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1 Corintios 1 probablemente sea en realidad la segunda carta que el apóstol enviara a esta importante

iglesia que había establecido en su segundo viaje misionero. La ciudad de Corinto estaba sobre una
encrucijada de caminos terrestres y marítimos, lo que la hizo en un centro internacional de comercio,
condición que contribuyó también a una diversidad cultural y religiosa. Sin embargo, su mayor fama era
la inmoralidad sexual promovida desde el templo de la diosa Afrodita. Estudiemos el primer capítulo…

1) Elogio: después de un corto saludo que incluye la mención del secretario a quien se le dictó la carta
(v. 1-3), Pablo continúa con un elogio sincero por los frutos de la gracia de Dios en ellos, lo cual
incluye la riqueza de Palabra y conocimiento (v. 5), el sólido testimonio de Cristo (v. 6) y la esperanza
en la Segunda Venida de Cristo (v. 7). Estas motivadoras palabras terminan con una poderosa
promesa: “Él los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de nuestro
Señor Jesucristo” (v. 8); la cual se asegura por medio de una estrecha comunión con Jesucristo (v. 9).
No es extraño que Pablo elogie a sus miembros ni que una carta inicie de manera positiva, lo
extraño es que se dirijan estas alentadoras palabras a la iglesia de Corinto porque allí había muchos
problemas graves, como veremos en el resto de la carta. ¿Somos capaces de ver lo positivo en
nosotros mismos y los demás? Es un buen punto de partida hasta para corregir…

2) Primera reprensión: “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que
habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis
perfectamente unidos en una misma mente y un mismo parecer” (v. 10). La palabra traducida como
“ruego”, también puede traducirse como “amonestar”, “exhortar”; lo cual nos habla del celoso
fervor Pablo. Al mismo tiempo la palabra “hermanos”, nos habla del paternal amor del apóstol para
corregir el serio problema de divisiones faccionarias en la iglesia. No obstante, en el verso 12, es
claro y directo: “Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: «Yo soy de Pablo», «Yo, de Apolos»,
«Yo, de Cefas» o «Yo, de Cristo»”. Y, en el 13, descuartiza el problema: “¿Acaso está dividido Cristo?
¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?”. Es claro que la
iglesia estaba dividida en varias facciones que pretendían seguir a distintos líderes humanos. ¿Cómo
es posible que perdamos de vista al Único que es cabeza de la iglesia, a saber, Jesucristo?

3) Primera respuesta al problema: desde el verso presentado anteriormente, Pablo aclara que sus
discípulos no pueden pretender dividir a la iglesia en su nombre, tampoco los seguidores de Apolos
ni los de Pedro. Aún los que decían ser “de Cristo” estaban equivocados, porque en realidad con eso
querían decir que no respetaban a ningún líder humano y pretendían erróneamente ser dirigidos
directamente por Jesucristo. Además, en los versos 14 al 17, les recuerda que él no bautizó
personalmente, sino a unos pocos de los primeros creyentes. Y, por si fuera poco, a partir del verso
18 presenta un sublime discurso en favor de la unidad: a) exaltando la locura de la cruz por encima
de la ciencia humana: “la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan,
esto es, a nosotros, es poder de Dios” (v. 18-19); b) exaltando la sabiduría divina manifestada en la
“locura de la predicación” por encima de la sabiduría humana (v. 20-21); c) exaltando a Cristo por
encima de las pretensiones de judíos y griegos: “Los judíos piden señales y los griegos buscan
sabiduría, pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y
para los gentiles locura” (v. 22-23) y; d) humillando la fortaleza y sabiduría humanas por debajo del
poder y sabiduría que Dios concede a sus escogidos en Cristo “a fin de que nadie se jacte en su
presencia” (v. 24-29). De modo que, tampoco los líderes pueden causar divisiones porque “Si
alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el Señor” (v. 31). Cristo es uno, y si tú lo amas y obedeces,
entonces somos hermanos…

#RPSP
1 Corintios 1
Pr. Selvin Sosa
fb.com/selvinsosa77

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