medir la presión en el grupo de bombeo, en los aspersores del origen y del ex-
tremo de los ramales implicados en el ensayo, así como en los puntos más signi-
ficativos de la subunidad de riego. Se tomarán varias medidas de presión durante
la evaluación para detectar posibles variaciones.
• Medir las condiciones de temperatura, humedad relativa, y velocidad y dirección
del viento cada 10 o 15 minutos. Para esta última se tomará como referencia el
sentido del flujo de agua en el ramal.
• Colocar varios pluviómetros fuera de la zona de ensayo con la cantidad de agua
que aproximadamente recogerá la red de pluviómetros para estimar el volumen
de agua perdido por evaporación durante el proceso de riego y el de lectura. Esto,
no obstante, aporta una información poco precisa sobre la evaporación real en los
pluviómetros, dada la gran diferencia de condiciones ambientales entre pluvió-
metros dentro y fuera del área regada, siendo menor la diferencia durante el pro-
ceso de lectura.
EVALUACIÓN Y MEJORA DE SISTEMAS DE RIEGO 323
Posición A
Posición B
Cobertura marco cuadrado
• Datos generales: propietario, finca, localización del pivote, cultivo, fecha y hora.
• Marca y longitud del equipo (número y longitudes de las torres y del alero) así como
el radio efectivamente regado (R).
• Tipos y características de los emisores: difusores, aspersores, de ángulo bajo o nor-
mal, con o sin regulador de presión, etc.
• Diámetro de la tubería de distribución.
• Tipo de bomba impulsora.
• Condiciones climáticas: intensidad y dirección del viento, temperatura y humedad
relativa.
• Caudal de entrada al equipo.
• Distribución de presiones: en bombeo, en cabecera, en 1.a torre, en torres interme-
dias, y en la última torre del lateral.
• Velocidad de desplazamiento de la unidad conductora exterior y tiempo empleado en
dar una revolución.
• Anchura de la franja mojada en el extremo móvil y tiempo de aplicación de agua en
un punto de esa zona.
• Volumen de agua recogida en los pluviómetros y número de posición ocupado por
cada uno de ellos, contando desde el centro pivote.
• Diferencia de elevación aproximada (de más o menos 1,5 m) entre el punto pivote y
los puntos altos y bajos en el campo, así como a lo largo de la línea de posición de la
prueba, que se localizará en un esquema respecto al norte geográfico.
• Otras características de la finca y parcela de ensayo recogidas en la ficha de datos
como la que se muestra en el anexo 6.2 a título de ejemplo, y que se refiere a la eva-
luación de un pivote con aspersores de media presión que cubre 28,8 ha sembradas
de maíz, con plantas de 10 cm de altura, con espaciamiento entre torres de 50 m y
pluviómetros a equidistancias de 5 m.
• Un número suficiente de pluviómetros (puede ser entre 100 y 500), semejante a los
antes descritos en los sistemas estacionarios.
• Una cinta métrica de 50 m y otra de 2 m.
326 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
• Un cronómetro.
• Varios manómetros calibrados para control de la presión en los puntos fijos (bombeo,
cabecera del pivote) y un manómetro con acoplamiento en forma de «tubo de Pitot»
para medida en los emisores.
• Una probeta de 100 ml con una precisión de 1 ml, y otra de 250 ml con una precisión
de 2 ml.
• Equipos para medir el caudal, bien con sondas del tipo «Annubar» o «Torbar», con el
mismo fundamento del «tubo de Pitot», y con un medidor de la presión diferencial que
es transformable en caudal, o bien mediante caudalímetro de ultrasonidos portátil.
• Un termohigrómetro y anemómetro portátiles semejantes a los antes descritos en los
sistemas estacionarios
siendo Qa el caudal descargado, t1 el tiempo que tarda el pivote en dar una vuelta com-
pleta, y A la superficie regada.
En los casos donde no se ha podido medir el caudal aplicado, la altura bruta media
descargada se puede estimar en función de la altura media recogida, mayorándola en
un porcentaje según las condiciones climáticas.
El valor de Mc que se toma es el correspondiente al conjunto de los dos radios de
pluviómetros que se disponen al hacer la evaluación.
El valor de UD se calcula para cada uno de los dos radios de pluviómetros y se hace
la media. Para determinar la media ponderada del 25 % de los menores valores recogi-
dos se utiliza un número desconocido de pluviómetros que representan a los 1/4 que
menos recogen dentro del área regada. La selección de éstos se realiza escogiendo los
volúmenes crecientes y manteniendo los números de posición asociados hasta que su
suma se aproxime a 1/4 de la suma de los números de posición de todos los pluvióme-
tros del ensayo. La media ponderada de los 1/4 pluviómetros que menos volumen re-
cogen se obtiene entonces dividiendo la suma de los volúmenes ponderados correspon-
dientes a los 1/4 menores por la suma de los números de posición asociados a estos
pluviómetros.
Se considera que una parcela está bien regada cuando se consigue un CUh entre el
85 y 90 %. Con valores mayores al 90 % la parcela está muy bien regada. En cambio
con valores de CUh menores al 85 % se considera que el pivote no riega adecuada-
mente.
El valor de CUh se calcula para cada uno de los dos radios de pluviómetros. Se
acepta como mínimo un valor de CUv del 80 % para considerar que un pivote riega
adecuadamente.
El valor de CUv se calcula para cada uno de los dos radios de pluviómetros y se
hace la media.
La pluviometría media en el extremo (PM) se obtiene a partir de la siguiente fórmula:
6.6. BIBLIOGRAFÍA
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poses.
ASAE STANDARD S398.1: Procedure for sprinkler testing and performance reporting.
ANSI/ASAE STANDARD S436 (1995): Test procedure for determining the uniformity of water
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332 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
ANEXO 6.1
Ejemplos de evaluación de riegos
por aspersión estacionarios
RESULTADOS DEL REPARTO DE AGUA DE UN ASPERSOR
EN CONDICIONES SIN VIENTO
Pluviometría (mm/h)
Distancia (m) 0,6 1,2 1,8 2,4 3,0 3,6 4,2 4,8 5,4 6,0 6,6 7,2 7,8 8,4
Pluviom. (mm/h) 9,36 5,63 3,87 2,52 1,86 1,56 1,41 1,41 1,41 1,41 1,46 1,66 1,86 2,11
Distancia (m) 9,0 9,6 10,2 10,8 11,4 12,0 12,6 13,2 13,8 14,4 15,0 15,6 16,2 16,8
Pluviom. (mm/h) 2,21 2,31 2,41 2,52 2,62 2,62 2,57 2,47 2,36 2,11 1,61 1,11 0,4 0,1
Pluviometría (mm/h)
17
16
15
14
13
12
11
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
0 1,2 2,4 3,6 4,8 6 7,2 8,4 9,6 10,8 12 13,2 14,4 15,6 16,8
Distancia al aspersor (m)
Marco 12 12 12 15 12 18 15 15 15 18 18 18 18 15 T
CU 88,7 87,3 78,5 80,5 77,5 78,6 82,3
UD 84,5 76,0 63,1 73,4 73,8 66,7 68,7
CU: Coeficiente de Uniformidad de Christiansen.
UD: Uniformidad de Distribución.
Observaciones
EJEMPLOS DE EVALUACIÓN DE RIEGOS POR ASPERSIÓN ESTACIONARIOS 333
Control de evaporación
Parámetros de riego
D (15) C (14)
83 76 78 73 68 62 52 50 51
70 91 85 80 66 65 50 45 47
85 91 81 72 62 54 50 48 57 W
78 88 81 68 63 58 54 46 55
81 74 65 62 60 56 50 58 64
88 72 63 63 66 66 71 72 76
90 68 53 57 62 69 81 88 89
107 60 53 54 69 83 102 103 93
103 83 57 61 73 90 98 82 81
A (7) B (6)
Croquis
D C
Campo Ubicación
de ensayo
ensayos
A B
Pozo
Caseta
Escuela
Aspersores
Observaciones
EJEMPLOS DE EVALUACIÓN DE RIEGOS POR ASPERSIÓN ESTACIONARIOS 335
12 12 12 18 18 18 16 18 14 14 16 20 18 16 T
CU (%) . . . . . . . . . 78,6 76,3 71,2 73,1 75,1 67,3 81,6
UD (%) . . . . . . . . . 64,3 64,5 54,5 58,8 55,2 51,5 70,4
Eficiencia (%) . . . . 75,3
P. bomba (kPa): 450 P. inicio sector (kPa): 400 P. media parcela (kPa): 345
P. máx. (kPa): 400 Localización P. máx. (n.° aspersor): 4
P. mín. (kPa): 290 Localización P. mín. (n.° aspersor): 71
P. aspersor A (kPa): 355 P. aspersor B (kPa): 360
P. aspersor C (kPa): 345 P. aspersor D (kPa): 340 P. media A, B, C, D, (kPa): 350
Q. aspersor A (l/s): 0,4888 Q. aspersor B (l/s): 0,4978
Q. aspersor C (l/s): 0,4919 Q. aspersor D (l/s): 0,4797 Q. medio A, B, C, D (l/s): 0,4895
(l/h): 1.762
Control de evaporación
D (26) C (25)
69 58 73 84 90 86 79
75 66 77 92 99 100 87
W 92 82 80 84 95 99 95
97 90 80 80 87 97 93
94 87 84 78 81 85 96
W 74 80 82 87 82 83 87
59 75 116 86 87 85 78
A (17) B (18)
Croquis
–i Secundaria
71 72 73 74 75 76 77
70 69 68 67 66 65 64
57 58 59 60 61 62 63
56 55 54 53 52 51 50
43 44 45 46 47 48 49 +i
42 41 40 39 38 37 36
29 30 31 32 33 34 35
28 27 26 25 24 23 22
Ensayo
15 16 17 18 19 20 21
14 13 12 11 10 9 8
1 2 3 4 5 6 7
Tubería principal
Camino
Observaciones
• Uniformidad de riego (fon del viento): Muy buena.
• Relación boquillas-caudal-presión: Aceptable.
• Presión de trabajo: Adecuada.
• Variación de presión en la parcela: Excesiva.
338 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
ANEXO 6.2
Ejemplo de evaluación de un pivote
ESTADILLO DE CAMPO
Fecha Finca Propietario Localización Evaluadores Evaluación
DATOS CLIMÁTICOS
1. Velocidad y dirección del viento
Dirección del viento
Hora Velocidad del viento
Sentido giro
medición (m/s) (km/h) pívot
2. Caudales
Datos tubería
Material 1.a medición 2.a medición 3.a medición
Ø exterior Espesor Caudal Velocidad Caudal Velocidad Caudal Velociad
(mm) (mm) (m3/h) (m/s) (m3/h) (m/s) (m3/h) (m/s)
Ultrasonidos
Instalación ( / ) ( / ) ( / )
OTROS PARÁMETROS
Velocidad torre exterior Distancia Tiempo Anchura mojada Tiempo revolución
2 · π · R (m)
(mm/min) (%) (m) (mm) (m) rrev (h) = =
V (m/min) · 60 (min/h)
Observaciones
EJEMPLOS DE EVALUACIÓN DE RIEGOS POR ASPERSIÓN ESTACIONARIOS 339
Tabla de resultados
Unidades Resultados
Finca Las Tiesas
Propietario ITAP
Identificación ens08.piv
Cultivo Maíz
Fecha 9-jun-97
Hora inicio 17:25
Hora fin 18:00
Marca equipo Valley
Emisor Unirain SP4
Altura emisor (m) 4
Diametro tubería (mm) 6 5/8 Dirección del viento
25
20
Altura recogida (mm)
15
10
0
0 50 100 150 200 250 300
Distancia (m)
Altura recogida
AMR
AMR en torre
Inicio torre
0
Superficie bien regada: 51,90 %
Superficie con +1,15 AMR: 24,82 %
20 Superficie con -0,85 AMR: 23,28 %
Altura recogida (mm)
15
10
0
0 5 10 15 20 25 30 35
Superficie (ha)
Altura recogida 0,85 AMR
Inicio torre AMR en torres
AMR 1,15 AMR
EJEMPLOS DE EVALUACIÓN DE RIEGOS POR ASPERSIÓN ESTACIONARIOS 343
Caso A: Emisor sobre el cultivo: L> 2h Caso B: Emisor por debajo del cultivo L> 1,25 rw
Tubería
Emisor
Obstrucción (cultivo)
Colector
h
Último tramo
Tubería portaemisores
Colectores
Torres
Tubería
portaemisores
Punto pivote
Punto de referencia para Si
50m máx.
i-ésimo colector de la j-ésima línea
Separación entre colectores
(separación máxima de 3 m para toberas
de corto alcance y 5 m para aspersores)
50m máx.
7.1. INTRODUCCIÓN
El agua es un recurso cada vez más escaso y no sólo en cantidad, sino también en
calidad. Es por ello que los agricultores, que utilizan cerca del 80 % del agua en Es-
paña, están obligados a manejarla con la mayor eficiencia posible dentro de los condi-
cionantes económicos que toda actividad productiva conlleva, pero no sólo ellos, sino
también el resto de usuarios urbanos e industriales.
El uso para riego de más agua de la necesaria para satisfacer la evapotranspiración
de los cultivos implica la existencia de filtraciones, escorrentía o percolación profunda
que, aunque permita una reutilización posterior al pasar ésta a cauces superficiales o a
recarga de acuíferos, provocará, además de un posible deterioro de la calidad de las
aguas receptoras de los retornos excedentarios, un sobredimensionamiento de las obras
hidráulicas que las almacenan y transportan para su distribución en la zona de regula-
ción. El exceso de consumo impedirá además otros usos alternativos en la zona, entre
los que se incluye el permitir mantener el equilibrio del medio natural.
Ante una demanda creciente de los recursos de agua disponibles, aumenta la nece-
sidad de mejorar el manejo y el diseño de los sistemas de riego. Un aspecto fundamen-
tal en el diseño de un sistema de riego es la uniformidad de aplicación de agua. Ningún
sistema de riego es capaz de alcanzar una uniformidad del 100 %.
Los regantes saben que la uniformidad de riego está relacionada con la uniformidad
de la producción. Cuando no existe limitación de agua, la falta de uniformidad se ha
venido compensando históricamente mediante la aplicación de riegos mayores de los
que se necesitarían si la aplicación fuera uniforme, de manera que la zona infrarregada
resulte pequeña.
Las funciones de producción en relación con el agua pretenden cuantificar precisa-
mente el impacto en la producción de los cultivos de un aporte deficitario de agua.
(*) Con la colaboración de numerosos alumnos y becarios del Centro Regional de Estudios del Agua
(CREA) y de la Escuela T.S.I. Agrónomos de Albacete en la realización de los ensayos de campo, a los
que queremos mostrar nuestro más sincero agradecimiento así como a las instituciones que han finan-
ciado los proyectos.
346 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Para poder manejar bien un proceso hay que conocerlo. Pretendemos describir
pues, en forma resumida, los principales aspectos que hay que conocer del riego por as-
persión para su correcto manejo.
EL MANEJO DEL RIEGO 347
Como se sabe, el objetivo del riego es satisfacer las necesidades hídricas de los cul-
tivos, aplicando el agua de forma eficiente sin alterar la fertilidad del suelo, es decir
que la mayor cantidad posible de agua aplicada quede almacenada en la zona radicular
a disposición del cultivo.
Los recursos que se manejan en el riego son: agua, energía, mano de obra y equipa-
miento, siendo precisamente la aspersión el método de riego con mayor consumo de
energía, aspecto que nunca ha de perderse de vista. La combinación que conduzca al
óptimo económico según los condicionantes del medio (suelo, clima, cultivo, parcela-
ción, etc.) será la solución que hemos de tratar de encontrar.
El desarrollo de las nuevas tecnologías de riego y su incorporación a nuestros rega-
díos para mejorar la eficiencia de aplicación de agua y optimizar la utilización de los
recursos viene impuesto, entre otros, por:
• Una disminución del agua disponible para riego al existir una mayor demanda ur-
bana e industrial y tener que compaginarlo con el mantenimiento de un equilibrio
con el medio natural.
• La necesidad de reducir los costes de producción para poder ser más competiti-
vos en el mercado nacional e internacional tras la integración en el mercado eu-
ropeo y en las políticas comunitarias.
• La contaminación y el deterioro del medio por un mal manejo del agua o el uso
desmesurado de la misma, tanto en el ámbito agrícola como en el urbano y el in-
dustrial, es un coste que hay que empezar a pagar , sobre todo cuando su disponi-
bilidad lleva consigo grandes inversiones en infraestructuras.
La utilización eficiente del agua por el regante requiere por su parte, además de una
concienciación previa y de unos mínimos incentivos económicos, una formación mí-
nima y una información continuada sobre el consumo de agua de los cultivos, que
puede concretarse en:
• Conocer y controlar los principales factores que intervienen en el proceso de
aplicación del agua de riego como son: la presión y la pluviosidad como factores
controlables y el viento como factor poco controlable. La presión es el principal
factor a controlar en una instalación de riego por aspersión. El control de la plu-
viosidad es fundamental en las máquinas de riego (cañones, pivotes o laterales de
avance frontal, y más si trabajan a baja presión), donde el regante debe conocer
las velocidades de avance de la máquina para que no se produzca escorrentía, el
sector circular mojado o la separación entre posiciones de riego en el caso de ca-
ñones, etc. El viento tiene escasa influencia en el caso de riego con pivotes y la-
terales autodesplazables, pero su efecto es importante en el riego con cañones y
también en el riego estacionario (Tarjuelo, 1992), debiendo conocer lo que puede
hacerse para minorar su efecto distorsionador de la uniformidad de reparto de
agua.
• Que la instalación esté bien diseñada, conservada y manejada. El diseño es una
responsabilidad del técnico, y no siempre lo más barato es lo mejor. La conser-
vación y el manejo es responsabilidad del regante, aunque este último puede
necesitar asesoramiento exterior, con cierta responsabilidad de los organismos
públicos.
348 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Pretendemos recordar aquí las ideas fundamentales a tener en cuenta para un co-
rrecto manejo del sistema de riego.
El proceso de aplicación de agua de un aspersor consiste en un chorro de agua a
gran velocidad que se dispersa en el aire en un conjunto de gotas, distribuyéndose so-
bre la superficie del terreno con la pretensión de conseguir un reparto uniforme entre
varios aspersores.
Como efectos derivados de esta aplicación están:
• La relación entre la velocidad de aplicación (pluviosidad del sistema) y la capa-
cidad de infiltración de agua del suelo, produciéndose escorrentía si la primera
supera a la segunda.
• El posible deterioro de la superficie del terreno por el impacto de las gotas si és-
tas son muy grandes, y su repercusión en la infiltración, formación de costra, ero-
sión, etc.
• La uniformidad de distribución en superficie y su gran dependencia de la acción
del viento, en intensidad y dirección.
• La redistribución dentro del suelo por diferencias de potencial hidráulico a dis-
tancias entre 1 y 3 m, que mejora sensiblemente la uniformidad real del agua en
el suelo.
El proceso de aplicación de agua en riego por aspersión depende entonces de un
conjunto de factores que pueden agruparse de la siguiente manera:
• El modelo de reparto del aspersor. Viene condicionado por: el diseño del asper-
sor, el número y tipo de boquillas y la presión de trabajo.
• El marco de riego, tanto en lo que se refiere a la forma (en rectángulo o en trián-
gulo) como en el espaciamiento entre aspersores.
• El viento, tanto en intensidad como en dirección. Éste es el principal distorsio-
nador de la uniformidad de reparto y juega un papel fundamental en las «pérdi-
das por evaporación y arrastre» producidas durante el proceso de aplicación,
donde el tamaño de gota y la longitud de su trayectoria de caída son factores
fundamentales.
Junto a estos factores, existen otros que tienen menor influencia en el reparto de
agua, como son: la duración del riego, la utilización de «Vaina prolongadora de chorro»
EL MANEJO DEL RIEGO 349
(VP) o «Cápsula prolongadora» (CP) en la boquilla grande, la altura del aspersor, el án-
gulo de descarga del chorro, la alternancia de riegos diurnos y nocturnos, el cambio de
posicionamiento en alas móviles, etc. Los dos primeros son tal vez los más importantes
de este grupo, ya que la mayor duración de un riego favorece la uniformidad de aplica-
ción, por compensarse en parte las distorsiones producidas por el viento al variar éste a
lo largo del tiempo. La VP disminuye igualmente esa distorsión al hacer el chorro más
compacto, lo que permite conseguir mayor alcance, habiéndose demostrado que se ob-
tienen mayores valores de CU cuando se utiliza la VP en la boquilla grande para velo-
cidades de viento superiores a unos 2 m/s.
FOTO 7.2. Equipo automatizado para la determinación del modelo radial de reparto
de agua de un aspersor.
EL MANEJO DEL RIEGO 351
Con el fin de establecer una serie de directrices generales a tener en cuenta a la hora
de realizar la selección del aspersor y de las condiciones de funcionamiento más ade-
cuadas a cada situación (buscando conseguir la máxima uniformidad de reparto de
agua posible), se exponen a continuación los resultados de varios tipos de ensayos rea-
lizados tanto con un aspersor como en riego en bloque. Unos en condiciones de alta hu-
medad relativa y ausencia de viento y los otros al aire libre, contrastando y discutiendo
ambas situaciones (Tarjuelo et al., 1992; Montero et al., 1998).
Para los ensayos con un solo aspersor se han seguido las normas ASAE.S.3301,
ISO 7749-2(1990) y UNE 68-072-86.
Los modelos radiales de distribución se obtuvieron situando las boquillas del as-
persor 0,6 m por encima del borde superior de los pluviómetros.
La instalación consistía en un depósito con una bomba que suministraba el caudal
al aspersor. Éste se encontraba situado sobre una tubería vertical de 1 m de altura sujeta
sobre un trípode, con una válvula de esfera en la base y un manómetro de glicerina co-
nectado a 0,4 m por debajo del aspersor.
Los pluviómetros eran cilíndricos con un diámetro de recogida de 20 cm y 17 cm
de altura. Se situaron a equidistancias de 0,6 m en la dirección de un radio del círculo
mojado, estando el primero a 0,3 m del aspersor.
La duración de los ensayos fue de 45 minutos al comprobarse que se obtenía
igual precisión que con ensayos de 1 h, coincidiendo con lo indicado por Fischer
(1988), debido al gran diámetro de recogida de los pluviómetros. No obstante, en en-
sayos de 2 h de duración realizados con posterioridad, se ha observado un ligero in-
cremento del radio (de 0,3 a 0,5 m) y un aumento del CU en 1 ó 2 puntos (cuando se
mide en porcentaje) en algunos casos. El aumento de radio es debido a que las gotas
caídas en el extremo durante 40 min son mucho más difíciles de apreciar que las
caídas durante 120 min.
352 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
8
Boquilla Ø 5,2 CP mm a 300 kPa de presión
7
Pluviometría (mm/h)
2 4 6 8 10 12 14 16
Distancia desde el aspersor (m)
8
Boquilla Ø 5,2 CP mm a 300 kPa de presión
7
Pluviometría (mm/h)
2 4 6 8 10 12 14 16
Distancia desde el aspersor (m)
13
12 Boquilla Ø 4,8 + 2,4 mm a 350 kPa de presión
11 Marco rectangular Marco triangular
(m) (m)
10
12×12 12×15 12×18 15×15 15×18 18×18 18×15 21×18
Pluviometría (mm/h)
2 4 6 8 10 12 14 16
Distancia desde el aspersor (m)
FIGURA 7.2. Ejemplo de modelo tipo rosquilla de reparto de agua con un aspersor Nelson trabajando
con boquillas de diámetro 4,4 + 2,4 mm a 250 kPa y su solapamiento para un marco 12 m 18 m.
356 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
FIGURA 7.3. Ejemplo de modelo triangular de reparto de agua con un aspersor RBE trabajando con
boquillas de diámetro 4,4 + 2,4 mm con VP a 350 kPa y su solapamiento para un marco 12 m 18 m.
TABLA 7.2. Asignación de los prototipos que caracterizan la «forma» de reparto de agua más
recomendados para los diferentes aspersores y boquillas (fig. 7.4)
ASPERSOR
Boquilla Presión Nels. RC Agros RBR RBE VIR
C-30
(mm) (kPa) F33 130H 35 32hx 32Ep shx 35
5,16 400 1 1 1 1 1 2 2
350 1 1 1 1 1 2 2
300 1 1 1 3 1 2 1
4,8 400 3 1 1 2
350 3 3 1 2
300 3 3 3 3
4,8-2,4 400 4 5 5 6 6 5 5
350 4 5 5 6 6 5 5
300 4 6 5 6 6 5 5
4,4-2,4 400 6 6
350 6 6
300 6 6
3,6+2,4 400 4 5 6 6
350 4 6 6 5
300 4 6 6 5
EL MANEJO DEL RIEGO 357
2,5 2,5
2 2
1,5 1,5
1 1
0,5 0,5
0 0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 101112131415161718192021 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 101112131415161718192021
Distancia relativa r/R Distancia relativa r/R
2,5 3
2,5
2
2
1,5
1,5
1 1
0,5 0,5
0 0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 101112131415161718192021 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 101112131415161718192021
Distancia relativa r/R Distancia relativa r/R
2,5 2,5
2 2
1,5 1,5
1 1
0,5 0,5
0 0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 101112131415161718192021 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 101112131415161718192021
Distancia relativa r/R Distancia relativa r/R
FIGURA 7.4. Prototipos resultantes del análisis de agrupamiento de los 72 casos estudiados.
• Ésta aumenta el alcance (entre 0,5 y 1,5 m), así como la velocidad de rota-
ción (entre un 5 y 10 %) y disminuye el caudal (alrededor de un 1 %), mejo-
rando el CU (en los aspersores ensayados) para los marcos 12 m × 15 m,
15 m × 15 m y 18 m × 15 m T (T en triángulo) aunque la mejora es mayor, y
de forma significativa, para los dos últimos marcos y con una sola boquilla.
• La CP disminuye de forma considerable el CU en el marco 12 m × 12 m.
También lo hace, aunque en menor medida, en los marcos 18 m × 18 m, 12 m
× 18 m y 21 m × 18 m T, con la excepción del aspersor N-F33 cuando trabaja
con dos boquillas.
La disminución del CU que produce la CP es mayor cuanto más pequeña es
la presión. No obstante lo anterior, como después se verá, la CP mejora el CU
en todos los marcos de riego cuando la velocidad del viento es mayor de unos
2 m/s.
El incremento de velocidad de rotación es mayor a 300 kPa que a 400 kPa, y
proporcionalmente es mayor en las velocidades de rotación más bajas. Una po-
sible explicación de este hecho puede ser que con la CP el brazo recibe más
energía porque el chorro se dispersa menos. El menor incremento de velocidad
de rotación cuando aumenta la presión puede ser consecuencia del mayor roza-
miento entre las partes fijas y móviles del aspersor.
c) En lo referente al número de boquillas: en todos los aspersores estudiados el
CU mejora de forma significativa al utilizar dos boquillas en lugar de una, con-
siguiendo un comportamiento más regular para todas las presiones y marcos de
riego según se muestra en la tabla 7.1. Así, admitiendo un valor mínimo del CU
de 85 % para condiciones sin viento, en aspersores con una sola boquilla este
límite sólo se alcanza para presiones entre 350 y 400 kPa y para espaciamien-
tos menores de 12 m × 15 m, excepto en el RBR-32 HX. En cambio, en as-
persores con dos boquillas, este límite se alcanza para presiones entre 300 y
400 kPa (incluso para 250 kPa en algunos de ellos) en todos los marcos mane-
jados.
d) Variación del CU con el tamaño de boquilla, la presión o el marco de riego: el
CU disminuye:
• Ligeramente al disminuir el tamaño de boquilla, no llegando a ser estadísti-
camente significativas las diferencias.
• Al disminuir la presión, no existiendo diferencias significativas entre 350 y
400 kPa pero sí entre éstas y 300 kPa, disminuyendo estas diferencias
cuando el aspersor lleva dos boquillas.
• Al aumentar el marco, aunque hay algunas excepciones, existiendo muchas
menos diferencias significativas entre los distintos marcos cuando el asper-
sor lleva dos boquillas. Aquí hay que indicar que en la tabla 7.1 se han reali-
zado dos análisis de varianza para los distintos marcos, uno utilizando los
valores medios de CU para presiones de 300, 350 y 400 kPa y otro con las
medias de 350 y 400 kPa al no encontrarse diferencias entre estas dos pre-
siones. Este último análisis permite conocer más claramente la influencia del
marco sobre el CU.
EL MANEJO DEL RIEGO 359
Estos ensayos sólo se han realizado con los aspersores RBE 32EPSH-X, RBR
32HX, Agros 35 y Nelson F 33, cuyas curvas radiales de distribución pluviométrica en
ausencia de viento para presión de 350 kPa, con las boquillas de diámetro 5,2 mm y
4,8 + 2,4 mm, tanto con «vaina prolongadora de chorro» (VP) como sin ella, y con el
aspersor a 0,6 m por encima del borde de los pluviómetros, se recogen en la figura 7.5
La eficiencia de descarga, definida como el cociente entre la altura de agua reco-
gida y la descargada, puede llegar a ser menor del 70 % al medio día y en el mes de Ju-
lio. En nuestros ensayos, la eficiencia de recogida osciló entre el 95 % y el 65 %, aun-
que en la mayoría de los casos estuvo por encima del 80 %.
13
11
10
A-35 4,8 + 2,38 mm
9
Pluviometría (mm/h)
A-35 5,2 mm
8
RBR- 4,8 + 2,38 mm
7
RBR 5,2 mm
6
RBE 4,8 + 2,38 mm
5
RBE 5,2 mm
4 RBE 4,8 + 2,38 VP mm
RBE 5,2 VP mm
3
0
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18
Distancia desde el aspersor (m)
FIGURA 7.5. Curvas radiales de distribución pluviométrica de los aspersores RBR, RBE y Agros 35,
trabajando a 350 kPa con distintas combinaciones de boquillas.
La variación del CU con la velocidad del viento obtenida con los distintos asperso-
res para las boquillas de 5,2 mm y 4,8 + 2,4 mm, con y sin VP, a presiones de 300 y
350 kPa, en diferentes marcos, se encuentra en el anexo C. Los resultados obtenidos con
el aspersor RBE 32 EPSH-X se muestran en las figuras 7.6 y 7.7 a título de ejemplo.
Del análisis global de resultados pueden desprenderse, entre otras, las siguientes
consideraciones:
360 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
85 80
75 70
2
65 Boquillas (R ) 60 Boquillas (R 2)
4,8 + 2,4 mm (0,93) 4,8 + 2,4 mm (0,94)
55 4,8 + 2,4 mm CP (0,93) 50 4,8 + 2,4 mm CP (0,99)
5,2 mm (0,90) 5,2 mm (0,91)
5,2 mm CP (0,91) 5,2 mm CP (0,70)
45 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
A) B)
80 80
70 70
2
60 Boquillas (R ) 60 Boquillas (R 2)
4,8 + 2,4 mm (0,92) 4,8 + 2,4 mm (0,80)
50 4,8 + 2,4 mm CP (0,99) 50 4,8 + 2,4 mm CP (0,98)
5,2 mm (0,92) 5,2 mm (0,79)
5,2 mm CP (0,72) 5,2 mm CP (0,90)
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
C) D)
FIGURA 7.6. Variación del CU con la velocidad del viento para cuatro marcos de riego y cuatro tipos
de boquillas, a 350 kPa, en el aspersor RBE 32EPSH-X. Nivel sig. = 0,005.
• La variación de CU con la velocidad del viento (V) se adapta siempre a una ecua-
ción de tercer grado CU = a + bV + cV2 + dV3, aunque para algunas boquillas y
marcos esta relación pueda llegar a ser de segundo grado o incluso lineal.
• La VP mejora normalmente el CU para velocidades de viento mayores de 1 m/s
en aspersores con dos boquillas, y para velocidades de viento mayores de 2 m/s
en aspersores con una boquilla. La única excepción es el marco triangular
18 m × 16 m T, donde la boquilla de 5,2 mm con VP da valores de CU muy bajos
para velocidades de viento menores de 4 m/s.
El aspersor Nelson es el único que con una sola boquilla presenta escasas dife-
rencias en el CU cuando ésta lleva incorporada o no la VP. Una posible explica-
ción de esta excepción es que la forma del modelo de reparto de agua es similar
con VP y sin ella, mientras que en los demás aspersores esto no ocurre.
• Generalmente se obtienen mayores valores de CU con dos boquillas que con una,
debiendo llevar VP la boquilla grande para velocidades del viento superiores a
unos 2 m/s.
• El CU disminuye más rápidamente al aumentar la velocidad del viento conforme
aumenta el tamaño del marco de riego.
EL MANEJO DEL RIEGO 361
85 85
75 2
75
Marco (R )
12 × 12 (0,98)
65 12 × 18 (0,90) 65
18 × 18 (0,91) 2 2
16 × 18 (0,92) Marco (R ) Marco (R )
14 × 14 (0,94) 12 × 12 (0,86) 14 × 14 (0,93)
55 16 × 20 (0,94) 55 12 × 18 (0,91) 16 × 20 (0,85)
18 × 16T (0,79) 18 × 18 (0,70) 18 × 16T (0,90)
20 × 18T (0,85) 16 × 18 (0,72) 20 × 18T (0,94)
45 45
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
A) B)
FIGURA 7.7. Variación del CU con la velocidad del viento en el aspersor RBE 32EPSH-X para varios
marcos de riego y cuatro boquillas a 350 kPa. Nivel sig. = 0,005.
mendables para este marco son 4,8 + 2,4 mm con VP, obteniendo entonces unos
valores de CU semejantes a los que se consiguen en el marco 12 m × 18 m, a
pesar de ser algo mayor.
• La presencia de la VP hace que, en general, los cambios de dirección y velocidad
del viento durante el ensayo afecten menos al CU. Por otra parte, estos cambios
de dirección y velocidad del viento suelen mejorar el CU, sobre todo cuando el
aspersor tiene dos boquillas.
• En el aspersor Nelson F33, la variación del CU con la velocidad del viento varía
con la presión, alcanzando en general menores CU a 300 kPa que a 350 kPa o
más, sobre todo para velocidades de viento mayores de 3 m/s. No se han encon-
trado en cambio diferencias significativas con los demás aspersores con la única
excepción de la boquilla 4,8 + 2,4 mm con VP en el RBR, en el que se consiguen
mayores CU a presión de 300 kPa para velocidades de viento menores de 3 m/s,
no teniendo suficientes datos para afirmar lo mismo en los demás.
• En cuanto a las condiciones de funcionamiento necesarias para obtener un CU su-
perior al 80 % (valor mínimo normalmente recomendado para cultivos de valor
medio o alto) en los principales marcos manejados, puede hacerse varias conside-
raciones basándose en los datos disponibles. Antes de extrapolar estas considera-
ciones a otras situaciones hay que tener muy presente que al utilizar las mismas bo-
quillas en diferentes marcos de riego las pluviosidades medias del sistema serán
también muy diferentes. Es seguro que si se utilizara la misma pluviosidad en todos
los marcos de riego (con boquillas más pequeñas en los marcos más estrechos, por
ejemplo) la variación del CU con el viento sería muy distinta pues variaría la distri-
bución de tamaños de gota conseguida, y por tanto el efecto del viento sobre la dis-
tribución de agua. Teniendo en mente estos hechos podemos decir que:
– En el marco 12 m× 12 m es preferible utilizar dos boquillas, a 300 kPa (incluso a
250 kPa), sin necesidad de utilizar VP en la boquilla grande. Este marco es ade-
cuado para velocidades de viento muy altas, incluso por encima de 6 m/s.
– En el marco 12 m × 18 m es mejor utilizar dos boquillas sin VP, a 300 kPa, con
velocidades de viento menores de 2 m/s, y con VP a 350 kPa con vientos ma-
yores de 2 m/s. Este marco también consigue buena uniformidad con una bo-
quilla con VP, sobre todo para velocidades de viento superiores a 2 m/s.
El límite de velocidad de viento para alcanzar con este marco un CU de al me-
nos el 80 % está alrededor de los 4,5 m/s.
– En el marco 18 m × 16 m T en triángulo es mejor utilizar dos boquillas con VP,
trabajando a 300 kPa con velocidades de viento menores de 3 m/s y a 350 kPa
con vientos mayores.
La máxima velocidad de viento que permite alcanzar un CU superior al 80 %
con este marco parece ser del orden de 5 m/s.
– En el marco 18 m × 18 m se recomienda utilizar dos boquillas con VP a 300-
350 kPa con velocidades de viento inferiores a 3 m/s y a 350-400 kPa con
vientos más intensos.
La máxima velocidad de viento para alcanzar con este marco un CU superior
al 80 % está alrededor de 3 m/s.
EL MANEJO DEL RIEGO 363
Para estudiar la influencia de la dirección del viento sobre el CU en los marcos rec-
tangulares 12 m × 18 m y 16 m × 20 m se han agrupado los ensayos en cuatro direccio-
nes de vientos. Una paralela al mayor espaciamiento (0°-180°), otra paralela al menor
espaciamiento (90°-270°) y las otras dos formando 45° con éstas (45°-225° y 135°-
315°), repartiendo los intervalos en partes iguales para las cuatro direcciones. Los re-
sultados obtenidos para los aspersores RBR, RBE y Nelson se encuentran en el
anexo C. A título de ejemplo se muestran en la figura 7.8 los resultados obtenidos con
el aspersor RBR.
Los ensayos realizados no permiten un estudio riguroso de la influencia de la direc-
ción del viento sobre el CU. No obstante, pueden sacarse algunas directrices claras,
para los marcos 12 m × 18 m y 16 m × 20 m con los cuatro aspersores estudiados, que
pueden resumirse en:
a) Con boquilla 4,8 + 2,4 mm con VP: la dirección del viento parece tener poca
influencia sobre el CU con estas boquillas.
En marco 12 m × 18 m, la dirección que consigue valores de CU algo mayores
es normalmente la paralela al menor espaciamiento (90°-270°), y en el marco
16 m × 20 m es la paralela al mayor espaciamiento (0°-180°).
CU (%) Boquilla: 5,2 mm. Marco: 12 × 18 m CU (%) Boquilla: 5,2 CP mm. Marco: 12 × 18 m
100 100
90 90
80 80
70 45 90 135
70
60 60 2
180
Dirección del viento (R ) 0
2
0°-180° (0,96)
50 Dirección del viento (R )
125°-315° (0,95)
50 90°-270° (0,97)
135°-315° (0,51)
45°-225° (0,96) 45°-225° (0,35) 315 270 225
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
A) B)
CU (%) Boquilla: 4,8 + 2,4 mm. Marco: 12 × 18 m CU (%) Boquilla: 4,8 + 2,4 CP mm. Marco: 12 × 18 m
100 100
90 90
80 80
70 70
60 2
Dirección del viento (R )
60 Dirección del viento
2
(R )
0°-180° (0,96) 300 KPa 0°-180° (0,98)
50 90°-270° (0,97)
135°-315° (0,51)
50 300 KPa 90°-270°
300 KPa 135°-315°
(0,81)
(0,71)
45°-225° (0,35) 300 KPa 45°-225° (0,82)
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
C) D)
FIGURA 7.8. Influencia de la dirección y velocidad del viento sobre el CU en marco 12 m 18 m para
364 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
b) Con boquilla 4,8 + 2,4 mm: parece que la dirección del viento que consigue
mayores valores de CU es la paralela al espaciamiento mayor (0°-180°),
aumentando las diferencias con la velocidad del viento.
c) Con boquilla 5,2 mm con VP: la dirección de viento que consigue mayores va-
lores de CU es la paralela al menor espaciamiento (90°-270°) (ver figura 7.9).
FIGURA 7.9. Ejemplo de modelo espacial de reparto de agua con el aspersor RBR trabajando con
boquilla de 5,2 mm con VP a 300 kPa bajo la acción de un viento de 5,4 m/s, simulando el
solapamiento en marco 12 m 18 m según dos direcciones.
EL MANEJO DEL RIEGO 365
Una excepción a este comportamiento general son los aspersores RBR y Agros
en el marco 16 m × 20 m al conseguir mayores valores de CU con viento para-
lelo al mayor espaciamiento para velocidades de viento superiores a 3 m/s.
Una posible explicación puede estar en la «forma» del modelo de reparto de
agua ya que ésta es igual en ambos, y distinta de la de los otros aspersores.
d) Con boquilla 5,2 mm: en el marco 12 m × 18 m los mayores valores de CU se
obtienen normalmente cuando la dirección del viento es paralela al menor es-
paciamiento (90°-270°).
En marco 16 m × 20 m ocurre prácticamente lo contrario, obteniéndose mayo-
res valores de CU con viento paralelo al mayor espaciamiento (0°-180°).
Todos estos resultados demuestran que la información que suministran los fabri-
cantes, que se reduce normalmente al caudal descargado y al radio de alcance, es com-
pletamente insuficiente para poder realizar una adecuada selección del aspersor, sus
boquillas y presión de trabajo para cada marco de riego.
CU (%) CU (%)
100 100
90 90
80 80
70 70
60 Boquilla Porta asp. Presión R
2 60 Boquilla Porta asp. Presión R
2
4,8 mm Alto 250 kPa 0,93 4,8 mm CP Alto 250 kPa 0,98
50 4,8 mm Bajo 250 kPa 0,92 50 4,8 mm CP Bajo 250 kPa 0,94
5,2 mm 1 asp. 300 kPa 0,98 5,2 mm CP 1 asp. 300 kPa 0,89
4,8 mm Bajo 350 kPa 4,8 mm CP Bajo 350 kPa
40 40
0 1
2 3 4 5 6 7 8 0 12 3 4 5 6 7 8
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
A) RBE-32Hx B) RBE-32Hx
CU (%) CU (%)
100 100
90 90
80 80
70 70
60 60
2 2
Boquilla Porta asp. Presión R Boquilla Porta asp. Presión R
50 4,4 + 2,4 mm Alto 250 kPa
4,4 + 2,4 mm Bajo 250 kPa
0,97
0,96
50 4,4 + 2,4 mm
4,4 + 2,4 mm
CP Alto 250 kPa
CP Bajo 250 kPa
0,98
0,92
4,8 + 2,4 mm 1 asp. 300 kPa 0,95 4,8 + 2,4 mm CP 1 asp. 300 kPa 0,90
40 40
0 1
2 3 4 5 6 7 8 0 12 3 4 5 6 7 8
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
C) RBE-32Hx D) RBE-32Hx
FIGURA 7.11. Variación del CU con la velocidad del viento en el aspersor RBE-32HX para un riego en
bloque a marco 12 m 18 m, a presión de 250 y 350 kPa, comparado con la de un solo aspersor
a 300 kPa, para cuatro combinaciones de boquillas (A, B, C y D).
CU (%) CU (%)
100 100
90 90
80 80
70 70
2 2
Boquilla Porta asp. Presión R Boquilla Porta asp. Presión R
60 4,8 mm Alto 250 kPa 0,88 60 4,8 mm CP Alto 250 kPa 0,90
4,8 mm Alto 350 kPa 4,8 mm CP Alto 350 kPa 0,91
4,8 mm Bajo 250 kPa 0,87 4,8 mm CP Bajo 250 kPa 0,90
50 4,8 mm Bajo 350 kPa
50 4,8 mm CP Bajo 350 kPa
5,2 mm 1 asp. 300 kPa 0,85 5,2 mm CP 1 asp. 300 kPa 0,89
40 40
0 1
2 3 4 5 6 7 8 0 1 2 3 4 5 6 7 8
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
A) Nelson F-33 B) Nelson F-33
CU (%) CU (%)
100 2
Boquilla Porta asp. Presión R
100
4,4 + 2,4 mm Alto 250 kPa 0,96
90 4,4 + 2,4 mm Alto 350 kPa 0,98 90
4,8 + 2,4 mm Bajo 250 kPa 0,95
4,4 + 2,4 mm Bajo 350 kPa
4,4 + 2,4 mm 1 asp. 300 kPa
80 80
70 70
60 60
2
Boquilla Porta asp. Presión R
50 50 4,4 + 2,4 mm
4,4 + 2,4 mm
CP Alto
CP Bajo
250 kPa 0,92
250 kPa 0,90
4,8 + 2,4 mm CP 1 asp. 300 kPa 0,89
40 40
0 1
2 3 4 5 6 7 8 0 1 2 3 4 5 6 7 8
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
C) Nelson F-33 D) Nelson F-33
FIGURA 7.12. Variación del CU con la velocidad del viento en el aspersor N-F33 para un riego
en bloque a marco 12 m 18 m, a presión de 250 y 350 kPa, comparado con la de un solo aspersor
a 300 kPa, para cuatro combinaciones de boquillas (A, B, C y D).
75
P < 300 kPa
70 300 < P < 400 kPa
65 P > 400 kPa
60 Tendencia P < 300 kPa
Tendencia 300 < P < 400 kPa
55 Tendencia P > 400 kPa
50
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 4,0 4,5 5,0
W (m/s)
FIGURA 7.13. Variación del CU (%) con la velocidad del viento W (m/s) en un sistema de coberturas
total trabajando con el aspersor RBE46 con boquillas 4,4 + 2,4 mm a diferentes presiones.
370 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Relación CU-P-W
100
95
90
85
80
CU (%)
75
70
65
60 W < 2 m/s
2 < W < 4 m/s
55
W > 4 m/s
50
0 50 100 150 200 250 300 350 400 450 500
P (kPa)
FIGURA 7.14. Variación del CU (%) con la presión de trabajo P [kPa] en un sistema de cobertura total
trabajando con el aspersor RBE46 con boquillas 4,4 + 2,4 mm bajo diferentes condiciones de viento.
UD-CUh-CUv
100 Aspersores: h = 4 m Toberas
h ≤1,5 m h = 2,5 m h=4m
90
80
75
(%)
70
60
50
40
1 3 5 7 9 11 13 15 171921 23 25 2729 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57
DU CUh CUv
FIGURA 7.15. Valores de los parámetros de uniformidad (UD, CUh, CUv) en función del tipo de emisor
y su altura sobre el suelo (h), ordenando cada grupo por valores crecientes de DU.
2
LDN es una marca registrada por Senninger Irrigation Inc. EEUU. Solo dada a título informativo.
EL MANEJO DEL RIEGO 373
TABLA 7. 4. Valores medios de Eficiencia de Descarga en función de la altura y del tipo de emisor
Altura ED
1m 88,8 a
2,5 m 85,8 b
4m 83,2 b
Nivel de significación **
**: Diferencias altamente significativas (p < 0,01).
Altura (m) - tipo emisor Pivote 6 Pivote 2 Ontalafia Orán Quilez Faraón
1 - Spray 81,4 a 84,0 a 81,5 a 82,4 a
2,5 - Spray 85,2 b 88,7 b 83,5 b 83,4 a
4 - Spray 89,0 b
1 - Rotator 92,5 a
2,5 - Rotator 93,4 a
1 - Spiner 88,3
2,5 - Spiner 89,3
1 - Wobbler 94,0 b
2,5 - Wobbler 90,0 b 93,0 b
4 - Unirain 86,7 c
Nivel de significación ** ** ** NS * **
NS: Sin diferencias significativas (p > 0,05).
*: Diferencias significativas (0,01 < p < 0,05).
**: Diferencias altamente significativas (p < 0,01).
Altura CU
1m 85,2 a
2,5 m 87,5 b
4m 87,7 b
Nivel de significación **
**: Diferencias altamente significativas (p < 0,01).
dirección del viento. Tan solo es interesante destacar la peor uniformidad de dis-
tribución de agua con emisores tipo Spray en ausencia de viento debido a la dis-
tribución del agua en forma de chorritos. No obstante, no hemos encontrado por
el momento diferencias significativas en la producción final del cultivo.
• El factor más importante para conseguir una buena uniformidad de reparto del
agua es el correcto diseño de la carta de emisores.
• Las pérdidas por evaporación y arrastre disminuyen al acercar el emisor al suelo
pero esto produce menor anchura mojada, mayor concentración del agua apli-
cada, con posible escorrentía en zonas con pendiente, y ligero descenso de la uni-
formidad de distribución del agua. No obstante, en los ensayos realizados hasta
ahora no se han encontrado reducciones de rendimiento del cultivo en ningún
caso con los emisores situados a 1 m de altura, habiendo ensayado en cultivos de
maíz, ajo, remolacha, trigo, cebolla, etc.
• La disposición de emisores más ventajosa para alcanzar un equilibrio entre pér-
didas por evaporación y arrastre y uniformidad parece ser situar los emisores a
unos 2 m sobre el suelo, con una anchura mojada en torno a los 15 m, lo que re-
quiere una presión de trabajo de 1,5 a 2 bar, o algo menor si no hay problemas de
escorrentía. En estas condiciones pueden utilizarse separaciones entre emisores
de 2,5 a 3 m.
En base a los resultados expuestos en los apartados anteriores puede sacarse el si-
guiente resumen de recomendaciones para el correcto manejo del riego por aspersión:
A) En sistemas estacionarios:
• Normalmente se consigue mayor coeficiente de uniformidad (CU) utilizando
dos boquillas en el aspersor que una sola, con «vaina prolongadora» (VP) en
la boquilla grande para velocidades de viento mayores de unos 2 m/s. Es im-
portante en tal caso que la boquilla pequeña esté correctamente diseñada para
conseguir que el modelo radial de distribución de agua del aspersor en ausen-
cia de viento tenga una forma triangular, pero sin producir un exceso de plu-
viosidad en las proximidades del aspersor (no más de 6-8 mm/h) pues sería
un síntoma claro de un exceso de gotas pequeñas, que son fácilmente arras-
tradas por el viento y hace disminuir rápidamente la uniformidad de riego al
aumentar la velocidad el viento, a parte de originar mayores pérdidas por
evaporación. Si la boquilla pequeña no cumple estas condiciones, puede ser
más favorable utilizar una sola boquilla en el aspersor ya que, aunque se ob-
tenga una uniformidad de riego algo menor con velocidades de viento bajas
(<3 m/s), suelen conseguir mayor uniformidad para vientos más intensos.
• Se deben procurar evitar las presiones superiores a 400 kPa, ya que, aparte
del mayor coste económico, produce mayor proporción de gota pequeña,
con las consecuencias antes apuntadas.
• Diseñar los sistemas con pluviosidades bajas (6-8 mm/h) para que, además
de evitar problemas de encharcamiento y escorrentía, sea mayor el tiempo
376 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Por último, habría que destacar el hecho de que tanto la Administración Pública
como los usuarios particulares deberían exigir, antes de la compra del material
de riego, la información técnica adecuada así como la correspondiente homolo-
gación o certificación del material. De la misma forma, antes de la entrega de la
obra, debería exigirse una prueba de evaluación a la instalación para tener una
idea de la uniformidad de reparto de agua que consigue. No hay que olvidar
que no siempre la instalación más barata es la más conveniente.
B) En riego con laterales autopropulsados:
• Se consigue normalmente mayor uniformidad de riego que con los sistemas
estacionarios al ser menos afectados por el viento.
• No se han encontrado diferencias significativas en la uniformidad de reparto
por factores tales como: tamaño del equipo, tipo de emisor, presión de tra-
bajo o velocidad y dirección del viento, aunque los equipos pequeños (me-
nores de unas 10 ha) son más afectados por el viento, sobre todo cuando este
sopla en la misma dirección del lateral.
• Mejora la eficiencia de descarga (relación entre el agua que llega al suelo y el
agua descargada) cuando el emisor se sitúa a menor altura (1 m), con unas di-
ferencias de alrededor del 5 % respecto a la altura de 2,5 m, y con mayores
diferencias (7 %) respecto a la altura de 4 m. Las mejores eficiencias se han
conseguido con el emisor Rotator a 2,5 m, con valores superiores del 90 %.
• En general, la mejor uniformidad en la distribución de agua se consigue a
2,5 m de altura, aunque con pocas diferencias respecto a 4 m. Con los emi-
sores Rotator y I-Wob se obtienen los mayores valores de coeficientes de
uniformidad, superiores al 90 %.
• Con Spray, la separación entre emisores debe estar en torno a 2 m para po-
der obtener buena uniformidad, debiendo solaparse más del 100 % cada
emisor con el anterior y siguiente. En este caso es frecuente obtener una uni-
formidad de distribución más baja sin viento al no entrecruzarse los chorri-
tos que salen del emisor.
• La disposición de emisores más ventajosa para alcanzar un equilibrio entre
pérdidas por evaporación y arrastre y uniformidad de riego parece ser situar
los emisores a unos 2 m sobre el suelo, con una anchura mojada en torno a
los 12-15 m, lo que requiere una presión de trabajo de 1,5 a 2 bar, o algo me-
nor si no hay problemas de escorrentía. En estas condiciones pueden utili-
zarse separaciones entre emisores de 2,5 a 3 m, no debiendo superar en ge-
neral los 5-7 m con los emisores de mayor alcance como los Rotator.
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CAPÍTULO 8
Bombas hidráulicas
Se recuerda que un fluido real se diferencia de un fluido perfecto en que tiene vis-
cosidad y no es incomprensible. El movimiento permanente de un fluido es aquel en
que las condiciones del movimiento en cada punto (velocidad y presión) permanecen
constantes a lo largo del tiempo, aunque puedan diferir de un punto a otro. Las ecua-
ciones que se van a utilizar aquí sólo son aplicables a movimientos permanentes.
La ecuación de Bernoulli expresa la variación de energía específica (energía de la
unidad de peso) entre dos secciones de una corriente líquida. Puesto que la energía de
la unidad de peso se expresa en m, resulta muy sencillo representar gráficamente esta
energía, como puede verse en la figura 8.1, que es la representación gráfica de la ecua-
ción de Bernoulli aplicada entre las secciones 1 y 2.
P1/γ
P2/γ
Z2
Z1 FIGURA 8.1. Representación gráfica de la
Plano de comparación ecuación de Bernoulli.
冢 P V2
HB = Z + +
γ 2g 冣 冢
2
P V2
– Z+ +
γ 2g 冣1
H1 + HB = H2
HB
Línea de energía
H2
H1
B
1 2
El nombre de centrífuga obedece a que las partículas líquidas siguen una trayecto-
ria centrífuga y una fuerza de esta naturaleza es la que aumenta la energía de la co-
rriente líquida.
Una bomba centrífuga simple (fig. 8.3) se compone, en el caso general, de:
• Un distribuidor. Dispositivo consistente en un estrechamiento gradual de sección
que lleva el líquido, con las menores pérdidas posibles, desde la tubería de aspi-
ración hasta la entrada del rodete (ojal u oído del rodete).
• Un elemento móvil, impulsor o rodete. Formado por una serie de álabes diver-
gentes (entre 4 y 16), unido al eje que recibe la energía del exterior (de un motor)
para el funcionamiento de la máquina.
Estos álabes pueden estar unidos a uno o dos discos por lo que los rodetes pueden
ser (fig. 8.4):
BOMBAS HIDRÁULICAS 387
bomba transforma parte de la energía cinética en energía de presión para que las pérdi-
das hidráulicas sean menores. Esto se consigue construyendo el cuerpo de bomba en
forma de espiral o caracol de sección creciente.
El agua entra al cuerpo de bomba por el oído del rodete procedente de la tubería de
aspiración, es impulsada por el rodete y pasa a la cámara del difusor para salir por el
cono o divergente a la tubería de impulsión.
El acoplamiento de la bomba con el motor puede ser: directo, por correas o por
cardán.
En las bombas centrífugas múltiples (fig. 8.5), los rodetes se colocan en serie de
manera que el flujo que sale por uno de ellos, entra en el siguiente. La altura manomé-
trica total desarrollada por el conjunto es el producto de la altura que produce un solo
rodete por el número de rodetes.
En la figura 8.6 se muestra una bomba que eleva el agua de un nivel inferior (Ni) a
otro superior (Ns).
Se denomina altura geométrica de aspiración (Ha) a la diferencia de cota entre el
eje de la bomba y el nivel inferior. A la tubería que une estos puntos se le llama «tube-
ría de aspiración».
Se denomina altura geométrica de impulsión (Hi) a la diferencia de cota entre el ni-
vel superior y el eje de la bomba. La tubería que une estos puntos es la «tubería de im-
pulsión».
Línea de energía
Nivel
hi superior
Ns
Hmi
Hi
Hg
e s
B
Nivel Ha
inferior
Hma
Ni ha
hi
HB
Hg
ha
Ha
Pe
en donde la presión a la entrada de la bomba será positiva cuando: Ha > ha + Ve2/2g.
γ
En bombas sumergidas en el interior de una perforación (bombas verticales y bom-
bas buzo) la pérdida de carga en la aspiración corresponde a las pérdidas por roza-
miento en el espacio entre la tubería y las paredes de la perforación.
Para poder tratar el comportamiento de una bomba cuando abastece a una conduc-
ción hay que estudiar algunas propiedades de la conducción y contemplar el comporta-
miento conjunto del sistema. Para ello vamos a establecer y definir una curva caracte-
rística de una impulsión y luego se examinará como se comporta una bomba trabajando
en una red más o menos compleja de conducciones.
Para que por una conducción de longitud L, diámetro D y rugosidad K, circule un
caudal Q, es necesario que la bomba aporte una energía H (altura manométrica):
H = Hg + ΣΔH
siendo ΣΔH = ha + hi todas las pérdidas producidas en la conducción.
La altura manométrica tiene una componente estática Hg (altura geométrica de ele-
vación) y una componente dinámica ΣΔH, que varía con el caudal y el diámetro de la
conducción.
Las pérdidas hidráulicas ΣΔH a caudal constante dependen de la conducción y se
pueden poner en función del caudal. Si utilizamos la ecuación de Darcy-Weisbach para
el cálculo de la pérdida de carga, y consideramos que Da ≠ Di y fa ≠ fi, con J = f (1/D)
(V2/2g) = 0,0826 f Q2/D5 = m Q2, se tendrá:
H = Hg + (ma La + mi Li + m’a Σ Ka + m’i Σ Ki) Q2 = Hg + K (D) Q2
ecuación que da la altura manométrica de elevación en función del caudal.
Para D variable, esta ecuación es una familia de parábolas como se indica en la fi-
gura 8.8.
D1
H D
D2
C
H ΔHg
B
ΣΔH
A
ΔHg = f (Q)
Hg
ΔHg
Q
FIGURA 8.9. Esquema de una curva característica de una conducción cuando varía
el nivel del agua en la aspiración.
Los casos de aplicación de bombas más frecuentes son los indicados en la fi-
gura 8.10.
QγH
y en caballos de vapor Nu = (CV) [1]
75
ya que 1 CV = 75 kg m/s.
BOMBAS HIDRÁULICAS 393
Hg
Hg
B B
KQ12
Q1 Q
–Hg –Hg
Calderín
Δρ/γ Calderín Δρ/γ
Hg Hg
P1
B
B
H
KQ12
P1/γ
Hg
Q1 Q
N QγH QγH
N’ = = =
ηm 75 ηb ηm 75 ηg
siendo ηg = ηb ηm el rendimiento del grupo motobomba.
La potencia en kW teniendo en cuenta que 1 CV = 0,736 kW, será:
QγH QγH
N’ = 0,736 = 0,00981 = (kW)
75 ηg ηg
que es la potencia que tendrá que suministrar el transformador a los bornes del
motor.
Si la bomba está conectada directamente a un motor de inducción para corriente al-
terna de 50 ciclos/s, el número n de rev/min viene dador por:
60 · 50
n=
p
siendo p el número de pares de polos (p = 1, 2 o 3).
La potencia necesaria del transformador será:
N’
(kVA)
0,9 cos ϕ
Las pérdidas de energía que se producen en el interior de una bomba, y que se con-
sideran para hallar el rendimiento, son de tres tipos y afectan a la altura suministrada, al
caudal y a la potencia consumida.
BOMBAS HIDRÁULICAS 395
a) Pérdidas hidráulicas
Son debidas al rozamiento del fluido con los elementos fijos y móviles de la
bomba, así como a muchos cambios en el vector velocidad a la entrada y salida de la
misma y durante la impulsión por el rodete.
El rendimiento hidráulico es el cociente entre la potencia hidráulica realmente des-
arrollada por la bomba y la que teóricamente genera el rodete. Al ser flujo turbulento
estas pérdidas son aproximadamente proporcionales a V 2.
QγH H
ηh = =
Q γ Ht Ht
con Ht = H + )H; siendo )H las pérdidas hidráulicas en el interior de la bomba.
El valor de ηh oscila entre 80 – 90 %.
b) Pérdidas volumétricas
Se deben al hecho de que el rodete mueve un caudal superior al que sale de la
bomba dado que existen fugas de caudal hacia el exterior y en el interior de la bomba.
• Pérdidas exteriores (qe): corresponden al agua que se pierde por las juntas, in-
cluido el prensaestopas del eje, que no es conveniente que esté muy apretado por
aumentar el rozamiento con el eje.
• Pérdidas interiores (qi): están constituidas por el volumen de fluido que vuelve al
centro del rodete por las holguras de éste con la caja y se debe al gradiente de pre-
sión entre los bordes y el centro del mismo. Éstas son mucho más importantes
que las anteriores.
La cuantía del caudal fugado es: Qf = qe + qi
Las pérdidas volumétricas de la bomba se evalúan mediante el rendimiento volu-
métrico:
ηv = Q/(Q + Qf)
siendo:
Q = el caudal que sale de la bomba (caudal útil).
Qf = caudal fugado.
Este rendimiento oscila entre 85-98 %.
c) Pérdidas mecánicas
Son las pérdidas de energía producidas por el rozamiento del eje de la bomba con
los prensaestopas y cojinetes, así como el rozamiento de la periferia del rodete con la
masa fluida.
Se evalúan por el rendimiento mecánico, que es la relación entre la potencia que
realmente recibe el rodete y la potencia en el eje de la bomba.
N – Nmec N
ηm = = i
N N
396 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
QγH
ηh ηv ηm = = ηb
N
que es el rendimiento total de la bomba ηb = Nu/N, y suele oscilar entre 65-85 %.
Teóricamente el motor debe trabajar suministrando continuamente su potencia
nominal, pero: puede haber caídas de tensión, con el tiempo se van a producir in-
crustaciones en la bomba que van a disminuir su rendimiento, incluso la bomba
puede no responder a las especificaciones del fabricante, etc., motivos que inducen
a que en la práctica se instale una potencia alrededor del 25 % superior a la dada por
la expresión:
γQH
N=
75 ηb
Lo mismo ocurre para motores de explosión.
Pe Va2
O = Ha + + + ha
γ 2g
Poe Pe Po
siendo: = + .
γ γ γ
BOMBAS HIDRÁULICAS 397
l.e.a h
a
Va2/2g Tubería de impulsión
l.p.a
Po Pe/γ
γ l.e.a.: Línea energía absoluta
e l.p.a.: Línea piezométrica absoluta
Ha
NPSH
NPSHd
De 0,5 a 1 m de margen
NPSHr
e m
Qmax r Qmax t Q
Va y ha deberán mantenerse dentro de ciertos límites, siendo ésta la causa de que la tu-
bería de aspiración tenga normalmente mayor diámetro que la de impulsión.
El límite de la altura de aspiración lo marcará el hecho de que tenga que cumplirse
que NPSHd > NPSHr, y de [5] se tendrá:
Po
– Ha – K Q2 – hv > NPSHr
γ
luego: Ha < Po/γ – K Q2 – hv – NPSHr.
Algunas consideraciones adicionales son:
• La reducción de diámetro a la entrada de la bomba se consigue mediante un cono
reductor excéntrico para evitar la acumulación de aire.
• En la práctica, la altura geométrica de aspiración Ha deberá ser inferior, en la ma-
yoría de los casos, a 5 ó 6 m. Para conseguir esto puede ser necesario en algunos
casos colocar la bomba en una caseta subterránea lateral o dentro del pozo si el
diámetro lo permite.
• Para que la bomba centrífuga pueda trabajar correctamente debe estar «cebada»
(tubería de aspiración y bomba llenas de agua), utilizando una bomba de cebado
auxiliar u otro sistema similar.
• En el extremo de la tubería de aspiración debe colocarse una válvula de pie con
alcachofa. Debe ir situada al menos a 50 cm del fondo para evitar succionar ele-
mentos sedimentados. La válvula de pie deberá estar siempre sumergida 2 veces
el diámetro de la tubería de aspiración.
• En bombas sumergidas en una perforación los fabricantes recomiendan que éstas
se sitúen 15-20 m por debajo del nivel dinámico.
Qd Q
FIGURA 8.13. Curvas características típicas de bombas centrífugas.
冢 冣 冢 冣
Ps Pe
• El término Zs + – Ze + puede medirse con un manómetro diferencial.
γ γ
• Si el montaje del ensayo se hace de forma que Ze = Zs y De = Ds (lo que implica
Ps – Pe
que Ve = Vs) la altura manométrica puede determinarse como H = .
γ
El valor de Q se puede medir por métodos volumétricos o gravimétricos (contro-
lando el volumen o peso y el tiempo), mediante contadores, vertederos, venturis, etc.
2. Curva Q-N
Esta curva es generalmente creciente con Q.
N es la potencia absorbida por el eje de la bomba.
Los valores de N se miden con dinamómetro de torsión, un freno, etc., o midiendo
la potencia consumida por el motor.
El valor No corresponde al rodete trabajando en agua muerta.
3. Curva Q-η
QγH
Esta curva se dibuja a partir de la expresión η = con valores de H, N y Q
medidos anteriormente. 75 N
Se obtiene así una curva creciente hasta llegar a un máximo, que trataremos hacerle
corresponder con Qd (caudal de diseño), y disminuye después para caudales mayores.
En la práctica, para un «n» dado, el ensayo se comienza por Q = 0, después se abre
progresivamente la válvula y se anota para cada abertura la velocidad n de la bomba, H,
N y eventualmente el par N’ (kW).
BOMBAS HIDRÁULICAS 401
3 30 100
90
80
1 70
2 20 60
50
2
40
1 10 30
0,9 9
0,8 8
0,7 7
0,6 6 20
0 10 20 30 40 50 m3/h Q
0 2 4 6 8 10 12 14 1/s
5 16 ft
m 14
4 12
3 10
2 8
6
PPauf P
HP kW 0,8
0,6
0,4
3,5 2,5
P
3 2 0,2
2,5 PPauf
2 1,5
1,5 1 0
NPSHr -SUMERGENCIA
Metros
0
SUMERGENCIA MÍNIMA
4
8
NPSHr
Q=0
D2 Hm CV
12 318/298 35 35
310/290 32 33
300/280 29 30
74 76
30 318/298 78 80 Q–H
82 %
26 310/290 84
82
80
22 300/280 78
76
74
18
14 N.° REDUCCIÓN
fases Puntos %
10 1 –3
2 –2
6
3 –1
4 0 Qd
318/298
N (CV) 70 CV
310/290 60
50
300/280
40
1.450 r.p.m.
FIGURA 8.14. Curvas características 6.000 8.000 10.000 12.000 l/min
de bombas centrífugas. 360 480 600 720
3
m /h
402 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
La curva Q-H para caudal nulo (válvula de compuerta completamente cerrada) es-
tablece que la presión aguas abajo de la válvula es Ho (fig. 8.13). El rodete trabaja en
«agua muerta», el motor suministra una potencia No y el rendimiento de la bomba es
cero al serlo el caudal.
En estas condiciones, la energía suministrada por el rodete se transforma en calor,
no debiendo prolongarse mucho tiempo esta situación.
El caudal correspondiente a H = 0 se llama caudal máximo a chorro libre.
Al abrir paulatinamente la válvula asciende ligeramente la curva Q-H hasta alcan-
zar un máximo para descender después. En la zona comprendida entre H0 y Hmáx el fun-
cionamiento puede ser en algunos casos inestable. Esto hace que se procure elegir
bombas donde este tramo sea lo menor posible. Las bombas estables carecen de tramo
ascendente y tienen generalmente el punto de Nmáx muy próximo al ηmáx lo que impide
que el motor se sobrecargue cuando disminuya H por cualquier circunstancia.
A partir de Hmáx se tiene una zona estable o de regulación por estrangulamiento de
forma que cuando Q aumenta, H disminuye, o viceversa, permitiendo la autorregula-
ción del suministro. En este tramo, al aumentar Q también lo hacen N y η; este último
debería alcanzar el máximo ηmáx coincidiendo con los valores Qd y Hd para los que fue
seleccionada la bomba. A partir de Qd, η disminuye y N generalmente sigue aumen-
tando.
De lo anterior se deduce que si una bomba está extrayendo agua de un pozo en su
punto de diseño (Qd y Hd), el comportamiento que tendrá cuando varíe el nivel del agua
en el mismo será el siguiente:
a) Caso de que el nivel suba excesivamente:
La bomba aumentará el caudal impulsado pues disminuye H, y en consecuen-
cia aumentará N. Si el motor no está calculado para mayor potencia, trabajará
en sobrecarga y podrá averiarse, además de consumir más energía.
Esto se puede evitar estrangulando la válvula de compuerta ya que al introdu-
cir una pérdida de carga, aumentará H y disminuirán Q y N.
b) Caso de que el nivel baje:
La bomba disminuirá el caudal pues aumentará H. También disminuirán nor-
malmente N y η.
Puesto que la mayoría de las bombas trabajan con alturas y caudales variables, lo
interesante no es tener un rendimiento alto para el punto de diseño (Hd -Qd), sino que al
variar H entre ciertos límites, η se mantenga sin grandes descensos. Para detectar este
hecho es imprescindible conocer las curvas características de las bombas.
En la rama estable se produce la autorregulación del gasto ya que si disminuye el
caudal respecto al necesario, aumenta la energía (H) que da la bomba contribuyendo a
aumentar la velocidad del agua, y viceversa.
Una curva Q-H con rama estable inclinada permite grandes cambios de H con pe-
queñas variaciones de Q, lo que puede ser interesante para pozos con grandes variacio-
nes de nivel.
BOMBAS HIDRÁULICAS 403
Las bombas helicoidales y las de hélice tienen curvas características distintas a las
centrífugas:
• La curva Q-H es siempre descendente de forma que Hmáx se alcanza para Q = 0,
siendo normalmente Hd _ 0,5 Hmáx.
• La potencia de puesta en marcha, es decir a caudal nulo (N0), suele ser un 20 % a
40 % superior a la potencia a caudal normal (Nd), lo que exige que los motores de
accionamiento se diseñen adecuadamente.
• Al no aumentar la potencia con el caudal, no necesita una válvula de compuerta
como las centrífugas, y la regulación del caudal puede hacerse variando la orien-
tación de los álabes, si son ajustables, o modificando el número de revoluciones.
Hg N H
B
η
Q1 Qp Q
(Q2)
H C
Ho P
P’
(2)
(1)
Qp’ Qp Q
b) Arranque de la bomba
Haciendo referencia al supuesto anterior, la bomba (1) arrancará sin dificultad con
la válvula de compuerta completamente cerrada, pues el exceso de presión se irá trans-
formando en velocidad al ir abriendo la válvula, aumentará el caudal y el punto de fun-
cionamiento se irá desplazando desde Ho hacia P.
En la bomba con característica (2) al ser la altura manométrica a caudal nulo infe-
rior a la altura de elevación, la puesta en marcha de la bomba será imposible.
De aquí se desprende una premisa que siempre ha de cumplirse: «para que una
bomba pueda empezar a suministrar caudal es necesario que la altura que cree a cau-
dal nulo sea superior a la altura geométrica de elevación».
Para poder poner en marcha la bomba (2) será necesario disminuir la altura geomé-
trica de elevación con un by-pass por ejemplo (fig. 8.17), que proporcione una pequeña
altura geométrica y una gran pérdida de carga (mediante un diámetro pequeño).
La curva característica del by-pass es la C’ y la característica del conjunto conduc-
ción y by-pass es la C’’.
La operación de puesta en marcha será: con la válvula V1 cerrada, la bomba ali-
menta sólo al by-pass siendo el punto de funcionamiento estable el P1. Después se irá
abriendo paulatinamente la válvula V1 con lo que el punto de funcionamiento se trasla-
dará a P2 funcionando el by-pass en paralelo con la conducción principal. Posterior-
mente se cerrará progresivamente la válvula V2 y el punto de funcionamiento se des-
plazará hasta P.
406 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
H C’
C
P
P1
P2 C’’
Ho
Hg V1
(2)
B V2
Q
FIGURA 8.17. Ejemplo de arranque de bomba con «by-pass».
H c.c. de la red
HB P
Ho B
C
HA A
M B2 = a + b(Q / 2) + c(Q / 2)2
H
N
B1 = a + bQ + cQ 2
1 2
QB QA QP Q
FIGURA 8.18. Ejemplo de acoplamiento de dos bombas iguales en paralelo.
BOMBAS HIDRÁULICAS 407
冢 冣 冢 冣 冢 冣
2 2
Q Q Q Q
H=a+b +C ; η = e () + f
n n n n
siendo ahora Q el caudal total del conjunto de bombas.
En un conjunto de bombas en paralelo, una de ellas no puede entrar en funciona-
miento cuando las demás lo estén, a no ser que se cumplan determinadas condiciones.
Así, cuando funciona una sola bomba, el punto de funcionamiento es A (QA, HA) y
la presión en el tramo 1-M-2 (fig. 8.18) es prácticamente igual a HA. Al poner en mar-
cha la segunda bomba con la válvula completamente cerrada, aguas abajo de la válvula
se alcanzará la presión Ho a caudal nulo, pudiendo distinguirse dos situaciones:
a) Cuando Ho > HA. Al abrir ligeramente la válvula de compuerta de la segunda
bomba la presión en l-M-2 aumentará, con lo que la bomba que estaba funcio-
nando disminuirá su caudal desplazándose desde el punto A hacia el B, y el
caudal de la segunda bomba irá aumentando, desplazando su punto de funcio-
namiento desde Ho hacia B. De esta manera, llega un momento en que se al-
canza el punto de equilibrio (B) en donde la bomba que estaba en marcha ha
ido disminuyendo su caudal y la que estaba parada lo ha ido aumentando.
b) Cuando Ho < HA. Ahora, el punto de funcionamiento A debería estar por en-
cima del C (Ho = HC) y no podría conectarse la segunda bomba pues al abrir la
válvula de compuerta y existir mayor presión aguas arriba, el flujo será de sen-
tido contrario al deseado. En estas condiciones la bomba que estaba en marcha
aumenta su caudal al disminuir la presión, así como la potencia demandada, y
su motor trabajará en sobrecarga.
De lo anterior se desprende que: «para poder conectar una bomba en paralelo es
necesario que su presión en agua muerta sea superior a la que exista en la red».
El inconveniente de poder enganchar una bomba aumenta con el número de bom-
bas, cuando éstas no sean estables y cuando las curvas características sean distintas. La
manera de tener menos problemas es engancharlas progresivamente en orden a Ho cre-
ciente, empezando por la de menor Ho, y respetando siempre este orden en la explota-
ción de la instalación.
408 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Pb Vb2 Pc Vc2
+ = Zc + + + hbc
γ 2g γ 2g
y suponiendo que se mantiene constante el diámetro de tubería:
Pc Pb
= – Zc – hbc
γ γ
H c.c. de la red
d
Hp P 2
c
H1 b
C 1
H2 a
CB2
CB1
QP Q
por lo que la longitud del tramo b-c tendrá que estar limitada en función del D y Q para
que el NPSHd sea mayor que el NPSHr por la segunda bomba y no se produzca cavi-
tación.
Analíticamente, el paso de las curvas características de un impulsor a las de n
impulsores iguales en serie resulta inmediato. Si para un rodete las curvas caracte-
rísticas son:
H = A + BQ + CQ2 ; η = EQ + FQ2
En máquinas hidráulicas suele ser frecuente trabajar con modelos antes de construir
la máquina definitiva para conocer previamente su comportamiento.
Las ecuaciones que relacionan las características de funcionamiento de un modelo
y un prototipo se rigen por las leyes de semejanza hidráulica. Para que puedan aplicarse
al prototipo los resultados obtenidos en el modelo de dos sistemas de flujo han de ser
hidráulicamente semejantes, es decir, debe existir semejanza geométrica, cinemática y
dinámica, aunque esta última al ser difícil de conseguir en la práctica, suele conside-
rarse implícita en la semejanza geométrica.
Las bombas homólogas se definen como unidades geométricamente semejantes,
que tienen diagramas vectoriales semejantes (semejanza cinemática).
Las leyes de semejanza que relacionan el caudal Q, la potencia N y la altura mano-
métrica H con el número de revoluciones n y el diámetro exterior del rodete D en dos
bombas homólogas son:
Q nD3 n
1.a ley de semejanza = = λ3
Q1 n1D31 n1
H n2D2 n2 2
2.a ley de semejanza = 2 2 = λ
H1 n1 D 1 n12
N n3D5 n3 5
3.a ley de semejanza = 3 5 = λ
N1 n1 D 1 n13
siendo λ = D/D1
Estas leyes sirven para:
• Predecir el comportamiento de una máquina homóloga de distinto tamaño, cono-
cido el comportamiento de la primera.
• Predecir el comportamiento de una misma bomba cuando varía el número de re-
voluciones.
410 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
H n2
= = α2 [9]
H1 n12
N n3
= = α3 [10]
N1 n13
Por ejemplo, si se conoce la curva característica Q1-H1 correspondiente a n1 puede
deducirse de la característica Q-H correspondiente a n, eliminando n/n1 entre [7] y [8].
冢 冣
2 H1
H Q
= ; H= · Q2 = K Q2
H1 Q1 Q12
Estas relaciones teóricas tienen un gran interés porque permiten deducir, aproxima-
damente, las curvas características de una bomba a cualquier velocidad n conociendo
las correspondientes a n1 y sin necesidad de utilizar un banco de prueba.
La ecuación de las curvas de régimen semejante (parábolas de congruencia) repre-
senta una familia de parábolas de eje vertical y vértice en el origen (fig. 8.20). Esta
curva une todos los puntos homólogos del (Q1, H1), correspondiendo a cada uno una
velocidad n dada por la expresión:
Q
n = n1 = n1
Q1 冪莦
H
H 1
H1 P1
H P
n n1
Q Q1
Las curvas características obtenidas anteriormente para n = cte pueden ser transfor-
madas para funcionamiento a velocidades variables mediante la aplicación de las fór-
mulas de semejanza.
Las curvas de igual rendimiento venían representadas por la familia de parábolas
H = K Q2.
Una de estas parábolas es la curva de máximo rendimiento y a ambos lados de ella
se sitúan las de rendimientos inferiores.
En realidad las curvas de igual rendimiento no son exactamente parabólicas, sino
que tienen forma de elipse, estando muy próximas a las parábolas excepto en su parte
inferior, donde se cierran antes de llegar al origen debido a que las pérdidas volumétri-
cas y mecánicas no cumplen las leyes de semejanza.
Las curvas características generales de una determinada bomba pueden deducirse
directamente en un banco de pruebas que disponga de motores de accionamiento a di-
ferentes velocidades.
Cada curva requiere un mínimo de 6 a 8 puntos experimentales, anotándose para
cada punto el rendimiento obtenido en el ensayo. Posteriormente se trazan las curvas
de igual rendimiento.
El diagrama de la figura 8.21 es un ejemplo que permite determinar para cada valor
de n los diferentes valores de Q, H, N y η.
Se procurará que el rendimiento máximo se obtenga para las condiciones de trabajo.
Así en la figura 8.21, si fuera nd = 1.450 rev/min, se tendría como punto óptimo el A, con
η 80,50 %, Qd = 96 m3/h, Hd = 11 m.
Si se utilizara la bomba con n = 1.750 rev/min manteniendo el mismo caudal, se
tendrá en la nueva curva característica Q-H, un H = 16,4 m y η = 79 % (punto B).
Si se conocen las curvas características de la bomba para un número de revolucio-
nes n0:
H0 = A + B Q0 + C Q02 [11]
η = D Q0 + E Q02 [12]
412 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
r.p.m. 74 75 Q-H
18 78 A
1.750 B 80 8181
80
16 78
1.650 76
74
14 1.550
12 1.450
A
10 1.350
8
6 N.° REDUCCIÓN
fases Puntos %
4
2 –4
2 4 –2
5 –1 r.p.m. CV
0 8 0
N (CV) 1.750
10
1.650 8
1.550
1.450 6
1.350 4
2
0
1.000 1.500 2.000 2.500 3.000 l/min
50 90 120 150 180 m3/hora
Qd
El recorte de rodete es una acción que con frecuencia llevan a cabo los fabricantes
al objeto de poder suministrar una bomba adecuada para cada punto de funcionamiento
deseado, fijado a partir de las necesidades de la instalación cuando éstas son práctica-
mente constantes.
BOMBAS HIDRÁULICAS 413
Es importante destacar que el recorte de los rodetes sólo afecta a los álabes, pero no
así a los discos sobre los que descansa. En este caso todos los parámetros geométricos
de la bomba se mantienen constantes (incluso el ancho b2 del rodete y el ángulo β2 de
salida) excepto el radio r2 de salida del rodete [ver figura 8.22 (A)]. Por ello, los puntos
de funcionamiento homólogos en el recorte del rodete serán aquellos que cumplan úni-
camente la semejanza cinemática, no pudiendo existir ahora la semejanza geométrica,
ni mucho menos la dinámica. Sin embargo, la aplicación a este caso de las leyes de se-
mejanza, aún no siendo formalmente correcta, permite desarrollar un procedimiento de
cálculo sencillo y rápido con unos resultados satisfactorios.
En consecuencia, las leyes de semejanza particulares, con n = n’ = cte, quedan:
H/H1 = D2/D12 = λ2; Q/Q1 = D2/D12 = λ2; N/N1 = D4/D14 = λ4
Así pues, los puntos semejantes (P y P1), que son también de isorendimiento, se en-
cuentran ahora en rectas que pasan por el origen ya que se tendrá:
H/H1 = Q/Q1 = cte; H = Q H/Q1 = K Q
Las leyes de semejanza permiten conocer la proporción entre diámetros:
H/H1 = D2/D12
Si conocemos la curva característica Q-H de la bomba con rodete de diámetro D1:
H1 = C + D Q + E Q12
y queremos saber cuál debe ser el diámetro D, y en consecuencia el recorte (D1-D),
para que la nueva curva característica pase por el punto P (Qp, Hp), hay que tener en
cuenta que la intersección de la recta que une el origen con el punto P interceptará a la
curva característica primitiva en P1 [ver figura 8.22 (B)], cumpliéndose:
Hp/Hp1 = Qp/Qp1 = (D/D1)2= λ2; luego será: Hp1 = (Hp/Qp) Qp1;
y como también debe cumplirse la ecuación Hp1 = C + D Qp1 + E Qp12 , se pueden de-
ducir Qp1 y Hp1.
con rodete de Ø D1
H con rodete de Ø D
P1
b2 Hp1
P
β2 Hp
b1
r0
r1
r2
rf
Qp Qp1 Q
(A) (B)
FIGURA 8.22. Secciones de un rodete centrífugo con detalle de flujo unidimensional que lo atraviesa.
414 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
A
H = H(Q)
A’
B
B’
ηmin
η
FIGURA 8.23. Zona del diagrama barrida por una misma bomba.
BOMBAS HIDRÁULICAS 415
FIGURA 8.24. Curvas características de una bomba con distintos recortes de rodete.
La superposición de las distintas zonas que puede barrer cada una de las bombas de
que dispone una casa comercial, da lugar a que los fabricantes proporcionen ábacos
como el de la figura 8.24.
Este concepto permite clasificar las bombas y constituye un dato fundamental para
su elección. Se establece para caracterizar los diferentes tipos de bombas, independien-
temente de sus dimensiones.
La velocidad específica nq se define como «el número de revoluciones de una
bomba semejante a la analizada pero de dimensiones tales que suministre un caudal
Q’ = 1 m3/s, venciendo una altura manométrica H’ = 1 m por fase o rodete».
En general, dos bombas homólogas cumplen:
Q/Q’ = (n D3)/(n’ D’3) y H/H’ = (n2 D2)/(n’2 D’2)
Q2/Q’2 H’3/H3 = n’4/n4 ; n’ = n (Q/Q’)1/2 (H’/H)3/4
Entre las bombas semejantes [13] y [14] se cumplirá:
n2 = n1 (Q1/Q2)1/2 (H2/H1)3/4 [13]
La velocidad específica de la bomba [14] será:
nq = n2 (Q2/Q’)1/2 (H’/H2)3/4 = n2 (Q21/2/H23/4) [14]
416 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
冢 冣 冢 冣
Q1 1/2 H2 3/4 Q21/2 Q11/2
nq = n1 = = n 1 luego nq = n’q
Q1 H1 H23/4 H13/4
Por tanto, la velocidad específica de un conjunto de bombas homólogas o semejan-
tes será:
兹Q
苶
nq = n
H3/4
Características
Bombas en serie
En una bomba múltiple, capaz de elevar un caudal Q a una altura H con i rodetes
iguales montados en serie, la altura manométrica creada por cada rodete será H/i, y la
velocidad específica del rodete será:
兹Q
nq = n 苶 i3/4
H3/4
Bombas en paralelo
D2/2
D1/2 eje de
rotación
(a) (b) centrífuga (c) (d) heliocentrífuga hélice (e)
(d)
fuga rápida. El rodete (d) es semiaxial y corresponde a una bomba helicoidal, es decir,
a una bomba rápida de flujo mixto. Finalmente, el rodete (e) es de tipo axial, el más rá-
pido, para una bomba de hélice.
Conviene advertir que el concepto de «lenta» en una bomba centrífuga se refiere
exclusivamente a que la velocidad específica es baja, pudiendo ser elevado el número
de revoluciones real n al que trabaja la bomba.
Como el valor de n en las bombas oscila dentro de unos determinados límites, y
además desde el punto de vista económico y constructivo no se pueden fabricar bom-
bas con rodetes demasiado grandes, ni canales de álabes excesivamente estrechos,
resulta que para cada par de valores Q y H existe solamente una gama limitada de valo-
res de nq adecuados. Esta gama de valores resulta aún más restringida por el hecho,
comprobado en la práctica, de que al aumentar el valor de nq disminuye la capacidad de
aspiración de la bomba, es decir, aumenta el peligro de cavitación. Por otra parte, al
disminuir nq disminuye el rendimiento de la bomba.
El número específico de revoluciones está íntimamente relacionado con el rendi-
miento de la bomba. Efectivamente, una gran extensión radial de los canales de los
álabes, típica de los rodetes lentos, aumenta las pérdidas por rozamiento en los cana-
les, así como la del rozamiento del disco del rodete y las fugas internas de caudal
(pérdidas volumétricas). Para obtener un buen rendimiento, el valor de nq ha de ser
relativamente elevado. Un aumento del valor de nq puede conseguirse aumentando el
de n y reduciendo la altura de elevación por fase, es decir, aumentando el número de
rodetes.
Las curvas que relacionan el valor de nq con el de h muestran como al crecer el va-
lor de nq aumenta el rendimiento, especialmente en las bombas que carecen de corona
directriz. Para valores de nq relativamente bajos mejora el rendimiento disponiendo de
una corona directriz en el difusor.
Ejemplo 8.1
En la instalación de bombeo de la figura 8.E.1, la tubería de aspiración es de
200 mm de diámetro interno y la de impulsión es de 150 mm.
Cuando se bombean 35 l/s, el vacuómetro situado a la entrada de la bomba marca
–0,52 bar y el manómetro situado a la salida marca 3,8 bar.
Si el manómetro de la salida está situado 1 m por encima del vacuómetro de entrada
y se desprecian las pérdidas de carga entre la salida de la bomba y este punto, se pide:
1. Potencia suministrada por la bomba.
2. Pérdida de carga en la tubería de aspiración.
3. Valor que toma el factor NPSH disponible si la tensión de vapor a la tempera-
tura de bombeo es Pv = 2 kPa (hv = 0,2 m) y la presión atmosférica del lugar es
P0 = 98 kPa.
BOMBAS HIDRÁULICAS 419
Ø 150 mm
1m
Ø 200 m
B
Ha = 3,5 m
3m
Solución
1. La potencia suministrada por la bomba, medida en caballos de vapor (CV), será:
γ Q HB
Nu =
75
siendo γ el peso específico del agua (1.000 kg/m3), Q el caudal bombeado en m3/s
y HB la energía específica (energía de la unidad de peso) aportada por la bomba o
altura manométrica de la bomba en m.
Para poder calcular Nu hay que conocer previamente HB. Ésta puede obtenerse
aplicando la ecuación de Bernoulli (de variación de la energía específica entre dos
secciones de una conducción) entre los puntos de entrada y salida de la bomba
donde están situados el vacuómetro y el manómetro. Así tendremos:
Ze + Pe/γ + Ve2/2g + HB = Zs + Ps/γ + Vs2/2g + h
siendo:
Ze y Zs = las cotas de las secciones de entrada y salida (o energía de posi-
ción de la unidad de peso), en m.
Pe/γ y Ps/γ = las presiones a la entrada y la salida medidas en metros de
columna de agua (o energía potencial de presión de la unidad
de peso).
Ve2/2g y Vs2/2g = la energía cinética de la unidad de peso a la entrada y a la salida
(medida en m). Ve y Vs son las velocidades medias del agua en las
secciones de entrada y salida (en m/s) y g la aceleración de la gra-
vedad (9,8 m/s2).
h = las pérdidas de carga en la tubería entre las secciones de entrada y
salida, que se desprecian según indica el problema.
420 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
0,35
Vs = 1,98 m/s
π (0,15/2)2
La bomba que debe instalarse tiene que tener pues un NPSHr menor que este
NPSHd para que no haya peligro de cavitación.
Ejemplo 8.2
Se dispone de la tubería principal enterrada OABCD de la figura 8.E.2, que ali-
menta simultáneamente a 4 subunidades de riego iguales (Subunidades I, II, III y IV)
por las que se deriva un caudal Q = 60 m3/h igual en cada una de ellas (por los puntos
A, B, C y D), con unas necesidades mínimas de presión en cada uno de estos puntos de:
PA/γ = PB/γ = PC/γ= PD/γ = 40 m.c.a.
Todas las tuberías son de PVC de 6 atm (para simplificar y poder utilizar el ábaco
correspondiente), con las longitudes que se indican en la figura 8.E.2, y se han dimen-
sionado con los siguientes diámetros buscando que la velocidad media en la sección
esté en torno a 1,5 m/s, por estimarla como la más económica:
BOMBAS HIDRÁULICAS 421
Sub. IV
Q
100 m
Sub. III D
Q 300 m
Ha = 3,5 m Sub. I Sub. II
100 m
(2) Q Q C +5 %
O (0) 200 m 200 m 200 m B2
300 m
Dp B1 (0)
B Bomba auxiliar para el segundo supuesto
B. principal A
TRAMO
OA AB BC CD
PVC 6 atm (mm) . . . . . . . . . . . . 225 200 180 125
V (m/s) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1,82 1,8 1,5 1,5
La tubería está alimentada por una bomba principal B1 conectada a un depósito Dp,
con el nivel del agua a 2 m por encima de la misma. Se supone además que las pérdidas
de carga en la aspiración son ha = 2 m y que las pérdidas singulares son el 15 % de las
continuas.
Se pide
A) En el supuesto de que sólo exista la bomba principal B1:
A.1) Calcular la energía específica HB que debe aportar la bomba a la instala-
ción y calcular la potencia consumida por el motor, seleccionando una
bomba del tipo A1 de la figura 8.E.3.
A.2) Dibujar la línea de energía perfectamente acotada.
B) En el supuesto de instalar dos bombas en serie, la B1 que garantice la presión ne-
cesaria hasta la derivación B y la B2, situada detrás de esta derivación, que garan-
tice la presión necesaria en D:
B.1) Calcular la energía específica HB1 y HB2 que debe aportar cada bomba y la
potencia consumida por cada uno de los motores, seleccionando para la B1
una bomba del tipo A1 y para la B2 otra del tipo A2 de la figura 8.E.3.
B.2) Dibujar la nueva línea de energía perfectamente acotada.
B.3) ¿Cuánto costaría bombear 1 m3 de agua con cada una de las soluciones si el
coste energético fuera de 0,072 €/kWh?
Resolución
A.1) La energía específica HBI que debe aportar la bomba será:
HB = Hg + ha + hi = Hg + ha + 1,15 hri
422 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Hm kW
5 kW absorbidos por el motor 5
Hm bsorbidos por el m kW 170 120
kW a
Al
Al
Altura manométrica total en metros
tu
tu
120 2 20 140 4 2
ra
Altura manométrica total en metros
4
ra 60
m
m
110 1 10 130
an
an
1 40
om
om
100 0 120
ét
20
ét
ric
ric
90 3
a
a
110 0
to
to
3
ta
ta
80 % 100
l
l
70 II 70 90
m otor I-V
×η
60 2 60 80 %
50 ba 50 2 IV-
m Rendimiento % 70 ot or
bo ηm V 70
Rendimiento %
40 η 40 a× II-I
60
mb II
=
1 60
bo
ηΣ
30 30 50 η
= 50
20 20 40 1 ηΣ
40
10 10 30 30
0 1 2 20 20
Caudal m3/minuto 10 10
0 1 2 3 4 5
Caudal m3/minuto
Tipo A2 Tipo A1
siendo:
Hg = desnivel geométrico.
ha = pérdidas de carga en la aspiración.
hi = pérdidas de carga en la impulsión.
hri = pérdidas de carga por rozamiento en la impulsión, siendo las pérdidas sin-
gulares un 15 % de las continuas.
Hg se corresponde con la diferencia de cota entre el depósito inferior Dp y la que
tendría el nivel del agua en un depósito situado en el extremo de la impulsión.
Como en el punto D debe haber una presión PD/γ = 40 m, se tendrá:
Hg = PD/γ + ZD – ZDP = 40 + 700 · 0,05 – 2 = 73 m
Para calcular las pérdidas de carga en la impulsión utilizaremos el ábaco de tu-
bería de PVC del anexo B, habiendo supuesto la simplificación de que todas
sean de 6 atm, resultado unas pérdidas de carga unitarias J de:
TRAMO
OA AB BC CD
3
Q (m /h) 240 . . . . . . . . . . . . . . 180 120 60 0
J100 (m/100 m) . . . . . . . . . . . . . 1,2 1,8 1 1,6
BOMBAS HIDRÁULICAS 423
2,76 m
5,52 m
5,75 m
7,36 m
96,39 m Supuesto
40 m
2,76 m D
5,52 m
40 m C
B1 B2
A B
Ejemplo 8.3
A) Una bomba B impulsa cierto caudal de agua a una altura geométrica de 35 m a tra-
vés de una tubería AB (fig. 8.E.5) de fibrocemento de diámetro 500 mm y 737,5 m
de longitud en las que se estima el factor de fricción f = 0,02 para las condiciones
medias en que va a trabajar y se desprecian las pérdidas de carga en la tubería de
aspiración y las pérdidas singulares.
BOMBAS HIDRÁULICAS 425
Se pide:
1. Punto de funcionamiento de la bomba P1 (H1 y Q1), así como el rendimiento de
la bomba en ese punto y la potencia absorbida por la bomba expresada en kW.
2. Determinar de la anterior potencia, el porcentaje que representa la potencia
utilizada en vencer el desnivel geométrico (Nru) y el porcentaje utilizado para
pérdidas globales (en la transformación de energía mecánica en energía hi-
dráulica ηb y en pérdidas de carga en las tuberías).
B) Si en un momento dado se desea reducir el caudal a la mitad mediante la válvula
de compuerta existente a la salida de la bomba, se pide:
3. Nuevo punto de funcionamiento de la bomba P2 (H2 y Q2), rendimiento de la
bomba ηb en ese punto y potencia absorbida en kW, así como porcentaje de
potencia utilizado para superar el desnivel geométrico (Nru) y porcentaje uti-
lizado en superar las pérdidas globales.
4. Determinar la pérdida de carga generada al cerrar la válvula y hacer un es-
quema de las curvas características de la bomba y de la conducción cuando la
válvula está abierta y cuando está parcialmente cerrada para conseguir la mi-
tad de caudal, señalando el punto de funcionamiento.
C) Si la reducción del caudal a la mitad se pretende realizar disminuyendo el número
de revoluciones de la bomba, se pide:
5. Nuevo punto de funcionamiento de la bomba P3 (Q3 y H3), número de revo-
luciones nuevo de la bomba y potencia absorbida en kW, así como porcentaje
de potencia útil (Nru) y de pérdidas globales.
6. Dibujar la situación generada por la disminución del número de revoluciones
de la bomba en el esquema del apartado 4), señalando el punto de funciona-
miento.
Hg = 35 mm
D = 500 mm
L = 737,5 m
A
B1
(f = 0,02)
Nota aclaratoria:
• Si se llama α = n/n0 al cociente entre el nuevo número de revoluciones buscado
(n) y el primitivo (n0 = 1.450 rev./min), las curvas características de la bomba a
velocidad n0 que obedecen a las ecuaciones genéricas:
H = A + BQ + CQ2 y η = DQ + EQ2
D E 2
se transforman en H = Aα2 + BαQ + CQ2 y η = Q + Q para el nuevo
número de revoluciones n. α α 2
Solución
Una recomendación general antes de abordar la resolución del problema es que:
siempre que se trabaje con puntos de funcionamiento de instalaciones es muy útil ir ha-
ciendo un esquema gráfico de seguimiento del problema, lo que facilitará su resolución.
Puesto que el desnivel geométrico entre ambos depósitos es Hg = 35 m, la ecuación
de la curva característica de la conducción (C.C.C.) será:
H = Hg + KQ2 = Hg + 0,0826 f (L/D5) Q2 =
35 + 0,0826 · 0,02 (737,5/0,55) Q2 = 35 + 39 Q2
El punto de funcionamiento de la instalación para estas condiciones de trabajo será
el de intersección de la C.C.C. y la curva característica de la bomba (CCB). Se trata
pues de resolver el sistema de ecuaciones:
H = 35 + 39 Q2 [15]
2
H = 55 + 75 Q – 150 Q [16]
Igualando ambas ecuaciones se tendrá:
35 + 39 Q2 = 55 + 75 Q – 150 Q2 ; 189 Q2 – 75 Q – 20 = 0
75 ± 兹7
苶5苶2苶+
苶苶4苶·苶18苶9苶苶·苶20苶
Qp1 = = 0,58 m3/s = 580 l/s
2 · 189
sustituyendo en [15] se tendrá Hp1 = 35 + 39 · 0,582 = 48,12 m, quedando definido el
punto P1 de la figura 8.E.6.
El rendimiento de la bomba y la potencia absorbida en la P1 será:
ηb = 3,2 · 0,58 – 3,3 · 0,582 = 0,746
H(m) P2
64,13
55 P1 C.C. Conducción
48,12
38,15 P3
35
C.C.B.
n0 = 1.450 r.p.m.
n = 1.137,6 r.p.m.
0,58 Q (m3/s)
B
que pasar por el punto P2, y que para Q = 0 es H = 35. Así se puede despejar el
valor de K:
64,13 = 35 + K 0,292 ; luego, K = 346,37
La nueva curva característica de la conducción será pues:
H = 35 + 346,37 Q2
4. La pérdida de carga generada por la válvula podemos obtenerla calculando la pér-
dida de carga en la conducción con la válvula abierta (deducida de la C.C.C. pri-
mitiva) y restándola de la pérdida de carga en la conducción con la válvula parcial-
mente cerrada.
La pérdida de carga en la conducción para Q = 0,29 m3/s con la válvula abierta será:
hT = H – 35 = 39 Q2 = 39 · 0,292 = 3,3 m
La pérdida de carga en la conducción con la válvula parcialmente cerrada será:
Hp2 – Hg = 64,13 – 35 = 29,13 m
Luego la pérdida de carga en la válvula será:
hv = 29,13 – 3,3 = 25,83 m.
5. Si la reducción de caudal a la mitad se realiza variando el número de revoluciones de
la bomba, podemos llamar α = n/n0, siendo n el valor buscado y n0 = 1.450 rev/min
según se indica en el planteamiento del problema.
Al cambiar el número de revoluciones de la bomba cambia su curva caracterís-
tica pero no así la C.C.C. Entrando en ésta con Qp3 = 0,29 m3/s se deducirá
Hp3 = 35 + 39 · 0,292 = 38,3 m, que definen el nuevo punto de funcionamiento
buscado.
El nuevo valor de n tiene que ser tal que la curva característica de la bomba
pase por P3. Como la curva característica buscada en función de la primitiva es
H = 55α2 + 75αQ – 150 Q2, se tendrá que sustituyendo Hp3 y Qp3 en la ecuación
anterior puede despejarse α:
38,3 = 55 α2 + 75 α 0,29 – 150 · 0,292 ; 55 α2 + 21,75 α – 50,91 = 0
–21,75 ± 兹2
苶1苶,7
苶5苶2苶+苶苶4苶·苶55苶苶·苶50苶,9
苶1苶
α = = 0,784
2 · 55
luego, n = α n0 = 0,784 · 1450 = 1.137,6 rev/min.
El rendimiento de la bomba para estas condiciones de trabajo será:
3,3 3,2
ηb = 0,29 – 0,292 = 0,746
0,784 0,7842
y la potencia absorbida será:
1.000 · 0,29 · 38,3
N = 0,00981 = 146,0 kW
0,746
BOMBAS HIDRÁULICAS 429
Ejemplo 8.4
Para elevar un caudal de 30 l/s a una altura geométrica de 28 m se han instalado dos
bombas iguales en paralelo cuyas curvas características son:
H = 57 – 5,88 10–2 Q2
ηb = 0,105 Q – 3,83 10–3 Q2
midiéndose H en (m) y Q en (l/s).
Si se hacen funcionar las bombas ya instaladas con las válvulas de compuerta com-
pletamente abiertas, se ha observado que se eleva un caudal de 36 l/s.
Teniendo en cuenta que el problema se resolverá analíticamente y no gráficamente,
se pide:
1. Hacer un esquema con la curva característica (Q-H) de cada bomba, del conjun-
to en paralelo y de la conducción, indicando el punto de funcionamiento (P1).
430 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
(28 m)
(0)
B
B
Solución
1. Como se sabe, la curva característica del conjunto de bombas en paralelo se ob-
tiene sumando, para cada valor de H, los valores de Q que dan cada una de las
bombas.
El punto de funcionamiento de la instalación P1 (QP1, HP1) será la intersección de
la curva característica de la conducción con la del conjunto de bombas. En este
caso nos indican que QP1 = 36 l/s.
El punto de funcionamiento de cada bomba se obtiene como intersección de la ho-
rizontal trazada por HP1 con la curva característica de cada bomba (P1B) y, en este
caso, al ser las dos bombas iguales, será QP1B = QP1/2.
Si H = a + b Q + c Q2 y η = d Q + e Q2 son las curvas características de cada una
de las bombas, las curvas características de las dos bombas en paralelo serán:
H = a + b (Q/2) + c (Q/2)2 y η = d (Q/2) + e (Q/2)2
siendo ahora Q el caudal total del conjunto de bombas.
2. La ecuación de la curva característica de la conducción será H = 28 + K Q2.
BOMBAS HIDRÁULICAS 431
H (m)
P2B P2
43,7 C.C. Conducción
S P1B P1
37,9
34,9 P3
28
P3B
CC1B
(D1) CC2B
(D0) (D1) (D0)
15 18 30 36 Q (l/s)
tado (D1) podemos buscar el punto homólogo o semejante al P3B con rodete de
diámetro D0 (punto S en la figura 8.E.8) que, según se ha indicado antes (apartado
8.18), estará en la recta que pasa por el origen y por el punto P3B. La ecuación de
esta recta será:
H = (HP3B/QP3B) Q = (34,91/15) Q = 2,33 Q
Como el punto homólogo del P3B pertenece también a la curva característica de la
bomba con rodete de diámetro D0, se podrá obtener como intersección de ambas,
resolviendo el sistema de ecuaciones:
H = 2,33 Q
H = 57 – 5,88 · 10–2 Q2
2,33 Q = 57 – 5,88 · 10–2 Q2 ⇒ Q = 17,09 l/s
y sustituyendo en la primera: H = 2,33 · 17,09 = 39,82 m.
La relación entre diámetros puede obtenerse teniendo en cuenta que:
冢 冣 ⇒ = 冪莦
= 冪莦
QP3B HP3B D1 2 D1 HP3B 34,91
== = 0,936
QS HS Q0 D H 039,82 S
lo que nos indica que debemos recortar el rodete de manera que el nuevo diámetro
D1 = 0,936 D0.
Ejemplo 8.5
Se dispone de una impulsión de agua desde el depósito D1 al C, elevado 40 m res-
pecto al primero, por medio de una tubería uniforme ABC, de longitud L, y una bomba
B1 cuya curva característica Q-H es: H = 80 – 147,93 Q2, con H en (m) y Q en (m3/s).
En estas condiciones la bomba eleva un caudal de 0,425 m3/s.
Se desea ampliar esta instalación con un nuevo depósito D y una nueva tubería BD,
cuya curva característica es del tipo H = Hg + 73,8 Q2, añadiendo para ello otra bomba
igual que la anterior, instalando ambas bombas en paralelo.
Si la longitud del tramo AB = 1/3 L y BC = 2/3 L, y se desprecian las pérdidas de
carga en la aspiración así como las singulares, se pide:
1. Determinar el punto de funcionamiento inicial (antes de la ampliación) de la
bomba B1 en la tubería ABC, así como la ecuación de la curva característica de
la conducción (H = Hg + K Q2).
2. Representar sobre el esquema:
• La línea de energía de la tubería.
• La curva característica de la conducción.
3. Teniendo en cuenta las longitudes de los tramos AB = 1/3 L y BC = 2/3 L, y
que, al ser la tubería uniforme, las pérdidas de carga serán proporcionales a
L (h = J L = m’ Q2), determinar la ecuación de las curvas características de las
conducciones en serie AB y BC (la suma de estas dos conducciones en serie es
precisamente la conducción ABC) y dibujarlas para realizar una resolución grá-
fica del problema.
434 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
(40)
C
(12,69)
Resolución
1. Como se conoce el caudal bombeado, entrando en la curva característica (C.C.) de
la bomba puede determinarse la energía en el punto de funcionamiento.
H = 80 – 147,93 · 0,4252 = 53,28 m
luego el punto de funcionamiento P1 será: Q = 0,425 m3/s y H = 53,28 m.
La curva característica de la conducción ABC debe pasar por ese punto, por lo
tanto se debe cumplir:
53,28 = 40 + K 0,4252
de donde se deduce que K = 73,52, y, por tanto, la curva característica de la con-
ducción será:
HABC = Hg + h = 40 + 73,52 Q2
2. En la figura 8.E.10 aparece la resolución gráfica del problema.
3. Como la pérdida de carga en la tubería ABC será h = 73,52 Q2, en los tramos AB y
BC serán respectivamente 1/3 h y 2/3 h, luego las curvas características de estas
conducciones serán:
HAB = 0 + (73,52 Q2)/3 = 24,51 Q2
HBC = 40 + (73,52 Q2) 2/3 = 40 + 49,02 Q2
Cumpliéndose por tanto que HABC = HAB + HBC para cualquier caudal, como co-
rresponde a dos tuberías en serie. La representación gráfica de estas tuberías puede
verse en la figura 8.E.10.
4. Puesto que la cota del depósito D es 12,69 m, la curva característica de la tubería
BD, considerando los datos del problema será:
HBD = 12,69 + 73,8 Q2
BOMBAS HIDRÁULICAS 435
H (m)
90
80 BC
70 BD
ABC AB + (BC + BD )
60 P1 P2
53,28 BC + BD
50
Pd
40 Pc Ps1 AB
C
30
20
C.C. de 2 bombas B1
10 Ps2
C.C. de una bomba B1
A
B 0,1 0,2 0,3 0,4 0,5 0,6 0,7 0,8 0,9 1,0 1,1 1,2 Q (m3/s)
Como se sabe, para obtener la curva característica de dos tuberías en paralelo, para
una misma H se suman los caudales. La curva característica de dos tuberías en se-
rie se obtiene sumando las H para un mismo valor de Q.
Utilizando este procedimiento se ha construido la curva característica de las tube-
rías BC + BD en paralelo (ver figura 8.E.10) y después se ha sumado en serie con
la tubería AB.
De la misma forma, la curva característica de las dos bombas en paralelo se ha ob-
tenido sumando los caudales de cada bomba (Q) para cada valor de (H). En este
caso, como son dos bombas iguales, a cada H le corresponde 2 Q.
La ecuación de esta curva característica de las dos bombas en paralelo será:
H = 80 – 147,93 (Q/2)2
Trazando una vertical por QP2 pueden obtenerse las pérdidas de carga en la tubería
AB (hAB = 15,2 m) (punto PS2 en la figura 8.E.10) y la energía en el punto B
(HB = 41,4 m) (punto PS1 en la figura 8.E.10), comprobándose que se cumple que
HB + hAB = HP2.
Conocida la energía en B puede deducirse el caudal que pasa por las tuberías BC y
BD simplemente trazando una horizontal por ese valor de HB = 41,4 m y obte-
436 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
8.22. BIBLIOGRAFÍA
Patricio Planells
Fernando Ortega
José M.a Tarjuelo
9.1. INTRODUCCIÓN
Cada vez más se tiende a dimensionar las instalaciones de riego colectivo, para que
trabajen a la demanda, al menos fuera del periodo punta, por lo que supone de ahorro
de agua y de comodidad de manejo. Con un nivel de automatización no muy elevado se
puede realizar la apertura y cierre de las válvulas de cada uno de los sectores o subuni-
dades de riego desde un ordenador central, o desde unidades autónomas de campo que
controlan las válvulas hidráulicas de un mismo propietario o de una agrupación.
Esta forma de riego permite la libre disponibilidad del agua por el agricultor en
condiciones de presión y caudal adecuadas, y contribuye a conseguir un uso más efi-
ciente de la misma. Así, cada agricultor puede programar sus riegos de acuerdo con las
necesidades concretas de sus cultivos, según el estado fenológico en que se encuentren,
y de la tecnología disponible.
A pesar de las claras ventajas del riego a la demanda, el dimensionamiento de la
instalación para que sea capaz de cubrir las necesidades de riego en periodo punta con
escasas posibilidades de fallo en el suministro puede encarecer el coste de la instala-
ción. Por eso muchas veces se plantean variantes que conducen a un riego a turnos (o
demanda restringida) durante los meses punta de consumo de agua (normalmente julio
y agosto), y riego a la demanda en el resto de la campaña. Un hecho que puede justifi-
car ese tipo de decisiones es que los encargados de la vigilancia y mantenimiento de las
instalaciones pueden llevar el control del riego que evite la concentración de la super-
ficie a regar en un momento dado en determinados puntos de la red. Así por ejemplo,
pueden ordenarse adecuadamente las demandas de los agricultores evitando que se
superen límites en la superficie máxima a regar en un momento dado por grandes sec-
tores estratégicamente distribuidos en el conjunto de la red de riego. De esta forma,
aunque se pierde en parte la libertad de elegir el momento de riego por el agricultor, se
conseguiría una distribución más uniforme de los caudales en toda la red.
El diseño de una red colectiva de riego a presión a la demanda puede decirse que
tiene seis fases: a) localización de las tomas en las parcelas buscando el trazado óptimo
que minimice el coste total de la red; b) calculo del caudal o dotación de las tomas se-
438 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
A) Según su topología (cómo están conectadas las tuberías entre sí): a) ramifica-
das; b) malladas, y c) mixtas.
En las ramificadas, los caudales de línea se calculan a partir de los caudales de de-
manda en nudos, partiendo de los nudos más alejados y continuando aguas arriba, hasta
la cabecera, verificándose en cada nudo la ecuación de continuidad si se trata de riego
a turnos pero no si es a la demanda.
Si la red tuviera más de un punto de alimentación pasa a considerarse como ma-
llada al no poder determinar con la ecuación de continuidad únicamente la proporción
de caudal correspondiente a cada punto de alimentación.
En redes malladas, para calcular los caudales de línea se deben considerar las ecua-
ciones de continuidad en los nudos junto con las de equilibrio de las mallas.
En redes ramificadas, de diseño y regulación más simple, el agua sólo puede seguir
un camino para llegar a cada nudo. En las malladas las posibilidades son múltiples, lo
que origina mayor seguridad de suministro, no produciéndose estancamiento de agua,
pero son de mayor coste.
B) Según el sistema de inyección y regulación.
a) Depósito elevado a suficiente cota. Con depósito de cabecera (de regulación
y/o almacenamiento), y con posibles depósitos de compensación (de cabecera
y/o de cola).
b) Inyección directa mediante grupos de bombeo, de velocidad fija o variable, y
con o sin depósitos de cola.
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN 439
El cálculo de los caudales de diseño por línea asociados a una determinada garantía
de suministro (o calidad de funcionamiento) en una red colectiva de riego a la demanda
puede considerarse que tiene dos fases: por una parte el cálculo de la dotación de las to-
mas y por otra el propio cálculo de los caudales por línea.
La determinación de la dotación o caudal de suministro a las tomas implica una se-
rie de consideraciones e hipótesis. El primer paso es calcular el caudal ficticio continuo
(q) de la alternativa de cultivos adoptada para la zona regable. Este es el caudal que ha-
bría que derivar de forma continua y permanente para satisfacer las necesidades brutas
de la alternativa de cultivos (ya sean máximas o con un cierto déficit hídrico justificado
económicamente) durante el periodo punta. Su cálculo se realizará pues como:
q = Nr 10.000/(24 · 3.600) = 0,116 Nr [1]
siendo: q = el caudal ficticio continuo (l s–1 ha–1); Nr = las necesidades brutas de riego
de la alternativa de cultivo en periodo punta (l m–2 día–1); 10.000 (m2/ha); 24 (h/día), y
3.600 (s/h).
En realidad, las instalaciones de riego colectivo sólo van a estar funcionando un
cierto número de horas al día (normalmente 16 a 18 h), que es lo que se denomina Jor-
nada Efectiva de Riego (JER). Llamaremos rendimiento de la red a r = JER/24. El cau-
dal ficticio continuo que consideraremos en adelante será pues qr = q/r.
El método de riego a utilizar en la parcela condiciona el caudal que es preciso deri-
var a ésta para su correcto funcionamiento. Un aspecto importante en este sentido es
440 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
que todas las parcelas deben dividirse en un número entero de sectores o subunidades
de riego (Ns) en función de su tamaño.
El caudal de suministro o dotación de agua a la parcela (qd) puede calcularse fácil-
mente con solo establecer la igualdad entre el volumen de suministro y el volumen de
necesidades, resultando:
qd tr Ns = qr JER Ir S [2]
Y por tanto:
JER Ir
qd = qr S = qr GL · S = Qri GL [3]
tr Ns
qd qd
GL = = [4]
qr S Qri
JER Ir
GL = [5]
tr Ns
1
p= y Qri = p qd [6]
GL
donde: qd = dotación de la toma (l/s); JER = jornada efectiva de riego (h/día); qr = cau-
dal ficticio continuo durante la JER (l s–1 ha–1); Qri = caudal de la toma referido a la
JER (l/s); Ir = intervalo entre riegos (día); tr = tiempo de riego de un sector o subunidad
de riego en una parcela (h); Ns = número de subunidades de riego por parcela; S = su-
perficie de la parcela (ha); GL = grado de libertad asignado a la toma; p = probabilidad
de funcionamiento de la toma.
La ecuación [4] pone de manifiesto que el GL representa la relación entre el caudal
real derivado a la parcela y el que debería derivarse de formar permanente y continua
durante la JER. Es pues un indicador del exceso de caudal aportado a la parcela para re-
ducir su tiempo de riego.
En realidad, la dotación (qd) no depende de la JER, ya que de [3] se tendrá:
q JER Ir 24 Ir
qd = S=q S [7]
JER tr Ns tr Ns
24
pero se ha preferido mantener qr en todo el planteamiento para destacar que el manejo
del riego está siempre ligado a la JER. Tanto es así que el GL lo hemos referido a la
JER y no a 24 h como en los planteamientos clásicos, por entender que de esta manera
está más adaptado a las condiciones reales de funcionamiento de la red.
Antes de poder utilizar válvulas hidráulicas con pilotos limitadores de caudal que per-
miten una regulación casi continua, se establecían unos intervalos de superficie a los cua-
les se asignaba el mismo valor de qd. De la ecuación [4] se deduce que si a parcelas de
distinta superficie se les da el mismo caudal (qd), se les está asignando diferente GL, con
diferente tiempo de riego por subunidad [ecuación 5].
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN 441
donde: Ns máx = número máximo de subunidades que pueden regarse dentro del inter-
valo entre riegos (entero); dl = días libres de riego dentro del intervalo entre riegos Ir;
y del resto de factores ya se ha indicado su significado. El cociente (JER/tr) repre-
senta el número de posiciones de riego al día, por lo que tiene que ser un número en-
tero. La diferencia (Ir – dl) puede ser un número entero o una fracción del número de
posiciones de riego al día. Así, si se hacen 3 posiciones de riego al día y el intervalo
entre riegos es Ir = 5 días, la diferencia (Ir – dl) puede ser 4 1/3, es decir, el quinto día
solo se hace una posición de riego (por ejemplo la nocturna) y se dejan libres dl = 2/3
de día.
El número de sectores o subunidades de riego en que se divide una parcela es un
factor importante a determinar. Este debe fijarse teniendo en cuenta consideraciones ta-
les como:
• Que el tamaño del sector no supere un cierto límite, tratando de minimizar el
coste de inversión y funcionamiento (presión) según el sistema de riego emple-
ado y el tipo de parcelación existente, procurando que sea homogéneo en toda la
zona regable.
• Cuanto mayor sea el nivel de automatización proyectado, menor puede ser el
tamaño del sector. En este sentido, para automatizar el riego de los diferentes
sectores atendidos desde una misma toma suele instalarse una automatización
adicional, con pequeños programadores de campo (alimentados por pilas, ba-
terías con pequeños paneles solares) que realizan la apertura y cierre de las
válvulas hidráulicas que controlan los distintos sectores o subunidades de
riego.
La selección del número de sectores o subunidades de riego por parcela debe
hacerse fundamentalmente en función del tamaño de las parcelas, tratando de mini-
mizar el coste de inversión y funcionamiento (presión) de la subunidad resultante,
según el sistema de riego empleado y del tipo de parcelación existente en la zona
regable.
Para la selección del número de subunidades por parcela se pueden seguir diferentes
criterios. En la figura 9.1 se representa por ejemplo el resultado que se obtendría al ha-
cer que la dotación se mantenga dentro de un límite superior de 25 l/s y otro inferior de
12 l/s en una zona regable por aspersión donde se fije una Pms = 6 mm/h. En la tabla 9.3
del ejemplo de aplicación se muestran los intervalos de superficie resultantes y el nú-
mero de sectores para cada intervalo. Esta opción puede resultar muy interesante para
poder utilizar un número muy reducido de tamaños de válvula hidráulica en toda la zona
regable (entre 2’’ y 4’’).
Para la selección del número de subunidades por parcela se pueden seguir diferen-
tes criterios. A título de ejemplo se plantean los tres siguientes:
a) Fijar unos intervalos de superficie según el tipo de parcelación existente en
la zona regable, manteniendo constante la Pms y el tr en cada intervalo. En
la figura 9.1 se representan los resultados que se obtendrían para el caso de
los intervalos de superficie de la tabla 9.1, imponiendo la condición de no
superar la dotación de 25 l/s y mantener el mismo número de subunidades
dentro de cada intervalo para que conserven a su vez el mismo GL. En la
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN 443
35,00
30,00
Ns=1
25,00 Ns=2
Dotación (l/s)
Ns=3
20,00 Ns=4
15,00 Ns=5
Ns=6
10,00 Ns=7
Ns=8
5,00
Ns=9
0,00 Ns=10
12,00
10,50
0,00
1,50
3,00
4,50
6,00
7,50
FIGURA 9.1. Variación de la dotación de la toma en una parcela para unos intervalos de superficie
prefijados y número de subunidades resultante con la condición de mantener constante una
Pms = 6 mm/h y no superar una dotación de 25 l/s, con dos opciones: a) mantener Ns constante dentro
del intervalo de superficie, y b) utilizar dos Ns diferentes en el intervalo de 3 a 6 ha.
35,00
30,00 Ns=1
25,00 Ns=2
Ns=3
Dotación (l/s)
20,00 Ns=4
15,00 Ns=5
Ns=6
10,00 Ns=7
5,00 Ns=8
Ns=9
0,00 Ns=10
12,00
10,50
0,00
1,50
3,00
4,50
6,00
7,50
9,00
Superficie (ha)
FIGURA 9.2. Variación de la dotación de la toma en una parcela para unos límites de dotación
prefijados (en 12 y 25 l/s) y número de subunidades resultante con la condición
de mantener constante una Pms = 6 mm/h.
riego de la toma para satisfacer las necesidades diarias del cultivo (td) y la duración de
la JER (p = td/JER). De la ecuación [2] se deduce que td = (tr · Ns)/Ir, y teniendo en
cuenta la ecuación [5] se tendrá que p = 1/GL. De esta manera (fig. 9.3) Q = m + Us re-
presenta el límite superior del intervalo de confianza cuyo coeficiente de confianza
viene dado por el parámetro CF (calidad de funcionamiento o garantía de suministro),
y donde los valores de U son los percentiles de la función de distribución normal aso-
ciados a los coeficientes CF (tabla 9.2).
CF . . . . 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 99,5
U . . . . . 1,28 1,34 1,41 1,48 1,56 1,65 1,75 1,88 2,05 2,33 2,58
F de densidad
CF
μ Q=μ+ U
Q = n qd p + U 兹p
苶苶(1苶苶–苶p)苶n苶苶qd2苶 [15]
Esta ecuación se ha venido generalizando para el caso de n tomas de distinto tipo,
adoptando la expresión:
兹苶冱苶p苶苶(1苶苶–苶p苶)苶q苶
n
2
Q = Qr + U i i di [16]
i=1
donde: Qr el caudal continuo por una línea que tiene aguas abajo n tomas de distinto
tipo, cada una de ellas con dotación di , por lo que será:
n n n
Qr = 冱 Qri = 冱 pi qdi = p 冱 qdi [17]
i=1 i=1 i=1
兹苶冱苶苶q苶
n n
Q = p 冱 qdi + U 兹p
苶苶(1苶苶–苶p)苶 2
di [18]
i=1 i=1
El caudal total Qt, con todas las tomas abiertas a la vez, sería:
n
Qt = 冱 qdi [19]
i=1
Seleccionaremos una alternativa de cultivos, entre las posibles para una zona a la
que le pondremos la restricción de no superar un consumo medio anual de 6.000 m3/ha.
La alternativa de cultivos podría ser la de las tablas 9.3 y 9.4.
De esta alternativa de cultivos obtenemos unas necesidades netas de riego
medias anuales de Nna = 478,2 mm (tabla 9.4) y unas necesidades brutas de
Nba = 5.977,4 m3 ha–1 año–1, donde se ha supuesto una eficiencia Ea = 0,8.
Fijando un intervalo entre riegos Ir = 6 días, perfectamente válido para las con-
diciones de la zona, resultan una dosis neta de riego Dn = 6 · 4,73 = 28,38 mm, y
bruta Db = 28,38/0,8 = 35,5 mm, con lo que las necesidades brutas de riego serán
Nr = 35,5/6 = 5,9 l m–2 día–1.
Para poder realizar 3 posiciones de riego al día, con una JER = 18 h/día, deberían
hacerse posturas de riego de tr = 6 h. La pluviosidad media del sistema en este caso
sería: Pms = 35,5/6 ≈ 6 mm/h. A partir de este dato puede fijarse el caudal del aspersor
según el marco de riego, pudiendo coexistir diferentes marcos de riego en la misma
zona regable, pero garantizando en todas las parcelas la misma pluviosidad. Las boqui-
llas del aspersor deben entonces elegirse para descargar el caudal correspondiente se-
gún el marco de riego, teniendo en cuenta que la presión de trabajo debe ser la misma
en todos los aspersores (en torno a 350 kPa adecuada para varios marcos).
Según la distribución de la propiedad en la zona regable se fijarán los intervalos de
superficie, con el mismo esquema de manejo. Un ejemplo para la zona regable del Sa-
lobral en Albacete se muestra en el histograma de frecuencias de la figura 9.4. En una
primera opción se ha adoptado la distribución de superficies de la tabla 9.5, que corres-
ponde a la solución mostrada en la figura 9.1. En ella se ha buscado: a) una dotación en
las tomas creciente con el tamaño de las parcelas; b) un tamaño de subunidad adecuado
al sistema de riego (entre 0,5 y 1,8 ha en este caso), y c) mantener constante el número
de subunidades dentro de cada intervalo de superficie. Las dotaciones (qd), así como
los valores de GL y p correspondientes a la superficie media dentro de cada intervalo
para este caso se recogen en la tabla 9.5. La dotación real que se ha de dar a cada toma
será la que se deduzca de la ecuación [8] según la superficie realmente abastecida.
40 36,4
30
Parcelas (%)
30
18,7
20
11,2
10 3,7
0
0-1 1-3 3-6 6-10 10-15
Superficie (ha)
FIGURA 9.4. Distribución de superficies de parcela en la zona regable del Salobral (Albacete).
TABLA 9.5. Resultados del cálculo de la dotación en los diferentes tipos de tomas
De los resultados obtenidos (tabla 9.5) cabe destacar que si se fijara la misma dota-
ción para todos los tamaños de parcela dentro del mismo intervalo, como se ha reali-
zado en muchos proyectos de riego en el pasado, se estarían asignando diferentes GL y
tr a cada parcela. Por ejemplo, a una parcela de 1 ha le correspondería una toma tipo B,
con una dotación de 16,66 l/s. El tamaño de cada uno de los dos sectores o subunidades
sería de 0,5 ha. De la ecuación [4] se tendría:
qd 16,66
GL = = = 18,3
qr S 0 ,68
·1
18/24
y de la ecuación [5] se tendría:
JER Ir 18 · 6
tr = = ≈ 3,0 h
GL Ns 18,3 · 1
Para una parcela de 2,9 ha se tendría un GL = 6,3 y un tr = 8,6 h.
En la última columna de la tabla 9.5 se indica un supuesto de número de tomas de
diferentes tipos aguas abajo de la línea de la red de riego cuyo caudal de diseño se
quiere calcular, para una calidad de funcionamiento CF = 99% (lo que implica un valor
de U = 2,33). Utilizando las dotaciones correspondientes a la superficie media del in-
tervalo (para poder hacer el cálculo manualmente), resultaría:
n n
Qr = 冱 Ni Qri = 冱 Ni pi qdi = 154,84 l/s
i=1 i=1
兹苶苶苶苶苶苶苶苶苶苶苶
n
Q = Qr + U = p (1 – p) 冱 Ni q2di = 154,84 + 2,33 兹0苶,2
苶3苶苶(1苶苶–苶0,2
苶3苶)苶1苶2苶.4
苶2苶4苶 = 264,1 l/s
i=1
TABLA 9.6. Resultados del cálculo de la dotación en los diferentes tipos de tomas
para la segunda opción
Para esta opción resulta un tamaño de subunidad entre 0,5 y 1,5 ha. Para el mismo
supuesto de número de tomas aguas debajo de la línea en cuestión los resultados serían
ahora:
Qr = 161,45 l/s; p = 0,25; Qt = 640,5 l/s; Q = 264,8 l/s y CS = 0,41
Está claro pues que si se quiere mantener el GL y el tr constante dentro de cada uno
de los intervalos de superficie en que se han agrupado las diferentes parcelas de la zona
regable, lo que parece la solución más razonable desde el punto de vista de manejo de
la zona regable, es necesario utilizar en cada una de las tomas válvulas hidráulicas
equipadas con pilotos de control que tengan la capacidad de regulación continua del
caudal derivado.
res de caudal limitado por toma. Con este planteamiento, los agricultores pueden aplicar
cómodamente las recomendaciones de Servicios de Asesoramiento de Riego (SAR),
como el existente en estos momentos en Castilla-La Mancha (http://crea.uclm.es), que
proporciona, entre otra información, el consumo diario de los principales cultivos de las
principales zonas de regadío de la región con periodicidad semanal.
1 V2 1
J = f = 0,0826 f Q2
D 2g D5
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN 453
CT
Coste
CI
CE
FIGURA 9.5. Esquema de la evolución del diámetro de tubería del coste energético (CE),
de inversión (CI) y del coste total (CT)
454 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
(*)
Unidad Docente de Mecánica de Fluidos 1992. E.T.S.I. Industriales de la U.P. de Valencia.
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN 455
9.5.2.1.1. Hipótesis
a) Se conocerá la función de coste de las tuberías. Se comienza utilizando la corres-
pondiente al timbraje más frecuente, pudiendo mejorarse en una segunda fase
con la introducción de otros timbejes después del primer dimensionamiento:
C (€/m) = A Da
b) Se fijan los valores límite de velocidad entre Vmín ≈ 0,5 m/s y Vmáx ≈ 3 m/s.
c) Se definen las ecuaciones de pérdidas de carga por rozamiento (hr) a utilizar
según el tipo de material de las tuberías:
Qm 8 Q2
hr = M L = f L
Db π g
2
D5
Para el caso de las fórmulas empíricas puede utilizarse:
• Para tubería de acero (Hazen Wiliams):
10,62 Q1,85
hr = L con Q (m3/s); L (m), y D (m)
1301,85 D4,87
• Para tubería de PVC o Poliéster reforzado con fibra de vidrio (Veronesse Datei):
Q1,8
hr = 0,00092 L con Q (m3/s); L (m), y D (m)
D4,8
Q1,8
hr = 0,365 L con Q (l/h); L (m), y D (mm)
D4,8
• Para tubería de PE (Blasius):
Q1,75
hr = 0,0008 L con Q (m3/s); L (m), y D (m)
D4,75
Q1,75
hr = 0,464 L con Q (l/h); L (m), y D (mm)
D4,75
Las pérdidas de carga totales serán la suma de las pérdidas por rozamiento y las
singulares (hs). Estas últimas suelen estimarse como porcentaje de las continuas
(a0 = 1,1 o 1,2) o incrementando la longitud de la tubería en una longitud equivalente
(Le), resultando:
ht = hr + hs = a0 hr = (8/π2 g) (1 + Le) f L Q2/D5
456 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
9.5.2.1.2. Procedimiento
1. Buscar la serie más desfavorable
Será aquella que necesite mayor presión en cabecera para cumplir las restricciones
de presión en los nudos de servicio, conocidos los caudales y longitudes de todas las tu-
berías, así como las cotas de los nudos.
Para buscar la serie más desfavorable (trayecto crítico) puede realizarse un predi-
mensionado suponiendo V = 1 m/s en todas las tuberías, en cuyo caso puede utilizarse,
para tubería de PVC:
J = 5,15 · 10–4 Q–0,6 [con Q (m3/s), y D (m)]
El nudo que requiera mayor presión en el origen con ese predimensionado será el
numosmas desfavorable (NMD). La serie mas desfavorable (SMD) será la que une el
NMD con el origen de la red.
Pmáx
= 1,2 Hc + Z1 – Zmín
γ
siendo Hc = P1/γ la presión en el origen; Pnmd/g y Znmd la presión y cota en el
nudo más desfavorable, y hi la pérdida de carga en cada una de las k tuberías de
la serie más desfavorable, Zmín Pmáx/γ la cota mínima y la presión máxima en la
serie más desfavorable (fig. 9.6), lo que permitirá tener una idea del timbraje a
elegir.
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN 457
P1/γ
Pmax/γ
Hc
Pnmd/γ
Z1 Znmd
Zmin
M
Di = 冢 1
冤 冥
ma m m
Δh k b
冱 j lj
b+a b+a b+a
L Q Qli = K Qli [23]
j=1
1 1
冤冱 冥
2a 2
冢 冣
5 k 5
0,0826 f 5+a 5+a
o bien, Di = Lj Qlj Qli [24]
Δh j=1
siendo k en número de líneas que hay entre la línea a dimensionar (i) y el ex-
458 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Supone que una línea está formada por varios tramos de diámetros comerciales (D1,
D2, D3, D4).
Las variables de decisión son ahora las longitudes de cada diámetro y la altura de
bombeo Hb.
El planteamiento, dependiendo de que se trate del caso de cota piezométrica en ca-
berera conocida o no, será:
3 4
2) 冱 冱 Jij Lij ≤ Δh = H0 – Pmín k ∀k seleccionado
i ∈Sk j=1
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN 459
Qm
Siendo: K1 = 9,81 na pe igual que antes.
ηg
Las restricciones son ahora:
4
1) 冱 Lij = Li ∀i
j=1
3 4
2) Hb + Z0 – Zk – 冱 冱 Jij Lij ≥ Pmín k ∀k seleccionado
i ∈Sk j=1
La curva de consigna la red de riego viene definida por una serie de puntos en el
plano Hc-Qc (altura piezométrica-caudal) del nudo de cabecera, que hace que los nudos
de la red ramificada de tuberías se mantengan dentro de unos límites de altura piezo-
métrica (Hmín, Hmáx).
Los posibles puntos de funcionamiento de la red se encuentran entre la curva de
consigna más desfavorable (Hmáx) y la más favorable (Hmín) (fig. 9.7).
Para determinar las alturas piezométricas máxima y mínima correspondientes a un
cierto caudal de cabecera, a la dotación de cada una de las tomas de la red (di) se mul-
tiplica por un coeficiente ai, que puede tomar los valores de 0 ó 1 dependiendo de que
la toma esté cerrada o abierta, respectivamente, en un momento determinado, obte-
niéndose así el caudal real de cada toma (qi) para cada una de las condiciones de fun-
cionamiento supuestas como:
462 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
H
Bomba
Hmax
Hmin
Q1 Q2 Qtotal
FIGURA 9.7. Esquema de la curva Q-H de la bomba y las curvas de consigna máxima y mínima.
qi = ai di [25]
Asignando a cada línea el mismo número de identificación que al nudo aguas abajo
de la misma, el caudal que circula por la línea i (Qi) será la suma de los caudales de las
tomas a los que abastece la línea i:
3
Qi = 冱 qi [26]
i ∈Ci
冢 冱 aj dj冣
2
Hi = Han – ri [28]
i ∈Ci
冢 冣
Pi
Mín = 0 [30]
γ
siendo: Zg = cota geométrica del hidrante; Pt/γ = presión de tarado de la válvula
reductora, de acuerdo con la presión mínima necesaria en la toma, que podría
ser distinta para cada toma dependiendo del tamaño y forma de la parcela que
abastece y del tipo de emisor utilizado (aspersor o gotero si, por ejemplo, en la
misma red existen ambos métodos de riego en diferentes parcelas).
c) De los coeficientes ai.
d) Del caudal de cabecera Qc:
n
Qc = 冱 ai di f Qp [31]
i=1
Qtotal
Q2 Qmax
Hmax
Q1 Caudal de diseño Qd
Bomba
Hmin Curva
H
Tiempo
JER
FIGURA 9.8. Curvas de demanda máxima y mínima y curvas aleatorias de demanda diaria.
De forma semejante se plantea la obtención del mínimo de Hc, con las mismas res-
tricciones que antes, a excepción de la d), pues para encontrar convergencia en el pro-
ceso de cálculo debe ser ahora Qc v Qp.
El método permite también la posibilidad de fijar nudos de caudal constante que no
intervengan en el proceso de optimización, así como la anulación de tomas por no exis-
tir riego en la parcela.
Las curvas de consigna máxima y mínima en el plano Hc-Qc, son las envolventes de
los posibles puntos de funcionamiento de la red de riego. Si se quisiera garantizar pre-
sión suficiente en las tomas en todos los casos posibles, la estación de bombeo debería
dimensionarse para seguir la curva de consigna máxima.
Para tratar de conocer, en cada momento del día, el caudal en cabecera de una red
de riego a la demanda, base para el dimensionamiento de la estación de bombeo, se
puede realizar una generación aleatoria de tomas en funcionamiento. El conjunto de to-
mas abiertas en cada instante dará lugar a una distribución de caudales en la red, gene-
rando un caudal y altura piezométrica en cabecera, lo que constituye la curva aleatoria
qd
tr
ti tf
Tiempo
(intervalo) JER
de demanda diaria (CADD) (fig. 9.8). La envolvente de estas curvas permite estimar el
caudal máximo en cabecera (Qmáx).
Para estimar la evolución de la demanda diaria de caudal en la red se parte del vo-
lumen de agua que es necesario repartir según las necesidades de riego de los cultivos.
Como datos, se conocerán además la dotación de las tomas de la red (qd), el tiempo de
riego de cada parcela (tr), el intervalo entre riegos y la duración de la Jornada Efectiva
de Riego (JER). Para la obtención de las CADD, se divide la JER en intervalos de
tiempo pequeños (por ejemplo, 15 minutos) para discretizar el proceso, y se simula una
distribución de tomas abiertas de forma aleatoria, con la condición de suministrar en
todos los casos el mismo volumen de agua repartido al día y caudal medio (cociente en-
tre el volumen diario y la JER).
En el proceso, se supone que el inicio del tiempo de riego de cada una de las parce-
las (tri) se puede efectuar aleatoriamente en un tiempo comprendido entre el inicio de la
JER y la JER menos el tri. Sumando, para cada uno de los intervalos, los caudales de las
tomas en funcionamiento en ese momento (Σqd), se obtiene el caudal demandado en ca-
becera de forma casi continua. Como se conocerá en cada intervalo las parcelas en
riego y su situación, podrá determinarse la altura piezométrica necesaria en cabecera
(fig. 9.9).
De cada día se tendrán tantos datos de caudal en cabecera como intervalos en que
se ha dividido la JER. Generando numerosas curvas aleatorias como la indicada, se ten-
drá una gran base de datos de caudales en cabecera, que podrá suponerse que siguen
una distribución normal. Con estos datos se podrá calcular el diseño en cabecera (Qd)
para una determinada garantía de suministro o calidad de funcionamiento (CF) apli-
cando la metodología de Clement:
Qd = μ + Uσ
Caudal
Qmedium
Pequeño Gran
intervalo intervalo
Tiempo de riego
Intervalos diarios
(Clement)
FIGURA 9.10. Efecto del tamaño del intervalo sobre el caudal de diseño en cabecera.
466 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Porcentaje
b c
1
0 Caudal
Qinical QClem Qmax Qt
La energía neta consumida por la red para cada una de las CADD durante la JER
puede calcularse al conocer el caudal en cabecera y poder calcular la altura piezomé-
trica asociada, según las tomas abiertas en cada momento. La suma de las energías con-
sumidas en cada intervalo de la JER será la energía neta (energía hidráulica) consumida
al día. Suponiendo que estos datos de energía en cada intervalo siguen una distribución
normal, al igual que ocurre con los caudales, podría calcularse la media y desviación tí-
pica de la distribución.
A) Primera fase:
• Elegir, de entre las bombas existentes en el mercado, distintas soluciones
posibles para cumplir las condiciones Q-H necesarias en la red.
• Para cada tipo de bomba, buscar la combinación del número de bombas de ve-
locidad fija y variable que consigue un rendimiento máximo de la estación de
bombeo para el conjunto de caudales en que puede trabajar la EB. Para ello
puede utilizarse SOLVER (incluido en EXCEL). El procedimiento consiste en:
a) Tomar como datos de partida un conjunto de valores discretos de Q y H
representativos del intervalo de caudales en que puede funcionar la EB
(por ejemplo 15 o 20). En principio, estos valores se supondrán de
igual probabilidad de ocurrencia. Si se dispone de información de valo-
res más probables, podrían ponderarse ciertos valores, y calcular des-
pués una media proporcional al determinar el rendimiento medio.
b) Para cada tipo de bomba, a partir de sus curvas características, se deter-
mina el número de bombas de velocidad fija y variable necesario para
satisfacer cada valor de Q-H, y se calcula el rendimiento de la estación
de bombeo en cada caso. En las bombas de velocidad variable, además
del rendimiento de la bomba y del motor (variable este último entre
0,90 y 0,93 para potencias entre 20 y 150 kW), hay que considerar el
rendimiento del variador (entre 0,95 y 0,97 según la potencia y número
de revoluciones).
c) Utilizando SOLVER, seleccionar el número de bombas de velocidad fija y
variable que hacen máximo el rendimiento de la estación de bombeo para
el conjunto de caudales en que puede trabajar la EB. El proceso es:
– Utilizar como variables cambiantes del proceso de optimización el
número de bombas de velocidad fija y variable, así como el número
de revoluciones relativo de las bombas de velocidad variable.
– Introducir las restricciones de coherencia necesarias.
– Plantear como función objetivo alcanzar el máximo rendimiento me-
dio de la estación de bombeo (o mínimo consumo de potencia me-
dia) para el conjunto de caudales en que puede trabajar la EB. Este
rendimiento será la media aritmética (o la media proporcional en
caso de haber caudales más probables) de los rendimientos corres-
pondientes a los valores Q-H en que se ha dividido el intervalo de
funcionamiento de las bombas (15 o 20 en el ejemplo que se des-
arrollará después).
B) Segunda fase. Cálculo de los costes anuales totales para cada tipo de bomba.
El procedimiento consiste en:
• Calcular el consumo de energía neta diaria a partir de las CADD como se ha
comentado en el apartado anterior, y deducir el consumo de energía neta
anual según las necesidades de los cultivos durante la campaña de riegos.
• Calcular el consumo de energía bruta anual dividiendo la energía neta por el
rendimiento óptimo medio para el intervalo de caudales en que puede fun-
cionar la EB.
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN 469
En el supuesto general de una estación de bombeo compuesta por nBV bombas igua-
les de velocidad variable y regulación compartida (todas las bombas giran a la misma
velocidad), la altura manométrica suministrada (H, en m) y el rendimiento de la bomba
(h), en función del caudal (Q, en m3/s), vienen dados por:
E
H = C α2 – Q2 [33]
n 2BV
G F
η= Q+ Q2 [34]
nBV α n2BV α2
siendo: C, E, F, G = coeficientes de la bomba (obtenidos mediante análisis de regresión
a partir de las curvas características dadas por el fabricante); α = número de revolu-
ciones relativo de la bomba (α = Nb/N0) en un momento dado; N0 = número de revo-
luciones nominal de la bomba; Nb = número de revoluciones de la bomba en un mo-
mento dado.
Si la estación de bombeo se compone de nB bombas iguales asociadas en paralelo,
de las cuales nBV son bombas de velocidad variable y regulación compartida y nBF son
de velocidad fija, la potencia absorbida por la estación de bombeo (Pabs en kW) viene
dada por:
9,81 QBV H 9,81 QBF H
Pabs = + [35]
G F G F
QBV + Q2 QBF + 2 Q2BF
nBV α n 2BV α2 BV nBF n BF
siendo: QBV el caudal total de las bombas de velocidad variable y QBF el caudal total de
las bombas de velocidad fija.
El caudal total de la estación de bombeo será pues: QC = QBV + QBF.
Una vez dimensionada la estación de bombeo, su regulación mediante un autómata
programable puede realizarse de múltiples formas:
a) Con solo un sensor de presión en cabecera (regulación manométrica). Normal-
470 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Planta
H-I 16 de
H-J 15
16
15 bombeo
H-M 17
22 14
21 H-H
H-L H-K
18
22 17 14 13 13
21 20 19 18 12 H-G
23
19 Caseta
H-F 11 12
H-O 20 11
H-E
de
H-N 10 bombeo
8 9
10 8 1
9 8
H-P
7 H-D
H-Q
30
H-R 1
29 29 7
28 2 2
3
28 27 H-T H-S 23 6
25 H-A
26
26 24 6
3 4
27 24
H-V H-B
25 4
30 H-U
5
H-C
H-Y
31 31
Nudo . . . . . . . . . . . 1 2 3 4 5 6 7
Cota (m) . . . . . . . . 220 215 214 213 214 217 217,5
Superf. (ha) . . . . . . 0,00 5,04 0,00 8,64 5,91 0,00 4,38
Dotación(l/s) . . . . . 16,80 0,00 28,80 19,70 0,00 14,60
Nudo . . . . . . . . . . . 8 9 10 11 12 13 14
Cota (m) . . . . . . . . 219 216 220 221 221,5 222 223
Superf. (ha) . . . . . . 0,00 8,37 5,16 3,84 3,93 2,55 0,00
Dotación(l/s) . . . . . 0,00 27,90 17,20 12,80 13,10 8,50 0,00
Nudo . . . . . . . . . . . 15 16 17 18 19 20 21
Cota (m) . . . . . . . . 222,5 223,5 224 219 218,5 217 217,5
Superf. (ha) . . . . . . 0,00 4,92 2,58 5,49 8,07 5,22 0,00
Dotación(l/s) . . . . . 0,00 16,40 8,60 18,30 26,90 17,40 0,00
Nudo . . . . . . . . . . . 22 23 24 25 26 27 28
Cota (m) . . . . . . . . 216,5 215,5 216 216,5 217 216 215
Superf. (ha) . . . . . . 7,02 5,82 4,98 5,40 5,22 4,47 0,00
Dotación(l/s) . . . . . 23,40 19,40 16,60 18,00 17,40 14,90 0,00
Nudo . . . . . . . . . . . 29 30 31 32 33 34
Cota (m) . . . . . . . . 214 213 212 213 211 210,5
Superf. (ha) . . . . . . 1,89 0,33 0,00 5,70 5,76 7,02
Dotación(l/s) . . . . . 6,30 1,10 0,00 19,00 19,20 23,40
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN 471
Tubería
12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22
Diámetro (mm) 300 300 250 140 110 250 200 125 180 140 125
Longitud (m) 75 84 125 45 72 87 135 101 103 89 108
r (s2/m5) 35,7 40,3 186 1.612,8 1.499 105,7 678,8 6.228,3 955,3 3.030 6.560
Tubería
23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33
Diámetro (mm) 250 125 200 110 180 90 40 180 125 180 140
Longitud (m) 228 110 40 117 84 114 125 205 35 89 76
r (s2/m5) 270 6.753 198 13.750 736 39.840 2.586.094 1.819,55 2.132 825,8 2.587
de mantener unos caudales medios semejantes en todos los meses. A los nudos que no
son de servicio se les ha asignado dotación cero.
Para el mes más desfavorable (Julio), con unas necesidades de 4,2 lm–2 · día–1 (lo
que supone tener que repartir 5360 m3/día), se ha fijado una JER de 18 horas, una plu-
Probabilidad
0,021
3
0,018
0,015
0,012 1
0,009
2
0,006
0,003
0,000
10 30 50 70 90 110 130 150 170 190 210 230 250
Caudal (l/s)
FIGURA 9.13. Funciones de densidad de probabilidad.
300 6000
250 5000
200 4000
Volumen (m3)
Caudal (l/s)
150 3000
100 2000
50 1000
0 0
1 5 9 13 17 21 25 29 33 37 41 45 49 53 57 61 65 69
Intervalo (1/4 horas)
FIGURA 9.14. Ejemplo de una curva aleatoria de demanda durante el mes de julio y ala envolvente
de caudales máximos, así como el volumen de agua repartido durante el día.
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN 473
viosidad media del sistema de 1,2 lm–2 · h–1 (6 goteros × 4 l/h, dividido entre 5 × 4 m2),
obteniendo un caudal medio de 82,7 litros/s (5.360.000/18 × 3.600).
Las longitudes de las tuberías y sus diámetros obtenidos mediante el método de
programación lineal de dimensionado económico con el programa DIOPRAM para el
caudal de diseño por línea calculado con la ecuación [16] en el periodo punta son los
que vienen recogidos en la tabla 9.8, donde se han incluido además los coeficientes de
resistencia de las tuberías calculados por la ecuación [27].
Dividiendo la JER en intervalos de 15 minutos, y generando 4.000 CADD, éstas
1,0
0,8
Porcentaje (%)
0,6
0,4
QClement
Qdiseño
0,2
Qmax
0,0
1,0 110 120 130 140 150 160 170 180 190 200 210 220 230 240 250 260 270 280 290 300
Caudal (l/s)
FIGURA 9.15. Función distribución de caudales.
tienen un caudal medio de 82,7 l/s y una desviación típica de 45,8 l/s (curva 2 de la
fig. 9.13), resultando un caudal de diseño en cabecera de 189,2 l/s para una CF = 99%
y un U = 2,33 (Qd = μ + Uσ). Es conveniente que el tiempo de riego sea múltiplo del
68
Curva de demanda mínima
63 Curva de demanda máxima
58
53
Altura (m)
48
43
38
33
28
0 50 100 150 200 250 300 350 400 450
Caudal (l/s)
FIGURA 9.16. Curvas de consigna máxima, mínima y con reparto proporcional del caudal de cabecera
(Qd) en todas las líneas (proporción entre Qd/Qtotal).
474 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
tiempo elegido en los intervalos para que no haya desajuste en el volumen de riego re-
partido al día. La envolvente de estas curvas da un caudal máximo de 256 l/s, según se
muestra en la figura 9.14, donde también se representa la evolución del caudal y el vo-
lumen de agua repartido durante el día de una de las curvas de demanda. El caudal total
en la red, con todas las tomas abiertas, es 425,7 l/s.
Dividiendo la JER en intervalos de 2 horas, para el mismo caudal medio (82,7 l/s),
la desviación típica es 42,67, y se obtiene un caudal en cabecera 181,7 l/s para U =
2,33. Con intervalos de 3,5 horas (igual al tiempo medio de riego en la zona) para el
mismo caudal medio de 82,7 l/s, la desviación típica es 35,4, y el caudal en cabecera
de165,1 l/s para U = 2,33 (curva 1 de la fig. 9.13).
Curvas características QH
160
140 A
120 B
C
100
Altura (m)
D
80
III
60
IV
40
II
20
I
0
0 20 40 60 80
Caudal (l/s)
FIGURA 9.17. Curvas características Q-H del conjunto de bombas seleccionadas.
Curvas de rendimiento
90
80
Rendimiento (%)
B
70
60 C
50 D
IV
40
30 II
20 I
III
10
0
0 20 40 60 80 100 120 140
Caudal (l/s)
FIGURA 9.18. Curvas características caudal rendimiento de la bomba (Q-h) para el conjunto
de bombas seleccionadas.
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN 475
Este tipo de análisis también puede hacerse con los caudales máximos de cada una
de las CADD generadas. Para el caso de dividir la JER en intervalos de 15 min, se ob-
tiene un caudal medio de 172,5 l/s, una desviación típica de 19,2 y un caudal en cabe-
cera de 218 l/s (curva 3 en la fig. 9.13 ).
Con estas curvas aleatorias de demanda generadas se puede estudiar la fiabilidad de
la estación de bombeo, y calcular la función distribución de aciertos, que contiene el
porcentaje de curvas cuyo caudal máximo no supera un determinado caudal de diseño
(Qd) fijado previamente en cabecera. Para el caso de dividir la JER en intervalos de
15 min, la función distribución resultante se muestra en la figura 9.15, donde se ha
marcado además el caudal máximo de 256 l/s, el caudal de diseño (218 l/s) y el caudal
de Clement (166 l/s). La figura 9.15 pone de manifiesto la escasa fiabilidad obtenida
con el caudal de Clement.
Las curvas de consigna máxima (Hmáx), mínima (Hmín), resultantes de aplicar la me-
todología indicada, se muestran en la figura 9.16. La curva de consigna máxima se
aproxima en este caso a la recta H = 25,84 + 0,081 Q.
700 50,0
45,0
600
40,0
Energía diaria (kW/h)
500 35,0
400 30,0
25,0
300 20,0
200 15,0
10,0
100
5,0
0 0,0
Septiembre
Noviembre
Diciembre
Febrero
Octubre
Agosto
Marzo
Abril
Junio
Julio
Mayo
Enero
26.000
24.000
22.000
Coste total anual (€)
20.000
1 var
2 var
18.000
3 var
16.000 4 var
5 var
14.000
12.000
10.000
B C D III I IV II
Tipo de bomba
FIGURA 9.20. Evolución del coste total anual para los distintos tipos de bombas con la opción de que
todas sean iguales y se permita distinto número máximo de variadores de velocidad.
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN 477
las I y II.
Para buscar la solución óptima, de mínimo coste total, se ha realizado lo indicado
en la metodología antes comentada. En el intervalo de caudal 0-218 l/s se han elegido
17 valores de caudal uniformemente distribuidos. Para la determinación, de la combi-
18.000
16.000
14.000
y = –1,9915x2 + 376,24x – 953,03
12.000 R2 = 0,9957
y = –1,7991x2 + 337,17x – 1368,5
Precio (€)
10.000 R2 = 0,9558
8.000
6.000
4.000
2.000
0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Potencia (kW)
Variadores de velocidad Bombas
nación de bombas de velocidad fija y variable con máximo rendimiento para el con-
junto de los 17 caudales, se ha utilizado SOLVER, en cada tipo de bomba. Los resulta-
dos indican que son necesarias 6 bombas tipo B, 5 bombas tipo C y D, 4 bombas tipo
III, 2 tipo I y 3 tipo IV y II, no habiendo considerado la tipo A por necesitar 8 bombas
al ser tan pequeñas.
Para el cálculo del consumo de energía se ha considerado que la red se maneja du-
rante la campaña de riegos para satisfacer las necesidades de riego (Nr) y volumen de
riego al día (Vd) indicadas en la tabla 9.9. En ella se ha incluido también la energía neta
diaria, mensual y anual. La energía media diaria se ha calculado como la media de la
distribución de consumo energético del conjunto de CADD generadas. Para simplificar
el cálculo, se ha asignado a los caudales en cabecera la altura piezométrica correspon-
diente a la curva de consigna máxima, en lugar de calcularla en base a la distribución
de tomas abiertas en cada una de la 4.000 CADD generadas.
La media y desviación típica de la distribución del consumo de energía resultante
puede verse en la figura 9.19.
En la figura 9.20 se muestra la evolución del coste total según el número máximo
de variadores y tipo de bomba. Para simplificar, se ha considerado que todas las bom-
bas son iguales, situación que tiene el interés de poder intercambiar las bombas conec-
tadas al variador, evitando el mayor desgaste de aquella que esté siempre conectada al
variador. El coste total se ha calculado como suma del coste de la bomba, del motor y
478 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
0,70
0,68
0,66
Rendimiento (decimal)
0,64
0,62 1 var
0,60 2 var
0,58 3 var
0,56 4 var
5 var
0,54
0,52
0,50
B C D III I IV II
Tipo de bomba
FIGURA 9.22. Rendimiento optimo de la estación de bombeo para diferente número máximo
de variadores, según el tipo de bomba.
del variador, más el coste energético asociado a cada caso. Este último se ha calculado
dividiendo la energía neta anual de la tabla 9.9 por el rendimiento óptimo medio para
cada tipo de bomba y número máximo de variadores posible, obtenido aplicando la me-
todología antes indicada. En las bombas de velocidad fija se ha tenido en cuenta el
coste del arrancador electrónico necesario para un funcionamiento similar al arranque
con variador. Los costes de bombas y variadores considerados se muestran en la figura
9.21, habiendo utilizado valores medios de mercado.
Como puede verse en la figura 9.20, la solución más barata suele ser utilizar una
o dos bombas de velocidad variable y el resto de velocidad fija, siendo la mejor
combinación para este caso utilizar las bombas más pequeñas (tipo B y C), aunque
se necesite mayor número de éstas para cubrir las necesidades de la estación de
bombeo. Esta solución tiene un menor riesgo en caso de avería de una de las bom-
bas y un menor coste de las bombas de reserva activa, necesarias en todas las esta-
ciones de bombeo.
En la figura 9.22 se han representado los rendimientos máximos obtenidos en la es-
tación de bombeo para cada tipo de bomba, con distinto número de variadores.
Analizando las figuras 9.20 y 9.22 pueden verse conclusiones como:
• En el análisis no se ha introducido la bomba tipo A al ser demasiado pequeña, no
resultando una solución económicamente aceptable.
• Utilizar bombas con curvas Q-H más planas (bombas tipo I y III), no produce di-
ferencias importantes, ni en el coste total anual ni en el rendimiento.
• Utilizar bombas grandes, con curvas Q-h con un amplio rango de caudales de
buen rendimiento, como es el caso de la bomba tipo I, no resulta una opción cara
al reducirse el número de bombas necesarias (dos en nuestro caso). No obstante,
la estación de bombeo con reducido número de bombas presenta mayores posibi-
lidades de fallo de suministro en caso de averías, siendo además más caras las
bombas de reserva activa necesarias.
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN 479
200
180
160
140 1BV-D+7BF-A
Potencia (kW)
120 1BV-D+3BF-B
100 1BV-D+2BF-D
80 TBV-B
60 Pot. neta
40
20
0
0 50 100 150 200 250
Caudal (l/s)
Como se indicó en el apartado 4, una posible optimización del trazado puede con-
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN 481
tricción de continuidad del número de tomas en los nudos, y dejando como variable
cambiante el número de tomas en las líneas. El proceso asigna un número de tomas
muy próximo a cero en algunas de las líneas, y una vez eliminadas éstas se obtiene la
red ramificada de menor coste.
El modelo de optimización planteado utiliza el método de la serie económica para
el dimensionado de las tuberías, por las que se supone que circulan los caudales de di-
seño de Clément, llegando a obtener la red ramificada cuyo trazado y dimensionado da
lugar a un coste mínimo.
El proceso parte de conocer el coste de las tuberías en función del diámetro:
Ct = A Da [36]
y calcula la anualidad de la inversión necesaria en tuberías:
T
CT = 冱 α Li A Di
a
[37]
i=1
冤 冥
2a 2 2
冢 冣
5 k 5
0,0826 f 5+a 5+a a+5
Di =
Δh
冱 Lj Qlj Qli = K Qi [38]
j=1
冢 冣
4 Qc 5
continuidad aplicada a la línea de cabecera Di = , se obtiene:
vπ
1 a+1
冢 冣
4 2 2 (a+5)
K= Qc [39]
vπ
Los caudales de diseño de cada línea (Qi) pueden calcularse por la fórmula de Clé-
ment (Clément y Galand, 1979), utilizando la probabilidad media (p) del conjunto de
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN 483
冪莦莦莦莦莦
k k
Qi = p 冱 qdj + U 兹p
苶苶(1苶苶–苶p)苶 冱 q2dj [40]
j=1 j=1
siendo: p=
冪莦莦莦
k k
Qi = p k 冱 苶苶(1苶苶–苶p)苶 兹k苶
+ U 兹p 冱 [41]
j=1 j=1
冪冱莦莦莦 la media
k k
En la ecuación [41], 冱 representa la media aritmética y
j=1 j=1
cuadrática.
Ya que los valores de ambas suelen estar muy próximos, para simplificar los cálcu-
los puede suponerse que la media cuadrática es igual a la media aritmética.
En realidad, con las simplificaciones planteadas, los caudales de diseño de cada lí-
nea (Qi) pueden calcularse por la primera fórmula de Clement, utilizando la probabili-
dad (p) del conjunto de k tomas iguales aguas abajo de la línea en cuestión, resultando:
Qj = p k qd + U 兹p
苶苶(1苶苶–苶p)苶k苶q苶苶d2 [42]
Sustituyendo [42] en [38] se obtiene el diámetro de las líneas:
2
Di = K 冢p k qd + U 兹p
苶苶(1苶苶–苶p)苶k苶苶苶冣
a+5
qd2 [43]
y sustituyendo Di en [37] se obtiene la función objetivo a minimizar.
Como restricción se impone la continuidad de tomas en los nudos:
Σ ne = Σ ns [44]
16 (223,5)
37
15
(224) 17
16 15
38 (222,5)
39 14 36
(216,5) 22 17 13
19)
(218,5) 18 18 (2 14
21 (223) 13
19 (222) 12
20
11 12 (221,5)
21 (221) 11
(217,5) 19 40
10 35
22 (215,5) 41 Caseta de
23 20 (217) 42
9 8 (219)
8 9 (216) bombeo
43 10 (220) 7 1 (220)
44 7 (217,5)
45
1
(213) 30 29 29 (214) 46 34
28
6
27 25 2
(215) 28 24 (216) 5 3 (214)
26 23
2 (215)
47 (217)
26 6 (217)
24
3
30
(216) 27 25 (216,5)
31 (213) 4
(213) 32 32
31 49 4
(212)
48 5 (214)
33 (211)
(210,5) 34
33
16 (223,5)
(224) 17 15
16 15
(222,5)
14
(216,5) 22 13
19)
(218,5) 18 (2 14
21 13
20 19 (223) (222) 12
11 12 (221,5)
21 40 (221) 11
(217,5) 10
22 (215,5) 41 Caseta de
23 20 (217)
9 8 (219)
8 bombeo
9 (216)
10 (220) 7 1 (220)
44 7 (217,5)
1
(213) 30 29 29 (214)
28
6
27 25 2
(215) 28 24 (216) 23 5 3 (214)
26 2 (215)
(217) 26 6 (217)
24
3
30
(216) 27 25 (216,5)
31 (213) 4
(213) 32 32 4
31
(212) 5 (214)
33 (211)
(210,5) 34
33
p= = = = 0,194
Además, para simplificar, en todos los casos se ha tomado una calidad de funciona-
miento para el método de Clément, CF = 0 99 %, con lo que U = 2,33.
Teniendo en cuenta que el caudal total, suma de los caudales de las 25 tomas de
parcela indicadas en la tabla 9.7 es de 425,7 l/s, el número de tomas iguales conside-
rado ha sido 425,7/13,3 = 32. También se han estudiado situaciones con 127,7 ó 75 to-
mas iguales, pero al ser mucho mayores que las 25 reales, los caudales de diseño por lí-
486 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
70 H(m)
k = 0,5
65
60
55
50
45
k = 0,6
40
k = 0,7
35
k = 0,8
30 k = 0,9
k=1
25 Q(m3/s)
0 0,05 0,1 0,15 0,2
nea que resultan al aplicar Clément son significativamente menores a los que pueden
considerarse como reales. Los resultados obtenidos con cualquiera de los números de
tomas estudiados conducen a la misma red ramificada óptima (fig. 9.25), solo que cam-
bian los diámetros de tubería necesarios. Esto no es realmente un problema pues el pro-
cedimiento solo pretende conducir al trazado óptimo de la red, pudiendo aplicar des-
pués procedimientos más precisos para realizar el dimensionado óptimo una vez
conocido el trazado.
Considerando diferentes velocidades de cabecera (distintos valores de K), se obtie-
nen los correspondientes diámetros y costes de la red ramificada. También es este caso
se obtiene siempre la misma solución de red ramificada, aunque con distintos diáme-
tros de tuberías y costes.
Para cada dimensionamiento de la red correspondiente a los diferentes valores de K
se determina la curva de consigna máxima (Qc-Hmáx). Esta se corresponde con la con-
centración de caudales en los nudos que conduce a las mayores necesidades de presión
en cabecera para garantizar que todas las tomas tengan una presión superior a 25 m,
que es la mínima establecida.
Las curvas de consigna H = f (Q) resultantes para cada valor de K (fig. 9.26), ajus-
tadas a una ecuación de segundo grado, con Q (m3/s) y H (m) son las siguientes:
K = 0,5 (v = 2,61 m/s) H = 176,19 Q2 +153,4 Q +28,58
K = 0,6 (v = 1,81 m/s) H = 214,94 Q2 +29,73 Q +29,35
K = 0,7 (v = 1,33 m/s) H = 12,43 Q2 +36,77 Q +28,16
K = 0,8 (v = 1,02 m/s) H = 1,455 Q2 +16,44 Q +28,90
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN 487
Pabs. (Kw)
130 k = 0,6
k = 0,7
120 k = 0,8
k = 0,9
110 k=1
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
Q(m3/s)
0 0,03 0,06 0,09 0,12 0,15 0,18 0,21
Coste (€)
24.000
18.000 Total
12.000
Tuberías
Energía
6.000
K
0,5 0,55 0,6 0,65 0,7 0,75
FIGURA 9.28. Variación de los costes anuales de inversión y energía, así como del coste total,
en función del valor de K.
H = 54,2 – 7.588 Q2
η = 47,1 Q – 690,8 Q2
con H en m, Q en m3/s y η como decimal.
Suponiendo la estación de bombeo formada por una bomba con variador de veloci-
dad y el resto a velocidad fija, la potencia eléctrica (P, en kW) absorbida para cada va-
lor de K (fig. 9.27) es la siguiente:
K = 0,6 (v = 1,81 m/s) P = 29,59 Q3 +140,86 Q2 +591,22 Q – 0,39
K = 0,7 (v = 1,33 m/s) P = 28,55 Q3 +135,75 Q2 +569,97 Q + 0,45
K = 0,8 (v = 1,02 m/s) P = 27,78 Q3 +131,57 Q2 +550,84 Q + 0,7
K = 0,9 (v = 0,8 m/s) P = 25,65 Q3 +121,23 Q2 +508,1 Q + 2,2
K = 1 (v = 0,65 m/s) P = 26,9 Q3 +126,31 Q2 +523,2 Q – 0,47
En una primera aproximación, para calcular el coste energético, hemos supuesto un
caudal de cabecera constante, igual al caudal ficticio continuo referido a la jornada
efectiva de riego (JER) correspondiente al mes de consumo punta (Planells et al.,
2001), y hemos manteniendo el mismo caudal en los restantes meses, variando la JER
en cada mes según el volumen de riego a aplicar (Vd). El coste energético mensual y
anual así como el coste resultante de las tuberías se recoge en la tabla 9.10.
Considerando un factor de recuperación del capital a = 0,1, los costes totales en
función de K se representan en la figura 9.28. De ésta se deduce que el coste mínimo es
de 15.686 € (2,61 millones de pta.) para K = 0,66.
REDES COLECTIVAS DE RIEGO A PRESIÓN 489
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490 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Automatización
de las instalaciones de riego
10.1. INTRODUCCIÓN
Variables
Proceso de salida
Controlador Actuador (perturbaciones)
Punto de
referencia
Perturbaciones
Variables
Proceso de salida
+ Controlador Actuador
– (perturbaciones)
Punto de
referencia
Perturbaciones
Sensor
Unidad
de control
Acondicionadores Acondicionadores
Perturbaciones
ACTUADORES
SENSORES
Proceso
(perturbaciones)
10.3.2. Actuadores
Las señales eléctricas producidas en los sensores que deben llegar a la unidad de
control, así como las generadas en ésta última y que deben enviarse a los actuadores,
precisan de un medio adecuado para su transmisión en el que no se pierda la informa-
ción que contienen ya que si ésta se produjera, el sistema no podría funcionar correcta-
mente (medidas erróneas y órdenes de actuación incorrectas).
Un factor fundamental en la transmisión de señales a distancia es precisamente ésta
última entre los elementos a comunicar y que puede variar desde unos pocos metros
hasta cientos de kilómetros. La distancia es, por tanto, un factor primordial que condi-
ciona el medio físico a utilizar para la comunicación. Los principales medios utilizados
con este tipo de señales son: los cables eléctricos de diferente tipo (principalmente co-
axial), las líneas telefónicas disponibles, las ondas electromagnéticas (radio), fibras óp-
ticas, e incluso vía satélite (estos dos últimos raramente utilizados en aplicaciones de
control). La utilización de uno u otro medio depende, además, de las distancias entre
los elementos, de las características del proceso a controlar y la infraestructura exis-
tente y del presupuesto disponible para este fin.
En la transmisión de las señales eléctricas por cualquiera de los medios indicados,
suelen ser necesarias etapas de acondicionamiento eléctrico (amplificación, filtrado,
conversión tensión-corriente, linealización, etc.) que las adapte a la naturaleza, margen
de entrada y, en general, a las características de entrada tanto de la unidad de control
como de los actuadores.
Para proteger los sistemas de control de cualquier contacto accidental con la red de
distribución de energía eléctrica, así como de descargas por distintas tomas de neutros
que estén a diferente potencial, o bien por fallo o accidente en la manipulación de las
conexiones, se recurre al aislamiento galvánico entre las señales que provienen de los
sensores y las que se conectan a la unidad de control. Este tipo de aislamiento, princi-
palmente de tipo óptico, permite la comunicación entre los diferentes elementos del
sistema utilizando dispositivos fotoemisores y fotodetectores (acoplamiento por luz)
pero sin que exista conexión eléctrica entre ellos.
El acondicionamiento de las señales digitales por la naturaleza de estas es, en gene-
ral, más sencillo que el correspondiente de las de tipo analógico.
498 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Los grandes avances en el campo de los microordenadores (PC’s), cada vez más rá-
pidos y fiables y también más baratos, ha permitido su utilización en el control de sis-
temas a pequeña escala a precios competitivos.
La utilización del ordenador en sistemas de control posibilita además tareas de tra-
tamiento de datos y supervisión. En cuanto a la primera, destacar las amplias posibili-
dades que presenta el tratamiento digital de la información (almacenamiento, represen-
tación gráfica, etc.). Respecto a las tareas de supervisión, resaltar que permiten la
comprobación de límites de tolerancia de las variables del proceso y, en su caso, activar
las correspondientes alarmas.
En la figura 10.4 se muestra el diagrama de bloques de un sistema que utiliza el or-
denador.
Siguiendo el esquema propuesto nos encontramos en primer lugar los sensores, en
contacto con las magnitudes del proceso a medir, estos convierten los parámetros físi-
cos (temperatura, humedad, etc.) en señales eléctricas de tensión o corriente, con alta o
baja impedancia de salida, pudiendo producir señales diferenciales de salida con ruido
en modo común, etc.
La señal producida por el sensor debe adaptarse, en su caso, a la naturaleza y mar-
gen de entrada que precisa la tarjeta o placa de «Entrada/Salida» (I/O, Imput/Ouput),
además de poder ser enviada a ésta a grandes distancias. Esta función la realizan los
acondicionadores de señal. Como ya dijimos en algunas aplicaciones es necesario que
exista un aislamiento galvánico entre las señales que provienen de los sensores y las
que se conectan al ordenador (buses).
Debido al espectacular desarrollo y a la utilización generalizada de los ordenadores
tipo PC en sistemas de control y de adquisición de datos, se han desarrollado placas I/O
PLACA I/O
ACONDICIO- ACONDICIO-
NAMIENTO NAMIENTO
PERTURBACIONES
PROCESO
PERTURBACIONES
Algunos actuadores se pueden controlar con señales de tipo digital, en cambio otros
precisan la aplicación de señales analógicas, en cuyo caso es necesario realizar una
conversión D/A (caso dual al de la A/D) entre las salidas del ordenador y la necesaria
para el actuador.
En este caso el usuario define una estrategia general de control para que, en base a
ella, el sistema elabore y ejecute las decisiones en cuanto al momento adecuado para el
riego y la cantidad de agua a aportar. Este tipo de sistemas requieren la comunicación
permanente de los sensores con el controlador (lo que permite conocer cómo se des-
arrolla el proceso) y del controlador con los actuadores (lo que permite tomar la deci-
502 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
sión de riego y ejecutarla en caso necesario). La figura 10.3 muestra los componentes
fundamentales de este tipo de sistemas.
CONTROL
PRINCIPAL
UNIDAD DE
CONTROL
SECUNDARIA
UNIDAD DE UNIDAD DE
CONTROL CONTROL
SECUNDARIA UNIDAD DE SECUNDARIA
CONTROL
PRINCIPAL
UNIDAD DE
UNIDAD DE CONTROL
CONTROL SECUNDARIA
SECUNDARIA
Por último, en los sistemas con unidades en red o en anillo se realiza una distribu-
ción formada también por una UC y varias UCS como en el caso anterior, pero las co-
nexiones son ahora en anillo (quedando todas interconectadas entre sí) (fig. 10.7). Ello
permite que en la práctica cualquiera de las unidades de control actúe como unidad
principal del sistema, lo que posibilita al operador poder realizar acciones de carácter
general o local desde cualquiera de los citados puntos.
504 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
UNIDAD DE
CONTROL
SECUNDARIA
UNIDAD DE UNIDAD DE
CONTROL CONTROL
SECUNDARIA UNIDAD DE SECUNDARIA
CONTROL
PRINCIPAL
UNIDAD DE
UNIDAD DE CONTROL
CONTROL SECUNDARIA
SECUNDARIA
La comunicación entre las unidades de control y las de campo puede realizarse me-
diante:
• Líneas físicas de comunicación en serie o paralelo.
• Línea telefónica, usando comunicaciones en serie.
• Las propias líneas de alimentación.
• Radioenlace.
La elección puede estar condicionada por factores económicos, orográficos o es-
tructurales. Así, por ejemplo, cuando el tendido puede realizarse junto con otras obras
de infraestructura, puede resultar interesante el uso de las líneas físicas. El sistema
tiene entonces una configuración en forma de anillos, donde cada unidad de campo va
unida a la siguiente con dos hilos hasta cerrar el bucle. En este caso se tiende simultá-
neamente el cable de comunicación y el de alimentación eléctrica, a no ser que se utili-
cen paneles solares o grupos no autónomos (baterías, etc.) para la alimentación.
Cuando la unidad de control tenga que conectarse a varios periféricos dispersos po-
dría resultar más económico el enlace por radio, con un alcance de hasta unos 20 km, o
una combinación de enlace radio y líneas físicas. La utilización de la radio puede im-
plicar un incremento considerable del consumo eléctrico por terminal remoto.
Cualquiera que sea el canal de comunicación utilizado, el flujo de información en-
tre la unidad de control y los periféricos se establece en forma de «diálogo», regido por
el principio de «llamada-respuesta» mediante unas reglas preestablecidas que en con-
junto se denominan protocolo de comunicaciones. Éste, además de determinar el mé-
todo y formato de las comunicaciones, estructura los mensajes de manera que su con-
tenido sea interpretado inequívocamente tanto por la unidad de control como por los
periféricos.
Los mensajes de llamada y respuesta están basados en una secuencia de números
binarios donde se puede distinguir:
AUTOMATIZACIÓN DE LAS INSTALACIONES DE RIEGO 505
• Cabecera: esta información suele utilizarse para sincronización y/o para definir
procedencia y destino del mensaje (entre la UC y las UCS o entre las propias UCS).
• Dirección: contiene el código de identificación de la unidad de control a la que va
dirigido. La dirección forma parte también del mensaje de respuesta como ele-
mento de identificación y/o seguridad.
• Instrucción: contiene la acción que el destinatario ha de realizar. En el mensaje
de respuesta, en la zona correspondiente a la instrucción, se suele incorporar un
acuse de recibo de la instrucción en curso.
• Datos: en el mensaje de llamada contiene los datos que necesite la instrucción.
En el mensaje de respuesta la zona de datos contiene la información de estado y/o
medida del órgano direccionado.
• Protección: a todo mensaje de llamada o respuesta se le añade un código de pro-
tección, que es normalmente una función matemática del resto del mensaje, que
permite conocer si ha habido algún error en el proceso de emisión-recepción.
Todos los mensajes son recibidos por todas las unidades de control, pero sólo una
de ellas reconocerá la dirección como propia y, una vez comprobado que el mensaje es
correcto, ejecutará la instrucción ordenada, y enviará una respuesta con el resultado de
ejecutar la instrucción recibida.
Si una llamada no tiene respuesta, o ésta es errónea, se genera una señal de alarma
después de varios intentos.
Una solución para que la deceleración sea menos brusca, consiste en reducir pro-
gresivamente la tensión estatórica desde su valor nominal hasta otro establecido (en
función del motor y del tipo de carga) en el que se produce la desconexión total. Esta
reducción se aplica mediante una rampa decreciente de tensión. Esta opción también la
incorporan los arrancadores electrónicos, por tanto se ampliará la información en el
apartado 10.7.3.
Aunque el motor de jaula de ardilla está diseñado para trabajar a velocidad fija, ésta
se puede modificar cambiando el número de pares de polos y/o modificando la fre-
cuencia de la tensión de alimentación.
Concretamente la ecuación que expresa la velocidad de un motor es:
f · 120
N= –s
p
donde:
N = Velocidad del motor en revoluciones por minuto.
f = Frecuencia de la tensión de alimentación.
p = Número de polos del estátor.
s = Deslizamiento del motor en revoluciones por minuto.
Por tanto, la velocidad del motor se puede modificar, además de por las dos formas
indicadas anteriormente, modificando el deslizamiento.
El cambio del número de polos requiere motores con doble bobinado y la variación
de velocidad se produce entre dos valores únicamente con un salto entre ellos.
El deslizamiento aumenta cuando disminuimos la tensión de alimentación al motor
cuando aumenta la carga. Se produce una reducción de par que es proporcional al cua-
drado de la reducción de la tensión. Esta forma de regulación sólo es aplicable para car-
gas con una característica creciente de par y velocidad. Cualquier variación en la carga
provocará una variación en la velocidad del motor.
Si únicamente se varía la frecuencia de alimentación (por ejemplo, disminuyén-
dola) sin modificar el valor de la tensión se produce una variación de la corriente mag-
netizante (aumentando) que conduce a la saturación magnética del motor. Por ello para
el control de velocidad de motores de inducción, la tensión de alimentación debe ajus-
tarse proporcionalmente a la frecuencia de tal forma que la corriente magnetizante (y
por tanto el flujo) se mantenga constante. A este tipo de regulación se le da el nombre
de relación tensión-frecuencia constante o también control escalar.
El control escalar resulta adecuado cuando las solicitaciones dinámicas del sis-
tema accionado no son elevadas, siendo el funcionamiento en régimen permanente
el principal objetivo buscado. Cuando ese comportamiento dinámico es impor-
tante, se recurre a la utilización de un sistema de control en lazo cerrado en el que
se controla independientemente el par y el flujo del motor, denominándose control
vectorial.
AUTOMATIZACIÓN DE LAS INSTALACIONES DE RIEGO 509
L1 L2 L3
I
CIRCUITO
DE
CONTROL V
T1 T2 T3
Tensión
VN
0,4 VN
t rampa
Tiempo
Tensión
VN
t1
0,4 VN
Tiempo
Kickstart (sí es
seleccionado)
100 %
% tensión
nominal
Par inicial
Velocidad
del motor
Frenado SMB
100 %
Parada inercial
Velocidad
del motor
f) Velocidad lenta con frenado. Esta opción se utiliza en aplicaciones que requie-
ren una velocidad lenta previa para el posicionamiento y alineación y que tam-
bién requieren un control de frenado hasta la parada. La velocidad lenta se
puede ajustar al 7 % (baja) o al 15 % (alta) de la velocidad nominal. La co-
rriente de aceleración a velocidad lenta (activa durante 2 segundos) es ajusta-
ble entre el 50 % y el 400 %, mientras que la corriente en régimen normal lo es
entre el 50 % y el 450 % de la intensidad nominal del motor a plena carga. La
corriente de frenado se puede ajustar entre el 150 % y el 400 %. Con esta fun-
ción, el impulso inicial (Kickstart) no es disponible (fig. 10.14).
El límite de la corriente para velocidad lenta es ajustable entre el 50 % y el
450 % de la intensidad a plena carga.
g) Parada con precisión accu-stop. Esta opción es utilizada en aplicaciones que
requieren una posición de parada controlada. Durante la parada se aplica un
par de frenado al motor hasta que alcanza una velocidad lenta predeterminada
(7 % o 15 % de la velocidad nominal), manteniendo esta velocidad hasta que
se da la orden de paro. En ese instante, el par de frenado se aplica al motor
Parada inercial
100 %
Velocidad Frenado
Frenado
100 %
Velocidad lenta
Velocidad
del motor Frenado
Inercia
Velocidad lenta
100 %
Frenado
Velocidad lenta
Velocidad del motor
Velocidad lenta
Frenado/inercia
FIGURA 10.16. Parada con precisión accu-stop con velocidad lenta en el arranque.
AUTOMATIZACIÓN DE LAS INSTALACIONES DE RIEGO 515
100 %
Avance
15 %
Velocidad lenta
Velocidad
7%
10 %
Velocidad lenta 20 %
Retroceso
FIGURA 10.17. Velocidad lenta predeterminada.
Tensión
VN
0,4 VN
t parada
Tiempo
FIGURA 10.18. Parada suave.
En el caso de motores que funcionen en vacío o con cargas bajas antes de la desco-
nexión, la reducción gradual de la tensión apenas produce disminución de la velocidad,
por lo que esta opción no aporta ventajas apreciables.
La variación de velocidad mediante la variación de la tensión estatórica no permite
una gran relación de velocidad en régimen continuo, y en absoluto con el par nominal
516 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
aplicado permanentemente. Sin embargo, esta solución puede ser de interés, con mu-
chas precauciones, en aquellas aplicaciones en que el régimen de marcha en regulación
de velocidad es transitorio y/o cíclico.
Además de todo lo indicado anteriormente, estos equipos pueden ofrecer otra serie
de prestaciones que en algunas aplicaciones son importantes, desde el punto de vista
económico y tecnológico. Estas prestaciones son la actuación sobre el factor de poten-
cia (mejorándolo) y el aumento del rendimiento cuando el motor acciona cargas bajas.
También incluyen una gran cantidad de vigilancias (falta de fase, fallo de tiristor, so-
brecarga térmica, desequilibrio de fases, subtensión, etc.) que siguen activas después
del arranque del motor lo que permite la supresión de las vigilancias convencionales.
Como es sabido, el factor de potencia en los motores de inducción alimentados a
tensión constante decrece a medida que disminuye la carga mecánica aplicada al eje.
Esto se explica de forma intuitiva teniendo en cuenta que la potencia activa absorbida
de la red es aproximadamente proporcional a la potencia mecánica cedida por el eje,
mientras que la potencia reactiva depende fundamentalmente de la tensión aplicada al
motor. En consecuencia cuando un motor trabaja con carga parcial se puede aumentar
el factor de potencia sin más que reducir la tensión de alimentación. Este principio es
utilizado por algunos arrancadores durante el régimen de trabajo. Una vez concluido el
arranque, el circuito de control muestrea continuamente la corriente y la tensión sumi-
nistradas al motor y a partir de estos datos calcula el factor de potencia y ajusta el án-
gulo de disparo para que el factor de potencia sea el máximo posible en cada régimen
de trabajo. Con esta forma de trabajo se disminuyen las pérdidas en la línea y la pena-
lización por bajo factor de potencia.
El rendimiento de los motores de inducción varía en función de la carga aplicada a
su eje. Desde aproximadamente media carga hasta una sobrecarga del 10 %, el rendi-
miento mantiene unos valores muy altos próximos al máximo que se obtiene para po-
tencias cercanas a la nominal. Con cargas menores del 50 %, el rendimiento empieza a
disminuir sensiblemente, reduciéndose de forma brusca cuando el motor trabaja a me-
nos del 20 % de su potencia nominal. Esta caída de rendimiento se debe fundamental-
mente a que, mientras la potencia útil varía entre cero (vacío) y la potencia nominal (en
régimen de plena carga), las pérdidas en el hierro (que son una fracción importante de
las pérdidas totales en la máquina) se mantienen prácticamente constantes indepen-
dientemente del régimen de la carga. Como las pérdidas en el hierro son proporciona-
les al cuadrado de la inducción máxima en el circuito magnético, y a su vez la induc-
ción máxima es proporcional a la amplitud de la tensión aplicada, resulta que se puede
mejorar el rendimiento de un motor de inducción cuando trabaja con cargas débiles a
base de disminuirle la tensión de alimentación. En el apartado anterior se vio que,
como consecuencia de la función de optimización del factor de potencia, los arranca-
dores electrónicos actúan reduciendo la tensión de alimentación cuando la carga dismi-
nuye y, en consecuencia, en algunas aplicaciones mejoran el rendimiento del motor
proporcionando un cierto ahorro energético.
Hay que señalar, sin embargo, que esta mejora del rendimiento no es generalizable
a todas las aplicaciones en las que se utilicen arrancadores electrónicos, puesto que la
reducción de tensión conlleva los siguientes efectos negativos:
AUTOMATIZACIÓN DE LAS INSTALACIONES DE RIEGO 517
1. Para una misma carga mecánica el motor trabaja con deslizamientos mayores,
lo que implica mayores pérdidas de Joule en el rotor.
2. Al disminuir la tensión, aumentando el ángulo de disparo de los tiristores, au-
menta el contenido de armónicos en las ondas de tensión y corriente. Cuando
la reducción de tensión es elevada, estos armónicos pueden producir importan-
tes pérdidas en el cobre y en el hierro.
3. Hay que tener en cuenta, además, que únicamente para ángulos de disparo su-
periores a π/2 (que implica una reducción del valor eficaz del armónico funda-
mental de tensión igual al 60 % aproximadamente) se consigue una reducción
del valor máximo de la tensión instantánea aplicada y por tanto una disminu-
ción apreciable de las pérdidas en el hierro.
RED
Protecciones Motor
y Rectificador Filtro Inversor
filtro
UNIDAD
DE
CONTROL
10.9.1. Protecciones
Dentro de las protecciones de las entradas y salidas existe un amplio abanico de po-
sibilidades, que sobrepasan las pretensiones de este libro, remitiendo al lector a las pu-
blicaciones específicas sobre estos temas. En cuanto a las protecciones de alimentación
(eléctricas) dedicaremos algunos comentarios al ser de aplicación más general en las
instalaciones de riego.
Las protecciones eléctricas pueden ser de tipo electromecánico o de tipo electró-
nico, pero dado que las utilizadas comúnmente son las de tipo electromecánico nos
centraremos en ellas.
En primer lugar es necesario hacer referencia a un tipo de protección básica,
imprescindible tanto para la protección de las personas como del buen funciona-
miento de los propios equipos en muchos casos, como es la toma de tierra, a la
que deberán conectarse las partes metálicas a las que puedan acceder las personas.
Además de dicha protección es imprescindible la instalación de interruptores di-
ferenciales, los cuales deben producir la apertura de los circuitos (desconexión) si
520 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
10.9.2. Alarmas
En los sistemas de control de riego, uno de los actuadores más importantes son las
válvulas hidráulicas, especialmente diseñadas para control remoto. Otros sensores y
actuadores que también juegan un papel importante en estos sistemas de control del
riego son los contadores, y en menor medida los reguladores de presión, limitadores de
caudal y otros dispositivos especiales.
Las válvulas hidráulicas son dispositivos que permiten regular el paso del agua uti-
lizando la propia energía del fluido circulante. Éstas son comandadas a través de uno o
varios «pilotos» o dispositivos de control a través de órdenes hidráulicas. Pueden ser de
cámara simple o doble y activadas por diafragma o pistón, aunque éstas últimas no son
recomendables para aguas de riego porque la impurezas que arrastran se introducen en-
tre el pistón y la camisa, deteriorándola.
Las de diafragma a su vez pueden ser de dos tipos básicos: las que el cierre es
producido por el propio diafragma (fig. 10.20) y las que utilizan el diafragma para
desplazar un eje en cuyo extremo llevan un disco que se acopla en un asiento para el
cierre de la válvula (fig. 10.21). Los circuitos de maniobra y control de ambos tipos
de válvulas son semejantes por lo que se describirán sólo en el segundo tipo de vál-
vulas.
En combinación con otros mecanismos, las válvulas hidráulicas pueden actuar
como reguladoras de presión, limitadoras de caudal, válvulas volumétricas, etc., y me-
diante la adicción de un solenoide pueden responder además a órdenes eléctricas.
P3
P1 P2
(C)
Cuerpo de la válvula
FIGURA 10.20. Válvula hidráulica con cierre directo por el diafragma: a) válvula abierta;
b) válvula cerrada, y c) esquema de funcionamiento.
AUTOMATIZACIÓN DE LAS INSTALACIONES DE RIEGO 523
P C
A
ÁR
E
A 3SD A
P3
B P3
B
D
D
ÁR
E
P1 SD A
P2 P1 P2
(a) (b)
FIGURA 10.21. Válvula hidráulica con cierre por disco y cuerpo en Y: a) de cámara doble,
y b) de cámara simple.
524 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
cámara superior que, a través del orificio de control A, puede estar conectada a la pre-
sión existente aguas arriba de la válvula o a la atmósfera, y otra cámara inferior que
siempre está conectada a la atmósfera a través del orificio B. Cuando este orificio B
está tapado y el D abierto, la cámara situada en la parte inferior del diafragma siempre
está conectada a aguas abajo de la válvula y entonces ésta se denomina de cámara sim-
ple (fig. 10.21.b).
Para comprender el funcionamiento de la válvula y sus posteriores aplicaciones es
importante señalar que el diafragma tiene una superficie aproximadamente igual a tres
veces la superficie del disco (SD).
Llamando P1 a la presión aguas arriba de la válvula, P2 a la presión aguas abajo y
P3 a la presión en la cámara superior del diafragma (fig. 10.21), la válvula opera de la
siguiente manera:
• Cerrar: cuando se inyecta agua en la cámara superior del diafragma procedente
de «aguas arriba» a través del orificio A.
• Abrir: cuando la cámara superior del diafragma se conecta a la atmósfera.
En la válvula de simple cámara, suponiéndola totalmente abierta en el momento
inicial, cuando se pretende cerrarla introduciendo agua a presión (haciendo P1 = P3) se
tendría el siguiente equilibrio de fuerzas:
P1 SD – P2 SD + P2 3 SD – P3 3 SD = 0
ya que la pérdida de carga en la válvula será muy pequeña y P1 _ P2.
Esto hace que el comienzo del cierre sea muy lento y se necesite colocar un muelle
para acelerarlo. Si F es la fuerza del muelle se tendría:
P1 SD – P2 SD + P2 3 SD – P3 3 SD – F < 0
y la válvula cerraría. Para abrirla hay que conectar la cámara superior del diafragma a
la atmósfera, cumpliéndose entonces la ecuación de fuerzas:
P1 SD – P2 SD + P2 3 SD – F > 0
Será pues necesario que la fuerza del muelle F cumpla esta ecuación para que la
válvula pueda abrirse.
En las válvulas de doble cámara el cierre se produce al introducir agua a presión en
la cámara superior del diafragma ya que se establece la ecuación de fuerzas:
P1 SD – P2 SD – P3 3 SD < 0
no necesitando ningún muelle para el cierre.
La válvula se abrirá cuando la cámara superior del diafragma se conecta a la at-
mósfera ya que entonces la ecuación de fuerzas es:
P1 SD – P2 SD > 0
al ser P1 > P2 por las pérdidas de carga que se producen en la válvula.
Con el fin de evitar problemas de funcionamiento es conveniente colocar un filtro
en la alimentación del circuito de maniobra de la válvula.
AUTOMATIZACIÓN DE LAS INSTALACIONES DE RIEGO 525
3 1
V C
4 2
P 5
10.11.1. Electroválvulas
Son válvulas hidráulicas en las que la válvula multivías (piloto de control) está ac-
cionada por una orden eléctrica en lugar de por una orden hidráulica. El eje de la vál-
vula multivías se desplaza por una fuerza generada en un solenoide que se activa
cuando se cierra un circuito eléctrico. Generalmente las electroválvulas son del tipo
normalmente cerradas y sólo se abren cuando les llega la señal eléctrica, evitando de
esta manera que una interrupción en el suministro eléctrico abra las válvulas. Otra so-
lución es elegirlas normalmente abiertas o normalmente cerradas de manera que la bo-
526 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
bina esté activada el menor tiempo posible, según sean las necesidades del sistema hi-
dráulico.
En la figura 10.23 se muestra un ejemplo de una electroválvula (con una válvula hi-
dráulica distinta a las anteriores) con los circuitos de conexión para su funcionamiento
como normalmente abierta o normalmente cerrada.
Lo normal es que, para evitar riesgos, el solenoide funcione a 12 ó 24 voltios en co-
rriente continua o a 24 V en corriente alterna. El consumo suele estar entre 5 y 15 W en
solenoides de tres vías. También existen solenoides de 2 ó 3 vías, llamados biestables,
que no consumen electricidad nada más que en los cambios de posición.
Distancia 8W 6W
(m) 1 vál. 2 vál. 3 vál. 5 vál. 1 vál. 2 vál. 3 vál. 5 vál.
100 0,5 0,75 1 2 0,5 0,75 0,75 1,5
200 0,75 1,5 2 4 0,75 1 1,5 2,5
300 1 2 3 6 0,75 1,5 2,5 4
400 1,5 2,5 4 6 1 2 3 6
500 1,5 4 6 — 1,5 2,5 4 6
600 2 4 6 — 1,5 3 6 —
700 2,5 6 — — 2 4 6 —
800 2,5 6 — — 2 4 6 —
1.000 4 6 — — 2,5 6 — —
1.500 6 — — — 4 — — —
2.000 6 — — — 6 — — —
Existen dos variantes según se utilicen dos o tres vías para el control.
a) Sistema de dos vías: Cuando se conecta la cámara superior del diafragma con
«aguas arriba» de la válvula mediante un circuito de entrada y con «aguas
abajo» mediante un circuito de salida, intercalando unas válvulas de aguja en
cada circuito como se indica en la figura 10.24, se establece circulación de
agua por ambos circuitos en serie.
Para que la válvula esté en situación de equilibrio se debe cumplir la ecuación
de fuerzas:
P1 SD – P2 SD + P2 3 SD – P3 3 SD – F = 0
siendo F la fuerza del muelle.
Puesto que hay circulación de agua será P1 > P3 > P2. Luego en el circuito de
entrada se debe producir una pérdida de carga P1 – P3 y en el circuito de salida
otra pérdida de carga de P3 – P2.
Si tras una situación de equilibrio se cierra ligeramente la válvula de aguja del
circuito de salida, disminuirá el caudal circulante. Esto hará que en el circuito
de entrada disminuya la pérdida de carga, con lo que aumentará la presión en la
cámara superior del diafragma (P’3 > P3). El equilibrio se romperá y la válvula
hidráulica se cerrará. Si por el contrario se abre la válvula de aguja del circuito
de salida, aumentará la pérdida de carga (P’3 < P3) y la válvula hidráulica se
abrirá.
Si la válvula de aguja, que no es ni más ni menos que un piloto de dos vías, se re-
gula automáticamente, tendremos una válvula hidráulica de control automático.
P3
P2
P1 P2
(b)
FIGURA 10.24. Válvula de control de cámara simple con sistema de dos vías.
4
1 3
4
1
3 4
2
AUTO
2
4
AUTO 3
3
ABIERTO CERRADO
ABIERTO CERRADO
1 1
COMETAL
2 COMETAL
2
(a) (b)
Figura 10.25. Esquema de válvula de control de cámara simple con sistema de tres vías:
a) reductora de presión, y b) sostenedora de presión.
11
–
+
5
4
24
1 2
minada y abre cuando el nivel desciende 50 ó 100 cm del prefijado según sea el tipo de
muelle del piloto. La válvula con flotador, que abre para llenar depósitos hasta un nivel
máximo o modula la apertura para mantener un nivel de agua constante, ajustando el
suministro a la demanda existente en cada momento. La válvula de retención, que se
cierra cuando se invierte el sentido del flujo.
Una válvula interesante es la de seguridad o de alivio rápido, que es semejante a
una sostenedora de presión y se instala en derivación, aguas abajo de la válvula de re-
tención o en zonas de posibles sobrepresiones, para evacuar agua a la atmósfera cuando
en la tubería se supera una cierta presión. Esta presión está prefijada en el piloto de ali-
vio y es posible su regulación manual (fig. 10.27). Estas válvulas suelen proteger de so-
brepresiones una longitud máxima de 2 km de tubería, cuyo timbraje deberá fijarse
aceptando que la presión máxima alcanzada es del orden de 1,1 a 1,2 de la de servicio
en cualquier punto del perfil longitudinal de la tubería.
4 1. Válvula de aguja.
2. Piloto de alivio de presión.
1
3. Válvula hidráulica de alivio.
4. Salida de drenaje del piloto.
10 9
5
1. Válvula manual.
20
25 2. Válvula manual.
4. Filtro.
5. Válvula de aguja.
9. Piloto sostenedor
4 de presión.
10. Piloto tres vías.
1 2 25. Manómetro.
B) Tipos de válvulas
Con válvulas de doble cámara y pilotos de tres vías pueden obtenerse casi todas las
válvulas especiales antes descritas con simple cámara.
Un tipo interesante a destacar es la válvula de control de bomba que se instala a la
salida de las bombas para evitar las oscilaciones bruscas de presión que se producen en
el arranque y parada de las bombas. Los controles de la válvula y de la bomba están
sincronizados de manera que la válvula siempre está cerrada cuando la bomba arranca
o para. Esto exige que el tramo de tubería entre la bomba y esta válvula esté siempre
lleno de agua en el arranque para evitar golpes de ariete. Además, el timbraje de este
tramo de tubería debe corresponder a la presión de la bomba a agua muerta (con caudal
nulo).
532 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
15 NO 16 (24 VAC) S1 S2
L1 off L2
7A auto
on
7
4
SOL
S3 R1
1
Válvula cerrada - Switch abierto
R2
R3
C) Accesorios de interés
Algunos de los más representativos son: el cierre especial en forma de uves inver-
tidas (fig. 10.30), el indicador de posición del grado de apertura de la válvula y el cie-
rre manual. De ellos el más importante es el primero y a él nos referiremos.
Su misión es cambiar la ley de cierre de la válvula buscando una respuesta más pre-
cisa para pequeños caudales, reduciendo ruidos y vibraciones. Su principal inconve-
niente es que introduce mayor pérdida de carga en la válvula respecto al cierre están-
dar, para un mismo caudal.
AUTOMATIZACIÓN DE LAS INSTALACIONES DE RIEGO 533
El caso más sencillo de este tipo de riego es colocar una válvula volumétrica (VV)
en cada unidad de riego y accionarlas manualmente.
Un mayor nivel de automatización es utilizar el riego secuencial, en donde varias
VV están conectadas mediante un tubito de control, utilizando pilotos de cinco vías. En
esta situación se produce el riego en forma escalonada una vez activada la primera vál-
vula y fijados los volúmenes a aplicar en todas ellas. Mientras riega la primera VV, ésta
envía una señal de presión a través de la válvula de cinco vías, que mantiene cerradas
las demás. Cuando finaliza el riego de la primera, se abre automáticamente la segunda,
manteniendo las demás cerradas, y así sucesivamente.
Una vez decidido el orden de riego de las válvulas no puede alterarse éste sin tener
que cambiar de nuevo las conexiones, aunque sí puede saltarse el riego de alguna de las
válvulas. Al fijar el orden de riego es conveniente empezar por las que estén sometidas
a mayor presión para un mejor funcionamiento del sistema.
Cuando la distancia entre válvulas es muy grande (por encima de unos 200 m) la
señal de presión puede ser demasiado débil y originar problemas de funcionamiento.
En este caso puede utilizarse una válvula antitopográfica para derivar presión de la red
hacia el circuito de control.
El principal inconveniente de estos sistemas de riego secuencial es la pérdida de
presión en los tubitos de control por existencia de fugas. Esto debe tenerse muy pre-
sente en el trazado y montaje de este tipo de tuberías. Con el fin de ahorrar costes, a una
misma VV pueden asociarse varias VH a la hora de regar una misma unidad, las cuales
abren y cierran a la vez que la volumétrica como se muestra en el ejemplo de la figura
10.32. En ella, aparecen tres unidades de riego: la 1 está controlada por una VV y lleva
asociada una VH normalmente abierta, la 2 sólo lleva una VV y la 3 lleva asociada a la
volumétrica una VH normalmente cerrada.
1 2 3
(2)
A C
(1)
Válvula volumétrica
A Válvula hidráulica normalmente abierta
C Válvula hidráulica normalmente cerrada
El riego comienza con la VV1, a cuyo circuito de control está unido también el de la
VH de manera que ambas reciben presión a la vez para cerrarse, o se conectan a la at-
mósfera a la vez para abrirse. Cuando ha terminado de regar la VV1 se abre la VV2, y
cuando termina de regar ésta se abre la VV3. Al llevar ahora asociada esta última una
VH normalmente cerrada, necesitará presión para abrirse, lo que se puede conseguir
conectando por ejemplo su circuito de control a aguas abajo de la volumétrica, en el
punto (2), por ejemplo.
Puesto que las distancias entre válvulas 1 y 2 es muy grande, como se indica en la
figura 10.32, se hace necesario tomar presión de la red, a través de una antitopográfica,
por ejemplo.
C) Unidades de control
• Se recomienda alimentar las UC a través de la red de distribución de energía eléctrica
siempre que sea posible y utilizar un sistema de alimentación ininterrumpida para
evitar el posible efecto perjudicial de los microcortes o pequeños cortes en el sumi-
nistro de energía eléctrica.
• Cuando exista un fuerte ruido o perturbación eléctrica deberá disponerse de un esta-
bilizador de tensión en la fuente de alimentación, con sus correspondientes filtros,
para absorber las perturbaciones que se puedan producir en la puesta en marcha, pa-
rada o funcionamiento de las máquinas eléctricas.
• La unidad de control dispondrá de una toma de tierra independiente constituida por
una barra de cobre de 6 mm2 como mínimo, y 2,5 m de longitud.
• La ubicación de la unidad de control estará suficientemente ventilada para evitar
condensaciones, y libre de salpicaduras de agua y encharcamientos.
• Las unidades remotas han de instalarse por encima del nivel del suelo, con su corres-
pondiente protección y ventilación, aconsejándose que lleven escrito fuera su código
de identificación para no tener que acceder internamente para ello.
• El accionamiento a través de controlador de aparatos o instrumentos que funcionen a
una tensión superior a 24 V o que tengan un consumo superior a 40 W se recomienda
realizarlo con relé intermedio.
10.12. CONTADORES
Son aparatos que miden el caudal y/o el volumen del agua (en cuyo caso se llaman
totalizadores) que pasa por la tubería, siendo importante para el control del riego el que
realice ambas medidas.
Los principales tipos utilizados en riego por aspersión son: de hélice (Woltman y
proporcionales), de ultrasonido y electromagnéticos.
Para su elección ha de tenerse en cuenta la precisión de la medida y el rango de cau-
dales para el que es válido, la pérdida de carga que ocasiona, la sensibilidad al aire o las
impurezas del agua, la presión que soporta, su coste, etc.
Los más empleados en redes de riego son los de hélice, sobre todo para diámetros
menores de 250 a 300 mm, ya que a partir de ahí pueden resultar más baratos los de ul-
trasonido.
Para la instalación de los contadores de cualquier tipo es conveniente garantizar
que nunca se produce acumulación de aire, lo que falsearía las medidas y aceleraría el
desgaste, por lo que se instalarán en sitios bajos que queden siempre llenos de agua.
Constan de una carcasa en cuyo interior va situada una hélice, cuya velocidad de
giro es proporcional a la velocidad del agua. Mediante un sistema de ejes y engranajes
se transmite el giro de la hélice a un dial o grupo de ruedas que determinan el volumen
de agua acumulado y/o el caudal instantáneo. Pueden ser de eje axial, cuando el eje de
538 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
FIGURA 10.33. Ejemplo de contador Woltman de eje axial (Kent) (Pizarro, 1987).
Los de hélice vertical tienen el eje del molinete perpendicular a la tubería, de-
biendo instalarse en tuberías horizontales, no necesitando ningún tramo recto de es-
tabilización de flujo. De este tipo son los que forman parte de las válvulas volumé-
tricas ya descritas y tienen como desventaja el producir más pérdida de carga que
los de eje axial.
(T)
a
c
F
FIGURA 10.34. Esquema de un contador proporcional (Schlumberger) (Pizarro, 1987).
Flujo
L V
θ
V’
tarda la onda en llegar al sensor opuesto cuando el flujo de agua favorece su movi-
miento será:
L
T1 = con V’ = V cos θ
C + V’
La transmisión en el sentido opuesto tardará un tiempo:
L
T2 =
C – V’
puesto que la frecuencia (F) es la inversa del tiempo de transmisión (T), se tendrá:
C + V’ = L F1 y C – V’ = L F2
Restando ambas ecuaciones se obtiene:
L (F1 – F2)
V’ =
2
La longitud L puede ponerse en función del diámetro de la tubería L = D/sen θ, y
teniendo en cuenta la relación entre V y V’ resulta:
L (F1 – F2) D (F1 – F2)
V = =
2 cos θ sen 2 θ
Como puede verse, la velocidad media del agua en la tubería no depende de la ve-
locidad C de propagación de la onda, que a veces es desconocida y además variable
con la temperatura.
La velocidad media de la corriente queda determinada al registrar las frecuencias
F1 y F2, ya que θ y D son constantes, y multiplicada por la sección del tubo da el cau-
dal, que es facilitado de forma instantánea o totalizado (como volumen acumulado).
Dado que su precisión es alta (del 1 %), que pueden medir velocidades entre 0,3 y
5 m/s, y que no produce pérdidas de carga, su uso está bastante extendido en las redes
a presión, sobre todo en los diámetros grandes (mayores de unos 300 mm) que es
donde tiene un precio competitivo con otras alternativas, al ser el precio prácticamente
independiente del diámetro.
Su instalación requiere de tramos rectos de tubería tanto aguas arriba como aguas
abajo, con longitud mínima de 10 y 5 veces el diámetro, respectivamente.
Bobina imán y
z
Tensión señal E
a) Manómetros mecánicos
Consisten normalmente en un tubo de sección elíptica que forma un anillo casi
completo o enrollado en espiral, cerrado por un extremo. Al aumentar la presión en el
interior del tubo, éste tiende a estirarse, y el movimiento se transmite a una aguja indi-
cadora por medio de un sector dentado y un piñón.
Existen otras variantes con diafragma o fuelle que funcionan de forma similar, y en
todos ellos la lectura cero suele ser la presión atmosférica (es decir, que miden presio-
nes relativas).
b) Manómetros de mercurio
Son menos utilizados por las dificultades de desplazamiento de un lugar a otro y su
mayor complejidad de instalación, pero son de gran precisión en la medida.
Se utilizan sobre todo para medir presiones diferenciales entre dos puntos, conec-
tando cada uno de ellos a una columna de mercurio y leyendo la diferencia de alturas
en las columnas.
c) Transductores
Para transmitir a distancia las medidas de presión a los programadores o a los equi-
pos de control se utilizan los transductores de presión. Los más sencillos son los resis-
tivos, basados en un potenciómetro acoplado al tubo deformable descrito en los manó-
metros mecánicos, que al deformarse hace que varíe una resistencia eléctrica.
Los más utilizados suelen ser los de galga extensiométrica, que consisten básica-
mente en uno o varios bucles de hilo conductor muy fino apoyados sobre una placa so-
bre la que se aplica la presión. Al deformarse la placa con la presión, y estirarse el hilo
conductor, varía la longitud y el diámetro del hilo, y por tanto su resistencia eléctrica y
la intensidad de la corriente que lo atraviesa, de manera que estas variaciones son pro-
porcionales a la presión.
Una variante de los anteriores son los capacitivos, donde la deformación hace va-
riar la separación entre las placas de un condensador, y por tanto su capacidad.
AUTOMATIZACIÓN DE LAS INSTALACIONES DE RIEGO 543
Otro tipo bastante extendido son los de cristal piezoeléctrico, que generan una señal
eléctrica cuando se les somete a tensiones mecánicas, originadas en este caso por la
presión.
Son dispositivos que mantienen casi constante el caudal aguas abajo de los mismos
en torno a un valor nominal. Cuando el caudal de paso es superior al nominal, el limi-
tador reduce automáticamente la sección de paso, haciendo que no se supere el valor
nominal. Cuando el caudal es inferior al nominal, no actúa el limitador y deja pasar
todo el caudal.
A diferencia de los reguladores de presión, que actúan en función de la presión
aguas arriba o aguas abajo de los mismos, los limitadores de caudal actúan en base a la
diferencia de presión a ambos lados del dispositivo.
La aplicación más importante en riego por aspersión es en las redes colectivas,
donde se coloca un limitador de caudal en cada hidrante, y en algunos tipos de emi-
sores utilizados principalmente en máquinas de riego (pivotes y laterales de avance
frontal), colocados en el tubo de alimentación del emisor o en la propia boquilla de
descarga.
Fundamentalmente se utilizan tres tipos de reguladores de caudal:
• De diafragma.
• De muelle.
• Derivados de las válvulas hidráulicas (ya se han descrito anteriormente).
544 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
a) Limitador de diafragma
Constan normalmente de un cuerpo metálico en cuyo interior se aloja un diafragma
deformable de caucho con una abertura central (fig. 10.37).
Cuando el caudal de paso es inferior al nominal, el diafragma no se deforma y cir-
cula todo el caudal, pero cuando se supera el valor nominal, la presión deforma el dia-
fragma y reduce la sección de paso, disminuyendo el caudal hasta ajustarlo al nominal.
La precisión de este tipo de aparatos es tan sólo del orden del 20 % del caudal nominal,
aunque el envejecimiento del diafragma hace variar la precisión. No obstante, su uso
está bastante extendido por su bajo precio.
1 2
b) Limitador de muelle
Este tipo es el más utilizado en riego con pivotes y laterales de avance frontal de
baja presión para regular el caudal descargado en los diferentes puntos de la tubería, al
ser más precisos que los de diafragma (10-15 % del caudal nominal).
En este caso, el cuerpo del limitador tiene un diámetro variable, en cuyo interior se
mueve un disco empujado por un muelle, que obtura parcialmente el paso del agua se-
gún se muestra esquemáticamente en la figura 10.38.
Cuando el caudal es inferior al valor nominal, el muelle mantiene el disco en posición
de máxima abertura y a medida que aumenta el caudal sobre el nominal del disco se des-
plaza y cierra la sección de paso hasta mantenerlo aproximadamente en su valor nominal.
1
2 3 4 5
P2
P1 D d P1 – P2 = ΔP
Flujo
Tanto los limitadores de caudal de muelle como los de diafragma no son regulables,
necesitando un muelle o diafragma específico para cada condición de trabajo.
10.16. BIBLIOGRAFÍA
KELLER, J., y BLIESNER, R. (1990): Sprinkle and trickle irrigation. Nostrand Reinhold. New York.
PIZARRO, F. (1987): Riegos localizados de alta frecuencia. Mundi-Prensa. Madrid.
RODRIGO, L.; HERNÁNDEZ, J.M.; PÉREZ, A., y GONZÁLEZ, J.E. (1992): Riego localizado. Mundi-
Prensa e IRYDA.
SERRANO, J.A. (1993): Automatización de redes de riego. Curso de diseño hidráulico de redes de
riego. Universidad Politécnica de Valencia. U.D. Mecánica de Fluidos.
ZAZUETA, F. (1993): Irrigation System Controllers. SS-AGE-28. Agricultural Engineering Depar-
tament. Florida Cooperative Extension Service.
ZAZUETA, F., y SMAJSTRLA, A.G. (1992): «Microcomputer based control of irrigation systems».
Applied Engineering in Agriculture, 8 (5): 593-596.
ZAZUETA, F.; BUCKLIN, R.; JONES, P.M., y SMAJSTRLA, A.G.: Basic concepts in environmental
Computer control of agricultural systems. SS-AGE-28. Agricultural Engineering De-
partment, Florida Cooperative Extension Service.
546 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
ANEXO A
Repercusión de la dotación de riego en la producción
de los cultivos
Las funciones de producción en relación al agua más interesantes suelen ser las que
analizan la producción de materia cosechable del cultivo (P) frente a la evapotranspira-
ción (ET) o al agua de riego aplicada (IR).
Existe suficiente evidencia experimental que indica una relación lineal entre P y ET
para casi todos los cultivos.
Stewart y otros (1977) usaron los resultados de múltiples trabajos experimentales
para establecer un modelo empírico simple o función de producción generalizada.
Pa ETR
1– =β 1–
Pmx ETM 冢 冣 [1]
siendo:
Pa = producción cosechable real.
Pmx = producción máxima (no limitada por disponibilidad de agua). Puede esti-
marse en base a la experiencia local.
ETR = evapotranspiración estacional real.
ETM = evapotranspiración estacional máxima (correspondiente a máxima produc-
ción).
β = Factor de proporcionalidad, que indica la sensibilidad del cultivo al déficit
hídrico.
Doorenbos y Kassam (1986) utilizaron el modelo de Stewart considerando los va-
lores de β constantes para cada cultivo, aunque variables según el estado de desarrollo
del cultivo en el que se produce el déficit de ET. Esta metodología representa un es-
fuerzo considerable para dar una solución práctica al problema de cuantificar el efecto
del déficit hídrico en la producción de los cultivos, aunque presenta limitaciones im-
portantes (Orgaz 1992) que hacen que sólo se pueda aplicar cuando no se requiera un
grado de precisión elevado, y en muchos casos estos modelos empíricos son los únicos
disponibles para ser utilizados a efectos prácticos.
Para determinar las dotaciones óptimas de riego a nivel de parcela, sin entrar en el
proceso de transporte desde la fuente de agua hasta la misma, hay que tener en cuenta
el balance hídrico que se produce, que puede esquematizarse en la figura A.1 y se co-
rresponde con la siguiente ecuación:
ETR = Wi – Wf + PE + CF + IRb – Esc – D
siendo:
ETR = evapotranspiración real del cultivo.
Wf = contenido de agua final en la zona del suelo explotada por las raíces.
REPERCUSIÓN DE LA DOTACIÓN DE RIEGO EN LA PRODUCCIÓN DE LOS CULTIVOS 547
ET cult.
Evaporación Lluvia
Agua aportada
a la parcela
Agua de riego
Escorrentía
Percolación Desperdicios
en canales operacionales Cambio en el contenido
de humedad del suelo
Aportación de la
capa freática
Percolación
Wi = contenido de agua inicial en la zona del suelo explotada por las raíces.
W = Wi – Wf = variación del almacén de agua en el suelo.
PE = precipitación efectiva durante la estación de crecimiento.
CF = aportación de la capa freática.
IRb = aportación bruta de riego.
Esc = pérdidas por escorrentía.
D = pérdidas por percolación profunda.
Las aportaciones de agua distintas al riego, consideradas como porcentaje de la
ETM, serán:
p = (W + PE + CF)/ETM [2]
y por tanto:
1 – p = (IRb – Esc – D)/ETM = ΣHr/ETM [3]
siendo ΣHr la suma del agua de riego requerida por el cultivo durante su ciclo.
No nos referiremos aquí a los diferentes tipos de eficiencias que se pueden consi-
derar a nivel de zona regable (Luján, 1992; Rodrigo y otros, 1992), sino únicamente a
la eficiencia a nivel de parcela.
548 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Fracción de área
Hba = Dba
0 0,5 1
Hn
a Hd
Hr = Dn
Hba = Hm 1–a
Hp
Distribución del
agua infiltrada
FIGURA A.2. Ejemplo de «distribución normal» de altura de agua aplicada, mostrando la fracción de
área adecuadamente o sobrerregada.
La altura de agua descargada por los emisores (Hb) será la anterior más las pérdidas
por evaporación y arrastre. Si llamamos Pe a la proporción efectiva del agua descar-
gada que llega al suelo, se cumplirá que Hba = Hb Pe (ver apartado 6.3.1 «Eficiencia
general de aplicación en riego por aspersión»).
Para riego por goteo la situación puede ser parecida ya que la distribución del agua
suele ajustarse a una «distribución normal», pero el riego por superficie presenta un
comportamiento ligeramente diferente (Warrick y otros, 1989; Losada y otros, 1990).
La calidad del riego puede definirse entonces en base a los parámetros siguientes:
• Eficiencia de aplicación o rendimiento de aplicación: Ra = Hn/Hba [4]
• Coeficiente de déficit: Cd = Hd/Hr [5]
• Factor de disponibilidad: Fa = Hn/Hr.
• Eficiencia de distribución: EDa = Hr/Hba.
Como Hn + Hd = Hr, se tendrá que Hn/Hr + Hd/Hr = 1, luego también se cumplirá
que Cd = 1 – Fa.
La producción máxima sólo se podría alcanzar si Cd = 0.
Ra y Cd varían en el mismo sentido cuando varía la lámina aplicada Hba, aunque
en distinta proporción.
Teniendo en cuenta que Hr = Hn + Hd, se puede encontrar la relación entre Ra, Cd
y Hba para un valor determinado de Hr.
Cd = Hd/Hr = (Hr – Hn)/Hr = 1 – Hn/Hr = 1 – Ra (Hba/Hr)
o bien Cdm = 1 – Ram ΣHba/ΣHr = ΣHd/ΣHr [6]
donde Cdm y Ram son los valores medios para todos los riegos llevados a cabo durante
la campaña.
Teniendo en cuenta la expresión [1] de la función de producción, la expresión [3]
que contempla la proporción de agua no aportada con el riego, y que
1 – ETR/ETM = (ETM – ETR)/ETM = (ΣHd/ETM) (ΣHr/ΣHr) = Cd (1 – p)
Se deduce que la producción relativa viene dada por la expresión:
1 – Pa/Pmx = β Cd (1 – p) [7]
El Cd no suele ser el mismo en todos los riegos. En el caso de aspersión, por ejem-
plo puede variar por la acción del viento de forma significativa.
Esta expresión puede ponerse en función del coeficiente de uniformidad del sis-
tema si se conoce la función de distribución de las alturas de agua aplicadas en los dis-
tintos puntos de la parcela.
En un sistema de riego por aspersión, por ejemplo, la distribución del agua (mues-
treada mediante una evaluación en campo del sistema de riego) puede ser representada
por una «distribución uniforme» (Warrick, 1983; Seginer, 1987) cuando el Coeficiente
de Variación CV < 0,5, siendo CV = σ/Hm el cociente entre la desviación típica de las
alturas de agua aplicadas en los diferentes puntos de la parcela y la altura media de
agua aplicada. Warrick (1983) obtuvo la siguiente relación entre el Coeficiente de Uni-
formidad de Christiansen (1944) (CU) y el CV:
550 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
冢 Σ|d|
CU = 1 – 100
Mn 冣
siendo:
M = valor medio del agua recogida en los pluviómetros o puntos de control.
n = número total de pluviómetros o puntos de control.
Σ | d | = suma de los valores absolutos de las desviaciones de cada pluviómetro o
punto de control respecto a la media.
El anterior límite de CV = 0,5 corresponde pues a valores de CU de 56-60 %, que se
superan prácticamente en la totalidad de las situaciones de riego. No obstante la «dis-
tribución normal» parece ajustarse mejor a los diferentes sistemas de riego por asper-
sión en la generalidad de las situaciones (Heerman, 1991) y puede recurrirse a ella a
pesar de su mayor complicación en los cálculos.
Si se trata de una «distribución normal»: CU = 1 – 0,798 CV.
Warrick et al. (1989) indican que es más conveniente deducir los parámetros que
caracterizan el riego en base a las curvas de distribución que mejor se ajusten a los da-
tos (generalmente la «distribución normal» para riego por aspersión y localizado y una
función potencial especial para el caso de riego por superficie), que utilizar directa-
mente estos datos, para evitar así arrastrar los posibles errores que tengan los datos de
campo.
Para el caso de «distribución uniforme» los valores de a y Cd vienen dados por las
expresiones (Orgaz, 1992):
1
a = [ 3 – 2 CU – (Hr/Hba)]
4 (1 – CU)
1–a
Cd = [1 – (Hba/Hr) (2 CU – 1)]
2
Lo que permite obtener la proporción de área adecuadamente o sobrerregada (a) y
el coeficiente de déficit (Cd) en función del CU característico del sistema de riego y de
la lámina media de agua infiltrada Hba para satisfacer una lámina de agua requerida
por el cultivo Hr.
A partir de aquí puede obtenerse la relación entre producción y suministro de riego
sin más que hacer variar Hba/Hr, obtener los valores correspondientes de Cd y resolver
la ecuación [7].
Para el caso de una «distribución normal», los valores de a, Cd y Ra en función del
CU y Hba/Hr han sido deducidos por Juana y otros (1992) en el diagrama de operación
para riego por aspersión de la figura A.3.
Más cómodo resulta utilizar la tabla 2.1 (capítulo 2) de Hart y Reynolds (1965) que
relaciona EDa, Fa, Ra y Hd con CU y CV para distintos valores de a.
REPERCUSIÓN DE LA DOTACIÓN DE RIEGO EN LA PRODUCCIÓN DE LOS CULTIVOS 551
FIGURA A.3. Diagrama de operación para riego por aspersión (Juana, 1991).
Ejemplo
Se pretende conocer la relación entre producción y suministro de riego tomando como
base los datos correspondientes a una experiencia llevada a cabo en Zaragoza por Coscu-
lluela y Faci (1992) en un cultivo de maíz, utilizando una fuente lineal de aspersores:
552 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Datos
• Cultivo: maíz sembrado en primavera, con una ET estacional (ETe) de 735 mm.
• Suelo: aluvial de textura franco arenosa, con profundidad entre 1,6 y 1,9 m.
• Riego: por aspersión. Se contempla el tratamiento que recibió más agua y se supone
un CU = 80 %.
• Aportaciones distintas al riego durante la campaña:
– Variación de humedad en el suelo entre principio y fin de campaña: W = –36 mm
(ganó humedad el suelo).
– Precipitación efectiva: PE = 179 mm
Total aportaciones distintas al riego: TA = W + PE = –36 + 179 = 143 mm.
• Factor β de proporcionalidad de la función de producción: β = 1,4.
• Producción máxima de maíz conseguida: Pmx = 10,3 t/ha, con 14 % de humedad.
Cálculos
1. Necesidades netas de riego durante la estación:
IRn = Hr = ETe – TA = 735 – 143 = 592 mm
2. Proporción de aportaciones distintas al riego:
p = TA/ETe = 143/735 = 0,194 y 1-p = 0,806
En el supuesto de que la distribución del agua de riego se ajuste a una «distribución
uniforme», lo primero es calcular los valores críticos de Hba/Hr:
• Para Ra = 1 (a = 0): (Hba/Hr)c = 1/(3 – 2 CU) = 0,714.
• Para Cd = 0 (a = 1): (Hba/Hr)max = 1/(2 CU – 1) = 1,66.
Haciendo variar los valores de Hba/Hr entre estos límites puede elaborarse la tabla
A.1.
Como puede verse, los resultados para el supuesto de que el agua de riego se re-
parta según una «distribución uniforme» o una «distribución normal» son parecidos en
este ejemplo. Para el caso de «distribución normal», pretender alcanzar la producción
máxima en toda la parcela supone tener que aportar 4,5 veces el agua neta (592 mm)
mientras que dejar bien regada o sobrerregada el 80 % de la parcela (a = 0,8) sólo su-
pone aplicar un 26 % más de agua sobre la neta y la producción se reduciría en un
4,1 %. Asimismo, aplicar una cantidad de agua igual a la neta supone que el 50 % del
área quedará infrarregada, pero sólo se traducirá en un 11,3 % de bajada de producción.
Está claro que en este planteamiento no se ha contemplado ninguna reducción de
producción como consecuencia del lavado del suelo con el agua de percolación, lo cual
no sería realmente cierto al producirse pérdidas de nutrientes. Esto pone de manifiesto
que las aportaciones de agua que prevé el modelo en el caso de la «distribución nor-
mal» para valores de a de 0,95 y 1 son demasiado elevadas.
A lo anterior hay que añadir el hecho de que un exceso de agua de percolación po-
drá contaminar las aguas subterráneas, lo que supone una bajada de rentabilidad adi-
cional si se contemplaran los costes de contaminación. Resulta bastante difícil poder
cuantificar estos costes, aunque cada vez se tiene más información sobre las cantidades
percoladas de nitratos y otros productos en base a las cantidades aplicadas de los mis-
mos y al manejo del riego en lo relativo a uniformidad y dosis utilizadas. Parece más
fácil cuantificar la bajada de rendimiento en el cultivo como consecuencia de una in-
frautilización de los fertilizantes por falta de agua en las zonas de la parcela con déficit
hídrico, o por falta de fertilizante ocasionada por lixiviación de los mismos en las zonas
con percolación.
Una representación gráfica de estos resultados, para tres supuestos de valores de
CU, aparece en la figura A.4, donde se recoge la relación entre cantidad de agua apli-
cada con el riego y producción obtenida para el caso de que el reparto de agua por el
sistema de riego sea una «distribución uniforme» o una «distribución normal»,
respectivamente. De la comparación de ambas figuras se desprende una coincidencia
prácticamente total con ambos tipos de distribuciones excepto para el caso de
CU = 60 % cuando la aplicación de agua con el riego supera los 1.000 mm, en donde
las producciones estimadas con la «distribución uniforme» son algo mayores.
554 EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
Rendimiento (t/Ha)
11
10
9
8
7
6
5 a)
4
3
2
1 CU = 90 CU = 80 CU = 60
0
0 200 400 600 800 1.000 1.200 1.400 1.600 1.800 2.000
Riego (mm)
Rendimiento (t/Ha)
11
10
9
8
7
6
5 b)
4
3
2
1 CU = 90 CU = 80 CU = 60
0
0 200 400 600 800 1.000 1.200 1.400 1.600 1.800 2.000
Riego (mm)
Como precio del maíz se ha tomado Pg = 0,15 €/kg (donde se consideran incluidas
las subvenciones correspondientes a la Política Agraria Comunitaria) y en el precio del
agua se han manejado tres hipótesis, una con agua barata (PA = 0,018 €/m3) otra con el
precio más caro que permite obtener beneficios con los datos del ejemplo manejado
(PA = 0,06 €/m3) y otra con un precio intermedio.
Para cada valor de CU se manejan distintas relaciones entre aplicación de agua
(IRb = Hb) y producción (P), por lo que existirá una aplicación de agua óptima
(Hb opt.) que maximice el beneficio.
Una representación gráfica de los resultados de la variación de la aplicación rela-
tiva óptima (Hb/Hr opt.) (cociente entre la aplicación bruta de riego y el agua requerida
por el cultivo) con los valores de CU se ha representado en la figura A.5 para los tres
precios de agua manejados. Estos resultados indican que cuanto más barata sea el agua,
el óptimo económico para el agricultor se obtiene aumentando la aplicación de agua
con el riego para hacer frente a la falta de uniformidad.
Hb/Hr (opt)
2,5
PA = 3 pt
2 PA = 7 pt
PA = 10 pt
1,5
0,5
0
50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100
CU %
10
PA = 3 pt
8
PA = 7 pt
PA = 10 pt
7
50 60 70 80 90 100
CU %
ANEXO B
Ábacos de determinación de pérdidas de carga
6
5,5
5
4,5
Ø
25
(in
te
rn
o)
4
3,5
(m3/h)
3
Caudal
Ø2
2,5
0(
inte
rno
)
2
1,5
Ø 15
(inter
no)
1
0,5
0
40
35
30
25
20
15
10
MANGUERA PLANA
103
9
8
7
6
m/s
5
30
V=
2,5
4
2,0
3
1,5
2
1,0
8“
102
6“ 9
8
41/ 7
8“
5“ 6
41/
2“ 5
4“ 4
Caudal en m3/h
31/
2“ 3
3“
2
21/
2“
10
2“ 9
8
7
11/ 6
2“
5
11/ 4
4“
3
1“
2
3/4
“
1
30
20
10
9
8
7
6
5
4
3
2,5
2
1,5
1
0,90
0,80
0,70
0,60
0,50
0,40
0,30
0,25
0,20
0,15
0,10
80
70
60
50
40
30
100
100
90
90
80
80
70
70
60
60
50
50
40
40
30
30
5- 4 V 5- V 5- .4 V
4. 4. 4.
4 P- 4+ P-0 4+ P-0
A3 +2. 0.6 A3 2. .6 A3 2. .6
5- 4 V 5- 4 V 5- 4 V
4. 4. 4.
4 P 4 P 4 P
A3 +2 -2 A3 +2 -2 A3 +2 -2
5- .4 5- .4 5- .4
4. -0 4. -0 4. -0
8 .6 8 .6 8 .6
A3 V P- A3 V P- A3 V P-
5- 0. 5- 0. 5- 0.
R 4. 6 R 4. 6 R 4. 6
BE 8 BE 8 BE 8
46 A3 VP 46 A3 VP 46 A3 VP
- 5 - 2 - 5 - 2 - 5 - 2
R 4.4 -4. R 4.4 -4. R 4.4 -4.
BE + 8 BE + 8 BE + 8
46 2.4 -0.6 46 2.4 -0.6 46 2.4 -0.6
-4 V -4 V -4 V
R .4 P- R .4 P- R .4 P-
BE +2 0.6 BE +2 0.6 BE +2 0.6
. 4 . 4 . 4
46 V 46 V 46 V
R -4.4 P-2 R -4.4 P-2 R -4.4 P-2
BE + BE + BE +
46 2.4 46 2.4 46 2.4
-4 -0 -4 -0 -4 -0
. . . . . .
18 m x 18 m spacing
12 m x 18 m spacing
R 8V 6 R 8V 6 R 8V 6
B B B
18 m x 16 m T spacing
R R R
ANEXO C
W < 2 m/s
W < 2 m/s
W < 2 m/s
W > 4 m/s
W > 4 m/s
W > 4 m/s
FIGURA C.1. Valores medios de CU en diferentes rangos de velocidad de viento para distintas
565
566
A35 - 4.4+2.4 mm VP (0.6 m) RBE-46 - 4.4+2.4 mm VP (0.6 m)
100 100
CU (%)
60 60
50 (12x12) 50 (12x12)
40 (12x18) (12x18)
40
(18x18) (18x18)
30 (18x16)T 30 (18x16)T
20 20
0 1 2 3 4 5 6 7 8 0 1 2 3 4 5 6 7 8
W (m/s) W (m/s)
CU (%)
60 60
50 50 (12x12)
(12x12)
40 (12x18) 40 (12x18)
(18x18) (18x18)
30 (18x16)T 30 (18x16)T
20 20
0 1 2 3 4 5 6 7 8 0 1 2 3 4 5 6 7 8
W (m/s) W (m/s)
FIGURA C.2. Variación de CU con el viento en ensayos con un solo aspersor para diferentes combinaciones de aspersores y boquillas, en distintos marcos de
riego (altura de aspersor: 0,6 m; presión: 350 kPa).
Agros 35 Agros 35
100 100
90 90
80 80
70 70
CU(%)
CU(%)
60 60
50 50
A35-4.4+2.4 VP (0.6) A35-4.4+2.4 VP (0.6)
40 A35-4.4+2.4 (0.6) 40 A35-4.4+2.4 VP (2)
A35-4.8 VP (0.6) A35-4.8 VP (0.6)
30 30 A35-4.8 VP (2)
A35-4.8 (0.6)
20 20
0 1 2 3 4 5 6 7 8 0 1 2 3 4 5 6 7 8
W(m/s) W(m/s)
CU (%)
CU(%)
60 60
50 50
RBE46-4.4+2.4 VP (0.6) RBE46-4.4+2.4 VP (0.6)
40 RBE46-4.4+2.4 VP (2) 40 RBE46-4.8 VP (0.6)
RBE46-4.4+2.4 (0.6)
RBE46-4.8 VP (0.6) 30 A35-4.4+2.4 VP (0.6)
30
RBE46-4.8 (0.6) A35-4.8 VP (0.6)
20 20
0 1 2 3 4 5 6 7 8 0 1 2 3 4 5 6 7 8
W (m/s)
W(m/s)
FIGURA C.3. Variación de CU con el viento en ensayos con un solo aspersor, a presión de trabajo de 350 kPa, para diferentes combinaciones de aspersores-
567
boquillas y altura de aspersor sobre el suelo, en marco 18 m 18 m.
568
EL RIEGO POR ASPERSIÓN Y SU TECNOLOGÍA
marco 18 m x 18 m
100
W < 2 m/s
90 2 < W < 4 m/s
W > 4 m/s
80
CU (%)
70
60
50
40
30
.6
.6
-2
-2
-2
.6
6
-2
2
-0
-0
0.
VP
VI
-
VI
-0
VP
VP
VI
-
VI
VP
VP
.8
.4
.4
.4
4
.8
8
-4
+2
2.
+2
4.
8
4
+2
-4
46
4.
2.
.4
4+
5-
.4
46
.4
5-
4+
-4
BE
A3
4.
-4
-4
BE
A3
46
4.
5-
46
46
5-
BE
R
A3
BE
BE
A3
R
R
R
FIGURA C.4. Valores medios de CU en diferentes rangos de velocidad de viento para distintas combinaciones
de aspersor-boquillas-altura de aspersor en riego en bloque para un marco 18 m 18 m.
VARIACIÓN DEL CU CON EL VIENTO 569
Agros 35
100
90
80
70
CU (%)
60
50
(block)-A35-4.4+2.4 VP (2)
40 (block)-A35-4.4+2.4 VP (0,6)
30 (block)-A35-4.8 VP (2)
(block)-A35-4.8 VP (0,6)
20
0 1 2 3 4 5 6 7 8
W(m/s)
Rain Bird 46
100
90
80
70
CU (%)
60
50
(block)-RBE46-4.4+2.4 VP (2)
40 (block)-RBE46-4.4+2.4VI(2)
(block)-RBE46-4.8VI(2)
30 (block)-RBE46-4.8VI(0.6)
(block)-RBE46-4.4+2.4VI (0.6)
20
0 1 2 3 4 5 6 7 8
W(m/s)
FIGURA C.5. Variación de CU con la velocidad del viento en riego en bloques con diferentes
combinaciones de aspersor-boquillas y altura de aspersor, a una presión de trabajo de 350kPa,
en un marco 18 m 18 m.
570
AGROS35 RBE46
100 100
90 90
70 70
CU (%)
CU (%)
60 60
50 50 RBE46-4.4+2.4 VI (2)
A35-4.4+2.4 VP (2) RBE46-4.8 VI (2)
40 40
A35-4.8 VP (2)
(block)-RBE46-4.4+2.4 VI (2)
30 (block)-A35-4.4+2.4 VP (2) 30
(block)-RBE46-4.8 VI (2)
(block)-A35-4.8 VP (2)
20 20
0 1 2 3 4 5 6 7 8 0 1 2 3 4 5 6 7 8
W (m/s) W (m/s)
(A) (C)
AGROS35 RBE46
100 100
90 90
80 80
70 70
CU (%)
CU (%)
60 60
50 50
A35-4.4+2.4 VP (0.6)
40 40
A35-4.8 VP (0.6) RBE-4.4+2.4 VP (2)
(block)-A35-4.4+2.4 VP (0.6) 30 (block)-RBE46-4.4+2.4 VP (2)
30
(block)-A35-4.8 VP (0.6)
20 20
0 1 2 3 4 5 6 7 8 0 1 2 3 4 5 6 7 8
W (m/s) W (m/s)
(B) (D)
FIGURA C.6. Comparación de la variación de CU con el viento en ensayos con un solo aspersor y en riego en bloque para distintas combinaciones
de aspersores-boquillas-alturas de aspersor, para un marco 18 m 18 m, a una presión de trabajo de 350 kPa.
Marco 12 m x 18 m Marco 18 m x 18 m
CU (%) CU (%)
95 100
90
85
80
75 2 2
Boquillas (R ) Boquillas (R )
70 4,8 + 2,4 mm (0,98)
4,8 + 2,4 mm (0,97)
65 4,8 + 2,4 mm CP (0,81) 4,8 + 2,4 mm CP (0,88)
60
5,2 mm (0,92) 5,2 mm (0,89)
55 5,2 mm CP (0,90) 50 5,2 mm CP (0,86)
4,8 + 2,4 mm CP 300 kPa 4,8 + 2,4 mm CP 300 kPa
45 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
(A) (B)
Marco 16 m x 18 m Marco 18 m x 16 m T
CU (%) CU (%)
90 90
70 Boquillas
2
(R ) 70
2
4,8 + 2,4 mm (0,98) Boquillas (R )
60 4,8 + 2,4 mm CP (0,94) 60 4,8 + 2,4 mm (0,97)
5,2 mm (0,88) 4,8 + 2,4 mm CP (0,73)
50 5,2 mm CP (0,76) 50 5,2 mm (0,74)
4,8 + 2,4 mm CP 300 kPa 5,2 mm CP (0,59)
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
(C) (D)
FIGURA C.7. Variación de CU con la velocidad del viento para cuatro marcos de riego y cuatro tipos de boquillas, a 350 kPa,
571
en el aspersor RBR 32HX, con ensayos de un solo aspersor. Nivel sig. = 0,005.
572
Marco 12 m x 18 m Marco 18 m x 18 m
CU (%) CU (%)
100 100
80 80
70 70
2
Boquillas (R ) 2
Boquillas (R )
60 4,75 + 2,4 mm (0,98) 60 4,75 + 2,4 mm (0,99)
4,75 + 2,4 mm CP (0,98)
4,75 + 2,4 mm CP (0,98)
50 4,75 mm (0,90) 50 4,75 mm (0,98)
4,75 mm CP (0,91)
4,75 mm CP (0,85)
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
(A) (B)
Marco 16 m x 18 m Marco 18 m x 16 m T
CU (%) CU (%)
100 100
90 90
80 80
70 70
2 2
Boquillas (R ) Boquillas (R )
60 4,75 + 2,4 mm (0,99) 60 4,75 + 2,4 mm (0,96)
4,75 + 2,4 mm CP (0,99) 4,75 + 2,4 mm CP (0,98)
50 4,75 mm (0,98) 50 4,75 mm (0,87)
4,75 mm CP (0,91) 4,75 mm CP (0,94)
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
(C) (D)
FIGURA C.8. Variación del CU con la velocidad del viento para cuatro marcos de riego y cuatro tipos de boquillas, a 350 kPa,
en el aspersor Agros 35, con ensayos de un solo aspersor. Nivel sig. = 0,005.
Marco 12 m x 18 m P > 340 kPa Marco 12 m x 18 m P > 340 kPa
CU (%) CU (%)
100 100
90 90
80 80
70 70
2 2
Boquillas (R ) Boquillas (R )
60 4,8 + 2,4 mm (0,98) 60 4,8 + 2,4 mm (0,97)
4,8 + 2,4 mm CP (0,98) 4,8 + 2,4 mm CP (0,96)
50 5,2 mm (0,87) 50 5,2 mm (0,86)
5,2 mm CP (0,81) 5,2 mm CP (0,82)
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
(A) (B)
90 90
70 70
2 2
Boquillas (R ) Boquillas (R )
60 4,8 + 2,4 mm (0,97) 60 4,8 + 2,4 mm (0,97)
4,8 + 2,4 mm CP (0,97) 4,8 + 2,4 mm CP (0,95)
50 5,2 mm (0,87) 50 5,2 mm (0,48)
5,2 mm CP (0,85) 5,2 mm CP (0,81)
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
(C) (D)
FIGURA C.9. Variación del CU con la velocidad del viento para cuatro marcos de riego y cuatro tipos de boquillas, a 350 kPa,
573
en el aspersor Nelson F33, con ensayos de un solo aspersor. Nivel sig. = 0,005.
574
Marco 12 m x 18 m P > 340 kPa Marco 18 m x 18 m P > 340 kPa
CU (%) CU (%)
100 100
80 80
70 70
2 2
Boquillas (R ) Boquillas (R )
60 4,8 + 2,4 mm (0,97) 60 4,8 + 2,4 mm (0,98)
4,8 + 2,4 mm CP (0,99) 4,8 + 2,4 mm CP (0,98)
50 5,2 mm (1) 50 5,2 mm (1)
5,2 mm CP (0,98) 5,2 mm CP (1)
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
(A) (B)
90 90
80 80
70 70
2
Boquillas (R ) 2
Boquillas (R )
60 4,8 + 2,4 mm (0,95) 60 4,8 + 2,4 mm (0,94)
4,8 + 2,4 mm CP (0,98) 4,8 + 2,4 mm CP (0,95)
50 5,2 mm (1) 50 4,8 mm (1)
5,2 mm CP (0,99) 4,8 mm CP (1)
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
(C) (D)
FIGURA C.10. Variación del CU con la velocidad del viento para cuatro marcos de riego y cuatro tipos de boquillas, a 300 kPa,
en el aspersor Nelson F33, con ensayos de un solo aspersor. Nivel sig. = 0,005.
Boquilla 5,2 mm Boquilla 5,2 mm CP
CU (%) CU (%)
90
90
80
80
70
70 2
Marco (R )
12 × 12 (0,90)
12 × 18 (0,92) 60
60 18 × 18 (0,89)
16 × 18 (0,88)
14 × 14 (0,74) 50 Marco (R )
2
90
FIGURA C.11. Variación del CU con la velocidad del viento en el aspersor RBR 32HX para varios marcos de riego con cuatro
575
boquillas a 350 kPa, con ensayos de un solo aspersor. Nivel sig. = 0,005.
576
Boquilla 4,75 mm Boquilla 4,75 mm CP
CU (%) CU (%)
100 90
80 70
2
70 Marco (R ) 60
12 × 12 (0,94)
12 × 18 (0,90)
60 18 × 18 (0,98) 50
16 × 18 (0,98)
14 × 14 (0,95) Marco (R )
2
90 90
80 80
70 Marco 70 Marco
2
(R )
12 × 12 (0,89) 12 × 12 (0,79)
12 × 18 (0,98) 12 × 18 (0,98)
60 18 × 18 (0,99) 60 18 × 18 (0,97)
16 × 18 (0,98) 2 16 × 18 (0,99)
14 × 14 (0,91) (R ) 14 × 14 (0,99)
50 16 × 20 (0,99) 50 16 × 20 (0,97)
18 × 16 T (0,96) 18 × 16 T (0,97)
20 × 18 T (0,96) 20 × 18 T (0,98)
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
(C) (D)
FIGURA C.12. Variación del CU con la velocidad del viento en el aspersor Agros 35 para varios marcos de riego y cuatro
boquillas a 350 kPa, con ensayos de un solo aspersor. Nivel sig. = 0,005.
Boquilla 5,2 mm SP P > 340 kPa Boquilla 5,2 mm CP P > 340 kPa
CU (%) CU (%)
100 100
90 90
80 80
2
70 Marco (R ) 70
12 × 12 (0,72)
12 × 18 (0,87)
60 18 × 18 (0,86) 60
16 × 18 (0,87)
14 × 14 (0,69) Marco (R )
2
Boquilla 4,8 + 2,4 mm SP P > 340 kPa Boquilla 4,8 + 2,4 mm CP P > 340 kPa
CU (%) CU (%)
100 100
90 90
FIGURA C.13. Variación del CU con la velocidad del viento en el aspersor Nelson F33 para varios marcos de riego y cuatro
577
boquillas a 350 kPa, con ensayos de un solo aspersor. Nivel sig. = 0,005.
578
Boquilla 5,2 mm SP P < 340 kPa Boquilla 5,2 mm CP P < 340 kPa
CU (%) CU (%)
100 2
(R )
100
Marco
70 70
60 2 60
Marco (R )
2
12 × 12 (1) Marco (R )
50 12 × 18 (1) 50 12 × 12 (1) 12 × 18 (0,98)
18 × 18 (1) 16 × 18 (0,99) 14 × 14 (1) 18 × 18 (1)
16 × 18 (1) 18 × 16 T (1) 20 × 18 T (0,83) 16 × 20 (1)
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
(A) (B)
Boquilla 4,8 + 2,4 mm SP P > 340 kPa Boquilla 4,8 + 2,4 mm CP P < 340 kPa
CU (%) CU (%)
100 100
90 90
80 80
2 2
70 (R ) 70 Marco (R )
Marco
12 × 12 (0,99) 12 × 12 (0,95)
12 × 18 (0,98) 12 × 18 (0,99)
60 18 × 18 (0,97) 60 18 × 18 (0,98)
16 × 18 (0,97) 16 × 18 (0,98)
14 × 14 (0,97) 14 × 14 (0,96)
50 16 × 20 (0,98) 50 16 × 20 (0,99)
18 × 16 T (0,97) 18 × 16 T (0,95)
20 × 18 T (0,98) 20 × 18 T (0,98)
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
(C) (D)
FIGURA C.14. Variación del CU con la velocidad del viento en el aspersor Nelson F33 para varios marcos de riego y cuatro
boquillas a 300 kPa, con ensayos de un solo aspersor. Nivel sig. = 0,005.
Boquilla 5,2 mm Boquilla 5,2 mm CP
CU (%) CU (%)
100 100
90 90
80 80
70 70
(300 kPa)
2 2
60 Dirección (R ) 60 Dirección (R )
45°-225° (0,80) 90°-270° (350 kPa) (0,80)
90°-270° (0,76) 90°-270° (300 kPa) (0,76)
50 135°-315° (0,94) 50 DIAGONAL (350 kPa) (0,94)
45°-225°/135°-315° (0,97) 0°-180° (350 kPa) (0,97)
0°-180° (0,82) 0°-180° (300 kPa) (0,82)
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
(A) (B)
90 90
70 70 0 180
60 60 225
315 270 DIAGONAL (300 kPa)
50 2
50
Dirección (R )
DIAGONAL (0,80) (300-350 kPa)
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
(C) (D)
579
FIGURA C.15. Influencia de la dirección y velocidad del viento sobre el CU en el marco 12 m 18 m con cuatro tipos de boquillas
580
Boquilla 5,2 mm MARCO 12 x 18 m Boquilla 5,2 mm CP MARCO 12 x 18 m
CU (%) CU (%)
100 100
80 80
70 70 45 90 135
60 2
60 2
Dirección viento (R ) Dirección viento (R ) 0 180
0°-180° (0,87) 0°-180° (1,0)
50 90°-270° (0,87) 50 90°-270° (0,93)
135°-315° (0,97) 135°-315° (0,90) 225
45°-225° (0,99) 45°-225° (0,83) 315 270
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
(A) (B)
90 90
80 80
70 70
60 2
60
Dirección viento (R )
0°-180° (0,94) 2
50 90°-270° (0,90) 50 Dirección viento (R )
135°-315° (0,86) 0°-180° (0,93)
45°-225° (0,89) 90°-270° (0,95)
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
(C) (D)
FIGURA C.16. Influencia de la dirección y velocidad del viento sobre el CU en marco 12 m 18 m para cuatro tipos de boquillas,
trabajando a 350 kPa, en el aspersor RBE, con ensayos de un solo aspersor. Nivel sig. = 0,005.
Boquilla 5,2 mm MARCO 16 x 20 m Boquilla 5,2 mm MARCO 16 x 20 m
CU (%) CU (%)
100 100
45 90 135
90 90
80 0 180 80
70 315 225 70
270
60 2 60 2
Dirección viento (R ) Dirección viento (R )
0°-180° (0,94) 0°-180° (1,0)
50 90°-270° (0,98) 50 90°-270° (0,94)
135°-315° (0,99) 135°-315° (0,98)
45°-225° (0,99) 45°-225° (0,60)
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
(A) (B)
90 90
70 70
60 2
60
Dirección viento (R )
0°-180° (0,99) 2
50 90°-270° (0,97) 50 Dirección viento (R )
135°-315° (0,96) 0°-180° (0,99)
45°-225° (0,96) 90°-270° (0,99)
40 40
0 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4 5 6
Velocidad del viento (m/s) Velocidad del viento (m/s)
(C) (D)
FIGURA C.17. Influencia de la dirección y velocidad del viento sobre el CU en marco 16 m 20 m para cuatro tipos de boquillas,
581
trabajando a 350 kPa, en el aspersor RBE, con ensayos de un solo aspersor. Nivel sig. = 0,005.
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EL RIEGO
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y de su práctica
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Universidad Politécnica de Madrid
261 págs. 2005. 36 €
ISBN: 84-8476-232-7
CONTENIDO: Prefacio. Retención y transporte del agua en el suelo.
Demanda de agua de sistemas de riego. Métodos de riego. Gestión del
agua de riego. Apéndices. Bibliografía. Glosario de términos de riego.
Símbolos usados.
****************************
El agua de riego recorre diversos caminos entre las fases del ciclo natural de agua. En particular, el sis-
tema suelo-planta-atmósfera es un destino del agua proporcionada por lluvias y riegos. Este plantea-
miento justifica fundamentar la teoría y la práctica de los riegos en el estudio de relaciones de transporte
de agua entre las fases hidrológicas así implicadas: precipitación, infiltración y redistribución, escorrentía
y evapotranspiración. Se reconoce así la contribución de la mecánica de fluidos a la ciencia y a la inge-
niería del riego y, asimismo, al hecho de que una y otra comparten apoyos hidráulicos e hidrológicos. Por
todo ello, las prácticas de riego merecen un tratamiento hidrológico complementario al que, en un volu-
men anterior, ya recibieron sus aspectos hidráulicos.
El presente tratado desarrolla tres materias principales: el transporte de agua a través del suelo, su uso
por los cultivos de regadío y la práctica de los riegos. Los fenómenos de retención y movimiento de agua
en los poros del suelo sirven de base para estudiar su disponibilidad para las plantas, sosteniendo o limi-
tando el proceso de evapotranspiración. Esta es presentada como una referencia para establecer rela-
ciones de balance hídrico, estimar el consumo de agua de los cultivos y plantear la respuesta de la pro-
ducción de los mismos a los riegos, como efecto del régimen hídrico resultante. Sobre ambas bases hidro-
lógicas, se estudian los métodos para dar los riegos y, a este fin, se acude a algunos conceptos hidráuli-
cos relativos a corrientes libres, para la práctica de riegos por superficie, y en carga, para la de riegos
por aspersión y localizados. En un marco complementario sobre diversos aspectos relativos a la gestión
del agua de riego, se plantean técnicas de evaluación destinadas a la comparación de criterios alternati-
vos de programación y al mejoramiento de la práctica de los riegos.
Finalmente, con el carácter de apéndice, el texto desarrollado se cierra con un glosario sobre términos
relacionados con el riego.
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Esta tercera edición de «EL RIEGO. FUNDAMENTOS HIDRÁULICOS»
mantiene los objetivos de las versiones anteriores. Las bases hidráulicas
de las técnicas de riego y avenamiento se plantean y desarrollan con el
análisis de corrientes en tuberías y acequias, relaciones de aforo y siste-
mas de impulsión. Se ha cuidado la presentación formal del estudio de
redes a presión y, en particular, el del cálculo de ramales de riego por
aspersión y por goteo. También se estudian los principios del movimiento
del agua en medios porosos, con ejemplos que fijan los principios esen-
ciales de la filtración en saturación y subsaturación. La revisión realizada ha prestado atención especial
al hecho de que la capacidad para comprender el análisis depende del grado de conocimientos básicos
de que se dispone, siempre limitado.
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TÉCNICAS DE RIEGO
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483 págs. Fotos color. 4.a ed. 2003. 25,24 €
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Contenido: I. Necesidades hídricas de los cultivos. Calidad del agua de
riego. Conducción y elevación del agua. II.Riegos por gravedad, asper-
sión y goteo. Estudio económico. Balsas de riego. Riego por superficie.
Tipos de riego por superficie. Bases del riego por superficie. Técnicas de
mejora del riego por superficie. Riego por surcos. Sección de los surcos.
Separación de los surcos. Etc. Riego por aspersión. Ventajas e inconve-
nientes del riego por aspersión. Dispositivos de aspersión.
Características de funcionamiento. Sistemas de riego por aspersión.
Disposición de las tuberías en los sistemas estacionarios. Ejemplo de ins-
talaciones de sistemas estacionarios. Etc. Riego localizado. El riego loca-
lizado en las relaciones suelo-agua-planta. Ventajas e inconvenientes del
riego localizado. Componentes de la instalación. Obstrucciones.
Prefiltrado. Filtrado. Etc. Fertirrigación. Ventajas de la fertirrigación.
Características de los fertilizantes utilizados en fertirrigación.
Comportamiento de los fertilizantes en el suelo. Fertilizantes nitrogena-
dos. Fertilizantes fosfóricos. Fertilizantes potásicos. Etc.
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multitud de ejemplos aclaratorios, con más de 300 figuras, esquemas y
dibujos, para que lo puedan entender todos los lectores y está especial-
mente dirigido a los agricultores y estudiantes que desean incorporarse a
esta nueva profesión. En él se recogen los fundamentos de una
Agricultura intensiva, respetuosa con el medio ambiente, sucesora de otra
donde las dosis de agua y abonados excesivos han provocado contami-
naciones y despilfarros que hoy se están pagando en tierras de huerta.
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