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Disonante i INDICE Editorial i Génesis posmoderno Francisco FernAvoez Buey 1 Maria Zambrano: Del descenso a los infiernos a las moradas insulares Radu Franco EscaLaNte 23 Ojo ala gata Noet Luna 31 Dominican Deportees and the Question of Rights, Some Preliminary Thoughts Cranues R. Venaton SanTiago 45 The Imperial Leo Strauss Nick Xenos 59 Theorizing Drug Related Harm by Putting the State In: Anthropology and Injection-Related Harm in the United States since the onset of Aids in the mid 1980s dow E, Ziepe. 69 “De la historia arranca mi derecho” Manuel Quintin Lame, el pensamiento indigena y la historia Monica Espinosa Arango 83 El nuevo conservadurismo latinoamericano ‘Antonio Y. VAzouez ARROYO 93 Postcolonial Naiveté? A review of Ranajit Guha, History at the Limit of World-History (New York: Columbia University Press, 2002) Avex Betancourt 109 “De la historia arranca mi derecho” Manuel Quintin Lame, el pensamiento indigena y la historia Monica Espinosa Arango Con el legado politico de los.héroes decimon6nicos de la independencia, los politicos ilustres y los guerrilleros, los motivos y las luchas de los pensadores indigenas de Colombia permanecen opacados y silenciados. Desde luego no es un pro- blema de rememoracién sino, ante todo, de negaci6n sistema- tica de la historicidad y legitimidad de movimientos sociales y de intelectuales que fueron por largo tiempo catalogados como prepolfticos, premodernos e incluso anti-revolucionarios, Este es el caso de Manuel Quintin Lame (1883-1967), quien lideré por mas de cuarenta afios el movimiento indfgena del sur oc- cidente Colombiano. En medio de perfodos de resistencia e insurgencia marcados por la persecucién polftica y la repre- sién, Lame formulé un pensamiento de liberacién indigena que, en mi opinién, nos obliga a repensar las fronteras del paradigma convencional del “Atl4ntico Revolucionario” con su ideario emancipador y ciudadano. Como es sabido, el pen- samiento de la Ilustracién y la Revolucién Francesa marca- ron las luchas por la emancipacién en Hispanoamérica du- rante el siglo XIX. Lo que es menos sabido, es como este legado influencié a los intelectuales indigenas y se mezcl6é con tradiciones culturales y formas de conciencia histérica " Departamento de Ciencias Sociales, Universidad de Puerto Rico, Arecibo | “De la historla arranca mi derecho”... 83 no occidentales. Sabemos poco sobre el significado de los ideales de liberacién por los cudles lucharon los intelectua- les indfgenas, asi como su manera de interpretar la experiencia de conquista, e] proceso de sujecién colonial, la cristianizacién y la imposicién de ideologias de opresién ra- cial, politica y econémica. En este articulo me voy a referir a la historia del movi- miento liderado por Lame y a su pensamiento, con el objetivo de explorar Ja relaci6n entre pensamiento indigena, politica e historia. Desde la década de 1910, cuando los indigenas de Cauca liderados por Lame hicieron un frente unido de lucha contra las exigencias laborales de los hacendados, su movi- miento fue tildado de “bochinche y nada més que bochinche”, es decir, “ruido y mero ruido”, una perspectiva que atin hoy comparten algunos cientificos sociales. Lame fue calificado de “bullanguero” y sus demandas de “ilusas”. Sin embargo, a medida que los conflictos crecfan, las autoridades regionales del Gran Cauca y los medios periodisticos empezaron a te- mer—y a propagar el miedo—frente a una eventual “guerra de-razas” en el seno de la reptiblica y en el centro mismo del pais, la region esclavista por excelencia, en la cual se habfan gestado la mayor parte de las guerras civiles del siglo XIX. Entre 1910 y 1967, el movimiento indigena bajo el liderazgo de Lame movilizé gente nasa de los resguardos de Cauca (los resguardos eran porciones de tierra de propiedad colectiva de los indfgenas), peones nasa y guambiano que habian sido des- posefdos de sus tierras ancestrales e indigenas coyaima y natagaima del Huila y del sur del Tolima. Desde el principio, © dicha movilizacién tuvo un caracter supraétnico aunque sus | bases estaban constituidas por la red de cabildos o unidades | mas descentralizadas de poder, donde conflufan formas con- \_suetudinarias de autoridad, liderazgo y participacién. 84 Ménica Espinosa Arango En 1912, Lame fue elegido por los cabildos del Cauca como su jefe y representante. El pico de la movilizacién en el Cauca ocurrié entre 1914 y 1917 y se conocié como La Quintinada (una derivacién del nombre de su principal lider, Quintin). La protesta comenzé con el rechazo a pagar dias de terraje o tra- bajo obligatorio en la hacienda y, con el paso del tiempo, llego aincluir demandas como la devolucién de las tierra ancestrales, el respeto por los resguardos y la organizacién politica tradi- cional de los indigenas, asi como el reconocimiento de sus derechos politicos y civiles como ciudadanos de Colombia. En 1916, las autoridades acusaron a Lame y a sus colaboradores del delito de sedicién. La mayorfa de los lideres de La Quintinada fueron perseguidos, asesinados o puestos tras las rejas aunque los cargos de sedicién y asonada nunca fueron legalmente probados. En 1917, Lame fue apresado y perma- necié en la cdrcel hasta 1921. Luego de ser puesto en libertad, se dirigié al sur del Tolima donde funds el pueblo de San José de Indias con familias coyaima y natagaima del extinto Gran Resguardo de Ortega y Chaparral. El Lamismo (nombre con el cual se conocié el movimiento indigena en el sur de Tolima) se puede dividir en tres etapas historiograficas principales.! La primera etapa abarca el pe- iodo de 1922 a 1930. Durante este tiempo, Lame establecié alianzas con el Partido Socialista y el movimiento agrario, los cuales tuvieron un gran auge en todo el territorio nacional durante la década de 1920. La segunda etapa se inicié en 1931 y legé hasta 1939. Coincidié con las divisiones al interior del Lamismo y la separaci6n entre indigenas comunistas y socia- listas asociados al Partido Comunista, e indigenas Lamistas, quienes se congregaron en torno a Lame y a su lucha por “la causa ind{gena’”, la recuperacién del Gran Resguardo de Orte- ga y Chaparral y la aplicacién de la Ley 89 de 1890 0 Fuero historia arranca mi derecho”, 85 Especial Indfgena. En su etapa final, 1940-1967, el Lamismo se caracteriz6 por una marcada religiosidad asociada con un sentimiento colectivo de martirio, el cual coincidié con la vio- lencia bipartidista que se desaté en Colombia entre 1945 y 1965. Este periodo se conoce en nuestra historia como la Violencia (de maytsculas). Los hechos de La Violencia afectaron de ma- nera particularmente sangrienta al sur del Tolima incluyendoa las comunidades indfgenas que no estaban alineadas con los partidos tradicionales (Liberales y Conservadores). Hasta su muerte ocurrida en 1967, Lame luché por la de- volucion de las tierras ancestrales de los indigenas, la aplica- cién del Fuero Indigena, el reconocimiento de las organiza- ciones de base representadas por los cabildos y lo que hoy llamariamos un pensamiento comunitarista y por la auto-de- terminacién de los pueblos indigenas. En 1927, Lame, su com- pafiero politico José Gonzalo Saénchez y mujeres indigenas de diferentes comunidades del centro pais pusieron el circula- cién el manifiesto titulado El derecho de la mujer indtgena en Colombia. En 1939, Lame termin6 su tratado politico y filo- s6fico titulado Los pensamientos del indio que se educé en las selvas colombianas y en 1963 un texto corto bajo el titulo de La bola que rod6 por el desierto.* En sus escritos, Lame esta- blecié una oposicién simbélica entre lo que Ilamé la civiliza- cién y “la civilizaci6n montés”. Esta tiltima fue para Lame la expresién de un saber (conocimiento y sabidurfa) en su pro- pio derecho, el cual inspiré una experiencia “de visiones y su- frimientos” y una militancia que, segin el mismo Lame; fue “apostélica”. El pensamiento Lamista retoma conceptos del Renacimiento espafiol con sus tematicas de la civilizacién (civilitas, logos y escritura), el caracter barbaro de los pueblos no cristianos y el problema de la justicia en situaciones de dominio y diferencia jerarquica. Una fuente de inspiracion 86 ‘Mé6nica Espinosa Arango para Lame fue el pensamiento de Bartolomé de las Casas. Lame retom6 la nocién de civilizacién. para volverla contra s{ misma y formular una critica a la violencia colonizadora, asu injusticia fundamental y a su pobreza moral ante las leyes naturales y divinas. Lame también retomé conceptos del pen- samiento moderno Iustrado como el de la emancipacié6n, par- ticularmente a partir de los planteamientos de Simé6n Bolfvar (el texto m4s importante serfa su “Carta desde Jamaica”). Aqui también, Lame se situé en la contra-cara, es decir, en Jo que llamé “las traiciones de la libertad”. Si bien muchos indige- nas hab{an participado en Ia gesta emancipadora como “pa- triotas”, en la repdblica habfan experimentado su exclusion de una ciudadanfa real y efectiva, asi como la negacién de sus derechos colectivos dentro del régimen de derechos individua- les que defendia la nocién liberal del ciudadano. Pero es ante todo en el pensamiento aborigen del 4rea cultural Andina don- de Lame encontré sus metdforas mas poderosas: la historia como movimiento en espiral, como dimension espacial y me- moria (“andar en el tiempo”) y como cambio ciclico entre ca- t4strofes y renacimientos. Lame se opuso al cardcter genérico de la filosofia Liberal del individuo y planteé la importancia los derechos de grupo (territoriales y politicos) y de la memoria colectiva de todos aquellos sujetos que compartian la experiencia de ser indios. Sostuvo que en vez de ser igualados a los dem4s ciudadanos como precondicién para gozar de los derechos iguales, se de- bia respetar la memoria colectiva y los derechos ancestrales de los indigenas. Esta era la condicién indispensable de su reconocimiento y participacién dentro de la nacion. Ade- més de sus tradiciones orales y formas de conciencia hist6ri- ca, Lame y sus seguidores utilizaron la palabra escrita y.lo que Ilamaron el “conocimiento civil” (conocimiento de leyes, | “De la historia arranca mi derecho”... 87 historia y derecho) como estrategias de militancia politica en su lucha contra la “usurpaci6n” representada por la invasion europea, En sus numerosos memoriales y apelaciones a las cortes y autoridades civiles, no s6lo se refirieron ala opresi6n causada por siglos de colonialismo y desposesién territorial, sino a la pobreza, explotacién y racismo contra el indigena. Lucharon por proteger los resguardos indfgenas contra el régi- men liberal de propiedad privada as{ como por obtener la apli- cacién efectiva de sus derechos colectivos a través de la Ley 89 de 1890. Esta Ley o Fuero Indigena se situé en un nivel inter- medio entre los remanentes de la tradici6n juridica castellana de jos fueros (basada en el Derecho Romano) y de la nocién distributiva de justicia—guiada por jerarqufas de sangre (o li- naje), riqueza y religisn—y las normas positivistas y liberales de finales del siglo XIX. La Ley 89 surgié como respuesta al fracaso de las politicas de disolucién de los resguardos durante el siglo XIX e intenté definir una gradualidad en el proceso de “integracién a la vida civil” de los indigenas, dentro de princi- pios positivistas y modernizadores de corte racista. La Ley con- templaba como una de sus fases la de reconocer la legitimidad de los resguardos indfgenas y de sus autoridades, aunque ésto se debfa ir disolviendo gradualmente a través de los programas de modernizacién que dieran paso a la civilizacién o integra- cién final de los indfgenas a la sociedad nacional. En la prac- tica, la Ley nunca operé de ese modo y se convirtié en una especie de salvaguarda para la lucha indigena hasta el cambio constitucional de 1991. Durante la fase de La Quintinada, Lame y sus seguidores imaginaron la posibilidad de una autonomfa total (Lame hablaba de la “reptiblica de los indios”), mientras que durante la fase del Lamismo se centraron en lograr el re- conocimiento de sus derechos de grupo dentro de un sentido de autonomfa mds ampliado que el de la Ley 89. 83 Ménica Espinosa Arango Lame y sus seguidores se enfrentaron a Ja animadversién y a la persecucién de las autoridades regionales as{ como a la ideologia racista que florecié a principios del siglo XX. Esta defendia la implementacién de medidas de higiene social y mejoramiento racial que Hevaran a un blanqueamiento progre- sivo de la poblacién y que permitieran superar el atraso social y el degeneramiento de los indigenas. Los Lamistas también se enfrentaron a la oposicién feroz de los hacendados y al secta- rismo politico que se habfa construido en torno al bipartidismo. Sus demandas fueron criminalizadas y silenciadas por medio de la violencia paramilitary estatal, como le ha sucedio histéri- camente a otros movimientos populares en Colombia. Por mucho tiempo, la historia oficial ha ignorado, negado y trivializado la historia de La Quintina y el Lamismo. En la historiografia liberal y marxista predominante, este movimiento social ha sido representado como una protesta campesino-indi- gena plagada de atavismo cultural o nativismo premoderno3 Manchada por la impureza de la identidad colonial del indio, los. peligros de la falsa conciencia de clase y la alienacién, su politica ha sido catalogada de prepolitica, ideolégica, inauténtica, sus- ceptible a ser cooptada por la politica hegeménica o carente de una conciencia verdaderamente revolucionaria y emancipadora.4 Aunque andlisis m4s profundos del pensamiento de Lame y de su movimiento han demostrado lo errado de dichos presupues- tos, se ha catalogado a Lame como un “caudillo legalista” que intentaba crear una unidad politica donde no habia ninguna y como un sujeto limitado por su condicién de terrazguero o indigena sin tierra y aculturado.5 Otros investigadores han visto en la estrategia de resistencia del Lamismo un paso atras frente al potencial emancipador de La Quintinada.® La historiografia subalternista ha intentado reflexionar sobre el aura de “fracaso” que marca a los movimientos cam- | “De la historia arranca mi derecho”... 89 pesinos y el problema de su cardcter fallido y/o fracasado, no como un hecho politico en sf mismo sino como una conse- cuencia de una representaci6n politica hegeménica, parcializada e invisibilizadora. Ranajit Guha ha planteado que cuando la dinémica politica de los movimientos campesinos ha estado mediada por elementos religiosos, éstos han sido definidos como prepolfticos y, por tanto, como imposibilita- dos para el desarrollo de una agenda verdaderamente politica y transformadora.” Una reexaminacién del significado antropolégico, politico e histérico del movimiento indigena y del pensamiento de Lame va necesariamente de la mano de una reevaluacié6n de los referentes histéricos y polfticos. El movimiento de Lame ocurrié mds o menos al mismo tiempo que la revolucién en- cabezada por Emiliano Zapata en el sur de México y que las rebeliones uitoto y muinane en la Amazonia colombiana con- tra la compafifa cauchera Casa Arana. Como lo ha demostra- do Joanne Rappaport, el pensamiento de Lame tiene raices en Ja conciencia histérica del drea cultural andina y sus referen- tes de liderazgo visionario y de renacimiento. De hecho, exis- te una continuidad en el pensamiento insurgente indfgena que emerge a partir de 1781, durante el movimiento anticolonial contra el dominio espafiol. Como lo ha sugerido Sinclair Thomson, Ifderes aymara e inka como Tomas Katari y Tipac Amaru imaginaron una contra-conquista en su propio dere- cho.’ En las 4reas bajo su control, crearon asambleas y cabil- dos locales y defendieron formas de practica politica comu- nal, descentralizada y participatoria que desafiaron el absolu- tismo del poder espafiol en las colonias. Se rebelaron contra el imperio al mismo tiempo que los insurgentes de Norte America se rebelaron contra los ingleses y poco antes que los sans culottes de Francia y los Jacobinos de Santo Domingo 90 Minica Espinosa Arango (Haitf). Sin embargo, ni el movimiento indigena de los Andes ni las rebeliones de la Amazonia fueron victoriosos. De he- cho, las aspiraciones de sus Ifderes indios no estaban en linea con lo que se ha catalogado como moderno y revolucionario. Los lideres indios estaban centrados en reclamos sobre he- rencia ancestral y derechos comunales y territoriales, asi como en enfrentar la violencia de la dominacién europea tanto en su dimensién opresiva como explotativa. Al mismo tiempo que se configuraban las agendas de los movimientos insurgentes indigenas, las élites politicas en en América y Europa elabora- ron sus propios discursos e imagenes sobre lo indio, los cua- les sirvieron para legimitar las agendas emancipadoras poste- riores. Uno de los motores principales de la independencia en la Nueva Granada fue la lucha por liberar al indigena y al esclavo negro del yugo colonial. Los encuentros més bien fa- llidos y coyunturales entre las agendas de los insurgentes in- digenas y las de los insurgentes criollos abren una gama mas amplia de sujetos revolucionarios y de proyectos de emanci- pacién durante el transcurso de lo que se ha Jlamado “el mo- mento Atlantico” de la globalizacién. La Quintinada y el Lamismo exceden las cronologias estrictas y sugieren pregun- tas sobre una era, una era de civilizacién y violencia. La civi- lizacién montés de Lame reclama la posibilidad una historia alternativa y la recuperacién de la cadena de transmisién de las genealogfas y memorias indfgenas. Su actualidad deriva de su reinscripcién de formas no occidentales de conciencia hist6érica, su manipulacién del lenguaje “civil” y su énfasis en la relaci6n entre memoria colectiva y polftica. La lucha de Lame y de sus seguidores no sélo fue por el territorio, la liber tad y la autonomfa sino también por la historia. En la Cuarta Declaracién de la Selva Lacandona, los Zapatistas, coincidencialmente decfan que luchaban “la dignidad, el res- | “De la historia arranca mi derecho”... a1 peto, el conocimiento, la tierra, el trabajo, la vida, la justicia y Ja historia’? Lame fue enfatico al afirmar que “de la historia arrancaba su derecho”. El entendfa esa historia como espacio y memoria, como andar y recordar. Esto es central en el pensa- miento indigena en América Latina y en las luchas por lo que los nasa, guambiano, coyaima y natagaima Ilamaron su “dere- cho mayor” como pobladores milenarios del Nuevo Mundo. NOTAS ‘ Ménica Espinosa Arango, Of Visions and Sorrows: Manuel Quintin Lame's Indian Thought and the Violences of Modern Colombia [Pb.D. Dissertation] (University of Massachusetts, 2004). ? Manuel Quintin Lame Chantre, En defensa de mi raza, editado por Gonzalo Castillo Cérdenas (Bogoté: Comité de Defensa del Indio, 1971); Las Juchas del indio que bajé dela montafia al valle de /a ‘civilizacién’” (Bogota: Comité de Defensa del Indio, 1973). 3 Pierre Gilhodes, “La cuestién agrarian en Colombia (1900-1946)", en Nueva Histo- ria de Colombia, editado por Alvaro Tirado Mejfa (Bogoté: Editorial Planeta, 1989),pp. 307-337. 4 Victor Daniel Bonilla, “Qué politica buscan los indigenas”, en Indlanidad y descolo- nizacion en América Latina (México: Editorial Nueva Imagen, 1979),pp. 325-356; Luis Guillermo Vasco Uribe, Entre /a selva y paramo: viviendo y pensando la lucha India (Bogo- té: Instituto Colombiano de Antropologia y de Historia, 2002). 5 Joanne Rappaport, The Politics of Mernory: Native Historical interpretation in the Colombian Andes (Durham, London: Duke University Press, 1998); Renan Vega Cantor, Gente muy rebelde: protesta popular y modernizacion capitalista en Colombia (1909-1929) (Bogota: Ediciones Pensamiento Critico, 2002), 5 Vasco Uribe, Entre la selva y paramo. T Ranajit Guha, Elementary Aspects of Peasant insurgency in Colonial india (Delhi: Oxford, 1983); Partha Chaterjee, “The Nation and Its Peasants”, en Vinayak Chaturvedi (ed.), Mapping Subaltern Studies and the Postcolonial (London: Verso, 2000),pp. 8-23. 8 Sinclair Thomson, We Alone Will Rule: Native Andean Polities in the Age of insurgency (Madison: University of Wisconsin Press, 2002). 9 Zapalistas, Cuarta Declaracién de ta Selva Lacandona (http://www ezin.org/docu- mentos/199619960101.en.him). 92 Ménica Espinosa Arango |

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