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CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LAMBAYEQUE

PRIMERA SALA PENAL DE APELACIONES

EXPEDIENTE : 05441-2012-37-1706-JR-PE-06
ESPECIALISTA : ALEJANDRO ROBERTO CRUZ CONDEMARIN
IMPUTADO : ROJAS SANCHEZ, OSWALDO
DELITO : ROBO AGRAVADO
AGRAVIADO : PASACHE NAVARRO, CELSO MANUEL
ESP. AUDIENCIA: TATYANA NUÑEZ TAPIA

S E N T E N C I A N° 51 -2016

Resolución número: doce

Chiclayo, doce de abril de dos mil dieciséis.

En mérito al recurso de apelación presentado por el sentenciado OSWALDO ROJAS


SANCHEZ, es materia de revisión por la Sala, la sentencia contenida en la resolución
número cinco, del veintiuno de octubre de dos mil quince, emitida por el Juzgado
Penal Colegiado Permanente de Lambayeque; mediante la cual se condenó al apelante
como autor del delito contra el patrimonio, en su modalidad de robo agravado,
tipificado por el artículo 188, con las agravantes previstas en el artículo 189, primer
párrafo, incisos 2, 4 y 5, del código penal; en agravio de Celso Manuel Pasache
Navarro; imponiéndosele doce años de pena privativa de libertad y fijándose la
reparación civil en la suma de mil nuevos soles que deberá pagar al agraviado y
CONSIDERANDO:

Primero: El abogado del sentenciado apelante alegó que la prueba actuada fue
insuficiente para demostrar la responsabilidad penal de su patrocinado. precisó que,
según éste, el verdadero autor del hecho es su hijastro Daniel Joe Mechán Guzmán; a
quien un día antes le entregó su moto taxi para que trabajara. Añadió que la moto del
apelante fue encontrada por la policía a doce cuadras de su domicilio; lo que no tiene
lógica, porque si hubiera participado en el robo, tendría que haber guardado la moto
en su domicilio. Señaló que al inicio el agraviado no reconoció al apelante; lo cual fue
confirmado por el policía Wilson Norvil Pasapera Peralta, aunque en juicio varió su
versión. Refirió que el agraviado reconoció al apelante en un álbum de fotos de la
policía, en la que no estuvo su foto, sino que fue deliberadamente añadida. Agregó
que el agraviado no fue uniforme respecto a las características físicas de su defendido.
Precisó que éste no tiene un metro setenta ni pelo lacio, porque es crespo. Sostuvo
que el agraviado concurrió a la comisaría y allí conversó con el apelante y después de
ello recién lo reconoció en foto y dio sus características físicas para la elaboración del
identifac. Señaló que el agraviado no fue uniforme en su relato. Precisó que su
patrocinado es trabajador de construcción civil, además de moto taxista y que carece
de antecedentes penales.

Segundo: La representante del Ministerio Público adujo que el día once de abril del
año dos mil doce, aproximadamente a las dos y treinta horas, el agraviado llegó
proveniente de Lima al terminal Ormeño, donde solicitó los servicios de una moto taxi
para que lo conduzca hasta su domicilio, ubicado en el Pueblo Joven César Vallejo de la
ciudad de Chiclayo. Precisó que la moto taxi era conducida por el apelante; quien
cambió la ruta, pese al reclamo del agraviado y en el camino detuvo el vehículo, para
permitir que dos sujetos abordaran al agraviado, cogoteándolo y golpeándolo, para
finalmente apoderarse de sus pertenencias y dejarlo abandonado a su suerte. Añadió
que, previa denuncia verbal, a las seis y treinta horas, la policía descubrió la citada
mototaxi, cerca del domicilio del apelante y, al momento de intervenirla, encontraron
los pasajes del agraviado y un voucher de retiro de dinero de él. Sostuvo que la prueba
actuada sí fue suficiente para demostrar la responsabilidad penal del apelante, pues
éste fue reconocido desde el inicio por el agraviado y los policías que intervinieron
dijeron en juicio cosa distinta a la señalada por el abogado del apelante. Precisó que
éste en la audiencia de apelación cambió su versión, pero ello no enerva su
responsabilidad penal en forma alguna. Argumentos por los que pidió confirmar la
resolución apelada.

Tercero: Conforme la pretensión impugnativa, corresponde a la Sala verificar si la


prueba actuada fue suficiente1 para acreditar la responsabilidad penal del sentenciado
apelante, como autor del delito de contra el patrimonio, en su modalidad de robo
agravado, tipificado por el artículo 188, con las agravantes previstas en el artículo 189,
primer párrafo, incisos 2, 4 y 5, del código penal; referidas al apoderamiento de la cosa
ajena, pero durante la noche, con el concurso de dos o más personas y en vehículo de
transporte público de pasajeros. Al respecto, la Sala está convencida que la prueba
actuada sí fue suficiente para formar convicción sobre la responsabilidad penal del
apelante, pues al margen de las precisiones realizadas por su abogado, como la
disconformidad entre las características físicas del apelante y las brindadas por el
agraviado; así como la versión preliminar, variada en juicio, del policía Wilson Norvil
Pasapera Peralta; las evidencias prueban que él fue la persona que condujo la moto
taxi en la cual, con la ayuda de dos sujetos más, se apoderó de las pertenencias del
agraviado, mediante el uso de la violencia física, que incluyó el cogoteo. Todo lo cual se
1
Para la Corte Interamericana, el derecho a la presunción de inocencia “exige que una persona no
pueda ser condenada mientras no exista prueba plena [entiéndase prueba suficiente y pertinente] de su
responsabilidad penal. Si obra contra ella prueba incompleta o insuficiente, no es procedente
condenarla, sino absolverla” (Caso Cantoral Benavides vs. Perú, sentencia del 18 de agosto de 2000).
Sentencia del Tribunal Constitucional en el Exp. 156-2012 PHC/TC, del 08 de Agosto de 2012,
fundamento jurídico 43.
infiere del hecho que el agraviado, inmediatamente después de ser asaltado, presentó
su denuncia ante la policía, dando las características de la moto que,
aproximadamente dos horas después, fue descubierta por la policía; vehículo
registrado a nombre del apelante, en el cual se encontraron documentos del
agraviado.

Cuarto: A las comprobaciones señaladas se suma el reconocimiento fotográfico que


hizo el agraviado del sentenciado apelante; prueba que es fundamental y que fue
rodeada de garantías en su actuación, pues estuvo presente el abogado del apelante;
siendo inocuo que ahora se diga que la fotografía del apelante haya sido agregada al
álbum de la policía, pues lo cierto es que, entre varias fotografías de personas con
características similares, el agraviado reconoció al apelante, después de haber descrito
sus características físicas; características que, en contrario a lo señalado por su
abogado, no difieren sustancialmente de las que le corresponden, pues al margen de
su talla entre uno y 65/100 metros y uno y 70/100 metros, aproximadamente y su
cabello, que dependiendo de la hora y circunstancias: la presencia de un gorro y horas
de la madrugada, como ocurrió en este caso; puede ser apreciado por una persona,
como un cabello lacio, a pesar de ser algo crespo. Reconocimiento fotográfico al que se
suma el identifac del apelante elaborado por la policía sobre la base de las
características físicas brindadas por el agraviado, que al ser apreciadas por los jueces
de fallo y contrastadas con la hoja de su ficha RENIEC, guardan mucha similitud;
máxime si las demás características referidas por el agraviado se acercan mucho a las
que corresponden al apelante, como su cara redonda, tez trigueña, cejas pobladas,
ojos achinados, nariz perfilada; contextura robusta; de aproximadamente treinta y tres
a treinta y cinco años.

Quinto: Abonan a favor de la tesis del Ministerio Público y, por tanto, no a favor de la
tesis del apelante; el certificado médico legal del agraviado que, en coincidencia con su
relato, da cuenta que fue violentado por el apelante y sus dos compinches; violencia
que incluyó el denominado cogoteo; además, el hecho que el apelante dijera en juicio
que su moto taxi fue robada la noche del diez de julio del año dos mil doce; es decir,
horas antes de producido el robo y que ante lo inverosímil de su relato, cambiara de
versión en la audiencia de apelación; sosteniendo esta vez que el vehículo, a pedido de
su hijastro Daniel Joe Mechán Guzmán, fue entregado a éste un día anterior;
desconociendo si él intervino en el robo del agraviado. Todo lo cual no hace sino
confirmar, en concepto de la Sala, que lo único que pretende el apelante es ponerse a
buen recaudo de la persecución penal, ofreciendo como coartadas, unas que son muy
difíciles de creer; máxime si no existe evidencia alguna que el robo haya tenido como
protagonista a su hijastro; cuyas características físicas, según su ficha RENIEC, distan
mucho de las descritas por el agraviado y, por supuesto, de las que le corresponden al
apelante.
Sexto: Mención aparte hay que hacer de la declaración del policía Wilson Norvil
Pasapera Peralta; quien en su relato preliminar refirió que en horas de la mañana del
día en que se produjo el robo, coincidieron en la delegación policial, el apelante y el
agraviado; a quien se supone le preguntó si uno de los sujetos que lo asaltó era el
apelante allí presente y él dijo que no. Sobre el particular, quedó claro en juicio, por
versión del propio policía mencionado, que tal versión no es exacta; máxime si el otro
policía que declaró en juicio, José Luis Gómez Chiroque, lo descartó y si, por supuesto,
el agraviado hizo lo propio. Por tanto, esta falta de coincidencia en las versiones de un
órgano de prueba, no es sustancial para poner en cuestión la conclusión asumida sobre
la probada responsabilidad penal del sentenciado apelante como autor del delito de
robo agravado. A todo lo cual se suma que el hecho que él manifestó ser trabajador de
construcción civil, pero sin probarlo y que igualmente alegara ser moto taxista y
tratara de acreditar su ocupación con una licencia de conducir, que su supuesta
emisora, la Municipalidad Provincial de Santa Cruz, del departamento de Cajamarca; la
negó, por no encontrarse registrada en la oficina especializada de Transportes y
Seguridad Vial de dicha casa edil.

Sétimo: Como se ve, la prueba actuada demostró más allá de toda duda razonable 2
la responsabilidad penal del sentenciado apelante como autor del delito de robo
agravado de los bienes del agraviado, ocurrido la madrugada del once de julio del año
dos mil doce, en la que participó junto a dos personas desconocidas y aprovechándose
de su propio vehículo automotor, en el que trasladó al agraviado hasta un lugar
distinto al de su domicilio y en el que empleando violencia contra el agraviado; él y sus
compinches lograron hacerse de las pertenencias del agraviado, para luego de ello,
emprender la fuga a bordo de dos moto taxis; una, conducida por el apelante, que
llevó como pasajero a uno de los asaltantes y, la otra, conducida por un desconocido;
quien llevó como pasajero a otro de los asaltantes; todo lo cual fue narrado por el
agraviado; cuya declaración, al estar exenta de incredibilidad subjetiva, ser verosímil y
persistir durante todo el proceso, tal como lo prevé el Acuerdo Plenario N°
02-2005/CJ-116, fundamento jurídico número diez; sirvió de fundamento para
condenar al apelante; acuerdo que releva la declaración del agraviado como
fundamento de responsabilidad penal, siempre y cuando éste no haya tenido algún

2
Este Tribunal ha sostenido en la STC 010-2002-AI/TC, el principio de presunción de inocencia se
despliega transversalmente sobre todas las garantías que conforman el derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva y, mediante él, se garantiza que ningún justiciable pueda ser condenado o declarado
responsable de un acto antijurídico fundado en apreciaciones arbitrarias o subjetivas o en medios de
prueba, en cuya valoración existen dudas razonables sobre la culpabilidad del sancionado. El contenido
esencial del derecho a la presunción de inocencia, de este modo, termina convirtiéndose en un límite al
principio de libre apreciación de la prueba por parte del juez, puesto que dispone la exigencia de un
mínimo de suficiencia probatoria para declarar la culpabilidad, más allá de toda duda razonable. Cfr.
Sentencia del Exp. Nº 1172-2006 HC/TC, del 09 de Enero de 2004, fundamento jurídico 02.
motivo para acusar falsamente al imputado y su relato sea coherente y sólido; además
de corroborado con prueba adicional, y finalmente, persista durante todo el proceso,
como ocurrió en este caso.

Octavo: Para concluir, no correspondiendo estimar la pretensión impugnativa; el


sentenciado apelante, según prevé el artículo 504, inciso 02, del código procesal penal;
está obligado al pago de las costas que el juicio de apelación hubiera ocasionado al
agraviado; costas que, de ser el caso, serán liquidadas en ejecución de sentencia, tal
como lo dispone el artículo 506, inciso 01, del citado código penal adjetivo.

Argumentos por los que la Primera Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de
Justicia de Lambayeque RESUELVE: CONFIRMAR la sentencia emitida por el Juzgado
Penal Colegiado Permanente de Lambayeque; mediante la cual se condenó al apelante
OSWALDO ROJAS SANCHEZ, como autor del delito contra el patrimonio, en su
modalidad de robo agravado, tipificado por el artículo 188, con las agravantes
previstas en el artículo 189, primer párrafo, incisos 2, 4 y 5, del código penal; en
agravio de Celso Manuel Pasache Navarro; imponiéndosele doce años de pena
privativa de libertad y fijándose la reparación civil en la suma de mil nuevos soles que
deberá pagar al agraviado; con costas; devolver la carpeta de apelación al juzgado de
origen.

Señores:

Zapata López

Burga Zamora

Zapata Cruz

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