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LA ESTANFLACIÓN RAMPANTE: AUTOSOBERANÍA ALIMENTARIA Y

ENERGÉTICA
AVANZA LA ESTANFLACIÓN GLOBAL: TENDENCIAS ECONÓMICAS
NEGATIVAS
CAE EL EURO ANTE LA CRISIS ACTUAL: ¿EL INICIO DE UNA
RECESIÓN EN EUROPA?

Alberto Gómez-R.

Fuertes sacudidas se viven en el ámbito político de Gran Bretaña ante la forzada dimisión como
líder del Partido Conservador de su primer ministro Boris Johnson, al tiempo que los británicos
enfrentan una difícil situación económica y una grave crisis energética, que conforman un
escenario poco alentador para quien vaya a ser el nuevo ocupante de la casa de Downing Street
(residencia oficial de los primeros ministros).

La renuncia del primer ministro causa un natural impasse –cuando menos ante la opinión
pública- en la política inglesa interna y externa que Johnson imprimió en su corta gestión al
frente del gobierno, que probablemente repercutirá en las estrategias y acciones que la dupla
anglosajona (EE.UU. e Inglaterra) estaban aplicando en la Unión Europea (UE) y en temas
críticos como el de la guerra Rusia-Ucrania.

La caída de Boris Johnson es la culminación de meses de presión sobre su liderazgo,


salpicados por repetidos escándalos sobre sus mentiras al público y al Parlamento. Las
denuncias de tocamientos sexuales por parte del vicepresidente Chris Pincher —y el
conocimiento por parte de Johnson de su mala conducta en el pasado, antes de nombrarlo—
son sólo las últimas de una serie de historias sobre el temerario desprecio de las normas por
parte del Primer Ministro. Tales revelaciones, alimentadas por los textos y correos electrónicos
de meses atrás, no sorprenden a nadie, y menos a las docenas de ministros tories –miembros
del Partido Conservador- anteriormente leales que ahora lo condenan como incapaz para el
cargo.

Hace algunos días, el número dos del grupo parlamentario conservador, Chris Pincher, dimitió
tras filtrarse que supuestamente habría tocado de forma inapropiada a dos hombres en un club
privado del partido. El escándalo sacudió a todo el Gobierno de Johnson. Y es que el premier
británico habría conocido de las acusaciones contra Pincher mucho antes de su nombramiento,
con acusaciones que se remontarían incluso una década atrás.
Más de 50 altos cargos del Gobierno actual presentaron su dimisión previamente a lo que
sucedió el jueves pasado, cuando Johnson renunció como líder del Partido Conservador,
aunque podría retener el cargo de Primer Ministro hasta la elección de su relevo. Lejos queda
la confianza depositada en Johnson en 2019, quien consiguió mayoría absoluta (364 escaños)
y ejecutó el Brexit para sacar a su país de la Unión Europea. (as.com)
El Brexit ayudó a impulsar a Boris Johnson al más alto cargo de Gran Bretaña. Sus tres
turbulentos años como primer ministro han puesto de manifiesto los costes de esa decisión. Su
marcha no evitará a Gran Bretaña el daño económico y diplomático duradero que supuso la
salida de la Unión Europea. Pero la idea del Brexit como fuerza para reordenar la sociedad
británica caducó con el discurso de dimisión de Johnson del jueves.
El movimiento del Brexit se basó en decirle a la gente cosas que, incluso en ese momento, eran
demasiado buenas para ser verdad. La campaña del referéndum de 2016 soltó eslóganes
simplistas sobre el dinero para el Servicio Nacional de Salud, mientras desechaba las
preocupaciones con el rótulo de proyecto miedo. Después de la votación, los partidarios del
Brexit presionaron para lograr la separación más dura posible, al tiempo que atacaban a quienes
sospechaban que frustraban su programa: no solo políticos rivales, sino funcionarios,
diplomáticos, jueces, directivos de empresas, financieros, académicos y periodistas. Y a medida
que los costes del divorcio del Brexit se hacían más difíciles de obviar, sus partidarios culpaban
a otros factores como la pandemia del Covid-19 y la guerra ruso-ucraniana.
(cincodias.elpais.com)
La inflación en la zona euro alcanzó en junio el 8,6%, al menos a tenor de los indicadores
adelantados y armonizados que utiliza Eurostat, la oficina estadística de la UE. Estados Unidos
aún no ha hecho público el dato de junio, pero en mayo ya se situaba también en ese mismo
8,6%. De los 20 países europeos que han revelado la cifra del último mes, nueve tienen un IPC
superior al 10%. Uno de ellos es España, con un 10,2% –dos décimas menos el armonizado–.
La superan los países bálticos, totalmente supeditados a la energía rusa y con IPC de pesadilla:
Estonia alcanza el 22%, Lituania está en el 20,5% y Letonia en el 19%. Con dos dígitos
aparecen también dos países del Este, Eslovaquia –12,5%– y Eslovenia –10,8%–, y Grecia –
12%–. Al igual que Bélgica –10,5%– y Luxemburgo –10,3%–.
Tampoco van muy a la zaga Países Bajos –9,99%–, Irlanda –9,6%– y Portugal –9%–.
Alemania, que antes del inicio de la guerra en Ucrania importaba de Rusia el 55% del gas que
consume, ha conseguido reducirlo a un 35%. También compraba en el gigante eslavo un 35%
del petróleo, que ahora es sólo el 12%. Así, es casi el único país europeo que ha conseguido
rebajar en algo su inflación en junio, hasta el 8,2% desde el 8,7% –IPC armonizado– de mayo.
También Países Bajos, otro país con una fuerte dependencia energética de Rusia, ha recortado
su IPC, del 10,2% de mayo al 9,9% de junio. En cualquier caso, son cifras estratosféricas. En
Alemania el precio de la energía se ha disparado un 38% en el último año.
Italia ha llegado en junio al 8,5% armonizado, tras una subida de 1,2 puntos porcentuales en un
mes. En el país de Mario Draghi la energía se ha encarecido aún más que en Alemania, un
48,7%. Sólo Francia parece escapar, hasta cierto punto, de la escalada. Aun así, en junio ha
alcanzado el 5,8%, la cifra más alta desde 1985 –un 6,5% armonizado–. Los precios de la
energía también están en niveles de escándalo, un 33,1% por encima de hace un año, pese a
que hasta ahora el mayor recurso a sus centrales nucleares parecía haber librado a Francia de
la carestía que atenaza al resto de los europeos. Finalmente, el Reino Unido, que aún no ha
publicado el dato de junio, dejó la inflación en el 9,1% en mayo. Y el Banco de Inglaterra avisa
de que, en octubre, cuando en teoría está previsto que se levante el tope de precios a las
facturas domésticas de la luz, el IPC puede llegar al 11%. Únicamente Suiza vive a salvo de la
ola de precios, con un IPC que en mayo sólo era del 2,7%. El motivo es su moneda. El franco
suizo es considerado una divisa refugio en momentos de crisis y su fortaleza permite a la
confederación importar barato. (infolibre.es)
Como efecto de la ralentización económica en Europa, la crisis energética, el desabasto de
insumos, la crisis mundial en la cadena de suministros, la fuerte presión inflacionaria, y los
movimientos sociales en gestación, la cotización del euro cayó a niveles no vistos desde hace
más de dos décadas, llegando al nivel más bajo en su paridad frente a la divisa estadounidense:
0,98 centavos de euro por dólar.
Así, mientras Occidente sufre los duros embates de una inflación prácticamente incontrolable –
a pesar de las medidas aplicadas por sus bancos centrales- la consolidación de nuevos bloques
económico-políticos avanza, con China y Rusia liderando a un importante número de países
aliados y socios, que se reúnen en medio de la coyuntura actual para llegar a importantes
acuerdos que delinearán en el futuro mediano el peso económico y político en un nuevo mundo
multipolar.

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