continente para fomentar la unin americana. En los docu-
mentos oficiales se insistié en que los paises hispanoamer
canos estaban llamados a constituir una gran familia, y que
debian perseverar para que el proyecto tuviera éxito, Sin
embargo, por problemas de distancia, de comunicaciones y
la permanente inestabilidad politica que vivian muchos pat
ses, la iniciativa demoraria en concretarse y no tuvo la conti
nuidad requerida para que el congreso de plenipotenciarios
pudiera cumplirsu cometido. De ahi que los congresos cele-
brados en 1848, 1856 y 1864 no satisticieran las expectativas
de las autoridades chilenas que, aunque no dejaron de pro-
pieiar este tipo de reuniones, terminarian promoviendo las
reuniones bilaterales, particularmente con los pafses veei-
ros, Sin embargo, esta iniciativa tampoco permitié aleanzar
los frutos esperados, ya que se plantearon problemas de Ii-
mites y controversias econémicas que culminarian en la
Guerra del Pacifico y en graves tensiones con Argentina.
138 Chileon el muna
eee”
El proceso econdmico
Sofia Correa Sutil
Aliniciarse la década de 1830, la estructura produetiva de la
economia chilena mantenia las continuidades del iiltime
siglo colonial, Ella se sostenia en el comercio regional, es
decir, en la exportacién al Perti de su produceién agricola y
ganadera, particularmente trigo, frutas secas, sebo, cueros
yy charqui. A la vez, contaba con la extraccién de oro, plata y
cobre, lo cual le permitia saldar el déficit de su balanza eo-
mercial. No obstante estas continuidades estructurales, bay
que tener presente que el proceso de independencia afect6
negativamente el comercio con el Pert; tanto es asf que el
volumen de la exportacién de trigo bajé desde 170.000
quintales métricos que se remitian en el siglo xvut a s6lo
135.000 quintales métricos que fueron exportados al Pert
en la déeada de 1840. Asi, en la primera mitad del siglo x1%,
eran pocas las tierras que producfan para la exportacién:
bastaba con aquéllas cercanas a los puertos de Valparaiso y
‘Taleahuano. En cambio, a actividad ganadera rendia més,
través de la comercializacién de charqui, grasa y manteca,
productos que tenian mayor valor que el trigo.
El transporte de la produceién allos puertos de embarque
se hacia especialmente arduo y lento, dadas las caracteristi-cas de la geografia del pais. En efecto, una cordillera costera
que puede aleanzar incluso mas de 2.000 metros de altura
obstaculiza el acceso al mar, vital medio de comunicacién
que, a comienzos de la Repablica, era la tinica manera posi-
ble de vincular entre sia las regiones mas distantes del pais, y
a Chile con el mundo. Lazona central —niicleo de la produc-
cidn agricola y ganadera— se comunicaba con el norte mine-
ro, por mar; en tierra se utilizaban caballos, mulas y carretas
tiradas por bueyes, para viajes que duraban varios dias, en los
cuales los asaltos eran habituales. Los rios de la zona central
son tortentosos y muy pocos de ellos eran sélo parcialmente
navegables, de modo que hay que descontarlos como medio
de comunicacién. De Santiago al puerto de Valparaiso, que
estaba tan sélo a algo mas de 100 kilémetros de distancia,
cruzando valles y montafias, un viajero podia demorarse en
aquel tiempo, dependiendo de la carga que Tlevara, hasta 15
dias, aunque era mas usual que le tomara s6lo 4; desde alli
por ejemplo, podia partir por mara Copiapé, en el entonces
limite norte del pais, lo que le significaria una semana adi
cional de travesia, y luego tendr
mula» para eruzartierras éridas e inhéspitas antes de llegar a
su pasible destino en las minas del interior. Por eso mismo,
en la década de 1830 habia tan s6lo 2 correos menstiales en-
tre Santiago y Concepcién, los cuales podfan demorar de 10
a 4 dias, segiin la época del afio, porque los caminos se
transformaban en lodazales ggn las lluvias del invierno.
Con escasas excepciones, las ciudades eran por entonees
apenas algo mas que poblados, y en ellas, al igual que en los
‘campos, se producia una artesania muy rudimentaria. En el
momento de la independeneia, la propiedad de la tierra es:
aadas. Después de
que montar «i lomo de
taba en Chile enteramente en manos pr
la expulsién de los jesuitas en el tiltimo siglo colonial, la
Iglesia no tenia mayor poder econdmico, y slo excepeional-
mente algunas 6rdenes posefan tierras, por lo que, adiferen-
cia de muchos otros pafses hispanoamericanos, el clero no
dispuso de los recursos necesarios para desempefiar funcio-
nes financieras. De hecho, en 1854 sélo tres propiedades con
ingresos mayores a 6.000 pesos al aio pertenecian a drde-
nes religiosas. Tampoco habia en Chile pueblos de indios,
con muy escasas excepeiones, ni propiedad colectiva indige-
naal norte del rio Biobio. Las tierras entre el valle del rfo
‘Aconcagua y la frontera mapuche o estaban divididas en
pequefias propiedades de campesinos que produeian para el
mercado local y para el autoconsumo, o bien estaban orga-
nizadas en poderosas haciendas de 10.000 0 mas hectireas,
de las que solamente una parte estaba bajo cultivo. La ha-
cienda produeia para el mercado interno y para la exporta-
cién, y ademiés se autoabastecia no s6lo de alimentos y bebt
da
doméstico, de combustible a base de letia y earbén de espi-
ino también de vestuario, instrumentos y mobiliario
no, y de los materiales de cunstruecion que se nevesitaran.
nen=
En esa época se utilizaban téenicas agricolas muy ru
tarias, el ganado semisalvaje se alimentaba de pastos natu-
rales, y la mano de obra se pagaba en especies.
Estas extensas propiedades, habitadas por campesinos
sumisos, perteneefan a los miembros de la élite criolla, cuyos
intereses se diversificaban también hacia la mineria, el gran
comercio y las actividades financieras 0, dicho de otra mane-
ra, la riqueza minera, comercial y financiera era a su vez in-
vertida en tierras agricolas. Es esta élite compacta, con sus
intereses diversificados en los diversos rubros de la econo~
mia, la que, incorporando constantemente a las nuevas for-
Ht
itunas que surgian, manejé el poder politico sin contrapeso
hasta el siglo xx,
Por lo tanto, y en eso también Chile es novedoso, los in-
tereses de mineros, terratenientes y grandes comerciantes
confluyeron sin fisuras en Ia decisién de abrir la economia
de la nueva repablica al comercio internacional, decisién
que refrendaron desde el poder politico. En esta apertura
comercial, las exportaciones agricolas, ganaderas y mineras
tuvieron como contraparte la importacién de bienes manu-
facturados, que se pagaban con metales preciosos, motivo
por el cual, en la primera mitad del siglo, escaseaba el circu
lante y se tuvo que practicarel trueque o bien utilizar vales y
fichas en vez de monedas. Las arcas fiscales fueron financia-
das principalmente por la tributacién del comercio exterior,
mas especiticamente por e] impuesto a las importaciones, de
20 al 30 por ciento ad valorem. Ademis, continuaron vi
gentes los tributos coloniales, por ejemplo la aleabala o im-
puesto ala compraventa y el diezmo, que gravaba la produec-
ci6n agricola, asi como también persistié como fuente de
ingresos fiscales el estanco o monopolio estatal sobre la co
mercializacién de ciertos productos como el tabaco, los nai~
pes y elté.
La apertura comercial se constituye, pues, en el pivote de
la economia chilena postindependencia, en la medida en
que s6lo ésta podia asegurar tanto un mercado para las ex-
portaciones de productos agricolas y mineros como también
una fuente estable de ingresos fiscales provenientes de los
impuestos a la importacién. Desde la década de 1820, nu-
merosas naves britdnicas y estadounidenses llegaron a Val-
paraiso cargadas de manufacturas, que zarparon luego con
trigo para el Pert, principalmente, asi como también con el
He proces econo
oro y la plata con la que se saldaba el déficit de la balanza
comercial. Asi, la apertura comercial permitié comenzar a
reactivar la producci6n, y financiar, en parte al menos, el
gasto piblico.
6
0 hasta mediados del siglo
El crecimiento econ
En la década de 1830, el pais comienza un progtesivo proce-
co de crecimiento econdmieo, gracias a un conjunto de fae
tores que lo favorecen. En primer lugar, hay que mencionar
Jas ventajas comparativas que tena Chile en ese entonees, ya
ales en la costa del
el tnico pais productor de c
ue er
Paci sur y poseftt una tradicién exportadora de un siglo y
medio, junto con la temprana estabilidad politica que le
permitid asegurarle a los agentes econdmicos reglas claras €
invariables, como lo ha hecho notar el historiador Lu Or-
tega. También hay que tener presente la pronta reaetivacién
de a minerfa, tras el descubrimiento de ricos yacimientos de
plata (Chafiarcillo) y de cobre (Tamaya) en el norte del pais,
al comenzar esta década. .
En efecto, a diferencia del resto de Hispanoamérica,
tempranamente, en las primeras décadas postindependen-
cia, la produccién minera super6 los niveles del siglo xviti,
aumentando su volumen de 1.500 toneladas que se produ-
cfan en 1810 a mas de 12.000 toneladas que se obtenian
hacia 1850. El pafs respondia asi a la creciente demanda de
cobre proveniente de los paises en proceso de industrializa-
cién, La demanda de plata, en cambio, se generaba por su
uso como medio de pago, pero con la adopeién del padron
oro ésta fue decayendo en los afios venideros.
wa
Sofia Corea SuitLaextracci6n minera se realizaba usando métodos muy
primitives y, hasta fines de la década de 1860, predominaba
la pequefia explotacién, con muy poca inversi6n de capital y
escaso empleo, la que se combinaba con algo de produccién
agricola. Sin embargo, a diferencia de los procesos de extrac
cidn, en el procesamiento del cobre se comenzé a utilizar
una tecnologia mas avanzada y ala vez. de bajo costo, con la
fundicién en hornos de reverbero, que permitié obtener
mayor cantidad de metal en el proceso de refinacion, y por
tanto explotar vetas de ley més baja.
A pesar de la limitada innovacién teenolégica, el nuevo
inamismo de la mineria del cobre tuvo efectos sobre el con-
junto de la economia, al generar una mayor demanda de
productos de consumo para los trabajadores y de combusti-
bles para la fundici6n cel metal. Asi, para responder a las
necesidades de la metalurgia cuprifera, al sur de Concep-
ci6n, en la zona costera de Arautco, comenzaron las explota-
ciones carboniferas a comienzos de la década de 1840. Por la
misma época, x hicieron los primeros intentos de establecer
fibrivas de articulos de consumo, las que reeibieron apoyo
del gobierno, en forma de subveneiones, préstamos, rebajas
y exenciones tributarias, tarifas proteccionistas, y privilegios
monopélicos. Atin mis, en 1845 se establecieron lcs prime-
ras fundiciones de fierro y acero. Por otra parte, la expansion
minera atrajo poblacién y generd una mayor demanda de
alimentos, lo que dinamizé lg agricultura, que contaba ade-
mids con el tradicional mercado peruano para su produccién
de cereales, harina, eueros, sebo, carne salada y madera
Estos bienes se exportaban ya fuera desde Valparaiso
desde Taleahuano, a donde llegaban, eso si, por los mismos
caminos que habia en tiempos coloniales, «at lomo de mula»
us Bpemrenenntinic
o en carretas tiradas por bueyes. Aunque todavia débil, el
impulso agricola llevé a los grandes productores del Valle
Central a realizar algunas obras de regadio; ademés trajeron
las primeras ovejas merinas y las primeras abejas italianas
pata la produccién de miel; y en 1838, con el apoyo del go-
bierno, fundaron la Sociedad Nacional de Agricultura, para
difundir los adelantos que se estaban produciendo en Euro-
pay Estados Unidos.
‘También hay que mencionar como factores que favore-
cieron el crecimiento econémico de Chile en la primera mi-
tad del siglo la implementacién de una politica econémica
exitosa que, desde la década de 1820, buses potenciar a Val-
paraiso como el puerto principal del Pacifico Sur; y el orde-
namiento de las finanzas piiblicas que, junto con la reactiva~
cién comercial, permitieron terminar con el déticit fiscal.
En efecto, en el afio 1820 el gobierno establecié en Val-
paraiso almacenes de depésito, ya fuera para las mereaderts
en transito o para aquéllas que entraban al pais
dor Liris Ortega hat hecho nota
Elhistoria~
que, coma fruto de esta
temprana inieiativa, Valparaiso se convirti
yen esa década
en una de las mas importantes plazas comerciales del Pa
co Sur, desde donde se distribuian las manufacturas euiro-
peas yestadounidenses y los productos de exportacién pro
venientes de Centro- y Sudamérica y que, en la década
siguiente, se profundi26 en esta politica, ya probada en sus
resultados exitosos, a través de exenciones tributarias a las
mercaderias almacenadas en Valparaiso. De hecho, para
enfrentar la competencia de El Callao, prineipal puerto pe-
Tuano, como centro de redistribucién de mercaderias, se
ein mind que aquéllas que estuvieran en depésito en los
alm,
cenes de Valparaiso no pagarian derechos, sino tan s6loelcosto de almacenamiento, que es lo que se conove como la
creacién de los almacenes francos. En suma, lo que se bused
fue potenciar los vinculos externos, a través de Valparatso,
asegurindoles a sus socios comerciales reglas claras y esta~
bles, expresadas en la segura disponibilidad de los almace-
nes francos.
El puerto de Valparaiso se convirtié en la principal plaza
comercial y inanciera del pafs. En una década se transformé
radicalmente: dejé de ser aquel pueblo de pescadores que
describiera la viajera inglesa Marfa Graham para convertirse
en una ciudad cosmopolita. De 5.500 habitantes que tenia
cen 1810 creeké a mas le 20,000 habitantes en la déca si-
guiente, con una altisima poblacién extranjera, de is de
3.000 personas, muchos de los cuales eran empleados de las
casas comerciales briténicas que se habian establecido en él
Valparaiso llegé a ser el principal puerto del Pacifico, aquél
que recibfa a los veleros —y, en la década de 1840, a los pri-
meros vapores— que cruzaban el Cabo de Hornos en stt
travesia desde el Atldntico norte hacia el Pacifico, eargados
de mercaderfas.
Sostener esta posicidn expectante de Valparaiso como el
primer puerto del Pacifico llevé a Chile a enfrentarse con el
Perla, que aspiraba a conservar para El Callao ese lugar pri-
mordial que habia tenido en tiempos coloniales. La guerra
de Chile en contra de la Confederacién Pert-Boliviana
(1836-1839) puede entenderse en ese sentido. En efecto,
de Valparaiso, estable-
Peri reaccioné ante la competen
ciendo en 1834 un alto impuesto al trigo chileno; Chile res-
pondié gravando el azticar proveniente del Peri. No obstan-
te, se logré poner fin a esta guerrilla comercial al afio
siguiente, cuando se firmé un tratado que derogaba ambos
6 proses condmico
impuestos. Pero éste fue desconocido casi de inmediato por
el general Andrés de Santa Cruz, quien habia tomado el po-
deren la reci
La controntacién comercial terminaria por dar origen al
enfrentamiento militar, aunqge las causas esgrimidas por
los beligerantes fuesen de orden politico. El triunfo chileno
en esta guerra otprgé vigencia nuevamente al tratado co-
mercial de 1885, el que liberaba de impuestos al comercio
entre Chile y Perit, a la ver.que Valparaiso se convirtié deci-
didamente en el prineipal puerto del Pacifico sur. En este
contexto hay que entender también el fomento a la marina
mereante nacional. En 1835 se Te reservéra ésta, con exclu
constituida Confederacién Perti-Boliviana,
sidn de las naves extranjeras, el comercio de cabotaje, es dee
cir, entre puertos chilenos
Asimismo, consideraciones estratégicas llevaron a mate-
rializat la soberanta del pais sobre el inhéspito estrecho de
Magallanes, donde se fund el primer asentamiento estable,
Fuerte Bulnes, en 1843, y nego la ciudad de Punta Arenas
en 1849. Ademis, con el propésito de ocupar efectivamente
el tertitorio nacional, a mediados de la década de 1840 se
promovi6 la colonizacién de las tierras en el interior de la
ciudad de Valdivia, para lo cual se trajo a colonos alemanes.
Si bien los estudios de historia ecomémica chilena coinci
den en que, hasta mediados del siglo xx, hubo una prolon-
gacién de la estructura econémica colonial, basada en la ex-
portacién triguera al Per, el crecimiento de la economia, en
gran medida gracias la exportacién de cobre a Gran Brota-
a, permitid aumentar significativamente el ingreso fiscal.
En 1842, el 68 por ciento de las entradas del fisco provenia
de los derechos aduaneros, el 12 por ciento del estaneo y el
7 por ciento del diezmo (el resto corresponde en diversas
Sofia Coren Sutil "7proporciones a una variedad de impuestos tales como la al-
cabala, los peajes, el papel sellado, timbres y estampillas,
patentes fiscales de minas, la Casa de Moneda, correos, eteé-
tera). Adicionalmente, los gobernantes tuvieron una espe-
cial preocupacién por mantener el equilibrio de las finanzas
piblicas y evitar el défiit fiscal, motivo por el cual en este
periodo el gasto pliblico se mantuvo en un nivel inferior al
ingreso fiscal.
‘No obstante, el crecimiento del ingreso le permitié al
gobierno invertir en infraestructuras —en puertos y cami-
nos para facilitar el transporte de mereancias, yen el acondi-
cionamiento de las aduanas—, asi como también en educa-
cién. En la década de 18+0 se expandié la ensefianza
secundaria fiscal, y el gobierno cred la primera escuela nor
mal donde se formaba a los profesores primarios. En 1842
se fundé la Universidad de Chile, a Ja cual se le entregé la
tutela de toda la educacién, desde los niveles primarios a la
ensefianza superior. Ademis se trajo al pafs a un pufiado de
intelectuales europeos que influyeron decisivamente el de~
sarrollo cultural chileno. También se hizo un esfuerzo signi-
ficativo para reconocer el territorio, para caracterizar sus re-
cursos naturales, su flora, su fauna, y para eseribir la historia
nacional, En 1843 se creaba la Oficina de Estadisticas eon lo
cual eomenzaba a recopilarse informacidn sobre las caracte-
risticas de la sociedad y de la economia nacional,
De modo que el pais eataba en dptimas condiciones para
responder répidamente al ciclo expansivo de la economia
mundial que comenzaria a fines de la década de 1840. Tanto
es asi que el historiador de la economia latinoamericana
Victor Bulmer-Thomas estima que, aunque no hay estadis-
ticas para esa época, el crecimiento del ingreso per cépita en
Chile era en ese entonces semejante al que mostraba Esta-
dos Unidos, del 1,5 por ciento, una realidad muy distinta ala
del resto de Iberoamérica.
EI primer ciclo expansivo de la economia chilena
(1848-1874)
Al finalizar la primera mitad del siglo, la economia mundial
en plena Revolueién Industrial, iniciaba un largo ciclo expan-
sivo. Las potencias econémicas de aquel entonces —Gran
Bretaiia, Francia, Alemaniay Estados Unidos— tuvieron un
peso enorme, en especial en América Latina, como compra-
dores de sus productos primarios —alimentos, minerals y
materias primas—, como proveedores de productos manu-
facturados, y eomo fuente de recursos de capital y teenolo-
sia, Ayud6 al dinamismo del comercio internacional la revo-
lucién tecnolégica en materia de transportes, que implicé el
teemplazo de los veleros por bareos de vapor en los viajes
interocednicos, innovaciones técnicas en las naves de vela, y
Ja difusin de los ferrocarriles. Ello permitié acortardistan-
cias y tiempos de viajes, lo que redujo significativamente los
costos del transporte maritimo y terrestre.
Como conseeuencia del dinamismo exportador, en toda
América Latina se multiplicaron las ciftas de la produccién
y del comercio exterior. En consecuencia, el modelo prima-
rio exportador que dependia de la importacién de capitales,
de insumos, de tecnologia y de bienes manufacturados se
consolid6 sin discusién, bajo el supuesto de que el ereci-
miento del sector exportador arrastraria al conjunto de la
economia, La contraparte de la exitosa insercién en el co-mercio internacional fue, sin embargo, la fuerte repercusién
de sus ciclos de bonanza y contraccién en cada uno de estos
paises, que afect6 primeramente las finanzas piblicas, luego
la produceién para la exportacién y por diltimo el conjunto
del desenvolvimiento econémico.
Los estudiosos de la economia chilena consideran que el
paso a la segunda mitad del siglo x1x pone fin ala prolonga-
cién del siglo xvim en la configuracién de la economia nacio-
nal, caracterizada por la exportacién de productos agrope-
cuarios al Perd en modestas magnitudes. También
reconocen que la experiencia comercial y la institueionali-
dad lograda en las primeras décadas republicanas fueron de
enorme apoyo para insertarse luego en el dinamismo de la
economfa mundial
Este nuevo periodo que se inicia a mediados del siglo se
caracteriza por el fuerte estimulo de la demanda externa, el
aumento de la produecién y de la productividad, la diversifi-
cacién productiva, el desarrollo de la infraestructura de
transportes y comunicaciones, la creacién del sistema ban-
cario, el inicio de un proceso de industrializacién, el ereci-
miento del comercio y la expansi6n del gasto pablico. En
reve, el pafs vivirfa una etapa de gran prosperidad a partir
de la bonanza de las exportaciones e iniciaria el camino de la
modernizacién capitalista, aunque, se ha argumentado, ésta
habria sido insuficiente, pues no se modernizaron a cabal
dad las formas y relaciones de produecién.
Las ganancias del comercio exterior se invirtieron en la
agricultura y la minerfa, y formaron la base del sector finan-
ciero, Los portadores de las nuevas fortunas mineras, co-
merciales y bancarias que surgieron en esta etapa se incor-
poraron a la élite que, ya diversificada en sus intereses
150 El proouoeconémico
econémicos, venfa dominando desde tiempos de la inde-
pendencia, Asi, los propietarios de minas, los banqueros, los
agricultores y los comerciantes estuvieton relacionados por
parentesco y lazos sociales, formando un grupo cada vez
més homogéneo. De modo quf las transformaciones de la
economta no trajeron consigo trastornos sociales ni cambios
en las capas dirigentes.
Laexpansién econdmica dela segunda mitad del siglo xix
produjo una creciente urbanizacién, Como consecuencia del
auge de la exportacidn de trigo a los mercados de California
y Australia en la década de 1850, Valparaiso tuvo un erec
miento notable, llegando a los 60.000 habitantes « media-
dos del siglo. Los ricos mineros del norte y os terratenientes
del Valle Central residieron en la capital, la cual se transfor-
mé con nuevas edificaciones y servicios, La inversién pabli-
ca urbana, junto a la inversién privada, le cambié la cara a
Jas principales ciudades del pais, especialmente a Santiago y
Valparaiso. En 1857, el centro de Santiago se comenzaba a
alumbrar con lamparas de gas en vez de los faroles de para
fina y las velas. El alumbrado de gas se extendié también a
otras ciudades como Concepeién, Chillén, Talca, San Felipe
y Los Andes. La red de agua potable de Santiago se comenz6
aconstruir en 1865. El servicio de tranyias se inicié en 1867,
yen 1872 cubria casi toda la ciudad. En 1868 se comenz6 a
empedrar las calles de la capital con adoquines traidos espe-
cialmente desde Europa.
De acuerdo a la informacién aportada por los censos de
Ja época, la poblacién de Chile crecié, entre 1865 y 1875,
de 1.819.223 a 2.075.971 habitantes. De ellos, la poblacién
urbana aumenté desde cerca de un 22 por ciento en 1865 a
un 26 por ciento 10 afios més tarde, incluyendo en esta ca~
Soffa Correa Sus 1tegoria a los poblados de mas de 2.000 habitantes. La po-
blacién del pats se concentraba en la zona central. Entre
1865 y 1875, la poblacién urbana de la zona central habia
aumentado desde un 16,5 por ciento a un 19,6 por ciento.
Ello no obstante, Santiago y Valparaiso seguian siendo los
‘inicos dos centros urbanos con més de 20.000 habitantes.
En 1865, Santiago tenia mas de 115.000 habitantes, el
puerto més de 70.000; 10 afios después la poblacién de la
capital habia crecido a més de 150.000 habitantes. En cam-
bio, en 1875 s6lo 3 ciudades, todas en la zona agricola al sur
de la capital, tenian entre 15.000 y 20.000 habitantes: Tal-
ca, Chillan y Concepci6n. Otras 8 tenian entre 10.000 y
15.000 habitantes: La Serena y Copiapé en el norte, y Qui-
llota en la zona agricola proxima al puerto de Valparaiso. El
resto de los niicleos urbanos eran poblados de menos de
10.000 habitantes. Es decir, no obstante la creciente pro-
porcidn de poblacién urbana, Chile segufa siendo profun-
damente rural.
Asimismo, en este periodo el pai
comenzé a expandirse
territorialmente. Por iniciativa privada, respaldada por el
Estado, se inici6 paulatinamente la ocupacién de los territo-
rios de frontera —el desierto de Atacama y la Araucania—,
Ja que culminé en la década de 1880 con la conquista de
todo el territorio del desierto que inclufa Is provineias boli-
vianas y peruanas ricas en salitre, y con el dominio sobre los
mapuches, cuyas tierras fuéfon en su mayor parte vendidas
a inversionistas privados.
En efecto, a mediados del siglo, los mineros del norte
comenzaron la exploracién del desierto y descubrieron allt
yacimientos de salitre. Desde la segunda mitad de la década
de 1860 comenzaron a poblarlo mas alla de las fronteras del
Estado chileno, para explotar el salitre, Tanto es asf que, en
1878, el 25 por ciento del nitrato que se producfa en la pro-
vineia entonces peruana de Tarapacé provenia de yacimien-
tos de propiedad de chilenos. Adicionalmente, al comenzar_
ladécada de 1870, mineros chilenos descubrieron y explota-
ron minas de plata (Caracoles) en territorios al norte del li-
mite nacional, que en ese entonces estaban bajo la soberania
de Bolivia. En 1878, el 85 por ciento de la poblacién dela
provincia de Antofagasta, entonces boliviana, eran chilenos,
dedicados a la explotacién del salitre y de la plata. A la vez,
los alimentos para abastecer esta zona desértica en su mayo-
ria provenfan de Chile central.
Elavance sobre las tierras mapuches al sur del rio Biobio
fue el resultado de la combinacién de la presiGn de intereses
privados y la accién del ejército. A partir de la década de
1860, habfan avanzado hasta el rio Malleco, y posteriormen-
te més hacia el sur atin, por el interior y por la costa, donde
se construyeron caminos que comunicaban Concepcién con
Valdivia, pasando por fortificaciones militares. Las tierras de
Ja Araucansa fueron destinadas inicialmente a la ganaderia y
luego ala produccién triguera. Por otra parte, desde media-
dos de la década de 1840, el gobierno chileno promovié la
inmigracidn de alemanes en esta zona, para lo cual se crea-
ron dos nuevas ciudades al sur de Valdivia: Puerto Montt,
que cierra el territorio continental antes del inicio del archi-
piélago de Chiloé, fundada en 1853; y Puerto Varas, mas al
norte, aorillas del lago Llanquihue.
Este primer ciclo expansivo de la economia chilena, cu-
yas caracteristicas generales hemos descrito someramente,
se inicié en 1848 con la enorme demanda de harina y trigo
chilenos desde California y luego Australia, En la década de1850, las exportaciones crecieron a un 7,2 por ciento anual
Ciertamente, la prosperidad fue general y el ingreso pablico
aument6 significativamente. Sin embargo, el auge exporta-
dor del trigo colaps6 a finales de la década a causa de la re-
ciente y poderosa competencia de la produccién california-
1na,a lo que se sums la crisis mundial que tuvo lugar de 1857
a 1861, que trajo consigo un descenso general de precios y
una disminueién de las exportaciones de cobre a Inglaterra.
En consecuencia, se produjeron una contraceién monetaria
ycrediticia, déficits en la balanza de pagos, y apremios para
el erario pablico. Aun asi, el gobierno adopté una politica
expansiva para salir de la recesién, la que dio buenos resul-
tados, Para ello recurrié a un empréstito que habja contrata-
do en Inglaterra en 1857 con el propésito de financiar la
construceién de fetrocarriles, de 1 millén y medio de libras
esterlinas, La recuperacién de la economia, sin embargo, se
vio dificultada por la guerra contra Espafia entre 1865 y
1866, en la cual la escuadra espatiola bloqueé y huego bom-
bardeé el puerto de Valparaiso. A continuacién el pais vivid
un periodo de extraordinario auge hasta mediados de la dé-
cada de 1870, cuando tuvo que enfrentar una crisis de gran
magnitud. De modo que la década de 1860 se caracteriza
por fuertes fluctuaciones ciclicas en el comercio exterior, las
que repercutieron en el conjunto de la economia nacional.
En suma, el periodo entre 1848 y 1874 se define por la
expansién de la economia, no obstante lo cual en él se pue-
den caracterizar etapas de crecimiento y otras de contrac-
cin, La recesién de 1856 a 1861 fue seguida de una recupe-
racién entre 1862 y 1864; luego la guerra contra Espafia
entre 1865 y 1866 produjo una contraccién econémica; a
continuacién la expansién entre 1867 y 1873 fue notable,
154 Bl proceso ecnéico
sania
sii
para entrar después a una crisis de magnitud desde 1874
hasta 1879.
No pocos autores, entre ellos por ejemplo Francisco An-
tonio Encina y Anibal Pinto Santa Cruz, han destacado la
época de la exportacién triguerstde mediados del siglo como
el periodo mas préspero, creativo y dinémico de la historia
de Chile, el que nunca més se habria repetido. Para delimi-
tarlo toman como hito de inicio los afios previos al cielo ex-
portador, 1845 (o incluso 1830), y lo cierran en 1860, cuando
comenzaba una recesi6n internacional. Ellos argumentan
que, entre esos aftos, las cifras muestran que el valor de las
exportaciones se cuadruplic6, la produccién agropecuaria
aumenté 5 veces, la de la plata se multiplicé 6 veces y el co-
bre subid su produceién casi 10 veces, Después, agregan,
vendria la decadencia.
Recientemente, el historiador Luis Ortega, sin embargo,
ha argumentado que la periodizacién debe ser otra. Ha he-
cho notar que el ciclo exportador de mediados del siglo seria
um episodio de corta duracién cuyo impacto se habria limita-
do a las zonas de Santiago, Valparaiso y Concepcién, sin
arrastrar al conjunto de la economia, debido al escaso desa~
rrollo de los medios de transporte, la carencia de institueio-
nes financieras, y la insuficiencia del sistema monetario,
Propone, en cambio, una periodizacién que cubre entre 1850
y 1874, argumentando que es en la década de 1860 cuando se
inicia la etapa mas dindmica de la modernizacién capitalista
del siglo xxx chileno, impulsada por la exportacién de trigo y
cobre a Inglaterra. Por ese motivo, trabaja la informacion
cuantitativa dentro de este periodo mis largo, mostrando
que, entre 1844 y 1875, el valor de las exportaciones mineras
se multiplicé 5 veces, el de las exportaciones agropecuarias se
Soffa Corea Suit issmultiplicé 12,4 veces, y el del comercio exterior en su conjun-
to sé multiplicé 4,7 veces. A partir de la década de 1860,
contintia la angumentacién de Ortega, el dinamismo del sec-
tor externo se expandié al conjunto de la economia debido a
laconstruceién y extensi6n del ferrocarril. Las exportaciones
de cobre fueron fundamentales para aerecentar el ingreso
piiblico y la capacidad de importacién, sostiene. Se estabilizd
Ja monedaen relacién ala libra esterlina, y se reinicié el ser-
vicio de la deuda externa, lo que volvi6 a abrir el crédito in-
termacional, al que se recurrié para la construccién de vias
ferréas. El pais pudo adquitir en el exterior no sélo bienes de
consumo, sino también insumos y bienes de capital. En otras
palabras, el sector piiblico tuvo un papel decisivo en el dina-
mismo y las transformaciones de la economia chilena, intro-
duciendo a partir de la década de 1850 una legislacién mo-
derna que reemplaz6 las normas coloniales todavia vigentes.
El pafs estaba pujante y gozaba de gran prosperidad al pro-
iar la década de 1870, justo antes de enfrentar una nueva,
crisjs de la economfa mundial, la que tuvo fortisimas reper-
cops enel sector comercial y financiero.
‘Veremos a continuacidn algunas de las principales trans-
formaciones de la economia chilena entre mediaclos del si-
gloy 1874, antes de que repercutieraenel pats la ersis inter-
nacional.
Lag exportaciones agricofas y mineras
Hasta mediados del siglo, la agricultura chilena tenia la mis-
maestructura del periodo colonial, es decir, una economia
pastoril con algo de exportacion de trigo al Pert. Fue hacia
1850 cuando se inici6 una nueva etapa, especificamente
cuando, en 1848, se abrié el mereado de California para el
trigo yla harina de Chile, y en 1852, el de Australia. Por pri-
mera vez.un mercado exterior que no fuera el del Pert iba a
ser abastecido por la produccién triguera del pais. Fue la
fiebre del oro, es decir, el descubrimiento de minas de oro y
el consecuente desplazamiento de trabajadores, primero en
California y luego en Australia, lo que generé una fuerte de-
manda de alimentos. Chile era el tinico productor impor-
tante de trigo en el Pacifico, junto con el estado de Oregén
en la costa oeste de Estados Unidos.
El pais respondié raipidamente a la demanda surgida de
estos nnevos mercados. La exportacién de trigo, que en 1848
alcanzaba los 6.000 quintales, habja legado a un maximo
de mas de 277.000 quintales exportados a California en
1850, y de més de 823.000 quintales exportados a Australia
en 1855. En la primera mitad de la década de 1850, la pro-
duccién cerealera chilena dominé los mereados del Pacifico
yllos precios se elevaron significativamente.
‘Ademis, en respuesta a la demanda de harina desde Ca-
lifornia y Australia, se establecieron molinos modernos
provistos de teenologfa avanzada, incluso con téenicos ex-
tranjeros, cuyo financiamiento provenia de los capitales de
las grandes casas comerciales de Valparaiso. Incluso cuando
se cerraron los mereados del Pacifico, los molinos de la re-
gién central abastecieron a la minerfa del norte, al Rio de la
Plata y al Brasil durante algunas décadas mds. Por cierto, el
auge de la exportacidn de trigo y harina a California y luego
a Australia trajo consigo una expansi6n también de las im-
portaciones, y por tanto, un aumento significative del ingre~
so pablico.
Se ha hecho notar que la declinacién de estos mercados
del Pacifico fue tan rapida como su apertura. En 1855 Cali-fornia ya se autoabastecia de trigo, y muy pronto se convirtib
en un fuerte competidor en el Pacifico. Ese aiio las exporta-
ciones de trigo a California cayeron a 15.000 quintales, pero
ya entonces se habfa abierto el mercado australiano, cuyas
demandas de granos eran abastecidas por Chile en un 50
por ciento. No obstante, pocos afios mAs tarde el pais fue
desplazado de ese mercado por la competencia californiana,
de tal modo que las exportaciones a Australia se redujeron a
10.500 quintales en 1861.
Lacontraccién de la demanda externa dur6 pocos afios,
pues en 1865 se abrié el mercado inglés para el trigo chileno.
La apertura de un mercado europeo fue posible gracias a
tres circunstancias concomitantes. Por una parte, hay que
considerar la reduecién de los costos de transporte debido a
los adelantos teenologicos en la navegacion ocednia; en se-
gundo lugar, la situacién geogréfica del pafs en el hemisferio
sur; lo que implica cosechar en los meses de enero y febrero,
a diferencia del hemisferio norte; y por iltimo, la puesta en
marcha del ferrocarril entre Valparaiso y Santiago ya exten-
si6n de la linea férrea hacia las tierras agricolas del sus, que
permitieron sacar la produccién hacia el puerto de forma
expedita y a menor costo.
En la primera mitad de la década de 1870, el valor de la
exportacién de trigo no tenfa precedentes, en gran medida
debido al alza de precios internacionales y la baja de los cos-
tos del transporte. La década de 1865 a 1875 habria sido la
época de oro de la agricultura chilena, ya que en los afios
1871 2 1875 las exportaciones de trigo tuvieron valores ocho
veces superiores a las de los afios de bonanza anteriores, los
de 1845 a 1850. En términos de volumen de exportacion
destaca el gigantesco crecimiento de 100 quintales métricos
158 Et proces econtmico
siti
sigs
i
exportados en los afios de 1851 a 1855, a 1.191 quintales mé-
tricos entre 1871 y 18;
Para facilitar estos intercambios, el gobierno abrié el co-
mercio entre los puertos chilenos a naves extranjeras, po-
niendo fin ala exclusividad que.gozaba la marina mereante
nacional. Por otra parte, la construccién de Iineas férreas en
el fértil Valle Central permitié que una mayor proporcién de
estas tierras comenzara a producir para el mercado, fuera
para la exportacién o bien para el consumo interno que au-
mentaba lenta pero persistentemente, con el desarrollo de la
mineria, la construcei6n de ferrocartiles y la creciente urba-
nizacién.
Para responder a las necesidades de una mayor produc-
cién y cubrir la nueva demanda internacional de trigo, se
acrecenté la superficie cultivada y tierras dedicadas a la ga~
naderia se destinaron a la produccién de cereales. Entre
1850 y 1875 se cuadruplicé la superficie destinada a los cul-
tivos de trigo y cebada de 120.000 a 450.000 hectireas; al
final de ese periodo, alrededor de un 70 por ciento de la pro-
duecién se destinaba a la exportacién. Adems se aumenté
el ntimero de trabajadores de las haciendas, y se les exigié
una mayor productividad, eso si, sin introducir cambios en
el sistema laboral precapitalista que alli imperaba. Ninguna
de las dos estrategias requeria capitalizar el agro.
Como consecuencia de este proceso, la propiedad agrico-
la aumenté de valor y se consolidé la gran propiedad indivi-
dual, organizada en haciendas que producian tanto para la
exportacién como para el mercado interno y el autoconsu-
mo, combinando el cultivo de cereales, vifias, frutales, hor-
talizas, bosques, alfalfa, ganado y lecherfa. Las enormes ha-
ciendas coloniales se subdividieron, lo que permitié que las
8
fia Correa Sati 159nuevas fortunas mineras y comercial-financieras invirtieran
parte de sus riquezas en el agro, Ello fue impulsado por mo-
tivos de orden social, politico y cultural més que econdmico,
‘ya que la agricultura generaba menores ganancias que la
minerfa y el comereio, tanto que, por ejemplo, en la segunda
mitad de la década de 1850, cuando los precios de los cerea-
les eran altos, el valor de las exportaciones mineras triplica-
bael de las agricolas.
En este periodo de prosperidad para la agricultura se
realizaron inversiones en infraestructura, especialmente en
obras de regadio, se introdujeron nuevos cultivos y animales
de razas europeas y se hizo un uso incipiente de maquinaria;
todo ello, sin alterar el sistema hacendal con sus formas la~
botales precapitalistas. El erédito se concentré en los gran-
des terratenientes. Por ejemplo, de acuerdo a informacién
aportada por Arnold Bauer, un historiador del agro chileno,
en jin departamento del Valle Central entre 1856 y 1860, el
98 por ciento del crédito fue destinado a préstamos cuantio-
08, que slo podian haber sido tomadus por grandes pro-
pietarios. Como es esperable, la pequetia propiedad sufrié
un proceso de intensa subdivision, y su dependencia respec
toa la gran propiedad se acentué.
‘No obstante el auge de la exportacién triguera recién
descrito, entre 1850 y 1879 el producto‘de exportacién de
mayor relevancia fue el cobre, constituyendo la mayor fuen-
te de divisas para el pais#Los precios internacionales se
mantuvieron altos dada la gran demanda que generaba la
construceién de barcos de vapor y ferrocarriles, mientras los
costos del transporte internacional bajaban. El pais respon-
diéal dinamismo de la demanda con un fuerte aumento de
la produccién, doblando las cifras en una década, sobre la
base de la explotacién de nuevos yacimientos de féeil acceso
yalta ley, dispersos en un extenso territorio al norte del valle
de Aconcagua. La exportacién de cobre erecié de forma
constante: de 5.000 toneladas métricas anuales en 1840
pasé a 6.500 toneladas en 1842, a cerca de 20.000 tonela-
das en la década de 1850, y aumenté a ms de 34.000 tone-
ladas en 1860 ya 45.000 toneladas en la década de 1870,
cuando Chile Ileg6 a ser el primer productor mundial de
cobre, y cubria mas de la mitad del consumo internacional.
Sin embargo, se trataba de una explotacién realizada de
forma tradicional, basada en el esfirerzo fisico y la experien-
cia de los trabajadores, en minerales de alta ley, sin ineorpo-
rar los avances tecnol6gicos introducidos a fines de la déca~
da de 1860 en los paises mas avanzados. La explotacién
minera estaba en manos de pequefios productores que reci-
bian préstamos de comerciantes, financistas e incluso ha-
cendados; por tanto, las utilidades de la minerfa, en gran
medida, se derivaron hacia estos sectores,
El impulso exportador incentivé la creacién de grandes,
fundiciones de cobre, que a su vez dieron auge a la explota-
cin del carbén, situada en la costa al sur de Concepeién,
on la provincia de Aranco. En efecto, desde fines de la déca-
da de 1840, el carbén extraido en el sur abastecfa las nece-
sidades de energia para los hornos de reverbero de la meta-
lurgia del cobre, y luego también las necesidades de los
ferrocartiles, de las embarcaciones de vapor y dela industria
manufacturera. El Estado le dio un fuerte apoyo cuando, en
1869, se legislé para liberar de derechos de exportacién el
cobre refinado con carbén chileno, Pocos afios después, ope-
raban cuatro fundiciones de cobre en la zona préxima a
Concepeién. Adicionalmente, la explotacién de carbén dio
wi ai
i
origen a la creacién de industrias manufactureras, por ejem-
plo la de ladrillos refractarios,
La mineria de la plata también vivi6 un periodo de pros-
peridad en la década de 1850. La produccidn de plata crecié
de 33.000 kilos en 1841 a. 96.000 kilos en 1850, y aumenté
amis de 200,000 kilos en 1855. Posteriormente, en la déca-
dade 1870, ya lo decfamos, capitales y trabajadores chilenos
descubrieron y pusieron en produccién las minas de plata
de Caracoles, localizadas mas alla de la frontera norte, en lo
que entonces era territorio boliviano.
EI surgimiento del sistema financiero
Hasta mediados del siglo xix tenfan circulacién legal en
Chile s6lo las monedas de oro, plata y cobre. Buena parte de
éstas salfa del pais cada vez que habia que cubrir el déficit de
la balanza comercial, lo que agudizaba la escasez de circu-
lante, agravada a su vez por la falta de moneda divisionaria,
Jo que obligaba a recurrir a fichas, vales o incluso al trueque.
La debilidad del sistema monetario fue un obstaculo para el
crecimiento de la economia, especialmente a partir de 1850,
cuando la actividad econémica del pais se aceleré.
Ante la ausencia de un sistema financiero y la insuficien-
cia del sistema monetario, las grandes casas comerciales,
muchas de ellas briténicas, diversificaron sus operaciones
para asumir funciones financieras como fuente crediticia, y
ampliaron la oferta de medios de pago emitiendo vales al
portador de amplia circulacién. A los hacendados, por ejem-
plo, les daban un anticipo sobre la cosecha que ellas mismas
comercializarian posteriormente, el cual ademas servia para
hacer importaciones con la misma casa comercial que otor-
gabael crédito.
voz proce econsmicy
st
Un primer banco, el Banco de Chile de Arcos y Cia., fue
creado en 1849, pero fracasé al ao siguiente cuando el go-
bierno prohibié que circularan los billetes convertibles en
metalico que emitia. Habri que esperar hasta mediados de
la década de 1850 para presenetir la ereacién de un sistema
baneario. En efecto, en 1855 se fundé un nuevo banco, sin
autorizacién para emitir, el de Valparaiso, cuyos capitales
correspondian a algunos de los grandes comerciantes del
puerto. Ese mismo afio se establecié la Caja de Crédito Hi-
potecario, destinada a prestar dinero a largo plazo allos agri-
cultores. En 1859 se creé el Banco de Chile, al cual si se le
autoriz6 la emisién de billetes, para asi paliar la contraccién
monetaria que habia traido consigo la crisis internacional
iniciada en 1857. La Ley de Bancos, promulgada en 1860,
reconocié a los ya existentes y 6 normas muy flexibles para
crear nuevas entidades. De hecho los autorizé para emitir
billetes convertibles en oro, hasta por un 150 por ciento de
su capital pagado, de modo que el papel fue reemplazando
las monedas de oro y plata en las transacciones y, junto con
cl aumento del ntimero de bancos de emisin e hipotecarios,
se acrecenté el circulante.
‘No pocas veces, yen especial en periodos de contraccién
econémica, el gobierno recurrié a los bancos del pais para
conseguir empréstitos que le permitieran saldar el déficit
fiscal. Por ejemplo, durante la guerra con Espaiia a media-
dos de la década de 1860, los préstamos solicitados por el
gobierno a la banca privada fueron acompafiados del privi-
legio de la inconvertibilidad temporal de los billetes de los
bancos prestamistas; en 1868, una vez terminado el conflic-
to bélico, se restablecié la convertibilidad del billete banca-
rio. De modo que, al sobrevenir la crisis de mediados de la
Soffa Corea Sutil 163cada de 1870, la banca chilena funcionaba con una cuan-
tiosa emision de billetes convertibles en oro, y con un alto
endeudamiento piblico y privado. La combinacién probaria
ser fatal, como veremos mas adelante.
La expansién de los transportes y las comunicaciones
‘A partir de mediados de siglo, los propietarios mineros
invirtieron en la construccién de lineas férreas para sacar
la produccién del interior a los puertos. Una ley de 1849 le
otorg6 a la Compafifa del Ferrocarril de Copiapé la conce-
sién para construir y poner en funciones una linea férrea
entre Caldera y Copiapé, y le permitié fijar las tarifas a
diserecién durante 10 afios. Asi fue como el primer ferro-
carril en Chile se inauguré en 1851. Posteriormente se
otorgaron otras concesiones. Es decir, en el norte minero
fue la inversién privada la que construyé las lineas férreas,
que recorrian trayectos cortos desde el interior a los puer~
tos para exportar la produccién. En cambio, fue el Estado
el que emprendié su construccién en el centro del pais,
tanto para unir Valparaiso con Santiago, como en sentido
longitudinal hacia el sur, con ramales hacia el interior
agricola.
En 1852 capitales privados iniciaron la construceién del
ferrocarril de Valparaiso a Santiago, peto las dificultades
de esta empresa los obligaron a recurtit a la participacién de
capitales piblicos. Ante lafmposibilidad del sector privado
de sostener este proyecto, en 1858 se autorizé por ley que el
Estado adquiriera las acciones de los particulares. La em-
presa estatal de ferrocartiles se hizo enteramente cargo de la
construecién de la linea entre Valparaiso y Santiago, y logré
inaugurar este tramo recién en 1868, con un ramal a San
Felipe que se concluyé en 1871. La geografia montafiosa di-
ficultaba la construcci6n de Ifneas férreas: habia que consi-
derar curvas, ttineles, puentes, subidas y bajadas. Pero el es-
fuerzo, sin duda, valia la pena. El tren de Valparaiso a
Santiago reduijo el viaje de 12 a6 horas.
La expansién de los ferrocarriles en Chile comenzé des-
pués de 1860. De hecho, para esa fecha sdlo habia tres lineas
operando: el tren entre Caldera y Copiapé, de inversionistas
privados; el de Valparaiso a Quillota, que cubria 30 kilome-
‘ros: y el de Santiago a Requinoa, hacia el sur, de 100 kilé-
metros de extensi6n. E] interés del Estado se centré en
construir una linea férrea longitudinal, paralela a la costa,
que permitiera comunicar las distintas provincias del pais
de norte asur, con ramales hacia el interior. Para estos efec-
tos, en 1855 se constituyé la Compafiia del Ferrocarril del
Sur, con capitales privados y ptiblicos, la que en 1856 em-
prendié la construccién de la Iinea de Santiago a Rancagua.
En 1873, el Congreso autoriz6 al gobierno a comprat las ac-
ciones en manos de particulares para continuar con el traza-
do al sur. Asi, el Estado se hizo cargo de continuar la linea
ferroviaria longitudinal, tanto la via troncal como los rama-
les hacia el interior, para lo cual el gobierno tuvo que recurrir
a empréstitos externos, En 1861 el ferrocarril de Santiago al
sur llegaba hasta Rancagua; en 1868, hasta Curie6; yen
1873, hasta Angol. En 1878 se habfan construido 950 ki
metros de lineas férreas entre Valparaiso y la Araucania, cu-
briendo hasta Angol y Los Angeles, con dos ramales de
enorme importancia para la exportacién de la produceién
agricola desde Los Andes a Valparaiso, cruzando el valle del
rio Aconcagua, y en las tierras fértiles de Colehagua. Adicio-
nalmente, mas de 500 kilémetros de lineas particulares da-ban salida a la produceién minera en el norte. En 1874 se
otorgé una concesién a inversionistas privados, con capita-
les extranjeros, para construir el ferrocartil trasandino que,
horadando la cordillera, comunicara las ciudades de Los
Andes en Chile y Mendoza en Argentina. Tamaiia obra sélo
pudo concluirse varias décadas més tarde, y el ferrocarril
trasandino se inauguré para celebrar el centenario de
dependencia, en 1910.
Adicionalmente, paralela a la via férrea de ‘Valparaiso a
Santiago se instalé la primera linea de telégrafos del pafs,
con To cual se lograba establecer comunicaciones casi inme-
diatas, a diferencia del correo entre ambas ciudades, que
podia demorar un dia en Ilegar. El telégrafo entre Santiago y
Valparaiso entré en servicio en 1852; en 1856, llegé a Talea;
en 1877, con una extensin de 5.500 kilémetros, cubria des-
de el puerto de Caldera, en el norte minero, hasta Malleco,
més alla del Biobio.
La teduecién de costos de transporte contribuyé de for-
ma significativa al auge de las exportaciones, y ala diversifi-
cacion de la produccién agricola para el consumo interno.
Luis Ortega ha hecho notar que el aumento sostenido de las
exportaciones agricolas coincide con la operacién de las pri-
meras lineas férreas en la zona central. Los ferrocarriles in-
tegraron el mereado nacional y contribuyeron a la moneti-
zacién de las relaciones laborales.
No deja de llamar la atencién el hecho de que, desde los
inicios, los ferrocarviles pablicos constituyeron una inver~
sién rentable para el Estado chileno, puesto que arrojaban
utilidades apreciables. Desde 1865, éstas representaron mis
del 10 por ciento de las entradas ordinarias, monto suficien~
te para poder amortizar la deuda externa, que el pais con-
186 El proceso conémico
traia precisamente para asegurar la inversi6n necesaria para
laconstruccién de vias férreas.
EL ferrocarril revolucioné los medios de transporte e in-
trodujo enormes transformaciones en la sociedad chilena.
Aligual que en otros lugares, gedujo los tiempos de viajes,
cambié el sentido del tiempo y del espacio, a la vez que con-
solidé la conviecj6n en el progreso indefinido. A lo que hay
que agregar que la demanda de mano de obra, asf como de
materias primas e insumos (tales como carbén y maderas
para los durmientes), tanto en su construcciéin como des-
pués para su mantencidn y reparaciones, expandieron el
mereado interno, e incentivaron la produccién manufactu-
rera en talleres y ma
En efecto, la construceidn de lineas férreas y luego la
operacién de los ferrocarriles generé oportunidades de em-
pleo incentivando la migracién rural. Se ha calculado que en
laconstruccién del ferrocarril entre Valparaiso y Santiago se
emplearon 10,000 trabajadores. Por otra parte, la demanda
de mano de obra de los ferrocarriles en operaci6n era muy
alta para la época en Chile: ninguna otra empresa se le podfa
comparar. En la explotacién de la linea entre Valparaiso y
Santiago se empleé en 1869 a 797 personas, incluyendo fun-
cionarios administrativos, trabajadores de via y de maes-
tranza; y en 1876 se contraté a 1.301 funcionarios perma-
nentes, ademds de a cerca de 500 trabajadores temporales,
De acuerdo a Vicufia Mackenna, en un testimonio de la
época, en la linea de Valparaiso a Santiago, incluyendo el
ramal a Los Andes —de 232 kilometros de extensién, con
42 estaciones y 56 locomotoras—, se contaba con una gran
diversidad de trabajadores, a saber: conductores, maquinis-
tas —quienes, debido a su especializacién eran, en esa fecha,
sstranzas.
Sofia Coren Sat 167ingleses—, fogoneras, boleteros, telegrafistas, cambiadores y
‘guardavias, zapadores de linea —que eran los encargados de
su mantencién— e ingenieros jefes. La maestranza de la
empresa tenfa cerca de 400 trabajadores, y cuadrillas ambu-
antes que llegaban a sumar més de 600 hombres, entre los
cuales habia peones y mineros, albaiiiles, carpinteros, y he~
rretos. En las estaciones habia que contar con los peones de
cargufo, los que sélo en la de Valparaiso sumaban 340 hom-
bres. Los empleados de bodega eran més de 1.000, y ademas
habja pesadores. No menos de 100 personas estaban em-
pleadas en cargos de administracién, desde el portero al su-
perintendente. Luego de su descripcién, Vicufia Mackenna
egaba a sumar 2.000 personas.
Es decir, los ferrocarriles eambiaron las caracteristicas
del empleo. Como ha hecho notar el economista Carlos
Hurtado, hay una diferencia fundamental entre las habili-
dades y habitos de carreteros, cocheros, 0 cuidadores de
bugyes y mulas de la primera mitad del siglo x1x, y las de los
maguinistas y mecinicos de la segunda mitad del siglo.
El ferrocarril contribuyd ademas al desarrollo urbano a
trayés de la construecién de estaciones, maestranzas, bode-
gasycasas de m4quinas, cocheras y viviendas en donde habi-
taban los trabajadores ferroviarios, generando también di-
versas actividades en torno a las estaciones, tales como
almacenaje y distribucién, servicio de transporte de pasaje~
105, alojamiento, alimentaig6n y diversiones.
Log'primeros pasos de la industria manufacturera
En Ja década de 1850 comenzaron a aparecer las primeras
fabricas modermas, es decir, con uso de maquinarias y mo-
netizacién de los salarios. De ahi en adelante, la industria
manufacturera adquirié vigor, impulsada por la ereciente
urbanizacién y la modernizacién de los transportes, y fue
desplazando a la produccién artesanal. Hacia 1876, algo
mAs de 2.000 industrias produefan bienes de consumo, ta-
les como alimentos (fideos, aceites, conservas) y bebidas
(entre éstas vinos, cervezas y licores), tabacos, textiles, calza
dos y confeccién de ropa, muebles y maderas, papel e im-
prentas, sacos para la comercializacién del trigo y la harina,
productos de cuero y de goma, pélvora, jabén y velas, cerd-
micas, vidrios y ladrillos refractarios. Algunas de estas em-
presas se organizaron como sociedades anénimas y sus ac-
ciones se transaron en la Bolsa de Comercio, También las
hubo que perduraron durante mas de un siglo, como es el
caso, por ejemplo, de la Refineria de Azticar de Vifia del
Mar, ereada en 1873, y la Fabrica de Pafios Bellavista Tomé,
que inicié sus actividades en 1868. Las industrias se locali-
zaron preferentemente en Santiago, Valparaiso, Concepeién
y Valdivia. Muchos de sus empresarios fueron inmigrantes
11 To fueron sus téenicos y obr
extranjeros, asf como tambi
ros especializados.
Enla segunda mitad de la década de 1850 se crearon las
primeras maestranzas, las que inieialmente realizaban labo-
res de mantencién y reparacién para ferrocarriles, y que
luego comenzaron a producir equipos y maquinarias, inclu-
yendo motores y turbinas para establecimientos industria~
les, locomotoras y cartos para ferrocarriles y para tranvias
urbanos, maquinas para la construceién y la mineria, asi
como maquinaria agricola, por ejemplo trlladoras y arados.
‘También se construyeron naves en los astilleros nacionales.
Tneluso, la industria metalirgica chilena exportaba.a Argen-
tina, Bolivia y Peri
‘iFue la minerfa de exportacién la que dio impulso a la
industria manufacturera, con las fundiciones de cobre que
utilizaban motores de vapor y entre 100 y 900 obreros cada
una, Estas, junto con el carbén y sus fabricas anexas de
ladrillos refractarios, loza y vidrios, fueron los verdaderos
nudos industriales. A ellos habria que agregar los moder-
hos molinos harineros que, a mediados del siglo, se cons-
truyeron en la zona de Concepeién. Asi como también el
impulso dado por los ferrocarriles a la produecién manu-
facturera con su demanda de insumos y equipos. La con
solidacién del Estado y el crecimiento urbano son otros
factores que considerar para el desarrollo de una industria
de bienes de consumo.
Elerecimiento de la industria manufactureraen el pais, y
el interés estatal en su desenvolvimiento se reflejé en la or-
ganizacién de la primera exposici6n industrial en 1872, y de
la primera exposicién industrial internacional en 1875. Alli
se presentaron los diltimos avanees tecnol6gicos y producti-
vos de las potencias industriales, asi como también los lo-
gros de la industria nacional.
No obstante, Luis Ortega ha argumentado que, si bien se
trata de la primera fase de un proceso de industrializacién,
éste resulté incompleto, pues la industria no pudo susten-
tarse por si misma en la medida en que no tuvo la capacidad
para transformar las estrueturas tradicionales. Se tratarfa de
una industria muy vulnerable a las fluctuaciones del comer-
cio exterior, agrega Julio Pinto, tanto porqne la demanda
interna dependfa de la capacidad para exportar, como tam-
bién porque tanto los insumos como la maquinaria debian
importarse.
im Elpreeioeonimnico
|
|
El sector publico dinamiza la expansién de la
economia
Eldinamismo y las transformaciones de la economia chilena
partir de la segunda mitad del siglo x1x se explican, en parte,
por el impulso que recibe desde gl sector pablico. En primer
lugar, con la creacién de una nueva legislacién —moderna—,
que reemplazé las normas vigentes desde la época colonial.
En 1851 se abolieron los mayorazgos que se habian creado
en elsiglo xvmt, y en 1858 una contribueién agricola, que
gravaba la produccién con un 7 por ciento, reemplazé el
diezmo colonial. En 1854 se promulgé la Ley de Sociedades
“Anénimas; en 1855, el Cédigo Civil; en 1860, la Ley de Ban-
cos, que regulé su creacién y funcionamiento, dando origen
aun crecimiento acelerado del sistema bancario y de la can~
tidad de dinero en circulacién, como ya sefialébamos. Por
Liltimo, en 1874 se promulgé el Codigo de Comercio y en
1875 el Cédigo de Mineria.
La preocupacién piiblica no se limité s6lo a la creacion
de una legislaci6n que facilitara la expansi6n econémica en
el nuevo escenario mundial. También hubo interés por la
difusi6n del conocimiento de la economia como ciencia. Por
eso, en 1855 se trajo al pais al economista Jean Gustave
Courcelle-Seneuil, quien permanecié hasta 1863 asesoran-
doal gobierno en materias especificas sometidas a su consi-
deracién. El economista francés también creé en la Facultad
de Derecho de la Universidad de Chile la cdtedra de Econo-
mia Politica. Sus diseipulos, destacadas figuras piblieas, di-
fundieron los principios de la economia liberal y contribuye-
ron al andlisis de los més diversos problemas econémicos y
sociales, desde la cdtedra universitaria, la prensa y el Con-
greso Nacional.
Sofia Corea Sut mAdicionalmente, a partir de fines de la década de 1850, el
gobierno inieié una politica fiscal expansivafacilitada por el
aumento significativo del ingreso piiblico. En efecto, como
hemos visto, a partir de la década de 1850 el Estado constru-
y6 lineas férreas y telegréficas, mejoré la red de caminos
invirtié en infraestructura portuaria, En 1851 se remodel6 el
puerto de Valparaiso, y en 1867 hubo que reconstruirlo des-
pués del bombardeo de la escuadra espafiola. La red de ca
minos se extendi6 de 14.500 kil6metros en 1865 a 40.500,
kilémetros 10 afios més tarde. También se construyeron
hospitales, establecimientos educacionales, ¢infraestructu-
ra urbana. Se invirtié fuertemente en administraci6n de
justicia y en educacién: se multiplicé el ntimero de estable-
cimientos educacionales piblicos gratuitos, primarios y se-
cundarios; con ellos aumenté la matricula escolar y el néi-
mero de profesores para atenderla.
Las entradas ordinarias del fisco estaban constituidas
por'las rentas aduaneras, los impuestos internos (impuesto
agricola, aleabala, papel sellado, timbres y estampillas) y los
ingresos provenientes de empresas y servicios piblicos, tales
como el estaneo (de naipes, tabaco, licores, té), los ferroca-
rriles después de 1865, la Casa de Moneda, correos y telégra-
fos. Entre los impuestos internos, la mayor proporcién era
cubjerta por el sector agricola: tanto es asi que, en 1850, el
diego (afin vigente) representaba la mitad de los ingresos
pravenientes de los impuégtos internos, proporcién que se
matntuvo luego con el impuesto agricola.
Sin embargo, la mayor parte de las entradas del fisco
provenia de las rentas aduaneras, a través de la tributacién a
Tas importaciones y, en mucho menor medida, ala exporta-
cién minera, Asi, las entradas fiscales se multiplicaron signi-
mm El proce eonémico
ficativamente por efecto dela magnitud del crecimiento del
comercio exterior, el cual aumenté de 13,6 millones de déla-
res en 1844 2.29 millones en 1854, ya 41,8 millones en 1860,
particularmentea ralzde la exportacién de trigo a California
y Australia que, a su vez, produjo un aumento de las impor-
‘taciones. El ingreso piiblico crecié mas de 6 veces entre 1830
y 1860 y luego, en 5 afios, entre 1860 y 1865, se triplicé. Su
magnitud ha sido resaltada en el estudio sobre el seetor pt-
blico chileno en perspeetiva historica del economista Carlos
Humud, del que reproducimos a continuacién el siguiente
cuadro:
“oblo 1 Entradas fscales en miles de délares
to Entradas cals
— — 2388
18026
1240 22886
1780 126050)
a
19201 275841
ee
Fuente: Garis Hurnud,Elsectar pUbico chileno 1230-1950 Santiago, Universidad
de Chile 1968, f.10, evacro 3-18
Laalta proporcién de ingresos provenientes del comercio,
exterior en las entradas ordinarias hicieron que éstas fueran,
fuertemente dependientes de los movimientos del mereado
Sofia Corea Sutilsweeter
internacional, lo que se reflejé en fhictuaciones anuales. De-
bido esas fuertes variaciones, los gobiernos recurrieron al
crédito con el propésito de estabilizar el ingreso piblico y
poder afrontar tanto los gastos bélicos como las inversiones,
en infraestructura. Por eso, las entradas extraordinarias des-
cansaron en emisiones de vales de Tesoreria, en préstamos
internos y principalmente en los préstamos externos, los cua-
les estuvieron disponibles sélo al finalizar la década de 1850.
En 1858 se obtuvo un préstamo de més de I millén y medio
de libras esterlinas para la construccién de ferrocarriles; en
1865, 1866 y 1867 se obtuvieron préstamos para enftentar la
guerra contra Espajia de mds de 2 millones y medio de libras
esterlinas en total; en 1870 se obtuvo un préstamo de mas de
1 millon de libras esterlinas para el tendido de Iineas férreas;
en 1873 éstos fueron casi de 2.300.000 libras esterlinas tanto
para construir ferrocarriles como para comprar naves de gue-
tra; yen 1875, un préstamo de mds de 1 millén de libras es
terlinas se destiné a amortizar el empréstito de 1867. Adicio-
nalmente, se recurrié permanentemente a los créditos
internos con la banca nacional para resolver el déficit fiscal en
épocas de contraccién econémica. Después de 1860, las en-
‘tradas extraordinarias constituyeron més de la cuarta parte
del ingreso fiscal, fluctuando fuertemente durante el periodo.
El siguiente cuadro sintetiza la composici6n de las entra~
das fiscales en el periodo que cubre este estudio, y que repro-
ducimos del estudio del economista Carlos Humud sobre el
sector ptiblico chileno durante el siglo xrx.
De modo que el Estado recurrié al erédito internacional
para financiar las grandes obras pitblicas y el gasto bélico del
periodo, ya que, a partir de mediados del siglo, el gasto supe-
16 constantemente los montos de las entradas ordinarias.
um El proceso econsiico
|
‘Tabla 2. Entradas fiscales
mores Tora,
‘tras ENTRADAS ENTRADAS
Advanas lmpuestor servicios entradas ORDINA- EXTRAOR:
vararas mAs. NARIAS
ano To oo “oe
ao 500 =r se
Tes ae a
=e eee
mae ae ee
wo 8788 NS
Foente Carlos Mumnua, sector pico cheno 1630-1930, Sentiaga, Universidad
Fuerte: Carlos Hurmué, ETsector pabico cheno 1850-1930, Sentiage, Universidad
(92 Chile, 1969, p. 10, cuacro Bs
La gran crisis de 1875 y los inicios del «ciclo del salitre»
Una profunda y larga recesién mundial comenz6 en 1873,
cuyas repercusiones comenzaron a sentirse en Chile al aio
siguiente. Fl impacto deesta crisis fue de gran magnitud en
el pats debido a la dependencia que el ingreso péblico y el
desenvolvimiento de la economia en general tenfan con res-
pecto al comercio exterior. .
La recesién intemacional trajo consigo una dristica dis-
minucién de los precios del cobre, la plata y el trigo, lo cual
impacté en la balanza comercial y en la balanza de pagos,
que se tornaron deficitarias. En 1878 las exportaciones de
Sofia Cores Sutiltrigo cayeron a menos del 25 por ciento del nivel que tenfan
cuatro afios antes. En cuanto al cobre, a fines de 1877 su
precio habfa descendido un 40 por ciento respecto al nivel
de 1872; también bajaba el precio de la plata, en un 14 por
ciento entre 1874 y 1879. Estos indices continuaron en de-
clive, en gran medida debido a la oferta masiva de nuevos
productores a nivel mundial los que, incorporando innova-
ciones tecnolégicas, aumentaron significativamente la pro-
duceién haciendo bajar los precios internacionales persis-
tentemente. Argentina, Canad4, Estados Unidos y Rusia
entraron con fiterza en el mercado del trigo; Espafia y Esta~
dos Unidos fueron nuevos productores de cobre; México y
Estados Unidos cubrieron la demanda de plata.
La contraccién del comercio internacional tuvo efectos
negativos en la balanza de pagos. Para saldar el déficit, hubo
que recurrir a la exportacién de oro, en monedas y en barra,
deseapitalizando el pais. En consecuencia, se redujo la masa
monetaria, especialmente las reservas en metélico de los
baneos, lo que implicé a su ver restrieciones crediticias, la
disminucién de los depésitos banearios y el alza de la tasa de
interés. Hubo quiebras, sobre todo en el sector manufactu-
rero. Adicionalmente, entre 1874 y 1877 se produjo una serie
de malas cosechas por problemas climéticos, ylos agriculto-
res no pudieron pagar sus deudas; se ha sefialado que inclu-
so faltaron compradores para adquirir fundos por el valor de
sudeudahipotecaria, ty
La crisis en el comercio exterior, tanto con respecto a las
exportaciones como a las importaciones, afecté fuertemente
el ingreso fiscal que dependia, ya sabemos, de la tributacion
de aduanas como principal fuente de ingresos ordinarios.
A los problemas antes mencionados hay que agregar el
6 HL prec exonsinico
enorme endeudamiento piiblico que se arrastraba desde la
década anterior. Este se triplicé entre 1861 y 1870, de algo
més de 19 millones de pesos a casi 63 millones, de modo
que, a mediados de la década de 1870, el servicio de la deuda.
absorbia un tercio de las entradas fiscales. Esta propot
fue en aumento, llegando a requerir del 44 por ciento del
ingreso fiscal en 1877. Ademis, la bajada del precio interna-
cional de la plata devalué la cotizacién del peso chileno y en
consecuencia encarecié la deuda externa,
En 1878 el gobierno tuvo dificultades para cubrir los gas-
‘tos corrientes y el servicio de la deuda externa, y ya no se po-
dia contar con créditos del exterior, ya fuera por la recesion
internacional o por el nivel de endeudamiento del pais. De
modo que, para saldar el déficit, se tuvo que recurrir a las re-
servas metélicas y a préstamos de la banca chilena. En tal si-
tuacién, el gobierno redujo el gasto y la inversién pitblica, lo
que contribuyé a profundizar atin mas la recesién; subié el
impuesto a las importaciones; solicit6 un empréstito a la
banca nacional, a la cual autorizé a emitir cuatro veces el
monto prestado; y tuvo que suspender el pago de la amorti-
zacién de la deuda externa. Los temores que desperté la crisis,
financiera en los inversionistas los indujo a retirar sus depd-
sitos, y los baneos no tuvieron reservas suficientes para res-
ponder a la inminente corrida bancaria. En consecuencia, el
Congreso se vio impelido a autorizar la inconvertibilidad de
los billetes emitidos por los bancos, que pasaron a conside-
rarse moneda legal para todo tipo de transacciones. Al afio
siguiente, en 1879, se decreté el curso forzoso del papel mo
neda fiscal, y los billetes bancarios salieron de cireulacién,
A consecuencia de la crisis financiera y del curso forzoso
del papel moneda, se generé un proceso de desvaloracién
j
i
i
imonetaria, que habfa comenzado incluso un poco antes, en
1876. Entre 1873 y 1879 la desvalorizacién del peso lleg® al
40 por ciento. Por cierto, la pérdida del valor adquisitivo de
la moneda favorecié a los deudores, que como ya decfamos
eran en su mayora los grandes propietarios agricolas, asi
como también favorecié a los exportadores, al gobierno y,
paradéjicamente, a los industriales, debido al efecto protee-
cionista que éste implicaba. En efecto, la recesién no fue
enteramente negativa para la incipiente industria manufac-
turera, que se beneficié tanto de la disminucién de la com-
petencia externa a causa de la desvalorizacién monetaria
como dela politica aduanera que al76 los aranceles a las im=
portaciones de bienes de consumo.
En una perspectiva estructural, la crisis puso en eviden-
cia la creciente incapacidad del pafs para competir en el
mereado internacional. Por una parte, la minerfa chilena
descansaba en la explotacidn de vetas de alta ley con un es-
caso uso de teenologia, por lo que sus costos de produceién
eran muy superiores a los estndares internacionales. Por
eso al pais no le fue posible competir con la mineria del co-
bre de Espafia, que comenzé a trabajar con capitales y tec-
nologia britanicos, ni con la de la costa oeste de Estados
Unidos. En consecuencia, la participacin del pais en el
mercado internacional cayé de un 43,6 por ciento en 1878 a
‘un 25,3 por ciento en 1880. La mineria del cobre chilena no
recuperd su posicién internacional hasta principios del si-
glo xx, cuando inyecciones de capitales estadounidenses
posibilitaron la explotacién con alta tecnologia de minas de
mis baja ley. Adicionalmente, tampoco el trigo chileno
pudo competir con la produecién a menor costo de Califor-
nia, Australia, Ucrania y Canad.
18 El proceso wondmico
La incapacidad del pais de competir en el mercado inter-
nacional era un problema de tal magnitud que parecia que
habia llegado un punto en el cual ya no operaba el modelo
primario exportador sobre el cual se habia sustentado todo
el desenvolvimiento econémiep desde la independencia. No
obstante, antes de que tuviesen que reformular la estrategia
econémica que se basaba en la inserci6n internacional de la
economfa chilena, ls clases dirigentes encontraron la salida
este enorme problemaen la conquista de los territorios del
desierto de Atacama ricos en salitre, durante la guerra con-
tra Pera y Bolivia (1879-1884). La guerra reactivé la econo-
mia, y los primeros triunfos bélicas dieron inicio, a partir de
1880, a un nuevo ciclo de gran prosperidad econdmica, el
«ciclo del salitre», que le aseguré a Chile, durante medio si-
slo mis, la expansi6n de su economia basada en su insercidn
en los mercados mundiales.
En efecto, junto con las provincias salitreras del desierto
de Atacama, Chile conquisté el monopolio mundial de la
produccién de nitratos. El salitre se convirtié en el principal
—si no el tinico— producto de exportacién del pais. La acti-
vided de las salitreras gener6 un foco de demanda de pro-
ductos agropecuarios y manufacturados, asi como de car-
bén, que dinamiz6 el conjunto de la economia chilena. El
impuesto ala exportacién del salitre, un tereio de su valor en
promedio durante todo el ciclo, generé enormes ingresos
para el Estado. Las entradas fiscales se expandieron de 28,4
millones de délares en 1890 (cuando la recesi6n internacio-
nal comenzé a ceder), a algo més de 48 millones de dolares
en 1900, a mAs de 94 millones en 1910, y a 152 millones en
1925 (fecha en que la economfa mundial se habia recupera-
do de los efectos de la Gran Guerra). Estos ingresos se invit
Sofia Coren Sut ™tieron en infraestructura —especialmente en ferrocarriles,
cuya extensién se cuadruplieé entre 1880 y 1920—, en edu-
cacién, asi como también en nuevas funciones y mayor co-
bertura territorial del Estado. El nimero de establecimien-
tos piiblicos de educacién se triplicé entre 1895 y 1925, lo
mismo que la matricula de la ensefianza primaria fiscal,
mientras que entre esos mismos afios la matricula fiscal
para la ensefianza secundaria y especial (escuelas téenicas)
aument6 de 11.524 estudiantes a 56.648. Con respecto al
crecimiento del aparato pilieo, de algo més de 3.000 em-
pleados que habia en 1880 se llegé a més de 47.000 en
1930. Ciertamente, el impacto de este desarrollo en el creci-
mientoy transformacién urbana fue notable.
El «ciclo del salitre>, as{ como la etapa anterior de ex-
pansi6n basada en las exportaciones de trigo y cobre, se ca
racteriz6 por fuertes fluctuaciones en el mercado internacio-
nal, las que tenfan las consabidas repercusiones en los
distintos sectores de la economta del pais, especialmente en
el ingreso piblico. No obstante, ninguna cle las depresiones
de la economia internacional, ni siquiera la I Guerra Mun-
pusieron en duda el éxito del modelo exportador de
salitre, como sf habria sido el caso de la crisis dela economia
mundial a mediados de la década de 1870. Habra que espe-
rar hasta la gran crisis de la economia capitalista en 1929
para asistir al colapso del modelo primario exportador, tan
exitoso durante el siglo xr’ las primeras décadas del xx
Por tanto, a nuestro juici, el periodo que hemos analiza-
do, entre 1830 y 1880, tiene que ser entendido como parte
de iin ciclo econdmico centenario, que se extendié entre los
afids posteriores a la independencia y la gran crisis de 1929.
Enestos 100 afios el pais dejé de ser un espacio econémico
de alcances meramente regionales y pas6 a integrarse acti-
vamente a los circuitos internacionales como proveedor de
productos que tenfan gran demanda en el mercado interna-
cional. En este proceso comenz6 a transformar las estructu-
ras econémicas y sociales heredadas de la Colonia, de forma
persistente aunque parcial, dada la permanencia de modos
precapitalistas en las relaciones laborales del ambito rural
Laexitosa insercién chilena en la economfa mundial asegu-
16 que el pais inieiara una trayectoria hacia el desarrollo ca-
pitalista, la que, aunque incompleta segiin los estudiosos de
Ia historia econémica, trajo consigo profundas transforma-
ciones sociales, culturales, y eventualmente politicas. En
esta trayectoria, nuestro periodo de estudio, entre 1830 y
1880, cubre los procesos mediante los cuales se produjo la
transformacién, a mediados del siglo, de una economia to~
davia colonial a aquélla en que el pais se inserta en las dind-
micas mundiales del desenvolvimiento capitalista.