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Ee vee onwoez ‘forma surgfa la necesidad de formar a las siguientes genera- ciones para asegurar la permanencia de ese conocimiento dentro de la orpanizaci6n social de que se tratara, Tomar con- ciencia de que se posee un conocimiento precioso o valioso, darse cuenta de su importancia para elcontexto donde se pro- duce y atender a las necesidades de su transmis Auislios fundacionales para ese tipo de saber que posterior- ‘mente se lamarfa ciencia ‘Debemos tomar en cuenta, no obstante, que esas culturas tan alejadas de nosotros dejaron huellas,traz0s u objetos que fueron reutilizados posteriormente por las siguientes cultu- 13s, hasta llegar a nosotros con el mismo nombre pero con diferente funcién, Los mimeros, la figuras, os calendarios, las imagenes de los ciclos y los tratamientos de las enferme= ddades son ingredientes del conocimiento de aquellas civili- zaciones que entraron en el torrente circulatorio de la cultura ‘mediterrinea y arraigaron en otra forma cientifica. No pode ‘mos seguir cada uno de los pasos que dieron cada una de ella, pero s{ podemos asegurar que son las primeras que nos djaron suficientes testimonios como para comenzar nuestra historia, Asf, ya podemos entrar a considerar algo de lo que sabfan egipcios y babilonios, 1. BABILONIA Y EGIPTO. LAANTIOUEDAD DE LA ANTIGUEDAD. ‘SOBRE COMPARACIONES La distancia borra las diferencias tanto en el espacio como nel tiempo. Puede parecer que Ins dos eulturas antiguas alas ‘que nos hemos referido son muy similares porque ambas fue- ron consideradas por los griegos sus precedentes, Sin em- bargo, s6lo coinciden en unas cuantas cosas bisicas. Tal vez Ja més importante sea que fueron culturas fuviales que desa- rollaron toda la tecnologia agricola y ganadera que lleva Aneja cl neolitico, lo que les permitié mantener, a nuestros ojos, una organizacién social parecida durante miles de aiios. Otro rasgo comiin es que desarrollaron formas de escritura {gracias a las que hoy tenemos novicia de sus conocimientos y habitidades. Una tercera caracterstica que las emparenta es la ‘capacidad que manifestaron para transmit los eonocimientos ‘pesar de sus colapsos militares y politicos; os invasores aca babat siendo asimilados de una u otra forma, de modo que ‘us conoeimientos permanecieron y se transmitieron alo largo de los siglos. Tal vez.com esas caracteristieas generales termi- nen todas sus similitudes. © quizé quede una dtima, la fasci- naci6n de ciertos europeos del XV y XIX por conoeer estas culturas y el enorme esfuerzo que dedicaron a localizar, de- senterrar y descfrar unas escrituras verdaderamente abstru- Fy aster onoavez l sas, que permiti6 profundizar en milenios de historia, Entre ellos cabe citar a ezipt6logos como Henry Salt (1780-1827), Giovanni Battista Belzoni (1778-1823), Jean Frangois Cham- pollion (1790-1832), Sir John Gardner Wilkinson (1797- 1875), Robert Hay (1799-1863), Kal Lepsius (1810-1884), ‘Auguste Mariette (1821-1881), Sir Gaston Camille Charles Maspero (1846-1916), Eugene Lefébvre (1838-1908) 0 Wi- lliam Mathew Flinders Petri (1853-1948). Con respecto alos estudiosos de las culturas babilonias, Georg Friedrich Grote- fend (1775-1853) se comprometié a encontrar la clave para descifrar la escritura cuneiforme basdndose en unas malas co- pias de las inscripciones. En 1802 presents a la Academia de ‘Ciencias de Gotinga sus primeros resultados, que ttul6 «Ar- ticulos para la interpretacin de Ia escrtura cuneiforme perse- politana». Los posteriores descubrimientos fueron obra del francés Emile Bumouf (1821-1907) y del noruego Christian, cuyas investigaciones se publicaron en 1836, de Emile Botta (1807-1870) y su asistemte Hormuz Rassam (1826-1910) y de Si Creswicke Rawlison (1810-1895). Debe tenerse en cuenta «que las culturas de Mesopotamia y del Nilo se desarrollaron & lo largo de periodos de miles de afos, Para citar una compara cidn clocuente, se trata de un periodo mayor que el trascurrido desde la fundacién de Roma hasta nuestros dias. Los trabajos {de los primeros egiptslogos y asirilogos contemporineos se centraron en la decodificacién de los signos y en el estableci- ‘miento de una cronologia fiable de los principales aconte- cimientos politicos sobre la que dar una informacién més de- tallada de Ia historia, La antigua Mesopotamia, «el pais entre ros», era una Tla- nura de grandes dimensiones situada mais o menos en el Irak actual, pero de configuraci6n geolégica algo diferente. Hoy la erosiGn fluvial del Tigris y del Eufrates ha eambiado la fi- sonoma del paisa. Alo largo de los itimos einco mil alos, esos rfos que nacen en las montafas de Anatolia, hoy parte dde Turgufa, han arrastrado tierras de aluvidn que han ganado woe ebm mena 2 espacio al mar. Asf, Mesopotamia era un terrtorio abierto al Este en la meseta iraniy limitado por el Oeste por el desierto ue hoy seria parte de Sira. En ese cuadrilétero se formaron y deshicieron sucesivamente diferentes culturas desde una fecha que podria situarse en el 3300 antes de nuestra Era, Los historiadores han sintetizado todo este periodo subra- xyando la importancia de tres grandes culturas, la sumeria, la Acadia y la babilonia, De entre los vestigios ms significat ‘vos de enormes riquezas culturales, que han sobrevivido al paso del tiempo, destaca la figura del rey Hammurabi (1792- 1750 a. de N. E.), un personaje del que ha quedado regis- trado el gran esfuerzo que realiz6 por establecer un c6digo Jjuriico comtin que unificara Ios diferentes cédigos existen- tes en las ciudades de! Imperio babilénico, es decir, la conse- cucidn de una de las piezas fundamentales de Ia tecnologia social, que contribuy6 enormemente a la estabilidad social y politica, Este famoso cédigo es una estela, donde se hallan sgrabadas 282 leyes, que fue encontrada en Susa (ciudad fun- dada en el allo 3900 a. de N. E. en el oeste de lo que hoy es Iran), adonde fue levada como botin de guerra en el afio 1200 a. de N. E. por el rey de Elam Shutruk-Nakhunte. Ac- tualmente se conserva en el Museo del Louvre (Paris). En las culturas del Préximo Oriente Antiguo eran los dioses «quienes dictaban las leyes a los hombres, y por eso las leyes eran sagradas. En este caso, es el dios Samash, el dios Sol, dios de la Justicia, quien entreg6 las leyes al rey Hammurabi de Babilonia, y asi aparece representado en la imagen que fi- gra sobre el Conjunto escrito de leyes. De hecho, antes de Ia Hegada de Hammurabi al poder eran los sacerdotes del dios Samash fos que ejerefan como jueces, pero este rey establecié {que fueran funcionarios suyos quienes se ocuparan de esta ta- rea, Este cédigo qued6 grabado en piedra, gracias a lo cual hhoy sabemos que ya en este periodo se conocia Ia escritura En el primer milenio antes de nuestra Era, los pueblos de Babilonia intentaron dominar otros estados del Oeste y del 30 vr onoose2 Sur especialmente Epi, a egion que poset una cua mnt delumbrnte. del pensamiento helénico y del nuestro. ANTICHEDND Y EDAD UD 3 [DECLARADAMENTE BABILONIO Del periodo sumerio conservamos tablillas hechas con ‘madera, metales, piedras y otros materiales de la época que contienen listas de nombres que describen abjetos, nombres de plantas y animales, tanto domésticos como salvajes, cla sificaciones de personas, nombres peogriios, de estrellas y de dioses. Siendo humildes, es necesario admitit que la vencién de Ia escritura estuvo asociada con un intento de clasificacién de todo lo que se podrfa deseribir tanto en la realidad literaria como teol6gica. Los babilonios tomaron cas listas de nombres para tener referencia de las cosas y, a partir de ellas, elaboraron listas més complejas conforma- das por varias columnas entre las que se buscaba uns cierta correspondencia. Esa forma de ordenar los signos en eolum- ras también se aplic6 a los nimeros. Los registros no con- tienen ninguna referencia a discursos que se relacionaran con concepciones generales acerca del mundo, ni de eso que ahora lamamos teorias, ni de sus précticas, y de ello hak twalmente se deduce que los habilonios no estuvieron intere- sados en el tratamiento te6rico de su conocimiento, Es cierto que si tuvieron alguna concepcién general no la eseribieron, pero lo que Hegaron a escribir nos revela que si desarrollaron una actividad de la que el registro de as tabli- las fue simplemente su fase final lo cual indica que al me- ‘ngs se dieron procesos mas o menos complejos de elabora- cidn de pensamiento que no podemos etiquetar sin més como falta de interés en lo tedrico 0 especulativo. De lo que s{nos quedan pruebas es de su interés por Ia adivinacién, ‘dado que erefan que su mundo estaba determinado por dio- ses que interactuaban con é1 por medio de indicaciones que debian ser interpretadas en términos de profectas sobre el bien o el mal, Muchas veces eran supersticiones ancladas en Ja vida cotidiana que mostraban sus gustos, preferencias y1e- palsiones. En otros easos eran avisos que se podian observar ue ven onooe2 cen la naturaleza que les rodeaba, desde la configuracién de las visceras de los animales sacrificados por medio de algtin ritual hasta la posicién de los astros. A este respecto cabe afirmar que el estudio de las profecias lleg6 a ser un acicate para Ia medicina, la numerologfa y la astronomia. Las enfermedades son tan antiguas como la humanidad, cen el sentido de que cada grupo humano ha definido que en- ticnde como enfermedad, eSmo debe tratar al enfermo, si cexige 0 no algtin tipo de exclusisn y cudles son las posibles ‘medidas para su curaci6n, Sabemos que hubo alg tipo de organizacién en la medicina en el periodo babilonio porque el eédigo de Hammurabi hace menciGn de las penas que de- ben aplicarse a los cirujanos y médicos fraudulentos que no posefan conocimientos para hacer sus operaciones y sus en- ‘cantamientos. Hoy sabemos que en la época tardia, ya en el siglo Vita. de N. E., Ios médicos tenfan que prestar un jura- mento para poder ejercer com tales, que les obligaba a tri tar alos humanos y alos animales domésticos eon igual cui- dado. Los mis competentes debian serviren las cortes, y sin luda fueron viajeros que atravesaban las fronteras de los im- perios yendo agut y alld. Su magia inicial fue completin- dose con la adquisicién de técnicas curativas basadas en el tratamiento con plantas y brebajes cuyis recetas nos han Mle zgado escritas en tablilias, de finales del segundo mileno, donde se da cuenta de sintomas, diagnésticos y prondsticos de varias enfermedades. En ellas se hace mencién de enfer- ‘medades de la piel, de trastornos estomacales aparentemente relacionados con las formas de alimentacién, de patologias respiratorias y de los males de las vias urinarias. Estos médi- 0s, sanadores, veterinarios © magos mesopouimicos adqui- rieron destrezas para elaborar medicinas en forma de pocio- nes, pomadas, cataplasinas, inhalaciones o supositorios, & incluso crearon téenicas para inyectar iquidos por medio de ‘cénulas, especialmente en los conductos wrinarios. La enfer- medad estuvo profundamente enraizada en la magia, pero amncODND ¥eouD men a5 con el paso del tiempo, se convirtié en un conjunto de habi- lades téenicas que se configur6 como un saber auténomo, Un ejemplo de ese proceso de segregacién entre magia y ‘téenica se puede apreciar en los estudios de anatomia, En un principio los sacificios rituals servfan para formular profe- cfas. El arte de la adivinacién se ejerefa sobre Ia observaci6n de los animales de sacrificio, de sus circunvoluciones intes- tinales, del tamatio, color y disposicién de viscoras mayores como el higado. Esta viscera era considerada la fuente de donde procede la vida, ¢ incluso se conservan maguetas de ar cilla que probablemente se utilizaban para la ensefanza de aquellas téenicas adivinatorias y médicas. Las observacio- nes que en un principio pudieron estar relacionadas con la adivinaciGn, posteriormente se independizaron y sirvieron para tener una primera idea rudimentaria de la anatomnfa, la fisiologia y de sus posibilidades en la practica médica. El corazén fue considerado Ia fuente del sentimiento y del pen- samiento, y el vientre, el lugar donde reside la piedad. Este mismo proceso de separacién entre Ia magia y otro tipo de saber més auténomo también se produjo en la astro- noma. De hecho, las matemticas y la astronomia fueron Jos saberes que mas se desarrollaron en Mesopotamia y que hoy se consideran los mas influyentes de toda esa época. Es cierto que los sumerios ya habian desarrllado un sistema de numeracién que después fue adoptado por las culturas pos- {eriores, Tal sistema se expres6 en una eseritura cuneiforme igual ala grafia que se usaba para el resto de las palabras de aaquellas lenguas. En un principio se combinaban dos bases de numeracién, a decimal —de base diez— y la sexages smal —de base sesenta—, Los imeros pequefis se expre- saban en base decimal, ls grandes en sexagesimal, la base ‘que en la actualidad usamos para expresar el tiempo o las ‘magnitudes angulares, En el segundo milenio antes de nues- tra Era, y desde luego en el petiodo babilonio, se produjo una novedad importante que se aprecia en niimeros escritos en 36 nee ono los que se puede observar un incipiente sistema de numera- cion posicional. Eso quiere decir que los nimeros estén com- puestos de signos que pueden tener dos valores, uno intrin- seco —el valor que el signo expresa— y otro en funcién de su posicién. En nuestro sistema de numeracién, el ndmero 111 ‘estd compuesto por tres unos que «valen» diferente, a pesar de ser el mismo nimero. El ltimo «Uno» vale la unidad, el segundo «Uno» —o pentitimo— vale la base del sistema, es decir 10, y el antepensitimo vale el cuadrado de la base, es decir, cien. En este ejemplo el valor de un niimero est de- terminado por su posicién. EI sistema babilonio era mint, ‘Hasta ef nimero sesenta era de yuxtaposicién, y a partir de ese nfimero, era un sistema posicional donde los signos ve lian sesenta o potencias de sesenta, Esta manera de numerar cs la més antigua que conocemos de su clase, y aunque per mitia expresar ndmeros grandes, mostraba una debilidad es- tructural que tardé mucho tiempo en subsanarse. El pro- blema consistia en que no habia ningdn signo especifico para el cero. En los sistemas de numeracin tradicionales el cero no era considerado un niimero, sino que éste aparecis ‘como una exigencia de Ios sistemas posicionales para los ca- 0s en que no hubiera némero para una determinada posi- ci6n, o potencia de la base. Por medio del «Ose podta dis- tinguir el nimero 101 del 11. Pero el cero se introdujo lenios después de que se inventara el sistema de numera- ign posicional, y 1os babilonios tuvieron que conformarse ‘con distinguir por medio del contexto los niimeros que esta- ban afectados por ese «vacios Asi, el sistema de numeracién babilonio, que podrfamos del Sol). ‘Aquellos observadores también anotaron dos aconteci mientos especialmente relevantes. El primero ya lo hemos ‘comentado: el punto del ocaso del Sol describe un movi: miento oscilatorio por el horizonte entre dos puntos exe mos, de tal forma que ademés del movimiento diario tiene ‘ua movimiento que hoy designamos anual. Asi, al cabo de un nimero determinado de dias, el punto del ocaso vuelve a su situacién original, Si proyectamos sobre una esfera los. puntos del ocaso solar, obtendremos una sucesisn de pos ciones del Sol a lo largo del aio en un eireulo maximo de la esfera celeste al que se da el nombre de ectiptica, El nombre 2 vier onde pProcede de una palabra griega posterior al period babilonio ¥ esel término que se ha consolidado en nuestra astronomia €ontemporinea. El segundo acontecimiento importante tiene ‘que ver con las primeras estrellas que aparecen después del ‘ocaso solar, en los momentos inmediatamente anteriores & su aparicién por el Este, que se aman helfacas. Se trata de {gue ese movimiento ascilatorio del punto de ocaso solar se- fiala una zona especial de la esfera estelat, un sector que forma una banda de estrellas que se desliza por detrés del Sol. Si se anotan diariamente las estrellas heliacas, se ob- serva que el Sol va recorriendo una sucesién fija de conste- laciones o de agrupaciones de estrellas que atrajeron la aten- ci6n de aquellos primeros observadores, mas astrslogos que astronomos. Esa banda es la que se llams, y se llama hoy, ‘banda zodiacal. El Sol a lo largo del ato, 0 sea, el tiempo 4que tarda el Sol en volver a su posicién original en la eclip- tica, se desliza por constelaciones de estrellas a las que aque los primeros asttnomos dieron significados que usaban para su trabajo astrol6gico. La faja de la esfera celeste fue divi- ida en doce sectores que tenian en tomo a 30 grados de an- chura (en medidas actuales, claro est). Cada uno de esos sec- tores estaba dominado por una constelacién, Los signos del Zodfaeo que hoy conocemos tienen su origen en esos doce segmentos en que fue dividida la banda zodiacal, ‘Ahora bien, la observacién de las estrellas heliacas aports ‘un conocimiento muy interesante acerca de unas evantas es- ttellas que se movfan, que cambiaban su posicidn con res- Pecto al resto de las estrellas con el paso de los dias, pero {que se mantenian dentro dela faja zodiacal. Eran cinco, y se denominaron planctas. Todas recorrian los diferentes seg ‘mentos zodiacal, y sus configuraciones cambiaban con las diferentes posiciones del Sol. Llamaron tanto la atencidn a aquellos astrdlogos, que fueron merecedoras de un estudio especial. Conservamos tablillas del segundo milenio antes dde nuestra Era, escritas en el reinado de Amisaduga, que agmgoenun ypu weit “8 rind siglo y medio después de Hammurabi, donde se reco gon las posiciones de Venus como estrella helfaca privile- sida, E] interés de estas tablillas reside en que las posicio- nes de ese planeta vienen acompafiadas de interpretaciones astrolgicas relacionadas con los acontecimientos politicos de la época. En tablillas de épocas posteriores podemos ob- servar el interés creciente por el significado de otras estre- Ilas heliaeas y sus interpretaciones, asi como la determina ‘cin de las posiciones de los planetas a o largo del afo sola, ¥y que llegaron a contener una enorme cantidad de informa- ‘cin sobre el comportamiento de los astros. Un ejemplo de J astronomia de los pueblos de Mesopotamia a lo largo de los siglos es la importancia cosmol6gica y estelar de ciudades tan distantes en el tiempo como Uruk (fundada en el aio 3900 a. de N. E.) y Ecbatana (capital del imperio medo fun- dada en tomo al 600, de N. E.), de la que da noticia Herodoto. Cada una de sus murallas coneéntricas estaba pintada del color de uno de los siete planetas y correspondia a una es- fera planetaria 0 cielo, gobemado y movido por un dios. EL dios supremo de estos plantas era el Sol. El poder de los «dioses planetarios era proporcional a su proximidad con el Sol y, por consiguiente, Ia altura de las murallas aumen- taba a medida que se acercaban al centro, Cada esfera plane~ taria y cada una de las murallas, construidas a semejanza de esas esferas, era un nivel de iniciacién, De esta manera se proximaban al centro de la ciudad, en la que se alzaba un pa lacio en tore que representaba la Montaia Césmica, el ee del Universo y el punto central de los giros de los planetas, Hero- doto describe asi Eebstana: «... elevéndose en efrculos, uno dentro del otro... Los efreulos son siete y el palacio del rey y los tesoros se hallan dentro del sitimo... Las almenas de este ‘muro son blancas, las del siguiente, negras, las del tercero,es- carlatas, las del cuarto, azules, y las del quinto, anaranjadas; todas ellas estén cubiertas con pintura, Las dos itimas tienen sus almenas revestidas, respectivamente, con plata y oro». a vier oxwonez La ingente canta de datos astronémicos acumulados durante tantos sglos no fue ignorada por los asttGnomes sricgos. En realidad, fue una base muy sida sobre a que se asentaron las investigacionesposteriores de la edad de oro de Ia astonomi antigua, realizadas en los siglos primero y segundo de miestra Era, Sin embargo, es necesario advertr «que no tenemos ninguna representacién geométrica global de Ia astronomia babilénica. Las posiciones de los astos, furan estrellas, plantas, oct Sol y la Luna, nose explica, ban por medio de ningsin modelo formado por esferas en ‘movimiento. Se trataba de una astronomia de posici6n, ta tada aritmétcamente, en fa que lo importante ea conocer la progresi6n de posiciones de cada uno de lo atros méviles Aunque el Sol fuera el astro més importante dentro de st concepeisn del cosmos, el cuerpo que sivi6 para Ia medi- idm del tempo y la base del calendaro fie fa Lana. Si vol vemos a la idea de calendario, podemos darnos cuenta de aque éste ha sido Ia erramientaastronémica mis impertante de todas las culturas, ya gue, efectivamente, se trataba del atlogo de todos los dias de un ato que contenia el registro de acontecimientos singulares importantes para la vida cot diana, Pensemos en su infivencia en la agrcultura, pero tam big en su relevancia politica dado que servi para datar los acontecimientos més signfieativos que tenfan lugar a lo Jango del desarrollo de un rinado. El ealendrio ha sido e! referente absolut sobre el que desde siempre se ha escrito Ia historia de los pueblos. Pero ademas de estas uilidades fandamentles, la cltura mesopotimicaatibay6 un signifi cao magico y astrolégio a os nimeros, algo que puede aprciarse en los repertoros de recomendaciones a tener ch ‘sent par cada uno de los dias que estaban representados por esos nimeros Un calendar no es dnicamente una onganizacia formal 4 tempo, sino la expresin de una cultura que se mani- fiesta en el hecho de otorgar una significaién religiosa © jenn ¥ EDAD MEDIA “6 dpien dich orgnizacin formal, Convene sefalr gue he- or yeredado de la cultura mesopotimc I organizacion delvempo por semanas, yaungue no sberos Is azones de sen divi smejnt {sabernos eel sete cra eneesto> hea ordenacign numeral yg lox ombres de To siete das Soin semana se atibayeron alos sete cuerpo celeste mo ties en el orden siguiente: Luna, Marte, Mercuri, Jie, Yeats Satumo y Sol. Muchos de esos nombres han perdu talon nuestro enguajecontemporneo, El decurso de los frees te mareaba por met de Ia Luna, Un mes iar eqi- (ale a veintnoevey medio dis oars aproximadamente, Tocue supe que un ao solar es varios dis més largo que tia confrmado por doce meses lunaes. El mimeo doce tquvale alas doce ronas zodacales, To que significa que para hacer coincdir un af Basido en mests anaes conn Tho solar es necsirio ana dts onoducis un mes extra Cada cierto nimero de ao, Ls aos nares mesopoim os eomenzaban con la unt nueva que sega al equinoecio de pimaverny est suponf a nvesidad de ser caper de de- terminar eon precision el momento del eqinoccio y con pact i marcha de las ass Taare, La ited de meses complementarios no sigu elas precisa hasta qbe Ios babilonios entaron en comunicacién co otras cltras desu entorn, en impos que nosotros consideramos dee tamente relacionados Gon nesta historia poxima,e Jit con el mundo gricgo Hoy pnemos decir que aquclos observadres de fos as tzos sab eusles ean Tos momentos fundamentals de a trayectoria solar, qi la drain de os dis estaba eacio- nada con la nclinacin dl Sol que exista un da de dura- Cin minima y oro de duracion maxima, y gue dos dis al fon nochesy Tos ia enn Ta mista darn. En det nit que eran capaces de econoce slats y ls ea pecelos de relaconar los movimientos de os ato cn a Secuencia dels estacionesy los acontecinionts eotdia “6 iron onoocez nos. No podemos ofrecer aqui una descripcién de las inter- pretaciones cosmol6gicas que acompatiaban a les observa. ciones, pero sf afirmar que la astrologfa y el arte de la adivi- nacién fueron el motor de la observacién de los astros y de todos los acontecimiemtos que sucedfan en los cielos, desde las estrellas fugaces a las tormentas. Ademés, disponemos, de testimonios arqueolézicos que nos informan sobre instr. ‘mentos que utilizaron para hacer las observaciones como son el gromon y el polos, que son nombres griegos posterio. rs, El primero consiste en un estilo vertical plantado sobre tuna superficie horizontal. El tamafio de ta sombra del estilo roporcionaba la informacién acerca de los solsticios (la ids corta correspondia al de verano y Ia mas larga al de in- viemo). La divisién del arco descrto por las sombras perm tia obtener un cuadrante para la determinacién de las horas, Elsegundo, el polos, consisteen una semiesfera tallada en el interior de una piedra. En uno de los polos de la esfera se implanta un estilo cuyo extremo indica su centro. La sombra el estilo da cuenta de Ia marcha del Sola lo largo de la bo ‘veda terrestre. Como puede verse, estos dos instrumentos ‘dan cuenta del tiempo astron6mico solar, el tiempo verda~ dero de los cuerpos celestes. Sin embargo, los habitantes de Mesopotamia ya reconocieron la necesidad de medir inter. vvalos menores de tiempo, es decir, de tener relojes que pu- ieran dar cuenta de las horas en las que el Sol no podia ser tomado por testigo, bien por las condiciones atmosféricas, bien por la necesidad de medir intervalos de tiempo cuunde fuera de noche. Para ello yaen una antigiedad tan remota se uusaron artilugios como relojes de arena y clepsidras. Los primeros aprovechan el paso de una determinada cantidad de arena por una abertura, Los segundos eran relojes de agua y fueron considerados mucho més tiles y precisos que los Drimeros, aunque, eso si, necesitaban una graduaciGa com. Plicada y una forma tal que pudiera asegurarse que la veloci dad del paso del agua era constante, serra ity cn Faw Si hacemos un deplazamiento de nuestra mirada en el mismo ipso de tiempo del gue hemos hablado en el ep- gre nro yas saan alo Ni essa " [am nfersante como Ia mexopol fue cultura egicin es ta interesante mica, Yanos hemos refed ella cuando hablame de ox incos de a eseritra La clara del Nilo se diferencia altura de Mesopotamia, al menos en in primera aprox mnacign, por su elabilidad, Se sueleesablcer una cca Contiruida entre el period int, conespondente als dou primers dinate, ue goberaron entre 3100 y 2600 antes Ae nuestra Encl prods griego de a insti de fos to tooeos, que dé tes silos hasta lao 30a, de N.E. I ci gyn cog a ca cic nos periodos correspondientes la dominaién de Innperio romano y posteriorments del imperiobizantino, hasta cl ao 640 de NE. Es fecuente qu las skimas pre “ LWaTER ORDO 7ua historia egipcia sugieran que su verdadcra destruccidn se produjo con la invasiGn de los éra- bes y Ia implantacién del islam, Esta cronologia continuista resulta un poco forzada ya que, entre los tnitas y los bizanti- nos, el Nilo sufris una cantidad de convulsiones politicas, religiosas y culturales suficiente como para ser tomada en ‘consideracién, El teritorio geogrstico del Nilo estuvo unifi- ceado mucho tiempo, pero lo largo de lo siglos se produje- ron divisiones que partieron el espacio entre el Alto y el Bajo Exipto. Este territorio sufrié ademas invasiones a través del desierto y de pueblos que se introdujeron a través del delta hhasta sojuzgar toda la regidn. La mas determinante fue la de los hicsos, un pueblo semita que entr6 en la zona del rio pro xima a su desembocadura y cuyo resultado mas llamativo ‘ue Ia incorporacin de esta region a las culturas del hierro, y la modificacién de las téenicas militares de defensa y Aataque cuando se introdujo el carro de combate tirado por caballos. Eso ocurria en torno al aho 1700 a. de N. E. Mil Atos mas tarde los teritorios del Nilo sufrieron ta domina- cin persa y pricticamente durante toda su historia antigua, salvo un corto periodo en el siglo 1V a. de N. E.. Egipto tuvo dinastias extrajeras hasta su incorporacién al Imperio ro- Volviendo la vista a los albores de la cultura egipeia, re- sulta resefiable que en Tos primeros momentos de la dinas tfa IM, justo después det periodo tinita, se desarrollaran cons- twucciones tan imponentes como la pitimide de Gizeh y que ‘ya apareciera el nombre propio de un personaje Hamado Im. hotep (dinastias I-VI, 2649-2134 a. de N. E,), gran sacer- dote, al que la tradici6n atribuyé inmensos conocimientos «que posibilitaron la construccidn de grandes edificios y lo Considers depositario de los secretos de curacién que lo con- vertirian en el primer nombre mitico de la medicina. Este personaje, a quien se consideraba divino, habria ayudado a organizar cl nuevo estado y serfa el responsable de las tarcas o axmigoeDA ¥eD4o MEDIA de gobierno. Arquitecto, médico y gobernante, demasiadas atribuciones para una sola persona, es cierto, que sin em= bargo nos dan la pista de la representacién que tentan los egipcios acerca de dénde debfan estar situados los conc mientos dela naturaleza y de la técnicas. Todo saber de este tipo se generaba en el entorno de los poderes politics y reli- ‘siosos, que a su vez estaban estrechamente unidos, Esta po- sicidn del saber como algo valioso para el poder posibilitd {que se transmitiera como una herencia valiosisima ao largo de los siglos y que, a la vez, fuera el botin de experiencia y cconacimientos al que los conguistadores podian aspi Los egipeios, como los pueblos de Mesopotamia, desarro- Jaron un sistema de numeracién y un conjunto de signos para designar los ndmeros que siguieron las mismas vicsitu- des que la escritura. Delos erogliicos se pas6 a una caligrafia mas répida para poder escribir nimeros en los papiros, y de esta forma los niimeros pasaron a escribirse en hierstico, ‘que, posteriormente, bajo Ia inTuencia griega, se convertivia ‘en demético (el sistema de eseritura demético es mixto —ideogriico y consonantico— y se us6 desde c. 600 a. de N. Eval siglo V de N. E, El sentido de nescrtura es de derecha ‘ izquierda). El sistema de numeracién egipcio no lleg6 a al- ccanzar el nivel de desarrollo del babilonio. Fue un sistema de base decimal basado en la yuxtaposicién de signos, de tal forma que los niimeros se eseriban por reteracisn, sin que su posicién tuviera ningin valor dentro del nimero, y no co- rnocieron el cero. No obstante, podemos imaginar que se die- ron pequefas variaciones en los sistemas de numeracién a lo largo de un periodo de tiempo tan dilatado como éste del que se esté hablando. Asf se introdujeron signos especiales para los ntimetos grandes, ya que generalmente en los sistemas de yuxtaposicién resulta muy pesado expresarlos por reite- raci6n, aunque también cayeron en desuso y se regres6 a los siunos de menor valor, que podfan dar cuenta de esos ndime- ros enormes por medio de una escritura reiterada, Ademas so see one sinrodujeronsignos prs cones ms wads, aque. Ta co nuineradore a nia Con est sistema de numeracin os egipios suman, seston y dpticaron los mimeo, Pra mulipliacdy sar i dpc Ia sua pra a vison ocean de forma inverse es decir, se intenaba econstur a endo por meio de dupiccones sucesiven dl divs Las faciones se nent eds aelas de muna a dad, Sibemos de ls enateriieas de exe inde steny trtcas aun papi de excepconal valor qe conser eng el nombre de papro Rind, nombwe del een su oon prs en 1858 en unt vista Linon el de Ames, amb del eveiba que Figura como aren el mismo manure Se encon en ana ats eeu de Teta) a ace de Rnd, fv a parr al Museo Btinico. ax palabras ne ils de este mantsrit: deal exact pas cater once ncimint deta ls Cont ensentes de tons sce tor secrets ymiseroe, supiren ln extends ses Imagnificoso sorprendente, pre su petro ech ne cola snplement ante un colecinde poems dnc indica y geomet. En odo cso, nexitencia de sc pe Piro nos puede Hevar «magna a importanca due potas Agri a persona que Hlegara dminar uns tence se janes nana sce don os prbemas eae ¥ geomet crn tan nportantes para avi get gg se conventian en sagrads. El opto Rhind esa aes fen disponible pr once el el de ls mses . E! papiro Elbers describe enfermedades internas relaciona- ‘das con cl aparato digestivo (como la disenteria) y urinatio (tales el caso de la hematuria), pero también da cuenta de en- ‘ermedades oculares (como la tracoma ocular), enfermedades de la piel, y se refiere a enfermedades de la mujer e incluso contiene informaciones sobre anatomia y fisiologia. Los te= ‘medios que se usaban en aquella 6poca cubrian una amplia gama de posibilidades. La farmacia egipcia utilizaba gran ‘cantidad de plantas y minerales y otros tipos de sustancias animales, que se molfan, cocian y fltraban de acuerdo con rituales més o menos complicados para después usarse en el tratamiento de los enfermos. Bebedizos, pomadas y cata- plasmas eran remedios habituales y, aunque en la actualidad podamos considerarlos poco eficaces, se aplicaron durante milenios y muchos de ellos pasaron al acervo de los conoci- ‘mientos médicos de los pueblos situades en el Mediterrineo, EI papiro Smith, de menor tamaflo que el Elbers, se de- dca exclusivamente a describir casos de cirugia. Se descri- bben cuarenta y ocho casos, de los cuales los veintisiete pri- 'meros estin dedicados a la cabeza, y el resto a la garganta y el cuello, la clavicula, el hiimero, el esternén, In espalda y la columna vertebral Podemos decir ahora, parafraseando la cita napoleénica, ‘que més de treinta siglos de conocimiento nos contemplan, Estas grandes culturas fluviales dejaron un importante le- zgado a los pueblos mediterrsneos, aunque no desaparecieron con la emergencia de fenicios y griegos. Estos aprendieron de ellos y, a su vez, terminaron por transformarlos, En el si- uiente capitulo tendremos ocasién de ver algunos ejemplos de Ia fecundidad del contacto entre todas esas culturas, 2. BL FERMENTO PRESOCRATICO_ HisToRIA Se denomina presoendtico al periodo de la historia del pen- ssamiento griego que transcurre entre la vida de Tales de Mi- Jeto (cuya biografia se sitda entre el 625 y el 5502. de N.E.) y la muerte de Sdcrates, que tuvo lugar en el 399 a, de N. E, [No obstante, Ios griegos tuvieron una historia con tiempos de esplendor y decadencia que se remonta a mil quinientos aos antes del nacimiento de Tales de Mileto. Los imperios de Creta y Micenas ya eran leyenda cuando la ciudad de Mileto conocié la prosperidad que condujo a la guerra de Toya (1250-1180 a. de N. E), una guerra que tardaria cinco siglos inas en transformarse de epopeya oral a texto escrito dela mano de Homero a quien se atribuye la autoria de La Miada(s. Via. de N. E.). Realmente, el lapso de apenas dos- cientos afios al que nos referimos como periodo presocrd: tico fue muy breve en comparacisn con los milenios de his- {oriaque se han analizado hasta ahora, pero su influencia en ol futuro de las ciencias desarralladas posteriormente fue Los griegos de ese periodo se organizaron social y cultu- ralmente de forma muy diferente a como lo habfan hecho los habitantes de Mesopotamia y Egipto. Los primeros habfan formado una sucesién de estados continentales y los segun-

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