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Actividad - Campos de Concentración y Exterminio
Actividad - Campos de Concentración y Exterminio
Contenido de la sala
Los nazis establecieron centros de asesinato para el eficiente aniquilamiento en masa. A diferencia de los campos
de concentración, que servían primordialmente para la detención y las labores forzadas, los campos de extermi-
nio, también conocidos como “campos de la muerte”, eran espacios exclusivos para “fabricar” muerte. Alrededor
de 2,700,000 judíos perecieron en los campos de exterminio a manos de la policía alemana y los guardias de la SS.
Las víctimas eran examinadas por médicos de la SS quienes decidían, con el movimiento de un dedo, el destino de
los seres humanos enviados a las cámaras de gas o, en su defecto, a los prisioneros del campo. La vida y la muerte
de una persona eran determinadas en cuestión de segundos. Todas aquellas personas que no eran consideradas
útiles para los nazis, como ancianos, personas con discapacidad, mujeres embarazadas, niños y enfermos, eran
seleccionadas y llevadas inmediatamente a la muerte.
Para la gran mayoría, esa fue la última vez que vieron a sus seres queridos. En casos como el de Auschwitz-Birke-
nau, casi todos los deportados eran enviados de inmediato a las cámaras de gas . En los cuatro espacios destina-
dos para la gasificación, los nazis llegaron a aniquilar hasta 6,000 personas al día.
Para lograr tan macabro cometido, miembros de la SS habían experimentado con algunos prisioneros del campo
de concentración Auschwitz I, envenenándolos mediante el uso de zyklon b, un pesticida cuyo principal com-
ponente es el cianuro; de tal manera, el asesinato era entendido como un fin en sí mismo. Las matanzas suelen
perseguir un objetivo utilitario, como la obtención de territorio o el beneficio económico, entre otros. En cambio,
los nazis no pretendían ganar nada con la desaparición de sus víctimas más que la desaparición misma; por lo
tanto, cada judío era deshumanizado y desprovisto de su individualidad, identificado sólo por su pertenencia a
un grupo “racial”. Independientemente de su personalidad, sus convicciones, su género, su edad, su trayectoria
personal, su nacionalidad e incluso su religión, estaba destinado a desaparecer. Ni la conversión religiosa era una
opción para salvarse. No era posible borrar de modo alguno la causa de su condena: el hecho de que sus abuelos
hubieran nacido judíos.
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b. Cierre de actividad (mensaje)
• Refuerce la reflexión leyendo la historia de Oskar Schindler, ubicada en Contenido teórico adicional
Fotos y videos
Existieron además más de 20 mil campos de concentración y trabajo que hubo en toda la Europa nazi.
Oskar Schindler
Oskar Schindler era un industrial alemán que para 1939 buscaba la oportunidad de dirigir un par de fábricas
incautadas en Cracovia, Polonia para su beneficio personal. Adquirió esas plantas, que eran de propietarios ju-
díos, dedicadas a la manufactura de aparatos domésticos. El negocio no pudo ser más ventajoso porque el trato
incluía a mil trabajadores a los que podía explotar libremente. Mientras los negocios crecían, él gozó de su éxito
integrándose de lleno a las altas esferas sociales de la época. En una ocasión presenció una redada para deportar
a los judíos. Esto causó un gran efecto en él y comenzó su etapa de transformación como ser humano ya que de
pronto empezó a proteger a sus trabajadores. Los hechos lo horrorizaron a tal grado que desde entonces juró de-
dicarse de lleno a proteger a los judíos que estaban a su cargo; un grupo de hombres, mujeres y niños que pasaría
a la historia como “Los Judíos de Schindler”. En 1943 el ghetto de Cracovia fue desmantelado y los judíos fueron
asesinados o llevados a campos de concentración. Schindler peleó por sus empleados, logrando liberar a 900,
algunos de ellos inválidos o en condiciones tan deterioradas que eran a todas luces ya incapaces de trabajar. Os-
kar Schindler alegó que eran especialistas en detalles mecánicos y exigió, mediante toda clase de negociaciones,
donde se incluían los sobornos monetarios, su liberación. La situación se tornó cada vez más tensa, las fuerzas
soviéticas avanzaban y era inminente que las fábricas serían clausuradas y los trabajadores enviados a campos
de concentración, así que Oskar Schindler, en un acto desesperado, convenció a la Administración de Armamentos
que le permitiera montar otra fábrica: en esta ocasión una supuesta planta de armas en Checoslovaquia. Solici-
tó, de paso, más trabajadores judíos. Llegaron así a su protección 300 mujeres de Auschwitz y 800 hombres del
campo de Gross-Rosen que, en teoría, debían de fabricar armas, pero no hicieron nada parecido. En la planta no se
elaboró ni siquiera una sola munición. Oskar Schindler junto con su esposa utilizó todos sus recursos económicos
y políticos para otorgar víveres, medicinas y documentos falsos a los judíos. Según las listas que se conservan
salvó alrededor de 1200 judíos. En 1967 fue reconocido como Justo entre las Naciones por el Estado de Israel.