- Es una subespecialidad, dentro de la especialidad de Radiología,
dedicada al diagnóstico de las enfermedades del sistema nervioso, en el aspecto de obtención e interpretación de imágenes normales y patológicas. Así como la anterior especialidad estaba dedicada al estudio de la función, esta especialidad está dedicada al estudio de la estructura del sistema nervioso: a la Neuroimagen. En los últimos diez años, ha tenido un auge extraordinario otra faceta de esta especialidad. Se trata de la posibilidad de conseguir objetivos terapéuticos de curación o ayuda a la curación de problemas vasculares. Se utilizan técnicas endovasculares que consiguen el cierre de malformaciones arteriovenosas o aneurismas, con menor riesgo que con el tratamiento quirúrgico convencional. En la realidad clínica, ambos especialistas, Neurorradiólogo y Neurocirujano trabajan conjuntamente cuando llega al Hospital un paciente con este tipo de patología, con el objetivo de obtener la curación con la menor agresividad posible.
Las pruebas diagnósticas útiles en Neurocirugía son las siguientes:
A.- Radiología convencional.- Todavía sigue teniendo su utilidad la
realización de radiografías, sobre todo tras accidentes o traumatismos, aunque también el médico puede solicitarlas ante la sospecha de determinados procesos que se ven claramente en una radiografía simple. Rx de cráneo. Util en traumatismos craneoencefálicos, malformaciones congénitas… Rx de columna (cervical, dorsal, lumbar). Son muy útiles para iniciar los estudios de enfermedades que afectan a la columna vertebral. B.- Tomografía axial computarizada: TAC o “scanner”. La tecnología ha evolucionado y permanece su utilidad, a pesar de la aparición de la Resonancia Magnética. Tiene un gran valor para observar el hueso, con imágenes tridimensionales, así como para apreciar la presencia de sangre intracraneal. TAC de Cráneo.- Se utiliza sobre todo como exploración de urgencias, tras traumatismos craneoencefálicos o accidentes cerebro-vasculares. También en determinadas enfermedades congénitas (craneoestenosis…). Angio-TAC.- Permite observar los vasos cerebrales en 3-D. Es una prueba muy útil para hacer el diagnóstico en enfermedades vasculares, sin necesidad de hacer una angiografía. TAC de Columna.- Igualmente útil en urgencias, por la posibilidad de observar las fracturas en 3-D. También como preparación para una intervención quirúrgica y como control de ésta. Fig.13 – TAC craneal tridimensional: se observa un gran tumor en el agujero magno.
C.- Resonancia Magnética o RM.- Se ha convertido en la prueba
diagnóstica de neuroimagen por excelencia. Sus posibilidades son muy grandes y aún se están abriendo nuevos campos. RM Convencional.- Obtiene imágenes en los tres planos del espacio. Con diferentes técnicas permite diferenciar tejidos y estructuras con gran nitidez, dando imágenes que simulan cortes anatómicos dibujados a plumilla, con la enorme ventaja que se trata de la imagen real de un paciente. Le da al neurocirujano una imagen 3-D muy real, lo que ha cambiado de forma dramática el diseño de la intervención quirúrgica y sus resultados. I.- RM de Cráneo.- Se utiliza como exploración en prácticamente todo tipo da patología II.- La RM de Médula.- La RM es la prueba diagnóstica por excelencia para el diagnóstico de enfermedades que afectan a la médula espinal. III.- RM de Columna.- Combinada con la exploración con TAC, se obtiene una muy certera visión da la patología a tratar.
Fig.14 – RM de columna: se observa un tumor que comprime la médula.
Espectroscopia.- Permite analizar la estructura bioquímica de los tejidos de
los que se obtienen las imágenes de RM. De esta forma, se puede dar un diagnóstico con mayor exactitud en patologías como tumores cerebrales o epilepsias. RM Funcional.- Las funciones que hoy día pueden ser detectadas con facilidad son: Función motora, lenguaje y visión. Ha sido la primera prueba diagnóstica que ha dado con precisión imágenes de dónde se encuentran estas zonas funcionales corticales, importantes desde el punto de vista quirúrgico, y su relación con lesiones que han de ser intervenidas quirúrgicamente. Es esencial su realización en tumores cercanos a regiones funcionalmente importantes y cirugía de la epilepsia. Fig.15 – RM funcional: en rojo se observa la zona de movilidad de la mano.
Angio-RM.- Es de similares características que la Angio-TAC, aunque la
evolución de los nuevos softwares hacen predecir un futuro más prometedor para esta prueba.
Fig.16 – AngioRM: aneurisma de la arteria cerebral media.
Conjunción con otras técnicas.- Aparte de otras técnicas que se están
poniendo en marcha, pero que están en fase de experimentación clínica, habría que hacer hincapié en la posibilidad que tiene la RM de aportar la imagen 3-D cerebral y conjugarla con otras pruebas diagnósticas. Destacamos, dentro del campo neuroquirúrgico, las siguientes: I.- MEG.- Los hallazgos neurofisiológicos y neuropsicológicos obtenidos en la MEG se pueden superponer a la imagen anatómica aportada por la RM, lo que da mucha mayor precisión a la localización funcional. Mejora, por tanto, a la RM funcional simple, dado que los estudios MEG funcionales son de mayor calidad y exactitud, aparte que con la MEG se están consiguiendo estudiar zonas corticales funcionales que no es posible con la RM funcional simple. II.- Neuronavegación.- Se están generando equipos neuroquirúrgicos que consisten esencialmente en obtener una fusión de imágenes de TAC y RM craneal o de columna. Se consigue una imagen 3-D que después en quirófano se puede interconectar con la situación real del paciente y el campo quirúrgico. De manera que el equipo guía en todo momento al cirujano y le informa de los datos anatómicos y funcionales que precisa para hacer la intervención correcta. El neurocirujano, por tanto, no sólo cuenta ya con la posibilidad de un diseño prequirúrgico de la intervención, sino que tiene el soporte técnico necesario para ir guiado en todo momento por los cauces adecuados que le lleven a completar correctamente la actuación quirúrgica. Fig.17 – Neuronavegador para la localización y resección de un tumor cercano a áreas motoras.
D.- Angiografía digital substraida (ADS).- La posibilidad de utilizar
técnicas de digitalización de imagen y la aparición de catéteres especiales, han permitido obtener imágenes de la vascularización del sistema nervioso de alta calidad y sin los riesgos de años anteriores. Podemos considerar dos tipos de actuaciones ADS Diagnóstica.- Obtiene imágenes 2-D o 3-D de los vasos (arterias y venas) cerebrales y medulares. Al neurocirujano le interesan estas imágenes no sólo para obtener un correcto diagnóstico (la presencia o no, por ejemplo, de un aneurisma), sino para conocer datos anatómicos que ayuden en el diseño de la intervención y durante el acto quirúrgico, dado que las arterias y, sobre todo, las venas cerebrales se ven muy bien en el campo quirúrgico Terapéutica.- Ya hemos hablado de la capacidad del neurorradiólogo de “navegar” con catéteres dentro de los vasos cerebrales. Esto permite introducir en dichos vasos substancias o materiales con diseños adecuados para tratar la enfermedad vascular que se desea curar. Puede ir desde obstruir o trombosar un aneurisma cerebral a, todo lo contrario, colocar una malla (stent) que mantenga el calibre adecuado del vaso e impida su obstrucción. Es una especialidad en auge, que a velocidad de vértigo está consiguiendo mejorar materiales y técnicas, de manera que la neurocirugía está quedando relegada en multitud de procesos anteriormente quirúrgicos, dados los excelentes resultados que se obtienen y la menor agresividad que conllevan estas técnicas de neuroradiología intervencionista.
Fig.18 – Angiografía antes y después de la embolización de un aneurisma.
MEDICINA NUCLEAR.- Se basa en capacidad existente de fabricar e
introducir en el cuerpo humano un isótopo radioactivo. Dichos isótopos se diseñan para que vayan hacia el órgano que se desea estudiar. Con equipamiento especial (gammacámaras) es posible detectar la radiación emitida por dicho isótopo y obtener imágenes. Estas imágenes, aparte de poder tener una relación con la estructura del órgano estudiado, tienen una enorme trascendencia funcional, dado que el isótopo es una sustancia que se incorpora al metabolismo. En el momento actual hay dos tipos de exploraciones fundamentales:
A.- Tomografía por emisión de positrones o PET.- Da imágenes
tridimensionales cerebrales y están en relación con el metabolismo de la glucosa. Son útiles para detectar zonas en que no hay una actividad neuronal normal, pudiendo ser el metabolismo bajo (como en el caso de una cicatriz epiléptica) o alto (como en el caso de un tumor agresivo). Su utilización principal, en relación con la Neurocirugía, se hace en dos campos: en la neurocirugía tumoral y en la cirugía de la epilepsia. Está teniendo también otras aplicaciones, en la cirugía de la enfermedad de Perkinson. B.- Tomografía por emisión de fotón único o SPECT. Al igual que con la anterior prueba, se pueden utilizar varios tipos de isótopos. Lo más frecuente es medir el flujo sanguíneo cerebral. Se utiliza sobre todo para el estudio de la epilepsia y últimamente de la enfermedad de Parkinson. PSICOLOGÍA.- El trabajo conjunto con los psicólogos está aportando una gran riqueza y capacidad diagnóstica y terapéutica. La Psicología, a través de sus especialidades, entre las que destaca la Neuropsicología, está llegando a unas cotas muy alta en el conocimiento de las funciones normales y anormales cerebrales. Su aplicación es muy variada, destacando:
A.- Estudio de funciones normales.– El neuropsicólogo puede utilizar y
diseñar tests para el estudio de las funciones normales en cualquier persona. Su aplicación, junto a técnicas como la RM y la MEG, permite ir conociendo la estructura cerebral en la que se asienta una determinada función: motora, lenguaje, memoria… B.- Estudio de alteraciones de la función cerebral.– Con similar metodología, el neuropsicólogo puede llegar a cuantificar la afectación de una determinada función. La exploración neuropsicológica es muy compleja y precisa de tests para cuya cuya ejecución se necesitan varias horas, así como para la interpretación de los resultados. De ahí que no pueda prodigarse este tipo de estudios. Esto va a permitir diagnosticar y cuantificar con gran precisión una lesión funcional y, siguiendo el proceso a la inversa, su posible localización cerebral. Es muy útil en la cirugía de la epilepsia, dado que el hallazgo de una alteración funcional ayuda en muchas ocasiones a localizar el foco epileptógeno. C.- Control de la cirugía.- Tras la intervención quirúrgica, la evaluación neuropsicológica permite observar la recuperación de la función dañada u bien la aparición de nuevas alteraciones. Ya la cirugía no debe pretender no dejar secuelas neurológicas, sino ser aún menos agresiva y permitir no dejar secuelas neuropsicológicas y, si es posible, incluso recuperar funciones dañadas. Aparte de las anteriores aplicaciones de los tests neuropsicológicos, la Psicología como rama de las Neurociencias permite estudiar a la persona desde otras facetas aún más complejas, llegando igualmente, en el momento actual, a niveles muy altos de precisión en la cuantificación de alteraciones de la personalidad como rasgos depresivos, paranoides, agrevisidad, inhabilidad social… Su utilidad en la Cirugía de la Epilepsia es muy alta, dada la existencia de alteraciones concomitantes de la personalidad en un alto porcentaje de pacientes con epilepsia grave. Pero también otros procesos o enfermedades neuroquirúrgicas pueden tener una repercusión sobre la personalidad, siendo su estudio deseable desde este punto de vista.
Por último, hay que destacar la capacidad de la Psicología para diseñar
tratamiento y rehabilitación de funciones cerebrales alteradas. De ahí la trascendencia de estar cada vez más unidas la Neurocirugía y la Psicología.
PSIQUIATRÍA.- Como rama independiente de la Medicina, la Psiquiatría ha
tenido una época de excesivo aislamiento con otras especialidades. Hoy día, afortunadamente, la Psiquiatría es otro Servicio o Departamento más en un Hospital General. De esta situación se beneficia enormemente la Neurocirugía, dado que muchos procesos pueden producir alteraciones psicóticas que precisan de los métodos diagnósticos y terapéuticos psiquiátricos. Hay que destacar también que hay un punto de unión muy estrecho, aunque aún muy en mantillas, entre la Neurocirugía y la Psiquiatría: la Psicocirugía. Está demostrado científicamente que determinados procesos psicóticos se pueden beneficiar de un tratamiento neuroquirúrgico, cuando no es posible controlarlos mediante tratamiento médico. Es una situación similar a la Cirugía de la Epilepsia. Aunque abusos posteriores a las primeras intervenciones, diseñadas en los años 40 por Edgar Moniz (por lo que le dieron el Premio Nobel) hicieron decaer este tipo de actuaciones. Hoy día están haciéndose de nuevo indicaciones quirúrgicas, con mayor precisión, dada la capacidad tecnológica de neuroimagen y de tests psicológicos que tenemos y se están introduciendo técnicas quirúrgicas menos agresivas, basadas en la neuroestimulación. NEUROENDOCRINOLOGÍA.– La hipófisis es la glándula central que controla el resto del sistema endocrino. Se sitúa en la base del cráneo y es asiento de tumores benignos (adenomas) con extraordinaria frecuencia (el 10-15% de los tumores cerebrales). Este hecho hace imprescindible la colaboración con el endocrinólogo, en el proceso diagnóstico y tratamiento pre y postquirúgico de estas lesiones. Pero además hay otros procesos tumorales (craneofaringiomas, por ejemplo) y de otra estirpe, que pueden afectar a la hipófisis o al hipotálamo, que es la región cerebral que controla la hipófisis. El diagnóstico y abordaje quirúrgico de estas lesiones han de ir coordinadas igualmente con el Servicio de Endocrinología del propio hospital.
NEUROPATOLOGÍA.- La Anatomía Patológica es otra de las
especialidades básicas en un Hospital. La dedicación con exclusividad al estudio de las alteraciones del sistema nervioso es una subespecialidad demandada por la dificultad que presenta este campo. Por regla general, el neurocirujano está siempre en relación con neuropatólogos que realizan el estudio postquirúrgico y, en ciertos casos, estudios necrópsicos, que ayudan al diseño de un correcto tratamiento y al avance de los conocimientos médicos.
Fig.19 – Microfotografía que muestra una gliosis cerebral.
NEUROCIENCIAS BÁSICAS.– Existen numerosos investigadores de
ciencias básicas, no sólo médicas (bioquímicos, biólogos, matemáticos…), dedicadas al estudio e investigación sobre el sistema nervioso. La Neurocirugía asimila también sus conocimientos, evolucionando y generando cambios continuos que mejoran los resultados quirúrgicos y amplían las posibilidades de tratamiento de otras enfermedades hasta ahora no “quirúrgicas”. Siempre es bueno que un Servicio o Unidad de Neurocirugía colabore en alguna vía de investigación de este tipo. El contacto con personas dedicadas en exclusiva a la investigación, ayuda a mantener la Neurocirugía como una ciencia médica y a no caer en rutinas o sobrevaloraciones fuera de lugar.