Efectivamente: carece de sustentación decir que el derecho no se encuentra
en correspondencia con las realidades sociales. En verdad si se ha de afirmar
algo a este respecto debe decirse justamente lo contrarió. El derecho y el estado, en sus esencias y funciones, sí se encuentran en clara correspondencia con una realidad social: la realidad social que se perfila como el dominio de un sector minoritario sobre el sector mayoritario, en todas sus proyecciones económicas, político-jurídicas o ideológicas. En lo que concierne a la otra realidad social, la de los grandes sectores populares dominados en las proyecciones antes dichas, ni el derecho ni el estado pueden invocar ajuste o correspondencia. La actividad del jurista imbuido de una sublimación de la justicia, sería invertir los términos de esa situación. Formulada la anterior tesis, retomemos, púes, la supuesta existencia de . una cantidad de juristas persuadidos de la necesidad de los cambios sociales y dispuestos a acometer su tarea. Esto nos lleva a pormenorizar los factores limitativos para que logre su propósito. Hablar de necesidad de cambios sociales, de instaurar la justicia social, de · construir una humanidad sana y segura, implícitamente conlleva afirmar que lo que existe es lo contrario. No se da justicia social en la ciudad y en el campo porque mientras hay unos que todo lo tienen e incluso dilapidan, otros mueren de hambre, de desnutrición; no hay equilibrio social, pues en tanto unos disfrutan de comodidad y de seguridad, la mayor parte no goza de estas prerrogativas. No existe equidad en un tipo de sociedad en que los insumos para un perro faldero o un caballo de raza gastados en un día bastarían para impedir que en Biafra o en el minifundio latinoamericano mueran por inanición dos pequeñas criaturas abandonadas a su suerte. Entonces aquí se encuentra el meollo del asunto: cambiar el status implica distribuir entre toda la sociedad, según un plan coherente y armónico, cierto tipo de instrumentos y medios de producción para que, puestos en funcionamiento por los hombres, reviertan sus productos para un consumo mayor y mejor, indiscriminado y en escala ascendente. Lo anterior conlleva la desposesión de bienes particulares sobrantes hasta el punto en que lo que quede inafectable sea lo suficiente para llevar una vida digna y decorosa, respaldada por el trabajo constructivo y creador.