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Juan M. Arew Crespo BAJADA VIEJA (woveta) osm renee ek ne MISIONES __| BIBLIOTECA] nt hao pie pre wi Roa ne dn . ‘aunts oe Puata SRI Lavan 558 Busxos Armes / A NILDA ¥ 4 50 menos Capitulo 1 El viento doblaba suavemente los junces de la ovila ¥ pequefis eireulos de olas diminutes venian a morit mansi- hente. La Brisa riba el agua espesa de calor de barro, que ‘el tol poniente tba enzojeciendo sobre su brillo centeliean- fe, pequefoe bélidos oscuros bajaban verticslmente sobre su pret y parelizando au raudo vuelo, so elevaban basis per- ‘lee de vista, con el pequefio pez atrapado en su elemento, Silvino Cardoso, con sus plernas desnudas de color eo- borleo hundidas en el barro de la onila, miraba fascinado este expecticulo que le atraia poderosamente. La vieja que lo Pecoliera aft atrés y que le hacla compartir con ol perro tm Fineén de su rancho, le habl6 una ver vagamente de su dre, un paraguayo alto y dgil, hombre del Ho y ligero de ‘cucillo, que poeo después de nacer él, hebie sido hellado imnerto a inachetazoe en tuna exneta de las alles eoreanas al puerto, De su madre nunea supo nads, ni sintié necesidad de ‘ese tibio caro que le era totalmente desconocido Mir6 Tas nubes Yedondas que empezaban a suftir una rmaravilloss transformacion. Sobee el fondo del azul puro del elo, su superficie se iba tilendo de anaranjado, rojo y ‘loléeeo’sangriento, mientras més arriba. conservaban st Dlancer inmaculado. Fantésticas figuras grises 0 azules, en tonot de-gran delicadeza, hacian reseitar vividamente 1a suntuosidad de los colores fuerte. Frente al, J eosta paraguaya destacaba su verde oscuro ¥ su tera roja sapieada de peas easitas; tn pequeias ‘como las que recordabe haber visto en un Nacimiento de Ia ‘iglesia, hacia ya muchos aos... Se levantd eon pesar y endo- 0 yuan ue. atne extaro ‘ea haeta el pueblo, Debié caminar unos eientos de metros, orteando grandes pledsas que seguramente habrian rodado Ge Io alto de la barranca y apartarse cada tanto de alguns lancha despanzurrada, entre cuyas maderas earcomidas ani- disban las ratas enormes. Pasb delante de caslse de madera, pintadas de vives colores y sublendo una empinada senda, reundedo por un humilde slambrado, divi el rancho de dona Eugenia, donde vivia, ‘La mujer cocinaba afvera, sobre tres pledras ennogre- ida, su guiso de mandioca y restos do carne adquirides por tunas pocas monedas. Con sus laclos y fuertes pelos grises, Sobre sti cara'de tera ‘con profundos sureos, tenia un as. pecto que era mezcla de vieja bruja, con algo de la gidad de una raza mllenaria y sufvida, Bl perro levantS sus ojos Tacrimosos y movid. con simpatia 1a! cola euando Cardoso, apartando ios elambres entré: ‘—Gilenas Dovingenta —Giionas, carraspes la vieja que se afanaba por avivar el miserable fuego ‘Despus un largo silencio, Ambos pertenecian a una raza roconcentrada, que amaba y odlaba intensamente sin que st exterior denunciara emocién alguna. No tenian porque de- firse nada; la presencia era sufleiente para extender entre ‘los un Iszo de ingenuo y vital afeeto, "Bl viento suave darramé sobre sus eaberas ol perfume donso del azahar y_ampbos se dejeron estar con pereza. La ‘leja hablo de pronto “G¥, cuindo tendré lista a eanovat? —Pa' manana. Si no me macaned Udo. ‘Varios pajared eantaron sobre la copa del enorme paraiso del rancho ¥en y un mureélago pass dando bandazos sobre ‘5s eabesas, haciendo musitar a la vei iBieno sinvergienso! Comieron con pedazos de galleta, algunos de Tos cuales ‘an a parar a las faioes del pereo, ora alerts, Matieabin en silencio sin un gesto Innecesarlo, mlentras sobre sus eabe- nayapa veeye n 22s las estrellas empezsban a aparecer sobre un cielo diétano ¥ célido y flotaba en ese aire espeso y dulce, la melodia de tuna guitarra y Ia vor en falsete de une eanclén guaran 4# Posadas, la cludad en crecimiento, trepaba por Ia barrane cx desde Iaorila misma del ro, slpieendo Ios verdes con las notes del color desvaido de gus castas, El centro empe- zaba a parpadear eon sus bombillaseléetrieas y un Vaho ie senso ¥rojizo, ee levantaba hacia el celo ocuro que sucedia al stardecercilido, Mis arriba, sobre le espesa capa de atmésfera que ro- leaba ala cludad que se asoma sobre el Alto Parand, el cielo tenia una suave luz fantasmal de cobalto, dande las estrellas Ylidecian. EI aire danso apretaba en su abraco una vida palpitante y miltiple, que empezaba s gozar del relajainiento {el estuerzo cotdiano! Se inilaba un respiro en la nuda hich y el aire tibio y perfumado de In noche sub-tropical, heela irotar por doquier Ine risaey las eanelones., ‘Ascondié Ia Tuna detrés de los eerros del Paraguay. Pri- ‘mero fué un inmenso redondel rojo de sangre, que Wid el certo y el ro con los colores trigiens de un pavoroeo incendie. ‘Alla abajo, empequefecids por el astro monetruos 1a villa pparsguaya de Bncamacion, recortaba algunas sombras geo- Iétricas que tervian do fondo al titilar de sus Iuceitas elec trices... Poco 4 poco el astra fué aacendiendo y entonces, recobré sus proporeiones normales y huyé de si sbotagado rostro la sangre, para convertire en un disco argentino y Iminoso, de una pureza azilina, qe le Hegaba del cielo de lun azul pélido y suave, Lat las del acho rio se ealpicaron de plata 'y una via luminosa, cortada cada tanto por trazas srulades, se abrg camino través del manso cutee y ib as dos ora... La mancha roje de la Costanera se eubrié de un polvillo blanco y Tas copas de los érboles que subian desde la ba- rranea, se volvieron galantes peluess empolvadas. El aire, 2 JeawoM, anee cansro dle azul y plata, descendla como una niebla sobre la ciudad, ‘como un sedante necesatio a la vida dolorida de sol. Las ‘aguas del Parané pasaban mansamente por el eernidor Iue ‘mincco de Ie franja argenteda y la luna alla arriba, se ense- Toreaba del cielo limpldoe ihuminaba fuertemente un mundo Dlanco y negro. Tin torre de la. Iglesia hizo volar tres campansdas que vibraron y s¢ perdieron en el cielo nocturne... Silo algin ‘rasnochador volvia perezasamente...EIladrido Tejano de un perro, se repetia en su propio eco... vento trata los agudos filbos y el bronco eroar de los sapos...Posadas dormi arrue Tada por su rio y por su aire perfumado y denso Capitulo It CCon ol pelo revuelto sobre la cara cetzina, todavia sofo- siento, Enctrnaciin Ramalres dié unas chupadas al cigarro fe hoja. Se acomedé las alpargatas y lentamente arroll6 a fi flace y museutosa einturs la faja negra. Cal6 el sombrero Ge ala ancha y escondié en la faja su largo exchillo de erm Duliadura de plata, deo Tajo en su ruda vida. ‘La mujer iba y von sileniosamenteeleanzando el mate ‘al bombre que lo Sorbia con lentas y uniformes chupadas. EL moblaje de In pieea lo constituia una eama de dos plazas de Iherro, das ilar toscas y una mesa que epoyaba sus patas fin Tustre sobre el plso de terra. De unos clavos colgaba Ta fescasa rope de la pareja ‘Pejada a la plezs la pequeia cocina y al fondo dal sitio, centro tablas eareomidas eon una cortina de arpillera, Sobre tuna de las sills estaba colocada Ta guitarra del hombre y feneima de la cama, una poquefa estampa de la Virgen de Tat ‘Olinda tha y venia silenciosn y dl sobre sus ples des- nudos, De estatira medians, Ilena de earnes, tenia Ia gracia Fhamilde y sensual de laa mestizae de la 2ona. Los ojos de lun negro profundo y el eabella lacio,espeso y brillante, en- rmaresben au otra de mirar asombrado. Los dientes grandes Y thertes, brllaban sobre su ter morena y mate. GY, va ir uté hoy lo del gringo?, pregunt6 el hombre. odvia no sé. He duele un poco mi eabeza, —St'va, no se elvide que tiene hombre. “ JOAN M. aneu casseo Si ese se puede dejé. ‘es “eae pe ay aapucenene ean ol oral Os ah ere een oe aL mech die Sec apo ne ie te elas ee dm nn Soe sre eat So Be lee morn an ons ss en pane Zc, et ss TennSc aes thee ener 3 a onsen ee “Beri Bie Sia rn ne Ute ence Seen CS ae See ey ee ana acre Seon ee price che an Soe eae Pe fe ry pgs sen 41, subia empujando trabajosamente su earrit breme eat i sod nna ~ ans on sa tn ees econ acer sae seni ea a Perpetrator ise ctr is ee Sica! meme sae agin 7 ite i ees nde oe eee tee ce que pasa, 5 aces as septa 8 a cl, a Sere cea cee un caprcho geolgico. Bl Iecho shora al descubirto,ettabe westhe jg y ts peniebos doles muy junior crelan tr selag ame german ano eons cs por a corsent, aguas abalo. Teves Agua rojas revels, dfaban ver Tos lomnos negros dd as ronges que so ealinalan a ol basa que las lias dee retina creer elo. La attra cliente ponia tn el ante as es alent, Boeri > los cos wa eeaiy casban envuelne en una bruma azulada Sete arvana oso de lt ls ngs es pnuas sobre lo canon rade ‘mt events Ia cust, frente al wijo otctucho de tbls 1 camming eaba cotado por Ia va gue retemblaba con ei eso de Tas vagonets, ve cargadas de piedras arrancadat Bet viene de fa barrance,dban a elena el teraplén del puerto que se estaba construyendo: Hombres peauefiosy mo- enor pies deseaeoe ropas andrajoas,empultban ine ‘alls Idcarge bajo un lo abrasadr, sin nmatarse ante ‘bo que has daparer alas simaias ara guarecerse en amitce observ el puto oso, ant el que se agri paban elgunos hombres que saboresban un trago de eaba, Fats roponer ly Turzasagotndas por el trabajo. Una. vieja ‘isdentada y mugrienta tenia los pedidos, mientras wi fRombro, un mest barrgén y sudorec, mira hater Conejos que enteecerraba la fuerte luz de la siesta. Las Shower revoloteaban alrededor de los vests sucios que €D- Jagan ung lta grande, in eamblar el aga, sabre los Dedkecs de rapadura 7 resents empanadas ‘Siguld ceminando, Cada tanto debla subir y bajar mon tones de picdray terra y apartarse de alguna vagonets car fae, Todavia ext Ta agua Snsalaen de talus y varios fEtteosclsbanarimadoseaperando su destarge Br conrente con esa amavon careoid, Ta anchn fad cemento del Shucie nuvve, extenda eu temir, como un Inmenso pez eral, sobre las aguab bares 6 SWAN M. anee exsse0 Se arvimé al barco, una chsta grande y eusdrada con ‘mn inmenco mésil que habla pertenesido a otra embarcacion Inayor, Cust hombres mateaban debojo de un pequefic finglado construido en la popa y que era el dnleo repare para los carts cuerpos de los tripulantes. Conocia al pa- fon, un paragusyo de pelo amarillo y ter pecosa, hijo de lem, pero de ojos obeuos tipieamente guaranies, que en tse moments sorbia el agua verdosa y amarga de Ta yerbs, recostado y sllencloeo, Le habl6 en voz alta NGiienas don Shilling, zno hay elguna changulta para af, por tu bazeo? P*haja chamigo, —djo el otro mientras lo miraban sus ‘ojos elarce— justamente necesito un hombre. Veni, tom unos mates que ahorita empesamos. ioe otro tres lo taludaron gravemente. Sus rostros mo- renos, inmdviles, dejaban salir frases apagadas, sin siguiera mover los lables, Le alargaron el mate ¥ comparteren su chara ingenua y grave a In vez, ‘A ula ofdon del patrén se levantaron y comenzaron la descarga de Ia enorme pila de bolsas de yerba mate. Como hhormigas trepaban, bejeban y subian la empinada y_peli- ‘gross tabla, para it recompontendo arsiba del puerto, Ia pic Fimide de bolsas que iba desapareciendo en el vientre del berco, Ratire trabajebe eantando entre dienes, Sus miscu- lo delgados y giles eran mimes la fatiga y Ta transpirs cldn de aereclor que brotaba de sus hombres, adquiria el per- fume do Is yerba y le daba por momentos a impresin de ‘gue estaba formado de Ia misma substancia, que se populaizd fit todo el aur del continente y que por primera vez fué des ‘cubierta en los bosques vigenes del Paraguay. sol empeni a slarger deemesuradamento su sombra que miraba obligado, encorvado por el peso. La brisa que YYenia del rio renovaba sas fuerzas los cuatro hombres view zon disminulr hasta desaparecer, las bolsts que afanosamente vemovian bajo In mirada impasible dol patrOn. Este, cuando parame venya ” ‘tuvieron terminsdo l trabajo, se movié perezossmente on dlrecciin a los hombres y lee je ‘—De embeaps pori, chamiges (). sittin —"pregnts un tape segs, Ae. ‘Ramirez rectbi6 su paga y se desplaié respetuocamente Tha contento, Hl trabajo le habla ealmado log nervios y le habia borrado preoeupaciones de la mente. Se tomaria tna copa en el bolithe que miraba al vf. Le gustaba irar salle Ja Tuna por detrds del Paraguay y ver eu Iuz plateada eabri= lear en el agus. Pensaba camo si pareciera qu el sero era desu patra y que su Iz era un sogalo gue hacian aos do ‘esta orilla. me @ Lindo Catala Capitulo It Saboreaba lentamente Ja esa y miraba los eerros de os azul pursimo alld Ia otra olla der... Did un suspiro Iientras encendie un cigarro de chsla. jLa gran puta! Era Iindo ef Paraguay... Lieno de 4rboles bravios y de errs; ¥ fde mujeres con mus grandes ojos negros y st pelo cetrino, farifeses y humildes; y In vida tranguila y campesina de fist todos sue pueblos: y el poder hablar en guarent con todo ‘lmundo y que lo entiondan a uno "Ye hacia como tres afios que tuvo que “pasarse”. EI'era de Villa ca, pero estaba trabajando en un obraje cerea de ‘Seunciér. La ‘vida aquélls era dura y todos los peones debian Cincher fuerte, Como pasaba también de este lado, sobre {odo alléartibe, por lee yeebales...Pero eada tanto podia ir haste Asuncion yfarzear tun poco en un lindo baile y con >puenas fembras; y paseseve eon su ropa dominguers por Ia alle Palma, misando los escaparstes Ins eonfiterias y, con Slslmulo pare no parecer confianzudo, alas mujeres que st- ian de misa en la Catedral, con sus mantillas negras, que Jeg ensombresian an mda los negros ojos... Todo era lindo, pero se tering tn buen dla... Como siempre, por un Bijuna fran perma "Boe dia, como tanitoe otros, habian eonseguido permiso para ir hasta Astncién, Bra sdbado y después de la hora de omer enslld su eabalio y se junta los otros tres, que ya fo estaban esperando, Lot custeo eran peones y trabajsban tomo hecheros, volteando los esbeltas lapachos.-.Algunos to- avia enas de flores. aayapa veera re ‘Agustin Maldana era el que fba a su lado, Eran amigos desde el primer mamento en que se encontraron. La corrente Ge simpatia emperd debido @ que Maldana era también de ‘Villa Riea y juites recordaban loe lugares que siempre son sis bellos en el recuerdo... Era bajito, moreno, con la cara “otalmente lamina como wn adoleseente y une permanente Alegria, que Ie retozaba en los ofilos sindiados y Te hacia fbrir los gruceos labios, doblando el superior un poco hecia frrihe, A pessr de mi aspecto era bien macho: 10 demostrd cl dia que paré al eapataz, en un baile de rancho, cuando el fotze quiso sxcarle Ia pareja. Ramirez record sonziente, que el capange, para salir slrosamente, se hizo ol quo estaba mis ‘mamado de lo que lo estuviera en realidad Maidan era hablador y bromista. Pesiblemente eonge- nisron porgue eran I antitesis el uno del otro; mientras Ramirez era reconcentrado y reflexivo, Maldana se dlspa- aba como un eohete, ‘Los otros dos eran dos negros. Rran hermanos oscures yy motosos eon grandes dientes blaneoe, que mostraban de fontinuo en anchas sonrisas bestiales. Se Tamaban Brits, hijos de braslero, pero bien paraguayeos y blen machos tam Dign...En el abraje los re apetaban por sus fuerzasherctleas por sx habilidad con e. euchillo, Se protegian mutuamente To que les daba una gran fuerea ante los dems... Meterse fon uno, erm hacerlo con los das y eso y moxie dasangrado, fra eat Ia misma cos Liegaron a Astnelin al anochecer, después que en un poliche del camino se detuvieron a remolonear un rato y & Dbeber ins tragor de eas. Conversaron todo el camino, como ‘buenos pataguayos, sabre todo Maidana y los dos Brite, que se arvencaban mutuamente sonoras carcajadas, haciendo son- oir a Ramirez, Al legar dejaron los matimgos en la fonds y Alespués de levotearse y sacadirse un poco el polvo del cae mino, se envolvieron ¢n el euello sus pafuelos colorados ¥ falieton a eaminar por las calles empedradas de la capital. “Acostumbrados ala. vida del campo, experimentaban » JOAN M. anew cazsro siempre el mismo asombro al recorrer la calles de Ia cite dad. ;Pucha que habia gente... ¥ eso que andaban por los barrios mis apsrtados, pero en el centr... Hasta milioos pa- rados en las erquinas para dirgir el pato de les trenvias y de Tos autos, con su buena guacha a mano, poral acaso debian Inacer reapsiar su atoridad, ‘Caminaban despacio, axpirando el sire tibio del anoche- cer como si To paladearan, con el abandono sensual de las teentes del tropico, y ese sine pareciera que los iba envene- nando con un ansia dulee,. jEstaban tanto tlempo sin ver mujeres! Maidane fué el primero que hablé: Qué le parece chamigo, sl no vamo rumbeando por 1o de dofia Bncarnacién? Debe haber algunas gusyias y por ‘demo armé un ballecito, ‘—Te lindo.» — Rezongé Ramiter,

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