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Biografia Alex dela lglesia(ilbao, 1955), dibujante de mics desde los diez afos, reconace que sus paces espirtuales son Alex Raymond, Stan Lee y ‘Vazquez, Deseoso de abrir alin mas su herizonte legelectual se licencia en la Universidad de Deusto, ena Facultad de Flosola, donde, segin el, frecuentael bar y el cieclub fundamentalmente, Decidido a intraducise en el mundo det ‘espectacuio, rabaja en television como decorador xy realia la direccion artistca de Todo por la posta, de Envique Urbizu. A paror de ahilos acantecimientos se preciitan, Dirge su primer corte, Mindas asesinas, cuyo éxito permite sorter acreedores als vez que preserma a £1 Deseo tAimodévar Bros) e! uidn de su primer largometrae, Acide muronte Su pelicula fila de la bestia se ha convertido en un gran éxito cinamatografca y en uri de las mayores hitos en el elev generacional del cine espanol. Su uk pelicula, Pertta Durango, basada en la novela de Barr Gifford a sido rodada en Mico y vizona, Payasos en la lavadora Alex de la Iglesia Planeta Pra ein on ence mara de 1958 6 Alec lesa, 1557 Fda! Parc A, 938 eenge 273-008 Stora pats Eaton ere pas Essone e Baia S.A sede caer Os Hered tt de obi) Fogaa de css kn Spe Photon) 8 Agua toga stor © Ane gab sen seopsneses. Depot egub eon5 ae Foomeciie cube Now leprsor Loat oxes, ‘piso on pata Pinta in Soa Seeemmgarese Bemus corporate eegay INTRODUCCION Encontrel porétil, un Powerbook 150, on sna parada de autobuses de Ia Gran Vis de Bilbao, 2 Tha horas dela madragada, durante la Semana Grande, En el disco daro sdlo apareci6 esta car- peta. con el extratio nombre de Bayasos en lala Eadora. Se trata de un conjunta de pesamien- tom, ciperencias y recuerdos sin bilson ap rte salvo qulsd na crOnlea misantropia. No tone firma, pero, reparando algunos de- tales del texto, sspecho que se tata del orden dor de un antiguo vecino mio, un tipo delgado y herisso al que no veo desde hace meses. Eel bun Bsa como tan Car exeton Eso. pia considera a sea THablé con ou familia y me dijeron que haba sido ingresado en un psiquisrico. Con su con- Sentimiento me hago cargo de la publicacton del tento,confiando que clo quisd ayude a sa pron te recuperacion, Lo he dividido en capfeulos, he Suprimido la mayor parte de los insltes a per~ Sonas e institucioney, asi como los parafos irectamente incomprenables quince liness seguidas de consonantes, Ia palabra maricones 7 repetida mil doscientas veces— o los puramente irrelevantes —cinco paginas dedicadas exclusi vamente a describir diferentes tipos de cortezas de cerdo—. También he considerado convenien- te introducir unas cuantas citas que saqué de un diccionario, para darle un tono un poco més universitario, por consejo de su madre, Aurx pe La Tonsia Jueves, 6 de febrero de 1997, 1, COMO RATAS EN UN NAUFRAGIO {A partir de clerto punto no hay retorno ‘Beees el punto que hay que sleancar Karma Mabria que matarlos a todos, ePor qué coho me miran con esa cara? Ese tipo con el chamberguillo, con su cara de da, me mira, Deberfa acercarme y darle un pe- Mizco en los carvillos, retorciéndoselos con toda mi alma, y luego dejarle ir, como si nada. La gente me da ascopena. Todas esas caras distintas... No es obscene? ¢No es repugnante pensar que todas las caras que llenan las calles, esas hordas de rostros conlusos, nunca se repi- ten? Millones de combinaciones, a cada cual mAs repulsiva. Cientos de millones de orejas su- clas, miles de millones de pelos en la nariz, cien- tos de miles de millones de granos. Y nunca iguales. Todos sorprendentes en su horror, en st. realidad brutal. Siento vertigo. He visto’ caras horrorosas, y encima me han mirado, con sus ofitos llorosos ¥ su mirada de pena; pero eso no significa nada, Hay miles de millones de caras en et mundo: tantas, que seria imposible verlas en una vida ° Es como si fuetain infinitas. Por eso no me atre~ vo a movernie de aqui. No puedo salir de estas, tres putas paredes de cristal, ‘No existe un limite en el horizonte det panico. Fernando C,, hasta ahora tna de las personas a las que yo consideraba més repugnantes y odiosas, con sus labios gordites, su mirada es- quiva y su cara de pene —su cara me recuerda a lun pene—, ya no es nadie desde esta nueva pers- pectiva; existen millones de caras mas horribles que la de Fernando C. esperandonos a la vuelta de Ja esquina, con Ja sonrisilla mas puftetera, la tari mis afllada.o con el corte de pelo ms ba- Estamos en manos de una combinatoria in- fernal Me queda poca bateria. Tres barritas. Me quedan tres barzitas de baterla y tengo que con- tarlo todo, No basta una confesion apresurada. Dios, no puedo ni sentarme. No puedo, es dema- siado doloroso... Estoy dando vueltas con el or- denador en las manos, no puedo sentarme... Ten= go que explicar toda esta mierda, tengo que hacer comprender a la gente quién soy, cules ‘son los motives que me han arrastrado a esta situacién; sacar fuera fo que me quemia la ca- beza, antes de que pierda totalmente el control, antes de que todo se acabe, antes de que la poli cfa me encuentre en esta ridicula parada de utobiis. ‘Las ideas se amontonan y soy incapaz de or- denatlas. Ast es mejor. Pelearén entre sf inten- tando escapat de mi cerebro como las ratas én un naufragio. Solo sobrevivirin las mejores, las sas astutasy deslmads, ls cruels, as verda: 10 Es necesario aclarar Ia trascendencia de on- coptos tales come el escopena y la emocién, sent {nlentos contradictorios que conviven en mi ere bo, Tengo qu hablar de mi sbuila yde Ia critica det iio libro, Por qué estoy en paro y cual es la auténtica historia del iombre-rata. Tengo aque hablar de Horkheimer y las pleas, de Piran- Ueto} el eabalito, de ls estas demi pucblo. “Pengo que contar como conoct mis amigos Apocalipsis y Carmen Miranda, acentuat el pell- fro de las cucatachas y advortic a la hamanidad Sobre la supervivencia del anciang salvaje Lied Guiero que entiendas, amigo lector, por qué ter mine en la céroel y quien me sacé de ella. Dios, ho puedo dejar de hablar del miedo que tengo a jos eis, sobre todo a las sehoras, por aué tome la decision de mater a Mareuse 7 fx asom- brosa relevancia filosdfica de os Cuatro Fantés tos. "Bs primordial reproduc el primer atentado die tai grupo terrorista, Gracias « Al mi onganis- ino comenzd su mutacion hacia niveles supsrio- res de percepcién, Galactus me dio el poder y tne privd de #l buscamente,.Conocereis a Ruf fo y st opuesto metaisico, la Varillas, Demos- traré Ia exstencia de los Flag Golosina y las r2- ones que me llevaron a soportar al insoportable de Intxdustegi. Usted, lector, comprenders por qué los Pica- piedras son algo mas siniestro que un mero dl bj animada y descubrira que para mi in apo ardicndo simboliza una sedal divina, Hablaré de ini primer amor y como reparé posteriormente fn que no ers el primero. ¥ lo mas dificil: cono- Gerd el secreto dela exstencia, el origen y motor de todos los males a Escribo en presente porque. todo esté ocu- irfendo otra vez, todo sucede delante de mis ojos de nuevo, impio y brillante, a todo color. A tra- vés de la pantalla de cuarzo liquido se distinguen Jos lugares, las cosas, las personas, Conocer es recordar; es algo que los griegos tenfan claro: no hay nada nuevo, todo es como luna reposicfn, una gigantesca reposicién televi- siva programada para una entidad metafisica ininteligible, cuarentona y aburrida, sedienta de nostalgia, 2. PORQUE JUANITA ES SANTA Y SANTA ES JUANITA Cuando uno eet con la mlerdy hast ef cello, ya Salo le qed canta Becrere Hannibal Lecter, el protagonista de Et silencio de los conderes, participaba de la misma inquietud hacia los rostros de la gente. Lo que pasa es que cuando se encontraba con alguien que le daba ‘mal rollo le comfa la cara a mordiscos. Lecter es un tipo inteligente, culto, delicado en sus mane ras; su mente trabaja incansable las veinticuatro hnoras del dfa resolviendo enigmas inextricables; no ¢s justo que pierda un solo minuto de su vida soportando la presion que ejercen todos esos rostros hiimedos que nos observan impunemen- te, y es ldgico que quiera liberarse de alguna ina nefa. Comersé la cara de Ia gente tiene que ali- viar bastante, Lo bueno es que comiéndote la cara de Femando C. no solamente sientes un gran alivio sino que ademds evitas de una vez or todas que exhiba de una manera tan vergon- zosa su rostro bochornoso, ‘Hannibal Lecter, bien. Sin embargo, Jodie Foster me pone malo, B con su carita de hia esforzada y estudiosa. Jo die Foster es esa clase de ies desagradables que nno se comen un resco y deciden ir de inteligen- tes para disimular un poco, como Barbra Strei- ‘sand o Diane Keaton. Suelen tenet el pelo lacio y Jes molan las gafes y las faldas largas de pana No comprendo el interés que puede tener Lecter en descubrir qué oculta el pasado de Jodie Fos: fer, porque todos sabemos que es un pasado me- dioere ¥ Hono, Lo peor del Silencio de los corde- os es el puto silencio de los corderos ZA quién cofo le importa si los conderos estén en silencio o estén armando un. follon Impresionante? La historia de los cordetos es de un blando y de un aburrido que jamas podvia Interesar © una persona tan’ exquisita como Lecter Lecter deberia haberse comido la cara de Jo- ie Foster en cuanto hublera. tendo oportu- nidad, y después escupira sobre la camara, Creo que tengo que definir ascopena, an con- cepto fundamental para comprender la realidad. Yo creo que hay cosas y personas, y programas de television, que dan ascapena, ‘Ascopen es asco, repugnancia mezclada con pena, compasién, con la testea de saber que 50 que tienes delante existe y que tt no puedes hacer nada por remediarlo, o no te apetece hacer nada por remediarlo. algunos slenten miedo ¥ 300. Yo siento asco y pens Lo peor de los matos sentimientos es que son ‘mucho mis reales que Jos buenos, El amor es algo confuso, inaprensible. Durante siglos, excri totes, poetas, incluso filésofos de gran talla inte- Jectual, han intentado definirio con un éxito bas fante-telativo, Por ef contrario, el-odio € algo “ tan claro que no es necesario explicarlo, se pre. senta en nuestra mente sin dificultad. ‘Ami me da asco el fitbol. Odio el sonido y el color del fitbol. Esa tonadilla odiosa del comen- tarista, ese ronroneo absurdo de nombres, el tono de vox que va ascendiendo pauilatinamente conforme se acercan los jugadores a la porteria, al grito final; tan estiipido y molesto... Notar, a través de las ventanas, que toda la ciudad grite Junto.con él televisor, como si se tratasé de un ri- tual primigenio incomprensible... Odio el color de la pantalla, tode verde, con unos puntitos de colores movigndose de un lado para otro. Odio entrar en un bar y ver que esté Ileno a rebosar y gue todos estén mirando absartos un punto fijo en el techo, y descubrir el horroreso partido. Odio los puaros, el Magno, odio esos viejos de na- ices llenas de venas y dedos amarillos, Pero ascopena es otra cosa. Es mucho més sutil, un sentimiento mas pegajoso y terrible. EL odio es ganas de exterminar, de arrasar, de ani- Gullar algo que no deberia existir El sujeto se se- para del objeto odiado de una manera radical Pero al entir ascopena nos vemos implicados con el objeto, como si nuestro sentimiento, al al- canzar lo otro —lo absolutamente otio—, choca se con él y nos salpicase, manchindonos de bo- Investiga, lector, en lo mas oscuro de tt inte- rior Analiza tu alma, esa muda limpla que te dio tu madre y que ti, de tanto usarla, has lenado de lamparones. Piensa en lo que te da miedo, en To que fe quita ef suetio. Nunca se trata de algo ‘ajeno; nermalmente te acobarda lo que, fuera de ti mismo, te pertenece. No hay nada peor gue verse desde fers, descibitse on os dain, Yer 15 tu mierda proyectada en otros. El enemigo real es ese tipo que se parece a ti, gue peca de tus mismos errores, distorsionados por la distancia, aumentados grotescamente como en un espejo de feria. Por eso le odias, porque en lo més hon do de tu ropa interior Ia mancha crece de igual manera. Y la me- dre le dice: «Muy bien, hija, pero bajate la falda porque se te ve Ia silla de ruedas.» Podria ser un spot de veinte segundos magnifico para_emitir por television, mezclado entre Jos anuncios. Ten- dria que estar iluminado y decorado igual que un anuneio de detergente, tipo Vip-Express. Asi, el pellizco de dolor moral.que provoca pillaria a Ja audiencia totalmente desprevenida. ‘Me gustan los anuncios de detergentes, sobre v todo los de los dos payiasos. Para comprobar: lo Bien que se conservan los colores con el deter- gente X —no recuerdo su nombre—meten a dos ayasos en Ia lavadora. Los payasos dan vueltas y-vueltas. Al final los sacan, y uno de ellos, triste ¥y alicafdo, ha perdido los colores de su traje chi lion. El otro, contento, brinca y baila porque esté limpio y radiante, como nuevo. Dios mio, znadie hha pensado que tras es0s payasos hay dos perso- nnas que existen? :Serén conscientes de oémo se ganan la vida? ¢Seré alguno de ellos Fernando C.? Yo queria mucho a mi abuela. Tenia falta de rego y vivia sola en su casa, porque mi madre no querfa llevarla a un geriétrico. Durante unos aiios yo le llevaba la comida caliente a su casa, como Caperucita Roja. Normalmente se trataba de porrusalda en un tarro de cristal, pan y unas naranjas, 0 mandarinas. Era horrible notar la bbolsa de plistico caliente y grasjenta rozandome la-pierna. Mi abuela tenfa la costumbre de or ganizar unos buenos incendios intentando en: cender una cocina antigua, de esas de carbon, que no funcionaba, De vez en cuando me encon- aba con una humareda demencial que surgfa de la ventana y abajo, en la calle, todos los weet nos alucinando: mi abuela habia intentado en- cender de nuevo la cocina econémica. Al pasar por el portal ofa a las sefioras cuchichear: «Ese es uno de los nietos....», y me miraban mientras subia. De buena gana les hubiera estrellaco el taro de porrusalda en la.cara, Ta casa no tenfa luz. No recuerdo la razon. El caso es que resultaba considerablemente te- rrotifico andar por alli. Mi abuielo era anticia: 18 Flo, por lo que la decoracién —reliqnias de san- tos, imagenes, cuadros extranos, mogollén de polvo— vesta la secuencia de un auténtico clima gético, Todo esto en el centro de Ja vill, a la hora de comer: Por los negros pasillos de la casa andaba mi abuela, completamente desnuda, cu- Bieta con una bata ate rrsiaba rangul ‘mente, tipo capa. Su pelo largo y blanco Je cu- tra Ta ‘espelda, Yo Te levaba Ia comida a la cocina, intentando respirar como podia en me- io del humo. Mi abuela habia convertido su @ormitorio en almacén de madera. Las cajas de fruta, apiladas, legaban hasta el techo, Todavia se distingufan un piano destrozado y la cama de bierro, antiquisima. En la cocina, la cantidad de mierda que se habfa acumulado era descomunal. Las baldosas tenfan color marrén y Ja pared es. taba totalmente ennegrecida gracias a la accion de las lamas. Dejaba la comida encima de la sesa, y mi abuela se sentaba a comer. Entre el humo y el fuerte olor @ madera que- mada la ofa susurrar: Porgue Juanita es savta, 9 sania es Juanita. Cuando perdia el juicio solia Cantar esa extrafa cancioncilla que, como en el fathol, iba subiendo de tono paulatinamente, hasta que rompia a llorar y guitar diciendo que dla cra sants, pero en terceta persona. 19 ee 3. EL PARO, HORKHEIMER Y LAS PULGAS ‘Cuando bussamos ef ingenio, encontra- moe la necedad Morrescureo Me gusta el cine, Ia television y los libros, pero realmente yo soy poeta. Después de estudiar filologia’inglesa en la Universidad de Deusto, licenciéndome con la ca~ ifleacién de notable, asistt a varios cursos de es- pecializacién por mi cuenta, y tras seis afios de tricierro decidi publicar mi trabajo. ‘Mi primer libro de poesfas, a tomar por culo, ha sido bien acogido por la critica especializada, y las ventas van muy bien, segin dice mi editor. Comio toda obra de vanguardia, ha suscitado una fuerte polémica, y cierto sector de la critica —Ia mas rancia— no ha entendido nada, tachando mf obra de zafia Eso me excita y sobre todo me provoca, sen- saciones que considero positivas a la hora de enfrentarme conmigo mismo y mi poesfa. Me considero na persona madura; estoy ya muy pasado de sosca como para que me afecte la opi- niga de ua critico; un estiipido viejo que publica ‘Sus pajas en un periddico y luego va de intelec- a tual, cuando en realidad no es més que un de- mente senil, un anciano que todavia recuerda el mayo francés, un puto fosil que se tendria que ir a hacer fogatas con mi abuela, No quiero hacer de esto un libelo, ast que a partir de ahora prescindiré de nombres reales, utilizando el primero que seme ocutta, Llamé- mosle, por ejemplo, Herbert Marcuse. Este fea, digno de serel segunde de los payasos del anun- cio junto con Femando C., se atrevié a criticar i obra, demostrando una total ignorancia de lo que es poesia 0 dé lo que es cualquier cosa, sin is. Afortunadamente, este persomaje no neces!- ta de enemigos para ponerse en ridiculo; se bas- ta.a sf mismo, con su look de mornianaos ston ‘a con bufanda blanca, su-caspa eterna sabre la chaqueta y sus tistes apariciones en television. Tiene el pelo lacio, lleva gafas y posiblemente falda larga de pana, Herbert Marcuse me da ascopena. Me falta el TC 4/16. Al principio pensé que se trataba de una broma, pero es elerto, Nocesito el maldito TC 4/16 para cobrar el maldito paro, $é ‘que no sirve para nada, que es una maniobra del Estado para confundirme, para hacerme perder el tiempo indtilmente, para volverme loco. Estd claro que el INEM es un montaje, una tapadera tras la que se oculia SPECTRA, 0 algo peor. Quieren hundir a Occidente, y el INEM ed él primer paso. Kafka era un principiante; st proveso no es ms que un ligero problema t-ni- 0 en comparacion con lo mito. Al prinepfo fue alTCe. Eso no es nada —me dijeron—, Selo piden a cualguiera ‘Aun amigo le lainaré con ttombré fs Pi: 2 It randello~ le pidieron el justficante de actuacio- nes. La primera sensacién es que te piden un anuserito copto. —2Oué diablos es eso del justificante de ac- tuaciones? ¢Quién se creen que soy? zEl Fan? ~arité enfurecido—. jNo puede ser: se han con- fundido! Pero no fue ast. Al parecer formo parte del gremio de artistas y toreros. Ast que tengo. que presentar el justificante, Me imagino en una Gola, seguido de un banderillero y con un pica: dor delante. Pirandello no tard en conseguir el papel, ¥ la cosa qued6 ahi. Por si acaso, yo tant. bién conseguf uno: estaba convencido de giue el préximo paso de Spectra seria pedizme el temi- do justifieante. En las dependencias del INEM ‘me la rechaaaron. No es necesario ~dijo un tipo mienteas ho- Jeaba mis papeles como si se tratase de un Diez Minuzos. Sabla que era una trampa y consegut meterlo dentro del resto de le documentacion, Pasado un mes recibf una carta. Esta bien, tienes el justificante, pero te falta el TC 2. Sin el TC 2 estas perdido. No hay ni paro ni nada. Ful a buscar el FC 2, desesperado, por las ea- Iles de mi ciudad. En la Seguridad Social —inst ‘ulOn creada por los nazis, de ahi lo de las SS, y actualmente en manos de HYDRA, organizacién criminal exaterrestre— me dijeron ue yo no tenia por qué pedir un TC 2. Que cso no era asunto mfo. Fuertemente sorprendide por tal respuesta, ped que por favor me explicasen cus era la razén por la cual el INEM me empujaba a tal busqueda, de antemano infructuosa. El fun: clonario adopto un aire mds confidencial 2 gogo Dusen pedire exo, ausuins—. Som los quienes tienen que pedimaslo 2 nosotros. Ese es el cauce. Ellos prefieren que seas ti quien lo consiga porque asf se evitan muchos proble- mas. —Al parecer habia un enfrentamiento ga- ldetico entre SPECTRA e HYDRA—. Debes ir a hablar con el subdirector de la Prestacion de Desempleo, ‘Me soné como si me obligasen a enfrentarme ‘con el Doctor Muerte, con mi caret de identi- dad como tinica arma. Totalmente empapado de sudor y cansadisi- mo, con un dolor de pies que me hacia lloras, me dirigl al edificio central del INEM, que me recor- aba sospechosamente al edificio Baxter: la gua- Hida de les Cuatro Fantésticos; una torre de ace ro inexpugnable, con medidas de seguridad diseadas por el mayor cientifico del mundo, el profesor Richards, El control de la entrada me detuvo de inme- into. Los golpes con mi caret y me dejaron pa- sar, a condicion de que me colgase una tarjetita de visitante. Pero yo no venfa a visitar nada. jNI que fuera un turistal Venfa a acabar con esta mafia, a destrozar la cémara acorazada, llegar a los archivos secretos y robar un TC 2 La secretaria intent6 detenerme, pero una certera patada en los ovarios fa tumbé dejandola inconsciente, La muy zorra crefa que el viejo tru- co de la reunion podia funcionar conmigo. Arf In puerta yenconiré lo quc buscab; una ‘gran cristalera con un imponente skyline; delan- fe, ena meg y un enorme butacdt de cuero n= gro, Tras él s6lo pude ver una fina columna de humo oscilante. Era él ‘Mi boca estaba seca y no podta hablar, pero 24 ns no hizo falta. Elo dijo todo. Sabfa quién era ya qué venfa, Conocia mi caso, Toda mi fuerza se derrumb6. Sabja lo del TC 2, También conosia a Pirandello y a todos mis amigos. Se levant6 de su butacén. Se acereé a mf. Me puso una mano en el hombro. Me dijo que no me preocupase. Mi documentacién habia sido trasladada a la central y él levaba mi caso personalmente. Den tro de un mes recibiria una respuesta. Salf de su despacho derrotado. No golpeé st cabeza contra la mesa y le hice morder la mo- queta, No le lancé a través del cristal para que se estreliase en el pavimento, manchando con sus pedazos a todos los pacificos transeintes. No. Me quedé callado y me fui. Ni siquiera Te vi la ‘Ayer Hegé una carta. El subdirector de Pres- tacign de Desempleo me advierte que a mis pa- peles les falta el TC 4/16. Hoy me he paseado todo el dis desnudo, aarrastrando la bata por los pasillos de mi casa, ‘Acabo de terminar un nuevo libro de poesfas. Intento encontrar un estilo puro, carente de art ficios, limpio de adornos y trucos féciles. Algo duro, directo, seco, esencial, Una estructura poé- tica lineal, casi abstracta, donde la forma cree, por sf misina, el contenido; donde las palabras Sean tomes perfectos unidos por una composi~ cién matemiatica de ideas. EI verso, considerado asf como sistema, forma parte del todo —el poe ma— como un planeta dentro del cosmos. Esto, obviamente, crea un movimiento tinico, una mi sica nuclear donde cada sonido o cada concepto se convierte en notas de una sinfonfa. Se titula No me jodas en el suelo como si fuera una pera. La idea de esta postica no es nueva; desde Pité 25 ‘goras, muchos son los que han concebido el arte como una unidad totalizadora, una composicion ‘musical matematica configurada por elementos atémicos en movimiento. No me jodas en el suelo como si fuera una perra ‘que con es0s cojonacos ‘me llenas el covto de tierra, ‘Me preocupa el momento de ruptura, el eli amen, ese cambio imperceptible en Ia direccién de un tinico tomo, creador de realidad, del que hhablaban los griegos. ¢Cémo expresarlo con pa- abras? ¢Cémo convertirlo en mtisica? El caos que reinaba en la casa de mi abuela egé a un punto tan extremo que mi madre deci- di6,traerla-a casa. Esto supuso un cambio radi- al en sus actitudes. Era, por lo general, més Umpia, Se seguia meando encima y se eseapaba ala calle de vez en cuando, con su madelito bata-sin-prejuicios, pero nada grave. Eso sf, que~ ‘fa seguir haciendo fuego. El problema es que no encontraba su cocina de carbén. ‘Un dfa la descubsf con un periédico enrolls do, acercandolo a la pantalla del televisor, para que prendiese. La imagen, cargada de mensajes contradictorios, me impact, Horkheimer —un amigo de la infancia que podria sentirse herido si revelo sit auténtico nombre— solia quemar pulgas para ver como sufrian. No es nada nuevo, miles de nitos distru- tan actualimente con el dolor ajeno. Es conocida a aficién de muchos por quemar ranas y ver como se hinchan y explotan, o cortarle la cola a Jas lagartijas, o atarle un hilo mily fino a una 26 rmosca y levarla de mascota, volando a ty lado. Pero Horkheimer era mucho més refinado que todo eso. “Antes de proceder a la tortuta celebraba un pequefio juicio a la pulga, y normalmente se las declaraba culpables. A continuacién las. ataba meticulosamente a un poste-cerilla_y 1és iba arrancando las pattas una por una, No recuerdo si les hacia algin tipo de pregunta. Después amontonaba trocitos de cerilla debajo del poste, para quemarla. Horkheimer disfrutaba particw. Jarmente emulando a la Inquisicign. La pulga ‘dia unos segundos y todo haba terminado, Nunca me parecié demasiado exeitante, aun: que él lo defendiera como si se tralase de-un es- pecticulo soberbio. 1Lo que estaba claro es que durante las horas de estudio naclie estudiaba. Todos sabiamos que las horas de estudio correspondiaa a los huecos que no se podian llenar con alguna asignatura, Nos tenian a todos callados un par de’ horas mientras el profesor lea el periédico. Era enton- ces cuando jugsbamos a decir monstruosidades Ganaba ef que pensase la mayor aberracion, ‘Una de gran éxito, por su sencillez y répida conclusién, era la deta mesa y los huevos. El su- Jeto, previamente desnudo, coléca sus Inewos, apartando culdadosamente el pito, encima de luna mesa, Entonces otra persona, con tun marti. lo grande, Ie aplasta los huevos de un certero golpe en el que invierte toda su fuerza fisica. Al gina vez 1o representamos teatralmente, y la sensacién de regustilo que daba el imaginarse esa inimaginable cantidad de dolor almacenada, apretada en una sola fraccién de segundo, era ‘enorme, Se discutia acaloradamente qué ocuria 2 después con el torturado. ¢Le darfa tiempo a gri- taro se desmayaria inmediatamente? ‘Thas practicar este juego durante semanas llegamos momentos de auténtica poesta. Se arrancan todos los dientes a una persona de cua- Jo, con unos alicates. Esto como prélogo. Los de arriba y los de abajo. Y después se calocan alfile- res dentro de los huecos de las encias, Una vez acabada esta operacion, se obliga al paciente a jgue mastique con todas sus fuerzas. Todos, ner~ viosisimos, masticdbamos . fuertemente para imaginarnos esa sensacién. ‘La excitacion de estas historias —tantas que no recuerdo— nos condujo a proyectar una raza de hombres pequenitos, mas pequefios que un Madelman, que conviviesen con nosotros. Como ‘un GEJOE pero vivo, con jlusién y proyectos de futuro, Eran un producto légico de nuestra espe cializacién en el horror. Necesitabamos que fue ran de ese pequefio tamafio para poder ejercer sobre ellos toda clase de torturas y aberraciones sexuales, Obvio las que se estén pasando en este preciso instante por la cabeza del lector apresi- ado, La perversion de mayor éxito fue imaginar- ‘se que estos pequefios seres humanos podian uti- lizarse como higiene bucal, es deci, diminutes ‘esclavos que limplaban los restos de comida que quedaban entre los dientes. Pero como una de Jas imagenes que construimos con més detalle era la de coméroslos como piachos en un bar, el que posteriormente siviesen ‘como cepillos de dientes humanos cobraba mayorirelieve. Un ma- remoto al enjuagarse la boca... Un hijo sacando de una negra caries la cabeza de su madre. ‘En seguida nos aburrimos cuando el asunto no dio mas de sf ey F E] otro dia me encontré con Horkheimer: Ya se ha licenciado. #Por fin! Estuvo dos o res aoe sin poder estudiar debido a una curiosa enfer- medad psfquica. No podia let. Si eia algo, cual- uier cosa, se le nublaba la cabeza y se desma- yaba. Un ‘periédico, la programacion del da Siguiente en la tele, un papel enganchado al pa rabrisas de un coche. Daba igual. Al principio ros resultaba dificil de creer, pero cuando vimos gue Ta cosa iba en serio, que no se presentaba a Jos exémenes, tavimos que asumir el asunto. Su psledlogo debia de estar encantado. Yo ereo que juvo que ver con la temporada que pas6 en los agustinos. Horkheimer y yo estudiamos en un colegio privado de agustinos antes de ie ala Uni- versidad de Deusto. Una breve temporada bas- tante intensa, lena de personajes inolvidables. Habia un cura creo que daba latin-— que zo paraba de hurgarse en las orejas con las pati- lias de las gafas. Esto puede parecer vulgar: 10 asombroso era que con el producto hallade den ‘to hacfa pelotillas y nos las lanzaba. Habia oto que decia —~iNicteschel... (Qué daio ha hecho ese hom- bret Lo repetia continuamente. A nadie le impor- taba, porque en mi clase todo el alumnado era retrasado mental, Lefan reviotas de surf y cosas asi. Realmente a mi tampoco me importaba, Y reo que a él menos. Al iinico que podria impor- tarle era a Nietasche Horkheimer empez6 a sacar muy buenas no- tas, Metia tantas horas como tiene el dia. Algo asombroso. Los curas le tenfan como el alumno perfecto. Estudioso, aplicado, un buen chaval. Yo también queria ser buen chaval —de pequeno 29 era servil y Belotero— y estudié bastante, pero no sirvi6 de nada. Un dia, en religion, solté una frase desafortu- nada acerca de la poca asistencia 2 misa por par- te de la juventud, Yo queria caer bien, queria que ‘vievan que era un tipo participativo. Dije: —.. Es que a misa ya no va ni Dios, ‘A partir de ese momento todo el mundo me miro mal. Intenté ‘explicarme, pero fue indtil Ademis tenia unos pantalones grises horribles ¥ hhotas de monte.'No me pregunten por qué. Des- graciadamente era mi tnico calzado, que combi- aba can todo. Un afio entero con botas de mon- te, No tuve unr gran éxito social.- ‘Me hubiera gustado atar a toda aquella gen- tea una cerilla y haberles arrancado las patitas ‘A Horkheimer le gustaba la Inquisici6n. Lefa de todo, desde libros sesudos hasta porguerias de quiosen. Las empulgueras servfan para retor- certe los dedillos. Lo més frustrante, lo més ho- rrendo, era lo absurdo del interrogatorio: no ha- bia respuesta correcta; tanto si confesabas como sino, te torniraban hasta morir. Recuerdo otro tema que le resultaba fasct nante: las guerras, Pero las antiguas, Jas de ver~ dad. Cien mil contra cien mil, con armaduras, espadas, arcos y fechas. ¢Cudl es cl arco mas potente? Seria mas eficaz llevar ballesta? Una fecha lanzada con ballesta atravesaba la arma- dura, Ja cota de malla, la pierna, ef hueso, la cota de malla de nuevo, ia armadura, Ia sila de mion- tar y heria al caballo. 2¥ qué me dices del fuego ariego? Se lanzaba desde el barco a los enemigos ‘que pretendfan abordarlo. Y no se apagaba nun- ‘ea, Nunca. Aunque te echases al agua. Atinque 30 te taparan con mantas. Ardiendo hasta cons: mit. No importaba el hecho, gitién 6 c6mo, sino el horror, el horror de la violencia, de Ia violencia de la idea, del concepto en sf mismo. La fuerza, Ia intensidad, la verdad de cada detalle, de cada minucia, Pantasticas enciclopedias lienas de ‘magnificos dibujos a todo color. Césax, Alejandro Magno, la guerra de Troya, Formidable, aquello era formidable. Caballos, catapultas, lanzas, es- padas que slo se aguantan con las dos manos. Cortar cabezas, justicia sin perdén, Me siento, ‘Me sfento conquistador Esto me tae a la cabeza a Marcuse, Marcuse, tranguilo, escribiendo sus mierdas, con su caspa y sus gafas de culo de vaso. Por qué alguien no hace algo? 31 4, COMIENZA LA SEMANA GRANDE ‘ods lo que he publicedo no son més ‘te frgmentos dena gran confesion Gorn Estoy cansado. Me duele la cabeza, el cuello y la espaida... Sera de estar de pie todo el rato, O qui- 2A alguien ha estado saltando toda la noche so- bre nif. No sé. Estoy delante del ordenador y no he desayunado siquiera. Claro, estoy en una pa- rada de autobiis. Por eso no encontraba la leche. ‘Mi cara se ilumina con una palida luz azul. Me froto los ojos y las leganias eaen coma nieve, per- digndose entre fos huecos del teclado. Tengo la boca pastosa, la lengua como un donut seco, el pelo grasiento. No puedo concentrarme. Llevo todo el dia sofando despierto. Hork- heimer, Pirandello y yo, de la mano, vamos al INEM, pero Tonesco nos pide un TC 2 y volve- mos a casa derrotados, En el camino encontra- ‘mos a Lecter, que se aburre en un banco del par- que, Al fondo, Jodie Foster, Barbra Streisand y Diane Keaton pelean desmudas sobre un charco de barro. Una nina en silla de ruedas nos dice Porque Juanita es sania y santa es Juanita, Lecter 33 se abalanza sobie la nifia y le come la eara, pero ‘ajo su plel surge otra. Es Marcuse, sonrienda. ‘Ya no recuerda més. Perdén, ocurrid un error del sistema. -36: Se me borran quince paginas geniales. ¢Qué como sera eso de ~362... Por no dar a Save, Siempre la misma historia con el puto Save. Voy a contratar a un tipo que se siente 2 mi lado sélo para gue ccada cinco minutos apriete la tecla de Save. Las Vagrimas se mezclan con las legafias de mi te lado. Si estuviera en casa podria dejar esto y ver la tele, Pero no puedo ir. Aquello estard abarrotado de policias ‘La television es, actualmente, el medio expre- sivo mas rico y fértil que posee el hombre. Habia gue decielo, asi de claro. EL teatro, el cine, la literatura, la milsica, la ‘poesia —menos la mfa— estén muertas, son f6- siles, plezas de museo de provincias, experimen- 10s fallidos de una cultura pasada de moda. Ya nadie hace nada bueno; lo poco que se podis ha- cer esti hecho. Solo quedlan unos cuantos paya- sos haciendo el ridiculo, La tinica posibilidad de triunfo que les queda es que los dos tipos del snuncio se ahoguen en Ia lavadora y poder ast ‘ocupar su puesto.

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