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La Edad Media
La Edad Media
Puede considerarse Edad Media al período de la Humanidad que va de la caída del Imperio
romano de Occidente (476 d. C.) hasta la toma de Constantinopla por los turcos. (1453). A la
Edad Media se ha dado en llamarla "Obscurantismo", en comparación con lo que después sería
el 'siglo de las luces", suponemos que se llamó en esta forma porque no había luz eléctrica,
porque cualquier persona que haya estudiado un poco lo que fue la Edad Media se dará
cuenta que pocas etapas de la historia humana han sido tan extraordinarias y tan fructíferas.
Cualquier persona que haya visto algo del bizantino o del románico, o de esa explosión de arte
que es el gótico, y después ve alguna exposición de "arte" contemporáneo, se tendrá que
poner a pensar cual es verdaderamente el obscurantismo, si aquel o éste. Igualmente, si se
estudia lo que se hizo de filosofía o de literatura en la Edad Media se podrá constatar la
riqueza de esta época. ^ Es indudable que el elemento aglutinador en esta época fue la Iglesia
Católica, y por lo tanto las interpretaciones criminológicas y penológicas son evidentemente
teológicas, religiosas. Costa nos dice que "La Iglesia no logró aplicar en la práctica todos los
principios en que se inspiraba su doctrina. Debió contar con muchos obstáculos; por ejemplo,
con el germanismo, que contenía varios elementos retrospectivos, como la institución de la
represalia. Todavía hizo cuanto pudo para oponerse a los usos bárbaros, introduciendo, allí
donde no fue posible desarraigarlos, la tregua de Dios y el derecho de asilo y esforzándose,
con medidas sucesivas, en hacer cada vez más público el carácter de la sanción. Contra las
tendencias particularistas, invocó la tradición romana, en la que se encontraba muy
desarrollado el elemento social. Y en la tentativa, no siempre infructuosa, de conciliar las dos
corrientes opuestas, la bárbara y la romana, no dejó de defender la solución más en
consonancia con su punto de vista: el carácter ético y universal del derecho punitivo.
SAN AGUSTÍN
sin embargo, existe siempre la voluntad en su sentido más amplio, el hombre goza del libre
albedrío en cuanto está dotado de razón. Penológicamente, "En esta vida no se castiga por
castigar. El valor de los castigos impuestos al hombre es un valor medicinal y tiende a lograr la
seguridad pública y la curación del delincuente". Según la mentalidad de Santo Tomás, con
bases aristotélicas, en la que hay una posición de unidad en el universo, en la existencia
humana no habrá una separación absoluta entre responsabilidad moral y responsabilidad
penal. Pero, a la vez, Santo Tomás es consciente de que tampoco existe una confusión entre
ellas, no confunde lo espiritual y lo temporal, ni tampoco la justicia divina y la justicia humana.