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La polabra "eminisrno” ieecla distintos planosde referen: dri puede ser compattide por aucares masculinos si es que su préctica del discurso logea fisurar el molde rigida dal concept altindose asf can lalesobedienciafermenina. Tal como “Set mujer" na garantiza, por nauralezay el sjercisioeritico de una femineidad que sea necesariamen cues tionadota de la masculinidad hegemsnica, campoce “ser hom be” condena al autor a hacerse fatal mente eéraplise del poder Eels cultura oficial por mucho que se beneficie de sus ventajas De hecho, son varios y conyincentes los cjemplos de practicas literarias firmadas por hombres —tal como ocurre can los aut toresde la “revolueidn poetica’ analizados por la misma J, Kris: enaciones pottico-lteraras legras or teva —cuyas-expel sionae el lenguajey ls identidad, hasta descentrar por complewo In funcién-de-sujeto a la que le hace propaganda bt ideologia caltural masculina dominance, Si nos ubicames en el concesio chileno de-h possia es- crits bajo dictadura, fueron Juan Luis Martinez, Rail Zurita, n Gonsile Mufioz, Diego Maquicira, los primeros en anruinar el "yo" dela eradici6n épice y iiea,y en disparar sus escombros «ontrala imagen trascendental del hablante metatisico. Fyewoa ssas obras de aurores hombres las que carnavalizaron ef "yo" de Is tradiciga con parod tcamsexuales de roles masculinos y fe meninosquesealteman en la vor montajisea del pocta disftaza- cdo sie lumpen ie prosticura, de travesti, de guerrillera o de san 2, Recordar estas citas dela ncovanguardia posticorliterasia de fos ochenta como una zona de emergencis que comparticron voces maseulinas y voces femeninas, es una forma dearendee el peiido de Soledad Bianchi: “Se have necesatia quebrar cl ‘ghetto’ del sexo y se teataria de situarios (los textos de mujeres) junto.a Jos attos praducides por contempariacas hombres ¥ mujeres tonsideranide semejanzas y diferencias, reconociendo logros y aportes, pero cambign linaitaciones"™, El femiismo requiere sumar el aporte de todas aquellas veces descanonizantes —ine layendo las vooes masculinas— que iberan interpeetaciones he- terodoxas desde distintas posiciones de discurso mateadas por la subalecinidacl, para reforear la potencia de lo €emenino en lo que Jean Franee Hlarsa “Ia lucha por el poder interpretative" Sino se atiende la necesidad de recanocer los moos dis- tins y a veces conisatias qui tienen Tos textas de mujeres de telacionarse com la auroridad literaria (modes que van del desaca ‘a alaménima obsdiencia), lacrftica feminista corre el riesgo de sobreproreger alo femeninoy de “ampararindiscriminadamence {a produccion artistica de las mujecesa partir de las iregularidades sociales que geavitan en si contra camaciudadanas". La ceftica ° Baath op et p 138 “Dials Eli, “Chiesonario" en Numeno Boece aga 1987, * 3 Lar, Cancels, a feminista debe neccsariamente entrar cn el detalle (discu:sivo e ideolégico-Lnerasio) del eompertamiente escritural de los estes, para no terminar censttando, en nombre de de diferencia sexual aque marca el grupo social de las mujeres, aquellas diferavas sxe sates que, por ejermplo, enfientan ciertas prostucciones femeni- ssasayin subordlinadlas a una ideolaga iterate dele represersacién -femeninae militante-feminisea} a aquellas otra eseri- expres cturas antierepresentacianales que sospechan cantode la caregorta autoevidente de lo femenino como del determinismo-gerérico- sexual de un veecor homogéneo de unificacién del texto, Marcar una diferencia entre los rextosle sve la citcaliveraria ereinista paca separar “dos tendencias extrernas en laaetividad cultural de opesicién: una que tiende a dar por sentades los pracesos desig: nificacin’ yque les encarga alos significades “ya constiuidos” la tatea de vehicularel mensaje de oposicién, yotea que “considera l cardeterideoldgico del proceso de significaciGn como alge que hay que desafiar", basdnclase en la idea "de que los mods babi- tuales de representaciin constinayen formas se ba subjee vibe —al sujeco fijado por el carscrer certado de la obra, por ejem- pla — caracteristicasde una cultura patriazealo masculina,y que eseribir al modo femenino’ es en sf desafiar ls constitucién idoo- Uigica de las modos predaminantes de representacisnt™”, Reincorporara escrivira de mujetesa las dindmicasde entreceutzamienta palémico de las miilciples series discucsivas e ideoldgicas que animan las tradiciones literarias lel cexto, obliga la critica femsinistaa pensarla femenino siempre en senstin con el marco de la intercextualidad cultural y:no como una dimen sidn pura y homogénea que se mantendiia aislada de los proce eager Madd Cede, 2991, pp 33092 sos deinstirucionalizsein dela culeura, Reubicarel rextode las mujeres como una parte activa de fa wadicign cultural con la que éta dialoga y cuya autotidad interpela, permite entender mejor la relacida continutdad/rupcura que puede llevar la “ifs ren a intetrumpirlossistemas de identidad y repeticidn of- ciales, Ninguna teaclicin lteraria ests heeméticamente sellada por Lagontinuidad de unasola y tinica vous Lengua, historia y tadieign no son totalidades monoliticas, inquebrantables, sino secuencias fitmadas por distincos —e irrepulares— planos de consistencia que enttan ew muileiples batallas de cédigos. Aun= que ls reglas del combate entre lossignos estén precondiciona~ das ideoldgicamente desde lo masculine, las mujeres no pueden darseellujo de tenuunciae a parciciparactivam en estos cam resde Lreultura pars generaren stinterior entrelineas rebeldes por donde se filreany déseminan los significados amtipatriarcar les, Sabemes bien que muchos cextos ce rmujeres—por mime: nw pasivo! por subordinacidn filial a autoridad patetna de la tradicldn caméiniea— slo obedecen el provocola dela euleara laminate y reproducen incensciencemente sus mismes for- matos de subyugactén masculina, Puede ser efectivamenie, que tuna mujer que toma Ia palabra sélo to haga para rendirle wav culina dela cultura tributo conformista ala presuposicién m establecida, No basta com la determinante sexual del “Ser mujer” er «seritures minositarias. Tampoco basta con desplegar temécica- esora de las para que el exte se cargue dela potet chop Sparen a4 "Alver= ua dey. Ewin Die Se mente el tema de la mujer y de la identidad femenina para que el teahajo con la lengua produeca —y no simplemente re-pro- duzci—la diferencia genérico-sexual. La pregusta no consist, entonces, en saber gnéseria lo “propio”, odistinio, de una esei- cura-“mujer” (como sit rexto fuese el vebiculo expresive dewn, conjunto de atriburos predeteeminados por las rarones del gé= nero que vienen de una realidad externa a la literatusa mista) sino, mas bien, en coho testualizar las marcas de lo Femenine para quella diferencia genéxico-sexval logre zomper desde lass- critura com las identidades bomogéneas y precomstituidas. La insiscencia en el caterer semidticadiseursiva de la cealidad ba sido una de las conquistas tebricas del feminisme que pudo subrayar ast el valor “conseruido” (represeatacionall dle las marcas de la identidad "masculina” y “femenina” que la cultura sobseimprime sobre los euerpos “han y “mujer”: tuna cultura que obliga dichas mazeas de pénere al calce anacd mico para justificar—sustancialistamente—laijeza de los ras gos que separat lo masculina de lo femenina, La demasteacién de como la idemtdad y el género sexuales son “dectosde signi fie iin" prodlucidas por el discurso cultural que la ideologia indo a través ce su mecalisica de las ptriareal a ido nat sustancias,e9 crucial para romper ean el detetnsnismo de la re lacién “sexo” ("mujer") /“género® (Hemenino) vivids como una relaciin plena, unfvoca y transparente, Al movilizar la nosién de géneco «través de toda una serie de desmontajes tedricos que muestran cémo dicha Hocién ha sido modelizada por determi- nade convencionesideal6gico-culturales, la ercea feminista nox permite alerar esas convenciones reelaborando sus marcas en nnucvas combinaciones de pensamiento y subjeividad. sta de-sustancializacién de lo femeninn es indispensa: Fy ble para que la pregunta por la “literatura de mujetes en lugar dle caer en las trampas del esencialismo que amarea sexo eidenti- dad a una decerminaciéa originara,vincule mds eomplejamen= ve entre sla vondieirsrsual, a pertenenct de gener la espee rena del testa, Micntras que un tipa de feminism liceraio (esencialist) tiende a suponer como naturales ls asociaciones dle identidad fue térmainas como “mujer, “sctitua” y * ‘nino poncn cn velacién de contiguidad expresiva, otratines ex tica (la postestructuralista) considera que estas asociaciones de= ‘ben ser deconseruidas para problematizar cada uno de los eéeni ‘nos mediante os cuales la ideologia naturalista quiere expresar tuna unidad de significado plena y transparente como, pot ¢jem- plo, la “identidad ferticnina”, El escalldo del sujeco y los descentramientos del “yo” ‘que la teotia contemporiinea sadicaliad en su consigna antihu- manista de la “muerte del sueto” (al menos, de la muerte del go trascendental de la racionalidad metafisiea), le exigen al feminismo repensar la identidad sexual ya nocoma la autoex- presidn coherente de un yo unificade (por “femening” quesea su modelo), sino como una dindmica tensional cruzada por tuna muldipl dad de fuerzas heterogéneas que la manticnen ‘en eoastante desequilibrio. No podemos seguir hablando de ‘dencidades masculinay femenina como si estos tétminos de- signaran algo ijo¢ invariable y no conseelaciones Auctuantes, Si algo debis aprender el feminismo del psicoandlisis es, pric mero, que el sujeto del inconsciente sexual jams coincice con- sige mismo porque la diferencia masculina J ferenina estd siempre atcavesada porla conmadictién interna ce una subj vidad en constante procesa y movimienca. Y, segundo, que “la femineidad no se logra simplemente y jamds se aleanza por 26 complera, no porgue lo Femenino sea puro vacio ocarencia tal coma o sugiets la axioneitiea castradora dela Falea (asa ppiana) sino porguc la rlacién de la inujer con lo simbélico parte dena inadesuacin bésiea que la hacesentisea ell ex tranjeea al pacto de adhesién y cohesiém sociales que sella Ia autoidentidad a trayés del sonsenso sociosmaseulino. Esta in- adecuacidn basiea hace que lo femenino esté siempre de noe {a femenino como déficie simbético) o de mes (lo Femenino ‘como excedente pulsional) en relacidn a las fromteras de perte> nencia-pertinencia qucordenan ¢l mapa-de las configuraciones ddelaidentidad soctal. Esta sensaci6n de desealec Heva las mut= jeves a vivirse como margem; como orilla y Frontera —como bicacién limierafe— respecto del sistema de caregorieaci social y simbolizacidn cultural. Si bien es cierto que lucha intelectuales para las mujeres, Los merimientos femi- tistas més diteetamente vineulads al activistro social ienden adesconfiar de la teorfa por considerarla sospechosa de repro~ ducie las condiciones de desigualdad opresiva ligadas a una divi cian de loclibros ala concrecidn de la experiencia, la especula- del trabajo” que opane el pensaral aces, fa abstrace cién mental al contacto Fisica con Ja realidad diaria, lx clase media intelectual al mundo popular. Muchas feministas tada- ‘via ereen que la intelectualizacién del discurso hace caer a las mujeres en la ttampa faloerdsica que vincula el poder-declars- xn a la rarén-como-poder. La teotla serla, para esas ferninis- tas, un discurso de autoridad culpable de repetir la censura mantenida durance siglos por el daminio conceptual del Lo- {gos (masculine) sobse la cultura del cuerpo y det desea que asocia, naruralmente, lo femenino alo subjetivo y lo afeesivo cel "yo" vivencial savers vada del eo" Expeienca vtepeesac6r: I ence. inoarmeicane”pabliadnen Reta aroamencanut 176175, ula Vera! de Paceburgh, Peto, al mismo tiempo, hay mujeres que han desarso: lado en Ia escena eulryral del feminismo concempotétiea un twabajointensamente erica queentta en ardua comperencla intelectual con Ja produccidn de conocimis las disciplinas, La ve signos" to que Formulan dad es que ya no podemos abordae los ‘mujer” ygénero” sin encrar en didloge con esta aguda producalin Yedrica del femsinisme ms reciente que ctuza la flosofia, el psicoandlisis y la deconstruceidn, la crhtica eultue tal, El problema es que, mirada desde los bordesinferiores de tuna cierea gegrafia del poder culzural, esta producclén de cor. tepostestruccural que inspiral femninismo deconsruccive Ja snarca subordinante del contenta académico- metropolicano que la ofganiza a través de sus eaelenas interna clonales de congresos y publicaciones, La relackinde conflieww que se establece entre quienes se ubican en la petiferia latinoas tmericana y laceort HHeva ins fa internacional del ceneco, coma 2 menuda Ia forma de una oposicién entre experi iencia (el mundo prdcsi- co dela vi ida cotidiana y de la incervencién directa en la vida Social) yliscarso (el mundo sbstracto de la rcflexiin ecpecula. iva y del academnicismo}, Me propango aqui avetiguar de qué modo esta oposi- ihn entre experience (la realidad latinoamesicana) y dincurvo (cl dispositivo tedrica del centra) refuerza la cadificacién de una “orredad” de lo femeninoy lo latino nericano peligrosa- mene asociada a los mitos, los sentimientos y tas ideologtas de lo natural como-conciencia esponténea y como narracién primaria deun terrtorioy un cuerpo de origen 30 Cuerpo y experiencia Bl modoen que cada sujeto cancibe y practia las rela ae + todo un sistemade repre: Jones de género est mediado por todo Un sist bis Jos pracesot de subjerividad a teaves sentaciones que a oa de formas cultusales y convenciones ideolsgicas, Los ie “ombre® y *mujes” son construcciancs discursivas queel len- note i rficie anatsini- gue dela cultura proyeetseinscribe en la superficie a = Je los cuerpos,disfrazando su condicidn de sight (atticu wos nstruidos) cras una falsa apariencia de verdades matura- fosy constiuidos) ae Iss ahisrrcas!, Nada ms urgemze; entanets, paral oe sca que rebar la aetafisicn de una identidad ong cia fem i fija y permanente— que ata, deteriinistamente, el aria —fija signo “mujer” ala trampa naturalists de las esencias y Las = aes Y para cumplir dicha tarea, la erica ine a a = ommac prioritariamente en cuentact lengua yl iscuso, ps que és40s som los medios a través de los cuales se ori ideologia cultural que pretende convertic Io aon ney femenino en signos de identidad fijos e invari ms ne tuna formacién discursiva que, delibersdamente, confunde ma "| dacs el tunaleoay significaciba para hacernos steer que “la Biolog! aoa acerea del caricter La teorla es lo que forma consicicia iscussivw dela real-sacial, exhibiendlo cémo ha sealiclad se encusn- tra siempreintervenida por organiracionesclesignifiesdas. La teorla tambidn, lo que le permite al sujeto teansformaresa realidad i gic “Hern io ian, tsps ae men topo corel rss por raga a NS sere Jah fe ee et ae Go Cero, Wena esa Atos aa 31 dada como natura al abrir los signos que la formulan 2 nuevas combinaciones interpretativas capaces de deshacer y rehacer los rayectos conceptuales que ordenan su comprensidn. Para dl Ee timo, renunciara a teorlasecla privarse de las heeranniereas reel permitcn comprenider ya la wer, mangfiymaar el sistema dhe imgenes, representaciones simbolos que companen fa logics lad social dominance y discursiva dal pahsamienco de la iden serfa, ademis, contribuit pasivamence a que petmanczca incues- sionads la evanipulacidn ideobigico-discursiva de las eategartas “hombre” y "atujer® dela qué s sirveese pensamiento, Para mu- chas entonces, el feninismo 6 teorfa, ¥ “el feminismo es tania deldicuno...pooqueesunasamade conscienciadel carder ds cursivoses deeie; histérico-politico de lo que llamamos realistad, cies cavieter deconstruccién y producto yal mismo tempo, un sncento consciente de partcipar ene juego politica yen el debate pisvemol6gico pata determina una cansformacion en las extrac turas sociales y-culturalesde la sociedad” Estealordaje semidtico-discursivo deo socal ylocultu tal que deriva de las conquistas tericas del ferminismo pastes: ‘ructuralista—. debesia resultarnas comvincence y eficaz (también cen Améries Latina) pata pensat sobre idemtidadl diferencia y alte minigta internacional circule a ridad. Pero el hecho quis la sora craves aquelles higicas de wepreduceiGn universitaia que globa- lizala academia nortcamericana, ha suscitado enérgicasreactiones eine las feminists ntinoameicanasqjue, entre otros efectos ae cai al teoticlsmo metropolitan de corte postestracturaista de porronearlas eategorlasde “realidad” yde “experiencia” en las que se materistim la dimensién politico-social de lx idencidad en Honanroe y wor del cle razones para un deb an 1992. 9.413 fia Cale ‘América Latina, Las feministas atinoantcricanas compiometidas con la movilizacin social y polltica desconfian de la hipertewtua lizacién del cuerpo yde la sociedad que profesael deconsttuccio- nistio académicoz in deconstruccianismo culpable, sqgin elas, de hacemos creer que lo real es un pure artefacto discunivo y que elsigna “mujer” notiene mis exisencia que la lingtiftica, Para las Feministas de Las protestas sociales, sabre tode enn escenario camo el latinaamericana donde las condiciones bistéricas de explotacién y opresién cefuerzan la desiguaklad seul en la que seafirma el patriarcado, las sofisticaciones del teoria metropolitana tesultan clemasiaco clusivas, Ellas opinan que se necesitaaqul ms accidn que diecurso; ms eorapromiso is demu politica que sospecha flaséfica n testimonial que arabeseos ceconstructives. La hipertextualizacién del ewerpo y Ge la saciedad de la que se culpa al postestructuralismo y sus ‘mods te6ricas metopolicanas, ha gencrada reactivamente,en ese feminisme Latinoamericano, una defensa del walorde La “ex- periencia® como gurantfade una vinculaeién directa cen la reali« lod de las rmujeres y su problemdtica soxial, Se traza asf una oposicidn entre prdctica lasinoamericana y reorte metwpolizana (que engarza con la ancetior divisidn entre experdenitie(uatentici dad defo vivido, espontaneismo dela conciencia} y representa: idm (abstraccién conceptual ¢ hipermediacién discursiva). No podemnios desconocer que la reivindicaciéneritica de la categorfa cde “experiencla” hasido especialmente valiosa parac feminismo, ala condicién de no eonfiandita cow el reseate na turalista de un dato primario*, Tamade en su dimensién ya no lado “Experience” de Jun Seos, publieads en Hipangutt, N°, oid 1999, Pablicoci de In Acacia Angertita de Mu Jer en Toes, Burne hie, Renata, par eemplo al erase oo ‘ontolégica sino epistemolégica, el concepro de experiencia tie- reel saludable valor critico de postular formas de conocimiento pparciales ysituadas,celativasal aqui-ahora de una construccién local de sujeto. que desmiente el falso universalism del saber uedetiendedd sistema de generalisacién masculina, En contea dela abstraceién neutralizante del saber, la revalorizacién femi- nnista de lagexiferiencia sirve para afiemar Ja concrecién smaterial-social de una deserminade posicidn de sujero, specific cas un contexto particular de relaciones sociales y sextales. El recurso-a la “experiencia” (la persona-cnesituacidn: subjecividad yreontexto) merece, efectivament, ser defendida coma ka tesis dle la cicailicidad de! saber objetivo y de la especulatividad del saber filos6fice como saberes puros, sin: mareas de determinae cidnscatal (sin a huella de ninguno delas conflictos de género que se desatan en torneo. lalegicimaciéa y apropiacidn del sen tido), En su dimensién teético-politica,ta "experiencia" subraya la localizecisn critica de umsujeto que incerpelaos eSdigos do- minanees desde un lugar de enunciacién siempre especttico, -materialmente situado, y designa proceos de acticacién que do- ‘tan a4 sujetoe movilidad operatoria pata produeiridlemidad 1 diferencia en respuesta ciereas coyungurasce potter, Si trasla sdamos esta dimensidn crftica de le “experiencia” al eampo del feminismo larinoamericana, deberla entonces servimos para de- fonder uncontexto de operaciones partir del cual elaborse for- mas locales de prodaccidn tesvica, Tamto seorizar la experiencia {darle« sta el rango analitico de una con sttuccisn de significs- dos} como dar cuenta de las particulares experiencias de da searia aque realza la crfticafeminisca latinoamericana en espacios cul- ‘uralesnio homologablesa ls codificacianes metropolitanas,pasa porafirmar el valor tetico de un conocimienio sivuade: in eo Mi jenko quese reconioce maread pot una geoprafiaincerna- cional desubardinaciones de poder y que, adcrnés,reivindica la afirmacidndel contexte como un recurso tril para Oponerse aun cierto nomadismo postmodernista que lo deslocaliza cado sin cesar borrando peligrosamentefianterasy antagonismos “Con. 1an, en este casa, cl mado cor stragen- texto” y “experiencia” desi sey situacionel através del cual ls feministas lcinoameticanss pioducen teorfa, Peso si bien nos es dil rescarar esta defensa {ceéricoepolltica) dea experiencia’, debemos seapecharslel 0 co que sucleihacer dedicha eategorfa ciertas cendencias preerl feminists latinoamericanas que dotan a la experiencia de «in valor pre-discursivo o extra-cléscursivo; un valor que parecerta ligado 2 una realidad concebida como anterior y exterora las ‘mediacianes eategoriales y discursivas, como fuemte de un co- nocimiento vivenciado desde la nacuraleza (cuerpo) 0 desde la biograia (vida): un conocimiento directo, in-mediaro, ‘Ladefensa de uaa antetiotidad yexterioridad al soncep~ ia" “cuerpo” estaba ya alc to mediante palabras como “experien presence cnuncierto modela de “esertuta Femenina” qu ‘vouna primetaertica literaria feminista influida por Luce Iriga- ray, Helene Cixous y Monique Wiig. Lo que proponia ese modelo ctitico eta dejar Aur la materia corporal tracicional: mente censuirada par el modelo logocenttico de racionslizacion rmasculina para que, thavés de una estétiea de tos flues libidi- dicamente, mis acd-y mis alla ske nates, se deslzara y circu Jabarrerasinedctica del Logos, todo lo que praduce ritmo, came maigenia cel cuetpa de la mad-e —del yy deseo, La lengua “yeqpo acuetpo” con la made (Irigaray}— actwaris como un depésito sensorial y afeerive de vivencias femeninas que son anteriores al corte proclucide porla estructura de vacios, ase 8 cas y péididas ala que, después, es consdenada el sujero por dl apeencizaje(paterno) dela engage apera una semiotizacién masculinade lo real Esta imagen de un cuerpo pre-simbdtica an cerpo anuerios al corte Tingafiico y la legisacidn parerna del signa} ha Llevaclo: muchas feministas.a buscar el sell mitico de tuna fusién originaria con ta made que les daria a las mujeres escrcoraslqopbrunidad de expresar una subjetividad prizmige- nniay“auténticamente” femenina, con wha vee no mediada por ta epreentacidn masculina; una vou supuestamente anterior vaciones y sus ideologias. La “experiencia del cuerpo” sirse de matria natural (femenine-taverna) de ura feminidad cginaria cu aes ritura dels raujetes debris rememnora f> ‘eamapnte ateavés de una postica dé los afectos. Ex cierto que lo pulstonal-semidico conforma un estraro de lasubjetividad que ha sido reprimidte 0 excluido por el sonteara mascufino de Jos «cierto también que dicho werarse como ina fuerea deses- ruiciutante, subversivamence conttaria la hegemonia cotali- zanedel Logos masculine, Pero sublirnar la fantasia primigena deum cuerpoanterioral verbo ya la representaci6n come ideal elo femenino, contribuye lamentablemente a desactiva la ne- cesidad tedrico-politiea deque cl sujeto-mujerenfeente a tare crftien de re-articulatte discnrriewmenten través de las institucio- wees de la cultura, Ladefensade una corporalidad primaria coma depésico arcaico de lo femening proyecta tn tmaginario femenine del uerpo-natwrnteaa que s hace fllmente eémplice de la concep cin metaflsica del serlasinoamericana como pureza orighnaria aquecmanade un continent vegen, Sabemos de toda una ade : La alegorizacién postmoderna de lo femenina yeldesalojo corporal de las mujeres del emblema de lo ne-Uno Muchas feministas descontflan de cémo la desmovilizae dora resis postmoderna de la “erisis del sujeto” —que pone en dua coda rasgo fierre de autonomia y emancipacién— llega a triunfiz justo ahora cuando, porel lado de las mujeres, asistimox al erectente frtalecimionto le a teora feminista.Paea ests Ferni- nistas, es sospechiosa la coincidencia que leva la postmodernidad 1 certificar la disolucién de la identidad y del sujet jus cuando las conquiscas tedticas y politicar del feminisma permiten garan- Tizarcierascondiciones deautodefinicin pata las mujeres quelas convierten, por Bin, en sero: en accoras des mismas’ "Ast la forms N. Harness “Taree a ‘url cud engender de a tris eae, Sea te * ni 1 de mooie qué hemos sido sile ene ‘nos & eels mae el dereche a noribeannos a nasatras mists 08 come abjeroe ce la hind} pak pamclinin py Vetek fawndeabee aa so Por mucho que evitemws cacr en lecturas conspicativas, na podemos dejar de notar que fs ilosoflas de la decors ciém emitea signos perversos. La postmodernidad de fin de glo se conflesa trizada por la evisis de las jerarqisas unirersales {cencralidad, totalidad, finalidad) quegobernaban el pensianient de lo Uno; la postmodernidadl acusa las falas de aque sujetor desle slempreduetio de la metafisica occidental y, mediante wi gesto bastante insidioso, decide ahora reacontuar favorablemen« ‘te —con una marca conplicitariamence femenina— coda lnse- sie de erizaclurasy descomposiciones dela risena tradiciin falox gocéntricaqucusé, durante sighs, para excir tla no-mascul- no desu narracion maestea Antes, cl discursa de li filosoffa accidencal era lo que la critica ferninista debfa refurar en su condicién de rotsfizaciin opresiva y de sisematizacidn represiva. Hoy, una cortiente de este mismo discursa filoséfico Hamada “deconseeuccidn” se muestra artepentida de canta prepotencia y tome [dinicativa de aurocrticar sus presuposiciones masculinas deauroridad, robin. dole as(al feminismo su protagonismo critico en a desmontaje del relazo falogocénttica, La filosafia de fin de siglo reivindica “pare ste prvileglo —femineinante—de la ateridad del des- quejarse ahova las Fern nistas, se centramienra, {De que podets pregunta Francoise Coli, si la filosofla misma ha entablado su*hacerse mujer” en las vemdticas de lo no-tine, deta diferen- ciao de la diferance, de la diserninacidn, de la vuloerabilidad, delng toda”, de lo indefinido, de laalvesidad sadieall™ La situacién es compleja, y esta eomplejidad obliga el wots sre Ly ica Gel sc! Hdets Univers de aeaos Aes, Revista Hose 1, Fac ages 2997, 4 feminismo dehoy-a desplegar codassus astucias, Por un lado, la deconstruccién filosdtica del Sujeto Teascendental de la metall- sica oecidenta le arma al eminismo un escenario propio a la revaloriaacién de lo “otro’(y'de la “otra”) que ls modernidad ‘habia marginaclo de su imperio de la raed y verdad damninan- tes. Yes posible, entonces, entender “la crisis de la modernidad ‘om gla destruccién de las bases masculinistas de la subjetivie dad clisica"s, a partir de lx cual reivindicar (emeninamente) el lugar de Jo dlescenttada y To innersticial y, tambien, bacallar (fe ministarente) por rransfozmarlas coordenaedas del poder sexual dela masculinidad hegeménica que dicha modernidad ocupé ‘como vector de universalizacién, Pero par otro lado, lo femeni- node la deconstruccin quesa gencralments circunscrto al pla naespeculativo dela sbstraccidn floséfica por los autores mas culinos que cultivan literariamence su metéfora sin que ellas sujetos se sicntan minimamente obligados a esteblecer algun compeotnisn prictiew con las mujeres reales de la lucha politica y con la accidhn cedrica del feminismo®, Las mujeres del Cap Ovens criti fein del pt cameron io cre aig oy bs dad dl cruce wpaene eat medeerista del presence teyarnde eel ich que, pee alo fivorable de exe eruce que poesia aera ompliciladessmelecraaes, ype aque “une de lraspecton mérantesalenter ds facts cultures ee presen dena nice wo eine "lar Seto porch hone te ene si xk Ss crcin de ommeation ale In diferencia sens en Tose nec lp neta faba dun hota sid” dara dle eampons at ig wens, Ps suey de fy ates: asta ye Dosunodernisna”

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