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Universidad de Cuenca

Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Educaciones


Lengua, Literatura y Lenguajes Audiovisuales.
Narrativa Ecuatoriana
Gabriela Guapisaca Cabrera
Martes, 17 de abril de 2018

El Regionalismo en las Novelas Ecuatorianas del Siglo XIX: Características.

El siguiente texto será un preámbulo que comparará las obras de La Emancipada y


Cumandá desde una perspectiva regional, es decir, que se analizará las costumbres, el
paisaje, y como cada autor caracteriza a la región. Aunque cabe mencionar que en este
análisis se tomará desde el punto de vista general de una región a partir de las
características designadas a la ciudad donde se orientan las novelas. Lo importante es
resaltar la diversidad de tradiciones y costumbres que se vive en cada una, cuáles son las
particularidades que hacen de ellas únicas.

Para empezar, la novela La Emancipada de Miguel Riofrío (1863) no se centra en la


descripción social ni geográfica, más que la primera prosopopeya que manifiesta Eduardo
en sus ensayos académicos

…había pasado a hacer sus estudios profesionales en la capital, y había estudiado con todo
tesón necesario para recibir la borla, dar media vuelta a la izquierda y volver a cierto lugar
que sus condiscípulos deseaban conocer porque le había pintado muchas veces en los
ensayos literarios que se le obligaba a escribir en la clase de Retórica. En uno de estos había
dicho: Quedaos vosotros, hijos de la corte, en la región de las Pandecetas, y el Digesto y las
partidas. Yo de la jerarquía de doctor pasaré a la de aldeano, porque allí mora la felicidad.
Las hoyas de los ríos Malacatus, Uchima, Chambo y Solanda con sus preciosidades
vegetales y sus vistas pintorescas acogerán el resto de mis días… (p.32)

En este espacio, es la única descripción topográfica que se puede encontrar del lugar en
donde se orienta la novela, es más, expresa esa carencia de detalles geográficos. Según
Vallejo (2003) “desde este período podremos darnos cuenta que la inocencia narrativa de
Riofrío no es tanta como, a primera vista, pudiera parecer, y que, junto con la linealidad
existe solo hasta cierto punto…” (p.18). Debido a este déficit de recursos literarios,
empleados para la descripción de paisajes o comunidades, se le atribuyen características
muy monótonas es su escritura, es decir, que no expresa esa escala de elementos que hagan
de la obra más atractiva.

Además, en lo social solo se enfoca en la segunda parte, cuando Rosaura abandona la


ciudad; la relación que la chiquilla tiene en cada de sus andanzas para intentar ser feliz, ahí
se puede percibir como es la sociedad. Sus festividades, ideologías, costumbres, juegos,
entre otros, son algunos de los elementos que resaltan la sociedad de la serrana, puesto que
estas concepciones de tradiciones se los realiza por sus pobladores más antiguos.

Por otro lado, la obra Cumandá de Juan León Mera (1879) es muy rica en detallar cada
escenario natural del Oriente ecuatoriano. Desde que empieza la obra hasta que termina se
puede divisar todo el estilo literario que trabaja para dar mayor particularidad al campo
desarrollado. Las montañas, los ríos, los animales, todo ese espesor vegetal que dan a la
imaginación un panorama salvaje, pero extravagante y atractivo. Además, la minuciosidad
de las costumbres y tradiciones de las tribus orientales expresadas en la obra abre campo al
lector para hechizarse con los escenarios y sea parte de las experiencias que viven los
personajes.

El viajero no acostumbrado a penetrar por esas selvas, a saltar esos arroyos, esguazar esos
ríos, bajar y subir por las pendientes de esos abismos, anda de sorpresa en sorpresa, y juzga
los peligros que va arrastrando mayores de lo que son en verdad. Pero estos mismos
peligros y sorpresas, entre las cuales hay no pocas agradables, contribuyen a hacerle sentir
menos el cansancio y la fatiga, no obstante que, ora salva de un vuelo un trecho
desmesurado, ora da pasitos de a sesma; ya va de puntillas, ya de talón, ya con el pie
torcido; y se inclina, se arrastra, se endereza, se balancea, cargando todo el cuero en el largo
bastón de caña braza se resbala por el descortezado tronco de un árbol caído, se hunde en el
cieno, se suspende y columpia de un bejuco, mirando a sus pies por entre las roturas del
follaje las agitadas aguas del Pastaza, a más de doscientos metros de profundidades, o bien
oyendo solamente su bramido en un abismo que parece sin fondo… En tales caminos, si
caminos pueden llamarse, todo el mundo tiene que ser acróbata por fuerza. (pp.16 – 17)

En esta novela se puede presenciar como el autor mantiene un trabajo más minucioso en los
detalles para dar mayor acreditación a los hechos reales, aunque mantienen los tientes
románticos. Mera da vida a ese lugar exótico y prohibido que se le atribuía a la selva
ecuatoriana manifestando la presencia de las tribus jíbaras y záparas del Amazonas. La
presentación del sincretismo religioso, cultural, ancestral, tradicional y la vida cotidiana que
se ha modificado por el ingreso de los jesuitas.

Estas dos obras mantienen una marca regional muy diferenciada, sobre todo el oriente, pues
se puede decir que se vive en otro mundo, otro ambiente muy distinto al nuestro ya que por
muchos años ha sido olvidado y considerada una tierra prohibida y poblado de bárbaros.
Cada novela mantiene un lineamiento claro que es crear la nación a partir de los lugares
pintorescos que representan. Dar a conocer al lector como “la patria también pasa por el
campo, por el paisaje rural…” (Balseca, 1996, p.149) estas visiones de la consolidación del
estado, de que es nación lleva a analizar y caracterizar cuáles son los elementos que se
deben considerar el comportamiento para que esté dentro de una nación.

Fuentes Bibliográficas.

Riofrío, M. (2003) La Emancipada. Quito: Colección Media Luna

Mera, J.L. (2003) Cumandá. Quito: Colección Media Luna

Balseca, F. (1996) En busca de nuevas regiones: la nación y la narrativa ecuatoriana.


Quito: FLACSO

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