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i ACTAS DIGITALES DEL XXXVITII ENCUENTRO DE GEOHISTORIA REGIONAL VIII SIMPOSIO i PUBLICAS INSTITUTO DE INVESTIGAC! RESISTE MISTORICAS- CONICET/UNNE SEPTIEMBRE DE 201 Ii G HI Armalz, Juan Manuel ‘Actas del XXVIII Encuentro de Geohistoria Regional :Vill Simposio Regién y Politicas publicas / Juan Manuel Amaiz ; Maria Silvia Leoni de Rosciani ; compilado por Maria Laura Salinas .. fet al]. - 1a ed compendiada. - Resistencia : Instituto de Investigaciones Geohistéricas, 2019. Libro digital, DXReader Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-4450-07-4 1. Historia Regional. 2. Historia de la Provincia del Chaco .3. Historia de la Provincia de Corrientes .|. Salinas, Maria Laura, comp. Il. Titulo. DD 982, Fecha de catalogacién: 26/06/2019 Primera edicin. ‘Actas del XXVIII Encuentro de Geohistoria Regional. Vill Simposio Regién y Pol Compiladoras Dra. Maria Laura Salinas Dra, Fatima Valenzuela Disefio y maquetacion DG. Cristian Toullieux ‘© Instituto de Investigaciones Geohistéricas (IIGHI)-CONICET/UNNE Av. Castelli 930 (3500) Resistencia (Chaco) (Argentina) Correo electrénico: iighisecretariaagmail.com ISBN 978-987-4450-07-4 Impreso en Argentina - Printed in Argentina Queda hecho el depésito que marca la Ley 11.723 necesariamente la opinion dela Institucion que a edita ‘Queda prohibida la reproduccién parcial 0 total por cualquier medio de impresién, en forma idéntica, extractada © mociticada, fen castellano © en cualquier otto idioma, Las opiniones vertidas en los trabajos publicados en esta compilacién no representan XXXVIII ENCUENTRO DE GEOHISTORIA REGIONAL ISBN: 978-987-4450-07-4 PUBLICAS |222ur=uns Saberes y practicas acerca de las termitas entre los Tobas del oeste de Formosa (Argentina) Nicolas M. Kamienkowski ‘CEFyBO-CONICET/UB ricokam@gmaileom AUTOR Los Tobas (Qom) del oeste de Formosa (Argentina) son un grupo indigena cuya economia tradicional es la caza, la ‘pesca, la recoleccién y, en menor medida la agricultura. Actualmente viven en forma sedentaria en pablados rurales y peri-urbanos, y suman alrededor de 2000 personas. Este trabajo forma parte de un plan de investigacién que trata Ja ernoentomologia de este grupo humano, cuya finalidad es estudiar los saberes y pricticas de esta sociedad en re- lacién alos artrépodas (insectos, arécnidos, miriépodos y crustceos) de su entorno. La metodologia aplicada adopta tun enfogue cualitativo ¢ incluye entrevistas prolongadas, colectase identificacién de material biolégico, y consultas bibliogréficas. Durante trabajos de campo realizades entre los aios 2011 y 2018, se pudo reunir un ingente reper- toria de conocimientos relacionados con la entomofauna local, que se encuentra inédito hasta el momento, En esta oportunidad se presentan avances, ala manera de estudio de caso, haciendo foco en los saberes de los Tobas acerca de la termitas (Isoptera). Los resultados nos revelan una riqueza de t6picos vinculadas con su cultura y sus prcticas concretas y cotidianas, Estos abarcan los siguientes campos: nomenclatura, conceptos sobre morfologta y ecologts, efectos como plaga, usos de los termiteros en fumigaciones, cultura material y,finalmente, su papel como anunciant, en la medicina y en el chamanismo. Esta investigaci6n muestra que los artrépodos tienen implicancias muy directas cn la Vida de los Tobas, y sus resultados pueden servir no solo como aporte académico, sino también como apoyo para RESUMEN mejorar sus condiciones de vida, asf como para contribuir en el rescate de los saberes tradicionales. Introducci6n Esta investigacién se inscribe en €l campo de la etnoentomologfa, la cual estudia el conjunto de los cono- cimientos y précticas, asi como los aspectos afective-emocionales de una sociedad o grupo humano en relacién a los insectos, extendiéndose tam- bién a otros artrépodos (Posey, 1987; Santos Fita et al., 20093; 2009b; Hunn, 2011). El propésito es cono- cer, interpretar y reflexionar acerca de otras concepciones del mundo, 0 bien de los otros mundos desde las perspectivas de las distintas socie- dades humanas (Viveiros de Castro, 2013). En ese sentido, el objetivo de este trabajo es estudiar tanto los dis- tintos roles que poseen las termitas entre los Tobas del oeste de Formosa, asi como los conocimientos y pricti- eas que mantienen las personas con respecto a este grupo de insectos. Las termitas (Blattodea: Ter- mitidae) son un grupo de insectos sociales que el conocimiento popu- lar distingue claramente, pese a que sus nidos presentan diversidad de formas y los construyen en habitats disimiles, que pueden ser epfgcos, ar- boricolas e incluso subterréneos. Las sociedades formadas por estos insee- tos se componen de distintas castas, que presentan diferencias morfologi- cas importantes entre individuos de ‘un mismo nido. Torales etal. (2005) actualizan los registros de distribu- ci6n de especies del infraorden Isop- tera de la Argentina, e indican que se cuenta actualmente con 31 géneros yy 81 especies de termitas en el pats. Para la provincia de Formosa existen registros en 9 localidades, siendo 33 el niimero total de especies cataloga~ das hasta el momento (Torales et al, 20058; Torales et al., 1997). En la Ar- gentina, la familia predominante de isopteros es Termitidae, la eual pre- senta una gran riqueza de especies (Torales et al., 2005b). ‘Maltiples investigaciones_mos- traron la importancia cultural y eco- némica de las termitas en diversas sociedades humanas del mundo. Re- saltan por su aplicacién en la medi- cina, magia, alimentacién humana, 493. Maes Temstion 18: Pushos yngiae ol ron ino: lies gies tia veterinaria, y también se las men- ciona como plagas en los cultivos, en el maderamen y mobiliario de las viviendas, como elemento lidico y para producir humos (Lenko & Papax vero, 1979; Roulon Doko, 1992; Mar- tinez Crovetto, 1995; Arenas, 2003; Costa Neto, 2005; Lamna Bello, 2008; Ramos Elorduy et al., 2008; Marti- nez, 2013; Figueirédo et al., 2015). Figueirédo et al. (2015) realizan una amplia revisién sobre el empleo de termitas en distintas sociedades del mundo. Con respecto a América, in- dican diversos empleos en México, Colombia, Venezuela, Guyana y Bra- sil, sin embargo no refieren ningin dato en relacién al Gran Chaco. Algunos autores que han estu- diado la etnobiologia entre etnias del Gran Chaco, han referido datos de cardcter muy general, respecto a las termitas; éstos se redueen a los nom- bres vernéculos y algunas aplicacio- nes (alimenticio, medicinal, entre otros). Estas breves informaciones se refieren a los Toba y Pilaga (Mar tinez Crovetto, 1995: 86), Tobas del XXXVIII ENCUENTRO DE GEOHISTORIA REGIONAL Chaco Central (Martinez, 2013: 14, Tabla 2), y Toba-Nachilamole'ek y Wich{-Lhukutés (Arenas, 2003: 388- 389). La presente contribucién es el primer trabajo espeeffico de cardcter cetnobiolégico dedicado a las termitas entre etnias del Gran Chaco. Los Tobas del oeste de Formosa, autodenominados Qom’lek, pertene- cen a la familia lingiiistica guayeurd, y Feconocen una gran afinidad con el idioma Pilaga, asi como marcadas diferencias con otros grupos Tobas. El idioma Qom es de uso general zado, mientras que los jovenes tam- bién emplean el espafiol (“eriollo”) de manera fluida (Métraux, 1937; Censabella, 1999). La poblacién total ronda las 2000 personas, y se sittian en alrededor de 24 comunidades ru- rales cercanas a los baftados forma- dos por el cauce del Rio Pileomayo (Dpto. Bermejo) y en un barrio pe- ri-ubano en Ing. G. N. Juarez (Dpto. Matacos). Actualmente existen pro- cesos de migracién, sobre todo de familias jovenes, desde éreas rurales hacia el mencionado centro urbano mis cereano, en busca de trabajo y condiciones de vida diferentes. El habitat pertenece a la ecorre- gién del Chaco occidental semiari- do, de cardcter marcadamente xer6- fito. La regién cuenta con un clima pautado por las variaciones en el régimen pluvial, de inundaciones y de temperaturas. La gran variacién interanual del régimen de Tuvias produce fuertes impactos ecolégicos y socioeconémicos en dicha region, coneentréndose el mayor porcentaje de precipitaciones entre octubre y marzo. Elclima es eélido subtropical, pudiendo aleanzar en verano tem- peraturas por encima de los 40°C, cercanas a los niveles més altos de Sudamérica. A causa de las constan- tes crecientes del rio Pileomayo, que se expresa en cambios y desbordes PUBLICAS |222ur=uns de los cauces que atraviesan el terri- torio en forma de bafado, muchas localidades se encuentran en cons- tante estado de alerta, y algunas de ellas se ven obligadas a relocalizarse, sufriendo graves perjuicios (Arenas, 2003; Scarpa & Arenas, 2004; Mo- rello et al., 2009: 54-55, 76-79). Una parte del territorio ancestral (35.000, Ha) les fue adjudicado con tenencia Tegal a partir 1987, sin embargo en Ja actualidad se encuentra amenaza- do por las continuas crecientes de la cuenca del rio Pileomayo o del Ba- fiado La Estrella (De la Cruz, 1995; Cérdoba, 2008: 133). Metodologia La metodologia aplicada cons tid en a articulacién delos siguientes ‘tems: a) trabajo de campo (entre- vistas abiertas y colecta de material biolégico en compafiia de colabora- dores Tobas), b) organizacién de la informacion e identificacién de los especimenes, ¢) busqueda bibliogré- fica, Asimismo, se incorporan notas de campo apuntadas por Pastor Are- nas (com. pers.) hace tres décadas, El material bioldgico colectado se identificé en el Laboratorio de Inver- tebrados (FACENA, UNNE). El en- foque general del trabajo, ast como el andlisis de los resultados, es de caracter cualitativo y multidimen- sional (Arenas & Martinez, 2012). Cabe mencionar que el presente estudio es parte de un proyecto de investigacién més amplio acerca de a etnoentomologia de los Tobas del este de Formosa, que comenz6 en el afio 2011 (Kamienkowski, 2017). Con el fin de consultar términos del idioma local, se recurrié a las obras de Tebboth (1943) y Da Rocha (1938). Asimismo hay referencias sobre tematicas especificas en las contribuciones de Martinez (2013) y Filipov (1997). Finalmente, se con- ISBN: 978-987-4450-07-4 sultaron datos sobre la fitonimia y parte de la zooniminia en las obras de Arenas (1993, 2003) y Arenas & Porini (2009). En particular, res- peeto al idioma Qom, se eseoge una escritura similar a la que emplean actualmente en esta sociedad. Las variantes fonéticas detectadas se es- criben en su forma més recurrente. Las palabras en idioma Toba se des- tacan en negrita, Resultados as termitas y sus nidos Las termitas (Blattodea: Termi- tidae) colectadas en compaia de los colaboradores Tobas, corresponden a cinco especies: Constrictotermes cyphergaster (Silvestri), Amitermes amifer (Silvestri), Termes riogran- densis (Jhering), Procornitermes triacifer (Silvestri) y Nasutitermes brevioculatus (Holmgren). Las muestras obtenidas fueron identi- ficadas por Juan Manuel Coronel (FACENA, UNNE). Estos registros se suman a C. cyphergaster, dato que aporté Arenas (2003: 388). Los Tobas indican la voz qachi- pe'lagae, para referirse al termitero © nido de termitas, lo cual tradu- cen ellos mismos con la voz. guara- ni “takuru”, En el habla cotidiana, esta palabra (q.) se adjudica tanto a la termita como al termitero. Dicha ambivalencia la resuelven nombran- do a las termitas qachipe’lagae lapagat, siendo que traducen la- pagat como equivalente a “bicho”. Asimismo, la traduceién Toba para la termita ~dado que no emplean esa palabra cominmente — es diversa bicho, piojo, piojillo, pulga de tierra, hormiga, avispa. Lo mismo sucede con la denominacién de la ninfa 0 estadio inmaduro que nombran qa~ chipe’lagae goqote’, siendo que qogote’ lo traducen como erfa, hijo gusanito (Tabla 1). ‘Tabla 1, Nombre en idioma Toba, junto con la traduccién indicada por colaboradores bilingiies y su deseripei6n analitica [Nombre Toba Takurn, ticho, piojo, piojilo, puiga de tierra, Traduccion Toba ‘Descripcian analiica Nido.de termita, {494 | Mesa Tein 13; Piss nguas en el Gran Cac: palics Ingisicas yeti mnrksntn XXXVIII ENCUENTRO DE GEOHISTORIA REGIONAL Es interesante notar que, ast como la voz qachipe’lagae se ap! a para denominar a los nidos prin- cipalmente, también se aplica a los inseetos; lo mismo se observa con respecto a los himenépteros meli- feros, cuyos nombres sirven tanto para denominar a la miel, al insecto, as{ eomo al nido (Arenas, 2003). Existen pocos datos referidos a la morfologfa y el comportamiento de las termitas desde la perspectiva Toba, lo cual posiblemente se deba a las dificultades de observacién a imple vista, ya que éstas poseen pe- quefio tamafio, polimorfismo entre castas y modos de vida ocultos a la luz. Algunos de los comentarios ex- presan sus observaciones: “qachi- pe'lagae al parecer tiene agua en la pancita y no tiene alas.” “No pica qachipe'lagae”. Por otro lado, se menciona que “parece que tiene dientes, porque come palos duros como el quebracho o el palo santo”. Una persona indica que “no busca sangre, s6lo anda”, Finalmente, hay quienes indican que qachipe’lagae tiene reina. Con respecto a los nidos de las termitas, desde la biologia se conoce que estos pueden consistir en gale- rias excavadas en la madera, bien estar formados por un complejo sis- tema de tineles, galerias y cdmaras interconectadas. En este sentido, la ciencia Toba tiene sus explicaciones, se meneiona que las termitas sue- Jen construir canales que asemejan “mangueras de tierra”, “parece que no tienen su cueva, sino que fabri- ean su nido”, “llevan los pedacitos de palo para vivir, por eso es bien du 10”. Describe una persona que las ter- mitas empiezan desde abajo llevando tierra y formando los canales, y de esta forma van preparando el termi- tero, que puede asemejarse a “una botija grande”. Respecto al material de construccién de los nidos, se indi- caque “no se sabe sies tierra, aserrin del monte 0 yuyos” (Fig, 1). Las personas refieren que se pueden encontrar termiteros for- mando monticulos sobre el suelo, debajo de la tierra, sobre los arboles =e REGION Y . Potmicas ————_ ISBN: 978-987-4450-07-4 PUBLICAS [Saas Figura vedel enlabs © junto a la base de los mismos, en el monte, en la costa del bafiado, en las viviendas y en los eercos de los huertos. Indican que existen distin- tas clases, segin el habitat donde se asientan los nidos. Esta clasifica- cién se basa en criterios ecolégicos que refieren al nido, y no al insecto en si, Una frase sintetiza: “Existen distintas clases de qachipe'lagae [nido}, pero el animal que lo hace es siempre el mismo”. Una defini- cién al respeeto es que el “takuru” es alewa lahe’, lo cual significa que “estd en la tierra”, que “pertenece a la tierra”. Mientras que otras perso- nas afirman que “este viene de aba- jo”. Esta forma de circunseribir las entidades a determinados ambitos 0 dominios ecolégicos, puede con- siderarse una forma de clasificar los organismos conocidos. Respecto a la relacién con otros animales, la gente Toba conoce aque- Ilos predadores de las termitas, entre Jos cuales se menciona a las perdices, (Budromia formosa, Tinamidae), el “tatii carreta” (Priodontes maximus, Dasypodidae), y particularmente el oso hormiguero (Myrmecophaga tridactyla, Myrmecophagidae) y el oso melero (Tamandua_ tetradac- tyla, Myrmecophagidae); estos dos ltimos mirmecofigidos, que ade- més se alimentan tanto de termitas 495. Maes Temstion 13; Pushes y nga ron Cin: lies gists esti ate Colaborador Toba ensefiando un termitero as{ como de otros insectos pequefios. El estudio del ciclo vital de estos insectos, desde la perspectiva Toba, presenta ciertas particularidades. Refieren que en épocas de Iluvia, las termitas “salen con alas y después cortan las alas”, y asi busean formar otros nidos. Esto puede correspon- derse, segiin la biologia académi- a, con la aparicién de individuos reproductores alados que realizan los vuelos nupeiales con el fin de dispersarse y formar nuevas colo- nias. A su ver, se indica que cuando qachipe'lagae [termitero] “esté viejo” o “cuando més llueve’, ya “se anuncia como hormiga”. Es decir que en ciertos momentos se obser- va en los termiteros, la aparicién de insectos con aspecto de “hormiga”. Si bien podria interpretarse senci- amente que las termitas se trans- forman en formfcidos (Hymenopte- ra), cabe aclarar que la traduecién al espafiol ~dada por los Tobas~ se puede prestar a equivocos. Pues qa- chipe'lagae lapagat (Termitadae) Jo traducen al espafiol como piojo, pulga, hormiga o avispa (Tabla 1), ¥y dichas especies tienen sus propios nombres en idioma Qom y son el ramente diferenciadas por la gente. Esta situacién muestra que la tra- duceién del idioma Toba al espafiol, posiblemente no sea del todo preci XXXVIII ENCUENTRO DE GEOHISTORIA REGIONAL sa. A esto se suma el hecho anterior mente mencionado, que los Tobas no emplean comtinmente el término “termita” (Tabla 1). Aquf se evidencia que, por mo- mentos, la ciencia vernécula y la académica no estén hablando de lo mismo; aunque se empleen términos homénimos al traducirse. Asi como sugiere Viveiros de Castro (2004), se hace necesario explicitar dichos equivocos, comunicar las diferencias entre lenguajes y visibilizarlas, presu- miendo que éstas existen siempre. En este sentido, Medrano (2013) refiere que las especies —desde la perspecti- va'Toba~ no son compartimentos de- finidos o cerrados, a diferencia de la biologfa oecidental, y propone aplicar, en ciertos casos, un criterio ecol6gico para explicar las. transformaciones entre seres. Por ejemplo, en ocasiones los termiteros pueden albergar hor- migas (Hymenoptera: Formicidae) termitéfilas, lo eval podria explicar la perspectiva Toba que indica la tran formacién entre una y otra especie. Ciertamente, las termitas y las hormi gas presentan parecidos en el tamafio, en su habito social y en los nichos que ‘ocupan, incluso en la posibilidad de producir individuos alados en épocas de Iluvia. Sin embargo, cabe aclarar «que las hormigas (Hymenoptera: For- micidae) son claramente distinguidas bajo la voz peho’. Tanto el sistema clasificatorio, los aspectos ecolégicos asi como el desarrollo 0 ciclo vital de los orga- nismos, desde la perspectiva Toba, revelan que es necesario rever y re- flexionar acerca de nuestros propios modelos interpretativos en las etno- ciencias, Las termitas como “plaga” Las termitas son reconocidas por habitar también los sitios do- mésticos, pudiendo Megara oca- sionar dafios sobre las estructuras hogarefias como son los horcones, ss vigas 0 los techos de las vivien- das, o bien perjudicando los cereos de madera de los huertos. (Fig.2). El término “plaga” es mencionado para referirse no sélo a las termitas, sino iON ¥ ————— Beciicas —— Be PUBLICAS [=== Figura 2. Canales de tierra construidos por las termitas ISBN: 978-987-4450-07-4 hbuclas dela depradacion dela madera por ctecto dela temas (er) también a otros animales invasivos 0 perjudiciales, Otra observacién indi- ca que las termitas “secan’” los arbo- les cuando realizan sus nidos junto ala base de los mismos, cerea de la ratz, Se afirma que: “cuando entra gachipe'lagae ya hace para vivir, ya no vive en la tierra, si tocan ar- bol...drbol ya seco, hacen para vivir arriba’. Las pocas personas que practi- can la apicultura convencional entre Jos Tobas sefialan que las termitas pueden anidar en los cajones: “quie- re usar la pieza de los obreros, van levantando como manguera de tie rra para entrar’. En este sentido, se afirma que la abeja “extranjera” (Apis mellifera) abandona su colme- na si tiene cerca a las termitas pues esta “es enemigo de la mie!” Para contrarrestar la aparicién de nidos de termitas en las vivien- das simplemente Tos barren con una escoba, mientras que en los huertos algunas personas emplean insecti das industriales. Esta informacion se suma @ aquella aportada por Arenas (2003: 329-333) quien profundiza acerca de los animales perjudiciales en el Ambito doméstico. Termitas en la madera ‘Uno de los entrevistados refi en relacién al estado de putrefaccion de la madera, que “qachipetagae 496 | Maes Temtion 13: Pushos yng ron Cio: ties gists estate anuneia cuando el palo tiene tierra”. En este caso, el colaborador se refie- re ala degradacién de la madera, que adquiere apariencia terrosa, debido al habito xil6fago de las termitas. Bsto tiene un importante valor en la vida cotidiana ya que habilita o inhabilita lamadera en su aplicaci6 cabe considerar a las termitas como posibles anuneiantes, rol que ya se habia asignado en estudios previos a otros animales, como por ejemplo, ciertas aves (Arenas & Porini, 2009). Asimismo, se indica que “si la ma- dera tiene qachipe’lagae no sirve para cama porque se puede quebrar, mejor poner en fuego; nosotros no cuidamos [q.] porque no comemos, asi que al fuego només”. Se advierte que “cuando se junta lefa, debe cui- darse que ésta no contenga dentro qachipe'lagae, pues esta no sirve ya que tiene tierra adentro”. Contra- riamente, otro dato sefiala que el lefio seco con termitas, igual se puede usar en el fog6n, Como suele ocurrir, las opiniones son heterogéneas (Fig. 3) Humo de termitero Se reunié informacién acerca de Ja quema de termiteros para generar humo con el fin de ahuyentar abejas agresivas durante la extracciin de miel. Se destaca su valor ya que st combustién es lenta y duradera, y “una vez que prende, prende bien” XXXVIII ENCUENTRO DE GEOHISTORIA REGIONAL Potmicas ————_ PUBLICAS [Saas Figura 3. Colaborador muestra el “trabajo de qachipe’lagae” nel interior de un lefo de “palo santo” (Bulnesia sarmientoi, Zygophyllaccac) hasta que se termina la colecta. Sin embargo, se indica que “muy poca gente lo usa porque tiene miedo”. Un colaborador aclara que este uso se realiza cuando el termitero ya no contiene insectos, porque de lo contrario puede causar “sarpulli- do”. Es interesante consignar que la bibliograffa chaquefia hizo observa- ciones similares. Asf, Martinez Cro- vetto (1995: 71) menciona que para ahuyentar a las avispas “cavuchu‘” (Polybia occidentalis) se podia que- mar un trozo de “tacuré de monte” para ahumar la colmena, esto lo in- dica para distintos grupos indfgenas vecinos. Asimismo, Arenas (2003: 302) afirma que los Wichi-Lhukutas (vecinos de los Toba-Pilaga), cuando realizaban la colecta de miel ocasio- nalmente quemaban termiteros con el mismo fin, Algunas personas indican que se pueden quemar termiteros para ahuyentar mosquitos, de la misma manera que lo realizan con la bos- ta de vaca, Asi relataba, en el pasa- do, Secundino Lucas [Arenas m.s., 1986): “los antiguos quemaban nido de qachipe"lagae para ahuyen- tar @ los mosquitos. Es un qachi- pe'lagae que esté en el drbol. Bus- caban en los algarrobales, y cuando hallaban, lo sacaban, lo partian en pedazos y lo quemaban. Entonces sale un humo fuerte [denso y dura- dero] que espanta a los mosquitos”. Contrariamente, en la actualidad, al- ‘gunas familias afirman que “no hay que quemar, ni tocar el takuru”, porque esto puede dar sarpullido 0 ‘come76n en el cuerpo. En ese caso, recomiendan, para ahuyentar a los mosquitos, quemar bosta de vaca, de chiva o lea de “palo santo” (Bulne- sia sarmientod). La bibliografia tam- bién registra un dato similar; asf, Martinez. Crovetto (1995: 86) men- ciona el uso, entre los Pilagé, de cier- ta “termita arboricola” cuyos nidos ‘se queman para espantar mosquitos. Construccién de hornos Algunos Tobas recuerdan que los criollos empleaban el takuru (q.) para la construecién de hornos de barro para cocinar. EI método era cl siguiente: se revocaba exterior- mente con barro el takuru, luego se prendia fuego por dentro, quedan- do finalmente una estructura ahue- cada. Desconocemos si hubo algin Toba que haya adoptado este tipo de construceién. Como informacion regional, podemos mencionar que el viajero suizo Johann R. Rengger (2010: 215) refiere que, a principios del siglo XIX, los campesinos del Pa- raguay oriental fabricaban un hor- no firme y resistente, ahuecando el takuri (termitero), para cocinar pan de maiz o mandioca. 497 Mn Temdice 3: Patios yhrqus evel Gan Gao pitas ngs yen tt ISBN: 978-987-4450-07-4 Usos medicinales Los conocimientos sobre usos medicinales de los termiteros no es- ‘tn generalizados, y solo se reducen a los recuerdos de ciertas personas ancianas. Las dolencias que se pue- den tratar con los nidos de termitas son: enfermedades que incluyen sarpullidos o purito (napo’olaga’ y Kili'llate’), y las heridas (yidifie). Los sintomas de la enfermedad Hamada napo’olaga’ se expres mediante miltiples descripciones, y es traducida mayormente como “sarampién’”. Los sfntomas que ¢a- racterizan ala dolencia se indican de Ja siguiente forma, Habitualmente, pica y quema, salen granos en todo el cuerpo, como si fueran ampollas, picaduras de hormiga o sarna, el cuerpo se pone rojo, Si no sale del cuerpo en forma de granos y/o fie- bre, la persona muere. Es peligroso ¥ contagioso por contacto. Por otro lado, distintos autores han inten- tado traducir el significado de esta enfermedad y aportan sugerencias (Da Rocha, 1938; Tebotth, 1943; Filipov, 1997: 64), sin embargo una investigacién de cardcter clinico se hace indispensable para esclarecer el caso, En el diccionario de Da Ro- cha (1938) se menciona que “napo” cn pilagé significa “feo, falto de be- eza”, por lo cual es posible que la enfermedad llamada napo’olaga’ esté relacionada con un cambio de apariencia por la aparicion de algiin tipo de sarpullido 0 manifestacién cutnea, Tebboth (1943) indica que sarampién es napélaga, y por otro lado, indica que népo es “nublado”. Asimismo, Filipov (1997: 64), con respecto al idioma Pilagé, mencio- na la traduccion de napoGola’Ga como sarampién. En relacién a la enfermedad ki- Wilate’, se indica que los s{ntomas son: aumento de temperatura, dolor de cabeza y corporal, y aparicién de ampollas, granos y sarpullidos por todo el cuerpo. Segiin determinados datos, cuando se curan los granos, dejan una cicatriz en la piel. Final- mente, se apunta que, si esta enfer- medad no se cura, la persona puede XXXVIII ENCUENTRO DE GEOHISTORIA REGIONAL rmorir. Algunas personas la traducen como “sarampién’, otras como “va- ricela’ y finalmente el agente sanita- rio toba precisa que es “rubeola”. En este sentido, dos autores registraron dicha enfermedad como *varicela” (Tebboth, 1943; Filipov, 1997: 64). El nombre de esta dolencia (ki- Wilate’) se presté a confusiones Gurante el trabajo de campo. Des- conocemos si se trata de una voz con distintas acepciones o si existen distintas formas de pronuneiar la misma palabra. Este nombre se aso- cia con la planta kili't Hi (Cappa- ris tweediana), con la cata Kili’ik (Myiopsitta monachus), con la coto- rrakiliklla’te’ (Brotogeris chiriri)y con esta enfermedad (Arenas, 193; Arenas & Porini, 2009). Asimismo, Arenas & Porini (2009:185) propor- cionan un dato llamativo respecto de la cotorra (B. chiriri) llamada ki’lik la’te’ o ki'lie la’te’, pues apuntan que antiguamente era anuneiante de epidemias como el sarampién. Sin embargo, refieren los autores que los datos respecto de dicho ave son parciales y contradictorios; esta in- formacién no pudo ser corroborada en la presente investigacion. Como tratamiento para dichas afecciones se menciona que es po- sible emplear el termitero (qachi- pellagae) como materia prima. La forma de aplicacién mas difundida es la siguiente: se colecta el termite- ro, se parte en pedazos con machete, se hierve en agua con mucho fuego. Luego, se aparta del fuego y se lo deja reposar hasta que esté tibio —esta decoccién puede adquirir una colo- racién que va desde el amarillento hasta un rojizo mAs oscuro, depen- Giendo del origen o madera donde se haya encontrado el nido. Finalmente, siel enfermo tiene napo’olaga o ki- Wilate’, selobafia con el decocto. Por otro lado, sila persona afectada tiene una herida o lastimadura (yiidifie), debe aplicarse un pafiuelo embebido en dicha decoccién; este tratamiento también se puede emplear en el caso de picaduras. Un eolaborador lo des- cribe de esta forma: “antes hervian qachipe'lagae, se hierve un rato, y yy Becncas ——— BR cuando se enfria W% [iquido] se ocu- ‘pa; se moja un trapito y se pone so- bre la herida. Ese trapo puede que- dar atado 1 0 2 dias, puro si querés sanar répido, a cada rato mojalo y volvelo a usar”. ‘Sin embargo, no todos los relatos son coincidentes, y en este sentido tun colaborador anciano indicé que para curar kililate’ “se echan el la- pagat (termitas) sobre la piel.”, sin embargo nunca oy6 que se usara “la tierra de qachipe para curar”. Por otro lado, ademas del uso de termi- teros, cabe sefialar que la gente Toba conoce otros tipos de tratamientos para dichas enfermedades asociadas con sarpullidos. Aunque no se deta- Tan aqui, pues exceden los fines de este trabajo, estos métodos pueden involuerar cera de abejas, plumas tostadas, grasa de ciertas semillas, 0 bien seneillamente barro. Finalmen- te, una anciana recuerda un método de cura que no deberia sorprender, ya que en otras sociedades para tra- tar dolencias se recurre a la mtisica o la danza, En este caso, se nos in- formé que para tratar cierta clase de escabiosis los nifios debfan marchar en fila por el campo, cantando y gol- peando unas latas, “para que no le encuentre el bicho (...) y ahuyente el mal que esté adentro del chico” La motliplicidad de relatos re- fleja_saberes circunscriptos a de~ terminadas familias. De esta forma Jo explicaba un aneiano: “en otras familias sf hacen, pero en otras no ‘se puede; es la costumbre de cada familia”, Por otro lado, las personas sostienen distintas razones por las cuales se habrian abandonado dichos tratamientos con qachipe'lagae. explicaciones dan cuenta de que podria tratarse de enfermeda- des epidémicas que se produjeron en ciertos momentos, asimismo deseri- ben conflictos o interrupeiones en la transmision intergeneracional de los, conocimientos, a lo cual se suma el contacto con la medicina académica, Entre las razones, se pueden distin- gui al menos tres: I. Actualmente ya no hay més enfermedad. Se afirma que {498 | Mesa Teton 13; Pshios y nguas en el Gron Cac: palics Ingistcas yeti maka ISBN: 978-987-4450-07-4 PUBLICAS [Saas “Kilvilaté no viene ahora, ni napo‘olaGé, dicen que viene de lejos, acé no hay, no como en la ciudad”. TI. La legada de la medicina académiea, los “remedios”, las vacunas, la sala, desplax 24 el empleo de los remedios ancestrales. IIL. En el presente ya no se em- plea porque “los nuevos no saben”, por ello recomien- dan que para preservar las historias y saberes “lo mas importante es escuchar a los vigjos y viejas” Dajios, peligros y prevencion Las termitas son asociadas con distintos dafios, males o enferme- dades como la sarna, el sarampién 0 la picaz6n en el cuerpo. Es por ello que algunas personas advierten que se debe tener especial cuidado en no tocar los termiteros, “porque es peligroso, si te pica, te pica todo el cuerpo”. Quienes deben prevenirse de manera especial son la mujer em barazada y su marido que deben evi tar cortar los termiteros pues, a raiz de esta accién, podrian contraer sar- na o pieaz6n en todo el cuerpo. En el mismo sentido, indicaba Secundino Lucas [1986] “este es muy peligro- 50 qachipe’lagae, especialmente para los chicos; si queman esto, a la tarde en todo su cuerpo, le sale como sarampién, es algo muy mo lesto, se siente que pica, ese es el peligro; hasta hoy en dia es ast, yo les digo a mis hijos que no se arri- men; no hay que jugarle, arrimar- le, no hay que dejar que los chicos jueguen alli”. Se debe evitar que los nifios agarren los palos con termi- teros, pues segtin indica la anciana Ebenicia Jaime “el chico si agarra, da como alergia, granos en todo el cuerpo”. Asimismo, un colaborador indiea que “cuando nacen los chicos, @ los 2 meses 0 3 meses, la madre 0 padre tiene prohibido comer miel que esté pegadito al takuru, el chico podria enfermar”, Una persona afirma que muy XXXVIII ENCUENTRO DE GEOHISTORIA REGIONAL poca gente quema los. termiteros por temor a contraer la enfermedad Mamada fiik. Coinciden distintos re- latos que esta enfermedad se mani- fiesta como un sarpullido o erupeién cutdnea, con pequefios granos en todo el cuerpo. Indica un colaborador que esta enfermedad (fiik) “se sien- te como soga alrededor de la panza, como una faja”, lo cual recuerda a que dicha voz, itik, también se tradu- ce “piola” o “cuerda” en Toba. Final- mente, se apunta que puede tratarse cempleando las plumas quemadas del cuervo (Coragyps atratus) Es interesante notar que los mis- mos males (erupciones o sarpul dos) que se le adjudican al termitero, son aquellos que pueden ser curados © tratados por éste, empleando su decoceién como remedio. Cabe dife- renciar que, en el caso de los daiios, el peligro reside en el contacto dire to con el nido o su humo; mientras que en la curacién se aplica sobre la piel una extraccion de cierto print pio activo del nido en agua, y no el termitero directo, Hechiceria En la hechiceria puede emplear- se qachipe'lagae para provocar dafio o mal en otra persona, por mo- tivos de castigos, venganzas 0 eno- jos. Segiin se describe, el modo de uso por parte de la hechicera eonsis- te en colocar qachipe’lagae en un trapo, 0 bien en introducir un peda- zo de ropa o pelo que pertenezca a la futura vietima dentro de un takuru. Entonces, a medida que el insecto come esa tela o pelo, le provoca dafio a la persona, Io cual se manifiesta como una picazén y una enfermedad que puede conducir a la muerte. La forma de contrarrestar el efecto, es que otro brujo/a o curandero le eche agua o queme al fuego el takuru, de- volviéndole el dafio a la hechicera que lo inicis. Entre los distintos relatos que se han podido recoger al respecto, se transcribe a continuacién uno de ellos, en este caso proporcionado por Pastor Arenas (m.s., 1988): “Es peligroso qachipe'lagae PUBLICAS |222ur=uns porque hay una hechicera que to usa, Hevando un trapito. Ella tra- bajé porque estaba enojada pues su hija 0 su nieta habia botao” su ma- rido. Entonces como habta quedado un trapito, un pedacito de camisa 0 chiripa, la hechicera halla un takuru y se lo mete adentro. Este bichito come el trapito. Entonces cuando el hombre esté comiendo, el cuerpo le ha picado y se enferma porque tiene Picadura en el cuerpo. Luego de esto el brujo ya estaba sabiendo que su ropa estaba en un takuru; él levd el takuru con el trapo, en el suefio, ye echa agua. Entonces el hombre sana y el brujo le pide algo” [Marce- lo Niifier, Arenas m.s., 1988]. Uso alimenticio Con respecto al empleo alimen- ticio de las termitas, casi todas las personas entrevistadas afirmaron que estas no son “alimento”, sino “insecto”. Esta forma de diferenciar (alimento/inseeto) da la pauta para comprender que la segunda cate- gorfa esta asociada no tanto a una clasificacion meramente naturalista, sino que también expresa su utilidad (Gj: alimento, medicina, inseeto-no ‘itil, S6lo una persona entrevistada sefialé que los ancianos, en el pasa- do, comfan las termitas hervidas en agua con sal, al igual que las larvas de abeja. Si bien Arenas (2003: 388- 389) apunté que, en el pasado, los Tobas desconocian el consumo de ninfas de termitas, si pudo docu- mentarlo entre la etnia vecina, los Wichi-Lhuku’tas. Relacionando am- bos datos, se abre la posibilidad de considerar que dicho saber podria haber circulado, al menos de forma reducida, en la regién. Reflexiones Finales El estudio de los conocimientos y précticas asociadas a las termitas entre los Tobas del oeste de Formo- sa da como resultado variadas tema- ticas, con claras implicancias en la vida cotidiana de las personas. Entre ellas se encuentran la nomenclatu- ra, los saberes especificos referidos a dichos insectos (morfologia, ecolo- {499 | Mesa Temition 13; Pshios y nguas en el Gron Cac: palics Ingistcas yeti maka ISBN: 978-987-4450-07-4 sia, comportamiento, ciclo vital), las termitas como plagas y la incidencia como degradadoras de la madera, los usos en la fabricacién de hornos, los termiteros para ahumar, los usos ‘medicinales, los temores asociados, y elempleo de los mismos para realizar daiios. Desde el punto de vista afecti- ‘voremocional, si bien las termitas no son insectos temidos, existen precau- ciones respecto a los termiteros. El enfoque abierto y cualitativo adoptado en este trabajo permitié Ja emergencia y el despliegue de un abanico de tematicas asociadas a un tema puntual disparador, como es el caso de las termitas en la vida de los Tobas. En este sentido, existe una demanda actual en las comunidades Tobas por la reconstruccién de los conocimientos ancestrales, ya que Jas acentuadas transformaciones en el modo de vida, se manifiestan en una pérdida de saberes y en el aban- dono de determinadas précticas que persisten en el recuerdo de los mas antiguos, y que las generaciones ac- tuales se preocupan por recuperar. Agradecimientos Ala gente Toba del oeste formo- sefio por permitirme desarrollar este trabajo en conjunto con ellos, en di- chas comunidades. A Juan Manuel Coronel por las identificaciones cien- tificas de las termitas. A Pastor Are- nas y Arturo Roig Alsina por el apoyo y la guia constante. Al Consejo Na- ional de Investigaciones Cientificas y Técnicas, ya la Agencia Nacional para la Promocién Cientifica y Tecno- logicas por posibilitar el sostenimien- to econdmico de esta investigacién. XXXVIII ENCUENTRO DE GEOHISTORIA REGIONAL RECON Yan smc sisners Potmicas ————_ a sl PUBLICAS [Saas Referencias bibliogréficas Arenas, P. (1993). Fitonimia toba-pilagé. Hacia una nueva carta étnica del Gran Chaco. Centro del Hombre Antiguo del Chaco (CHACO), Las Lomitas (Formosa) §: 75-100 Arenas, P. (2003). Emografia y alimentacién entre los toba-fiachilamolesek xy wicki-Thuku ‘tas del Chaco Central (Argentina), Buenos Aires, 562 pp. Arenas, P. y Martinez, G. J. (2012). “Estudio etnoboténico en regiones ridas yy seinidridas de argentina y zonas limitrofes. Experiencias y reflexiones metodologicas de un grupo de investigacién”. En: Pastor Arenas (ed.) 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