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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LAS RELACIONES INTERIORES,


JUSTICIA Y PAZ
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LA SEGURIDAD
CENTRO DE FORMACIÓN ANZOÁTEGUI

Seminario 1. Sociedad y Democracia Socialista


Seminario 2. La Ética en el contexto histórico humano
Seminario 3. Atención a la Víctima

Profesora: Elaborado por:


Yrainis González. Francelina, Martínez. V-23.732.358.
Belkys, Vargas. V-25.058.877.

Barcelona, julio de 2022.


Índice

Pág.
Introducción ............................................................................................................................ 3
Seminario 1. Sociedad y Democracia Socialista .................................................................... 4
 Introducción a los conceptos de política, hegemonía, lucha de clases e identidades
sociales y culturales. ..................................................................................................................... 4
- Política hegemónica y política liberadora. ........................................................................ 8
- Lucha de clases y contradicciones de clases. .................................................................... 8
- Formaciones históricas socioeconómicas. ....................................................................... 10
Seminario 2. La Ética en el contexto histórico humano ....................................................... 12
- La Ética Socialista como superación transitoria de la ética capitalista. La
acumulación originaria de la ética capitalista. ........................................................................ 19
Las medidas de protección a la víctima. (Capítulo III de la Ley de Protección de
Víctimas, Testigos y demás Sujetos Procesales). (Sección Cuarta, Capítulo IX de la Ley
Orgánica sobre el Derecho a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia). ........................ 25
Conclusión ............................................................................................................................ 33
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ................................................................................. 34

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Introducción

El concepto de hegemonía se inserta en toda una problemática particular del


materialismo dialéctico concerniente a la vez al problema de las relaciones entre base y
superestructura y al de la especificidad del dominio político y estatal en una formación
social históricamente determinada. Su aportación no puede limitarse a ningún dominio de la
«ideología» en general, como se tiende frecuentemente a hacerlo, en la medida en que
indicaría el papel de una clase dirigente que por medio de sus intelectuales, funcionarios de
la ideología, llega a hacer aceptar su propia concepción del mundo al conjunto de una
sociedad y, de ese modo, dirigir por un consentimiento condicionado más que dominar en
el sentido estricto del término.
No hay necesidad, en efecto, de introducir un concepto nuevo destinado simplemente a
valorar la eficacia específica de las ideologías (en el sentido amplio del término) sobre la
base, hecho siempre admitido por el análisis marxista. Si el concepto de hegemonía tiene un
estatuto científico propio es porque aplicado al Estado capitalista y a las clases a cuyos
intereses corresponde nos permite dilucidar sus características históricas particulares en sus
relaciones con un modo de producción históricamente determinado. En una palabra, nos
permite el examen de la lógica específica de un objeto específico, de la relación concreta
Estado capitalista-clases dominantes, constituyendo así un concepto científico abstracto-
determinado.
En este sentido, la siguiente investigación permitirá identificar tópicos conceptuales y
prácticos para la sociedad venezolana en general, y particularmente para la policía, en la
construcción de un modelo propio de democracia socialista, llamado Socialismo del Siglo
XXI. El objetivo de la siguiente investigación es dar un aporte teórico específico y claro de
las concepciones básicas relacionadas con la política, hegemonía, clase social, lucha de
clases, cultura. Donde además, se vea reflejada la conexión con los sistemas económicos
capitalistas y socialistas. Por lo cual, se profundizaran en las nociones básicas de la ética y
moral, y en especial, la ética socialista. Y en otra perspectiva se desarrollará un tejido
temático independiente acerca de la víctima en el sistema penal venezolano.

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Seminario 1. Sociedad y Democracia Socialista

 Introducción a los conceptos de política, hegemonía, lucha de clases e


identidades sociales y culturales.
En primer término, la hegemonía se refiere a la dirección suprema, la preeminencia o
el predominio de una cosa sobre otra. Más usualmente se emplea en un sentido político para
designar la supremacía de un Estado sobre otro u otros. En tanto, el propio concepto de
hegemonía lo indica, se trata de una supremacía sobre otro u otros que existen como
subordinados, dominados y /o rebeldes. Estas fuerzas subordinadas-rebeldes constituyen el
bastión social, político y cultural para la construcción de una hegemonía alternativa.
Para Flores de la Cruz, Serafín (2014) la hegemonía expresa, a simple vista, el dominio
que ejerce una clase social en determinada formación social. Afirma que el concepto fue
utilizado por Gramsci para explorar las relaciones de poder y las formas concretas en la
cual viven los grupos que intervienen en esa lucha. Aunque no llegó a establecer el
concepto de manera concreta y definitiva, la hegemonía nombra el problema de cómo las
relaciones de poder se producen y reproducen en la dinámica de la formación del Estado.
Es dentro de estas relaciones de poder en donde se entremezclan la coerción directa y el
consenso. Ambos elementos se combinan y dan lugar a la diferenciación, por un lado, de la
“hegemonía social”, en la cual el consenso ha salido victorioso y, por otro, el “gobierno
político”, que se refiere a la aplicación de la coerción cuando el consenso no se ha logrado
o se ha roto.
Así mismo, Flores de la Cruz, Serafín (op.cit) citando a Crehan, expone:
Crehan afirma que al analizar las relaciones de poder en el surgimiento del
Estado italiano y en relación directa con su concepción de hegemonía,
Gramsci piensa al Estado como “la entidad compleja de actividades
teóricas y prácticas con las cuales la clase dominante no sólo justifica y
mantiene su dominación, sino que busca ganar también el consenso activo
de aquellos sobre quienes domina”. (Crehan, 2002: 102).
El Estado, en este sentido, es un órgano particular de la clase dominante,
que expresa su unidad, destinado a crear las condiciones favorables para
su dominación y expansión, a través de la coordinación de sus intereses con
los de los grupos subordinados, pero siempre haciendo prevalecer los
suyos. (Crehan, 2002: 93).

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Por lo tanto, la hegemonía tiene que ver con la capacidad del bloque histórico para
constituirse en clase dirigente. En tal sentido, dicha hegemonía se realiza por la capacidad
de dirección y control que tendría la sociedad civil respecto de la sociedad política, la cual
le permitiría asumir el control del Estado. Para que las clases subalternas logren hacerse de
tal hegemonía, deben lograr consolidar un campo ideológico que les permita una reforma
intelectual y moral, adaptar nuevos conocimientos y nuevos métodos, es decir, una nueva
filosofía, que sustente una nueva sociedad.
Seguidamente, el proceso de creación de hegemonía implica en cierto grado un campo
de lucha, ya que se inscribe en el contexto más amplio del sistema capitalista, como un
proyecto que intenta integrar, pero que causa respuestas específicas en lugares y tiempos
también específicos.
Para el marxismo clásico, las clases sociales estarían determinadas por el lugar
ocupado en el proceso de producción del capital. Por un lado, están aquellos que tienen la
propiedad de los medios y aquellos que sólo tienen la fuerza de trabajo, en donde los
primeros se apropian de lo que estos últimos producen.
En esta perspectiva, aparece la concepción de lucha de clases, la cual se refiere a al
conflicto de intereses manifiesto entre las clases sociales, de cuyas tensiones y dinámicas
surgen los cambios históricos; ello, gracias a la desigualdad, la inequidad y la exclusión
social. Este concepto ha sido ampliamente desarrollado por el marxismo y ha resultado la
base fundamental de sus teorizaciones sobre los modelos económicos.
No obstante, el ilustre autor Thompson identifica a la clase social ya no como una
cuestión determinada en relación al lugar ocupado en el proceso productivo, sino que la
clase es vista como:
“…un fenómeno histórico que unifica una serie de sucesos dispares y
aparentemente desconectados en lo que se refiere tanto a la materia prima
de la experiencia como a la conciencia […] la noción de clase entraña la
noción de relación histórica” (Thompson, 2002: 13).

En esta serie de sucesos, las relaciones de producción en la esfera económica, si bien


sería relevante, es uno más de los elementos a considerar, en donde también aparecen lo
cultural y lo simbólico, situados en un contexto histórico determinado.

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En relación con la lucha de clases y la cultura, el antes mencionado autor, Flores de la
Cruz, Serafín (op.cit) explica que, Gramsci define también el concepto de cultura en
relación con la hegemonía, pues considera a ésta como el corazón del proyecto
revolucionario, como pensamiento en acción, que permite a las clases subordinadas
entender su lugar dentro de la realidad en la cual viven. Así, advierte que Gramsci mostró
que la hegemonía nunca es total, pues siempre existirán, en grados variables, luchas en
proceso.
Este mismo autor, Flores de la Cruz, Serafín (op.cit) expone:
Raymond Williams (1997) discute de una manera teórica el concepto de
hegemonía, pero en relación con las cuestiones de ideología y, sobre todo,
de la cultura. El cuestionamiento de fondo en su discusión es si el arte y la
literatura son entidades libres de lo hegemónico. De esta manera, pone en
relieve la diferencia que Gramsci realiza entre dominio y hegemonía,
afirmando que la primera se refiere a las formas directamente políticas
que se ejercen por medio de la coerción directa y efectiva, mientras que la
hegemonía se refiere al “complejo entrelazamiento de fuerzas sociales,
políticas y culturales”. (Williams, 1997: 129).
Para Williams, la hegemonía no debe entenderse como simple predominio
de una ideología dominante, sino que plantea la cuestión de la coexistencia
del consenso y la coerción. La hegemonía, en este sentido, no es un sistema
ni una estructura de dominación, sino más bien, de acuerdo con Williams,
un proceso que se produce y reproduce de un modo activo, no de una
manera pasiva. Es decir, la hegemonía “debe ser continuamente renovada,
recreada, defendida y modificada. Asimismo, es continuamente resistida,
limitada, alterada y desafiada por presiones que de ningún modo le son
propias”. (Williams, 1997: 134).

De acuerdo con lo anteriormente expuesto, la hegemonía nombra un proceso en


continua producción y reproducción, por lo tanto inacabable e inacabado. De allí se
entiende que la hegemonía no se reduce a la simple categoría de “dominio”, pues es todo lo
contrario, es un proceso continúo de cambio social en la estructura política, social y cultural
de un Estado, debido en su gran escala por la lucha de clases.
Por otra parte, cuando se alude a la concepción de identidad social y cultural se
muestra como el sentido de pertenencia de un individuo a la sociedad, pues gracias a ésta,
el individuo adopta comportamientos y formas de pensar, e influye significativamente en la

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formación de valores cívicos, especialmente, la participación en la toma de decisiones
ciudadanas.
En consecuencia, la construcción de una identidad social trae como consecuencia la
transformación de las relaciones de poder existentes, para tender a una visión de poder más
al servicio de los demás y eliminar toda jerarquización piramidal. En este modelo, la
sociedad es vista como un conjunto de personas en igualdad de condiciones, que en alguna
ocasión pueden cumplir un rol específico que conlleve al ejercicio de la autoridad. Todo
esto viene dado por una nueva visión de sociedad proporcionada por una educación para la
ciudadanía, lo que genera nuevas condiciones de vida, enmarcadas en un paradigma social
distinto.
Al respecto, el supra mencionado Flores de la Cruz, Serafín (op.cit) expone:
La relevancia de la propuesta de Gramsci en cuanto a hegemonía, es lo
relacionado con la cultura. A simple vista se podría pensar que rechaza el
concepto más común de cultura: conjunto de costumbres, conocimientos,
valores y principios que son heredados de generación en generación. Sin
embargo, al observar Gramsci que la cultura es pensamiento en acción,
más que rechazar esta concepción común de cultura la rebasa y la incluye
como visión del mundo.
Para Gramsci, la hegemonía implica naturalización, es decir, se vuelve
parte de la vida cotidiana y el concepto común de cultura denota la
vivencia de los individuos bajo esas condiciones, que pueden ser incluso
parte de las condiciones de dominación, en las cuales está inmerso un
sujeto determinado.
Gramsci otorga a la cultura el papel de situar a estos grupos en su realidad
misma, como dar cuenta a este grupo de su situación de subordinación.

En este sentido, el cambio cultural estaría representado por el cambio de visión del
mundo, en donde el individuo se daría cuenta de su situación y de su posición en la
realidad. De esta manera construiría una concepción crítica de su realidad, que le podría
llevar al cuestionamiento de la hegemonía propuesta por el grupo dominante. Encontramos
aquí el origen del cambio social, que sin duda adquiere mayor complejidad al establecer la
relación con los otros elementos: El Estado, las fuerzas existentes y las estrategias de lucha
en los casos específicos.

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- Política hegemónica y política liberadora.
La política hegemónica se refiere a la supremacía o dominio factico que un Estado
ejerce sobre otro. Su origen está en la Grecia clásica, y en su costumbre de construir ligas
entre Ciudades–Estado, cada una de los cuales conservaban su autonomía política interna
pero debía someterse a las decisiones de la liga y de la ciudad hegemónica a lo referente a
las relaciones internacionales y la dirección de la guerra. Actualmente, conserva el mismo
sentido, incluso agravado por la injerencia en asuntos internos cuando lo hacen aconsejable
los intereses de las grandes potencias.
Mientras que, la política liberadora se resume a un modelo de educación: El proceso
educativo de liberación comienza en la propia conciencia. Todo auténtico proceso
educativo debe llevar a la conquista de la libertad. El objetivo de este modelo educacional
es llevar al educando a un cambio personal que se traduzca a un cambio socio-político para
un bien de toda la sociedad.
La educación liberadora crítica es reducir este proceso a depositar los datos y
conocimientos en las mentes de los educandos así como trata de superar y erradicar las
tendencias individualistas y competitivas en el alumnado que, por desgracias, están tan
presentes en nuestro centro de formación.
Tomando en cuenta lo enunciado se puede expresar que el cambio de conciencia de
las personas; es decir, del desprendimiento de la parte capitalista, conlleva a una política
hegemónica y liberadora, la cual ayudara a la liberación de los pueblos.

- Lucha de clases y contradicciones de clases.


El antes mencionado autor Flores de la Cruz, Serafín (op.cit) citando a Thompson
refiere que la clase social es definida por los hombres al vivir su propia historia. Es decir, es
una categoría histórica que se deriva de la observación del proceso social a través del
tiempo. Así, considera que: “ninguna formación de clase, propiamente dicha de la
historia es más verdadera o más real que otra, y clase se define a sí misma en su
efectivo acontecer” (Thompson, 1984: 34-39).
Así mismo, Flores de la Cruz (op.cit) expone:

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Thompson argumenta que Marx usó el concepto de clase como categoría
histórica e intentó demostrarlo. Sin embargo, se limita únicamente a
señalar que su uso moderno surge del marco de la sociedad capitalista del
siglo xix. Por lo cual, Thompson considera que las clases sociales son casos
especiales de las formaciones históricas, que surgen de las luchas de clases.
Es decir, la noción de lucha de clase es inseparable de clase, incluso
asegura que la lucha de clase es un concepto previo y más universal, pues
es en el proceso de lucha donde los grupos se descubren como clase y
adquieren conciencia.
Este proceso de lucha, que significa antagonismo entre diversas fuerzas,
para Thompson no se da exclusivamente dentro de las relaciones de
producción. Por lo tanto, podemos entender que dentro de un proceso
conflictivo, aun cuando no esté dentro de determinadas relaciones de
producción, se pueden definir a las clases sociales a partir de la
identificación y observación de la constitución de sus antagonismos.
Thompson de esta manera propone, para el análisis de las clases sociales,
un procesualismo empiricista, que parte de la observación de la clase en un
proceso histórico amplio.

Lo cierto es que, la lucha de clases es el enfrentamiento activo constante que se


produce ente las clases antagónicas en virtud de la contradicción que existe entre sus
respectivos intereses. Este enfrentamiento es el motor de la historia, desde el momento en
que la sociedad se escinde en clases sociales.
¿Por qué es el motor de la historia? Porque siempre, en toda la formación social,
clasista y en ciertos momentos de su desarrollo histórico, los intereses de una clase social
coinciden con la necesidad objetivos en las relaciones de producción. Por ello, la lucha de
clases es la expresión política de la ley de la necesaria correspondencia (y contradicción)
entre el carácter de las relaciones de producción y el nivel de las fuerzas productivas.
La lucha entre explotados y explotadores expresa esta situación, pero no debe
entenderse de una manera mecánica. Si bien es cierto que los intereses de las clases
explotadas siempre coinciden con la necesidad objetiva de nuevas relaciones de
producción, ello no quiere decir que, en todo momento sean ellas las llamadas a dirigir los
cambios sociales y políticos que abrirán cauce a una nueva época.
En toda época revolucionaria las clases oprimidas forzosamente participan en la lucha,
pero son dirigidas por la nueva clase opresora que será capaz de instaurar un sistema de
explotación más avanzado, esto es válido hasta el momento en que la sociedad ya no

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requiere el cambio de un sistema de explotación por otro, sino la supresión de la
explotación misma y la instauración de un sistema socialista, en este momento son las
clases explotadas (y la clase obrera de su cabeza) las llamadas a dirigir la revolución.
Por lo que, la lucha de clase se expresa más o menos claramente, más o menos
abiertamente, en todas las luchas sociales, políticas, religiosas, económicas o filosóficas. En
todo momento, la lucha de clase existe, aunque sea en forma latente y oculta, pero se
convierte en motor de las transformaciones sociales solo cuando madura abiertamente y se
expresa de una manera activa, práctica y consciente.

- Formaciones históricas socioeconómicas.


La formación socio-económico es una sociedad en determinado grado de su desarrollo,
un sistema social integro, único, específico, que se fundamenta en un tipo dado a las
relaciones de producción en el grado de desarrollo de las fuerzas productivas que surge,
funciona y crece acorde a leyes objetivas.
Se destacan cinco formaciones socio-económicas que se diferencian esencialmente por
la forma de la propiedad en ellas, por las relaciones de producción dominantes así se tiene:
comunidad primitiva, esclavitud, feudalismo, capitalismo y socialismo.
1. Modo de producción en la comunidad primitiva: Se entiende, en la teoría
marxista, una etapa del desarrollo de las formaciones económico-sociales, caracterizadas
por el bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, la propiedad colectiva de los
medios de producción (la tierra y las herramientas rudimentarias) y la distribución
igualitaria de los productos. Los hombres poseían herramientas simples como lo son: las
piedras, hachas, entre otros, las cuales usaban para cazar y pescar, además recolectar.
2. Modo de producción esclavista: En este modo de producción las relaciones
estaban en la propiedad y el derecho que convertían a personas en libre y otras esclavas. Es
decir implica el completo y absoluto dominio de uno hacia el otro. Por lo general, ese
dominio se establece a partir de las fuerza, transformándose el esclavo en un objeto o
posesión del dueño y perdiendo no solo su libertad si no también su condición de ser
humano.

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3. Modo de producción feudal: Gradualmente, fue faltando espacio en esta
actividades extensivas, la producción primitiva fue sucedida por el feudalismo, situado
entre el esclavismo de la antigüedad y el capitalismo moderno, se puede comprender como
un conjunto de relaciones de producción y dependencia entre el campesino y el señor,
propietario de la tierra que aquel usufructúa, teniendo a la agricultura como fuente de
riqueza.
4. Modo de producción capitalista: Es un sistema económico basado en la propiedad
privada de los medios de producción y en la gestión empresarial libre y autónoma del
control estatal, donde la asignación de los recursos productivos se realizan en forma
descentralizada obedeciendo a las decisiones de miles de agentes económicos que actúan
guiados por sus propios interés.
Los principales procesos y operaciones económicas los lleva a cabo la empresa
privada, libre de control directo de la actividad gubernamental. Cada participante en el
proceso busca maximizar su satisfacción o beneficio a través de sus propias decisiones de
consumo o producción. Decisiones que a su vez están limitadas por el mercado y regidas
fundamentalmente por la competencia y el sistema de precios.
La propiedad privada, la libertad de empresas, el interés propio como fuerza
motivadora, la competencia y la confianza en el sistema de mercado son las premisas en
que descansa el capitalismo.
5. Modo de producción socialista: Es un sistema económico y político basado en la
socialización de los medios de producción. El socialismo se le asocia desde las ideas de
búsqueda del bien común e igualdad socia hasta los proyecto del estado socialista o al
intervencionista. En términos políticos, permanece fuertemente vinculado con el
establecimiento de una clase trabajadora organizada creada, ya sea mediante revolución o
evolución social o mediantes reformas institucionales, con el propósito de construir una
sociedad sin clase estratificada o subordinadas unas a otras.

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Seminario 2. La Ética en el contexto histórico humano

- La Ética y la Moral. Definiciones, distinciones y conceptualizaciones. Escuelas


éticas fundamentales.
Etimológicamente, el término “Ética” deriva de la palabra griega “ethos”. Hay dos
significados de “ética” en el lenguaje griego que revelan dos modos de entender y explicar
el comportamiento moral de las personas:
a) Êthos (): Significaba “carácter”, “modo de ser”. Este es el sentido que tiene la
palabra “ética” en los poemas de Homero, respectivamente en la Iliada y la Odisea. Según
este modo de entender la ética, el comportamiento moral depende del “carácter” o “modo
de ser” de las personas. El “carácter” o “modo de ser” está determinado por la herencia
(genética o social) y, por tanto, no se puede cambiar. Así, pues, las normas y los valores
morales son inmutables.
b) Posteriormente (s. -V), éthos () significó “uso”, “costumbre”, “hábito”. Con
este sentido aparece la palabra “ética” en los escritos de la sofística, de Platón, de
Aristóteles. Según esta manera de entender la ética, el comportamiento moral depende de
los hábitos o costumbres. Los hábitos o costumbres son producto del acuerdo social y, por
tanto, se pueden modificar mediante nuevos acuerdos sociales. Además como los hábitos o
costumbres los aprendemos, necesitamos de la educación moral para adquirir hábitos de
“buen” comportamiento.
Por su parte, el término “Moral” deriva del latín “mos, moris”. Su significado
etimológico era “costumbre”, y también “norma” o “precepto”. De la fusión de ambos
sentidos (“costumbre” y “norma”) surge la concepción latina de la moral. La moral,
entendida como “buena costumbre” está formada por los diversos modelos sociales de
comportamiento. Estos modelos funcionan como patrones de buena conducta y sirven para
valorar el comportamiento de las personas. Así, “moral” hace referencia a las “formas de
vida”; éstas reflejan las ideas compartidas acerca de los valores y del sentido de las cosas.
Si unimos los significados etimológicos de las palabras “ética” y “moral”, podemos
decir que la moral se refiere tanto a las acciones como a los productos humanos
susceptibles de ser valorados como “buenos” o “malos. Y que la ética es una reflexión

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filosófica sobre nuestro comportamiento moral (sobre las costumbres, normas,
responsabilidad, valores, obligación...) orientada a buscar soluciones a los problemas que
tiene una persona consigo misma (resolución de conflictos intrasubjetivos) y a los que
genera la convivencia con otras personas (resolución de conflictos intersubjetivos). Así
pues, la ética es la reflexión filosófica sobre la moral. Dicho de otro modo, el objeto de
estudio de la ética es la moral.
Para reflexionar sobre la moral, la ética hace una investigación filosófica sobre el
comportamiento moral de las personas. El punto de partida es, pues, la descripción de la
vida cotidiana (ética descriptiva). Después procede a criticar y reformular las normas
morales vigentes en la vida cotidiana de acuerdo con principios éticos racionales (ética
normativa). Estos principios también son revisados y cuestionados por una reflexión crítica
más profunda (metaética). Finalmente, tras esta doble revisión crítica, ofrecerá normas,
valores y principios morales concretos para orientar nuestra conducta en la vida cotidiana
(ética aplicada).
Por otro lado, la ética se distingue entre dos formas:
 Las éticas materiales: Son aquellas que, en general, nos dicen qué debemos hacer
para alcanzar el bien, para ser buenos.
Éticas materiales
Escuela Autor/es Cómo define el bien Cómo prescribe alcanzar el bien
Intelectualismo Sócrates El bien supremo es Suprimiendo la ignorancia. Somos
moral la sabiduría. malos porque somos ignorantes.
Eudeimonismo Aristóteles El bien supremo es Desarrollando la actividad propia
la felicidad. del hombre, el conocimiento, y
mediante la virtud, entendida como
término medio.
Hedonismo Epicuro El bien supremo es Cultivando los placeres moderados
el placer. y un estado de "ataraxia" o
ausencia de pasiones.
Estoicismo Zenón, Séneca El bien supremo es A través de la indiferencia y la
la rectitud moral. aceptación del destino.
Cinismo Antístenes, El bien supremo Eliminando de su vida los usos y
Diógenes e consiste en vivir costumbres que impone la
Hiparchía sencillamente. sociedad.
Iusnaturalismo Sto. Tomás El bien supremo Siguiendo la Ley moral de origen
consiste en el divino.
acercamiento a Dios.

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Utilitarismo J.S. Mill El bien es el placer o Mediante acciones que promueven
ausencia de dolor. el placer para el mayor número de
personas.

 Las éticas formales: Son aquellas que no nos dicen qué debemos hacer, sino cómo
deben ser nuestras normas. Así, una acción no es correcta o incorrecta moralmente porque
de ella se sigan buenas consecuencias (placer, felicidad), sino porque su fuente o
motivación sea actuar según nuestro sentido del deber.
Éticas formales
Escuela Autor Cómo define el bien Cómo prescribe alcanzar el
bien
Ética formal Kant Lo único moralmente Imperativo categórico: Actúa de
kantiana bueno es una buena tal forma que puedas desear sin
intención, o actuar contradicción que tu máxima se
conforme al sentido del torne ley universal.
deber.
Ética nihilista Federico Lo moralmente bueno es Creando nuevos valores y
Nietzsche actuar con la moral de ponerse a sí mismos en el lugar
dominador y no de de Dios.
esclavo.
Ética Jean Paul El individuo es libre No depender en ningún sentido
existencialista Sartre como responsable de sus de los valores, ideas o creencias
actos. impuestas.
Ética Habermas Una norma es moral si Las normas morales deben ser
discursiva es aceptable para toda la consensuadas entre todos los
comunidad de diálogo. miembros de la comunidad a
través de un diálogo libre entre
iguales.

- Ética Crítica. La ética marxista como medio de optar y hacer. El marxismo y el


nuevo giro ético.
La Ética crítica o metaética es una reflexión crítica sobre éticas normativas. Investiga el
lenguaje que utilizamos, cuando decimos qué debemos hacer, o qué queremos decir,
cuando decimos que un comportamiento es “bueno”. Esta ética está compuesta de dos
partes: En la primera parte, la dialéctica que define las categorías es lo material y lo formal.
En cambio, en la segunda parte el movimiento analético será entre lo negativo y lo positivo
que se irán alternando avanzando así en el proceso explicativo categorial. A partir de estas

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breves indicaciones deben interpretarse las cuatro palabras o conceptos en toda la
exposición de la ética crítica:
1. Lo material es el contenido de todo acto o institución desde la afirmación o aumento
de la vida humana, de la vida en general en la Tierra.
2. Lo formal es la manera cómo se decide racional y consensualmente, válidamente, en
referencia en último término a la comunidad del acto o de la institución como afirmación de
la vida.
3. Lo positivo es el interpretar o manejarse con respecto al mundo, al campo, o al
sistema como lo dado, y tal como aparece.
4. Lo negativo es lo que se oculta detrás de la positividad, lo invisible, lo dominado, lo
excluido, el otro/a.
Por otro lado, es común afirmar que el marxismo apenas ha teorizado sobre Ética.
Se pretendió, aun en el marxismo leninismo soviético, que “El Capital” de Marx era una
obra exclusivamente científica y no una ética. No se entendió que la crítica de la economía
política, por ser una “crítica” económica, era ya enteramente una ética (no una moral)
aunque de un campo, el económico. Pero en dicha ética subsumida en dicho campo se
puede encontrar no explícita una ética general. Es la tarea del filósofo crítico explicitar lo
implícito. Es decir, en el campo económico Marx usa una matriz categorial ética que puede
generalizarse analógicamente para todos los restantes campos, y aun para el nivel abstracto
de la ética como tal. No hay que olvidar que Marx fue primeramente, en el tiempo, un
filósofo, y desde su filosofía desarrolla una económica crítica de estricta precisión
filosófica.
En primer lugar, el marxismo está rebosante de teorizaciones muy concretas y muy
profundas sobre Ética, en segundo lugar, además, dichas teorizaciones se basan en una
práctica ética y moral impresionante, permanente y sistemática y, en tercer lugar, las
conquistas y avances prácticos logrados por el movimiento revolucionario mundial han
hecho infinitamente más en la aplicación práctica de la Ética que las montañas de libros
sobre Ética abstracta producidos en serie por el pensamiento burgués.
Ahora bien, Marx argumento su crítica en la deconstrucción de las teorías económicas
burguesas que definen al trabajo asalariado como una categoría interna al sistema teórico

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capitalista, no pudiendo descubrir en qué momento se oprime al obrero. Toda la obra del
gran economista consistió en partir teóricamente de la víctima negada del sistema (el
trabajo vivo) y desarrollar desde ese criterio todo un marco categorial en que se descubre
por qué dicho trabajo vivo es víctima de la explotación gracias a la obtención de plusvalor.
Por ello podemos enunciar que la obra bajo el título de “El Capital” de Marx es un nuevo
giro en la ética crítica, en tanto, es un juicio ético acerca del sistema económico capitalista
como totalidad.
En el marxismo tradicional, lo bueno, lo justo, lo que tiene pretensión de bondad era lo
que afirmaba los intereses del proletariado, pero éste fue sustituido de facto en sus
funciones políticas por la “vanguardia”. Y la falta de una ética general fue corrompiendo el
sistema a medida que se burocratizaba estalinistamente.
Muy resumidamente podemos decir que para Marx el mercado capitalista es el “mundo
de los fenómenos”. En dicho mundo o mercado “aparecen” ciertos fenómenos económicos,
que la economía clásica (a partir de A. Smith) nombra como dinero, mercancía, ganancia,
etc. Son las categorías superficiales, según Marx, que sin embargo se enuncian sin orden y
se salta epistemológicamente de una a otra sin suficiente concatenación ni fundamentación.
Este sería el orden óntico de la economía clásica o del neoliberalismo, la positividad dada
del sistema vigente (capitalista), que culmina en la acumulación de ganancia o en el criterio
de racionalidad del aumento de la tasa de ganancia. Lo que acrecienta dicha tasa es
competitivo y eficaz, productivo.
Pero Marx, pasa de este orden superficial óntico al ámbito profundo ontológico. Los
fenómenos del mercado aparecen desde su fundamento, que es el “ser” del capital, el “valor
que se valoriza”. Ese ser o fundamento permanece oculto detrás de la positividad
superficial del mercado y es la esencia del capital (la “esencia” en el sentido hegeliano: el
ser como fundamento de lo que aparece). Y es en ese ámbito profundo, de la producción, de
la empresa productiva, donde el trabajador crea (no “produce” ni “reproduce” en la
terminología de Marx) en el plus-tiempo de plus-trabajo un valor que es gratis para el
capital, y por lo tanto se ahorra un plus-salario. En ese plus-salario no pagado, “impago”
(unbezahlte en la terminología de Marx), consiste el secreto misterioso del capital. Pues, el
ser o la esencia del capital es la acumulación del plus-valor no pagado (“trabajo impago”,

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unbezahlte Arbeit), éticamente robado, robo perpetrado al trabajador asalariado. Hasta aquí
nos encontramos en el nivel profundo ontológico describiendo al plus-valor como el
fundamento del fenómeno de la ganancia que “aparece” en el mercado.
La crítica de la ontología neoliberal es ya una novedad filosófica y económica enorme,
y enunciada por primera vez y para siempre por Marx, ya que mientras haya capital el
veredicto de Marx tendrá vigencia, verdad, sentido.
Pero hay todavía un tercer ámbito (también para la filosofía y la economía de la
liberación), más allá de la ontología económica, del ser o esencia del capital, es decir, del
“valor que se valoriza” acumulando plusvalor. Este tercer momento es trans-ontológico, es
la realidad, propiamente ética crítica o meta-física. Se trata no ya del “fundamento” sino la
“fuente creadora del ser desde la nada”. Esa trascendentalidad trans-ontológica queda
definida como “trabajo vivo”. El trabajo vivo es el trabajador en acto como una “realidad
real”:
1) Anterior al capital como perteneciente a un sistema previo.
2) Como masas empobrecidas.
3) En el capital como trabajador asalariado.
4) Después del capital como desocupado.
Pero todo comienza por el acto ético y perverso como tal, la subsunción del indicado
trabajo vivo como un momento o mediación del capital para alcanzar la ganancia/plusvalor.
En efecto, el acto de alienación como el mal originario (devenir “otro” que sí mismo) es la
indicada subsunción, in-corporación o transustanciación del trabajo vivo, que trascendental
al capital tiene una dignidad no valorable (no tiene valor porque es la fuente creadora de
todo valor; tiene dignidad que es mucho más que valor).
La vida no tiene valor sino dignidad, en la que se origina el valor del valor (como la
cualidad de la mediación que afirma la vida). De su dignidad ética absoluta (la vida
humana) de sujeto (punto de arranque de toda crítica, y de la crítica de la economía política
burguesa), el trabajador es violentamente transformado en cosa, bajo la apariencia de un
intercambio de trabajo por dinero. Y el capital, que es una cosa, se transforma en sujeto. En
esto consiste la lógica ideológica de la ciencia economía clásica y neoliberal que Marx
denomina fetichismo. Es un “pase de mano” epistemológico, como el que efectúa el mago,

17
que transforma al sujeto en cosa y a la cosa en sujeto. El mostrar esta inversión es la
esencia crítica y ética de El capital.
Para finalizar, cuanto más se agudizan las contradicciones sociales y más fracasos
cosecha la política reformista y burguesa, tanto más se acrecienta el abismo entre la Ética
capitalista y las prácticas éticas de las masas explotadas. Esto es precisamente lo que ocurre
en la actualidad.
En un mundo en el que, en apariencia, el “terrorismo”, el “fundamentalismo”, la
“delincuencia social”, las “algaradas callejeras”, la “insolencia obrera”, el “nacionalismo de
los pobres”, el “tomarse la justicia por su mano”, etc., son causas todas ellas de la
“enfermedad de la civilización”, la realidad es otra. Más aún, en este marco de
incertidumbre básica causada por la quiebra definitiva del orden, se multiplican
exponencialmente otros factores de inquietud como son, uno, los causados por el
desarrollismo capitalista en su impacto destructor contra la naturaleza; dos, las nuevas
potencialidades de las fuerzas productivas y de la tecno-ciencia convertida en capital
constante, especialmente la capacidad de abrir una nueva rama de producción, la de la
fabricación vida; y tres, a la vez y como su contrario dialéctico, la terrible capacidad del
capitalismo para destruir la vida entera del planeta y no sólo la que él mismo puede
fabricar en la irracional carrera por el beneficio máximo. Como advirtieran Marx y Engels
en El Manifiesto Comunista:
“Las relaciones burguesas de producción y tráfico, las relaciones
burguesas de propiedad, la sociedad burguesa moderna, que ha producido,
como por arte de magia, medios de producción y tráfico tan ingentes, se
asemeja al hechicero que ya no logra dominar las fuerzas subterráneas que
ha conjurado”.

Descubrir las razones que imposibilitan al hechicero dominar las fuerzas subterráneas
que ha conjurado; controlar y avasallar el arte de magia que lleva a la humanidad a la
destrucción de la naturaleza y de ella misma, y abrir un nuevo período histórico, esta
necesidad de mera supervivencia colectiva, es también una cuestión ético-política de
urgente resolución. Pero aquí mismo surge el antagonismo a la hora de practicar la Ética y
la moral. Estos y otros factores explican suficientemente la “vuelta de la ética marxista”,
corriente que causa temor en los intelectuales burgueses y reformistas neoliberales.

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- La Ética Socialista como superación transitoria de la ética capitalista. La
acumulación originaria de la ética capitalista.
La ética socialista es la conducta revolucionaria basada en el conjunto de valores
morales que nos enseñaron nuestros héroes y mártires: el amor, la honestidad, la capacidad
de desprendimiento y entrega, el patriotismo, la solidaridad, la lealtad, la amistad, la pasión
por el conocimiento y el trabajo. Se dice que esta corriente filosófica es sencilla, propia de
la gente común, ajena al egoísmo poniendo al ser humano de primero, sin entrar en
contradicción con sus intereses personales, en la que se exige una conducta vigilante para
defender la revolución de los enemigos internos y externos. La misma tiene como último
fin la suprema felicidad para cada ciudadano. Y se basa en los caminos de la justicia social,
la equidad y la solidaridad entre los seres humanos y las instituciones de la República.
Es importante ya que esta desea la transformación en la sociedad material y
espiritualmente, desea rescatar los valores como la solidaridad humana; transversalizar la
enseñanza de la ética. Esta nueva ética del hecho público se caracteriza por:
1. El ciudadano entendido como parte del Estado y corresponsable de la vida pública.
2. La justicia y equidad sin mirar las bases del derecho.
3. Desarrollar conciencia revolucionaria: Nueva moral colectiva conciencia cívica,
tolerancia activa militante, una sociedad pluralista, y el desarrollo del voluntariado.
4. Superar la ética del capital, a través de la fomentación del trabajo creador y
productivo, la responsabilidad social de la empresa privada, y la autonomía en el manejo y
control del proceso de trabajo, sin dejar de lado las garantías fundamentales de los
trabajadores obreros.
Ahora bien, la ley fundamental de la producción capitalista consiste en obtener
plusvalía. Son rasgos característicos del capitalismo la anarquía de la producción, las crisis
periódicas, el paro forzoso crónico, la miseria de las masas, la competencia, las guerras. La
contradicción básica del capitalismo (entre el carácter social del trabajo y la forma
capitalista privada de la apropiación) se expresa en el antagonismo entre las clases básicas
de la sociedad capitalista, el proletariado y la burguesía.
Es por ello que la ética socialista pretende cambiar totalmente el sistema de relaciones
económicas, mediante la racionalización de los procesos de producción y de trabajo, la

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eliminación del lucro, el crecimiento sostenido de las riquezas y la satisfacción creciente de
las necesidades de la población. Se propone eliminar el carácter contradictorio del progreso,
cumplir el sentido de la historia, consumar la obra de la civilización y el ideal de la
modernidad, introduciendo la justicia social y la armonía universal.

Seminario 3. Atención a la Víctima

 La víctima y el sistema de justicia.


No hay un concepto único de víctima, dependerá siempre de la rama en la que
queramos centrar la investigación, la acotación de uno u otro concepto. Históricamente no
se ha prestado una atención especial a la víctima, es a partir de 1950 cuando comienza a
tratarse el tema de la víctima, antes de esta fecha hay alguna referencia a la víctima, pero
son referencias indirectas. El primero que habla de víctima dándole una dimensión
trascendente fue Von Hentig, que junto con Mendelsohn fue el primero que se preocupó
por los derechos de las víctimas.
En el procedimiento penal, por lo demás, se menciona a quien ha sufrido el daño del
hecho punible como ofendido, mientras que para el derecho penal se lo nombra como
víctima, ambas denominaciones son utilizadas como sinónimas. La justicia penal tiene
como objetivo castigar los actos contrarios a derecho, con lo cual el Derecho Penal esta
orientado hacia el delincuente quedando la víctima en unas situacion marginal o
simplemente limitada a la participacion como testigo en el esclarecimiento de los hechos,
dejando totalmente de lado la conformación de su propo proceso de victimización (entender
qué ha pasado y por qué ha pasado).
Ahora bien, el reconocimiento de los derechos de las personas que son víctima de un
hecho punible, en los marcos del proceso penal, constituye uno de los avances más notorios
del Código Orgánico Procesal Penal (COPP), que lo pone a tono con las más modernas
corrientes doctrinales en materia de derecho procesal penal y de derechos humanos y en
consonancia con las obligaciones internacionales de la República de Venezuela.
Según lo consagrado en el antes mencionado Código, la protección y reparación del
daño causado a la víctima del delito son objetivos del proceso penal. El Ministerio Público

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está obligado a velar por dichos intereses en todas las fases. Por su parte, los jueces
garantizarán la vigencia de sus derechos y el respecto, protección y reparación durante el
proceso. Asimismo, la policía y los demás organismos auxiliares deberán otorgarle un trato
acorde con su condición de afectado, facilitando al máximo su participación en los trámites
en que deba intervenir.
En este sentido, el Código Orgánico Procesal Penal (COPP) le confiere un tratamiento
de amplísima decencia a la posición procesal de la víctima, agraviado o perjudicado por el
delito que constituye el hecho justiciable. Como se podrá apreciar, la víctima, en muchos
casos, no necesitará siquiera de abogado para hacerse oír en el proceso, lo cual habla muy
en alto del papel que le asigna este Código.
Las facultades de la víctima, en el orden práctico, le permiten perseguir personalmente
sus intereses en el proceso y actuar como factor de choque contra posibles abstenciones de
la fiscalía que pudieran propender a la impunidad. La víctima al ser la parte doliente del
delito, hará lo imposible para que se establezca el delito y se castigue al culpable. Por otra
parte, la sociedad, al admitirle como sujeto procesal, se descarga un tanto de
responsabilidad colectiva respecto a las posibles impunidades, pues si la víctima ha actuado
por sí, no podrá luego aducir que no se hizo lo humanamente posible.
Sin embargo, el COPP no es absolutamente liberal en el tratamiento de las facultades
de la víctima, pues en varios aspectos sujeta la actuación procesal de aquélla a la actuación
del Ministerio Público, al no darle la posibilidad de acusar ni de recurrir con toda
independencia.

- Víctima (artículo 121 del Código Orgánico Procesal Penal-COPP).


Buscando una aproximación teórica, la víctima es la persona o ente que recibe el daño
por la ejecución de algún ilícito penal. De conformidad con el artículo 121 del Código
Orgánico Procesal Penal (COPP), las víctimas son consideradas bajo una concepción
amplia, que incluye a las víctimas directas e indirectas, individuales y colectivas. De esta
forma, además de la persona directamente ofendida la definición abarca:
1) El cónyuge o la persona con quien haga vida marital por más de dos años, hijo o
padre adoptivo, parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad,

21
y al heredero, en los delitos cuyo resultado sea la incapacidad o la muerte del ofendido; y,
en todo caso, cuando el delito sea cometido en perjuicio de un incapaz o de un menor de
edad.
2) Los socios, accionistas o miembros, respecto de los delitos que afectan a una
persona jurídica, cometidos por quienes la dirigen, administran o controlan.
3) Las asociaciones, fundaciones y otros entes, en los delitos que afectan intereses
colectivos o difusos, siempre que el objeto de la agrupación se vincule directamente con
esos intereses y se hayan constituido con anterioridad a la perpetración del delito.
4) De igual forma, se contempla la categorización de víctimas especialmente
vulnerables, entre las que figuran los ancianos, niños, personas discapacitados, entre otros.
Por consiguiente, es conveniente resaltar que la definicion legal de víctima prevista en
el COPP es de carácter limitativo y no enunciativo, lo que significa que fuera de esas
personas o entes expresamente señalados, no puede reconocerse la cualidad de víctima a
otros. No obstante, cuando se cometen ilícitos penales que afeceten al patrimonio público o
intereses de la nacion, hay que tener presente que si bien se compromete de manera
indirecta a la sociedad, en general, la víctima no es otra sino el Estado. Sucede qie en este
tipo de casos el directamente afectado es el Estado, aun cuando el patrimonio en él le
pertenezca a todos los habitantes.

- Derecho de las víctimas según el nuevo COPP. Derechos procesales y de orden


patrimonial (artículo 122 del COPP). Derechos morales (artículo 120 y 123 del
COPP).
La entrada en vigencia del Código Orgánico Procesal Penal significó una gran
expectativa y una apuesta al cambio del funcionamiento del sistema penal venezolano. No
obstante, ha sido objeto de varias reformas y todo parece indicar que es un hecho una
próxima revisión por parte de la Asamblea Nacional. Todos los cambios han generado
importantes transformaciones en su espíritu, propósito y razón de ser. Las reformas se han
fundamentado, en gran medida, en la búsqueda de subsanar, por vía legislativa, fallas
operativas del sistema penal.

22
El reconocimiento de la víctima, su participación en la resolución del conflicto penal e
incluso su rol protagónico en el proceso constituye, sin duda, un elemento de avanzada de
la reforma procesal penal. Consecutivamente, la protección de las víctimas posee rango
constitucional y su desarrollo se encuentra en el artículo 120 del Código Orgánico Procesal
Penal y en la Ley de Protección de Víctimas, Testigos y demás Sujetos Procesales. El
artículo 23 del Código Orgánico Procesal Penal contempla el principio general que enmarca
el derecho de las víctimas de acceder a la justicia de forma gratuita, rápida y expedita y
enuncia la responsabilidad de los funcionarios que no procesen de manera oportuna y
diligente las denuncias o afecten el derecho de acceso a la justicia de las víctimas.
A tenor de lo expresado anteriormente, el artículo 120 del Código Orgánico Procesal
Penal, establece:
La protección y reparación del daño causado a la víctima del delito son
objetivos del proceso penal. El Ministerio Público está obligado a velar por
dichos intereses en todas las fases. Por su parte, los jueces y juezas
garantizarán la vigencia de sus derechos y el respeto, protección y
reparación durante el proceso.
Asimismo, la policía y los demás organismos auxiliares deberán otorgarle
un trato acorde con su condición de afectado o afectada, facilitando al
máximo su participación en los trámites en que deba intervenir.

El marco normativo en materia de protección a las víctimas, se adecua a la Declaración


de los Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas de Delitos y del Abuso del
Poder de las Naciones Unidas de 1985. Tanto la normativa del Código Orgánico Procesal
Penal como la ley especial que rige la materia, se enfocan en la protección de la víctima
desde el cumplimiento de los derechos de acceso a la justicia, trato digno, asistencia e
indemnización o reparación de daños y asignan responsabilidades precisas a todos los
encargados de su cumplimiento.
Según lo previsto en el artículo 122 del COPP, la representación de la víctima es
ejercida por el fiscal del Ministerio Público pudiendo delegar la persona ofendida el
ejercicio de sus derechos, en una asociación de protección o ayuda, cuando estime sea más
conveniente para el ejercicio de sus derechos. Cabe resaltar que el Ministerio Público,
institución que ejerce la acción penal, está obligado a velar por los intereses de la víctima
en todas las fases del proceso y los jueces tienen el deber de garantizar los derechos, el

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respeto y la reparación de los daños que corresponda a la víctima y sus familiares, de
conformidad con el artículo 122 ibídem.
Del mismo modo, el artículo 122 ejusdem, consagra que la víctima tiene el derecho de
presentar formal querella, sin que ello sea requisito para participar en el proceso y ejercer
los demás derechos:
1) Ser informada de los resultados del proceso, aun cuando no hubiere intervenido en
él.
2) Solicitar medidas de protección frente a probables atentados en contra suya o de su
familia.
3) Adherirse a la acusación del fiscal o formular una acusación particular propia contra
el imputado en los delitos de acción pública; o una acusación privada en los delitos
dependientes de instancia de parte.
4) Ejercer las acciones civiles con el objeto de reclamar la responsabilidad civil
proveniente del hecho punible.
5) Ser notificada de la resolución del fiscal que ordena el archivo de los recaudos.
6) Ser oída por el tribunal antes de decidir acerca del sobreseimiento o antes de dictar
cualquier otra decisión que ponga término al proceso o lo suspenda condicionalmente.
7) Impugnar el sobreseimiento o la sentencia absolutoria (artículo 120 COPP).
Sucesivamente, el artículo 123 ejusdem, establece que la Defensoría del Pueblo y
cualquier persona natural podrán presentar querella contra funcionarios, empleados
públicos, o agentes de las fuerzas policiales que hayan violado derechos humanos en
ejercicio de sus funciones o con ocasión de ellas.
En suma, la Ley de Protección a las Víctimas, Testigos y demás Sujetos Procesales
promulgada en octubre de 2006, establece los principios que rigen la protección de los
derechos e intereses de las víctimas y regula las medidas de protección, en cuanto a su
ámbito de aplicación, modalidades y procedimiento. Para garantizar su puesta en marcha
prevé la creación del Fondo Nacional para la Protección y Asistencia de las Víctimas,
adscrito al Ministerio Público e integrado por recursos del presupuesto nacional, estatal y
municipal, multas impuestas en procesos penales, incautaciones, confiscaciones o comisos
de bienes por narcotráfico o delitos de delincuencia organizada, entre otras.

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Las medidas de protección contempladas en la ley, se clasifican en medidas de
protección intra proceso y extra proceso. Su solicitud es competencia del fiscal del
Ministerio Público y se tramita ante la autoridad jurisdiccional. El trámite de la solicitud es
secreto, carácter que también revisten las actuaciones a realizarse en el juzgado penal y en
los entes del ejecutivo donde se efectúan requerimientos por parte del Ministerio Público.
Por último, la duración de las medidas de protección se extiende desde la fase de
investigación, incluso antes, con ocasión a la posterior presentación de la denuncia, hasta la
finalización del juicio o un tiempo moderado luego de su culminación. La justificación de
la medida no obedece de manera exclusiva a la amenaza, riesgo o peligro en su integridad o
libertad, sino que abarca la puesta en peligro o daño de bienes materiales.

Las medidas de protección a la víctima. (Capítulo III de la Ley de Protección de


Víctimas, Testigos y demás Sujetos Procesales). (Sección Cuarta, Capítulo IX de la
Ley Orgánica sobre el Derecho a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia).
Primeramente podemos señalar lo dispuesto en el artículo 30 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, que en su última parte prevé: “El Estado protegerá a
las víctimas de delitos comunes y procurará que los culpables reparen los daños
causados”. De lo referido se extrae de manera clara el derecho a la protección que arropa a
las víctimas de delitos. No obstante, el constituyente trascendió de la protección referida de
manera exclusiva a la víctima cuando en el encabezamiento del artículo 55 de la Carta
Magna indica:
Toda persona tiene derecho a la protección por parte del Estado a través
de los órganos de seguridad ciudadana regulados por ley, frente a
situaciones que constituyan amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la
integridad física de las personas, sus propiedades, el disfrute de sus
derechos y el cumplimiento de sus deberes.

Refiere el legislador entonces lo atinente a la protección que debe ser garantizada a


cualquier persona en el disfrute de sus derechos y cumplimiento de sus deberes; deviniendo
de lo indicado por el legislador que no solo las víctimas son sujetos de protección, sino que

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además cualquier persona que de manera legítima se encuentre en ejercicio legítimo de un
derecho, o en cumplimiento de un deber, es susceptible de protección por parte del Estado.
El Proceso Penal en su desarrollo enmarca una serie de eventos y participantes que
confluyen generando distintas situaciones que pueden ser producto del normal desarrollo de
este o que de manera sobrevenida surgen, haciendo necesaria la participación especial de
los distintos órganos que conforman el sistema de administración de justicia o que, incluso
sin ser parte de este sistema, deben generar acciones que aseguren su eficaz desarrollo y
culminación con el objeto de evitar la impunidad y con ello alcanzar ese fin último que es
el de hacer justicia.
En este contexto surge la necesidad de proteger a aquellas personas cuya participación
en el proceso penal genera una situación de peligro a su integridad física, de sus familias o
de sus bienes que impediría su intervención a los fines de procurar la impunidad de los
autores o partícipes en el hecho punible.
De allí surgen las medidas de protección como herramientas indispensables dentro del
proceso penal para no solo asegurar la participación de las víctimas, testigos y demás
sujetos procesales de este; sino también para que dicha participación vaya arropada por la
confianza de aquel que colabora con ese procedimiento que su integridad no se verá
afectada, sea ante el ejercicio pleno de un derecho tal y como sucede a las víctimas como
ante el cumplimiento de un deber social que como ciudadano tienen los testigos y legal
como el del resto de los sujetos procesales. De allí que la concepción de las medidas de
protección no sea meramente teórica, puesto que las mismas tienen su nacimiento ante
situaciones de riesgo generadas por el propio proceso penal del cual son parte.
Se extraen de la función de prevención y protección del Estado; son una forma de
garantizar la seguridad y la integridad de dichas personas por la relación en que se
encuentran respecto de un hecho punible o su investigación. Nacen de la necesidad de
protección de las víctimas, testigos y demás sujetos procesales, a los fines de asegurar su
comparecencia a juicio, así como garantizar su integridad durante el desarrollo del proceso,
y contribuyen a garantizar el eficaz funcionamiento de la justicia, pues reflejan el ejercicio
de la tutela judicial efectiva y el Debido Proceso.
Las medidas de protección tienen una doble naturaleza jurídica, a saber:

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 Como Garantía Constitucional: Representan el mecanismo a través del cual se
asegura el ejercicio pleno del Derecho de Protección, al cual nos referimos con anterioridad
y que se encuentra descrito en el artículo 55 constitucional.
 Como Medida Cautelar: Verifican la función de tutela del Estado a los fines de
garantizar los resultados del proceso a través de la protección de las víctimas, testigos y
demás sujetos procesales que así lo requieran.
La Ley de Protección de Víctimas, Testigos y demás Sujetos Procesales establece un
catálogo cerrado respecto a los destinatarios de las medidas de protección, el cual está
previsto en el artículo 4 de la mencionada Ley especial en los términos siguientes:
Son destinatarios de la protección prevista en esta Ley, todas las personas
que corran peligro por causa o con ocasión de su intervención actual,
futura o eventual, en el proceso penal, por ser víctima directa o indirecta,
testigo, experto o experta, funcionario o funcionaria del Ministerio Público
o de los órganos de policía, y demás sujetos, principales y secundarios, que
intervengan en ese proceso.
Las medidas de protección pueden extenderse a los familiares, por
parentesco dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de
afinidad, y a quienes por su relación inmediata de carácter afectivo, con
quienes se señalan en el párrafo anterior, así lo requieran.

Tipos de medidas de protección: El artículo 20 de la Ley de Protección de Víctimas,


Testigos y Demás Sujetos Procesales (2021), expresa que las medidas de protección a las
que se refiere esta Ley son extraproceso e intraproceso.
a) Medidas de protección intraproceso (Artículo 23): Se definen como intraproceso
en virtud de que las mismas están vinculadas a asegurar la participación del sujeto
beneficiario de la medida dentro del proceso; en este contexto, implican que la integridad
de la víctima, testigo o sujeto procesal del cual se trate estará debidamente protegida. Son
las siguientes:
1. Preservar en el proceso penal, la identidad de la víctima o los sujetos procesales, su
domicilio, profesión y lugar de trabajo, sin perjuicio de la oposición a la medida que asiste
a la defensa del imputado o acusado.
2. Que no consten en las diligencias que se practiquen, su nombre, apellidos, domicilio,
lugar de trabajo y profesión, ni cualquier otro dato que pudiera servir para la identificación

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de los mismos, para cuyo control podría adoptarse alguna clase de numeración, clave o
mecanismo automatizado.
3. Que comparezcan para la práctica de cualquier diligencia utilizando algún
procedimiento que imposibilite su identificación visual normal.
4. Que se fije como domicilio, a efectos de citaciones y notificaciones, la sede del
órgano judicial de que se trate, quien las hará llegar reservadamente a su destinatario.
5. Cualquier otra medida aconsejable para la protección de las víctimas, testigos y
demás sujetos procesales, de conformidad con las leyes de la República.
b) Medidas de protección especiales o extraproceso (Artículo 21): Son llamadas
extraproceso puesto que su finalidad es asegurar la integridad de víctima, testigo o sujeto
procesal del cual se trate, aun cuando este no se encuentre en el momento en que la misma
se verifica realizando ninguna actividad o participación en el proceso; en este contexto debe
señalarse que justamente la necesidad de estas medidas deviene del riesgo que surge para la
víctima, testigo o sujeto procesal en el ámbito de su vida (laboral, personal, económica,
etc.) como consecuencia de su participación posible o cierta en el proceso. Dichas medidas
están definidas en la Ley de la siguiente manera:
1. La custodia personal o residencial, bien mediante la vigilancia directa o a través de
otras medidas de seguridad, incluso en la residencia de la víctima del delito o sujeto
protegido según sea el caso.
2. El alojamiento temporal en lugares reservados o centros de protección.
3. El cambio de residencia.
4. El suministro de los medios económicos para alojamiento, transporte, alimentos,
comunicación, atención sanitaria, mudanza, reinserción laboral, trámites, sistemas de
seguridad, acondicionamiento de vivienda y demás gastos indispensables, dentro o fuera
del país, mientras la persona beneficiaria se halle imposibilitada de obtenerlos por sus
propios medios.
5. La asistencia para la reinserción laboral.
6. El cambio de identidad, consistente en el suministro de documentación que acredite
identidad bajo nombre supuesto, a los fines de mantener en reserva la ubicación de la
persona protegida y su grupo familiar.

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7. Ordenar al victimario o victimaria, imputado o imputada, acusado o acusada,
abstenerse de acercarse a cualquier lugar donde se encuentre la víctima, testigo o demás
sujetos procesales.
8. Ordenar al victimario o victimaria, imputado o imputada, acusado o acusada,
entregar a los órganos de investigaciones científicas, penales y criminalísticas, con carácter
temporal, con la suspensión del permiso de porte de arma respectivo, cualquier arma de
fuego que pueda ser utilizada por el victimario o victimaria, imputado o imputada, acusado
o acusada, para causarle daño a algún sujeto procesal u otra persona que intervenga en el
proceso penal.
9. Cualquier otra medida aconsejable para la protección de las víctimas, testigos y
demás sujetos procesales, de conformidad con las leyes de la República.
c) Otras medidas de protección (Artículo 25): La ley además establece otras medidas
específicas cuya previsión de esta manera deviene de la excepcionalidad de las mismas; en
este sentido destaca la Medida de Desalojo (artículo 22) aplicable en aquellos casos que se
trate de víctimas de delitos sexuales o de violencia intrafamiliar. En estos casos, el
Ministerio Público dispondrá lo necesario para que el victimario desaloje la casa de
habitación que comparte con la víctima independientemente de quien sea el propietario. Se
podrá prohibir que en la misma se introduzcan armas o se mantengan estas en el domicilio
común, pudiendo el órgano jurisdiccional ordenar su retención.
Además, la Ley que los Fiscales del Ministerio Público señala que la autoridad judicial
competente y los cuerpos de seguridad del Estado, tomarán las medidas pertinentes a fin de:
• Evitar que se capten imágenes por cualquier mecanismo o
• Prevenir que imágenes tomadas con anterioridad se utilicen para identificar a las
víctimas, testigos y demás sujetos procesales que se encuentren bajo el régimen de
protección de esta Ley.
• Cuando las circunstancias lo justifiquen, se permitirá que durante el desarrollo del
juicio oral y público se utilicen sistemas de video-conferencias, sistemas televisivos de
circuito cerrado, exposiciones grabadas en cinta de video o cualquier otro sistema de
grabación confiable, en procura de proteger a los sujetos procesales y a cualquier otro
interviniente, garantizando siempre el derecho a la defensa y el contradictorio.

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Respecto a estas últimas medidas debe destacarse que el legislador las contempló en el
marco de otras medidas de protección en virtud que las mismas pueden ser acordadas tanto
a los fines de garantizar la participación de la víctima, testigo o sujeto procesal en un acto
específico del proceso, como para resguardarla fuera de este.
Debe destacarse que en aquellos casos donde se verifiquen situaciones de violencia de
género, deberá dársele prioridad a este tipo de medidas; ello en virtud del principio de
aplicación preferente de las medidas de protección al que se refiere el artículo 106 de la Ley
Orgánica sobre el Derecho a una Vida Libre de Violencia (2021).
Artículo 106. Las medidas de protección y de seguridad son de naturaleza
preventiva para proteger a la mujer víctima de violencia en su integridad física,
psicológica, sexual y patrimonial, y de toda acción que viole o amenace los
derechos contemplados en esta Ley, evitando nuevos actos de violencia, y serán
de aplicación inmediata por los órganos receptores de denuncias al momento de
la denuncia. Son medidas de protección y seguridad las siguientes:
1. Referir a las mujeres agredidas que así lo requieran, a los centros
especializados para que reciban la respectiva orientación y atención.
2. Tramitar el ingreso de las mujeres víctimas de violencia, así como de sus
hijas e hijos que requieran protección a las casas de abrigo establecidas en esta
Ley, en los casos en que la permanencia en su domicilio o residencia, implique
amenaza inminente o violación de derechos previstos en esta Ley. La estadía en
las casas de abrigo tendrá carácter temporal.
3. Ordenar la salida del presunto agresor de la residencia común,
independientemente de su titularidad, si la convivencia implica un riesgo para
la seguridad integral: física, psíquica, patrimonial o la libertad sexual de la
mujer, impidiéndole que retire los enseres de uso de la familia, autorizándolo a
llevar sólo sus efectos personales, instrumentos y herramientas de trabajo. En
caso de que el denunciado se negase a cumplir con la medida, el órgano
receptor con el auxilio de la fuerza pública, seguridad u orden público, la
ejecutará de inmediato aprehendiendo bajo flagrancia al presunto agresor, al
negarse a cumplir una orden emanada de un órgano receptor de denuncia.
4. Reintegrar al domicilio a las mujeres víctimas de violencia, disponiendo la
salida simultánea del presunto agresor, cuando se trate de una vivienda común,
procediendo conforme a lo establecido en el numeral anterior.
5. Prohibir o restringir al presunto agresor por sí mismo o por terceras personas,
el acercamiento a la mujer agredida; en consecuencia, imponer al presunto
agresor la prohibición de acercarse al lugar de trabajo, de estudio y residencia
de la mujer agredida.
6. Prohibir que el presunto agresor, por sí mismo o por terceras personas,
realice actos de persecución, intimidación o acoso a la mujer agredida o algún
integrante de su familia.

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7. Solicitar al órgano jurisdiccional competente la medida de arresto transitorio,
debiéndose decidir de inmediato, en caso de que no se pueda aprehender bajo la
modalidad de flagrancia.
8. Ordenar el apostamiento o recorrido policial en el sitio de residencia de la
mujer víctima, quien denuncia o sus familiares o causahabientes, por el tiempo
que se considere conveniente, debiendo levantar un acta que debe ser firmada
por la mujer víctima de violencia o sus familiares como constancia de que se
está cumpliendo.
9. Retener las armas blancas o de fuego y el permiso de porte,
independientemente de la profesión u oficio del presunto agresor, procediendo a
la remisión inmediata al órgano competente para la práctica de las experticias
que correspondan. En caso de violencia psicológica, acoso u hostigamiento o
amenazas u otra forma de violencia, deberá aplicarse de inmediato esta medida.
10. Solicitar al órgano con competencia en la materia de otorgamiento de porte
de armas, la suspensión del permiso de porte cuando exista una amenaza para la
integridad de la víctima. En caso de violencia psicológica, acoso u
hostigamiento o amenazas u otra forma de violencia, deberá aplicarse de
inmediato esta medida.
11. Imponer al presunto agresor la obligación de proporcionar a la mujer
víctima de violencia el sustento necesario para garantizar su subsistencia,
cuando ésta no disponga de medios económicos para ello y exista una relación
de dependencia con el presunto agresor. Esta obligación no debe confundirse
con la obligación alimentaria que corresponde a los niños, niñas y adolescentes,
cuyo conocimiento compete al Tribunal de Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes.
12. Solicitar ante la jueza o juez competente la suspensión del régimen de
convivencia familiar al presunto agresor a la residencia donde la mujer víctima
esté albergada junto con sus hijas e hijos.
13. Cualquier otra medida necesaria para la protección de todos los derechos de
las mujeres víctimas de violencia y cualquiera de los integrantes de la familia.

- Valor probatorio del testimonio de la víctima.


Las pruebas testimoniales dentro del proceso penal son esenciales, puesto que permiten
reconstruir los escenarios por los cuales discurrieron los hechos del caso, de tal modo que
es factible construir una línea temporal secuencial, lógica y estructurada, a través de la cual
el juez en su deliberación, enmarcados siempre bajo los principios de la sana crítica,
máxima de la experiencia y conocimientos científicos, pueda hallar la verdad procesal,
resolviendo absolver o condenar, de acuerdo al caso en particular.

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Ahora bien, en la práctica forense nos encontramos con ciertos casos en donde la única
prueba es la propia declaración de la víctima (delitos contra la indemnidad e integridad
sexual, los delitos contra la violencia de género e intrafamiliar, entre otros).
A fin de que el juez estime y valore la declaración de la víctima es necesario que ésta
sea hábil para desvirtuar la presunción de inocencia, y ello se logra con la comprobación de
la concurrencia de los siguientes requisitos:
1. Ausencia de incredibilidad subjetiva, derivada de las relaciones acusador/acusado
que pudieran concluir a la deducción de la existencia de un móvil de resentimiento,
enemistad, venganza, enfrentamiento, interés o de cualquier índole que prive a la
declaración de la aptitud necesaria para generar certidumbre.
2. Verosimilitud, es decir, constatación de la concurrencia de corroboraciones
periféricas de carácter objetivo, que avalen lo que no es propiamente un testimonio, sino
una declaración de parte, en cuanto que la víctima puede personarse como parte acusadora
particular o perjudicada en el procedimiento. En definitiva es fundamental la constatación
objetiva de la existencia del hecho.
3. Persistencia en la incriminación, esta debe ser prolongada en el tiempo, plural, sin
ambigüedades ni contradicciones.
Además, el Tribunal de Control tiene el deber de valorar la declaración de la víctima.
Dicha valoración conforma una actividad probatoria hábil en principio, para enervar el
derecho fundamental a la presunción de inocencia. La prueba testimonial de la propia
víctima (víctima-testigo) debe ser valorada por dicho Tribunal con vigencia de los
principios que rigen la realización del juicio y la práctica de la prueba, escuchando
(asimismo) todo aquello que la víctima percibió por cada uno de sus sentidos en relación
con los hechos padecidos y denunciados. El elemento esencial para esa valoración es la
inmediación a través de la cual el tribunal forma su convicción, no sólo por lo que el testigo
ha dicho, sino también su disposición, las reacciones que sus afirmaciones provocan en
otras personas, la seguridad que transmite, en definitiva, todo lo que rodea una declaración
y que la hace creíble, o no, para formar una convicción judicial.

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Conclusión

En primer lugar, se deja claro que los conceptos de clase y hegemonía nos permiten
observar, cómo se establecen las relaciones en un campo determinado, así como identificar
todas las fuerzas en contradicción. Es preciso aclarar que la hegemonía no se refiere a la
búsqueda o construcción de consenso, sino de consentimiento, es decir, la hegemonía no es
sólo la lucha ideológica (aunque puede incluir asuntos ideológicos y aspectos económicos,
sociales y culturales), se construye en una compleja interrelación de procesos, que parten de
diferentes frentes y ámbitos de la realidad. Todo lo anterior hace posible considerar que el
concepto de hegemonía pueda ser operacionalizado en contextos históricos específicos, lo
mismo que el de clase social.
Por otro lado, en un sentido general, podemos afirmar que el capitalismo fragmenta las
estructuras preexistentes, pero el cómo las fragmente corresponde a niveles específicos. Por
lo tanto, considero que las categorías analíticas de hegemonía y clase, a partir de su
reformulación en contextos específicos, nos pueden proveer de un cierto grado de
conocimientos para entender las relaciones económicas y políticas en espacios y tiempos
determinados.
Por otra parte, se puede disertar que la ética socialista tiene como último fin la suprema
felicidad para cada ciudadano, que se basa en los caminos de la justicia social, la equidad y
la solidaridad entre los seres humanos y las instituciones de la República. Esta corriente
filosofica surge debido a que se nota individualismo egoísta, codicia personal, afán de lucro
desmedido, utilización de soborno como medios de acelerada acumulación de bienes y
riqueza monetaria, factores instaurados por el sistema capitalista.
Por último, podemos inferir que la proteccion de la víctima significa sistema de
medidas de apoyo, socorro, amparo, ayuda, con lo cual se entiende que el legislador ha
convertido las necesidades subjetivas de la víctima en derechos contemplados en diversos
instrumentos juridicos, tales como, el Código Orgánico Procesal Penal, . Ley de Protección
de Víctimas, Testigos y demás Sujetos Procesales y la Ley Orgánica sobre el Derecho a las
Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

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