EQUNOMIA , DERECHO ¥ POLITICA
Por Rubén Oyarzun Gaelegos .
Director det Departamento de
Derecho Econdmico.
Facultad de Derecho, U, de Chie,
Significado y Desarrollo de las mencionadas Ciencias.
La Economfa, el Derecho y 1a Polftica son ramas de las ciencias socia-
Jes cuya interdependencia es obvia, mucho més evidente en 1a vida real ove
a través de los textos de los especialistas, quienes ceneralmente tienden
a sentirse depositarios de disciplinas de méxima autonomfa. La sociedad
humana orgenizada es el dnbito de observacién y anflisis propio de las tres.
Y las tres estén afectadas ror una misma limitacién para el efecto de probar
la validez de sus principios: 1a inposibilidad de exerimentara la usanza
de las ciencias naturales o fisicas, 0 de cuantificar todo a la manera de
las ciencias exactas. En estos tres dominios se trata siemmre de 1a conduc
ta humana en funci6n del grupo, de instituciones v valores de my dificil ~
ponderacién o manejo.
Cada ciencia social no expresa sino mn aspecto de 1a realidad social;
cada ma corresponde a un punto de vista sobre la actividad clebal del hom
bre. Cada una descompone Ja realidad: selecciona hechos, instituciones,
circunstancias y modalidades del actuar social y les da cierta califica -
cién. Es ma ebstraccién que sirve para aprehender la realidad partiendo
e ciertos términos de referencia, segtn un determinado esquema de interpre
taci6n, teniendo en cuenta las intenciones, las opiniones y las creencias ~
del horbre. ¥ deserbocan inevitablerente en una teorfa general.
Asf, 1a Economfa estudia coherente y sistemfticamente fenémenos aparen
temente aislados 0 aislables tales com 1a nroduccién, los mercados, el di
nero, los precios, la distribucitn del ingreso, etc., que constituyen la —
actividad econémica, es decir aquella que realizan los horbres para satis-
facer sus necesidades.
-u-Asf, el Derecho se ocuna de la requlacién de 1a conducta de los horbres
con el pro6sito de lograr un ordenartiento justo de 1a oonvivencia humana.
¥ la Ciencia Politica nuede definirse cor el estudio de los princinios
que constituyen el Gdbierno de un Estado y deben diricirlo en sus relaciones
con los civdadanos y los otros Estados.
las tres disciplinas, pues, ata%en a la conducta humana: por lo mismo,
Ja probleméitica que abarca cada wa presenta estrechas inbricaciones con la
de las otras, y a(n la historia de su respectivo desarrollo es ovincidente
en muchos aspectns, incluso en la creciente tendencia a la sofisticacién.
Efectivamente, si bien wn largo proceso de sostenido decantamiento ha
pemitido admirables progresos teGricos, tarbién se plantean fundadas reser
vas frente a la validez de muchos principios que en estas materias han sido
formilados y que han permitido la procresiva transforracién de la oricinal-
mente pragniitica Economfa Polftica en Economatrfa; del Derecho Natural en
Teorfa Pura del Derecho, y de la Polftica, a secas, en Politologfa.
Fue sobre todo el materialiswo histérico 1a corriente ideolégica que
mayor énfasis puso en 1a estrecha vinculacién que existe entre el Derecho
y la Beonomfa, aunque incurri6 en el notorio error de suponer que el Dere-
cho y todas las disciplinas conexas constituyen s6lo una superestructura
social condicionada nor la estructura econémica.
Cierto es que gran parte de las instituciones jurfdicas renosan sobre
fundanentos econtimicos, pero de ninguna manera puede acentarse que los fun
damentos econémicos sean los tnicos de todo sistema jurfdico, ya que en &
te existen también contenidos morales, religiosos, polfticos y estétios.
Por otra parte, si bien el Derecho tiene determinantes econéricas, tarbién
1a Hoonomfa tiene determinantes jurfdicas puesto que es regulada e incluso
orientada por el Derecho.
In 1a propia Uni6n Soviética y en los nafses marxistas en general, el
Derecho ha determinado 1a creaci6n de gran parte de las nuevas estructuras
econémicas.
Ia Escuela ClAsica o Liberal, por su lado, pretendi6é cue el recanismo
econémico se determinaba a sf mismo y que su andlisis correspondfa a una
ciencia con leyes propias.
En manifiesto contraste con el criterio materialista-histérico, la oon
cepci6n tradicional de los juristas -desde la énoca en ce se elaboraron
las primeras Constitucicnes propianente tales-, sostiene cue les fundanen-
tos del mecanismo econémico v de la vida social toda se encuentran exclusi
vanente en el Derecho y en las concepciones nolfticas de la 6noca corresron
diente.
Estas tres concepciones, comp puede apreciarse, son wnilaterales. Io
evidente es que las relaciones entre el Derecho y la Eoonontia denenden b&-
Sesicarente del contexto constitucional que se establece en el: ejercicio del
Poder. Derecho y Economia, aunque tengan cierta autonomfa como ramas del
conocimiento cient{fico, se limitan e influyen recfnrocamente’en ta prfc-
tica. De ningtn modo puede aceptarse que la Eoononfa, por sf'sola, con
exclusién de todo otro factor, determine al Derecho en calidad de suneres
tructura. El Derecho, a su tumo, serfa (y suele serlo con mocha frecuen
cia) vano e inconsistente si prescindiera de ciertos principios econémicos
de indiscutible validez. 1a economfa de los pafses marxistas (com lo ha
reconscido Oskar Lange, uno de sus mds grandes te6ricos contemporfneos) ha
experimentado grandes reveses por tal causa en relacién con el drasticismo
de su planificacién inperativa.
as vinculaciones de 1a Economfa con la Polftica son attrnés ostensi-
bles, puesto que -por mithas razones- hasta hoy, en gran parte del mmdo,
el estudio cientffico de la actividad econ6mica ha sido llamado preferen-
temente "Economfa Polftica". Los cambios de criterio al respecto, ocurri~
dos durante los siglos XIX y XX, han sido numerosos, pero la tendencia a
preferir dicha denominaci6n se ha revitalizado Gltinamente.. Destacados
especialistas reconocen que Economfa, Derecho y Polftica no son sino expre
siones del PODER y que la excesiva tearizacién en esos tres campos ha dis-
torsionado de tal modo Ja realidad que el instrumental cient{fico acumlado
ha conducido a la inoperancia de economistas, juristas y polit6logos.
Deteniéndonos por ahora nada mis que en lo atinente a las debilidades
de la Economfa, es oportuno recordar algunas opiniones famosas del pasado
y 1 presente.
Alfred Marshall, de reconocida preparacién matentica, previno contra
el peligro de la simplificacién en los problemas econémicos con logs térmi-
nos siguientes:
"Sé béon una Lustracién matemttion det modo en que obran una serée
definitiva de eausas puede ser completa en sf-misma y estrictamente exacta
dentro de sus Ltmites elaramente deginidos, no ocurre asf cuando se trata
de comprender La totatidad de un problema compte jo de fa vida real o una
parte considerable def mismo, en una serie de ecuaciones, En egecto, mu-
chas conséderaciones importantes, especiatmente Las relacionadas con Las
Angtuencias tan variables def eLemento tiempo, no se prestan fcitmente a
ta expresign matondtica: deben ser omitidas dee todo o recontadas hasta pa
necerse a Los pa faros y aninates convencéonates det arte decorative. Y de
ahé surge una tendencéa a asignar proporcéones equivocadas a Las fucnzas @
condmicas, tendencia que da mayor onportancia a tos eementos que se pres~
tan mis {4cctmente a Los métodos analiticos.” — ("Principios de Economfa
Polftica", Ap&ndice Matemitico A, Nota XIV). Y ms adelante, en la misma
Nota, agrega:"La HWeea de Los economistas debe buscarse en La biokogia eco-
ndmioa mts bien que en La déndimiea econdmica. Pero Las concepeiones Bio-
Tigicas son mds complicadas que Tas concepecones déndmicas." Finalmente
expresa: "Mis notas matemfticas se hardn cada vez menos extensas,a medida
que aunente La complejidad de Las matenias debatidas en e£ texto”.
-2B-J. M. Keynes, también de seria formaci6n matemftica, eseribe:
"Una parte harto grande, y con mucho, de trabajos recientes de econo-
mia "matemftica" consiste on’ Lucubraciones tan Lmprecisas come as hipste-
44s bésioas en Las cuates descansan estos trabajas, que conducen at auton
a perder de vista Las complejidades y Las interdopendencias det mundo real,
hundiéndose en un dédato de stnbokos presuntuosos ¢ indtites". (The Gene-
ral Theory of the Employment, interest and Money", cap. XXI, p&igina 297).
Comentando la cita anterior, Bertrand Nogaro dic "EL método de ta
ciencia econdmica es my complejo y, 54 para complezarto, paxde LLegar a
Ser Gti echar mano de Las matendticas, no es ni siempre necesarco kecu -
wih a Clas, ni supictente ot hacorto’ para dar a La investigact6n un ca -
adoten eientético y conjerin a quien tat casa hace ef LCtuta priviteglads
le sabio ".
"No nos detendremcs aqué, en consecuencia, para destacar La singular
pretension que ciertos "economistas mtomtticos" mis o menos sedicentes
tienen de detentan ef monopolio de la ciencia, ni ek uso ridfeulo que se
ha introducido de calificar de "Literarias" a Las investigaciones econdme
cas que no se apoyan en. empleo de Las matemdticas. Tak vez quiera esto
decir que Claude Bernard y Pasteur fueron unos" fisibkogos Literarios”, des
de ef momento que no héckeron uso en sus trabajos, nd poco ni nada, de Las
Sonera (Bertrand Nogaro, "La Methode dans 1'Zconomie Politique",
pagina 190).
Gmmar Myrdal, Premio Nobel de Eoonomfa, sostiene que "Los problemas
de Las ciencias sociakes -no s6Lo Las cuestiones prdettens sobne qué debe.
hacerse, sino también Los problemas te6ricos de esckarecer Los hechos y
Las rekaciones entre Los hechos no be pueden proponek nacionakmente sind on
torminos de premisas de valor, de} conchetas y ex}
Paul Samvelson, iqualmente Premio Nobel de Econamfa, exores6 en la reu
ni6n anual de la Asociacitn Econémica Norteamericana celebrada en 1973, al
finalizar diez irénicos y jocosos comentarios sobre las limitaciones de
los economistas frente a la realidad del mmdo actual:
"Los sucesos de Los pasades aitos nos han revelado haste qué ghado ta
Economia sigue siendo, mis que una ciencia, un arte; y La exporcencia nos
ha ensefindo, de La manera mis nuda, que ef’ ecfectcciame econdimico no es
4anto atgo deseable cuanto una necesidad” ,
En esta misma lfnea de consideraciones , Kenneth Boulding ha afinm-
do: "Graduatmente he Legado al convencémdento, perturbadon para un tend
co profesonat, de que no existe oso que se Llama Economia, de que séto
existe und ciencia social aplicada a Los problemas econémicos”.
Por ahora s6lo nos interesa subrayar la opinitn cue mejor cuadra con
los propésitos de estas reflexiones, la de John Kenneth Galbrait, quien, en
su obra "Economics and the Public Purpose", destaca la significacién de la
Eoonomfa como expresién del Poder, como parte del proceso mediante el cual
-u-se persuade a la gente a aceptar la estructura del Poder en la sociedad,
como parte vital del proceso de acondicionamiento con que se disfraza ese
Poder, atmcve -tal com se la ense‘a- no habilita para afrontar los proble
ras prdcticos de la sociedad, especialmente del Sstado Noderno. ~
Recordemos algunas de sus afirmaciones al resnecto en su pronia len -
qua:
The contrébution of economics to the exeroise of power may be-catbed
ts instrumental function -~ instrumental in that it serves not the unders-
tanding or mprovenent of the economic system but the goats of those who
have power in the system," (*Economics and the public purpose”, Tirst
Printing, January, 1975, p&aina 6, A Sicnet Book, New American Library).
& w artfculo senarado sobre igual materia, publicado en el n° 3 de
Ja Revista "Perspectivas econémicas", el mismo autor explica:
"Como e£ poder se despliega de manera tan extensa en una parte enorme
de ka economia total, ya no es posible, salvo por seguir un juego 0 por ur
nd evasiGn intelectual” mia dettbokada gue Los economies tas Datablezoan ana
‘sepoiaetén enthe Ta economta y Ua potctioa. Cuando Ea gran empaosa moder
He RaGUIENe Pode SOBRE OF MeMGAGD. podeK on La. comunidad, poder sobre of
Estado, poder sobre Las ideas, es un instrumento politico, diferente, en
forma 4 grado, pero no en clase, de£ propio Estado. Sostener £0 contrario
=negar of carheton politica de 2a onpresa moderna~ no sé£o es rehuit La
realidad. Es disfrazarta. Las victimes son aquettos aquienes adoctrina -
mos on ek error, Los benegioiarios, Las inatituccones cuyo poder dés{ra
zamos" .
:1 propio John Maynard Keynes, por lo demiis,ya habfa anticinado:
"Dados ta inseguridad y et riesgo inherentes a ta mayor parte de Las
decisiones econdmicas =por efecto de ta Anoortidumbre relativa a Tas conse-
cuenckas de Tas mismas- no puede preactndirse de ta oportuna cntonvenctOn
adel Poder PoLCteo para aseguiat of funcconameento Regular del proceso eco-
inBinzco.”
No puede desconocerse en efecto que, siendo oricinalmente 1a Bconomfa
Polftica wna disciplina cient{fica eminentemente nréctica, sus cultores mis
representatives situaron sus observaciones v conclusiones dentro de un cier
to contexto institucional, consaarado por la Polftica v el Derecho. Asf,
los precursores -Arist6teles y Platén, por ejemplo-, tuvieron presente 1a
organizacitn sociopolftica, jurfdica y reliciosa de las antiquas ciuiades
qriegas; los escoldsticos -Santo Toms de Auino, San Alberto "amo- escri
bieron induiablemente bajo 1a influencia del pensamiento que en el orden
terporal sustentaba la Iglesia; los clésicos inglesés v franceses Adam
-15-Smith a su cabeza~ reaccionaron contra las restricciones de todo orden que
envolvfa el mercantilisno y, por eso, en lo econfmico, fueron la réplica
del liberalismo polftico larx, a su tumo, reaccionS contra el sistema
capitalista que engendraron los clésicos liberales; Keynes ubicSndose en
posici¢n interredia,pretendié conciliar el liberalismo para la nroduccién
con el socialisro para 1a distribuci6n, reemlazando desde lueco 1a visién
microeconémica por 1a visién macroeconémica.
Pero los grandes problemas del Estado contemporfneo no son tan sim -
ples, localizables ni cixcunstanciales como pudieron serlo en otros tiempos,
ni en lo econémico, ni en lo polftico, ni en lo jurfdico: paralelamente a
Ja llamada "eyplosién demogréfica", se ha puesto en evidencia una draméti-
ca escasez de ciertas materias primas y un inminente aqotamiento de deter-
minados recursos eneroSticos con el tel6n de fondo de un “habitat” enrare-
cido progresivamente por la polucién, el envenenamiento de las aguas, y la
destruccién persistente de flora y fauna,
La escasez sigue siendo el punto de partida de 1a Eoonomfa y tarbién, ‘
consecuencialmente, de la Polftica y del Derecho, pero en la balanza ofer-
ta -demanda est4 pesando mis para los analistas el platilio de Ia oferta
insuficiente que Eyae a demande insueiciants.
Cierto es que desde la Crisis Mmmdial de 1929 a 1931, los cobiemnos
de gran parte de los pafses del mindo se han empe%ado en mantener niveles
mé&ximos de ocupacién, produccién e ingresos, en forma que el mecanismo e-
conémico no s6lo dependa del mercado y de 1a accitn recfnroca de producto
res y consumidores, sino tanbién de la polftica qubernamental, lo que ha
exicido necesariamente una creciente regulaci6n jurfdica; la limitada in-
tervencién subsidiaria del Estado correspondiente a los nrineros
del_industrialismo se ha convertido en planificacién econémica: impera-
iva para mis de la mitad del planeta, indicativa para el resto.
Pero no es menos cierto que atm todo eso no se considera bastante pa
ra afrontar eficientemente la problemitica socic-econtmica, nolitica y jt
rfdica del momento cue vivimos. ‘ientras en Economia, se sustituye la bés
queda de wm "crecimiento exponencial”, expresado en norcentajes del Produc
to Nacional Bruto, por un crecimiento "orgfnico" o "iqual a cero", expresa
dos en incrementos cualitativos o de Bienestar; en polftica se aboca el
mundo a la quicbra de los regfmenes "democréticos" tradicionales; y en lo
jurfdico surge una nueva tata de conciencia del Derecho, el Derecho Eooné- «
mio, el cual cobra répidanente vigor a la par oon la promoeién de mi "Or
den P@blico Econémico" y de wn “Orden Econémico Internacional" proclamados
por la Organizaci6n de las Naciones Unidas.
52.- Orden POblico Econémico y Derecho Econémico.
Es indispensable dar adecuao fundarento, aunue sea somero, de 1a no
ci6n de "Orden Piblico Econémico, porcwe si bien ésta tiende a asentarse
cada vez con mayor vigor en gran parte del mundo, hay todavia cuienes la
resisten, como tanbién suelen resistir la idea de "Derecho Bconémico", con
centos emmero inseparables, puesto que se nutren recforocanente.
En Chile, no se ha prestado atin debida atencién al notorie desarrollo
de estos nuevos enfoques de la Ciencia Jurfdica. No obstante, queremos en
fatizar el hecho de que importantes pafses han incorporado va a sus textos
constitucionales la nocién de Orden POblico Bconémico.
éEs acaso el Orden PGblico Econémico una rera ampliaci6n o adecuacién
a las circunstancias del Orden Pfiblico Tradicional? . No. Ms que de am
pliar el 4rbito del Derecho Piiblico y especialmente del Constitucional, se
trata de afrontar una problemitica social distinta con un criterio jurfdi-
co distinto. El Estado contemporfneo ya no es sinple garante de estabili
dad para un orden socic-econfmico establecido por inercia, sino que prome
ve ror sf misro un nuevo orden que la iniciativa particular no podria pro-
mover.
Un sistema econémico funciona eficazmente si satisface 1as necesita -
des en cuanto lo pennita la limitaci6n de los recursos, nero debe ademfis
someterse a las exigencias de 1a equidaii que se expresa en las reclas de
Derecho, Por otra parte, el Derecho debe interpretar la realidad, de la
cual la Economfa no abarca sino uno de sus asnectos. Una vez admitido
que la relacifm entre bienes escasos y necesidades ilimitadas debe expli-
citarse en el cuadro de una orcanizaci6n econémica determinada, las realas
jurfdicas deben asegurar el correctc funcionaniento del sistema.
La oonomfa se ha esforzaco por precisar las condiciones de eficacia
mfxira de la actividad econ6mica global, dada cierta finalidad. A nivel
del consumidor, se trata de escoger la combinacién 6ntima de los diferen-
tes bienes accesibles, es decir, el conjunto de bienes nreferides a otro
posible. A nivel del productor, es preciso escoger el nroceso de trans -
formaci6n técnicamente ms eficaz, combinar las cantidades de los diversos
factores y las cantidades de bienes por producir, de manera de obtener el
méximo provecho con el menor costo. i fin, a nivel de 1a commidad, lo
importante es obtener de recursos escasos el rendimiento social mixino.
‘TeGricanente el sistema de nrecios determinado por la concurrencia
perfecta deberfa realizar el equilibrio entre la asignaci6n mis eficien-
te de recursos _escasos y el beneficio Sptimo: en esta situacién serfa im
posible mejorar Ia suerte de alguien sin empeorar la de otros. Pero, el
ideal G6l mereado perfecto, ha sido definitiverente descartado ror la rea
lidad. Camo dice Galbraith en su ensayo titulado "Economfa de la Anqusti
Publicado en 1974: "Za antigua magia def mercado se ha ido para siempre. De
-u-aqut en adelante, para und gama creciente de productos, La oferta s6lo va
a ser igual a ta demandaly viceversa) cuando hagamos to gue Sea. Todos Tos
jobceknos modernos deberdn Foner un mecanismo efceaz Ge plantficacién =
lo hay nknguna mano Cnvisible que gute La economia, ningdn mecantsmo auto-
EELCe que Span Da icon dad do aeelOn, es{uaKah € TMEORMORELIN TOE Tow
bre.
Por otra parte, el pretendido "6ptimm" de los economistas te6ricos no
toma en cuenta la revartici6n de los ingresos. De una manera general, el
rercado es inento para ese fin: agrava las desicualdades entre los hom -
bres. Resulta inevitable, en consecuencia, 1a adoncién de una nolftica de
redistribuci6n de los inaresos.
Queda més en evidencia asf el papel de las reglas jurfdicas. mstas
deben garantizar la justicia social.
Del mismo modo, el 6ptimo econmico s6lo atiende a la eficacia: nada
tiene que ver con otros valores esenc: para la - Bstos Ge
ser, pues, protegidos tarbién por las req] juridicas.
Y asf deserbocamos en el Derecho Econémico, del cual diremos en conse
cuencia que no es uma nveva rama de las ciencias jurfdicas, sino ma nue~
va visién de lo jurfdico, Se trata de una calificacién del derecho: es el
derecho visto en funcién de sus consecuencias econémicas.
MGltinles son las definiciones que los juristas han dado del Derecho
Econémico. Desde lueco, es posible distinguir entre una concencién amolia
y una concencién estricta.
A partir de ellas se han emitido diversas opiniones acerca de las mo
dalidades de concrecién del Derecho Econémico, de la adscripcién del Dere
cho Boontmico al Derecho Privado 0 al Derecho Ptblico, de las ramas del
Derecho inclufdas en el Derecho Econ6mico.
En lo que concierne a su campo de accitn jurfdica, los partidarios
de la concepcién amplia distinguen m@ltiples contextos que van desde las
disposiciones autoritarias a las medidas de est{milo, nasando por la recla
mentacién de las actividades econémicas directas del Estado; sectn 1a con-
cepci6n restringida, el campo de acci6n se reduce a las intervenciones au
toritarias del Estado en la actividad econSmica ceneral.
la adseripci6n al Derecho Privado 0 al Derecho Pfblico es resvelta en
forma semejante. Los autores favorables a una nocién estrecha ubican al
Derecho Eoonémico dentro de la 6rbita del Derecho Pfblico, pero los atito-
res del sequndo grupo rechazan esta visi6én publicista; ellos insisten en
1a interpenetraci6n del Derecho Privaio y del Derecho Péblico. Finalmen-
te, cuando 1a Bconomfa se sitéa a medio camino entre el liberalismo y el
dirigism, el Derecho Econémico aparece com un derecho mixto, por encima
del distingo entre Pblico y Privado.
= eeEl 4rbito del Derecho Econ6mico es el punto culminante de las contro
versias. Mientras los partidarics de 1a concepcién estricta colocan al
Derecho Econémico dentro del Derecho Pablico y no investisan simuiera sus
relaciones con las otras ramas del Derecho, 1a mavor parte de los esnecia
Listas acentéan el cardcter ominresente de los fenémenos econémicos v
sus méltiples impactos sobre el orden jurfdico.
‘Toda regla de Derecho implica, en gtados diversos, ciertos efectos e
con6micos, en la medida en que se recurre siempre a éllas para indicar fi
nalidades que es preciso persequir y de imperatives que es preciso resve:
tar. las reqlas corerciales, fiscales, civiles, etc., todas nucden ser a
nalizadas a la luz de su impacto sobre el mecanismo de la economfa. El De
recho Econémico consiste, entonces, en hacer expl{cito y consciente este)
imacto, de tal suerte que el mismo aparezca claramente favorable a las e
xigencias del sistema econémico u opuesto deliberadanente al mismo por ob
jetivos superiores claramente definidos.
En su leccin péblica ante 1a Facultad Universitaria de Namur, con 0
casi6n de la inauguracién del afo académico 1967-1968, el nrofesor E, Ce-
reve, Decano de 1a Facultad y distinquido esrecialista belga que nos ase-
sor6'en 1970, por encargo de su Gobierno, para 1a Orvanizacién de nuestro
Centro de Docutentaci6n ¢ Investigaciones Jurfdico Econémicas (CEDIJE), a
fim con razin: "EL Derecho Econdmico tiene una finaidad propia: no bus
ca solamente una nonmatizacién de tas retaciones sociates; é tiene por
objeto La neakizacéén de una Politica Econémica
Légicamente, él Derecho Econémico sunone un Orden Pblico Hconémico,
y ese Orden Pfblico Econémico ya no es una noci6n de excencién; es el ba~
samento técnico de un derecho renovado, de un derecho que ha surcido coro
el fruto de un nuevo modo de entender las relaciones jurfdicas v las rela
ciones econémicas cue les sirven de sustrato. Es una noci6n funcional.
Ta naturaleza de 1a conducta exiaida (0 esreraia) se ha transformado. Fl
‘recurso a las normas simplemente prohibitivas se ha carbiado ror una va ~
riedad de técnicas de intervenci6n.
eDénde ha de recogerse, en primer término, esta nueva visién? fn
e1 texto constitucional bisico: en la Constituci6n Polftica del Estado,
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