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Revista Mexicana de Ciencias Pol icas y Sociales| Universidad Nacional Autonoma de México Nueva Epoca, Afio LXI, nim. 228 | ceptiembrediciembre de 2016 | pp. 191-210] ISSN0185-1918 Trauma cultural, moralidad y solidaridad La construcci6n social del Holocausto y otros asesinatos en masa' Cultural Trauma, Morality and Solidarity The Social Construction of the Holocaust and Other Mass Murders RESUMEN, Un trauma cultural se produce cuando los miembros de una colectividad sienten que han sido sometidos a un acontecimiento horrendo: que deja marcas indelebles sobre su conciencia colectiva, marcando sus memorias para siem- prey cambiando su identidad futura de manera fundamental e irrevocable. Si bien este concepto cientifico sugiere relaciones empirico/causa- les entre sucesos, estructuras, percepciones y acciones previamente no relacionadas entre si, también ilumina, de nueva cuenta, un dominio significativo de responsabilidad moral y accién politica. Mediante la elaboracién de traumas culturales, Ios grupos sociales, las sociedades Jeffrey C. Alexander® Recibido el 10 de julio de 2016 Aceptado el 17 de agosto de 2016 ABSTRACT A cultural trauma is produced when the mem- bers ofa community feel they have gone through a dreadful event that has left indelible scars on their collective consciousness, branding for- ever their memories and changing their future identity in an essential and irrevocable way. Al- though this scientific concept suggests there are ‘empiric/causal links among occurrences, struc- tures, perceptions, and actions that were not previously connected, it also illuminates anew a significant domain of moral responsibility and political action. By elaborating cultural traumas, social groups, national societies and sometimes even entire civilizations may not only cognitive- * Una versiin previa de este ensayo fue presentada como conferencia ante el Vienna Wiesenthal Institute for Holo- caus Studies en marzo de 2014. Se publicaron después versionesescritasen Theoretical Studiesin Literature and Arty en Thesis Eleven. Fue revisado una vez mas para esta publicacién. Traduccidn desu original eninglés por Lucia Rayas. Cuidado de la edicién Judit Bokser Liwerant y Eva Capece Woronowicz * Esdoctor porla Universidad de California, Berkeley, Actualmentes Lillian Chavenson Saden Professor of Sociolo- sy enla Yale University y Profesor Emeérito en la University of California, Los Angeles (Estados Unidos). Acacémi Visitante en Cambridge, Gokdsmiths College en la University of London, The London School of Economics, Stanford, Konstanz University, entre otrasinstituciones.Suslineas de investigacién son: teoria, cultura y politica. Exponente del “programa fuerte” en sociologia cultural; ha investigado los cédigos culturales y las narrativas que informan diversas freas de la vida social, Entre sus libros recientes destacan: The Crisis of Journalism Reconsidered: Cultural Power (editado con Elizabeth Butler Breese y Maria Luengo) (2015): Obama Power (con Bernadette Jaworsky) (2014); The Dark Side of Modernity (2013); The Oxford Handbook of Cultural Sociology (editado con Philip Smithy Ronald Jacobs) (2012): y Trauma: A Sacial Theory (2012). Correo electrénico: jeffreyalexander@yale.edu ‘TRAUMA CULTURAL, MORALIDAD ¥ SOLIDARIDAD | © 2016 Universidad Nacional Auténioma de México, Facliad de Ciencias Politics y Sociales Estees un article Open Access bajo I licencia CC BY-NC-ND (htpi//crativecommons.orglicenses/by-e-ndl4.0/) 191 ee OFS 4 a s | Revista Mexicana de Ciencias Politicas y Sociales | Universidad Nacional Autinoma de México Nueva Epoes, Afio LXI, nitm, 228 | septiembrediciembre de 2016 | pp. 191210| ISSN.0185.1918 nacionales, y a veces incluso civilizaciones en- teras, no solo identifican cognitivamente la existencia y las fuentes del sufrimiento humano, sino que también pueden asumir cierta respon- sabilidad moral por ello. En la medida en que los grupos asumen esi bros de las SOlidarias para que les permitan, e incluso obli- guel satimiento de los demas én el is- el e pensar que asi podria ser, las sociedades amplian el circulo del “W0sot#Os” y crean la po- sibilidad de que lar evite que el trauma Empirica- mente, este articulo considera la elaboracién del gum cn hen fo HlGENp el asesinato en masa de los judios por los nazis asi como su lugar fundacional en la elaboracién del trauma y su resignificacién-, y refiere a las experiencias. de los afroamericanos, los indigenas, las victi- ‘mas coloniales del imperialismo Occidental y Japonés, la Masacre Nanking y las victimas de los regimenes comunistas de la Unién Soviética 4 ydela china maoista. ‘pero cuando encontramos el valor de enfrentarlo 192 | JerrRey C. ALEXANDER ly identify the existence and sources of human suffering, but also take certain moral respon- sibility for it, As groups identify the roots of trauma and assume a moral responsibility, the members of communities establish supportive relationships that may allow them -and even force them~ to partake of the suffering of the others, Is the others’ suffering also our suffer- ing? Insofar as it is deemed plausible, societies broaden the circle of the “us” and will endeav- or to prevent the trauma from happening again by means of their healing process. This article considers empirically the working-through of a ‘trauma in the case of the Holocaust ~the massive extermination of Jews by the Nazis and its foun- ational status in the elaboration and re/signifying of the trauma-, and discusses the experiences of Secs, the indigenous peoples, the al victims of Western and Japanese impe- rialism, the Nanking Massacre, and the victims of communist regimes of the Soviet Union and the Maoist China, Keywords: cultural trauma; radical evil; solida- rity; Holocaust. No podemos olvidar el pasado, y el valor para cambiarlo,| construimos un futuro mejor, (Barack Obama en Herschtelt, 2016) Revista Mexicana de Ciencias Politicas y Sociales | Universidad Nacional Autsnoma de México Nueva Epoca, Afio LXI, nim. 228 | septiembrediciembre de 2016 | pp. 191-210] ISSN0185-1918 | se produce cuando los miembros de una colectividad sienten que han i imi lo que deja marcas indelebles en k aa wrias para siempre y cambiando su identidad FA el eI idamental e irrevocable. Conforme he desarrollado este nuevo enfoque s relaciones empirico/ po en primer lugar, causales entre sucesos, estructuras, percepciones y acciones previamente no relacionadas entre si, Sin embargo, este concepto cientifico también ilumina, de nueva cuenta, un domi- nio significativo Mediante la elaboracion de ionales, y en ocasiones incluso la existencia y las fuentes del ntes, el s, las sociedades na- ifican cognitivamente 10, sino que también pueden asumir la En [a medida en que los grupos idiaioacceamas , los miembros de las colectividades de- finen sus relaciones de les permitan, ¢ incluso obliguen, a compartir TEER SR 3Es el sufrimiento de los otros también el nuestro? Al pensar que asi podria ser, las sociedades amplian el circulo del ”. Cuando se expande este circulo, se pueden lograi ay. las tedes institucionales y lega~ les de la sociedad. Algunos de los de la posguerra De eae ay causales, la SolidafidaaniOFal se ha expandido, han sido producid -s se han identit = ersalismo moral y la critica social se han ampliado, y se han efectuado cambios ins- El mas a "i estos desarrollos ha sido la identificacion gradual, vacilante ~atin incompleta y controvertida-, pero finalmente intensamente poderosa, de los pueblos cristianos de Occidente con los mi as por los nazis en el transcurso de la’ milenios, la ildandolos de fifies y suBUMaNOs, civil, castigandolos 1, persiguigndolos cultural y politicamente y, en ocasio- nes, con medidas mucho peores. > Mi compaitero més notable en esta travesia tedrica ha sido Ron Eyerman, quien ha trabajado el trauma cultural en una serie de monografias de investigacién dedicadas alla esciavitud (2001), los asesinatos politicos (2008 y 2011) los desastres naturales (2015). Eyerman y yo formamos parte del equipo de cientifcos sociales que desarrollé la teoria del trauma cultural a finales de los aitos noventa. Véanse: Alexander, Eyerman, Giesen, Smelser y Sztompka (2004); Giesen (2004);Eyerman, Alexander y Breese (2011). Para un compendio de misensayos sobre trauma, véase: ‘Alexander (2012). Parala perspectiva cultural sociol6gica mas general dentro de la que encaja este proyecto en torno al trauma véanse: Alexander (2004) y Alexander, Jacobs y Smith (2012), ‘TRAUMA CULTURAL, MORALIDAD Y SOLIDARIDAD | 193 Revista Mexicana de Ciencias Politicas y Sociales | Universidad Nacional Autinoma de México Nueva Epoes, Ao LXL, nim, 228 | septiembrediciembre de 2016 | pp. 191210] ISSN.0185.1918 PRerES Cuando. laexuntacion de Taherida antis BBG. Sin embargo, el contragolpe antek jas sociedades fue Feroz: los pogromos en el Este, el escindalo Dreyfus en la Francia republicana, as cuo- tas ylas viejas restricciones en los Estados Unidos, antijudios en Europa central. El monstruo nazi emergié de este cieno primordial. Si bien la a a estrategia "adiantsent ei cosaeNTERs n que se hubiera considerado, su sentimiento (0 lo era. Su Estado totalitario antidemocratico permitié a los nazis europeos a principios del siglo x1x, sia parecia estar en vias de recu- aa poner en préctica su Solucién Final a la cuestién judia, y fue la derrota militar de dicho Estado Jo que evité su éxito definitivo. No obstante, pese al derrumbe del Estado nazi, permanecie- ron los amplios sentimientos antisemitas, y no solamente en la Alemania de la posguerra. En las décadas subsecuentes, sin embargo, el odio generalizado contra los judios ~que habia legitimado el asesinato en masa perpetrado por los nazis y permitido que pasara desaperci- bido- fue sensiblemente atenuado. La red generalizada de restricciones legales e institucionales antisemitas que existia en todo Occidente qued6, como resultado, finalmente destruida. Bl origen de este revés en la historia mundial ~weltgesichte~ se ubica en la elabora- cién del trauma, Le que no tuvieron directamente nada que ver con el Holocausto ~estadounidenses, britanicos, franceses, escandinavos y austriacos entre ellos— ron a sent De este modo, se distanciaron s y las practicas antisemitas en las que alguna ver estuvieron pr Rs habia ttenido al margen cuando Alemania instituy6 las tiremberg en 1933 y organiz6 la Noche de los Cristales Rotos -Kristallnacht- en 1938. Después de enterarse de la existencia de los campos de la muerte en 1943, los lideres aliados se rehusaron a desviar la campaita de bombardeos para detener la vertiginosa ma- sacre siquiera por un dia. Ciertamente, fue el temor al generalizado antisemitismo interno lo que motivé la decision de los lideres. Por supuesto, en la primavera de 1945, millones de ciudadanos de paises occidentales quedaron horrorizados ante las noticias e imagenes de Buchenwald, Empero, los efectivos estadounidenses que tomaron los campos a menudo mostraban mayor simpatia por los oficiales alemanes bajo arresto que por los judios iracundos, raquiticos, y de apariencia ex- tranjeraa los que liberaban, ¥ en los aitos inmediatamente posteriores a la guerra, fue alos Lae al pueblo aleman, y mucho menos a la civilizacién occidental antisemita consi le manera amplia~ en efecto se delineo de manera muy estricta el "Tal como Bernhard Gigsen? ha demostrado, tom6 tres generaciones antes de > Vease: Alexander, Eyerman, Giesen, Smelser y Sztompka (2004). mente implicados. Li 194 | JerrRey C. ALEXANDER Revista Mexicana de Ciencias Politicas y Sociales | Universidad Nacional Autsnoma de México Nueva Epoca, Afio LXI, nim. 228 | ceptiembrediciembre de 2016 | pp. 191-210] ISSN0185-1918 que el pueblo aleman ~y, aun asi, solo aquellos en la nacién occidental reconstruida de- mocraticamente- se hiciera{/€argolde umysentidoymas amplio devresponisabilidad, para separarse decididamente de las exculpaciones autojustificatorias de los primeros parti- cipanteS\y GELAIMERTIAAd colectiva colmada de odiolpFOpia de la version anterior de la nacién alemana. En una de las transformacionesculturalessmas fadicales en la historia moderna, con el paso del tiempo Alemania se convirtié en amiga leal de Isiaeh la tierra que las victimas jiidia8Uel azismovocuparonypara escapar. La nacién previamente nazi alberga hoy ala po- blacién judia mas grande de Europa central; los judios alemanes continuamente reportan altos niveles de aceptacidn'y'Seuridad. En la Polonia poscomunista el{dese0 de reconeilia Gidn también es palpable, por lo menos en los centros cosmopolitas. Hay un pronunciado filosemitismo, revivié la musica klezmer, se organizan Giiuialmente festivales para celebrae [a8 memorias perdidas/délla\eulturaljadia. En los Estados Unidos han sido incorporados escritores;cientificos,médicos y empresariosjudioswlos nucleoside los grupos de élite que durante siglos los habian rechazado. Esta transformacién de la identidad! cultural y del eal SOcial de uno de los grupos més ferozmente denigrados del mundo fue consecuenci 0 de elaboracién del traumastranisforn6ylayimagenydeila victima. Mas que ver a las(viétimas judias del nazismo como una masa y un desastre des- personalizado, la cultura popular comenz6 apersonalizarlos y UiféFenciatlos. Representar alos judios como seres humanost#8G6HOGDIES permitis que losno judios, por vez primera, experimentaran una profunda identificacion emoeional con los seis millones de judios que fueron vietimas de los nazis. Un poderoso canal para esta nueva fFmade expresion cultural fue la memoria en tanto género literario -mémoire-. En la década de 1950 se desplegaron una serie de dramatiza ciones en torno al sufrimiento y la valentia de Jagniiia hOlandesa "Comunly corriente”-Anne Frank, cuyo Diario finialmente se convirti6 en Iéctura obligada en millones de escuelas pri arias estadounidenses; En la siguiente década, La noche, de Elie Wiesel, también alcanz6 gran popularidad, penetrando hondamente efflel fuer interno Wen la conciencia misma de los ciudadanos cristianos y seculares en Occidente, Otro género cultural popular que im- pulsé esta linea de elaboracién deltraifizafueronlos'melodramastlevisivos, En 1978 cien millones de estadounidenses vieron la miniserie Holocausto, que también batio récords de AUUiGiiCia ei|ATEMAHIA, Fue tras la aparicién de esta miniserie que el Reichstag aleman eli- miné la ley de prescripcidnlFespecto a los agentes nazis, cuyas acciones ahora se describian -nétese la generalizacién~ como Griimienes contra 1a “humanidad’ ‘TRAUMA CULTURAL, MORALIDAD ¥ SOLIDARIDAD | 195 OFS Revista Mexicana de Ciencias Politicas y Sociales | Universidad Nacional Autinoma de México Nueva Epoes, Afio LXI, nitm, 228 | septiembrediciembre de 2016 | pp. 191210| ISSN.0185.1918 Tal personalizaci6n di locausto de un evento hi ver involucraba mas a audiencias no judias en experiencias sis, Esta transformacién cultural fue levada més allé con una nueva compr: ie los perpetradores Mul Holocaust, La personalizacién habia alterado tanto la Ast ae la ‘imal del taimia que le permitis convertirs enim protagonista dramatic. Ahora, a otra figura central arrativa del Holocausto -el antagonista nazi- también se modified su- tilmente. le retirado de su particularidad historicamente especifica, y su estatus se transforms hacia un papel m: el cual se volveria un susti- tuto para todo el scien. 0 critico que dio inicio a esta reconstruccién da perpetradOr fue el juicio de 1961, en Jerusalén. Tal y como lo orquesté el primer ministro israeli David Ben-Gurion, la captura y el juicio de Eichmann tenjan la intencién de reconectar a la ciudadania de la nueva nacién con las personas y los lugares del crimen original, con ios Vi ii de Ben-Gurion, coi nclusiones, si 105 el juicio a Eichmann habia iniciado algo mu} lugar y persona se cristaliz6 en la insisteneia endt sobre la “ te encuadramiento de la n cuando fue aguda vehementemente disputado, Como persona banalmente mala, Eichmann podia ser “un hombre comin y corriente’. Los antagonistas del trauma/drama del Holocausto comenza~ é parecer no tanto monstruos desbordados, sinG@)SRS HUnAROS ORGIES GueO eran - Quiza eran simplemente, como dijo Nietzsche, huma- nos, demasiado humanos. Esta mentalidad de nuevo cuio fue expresada elocuentemente por el poeta britinico es- tadounidense Wystan Hugh Auden en su poema de 1965, “La caverna de la creacién” ~The Cave of Making. More than ever Life-out-there is goodly, miraculous, loveable, But we shan't, not since Stalin and Hitler, ‘Trust ourselves ever again: we Know that, subjectively, All is possible 196 | JerrRey C. ALEXANDER Revista Mexicana de Ciencias Politicas y Sociales | Universidad Nacional Autsnoma de México Nueva Epoca, Afio LXI, nim. 228 | septiembrediciembre de 2016 | pp. 191-210] ISSN0185-1918 ‘Mas que nunea La vida fuera de alli es ae Pero no vamos, nui lesde Stalin y Hitler, A confiar los unos en los otros: nosotros Otros acontecimientos culturales ampliaron también el cit ‘Dema- nera mas llamativa tenemos demostré que ho: autoridades imperiosas, incluso al punto de poner en grave riesgo las Vidas d cuyos destinos imaginaban tener bajo su control. Al plantear cuestiones pr inquietantes, los hallazgos de Milgram generalizaron la capacidad de actuar con\aldad 1GIGAM|Frasladndola de la esviaconTadla oncaeid» quiza a la humanidad como tal-. Décadas mas tarde Christopher Browning proporcioné documen- tacién histérica para esta comprensién ampliada en su obra de 1992 Ordinary Men: Reserve Police Battalion 101 and the Final Solution in Poland. Cuando Daniel Goldhagen desafié a Browning en Hitlers Willing Executioners: Ordinary Germans and the Holocaust (1996), donde insistia en la singularidad del antisemitismo alemén, Brows did de ma- nera reveladora al cae : 2 ec gegyrse queel Cede peptone 9 2Qué permit wilizary emplearal resto dela sociedad en aras 4€1SSESTRROAASNO), este punto creo que los historiadores anéli- -bemos preguntarn’ ? Debemos y distanciadas nociones de que los perpetradores del Holocausto eran, en lo fundamental, un tipo diferente de persona (Browning, 1996: A72).. Co trauma/drama del Holocausto ampliaba la identificacién cultural de el gobierno estadounidense comenzé a el relato de la rs Cuando la Fl tomaron el control del proceso jue el asi de judios seria en adelante presentado bajo jazi. En su relato, los .ca ~los estadounidenses de manera destacada, pero también Gran Bretaita y Francia— fesentaban a si mismos como epee co- razén puro, heroicos bien. Sin embargo dos d , durante las guerras politicas de los afios 1960, las democracias occidentales se vieron obligadas a ceder nesta ocasién en comparacién con 1945- el control ‘TRAUMA CULTURAL, MORALIDAD ¥ SOLIDARIDAD | 197 Revista Mexicana de Ciencias Politicas y Sociales | Universidad Nacional Autinoma de México Nueva Epoes, Afio LXI, nitm, 228 | septiembrediciembre de 2016 | pp. 191210| ISSN.0185.1918 sobre los medios de produccién simbélica cambié de manos, mas a causa de razones cul- los Estados Unidos experimentai n§OFall La oposicién nacional e internacional a la continuacién de la Guerra de Vietnam por parte de los Estados Unidos, transformé a la nacién en simbolo ~para muchos~ no a a : del bien de a salvaci6n, sino de wna maldad apocaliptica, antidemocr sificé debido a los movimient el interior del pais, asi como del mismo, identificados, en algunos circulos relevant TE 1e habjan sido reservados exclusivamente para los perpetradores nazis del Holocausto, Segiin la narrativa victoriosa de la posguerra, solo los enemigos de los aliados de la Segunda Guerra \ ;pero, cuando los Estados Uni- dos se convirti "las bombas de napalm fueron comparadas con las latas que contenian el gas letal, y las llameantes selvas vietnamitas con les cémaras de extermi- ni El ejército estadounidense, que habia sido aclamado como"€l liberaqory Boreal prometid revio ala gue- de la poblaciéi ental instruida, el ejécito etadounide estal yle Nuremberg a los Estados Unidos. Incidentes de asesinatos de civiles, como la masacte de Mj Lai en 1968, fueron representados no como anomalias, sino como una dense de La analogia entre los lideres nazis y los estadounidenses también se planted de maneras mas académicas. Historiadores revisionistas revelaron que los lideres rra, sostuvo en los aftos 1960 que proseguia una guerra justificada contra los vietnamitas comunistas. No obstante, para muchos intelectuales de Occidente y una amplia multitud i incriminado por rtrand Russell jue aplicé la logica de estadounidenses y briténicos sabian sobre los campos de la muerte desde 1943 y se habian rehusado a bombardearlos. También surgié un nuevo interés histérico en el bombardeo incendiario de igual que en el bombardeo atémico em- prendido por los Estados Unidos contra a y Nagasaki, Con el tiempo, esta expansién de la figura del perpetrador se amplié para incluir a otras potencias aliadas de la Segunda Guerra Mundial y a los que habian permanecick mente neutrales. Charles de Gaulle habia tejido una narrativa que purificaba a [Consultado el 15 de junio de 2015]. Fanon, Frantz, (2004) [1961] The Wretched of the Earth. Nueva York, Grove Press. Giesen, Bernhard, (2004) “The Trauma of the Perpetrators: The Holocaust as the Traumatic Reference of German National Identity” en Alexander, Jeffrey C.; Eyerman, Ron; Giesen, Bernard; Smelser, Neil J. y Piotr Sztompka, (2004) Cultural Trauma and Collective Iden- tity. California, University of California Press, pp. 112-154. ‘TRAUMA CULTURAL, MORALIDAD ¥ SOLIDARIDAD | 209 ee DIO Ss) T a a Revista Mexicana de Ciencias Politicas y Sociales | Universidad Nacional Autinoma de México Nueva Epoes, Afio LXI, nitm, 228 | septiembrediciembre de 2016 | pp. 191210| ISSN.0185.1918 Jisheng, Yang, (2012) Tombstone: The Great Chinese Famine, 1958-1962. Nueva York, Far~ rar, Straus and Giroux. Kotler, Mindy, (2014) “The Comfort Women and Japan's War on Truth” en New York Times. Nueva York, 16 de noviembre. 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