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1- Debido a la posibilidad de error, a la falibilidad humana, todas las afirmaciones científicas deben estar

abiertas a la crítica común: no deben ser aceptadas directamente sino tras haber sido puestas a prueba. La
metodología falsacionista se deriva del criterio de demarcación, añadiendo un razonamiento de carácter
lógico sobre la forma de testar las afirmaciones científicas. muestra que las leyes científicas se pueden
interpretar como afirmaciones que prohíben la existencia de determinados sucesos; de esta manera es
posible probar que una ley es falsa y eliminarla si se demuestra l existencia de aquellos fenómenos que
descarta teóricamente. no todo tipo de evento permite falsar una afirmación, sólo aquellos que sean
reproducibles:
«sólo tomaremos una teoría como falsada si descubrimos un efecto reproducible que la refute». Cuantos
más eventos puedan falsear una teoría, más dice sobre la realidad y, por tanto, más contenido tiene. Por
tanto, la falsación de una teoría no implica que deba ser rechazada o sustituida, sino la indicación de que
debe ser mejorada, aunque sin poder determinar la forma -añadiendo hipótesis ad hoc, modificando el
núcleo central, cambiando de paradigma o dejando el problema para más adelante por ser considerado
menos relevante que otros

2- la ciencia normal facilita la unión entre los hechos y las predicciones de la teoría, constriñendo la naturaleza
a los límites establecidos por el paradigma. El científico, durante el periodo de la “ciencia normal”, debe ser
capaz de explicar los fenómenos naturales revelados por la puesta en práctica de la observación y la
experimentación. cuando ante dicho paradigma se presentan problemas imprevistos o extraordinarios que
no concuerdan con sus presupuestos, estamos ante la aparición de enigmas. Los enigmas ponen en
entredicho y en riesgo los procedimientos establecidos para realizar una investigación, haciéndola fracasar.
Para resolver un enigma puede plantearse una o varias soluciones, o ninguna. Estos compromisos generan
una serie de reglas para ordenar el mundo y solucionar los problemas y enigmas, pero las reglas serán
siempre suministradas por el paradigma. cuando una comunidad de investigación más necesita de un
conjunto de reglas es cuando la ciencia se aproxima a un periodo de crisis. Aunque los paradigmas no
producen novedades fácticas o teóricas, sí pueden surgir teorías completamente nuevas que hacen
desaparecer el modelo anterior. Frente a una anomalía la “ciencia normal” reacciona estupefacta, porque no
puede, de entrada, resolverla; se le convierte en un enigma que –eventualmente– obliga a modificar al
propio paradigma y, por ende, genera un cambio en el modelo de resolución de problemas. El surgimiento
de un nuevo paradigma anuncia una revolución científica, y es indicativo de que la “ciencia normal” ha
fracasado en la explicación de las anomalías y en la resolución de los enigmas.

El autor rechaza el falsacionismo porque considera que todos los paradigmas tendrán anomalías (entendidas
como el conjunto de problemas que se resisten a ser solucionados), pero éstas se consideran como fracasos
concretos y particulares del científico, más que insuficiencias del propio paradigma. En el momento en que
está consolidado un determinado paradigma, dentro de él se desarrollarán lo que Kuhn denomina periodos
de ciencia normal, en que el avance se produce de manera progresiva, añadiendo las nuevas
generalizaciones a las que ya están consolidadas (Kuhn, 1989: 86). Pero llega un momento en que comienzan
a aparecer numerosas dificultades que no pueden ser resueltas dentro del paradigma y, por lo tanto, quedan
fuera del alcance del científico (Chalmers, 2003: 102). En este momento, se entra en un periodo de crisis, que
finalizará cuando emerja un paradigma completamente nuevo, que gane la adhesión de la gran mayoría de
la comunidad científica. Cuando un paradigma sustituye a otro, se produce un cambio revolucionario, más
problemático que el normal, pues altera el modo en que se piensa, ya que debe albergar a esos nuevos
descubrimientos que no han podido ser articulados en los conceptos que eran habituales en el paradigma en
crisis. El progreso, por tanto, se produce a través de estas revoluciones —más que de una forma
estrictamente acumulativa, como una línea ininterrumpida de progreso en las que un paradigma
completamente diferente sustituye a otro, planteando nuevas problemáticas que deben ser resueltas por la
ciencia, nuevos métodos y nuevas concepciones del mundo.
4- Feyerabend mantiene que la mayor parte de las investigaciones científicas nunca se han desarrollado
siguiendo un método racional, por lo que el anarquismo debe reemplazar al racionalismo: de esta manera se
alcanzará el progreso intelectual, mediante la creatividad y el propio empuje del científico. Feyerabend, por
su parte, empieza dudando que la racionalidad científica pueda expresarse en leyes o métodos generales y
termina dudando que la racionalidad científica exista.
El conjunto de estas constataciones lleva a Feyerabend a formular su propia y controvertida regla anarquista
del conocimiento expresada en la escueta sentencia: "todo vale". Sin embargo con tal principio no propugna
la anulación de toda metodología sino más bien al contrario, sugiere que todos los métodos sirven según el
propósito y las circunstancias, niega empero que exista un método valido para todo propósito y toda
circunstancia, porque los resultados de la ciencia no se obtienen al modo de una conclusión silogística como
quieren los formalistas ni tampoco el científico es un sumiso peón que obedece religiosamente los cánones
ungidos por la sacra comunidad científica. La ciencia -según el epistemólogo- tiene mucho mas de actividad
creativa -estética incluso- que de empresa racional uniforme; por eso opina que "...una decisión científica es
una decisión existencial que, más que seleccionar posibilidades de acuerdo a métodos previamente
determinados desde un conjunto preexistente de alternativas, llega a crear esas mismas posibilidades. Todo
estadio de la ciencia, toda etapa de nuestras vidas ha sido creadas por decisiones que ni aceptan los
métodos o resultados de la ciencia ni son justificados por los ingredientes conocidos de nuestras vidas"(67).
Ello explica que Feyerabend acepte en igualdad de derechos aquello que los otros estilos cognitivos tienen
que decir y así la formula "todo vale" se extiende a las formas de saber no científico restituyéndoles la
dignidad de competidores del conocimiento científico.
El proceso de conocimiento de la realidad es el paso de unas categorías a otras nuevas, proceso que debe
ser continuo en toda investigación. Toda fijación y permanencia de conceptos implica un fracaso de la
refutación, estancamiento de la ciencia causado por la incapacidad humana por construir con su imaginación
nuevas alternativas. La ciencia no puede ser considerada como única (contra el método científico) rechaza
las metodologías que buscan universalizar las ciencias. Los métodos que contienen reglas imperativas tienen
dificultades cuando se aplican a cada caso en particular. Es necesaria la violación o alteración de alguna de
las reglas del método para obtener resultados. La sumisión a una de ellas hace que la ciencia se estanque
pues el investigador en su comodidad adopta métodos prestablecidos sin esforzarse en cuestionarlos,
confrontarlos, renovarlos o alterarlos según sea necesario. La historia de la ciencia para Feyerabend es la
suma de reglas supuestamente infalibles que con el tiempo han demostrado el contenido erróneo que
poseían. Plantea la necesidad de una teoría del error. El error es lo circunstancial, lo que surge del individuo,
lo que aporta deformando su entendimiento de realidad, el elemento humano. Esta teoría ayudaría a
reconocerlo y evitarlo. Negar el error sólo reafirma la falsedad de la verdad construida con las limitaciones
de su época e ideología. Surge en oposición a las reglas fijas y universales del método científico. Quien
investiga debe adoptar recursos metodológicos necesarios tomando en cuenta con hechos históricos,
sociales y subjetivos que influyen sus indagaciones. Este es el único método admisible por Feyerabend. El de
cambiar método a conveniencia. Tal y como lo demuestra en sus propias investigaciones, todas las
revoluciones científicas se han producido al abandonarse las reglas metodológicas

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