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TEMA 13

URGENCIAS Y EMERGENCIAS

¿Qué es una Urgencia y qué es una Emergencia?

La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) la Urgencia es la


aparición fortuita en cualquier lugar o actividad de un problema de
causa diversa y gravedad variable que genera la conciencia de una
necesidad inminente de atención, por parte del sujeto que lo sufre o
de su familia.

Según la Asociación Médica Americana (A.M.A.) Urgencia es toda


aquella condición que, en opinión del paciente, su familia, o quien
quiera que asuma la responsabilidad de la demanda, requiere una
asistencia sanitaria inmediata.

La Emergencia es aquella situación urgente que pone en peligro


inmediato la vida del paciente o la función de algún órgano.

¿Qué es la cadena asistencial urgente?

Es un conjunto de dispositivos encaminados a proporcionar al


paciente una adecuada, por eficiente y precoz, atención sanitaria
desde el mismo momento en que el problema de salud se produzca y
desde el mismo lugar en que éste, sus familiares, las fuerzas de
seguridad del estado, o cualquier ciudadano la demande.

Concepto de hemorragia y clasificación

Denominamos hemorragia a cualquier salida de sangre de sus cauces


habituales (los vasos sanguíneos). Existen dos tipos de
clasificaciones, una atendiendo al tipo de vaso que se ha roto, siendo
ésta arterial, venosa o capilar y otra atendiendo al destino final de la
sangre, o dicho de otra forma: ¿a dónde va a parar la sangre que se
pierde?. Atendiendo a este último criterio, las hemorragias pueden
ser: externas, internas y exteriorizadas.

El objetivo del socorrista es evitar la pérdida de sangre del


accidentado, siempre que ello sea posible. Existen casos en que
siendo imposible controlar la hemorragia, la actuación consistirá en
evitar el empeoramiento del estado de salud del lesionado,
concretamente ante las hemorragias internas y exteriorizadas.

Hemorragias exteriorizadas

Son aquellas hemorragias que siendo internas salen al exterior a


través de un orificio natural del cuerpo: oído, nariz, boca, ano y
genitales.

Hemorragia de oído

Las hemorragias que salen por el oído se llaman otorragias. Cuando


la pérdida de sangre es abundante y previamente ha existido un
traumatismo (golpe) en la cabeza, el origen de la hemorragia suele
ser la fractura de la base del cráneo.

En este caso la actuación del socorrista va encaminada a facilitar la


salida de sangre de la cavidad craneal, pues de lo contrario, la masa
encefálica sería desplazada o comprimida por la invasión sanguínea,
pudiendo ocasionar lesiones irreversibles en el cerebro. Para facilitar
la salida de sangre, se debe colocar al accidentado en Posición Lateral
de Seguridad (P.L.S.), con el oído sangran te dirigido hacia el suelo y
siempre que se dominen las técnicas de movilización de traumáticos,
caso contrario es mejor no tocarlo. Control de signos vitales y
evacuación urgente hacia un Centro sanitario con servicio de
Neurología.

Hemorragias de nariz

Las hemorragias que salen por la nariz se denominan epistaxis. El


origen de estas hemorragias es diverso, pueden ser producidas por
un golpe, por un desgaste de la mucosa nasal o como consecuencia
de una patología en la que la hemorragia sería un signo, como por
ejemplo en el caso de la hipertensión arterial (HTA).

Es cierto que muchas personas consideran la epistaxis como un


suceso normal, explicación que el socorrista no debe aceptar, pues el
ser humano no está constituido para sangrar de forma habitual y
«normal».

Para detener la hemorragia, se debe efectuar una presión directa


sobre la ventana nasal sangrante y contra el tabique nasal, presión
que se mantendrá durante 5 minutos (de reloj). La cabeza debe
inclinarse hacia adelante, para evitar la posible inspiración de
coágulos (ver la técnica en la figura 2). Pasados los 5 minutos, se
aliviará la presión, con ello comprobaremos si la hemorragia ha
cesado. En caso contrario se introducirá una gasa moja da en agua
oxigenada por la fosa nasal sangrante (taponamiento anterior). Si la
hemorragia no se detiene se debe evacuar a un Centro sanitario con
urgencia.

Hemorragias de la boca

Cuando la hemorragia se presenta en forma de vómito, puede tener


su origen en el pulmón (hemoptisis) o en el estómago
(hematemesis). Es importante distinguir su origen para así proceder
a su correcto tratamiento, para ello hay que tener en cuenta el
siguiente cuadro:

HEMOPTISIS HEMATEMESIS
VÓMITO PRECEDIDO DE TOS. VÓMITO PRECEDIDO DE NÁUSEAS.
SANGRE LIMPIA, CON OLOR A SANGRE CON RESTOS DE ALIMENTO
ÓXIDO. Y MALOLIENTE.
PUEDE TENER ASPECTO PUEDE ACOMPAÑARSE DE
ESPUMOSO. INCONSCIENCIA.
Actuación:
Actuación:
a. Control de signos vitales
a. Control de signos vitales.
b. Dieta absoluta
b. Dieta absoluta.
c. Evacuar en posición de
c. Evacuar en posición de P.L.S.
semisentado.

Hemorragias del ano

Atendiendo al aspecto en que se presentan las heces, podemos


determinar el origen de estas hemorragias. Son de origen digestivo
cuando las heces son de color negro (melenas) y de origen rectal
cuando las heces se presentan con sangre normal (rectorragia).
Tanto en un caso como en el otro se procederá a recomendar la
consulta médica por personal especialista.

Hemorragias vaginales

Durante el período de gestación, la mujer no debe presentar ningún


tipo de hemorragia vaginal (metrorragia). Su presencia podría indicar
la amenaza de aborto, por lo que se debe conseguir un reposo
absoluto (estirarla) por parte de la mujer y evitar que siga perdiendo
sangre. Para ello colocaremos compresas externas sobre la vagina
(sin introducir nada dentro) y cruzándole los pies los elevaremos en
espera de su traslado en ambulancia a un Hospital.

Hemorragias externas

Son aquellas en las que la sangre sale al exterior a través de una


herida. Las hemorragias más importantes se producirán en las
extremidades, ya que son las partes del cuerpo más expuestas a
traumatismos de tipo laboral y es por donde pasan las arterias de
forma más superficial.

Los métodos que a continuación se explican, sirven para coartar


cualquier tipo de hemorragia (arterial o venosa), aplicando cierta
lógica según el método, la forma y el lugar en donde se produce. Así,
por ejemplo, el torniquete sólo se aplicará en caso de hemorragias en
extremidades.

A fin de controlar y detener la emergencia (hemorragia), utilizaremos


siempre tres métodos, de forma escalonada, utilizando el siguiente en
caso de que el anterior no tenga éxito. Estos métodos son (ver
algoritmo nº 1) la compresión directa, la compresión arterial y el
torniquete.

Compresión directa

Consiste en efectuar una presión en el punto de sangra do.

Para ello utilizaremos un apósito (gasas, pañuelo...) lo más limpio


posible. Efectuar la presión durante un tiempo mínimo de 10 minutos
(de reloj), además de elevar la extremidad afectada a una altura
superior a la del corazón del accidentado. Transcurrido ese tiempo, se
aliviará la presión, pero NUNCA se quitará el apósito. En caso de éxito
se procederá a vendar la herida y se trasladará al Hospital.

Este método no se puede utilizar en el caso de que la hemorragia la


produzca una fractura abierta de un hueso o existan cuerpos
enclavados

Compresión arterial

Cuando falla la compresión directa, se debe utilizar este segundo


método. Es de mayor aplicación en hemorragias de extremidades,
pues en el resto de zonas no es muy eficaz. Consiste en encontrar la
arteria principal del brazo (A. humeral) o de la pierna (A. femoral) y
detener la circulación sanguínea en esa arteria y sus ramificaciones.
Con ello conseguimos una reducción muy importante (no eliminación)
del aporte sanguíneo.
La arteria humeral tiene su trayecto por debajo del músculo bíceps
del brazo, por lo que el socorrista comprimirá esta zona con las
yemas de los dedos.

La arteria femoral se comprime a nivel de la ingle o de la cara interna


del muslo, para ello utilizaremos el talón de la mano o bien el puño
en caso de comprimir en el muslo.

La compresión debe mantenerse hasta la llegada de la ambulancia o


el ingreso en urgencias hospitalarias.

Torniquete

Este método se utilizará SÓLO en caso de que los de más no sean


eficaces y la hemorragia persista o bien cuando exista más de un
accidentado en situación de emergencia y el socorrista esté solo.

El torniquete produce una detención de TODA la circulación sanguínea


en la extremidad, por lo que conlleva la falta de oxigenación de los
tejidos y la muerte tisular, formándose toxinas por necrosis y
trombos por acumulación plaquetaria.

Condiciones de aplicación (ver la zona de colocación en la figura 5)

• En la raíz del miembro afectado.


• Utilizar una banda ancha (no cinturones, ni cuerdas).
• Anotar la hora de colocación.
• Ejercer presión controlada. La necesaria para detener la
hemorragia.
• NUNCA lo aflojará el socorrista

Hemorragias internas

Son aquellas que se producen en el interior del organismo, sin salir al


exterior, por lo tanto no se ve, pero sí que se puede detectar porque
el paciente presenta signos y síntomas de shock (al igual que el resto
de hemorragias).

Shock

Definiremos al shock como el conjunto de signos y síntomas


consecuentes a la falta o disminución del aporte sanguíneo a los
tejidos, debido a la pérdida de volumen sanguíneo o al aumento de la
capacidad de los vasos.

Esto implica la falta de oxigenación de los tejidos, por lo que si no se


actúa con rapidez puede derivar en la muerte del accidentado.
Shock hipovolémico

Es el producido por la pérdida de volumen sanguíneo (pérdida de


líquido) y se origina a causa de hemorragias, quemaduras (lesiones
por calor) o por deshidratación (vómitos y diarreas).

Shock normovolémico

Producido por una detención de la circulación sanguínea (shock


cardiogénico) o bien por un aumento de la capacidad de los vasos
sanguíneos, lo que origina una pérdida o disminución de la presión
necesaria para que la sangre llegue a oxigenar a los tejidos. Puede
ser de varios tipos: shock séptico, producido por infección (ej.
heridas); Shock anafiláctico, producido por alergias (ej.
intoxicaciones, picaduras...); Shock neurogénico, producido por el
dolor (traumatismos en general).

Esto implica que cualquier lesión, si no se trata convenientemente,


puede derivar en un estado de shock por parte del accidentado.
Shock caracterizado por los siguientes signos y síntomas:

• Alteración de la conciencia (no pérdida).


• Estado ansioso, nervioso.
• Pulso rápido y débil, a excepción del shock medular.
• Respiración rápida y superficial.
• Palidez de mucosas.
• Sudoración fría y pegajosa, generalmente en manos, pies, cara
y pecho.

Actuación

La actuación debe ir encaminada a tratar en primer lugar la causa


que ha producido el shock, evidentemente siempre que ello sea
posible, pues hay causas que no podrá tratar el socorrista, como por
ejemplo las hemorragias internas.

No obstante, siempre debe actuar de la siguiente forma:

• Control de signos vitales


• Tratar las lesiones (si es posible).
• Aflojar todo aquello que comprima al accidentado, a fin de
facilitar la circulación sanguínea.
• Tranquilizar al herido.
• Evitar la pérdida de calor corporal. Taparlo.
• Colocar al accidentado estirado con la cabeza más baja que los
pies (posición de trendelenburg) y siempre que sus lesiones lo
permitan.
Evacuarlo urgentemente, controlando siempre los signos vitales, ya
que la tendencia del shock siempre es a empeorar

TRAUMATISMOS
Se considera traumatismo, en general, cualquier agresión que sufre
el organismo a consecuencia de la acción de agentes físicos o
mecánicos.

Los traumatismos articulares

Evidentemente son los traumatismos que provocan lesiones en las


articulaciones óseas o en los elementos que las componen:

Esguince

Es la separación momentánea de las superficies articulares, que


producen la distensión de los ligamentos.

Se caracterizan por:

Dolor intenso.

Inflamación de la zona.

Impotencia funcional más o menos manifiesta; imposibilidad de


realizar movimientos habituales de esa articulación.

Primeros auxilios en caso de esguince:

Inmovilizar la articulación afectada mediante un vendaje compresivo.

Elevar el miembro afectado y mantenerlo en reposo.

Aplicar frío local.

Valoración de la lesión por personal facultativo.

Luxación

Es la separación permanente de las superficies articulares. Sus


síntomas son:

Dolor muy agudo.


Deformidad (comparar con el miembro sano), debida a la pérdida de
las relaciones normales de la articulación.

Impotencia funcional muy manifiesta.

Primeros auxilios en caso de luxaciones:

Inmovilizar la articulación afectada tal y como se encuentre.

NO reducir la luxación.

Traslado a un centro sanitario para su reducción y tratamiento


definitivo por personal facultativo.

Los traumatismos óseos

Fractura: es la pérdida de continuidad en el hueso. Es importante


tener en cuenta algunos factores:

Según su gravedad:

Cerradas: la piel permanece intacta (no hay herida).

Abiertas: originan rotura de la piel (hay herida próxima al foco de la


fractura).

De cara a su posterior inmovilización:

Alineadas: los fragmentos óseos no se han movido.

Desplazadas: los fragmentos óseos se desvían por las tensiones


musculares.

Síntomas de las fracturas:

Dolor que aumenta con la movilización de la zona.

Deformidad, desdibujo, (según el grado de desviación de los


fragmentos), acortamiento, etc.

Inflamación y amoratamiento.

Impotencia funcional acusada.

Complicaciones:

Posibilidad de lesión en las partes blandas adyacentes: vasos


sanguíneos, nervios, etc.
Hemorragia y shock hipovolémico, por la lesión de los vasos.

Infección (fracturas abiertas) por la herida.

Mucha atención: Las personas mayores suelen caer al suelo sin causa
aparente. Siempre debe sospecharse de que la existencia de una
fractura de pelvis (cadera) ó del fémur es la causante de la caída. Por
lo tanto, antes de incorporarla inmediatamente, debemos
asegurarnos de la existencia de dicha lesión. A veces, sus síntomas
son difusos, pudiendo aparecer dolor en la rodilla, en la ingle, o,
simplemente, no hay dolor inicial. La fractura se detecta mediante
dolor en la palpación profunda del glúteo.

Primeros auxilios en caso de fracturas:

NO movilizar al accidentado si no es absolutamente necesario (riesgo


de incendio, etc.) para evitar agravar la fractura.

Retirar anillos, pulseras y relojes (en caso de afectar la extremidad


superior).

Explorar la movilidad, sensibilidad y pulso dístales.

Inmovilizar el foco de la fractura (sin reducirla), incluyendo las


articulaciones adyacentes, con férulas rígidas, evitando siempre
movimientos bruscos de la zona afectada o moviéndola, de ser
necesario, en bloque y bajo tracción.

Traslado a un centro sanitario para su tratamiento definitivo, con las


extremidades elevadas (si han sido afectadas), una vez
inmovilizadas.

Cubrir la herida con apósitos estériles en el caso de las fracturas


abiertas, antes de proceder a su inmovilización y cohibir la
hemorragia (en su caso).

Principales inmovilizaciones

En la extremidad superior:

En cabestrillo, con pañuelos triangulares o la ropa de la propia


víctima.

Con soportes rígidos.

Con ambos sistemas.

En la tibia y peroné:
Con férulas rígidas a ambos lados y acolchamiento de los laterales.

Con la otra pierna y acolchamiento intermedio

De rótula:

Con una férula rígida situada en la parte posterior y acolchamiento

De fémur:

Con férulas rígidas a ambos lados y acolchamiento de los laterales. La


férula externa ha de llegar más arriba de la cintura que permita
atarla en la pelvis y en el abdomen.

Traumatismo de cráneo y cara

Son especialmente importantes, ya que dependiendo de su


intensidad, pueden afectar al Sistema Nervioso Central localizado en
la cavidad craneal.

Síntomas:

Alteración del estado de consciencia: A-V-D-N.

Salida de sangre o líquido transparente (cefalorraquídeo) por los


orificios naturales (oídos, nariz).

Aparición de hematomas periorbitarios o en apófisis mastoides.

Alteraciones en el tamaño y simetría de las pupilas.

Presencia de vómitos.

Dolores de cabeza.

Primeros auxilios:

Manipular con sumo cuidado a la víctima, manteniendo en bloque el


eje cabeza-cuello-tronco.

Mantener la permeabilidad de la vía aérea, con control de la columna


cervical.

Vigilar las constantes vitales con frecuencia.

Traslado urgente a un centro sanitario, en posición lateral de


seguridad, si la víctima está inconsciente (esta maniobra requiere
mucha destreza y hay que realizarla entre varias personas).
Traumatismos de la columna vertebral

Son lesiones traumáticas que afectan a uno o varios de los huesos o


articulaciones que componen la columna vertebral implicando a la
médula espinal.

Los mecanismos de producción más frecuentes son:

Caídas sobre los pies desde gran altura.

Caídas sobre los glúteos o sentado.

Golpes directos sobre la columna vertebral.

Movimientos violentos del cuello ("latigazo").

Su importancia radica en que pueden originar la compresión (parcial


o total) de la médula espinal.

Síntomas:
De la fractura:

Dolor de nuca, hombros, espalda (según localización de la lesión).


Deformidad. (Difícil de apreciar).
Contractura muscular.
De la lesión medular:

Imposibilidad de mover uno o varios miembros, (explorar).


Falta (parcial o total) de sensibilidad en uno o varios miembros,
(explorarlo).
Hormigueos o picores en los dedos (manos y/o pies).
Incontinencia de esfínteres (heces, orina).
Falta de reflejos. Priapismo en el hombre.

Primeros auxilios:

NO mover al paciente; en caso de ser necesario, mantener en bloque


el eje cabeza-cuello-tronco (esta maniobra requiere muchísima
experiencia y debe realizarse entre varias personas).

Inmovilizar al paciente antes de proceder a su traslado.

Trasladar sobre una superficie rígida y plana.

Vigilar las constantes vitales periódicamente.


Politraumatismo

Se trata de un paciente que a consecuencia de un traumatismo,


presenta lesiones en más de un órgano, aparato o sistema, que le
pueden suponer un riesgo vital.

Las lesiones más frecuentes suelen afectar al cráneo, columna


vertebral, tórax, abdomen y extremidades, predominando
fundamentalmente las fracturas, hemorragias, heridas y quemaduras.

Primeros auxilios:

Es necesario efectuar de una manera rigurosa la evaluación inicial de


la víctima (exploración primaria y secundaria) al objeto de:

Determinar el alcance de las lesiones.

Establecer las prioridades de actuación.

Adoptar las medidas necesarias en cada caso.

Asegurar el traslado de las víctimas a un centro sanitario, en


condiciones adecuadas (superficie rígida y plana).

Prioridades de actuación:
Asegurar la existencia y el mantenimiento de las constante vitales
consciencia
respiración
circulación
Si fuese necesario, realizar RCP.
Controlar la hemorragia aguda y el shock.
Mantener en bloque el eje cabeza-cuello-tronco.
Estabilizar fracturas.
Tratar heridas y quemaduras.
Preparar traslado. Evitar pérdidas de calor.

Reevaluar periódicamente.

QUEMADURAS

Es toda lesión producida por el calor en cualquiera de sus formas. Los


factores que determinan la gravedad de una quemadura son:

Profundidad: condiciona la cicatrización.

Extensión: el peligro de muerte es directamente proporcional a la


superficie quemada.
Localización: cara, manos, orificios naturales, genitales, etc.

Edad: niños y ancianos.

Riesgos de infección: se produce siempre por la pérdida de la piel.

Según la profundidad se clasifican en tres grados:

Primer grado o eritema: es el enrojecimiento de la piel. Afecta a la


epidermis.

Segundo grado: afecta a la epidermis y dermis. Aparecen ampollas


que contienen plasma en su interior.

Tercer grado: afecta a la hipodermis, dermis y epidermis y pueden


afectar a músculos, nervios, vasos sanguíneos, etc. Se caracteriza
por una escara de color negruzco o castaño oscuro. No son dolorosas,
por la destrucción de las terminaciones nerviosas del dolor.

Por su extensión puede existir gravedad. Una forma rápida de


calcular la superficie quemada, consiste en utilizar como unidad de
medida la palma de la mano de la víctima, que equivale al 1% de su
superficie corporal.

Consideraremos grave a toda aquella quemadura que afecte a más


del 1% de la superficie corporal, excepto si es de primer grado.

Primeros auxilios en caso de quemaduras:

Valorar el estado general de la víctima y asegurar las constantes


vitales.

Enfriar la quemadura inmediatamente, poniendo la zona afectada


bajo un chorro de agua fría, por lo menos durante 10 minutos o
incluso más, si no desaparece el dolor. En caso de quemaduras
químicas, ampliar el intervalo a 15 ó 20 minutos bajo el chorro de
agua abundante.

Cubrir la zona afectada con apósitos estériles o en su defecto muy


limpios (sábanas, fundas de almohadas, etc.) y humedecidos.

NO aplicar cremas, pomadas o cualquier otro medicamento o


producto.

NO quitar, como norma general, la ropa a la víctima, sobre todo si


está adherida a la piel. Solamente quitaremos la ropa en caso de que
esté impregnada en productos cáusticos o hirvientes.
NO dar nada de beber. Si tiene sed, humedeced sus labios.

NO pinchar las ampollas.

Retirar los anillos, relojes, pulseras, etc.

Si la persona está ardiendo, impedir que corra. Apagar las llamas


cubriéndola con una manta o similar, o haciéndola rodar en el suelo.

Si la quemadura es extensa, prevenir la aparición del shock.

Trasladar a la víctima a un centro especializado cuanto antes. Allí se


valorará, entre otras cosas la administración de líquidos

PRIMEROS AUXILIOS

Se entienden por primeros auxilios, los cuidados inmediatos,


adecuados y provisionales prestados a las personas accidentadas o
con enfermedad antes de ser atendidos en un centro asistencial.

Los objetivos principales de los primeros auxilios no es sólo prestar


una ayuda profesional y eficiente sino que también se compone de
otros elementos que aún pudiendo ser considerados como
“secundarios” contribuyen de forma tan importante como los
“prioritarios” a proporcionar al individuo que los precise, de una
atención y evacuación eficiente y rápida.

Los objetivos generales para poner en marcha un dispositivo de


primeros auxilios, se pueden resumir en:
• Salvar la vida de la persona afectada.
• Poner en marcha el sistema de emergencias.
• Aplicar toda una serie de técnicas básicas hasta la llegada de los
sistemas de emergencia.
• No hacer nada que desconozcamos al paciente para evitar producir
más daño y empeorar con ello las lesiones.

Es necesario tener siempre en cuenta a la hora de actuar una


serie de principios básicos si queremos conseguir que el
paciente tenga una atención satisfactoria. Asimismo, es
aconsejable disponer de un buen botiquín de emergencia y saber
cómo actuar en cada caso específico.

Principios básicos de los primeros auxilios. Evaluar una situación


antes de realizar cualquier actuación. Es la fase inicial de asistencia al
paciente. Se debe realizar una inspección del lugar donde se produjo
el accidente intentando reconocer las situaciones que comporten un
aumento del riesgo para el ó los accidentados, para nosotros y para
todas las personas que se puedan acudir a proporcionar auxilio ó
ayuda.

En este momento, se hace necesario tomar una serie de medidas


destinadas a favorecer la seguridad del área donde se ha producido el
incidente:
Para ello se debe:

• Señalar la zona del accidente


• Reconocer y evitar potenciales peligros que se puedan
presentar
• Escape de gases, precipicios ó lugares con desnivel,
derrumbamientos. máquinas peligrosas, corriente eléctrica.

En suma, todos aquellos actos necesarios para cumplir nuestro


principal objetivo: Prevenir para que el accidente no sea más grave.

Permanecer tranquilos y al mismo tiempo actuar de forma


rápida
Las prisas no son necesarias, pero tampoco como es lógico actuar de
forma pausada. Es muy importante adoptar una actitud serena y al
mismo tiempo positiva, tranquilizando al herido. El encargado de
socorrer debe saber dirigir, organizar y coordinar a todos aquellas
personas que se encuentran a su alrededor.

Manejar y mover al accidentado con mucho cuidado


En términos generales, a un accidentado no se le moviliza, salvo que
exista un serio peligro para su vida o integridad física en caso de
permanecer en el lugar del suceso. En ese caso, procederemos a
manejarlo con extrema precaución y según los criterios y las formas
básicas del tras-lado de heridos.

Examinar correctamente al herido


Para examinar bien al paciente sea hace imprescindible aplicar una
metódica exploración dividida en dos partes: primera inspección y
segunda inspección.
Con una primera inspección: rápida, de no más de 30 segundos,
podemos detectar aquellas alteraciones que podrían poner en serio
peligro determinadas funciones vitales de la víctima como son por
ejemplo, la consciencia, la respiración y el pulso.
Estas tres comprobaciones deberán guiar nuestra asistencia y nos
advierten que lo primero que debemos hacer es:
A) Comprobar el estado de consciencia estimulando al accidentado
con leves movimientos o estímulos sonoros.
B) Comprobar que existe una vía de aire permeable sin
obstrucciones, es decir, que el accidentado respira y que ningún
obstáculo (por ejemplo, un cuerpo extraño o la lengua, obstruye el
paso del aire a sus pulmones). VER, OÍR Y SENTIR la respiración.
C) Comprobar si su corazón late y a qué frecuencia.

Durante la segunda inspección más detenida, empleando el tiempo


suficiente para, desde la cabeza hasta los pies, detectar la presencia
de hemorragias, heridas, deformidad de extremidades, coloración de
la piel, temperatura, etc.

Realizar exclusivamente lo indispensable. Después de esta


exploración hay que aplicar las técnicas de primeros auxilios en
dependencia de la alteración detectada.

Tranquilizar al herido. Tranquilar al paciente y darle apoyo


psicológico puede ser crucial en los primeros momentos después de
un accidente o catástrofe.

Evacuar al paciente de forma adecuada. Si se hace necesario


evacuar al herido se deberá realizar de manera adecuada, o se
preparara lo necesario para cuando llegue la ayuda especializada. El
resumen de estas acciones se basa en: Prevenir, Avisar y Socorrer

Un resumen de lo expuesto anteriormente podría quedar resumido de


la siguiente manera:

1. Protección del herido. Haciendo seguro el lugar y controlando el


accidente
2. Avisar. Poner en marcha el sistema de emergencias
3. Socorrer. Realizar un primera exploración siguiendo los pasos
A,B y C expuestos anteriormente, realizar una segunda
exploración y tratar de obtener un diagnóstico

Los botiquines de primeros auxilios


Para la asistencia de heridos y accidentes, la utilización de botiquines
permite disponer de todas una serie de herramientas y recursos útiles
necesarios para hacer frente con garantías a cualquiera de las
situaciones mas corrientes que se puedan plantear en una accidente
convencional. Entre los elementos de un botiquín se encuentran:
destacamos:
— Gasas estériles 10x 10 cm.
— Vendas de gasa, 10 cm de ancho.
— Tiritas surtidas.
— Rollos de esparadrapo 2,5 y 5 cm. de ancho.
— Frasco alcohol 900.
— Frasquito de mercurocromo.
— Frasco de agua oxigenada.
— Analgésicos.
— Apósitos impregnados de vaselina
— Una tijera.
— Una pinza.
— Goma ancha para torniquete.
— Un termómetro.
— Una mascarilla con válvula anticontagios. — Guantes de látex.

El Soporte Vital Básico (SVB) es un conjunto de actuaciones


que incluyen el conocimiento tanto del sistema de ayuda
sanitaria ante una emergencia médica así como la forma
ponerla a disposición de quien la necesite. También se incluyen
en el SVBlas técnicas que se deben realizar ante situaciones que
ponen en serio peligro la vida de una persona, como por ejemplo la
asfixia, la hemorragia exsanguinante, la inconsciencia, el
traumatismo grave, el paro respiratorio aislado y el paro
cardiorrespiratorio.

Dentro del soporte vital básico se se encuentran los dos primeros


eslabones de la cadena de salvamento que son la detección de la
situación con petición de ayuda y el inicio del tratamiento
básico. El SVB es realizado sin ningún tipo de equipamiento,
aceptándose como único material accesorios denominados «de tipo
barrera» que van a evitar el contagio directo boca a boca entre el
reanimador y el accidentado.

Las técnicas que forman parte del SVB son:


• Resucitación cardiopulmonar básica (RCP básica): para casos de
paradas cardiorrespiratorias.
• Técnicas de control de los diferentes tipos hemorragias
• Maniobra de Heimlich para atragantarnientos

Una Resucitación cardiopulmonar básica (RCP básica) optima intenta


mantener las funciones circulatorias y respiratorias de un individuo
cuando estas han cesado de forma repentina ó artificial. Esta tarea se
realiza mediante el uso de masaje cardiaco externo y la respiración
artificial boca a boca.

Paros cardiorrespiratorio
Probablemente, la alteración más grave que puede ocurrir al
organismo humano es la parada cardiorrespiratoria. Esta puede
suponer la muerte.
Esta situación requiere de una actuación rápida pero sobre todo una
actuación correcta de la persona a la que se va a auxiliar. El cerebro
es capaz de permanecer sin oxigenación unos 4 ó 5 minutos sin que
sufra lesiones irreversibles.. Teniendo en cuanta que es difícil que las
asistencias especializadas, como las UVIs móviles, lleguen al lugar de
los hechos en menos tiempo del indicado, se hace necesario tener
perfecto conocimiento de la realización de las maniobras de SVB para
mantener al individuo con vida hasta la llegada de la ayuda
especializada.

La cadena de supervivencia
La gran mayoría de muertes súbitas tienen su origen en algún tipo de
problema cardiaco. Para conseguir recuperar a una persona que ha
muerto de forma súbita, es necesario que si hay alguien que
presencie la muerte de la víctima, active de manera inmediata el
Sistema de Emergencias Médicas para que se pueda realizar una
atención especializada en pocos minutos.
Una cadena de supervivencia es: «Una sucesión de circunstancias
favorables que, de producirse, hacen más probable que una persona
sobreviva a una situación de emergencia médica» Incluye: Llamada
urgente al servicio de Emergencia Médica, aplicación de las técnicas
de SVB básica por parte del testigo, aplicación de SVB avanzada por
parte de los profesionales., rápido traslado a un centro hospitalario.

La activación precoz del Servicio de Emergencias Médica, constituye


el primer eslabón de la cadena. El 112 se encarga de estas
emergencias.

Las maniobras de RCP Básica, deben tomarse antes de


transcurridos 4 minutos del inicio de la parada
cardiorrespiratoria para que el cerebro se mantenga oxigenado. A
partir de 5 minutos de ausencia respiratoria las células cerebrales
comienzan a lesionarse por lo que se hace extremadamente necesario
actuar sin demoras para evitar lesiones irreversibles.
La Resucitación cardiopulmonar Avanzada que incluye la desfibrilación
precoz antes de los 8-10 minutos. Este maniobra es realizada por
personal médico especializado.
El transporte rápido a un hospital o centro medico constituye el
último eslabón para actuar sobre las causas que han desencadenado
la situación de emergencia.

Resucitación cardiopulmonar en adultos (RCP)


La resucitación cardiopulmonar en adultos lo constituyen «Maniobras
destinadas a la resucitación de una persona que ha sufrido un cese
brusco de la respiración y/o de las contracciones cardiacas efectivas
durante un período superior a 60 segundos, y cuyo estado de salud
no hacía suponer que falleciese súbitamente». La muerte súbita
puede acontecer por diversas causas. Las más frecuentes son:
• Paro cardíaco propiamente dicho, la obstrucción respiratoria,
traumatismos en el tórax o en la cabeza, shock, electrocución,
reacción alérgica y las hemorragias extremas.

Al fallar la función cardiaca, el individuo cae inconsciente. Tras 30


segundos el electrocardiograma se vuelve plano y a los 60 segundos
la respiración cesa espontáneamente. Si esta situación sigue más de
4 minutos aparecen lesiones cerebrales de carácter irreversible
irreversibles.

Por otro lado, si sucede primero una parada respiratoria, el corazón


seguirá latiendo unos 5 ó 6 minutos más, y las lesiones cerebrales
tardarán más en aparecer aunque el individuo siga inconsciente
desde el principio en que cayo en dicho estado..

Una situación de pérdida del conocimiento y caída al suelo, se


tratara de actuar de la siguiente manera:
• Comprobar cual es el estado de consciencia. La persona que se
presta a socorrer a la victima debe de colocarse arrodillado al lado de
los hombros de la víctima, mover de los hombros a la víctima y
hablarle en voz alta. Si no hay respuesta por parte de la víctima, hay
que actuar de la siguiente manera:

1. Gritar pidiendo ayuda.


2. Abrir la vía respiratoria mediante la técnica de frente-mentón.
Es frecuente que cuando existe una pérdida del nivel de conciencia,
se produzca la obstrucción de la vía aérea por la lengua, que al
perder su tono muscular cuan-do el individuo está consciente, caiga
hacia atrás e impida el paso del aire.
Con esta maniobra se permite la entrada del aire sin obstáculos al
interior de los pulmones:
- Sobre una superficie firme y dura colocamos a la víctima boca
arriba, si no lo estaba, y se rea-liza una hiperextensión del cuello del
accidentado colocando una mano en la frente, y la otra en el mentón,
para abrir ligera-mente la boca.
- Retirar cualquier objeto visible dentro de la boca.

Si se sospecha que la víctima tiene un traumatismo en el


cuello, hay que evitar esta maniobra.

• Comprobar si la victima respira, colocando nuestra cabeza encima


la de boca de la víctima. De esta forma podemos: Ver el tórax y el
abdomen (para ver sus movimientos), oír la respiración así como
sentir la salida de aire por la boca.

A) Si la victima respira espontáneamente se deben mantener la vía


respiratoria abierta según las explicaciones mencionadas y la
colocación en postura lateral de seguridad, excepto cuando se
sospeche lesión de columna vertebral.

B) Si no respira se pasará a iniciar la respiración artificial

Masaje cardíaco externo


El corazón se encuentra situado dentro de la caja torácica, tras el
esternón, y por encima de la columna vertebral. Con el masaje
cardíaco se busca que al comprimir el corazón, entre el esternón y la
columna vertebral, para que a continuación la sangre que se
encuentra en su interior sea expulsada hacia los grandes vasos, con
lo que se completen así de forma artificial los mecanismos fisiológicos
de la contractilidad miocárdica.
Se mantendrá la posición anteriormente comentada, es decir, de
rodillas al lado de los hombros del accidentado. Esta postura permite
una mayor relajación de la persona que socorre, puesto que que va
necesitar una posición cómoda debido al esfuerzo que requiere esta
maniobra.
- Colocar a la persona sobre una superficie dura y en decúbito supino
(posición de RCP).
- Localizar los apéndices xifoides (punto del esternón donde se unen
las costillas).
- Colocar dos dedos a partir de este punto.
- A continuación colocar el talón de la otra mano. De esta manera se
evita la compresión sobre los apéndices xifoides eliminando al
máximo la posibilidad de fracturas de dicho huesecillo.
- Entrelazar ambas manos con los dedos extendidos.
- Brazos rectos, perpendiculares al tórax de la víctima.

Al comprimir el tórax de 3 a 5 centímetro, el corazón quedará


comprimido entre las vértebras y el esternón produciéndose la
expulsión de la sangre que se ha oxigenado con la respiración
artificial permitiendo un flujo y oxigenación cerebral de un 20%
aproximadamente, mínimo pero suficiente para mantener con un hilo
de vida al cerebro hasta que llegue la ayuda especializada.
La combinación de respiración artificial y masaje cardiaco recibe el
nombre de: Resucitación cardiopulmonar.

Resucitación cardiopulmonar (RPC)


Para realizar la Resucitación cardiiopulmonar se recomienda que sólo
las ejecute una sola persona. El resto de personas existentes en la
escena, si los hay, pueden encargarse del resto de la organización y
relevar al primer socorrista cuando se encuentre cansado. El ritmo de
compresiones y ventilaciones así como la velocidad ha de ser la
siguiente:
-15 COMPRESIONES a una velocidad de 80 a 100 veces por min. Lo
que supone que las 15 compresiones duren 10 segundos.
-2 INSUFLACIONES que deben durar otros 10 segundos. Seguir con
este ritmo hasta decidir el abandono de la RCP.
Las maniobras de RCP no deben interrumpirse más de 10 segundos
para comprobar si la circulación ha vuelto espontáneamente, por otra
parte muy raro que esto suceda, se ha de continuar hasta que las
asistencias médicas se hagan cargo de la situación.

Mientras practicamos el masaje cardiaco, comprobaremos


intermitentemente el estado del latido carotídeo, para controlar la
efectividad y valorar la posibilidad del retorno del latido espontáneo
que deberá hacernos concluir la RCP. Las complicaciones de estas
técnicas, incluso en manos experimentadas, son frecuentes pero esto
no debe minimizar el hecho de poder salvar una vida.
La RCP no esta indicada realizarla cuando:
- No se ha presenciado la parada cardiaca.
- No se sabe el tiempo que la víctima lleva en parada cardiaca.
- Cuando es secundaria a una enfermedad de larga evolución o a
muerte natural.

A pesar de todo esto el testigo debe decidir. Si se duda siempre hay


que iniciarla, tiempo habrá para detenerla.

Edad. > 8 años


Insuflaciones por minuto. 10
Compresión. Palmas de Danos
Profundadidad de compresión. 2,5 a 5 cm.
Frecuencia compresión – ventilación. 15: 2

Pasos básicos para RPC


Antes de iniciar las maniobras de RPC, hay que hacer seguro el lugar
donde se va a proceder a la realización de la misma.

¿ESTÁ CONSCIENTE?
SI. Observar otras lesiones: hemorragias, fracturas, etc. NO. Pedir
ayuda y abrir vía aérea

¿RESPIRA?
SI. Colocar en postura lateral de seguridad NO. Respiración boca a
boca: 2 respiraciones artificiales

¿TIENE PULSO?
SÍ. Continuar con la respiración boca a boca a ritmo de 10
veces/minuto. NO. 15 masajes cardiacos y 2 respiraciones artificiales

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