You are on page 1of 13
Discernimiento: la crisis, la diakrisis y la salud Ponencia tomada del Jer. éongreso nacional del CIEP: DISCERNIMIENTO Y ESPIRITUALIDAD HOY: RETOS Y CAMINOS JULIO 2004 ace pocos dias estaba charlan- do con un her- mano en su ofi- cina y cuando sali le pregunté: {dejo la puerta cerrada 0 abierta?, y'me contest6: “Si, por favor. Te lo agradezco”. Me detuve: Seria si, cerrada, o si, abierta? Qué podria significar esto? Su respuesta a una pregunta tan sencilla no era muy clara. Ahora, si preguntamos, ;cudl es la vida mas perfecta? {Cudles la vida que nos lleva més directamente a Dios y a la perfecta dignidad hu- mana? Uno opina que la vida evan- gélica, el ejercicio de la caridad ha- cia el pobre y marginado; otros opi- nan que la vida familiar, el formar un pequefio niicleo de vida cristia~ na y responder en fe y caridad al mandato de Dios, “Crezcan y mul- tipliquense”. Otros opinan, si- guiendo las palabras de Jestis, que Maria habia elegido la mejor parte, que la vida contemplativa, la inti- ma uni6n con Dios es la mejor. Todos tienen raz6n, hasta cierto punto. Es verdad que la vida evan- gélica y el servicio a los pobres es la mejor préctica cristiana; el mi mo Jestis envi a sus discipulos, antes y después de la Resurreccién, a evangelizar de palabra y de he- cho. Es verdad que el matrimonio y el lograr perfeccionarse en la co- munidad nuclear de la pareja y la familia tiene primacia en el juicio de la Iglesia, y también es verdad que la vida contemplativa es el pulmén 0 el corazén de la vid. apostdlicaffpero gcuantos contem- plativos, cuantos matrimonios cris- tianos y cudntos misionerc gélicos y celosos—aun siendo san- tos y comprometidos durante lar- go tiempo en su vida—terminaron de repente en la duda, el fastidio insuperable, en una crisis o una c ia de la cual no se han podido le- antar? De repente su compromiso su vida cae en la desilusion y su eta no se lleva a cabo con alegria evan- Entonces, gcudl és la vida masiper- fecta, cudl es la que nos conduce a Dios sin fallar? No se trata de algo Rhea SS nial, sad O Feligiosa, sea_ apostélica 6 contemplativa. Mas tas i ermite Tle var a cabo cualguier_opcién de vida; se llama didkrisis, que puede 7 P. KONRAD SCHAEFER, OSB* *Orden de San Benito de Nursia Prior del Monasterio de Cuernava Morelos. lerse i la como los actos que deriven de ellos didkrisis que se dirige hacia la pro- como de su fuente, todo estar en- pia vida interior, se entiende como vuelto en la oscuridad (Col. 11.2). cia la vida externa, se entiende~ Voy a abordar el tema del discerni- como “liscernimiento’) Pero esta miento partiendo dela tradicion de distincion es secundaria. Se puede _ los primeros siglos cristianos, des- decir que la falta de didkrisis impi- de la perspectiva dé la tradicién de que uno persevere en sus bue- monéstica, pero como fermento nos propésitos hasta el fin. La dentro dela cultura y la teologia de didkrisis consis oder caminar_ toda la Iglesia. En el transcurso de entre dos opuestos, es la capacidad la ponencia nombraré algunas figu- Sapien dilate sodaarsntt ras importantes en el desarrollo del no recto sin desviarse ni aladere- tema del discernimiento. Al inicio, chania la izquierda, sea, hacia la _consideraré los términos, que has- de i ta cierto punto condicionan nues- ada, hacia una rej ia- tra comprensién. do inflexible, hacia un fervor exa- erado, ni hacia la izquierda, 0 VOCABULARIO ee elarepla de vida, Ladirisis tata 5 yoeablo@7ise9punta a un mo- fe conserv. ‘quilibrio de una onto decisivo en la evolucién de vida sana, en una palabra, es la Beno CPCSve moderacién. Quien se acerca alos Zoe Oph tenting exiremos se ariesga 9 agotase 0 Te A ns Bh gic caer en el hastfo 0 el aburrimiento oe ete oe goy encastellanoés una “mutacion —Io que la tradicién lama la ace~ ; Gia Keomalestaresqueamenazan considerable que acaece en una en- fermedad, ya sea para mejorarse, a la sociedad de cualquier época. e ya para agravarse el enfermo’ Juan Casiano (Col, 11.2), citando el [RAE]-Relativo al tema del discer- evangelio fescribe la. Timiento, Ja “crisis” sefala un mo- iscretio como elojoylalamparadel mento clave del juicio que se hi ‘cuerpo. El m 10. Ella discierne tanto los pen- Aon asnio depuis de hablo ‘examinado cuidadosamente. Entre samientos como los actos del hom- : bre, pone a la luz sus connotaciones es un término opciones del proceder_Si la vision ™édico que apunta al diagnéstico interior es defectuosa—miopia por de un mal y su tratamiento. falta de experiencia o ciencia, 0 hi- permetropia por falta deconviccién El vocablo relacionado didkrisis se 6 juicio seguros—si nos dejamos tradujo con la palabra latina anublar por la presunci6n o la pa- dso vena sion, toda la existencia, todo lo que _ bien discernimiento, am| toca la decisién y el acto, estaré os- derivadas del verbo discernere. La curecido 0 borroso. Ciertamente, si “discrecién”)enel uso comin, abar- la discretio—en el sentido de jui- marianne tei ee erent cio—se falsea ose dejaempafiar por Can psperetory comprende el tino Ia un extremo u otro, por la pasion o ™esura y la capacidad del que sabe la rutina, tanto los pensamientos _guardar secretos y evita di nulgar 8 chismes;se incluye la sensatez.para iblar u obrar. “Discernir” sefiala el distin- guir una cosa de otra, midiendo la diferencia que hay entre ellas. Co- muinmente se refiere a operaciones del énimo. Para apreciar la amplitud del “dis- cernimiento”, conviene compren- der su historia y desarrollo, pues desde su origen se relaciona con el campo semantico de la medicina, en donde se refiere al diagnéstico de un mal, el aislamiento de una par- te infectada o el vendaje de una herida. En castellano, el término médico “diacritico” se dice de los sintomas 0 sefiales con que una en- fermedad se distingue de otra. Lo que se pretende en el proceso diacritico es la restauracién del equilibrio de la vida del organis- ‘mo, quitando el exceso o reforzan- do lo deficiente. Uno de los recursos mas necesarios y a la vez mis dificiles en la estra- tegia de la busqueda de la santidad consiste en el arte de distinguir en- tre los buenos y los malos espfri- ts sooner 4 Ias-amigos-¥-2-108_ smigos. Segtin ensefian los maes= Goleta tent oreeiae ineficacia de las tentaciones ordina- rias y rastreras para hacer caer al - teéfilo—usado en la presente expo- sicién para referirse al “amigo de Dios” o al que busca a Dios—, sue- len transformarse en angeles de luz; Jo hacen mediante la sugestion de los suefios y supuestas visiones, 0 bien—lo que ocurre con més fre- cuencia—le inspiran pensamientos que parecen buenos, pero que en realidad son confusos y malsanos. “No se trata tan sélo de un discer- nimiento puramente moral entre el bien y el mal, o entre lo que es bue- no o malo en una determinada co- yuntura y con relacigh a determi- nada persona, sino iscer (0 espiritual propiamente di- cho; de distinguir, mientos que nos vienen, Tos que 10s y los que, pese a See apaditetas G2 Wea jar ‘oloml fonacato, 11, 250). dad, proceden del_demonio” (Colombas, Mi Los monjes no inventaron la dikrisis © discernimiento de espfritus, cuya historia es de origen veterotesta- mentario. Después, Pablo escribié alos filipenses: “Lo que pido en mi oracién es que su amor crezca cada vez mas en conocimiento y toda experiencia, con que puedan dis- cernir lo mejor, y llegar limpios y sin tropiezo al dia de Cristo” (Fip 1,9-10). En la espiritualidad cristia~ na primitiva la didkrisis goz6 del mayor aprecio. Siguiendo el peque- fo tratado, El Pastor de Hermas (si- glo II), Origenes (+254) traté del tema y establecié una serie de re- glas para la didkrisis; segan él, la didkrisis “es un carisma propio de los grados més elevados de la vida de perfeccién, uno de los signos més fehacientes de haberse alcan- zado la calidad espiritual por la participacién del Espiritu Santo” 9 (citado en Colombas, Monacato, I, 50-251). Mas tarde, Juan Casiano recordaré la enseftanza de Hermas acerca de los dos angeles, uno bue- noy uno malo, que incitan las obras del hombre. - ABBA ‘AGRIO PONTICO Paladio dice acerca de su maestro Evagrio Pontico (t399): “Purificado= en alto grado su espiritu, fue con- rado di Jon de ciencia- de sabiduria y de discernimiento_ [diakrisis] de espiritus” (Paladio, Historia lausiaca, 38). Evagrio afirma en repetidas ocasiones que estos dones se piden en la oraci6n. Como los antiguos autores de la escuela alejandrina, de los que de- pende en buena parte, Evagrio pro- pone un modelo de progreso espi- ritual que abarca una sanacién pro- gresiva de los males, las enferme- dades del pecado y del vicio, para lo cual emplea sus propias alego- rias médicas, Seguin Evagrio, de acuerdo con la tradicion del desier- to de la primitiva era cristiana, el filésofo, el maestro espiritual—el_ abba o la amma espiritual, quien en=- gendra por el espiritu-al hombre El mismo Dios actéa como médi sabio al restaurar progresivamen Ja salud del alma: se entiende “s lud” como la:unién con Dios qi se habia perdido por el pecado comprende la “salvacién’. En Ambito de salud y enfermedad, entiende que el sufrimiento en vida presente que se atribuye Dios es terapéutico mas que un ca tigo. Enel caso de una enfermeda en vez de aplicar un suero 0 rec tar una pastilla que quita o dist nuye el sintoma, a veces el médic atinado, en vistas a una sanaci¢ definitiva y completa, conside que sea mas provechoso que el afl gido permanezca en a fiebre o afli cién, para recobrar la salud con mi seguridad, en vez de una aparen y rapida curacin, corre el riesgo « una recaida ulterior. Evagrio suele usar imagenes ter péuticas para describir la vida ¢ piritual. Cristo es el “médico dis no” o el “médico del alma” y con parte su oficio con sus discipulo La practica ascética se conoce com phdrmakon, el remedio con el cu Cristo médico trata, purga y dism nuye las pasiones. Para Evagrio, smédico_espiritual es-quien-obse va, distingue los “pensamientes - si son demonfacos, humanos 0 ai jiuevo—desempefia un papel. de_ “médico del alma”, capaz-.de-com-_ geticos. Desuma importancia en prender el efecto en el espiritu de Warios conocimientos. Su oficio es diagnosticar las enfermedades del_ ‘espiritu y prescribir los antidotos parasu tratamientoy asilograr una ida si creia que el médico del cuerpo 0 del alma podia diag- nosticar y trazar el curso de una enfermedad por las etapas sucesi- vas (0 sea, las kriseos), y a base de su andlisis, planear o recetar las in tervenciones y aplicaciones tera péuti as. diagnosis es la observacién. El m jor médico tiene que emplear tan su conocimiento teorético Com ‘empirico para examinar y tratar’ enfermedad: Evagrio diagnosti ‘Tas enfermedades del alma, y ad mas insiste en que cada tedfilo haga un observador acertado de vida, notando con cuidado los v. ios aspectos de su lucha interic El progreso espiritual s6lo es po: Be ee merge en a eng itematicamente nota e interpre 10 el significado del conflicto-espiri- tual que sucede en lo intimo del Ee eed tanto del estudio como de la con- templacion] Dice Evagrio en el Tra- radio Practicos (no. 50,SC171): “Si al- guien quiere experimentar los de- monios salvajes y conocer su arte, tiene, sus pensamien- tos ylregistrar su intensificacionly su disminucién, sus corresponden- cias e interrelaciones, su ritmo, su— -duracion, y cuales demonios —qucer Caaf siete; Cust demon sigue cual, y debe buscar de Cristo el sentido profundo de estos he- chos”. fermedad puede tener una serie de kriseos, coyanturas criticas 0 cam- bios decisivos que sefalan o bien el mejoramiento.o el deterioro del paciente. Se supone que el entrena- miento médico y el estudio capaci- taal médico por la observacion de las kriseos sucesivas para pronosti- car el curso de una enfermedad; a base de sus predicciones, podria proyectar o abandonar intervencio- nes terapéuticas. EL“conocedor” o“sabio” (gnéstikos) de Evagrio es tanto“un-maestro como un médico espiritual, el abba ‘amma monéstico, Sa i sanadores provienen principal- El término griego krisis 0 juicio, es- mente de las sagradas Escrituras, importante en todoeste proceso. El_ por lo cual las escruta para hallar sentido y el propésito de la krisis _las pautas que pueden beneficiarle sentido y el propésito de la krisis_| tiene I lad de lograr una ar-_a si mismo y al teéfilo. El gndstikos_ monia con los logoi (las “razones”) Wea providencia. Estos marcan el designio que Dios ha impuesto a la creaci6n. Hay que distinguir entre los logoi referidos al principio crea~ oa pomprender la haluraleza y cubriz-enas Escrituras los remedios de_sus propios males espirituales y.las enfermedades de Tos que acu- dor, y los logismoi, los “pensamien-_ den a él para consejo. Al ofrecer su tos”, que en vez de participar en la creaci6n, la uni6n, en vez de con- ducir hacia la santa Trinidad, co- rrompen y descomponen; forman un movimiento dispersivo, hacia el caos. La-krisis.es un_cambio en un r nA ini eet fel sentido favorableo desfavo-— rable del mismo. Por extension la krisis'es la manifestacion aguda de un trastorno fisico‘o moral. Asi, Evagrio entiende que la krisis senta- la una transformacién radical que facilita el movimiento ascendente hacia la virtud y la ciencia, 0 des- cendente hacia el vicioy la ignoran- cia: En cuanto a una enfermedad, hay intervalos, etapas 0 dias “criti- cos”, en los cuales suceden los cam- bios o fluctuaciones. Cualquier en- comprension a los demés, sitve como instrumento de curacién de simi wu funicion es en vistas ala didkrisis, o discerni- miento de espiritus. Se trata de identificar, apuntar, reconocer la accién del Espiritu de Dios que siempre obra en las entrafias mis- mas de la realidad humana, con to- das las contradicciones y condicio- namientos de todo tipo que lo hu- mano implica. Evagrio arma al tedfilo con apoteg- mas y citaciones biblicas, que le permiten conquistar u ordenar los “pensamientos” 0 logismoi—se en- tienden también como “tentacio- nes” 0 tendencias agudas del ser humano-—; presenta un verdadero arsenal para combatir a los demo- ee ernie ee cur nios. Los apotegmas 0 “palabras de vida’, son las armas habituales que se usan para luchar contra los ocho logismoi —gula, fornicacién, tristeza, acedia, avaricia, ira, vanagloria, sober bia—. La caridad, hija de la apatheia —ausencia de las pasiones—, es el objetivo de toda esta lucha en contra de los malos pensamientos. Cada apotegma estd compuesto para ser meditado por si mismo. Muchas veces toma una forma enigmética, para estimular mejor la meditacion y también para no ex- poner demasiado brutalmente una verdad ante los espiritus que toda- via no se pueden o no se dejan co- nocer. Escribe Evagrio a Anatolio (Carta a Anatolio, 9): “kemos-disi- muilado ciertas cosas, y hemos obs- -curecido otras, para no dar a [os La finalidad del proceso espirituz es mantener el espiritu vigilant para que se disuelvan los pensa snientos malvados: “Como el. fue -go-derrite la cera, asi la buena vig’ lia los malos pensamientos”, (A\ fonachos, 50). Pareciera que la cor perros lo que es santo, niechar las~ dicién que alimenta el fuego, | perlas.alos marranos; pero las ver~ dades se esclarecen para los que— ‘siguen el mismo camino”. Noes un” disfraz para el egoismo espiritual, sino es asi con el deseo de alejar la tentacion de atribuirse la santidad sin haberla alcanzado. Una analo- gia del proceso es que un hombre podria describir una ciudad sin haberla construido, sin haberla vi- sitado. Ladiiikrisis deja grande espacio para el padre o la madre espiritual. Su método, como maestro, no es acla- rar las cosas, sino dejar libre al in- térprete, al teéfilo que busca, e im- pulsarlo a buscar con més asidui- dad, con mayor diligencia. La prac tica se define como el camino espi- ritual, que tiene por fin purificar la parte apasionada del alma. Es, en- tonces, la lucha contra las pasiones, con el fin de lograr la apatheia, con- dicion con que inicia la ciencia au- téntic cera, deba desaparecer; claro qu para nosotros que sabemos qu cuando una vela se acaba, yano hay fuego, nos parece una suerte de ni hilismo. Sin embargo, creo conve niente ilustrar con otro proverbi cémo es el proceso de separaci6i del cuerpo al final de la vida: “S imitas a Cristo llegards a ser dicho so, tu alma participara de su mis ma muerte, y no arrastraré consig el-mal de la propia carne, sino qui tu salida sera como la salida de un: estrella, y tu resurrecci6n resplan deceré como el sol” (Ad Monachos 21), La luz del anima que muere k muerte de Cristo y resucita con ¢ no depende mas de la alimentacisr 0 informacién sensorial, resplande ce como sol porque ha reencontra do su origen. Para qué sirve el apotegma o proverbio? En primer lugar, es ung sentencia creativa y recreativa. Nc es palabra magica, pero funcioné 12 como antirrético — palabra arma— , sirve para combatir espiritualmen- te. No da una solucién, porque el combate espiritual es simplemen- te un campo de batalla, no una ma- quinita Nintendo donde se acumu- lan puntos y se gana unas veces y otras gana la maquina. La gracia de la metéfora est4 en mostrar otro paisaje, ampliar la Optica, y en esto va el discernimiento. Sélo el Dios enel que se puede habitar garanti- za la legitimidad de la metafora como combate. Evidentemente no se trata de ver si todo lo que hace- mos es bueno o malo, sino de ver todas las cosas en Dios. Por eso para Evagtio la gnosis no vale por si mis- ma cuanto el combate, porque el deseo de Dios debe ser mas gran- de que el deseo de conocerlo. Asi el humilde aun si no alcanza la gnosis, habita en Dios libre de la ido- atria del conocimiento. ABBA ANTONIO Las reglas tradicionales de la didkrisis se hallan en la Vida de San Antonio de Atanasio (373) y espe- cialmente en Juan Casiano (+435). La dikrisis se convirti6 en la verda- dera sabiduria monéstica. Llustres hombres y mujeres acudian “a los monjes, con frecuencia harto rudos, para recibir de ellos con alegria el vidtico de la salud del alma” (“Car- ta de San Nilo” [3,43], alabando al diécono Teodosio, citado por Colombas, Monacato, Il, 251). La didkrisis era el arte por excelen- cia de la vida espiritual, un arte imprescindible para los solitarios del desierto sin otra compantia que la de los espiritus, para poder dis- tinguir entre los espiritus que les eran propicios y los que buscaban su perdicion. El teéfilo podria conti- nuar fiel en el buen camino, pero, porfalta de dikrisis, podria perder- se. Casiano cita algunos casos tris- tes e ingenuos (Col. IL5-8). Abba Antonio juzgaba quela didkrisis es un arte que se puede aprender: ”... es totalmente posible distin- guir entre el bien y el mal... Una visi6n de los santos no es turbu- lenta...Tal vision llega tan tranqui- lay suave, que de inmediato hay alegria, gozo y valor enel alma. Con ellos esta nuestro Seftor, que es nuestra alegria, y el poder de Dios Padre. Y los pensamientos del alma permanecen sin molestias ni olea- je, de modo que en su propia bri- llante transparencia es posible con- templar la aparicion. Un anhelo de las cosas divinas y de la vida futu- ra se posesiona del alma, y su de- seo es unirse totalmente a ellos y poder partir con ellos”. El temor sano ante la vision beatifica, se modera con el amor. Temor, como en Ios casos de Zacarias o la Vir- gen frente a Gabriel 0 el de las mu- jeres ante el sepulcro vacio (Lc 113.30; Mt28,5), “no es cobardia del alma sino conciencia de la presen- cia de seres superiores” (Atanasio, Antonio, no. 35). “Por otra parte, el ataque y la apa- rici6n de los malos estan Ilenos de confusion, acompafiada de ruidos, bramidos y alaridos”. Parece el es- candalo de muchachos groseros. ““Bsto al comienzo ocasiona terror en el alma, disturbios y confusion de pensamientos, desaliento, odio de la vida ascética, tedio, tristeza, recuerdo de los parientes, miedo de Ja muerte; y luego viene el deseo del mal, el desprecio de la virtud y un completo cambio de cardcter” (Atanasio, Antonio, no.36). Ast, abba 13 Antonio aconseja enfrentarse con el terror inicial. Si viene junto con la alegria y el contento, el valor, la re- cuperacién de la calma de pensa~ miento, y con valentia de corazon y amor de Dios, entonces se puede gozar de la tranquilidad del alma que da prueba de la sublime pre- sencia de Dios, {Como adquirit el carisma de la didkrisis? El mismo Antonio nos en- “Por eso se necesita mucha oracién y disciplina ascética para que uno pueda recibir del Espiritu Santo el don del discernimiento de espiritus y ser capaz de conocerlos: cual de éllos es menos malo, cual de ellos mas; qué interés especial persigue cada uno [de los pensa- mientos] y cmo han de ser recha- zados y echados fuera” (Atanasio, Antonio, no. 22) Atanasio admiraba al abba Antonio y escribio (en-paréfrasis): En su practica ascética habfa una Gnica cosa: poseia el don del discerni- miento de espiritus y asi reconocia sus movimientos y diagnosticaba sus impulsos; no ignoraba el obje- tivo ni la tendencia de cada uno de ellos, No sélo él mismo no fue en- gafiado por ellos, sino que ensefia- ba a aquellos a quienes acosaban como rechazar sus ataques, descri- biendo las debilidades y engafios de los espiritus que acechaban para conquistarles (Atanasio, Antonio, no. 88). ABBA JUAN CASIANO Dos siglos después de Evagrio, y como compendio de la tradicion del desierto, Juan Casiano es el gran maestro de la discretio como virtud del justo medio que evita los exce- 4 sos, como principio de la modera cion, Ademas; en la practica, | discretio se precave del excesivo cel que impulsaria a un maestro espi ritual a raer demasiado la herrum bre, con el peligro de romper « vaso (Benito, Regla, 64,12). La logica de la discretio se entiend en un sentido biblico. Es la del sar to Jacob que no queria fatigar a su rebafios haciéndolos andar dem siado (Gn 33,13); ademés, es la f cultad cognoscitiva para determ nar lo verdadero. A la discretio d Casiano la acompafian las cualid des de la circunspeccién y la per picacia con el fin de poder disce nir los diversos aspectos del asu to de que se trata y moderarlos s gan la justa medida. La logica de Casiano se funda en deseo de ir progresando en la pl na obtenci6n de un fin santo. Ele sefia: “sin la gracia de la discreci no puede la virtud ser estable perfeccionarse... La discrecién. Jo que conduce al monje con pa firme y sin vacilacién hacia Dios y conserva intactas las virtude Gracias a la discretio, se sube c ‘menos fatiga la cuesta de la perfe cién; sin ella muchos no podri subir a pesar de continuos esfuc zos. Para Casiano, la discretio es madre, guarda y moderadora | todas las virtudes” (Col. 11.4). Ena primera conferencia, Casia indica el scopos de la vida ascéti Sélo la pureza de corazén, la ca dad y la contemplaci6n aqui en tierra justifican la aridez del car no ascético. Esas se logran por combate espiritual y la discretio. pensamientos santos (cfr. | Vogiié, CM 103, 442-443). Segan Casiano, el origen de nuestros pen- samientos puede ser Dios, las ten- taciones diabélicas 0 nosotros mis- mos (Col. 1.19). No todos los pensa- mientos buenos vienen de Dios. El mismo Dios siempre asiste al tedfilo a escoger el bien, pero no empuja hacia los pensamientos malos Mientras la elecci6n de los pensa- mientos buenos tiene su origen y fin en Dios, la eleccion de los pen- samientos malos depende de la li- bertad del hombre. Tienen su prin- cipio ena tentaci6n. La libertad del te6filo puede elegir lo que debera a Dios 0 a si mismo. El intelecto no cesa de recibir el impacto de la ten- taci6n, pero tampoco lo abandona la inspiracion del Espiritu, La Es- critura muestra también esta distin cién de pensamientos; basta men- cionar el caso de Judas, Ademas, la profecia y la posesion diabélica conviven draméticamente en el es- cenario biblico. En la profecia se entiende la “inhabitacion” del Es- piritu Santo, mientras la posesion diabolica se presenta como un asal- to desde afuera. Casiano, fiel creyente de la perenne accion del Espiritu, ensefia que nuestra vida espiritual es la conti- nuacién y el cumplimiento de la sa- nuestros pensamientos, demostran- do siautentico-vater— > En segundo lugar, habra que revi- sar la imagen. ne- _da, La autenticidad de nuestros pensamientos se reconoce en la au- toridad de la Escritura, de los Pa- dres y maestros espirituales que contrasta con la inautenticidad de quienes, hinchados de soberbia, se alejan de la verdadera ensefianza que el Espiritu Santo dona a quie- nes visita. La_soberbia, el antiguo_ pecado, es la efigie del viejo tirano. | Por tiltimo, el banquero pesa la moneda. Verifica que corresponda integramente al peso establecido para la circulaci6n pablica. Se trata de que nuestros pensamientos co- rrespondan a la experiencia y las —wadiciones de tos Padres, que no sean nimenos ni-mas-———— —————— En conferencia Casiano pplica que es Pyecisamente por la humildad qué se adquiere la iscretio. Porta obediencia y la su- mm Padre espiritual, el tedfilo renuncia al propio encumbramien- to para reconocer objetivamente la constante inspiracion del Espiritu en su Iglesia, de modo que la pro. pia historia espiritual se inserta en— grada Escritura. Paragona ladiscretio. la historia de la salvaci6n como his- Ee voierpertis tonspigieAbees nares ‘on este gesto de a revisa si la moneda es verdadera 0 “alsa (Col. 1.20). La moneda del inte~ ‘Tecto son sus pensamientos, que cir- culan en la dialéctica comercial del camino espiritual. Esta moneda, hay que verificar de dénde viene. Ensefa Casiano, la primera cosa que el banquero ha de revisar es la mildad que se ilustra también con la imagen de “estrellar los ni- fios [pensamientos] contra la roca” [que es Cristo] (cf. Sal 137,9, citado por Benito, Regla, 4.50), el tedfilocon- fiesa su fe en que toda la historia salvifica se actualiza a través de la experiencia de los Padres de la tra~ dici6n. ‘eza y la integridad del oro; es > habra que revisar siel fuego Ante la presencia potente del Espi- Spiritu Santo ha purificado ritu Santo esté la debilidad del 15 teéfilo. El exceso 0 el defecto, el des- viarsea derecha’o'a izquierda esta en relaci6n con la presencia del Es- piritu, El teéfilo que se desvia deja de reconocer el Espiritu que anima la historia de la salvaci6n. La accién més alto de la discretio de parte del te6filo es el conocimiento humilde de la presencia del Espiritu de Dios. La verdadera discretio no se obtiene sino con la verdadera hu- mildad (Col. 11.20). Exponer la pro- pia vida al examen continuo de la experiencia espiritual de la sagra- da Escritura y de los Padres garan- tiza una discretio verdadera, Es quizés Juan Climaco (1649), ha~ blando sobre la didkrisis, quien me- jor asimil6 esta logica de la discretio tal como la manejaba Juan Casiano apenas dos siglos antes. “En los principiantes, el discernimiento [didkrisis} es un conocimiento verda- dero de si mismos; en los que pro- gresan es un sentido espiritual que distingue sin error el bien verdade- ro del bien solamente natural (o de su optesto); en los perfectos, es una ciencia que proviene de una ilumi- nacin divina y que puede aclarar con su luz lo que estd oscuro para los otros. O de una manera gene- ral, quizds el discernimiento [dikrisis] es y se define como la per- cepcion cierta de la voluntad de Dios en toda ocasién, en todo lu- gar y en toda circunstancia; se en- cuentra solamente en los que son puros de corazén, de cuerpo y de boca. El discernimiento [didkrisis] es una conciencia sin mancha y una sensibilidad purificada” (Juan Climaco, La Escala santa, I; XXV1,1). BERNARDO DE CLARAVAL El discurso monastico sobre la didkrisis y la discretio de los siglos V y Vise renueva con Bernardo de Claraval (#1153). En un sermon que elabora sobre los siete espiritus, Bernardo contrapone dos espiritus, lo bueno y lo falso, y aclara que el segundo tiene dos vicarios que ejercen su influencia y por medic de los cuales lleva a cabo sus ins nuaciones perversas: estos dos vi- carios del espfritu falso son el es- piritu de la carne y el del mundo. Frente a los dos vicarios, hay que prevenir o alertar los sensores; su vileza es capaz.de entumecer el cuer- po-y ahogar el alma, Son espfritus por naturaleza, pero hay que reco- nocerlos por su forma de manifes- tarse, sus insinuaciones y sus obje- tivos. En contraposicién al espfritu bueno que nos permite vivir libres y sanos, el espiritu also con sus dos vicarios nos asaltan y nos esclavi- zan. {Como se conocen el espiritu de la carne y el del mundo? Ahora viene el proceso diacritico. Cada vez que un pensamiento car- nal toca nuestras puertas—es lo més ordinario como pensar en la comi- da, la bebida, el suefio 0 el sexo—y nos sentimos como impulsados a gratificar el pensamiento de mane- ra desordenada, tenemos por cier- to que quien nos impulsa es el es- piritu falso, manifestado en lo car- nal. De igual modo, cuando nos asaltan otras inclinaciones que tienden a despertar y excitar las actitudes de ambici6n, soberbia, arrogancia y otras semejantes, se percibe que quien maniobra es el espiritu falso del mundo, mas pernicioso que el de la carne por perjudicar mas su- brepticiamente la salud eterna, 0 sea, la salvacién, por lo cual debe ser rechazado de inmediato y tajan- temente. 16 Ahora bien, después de que estos dos vicarios nos vuelven la espal- da, confusos y derrotados, entra en la lucha su perverso jefe, rojo deira y rugiendo como un leén. Como ha visto que nada consiguié con los halagos y las insinuaciones de la carne y las vanidades del mundo, provoca en el alma la ira, la impa- ciencia, la envidia, la acedia 0 abu- rrimiento; infunde en el corazon las vanas sospechas de que nos han tra- tado con poca delicadeza o amabi- lidad; nos hace desconfiar de los motivos de los que estan en nues- tro entorno; nos hace perder la pa- ciencia, Hay que resistir estos pen- samientos como al mismo diablo (Bernardo, Sermon XXIIL;3). {Como enfrentar los espiritus mas Sutiles, més perniciosos? :Qué ha- cer en el caso de que el alma ya haya sido invadida por el espiritu falso, y hasta cierto grado sea su esclava, y se preste a hacer sus ve- ces? En este caso la insinuacion del espfritu falso no asalta desde fue- ra, sino que se suscita desde den- tro, como una ciudad invadida por el enemigo, bajo forma de sensua- lidad, vanidad o amargura. Bernardo aseévera que los dos espi- ritus, el bueno y el falso, pueden hablar el mismo lenguaje y llevar al mismo fin, pero el tedfilo conoce- 4 por sus frutos (cf. Mt7,20). Cuan- do se manifiesta como espfritu de esclavitud, hay que volverse con- tra él y resistirlo con todas las fuer- zas (Bernardo, Sermén XXIII,4). En este caso, la discretio consiste en in- dagar en el propio corazén, como si fuera una ciudadela en donde podria haberse infiltrado un agen- te doble, con mascara de aliado cuando en realidad es el adversa- rio. El horror seria que habitara en Ja propia ciudad, que se moviera contra el propio corazén desde den- tro, Pero, para probar su verdade- ra indole, se buscan la profunda paz, la alegria, la amistad, el culti- voy crecimiento de las virtudes. De todos modos, Bernardo reconoce que no'siempre es facil discernir cual de los dos espiritus es el que habla. {iC6mo saber si es espiritu bueno o espfritu falso el que nos habla? Ge- neralmente, el espiritu falso habla con mucha claridad, con conviccién, y sugiere las cosas concretas. Por el contrario, el bueno deja la respues- ta ambigua y abierta. Segin la ex- hortacién de Bernardo, hay que es- cuchar continuamente la palabra de Dios “que es palabra de paz. Dicho- say feliz el alma que percibe en el silencio los acentos del divino su- surro y repite sin cesar como Samuel: Habla, Seffor, que tu siervo escucha” (Bernardo, Sermon XXIIL6). CONCLUSION Sor Maura, todavia joven, se pertur- baba mucho sobre la cuestién desu vocacién, vacilando con los vientos contrarios, sobre si continuaria en 7 su consagraci6n o la abandonaria. A veces Maura tenia la impresion de que Dios le hablaba al ofdo; a veces, temia que para Dios todo era igual en cuanto a su vocacién 0 el abandono de la misma. Una tarde, Maura le pregunt6 a su amado Se- Aor: “ZY qué de mi llamado?” El Senior le contest6: “;,COmo? mi que- rida, Qué es lo que buscas?”. “Mi llamado. Quiero saber, una vez para siempre, si me llamaste a este estilo de vida o no”. El Seftor le re pondié: “Querida Maura, debo de- cirte que respecto al llamado, como medio de comunicacién, se suele exagerar. La voz no llega desde arriba sino desde dentro. Ahora, en cuantoa tu llamado, jovencita, gqué dice tu cerebro?”. Maura contest6: “Son dos respuestas encontradas” El Senor: “Eso es bueno; la mayo- ria de las cabezas que piensan, di- cen cosas opuestas”. Maura pre- gunt6: “Entonces, ze6mo puedo saber?” . El Seftor le confirmé: “Ha- bra una seal”, “ZY qué clase de sefial?”. Contest6 el Sefior: “No se puede anticipar una sefial hasta que se manifiesta”. Pregunté Maura: Donde la busco?”, y la respuesta cerré el didlogo: “No la puedes buscar; los signos y las sefiales te buscan a ti” Como se ve de lo antecedente, la didkrisis no se trata tan s6lo de un discernimiento puramente moral entre el bien y el mal o entre lo bue- no o malo con relaci6n a cierta per- sona o en una determinada coyun- tura, sino un discernimiento espi- ritual propiamente dicho: distin- guir entre nuestros mismos pensa- mientos los que proceden de Dios y los que, pese a sus apariencias de bondad y santidad, no proceden de éL. La didkrisis consiste en poder ca- minar bien y poder progresar con cierto equilibrio y direcci6n e1 das las coyunturas de la vida En la sabiduria monastice didkrisis comprende la determ cién de lo mejor posible, la elec de los medios mas apropiados ordenacién al fin; ademas, se ex sa.con la discrecién que es “m: de las virtudes”, en el sentide que confiere a todas ellas una j proporcién, impidiendo los ¢ sos. Sabe distinguir lo esenciz lo superfluo en la vida espiri y lo esencial es la salud del al del cuerpo, de toda la persona Como exhortacién a la virtud vivencia dela didhrisis, concluye lainstrucci6n del abba Benito, q legisla para la figura del abad comunidad, instruccién qu aplica a todo amigo de Dios (f 64,17-19); “En sus mismas dis, ciones sea prévido y. consider y.orase trate de cosas de Dios « Siglo, discierna y modere la t queasigna pensando en la diser del santo Jacob, que decia fatigare mis rebafios, haciénd andar demasiado, moriran tod¢ un solo dia’, Tomando, pues, ¢ y otros testimonios de discre madre de virtudes, ordene toda cosas de tal: modo que los fuc deseen més y los débiles no r BIBLIOGRAFIA Bernardo de Claraval, Obras con tas, VI, Sermones varios. Mac BAC, 1988. Caliti, Benedetto, “La virta d ‘discrezione’ in Cassia Sapienza Monastica, Sage Benedetto Calati. Roma, St Anselmiana 117, 1994. 18 Colombas, Garcia M., El Monacato Primitivo. II. La espiritualidad. Ma- drid, BAC, 1975. Colombés, Garcia M. e Inaki Aranguren, La Regla de San Beni- fo. Madrid, BAC, 1993. Colombés, Garcfa M, con Leén M. Sansegundo y Odilon M. Cunill, San Benito, su vida y su regla. Ma- drid, BAC, 1954. De Vogiié, Adelbert, “Para com- prender a Casiano. Una ojeada a las conferencias”, Cuadernos Monésticos 103 (1992), 437-462, Dictionnaire de Spiritualité, t. IL arts. “Discernement des Esprits” y “Discrétion”. Beauchesne, Paris, 1957. Dysinger, Luke, “Healing Jud- gment: Medical Hermeneutics in the Writings of Evagrius Pon- ticus” (articulo no publicado); Saint Andrew Abbey, Valyermo, California. Evagrio Péntico, Obras espiritual (Biblioteca de patristica, 28). Ma- drid, Editorial Ciudad Nueva, 1995. Juan Casiano, Colaciones, I. Madrid, Ediciones Rialp, 1958 Juan Climaco, La Santa Escala, I Buenos Aires, Editorial Lumen, 1989, Paladio, Historia lausiaca o Padres del Desierto. Sevilla, Apostolado mariano, 1991 19

You might also like