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HORA SANTA POR LAS VOCACIONES

SACERDOTALES Y RELIGIOSAS

MONICIÓN DE INICIO
Monitor(a): Hermanos y hermanas, nos hemos reunido esta noche para
pedir a Dios por las vocaciones a la vida sacerdotal, religiosa y laical.
Pidamos a Jesús Sacramentado, por todos los jóvenes de nuestra parroquia para que suscite en
ellos el deseo de consagrar su vida a Dios en el servicio a los más necesitados de amor. Nos
ponemos de rodillas para recibir al santísimo sacramento del altar.

CANTO EUCARISTÍCO Y EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO

Celebrante: ORACIÓN INICIAL (De pie)


Señor Jesucristo, tú prometiste siempre dar a tu Iglesia pastores. En la fe, sabemos que tu
promesa no puede fallar. Confiando en el poder del Espíritu Santo que trabaja en la Iglesia,
nosotros elevamos nuestras plegarias por tus ministros consagrados, para que el sacrificio en el
cual tú diste tu Cuerpo y Sangre pueda ser diariamente renovado en el mundo hasta que
lleguemos a ese Reino donde tú vives con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los
siglos. Amén.

Lector(a): Lectura del primer libro de Samuel (3, 1-10) (Sentado/as)


Habla, Señor, que tu siervo te escucha

Monitor(a): SALMO RESPONSORIAL (Sentado/as)

Respondemos diciendo: “Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad”

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo.


Por ti, que me llamas de nuevo a la existencia, por ti, que animas mi vida y la despiertas.
Por ti, que abres mi corazón a la luz y lo llamas a estar atento, vigilante.

Tengo sed de ti, de tu amor y lealtad. Tengo sed de ti, de tu paz y perdón.
Tengo sed de ti, de tu pureza y alegría. Tengo sed de ti, de tu fortaleza y bondad.
Todo mi ser se abre a tu gracia esperando el rocío de la mañana.

Toda mi vida tiende a ti esperando tu vida sin término.


Mi corazón, en mi interior, se alegra viendo tu fuerza y tu gloria en mí.
Tú me das razón para existir. Tu vida es el sentido de mi existencia.

Tu lealtad vale más que la vida. Tu amistad, más que todos los triunfos.
Quiero saciarme de tu presencia. Quiero llenarme de tu Santo Espíritu.
Quiero sentirme en plenitud de tu gracia.

Tú estás despierto en mi noche. A la sombra de tus alas canto con júbilo. Tu amor me sostiene.
Mi corazón se alegra contigo, Dios mío, porque mi vida te pertenece.

1
Celebrante: Lectura del santo evangelio según san Lucas (10, 1-3. 16) (De pie)
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó por delante, de dos en dos, a
todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: La mies es abundante y los
obreros pocos: rueguen, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Pónganse en camino! Miren que los mando como corderos en medio de lobos.
El que los escucha a ustedes, a mí me escucha: y el que los rechaza, a mí me rechaza; y el que
me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado" Palabra del Señor.

Lector(a): MEDITACIÓN (Sentados/as)


Bondadoso Jesús, ten compasión de aquellos que sufren, que están abandonados o en la
pobreza.
Cuántas veces, oh bendito Maestro, después de predicar las maravillas de tu amor, o después de
realizar milagros para la muchedumbre temerosa, viste a tantos alejarse de ti desconfiados.
Lo mismo sucede hoy, cuando eres dejado solo en los sagrarios, sin testigos de tu silencioso
amor. Tu corazón siente la tristeza por aquellos que están privados de amor y de afecto, por los
que están sin ayuda y sin apoyo.
La agonía que sufriste durante la noche del jueves santo, continúa siendo la experiencia de
aquellos que viven en el miedo y la duda.
Sin tu ayuda, oh Divino amigo, los que sufren y los que se sienten sin esperanza, buscarán la
muerte para liberarse de sus penas, sin importarles su destino eterno.
Para toda esa gente, oh Jesús, abre de nuevo tu corazón, lleno de ternura y compasión.
Ellos son ovejas descarriadas y sin pastor.
Te pedimos, oh Señor de la mies, que envíes buenos trabajadores que cuiden de los pobres y
abandonados, para que puedan alcanzar la superación humana y el crecimiento espiritual que
los conduzca a descubrir los tesoros de tu Reino que está en ellos.
Necesitamos hombres que presten sus labios para hablarnos de ti, sus pies para recorrer todo el
mundo predicando tu Evangelio, sus manos para bendecirnos, sus ojos para ver en ellos
reflejada tu mirada de Padre amoroso. Te necesitamos, Señor, te necesita el mundo y la Iglesia.
Por eso, te pedimos con humildad, te rogamos con ardor, envíanos sacerdotes, depositarios de
tu poder salvador; envíanos misioneros, hombres y mujeres consagradas que sean luz en las
tinieblas del mundo, sal que nos libre de la corrupción del mal y del pecado.
Suscita en nuestra comunidad el espíritu misionero.
Manda, Señor, operarios a tu mies y no permitas que la humanidad se pierda por falta de
pastores, de misioneros, de personas entregadas a la causa del Evangelio.

Celebrante: INVOCACIONES (De pie)


Invoquemos la misericordia de Dios diciendo: “Danos tu consuelo Señor”
 Señor, refugio y consuelo de los necesitados.
 Cuando pasemos por momentos de soledad y abandono
 Cuando por la enfermedad y la pena.
 Cuando los malos entendidos surjan entre nosotros.
 Cuando nos veamos oprimidos y rechazados por la sociedad.
 Cuando nos es difícil amar y estar atentos a los demás.
 Cuando perseverar en nuestras responsabilidades cotidianas parezca ser demasiado, cuando
los demás se opongan a nuestros empeños de santidad personal, nuestro trabajo social y
promoción humana.

2
Lector(a): LECTURA PASTORES DABO VOBIS, (Les daré pastores) (Sentados/as)
Es un extracto de la exhortación apostólica publicada por el Papa san JP II (Ns. 38-39)
«Les daré pastores según mi corazón». Con estas palabras Dios promete a su pueblo no
dejarlo nunca privado de pastores que lo congreguen y lo guíen: «Pondré al frente de ellas
Pastores que las apacienten, y nunca más estarán asustadas».
La Iglesia debe acoger cada día la invitación persuasiva y exigente de Jesús, que nos pide que
«roguemos al dueño de la mies que envíe obreros a su mies».
Obedeciendo al mandato de Cristo, la Iglesia hace, antes que nada, una humilde profesión de fe,
pues al rogar por las vocaciones —mientras toma conciencia de su gran urgencia para su vida y
misión— reconoce que son un don de Dios y, como tal, hay que pedirlo con súplica incesante y
confiada.
Ahora bien, esta oración, centro de toda la pastoral vocacional, debe comprometer no sólo a
cada persona sino también a todas las comunidades eclesiales.
Nadie duda de la importancia de cada una de las iniciativas de oración y de los momentos
especiales reservados a ésta, así como el compromiso explícito de personas y grupos
particularmente sensibles al problema de las vocaciones sacerdotales.
Pero hoy, la espera suplicante de nuevas vocaciones debe ser cada vez más una práctica
constante y difundida en la comunidad cristiana y en toda realidad eclesial.
Así se podrá revivir la experiencia de los apóstoles, que, en el Cenáculo, unidos con María,
esperan en oración la venida del Espíritu, que no dejará de suscitar también hoy en el Pueblo de
Dios «dignos ministros del altar, testigos valientes y humildes del Evangelio».
También la liturgia, culmen y fuente de la vida de la Iglesia y, en particular, de toda oración
cristiana, tiene un papel indispensable, así como una incidencia privilegiada en la pastoral de
las vocaciones. En efecto, la liturgia constituye una experiencia viva del don de Dios y una gran
escuela de la respuesta a su llamada.
Como tal, toda celebración litúrgica, y sobre todo la eucarística, nos descubre el verdadero
rostro de Dios; nos pone en comunicación con el misterio de la Pascua, o sea, con la «hora» por
la que Jesús vino al mundo y hacia la que se encaminó libre y voluntariamente en obediencia a
la llamada del Padre; nos manifiesta el rostro de la Iglesia como pueblo de sacerdotes y
comunidad bien compacta en la variedad y complementariedad de los carismas y vocaciones.
El sacrificio redentor de Cristo, que la Iglesia celebra sacramentalmente, da un valor
particularmente precioso al sufrimiento vivido en unión con el Señor Jesús.
Los Padres sinodales nos han invitado a no olvidar nunca que «a través del ofrecimiento de los
sufrimientos, tan frecuentes en la vida de los hombres, el cristiano enfermo se ofrece a sí
mismo como víctima a Dios, a imagen de Cristo, que se inmoló a sí mismo por todos nosotros»,
y que «el ofrecimiento de los sufrimientos con esta intención es de gran provecho para la
promoción de las vocaciones».
En el ejercicio de su misión profética, la Iglesia siente como urgente e irrenunciable el deber de
anunciar y testimoniar el sentido cristiano de la vocación: lo que podríamos llamar «el
Evangelio de la vocación». También en este campo descubre la urgencia de las palabras del
apóstol san Pablo: «¡Ay de mí si no evangelizara!». Esta exclamación resuena principalmente
para nosotros pastores y se refiere, juntamente con nosotros, a todos los educadores en la
Iglesia.
La predicación y la catequesis deben manifestar siempre su dimensión vocacional: la Palabra de
Dios ilumina a los creyentes para valorar la vida como respuesta a la llamada de Dios y los
acompaña para acoger en la fe el don de la vocación personal.
3
Celebrante: LETANÍAS A NUESTRO SEÑOR EN LA EUCARISTÍA (De pie)
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Pan de los ángeles, RUEGA POR NOSOTROS
Pan Vivo bajado del Cielo,
Pan exquisito, que contiene en Sí toda delicia,
Pan dado para la vida del mundo,
Pan que eres prenda y deleite del Reino,
Pan de vida y sabiduría,
Pan verdadero que nos confortas,
Dios escondido y salvador,
Tú, cuyo Espíritu es más dulce que la miel,
Tú, cuya comunión alegra y regocija,
Tú, cuya herencia es dulcísima,
Tú, de cuya plenitud todos hemos recibido,
Tú, en quien exultan nuestra alma y nuestro cuerpo,
Tú, en quien está toda esperanza de vida, virtud, gracia y verdad,
Maná escondido,
Cofre de amor,
Fruto del más bello Árbol,
Trigo de los elegidos, Suma de perfección,
Fuente de dulzura y de gracia, Diluvio de generosidad,
Manantial de Vida, Vínculo de paz y caridad,
Piedra de la que mana miel, Remanso de las almas santas,
Tesoro de la Casa de Dios, Inapreciable riqueza de los
Torrente de gozo, creyentes,
Antídoto de inmortalidad, Propiciación de los pecadores,
Fruto de Vida eterna, Solaz de los afligidos,
Hostia santa, Alimento de los hambrientos,
Gema preciosa, Medicina de los enfermos,
Cordero sin mancha, Viático de los que mueren,
Manjar espiritual, Prenda de la gloria futura,

Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos

Lector(a): ORACIÓN POR LOS RELIGIOSOS Y RELIGIOSAS (De pie)


Te rogamos por nuestros hermanos y hermanas que han respondido SÍ a tu llamada al
sacerdocio, a la vida consagrada y a la misión.
Haz que su vida se renueve cada día, y sean evangelios vivientes.
¡Señor misericordioso y santo, sigue enviando nuevos operarios a la mies de tu Reino!
Ayuda a los que has llamado a seguirte en este tiempo nuestro; haz que, contemplando tu
rostro, respondan con alegría a la maravillosa misión que les has confiado por el bien de tu
Pueblo y el de todos los pueblos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

4
Celebrante: PLEGARIA UNIVERSAL (De pie)
Dios escoge aquellos a quienes Él quiere, oremos al Señor para que envíe trabajadores a sus
campos, diciendo: “Señor, confiamos en ti”
 Tal como tú llamaste a Abraham para ser padre de muchas naciones, inspira a muchos
jóvenes a responder a tu llamada. Oremos
 Tal como tú llamaste a Moisés, tendiendo las multitudes de Jetró, proporciona pastores
dignos a tu pueblo en nuestro día. Oremos
 Tal como tú llamaste a Aarón para servirte en tu templo, llama a quienes quieras para que
sirvan a tu Iglesia. Oremos
 Tal como hablaste para despertar a Samuel con tu llamada, abre los oídos de tus elegidos,
para que, escuchando tu voz, puedan seguirte. Oremos
 Tal como cada Sumo Sacerdote fue elegido asiste a los sacerdotes para que puedan ofrecer
el santo y vivo sacrificio. Oremos
 Tal como Eliseo fue ungido por el profeta Elías, dales a los que llamas fuerza para seguirte
sin voltear atrás. Oremos
 Tal como llamaste a los Apóstoles para ser mensajeros de Cristo, así envíanos predicadores
fervientes para fortificar nuestro espíritu. Oremos

Lector(a): ORACIÓN POR LAS VOCACIONES (De pie)


Jesús, Buen Pastor, suscita en todas las comunidades cristianas sacerdotes y diáconos,
religiosos y religiosas, laicos comprometidos y misioneros, según las necesidades del mundo
entero, al que tú amas y quieres salvar.
Te confiamos en particular nuestra comunidad: crea en nosotros el clima espiritual que había
entre los primeros cristianos, para que podamos ser un cenáculo de oración en amorosa acogida
del Espíritu Santo y de sus dones. Asiste a todas las personas consagradas.
Guía los pasos de quienes han acogido generosamente tu llamada y se preparan a las órdenes
sagradas o a la profesión de los consejos evangélicos.
Vuelve tu mirada de amor hacia tantos jóvenes bien dispuestos y llámalos a tu seguimiento.
Ayúdales a comprender que sólo en ti pueden realizarse plenamente.
Confiando estos grandes intereses de tu corazón a la poderosa intercesión de María, Madre y
modelo de todas las vocaciones, te suplicamos que sostengas nuestra fe con la certeza de que el
Padre concederá lo que Tú mismo has mandado que pidamos. Amén.

Celebrante: ORACIÓN COMUNITARIA (De pie)


Sabiendo que Dios escucha nuestra oración, digamos: “Te rogamos, Señor óyenos”
 Por la santa Iglesia de Dios, para que el Señor le conceda la paz y la unidad, la guarde de
todo mal y acreciente el número de sus hijos. Roguemos al Señor.
 Por la paz del mundo, para que cesen las rivalidades entre las naciones, renazca en el
corazón de los hombres el amor y arraigue entre todos los pueblos la mutua comprensión.
Roguemos al Señor.
 Por quienes sufren, para que Dios purifique al mundo de todo error, devuelva la salud a los
enfermos y conceda el regreso a los que añoran la patria. Roguemos al Señor.
 Por los jóvenes, para que siempre haya quienes estén dispuestos a seguir la llamada de Dios
y a entregarse generosamente para el bien de los demás. Roguemos al Señor.
 Por nosotros, para que el Señor nos conceda perseverar en la fe, y después de la muerte, nos
admita en el Reino de la felicidad, de la luz y de la paz. Roguemos al Señor.

5
Celebrante: ORACIÓN POR LOS SACERDOTES (De pie)
Oh Dios eterno y omnipotente, mira al rostro de tu Cristo, y por amor a Él, que es el Sumo y
Eterno Sacerdote, ten piedad de tus sacerdotes.
Recuerda, Dios misericordioso, que no son sino unos seres humanos débiles y frágiles.
Renueva en ellos la gracia que han recibido por la imposición de las manos del obispo.
Guárdalos cerca de ti para que el enemigo no prevalezca contra ellos; a fin de que nunca hagan
nada que desdiga en punto alguno de su sublime vocación. Amén
OH JESÚS, ETERNO SUMO SACERDOTE A TI ROGAMOS:
• por tus sacerdotes fieles y fervorosos;
• por tus sacerdotes infieles y tibios;
• -por tus sacerdotes que laboran en casa o fuera, en campos de misión;
• -por tus sacerdotes jóvenes y mayores;
• -por tus sacerdotes moribundos;
• -por tus sacerdotes difuntos.
PERO SOBRE TODO TE ENCOMENDAMOS:
 a los sacerdotes que nos son más queridos;
 al sacerdote que nos bautizó;
 a los sacerdotes que nos absolvieron de mis pecados;
 a los sacerdotes que nos dieron tu Cuerpo y tu Sangre en la Sagrada Comunión;
 a los sacerdotes que nos enseñaron, instruyeron o nos animaron y nos ayudaron;
 a los sacerdotes a quienes debemos algo en cualquier otro modo.
Oh Jesús, guárdalos a todos cerca de tu Corazón y bendícelos copiosamente, así en el tiempo
como en la eternidad. Amén.
Lector(a): OREMOS POR LOS MINISTROS DE LA IGLESIA (De pie)
Respondemos diciendo: “Escúchanos, Señor”
Por el Papa Francisco, dale Señor tu corazón de Buen Pastor. Oremos
Por los sucesores de los Apóstoles, para que cuiden de sus sacerdotes. Oremos.
Por los Obispos, para que pastoreen a sus ovejas. Oremos.
Por los párrocos, para que aprendan a servir y a no desear ser servidos. Oremos.
Por los confesores, para que sea instrumentos dóciles de tu Espíritu. Oremos.
Por los que anuncian tu palabra, para que comuniquen espíritu y vida. Oremos.
Por los Laicos y Laicas, para que evangelicen con su testimonio. Oremos.
Por los que trabajan por la juventud, para que lo hagan con cre4atividad. Oremos.
Por los que trabajan entre los pobres, para que te vean y te sirvan en ellos. Oremos.
Por los que atienden a los enfermos, para que sean pacientes con ellos y ellas. Oremos.
A los sacerdotes pobres, socórrelos, Señor. Oremos.
A los sacerdotes enfermos, sánalos, Señor. Oremos.
A los sacerdotes ancianos, dales alegre esperanza, Señor. Oremos.
A los sacerdotes tristes y afligidos, consuélalos, Señor. Oremos.
A los sacerdotes turbados y confundidos, dales tu paz, Señor. Oremos.
A los sacerdotes que están en crisis, muéstrales tu camino, Señor. Oremos.
A los calumniados y perseguidos, defiéndeles y ayúdales, Señor. Oremos.
A los sacerdotes tibios, inflámalos, Señor. Oremos.
A los sacerdotes desalentados, reanímalos, Señor. Oremos.

6
A los que aspiran al sacerdocio, dales la perseverancia, Señor. Oremos.
A todos los sacerdotes, dales fidelidad a ti y a tu Iglesia, Señor. Oremos.
A todos los sacerdotes, dales obediencia y amor al Papa, Señor. Oremos.
A todos los sacerdotes, ayúdales a que vivan en comunión con su Obispo, Señor. Oremos.
Que todos los sacerdotes, sean uno como tú y el Padre, Señor. Oremos.
Que todos los sacerdotes promuevan la justicia entre los fieles laicos cristianos. Oremos.
Que todos los sacerdotes colaboren en la unidad del presbiterio, Señor. Oremos.
Que todos los sacerdotes llenos de ti, vivan con alegría en el celibato, Señor. Oremos.
A todos los sacerdotes, dales la plenitud de tu Espíritu y transfórmalos en ti, Señor. Oremos.

Señor Jesús, presente en el Santísimo Sacramento, que quisiste perpetuarte entre nosotros por
medio de tus Sacerdotes, haz que sus palabras sean sólo las tuyas, que sus gestos sean los tuyos,
que su vida sea fiel reflejo de la tuya.
Que ellos sean los hombres que hablen a Dios de los hombres y hablen a los hombres de Dios.
Que no tengan miedo al servicio, sirviendo a la Iglesia como Ella quiere ser servida.
Que sean hombres, testigos del eterno en nuestro tiempo, caminando por las sendas de la
historia con tu mismo paso y haciendo el bien a todos.
Que sean fieles a sus compromisos, celosos de su vocación y de su entrega, claros espejos de la
propia identidad y que vivan con la alegría del don recibido.
Señor Jesús, presente en el santísimo Sacramento, que quisiste perpetuarte entre nosotros por
medio de tus Sacerdotes, haz que sus palabras sean sólo las tuyas, que sus gestos sean los tuyos,
que su vida sea fiel reflejo de la tuya.
Que ellos sean los hombres que hablen a Dios de los hombres y hablen a los hombres de Dios.
Que no tengan miedo al servicio, sirviendo a la Iglesia como Ella quiere ser servida.
Que sean hombres, testigos del eterno en nuestro tiempo, caminando por las sendas de la
historia con tu mismo paso y haciendo el bien a todos.
Que sean fieles a sus compromisos, celosos de su vocación y de su entrega, claros espejos de la
propia identidad y que vivan con la alegría del don recibido. Amén

Celebrante: ORACIÓN POR LAS VOCACIONES (De pie)


Amado Dios, te alabamos y te agradecemos por enviarnos a tu hijo, nacido de la virgen María.
te alabamos, Jesús, por fundar la iglesia y llamarnos a participar a tu vida divina.
Ayúdanos a todos, en la pastoral de vocaciones, ayudarte a llamar a los obreros a tu viña, a los
trabajadores de tu Iglesia que te ayudaran a cargar tu trabajo de redención.
Reconocemos la necesidad que tienes de apóstoles en nuestro mundo; Sacerdotes que traigan a
la gente los frutos de la redención que nos has ganado en la cruz.
Reconocemos la necesidad de que hermanos y hermanas den testimonio del amor de Jesús en
nuestro mundo.
Con humildad venimos a ti, para que nos conduzcas y guíes al orar y alentar a hombres y
mujeres para que disciernan la llamada a servir a los demás de una manera más radical.
Pedimos de manera en particular por los jóvenes de nuestra parroquia.
Te pedimos Señor que mantengas ardiendo el fuego dentro de cada uno de nosotros, para que
seamos instrumentos en la promoción de vocaciones al sacerdocio, vida religiosa, y el
sacramento del matrimonio.
Humildemente te pedimos todo esto bajo la intercesión de María Santísima y tu hijo Jesucristo.
Amén.

7
Lector(a): |ORACIÓN A MARÍA POR LOS SACERDOTES (De pie)
Recemos siempre a María, Madre de los sacerdotes, para que Ella los guie por el camino de
Cristo Jesús. Te lo pedimos por tu Madre santa María: Ella que estuvo presente en tu vida
estará siempre presente en la vida de tus sacerdotes. Amén.
San Juan Pablo II hizo esta oración pidiéndole a la Virgen por todos los sacerdotes:
Oh María, Madre de Jesucristo y Madre de los sacerdotes: acepta este título con el que hoy te
honramos para exaltar tu maternidad y contemplar contigo el Sacerdocio de tu Hijo unigénito y
de tus hijos, oh Santa Madre de Dios.
Madre de Cristo, que al Mesías Sacerdote diste un cuerpo de carne por la unción del Espíritu
Santo para salvar a los pobres y contritos de corazón: custodia en tu seno y en la Iglesia a los
sacerdotes, oh Madre del Salvador.
Madre de la fe, que acompañaste al templo al Hijo del hombre, en cumplimiento de las
promesas hechas a nuestros Padres: presenta a Dios Padre, para su gloria, a los sacerdotes de tu
Hijo, oh Arca de la Alianza.
Madre de la Iglesia, que con los discípulos en el Cenáculo implorabas el Espíritu para el nuevo
Pueblo y sus Pastores: alcanza para los presbíteros la plenitud de los dones, oh Reina de los
Apóstoles. Madre de Jesucristo, que estuviste con Él al comienzo de su vida y de su misión, lo
buscaste como Maestro entre la muchedumbre, lo acompañaste en la cruz, exhausto por el
sacrificio único y eterno, y tuviste a tu lado a Juan, como hijo tuyo: acoge desde el principio a
los llamados al sacerdocio, protégelos en su formación y acompaña a tus hijos en su vida y en
su ministerio, oh Madre de los sacerdotes. Amén

Celebrante: HIMNO A MARÍA MADRE DE LAS VOCACIONES (De pie)


María, Madre nuestra muéstranos al Padre cada día, y a Cristo, que vive en los hombres.
Ayúdanos a comprender las exigencias del Sermón de la Montaña.
Que seamos sal de la tierra, luz del mundo, levadura de Dios para la historia.
Enséñanos a vivir sencillamente la fecundidad de las Bienaventuranzas.
Que seamos pobres y misericordiosos, limpios de corazón y constructores de paz.
Que gritemos al mundo "Dios es nuestro Padre" y "todo hombre es nuestro hermano".
Que enseñemos a los hombres descreídos y amargados, que sólo confían en la ciencia y en las
armas, y viven la explosiva tentación de la violencia, que "la paz es posible todavía, porque es
posible el amor". Amén.

Lector(a): ORACIÓN A MARÍA POR LAS VOCACIONES (De pie)


¡Oh Virgen de Nazaret!, el sí que pronunciaste en tu juventud marcó tu existencia y llegó a ser
grande como tú misma vida.
¡Oh, Madre de Jesús!, en tu sí libre y gozoso y en tu fe activa, muchas generaciones y muchos
educadores han encontrado inspiración y fuerza para acoger la palabra de Dios y para cumplir
su voluntad.
¡Oh, Maestra de vida!, enseña a los jóvenes a pronunciar el sí que da significado a la existencia
y hace descubrir el nombre escondido por Dios en el corazón de cada persona.
¡Oh, Reina de los Apóstoles!, danos educadores prudentes, que sepan amar a los jóvenes y
ayudarles a crecer, guiándoles al encuentro con la Verdad que los hace libres y felices. ¡Amén!

PADRE NUESTRO DIOS TE SALVE GLORIA

RESERVA DEL SANTÍSIMO (De rodillas) COMUNIÓN

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