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6 La EIS dentro de los espacios escolares


1.6.1 ¿Qué nos toca desde nuestros espacios de trabajo?

La acción conjunta de la comunidad educativa para contribuir a que niñas, niños


y adolescentes vivan su sexualidad de manera saludable, placentera y con
responsabilidad (UNFPA, 2015). Lo anterior, implica partir del análisis de la
situación de la EIS en las instituciones educativas e identificar el importante
papel que cumplen directivos, docentes, estudiantes, padres y madres de familia,
además de los servicios de salud (UNFPA, 2008) y participar de forma activa
desde sus espacios de trabajo. Entonces, ¿cómo pueden participar las figuras
clave en la EIS?

Estudiantes

Como ya lo sabes, la educación integral en sexualidad empodera a niñas, niños,


adolescentes y jóvenes al mejorar sus capacidades de análisis, de comunicación
y otras capacidades útiles para la vida con miras a garantizar la salud y el
bienestar en términos de sexualidad, derechos humanos, valores, relaciones
sanas y respetuosas, normas culturales y sociales, igualdad de sexos, no
discriminación, conducta sexual, violencia y violencia de género, consentimiento,
abuso sexual y prácticas negativas (UNESCO, 2018). Todos los y las jóvenes
tendrán que tomar algún día decisiones cruciales sobre su salud sexual y
reproductiva. La EIS es un derecho en sí misma, sin embargo, desconocen que
tienen derecho a la educación integral en sexualidad que fomente la toma de
decisiones libre e informada, la cultura de respeto a la dignidad humana, la
igualdad de oportunidades y la equidad (CPCDS, 2016). Es su obligación conocer
y exigir sus derechos sexuales y reproductivos que les permita vivir su sexualidad
de manera plena y en condiciones seguras.
Familias

La familia, como principal fuente de información, apoyo y cuidado en la


formación de un enfoque saludable hacia la sexualidad y las relaciones tienen un
papel fundamental, principalmente por constituir el espacio de socialización
primario, ya que esencialmente, permite el establecimiento de las relaciones
afectivas básicas. Ambos aspectos son de gran importancia para la construcción
de la identidad durante la adolescencia (CLADEM, 2010).

Madres, padres y personas cuidadoras son los primeros responsables para llevar
a cabo la educación de la sexualidad. En un marco de confianza, tienen que
ofrecer a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes las explicaciones adecuadas a
su edad para que adquieran el conocimiento y respeto de la propia sexualidad
en un camino de personalización. Es necesaria una explicación más que una
prohibición, de lo contrario, niñas y niños crecen desorientados, con dudas que
resolverán con la persona menos indicada y con una información no del todo
correcta (Luisi, 2013). Al tener esta gran responsabilidad, es importante que
tomen conciencia de su rol activo en el conocimiento de los derechos sexuales y
reproductivos e incluso, deben convertirse en protectoras(es) de ellas y ellos. Las
percepciones y conductas de los jóvenes se ven fuertemente influidas por los
valores de la familia y la comunidad, las normas y condiciones sociales. Por lo
tanto, la cooperación y el apoyo de padres, familias y otros integrantes de la
comunidad deben buscarse desde el inicio y deben reforzarse con regularidad.
Garantizar que padres, madres y tutores comprendan y respalden la impartición
de la EIS y participen de esta, es crucial para asegurar resultados a largo plazo
(UNESCO, 2018).
Consulta el sitio web Familias y sexualidades. Prevención del embarazo en
adolescentes, cuya finalidad es que madres, padres, familiares, tutores, docentes
o cualquier persona que acompañe el crecimiento y desarrollo de niñas, niños y
adolescentes, fortalezcan sus conocimientos y habilidades para interactuar y
relacionarse efectivamente con las y los adolescentes, para coadyuvar a prevenir
el embarazo a temprana edad (INMUJERES, 2017):
http://familiasysexualidades.inmujeres.gob.mx/

Directivos y docentes

El personal directivo y docente juegan un papel fundamental en la vida de la


gente joven desde la niñez, al tener interacción diaria en las aulas y ahora de
manera virtual, deben contar con herramientas de capacitación y fortalecimiento
en los temas relacionados con la EIS por su importancia en la salud y el bienestar
de niñez, adolescencias y juventudes (Afluentes S.C., 2018). Es cierto que el debate
actual ya no es si se debe o no enseñar en el aula temas de sexualidad, sino cómo
debe enseñarse. Ya que esto es lo que muchas veces falla y no produce el efecto
deseado (Luisi, 2013).

La escuela es el espacio social privilegiado para el aprendizaje, la participación y


el conocimiento, pero también es un espacio para la socialización de actitudes y
comportamientos. Ahí también se entretejen afectos, se descubre la sexualidad,
y se confrontan la actitud y el comportamiento con el juicio y el valor (CLADEM,
2010). Como ya lo habíamos visto, la sexualidad es parte de nuestro ser como
personas, por lo que el sistema educativo debe tener como misión fundamental
en esta materia, promover una educación de la sexualidad armónica e integral y
rescatar la importancia del afecto, las emociones y los sentimientos que permitan
descubrir mejores formas de vivir y relacionarse entre sí y con el entorno. Desde
esta perspectiva, el sistema educativo, tiene la responsabilidad de aproximarse a
la población estudiantil con estrategias pedagógicas en educación de la
sexualidad, que se conviertan en punto de referencia indispensable para el actuar
y vivir una sexualidad integral, por ello no puede reducirse a una asignatura
curricular, sino que esta debe ser transversal. Directivos y docentes deben tener
la capacidad de involucrar a otros actores claves como las familias, las
comunidades y los servicios de salud.
Personal de salud

Los servicios de salud deben respaldar la Educación Integral en Sexualidad al


proporcionar información acerca de las necesidades comunes de adolescentes y
jóvenes relativas a la salud sexual y reproductiva; compartir informaciones y
lecciones aprendidas acerca de los resultados de sus estrategias educativas; y
participar de manera activa en los esfuerzos de fortalecimiento del vínculo entre
la EIS y los servicios de salud (UNESCO, 2018). De acuerdo con la Norma Oficial
Mexicana NOM-047-SSA2-2015 Para la atención a la salud del grupo etario de 10
a 19 años de edad, a nivel nacional, el personal de salud y las instituciones de los
sectores público, social y privado del Sistema Nacional de Salud que presten
servicios de salud a niñas, niños y adolescentes, están obligados a valorar su
desarrollo y crecimiento corporal y proporcionar orientación y consejería para
que conozcan la importancia y el uso correcto de los métodos anticonceptivos
como estrategia de prevención de embarazos no planeados y de ITS, VIH y el Sida.
La NOM 047 establece los criterios e indicaciones para asegurar atención de
calidad en salud sexual y reproductiva para niñas, niños y adolescentes (CENSIA,
2019). En este mismo sentido, los Servicios Amigables son espacios diseñados
especialmente para proporcionar atención en materia de salud sexual y
reproductiva a las y los adolescentes, de acuerdo con sus necesidades
particulares. Estos servicios se encuentran ubicados dentro de las unidades
médicas de la Secretaría de Salud y proporcionan información, orientación,
consejería, atención médica, atención psicológica, dotación de métodos
anticonceptivos, entre otros, a mujeres y hombres de 10 a 19 años.
Actualmente se cuenta con 2,974 servicios amigables en las 32 entidades
federativas (CNEGSR, 2021).

Consulta el directorio de los Servicios Amigables para Adolescentes:


https://drive.google.com/drive/folders/17iXpxyigJys7oaEuDaYswWuusQS4zef9

El Estado

El Estado, entendido “como una obra humana, ha sido construido para atender
fines sociales, es decir, colectivos, de todos los miembros de una sociedad […] a
través de crear un orden necesario, asegurar la convivencia social, establecer los
medios para el desarrollo cultural, económico, político, moral y social, el bienestar
de la nación y la solidaridad social” (Ramírez, 2000). Para garantizar el derecho a
la educación integral de la sexualidad el Estado debe crear las políticas o
directrices escolares nacionales y relevantes para proporcionar una base
institucional que permita implementar los programas de EIS; anticipar y abordar
los puntos sensibles relativos a la implementación de los programas de EIS;
establecer estándares de confidencialidad; establecer estándares de conductas
apropiadas; proteger y respaldar al personal docente responsable de impartir la
EIS; y, si es apropiado, defender o elevar su posición dentro de la escuela y la
comunidad (UNESCO, 2018)
Es importante remarcar que el derecho a la educación integral de la sexualidad
hace también parte del derecho a la educación de calidad, porque posibilita
conocimientos y herramientas significativas para la vida de las personas. Es en
este sentido como todas y todos debemos participar en la construcción de un
entorno que favorezca a la EIS y la protección de los derechos de niños, niñas y
adolescentes a una formación efectiva que les ayude a establecer relaciones
saludables, respetuosas, responsables y equitativas con sus pares, en la familia,
con la pareja y en todos los ámbitos de las relaciones interpersonales (UNFPA,
2015).

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