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Mensaje
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14 Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.
16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y el sábado entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y
se levantó a leer. 17 Se le dio el libro del profeta Isaías y, habiendo abierto el libro, halló el lugar donde
está escrito:
20 Enrollando el libro, lo dio al ministro y se sentó. Los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y el sábado entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y
se levantó a leer.
Mateo 2:19-23
19 Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto,
20 diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que
procuraban la muerte del niño. 21 Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra
de Israel. 22 Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir
allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea, 23 y vino y habitó en la
ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser
llamado nazareno.
El concepto de la sinagoga es tan antiguo como la Torá misma. (1) En los tiempos bíblicos el centro de
servicio Divino era el Tabernáculo y luego los dos Templos Sagrados en Jerusalem. Luego, a lo largo
del exilio, incluso en los períodos más oscuros de la historia judía, la sinagoga sirvió como el centro de
la vida judía. Los arqueólogos han encontrado restos de antiguas sinagogas en Egipto que pertenecen al
menos al siglo III AEC
EN EL año decimoquinto del reinado de Tiberio César en Roma le vino la declaración de Dios a Juan,
el hijo de Zacarías el sacerdote. Él vino por toda la comarca del río Jordán, “predicando bautismo en
símbolo de arrepentimiento para perdón de pecados.” (Luc. 3:3) Juan el Bautista les estaba diciendo a
los que lo oían lo que estaba escrito en el libro de Isaías (40:3), y decía: “¡Escuchen! Alguien clama en
el desierto: ‘Preparen el camino de Jehová, hagan rectas sus veredas.’” (Luc. 3:4) ¡Esto se debía a que
algo maravilloso había de suceder! Juan estaba diciendo: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos
se ha acercado.” (Mat. 3:2) ¡Qué noticias eran aquéllas para el pueblo judío! Ellos habían de prepararse
para la venida de su rey. Por lo tanto, hablando simbólicamente, “todo barranco tiene que ser rellenado,
y toda montaña y colina allanada, y las curvas tienen que convertirse en caminos rectos y los lugares
escarpados en caminos llanos; y toda carne verá el medio de salvar de Dios.”—Luc. 3:4-6.
17 Se le dio el libro del profeta Isaías y, habiendo abierto el libro, halló el lugar donde está escrito:
18 «El Espíritu del Señor está sobre mí,
Isaias 61:1-3
»El espíritu de Jehová, el Señor, está sobre mí,
porque me ha ungido Jehová.
Me ha enviado a predicar buenas noticias a los pobres,
a vendar a los quebrantados de corazón,
a publicar libertad a los cautivos
y a los prisioneros apertura de la cárcel;
2 a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová
y el día de la venganza del Dios nuestro;
a consolar a todos los que están de luto;
3 a ordenar que a los afligidos de Sión
se les dé esplendor en lugar de ceniza,
aceite de gozo en lugar de luto,
manto de alegría en lugar del espíritu angustiado.
Serán llamados “Árboles de justicia”,
“Plantío de Jehová”, para gloria suya.
Lucas 3:21-22
21 Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo
se abrió, 22 y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del
cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.
A diferencia del punto de vista judío, los cristianos creen que el «ungido» aludido en varios versículos
bíblicos como Salmos 2:2 y Daniel 9:25-26 es el prometido Mesías. Según la Biblia Judía, cada vez que
alguien era ungido con la fórmula concreta del aceite de la unción santa según la ceremonia descrita en
Éxodo, el Espíritu Santo descendía sobre esta persona, capacitándole para realizar un sagrado designio.
Pero Jesús nunca fue ungido de esta forma, pues fue ungido directamente por el Espíritu Santo, esto se
puede interpretar al leer lo descrito en el libro de Lucas en la anunciación de su nacimiento por parte del
ángel Lucas 1:35, es claro que cuando el Espíritu Santo vino sobre la virgen María para concebir al Mesías
(Dios hecho hombre y no un simple mortal), el Cristo ya había sido ungido pues él es Dios y al ser Dios no
necesita que ningún hombre viniera a ungirlo y que el Espíritu Santo descendiera sobre él, pues desde
mucho antes de su concepción humana y desde antes del inicio de los tiempos él ha sido y es el ungido.
Juan 1:41
Dios Habla Hoy
Lucas 4:28-29
RV 1995
28 Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; 29 y levantándose, le echaron fuera de la
ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para
despeñarle.
28 Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se enojaron mucho. 29 Se levantaron y echaron del
pueblo a Jesús, llevándolo a lo alto del monte sobre el cual el pueblo estaba construido, para arrojarlo
¿Las persona Siguen rechazando a Jesus? La iglesia fue también llena del Espíritu Santo, para
anunciar que las profecías establecidas por los profetas se han cumplido.
Juan 14:15-20
15 Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para
que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque
no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. 19Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero
vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. 20 En aquel día vosotros conoceréis que
Hechos 1:1-5
1 En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a
enseñar, 2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu
Santo a los apóstoles que había escogido; 3 a quienes también, después de haber padecido, se presentó
vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del
reino de Dios. 4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la
promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. 5 Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas
Hechos 2
1Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino del cielo un
estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3 y
se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron
todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que
hablasen.
5 Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6 Y
hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su
propia lengua. 7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que
hablan? 8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos
Ponto y en Asia, 10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y
romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11 cretenses y árabes, les oímos hablar en
nuestras lenguas las maravillas de Dios. 12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a
otros: ¿Qué quiere decir esto? 13 Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto.
Conclusión