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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA

“GABRIEL RENE MORENO”


FACULTAD INTEGRAL DEL CHACO

TRABAJO PRACTICO FINAL

RESOLUCION DE CONTRATO POR FALTA DE


PAGO

MATERIA: PROCESO MONITORIO Y PROCESO DE EJECUCION

CATEDRATICO: Dr. LUIS AMERICO AYALA ROMERO

ESTUDIANTE: DANIEL ALEJANDRO SALGUERO SOSSA

FECHA: 28 DE AGOSTO 2022


TRABAJO PACTICO FINAL
RESOLUCION DE CONTRATO POR FALTA DE PAGO
ART.390 C.P.C

RESOLUCION DE CONTRATO POR FALTA DE PAGO EN BOLIVIA

El profesor Lorenzetti señala que “la resolución es un modo extintivo que tiene su
fundamento en la correspectividad de las prestaciones. En estos casos concurren
hechos sobrevinientes que impacten el equilibrio de negocio y que autoriza a una de
las partes a dejarlo sin efecto.
permitiéndose al cumplidor que tenga posibilidad de dejar sin efecto el contrato.
Del estudio del Art. 568 del Código Civil se coligue que la parte que ha cumplido lo
establecido en el contrato y la contraparte ha incumplido tiene todo el derecho de
demandar la resolución del negocio jurídico; por lo tanto, en las convenciones con
prestaciones recíprocas cuando una de las partes incumple por su voluntad su
compromiso, la parte que ha cumplido puede pedir judicialmente el cumplimiento del
contrato, más el resarcimiento de los daños y perjuicios
OBJETO DE LA PRETENSIÓN JURÍDICA DEL PROCESO MONITORIO DE
RESOLUCIÓN DE CONTRATO
La facultad de resolver las obligaciones se entiende implícita en las recíprocas para el
caso de que uno de los obligados no cumpliere lo que le incumbe el perjudicado podrá
escoger entre exigir el cumplimiento o la resolución de la obligación con el
resarcimiento de daños y también podrá pedir la resolución aún después de haber
optado por el cumplimiento cuando éste resultará imposible
La “Exceptio non adimpleti contractus” tiene su fundamento en que si una de las partes
pretende exigir de la otra el cumplimiento de su prestación sin ofrecer la realización de
la suya el demandado podrá oponer la llamada “excepción de contrato no cumplido” no
se niega el cumplimiento sino el cumplimiento previo por lo que si la parte que reclama
ha cumplido su obligación cesa todo fundamento para alegar la excepción
El demandante puede pedir la resolución de contrato por falta de cumplimiento de la
obligación de pago cuando la parte actora acreditará mediante documento auténtico
reconocido ante autoridad judicial competente o dado por reconocido o
voluntariamente reconocido ante notario de fe pública.
INTIMACIÓN PREVIA OBLIGATORIA. -
La regla general es que en el proceso monitorio no es posible la intimación previa; sino
directamente al dictado de la sentencia; sin embargo, conforme el Art. 377 del código
procesal civil (2013) prevé la intimación previa obligatoria, para recién ingresar al
proceso monitorio con el dictado de la sentencia inicial; por lo tanto, no es posible
iniciar el proceso monitorio de resolución de contrato por falta de pago, si previamente
no se practica la intimación previa, tal cual prevé el parágrafo I del artículo 377 el
procedimiento citado por consiguiente, la intimación previa no es una opción sino una
obligación.
En esta intimación previa obligatoria que se le dará el trámite de incidente, debe
acreditarse incumplimiento del contrato por parte del demandado, así como, en su
caso, el cumplimiento de la obligación que le es propia al actor.
En los casos de resolución de contrato por incumplimiento, corresponder a una
intimación previa a pedido de la parte actora, que se practicara por el plazo de 10 días,
para que la contraparte se manifieste sobre esos extremos que son necesarios para
ingresar recién el proceso monitorio.
RESOLUCIÓN DE CONTRATO EN LA VIA MONITORIA
En la resolución de contrato por falta de pago en la vía monitoria se busca la extinción
del contrato al actor no le interesa el cumplimiento, sino que se deje sin incumplimiento
el contrato por lo tanto el mismo se resuelva y se resarza por los daños y perjuicios
sufridos por el incumplimiento.
Debe quedar claro que no es posible demandar la resolución del contrato por falta de
pago en la vía monitoria si el ha sido celebrado mediante forma verbal
Cuando se demande la resolución de contrato por falta de cumplimiento de la
obligación de pago la parte actora acreditará mediante documentos reconocido ante la
autoridad competente o voluntariamente reconocido ante el notario de fe pública
SENTENCIA INICIAL
Presentada la demanda, realizada la intimación previa, acompañada de la prueba
documental que acredite, que el actor ha cumplido con su obligación.
Y haya sido incumplido el contrato por parte del demandado, el juez público debe
dictar sentencia inicial, ordenando la resolución del contrato.
Conforme al artículo 574 del código civil 1976. La declara la resolución de contrato, el
primer efecto que produce, la declaración tiene efectos retroactivos: es decir, qué se
retrotraen al momento de la celebración del contrato es posible no causa perjuicio a
las partes.
CITACIÓN AL DEMANDADO
Con la demanda y la sentencia inicial será citada a la parte demandada para que
pueda oponer excepciones en el plazo de 10 días; ya que si el mecanismo de
impugnación y defensa de la sentencia inicial qué hace el lugar a la pretensión del
actor es oposición de secciones por parte del demandado. Conforme al Art. 394 del
Código Procesal Civil 2013.
COSA JUZGADA FORMAL EN EL PROCESO MONITORIO DE RESOLUCIÓN DEL
CONTRATO
Si no se opusiere excepciones en el plazo previsto por la ley. la sentencia pasará en
autoridad de cosa juzgada y el proceso quedará concluido en forma definitiva como
proceso monitorio.
La sentencia definitiva pronunciada en el proceso monitorio de resolución del contrato
por falta de pago, no puede ser impugnada en proceso ordinario posterior porque
procede únicamente esta situación procesal, para el proceso monitorio ejecutivo,
conforme al artículo 386 del código procesal civil (2013); además, las disposiciones
comunes para todos los procesos monitorio no contempla esta posibilidad; por ello
podemos concluir, que contra la sentencia únicamente procede recurso ordinario de
apelación, sin recursos ulterior (casación) y menos con el proceso ordinario posterior.
Ejecutoriada la sentencia se ingresa directamente en fase de ejecución, dejándose sin
efecto el contrato; por lo tanto, resuelto, procediéndose al resarcimiento de daños y
perjuicios y otros aspectos que han sido previstos en la sentencia.

RESOLUCION DE CONTRATO POR FALTA DE PAGO EN CHILE


la responsabilidad civil por el incumplimiento de contratos de servicios consiste en una
garantía legal análoga a la de la compraventa porque la mayor parte de los servicios
se contrata en vistas de un resultado. Esta garantía está formada por los siguientes
remedios: resolución del contrato o devolución del precio, cumplimiento o repetición de
la prestación debida, e indemnización de perjuicios.
Se trabaja en torno a la hipótesis de un sistema de protección legal del acreedor
idéntico para servicios civiles o mercantiles y servicios al consumidor, aunque las
fuentes difieran. Este propósito exige conectar el tratamiento general de la
responsabilidad civil por incumplimiento de contratos (artículos 1489, 1553 y 1556 a
1558 del Código Civil chileno) con varias normas de lo que podríamos llamar parte
especial del Código Civil chileno (comprendidas en los Títulos XXVI a XXXII del Libro
IV). Requiere también relacionar todo esto con las normas de la ley N° 19.496, de
1997, sobre protección de los derechos de los consumidores (en adelante también
LPC). La LPC considera un sistema de sanciones para el caso específico de
incumplimiento de contratos de servicios en el Título III, Párrafo 4º, bajo el título
"Normas especiales en materia de prestación de servicios" (artículos 40 a 43). Hasta
ahora no se ha abordado el estudio de la responsabilidad contractual que emerge del
incumplimiento de servicios, a clientes en general y a consumidores. Este estudio
asume este desafío y propone un aporte de sistematización a esta discusión.
Este estudio parte de un concepto de "responsabilidad" que consiste en la sanción o
consecuencias jurídicas que produce la infracción del contrato. Tradicionalmente se
enseña en Chile que esta responsabilidad consiste en "la obligación de indemnizar al
acreedor el perjuicio que le causa el incumplimiento del contrato o su cumplimiento
tardío o imperfecto". Pero en el ámbito de los contratos, el perjuicio del acreedor
puede quedar indemne o ser compensado de diferentes modos. Usando una
terminología aceptada por autores nacionales, el incumplimiento se subsana con
diversos "remedios", que operarían en la práctica como un sistema, aunque carezcan
de coherencia normativa. Según el artículo 1489 el acreedor puede optar por exigir el
cumplimiento (en naturaleza o específico), o la resolución del contrato no cumplido; en
cualquiera de los dos casos, con indemnización de perjuicios. Es decir, el acreedor
puede quedar indemne por el valor de prestación en sí mismo (en naturaleza o por
equivalente) o por la restitución del precio pagado por la prestación no cumplida;
partidas compensatorias del incumplimiento a las que el acreedor podría añadir los
llamados perjuicios consecuenciales, que se tiende a defender que consisten en el
interés positivo del acreedor (al menos en el supuesto de la acumulación de resolución
e indemnización)Por su parte, el artículo 41 LPC dispone que en caso de
incumplimiento de un contrato de prestación de servicios el consumidor (acreedor del
servicio) puede exigir que "se preste nuevamente el servicio" (una pretensión de
cumplimiento) o "la devolución del precio pagado por este al proveedor" (una
consecuencia de la resolución); quedando siempre a salvo la posibilidad de exigir la
indemnización de todo perjuicio. Es decir, la serie de sanciones que ofrece la LPC
puede considerarse equivalente a la que ofrece el Código Civil.
Por tanto, se defiende la idea de que la indemnización de perjuicios en el sentido
pecuniario y compensatorio del concepto no es la única sanción que puede imponer el
acreedor o consumidor del servicio al deudor. Sería incluso riesgoso afirmar que la
única sanción frente al incumplimiento es la indemnización pues, fuera del ámbito de la
LPC, todavía se discute en Chile si el acreedor debería pedir la indemnización en
forma accesoria a otra petición principal9, aunque va consolidándose una lectura de las
normas que favorece la autonomía de la indemnización de perjuicios. En la LPC, la
indemnización de "todos los daños materiales y morales en caso de incumplimiento de
cualquiera de las obligaciones contraídas por el proveedor" es un derecho garantizado
al consumidor por la misma ley (artículo 3º letra e)).
El desarrollo de las ideas expuestas anteriormente se hará de la siguiente forma. En
primer lugar, se examinarán algunas singularidades de los contratos de servicios,
como contratos que engendran obligaciones de hacer. En esta parte también se
procura aportar a la reconstrucción de un régimen de los contratos de prestación de
servicios en general (Parte I.). En segundo lugar, se examinará el presupuesto de la
responsabilidad contractual: el incumplimiento. El objetivo es demostrar que el hecho
del incumplimiento tiene de por sí unas sanciones; y su imputabilidad, otras.
Advertimos que esta parte no tiene por objeto realizar nuevos aportes sino el ofrecer
una síntesis del estado de la cuestión entre los autores chilenos. (Parte II.). En tercer
lugar, el punto central de este estudio es la organización de las consecuencias
jurídicas del incumplimiento de contratos de servicios, en cuanto contratos que
engendran obligaciones de hacer (Parte III.). El artículo quedaría inconcluso sin la
última parte, que aborda las posibles causas de exoneración en que podría ampararse
el deudor de obligaciones de servicios (Parte IV.).
2. LOS CONTRATOS DE SERVICIOS EN LA LEGISLACIÓN CHILENA
Los contratos de servicios ofrecen diversas peculiaridades. Pero en esto la legislación
chilena no es muy distinta a los ordenamientos jurídicos codificados. Se ha escrito que
los servicios son "el cajón de sastre" y "el pariente pobre" de los contratos. Esto puede
ser cierto en cuanto a que su marco regulatorio legal carece de la unidad sistemática
de que goza la compraventa. Pero no lo es en el terreno del tráfico jurídico. Su
importancia práctica exige un esfuerzo de caracterización que facilite el estudio de la
responsabilidad por su incumplimiento.
Como punto de partida puede afirmarse que los servicios son contratos atípicos en el
sentido tradicional de la palabra; es decir, no tienen un tratamiento sistemático en el
Código Civil ni en el Código de Comercio. Se distinguen por ser contratos que
engendran obligaciones de hacer. Es común encontrarlos inmersos en contratos
complejos, vinculados con otros negocios de diversa naturaleza. Según las categorías
de obligaciones de medio y resultado, los contratos de servicios pueden ser de una u
otra clase, aunque predomina la contratación de servicios de resultado. Por último, a
partir de la LPC, se puede afirmar que la gran clasificación de estos contratos procede
de quienes resultan ser sus partes, pues los servicios a consumidores quedan sujetos
a un régimen especial que los distingue de los demás servicios.
3. EL INCUMPLIMIENTO COMO PRESUPUESTO DE RESPONSABILIDAD
La responsabilidad contractual tiene como presupuesto el incumplimiento por parte del
deudor de una prestación debida por causa de un contrato. Son igualmente
incumplimiento la falta de prestación como también la prestación de calidad
defectuosa, que no satisface el estándar del contrato y resulta por esto ser indebida o
disconforme con el contrato; y la prestación efectuada tardíamente.
Se enseña que la prestación es el elemento objetivo de la obligación, lo que se debe,
la conducta que se exige al deudor. El objeto de la prestación puede ser, a su vez, un
dar, un hacer o un no hacer. Si cumplimiento o pago efectivo es la prestación de lo que
se debe (artículo 1568), incumplimiento es la falta de satisfacción de lo debido, sea
total o parcialmente, pues el acreedor bajo ningún concepto está obligado a aceptar en
cumplimiento una prestación diversa a la que se debe, "ni aun a pretexto de ser de
igual o mayor valor" (artículo 1569). Esto concuerda con el artículo 1556 que dispone
que el incumplimiento se configura cuando la obligación, es decir, la prestación debida,
no se cumple, se cumple imperfectamente o se retarda el cumplimiento. Si
conectamos este incumplimiento con el contrato podemos afirmar que lo debido, su
cumplimiento y su incumplimiento, viene previsto por la regla contractual. O bien, como
se ha expresado, por el programa o propósito práctico del contracto 31. El contrato
establece un estándar conforme al cual debe hacerse la prestación. Toda prestación
que no satisface el baremo fijado en el contrato constituye, o puede constituir,
incumplimiento.
Lo dicho conecta con las consecuencias que atribuyen al incumplimiento los artículos
1489, 1553, 1555, y 1568. El artículo 1489 discurre sobre el supuesto de "no cumplirse
por uno de los contratantes lo pactado" y le atribuye consecuencias. Otro tanto hace el
artículo 1553, donde el cumplimiento es la "ejecución del hecho convenido"; es decir,
contratado. El incumplimiento se obtiene por la negación de esta proposición: la
inejecución del hecho convenido. Y el artículo 1555 donde las consecuencias del
incumplimiento se relacionan con "el objeto", es decir, con el fin, "que se tuvo en mira
al tiempo de celebrar el contrato": un proyecto, un estándar contratado.
El artículo 1568 define el pago como "la prestación de lo que se debe". El pago como
prestación de lo debido es también el cumplimiento de lo debido. Si lo debido tiene por
fuente el contrato, el cumplimiento es la prestación de lo debido en el contrato. El
incumplimiento, la falta de prestación de lo debido. Por otra parte, de acuerdo a la
regla del artículo 1545 también puede afirmarse que el incumplimiento es la infracción
de un contrato, pues "todo contrato legalmente celebrado es una ley para los
contratantes".
Un aspecto relevante para algunas consecuencias del incumplimiento que no se
abordan en este artículo es la imputabilidad de este al deudor. El incumplimiento en sí
mismo es un hecho objetivo
Otra cosa es que la imputabilidad de este hecho al deudor tenga sus consecuencias
específicas. En algunos casos la falta de diligencia o cuidado configura por sí misma el
incumplimiento de la prestación debida (como en las obligaciones de medio). En este
trabajo interesa destacar que cualquier desviación de las obligaciones que impone el
contrato, con independencia del tipo de obligación de que se trate, y de que la falta de
ejecución sea o no imputable al deudor configura un incumplimiento. Trasladando todo
esto al campo de los servicios, el incumplimiento del proveedor se configura entonces:
no haciendo el hecho contratado, haciendo imperfectamente el servicio, o haciéndolo
tardíamente (cf. artículo 1556).
4. LA RESPONSABILIDAD POR INCUMPLIMIENTO DE CONTRATOS DE
SERVICIOS
El centro de este estudio consiste en afirmar que la responsabilidad civil por
incumplimiento de contratos de servicios consiste en una serie de sanciones o
consecuencias, que incluye la obligación de indemnizar perjuicios, pero que no se
limita a ella. El incumplimiento de obligaciones de hacer que engendra un contrato de
servicio tiene las siguientes consecuencias. En primer lugar, el prestador del servicio
puede ser obligado a hacer de nuevo el servicio. En segundo lugar, puede ser
obligado a devolver el precio pagado por el servicio no hecho. Por último, el prestador
puede ser obligado a indemnizar los perjuicios causados por el incumplimiento, en la
medida en que estos le sean imputables. Estas son las sanciones que se analizan a
continuación.
5. LAS CAUSAS DE EXONERACIÓN DEL QUE NO HA CUMPLIDO LA
OBLIGACIÓN DE HACER UN SERVICIO
Para terminar este estudio nos preguntamos si los remedios a disposición del acreedor
(civil, comercial o consumidor) perderían su eficacia por un incumplimiento no
imputable al proveedor o prestador del servicio (por caso fortuito o fuerza mayor), o
por un incumplimiento que obedece a la imposibilidad absoluta para la ejecución actual
del hecho debido (ex artículos 1547 y 534 Código de Procedimiento Civil). La pregunta
es si la imputabilidad y la exoneración de responsabilidad se mueven en un ámbito
distinto al del funcionamiento del sistema de responsabilidad contractual expuesto más
arriba. Con esto distingo entre "ser responsable" y "estar obligado", como explica
Barros Bourie. Pues podría el proveedor o deudor permanecer obligado a satisfacer el
interés contractual del acreedor, al menos de algún modo, no siendo responsable de
todos los perjuicios que este pueda haber sufrido a causa del incumplimiento, cuando
este le es inimputable. El proveedor podría permanecer obligado, pero no ser
responsable. Este es el análisis que se ofrece a continuación.
VI. CONCLUSIONES
Las consecuencias jurídicas o responsabilidad por el incumplimiento de contratos de
servicios son las siguientes. Primero, el derecho del acreedor o consumidor a pedir
que se haga de nuevo el servicio; es decir, que se vuelva a cumplir el contrato o que
se subsane el incumplimiento. Segundo, el derecho del acreedor a pedir la devolución
del precio; es decir, el derecho a pedir la resolución del contrato por incumplimiento.
Tercero, el derecho a pedir indemnización de perjuicios por el incumplimiento. Este
conjunto de pretensiones forma un sistema de responsabilidad contractual por
incumplimiento de contratos que engendran obligaciones de hacer, como los contratos
de prestación de servicios. En la medida que este conjunto de pretensiones está
asegurado por leyes generales (Código Civil y de Comercio) y especiales (LPC, D.L.
Nº 458 de 1976 sobre Urbanismo y Construcciones), tanto para acreedores civiles o
mercantiles como para consumidores, puede afirmarse que los contratos de prestación
de servicios también cuentan con una garantía legal por incumplimiento.
Estas consecuencias jurídicas son generalmente de uso alternativo o de opción para el
acreedor o consumidor. Sin embargo, según la naturaleza del hacer comprometido en
el contrato, hay supuestos en que no es posible la opción y el acreedor o consumidor
solamente puede pedir la indemnización de perjuicios. Son casos en que no puede
volver a hacerse el servicio. O casos en que no cabe restitución del precio porque no
puede deshacerse lo hecho. La indemnización de perjuicios tiene, por esto, especial
relevancia como mecanismo de aseguramiento de la responsabilidad por
incumplimiento de contratos de prestación de servicios. Este último mecanismo exige
un juicio contradictorio en que se pruebe la especie y cuantía del daño, como
asimismo que este resulta imputable causal y subjetivamente al deudor.
Un caso especial en que se atribuye responsabilidad contractual al intermediario de un
contrato de prestación de servicios es el caso del artículo 43 LPC. El supuesto
responde a la tendencia en el Derecho del Consumo de elevar a la categoría de norma
imperativa determinados pactos que admite el derecho común de los contratos. En
este caso, el pacto por el cual el intermediario se constituye garante como deudor
principal frente al mandatario o agente del credere.
Una conclusión de este estudio es, por último, que el deudor responde por el
incumplimiento sin que pueda exonerarse de responsabilidad alegando caso fortuito o
fuerza mayor; y ni siquiera imposibilidad sobreviniente. Estas alegaciones pueden
hacerse valer; pero tienen finalidades limitadas. Este estudio considera que nunca
liberan totalmente al deudor de su responsabilidad.

RESOLUCION DE CONTRATO POR FALTA DE PAGO EN BOLIVIA


Artículo 1429.- En el caso del artículo 1428 la parte que se perjudica con el
incumplimiento de la otra puede requerirla mediante carta por vía notarial para que
satisfaga su prestación, dentro de un plazo no menor de quince días, bajo
apercibimiento de que, en caso contrario, el contrato queda resuelto
Si la prestación no se cumple dentro del plazo señalado, el contrato se resuelve de
pleno derecho, quedando a cargo del deudor la indemnización de daños y perjuicios
La aplicación del remedio resolutorio presupone un juicio en donde se asume que el
interés de una de las partes de una relación contractual ha decaído debido al
incumplimiento imputable de su respectiva contraparte de ejecutar la prestación a su
cargo. Por ende, se asume que el titular del interés lesionado tiene ahora un nuevo
interés, esto es, el interés de quedar desvinculado de la relación jurídica instaurada
con la denominada parte infiel. Para dar protección a dicho interés, el orden ha puesto
a su servicio el derecho potestativo de resolver el contrato particular.
Si bien la normativa del Código Civil permite resolver un contrato por el incumplimiento
de deberes principales, ello no resulta posible si dicho incumplimiento se predica de
deberes puramente accesorios (esto es, que no inciden en la ejecución del deber
primario de prestación) o, inclusive de deberes de protección.

Debe tomarse en consideración que la adopción en el sistema peruano de los deberes


de protección requiere la verificación previa de una serie de condiciones que deben
presentarse en el Código Civil, a saber: (i) la convicción que en dicho cuerpo
normativo se haya adoptado una definición de la relación obligatoria como una relación
compleja y no como una vinculación simple, (ii) en vista que en el esquema del Código
no puede hablarse de “contacto social” como fuente de situaciones subjetivas, la
necesidad de acudir a la “buena fe objetiva” como fuente hetero integradora de efectos
jurídicos y, (iii) la necesidad de demostrar que dicha noción de buena fe tiene la
categoría de “principio” y no de “cláusula general”.

Asumiendo que se haya cumplido con tales condiciones y, por ende, que se pueda
concluir que resulta posible sostener que el deudor, además de ejecutar un deber
primario de prestación, debe ejecutar cierto deber de protección, el incumplimiento de
este último no faculta a la parte lesionada por dicho incumplimiento a resolver la
relación contractual instaurada entre las partes.

Según la normativa civil peruana, solo procede la resolución de un contrato por


incumplimiento de prestaciones principales o de prestaciones accesorias que inciden
en la ejecución de prestaciones principales, no así por incumplimiento de prestaciones
puramente accesorias.

En tal sentido, cuando el artículo 1428° del Código Civil señala que: “(…) en los
contratos con prestaciones recíprocas, cuando alguna de las partes falta al
cumplimiento de su prestación (…)”, se refiere necesariamente a la prestación
principal a cargo de una de las partes, lo cual justifica su redacción en singular.

Del mismo modo, cuando el artículo 1429° del Código Civil, regulando el mecanismo
extrajudicial de la resolución por intimación, señala que “(…)en el caso del artículo
1428°, la parte que se perjudica con el incumplimiento de la otra puede requerirla
mediante carta por vía notarial para que satisfaga su prestación, dentro de un plazo no
menor de quince días, bajo apercibimiento de que, en caso contrario, el contrato
queda resuelto (…)” , se refiere nuevamente a la prestación principal de una de las
partes.

Puede afirmarse que esta opción reposa en la abierta defensa del articulado del
Código Civil peruano de 1984 al denominado “principio de conservación del contrato”,
lo cual tiene como efecto que el tratamiento legislativo de los remedios resolutorios
tenga un carácter residual y de excepción, así como un cerrado campo de aplicación,
desde que su finalidad esencial es fundamentalmente, ocasionar la ruptura de la
relación contractual.

Para comprender mejor el carácter restrictivo de la aplicación de los remedios


resolutorios en sede nacional, puede realizarse una actividad comparativa entre los
artículos 1428° y 1429° del Código Civil peruano ya citados con sus respectivas
fuentes legislativas, esto es, los artículos 1453° y 1454° del Código Civil italiano.
En efecto, mientras que los artículos 1428° y 1429° del Código Civil peruano facultan a
la parte lesionada a resolver el contrato porque la contraparte ha incumplido con
ejecutar su prestación, el artículo 1453° del Código Civil italiano señala que “(…)
cuando uno de los contratantes no cumple sus obligaciones, la contraparte puede a su
sola elección exigir el cumplimiento o la resolución del contrato (…)”. Asimismo, el
artículo 1454° de dicho código señala que “(…) A la parte que no cumple, la otra
puede intimarla por escrito a cumplir, dentro de un término razonable, con
apercibimiento de que, vencido dicho término, el contrato se entenderá resuelto (…)”.

Como se observa, el ámbito de actuación del remedio resolutorio en el esquema


italiano es mucho más amplio que el permitido en el sistema peruano. Mientras en
Italia la parte fiel puede resolver un contrato por el incumplimiento de “obligaciones” o
en general del “contrato”, en el sistema peruano, únicamente se puede resolver un
contrato por el incumplimiento de “la prestación” a ser ejecutada por una de las partes.

El hecho que en Italia se haga alusión al término “obligaciones” o “contrato” abre una
puerta grande para que una de las partes pueda invocar la aplicación del remedio
resolutorio por haber incumplido la respectiva contraparte “cualquiera de sus
obligaciones”, sin importar si las mismas implican deberes principales o accesorios.
Inclusive se admite la posibilidad de resolver el contrato por el incumplimiento de
situaciones subjetivas que no impliquen la ejecución de deberes, siempre que dichas
situaciones se encuentren enmarcadas en la relación contractual instaurada entre las
partes.

En este contexto extranjero, puede admitirse la posibilidad de resolver un contrato por


el incumplimiento de deberes de protección, toda vez que los mismos, a fin de
cuentas, son “obligaciones” asumidas por una de las partes o forman parte de la
“relación contractual” que conecta a aquellas. En el contexto nacional ello no es
posible.

Como es sabido por todos, existen muchas lecturas con relación a los deberes de
protección. Sin embargo, para efectos del presente documento se adopta la noción de
deberes de protección que no tienen fuente normativa y que, por ende, debe acudirse
a nociones como “contacto social” o “buena fe”, esto es, se acude a la noción de deber
de protección como deber autónomo del deber de prestación.

Este deber de protección “autónomo” no implica la ejecución de una prestación. La


prestación constituye ejecución del deber central a cargo de una de las partes en su
condición de deudor. La ejecución del deber de protección no implica la ejecución de
una prestación. Implica en realidad realizar una actividad impeditiva de daños, esto es,
evitar que ejecución del deber primario de prestación se afecte la esfera personal o
patrimonial del acreedor.

En vista de que en el Código Civil la aplicación del remedio resolutorio tiene un


carácter restrictivo, el incumplimiento del deber de protección de una de las partes, al
no implicar la inejecución de una “prestación”, no habilita a la contraparte a actuar el
remedio resolutorio.

Por la manera en la que se encuentra la redacción de los artículos 1428° y 1429° del
Código Civil, si se asumiera que la conducta en la que consiste la ejecución del deber
de protección implica también una “prestación” o forma parte del “contenido de la
prestación” a cargo de una de las partes, no se necesitaría la presencia de dicho
instituto de origen alemán, toda vez que, en este escenario, se tendría que concluir
que el deber de protección forma parte del deber primario de prestación. Por ende, en
el fondo, se estaría resolviendo el contrato, no por la inejecución de un deber de
protección, sino por el incumplimiento de un deber primario de prestación.

Debe tenerse presente que el esquema de los deberes de protección no puede


aplicarse en forma similar a como en su momento se hizo en Alemania. Su
introducción en el sistema peruano requiere de la concurrencia de ciertas condiciones
propias de nuestro esquema nacional. Asimismo, aun cuando dicha figura fuera
posible de ser introducida en nuestro sistema, la posibilidad de resolver un contrato
por su incumplimiento no es admisible en el Perú.

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