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Buenos Aires,
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tales conceptos fueron acreditados en la cuenta sueldo del actor. Apela la procedencia de la
sanción dispuesta en el art. 2° de la ley 25.323. Recurre la tasa de interés aplicable y la forma
en que fueran impuestas las costas de primera instancia. Finalmente, apela los estipendios
regulados a los profesionales intervinientes en la sede anterior por entenderlos altos.
La parte actora se queja porque el magistrado de la instancia anterior
tomó como mejor remuneración mensual la suma de $ 17.831,61 y sobre ésta realizó el
cálculo de las liquidaciones finales que le corresponden a su parte. Señala que de las
constancias de autos surge que la mejor remuneración a tomar en cuenta para el demandante
es la suma fijada en el mes de Noviembre de 2017 de $ 19.949,52. Solicita que se considere
dicha suma como base de cálculo para todos los rubros por los que prosperó la demanda.
Asimismo, apela el rechazo del rubro vacaciones correspondientes al período 2016 que fuera
oportunamente solicitado por su parte. Critica la falta de condena en los términos de la ley
24.345 (art. 45). Cuestiona la omisión de incluir los siguientes rubros: días trabajados, sac s/
días trabajados y sac s/ integración del mes de despido.
Razones de índole metodológica me llevan a examinar en primer lugar
los agravios vertidos por la parte demandada.
Desde ya adelanto que, por mi intermedio, los mismos no habrán de
tener favorable andamiento.
Por lo pronto, debo señalar que los agravios desarrollados por la accionada no
constituyen una crítica concreta, pormenorizada y razonada de los argumentos traídos por el
magistrado “a quo” para admitir la acción intentada conforme lo exige el art. 116 de la LO.
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cumplido puesto que, el quejoso, tan sólo se limita a expresar su disconformidad con el fallo
de la Sra. Juez de Primera Instancia, no obstante lo cual he de examinar el mismo con el
objeto de dejar salvaguardado el derecho de defensa de la parte y en función del criterio
restrictivo con que, a mi juicio, debe ejercerse la facultad otorgada por la ley de declarar la
deserción del recurso.
Adviértase que la quejosa no aporta nuevos elementos de valor y
consideración capaces de desvirtuar lo decidido, por el contrario sólo hace alusiones a
circunstancias (antecedentes disciplinarios anteriores del actor) que no se refieren a la causal
rescisoria invocada en el telegrama de fecha 28/11/2017 por el cual dispuso la extinción del
vínculo de trabajo (pérdida de confianza por conducta inapropiada).
Conforme se desprende a las constancias de marras, el dependiente fue
desvinculado por voluntad de la accionada, a raíz de su conducta, desempeño laboral,
antecedentes disciplinarios y toda vez que “…Su comportamiento claramente significó una
grave violación de los deberes y obligaciones a su cargo, ….su conducta inapropiada elimina
la confianza” (ver telegrama de fecha 28/11/2017).
Así las cosas, resalto que la misiva extintiva no cumple con la
exigencia prevista en el art. 243 de la ley de contrato de trabajo. El texto normativo
antedicho en resguardo de la buena fe y del derecho de defensa del denunciado, considera
inoficiosas las enunciaciones extremadamente ambiguas, abstractas o amplias, que no
permiten conocer con certeza la motivación del denunciante, ni posibilitan que éste acomode
sus defensas, con cierta latitud, a los términos de la demanda.
Ahora bien, en este contexto, pesaba sobre la demandada la carga de acreditar
los extremos denunciados; en tanto como es sabido la parte que afirma la existencia de un
hecho controvertido, tiene la carga de probar la existencia del mismo, circunstancia que no se
advierte acreditada en el caso (art. 377 C.P.C.C.N. y art. 155 L.O.).
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243 de la LCT ya citado), el incumplimiento contractual que hizo eclosión y motivó el
despido fue que el actor no corrigió su comportamiento y “graves violación de los deberes y
obligaciones a su cargo”, más allá de mención que allí efectuó acerca de la existencia de
antecedentes laborales relativos a anteriores inobservancias.
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eficacia probatoria del testimonio que éste incluya la llamada “razón del dicho”. Esto es, las
circunstancias de tiempo, modo y lugar que tornen verosímil el conocimiento de los hechos
por el testigo, así como la ocurrencia misma de lo relatado.
En este orden de ideas, añado que los declarantes son dependientes de
la demandada, y si bien tal circunstancia no invalia su declaración “per se”, lo cierto es que
obliga al sentenciante a efectuar un análisis más restrictivo de las declaraciones brindadas.
Así las cosas, ante la falta de prueba del hecho concreto invocado
como causa de despido, la mención de antecedentes disciplinarios no resulta suficiente para
justificar la ruptura del vínculo (art. 242 de la LCT).
Al respecto, destaco que no obsta a mi ver que en el telegrama
extintivo la demandada esgrimió que consideraba sus “antecedentes disciplinarios”,
“desempeño laboral inapropiado e insatisfactorio”, sin embargo por un lado, repito dichas
circunstancias no han sido acreditadas en autos y por otra parte, como ya tiene dicho esta
Sala, la motivación dada en apoyo del acto rescisorio impone el análisis acerca de la
presencia o no de injuria con los alcances que requiere el art. 242 de la L.C.T. desde la óptica
de un criterio cuantitativo, al aducir la demandada la reiteración de ciertos incumplimientos
contractuales, los cuales habrían dado lugar a sanciones disciplinarias resueltas por el
empleador, pero anteriores al despido, con la imperiosa necesidad de verificar la presencia de
un nuevo incumplimiento contemporáneo al acto extintivo que haga eclosión como para
rescindir el contrato como medida proporcionada a las inobservancias contractuales al
resultar, de ese modo, una imposibilidad de proseguir con la relación laboral (arg. art. 242
L.C.T.).
Así las cosas, toda vez que la patronal no aportó tampoco prueba para
acreditar la última y contemporánea causal invocada para producir la ruptura de la relación
laboral (“conducta inapropiada elimina la confianza” –sic-) no cabe más que mantener en
este punto lo decidido en la instancia de grado en cuanto admitió los rubros derivados del
despido.
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Desde otro ángulo, ante lo expresado por la quejosa en el memorial
recursivo en relación a falta de valoración de la prueba documental aportada por su parte al
contestar la demanda en donde sostiene que se encuentran los apercibimientos escritos
previamente aplicados al actor; cabe destacar que la prueba documental adjuntada por la
demandada con el responde ha sido categóricamente desconocida por la parte actora (ver fs.
52 y fs. 54 en especial respecto de la firma inserta en la sanción de fecha 28/7/2014) y su
autenticidad no ha sido demostrada fehacientemente. Nótese que en la especie no se produjo
prueba pericial caligráfica.
Consecuentemente, estimo que la empleadora no demostró la causal
invocada para dar por concluido el contrato de trabajo.
En cuanto a la valoración de la injuria recuerdo que de acuerdo con lo
previsto en el art. 242 LCT, son los jueces quienes tienen que valorar prudencialmente la
injuria teniendo en consideración el carácter de las relaciones, las modalidades y
circunstancias personales en cada caso.
En la especie –de conformidad con los parámetros de causalidad,
proporcionalidad y oportunidad- entiendo que los incumplimientos endilgados al trabajador
por la patronal no constituyen justa causa de despido puesto que los mismos no revisten una
magnitud de suficiente importancia para desplazar del primer plano el principio de
conservación del empleo al que hace referencia el art. 10 de la ley de contrato de trabajo.
Con respecto a las demás alegaciones del memorial recursivo, tengo en cuenta
que es jurisprudencia de la CSJN que no resulta necesario seguir a las partes en todas y cada
una de sus argumentaciones, bastando hacerse cargo de las que resulten conducentes para la
decisión del litigio (cfr. Fallos 272:225; 274:113; 276:132; 280:320, entre otros) y, con tal
base, -como adelanté- no las encuentro eficaces para rebatir la valoración realizada
precedentemente.
En esta línea argumental, advierto que las circunstancias propias del caso bajo
análisis, no conducen en sí mismas a inferir la imposibilidad de continuar la relación laboral,
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tal como pretende la accionada (arts. 242 y 243 de la L.C.T. y 386 del C.P.C.C.N.), por lo
que no cabe más que confirmar el decisorio atacado.
Ambas partes discrepan acerca de la remuneración considerada en la instancia
anterior a fin de realizar los cálculos por los cuales progresará la acción por ello analizaré los
agravios vertidos al respecto de manera conjunta.
Mientras la parte actora sostiene que debió considerarse la suma de $
19.949,52 en función de lo informado por el experto contable, la demandada afirma que
eventualmente debió tenerse en cuenta la suma denunciada en el escrito introductorio, es
decir $ 15.000 mensuales.
El sentenciante de grado indicó que la mejor remuneración mensual, normal y
habitual del actor era de $ 17.831,61 (ver fs. 114vta del pronunciamiento atacado).
Ahora bien, en este sentido advierto que asiste razón a la parte actora en
cuanto señala que de conformidad con las constancias de la causa la mejor remuneración
correspondió al mes de noviembre de 2017 y la misma ascendió a la suma de $ 19.949,52.
En efecto, el perito contador informó que el mejor salario mensual resulta ser el del mes de
noviembre de 2017 que son $ 9.974,96 quincenales (ve pericia contable fs. 69/82 en especial
fs. 78).
Frente a lo manifestado por la parte demandada respecto de la condena
“ultra petita” advierto que el magistrado no cambió una acción por otra, ni se pronunció
sobre peticiones no formuladas por las partes.
En cuanto a ello vale recordar que cuando el juez laboral dicta
sentencia, está imbuido de los lineamientos de los arts. 11 y 12 de la ley de contrato de
trabajo, y es por ello que en el caso de que del análisis de la prueba resulte que lo debido al
trabajador es más que lo reclamado, está obligado a condenar por la cuantía de los créditos
que correspondan. Como enseña el distinguido maestro Amadeo Allocati (ver “Derecho
Procesal del Trabajo” en Tratado de Derecho del Trabajo dirigido por Deveali 2º de. T. V. p.
145), la facultad otorgada a los magistrados por el art. 56 L.O. no implica fallar “extra
petita”.
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Contrariamente a lo pretendido por la accionada en el supuesto concreto no se
ha demostrado el pago de los conceptos vacaciones y sac proporcional de conformidad con
lo dispuesto en los arts. 138 y 140 de la LCT.
En este sentido cabe destacar que no se ha oficiado al banco requiriendo
información sobre los depósitos que habría tenido el actor en su cuenta sueldo y el experto
contable pudo corroborar dicho extremo. Véase que sobre el punto el perito indicó que no se
encuentra firmado por el actor el original y el duplicado de la liquidación final ni la segunda
quincena de noviembre de 2017 (ver fs. 62/65 y fs. 73/81).
En otras palabras, la demandada no ha acompañado en autos constancia de
pago alguna que acredite la cancelación total de dichos conceptos; y –tal como lo ha dicho la
jurisprudencia en reiteradas oportunidades- conforme lo dispone el art. 138 de la LCT, todo
pago en concepto de salario u otra forma de remuneración deberá instrumentarse mediante
recibo firmado por el trabajador. En suma, no habiéndose agregado los pertinentes recibos y
no mediando -tampoco- confesión judicial expresa del dependiente en el sentido de haber
percibido los “items” pretendidos, no cabe otra alternativa que considerar que quien poseía la
carga de la prueba no ha logrado demostrar el pago del emolumento requerido y cuya
procedencia no resulta discutible (arts. 377 C.P.C.C.N., 138 y 144 LCT).
La misma suerte correrá la pretensión articulada en torno al incremento
indemnizatorio dispuesto en el art. 2° de la ley 25.323.
Digo así, toda vez que en la especie se verifican los requisitos necesarios para
su procedencia, esto es: a) la existencia de obligación indemnizatoria en los términos de los
arts. 232, 233 y 245 LCT (despido con causa que –controvertida por el trabajador no se
prueba-), b) el no pago de dichas indemnizaciones en tiempo oportuno (la mora es
automática a partir del distracto), c) intimación fehaciente emplazando a su cancelación, y d)
que el dependiente se vea obligado a “iniciar acciones judiciales o cualquier instancia previa
de carácter obligatorio para percibirlas”.
Tampoco tendrá recepción el segmento del recurso que gira en torno a la tasa
de interés fijada en la sede anterior.
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señaló que el reclamo por la indemnización prevista en el art. 80 de la LCT debía ser
rechazado dado que la falta de entrega del certificado en cuestión resultaba imputable al
actor en tanto la demandada Plavinil había cumplido con su obligación de confeccionarlo y
ponerlo a su disposición en tiempo y forma.
La parte actora se allanó “a la reconvención de la demandada punto VI
del escrito de contestación de demanda “(sic), solicitando la eximición de costas (ver fs. 54).
Sentado ello, teniendo en consideración lo resuelto por el magistrado
de grado a fs. 115 en relación a la reconvención, y toda vez que no existe controversia en
virtud del allanamiento efectuado por la propia parte actora no cabe más que desestimar el
agravio vertido en este aspecto.
Asiste razón al demandante en cuanto aduce que se omitió incluir en la
liquidación los siguientes rubros: días trabajados, sac s/ días trabajados y sac sobre
integración del mes de despido. En base a las modificaciones propuestas precedentemente en
relación a la mejor remuneración del actor ($ 19.949,52) corresponde recalcular los rubros y
montos por los cuales progresará la presente acción: 1) indemnización por antigüedad $
99.747,6, 2) preaviso $ 19.949,52, 3) sac s/ preaviso $ 1.662,46, 4) días trabajados e
integración mes de despido $ 19.949,52, 7) sac s/ integración mes de despido y días
trabajados $ 1.662,46, 8) vacaciones proporcionales $ 10.263,72 9) sac s/ vacaciones
proporcionales (extremo que arriba firme a esta instancia) $ 855,31, 10) sac proporcional
7.446,5, 11) indemnización art. 2 de la ley 25.323 $ 71.465,78. Ello arroja un total de $
233.002,87 (pesos doscientos treinta y tres mil dos con ochenta y siete centavos) el que
llevará los intereses dispuestos en la sede de origen de conformidad con las Actas 2601, 2630
y 2658 de la CNAT.
Atento la forma de resolver el tratamiento de los recursos deducidos
respecto de los emolumentos regulados en la etapa de grado devienen abstractos de
conformidad con lo establecido en el art. 279 del CPCCN.
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condena a la suma de $ 233.002,87 (pesos doscientos treinta y tres mil dos con ochenta y
siete centavos) el que llevará los intereses dispuestos en la sede de origen de conformidad
con las Actas 2601, 2630 y 2658 de la CNAT, 2) Confirmarla en todo lo demás que decide,
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3) Imponer las costas de Alzada a la demandada vencida (art. 68 CPCCN), 4) Regular los
30% de lo que les corresponda percibir por su actuación en la instancia anterior (art. 38 LO),
ANTE MI:
R.B.
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