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ae 170 CERCA DBL ALA telequia a la manera en que Jo son el acto de cortar y Ia visi6n; ef alma, por el contrario, lo es a la mane ra de la vista y de la potencia del instrumento. EL cuerpo, a su ver, es lo que esté en potencia. ¥ ast como 1 ojo es la pupila y Ia vista, en el otro caso —y pa- ralelamente— el animal es él alma y el cuerpo. Es perfectamente claro que el alma no es separable del cuerpo 0, al menos, clertas partes de la misma si es que 5 por naturaleza divisible: en efecto, Ja entele- ‘quia de clertas partes del alma pertenece a las par- tes mismas del cuerpo, Nada se opone, sin embargo, fa que clertas partes de ella sean separables al no ser centelequia de cuerpo alguno. Por lo demas, no queda claro todavia si el alma es entelequia del cuerpo como oes el piloto del navio. El alma queda, pues, definida y esbozada a grandes rrasgos de esta manera. Cartruxo seouxvo Abiindase en ta definicion emprendida en el capitulo ‘anterior enriqueciéndola con ta teorla de potencia y acto Puesto que aquello que en sf es claro y mis cox noscible, desde el punto de vista de la razén, suele cemerger partiendo de Io que en sf es oscuro pero més asequible®, intentemos de nuevo, de acuerdo con esta Bata oposcién sstematlca entre lo que es més caro y com noseble ea st mismo thaplds, phfsel) siendo menos ascauible Dara nosotrot (prs Reds) y to que es mds asequible a pesar ‘Ze poueer en smo una inteligbldad menor aparece abun ‘antemente a lo largo de toda la obra de Aristtees sungue ‘sv aplcacio y conerecon varfe de unos contetos a ots. Ea ' tune 11 am prictica, continuar con nuestro estudio en torno al alma. El enunciado definitorio no debe limitarse, des- de luego, a poner de manifiesto un hecho —esto es lo que expresan Ia mayoria de las definiciones—, sino due en él ha de ofrecerse también y patentizarse la cau- sa, Sin embargo, los enunciados de las definiciones sue- Jen ser a manera de conclusiones: por ejemplo, qué es la cuadratura? —que un rectingulo equilétero sea cequivalente a otro cuyos lados no sean iguales. Pero tuna definicién tal no es sino el enunciado de una con- clusién, Por el contrario, aquel que dice que la cus ratura es el hallszgo de una media proporcional, ése si que expone la causa del asunto. Digamos, pues, tomando la investigacién desde el principio, que lo animado se distingue de 1o inanima- do por vivir. Y como la palabra «vivir» hace referen- cia a miltiples operaciones, cabe decir de algo que vive aun en el caso de que solamente le corresponda alguna de ellas, por ejemplo, intelecto, sensacién, mo- vimiento y reposo locales, amén del movimiento enten- ido como alimentacién, envejecimiento y desarrollo, De ahi que opinemos también que todas las plantas, viven. Salta a la vista, en efecto, que poseen en si mis- ‘mas la potencia y principio, en cuya virtud crecen y ‘menguan segiin direcciones contrarias: todos aquellos seres que se alimentan de manera continuada y que se ‘mantienen viviendo indefinidamente hasta tanto son ca- ppaces de asimilar el alimento, no crecen, desde luego, hhacia arriba sin erecer hacia abajo, sino que lo hacen fen una y otra y todas las direcciones. Por lo demis, te caso se tata, sin duda, do a oposicién entre lo que puede Dercbine sensorfalmente casos singulres,hechos—y 10 aie Se capta infelectulmente: conceptos y dtinicones, caus, ‘Puede consultase al repector Topics, VL, 1408 sigs: Ana. Ueios Posteiores, 1 2, Ms; Btica « Nicdmac, T, 2 105802; ‘Metfsea, VI, 4, 1D sigs, ete m ACERCA DEL ALMA esta clase de vida puede darse sin que se den las otras, mientras que las otras —en el caso de los vi= vientes sometidos a corrupcién— no pueden darse sin ella, Esto se hace evidente en el caso de las plantas fen las que, efectivamente, no se da ninguna otra po- 493 tencia del ‘alma. El vivir, por tanto, pertenece a los vvivientes en virtud de este principio, mientras que el animal lo es primariamente en virtud de la sensacion: de abf que a aquellos seres que ni se mueven ni cam: Dian de lugar, pero poseen sensacidn, los llamemos ani- males y no simplemente vivientes, Por otra parte, la ‘actividad sensorial més primitive que se da en todos los animales es el tacto. Y de Ja misma manera que Ja facultad nutritiva puede darse sin que se dé el tacto ni Ia totalidad de Ja sensacién, también el tacto puede arse sin que se den las restantes sensaciones. Y lla ‘mamos facultad nutritiva a aquella parte del alma de ‘que participan incluso las plantas. Salta a la vista que los animales, a su vez, poseen todos la sensacién del to tacto, Mas adelante diremos por qué razin sucede asi cada uno de estos hechos. Por ahora baste con decir {ue el alma es el principio de todas estas facultades ¥ que se define por ellas: facultad nutritiva, sensitiva, discursiva y movimiento. Ahora bien, en cuanto a si cada una de estas facuitades constituye un alma o bien una parte del alma y, suponiendo que se trate de una parte del alma, si lo es de tal manera que re- 45 sulte separable tinicamente en la definicién o también fen la realidad, no es dificil discernirlo en el caso de algunas de ella, si bien el caso de algunas otras en- trafia cierta dificultad. En efecto: asi como ciertas, plantas se observa que contintian viviendo aunque se Tas parta en trozos y éstos se encuentren separados entre sf, como si el alma presente en ellas fuera —en cada planta~ una enentelequia pero miltiple en poten- cia, asf también observamos que ocurre con ciertas anno 11 13 diferencias del alma tratindose de insectos que han 20 sido divididos: también, desde luego, cada uno de los ‘trozos conserva la sensacién y el movimiento local v. con la sensaclén, la imaginacién y el deseo: pues alli donde hay sensacién hay también dolor y placer. y donde hay éstos, hay ademds y necesariamente apeti- to, Pero por Io que hace al intelecto y a la potencia 25 especulativa no esta nada claro el asunto si bien pa- rece tratarse de un género distinto de alma y que s0- Jamente €1 puede darse separado como Io eterno de Io corruptible. En cuanto al resto de las partes del alma se deduce claramente de lo anterior que no se dan separadas como algunos pretenden™. Que son distintas desde el punto de vista de la definicién es, no obstante, evidente: Ia esencia de la facultad de sentir difiere 20 de Ia esencia de Ia facultad de opinar de igual manera ‘que difiere el sentir y el opinar; y lo mismo cada una de las demas facultades mencionadas. Mis ain, en Ciertos animales se dan todas estas facultades mientras otros se dan algunas y en algunos una sola. Esto fs lo que marca la diferencia entre los animales (por #14 a ‘qué razén, lo veremos més adelante). Algo muy pa- ® Se alude seguramente a Patén y 2 su tripartlelén de sina con Ia consiqulentelocaliacin delat tres partes en el viento, fl pocho ¥ el cerebro respectivameate. Véase lx Replica, TV, 4800 ses; IX, 80d gs? VIM, 5ibe y SDB, Tambien Time, eg ses. ' ‘Arltételes remlte al lector al eapitulo duadécimo det ibro tercero, En cuanto a fa frase inmediatamente anterior al pat eatesls (otto d0 poet diaphords Yon zdn) cabe entender de ‘dos manors: 2) Como la hemos entendido: esto es lo que marca la dite. rencia entre [os animales. La palabra sesto hace referencia al hecho previameate consignado de como las dlstintas faults estan dsttbuldas desiguimente entre los animales, '). eEsto es Jo que marca diferencia entre los animales y Jos simples vivenies En tal caso se ludira a tata, menclo- ‘nado Inmediatamente antes como facilad cenit infin am ACERCA DEL ALMA recido ocurre también con las sensaciones: ciertos ani ‘ales las poseen todas, otros algunas y otros, en fin, solamente tuna, la més necesaria, el tacto. Pues bien, puesto que la expresién «aquello por Io ‘5 que vivimos y sentimos» tiene dos acepciones —e igual- ‘mente la expresion eaquello por lo que sabemoss: s0- lemos referirnos ya a la ciencia ya al alma, toda vez ‘que decimos saber por una y otra; y lo mismo también la expresign «aquello por io que sanamoss: cabe re- ferirse ya a la salud ya a cierta parte del cuerpo o a todo é~ tanto la ciencia como la salud son estructu- ra, forma, definicién y a manera de acto del sujeto 40 que las recibe —del que recibe la ciencia y del que recibe la salud respectivamente—, ya que, segin nues- tra opinion, el acto del agente tiene lugar en el ps ciente afectado por #l; por el contrario, el alma es quello por lo que viviios, sentimos y razonamos pri maria y radicalmente. Luego habra de ser definicién yy forma especifica, que no materia y sujeto. En efec- 45 to: dado que, como ya hemos dicho, la entidad se ende de tres maneras —bien como forma, bien como materia, bien como él compuesto de ambas— ¥ que, por lo demés, la materia es potencia mientras ‘que la forma es entelequia y puesto que, en fin, el Compuesto de ambas es el ser animado, el cuerpo no constituye la entelequia del alma, sino que, al com trario, ésta constituye la entelequia de un cuerpo. Pre- cisamente por esto estén en lo cierto cuantos opinan 20 que el alma ni se da sin un cuerpo ni es en si misma tun cuerpo, Cuerpo, desde luego, no es, pero sf, algo del ‘cuerpo, y de ahi que se dé un cuerpo y, més precisa: mente, en un determinado tipo de cuerpo: no como nuestros predecesores™ que la endosaban en un cuerpo ‘Se reiee alos otasicosrepitiendo Ia rtia ya lanzada contrast teorla de la tasmigracon en al libro anterior, 3, ‘ama32t. samo 11 175 sin preocuparse de matizar en absoluto en qué cuerpo ¥ de qué cualidad, a pesar de que ninguna observn- én muestra que cualquier cosa al azar pueda recibir al azar cualquier cosa. Resulta ser asi, ademés, por de- 2 finjcién: pues en cada caso la entelequia se produce cen el sujeto que esté en potencia y, por tanto, en la materia adecuada. Ast pues, de todo esto se deduce con evidencia que el alma es enteleauia ¥ forma de quel sujeto que tiene la posibilidad de-convertirse en un ser de tal tipo, Cartrono reRceRo De eémo se relacionan entre si las distintas facultades del alma y que ésta ha de definirse 4 través de aguéllas En cuanto a las antedichas potencias del alma, en clertos vivientes se dan todas —como deciamos— 30 mientras que en otros se dan algunas y en algunos, en fin, una sola. ¥ lamébamos potencias a las fact tades nutritiva, sensitiva, desiderativa, motora y_dlis- cursiva. En las plantas ‘se da solamente la facultad nutritiva, mientras que en el resto de los vivientes se {da no s6to esta, sino también Ia sensitiva. Por otra 41 parte, al darse la sensitiva se da también en ellos desiderativa. En efecto: el apetito, los impulsos y la voluntad son tres clases de deseo; ahora bien, todos & Vease supra, 41363241, 2 tn fo que a la terminologia se refers, ef ambito de la vide afectva aparece findo con notable estalldad a To largo 4 la obra de Anstteles. El fendmeno genera de atraci6n epulsion (sbisquedas y cbuldae de loe objetoe, dice « menude ‘Alsstles) recibe el nombre de dress, palabra ue traducimes

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