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Monografia Final - Responsabilidad Civil Del Abogado
Monografia Final - Responsabilidad Civil Del Abogado
UNIVERSIDAD – X CICLO
PEDRO
RESPONSABILIDAD
CIVIL DEL
ABOGADO
CHIMBOTE-PERU
2021
1
DEDICATORIA
2
INDICE
INTRODUCCIÓN..............................................................................5
CAPÍTULO I......................................................................................6
EL ABOGADO EN LA SOCIEDAD..................................................6
CONCEPTO DE ABOGADO.............................................................6
CAPITULO II.....................................................................................9
EJERCICIO PROFESIONAL DEL ABOGADO................................9
FUNCION DEL ABOGADO...............................................................9
CAPITULO III..................................................................................14
RESPONSABILIDAD CIVIL – ÉTICA Y ADMINSITRATIVA DE LOS
ABOGADOS...................................................................................14
RESPONSABILIDAD CIVIL DEL ABOGADO EN EL CÓDIGO
CIVIL PERUANO.............................................................................14
3
LA RESPONSABILIDAD CIVIL.......................................................17
EL ARTÍCULO 1762........................................................................17
ESTÁNDAR DE ACTUACIÓN.........................................................19
LA RESPONSABILIDAD ÉTICA.....................................................20
RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA.......................................22
DERECHO A LA INFORMACIÓN................................................23
IDONEIDAD DEL SERVICIO........................................................23
RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA DERIVADA DEL
CODECO.......................................................................................24
INSTANCIAS A LAS QUE RECURRIR FRENTE AL DAÑO
OCASIONADO POR EL ABOGADO..............................................24
4
INTRODUCCIÓN
5
CAPÍTULO I
EL ABOGADO EN LA SOCIEDAD
CONCEPTO DE ABOGADO.
El abogado es el profesional que ejerce la defensa jurídica en un juicio, así como los
procesos judiciales y administrativos ocasionados o sufridos por ella. Además, asesora y
da consejo en materias jurídicas. Los abogados son profesionales con conocimientos en
diversas áreas de la legislación (penal, laboral, comercial, administrativa, tributaria, entre
otras) y su formación implica conocimientos de historia, filosofía, cultura, literatura,
oratoria, economía, sociología, teleología, ciencias forenses y política, por lo cual suelen
ejercer cargos jerárquicos en la administración del Estado y su gobierno.
El abogado tiene un deber primario y especial de lealtad respecto de aquellos dos sujetos
que han depositado en él su confianza de modo directo e inmediato: respecto de la
institucionalidad jurídica y la justicia, encarnadas en los diversos órganos e instituciones
del Estado, en cuanto representantes de la sociedad política, y respecto de su cliente, a
quien representa. De modo indirecto y mediato, en cambio, debe lealtad a todos aquellos
que, confiando en su decencia, no han realizado un acto explícito de autorización, pero
esperan razonablemente de él una conducta acorde a la dignidad de su investidura y la
nobleza de su función social: principalmente al juez, a su contraparte y al gremio en
general.
6
EL ABOGADO ANTE LA SOCIEDAD POLÍTICA.
La abogacía es una profesión liberal. En cuanto tal, está directamente ordenada a ciertos
bienes sociales que trascienden con mucho las estrictas necesidades o intereses de los
particulares. Es esta la razón por la que se exige una autorización explícita (una
“licencia”) para ejercerla. En su caso, ese bien social al que se ordena su actividad es la
justicia.
El primer deber del abogado, por lo tanto, en virtud del cual adquiere cualquier otro,
incluso con sus clientes, es un deber respecto de la sociedad política. Este deber primario
y radical es, de hecho, aquel que especifica su profesión: el abogado (como el juez) es en
primer lugar un defensor y un servidor de la justicia, pues es solo esta defensa de la
justicia lo que explica su facultad de participar en los procesos judiciales (y jurídicos en
general) como representante de alguna de las partes. Si no fuera por esta necesidad de
obtener el mayor grado de justicia que sea posible en una sociedad imperfecta, en la que
nuestro conocimiento de la verdad (sobre todo la verdad relativa a lo que es debido al
otro) es siempre parcial y limitado, no se explica la existencia de hombres
profesionalmente consagrados a la defensa de lo que haya de justo y verdadero en las
pretensiones e intereses de cada una de las partes.
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EL ABOGADO Y SU LEALTAD CON EL CLIENTE.
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CAPITULO II
La abogacía como profesión liberal, cumple una función social al servicio del Derecho y la
Justicia, siendo su objetivo esencial la convivencia social de los hombres como fuente
fecunda de paz, libertad, progreso y bienestar general y cuya acción no se limita al solo
éxito de la causa que patrocina o de la función que cumple en el órgano jurisdiccional o
en una entidad pública o privada, sino que busca conseguir que la convivencia social sea
fuente fecunda de paz, libertad, progreso y bienestar general, lo que implica cumplir
deberes con la comunidad, con los colegas y consigo mismo, que si bien interesan a la
propia dignidad, pero influyen de manera indirecta en el prestigio de esta noble profesión.
9
En sus manifestaciones, el abogado debe exponer con claridad los hechos, el
derecho aplicable al caso, y las pretensiones de su cliente. No debe declarar con
falsedad. El abogado no debe realizar citas doctrinarias o jurisprudenciales
inexistentes.
Es deber del abogado ejercitar la puntualidad en el cumplimiento de sus
actividades profesionales.
El abogado debe actuar en todo momento, conforme a lo establecido por el
Código de Ética del Abogado. No debe utilizar a terceros para eludir el
cumplimiento de dichas obligaciones.
Es deber del abogado defender el interés del cliente de manera diligente y con un
elevado estándar de competencia profesional.
El abogado debe actuar atendiendo estrictamente a las instrucciones del cliente;
no actuará en un asunto sino por voluntad expresa del cliente y de acuerdo con el
encargo encomendado. El abogado no debe contrariar la voluntad del cliente, aun
cuando crea que ello sería lo más adecuado para la defensa del interés del
cliente.
En el supuesto que la voluntad del cliente pudiese perjudicar su propio interés, el
abogado deberá explicarle oportunamente las implicancias de lo que desea lograr;
no obstante, deberá respetar la decisión de su cliente respecto a los objetivos de
la representación y los medios a utilizar para lograrlos.
Cuando la capacidad del cliente para tomar decisiones razonadas sobre su propio
interés esté afectada por minoría de edad, condición mental o cualquier otra
razón, el abogado deberá consultar con individuos o entidades que tienen la
capacidad de tomar decisiones para proteger el interés del cliente. El abogado
debe adoptar las medidas que estime pertinentes si considera que la persona
responsable está tomando decisiones que afectan el interés del cliente.
El secreto profesional es el deber de reserva que tiene el abogado para proteger y
mantener en la más estricta confidencialidad los hechos e información referidos a
un cliente o potencial cliente que conoce con ocasión de la relación profesional.
El abogado no debe aceptar, ni continuar con el patrocinio, cuando su ejercicio
profesional pueda verse afectado por intereses personales, por motivo de
amistad, parentesco, factores ideológicos, políticos, culturales u otros análogos.
El abogado debe respeto a la Autoridad en todas sus actuaciones, conforme a lo
establecido en la Ley Orgánica del Poder Judicial, Ley Orgánica del Ministerio
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Público y leyes complementarias, así como leyes orgánicas de organismos
públicos que cuentan con tribunales o salas especiales nacionales.
El abogado debe instruir a su cliente que no debe ofrecer, directa o
indirectamente, regalos, prestaciones en especie, ni otras dádivas o beneficios de
cualquier índole a la autoridad. Si su cliente incurre en esta inconducta, el
abogado tiene el deber de renunciar al patrocinio.
El abogado debe aconsejar a su cliente que cumpla las órdenes de la autoridad;
debiendo informar al cliente sobre las consecuencias legales de incumplir los
mandatos de la autoridad. En el supuesto que el cliente realice actos indebidos o
actuaciones indecorosas el abogado deberá exhortarle que rectifique y cese su
inconducta, caso contrario podrá renunciar al patrocinio.
El abogado no puede destruir pruebas pertinentes al caso, ni solicitar o inducir
directa o indirectamente que otra persona lo haga. No debe participar en la
falsificación o adulteración de pruebas, ni obtenerlas vulnerando los derechos de
terceros.
El abogado no debe utilizar medios que representen una injerencia para el
ejercicio imparcial e independiente de la autoridad, sin perjuicio del ejercicio de su
derecho a la libertad de expresión. Asimismo, el abogado debe instruir a su cliente
que no debe ejercer influencia sobre la autoridad apelando a vinculaciones
políticas, familiares, de amistad, o de otro tipo que sean ajenas al patrocinio.
En sus manifestaciones, el abogado debe exponer con claridad los hechos, el
derecho aplicable al caso, y las pretensiones de su cliente. No debe declarar con
falsedad. Incurre en grave responsabilidad, el abogado que induzca a error a la
autoridad utilizando artificios que oculten la verdad de los hechos o expongan una
falsa aplicación del derecho. El abogado no debe realizar citas doctrinarias o
jurisprudenciales inexistentes o tendenciosas, es decir, exponerlas en forma tal
que se aparten de la opinión o sentido brindado por el autor
Los abogados deben mantener debido respeto y consideración con los demás
colegas y la parte contraria.
El abogado debe esforzarse por ser un ejemplo de idoneidad ética para sus
colegas, en especial para los futuros profesionales del Derecho. (Perú, 2012)
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arrendamiento, habría subordinación ante su cliente por parte del abogado; y si es
mandato, el abogado estaría al mandato del mandante (como sabemos el Abogado al
cumplir su función, lo hace con total independencia). Por consiguiente, consideramos que
se trata de un Contrato de Locación de Servicios, donde el cliente se obliga a pagar los
honorarios; y el Abogado a asumir la defensa con diligencia y responsabilidad.
El contrato de servicios profesionales del Abogado, es muy diferente a los otros tipos de
contrato que plantea la doctrina, porque aparte de que el Abogado asumirá con
responsabilidad su función y el cliente pagarle su honorario, lo que prima en este contrato
es la lealtad, confianza (elemento fundamental de la profesión del abogado) que debe
mostrar el abogado al cliente. (Garrido Suarez, 2010)
Si hablamos por ejemplo de un proceso penal, donde por medio está en juego la libertad
del patrocinado, éste deposita incluso su fe de quedar libre en el abogado; otro ejemplo,
en un proceso civil, cuando el patrocinado está por perder su única casa, para la defensa
de ello, deposita toda su confianza en el abogado.
Como se observa con estos ejemplos, la función del abogado, no sólo tiene
transcendencia privada, también tiene trascendencia pública (la comunidad, que es grupo
de personas dentro de una ciudad, saben de antemano a que abogado acudir en caso de
tener problemas judiciales, porque han escuchado comentarios de otros miembros de la
comunidad que tal o cual abogado es bueno o malo).
Actualmente también está en debate el daño moral por la llamada perdida de oportunidad
del cliente, este tipo de daño se produce, cuando el abogado no interpone una demanda,
una excepción, un medio de defensa, en el plazo oportuno; entonces la pregunta viene en
el sentido: ¿Qué hubiera pasado si el abogado, hubiera planteado el medio de defensa
en el plazo establecido?
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EJERCICIO PROFESIONAL DEL ABOGADO EN INSTITUCIONES PÚBLICAS.
En este rubro está comprendido los abogados que trabajan en el Poder Judicial
(magistrados en sus diferentes niveles: vocales supremos, superiores, jueces; relatores,
secretarios, asistentes, etc.); Ministerio Público (fiscales supremos, superiores,
provinciales, adjuntos; asistentes, etc.); abogados que trabajan en las Oficinas de
Asesoría Jurídica; Procuradurías (Anticorrupción, Regionales, Municipales, etc.);
Defensoría del Pueblo. Abogados que trabajan como asesores de Gerentes, de
Directores de Instituciones Públicas.
Dentro de ello, tenemos a los abogados que trabajan en ONGs., fundaciones, Empresas
privadas (Cooperativas, Cajas, etc.). (Palomino Meza, 2014).
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CAPITULO III
Si se revisa el Art. 1762 de la norma sustantiva civil, que prescribe: "Si la prestación de
servicios implica la solución de asuntos profesionales o de problemas técnicos de
especial dificultad, el prestador de servicios no responde por los daños o perjuicios, sino
en caso de dolo o culpa inexcusable", encontramos que esta regulación de la
responsabilidad civil por la prestación de servicios profesionales (donde está
comprendido el Abogado), supone un privilegio del status del profesional, toda vez que
limita su responsabilidad por los servicios prestados, sólo a su actuar con dolo o culpa
inexcusable y obliga con la carga de la prueba al perjudicado, así lo expresa el Art. 1330
de la norma sustantiva civil: "La prueba del dolo o de la culpa inexcusable corresponde al
perjudicado por la inejecución de la obligación, o por su cumplimiento parcial, tardío o
defectuoso".
Esta regulación limita la posibilidad de exigir la responsabilidad civil del abogado por
culpa en todas sus formas, ello va en perjuicio de los litigantes. Es decir, al abogado, se
le puede demandar, siempre y cuando su negligencia fuera muy grave imperdonable,
caso contrario no pasa nada. Si bien el Art. 1320 del Código Civil regula la culpa leve, en
el caso de negligencias de los profesionales no se toma en cuenta, hecho que va en
perjuicio del litigante.
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INICIO DE LA RELACIÓN ABOGADO – CLIENTE.
Consideramos que es un buen aporte el del Código voluntario de buenas prácticas del
abogado el de establecer la pauta para determinar cuándo se inicia la relación
profesional, esto particularmente importante porque en gran parte de los casos
patrocinados por abogados de forma individual no se suele firmar contratos.
El artículo 10 del Código voluntario de buenas prácticas del abogado establece que “La
relación Abogado-Cliente se establece cuando el Cliente Potencial manifiesta al Abogado
su intención sería de que este le proporcione servicios profesionales, y el Abogado
consiente expresa o tácitamente en prestarlos.”
Entre los cinco contratos nominados de prestación de servicios que establece el Código
Civil sólo dos son aplicables al servicio que brindan los abogados. Lo más común es que
se trate del contrato de Locación de servicios, aunque también es posible que se trate del
contrato de mandato.
La locación de servicios está regulada de forma general con los demás contratos de
prestación de servicios en el capítulo primero del título IX del Libro VII Fuentes de las
Obligaciones del CC, y específicamente del art. 1764 al 1770 del CC.
El art. 1764 define este contrato: “Por la locación de servicios el locador se obliga, sin
estar subordinado al comitente, a prestarle sus servicios por cierto tiempo o para un
trabajo determinado, a cambio de una retribución.”
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Este contrato tiene naturaleza sinalagmática pues las prestaciones (realizar el servicio –
pagar los honorarios profesionales) son recíprocas y una tiene su razón de ser en la otra.
Esto es importante porque si una prestación deviene en imposible, o sencillamente se
incumple, la otra prestación no tiene razón de ser por lo que no debe ser cumplida o, si
cabe, debe ser devuelta.
Por ejemplo, un cliente encarga a un abogado iniciar un proceso judicial y le paga el 50%
del monto acordado a título de honorarios profesionales, si el abogado no interpone la
demanda y más aún el plazo de prescripción se cumple, y ya no es posible accionar, no
hay razón para que el abogado retenga la prestación recibida y debe devolverla. Además,
el cliente ya no está obligado a abonar el 50% restante de lo pactado como honorarios
profesionales.
16
necesaria) redactar el escrito de interposición de demanda o de contestación y
está bajo su control que estos escritos contengan la información recibida y lo que
en forma y fondo exige la ley. Por ejemplo, el abogado no interpuso la demanda a
pesar de haber recibido los documentos necesarios y haber cobrado una parte de
los honorarios profesionales pactados.
b. El éxito del proceso en sí, esta se trata de una obligación de medios pues nadie
puede garantizar que un proceso judicial o de otro tipo se va a ganar pues
depende de factores externos a la labor del abogado. En este caso la obligación
del abogado es únicamente procurara con diligencia la obtención del resultado
esperado y no necesariamente es responsable si se pierde el proceso.
c. No presentar las pruebas de descargo, presentar en el proceso las pruebas
facilitadas oportunamente por el cliente es una obligación de resultados pues
depende únicamente del abogado, para poder cumplir esta obligación el abogado
esto debe conocer la forma y plazo para presentar pruebas de acuerdo con el
proceso del que se trate.
LA RESPONSABILIDAD CIVIL
Para que tenga lugar la Responsabilidad Civil Contractual, aparte de los requisitos
generales de la Responsabilidad Civil, se requiere de dos presupuestos básicos: Que
exista un vínculo contractual válido anterior al hecho perjudicial y, que se produzca un
daño como consecuencia del incumplimiento de una o más obligaciones contractuales,
precontractuales, post-contractuales o de la ley. También puede derivarse tal
Responsabilidad del incumplimiento de una obligación nacida de una manifestación
unilateral de voluntad. (Jaramillo Sánchez, 1988)
El daño que se alega debe ser probado por el que dice haberlo sufrido. En los casos de
los servicios prestados por los abogados, entre otros, es de aplicación una norma
especial: el artículo 1762
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EL ARTÍCULO 1762.
Este artículo prescribe una excepción a la norma general del art. 1321 por la que los
profesionales solo responden por dolo o culpa inexcusable a diferencia de la regla
general en la que se responde también por culpa leve. Cabe precisar los diferentes
conceptos utilizados en el artículo 1762.
El dolo en el incumplimiento es definido por el art. 1318 del Código Civil: “Procede con
dolo quien deliberadamente no ejecuta la obligación” Manuel de la Puente y Lavalle cita
la Exposición de motivos del Código Civil donde se señala que el dolo existe cuando el
deudor tiene la voluntad de no cumplir su obligación, ya sea con el propósito de causar
un daño al acreedor o no; y esta característica, justamente, hace el dolo diferente de la
culpa, sea que se trate de culpa inexcusable o culpa leve. (De la Puente y Lavalle , 1996)
El dolo aparece cuando el incumplimiento del deudor le es reprochable por haber querido
infringir el deber de cumplir con la prestación a que estaba sujeto, sin que importe si
existió o no la voluntad de causar un daño al acreedor, por lo tanto, define el dolo como la
intención y voluntad de no cumplir con la prestación que se debe. Las consecuencias por
incumplir una obligación deliberada o voluntariamente son que el deudor va a tener que
responder por todos los daños y perjuicios causados al acreedor que constituyan
consecuencia inmediata y directa de este incumplimiento
Por ejemplo, se evidencia dolo por parte de un abogado que claramente tenía la intención
y voluntad de no cumplir con la prestación a la que se había comprometido. A pesar de
haber recibido los documentos necesarios para iniciar la demanda de nulidad de acto
jurídico, y a pesar de haber recibido una parte de los honorarios profesionales totales
pactados, no realizó acción alguna sin informar al cliente o señalar una razón. Más aún,
cuando el cliente le reclamó y le solicitó la devolución de sus documentos y del dinero el
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abogado no le explicó por qué no había cumplido la prestación comprometida (en este
caso se trataba de una obligación de resultados) y no le devolvió ni los documentos ni el
pago a pesar que no tenía ningún título para retener el dinero.
Por otro lado, el art. 1319 establece que: “Incurre en culpa inexcusable quien por
negligencia grave no ejecuta la obligación.” Y de acuerdo con el 1320 “Actúa con culpa
leve quien omite aquella diligencia ordinaria exigida por la naturaleza de la obligación y
que corresponda a las circunstancias de las personas, el tiempo y del lugar.” La
negligencia en este caso consiste en una acción u omisión no querida, pero que obedece
a la torpeza o a la falta de atención del deudor.
La culpa inexcusable (o negligencia grave de acuerdo con este autor) “es el grado más
alto de la culpa y consiste en la omisión de todos los deberes de diligencia. Se trata de un
grado de culpa tan grave, “que no tiene perdón para el derecho”, al punto de asignarle las
mismas consecuencias que al incumplimiento doloso de la obligación.
Para determinar en cada caso si se trata de culpa leve o inexcusable el juez evaluará las
circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar. Consideramos que para este
propósito se debe tomar en cuenta lo dispuesto por el código de ética del abogado como
estándar de conducta.
ESTÁNDAR DE ACTUACIÓN
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Consideramos que es de utilidad mencionar la reflexión de León y Reyes respecto del art.
1314 (Quien actúa con la diligencia ordinaria requerida, no es imputable por la
inejecución de la obligación o por su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso).
Estos autores postulan que el art. 1314 tendría que ser de aplicación restringida a los
casos de obligaciones de medios, pues en estas “la diligencia cumple un rol fundamental
para establecer cuándo el comportamiento del deudor ha coincidido con lo
razonablemente exigible para el logro de ese interés (…)”.
Por el contrario, en las obligaciones de resultado los estos autores consideran que: (…)
no es admisible la diligencia como criterio para la medición del comportamiento del
deudor dirigida a la exoneración de la responsabilidad. (…). El abogado que compromete
frente a su cliente la elaboración de un informe, como el odontólogo que debe diseñar
una prótesis dental, (…) y no cumplen con la entrega de lo adeudado no pueden
pretender quedar al margen de las consecuencias jurídicas de su actuar, por el solo
hecho de que actuaron diligentemente. ¿Dónde está la diligencia, si el resultado
esperado no se ha verificado? ¿De qué es demostrativa la diligencias en estos
supuestos? (León & Reyes, 1998)
Respecto del art. 1762 estos autores consideran que es un despropósito interpretarlo de
forma literal pues los asuntos profesionales y los problemas de especial dificultad a los
que se refiere la norma comprenden a toda la actividad profesional del abogado. Estos
autores coinciden con la propuesta de interpretar el art. 1762 de forma restrictiva.
Consideramos que estas reflexiones son pertinentes para el caso que evaluamos y
coincidimos plenamente con León y Reyes en que el estándar de diligencia sólo es
aplicable a las obligaciones de medios.
En conclusión, el art. 1762 debería ser sólo de aplicación para las obligaciones de medios
y en este caso también se debería evaluar objetivamente si el encargo específico es uno
de “especial dificultad”. De lo contrario se sobreprotege a los profesionales, en este caso
a los abogados, en desmedro de los clientes.
LA RESPONSABILIDAD ÉTICA.
El Código de ética del abogado vigente fue promulgado en abril de 2012 por la Junta de
Decanos de los Colegios de Abogados del Perú. Este Código de obligatorio cumplimiento
para todos los abogados colegiados en todo territorio nacional.
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De acuerdo con el art. 1 del Código, el abogado debe observar las normas del mismo en
el ejercicio de la profesión, en la actividad pública o privada que desarrolle o en el cargo
público que desempeñe por elección o designación, incluye la función jurisdiccional y
notarial.
Consideramos que este artículo es muy importante porque enfatiza que el abogado en
ejercicio de su profesión tiene un rol muy importante dentro del adecuado funcionamiento
del sistema de justicia.
En forma general se establece, art. 5, que el abogado debe “defender los derechos de
sus patrocinados, honrando la confianza depositada en su labor; la cual debe
desempeñarse con estricta observancia de las normas jurídicas y de una conducta ética
que refleje el honor y la dignidad profesional.”
El Código también establece (art.51) que el abogado debe ser transparente y claro con el
cliente al inicio de la relación profesional respecto de sus honorarios y los gastos que
representa en cumplimiento del encargo, se recomienda pactar los mismo por escrito.
De acuerdo con los casos que hemos podido conocer este deber raramente se cumple,
particularmente cuando se trata de abogados que ejercer su profesión individualmente.
Este deber es muy importante pues con esta información esencial el cliente puede decidir
si va a contratar con el abogado o incluso si desea continuar con el encargo.
La falta de claridad en los honorarios y sobre todo en los gastos en los que el cliente va a
incurrir para poder ejecutar adecuadamente el encargo puede ser particularmente dañosa
para el cliente pues quizás de haber conocido esta información habría podido evaluar si
podía afrontar estos gastos o no, y sus opciones en este caso, por ejemplo, solicitar
auxilio judicial o no llevar adelante el encargo.
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Muchas veces los abogados no son claros con los gastos y honorarios y durante el
desarrollo de la relación profesional informan por primera vez de la necesidad de realizar
ciertos gastos, más grave aún no suelen rendir cuentas del dinero recibido por concepto
de gastos.
La comunicación no suele ser muy fluida por lo que no preguntamos como el abogado
podría conocer la voluntad de sus clientes si no se comunica con estos ni pone en su
conocimiento sus actuaciones para su consideración. Más grave aún, en algunas
ocasiones el abogado no sigue las instrucciones de su cliente y contraria su voluntad. Si
bien es cierto que el abogado puede y debe informar al cliente que una decisión particular
podría perjudicar su interés, es el cliente el que decide y el abogado debe actuar de
acuerdo con esta voluntad.
Es verdad que los clientes también deben observar una mínima diligencia en verificar las
actuaciones de sus abogados, pero debido a la confianza, a que consideran que se trata
de un asunto especializado, y a que el abogado suele asegurar que se va a encargar de
todo y el cliente no debe hacer nada, normalmente no lo hacen
El secreto profesional, art. 30, es el deber de reserva que tiene el abogado “para proteger
y mantener en la más estricta confidencialidad los hechos e información referidos a un
cliente o potencial cliente que conoce con ocasión de la relación profesional.” El cliente
confía en el abogado y comparte información privada y reservada con este por lo que el
abogado no puede revelarla a menos que el cliente lo permita o se dé un supuesto de
revelación obligatoria.
El art. 38 señala “El abogado no debe aceptar, ni continuar con el patrocinio, cuando su
ejercicio profesional pueda verse afectado por intereses personales, por motivo de
amistad, parentesco, factores ideológicos, políticos, culturales u otros análogos. El
abogado cuidará que su renuncia no perjudique sustancialmente el interés del cliente,
debiendo comunicar su intención de renunciar con la debida antelación, facilitando la
intervención de otro abogado y la entrega de la documentación que le fuera
encomendada vinculada con el patrocinio, así como el dinero adelantado por honorarios
que correspondan a servicios no prestados y gastos no incurridos.
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RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA
Consideramos que el CODECO aplica para las relaciones abogado-cliente pues en el art.
IV.1 define a los Consumidores o usuarios (en este caso los clientes) como “Las
personas naturales o jurídicas que adquieren, utilizan o disfrutan como destinatarios
finales productos o servicios materiales e inmateriales, en beneficio propio o de su grupo
familiar o social, actuando así en un ámbito ajeno a una actividad empresarial o
profesional.
Así mismo en el art. IV.2 define a los Proveedores como “Las personas naturales o
jurídicas, de derecho público o privado, que de manera habitual fabrican, suministran
productos o prestan servicios de cualquier naturaleza a los consumidores.”
Por otro lado, el CODECO define el Servicio en el Art. IV.4: “Es cualquier actividad de
prestación de servicios que se ofrece en el mercado, inclusive los servicios técnicos y
profesionales. No están incluidos los servicios que prestan las personas bajo relación de
dependencia.”, y a la Relación de consumo en el Art. IV.5 “Es la relación por la cual un
consumidor adquiere un producto o contrata un servicio con un proveedor a cambio de
una contraprestación económica.
DERECHO A LA INFORMACIÓN
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honorarios profesionales a ser cobrados señalando claramente el monto y la oportunidad
en la que los mismos deben ser abonados; los gastos adicionales que el encargo o
patrocinio importa y las probabilidades de éxito cuando se trate de una obligación de
medios, particularmente en el caso de un proceso.
Según hemos podido recoger, suele suceder que los abogados aseguran un resultado
positivo y rápido cuando son plenamente conscientes que nadie puede garantizar ese
ofrecimiento porque depende de muchos factores externos.
Así mismo muchos de los abogados no señalan claramente el monto y oportunidad de los
honorarios profesionales ni los costos que implican determinados procedimientos y por el
contrario van solicitando durante el patrocinio los diferentes montos, y muchas veces con
carácter de urgencia, de modo que el cliente no puede planificar adecuadamente el
dinero que va a tener que abonar o no puede preveer desde el principio el costo total
aproximado, información con la que quizás su decisión hubiera sido diferente.
En el caso del servicio que brindan los profesionales del Derecho lo que el cliente espera
se deriva de lo ofrecido por el abogado, de lo conversado y acordado con el mismo y lo
que incluye una mínima diligencia en el patrocinio.
La mínima diligencia incluye realizar acciones que se dirijan a la obtención del resultado
tanto si se trata de una obligación de medios como de resultado, e informar al cliente del
desarrollo del patrocinio.
Esto podría parecer obvio pero una queja recurrente de parte de las personas
entrevistadas y los casos atendidos es precisamente que a pesar de haber abonado los
honorarios profesionales y haber entregado la información y documentos pertinentes el
abogado “no hace nada” no realiza ninguna acción para impulsar el proceso, no inicia la
demanda, no presenta los documentos pertinentes y ciertamente no informa al cliente.
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Además, es razonable suponer que el abogado conoce y adecúa su comportamiento a lo
dispuesto por el Código de Ética del abogado. Si el abogado actúa dolosamente en
contra del interés del cliente es evidente que esta obligación se ha omitido.
Una primera opción para el cliente que considere que su abogado le ha causado un daño
como parte del patrocinio es acudir al Poder Judicial e iniciar un proceso de conocimiento
demandando la responsabilidad contractual del abogado.
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El plazo de prescripción es de diez años de acuerdo con el art. 2001.1 pues se trata de
una acción personal.
Los Colegios Profesionales en general cumplen una función pública muy importante en el
control del ejercicio profesional de sus miembros. En el caso del Colegio de Abogados
consideramos que su actuación es muy importante para prevenir actuaciones muy
dañosas de los abogados para la sociedad en general pues al ser parte del sistema de
justicia contribuyen a su mejor funcionamiento y prestigio o, todo lo contrario.
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En estricto estas sanciones no suponen una reparación para los daños patrimoniales que
un cliente ha podido sufrir, pero podrían ser una reparación al daño moral sufrido, es
decir el daño extra patrimonial (por no ser cuantificable en dinero) que importa un
sufrimiento del afectado.
Algunas causas de este daño moral podrían ser sufrimiento ante lo que se considera
tiempo perdido si no se llegó a ningún resultado por una negligencia del abogado y se
debe empezar de nuevo, el sufrimiento por una oportunidad perdida cuando, por ejemplo,
el mal accionar del abogado ocasiona la pérdida de la opción de accionar en un proceso,
entre otros.
En el caso del daño moral podría significar una reparación el tener el reconocimiento del
daño, de la infracción ética cometida por el abogado y que este sea sancionado
incentivando así que no vuelva a repetir la conducta dañosa y que otros abogados
tampoco cometan esta infracción.
Estas resoluciones han sido apeladas por algunos abogados sancionados a través del
recurso de amparo ante jueces especializados en lo constitucional, llegando incluso ante
el Tribunal Constitucional.
Cabe resaltar que la sanción disciplinaria que el Colegio de Abogados pueda imponer es
independiente a cualquier otra sanción o pago de indemnización que se determine en
otro fuero con otra competencia, el art. 79 del Código de ética especifica que “La
celebración de una conciliación o una transacción con el cliente, e incluso el pago
indemnizatorio, no eximen al abogado de la responsabilidad disciplinaria que deba asumir
con arreglo a lo establecido en este Código.”
Otro camino que pueden tomar los clientes afectados por un abogado que no cumplió el
servicio de forma idónea es presentar una denuncia ante Indecopi en base a los derechos
y deberes establecidos para proveedores y consumidores en el Código de Protección y
Defensa del Consumidor (CODECO).
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inicie en contra del abogado un procedimiento sancionador por infracción a las normas de
protección al consumidor.
Como hemos señalado, el consumidor constituido como parte puede solicitar medidas
correctivas en su favor (art.), estas pueden ser reparadoras o complementarias, ambas
también pueden ser dictarlas de oficio y en el caso de las primeras siempre que se haya
informado expresamente de esa posibilidad al proveedor en la notificación del
procedimiento (art. 114).
28
Cumplir con ejecutar la prestación u obligación asumida; y si esto no resulte
posible o no sea razonable, otra de efectos equivalentes, incluyendo prestaciones
dinerarias.
Cumplir con ejecutar otras prestaciones u obligaciones legales o convencionales a
su cargo.
Devolver la contraprestación pagada por el consumidor, más los intereses legales
correspondientes, cuando la reparación, reposición, o cumplimiento de la
prestación u obligación, según sea el caso, no resulte posible o no sea razonable
según las circunstancias.
En los supuestos de pagos indebidos o en exceso, devolver estos montos, más
los intereses correspondientes.
Pagar los gastos incurridos por el consumidor para mitigar las consecuencias de
la infracción administrativa.
Otras medidas reparadoras análogas de efectos equivalentes a las anteriores.
Respecto del supuesto del literal f el art. 97 regula de forma específica los casos en los
que el consumidor tiene el derecho a una nueva ejecución del servicio, o a la devolución
de la contraprestación pagada. Entre los casos señalados taxativamente consideramos
que el único que puede ser aplicable al caso de los servicios prestados por abogados es
el literal f: “art. 97.f. Cuando el producto o servicio no se adecue razonablemente a los
términos de la oferta, promoción o publicidad.
También suelen ofrecer que van a prestar toda la atención debida al patrocinio y que van
a mantener informado al cliente de toda actuación dentro del patrocinio y no lo hacen,
más grave aún ofrecen llevar a buen término la demanda y ni siquiera la interponen.
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Este caso se puede dar, por ejemplo, cuando el abogado solicita abonar al cliente cierto
monto para los gastos de tramitación de una demanda, de inscripción de un título o
gastos notariales y el monto solicitado es mayor al costo real de los trámites.
También se puede dar el caso de un pago indebido cuando se pagan los honorarios
profesionales pactados pero el abogado no realiza ninguna actuación, en el momento de
la entrega no se trataba de un pago indebido, pero deviene en tal pues al no haber
realizado su contraprestación, el abogado no tiene título para retener el dinero pagado.
Las medidas correctivas reparadoras si bien pueden incluir, por ejemplo, las devoluciones
de los pagos hechos al proveedor no constituyen indemnizaciones pues este no es
potestad ni objetivo de Indecopi. En la realidad pueden constituir para el consumidor una
reparación al daño emergente (daño que constituye empobrecimiento de la víctima) por lo
que deben ser descontadas si la victima obtiene también una indemnización, de otro
modo el consumidor de beneficiaría de forma indebida.
Las distintas razones expresadas por las personas de los casos que anexamos son:
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En general los clientes afectados concuerdan en señalar que no han denunciado a su
abogado porque no creen que vayan a obtener una reparación al daño sufrido y aun si la
consiguieran el proceso para obtenerla significa una inversión de tiempo y dinero y otro
abogado, además de otro problema que no están dispuestos a asumir. Los beneficios
parecen ser mucho menores a los costos.
Además, en muchos casos el asunto por el que habían contactado al abogado en primer
lugar aún no ha sido resuelto y prefieren concentrar su tiempo y dinero en resolver ese
asunto antes de iniciar nuevos procesos aun si estos significaran la reparación de los
daños sufridos. (Loaiza Porcel, 2016)
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CAPÍTULO IV
DERECHO COMPARADO
Revisado el Código Procesal Civil Argentino, en su Art. 5232, se tiene que el mandatario
debe abonar en el mismo proceso las costas, que fueran impuestas por su negligencia.
Del análisis de los artículos del Capítulo Cuarto, manifiesto que el Código Civil Chileno,
regula la responsabilidad civil por culpa leve en las obligaciones de hacer, ello implica
que se indemniza no sólo en casos de culpa inexcusable, sino es amplia la regulación
que hace. Igualmente se tiene que los servicios prestados por un profesional, está
comprendido como un contrato de arrendamiento.
Este código regula la indemnización por culpa en las obligaciones de hacer, en toda su
amplitud, es decir todo tipo de culpa. Regula la responsabilidad civil (daños y perjuicios
originados por responsabilidad contractual, extracontractual, por la comisión de delitos)
en su Título IX.
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RESPONSABILIDAD CIVIL EN EL DERECHO CIVIL FRANCÉS
La gran novedad del Código Civil de 1804 es la afirmación del principio general de
responsabilidad civil extracontractual por culpa. A finales del Siglo XIX y en la primera
mitad del siglo XX tres puntos pudieron aparecer como esenciales en la evolución de la
responsabilidad civil, la primera la reparación de los daños y perjuicios que tiene su
origen en un accidente de tránsito; el segundo la distinción de las obligaciones de medios
y de resultados; y tercero la prohibición de acumulación de la responsabilidad contractual
con la extracontractual.
El actual Código Francés fue aprobado el 18/JUN/2003, mediante Ley 2003-516, procede
la responsabilidad por culpa en todas sus formas.
Dentro de este rubro se analizará el Código de Ética de los Colegios de Abogados del
Perú; luego se hará una comparación con los Códigos de Éticas de otros países como:
Argentina, Chille y Brasil.
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CÓDIGO DE ÉTICA DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE CHILE
Similar en su estructura a los Códigos de Ética del Colegio de Abogados del Perú y Chile,
con la única diferencia, que este código no contiene las sanciones disciplinarias a
imponerse. El procedimiento administrativo disciplinario de los abogados, está regulado
en su Reglamento.
Como primera contrastación se debe señalar que las transgresiones a las obligaciones
previstas en los Códigos de Éticas del Abogado tanto del Perú, como de los países de
Argentina, Chile y Brasil, traen como consecuencia la imposición de sanciones
administrativas que se aplican de acuerdo a la gravedad de la infracción, siendo la
infracción más grave la destitución del colegiado.
Muy interesante y para tener en cuenta, el requisito de rendir examen para lograr la
habilitación para un agremiado en el Colegio de Abogados de Brasil, veo que este
requisito, hace posible que los abogados que ejercerán la profesión de abogado, tengan
que ser bien preparados y capacitados.
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CONCLUSIONES:
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BIBLIOGRAFÍA
León, L., & Reyes, J. (1998). Responsabilidad Civil de los Abogados. Tesis de
grado para la obtención del título de abogado en la PUCP. Lima: PUCP.
Perú, J. d. (14 de Abril de 2012). Código de Ética del Abogado - Perú. Obtenido
de
http://cal.org.pe/archivos_oficiales/2015/etica/codigo_de_etica_del_abogado_0511
14.pdf
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