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El trompo “Resumen”

Capítulo 1:
La historia comienza en el cerro San Cristóbal, con un niño apodado
Chupitos, que era un zambito de 10 años con ojazos, largas pestañas y una
jeta burlona.
Sus amigos lo apodaron chupitos porque un día lo encontraron en la
botica San Lázaro, pidiendo algo que le cubra los Chupitos.
Chupitos tenía un trompo naranjo, Chupitos nunca quedo último y por
consiguiente, nunca ordeno a jugar cocina, ese juego zafio de empellones,
que consistía en ir empujando el trompo hacia un hueco y el que perdía le
daba su trompo al rival, un día Glicérido Carmona le reto a jugar a la
cocina, terminando como ganador Carmona, quedándose con el orgullo de
Chupitos, su trompo naranjo.

Capítulo 2:
Desde pequeños chupitos había sufrido mucho, el día que nació, una
vecina de su callejón dejo prendido la plancha encima de un trapo,
provocando que casi se queme el callejón por completo.
Y que, a sus 7 años de edad, la madre de chupitos lo abandono por serle
infiel a su padre Demetrio, causando que el padre esté en la prisión por 15
días tras propinarle una paliza a los Méndez.
Cuando el padre regreso de la cárcel, le dio a su hijo su primera lección
“Mujeres con quiñes, como si fueran trompos… ¡Ni de vainas!”

Capítulo 3:
Esta lección se le quedo por toda la vida. Tres años pasaron luego de que
Chupitos se quedara solo con su padre, aprendiendo a enfrentarse a los
problemas solo.
Chupitos después de la cena, le pide a su padre 30 centavos, para comprar
un trompo y una lija. Después de comprar, fue al corral para cambiar la
punta roma de su trompo por un clavo para sacarle filo hasta que le
sangre la mano para retar a ese “cholo currupantioso”.
iCapítulo 4:
El cholo Mayta propuso una pelea de trompos, pero el clima no era el
apropiado porque había lluvia y mucho barro, causando que chupitos se
negara, pero Carmona tuvo la mezquindad de burlarse, haciendo que
chupitos aceptase la pelea de trompos.
Carmona midió la distancia `y lanzo su trompo, chupitos al tirar,
inexplicablemente para él, su púa se hincó detrás de la marca de Ricardo,
el muchacho dijo “¡Quiñes!”.
El trompo que había sido el orgullo de Chupitos, sé chanto
ignominiosamente. Chupitos comenzó a enhuaracar su trompo para
ponerle fin a esa vergüenza, midió la distancia y disparo con toda su alma.
Sus amigos gritaron, “¡Lo rajaste! “
Chupito ni siquiera miro el trompo rajado, solo metió las manos en los
bolsillos y dio la espalda diciendo, -Ya lo sabía-. Yéndose solo, triste e
inútilmente vencedor.

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