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Las sucesivas contemplaciones de estos días, a la vez que nos han conducido a
ahondar en el conocimiento interior de Jesús, nos mueven a confrontar nuestra propia vida
con la del mismo Señor. Cada uno de nosotros, iluminado por el misterio que contempla, va
redescubriendo el significado profundo de la salvación que está en marcha en los
acontecimientos familiares de la propia vida y en los del mundo y de la sociedad en que
vivimos.
- a un ofrecimiento en puro servicio del Padre. Ejemplo profético del joven Jesús en
el episodio del templo a los doce años, que deja ya entrever la radicalidad de su obediencia
filial.
Con estas dos contemplaciones entramos en una vía de interpelación más exigente
en el seguimiento de Jesús. Así nos dispondremos para adherirnos durante la siguiente
etapa a la Palabra que resuena en la historia del mundo, a través de la contemplación de su
«vida pública», dedicada a anunciar la buena noticia del Reinado de Dios, que ofrece a
todos la vida verdadera.
Invitados a ser perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto y con el deseo
suplicante de un conocimiento cada vez más íntimo del Señor, para seguirlo generosamente
en la misión emprendida para gloria del Padre, iniciaremos el discernimiento que Ignacio
nos propone en esa «toma de pulso» que son las Dos Banderas, los Tres Binarios y las Tres
Maneras de Humildad.
Ponernos por delante los dos ejemplos que nos da el Señor para dos proyectos
posibles de vida, ambos encarnados en su propia experiencia y santificados por ella.
Ambos santificadores, como caminos a través de los cuales Jesús, en su existencia
histórica, «a pesar de ser Hijo, sufriendo aprendió lo que es la obediencia; y al
perfeccionarse de esa manera, llegó a ser fuente de salvación eterna para todos los que
lo obedecen» (Heb 5, 8-9).
«Conocimiento interno del Señor, que por mí se ha hecho hombre, para que
más le ame y se siga» (EE 104); más le siga y le imite (EE 109); más le sirva y le siga
(EE 130).
inteligencia de hombre, actuó con voluntad humana y amó con humano corazón» 1; se
sometió a la ley común del trabajo, viviendo en el seno de una familia en Nazaret; se
«quedó en el templo, dejando a su padre adoptivo y a su madre natural, por vacar en puro
servicio de su Padre eternal (EE 135).
TEXTO IGNACIANO
EE 134: «El tercero día, cómo el niño Jesús era obediente a sus padres en Nazaret
(271) y cómo después le hallaron en el templo (272), y así consecuentemente hacer las dos
repeticiones y traer los cinco sentidos».
EE 271: «de la vida de Cristo nuestro Señor desde los doce años hasta los treinta»
(Lc 2, 41-50): era obediente…aprovechaba en sapiencia, edad y gracia; parece que
ejercitaba la arte de carpintero, como muestra significar Sant Marco: “¿Por ventura es éste
aquel carpintero?”».
EE 272: «de la venida de Cristo al templo cuando era de edad de doce años» (Lc 2,
41-50): «ascendió de Nazaret a Jerusalén; quedó en Jerusalén y no lo supieron sus
parientes; le hallaron disputando en el templo y asentado en medio de los doctores…
respondió: “¿no sabéis que en las cosas de mi Padre me conviene estar?”».
Jesús de Nazaret: escándalo real para la religión de su pueblo, para el poder, para la
cultura, para la sabiduría de este mundo: «¿de Nazaret puede haber cosa buena?» (Jn 1, 46;
cfr Jn 7, 40-52); «¿es que el Mesías va a venir de Galilea?»; «¿es que también tú eres de
Galilea [le replicaban a Nicodemo que lo defendía]?; estudia y verás que de Galilea no
surge ningún profeta». Galilea, Nazaret, lugares despreciables. Hijo de artesano, de un
hombre cualquiera que vive de su trabajo;
Jesús, sometido a todas las leyes de una vida de familia: la mayor parte de su vida
transcurre en Nazaret. Existencia normal, ordinaria, sujeto a la ley del trabajo. «Crecía»,
anota dos veces Lucas, es decir, aprendía a ser un hijo de hombre, “se humanizaba”. Vivió
plenamente su vida humana en la cotidianidad, inserto en medio de su pueblo; conviviendo
con sus aldeanos y conociendo experimentalmente sus necesidades, su marginalidad, su
anonimato, sus alegrías y esperanzas, sus tristezas y angustias. «Aunque existía con el
mismo ser de Dios, no se aferró a su igualdad con él, sino que renunció a lo que era suyo y
tomó naturaleza de siervo. Haciéndose como todos los hombres y presentándose como un
hombre cualquiera, se humilló a sí mismo…» (Flp 2, 8-9); «a pesar de ser Hijo, sufriendo,
aprendió lo que es la obediencia; y al perfeccionarse de esa manera, llegó a ser fuente de
salvación eterna» (Heb 5, 8-9)
1
Gaudium et Spes, 22.
4
Único episodio registrado por san Lucas en el sucinto relato de la vida del niño y del
joven Jesús durante más de treinta años en su pueblo de Nazaret.
Prefigura de la Pasión, con sus tres días de búsqueda angustiosa para José y María,
en ocasión de la Pascua, y en Jerusalén
Textos bíblicos
Textos de la Compañía
SUGERENCIAS PRÁCTICAS
3) Contemplar a Jesús en el templo: las cosas del Padre: su Proyecto, por encima de todo:
«busquen primero el Reino y su justicia…»
4) Repetición: contemplar a Jesús en el templo sin que lo supieran sus padres: su libertad
frente a todo, para seguir solo lo que el Padre le muestra
5) Nuestra vocación a crecer hasta la madurez y plenitud de Cristo (cf Ef 4, 12-16); a ser
perfectos, compasivos y misericordiosos como el Padre (cf Mt 5, 48; Lc 6, 36)