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PROYECCION — 36 (1989) 14: documento sobre los laicos después del sinodo de 1987 Ildefonso Camacho Lo que pretendo con estas péginas es muy sencillo y modesto: ayudar a tuna lectura del ltimo documento pentifico, ahora sobre el tema de *Los Inicos cristianos” (“Christifidele laei"), que lleva por fecha el 30 de diciem- bre de 1988, aunque se hizo piblico algunos meses después. Me ha movido 1 redactar estas péginas un doble motivo: por una parte, el interés de seguir con atencién estos documentos del magisterio eclesial, que marcan el ritmo de Ia reflexién que se hace en la Igleia sobre cuestiones que preocupan en ‘muchos ambientes creyentes; por otra parte, Ia dificultad que encierra la lectura de los escritos de Juan Pablo Il, por su complejidad y por su misma extensién, as{ como por su frecuencia, Creo que la comprensién de este texto, que os el resultado de Ia reflexién, ue ha seguido al Sinodo de 1987 acbre los Isicos, exige remontarse 8 su ‘génesis desde Ia preparacién misma del Sinodo: esa seré la Primera Parte de este trabajo, Seguiré una presentacién eequemética del contenido del documento mismo, de la que se entresacarén Iuego algunas claves para su lectura (Segunda Parte). Podremos adentrarnos aai en el tema mistno de la Exhortacién Apostélica situéndolo en su contexto adecuado: expondremos, por tanto, la eclesiologia del documento (Parte Tercera) como contexto para estudiar la vocacién y misién de los laicos (Parte Cuarta). Pasaremos breve revista, por fin, a algunos problemas concretos que se destacaron desde Ia fase de preparacién del Sinodo (Parte Quinta), Una altima observacién introductoria. Bs frecuente oir hablar prolija- mente de documentos como éste sin haber dedicado apenas un rato a la us lectura directa del mismo, Con esta presentacién quisiera salir al paso de esa dificultad, ya que en realidad sélo pretendo una cosa: ofrecer una ayuda para la lectura, pero en modo alguno suplirla. Comprender el documento desde su génesis. El mismo documento que vamos a estudiar, en su Introduceién, alude al proceso de trabajos presinodales y sinodales para concluir con estas pa- labras: “Por exo el presente documento no es paralelo al Sinodo, sino que constituye fel eoberente expresién; es fruto de un trabajo colegial,acuyo resultado final el Consejo de la Secretaria General del Sinodo y Ia misma Secretaria han sumando su propia aportacién® (a. 2). Bl dedicar un Sinodo Universal dela Iglesia a los laicos responde a una ecisién de Juan Pablo Il en abril de 1984, con la que quiere hacerse eco de las sugerencias hechas por los distintos episcopados para el tema de la asamblea sinodal, a celebrar en 1986 de acuerdo con el calendario ordinario de los sinodos. Pero en enero de 1985 el Papa sorprendié a toda la Iglesia con Ia convocatoria para el otofio de ese mismo afio de un Sinodo extraordinario sobre el Vaticano Il a los 20 afioa de su conclusién. En consecuencia, el ‘Sinodo ya convocado sobre los Iaicos se retrasé, quedando definitivamente ‘jada su celebracién para octubre de 1987. Es importante este Sinodo extracrdinario de 1985, ya que en él se en- ‘cuentran elementos indispensables para comprender el de 1987: a destacar sobre todo la reflexién sobre la eclesiclogiay los aspectos que més se subra- yyaron en éata, queriendo salir al paso de algunas malas interpretaciones de Ia doctrina conciliar sobre Ia Iglesia. La insistencia —demasiado unilate- ral, para algunos— en una eclesiologia de comunién fue quizés el rasgo més significative de Ia asamblea sinodal de 1985. La preparacién directa y la celebracién misma del Sinodo de 1987 sobre los laicos se hizo de acuerdo con el proceso que se habia seguido en sinodos anteriores. Podemos esquematizarla como sigue "Batre laa erdiean del Sinodo cltame ls sulente: PM. LAMBT, Bt “iter” de loo tralajon sinodle: Vida Nuova, x. 1.608/7 (7/14 novembre 1987) 32-86; G. CAPRILE, I prossimesinedo dl vacots Cvlth Catalen 188/3 (1987)506-513; I inode dei wee a ‘Fare preparatoria (1985-1987) ) Blaboracidn de un primer documento (*Zineamente?) destinado 4 euacitar y eatimlar Ia rellexiGn on toda la Iglesia a travén de Tae ‘Conference Epincopales, Fue hecho piblico en febrero de 1986, ») Blaboracin de un segundo documento (*Instrementum labors”), ‘que pretende recoger Ins rellexioner, experiencing, ugerencias y pro. ‘puestas que hablan legado a Roma en las respucstas a los “Lines- Ienta?. Este documento, presentado a la prensa ya en abril de 1987, = hace piblico toda la Iglesia como inatrumento de rofexin. Celebracion del Sinodo (octubre 1987) ) *Relacién inci” de Mr. Thiandoum, Arsobispo de Dakar (Sene- fal), prevetando el etado de Ia euestin a etudiar y lo principales problemas suscitados al respecto (3 octubre). )Intervenciones de loe Padres en el aula sinodal (4-18 octubre). «) *Relacién segunda? de Mr, Thisndoum, resumiendo de nuevo el et- tado de a cuestGn tras el debate en el aula y formalando 12 pregontas ‘concretan para la fase siguiente (13 octubre) 4) Trabajos de los grupos lingisicoe (*Cireuli minores") sobre las ‘euestiones antes propuestas (14-17 octubre) 4) Blaboracign de Int proposiciones: tras la presentacin en el aula de Jas reepuestas de los grupos linglitcon y de una primera redaccin de laa *proposiciones® (19-24 octubre), éatas son de nuevo discatidas en Jo grupos lingifeticoe. Con las enmendas aportadaa por fos 4 hace ln redaccién deBnitiva de las mismaa que es, Gnalmente aprobada en ‘Laula y remitida al Papa con visas ala elaboracién del documento ‘postsinodal (29 octubre) £) Blaboracign del Mensaje Final dsl S{nodo dirgido al Pueblo de Dios (29 octubre. Pero més que Ia cronologia del proceso nos interesan los problemas que fueron surgiendo en cada fase del mismo. Esto nos obliga a recorrer de nuevo el camino, destacando ahora los puntos de més relevancia en sus fates mie importantes En la misma presentacin a la prensa de los *Lineamenta” se puso de relieve un doble motivo para esta nueva profundizacién sobre Ia teologia elaborada por el Concilio al respecto, Este doble motivo es el que te desa- rrolla después en Ia Primera Parte de los *Lineamenta”; ante todo, tomar ‘oot Gvith Cattolien 196/4 (1987) 481-801; D. SBEBER, Cemsinchaf, Teinahme, Untericheidungvarbeit Die Gneradebtte der Bischofaynode er aieLaien! Herder Ke- srexpondens 41 (1987) 521-526; U. RUB, Hoke Broartungen- bachedene Brptniee, Bin Bilons der Bischofnyode dhe te Laen: Harder Kerrnpondens 41 (1987) 804-809, us conciencia: de los frutoe conseguidos desde el Concilio en cuanto a la par- ticipacién de los Inicos en Ia vida y en la misin de Ia Iglesia; en segundo lugar, estudiar ciertas tendencias protleméticas surgidas en relacién con las tiareas seculares de los Inicos (bien tea un compromiso temporal sin ninguna referencia ala fe, bien I hufda del mundo y el echazo de todo compromiso) Mis interesantes son los datos quese pueden deducir del “Instrumentum laboris®?, Este documento tiene tres partes, que describimos brevemente a continuscién: 1. Mirada de fe ala situacién contempordnea: oo parte de la reali “dad de muestra mundo y a2 toma come hecho significative del mismo la porticipacin, lo que permite sitar y abordar el tema de la partici- ‘pacibn de lo Icon en Is Iglesia 2, Los fees locos y el minterio de la Iglesia: partir de una tclesilopia de comunién, se extadia In participecin de los laios en Ta vida y en la misin de Ta Iglesia, mirando més a la vida interna de ona, 4. Teetigon de Cristo en el mundo: oe refere a la presencia de los Isicoa en el mundo (proyeccin de I Iglesia hacia el mando), partiendo dela vocacién universal a la santdad como preaupuesto, para desa- rollar luego loe dstintosaujetos de la misién, os campos en que Ta ‘misma se va a desarollar y Ia formacién necesuria para era presencia, Dentro de este eaquema sistemstico, el Secretario General del Sinodo, ‘al presentar el documento a la prensa, destacé diex puntos concretos en los {que convenia centrar Ia atencién’, que luego se fueron concentrando en unos {ie ln GRAS, y un cuestonaioonlantado a In parieipacién de lov lace ea Ia preparacén {dt Sinodo, Una sinter oficial del miamo auede vere en: Becosa,n. 2.324 (20 junio 1967) 20-29; un serunen ma ampli, on: Vida Neva, a. 1.505/96 (22/20 agosto 1987) 25-92. "Baton pantow fueron ls sgalentet 1) prtcipacién del licen Ia main del Iglaa insiatendo en eu venthdo de pertenencia ata; 2) In gran masa de alco que no pertenece 2 ngén morilento pero tiene que paticiar tambldn en dicha mil; 8) Ia tendencla 2 teparat fey vid prtiea; 4) ow “tlnateron Inia? la lus de Ia ditnein entre theerdocia comin y e aacerdocio ordesado; 5) a prtsipscin doles Inicoe como prven- ‘Gsm la vida dels eocladad (y no aslo dentro de Is Iglesia); 6) low nuevoe movimlentor ‘ctoiner reepeto a ln plralidad dentro den necrarisunidad; 7) papel de loe Consjoe ‘Pastoralee provision on el nuevo Céigo de Derecho lotes Talon 9) el papel dela anjeren Ia Iglesia yon a sociedad; 10) In empritulidad propia de oe akon 46 ppocos solamente, como puede verse ya en a “Relacin inicial” que presents fn el aula Mr. Thiandoum, En lla hay una Primera Parte (*Voeacién y misiGn de los laicos en el mundo") donde se ponen las bases: una vocacién isin comunes para todos los creyentes, que luego se especifica para los ios en su forma particular de participa del triple ofcio de Cristo y que se traduce en un compromiso conereto ex el mundo, Esto sipuesto, a Segunda Parte de dicha Relacién (*Problemas que se habréa de tratar en el Sinodo”) ‘enumere los cuatro temas que deberén centrar los trabajos de la asambles, Son los siguientes 1) Bl carécter secular de Ia voeacién y misiGn del Inco como rango es peeifico de ésta, que ve concreta en It tarea de tranaformar el mundo, 2) Las asoeiaciones lacs y su relacién con los pastores, con una atencién preferente a los nuevos movimientos y a la necesidad de someterios « un Aiscernimiento més ponderado, 3) Los ministerioe laicales en el mundo de hey, que han proliferado incluso asumiendo una terminologia(*ministeios") que el Concilioreservs para el sacerdotal. 4) Ln vocacin y la misién de Ia mujer Iicaen Ia Iglesia y en el mundo: contribuir al movimiento de liberaci y promocién de la mujer dentro del respeto alas diferencias y a la tradicién de In Iglesia La “Relacién segunda” de Mr. Thisndoumt, tras las intervenciones de Jos Padres en el aula, insstia més o menos en los mismos temas, dentro de ‘un eaquema en tres partes donde se sdivina ya lo que ser4 Ia parte central del documento “Christifideles Isic. Eatas tres partes son: 1. Llamados por Dios « la comunién con Bly ¢ la misién por 4a salvacién del mundo. Se parte de una eclesiologta de comanisn y {el sacerdocio coma. Desde abt se expeciia Ia identidad del Iaico & ppatir de au carécter wcular, para terminar de nueva con algo que e ‘comin a todos los creyentes: Ia vocacin a la rantidad 2. Unidad y pluraidad en Ia Iglesia. Dentro de este binomio se plantea el funcionamiento interno 4e la Iglesia, con eapecial atencin ‘2 varice temas de actualidad: el papel de In parroguia y #u relacion con las comunidades de base; 1s nuevos movimiento, sobre todo los de cardcter supranacional, y su integracin en Ine iglesia locales; loe ‘ministeris laicalesy, en relacign con eto, el diacomado femenino, 84 (1987) 1012- ‘Un remmen an catellane en: Vida Nueva, n.1.008 (10 octubre 1987) 81-28, "Vea ol texto franeke en: La Documentation Catholigee 84 (1967) 1088-1041, Un ‘resumen castellano en: Vida Noevs, 1508/7 (1/14 noviembre 1987) 34-36 at 3. Transformaciones actuales y dinamismor elesiales. Loe eam- bios y el pluralism de nuestro mundo reclaman de la Tglesia nuevos dinaminmon que we concretan en diverse campos de actuacin (Familia, economfa, sociedad, politics, caltara), en la exigencia de formacién, fen el nuevo papel de Ia mojer, en Ia atencién a nifos y jévenes, Las Proposiciones finales, elaboradas a partir de las aportaciones de los «grupos ingiisticos que trabajaron sobre 12 preguntas que les formulé al final de Ia “Relacién segunda”®, son un buen indicador de las preocupaciones de los Padres al concluir el Sinodo’. Son 55, pero podrfan haber sido muchas més, ye que la mayoria de ellas recogen, de forma fragmentaria, varias ppropuestas en torno a un misma tema. Bu realidad son casi un esbozo del futuro documento, Estén ordenadas siguiendo las 12 preguntas del Relator yy estructuradas en tres bloques que llevan los mismos titulos que las tres partes de la “Relacién segunda” de Mr. Thiandoum. También en este sentido relejan el esquema bisico del documento pontifico que saldria afio y medio después: parti de la vocaciéa y de la identidad del laico creyente, para estudiar luego au papel en Ia Iglesia y su misién en el mundo, Resumiendo el camino recorrido se podria decir que hay como dos niveles ‘en los debates y documentos sinodales, que quedarian sintetizados como sigue: Primer nivel: marco teolégico de conjunto. Necesario para situar toda Is reflexién sobre los Iaicos, de hecho se va configurando en el esquema de la ltima Relacién y en las Proposiciones: toma como punto de partida una ceclesiologia de comunién desde Ia que entender Ia vocacién y Ia identidad del Iaico, asi como su papel en Ia Iglesia y su misién en el mundo, Segundo nivel: problemas candentes. Son los que de hecho inquietan 1 Joe Padres y los que estén exigiendo una respuesta clarificadora para la praxis inmediata de Ia Iglesia. Tales problemas pueden reducirse a tres: del laico: aunque es una cuestién més tedrica, preci at muchos comportamientos de los creyentes y “Dichaa proguntan o rfefan lon sgsenter toma: Ia Menta de Io llc, loa catimas y me ditcernimiento, la voeacin ala eaatlda, In parroqua, los nuevos mov Ialenton, lor minlateron Inicio, ol diaconao femenino, In preencla de Toe leo e ‘ida politi, In inceltaraidn de If, la formachn dele Inco, el papel dels maj, ln Sencidn I juventad "aunque em principio estas Proporicones no eataban detinadas » hacerse piblica, pronto ae ltraron y futon publcadas por diferentes revista. Ea castellano: Vida Nuere, 1280677 (7/14 noviembre 1987) 56- 8 ciertas desviaciones (la total secularizacién del compromiso o Ia falta de todo compromise) * La polémica sobre los movimientos. Fue de los temas més debatidos. Preocupaba el que ciertos movimientos de dimensién internacional (Opus Dei, Comunién y Liberacién, ete.) se constituyeran en “otra iglesia dentro. de la Iglesia’. Por eso se buscan unos criterios de discernimiento y unas ;pautas para sus relaciones con Ia jerarqufa y con las comunidades diocesanas y parroquiales, * La mujer en la Iglesia. Hay unaclara opcién por promover Ia igualdad de los sexos y una eficaz presencia de la mujer en la sociedad. Pero no ests. tan claro cuél ha de ser la participacién de la mujer en la vida y en Ia. actividad de Ia Iglesia’ ‘Resumen del contenido y claves de lectura del documento. Aunque sea un poco extenso,creemos de interés oftecer una visién de conjunto de la Exhortacién Apostdlic, como punto de referencia para los andlsis posteriores. INTRODUCCION (1-7) * La pardbola de low obrerosenviade a Is via como pértico: ine smendad dele vida y mali de pertonas enviada (1)- * La celebracin del Sinodo de 1987 tobre lo Inco em In lines del Vaticano Ily de stoma de conceacia mia profanda dela naturslons amisionera dela Iglesia: contatacenesy tare (2) *Sentido de ene documento er elacién con a Sinodo (2). * Una mizade al mundo de hoy noe descue carta eae de ese denca, ambivalentes!aeclarismo frente necesdad de 1 religion; Js dignided humana a Inver deepecinda y ealtads;confclvidad y sspiracién ala pat (0-1) CAPITULO 1: *YO SOY LA VIDA, VOSOTROS LOS SARMIEN- ‘TOS*. LA DIGNIDAD DB LOS FIELES LAICOS EN LA IGLESIA. MISTERIO (6-17) 1. La plesia-Miaterio como base eade la que se revels Ia identidad de nico cristiano, En ella desrvolla ou tea espctica: le biaqueds, del Reino de Dios tratando Ine realdades temporalety ordenSndolas sean Dive (6-9) “A este reapect vorpendi ‘tim hora dvapareclara de las Propodsioee Ia. ‘eticién para que oe eotudlaran lea poublsmnlaterice de ln nter en la Ilei,y mie on onzreto nu pote scceno al diacooado. Parc que fe In miama Secretaria él Sinodo ls ‘esponeale de ots euproeén, El dato lo toro del editorial odes amos un puetle: Vida ‘Nueva, n. 1.806/7 (1/14 noviembre 1987) Sc. tambien U. RUB, Ler (nota 1) S07 9 2. La dignidad de laico. "BI Bautiamo e» ol fundamento y thulo de la igualdad de los cristianos. Por élaomoe hechos hijoe en el Hijo, mierbros de Cristo y templos del Beprtu Santo (10-13) "Del ser al obrar: los laicos participan de Ia triple funcin de Cristo (eacerdotal, proéticay real) de forma plena sungue espectfiea (14, * Lo eapectic de la vocacin del licoe a fndole secular: amados en el mondo para transformar el mundo (15). 3. La plenitud de la dipnidad del laco: radica en su vocacién a la santidad, la que ae responderé en Is forma eapecica de insercién en Tas realidadas temporsles (16-17). CAPITULO Ul: “SARMIENTOS TODOS DE LA UNICA VID". LA PARTICIPACION DE LOS FIELES LAICOS EN LA VIDA DE LA IGLESIA-COMUNION (18-1) 1. La Iglesia-comunin como contexto para comprender la mica y la responsabilidad de lor Inicos.Comunign orgéniea, donde el Bxpiita Santo et principio dindmico de la variedad y la unigad y donde cada fel Isico se encuentra en relacign con todo el Cuerpo y le oftece su propia sportaciée (18-20). 2, Formas de partcipacin: todas son dones del Exptitu para la edi- ficacin del Cuerpo de Cristo y el cumplimiento dela minim salvica * Ministerion que derivan del Orden, que tienen eu origen en los Apéetoles, germea de la Iglesia y origen de la jerarquta (22). * Miniterion,oBcioey fanciones de lo lacos: se basan en el Bau tismo y Ia Contrmacién y se conflan a los laicos en funcién de la aecesided o dela utildad de la Igleia lon cuales lo realzan en calidad de raplencia y per encargo oficial (23). * Carismas: otros donee ¢impaltos particulare para la edifcacin de a Iglesia, y elbien del hombre y dela sociedad; han de ser vividow fn comunisn con Ia Iglesia (24) 8. Ambitos de partcipscin. "Las iglesias particuares: los Consejos Pastorales Diocesanos, St- nodos Dioceranor, ete. (28). "La parroquia, completada con las pequefas comunidades eclexia- len de base: pertite una mayor cercanfa y comunicacién (26-27). 4. Formas personales y asociadas de partcipacién * Formas pertonales: basadas en el cardcter nico e irepetible de cada crimiano (28). * Formas azciadas: un fenémeno de difusiéncresente que se basa, fen un derecho de los creyentes (derivado del Bautimo) y exige unoe criterion de dicerimiento (que ton criterion de eclesialidad) (20-31) 150 ‘CAPITULO II: “08 HE DESTINADO PARA QUE VAYAIS Y DEIS FRUTO". LA CORRESPONSABILIDAD DE L0S FIELES LAICOS EN LA IGLESIA-MISION (82-44) 1. La isin de ta Iglesia: a comunidn, que I Iglesias ha recibido ‘como don, tiene un destino univenal a tsén ee dala conocer a lon hombres (22) 2. Blanancio del Brangelio tdes lov pushes * Bn la evangelizacién se concestr ye deplegs I enters misiin deta Iglesia (33). * tn la aueva evanglizacibn, que neceitan lo pueblos de larga tradicioneratana que stravieean hoy In prueba del seulatismo, oe 1sfon nen qu testimonial vals dela fe crstian come rerpuce al hombre de hoy (34). Bal evngelzacin de los pueblos que no conocen a Cristo cada ‘er co mis fecuentey activa Ta prvencia dels lacs (38). 4. La animactn ernina del orden tamporl: el servieio dela per * ba Iles, prsguiendo ou propo in salvo, descabre al hombre su entera verdad proyecto Tun sobre toda as realdades de ete mundo (36). * La promocin de Ia dignidad dels persona Ia trea central y ‘unieante del servicio de In gla ln humanidad (87) El fective raconocimiento de ls dgnidad personal exge l res eto defen y promocin de los derechos dela persons (eobre todo derecho In vida yl derecho ala Ubertad de concinci yal ibertad religion) de los derecho dele pusblo (38-39). 4, La animacion erste del odin temporal: el verveio dela sci. fad + Bl eapeto a a perons como ritrio para Ia eetruc taracén de 1s sociedad (39) Ta familia: iavuatitaible para el denrollo de a humanide y de Ja Iglesia, urge aegurar ra papel de Inga primar de “humanincin® (0) * La cardad y ol woluntarads: Ian obras de misetiordis como contenido mia inmeditode le aninacincritans del orden temporal (, * a plltica: won muchas deficencia no jestican Ia ausencia ni 1 cacepticino de lon cristiano; ben conn, la promocign dela Justia y al epi de servicio, ido sn neceata competenia, ome criterion dco del po Ita (42). “Ta vida econémico-scial papel central del trabajo y destino oniveral dels bien To lac ante l problema del detempleo. la cuestign eoliica (4). 1st * La caltura: presencia de ls laicos para purifier y elevar cristae rnamente una cultira deshumanisada y dominada por la técnica (44). CAPITULO IV: “LOS OBREROS DELA ViftA DELSENOR”. BUB- NOS ADMINISTRADORES DE LA MULTIFORME GRACIA DE DIOS (45- 56) 1, Variedad de vacaciones sepin la edad: el detatio de los jovenes cara al faturo de la Iglesia; el rimboliame de oe nifos como imagen de Ine condiciones esenciales para entrar en el Reino; el ejemplo de los ancianos por eu tabidurla y experiencia. Aportacién espectica de cada uno (45-49), 2. Mujeres y hombres. Ta vocacién expecta de la mujer y cosy teogicon (49-50). * Bl papel espectico de Ia mujer en la sociedad y ela Iglesia, deede la igualdad con el varén en cuanto a su dignidad y participacién e santidad yen lain de la Iglesia (con la nica diferencia de no poder recibir el Sacramento del Orden), con dos grandes tareasexpecticas: dar plena dignidad a la vida matzimonial y a Ia materaidad, asegurar 1a dimensi6n moral de I cultura (61), *'Ta colaboracién hombremujer, no aélo por motives socioligicos ‘ode eficaca, sine como consecuencia del designi creador de Din (52). 8. Bnfermos: aa paricipacién apeciica dentro de una pastoral sani- taria renovada (85-54) 4. La vocaci6n lial y otras vocaciones. Su diferencia con la vocacién ‘ministerial y Ia vocacinreligiosa, y Ia diversidad de vocacione laicales fn cuanto ala eypritualidad y a la actividad apostlic (55-50). CAPITULO V: “PARA QUE DEIS MAS FRUTO", LA FORMA- CION DE LOS FIELES LAICOS (57-8) 1, Preocupacién por la formacién integral y permazente de los Inicos (57) 2, Objetivor dela formacidn: a) descubrir la propia vocacién y una disponibildad siempre mayor pars vivila; b)sinesis de miembros de Ta Iglesia y ciudadanos de a vociedad humana (58-£0). 3, Aspectos dela formacign: ns formacién integral y orgénica que labarave la formacin eepiritual, ln doctrinal (también Doctzina Social ‘dela Iglesia) y ol crecimiento pervonal en los valores humanos (60). 4. Reaponsables te le formacién: * Dios, através de Jess y del Bapiits * La Iglesia madre: Iglesia universal, ‘guia, pequeiae comunidades eclesale (61). ‘Otros ambientes educativos: Ie familia critiana las excuelas y univernidades carlicas, ls grupos y movimientos (2). 1 fandamentoe antropolé- esiae particulares, paro- 152 5. Concluvién: a formacién como derecho y deber de todos; la for rmacign de formadores (63) LLAMAMIENTO FINAL ¥ ORACION (64). Sirecordamosia estructura de la “Relacién segunda? y de las Proposicio- znes,inmediatameate observamos que las tres partes de af se han convertido. ‘en 5 capitulos en el documento definitivo. En realidad lo que ha ocurride es que cuestiones que estaban incluidas en la tegunda y sobre todo en Ia tercera parte de entonces se han desglosado abora para formar dos nuevos: capitulos, los dos rltimos: el cuarto, sobre los aujetos de Ia misién (que es. donde se aborda el tema de In mujer, que ya sabemos la importancia que itié en el conjunto del Sinodo), y el quinto, sobre Is formacién Sin embargo, «l nicleo teolégico del documento peteamos que esté en los tres primeros capitulos. En ellos se pretende iluminar el ser del laico creyente a partir del ser de la Iglesia, en una triple dimensién; 8) Desde el misterio de la Iglesia ve ilumina la identidad y la vocacién del Inico (capitulo 1). ia como comunién se ilumina la participacién del laico ia (capitulo 2) de Ia Iglesia ve iumina la correspon nel mundo (capitulo 3). 0 ls colurnna vertebral del documento, Pero no se puede decir que sea original de él, “Christifideles se sitda en estricta continuidad con la eclesiologia del Vaticano Il y, sobre todo, con Ia del Sinodo de 1985, como tendremos ocasién de comprobar en los dos apartados que siguen, donde se estudiaré este doble plano: 1a eclesiologia de la Exhortacién apostélica y el papel de lot laicos que se sigue ae ella La eclesiologia del documento. Recordemos la formulacién que se dié al tema del Sinodo que estudiamos: “Vocus iin de los Iaicos en Ia Iglesia y en el mundo a los 20 afios del icano II", El “Instrumentum laboris" indicaba que vocacién y ‘isin no se pueden identificar, en contra de lo que frecuentemente se hace. En realidad hay que decir que: “La vocacisn es algo més amplio que la mis, porque comprende Mamada a ta comunién y una a la misin, "La comunisn es el 153 specto fundamental, destinado a durar siempre. La misién es una onsecuencia de ata eat limitada a Ia exstencia terrna”®, “Aparece asi el concepto clave de Ia eclesiologia: la comunién. Si los tres ccapitulos centrale se articulan sobre los conceptos de misterio-comuniéa- ‘isin, [a comunién adquiere una cierta prioridad entre los tres. En efecto, “la realidad de la Iglesia-Comunién ea entonces parte integrante, més atin, representa el contenido central del misterio, o sea, del designio divino de salvacién de Ia humanidad” (n. 19}; y, por otra parte, “la comunién re- presenta a la ver Ia fuente y el fruto de la misién® (n. 32). Claramente se Dereibe aqui el eco del Sinodo de 1985, que afirmé queriendo expresar lo ‘més esencial de su mensaje: “La eclesiologia de comunign es la idea centrat y fundamental de Jos documentos del Concilio"!® Alhablar de Iglesia como Misterio, Juan Pablo Il se refiere al designio salvador de Dios sobre el mundo, que se hace realidad por medio del Bau tismo (n. 9), porque “el Bautismo nos regenera a la vida de hijos de Dios; nos une a Jesucristo y a su Cuerpo que es la Iglesia; nos unge en el Espiritu Santo constituyéndonos en templos espirituales” (n. 10). También aqui se refleja Ia orientacion del Concilio, que tanto subrayé el carécter trinitario del Misterio de la Iglesia" La Iplesia-comunién nos revela el contenido del Misterio-designio de Dios: lamados a la comunién con El que es, al mismo tiempo, comunign con los demés creyentes, y no sélo en esta vida, sino también en Ia otra (a, 19). De ahi la insistencia sobre el sentido teoldgico de Ia comunién: ésta no puede entenderse {nicamente como una realidad psicoligica 0 sociolégica, como una vinculacién afectiva al grupo © como unos lazos instituciona- les o grupales que garantizan Ia consistencia de la comunidad. La imagen cevangélica de Ia vid y los sarmientos, que sirve de inspiracién biblica al comienzo de cada uno de los cap(tulos del documento!?, nos recuerda esta dimension teologal de la comunién. La tradicién crstiana ha expresado esta realidad misteriosa con diferentes imégenes, de las que se evocan dos espe- cialmente utilizadss en el Concilio: la de Cuerpo de Cristo y la de Pueblo Bain aSrmacign prtencce» a *Relacion sounds? del Sinodo de 1985 (11, C, 1), y nig rcogida on Chris Ute 10. Gh Laman yeti 2-4 yyw rtejo on Christies Iie 12-13. 12 cade uno de low cinco capltilon aparece ya ene titulo un texto de eve passe vanglico que ee comentado al eomienso del mitio. Con todo hay w Teldn de doo textoe rangle: In alogris dels Wid y Ton sarmieaton is pardbola de ln sbreroeonvndoe sl vila (an. 2, 4). 154 de Dios. Bato permite desembocar en ete compendio maravilloso de las primeras Kineas de la “Lumen gentium”: “La Iglesia es en Cristo como un ‘sacramento, es decir, signo e instrumento de la unién del hombre con Dios y de la unidad de todo el género humano” (n. 19). Implicitamente eaté ya en In idea de “sacramento” la dimensién de “misién” , porque todo eacramento ‘esti dindmicamente abierto a otra realidad a la que se cirige y para la que quiere ser “signo ¢ instrumento™ Subraya también el documento eémo Ia comunién es un dom, que hay que vivir con gratitud y, al mismo tiempo, con respot Esto significa en todo ereyente una continua apertura y una actitud de in- con los demés: poner a disposi recibido, ya que eto seré fuente de enriqueci vivir la fraterni dad entre todos las que siguen a Jess (n. 20). De nuevo nos encontramos aqui, de forma también implicita, el germen de Ia misién como llamada a ‘comunicar ese don que se nos ha dado. Pero la comunién ea, por otra parte, un concepto de gran utilidad para ‘expresar lo que es comin a todos los creyentes antes de entrar en la diver lad de carismas y funciones, Més atin, la multiplicidad de movimientos y ‘areas slo puede entenderse y ordenarse sobre este sustrato de una vocacién comtin a todos. Eslo que se llama el cardcter “orgénico" de Ia comunién (n. 20). En realidad, la “comunién” ha venido sirviendo, desde Ia eclesiolog del Vaticano Il, para subrayar esta dignidad comin de todos los files y ev tar una visién dualista de a Iglesia (jerarquta frente a laicos). Sin embargo, hhay que reconocer que en el Concilio Vaticano Il el término “comunién” no tiene ta centralidad que s¢ le asigna sobre todo en el Sinodo de 1985: alli cata funcién de gerantizar la unidad de los creyentes se encomienda, més bien, al concepto de “Pueblo de Dios”, con tal de que sea rectamente en- tendido y puesto en relacién con el otro concepto clave dela eclesiologia del Concilio, el de *Misterio. Quiaés ciertas deformaciones en el uso teolégico de “Pueblo de Dios” (interpretaciones més sociolégicaa que eatrictamente teol6gicas) indujeron al Sinodo de 1985 a optar por esta aueva formulacién. YY ésta, si bien es cierto que mantiene una estrecha continuidad con el Con- cilio en cuanto al contenido, supone al mismo tiempo la pérdida casi total de la idea de “Pueblo de Dios”, de una indudable riqueza y arraigada muy profundamente en la més antigua tradicién biblica y eclesial® "*Carioramente en la "Proposzions” aprobadas ala dels atmmblea no aparece la Ilesincomuntén,pere we le pde al Papa que el futuro documento “wea rdactado a ue \decomunibn” (Propeulein 2). 155 ‘Ya hemos visto cémo desde Ia comunién es muy fécil pasar a la misin, ‘ya que éata es una exigencia de aquélla: “Por ou pare, Is Iglesia sabe que la comunién, que Ie ha sido ‘entregada como don, tiene un destino universal. De esta manera la Iglesia ce siente deudora, rerpecto de la humanidad entera y de cada hombre, del dan recibido del Bap (...). La misién de Ia Iges deriva de su miama nataralers tl como Cristo Ina querido: lade ser ‘aigno einatrumento (...) de unidad de todo el género Sumano’. Tal rnisin tiene come fnalidad dar a conocer a todos yllevares a vivir a ‘fueva’ comunién que en el Hijo de Dice hecho hombre ha entrado en Ta historia del mando® (a. 82). Este pasaje expresa perfectamente el vinculo intimo entre comunién y jién, que son los dos aspectos de la vocacién cristiana. Se comenta por si mismo... Desde esa conviceién profunda y gorosa, Juan Pablo II hace tun llamamiento para “en todas partes rehacer el entramado cristiano de Ja sociedad humana”, testificando “cémo la fe cristiana (...) constituye la Sinica respuesta plenamente vilida 8 los problemas y expectativas que la vida plantea a cada hombre y a cada sociedad” (a. 84). Y lo hace desde una cierta perplejidad ante Ia pérdida de relevancia de lo religioso en las sociedades de larga tradicin cristiana: por eso habla de ‘nueva evangelizaciSn”. Y es sin duda un concept adecuado para definir esa tarea que se ha convertido en el reto fundamental que la sociedad moderna lanza a la Iglesia. Pero no estaré de mas poner en guardia frente a posibles interpretaciones desviadas en el tenfoque de esta nueva evangelizacién: y nada serviré mejor para ello que la idea de “Iglesia sacramento”, Ia que mejor mantiene la distincién entre la Iglesia y el mundo, asi como la distancia entre ambos y el Reino de Dios. ara completar estas breves observaciones sobre la evangelizacién en el documento hay que aiadir que éeta no tiene como objeto tinico los patses de antigua tradicin cristiana, También hay que pensar en Ia evangelizacién primera, es decir, aquélla que se dirige a los que nunca han ofdo el mensaje de Jests (n. 35). El papel de Jos laicos en la Iglesla y en el mundo. Es fécil descubrir obmo se enfoca el tratamiento de los laicos a partir de esas tres dimensiones de Ia eclesiologia que hemos resumido: el Misterio de Ja Iglesia revela quienes son los laicos (euél es su identidad y su dignidad: capitulo 1), la Iglesia-comunién nos ayuda a comprender su papel dentro de ‘lla (participacin: eap(tulo Il) la misin de la Ig funcién del creyerte laico en el mundo (responsal ja nos ilumina sobre Ia lidad: capitulo II). 156 La identidad del laico ve define en funcién de tres coordenadas, que avanzan desde lo comin hasta lo més peculiar y especifco a) Lo més comiin es aquello que él nico comparte con todos los creyentes, ‘cualquiera que sea su puesto en a Iglesia, Juan Pablo It habla de “Ia radical novedad cristiana que deriva del Beutiemo” (n. 10): ése “es el fundamento y €l titulo de Ia igualdad de todos loc bautizados en Cristo” (n. 15). Eato, {que todos los creyentes tenemos en comin, ea lo més nuclear de Ia fe: y ee importante destacarlo para huir de toda visién dualista de la Iglesia, en la cual tanto se subrayan las diferencias que se acaba olvidando la esencia de Ja vocaciéa cristiana, ») Durante mucho tiempo se ha corrido el peligro en Ia Iglesia de asignar al laico un papel meramente pasivo, como destinatario de la tarea de unos ppocos que se destacan del pueblo fiel para servir a éste. Este enfoque et lamentable. Desde el Concilio se quiso evitar. Y este itimo documento in- ite de nuevo. Para ello se busca un papel positivo para el Inico, dentro de Ja vocacién comin y como forma propia de desarrollarla. Ese papel emana del triple oficio de Cristo (sacerdote, profetay rey), del que participan todos los creyentes, aunque cada uno segin la modalidad propia de su vocacién especifica. Y asi el oficio sacerdotal lo ejercitan con el oftecimiento de sus vidas (que es un verdadero culto espiritual); el oficio profético, con el teati- ‘monio continuo; el oficio real, haciendo realidad el Reino en la historia (n. 1). «) Pero lo que especifica sobre todo Ia identidad del laico —como ya dijo 41 Conciliol y ahora repite este documento— es la indole secular (n. 15). “Secular” no se opone aqui a “religioac”, como sise tratara de dos reslidades contrapuestas. El eardcter secular del mundo tiene un sentido teolégico fen cuanto que ste no puede entenderse sino a la luz del acto ereador y redentor de Dios. Por eso, toda la Iglesia participa de jad secular fen cuanto que vive en el mundo. Pero el laico (sin dejar de ser Iglesia) asume de una manera més plena esa dimensin secular de la realidad a la hora de realizar su vocacién cristiana: quiere transformar ete mundo a la luz y bajo Ia inspiracién del Evangelio. Es cierto que lo secular tiene su stonomfa, como reconocié el Vaticano 10%, sus propias leyes y su al sentido SCE. Lumen gentirs 31 MCE. Goudium ef ape 3. 1st quien procede: por eso la tarea del Inco consiste en explicitar exe origen y feonducir la realidad segsin el designio de Dios, a condicién de que lo ha ‘deade las leyes propiaa de dicha realidad y siguiendo los cauces por los que ella funciona, Empefiarse en imponer orientacién a ese proceso desde una ‘autoridad extrinseca pero indiscutible es la tentaciéntipica del cleicalismo: noes extraiio que esta tendencia haya impuesto su ley en la historia cuando I laicado ha estado méa relegado a Is pasividad total en la Iglesia. Esta dedicacién del Iaico ereyente a las tareas seculares, que es lo més propio suyo, no le priva de partiipar realmente en la vida interna de la Igle- fa. Tanto los Smbitos de participacién como las formas son vi a8, ¢ importantes con tal que ello no suponga un cierto encerramiento de la Iglesia sobre af misma y un olvido de la misin en el mundo. “Christifidees laici® pone gran énfasis en los diferentes cariemas que el Espiritu distribuye eapontdneamente en la Iglesia para la utilidad de ésta y para el bien de los hombres. Pero muestra también una cierta preocupacién por armonizarlos entre af y con los ministerios en el marco de la unidad de Ia Iglesia (n. 24). A propésito de los ministeros, distingue los que proceden del sacramento del Orden y Jos eatristamente Inicales: éstos sltimos, que ‘van adquiriendo una importancia cada ver mayor en la Iglesia, afiaden al carisma el tratarse de un encargo ofcial de la Iglesia, en funcién de las necesidades de cada momento y lugar (a. 28) Bata participacién encuentra su expresién més visible ¢ inmedi parroquia, que se define como “comunidad de fe” y “comunidad eucaristca”, fen muchos sitios vitalizada ademés por las pequefias comunidades de base (w. 26). Pero esta realidad estructural de la parroquia tropieza en no pocas ocar jones con los movimientos de distinta indole, de carécter siempre suprapa- rroquial y muchas veces aupradiocesano, Su razén de ser ests, no sélo en la libertad de azociacién de los ereyentes, sino también en la necesidad de expresar con variadoe matices la comunién de Ia Iglesia. Pero tampoco aqui puede olvidarse la necesaria armon{a entre estos dos niveles de encuadra- ‘miento dentro de Is Iglesia (parroquias y movimientos) (n. 29). ‘Ya indicamos el peligro de que Is Iglesia se cierre sobre sf misma, sus problemas o sus estructuras internas, Todo eso no alcanza su sentido pleno si no es abierto a la misién, Lo decfa con toda claridad Juan Pablo TI ‘cuando subrayaba que la comunién que se vive en la Iglesia es un don que 138 festé destinado a toda la humanidad (n, 32): por tanto, los ereyentes no pueden apropiarselo en exclusiva. Y os laicos son responsables de la doble dimensién de la misién: la cevangelizacin (0 transmisin explicita del mensaje) y la animacién cristiana del orden temporal (que busca la traraformacién de la realidad siguiendo su dinamismo propio, pero sin olvidar que éste procede del mismo Dios). Si a Ia primera nos referimos ya antes, respecto a la segunda baste indicar que los ‘campos son variadisimos (nn. 3644): nada queda excluido y serfa imposible recorrerlos aqu{ de forma pormenoritads. Baste recordar, porque ilumina el sentido de esta tnren pluriforme,cémo se insisteen la compatencia necessria para desarrollar esta misién desde la autonomfa misma de la realidad que se quiere transformar. Actuando ast no se vive como alejado de Ia Iglesia. ‘on un mundo ajeno a ella, sino de acuerdo con el sentido més profundo y comprometido de la misién que el laico recibe de Dios. ‘Los problemas que levantaron mayor polémie: ‘Ya aludimos a ellos en repetidas scasiones. Despertaban cierts inquie- tud en la Iglesia ya antes de la convocatoria del Sinodo. La polémica crecié. durante su preparacién. Como era de esperar, han quedado reflejados en cl documento final. Pero shora el interés por presenta sistemsticamente el ‘tema impide que esas cuestiones aperezcan con Ia vivera con que se abor- daron en el aula sinodal. Quedan como dilusdas en el conjunto, y privadas de la relevancia que tuvieron de hecho entre los Padres. De los cuatro que ya sefialamos, prescindimos ahora del primero (la {indole secular del laico), sobre el que ya nos detuvimos més arriba, Nos limitaremos, por tanto, a analizar, y con la mayor brevedad posible, lot otros tree Cuando se habla de ‘nuevas? asvciaciones de laicos, el califcativo se refiere a organizaciones de émbito universal tales como el “Opus Dei", “Co- rmunién y Liberaci6n”, etc. Fueron frecuentes las voces que denunciaron en l aula su falta de integracién efectiva on In Iglesia local y en la Iglesia ui versal (que llegaba en ocasiones a usa total desvinculacién), su tendenci «a presentarse como el tinico lugar donde se puede vivir el auténtico eristia- nismo, ete. Por eso el documento pontificio se extiende en Ia formulacin de ‘unos criterion de eclesilidad, que sirvan para el discernimiento y el reco- nocimiento de tales asociaciones. Esta doble tarea compete a Ia jerarquia. 159 Batos criterios fueron ya esbozados de diferentes formas en varias interven- ciones de Padres o Conferencias Bpiscopales. Al final quedaron reducidos ‘cinco: 1) primado que se da a la vocacién a la santidad, fomentando la tunign entre fe y vida préctica; 2) responsabilidad de confesar Ia fe catélica, ‘acogida en obediencia al Magisterio; ) testimonio de comunin firme y con- vvencida, en filial relacién con el Papa y con el obispo; 4) conformidad con el fin apostélico de Ia Iglesia, que es la evangelizacién, y participacin efectiva en él; §) compromiso de una presencia en Ia sociedad humana al servicio de Ia dignidad integral del hombre (n. $0) Respecto a los ménisterios laicales, que tanta difusién y variedad han dquirido en estos dltimos afi, preocupaban varias cosas: el desarrollo de tuna cierta burocracia ministerial (con un cierto efecto desmovilizador sobre la fe, en la medida que se exigiera un encargo oficial para cualquier tarea), ‘una inhibicién de la presencia de los laicos en la sociedad secular compensada pot las tareas intraeclesiales, la pérdida de identidad del ministerio ordenado (derivado del sacramento del Orden), la misma proliferacién de formas de rinisterios en los distintos continentes, etc. El mismo documento recoge algunos de estos peligros o aspectos negativos, tras reconocer lo que han supuesto para un enriquecimiento de la Iglesia. La orientaciones para el futuro gon un poco restrictivas, sobre todo cuando se acentiia su “caricter de suplencia’ y In necesidad de que silo se eche mano de ellos en “situaciones de emergencia” (n, 28). El tema queda abierto a un replanteamiento global que ponga orden en lo que parece considerarse un panorama un tanto confuso. Por eso ae encarga a una comisién nombrada “ad hoc” de la revisién a fondo del Motu Propio de 1972 que dedied Pablo VI a esta cuestién (n. 23). Bl tema de la mujer es de los que més atraj ls atencién de los medion de comunicacién durante el Sinodo, sobre todo la cuestin del acceso de la mujer al eacerdocio ministerial. Ex el debate sinodal se legé a pedir que se estudiara a fondo la posibilidad del diaconado femenino. Bl documento papal aborda todo esto con certa amplitud (tanto mi llamativa cuanto que ‘ocon meses antes habfa publicado una enfclica sobre la mujer, a *Muliria dignitatem"), pero sin grandes novedades sobre anteriores intervenciones. Se insisteen la igualdad de los dos sexo, tanto en su relacién con Cristo como en su participacidn en la misién de Ia Iglesia (n. 60). La tnica ferenciaradica en Ia imposblided para a mujer de recibir el sacramento del Orden, que ae justifies aa: "Ba fata una diaposicién que Ia iglesia ha comprobado siempre en la voluntad precin —totalmente libre y soberana— de Jesucristo, el cual 160 hha llamado solamente a varones para ser eus apSetole; na dsposicién que puede ser uminads desde Is relacién entre Cristo Eapoeo y Ia Iglesia Eapoea” (n. 51) Seria prolijo entrar en una discusién de un tema que trasciende las fron- teras de Ia Iglesia catdlica y de los argumentos que se emplean en un sentido y otro... Lo que si es, en cambio, opertuno afadir es Ia insistencia de Juan Pablo II por que toda intervencién de la mujer, en Ia sociedad civil o en la Iglesia, se haga desde su condicién femenina: no sélo dando plena dignidad Ia vida matrimonial y a la maternidad, sino también asegurando la di- mensién moral de la cultura (n. 51). Esta actuscién ser& més efectiva si se fomenta una presencia conjunta del hombre y Ia mujer en las tareas eclesia- les, que exprese el profundo sentido del designio originario del Creador al ccrearnos “varén y hembra” (n. 52) Ildefonso Camacho 161

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