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La Fiesta Del Rey
La Fiesta Del Rey
Cuentan que existió un rey tan bondadoso y generoso, que era admirado por todos los reinos y sobre
todo, por sus propios súbditos. No dudaba en dar ropa a quien la necesitaba, o en alimentar en su
palacio a quien pasaba hambre.
Todos querían a su rey, y el día en el que un lacayo les anunció que serían invitados a una fiesta de
cumpleaños en palacio, se pusieron muy contentos.
– Su majestad quiere invitar a todos sus súbditos a su cumpleaños- dijo el lacayo en medio de la plaza
mayor del reino- Habrá un gran banquete, música… y los asistentes recibirán antes de irse, un regalo.
Pero el rey quiere pediros antes un favor: como va a necesitar mucha agua para cocinar, os pide que
llevéis con el cacharro que queráis, agua desde el río hasta su estanque. Debéis depositar la cacerola con
agua en la orilla del estanque y podréis llevaros el recipiente cuando termine la fiesta.
SONIDO DE TROMPETAS
DESFILE DE LOS INVITADOS (DOCENTES DE ARTE) EL NARRADOR DESCRIBE SUS VESTIDOS.
EL rey estuvo atento a quienes llevaran sus cántaros con agua, como él les había pedido. Bueno, todos
no llevaban el agua, ni todos los recipientes iban llenos de agua.
Algunos escogieron la cacerola más grande que tenían y la llenaban hasta arriba. Estaban muy
agradecidos con su rey. Otros, simplemente la llenaban hasta la mitad, porque el camino de subida al
palacio era muy duro… Y hay quien hizo ‘la vista gorda’ y ni llevó nada de agua. Estos pensaban que
entre tanta cacerola, la ausencia de la suya no iba a notarse.
Llegó el día de la fiesta, y el banquete era realmente maravilloso: carne, pescado… ¡hasta marisco! Había
verdura, fruta y los más delicados dulces. El rey se sentaba en uno de los extremos de la mesa, y sonreía
constantemente. Estaba realmente feliz.
Y en cuanto terminó, el rey se levantó y se fue a sus aposentos. Entonces, los súbditos comenzaron a
cuchichear:
– ¿Ves?- dijo uno de los que no llevó agua al estanque- Tanto cargar peso con la cacerola para nada… Yo
que nada traje, he comido y disfrutado en la fiesta lo mismo que el resto…
Un lacayo les dijo entonces a todos los presentes que podían ir al estanque a recoger todos los cacharros
que habían llevado con agua. Y aquí llegó la sorpresa: estaban perfectamente alineados y todos ellos,
llenos de monedas de oro. Así, los que habían llevado una cacerola grande y llena hasta arriba, recibían
una gran cantidad de monedas de oro, mientras que aquellos que llevaron su recipiente con agua hasta
la mitad, solo se llevarían esa cantidad en oro. Ni que decir tiene que todos los que no llevaron nada, se
fueron de la fiesta con las manos vacías.
– Tenía agua suficiente para cocinar. Pero quería recompensar el esfuerzo de cada uno. En eso consiste
la justicia.
«La generosidad a menudo exige de un esfuerzo que no todo el mundo está dispuesto a asumir»
Fin.