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Importancia del comportamiento ético y responsable del

servidor público como representante del Estado

Considerando que la administración pública tiene por objeto el desarrollo de una

sociedad política libre y democrática, económica y socialmente justa que propicie la plena

realización de la persona humana, dentro de la justicia, la libertad, la equidad y la seguridad

y sabiendo que quien ejerce esta responsabilidad son los Servidores Públicos; el tema de su

comportamiento tanto en el desarrollo de sus funciones como en el su comportamiento y

actuaciones en la sociedad son de alta importancia para todos.

Vemos como día a día en nuestra sociedad los valores morales y éticos están en

decadencia; promulgando las acciones incorrectas y antiéticas en el desarrollo de las

funciones a nivel privado, pero especialmente en la administración pública. Es común

escuchar que X o Y funcionario público está involucrado en actos de corrupción o en

actividades ilícitas.

Las consecuencias de estos actos son las más perjudiciales para nuestra sociedad. Lo

anterior debido a que, sin un comportamiento ético, proliferan las malas “mañas”

provocando fuga de dinero (de la administración pública) poniendo en precario los limitados

fondos del Estado, así como también, limitando la ejecución de obras públicas que sean en

beneficio de las mayorías.

Es importante destacar, que Honduras es firmante de la Convención de las Naciones

Unidas Contra la Corrupción, misma que obliga al Estado a aprobar códigos de conducta

para el correcto, honorable y debido cumplimiento de las funciones públicas.


En cumplimiento de dicho convenio, nace el “Código de Conducta Ética del Servidor

Público” documento que debería servir como base y guía del comportamiento de los

empleados de la administración pública.

Sin embargo, no basta solo con la aprobación y emisión de un conjunto de normas

que brinden una guía para la conducta y acciones de los servidores públicos. Esta se deberá

formar desde el hogar; haciéndole saber a cada individuo de la familia que la Administración

Pública implica responsabilidad de administración de los fondos de los tributos de la

ciudadanía, así como también su mala administración o la desviación de fondos conlleva

problemas para satisfacer las necesidades básicas de un país (salud, educación, seguridad,

etc.)

Ser funcionario público implica que se tendrá al alcance (o que su remuneración

provendrá) de dinero que sirve para mejorar la calidad de vida de un país (incluyendo la de

él mismo) y mal utilizarla constituye un delito.

En este tema, la aplicación de justicia es importante; pues en la medida que a los

funcionarios públicos se les apliquen las sanciones y castigos estipulados por la ley para

delitos que impliquen malversación de fondos públicos o abusos de autoridad desde los

cargos que ostentan; limitará y enseñará al resto de personas que forman parte de la

Administración Pública a la ejecución de delitos de este tipo. Sin embargo, la impunidad

sigue siendo una debilidad de nuestro sistema de administración de justicia.

El funcionario público debería ser un ejemplo para la ciudadanía en general, sabiendo

que sus actuaciones deben ser en todo momento provocando el bien común; ser leal a

Honduras por sobre cualquier interés particular.


Y el resto de la ciudadanía debe colaborar a engrandecer la Administración Pública.

Siempre se escucha el lamento entre las personas, que dicen “entre los funcionarios

del Estado reina la corrupción”. Sin embargo, siempre existen ciudadanos que ayudan a que

este comportamiento se mantenga. Lo anterior, al buscar evitar realizar el pago por algún

servicio público, evitando realizar la fila en trámites estatales “buscando algún amigo o

conocido” que pueda auxiliar a realizar lo que se necesita. Esto contribuye enormemente a la

degeneración de los valores éticos y morales que se deben observar en los funcionarios

públicos.

En adición a lo anterior, es importante destacar que el cuerpo que conforma la

Administración Pública se ha convertido en una masa laboral tan grande, que resulta

complicado que la autoridad interna en cada empresa estatal pueda dar seguimiento a

denuncias de comportamientos antiéticos o delictivos.

Cada funcionario de la administración pública debe saber que se han delegado en sus

funciones la administración de fondos ajenos. Que se deberá ser lo más transparente posible

en el desarrollo de sus funciones, así como también, reflejar una conducta intachable tanto

dentro como fuera de los recintos donde desarrolla sus funciones.

Es desde esa óptica que se puede ver la importancia de la observancia de un

comportamiento ético: en ese momento en que se desempeñan funciones de administrador

público, se es un representante directo del Estado de Honduras y todas las acciones correctas

y éticas que realice en ese puesto, contribuirán al engrandecimiento del nombre de la

República de Honduras, así como también a su propio nombre y el de sus familias.

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