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Consejo Superior de la Judicatura

Consejo Seccional de la Judicatura del Atlántico


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla
Sala Cuarta de Decisión Penal

Magistrado Ponente: JORGE ELIÉCER MOLA CAPERA.

Expediente: 2022 – 00539 MC


Radicado sistema: 08001220400020220046900
Accionante: Carlos Mattos Barrero
Accionado: Fiscalía 33 Local y otros
Derechos: Buen nombre y otros
Acta: 406.

Barranquilla D. E, Diciembre Catorce (14) de Dos Mil Veintidós (2022)

1. ASUNTO

Procede la Sala a resolver la Acción de Tutela de la referencia, presentada por parte


del Dr. DAVID JESUS MORALES VIDAL, en calidad de apoderado judicial del ciudadano
CARLOS JOSE MATTOS BARRERO en contra de la FISCALIA GENERAL DE LA NACION,
FISCALIA 33 LOCAL DE BARRANQUILLA y los particulares GONZALO GUILLEN y EL
PORTAL NOTICIOSO LA NUEVA PRENSA, por la presunta vulneración de sus derechos
Fundamentales a la honra, buen nombre, imagen, intimidad personal, familiar y
prohibición de discriminación.

2. – ANTECEDENTES.

2.1- HECHOS.

Se adujo en la demanda de amparo que, el ciudadano CARLOS JOSÉ MATTOS


BARRERO, es una persona de la tercera edad (76 años), actualmente privado de la
libertad en el ERE EI Bosque de la ciudad de Barranquilla, en virtud de orden judicial
de medida de aseguramiento de detención preventiva intramural por presuntos
hechos delictivos, que son objeto de proceso penal y en relación con los cuales no
se ha proferido sentencia ejecutoriada en su contra, estando cobijado el procesado
bajo la presunción de inocencia.

Que, de manera sistemática y reiterada el señor MATTOS BARRERO ha sido objeto de


persecución, ataques, difamaciones y actos de desinformación, injurias y calumnias
por parte del señor GONZALO GUILLÉN y del portal que el mismo dirige: "LA NUEVA
PRENSA", quienes, prevalidos de su oficio o actividad como comunicadores, se
habrían ensañado en su contra, divulgando información que no satisface los
estándares de veracidad e imparcialidad; pues, en primer lugar, no ha ejercido las
actividades de verificación de la información publicada y que atenta directamente
contra los derechos fundamentales a la honra, buen nombre, intimidad personal y
familiar y prohibición de discriminación en contra del accionante, obrando una
intención de causarle daño y evidente mala fe; y, de otro lado, sin adelantar las

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debidas labores de contrastación propias de la imparcialidad en cada una de sus


publicaciones.

Se indicó igualmente que los accionados a través de sus respectivas cuentas como
usuarios de la red social Twitter, a saber: "@HELIODOPTERO" y
"@LANUEVAPRENSACO, han realizado publicaciones en las que son constantes los
señalamientos, infundados y carentes de prueba de responsabilidad, contra el
accionante y, por lo tanto, inverídicos y parcializados, refiriéndose al mismo como
asesino, abusador, lavador de activos y determinador de masacres.

Manifiestan que los accionados difunden a la comunidad de esa red social y al público
en general información que no solo no corresponde a los estándares de veracidad e
imparcialidad, sino que desdice de la función y responsabilidad social que a los
comunicadores en general les exigen la Constitución y la ley, como limitación al
derecho de libertad.

La anterior situación, ha generado en la accionante crisis depresivas y sentimientos


de desconsuelo, no solo por el dolor propio, sino también por las manifestaciones de
sentimientos de ese mismo tipo que le han transmitido sus parientes y amigos, por
la divulgación de esa información que no se compadece con la estima y conocimiento
de su persona.

Arguyó la parte activa que, ante la FISCALIA GENERAL DE LA NACIÓN, el apoderado


judicial del señor CARLOS MATTOS BARRERO, ha presentados varias denuncias por los
delitos de injurias, calumnias, para que se investigaran estos hechos sistemáticos,
sin avance alguno, una de dichas denuncias fue asignada a la Fiscalía 33 Unidad Local
de Barranquilla, con el número de CUI 080016001257202258184, las otras están en
los anaqueles del ente acusador, por lo que consideran que las investigaciones no
son el medio inmediato, idóneo, eficaz e inminente para proteger los derechos
fundamentales invocados, lo que habilita a su juicio esta acción constitucional, para
que ampare dichos derechos y se ordene cesar los señalamientos deshonrosos,
injuriosos y calumniosos que de manera sistemática se han ocasionado; razones estas
por las que se acude al presente mecanismo constitucional.

2.2 PETICIONES

La parte activa solicita se amparen los derechos reclamados como vulnerados, y en


consecuencia se (i) ORDENE a los particulares GONZALO GUILLEN y EL PORTAL
NOTICIOSO LA NUEVA PRENSA, cesar de manera inmediata y en lo sucesivo, la
publicación de notas, reportajes, editoriales, columnas, opiniones o similares en
medios, portales y redes sociales como Twitter, en contra del señor CARLOS JOSÉ
MATTOS BARRERO y su entorno familia. Y, se (ii) ORDENE la fiscalía general de la
nación que conforme a sus facultades y competencias Impulse las indagaciones
denunciadas por el señor CARLOS MATTOS BARRERO mediante apoderado, sobre los
hechos puestos de presente en la acción de tutela.

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3. INFORMES RENDIDOS

3.1 FUNDACIÓN LA NUEVA PRENSA COLOMBIA/GONZALO GUILLEN JIMENEZ

El Dr. GONZALO GUILLEN JIMENEZ, en nombre propio, y el Dr. ROBERTO MAURICIO


RODRÍGUEZ SAAVEDRA en calidad de representante legal de la FUNDACIÓN LA NUEVA
PRENSA COLOMBIA, a través del mismo escrito manifestaron que, el accionante
CARLOS JOSÉ MATTOS BARRERO presentó sus pretensiones sin concretar el concepto
de la violación para efectos de sustentar los derechos fundamentales que estima
vulnerados, citando múltiple Jurisprudencia inconexa, no explicando qué
información que de él se ha divulgado en redes y en medios digitales es falsa, mendas
o mentirosa.

Aunado a lo anterior, para que prospere el amparo en cuanto a los derechos cuya
protección se invoca, se requiere una solicitud de rectificación previamente a la
presentación del amparo, lo cual no ha sucedido, pues el Sr. CARLOS JOSÉ MATTOS
BARRERO, aun su apoderado, no requirió o realizó directamente solicitud alguna.

Aun así, consideran que las informaciones, investigaciones y opiniones del periodista
Gonzalo Guillén y el medio de comunicación "La Nueva Prensa", son del todo claras,
ciertas, creíbles, verídicas y verificables, a tal punto que los mismos pantallazos
("imágenes") que se incorporaron a la solicitud de amparo, son claramente indicativos
y demostrativos de que el periodista y el medio de comunicación no sólo tiene las
pruebas documentales, sino las fuentes humanas, que entre otras cosas no tienen
que ser objeto de descubrimiento ante un juez o magistrado de la República.

Que, cuando se alega la vulneración de derechos, cuando la pretensión es la


rectificación, e incluso la retractación, lo que en el sub lite no ocurre en tanto se
buscó y se convalidó la censura, el accionante debe indicar de manera clara e
inequívoca, cual es el motivo de la rectificación, en qué sentido se debe hacer y/o
se debería rectificar o en qué consiste la información injuriosa y calumniosa del
periodista Gonzalo Guillén y de "La Nueva Prensa", para que proceda a lo pertinente,
razones por las que se solicita declarar improcedente el amparo rogado.

3.2. FISCALÍA 33 LOCAL UCP DE BARRANQUILLA

La Dr. MILENA ISABEL DIAZ ROMERO, en calidad de fiscal del despacho vinculado
informó existen varias denuncias presentadas por el señor CARLOS JOSE MATTOS
BARRERO. Así mismo que el proceso identificado con el número SPOA
080016001257202258184 se encuentra asignado al Despacho de la Fiscalía 33 Local
UCP desde el día 6 de octubre de 2022, encontrándose el Despacho en proceso de
actuaciones a realizar.

Que el Despacho Fiscal recibió solicitud por parte del apoderado del señor CARLOS
JOSE MATTOS BARRERO en donde manifiesta su no acuerdo conciliatorio y al mismo
tiempo solicitó se sirva ordenar la conversión de la Acción Penal Pública a Privada,
de conformidad con los artículos 301 y siguientes de la Ley 1826 de 2017, así como
los artículos 6 y 7 de la Resolución 02417 del 11 de Julio de 2017.

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se acusó el respectivo recibido de la solicitud realizada y siguiendo los lineamientos


por parte de Nivel Central del Grupo de Conversión y Reversión en estos casos,
resultaba indispensable que exista poder por parte de la víctima en donde señale de
manera expresa que renuncia a la Acción Penal Pública y opta por la Acción Privada.

Que, tal información fue enviada por su Despacho Fiscal al correo electrónico de
quien funge como apoderado del señor CARLOS JOSE MATTOS BARRERO Doctor
ALFONSO ARENAS NOREÑA el día 1 de noviembre de 2022 a las 8: 18 a.m. sin que
hasta el día de hoy haya sido allegado el respectivo poder solicitado para continuar
con los trámites de la respectiva conversión a Privada.

3.3. UNIDAD DE CONCEPTOS Y ASUNTOS CONSTITUCIONALES DE LA DIRECCIÓN DE


ASUNTOS JURÍDICOS DE LA FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN.

La Dra. GABRIELA RAMOS NAVARRO, como Coordinadora de la Unidad de Conceptos


y Asuntos Constitucionales' de la Dirección de Asuntos Jurídicos de la Fiscalía General
de la Nación, manifestó que no se encuentra satisfecho el requisito de
subsidiariedad, dado que el accionante debe acudir a los mecanismos que dispuso el
legislador para solicitar los avances investigativos dentro de las etapas y/o trámite
procesal creado para tal efecto. Estos mecanismos jurisdiccionales a disposición del
actor cumplen sin duda las condiciones de eficacia e idoneidad requeridas para exigir
la tutela de sus garantías fundamentales, al punto que hacen improcedente el
trámite del recurso subsidiario de amparo.

Que el Fiscal General no puede inmiscuirse de ningún modo en las decisiones que
adopten los fiscales delegados, porque de hacerlo vulneraría estos preceptos
constitucionales y en consecuencia, viendo el caso bajo análisis, el Fiscal General de
la Nación no puede intervenir en las decisiones que adopte la Fiscalía 33 Local de
Barranquilla en relación con las pretensiones requeridas por la accionante de obtener
mayores avances Investigativos en los hechos que ha puesto en conocimiento de la
entidad.

3.4. DIRECCIÓN SECCIONAL DE FISCALÍAS DEL ATLANTICO

La entidad vinculada manifestó que, se procedió a dar traslado a la Fiscalía 33


Delegada ante los Jueces Promiscuos y Municipales, adscrita a la Unidad de
Conciliación Preprocesal de esta ciudad. Así mismo, se consultó el sistema misional
SPOA, con el objeto de ubicar la denuncia que según el accionante presentó con
ocasión a los hechos relacionados en los hechos de la acción de tutela, encontrando
que la Fiscalía a cargo de la noticia criminal con NUNC 080016001257202258184 es
la Fiscalía 33 Delegada ante los Jueces Promiscuos y Municipales de la Unidad de
Conciliación Preprocesal.

Que, la radicación 80016001257202258184, trata de una denuncia presentada por el


señor Alfonso Arenas Noreña, víctima Carlos José Mattos Barrero, en contra del señor
Gonzalo Guillen Jiménez, por hechos sucedidos el 02 de octubre de 2022, por el
delito de injurias por vías de hecho, denuncia la cual fue presentada el día 05 de
octubre de 2022.

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Que la acción de tutela presentada resulta improcedente y existe ausencia de


vulneración o amenaza a derechos fundamentales por lo que solicita su
improcedencia y sean desvinculados del presente trámite.

3.5. FISCALÍAS DELEGADAS ANTE EL TROIBUNAL SUPERIOR DE BOGOTÁ.

Pese a la notificación del auto admisorio de la demanda de amparo, no rindieron el


informe que les fuera requerido, resultando viable dar aplicación a las previsiones
del artículo 19 del decreto 2591 de 1991.

4.- CONSIDERACIONES

4.1.- COMPETENCIA

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 37 del Decreto 2591 de 1991 en


armonía con el artículo 1° del Decreto 1382 de 2000, esta Sala Penal del Tribunal
Superior de Barranquilla resulta competente para conocer de la acción de tutela en
referencia.

4.2. PROCEDIBILIDAD.

El artículo 86 de la Constitución Política dispone que la acción de tutela es


un mecanismo judicial subsidiario, residual, informal y autónomo que tiene por
objeto garantizar la “protección inmediata de los derechos fundamentales” de los
ciudadanos por medio de un “procedimiento preferente y sumario”. En ese sentido,
y conforme lo indica el Decreto Ley 2591 de 1991 y el desarrollo jurisprudencial son
requisitos generales de procedibilidad de la acción de tutela: (i) la legitimación en
la causa, (ii) la inmediatez y (iii) la subsidiariedad, de los cuales se ocupa la Sala
seguidamente:

4.3. LEGITIMACIÓN EN LA CAUSA POR ACTIVA.

La norma constitucional citada ut supra, indica que toda persona tendrá acción de
tutela para reclamar ante los jueces (…), por sí misma o por quien actúe en su
nombre, la protección inmediata de sus derechos constitucionales fundamentales”.
En ese norte, el artículo 10 del Decreto 2591 de 1991 prevé que la solicitud de
amparo pueda ser presentada: (i) a nombre propio, (ii) mediante representante
legal, (iii) por medio de apoderado judicial o (iv) mediante agente oficioso.

De ahí que se haya definido tal exigencia, como aquella ejercida en la causa por
activa directa o indirectamente por el titular de los derechos fundamentales
presuntamente vulnerados o amenazados; esto es, por quien tiene un interés
sustancial “directo y particular” respecto de la solicitud.

El aspecto que se analiza, se advierte satisfecho en este asunto, toda vez que el
señor CARLOS JOSÉ MATTOS BARRERO está legitimado, a través del apoderado
judicial designado al efecto, para interponer la solicitud de amparo, por ser el titular
de los derechos fundamentales presuntamente vulnerados con la actuación de la
FISCALIA GENERAL DE LA NACIÓN y las denuncias presentadas y la divulgación de las
publicaciones y señalamientos presuntamente difamatorios realizados por los

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accionados en las cuentas de Twitter @HELIODOPTERO, del señor GONZAO GUILLÉN,


y @LANUEVAPRENSACO, del portal noticioso del mismo nombre, que se relacionan y
discriminan en los hechos de la demanda de tutela.

4.4. LEGITIMACIÓN EN LA CAUSA POR PASIVA

Este requisito de legitimación exige que la acción de tutela sea interpuesta en contra
del sujeto que cuenta con la aptitud o capacidad legal” para responder a la acción y
ser demandado.

Tenemos que el accionante reclama sus derechos contra la Fiscalía General de la


Nación por varias denuncias presentadas por los hechos relacionados en el libelo de
tutela y reclama la omisión u negligencia de tal entidad.

Atendiendo que el decreto 333 de 2021, ARTÍCULO 1°. Modificación del


artículo 2.2.3.1.2.1 del Decreto 1069 de 2015. Modifíquese el artículo 2 .2.3.1.2.1
del Decreto 1069 de 2015, el cual quedará así:

"ARTÍCULO 2.2.3.1.2.1. Reparto de la acción de tutela. Para los efectos previstos en


el artículo 37 del Decreto 2591 de 1991, conocerán de la acción de tutela, a
prevención, los jueces con jurisdicción donde ocurriere la violación o la amenaza
que motivare la presentación de la solicitud o donde se produjeren sus efectos,
conforme a las siguientes reglas:

(…)

3. Las acciones de tutela dirigidas contra las actuaciones del Contralor General de la
Republica, del Procurador General de la Nación, del Fiscal General de la Nación,
del Registrador Nacional del Estado Civil, del Defensor del Pueblo, del Auditor
General de la Republica, del Contador General de la Nación, del Consejo Nacional
Electoral, así como, las decisiones tomadas por la Superintendencia Nacional de
Salud relacionadas con medidas cautelares y de toma de posesión e intervención
forzosa administrativa para administrar o liquidar, de cesación provisional, o de
revocatoria total o parcial de habilitación o autorización de funcionamiento, con
fundamento en los artículos 124 y 125 de la Ley 1438 de 2011, serán repartidas, a
los Tribunales Superiores de Distrito Judicial o a los Tribunales Administrativos.
(…)

(negrilla y cursiva fuera de texto).

Tutela contra particulares. Los artículos 86 de la Constitución Política y 42.9 del


Decreto 2591 de 1991 prevén que la acción de tutela procede, como en este caso,
contra particulares cuando el accionante se “encuentre en situación de
subordinación o indefensión respecto del particular contra el cual se interpuso la
acción”. Este estado de indefensión, como lo ha precisado la Corte Constitucional
(T-242-2022), “…se configura en el marco de una situación de hecho asimétrica en
la que el accionante carece de medios de defensa, o estos son insuficientes, para

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resistir o repeler la vulneración o amenaza a sus derechos fundamentales llevada a


cabo por el particular accionado”.

Ha precisado, además, la rectora de la jurisprudencia constitucional, que existe la


situación de “Indefensión y publicaciones en redes sociales”, para cada caso en
concreto, previa consideración de aspectos tales como: “(i) el impacto social que
tienen las publicaciones denunciadas], (ii) la capacidad de difusión y popularidad del
emisor y (iii) la posibilidad que tiene el afectado para controlar el contenido, esto
es, restringir su acceso, suprimirlo de la red, o impedir su circulación o
reproducción “empleando el mismo canal de comunicación” (T-242-2022).

En estos eventos, precisa la sentencia en cita, se presenta una situación de hecho


asimétrica entre el afectado y el emisor, porque este último ostenta el poder de
acceso y el manejo del sitio o cuenta y, por lo tanto, “controla la forma, el tiempo
y la manera como se divulga el mensaje”. Que, en todo caso y aun previendo la
opción de réplica que permiten las redes, no es un medio de defensa suficiente para
repeler la vulneración, en atención a que no permite remover de las redes sociales
las informaciones, ideas u opiniones que se estiman difamatorias, falsas, inexactas
u ofensivas; con más veras en el caso concreto, atendida la situación de privado de
la libertad que padece el señor MATTOS BARRERO, ausente de posibilidades de
acceder a equipos de comunicación para proceder en tal sentido, aunado a ser una
persona de la tercer edad, limitada en conocimientos sobre la dinámica de esos
procesos comunicativos a través de plataformas o redes sociales.

Es claro, entonces que los accionados como particulares en este asunto, el señor
GONZALO GUILLÉN y LA NUEVA PRENSA, posen la legitimación por pasiva para
integrar el contradictorio constitucional breve y sumario, por ser también los
presuntos responsables de las vulneraciones a los derechos del ciudadano CARLOS
JOSÉ MATTOS BARRERO; y, por tanto, también llamados a resolver las pretensiones
de su demanda de resguardo. Además, ante la situación de indefensión que este
último padece respecto de aquellos, en los términos antes señalados.

Dígase, que los aquí accionados son presuntos responsables de las vulneraciones a
los derechos fundamentales del señor CARLOS JOSÉ MATTOS BARRERO, por ser cada
uno de ellos los titulares de las cuentas @HELIODOPTERO y @LANUEVAPRENSACO,
respectivamente, a través de la cual se han publicado y divulgado los trinos
cuestionados por la parte actora, en los que se le califica de “asesino, criminal
pederasta, lavador de activos, determinador de masacres”, entre otros
señalamientos. También encuentra la Sala que los antes mencionados están
llamados a responder por las vulneraciones a los derechos fundamentales que
presuntamente se habrían producido como consecuencia de las afirmaciones
publicadas, en tanto que han reconocido y reafirmado su proceder, aún después de
haberse dispuesto medidas provisionales de amparo en curso de este asunto, como
lo acredita la parte actora en varios memoriales.

Deviene ineluctable, entonces, la situación de indefensión del señor CARLOS JOSÉ


MATTOS BARRERO, ante el proceder de los accionados, considerando, con apoyo en
la jurisprudencia relacionada, (i) la titularidad de estos frente a las citadas cuentas
de la red social Twitter, la condición de aquél como miembro de la tercera edad y

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persona privada de la libertad (PPL); esto último que limita aun más sus posibilidades
de réplica al no contar con medios de comunicación desde su reclusorio para
interactuar en el ciberespacio. (ii) El alto impacto social de tales contenidos,
atendido el alto número de seguidores que cada uno de ellos tiene y el consecuente
acceso de estos a la información, capacidad de réplica y reproducción de manera
indefinida. (iii) Que el actor de tutela no posee control sobre las anotadas cuentas,
ni herramientas para restringir el acceso suprimir la red o impedir la circulación o
reproducción de mensajes; mucho menos, cuando, como viene acreditado, la aludida
red denegó las quejas y denuncias que presentó el actor, a través de su apoderado,
al considerar que el proceder de los usuarios y aquí demandados no desconocían sus
reglas y políticas.

4.5. INMEDIATEZ

Ha precisado la jurisprudencia constitucional, que el requisito de inmediatez


exige que la acción de tutela sea presentada en un “término razonable”, que se
determina al constatar el lapso transcurrido entre tal acto y la ocurrencia de los
hechos presuntamente vulneradores de los derechos fundamentales.

En este ejercicio, considera la Sala que la acción de tutela presentada por el señor
CARLOS JOSÉ MATTOS BARRERO, a través de apoderado, satisface a cabalidad tal
presupuesto, en tanto que, tal y como se relaciona en los hechos de la demanda, ha
existido un obrar reiterado y sistemático de los actores en atentar contra el derecho
al buen nombre y honra del actor hasta la fecha de interposición de la demanda y,
aún en fechas posteriores, como se evidencia del contenido de la cuenta
@HELIODOPTERO, por lo que la razonabilidad del ejercicio de esta herramienta
constitucional por el actor está más que acreditado.

4.6. SUBSIDIARIEDAD

Según el artículo 86 de la Constitución, por regla general, la acción de tutela procede


contra los actos y omisiones de cualquier autoridad pública. Esa misma disposición
establece de manera excepcional la posibilidad de interponer este mecanismo contra
los particulares en los siguientes casos: (i) cuando tengan a cargo la prestación de
un servicio público; (ii) cuando su conducta afecte grave y directamente el interés
colectivo; y (iii) respecto de quienes el solicitante se halle en estado de
subordinación o indefensión.

A su vez, el numeral 7° del artículo 42 del Decreto 2591 de 1991 establece que la
acción de tutela procederá contra acciones u omisiones de particulares, entre otros
eventos, cuando se solicite la rectificación de informaciones inexactas o erróneas,
caso en el cual se deberá anexar la transcripción de la información o la copia de la
publicación y de la rectificación solicitada que no fue publicada en condiciones que
aseguren la eficacia de la misma. Esta posibilidad tiene fundamento en el artículo
20 de la Carta, en virtud del cual se garantiza el derecho a la rectificación en
condiciones de equidad (T-007 de 2020).

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Al respecto, ha señalado la jurisprudencia Constitucional, replicada por la Sala de


Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia en reciente fallo STP9868 de 2022,
que la rectificación ha sido definida como la garantía consistente en que la
información trasgresora sea corregida o aclarada (T-312 de 2015).

La Corte señaló, en pronunciamiento T-022 de 2017, reiterado en T-007 de 2020,


las características de este derecho:

(i) Constituye un mecanismo menos intimidatorio que la sanción penal


y más cercano en el tiempo a la concreción del daño; (ii) garantiza la
protección de los derechos a la honra y al buen nombre, pero preserva,
de manera simultánea, los derechos a la libertad de expresión y de
información; (iii) no presupone para su ejercicio que se declare,
previamente, la existencia de responsabilidad civil o penal del
comunicador o que se establezca la intención de dañar o la negligencia
al momento de trasmitir la información no veraz o parcial; (iv) basta
con que la persona afectada logre demostrar que la información que se
exteriorizó es falsa; o ha sido objeto de tergiversación; o carece de
fundamento, para que exista el deber correlativo de rectificarla; (v)
ofrece una reparación distinta a la que se deriva a partir de la
declaratoria de responsabilidad civil o penal, pues una rectificación
oportuna ‘impide que los efectos difamatorios se prolonguen en el
tiempo como acontecimientos reales’; (vi) no persigue imponer una
sanción o definir una indemnización en cabeza del agresor por cuanto
su objetivo consiste en restablecer el buen nombre y la reputación de
quien ha sido afectado con el mensaje emitido al ofrecer –con igual
despliegue e importancia que el mensaje que produjo la lesión– un
espacio destinado a facilitar que el público conozca la realidad de los
hechos que fueron emitidos de manera errónea, tergiversada o carente
de imparcialidad. (…); (vii) no excluye la posibilidad de obtener
reparación patrimonial –penal y moral–, mediante el uso de otros
medios de defensa previstos en el ordenamiento jurídico.

Ahora bien, agrega la Sala Penal de la Suprema en el fallo citado, que: “…aun cuando
la solicitud de rectificación de la información publicada por medios de comunicación
es un requisito para la procedencia de la acción de tutela, en ciertos eventos no es
dable solicitar el cumplimiento de dicha exigencia, pues la naturaleza de la
afectación no admite una rectificación, como sucede en los casos en que la
publicación cuestionada vulnera los derechos a la intimidad personal y familiar,
y a la imagen.

Pronunciamiento que comparte con la Corte Constitucional (T-007 de 2020),


cuando sostiene que «por la forma en que ocurren las vulneraciones del derecho a
la intimidad, no es necesaria la solicitud previa de rectificación como requisito de
procedencia de la acción de tutela, puesto que, como se señaló, la vulneración se
configura, aunque las informaciones sean exactas. Por lo tanto, la solicitud de
rectificación previa no puede exigirse como requisito formal para la procedencia de
la acción de tutela». Así, sostuvo que el juez de tutela debe analizar en cada caso

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si lo que se reprocha es únicamente que la información publicada sea inexacta o


errónea, caso en el cual el derecho vulnerado es susceptible de restablecerse
mediante rectificación, o si, por el contrario, también se ha vulnerado la intimidad
personal o familiar, evento en el cual es procedente de manera directa la acción
de tutela.

Insistió la Corte Constitucional, entonces, que existen eventos en los cuales no es


necesario hacer la solicitud previa de rectificación, para que la tutela sea
procedente, esto es, cuando no se trata de rectificar la información considerada en
sí misma, sino de pedir la protección judicial para que no continúe la lesión a
derechos fundamentales que se ha producido por la manera cómo la información,
aun siendo verdadera, ha sido presentada. Al respecto, indicó que:

(…) puede haber rectificación si el medio asume que tergiversó los


hechos, pero la solicitud de la misma no siempre puede erigirse en
requisito indispensable para que proceda la tutela, pues ya hay un daño
causado susceptible de seguir produciéndose si la actividad del medio no
es detenida por la orden judicial y, por lo tanto, es posible acudir a la
tutela para que se ordene al medio cesar la vulneración, corregir hacia
el futuro sus actuaciones y si es del caso, ordenar las indemnizaciones a
que haya lugar1.

Para el subjudice, esta Sala encuentra que la solicitud de tutela incoada por el señor
CARLOS JOSÉ MATTOS BARRERO, a través de apoderado, satisface el requisito
de subsidiariedad; esto, porque (i) Es evidente la afectación de sus derechos a la
intimidad y buen nombre, generada por las lesivas publicaciones de los demandados
en sus respectivas cuentas de la red social Twitter, en las que se le califica, entre
otros términos, de “asesino, criminal, pederasta, lavador de activos, determinador
de masacres, etc.” no resulta imprescindible, en los términos de la jurisprudencia
citada, agotar solicitud de rectificación previa ante aquellos, en tanto que ya se ha
generado un hondo daño a su imagen, intimidad y buen nombre, susceptibles de
seguir afectándose, si no se ordena judicialmente la cesación de sus actos; (ii) la
parte actora presentó denuncia ante la mencionada red social, sin resultados
positivos, al considerarse por esta que no se incumplía por los referidos usuarios al
hacer las divulgaciones aquí acusadas con sus reglas y políticas. Además, (iii) es claro
que las acciones penales y civiles ordinarias, no son idóneas ni eficaces en el caso
concreto, en tanto que, en primer lugar, el accionante no persigue en este asunto la
declaratoria de responsabilidad penal de los accionados ni la indemnización de
perjuicios por los mensajes publicados. Por el contrario, solicita como pretensión
primordial el amparo de sus derechos fundamentales a la honra y al buen nombre;
reclamos que pueden ser resueltos por el juez de tutela, de acuerdo con lo previsto
por el numeral 7 del artículo 42 del Decreto 2591 de 1991. De otro lado, no son
medios eficaces en concreto, porque no son lo suficientemente céleres para evitar
que los mensajes presuntamente falaces que el accionante considera contrarios a
sus derechos fundamentales se sigan divulgando en redes sociales e internet.

1 T-007 de 2020.

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Por lo tanto, para la Sala, la solicitud de tutela sub examine es


procedente como mecanismo definitivo de protección de los derechos
fundamentales del señor CARLOS JOSÉ MATTOS BARRERO, sumado a su estado de
indefensión por su condición de protección constitucional reforzada (como sujeto de
la tercera edad -75 años), posición de vulnerabilidad por su estado de salud que
señala y como persona privado de la libertad y quien, unido al padecimiento personal
de su propia afectación, no tiene un mínimo de respaldo eficaz e idóneo para los
derechos que reclama, lo que viabiliza con mayor fuerza de protección, la acción
constitucional, y así lo ha reiterado las altas Cortes.

4.7. RECURSO DE APELACIÓN

La Sala, observando un recurso de apelación presentado por los accionados, en el


trámite de tutela, se debe explicar la procedencia o no de recursos en el trámite
constitucional, habida cuenta que, como lo ha precisado la H. Corte Constitucional,
el procedimiento que se impone a la tutela es “especial, preferente y sumario” y,
por lo tanto, “…no es dable aplicar todas las normas del procedimiento civil (CGP),
en relación con los recursos no previstos en las normas que regulan la acción de
tutela”, se impone, como en efecto se ordena, el no darle tramite al recurso de
alzada interpuesto por la parte accionada en estos autos por evidentemente
improcedentes.

Al respecto, ha señalado la Alta Corporación en cita, que: “(…) no resulta admisible


extender por analogía todas las normas del Código de Procedimiento Civil al trámite
de la acción de tutela, pues de esa manera podría darse a la misma un tratamiento
similar al de cualquier proceso civil, pese a que la Constitución exige para ella un
procedimiento ‘sumario’, esto es simplificado, breve, donde no es posible ni la
admisión de todos los incidentes que si lo serían en un proceso civil o en un proceso
contencioso administrativo, como tampoco son de recibo los recursos no
expresamente previstos en el Decreto 2591 de 1991 (….) que establece el
procedimiento a que ha de sujetarse la acción de tutela (…) 2. Del mismo modo,
indicó que, en pronunciamiento previo que: “(…) El trámite de esta acción es,
conforme a la regulación del Decreto 2591 de 1991, desprovisto de las formalidades
propias de los procesos que se adelantan ante las distintas ramas de la jurisdicción
del Estado. (…) Ello significa, entonces, que no resulta admisible extender por
analogía todas las normas del Código de Procedimiento Civil [CGP] al trámite de la
acción de tutela, pues de esa manera podría darse a la misma un tratamiento similar
a cualquier procedimiento civil, pese a que la Constitución exige para ella un
procedimiento “sumario”; esto es, simplificado y breve, donde no es posible la
admisión de todos los incidentes que si lo serían en un proceso civil o en un
procedimiento contencioso administrativo, como tampoco son de recibo los recursos
no expresamente previstos en el D. 26591 de 1991 (…)”3

Dígase, adicionalmente, que inanes resultan los argumentos de los accionados para
descalificar la competencia de esta Sala para conocer del presente asunto, en tanto

2
Auto 287 de 2010. M.P. María Victoria Calle Correa
3
Auto 270 de 2022. M.P. Alfredo Beltrán Sierra

11
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que, en el sub examine se vinculó a dos FISCALÍAS DELEGADAS ANTE EL TIRBUNAL


SUPERIRO DE BOGOTÁ, que otorgaban en principio competencia en primera instancia
a esta Sala penal, cosa distinta fue que, durante el término de traslado, estas no
rindieron el informe que les fuera requerido; a ello súmesele tal y como lo ha
precisado la jurisprudencia de la Alta Corporación en cita, se ha conocido de esta
petición de amparo, de conformidad con el Art. 86 Superior, atendido el factor de
asignación territorial, que asigna la competencia “a prevención” a los jueces con
jurisdicción en el lugar donde ocurre la vulneración o amenaza que motiva la
presentación de la solicitud o donde se produzcan sus efectos; que es, precisamente,
para el caso, la ciudad de Barranquilla, donde se ubica el establecimiento de
reclusión ERE El Bosque, en el que padece privación de la libertad el mencionado
accionante, según viene acreditado.

Ha Indicado la guardiana de la Supremacía Constitucional, sobre este particular, en


reciente Auto 212 de 2021, con ponencia de la H.M. Gloria Stella Ortiz Delgado,
que:

“Los conflictos suscitados en aplicación de las reglas de reparto son


“aparentes”, porque estas reglas administrativas “en ningún caso, definen la
competencia de los despachos judiciales”. Al respecto, el Decreto 333 de
2021, que modificó las reglas de reparto del Decreto 1069 de 2015, dispone
que estas “no podrán ser invocadas por ningún juez para rechazar la
competencia o plantear conflictos negativos de competencia”. En consonancia
con lo anterior, la jurisprudencia constitucional ha determinado que cuando
“dos autoridades judiciales promuevan un conflicto de competencia por este
motivo, el expediente será remitido a aquella a quien se repartió en primer
lugar, con el fin de que la acción de tutela sea decidida inmediatamente, sin
que medien consideraciones adicionales. En este orden de ideas, la aplicación
o interpretación de las reglas de reparto no autorizan al juez de tutela a
declararse incompetente, ni mucho menos a declarar la nulidad de lo
actuado por falta de competencia. En lugar de ello, el juez debe tramitar la
acción o decidir la impugnación, según el asunto puesto a su conocimiento. Lo
anterior también se relaciona con el principio “perpetuatio jurisdictionis”,
según el cual, desde el momento en el que un despacho judicial avoca
conocimiento de una acción de tutela, la competencia no puede ser alterada
ni en primera ni en segunda instancia, pues una conclusión contraria
afectaría, de manera grave, la finalidad de la acción de tutela frente a la
protección de los derechos fundamentales.”

Atendiendo esas consideraciones la Sala estima no darle tramite al recurso de alzada


por ser indudablemente improcedente, por lo que debe requerirse en lo sucesivo a los
accionados para no presentar estos tipos de peticiones que pueden configurarse como
temerarias o de mala fe ante la Judicatura.

4.8. DERECHOS VULNERADOS

4.8.1. Los derechos fundamentales al buen nombre, a la honra y a la presunción


de inocencia.

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El artículo 15 de la Constitución reconoce el derecho fundamental al buen nombre,


como aquel que protege la “reputación, buena fama (…) mérito” o “apreciación” que
los miembros de la sociedad otorgan a una persona por su trayectoria, acciones y
comportamientos en ámbitos públicos. Conforme la jurisprudencia constitucional, el
buen nombre tiene una relación estrecha con la dignidad humana y es uno de los más
valiosos elementos del patrimonio moral y social de las personas.

El artículo 21 de la misma norma reconoce el derecho fundamental a la honra,


entendido como la “estimación o deferencia con la que cada persona debe ser tenida
por los demás miembros de la colectividad que le conocen y le tratan, en razón a su
dignidad humana” y está orientado a proteger el reconocimiento que los individuos
adquieren “a partir de su propia personalidad y comportamientos privados
directamente ligados con ella”. Según la jurisprudencia constitucional, mientras que
el buen nombre protege la estimación social por las acciones de las personas en la
esfera pública, la honra protege “la valoración de comportamientos en ámbitos
privados”.

Ha señalado la jurisprudencia, que los referidos derechos iusfundamentales se


vulneran por la publicación y divulgación de expresiones, opiniones o informaciones
falsas e insultantes, que no tienen fundamento en la propia conducta del afectado y
que desdibujan su imagen y prestigio frente a la colectividad social. Por lo tanto, este
tipo de expresiones sólo tienen relevancia constitucional y sus efectos son
susceptibles de amparo por vía de tutela si generan una afectación tangible y
desproporcionada del “patrimonio moral del sujeto afectado”.

De ese modo, la constatación de dicha afectación al patrimonio moral del titular no


depende de la “impresión personal que le pueda causar al ofendido alguna expresión
proferida en su contra” ni “de la interpretación que éste tenga de ella”; corresponde
al juez, en cada caso, verificar su existencia a partir de un análisis “objetivo y
neutral” de las expresiones y el impacto que estas razonablemente causan a la
reputación y estima social del sujeto afectado. Es importante resaltar, sin embargo,
que los derechos a la honra y al buen nombre pueden verse vulnerados aun cuando la
conducta del emisor no constituya injuria y/o calumnia. Existen expresiones
ofensivas, per se, violan estos derechos fundamentales y, por lo tanto, son
susceptibles de protección por vía de tutela.

También la Constitución reconoce el derecho fundamental a la presunción de


inocencia. Es así como el inciso 4º del artículo 29 de la Constitución prescribe que
“[t]oda persona se presume inocente mientras no se la haya declarado judicialmente
culpable”. De la misma forma, el artículo 7° de la Ley 906 del Código de
Procedimiento Penal señala que “[t]oda persona se presume inocente y debe ser
tratada como tal, mientras no quede en firme decisión judicial definitiva sobre su
responsabilidad penal”. La presunción de inocencia es el presupuesto básico de todas
las garantías judiciales que integran el ámbito de protección del derecho al debido
proceso, puesto que exige que la facultad punitiva y sancionatoria del Estado
únicamente se ejerza cuando exista “prueba obtenida legalmente que establezca,
más allá de toda duda, y a través de las formalidades propias de cada juicio”, la
culpabilidad o responsabilidad de una persona.

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Este derecho fundamental está compuesto por tres mandatos constitucionales, a


saber: (i) nadie puede considerarse culpable “a menos que se haya demostrado la
responsabilidad mediante proceso legal fuera de toda duda razonable”, (ii) la carga
de la prueba acerca de la responsabilidad recae sobre quien hace la acusación y (iii) el
trato a las personas bajo investigación por un delito “debe ser acorde con este
principio”.
La Corte Constitucional ha precisado que el Estado debe salvaguardar esta garantía
tanto en los trámites penales como en los administrativos sancionatorios. De la misma
forma, esta garantía debe ser respetada por los particulares y, en concreto, por los
medios de comunicación y periodistas, cuandoquiera que estos publiquen información
o denuncias que vinculen a un individuo con la comisión de hechos delictivos.

Ahora bien, considerando que es de público y notorio conocimiento que los aquí
accionados dicen actuar en ejercicio del oficio periodístico, precisa la Sala, a efectos
de proveer sobre la tutela reclamada, referirse también a los derechos fundamentales
a la libertad de expresión y sus manifestaciones de libertad de opinión y prensa; y
determinar, así, si la actuación que se les reprocha está o no comprendida dentro de
sus ámbitos legales.

En este punto, debe señalarse por la Sala, que el artículo 20 de la Constitución


reconoce el derecho fundamental a la libertad de expresión, también integrado al
ordenamiento interno, a partir de normas e instrumentos internacionales ratificados
por el Estado, en virtud del denominado bloque de constitucionalidad, como el
derecho que le asiste a toda persona –natural y jurídica– a buscar, recibir y difundir
ideas e informaciones de toda índole, así como el de “recibir y conocer las
informaciones e ideas difundidas por los demás”. Ha indicado la Corte Constitucional,
que la libertad de expresión es un pilar esencial de las sociedades democráticas,
porque garantiza el libre flujo de ideas, opiniones e informaciones y es un instrumento
de control pacífico al ejercicio de los poderes públicos, privados y sociales,
considerándolo como una condición indispensable para el pleno desarrollo de la
personalidad y un factor fundamental de la existencia de una sociedad pluralista.

En cuanto a su ámbito de protección, ha indicado esa Alta Corporación, que tal


libertad resguarda todas las formas y medios de expresión; por lo que el emisor está
habilitado para publicar y divulgar estas expresiones por cualquier medio que
considere apropiado, dentro de los que se incluyen los libros, los periódicos, los
folletos, los carteles, las pancartas, las prendas de vestir, así como otros medios de
expresión audiovisuales, electrónicos o de Internet, en todas sus formas.

No obstante, se tiene que la libertad de información y prensa prescribe que la


información transmitida en su ejercicio debe cumplir con los principios de veracidad
e imparcialidad. El primero, exige que la información transmitida sea verificable y
plausible; lo que impone dos cargas al emisor: primero, constatar con un grado
razonable de diligencia los hechos en los cuales basa la información que publica, con
el propósito de asegurar que los contenidos que son presentados como hechos o
realidades tengan un sustento fáctico serio, confiable y suficiente; el segundo,
presentar la información de forma tal que no induzca a error o confusión a la
audiencia.

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De modo, que se vulnera el principio de veracidad cuando: (i) la información contraría


a la realidad por negligencia o imprudencia del emisor; (ii) la información
corresponde a un juicio de valor u opinión y, sin embargo, es presentada como un
hecho cierto y definitivo; (iii) la información está sustentada en rumores, invenciones
o malas intenciones que inducen al emisor a conclusiones falsas y (iv) la información
es de difícil o imposible verificación y, sin embargo, se presenta como una realidad
constatada.

Por su lado, el principio de imparcialidad exige que la información sea trasmitida con
una pretensión seria de “ecuanimidad” y “equilibrio informativo”, por lo que el
emisor tiene la carga de realizar un esfuerzo razonable por informar a la audiencia
sobre las diferentes aristas, versiones y perspectivas que existen sobre un mismo
suceso. Así mismo, debe adoptar cierta distancia crítica respecto de sus fuentes, lo
que implica que (i) “no puede aceptar de plano, de manera irreflexiva, todas sus
afirmaciones o incriminaciones” y (ii) debe contrastar los relatos y aseveraciones de
las fuentes con las versiones de los hechos de la parte directamente implicada en la
noticia, terceros o expertos en la materia.

De acuerdo con la jurisprudencia constitucional (Sentencia T-242-2022), el principio


de imparcialidad tiene como finalidad proteger el derecho de los receptores y de la
sociedad a estar informados y, por ende, a “no recibir una versión unilateral, acabada
y ‘pre-valorada’ de los hechos que le[s] impida deliberar y tomar posiciones a partir
de puntos de vista contrarios”

En lo que atañe a la libertad de prensa, los artículos 20 y 73 de la Constitución la


reconocen como derecho fundamental, cuyo ámbito de protección está integrado por
garantías tales como (i) la de los particulares de “fundar medios masivos de
comunicación y de administrarlos sin injerencias”; (ii) el derecho de los medios
masivos de comunicación y de los periodistas a informar a la sociedad de forma “libre,
pluralista e independiente”; (iii) la garantía de la reserva de fuente y (iv) la
prohibición de censura previa. Empero, asimismo, conlleva responsabilidades de
orden social a quienes la ejercen, plasmadas en el precitado precedente
constitucional, “habida cuenta del poder significativo que tienen “sobre el público
receptor [y] su extraordinaria influencia en el seno de la sociedad”. Por esta razón,
la Constitución les impone tres obligaciones específicas en el ejercicio de la libertad
de expresión, a saber: (i) la obligación de cumplir con los principios de veracidad e
imparcialidad (ii) la obligación de diferenciar entre opiniones e informaciones
y (iii) la obligación de rectificación; obligaciones estas que buscan impedir que los
medios de comunicación masiva y los periodistas “se aprovechen, por medio de su
poder social, de audiencias cautivas” y, además, pretenden salvaguardar los derechos
fundamentales a la honra, buen nombre y privacidad de terceros, mucho más sensible
cuando, como en este caso, se ejerce a través de medios, redes o plataformas
digitales que permiten que la ciudadanía tenga acceso a fuentes de información
diversas, advirtiéndose que en no pocas ocasiones la desinformación prospera y se
difunde rápidamente en internet y redes sociales, dado que la circulación y difusión
de información es libre y masiva, por lo que los riesgos de afectación de los derechos
fundamentales a la intimidad, protección de datos, honor, honra, imagen y buen
nombre de terceros es más latente; de ahí que desde la Corte Constitucional se haya
enfatizado que que los medios de comunicación y los periodistas deben ejercer la

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libertad de prensa por estos medios con un especial y riguroso grado de diligencia y
cuidado.

Atinente a la libertad de opinión, de una parte, garantiza el derecho a pensar por


cuenta propia, a “formarse una opinión y a desarrollarla mediante el raciocinio”; y,
desde una arista externa, protege la publicación y divulgación de los pensamientos,
opiniones e ideas personales de quien se expresa, con la limitantes, como todo
derecho no absoluto, de (i) prohibición de publicar discursos de odio y (ii) la
prohibición de incurrir en conductas de acoso, persecución, hostigamiento o
ciberacoso. La libertad de opinión no protege los insultos y las expresiones
abiertamente irrazonables y desproporcionadas y manifiestamente vejatorias que
tengan una “intención netamente dañina”, es decir, aquellas que “meramente
pretenden despreciar o desvalorizar a la persona”.

Dada su pertenencia al caso que se analiza, indíquese, siguiendo la misma línea


jurisprudencial, que el hostigamiento o ciberacoso se manifiesta como un ejercicio
abusivo de la libertad de expresión con tres características esenciales: (i) la
publicación reiterada y sistemática de vejaciones, insultos y expresiones
desproporcionadas en contra de una persona en redes sociales y medios
digitales; (ii) la “intención dañina y ofensiva” del emisor y, por último, (iii) el
desconocimiento del “derecho a vivir sin humillaciones reconocido por la
jurisprudencia como parte integral de la dignidad humana”. La prohibición del
hostigamiento y el ciberacoso tiene como propósito racionalizar el ejercicio de la
libertad de expresión y, en concreto, evitar que esta sea utilizada como una
herramienta para la difamación, el insulto y la persecución.

4.8.2. DEFINICIÓN DEL CASO.

De los hechos y precisiones expuestas, advierte la Sala que la solicitud de amparo


objeto de esta sentencia tutela se contrae a la presunta vulneración de los derechos
fundamentales a la honra, buen nombre, presunción de inocencia y dignidad humana,
entre otros, del señor CARLOS JOSÉ MATTOS BARRERO, quien precisa, a través de su
apoderado judicial, que tal afectación deriva de las afirmaciones difamatorias,
tendenciosas y ofensivas que habrían sido publicadas por los aquí accionados, a través
de múltiples trinos en sus respectivas cuentas de Twitter @HELIODOPTERO y
@LANUEVAPRENSACO, bajo el entendido de tratarse de actos de hostigamiento y
ciberacoso que violan su derecho a vivir libre de humillaciones, así como por atribuirle
responsabilidad penal por la comisión de múltiples crímenes, a pesar de que no existe
en su contra sentencia penal condenatoria ejecutoriada.

La Corte Constitucional ha definido el hostigamiento o ciberacoso como un ejercicio


abusivo de la libertad de expresión con tres características esenciales: (i) la
publicación reiterada y sistemática de vejaciones, insultos y expresiones
desproporcionadas en contra de una persona a través de redes sociales y medios
digitales; (ii) la “intención dañina y ofensiva” del emisor y, por último, (iii) el
desconocimiento del “derecho a vivir sin humillaciones reconocido por la
jurisprudencia como parte integral de la dignidad humana”. La prohibición del
hostigamiento y el ciberacoso tiene como propósito racionalizar el ejercicio de la

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libertad de expresión y, en concreto, evitar que esta sea utilizada como una
herramienta para la difamación, el insulto y la persecución.

Bajo tales lineamientos, estima la Sala que las publicaciones llevadas a cabo por los
aquí accionados GONZÁLO GUILLÉN y LA NUEVA PRENSA, a través de sus respectivas
cuentas en la red social Twitter, en contra del señor CARLOS JOSÉ MATTOS BARRERO
comportan ciberacoso u hostigamiento, en tanto que, de acuerdo con el material de
acreditación allegado al dossier, (i) existe un umbral de reiteración y sistematicidad
y (ii) se advierte una clara intención dañina de las mismas.

Lo primero teniendo en cuenta que desde el mes de marzo hasta octubre los
accionados, principalmente, el señor GONZÁLO GUILLÉN ha publicado más de treinta
y cinco (35) trinos, en los que no ha escatimado esfuerzos para referirse al mismo, en
los degradantes términos que ya se han señalado y que no se reiterarán para no hacer
revictimización del afectado. Lo segundo, en tanto que aflora con claridad la mala fe
con la que han obrado con tales afirmaciones que denotan su animadversión visceral
contra el actor y el ánimo de despreciarlo, humillarlo y desvalorizarlo.

Así mismo, encuentra la Sala que las anotadas publicaciones contra el señor CARLOS
JOSÉ MATTOS BARRERO no están amparadas por la libertad de expresión y vulneran
sus derechos fundamentales a la honra, el buen nombre, la presunción de inocencia y
la dignidad humana, toda vez que no se corresponden con los criterios de veracidad,
imparcialidad y responsabilidad social antes mencionados; precisando que en modo
alguno este análisis pretende establecer si asiste o no responsabilidad penal del antes
mencionado con las referidas conductas que se le atribuyen, por ser tal labor del
exclusivo resorte de la jurisdicción penal.

Para la Corte Constitucional, tales afirmaciones son de tal entidad y sensibilidad, pues
la información que se transmite por periodistas o canales informativos a través de la
web y plataformas, por su mismo impacto y capacidad de difusión, tiene un mayor
grado de credibilidad, lo que implica un exponencial riesgo de afectación a los
derechos de terceros, como aquí acaece.

Para el caso, se tiene que, al margen de las investigaciones o procesos en curso en


contra del señor MATTOS BARRERO, a la fecha no existe acreditación sobre la
existencia de sentencia de condena en firme en su contra por los hechos señalados
por los accionados de manera humillante y despectiva, afectando así sus derechos
fundamentales a la honra, buen nombre y presunción de inocencia. En ese sentido, al
referirse los aquí demandado al ciudadano CARLOS JOSÉ MATTOS BARRERO bajo los
referidos calificativos, no cumple con el principio de veracidad, pues – se itera- no se
ha demostrado judicialmente, mediante sentencias ejecutoriadas, que haya sido
declarado penalmente responsable de ninguno de los delitos y actos contrarios a la
ley a los que aquellos se refieren, de manera irresponsable, a modo de afirmación, al
igual que no se aportó prueba por parte de los accionados que corroborara sus
publicaciones y afirmaciones.

Se vulneran, entonces, los derechos fundamentales a la honra y buen nombre del


accionante, en la medida en que el actuar que a los accionados se reprocha en este
trámite de resguardo constitucional, afecta significativamente la reputación del

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accionante, pues conlleva a que todos los receptores de los mensajes y afirmaciones
concluyan que el accionante ha sido judicialmente declarado responsable de tales
incriminaciones, cuando, se ha insistido, no es así. Los referidos trinos, al provenir de
sujetos que ejercen el oficio periodístico, tienen un alto grado de credibilidad y la
audiencia o seguidores están predispuestos a darlos por ciertos. Además,
considerando la amplia difusión, réplicas y aceptación que ha recibido de los
seguidores e internautas, como se demuestra de las pruebas allegadas por el
accionante.

En razón de lo señalado, la Sala concluye que las afirmaciones cuestionadas resultan


abierta y deliberadamente violatorias de derechos fundamentales, por sus contenidos
contrarios a la realidad, sin soporte alguno, lo que se tornan subjetivas y
parcializadas, al presentar una valoración unilateral y prevalorada de los hechos, sin
que se haya evidenciado, al menos, la posibilidad de abordar o exponer la versión del
señor CARLOS JOSÉ MATTOS BARRERO sobre las graves conductas punibles que le
atribuyen, vulnerando, por tanto, sus derechos fundamentales a la honra y buen
nombre, por lo que para la efectividad de la dispensa que se otorgará, dispondrá su
rectificación en condiciones de equidad y equivalencia de despliegue.

El artículo 20 de la Constitución prevé la rectificación “como un derecho fundamental


autónomo”. Este derecho otorga a quien se ha visto afectado por la publicación de
información errónea o inexacta la potestad de exigir al emisor que la información sea
corregida, modificada o aclarada, según corresponda. De acuerdo con la
jurisprudencia constitucional, este derecho “conlleva la obligación de quien haya
difundido información inexacta o errónea de corregir la falta con un despliegue
equitativo” y “busca reparar tanto el derecho individual transgredido como el
derecho colectivo a ser informado de forma veraz e imparcial”.

Enseña la Corte Constitucional en el fallo referido ut supra, que la rectificación o


aclaración debe cumplir con cinco condiciones. Primero, debe ser llevada a cabo por
quien difundió la información susceptible de rectificación o aclaración. Segundo, debe
realizarse de forma pública. Tercero, debe tener “un despliegue informativo
equivalente al que tuvo inicialmente”. Cuarto, el emisor debe reconocer
expresamente la equivocación, es decir, “que se incurrió en un error o en una
falsedad”. Quinto, cuando la publicación se realiza en redes sociales, se debe acudir
a la misma plataforma y al mismo tipo de publicación, de tal manera que la
rectificación “tenga unos destinatarios y difusión equivalentes a los de la publicación
reprochada”.

Conforme a lo indicado, los accionados GONZÁLO GUILLÉN y LA NUEVA PRENSA, esta


última a través de su representante legal, tienen el deber de rectificar en condiciones
de equidad, toda la información publicada en sus respectivas cuentas de la red social
Twitter sobre el ciudadano CARLOS JOSÉ MATTOS BARRERO que, conforme a la parte
motiva de esta sentencia, no satisfacen los principios de veracidad e imparcialidad
como deber constitucional y legal de quien realiza.

Dicha rectificación deberá ser llevada a cabo conforme a las siguientes condiciones:
primero, deberán ser realizadas de manera personal por el señor GONZÁLO GUILLÉN
y el representante legal de LA NUEVA PRENSA. Segundo, deberán llevarse a cabo de

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forma pública. Tercero, deberán tener un despliegue informativo equivalente al que


han tenido las publicaciones en las que se difundieron las afirmaciones cuya
rectificación se ordena. Cuarto, los accionados deberán reconocer de manera expresa
que las afirmaciones publicadas en sus cuentas de Twitter sobre el señor CARLOS JOSÉ
MATTOS BARRERO, en tanto hace calificativos de responsabilidad penal en su contra,
no corresponden a hechos ciertos y definitivos, sino que, por el contrario, se tratan
de inferencias subjetivas, juicios de valor y opiniones no comprobadas judicialmente.
Quinto, las rectificaciones deberán llevarse a cabo en el mismo medio y formato por
el cual fueron publicadas. En este sentido, los accionados deberán llevar a cabo una
rectificación individual sobre cada una de las publicaciones realizadas sobre el señor
CARLOS JOSÉ MATTOS BARRERO, a través de sus respectivas cuentas de Twitter, las
cuales deberán llevarse a cabo mediante sendos trinos en cada una de las cuentas y
publicaciones realizadas por los usuarios @HELIODOPTERO y @LANUEVAPRENSACO.

Del mismo modo, la Sala ordenará a los accionados que, en lo sucesivo, cumplan con
las cargas de veracidad e imparcialidad previstas por el artículo 20 de la Constitución
Política y la jurisprudencia constitucional cuando ejerza la libertad de información y
de prensa.

Finalmente, se ordenará a la red social Twitter revisar las publicaciones que los
accionados han realizado en contra del señor MATTOS BARRERO atribuyéndole
indebidamente responsabilidad penal por hechos que no han sido definidos, mediante
decisión ejecutoriada, por las autoridades jurisdiccionales de este país; y que
determine, de acuerdo a sus reglas y políticas, la adopción de medidas y sanciones
pertinentes, incluidas las de remoción de contenido, suspensión o eliminación de las
referidas cuentas @HELIODOPTERO y @LANUEVAPRENSACO, garantizando de ese
modo, la observancia de las decisiones aquí adoptadas y que este tipo de situaciones
no se reiteren.

Referente a los hechos plasmados sobre las denuncias presentadas por el accionante
y que la FISCALIA GENERAL DE LA NACIÓN, no ha dado el trámite correspondiente, ni
se la ha informado en debida forma al accionante o sus apoderados, encuentra esta
Sala la necesidad de proteger su derechos fundamentales al acceso a la administración
de justicia, derecho al debido proceso, en cuanto a los derechos de las victimas dentro
de las actuaciones penales, por lo que se requerirá a la FISCALIA GENERAL DE LA
NACIÓN, para que dentro de sus competencias le de impulso a las indagaciones e
información de las mismas al accionante y sus apoderados conforme establece las
normas del procedimiento penal.

En mérito de lo expuesto, la Sala de Decisión Penal del Tribunal Superior de Distrito


Judicial de Barranquilla,

RESUELVE

PRIMERO. AMPARAR los derechos fundamentales a la honra, al buen nombre y a la


presunción de inocencia del señor CARLOS JOSÉ MATTOS BARRERO, por las
consideraciones expuestas en la parte motiva de esta sentencia.

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SEGUNDO. ORDENAR al señor GONZALO GUILLÉN y a LA NUEVA PRENSA, ésta última


a través de su representante legal, que, en el término máximo de tres (3) días,
contados a partir de la notificación de esta providencia, lleven a cabo las
rectificaciones ordenadas en la presente sentencia, conforme a los parámetros
descritos en estas motivaciones.

TERCERO. ORDENAR al señor GONZALO GUILLÉN y a LA NUEVA PRENSA que, en lo


sucesivo, cumplan con las cargas de veracidad e imparcialidad previstas por el
artículo 20 de la Constitución Política y la jurisprudencia constitucional cuando
ejerzan la libertad de información y de prensa.

CUARTO. ORDENAR a la red social Twitter, revisar las publicaciones que los
accionados han realizado en contra del señor CARLOS JOSÉ MATTOS BARRERO
atribuyéndole indebidamente responsabilidad penal por hechos que no han sido
definidos, mediante decisión ejecutoriada, por las autoridades jurisdiccionales de
este país; y que determine, de acuerdo a sus reglas y políticas, la adopción de medidas
y sanciones pertinentes, incluidas las de remoción de contenido, suspensión o
eliminación de las referidas cuentas @HELIODOPTERO y @LANUEVAPRENSACO,
garantizando de ese modo, la observancia de las decisiones aquí adoptadas y que este
tipo de situaciones no se reiteren.

QUINTO. ORDENAR a FISCALIA GENERAL DE LA NACIÓN, para que dentro de sus


competencias le de impulso a las indagaciones e información de estas al accionante
y sus apoderados conforme establece las normas del procedimiento penal.

SEXTO: Contra esta decisión procede la impugnación conforme al artículo 31 del


decreto 2591 de 1991. En caso de no ser impugnada, se remitirá a la Corte
Constitucional para su eventual revisión; una vez regrese dispóngase su archivo.

Notifíquese y Cúmplase

Los Magistrados,

JORGE ELIÉCER MOLA CAPERA

LUIGI J. REYES NÚÑEZ JORGE ELIÉCER CABRERA JIMÉNEZ


Con Salvamento de Voto

El Secretario,

OTTO MARTÍNEZ SIADO

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