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continente para fomentar la unin americana. En los docu- mentos oficiales se insistié en que los paises hispanoamer canos estaban llamados a constituir una gran familia, y que debian perseverar para que el proyecto tuviera éxito, Sin embargo, por problemas de distancia, de comunicaciones y la permanente inestabilidad politica que vivian muchos pat ses, la iniciativa demoraria en concretarse y no tuvo la conti nuidad requerida para que el congreso de plenipotenciarios pudiera cumplirsu cometido. De ahi que los congresos cele- brados en 1848, 1856 y 1864 no satisticieran las expectativas de las autoridades chilenas que, aunque no dejaron de pro- pieiar este tipo de reuniones, terminarian promoviendo las reuniones bilaterales, particularmente con los pafses veei- ros, Sin embargo, esta iniciativa tampoco permitié aleanzar los frutos esperados, ya que se plantearon problemas de Ii- mites y controversias econémicas que culminarian en la Guerra del Pacifico y en graves tensiones con Argentina. 138 Chileon el muna eee” El proceso econdmico Sofia Correa Sutil Aliniciarse la década de 1830, la estructura produetiva de la economia chilena mantenia las continuidades del iiltime siglo colonial, Ella se sostenia en el comercio regional, es decir, en la exportacién al Perti de su produceién agricola y ganadera, particularmente trigo, frutas secas, sebo, cueros yy charqui. A la vez, contaba con la extraccién de oro, plata y cobre, lo cual le permitia saldar el déficit de su balanza eo- mercial. No obstante estas continuidades estructurales, bay que tener presente que el proceso de independencia afect6 negativamente el comercio con el Pert; tanto es asf que el volumen de la exportacién de trigo bajé desde 170.000 quintales métricos que se remitian en el siglo xvut a s6lo 135.000 quintales métricos que fueron exportados al Pert en la déeada de 1840. Asi, en la primera mitad del siglo x1%, eran pocas las tierras que producfan para la exportacién: bastaba con aquéllas cercanas a los puertos de Valparaiso y ‘Taleahuano. En cambio, a actividad ganadera rendia més, través de la comercializacién de charqui, grasa y manteca, productos que tenian mayor valor que el trigo. El transporte de la produceién allos puertos de embarque se hacia especialmente arduo y lento, dadas las caracteristi- cas de la geografia del pais. En efecto, una cordillera costera que puede aleanzar incluso mas de 2.000 metros de altura obstaculiza el acceso al mar, vital medio de comunicacién que, a comienzos de la Repablica, era la tinica manera posi- ble de vincular entre sia las regiones mas distantes del pais, y a Chile con el mundo. Lazona central —niicleo de la produc- cidn agricola y ganadera— se comunicaba con el norte mine- ro, por mar; en tierra se utilizaban caballos, mulas y carretas tiradas por bueyes, para viajes que duraban varios dias, en los cuales los asaltos eran habituales. Los rios de la zona central son tortentosos y muy pocos de ellos eran sélo parcialmente navegables, de modo que hay que descontarlos como medio de comunicacién. De Santiago al puerto de Valparaiso, que estaba tan sélo a algo mas de 100 kilémetros de distancia, cruzando valles y montafias, un viajero podia demorarse en aquel tiempo, dependiendo de la carga que Tlevara, hasta 15 dias, aunque era mas usual que le tomara s6lo 4; desde alli por ejemplo, podia partir por mara Copiapé, en el entonces limite norte del pais, lo que le significaria una semana adi cional de travesia, y luego tendr mula» para eruzartierras éridas e inhéspitas antes de llegar a su pasible destino en las minas del interior. Por eso mismo, en la década de 1830 habia tan s6lo 2 correos menstiales en- tre Santiago y Concepcién, los cuales podfan demorar de 10 a 4 dias, segiin la época del afio, porque los caminos se transformaban en lodazales ggn las lluvias del invierno. Con escasas excepciones, las ciudades eran por entonees apenas algo mas que poblados, y en ellas, al igual que en los ‘campos, se producia una artesania muy rudimentaria. En el momento de la independeneia, la propiedad de la tierra es: aadas. Después de que montar «i lomo de taba en Chile enteramente en manos pr la expulsién de los jesuitas en el tiltimo siglo colonial, la Iglesia no tenia mayor poder econdmico, y slo excepeional- mente algunas 6rdenes posefan tierras, por lo que, adiferen- cia de muchos otros pafses hispanoamericanos, el clero no dispuso de los recursos necesarios para desempefiar funcio- nes financieras. De hecho, en 1854 sélo tres propiedades con ingresos mayores a 6.000 pesos al aio pertenecian a drde- nes religiosas. Tampoco habia en Chile pueblos de indios, con muy escasas excepeiones, ni propiedad colectiva indige- naal norte del rio Biobio. Las tierras entre el valle del rfo ‘Aconcagua y la frontera mapuche o estaban divididas en pequefias propiedades de campesinos que produeian para el mercado local y para el autoconsumo, o bien estaban orga- nizadas en poderosas haciendas de 10.000 0 mas hectireas, de las que solamente una parte estaba bajo cultivo. La ha- cienda produeia para el mercado interno y para la exporta- cién, y ademiés se autoabastecia no s6lo de alimentos y bebt da doméstico, de combustible a base de letia y earbén de espi- ino también de vestuario, instrumentos y mobiliario no, y de los materiales de cunstruecion que se nevesitaran. nen= En esa época se utilizaban téenicas agricolas muy ru tarias, el ganado semisalvaje se alimentaba de pastos natu- rales, y la mano de obra se pagaba en especies. Estas extensas propiedades, habitadas por campesinos sumisos, perteneefan a los miembros de la élite criolla, cuyos intereses se diversificaban también hacia la mineria, el gran comercio y las actividades financieras 0, dicho de otra mane- ra, la riqueza minera, comercial y financiera era a su vez in- vertida en tierras agricolas. Es esta élite compacta, con sus intereses diversificados en los diversos rubros de la econo~ mia, la que, incorporando constantemente a las nuevas for- Ht i tunas que surgian, manejé el poder politico sin contrapeso hasta el siglo xx, Por lo tanto, y en eso también Chile es novedoso, los in- tereses de mineros, terratenientes y grandes comerciantes confluyeron sin fisuras en Ia decisién de abrir la economia de la nueva repablica al comercio internacional, decisién que refrendaron desde el poder politico. En esta apertura comercial, las exportaciones agricolas, ganaderas y mineras tuvieron como contraparte la importacién de bienes manu- facturados, que se pagaban con metales preciosos, motivo por el cual, en la primera mitad del siglo, escaseaba el circu lante y se tuvo que practicarel trueque o bien utilizar vales y fichas en vez de monedas. Las arcas fiscales fueron financia- das principalmente por la tributacién del comercio exterior, mas especiticamente por e] impuesto a las importaciones, de 20 al 30 por ciento ad valorem. Ademis, continuaron vi gentes los tributos coloniales, por ejemplo la aleabala o im- puesto ala compraventa y el diezmo, que gravaba la produec- ci6n agricola, asi como también persistié como fuente de ingresos fiscales el estanco o monopolio estatal sobre la co mercializacién de ciertos productos como el tabaco, los nai~ pes y elté. La apertura comercial se constituye, pues, en el pivote de la economia chilena postindependencia, en la medida en que s6lo ésta podia asegurar tanto un mercado para las ex- portaciones de productos agricolas y mineros como también una fuente estable de ingresos fiscales provenientes de los impuestos a la importacién. Desde la década de 1820, nu- merosas naves britdnicas y estadounidenses llegaron a Val- paraiso cargadas de manufacturas, que zarparon luego con trigo para el Pert, principalmente, asi como también con el He proces econo oro y la plata con la que se saldaba el déficit de la balanza comercial. Asi, la apertura comercial permitié comenzar a reactivar la producci6n, y financiar, en parte al menos, el gasto piblico. 6 0 hasta mediados del siglo El crecimiento econ En la década de 1830, el pais comienza un progtesivo proce- co de crecimiento econdmieo, gracias a un conjunto de fae tores que lo favorecen. En primer lugar, hay que mencionar Jas ventajas comparativas que tena Chile en ese entonees, ya ales en la costa del el tnico pais productor de c ue er Paci sur y poseftt una tradicién exportadora de un siglo y medio, junto con la temprana estabilidad politica que le permitid asegurarle a los agentes econdmicos reglas claras € invariables, como lo ha hecho notar el historiador Lu Or- tega. También hay que tener presente la pronta reaetivacién de a minerfa, tras el descubrimiento de ricos yacimientos de plata (Chafiarcillo) y de cobre (Tamaya) en el norte del pais, al comenzar esta década. . En efecto, a diferencia del resto de Hispanoamérica, tempranamente, en las primeras décadas postindependen- cia, la produccién minera super6 los niveles del siglo xviti, aumentando su volumen de 1.500 toneladas que se produ- cfan en 1810 a mas de 12.000 toneladas que se obtenian hacia 1850. El pafs respondia asi a la creciente demanda de cobre proveniente de los paises en proceso de industrializa- cién, La demanda de plata, en cambio, se generaba por su uso como medio de pago, pero con la adopeién del padron oro ésta fue decayendo en los afios venideros. wa Sofia Corea Suit Laextracci6n minera se realizaba usando métodos muy primitives y, hasta fines de la década de 1860, predominaba la pequefia explotacién, con muy poca inversi6n de capital y escaso empleo, la que se combinaba con algo de produccién agricola. Sin embargo, a diferencia de los procesos de extrac cidn, en el procesamiento del cobre se comenzé a utilizar una tecnologia mas avanzada y ala vez. de bajo costo, con la fundicién en hornos de reverbero, que permitié obtener mayor cantidad de metal en el proceso de refinacion, y por tanto explotar vetas de ley més baja. A pesar de la limitada innovacién teenolégica, el nuevo inamismo de la mineria del cobre tuvo efectos sobre el con- junto de la economia, al generar una mayor demanda de productos de consumo para los trabajadores y de combusti- bles para la fundici6n cel metal. Asi, para responder a las necesidades de la metalurgia cuprifera, al sur de Concep- ci6n, en la zona costera de Arautco, comenzaron las explota- ciones carboniferas a comienzos de la década de 1840. Por la misma época, x hicieron los primeros intentos de establecer fibrivas de articulos de consumo, las que reeibieron apoyo del gobierno, en forma de subveneiones, préstamos, rebajas y exenciones tributarias, tarifas proteccionistas, y privilegios monopélicos. Atin mis, en 1845 se establecieron lcs prime- ras fundiciones de fierro y acero. Por otra parte, la expansion minera atrajo poblacién y generd una mayor demanda de alimentos, lo que dinamizé lg agricultura, que contaba ade- mids con el tradicional mercado peruano para su produccién de cereales, harina, eueros, sebo, carne salada y madera Estos bienes se exportaban ya fuera desde Valparaiso desde Taleahuano, a donde llegaban, eso si, por los mismos caminos que habia en tiempos coloniales, «at lomo de mula» us Bpemrenenntinic o en carretas tiradas por bueyes. Aunque todavia débil, el impulso agricola llevé a los grandes productores del Valle Central a realizar algunas obras de regadio; ademés trajeron las primeras ovejas merinas y las primeras abejas italianas pata la produccién de miel; y en 1838, con el apoyo del go- bierno, fundaron la Sociedad Nacional de Agricultura, para difundir los adelantos que se estaban produciendo en Euro- pay Estados Unidos. ‘También hay que mencionar como factores que favore- cieron el crecimiento econémico de Chile en la primera mi- tad del siglo la implementacién de una politica econémica exitosa que, desde la década de 1820, buses potenciar a Val- paraiso como el puerto principal del Pacifico Sur; y el orde- namiento de las finanzas piiblicas que, junto con la reactiva~ cién comercial, permitieron terminar con el déticit fiscal. En efecto, en el afio 1820 el gobierno establecié en Val- paraiso almacenes de depésito, ya fuera para las mereaderts en transito o para aquéllas que entraban al pais dor Liris Ortega hat hecho nota Elhistoria~ que, coma fruto de esta temprana inieiativa, Valparaiso se convirti yen esa década en una de las mas importantes plazas comerciales del Pa co Sur, desde donde se distribuian las manufacturas euiro- peas yestadounidenses y los productos de exportacién pro venientes de Centro- y Sudamérica y que, en la década siguiente, se profundi26 en esta politica, ya probada en sus resultados exitosos, a través de exenciones tributarias a las mercaderias almacenadas en Valparaiso. De hecho, para enfrentar la competencia de El Callao, prineipal puerto pe- Tuano, como centro de redistribucién de mercaderias, se ein mind que aquéllas que estuvieran en depésito en los alm, cenes de Valparaiso no pagarian derechos, sino tan s6lo elcosto de almacenamiento, que es lo que se conove como la creacién de los almacenes francos. En suma, lo que se bused fue potenciar los vinculos externos, a través de Valparatso, asegurindoles a sus socios comerciales reglas claras y esta~ bles, expresadas en la segura disponibilidad de los almace- nes francos. El puerto de Valparaiso se convirtié en la principal plaza comercial y inanciera del pafs. En una década se transformé radicalmente: dejé de ser aquel pueblo de pescadores que describiera la viajera inglesa Marfa Graham para convertirse en una ciudad cosmopolita. De 5.500 habitantes que tenia cen 1810 creeké a mas le 20,000 habitantes en la déca si- guiente, con una altisima poblacién extranjera, de is de 3.000 personas, muchos de los cuales eran empleados de las casas comerciales briténicas que se habian establecido en él Valparaiso llegé a ser el principal puerto del Pacifico, aquél que recibfa a los veleros —y, en la década de 1840, a los pri- meros vapores— que cruzaban el Cabo de Hornos en stt travesia desde el Atldntico norte hacia el Pacifico, eargados de mercaderfas. Sostener esta posicidn expectante de Valparaiso como el primer puerto del Pacifico llevé a Chile a enfrentarse con el Perla, que aspiraba a conservar para El Callao ese lugar pri- mordial que habia tenido en tiempos coloniales. La guerra de Chile en contra de la Confederacién Pert-Boliviana (1836-1839) puede entenderse en ese sentido. En efecto, de Valparaiso, estable- Peri reaccioné ante la competen ciendo en 1834 un alto impuesto al trigo chileno; Chile res- pondié gravando el azticar proveniente del Peri. No obstan- te, se logré poner fin a esta guerrilla comercial al afio siguiente, cuando se firmé un tratado que derogaba ambos 6 proses condmico impuestos. Pero éste fue desconocido casi de inmediato por el general Andrés de Santa Cruz, quien habia tomado el po- deren la reci La controntacién comercial terminaria por dar origen al enfrentamiento militar, aunqge las causas esgrimidas por los beligerantes fuesen de orden politico. El triunfo chileno en esta guerra otprgé vigencia nuevamente al tratado co- mercial de 1885, el que liberaba de impuestos al comercio entre Chile y Perit, a la ver.que Valparaiso se convirtié deci- didamente en el prineipal puerto del Pacifico sur. En este contexto hay que entender también el fomento a la marina mereante nacional. En 1835 se Te reservéra ésta, con exclu constituida Confederacién Perti-Boliviana, sidn de las naves extranjeras, el comercio de cabotaje, es dee cir, entre puertos chilenos Asimismo, consideraciones estratégicas llevaron a mate- rializat la soberanta del pais sobre el inhéspito estrecho de Magallanes, donde se fund el primer asentamiento estable, Fuerte Bulnes, en 1843, y nego la ciudad de Punta Arenas en 1849. Ademis, con el propésito de ocupar efectivamente el tertitorio nacional, a mediados de la década de 1840 se promovi6 la colonizacién de las tierras en el interior de la ciudad de Valdivia, para lo cual se trajo a colonos alemanes. Si bien los estudios de historia ecomémica chilena coinci den en que, hasta mediados del siglo xx, hubo una prolon- gacién de la estructura econémica colonial, basada en la ex- portacién triguera al Per, el crecimiento de la economia, en gran medida gracias la exportacién de cobre a Gran Brota- a, permitid aumentar significativamente el ingreso fiscal. En 1842, el 68 por ciento de las entradas del fisco provenia de los derechos aduaneros, el 12 por ciento del estaneo y el 7 por ciento del diezmo (el resto corresponde en diversas Sofia Coren Sutil "7 proporciones a una variedad de impuestos tales como la al- cabala, los peajes, el papel sellado, timbres y estampillas, patentes fiscales de minas, la Casa de Moneda, correos, eteé- tera). Adicionalmente, los gobernantes tuvieron una espe- cial preocupacién por mantener el equilibrio de las finanzas piblicas y evitar el défiit fiscal, motivo por el cual en este periodo el gasto pliblico se mantuvo en un nivel inferior al ingreso fiscal. ‘No obstante, el crecimiento del ingreso le permitié al gobierno invertir en infraestructuras —en puertos y cami- nos para facilitar el transporte de mereancias, yen el acondi- cionamiento de las aduanas—, asi como también en educa- cién. En la década de 18+0 se expandié la ensefianza secundaria fiscal, y el gobierno cred la primera escuela nor mal donde se formaba a los profesores primarios. En 1842 se fundé la Universidad de Chile, a Ja cual se le entregé la tutela de toda la educacién, desde los niveles primarios a la ensefianza superior. Ademis se trajo al pafs a un pufiado de intelectuales europeos que influyeron decisivamente el de~ sarrollo cultural chileno. También se hizo un esfuerzo signi- ficativo para reconocer el territorio, para caracterizar sus re- cursos naturales, su flora, su fauna, y para eseribir la historia nacional, En 1843 se creaba la Oficina de Estadisticas eon lo cual eomenzaba a recopilarse informacidn sobre las caracte- risticas de la sociedad y de la economia nacional, De modo que el pais eataba en dptimas condiciones para responder répidamente al ciclo expansivo de la economia mundial que comenzaria a fines de la década de 1840. Tanto es asi que el historiador de la economia latinoamericana Victor Bulmer-Thomas estima que, aunque no hay estadis- ticas para esa época, el crecimiento del ingreso per cépita en Chile era en ese entonces semejante al que mostraba Esta- dos Unidos, del 1,5 por ciento, una realidad muy distinta ala del resto de Iberoamérica. EI primer ciclo expansivo de la economia chilena (1848-1874) Al finalizar la primera mitad del siglo, la economia mundial en plena Revolueién Industrial, iniciaba un largo ciclo expan- sivo. Las potencias econémicas de aquel entonces —Gran Bretaiia, Francia, Alemaniay Estados Unidos— tuvieron un peso enorme, en especial en América Latina, como compra- dores de sus productos primarios —alimentos, minerals y materias primas—, como proveedores de productos manu- facturados, y eomo fuente de recursos de capital y teenolo- sia, Ayud6 al dinamismo del comercio internacional la revo- lucién tecnolégica en materia de transportes, que implicé el teemplazo de los veleros por bareos de vapor en los viajes interocednicos, innovaciones técnicas en las naves de vela, y Ja difusin de los ferrocarriles. Ello permitié acortardistan- cias y tiempos de viajes, lo que redujo significativamente los costos del transporte maritimo y terrestre. Como conseeuencia del dinamismo exportador, en toda América Latina se multiplicaron las ciftas de la produccién y del comercio exterior. En consecuencia, el modelo prima- rio exportador que dependia de la importacién de capitales, de insumos, de tecnologia y de bienes manufacturados se consolid6 sin discusién, bajo el supuesto de que el ereci- miento del sector exportador arrastraria al conjunto de la economia, La contraparte de la exitosa insercién en el co- mercio internacional fue, sin embargo, la fuerte repercusién de sus ciclos de bonanza y contraccién en cada uno de estos paises, que afect6 primeramente las finanzas piblicas, luego la produceién para la exportacién y por diltimo el conjunto del desenvolvimiento econémico. Los estudiosos de la economia chilena consideran que el paso a la segunda mitad del siglo x1x pone fin ala prolonga- cién del siglo xvim en la configuracién de la economia nacio- nal, caracterizada por la exportacién de productos agrope- cuarios al Perd en modestas magnitudes. También reconocen que la experiencia comercial y la institueionali- dad lograda en las primeras décadas republicanas fueron de enorme apoyo para insertarse luego en el dinamismo de la economfa mundial Este nuevo periodo que se inicia a mediados del siglo se caracteriza por el fuerte estimulo de la demanda externa, el aumento de la produecién y de la productividad, la diversifi- cacién productiva, el desarrollo de la infraestructura de transportes y comunicaciones, la creacién del sistema ban- cario, el inicio de un proceso de industrializacién, el ereci- miento del comercio y la expansi6n del gasto pablico. En reve, el pafs vivirfa una etapa de gran prosperidad a partir de la bonanza de las exportaciones e iniciaria el camino de la modernizacién capitalista, aunque, se ha argumentado, ésta habria sido insuficiente, pues no se modernizaron a cabal dad las formas y relaciones de produecién. Las ganancias del comercio exterior se invirtieron en la agricultura y la minerfa, y formaron la base del sector finan- ciero, Los portadores de las nuevas fortunas mineras, co- merciales y bancarias que surgieron en esta etapa se incor- poraron a la élite que, ya diversificada en sus intereses 150 El proouoeconémico econémicos, venfa dominando desde tiempos de la inde- pendencia, Asi, los propietarios de minas, los banqueros, los agricultores y los comerciantes estuvieton relacionados por parentesco y lazos sociales, formando un grupo cada vez més homogéneo. De modo quf las transformaciones de la economta no trajeron consigo trastornos sociales ni cambios en las capas dirigentes. Laexpansién econdmica dela segunda mitad del siglo xix produjo una creciente urbanizacién, Como consecuencia del auge de la exportacidn de trigo a los mercados de California y Australia en la década de 1850, Valparaiso tuvo un erec miento notable, llegando a los 60.000 habitantes « media- dos del siglo. Los ricos mineros del norte y os terratenientes del Valle Central residieron en la capital, la cual se transfor- mé con nuevas edificaciones y servicios, La inversién pabli- ca urbana, junto a la inversién privada, le cambié la cara a Jas principales ciudades del pais, especialmente a Santiago y Valparaiso. En 1857, el centro de Santiago se comenzaba a alumbrar con lamparas de gas en vez de los faroles de para fina y las velas. El alumbrado de gas se extendié también a otras ciudades como Concepeién, Chillén, Talca, San Felipe y Los Andes. La red de agua potable de Santiago se comenz6 aconstruir en 1865. El servicio de tranyias se inicié en 1867, yen 1872 cubria casi toda la ciudad. En 1868 se comenz6 a empedrar las calles de la capital con adoquines traidos espe- cialmente desde Europa. De acuerdo a la informacién aportada por los censos de Ja época, la poblacién de Chile crecié, entre 1865 y 1875, de 1.819.223 a 2.075.971 habitantes. De ellos, la poblacién urbana aumenté desde cerca de un 22 por ciento en 1865 a un 26 por ciento 10 afios més tarde, incluyendo en esta ca~ Soffa Correa Sus 1 tegoria a los poblados de mas de 2.000 habitantes. La po- blacién del pats se concentraba en la zona central. Entre 1865 y 1875, la poblacién urbana de la zona central habia aumentado desde un 16,5 por ciento a un 19,6 por ciento. Ello no obstante, Santiago y Valparaiso seguian siendo los ‘inicos dos centros urbanos con més de 20.000 habitantes. En 1865, Santiago tenia mas de 115.000 habitantes, el puerto més de 70.000; 10 afios después la poblacién de la capital habia crecido a més de 150.000 habitantes. En cam- bio, en 1875 s6lo 3 ciudades, todas en la zona agricola al sur de la capital, tenian entre 15.000 y 20.000 habitantes: Tal- ca, Chillan y Concepci6n. Otras 8 tenian entre 10.000 y 15.000 habitantes: La Serena y Copiapé en el norte, y Qui- llota en la zona agricola proxima al puerto de Valparaiso. El resto de los niicleos urbanos eran poblados de menos de 10.000 habitantes. Es decir, no obstante la creciente pro- porcidn de poblacién urbana, Chile segufa siendo profun- damente rural. Asimismo, en este periodo el pai comenzé a expandirse territorialmente. Por iniciativa privada, respaldada por el Estado, se inici6 paulatinamente la ocupacién de los territo- rios de frontera —el desierto de Atacama y la Araucania—, Ja que culminé en la década de 1880 con la conquista de todo el territorio del desierto que inclufa Is provineias boli- vianas y peruanas ricas en salitre, y con el dominio sobre los mapuches, cuyas tierras fuéfon en su mayor parte vendidas a inversionistas privados. En efecto, a mediados del siglo, los mineros del norte comenzaron la exploracién del desierto y descubrieron allt yacimientos de salitre. Desde la segunda mitad de la década de 1860 comenzaron a poblarlo mas alla de las fronteras del Estado chileno, para explotar el salitre, Tanto es asf que, en 1878, el 25 por ciento del nitrato que se producfa en la pro- vineia entonces peruana de Tarapacé provenia de yacimien- tos de propiedad de chilenos. Adicionalmente, al comenzar_ ladécada de 1870, mineros chilenos descubrieron y explota- ron minas de plata (Caracoles) en territorios al norte del li- mite nacional, que en ese entonces estaban bajo la soberania de Bolivia. En 1878, el 85 por ciento de la poblacién dela provincia de Antofagasta, entonces boliviana, eran chilenos, dedicados a la explotacién del salitre y de la plata. A la vez, los alimentos para abastecer esta zona desértica en su mayo- ria provenfan de Chile central. Elavance sobre las tierras mapuches al sur del rio Biobio fue el resultado de la combinacién de la presiGn de intereses privados y la accién del ejército. A partir de la década de 1860, habfan avanzado hasta el rio Malleco, y posteriormen- te més hacia el sur atin, por el interior y por la costa, donde se construyeron caminos que comunicaban Concepcién con Valdivia, pasando por fortificaciones militares. Las tierras de Ja Araucansa fueron destinadas inicialmente a la ganaderia y luego ala produccién triguera. Por otra parte, desde media- dos de la década de 1840, el gobierno chileno promovié la inmigracidn de alemanes en esta zona, para lo cual se crea- ron dos nuevas ciudades al sur de Valdivia: Puerto Montt, que cierra el territorio continental antes del inicio del archi- piélago de Chiloé, fundada en 1853; y Puerto Varas, mas al norte, aorillas del lago Llanquihue. Este primer ciclo expansivo de la economia chilena, cu- yas caracteristicas generales hemos descrito someramente, se inicié en 1848 con la enorme demanda de harina y trigo chilenos desde California y luego Australia, En la década de 1850, las exportaciones crecieron a un 7,2 por ciento anual Ciertamente, la prosperidad fue general y el ingreso pablico aument6 significativamente. Sin embargo, el auge exporta- dor del trigo colaps6 a finales de la década a causa de la re- ciente y poderosa competencia de la produccién california- 1na,a lo que se sums la crisis mundial que tuvo lugar de 1857 a 1861, que trajo consigo un descenso general de precios y una disminueién de las exportaciones de cobre a Inglaterra. En consecuencia, se produjeron una contraceién monetaria ycrediticia, déficits en la balanza de pagos, y apremios para el erario pablico. Aun asi, el gobierno adopté una politica expansiva para salir de la recesién, la que dio buenos resul- tados, Para ello recurrié a un empréstito que habja contrata- do en Inglaterra en 1857 con el propésito de financiar la construceién de fetrocarriles, de 1 millén y medio de libras esterlinas, La recuperacién de la economia, sin embargo, se vio dificultada por la guerra contra Espafia entre 1865 y 1866, en la cual la escuadra espatiola bloqueé y huego bom- bardeé el puerto de Valparaiso. A continuacién el pais vivid un periodo de extraordinario auge hasta mediados de la dé- cada de 1870, cuando tuvo que enfrentar una crisis de gran magnitud. De modo que la década de 1860 se caracteriza por fuertes fluctuaciones ciclicas en el comercio exterior, las que repercutieron en el conjunto de la economia nacional. En suma, el periodo entre 1848 y 1874 se define por la expansién de la economia, no obstante lo cual en él se pue- den caracterizar etapas de crecimiento y otras de contrac- cin, La recesién de 1856 a 1861 fue seguida de una recupe- racién entre 1862 y 1864; luego la guerra contra Espafia entre 1865 y 1866 produjo una contraccién econémica; a continuacién la expansién entre 1867 y 1873 fue notable, 154 Bl proceso ecnéico sania sii para entrar después a una crisis de magnitud desde 1874 hasta 1879. No pocos autores, entre ellos por ejemplo Francisco An- tonio Encina y Anibal Pinto Santa Cruz, han destacado la época de la exportacién triguerstde mediados del siglo como el periodo mas préspero, creativo y dinémico de la historia de Chile, el que nunca més se habria repetido. Para delimi- tarlo toman como hito de inicio los afios previos al cielo ex- portador, 1845 (o incluso 1830), y lo cierran en 1860, cuando comenzaba una recesi6n internacional. Ellos argumentan que, entre esos aftos, las cifras muestran que el valor de las exportaciones se cuadruplic6, la produccién agropecuaria aumenté 5 veces, la de la plata se multiplicé 6 veces y el co- bre subid su produceién casi 10 veces, Después, agregan, vendria la decadencia. Recientemente, el historiador Luis Ortega, sin embargo, ha argumentado que la periodizacién debe ser otra. Ha he- cho notar que el ciclo exportador de mediados del siglo seria um episodio de corta duracién cuyo impacto se habria limita- do a las zonas de Santiago, Valparaiso y Concepcién, sin arrastrar al conjunto de la economia, debido al escaso desa~ rrollo de los medios de transporte, la carencia de institueio- nes financieras, y la insuficiencia del sistema monetario, Propone, en cambio, una periodizacién que cubre entre 1850 y 1874, argumentando que es en la década de 1860 cuando se inicia la etapa mas dindmica de la modernizacién capitalista del siglo xxx chileno, impulsada por la exportacién de trigo y cobre a Inglaterra. Por ese motivo, trabaja la informacion cuantitativa dentro de este periodo mis largo, mostrando que, entre 1844 y 1875, el valor de las exportaciones mineras se multiplicé 5 veces, el de las exportaciones agropecuarias se Soffa Corea Suit iss multiplicé 12,4 veces, y el del comercio exterior en su conjun- to sé multiplicé 4,7 veces. A partir de la década de 1860, contintia la angumentacién de Ortega, el dinamismo del sec- tor externo se expandié al conjunto de la economia debido a laconstruceién y extensi6n del ferrocarril. Las exportaciones de cobre fueron fundamentales para aerecentar el ingreso piiblico y la capacidad de importacién, sostiene. Se estabilizd Ja monedaen relacién ala libra esterlina, y se reinicié el ser- vicio de la deuda externa, lo que volvi6 a abrir el crédito in- termacional, al que se recurrié para la construccién de vias ferréas. El pais pudo adquitir en el exterior no sélo bienes de consumo, sino también insumos y bienes de capital. En otras palabras, el sector piiblico tuvo un papel decisivo en el dina- mismo y las transformaciones de la economia chilena, intro- duciendo a partir de la década de 1850 una legislacién mo- derna que reemplaz6 las normas coloniales todavia vigentes. El pafs estaba pujante y gozaba de gran prosperidad al pro- iar la década de 1870, justo antes de enfrentar una nueva, crisjs de la economfa mundial, la que tuvo fortisimas reper- cops enel sector comercial y financiero. ‘Veremos a continuacidn algunas de las principales trans- formaciones de la economia chilena entre mediaclos del si- gloy 1874, antes de que repercutieraenel pats la ersis inter- nacional. Lag exportaciones agricofas y mineras Hasta mediados del siglo, la agricultura chilena tenia la mis- maestructura del periodo colonial, es decir, una economia pastoril con algo de exportacion de trigo al Pert. Fue hacia 1850 cuando se inici6 una nueva etapa, especificamente cuando, en 1848, se abrié el mereado de California para el trigo yla harina de Chile, y en 1852, el de Australia. Por pri- mera vez.un mercado exterior que no fuera el del Pert iba a ser abastecido por la produccién triguera del pais. Fue la fiebre del oro, es decir, el descubrimiento de minas de oro y el consecuente desplazamiento de trabajadores, primero en California y luego en Australia, lo que generé una fuerte de- manda de alimentos. Chile era el tinico productor impor- tante de trigo en el Pacifico, junto con el estado de Oregén en la costa oeste de Estados Unidos. El pais respondié raipidamente a la demanda surgida de estos nnevos mercados. La exportacién de trigo, que en 1848 alcanzaba los 6.000 quintales, habja legado a un maximo de mas de 277.000 quintales exportados a California en 1850, y de més de 823.000 quintales exportados a Australia en 1855. En la primera mitad de la década de 1850, la pro- duccién cerealera chilena dominé los mereados del Pacifico yllos precios se elevaron significativamente. ‘Ademis, en respuesta a la demanda de harina desde Ca- lifornia y Australia, se establecieron molinos modernos provistos de teenologfa avanzada, incluso con téenicos ex- tranjeros, cuyo financiamiento provenia de los capitales de las grandes casas comerciales de Valparaiso. Incluso cuando se cerraron los mereados del Pacifico, los molinos de la re- gién central abastecieron a la minerfa del norte, al Rio de la Plata y al Brasil durante algunas décadas mds. Por cierto, el auge de la exportacidn de trigo y harina a California y luego a Australia trajo consigo una expansi6n también de las im- portaciones, y por tanto, un aumento significative del ingre~ so pablico. Se ha hecho notar que la declinacién de estos mercados del Pacifico fue tan rapida como su apertura. En 1855 Cali- fornia ya se autoabastecia de trigo, y muy pronto se convirtib en un fuerte competidor en el Pacifico. Ese aiio las exporta- ciones de trigo a California cayeron a 15.000 quintales, pero ya entonces se habfa abierto el mercado australiano, cuyas demandas de granos eran abastecidas por Chile en un 50 por ciento. No obstante, pocos afios mAs tarde el pais fue desplazado de ese mercado por la competencia californiana, de tal modo que las exportaciones a Australia se redujeron a 10.500 quintales en 1861. Lacontraccién de la demanda externa dur6 pocos afios, pues en 1865 se abrié el mercado inglés para el trigo chileno. La apertura de un mercado europeo fue posible gracias a tres circunstancias concomitantes. Por una parte, hay que considerar la reduecién de los costos de transporte debido a los adelantos teenologicos en la navegacion ocednia; en se- gundo lugar, la situacién geogréfica del pafs en el hemisferio sur; lo que implica cosechar en los meses de enero y febrero, a diferencia del hemisferio norte; y por iltimo, la puesta en marcha del ferrocarril entre Valparaiso y Santiago ya exten- si6n de la linea férrea hacia las tierras agricolas del sus, que permitieron sacar la produccién hacia el puerto de forma expedita y a menor costo. En la primera mitad de la década de 1870, el valor de la exportacién de trigo no tenfa precedentes, en gran medida debido al alza de precios internacionales y la baja de los cos- tos del transporte. La década de 1865 a 1875 habria sido la época de oro de la agricultura chilena, ya que en los afios 1871 2 1875 las exportaciones de trigo tuvieron valores ocho veces superiores a las de los afios de bonanza anteriores, los de 1845 a 1850. En términos de volumen de exportacion destaca el gigantesco crecimiento de 100 quintales métricos 158 Et proces econtmico siti sigs i exportados en los afios de 1851 a 1855, a 1.191 quintales mé- tricos entre 1871 y 18; Para facilitar estos intercambios, el gobierno abrié el co- mercio entre los puertos chilenos a naves extranjeras, po- niendo fin ala exclusividad que.gozaba la marina mereante nacional. Por otra parte, la construccién de Iineas férreas en el fértil Valle Central permitié que una mayor proporcién de estas tierras comenzara a producir para el mercado, fuera para la exportacién o bien para el consumo interno que au- mentaba lenta pero persistentemente, con el desarrollo de la mineria, la construcei6n de ferrocartiles y la creciente urba- nizacién. Para responder a las necesidades de una mayor produc- cién y cubrir la nueva demanda internacional de trigo, se acrecenté la superficie cultivada y tierras dedicadas a la ga~ naderia se destinaron a la produccién de cereales. Entre 1850 y 1875 se cuadruplicé la superficie destinada a los cul- tivos de trigo y cebada de 120.000 a 450.000 hectireas; al final de ese periodo, alrededor de un 70 por ciento de la pro- duecién se destinaba a la exportacién. Adems se aumenté el ntimero de trabajadores de las haciendas, y se les exigié una mayor productividad, eso si, sin introducir cambios en el sistema laboral precapitalista que alli imperaba. Ninguna de las dos estrategias requeria capitalizar el agro. Como consecuencia de este proceso, la propiedad agrico- la aumenté de valor y se consolidé la gran propiedad indivi- dual, organizada en haciendas que producian tanto para la exportacién como para el mercado interno y el autoconsu- mo, combinando el cultivo de cereales, vifias, frutales, hor- talizas, bosques, alfalfa, ganado y lecherfa. Las enormes ha- ciendas coloniales se subdividieron, lo que permitié que las 8 fia Correa Sati 159 nuevas fortunas mineras y comercial-financieras invirtieran parte de sus riquezas en el agro, Ello fue impulsado por mo- tivos de orden social, politico y cultural més que econdmico, ‘ya que la agricultura generaba menores ganancias que la minerfa y el comereio, tanto que, por ejemplo, en la segunda mitad de la década de 1850, cuando los precios de los cerea- les eran altos, el valor de las exportaciones mineras triplica- bael de las agricolas. En este periodo de prosperidad para la agricultura se realizaron inversiones en infraestructura, especialmente en obras de regadio, se introdujeron nuevos cultivos y animales de razas europeas y se hizo un uso incipiente de maquinaria; todo ello, sin alterar el sistema hacendal con sus formas la~ botales precapitalistas. El erédito se concentré en los gran- des terratenientes. Por ejemplo, de acuerdo a informacién aportada por Arnold Bauer, un historiador del agro chileno, en jin departamento del Valle Central entre 1856 y 1860, el 98 por ciento del crédito fue destinado a préstamos cuantio- 08, que slo podian haber sido tomadus por grandes pro- pietarios. Como es esperable, la pequetia propiedad sufrié un proceso de intensa subdivision, y su dependencia respec toa la gran propiedad se acentué. ‘No obstante el auge de la exportacién triguera recién descrito, entre 1850 y 1879 el producto‘de exportacién de mayor relevancia fue el cobre, constituyendo la mayor fuen- te de divisas para el pais#Los precios internacionales se mantuvieron altos dada la gran demanda que generaba la construceién de barcos de vapor y ferrocarriles, mientras los costos del transporte internacional bajaban. El pais respon- diéal dinamismo de la demanda con un fuerte aumento de la produccién, doblando las cifras en una década, sobre la base de la explotacién de nuevos yacimientos de féeil acceso yalta ley, dispersos en un extenso territorio al norte del valle de Aconcagua. La exportacién de cobre erecié de forma constante: de 5.000 toneladas métricas anuales en 1840 pasé a 6.500 toneladas en 1842, a cerca de 20.000 tonela- das en la década de 1850, y aumenté a ms de 34.000 tone- ladas en 1860 ya 45.000 toneladas en la década de 1870, cuando Chile Ileg6 a ser el primer productor mundial de cobre, y cubria mas de la mitad del consumo internacional. Sin embargo, se trataba de una explotacién realizada de forma tradicional, basada en el esfirerzo fisico y la experien- cia de los trabajadores, en minerales de alta ley, sin ineorpo- rar los avances tecnol6gicos introducidos a fines de la déca~ da de 1860 en los paises mas avanzados. La explotacién minera estaba en manos de pequefios productores que reci- bian préstamos de comerciantes, financistas e incluso ha- cendados; por tanto, las utilidades de la minerfa, en gran medida, se derivaron hacia estos sectores, El impulso exportador incentivé la creacién de grandes, fundiciones de cobre, que a su vez dieron auge a la explota- cin del carbén, situada en la costa al sur de Concepeién, on la provincia de Aranco. En efecto, desde fines de la déca- da de 1840, el carbén extraido en el sur abastecfa las nece- sidades de energia para los hornos de reverbero de la meta- lurgia del cobre, y luego también las necesidades de los ferrocartiles, de las embarcaciones de vapor y dela industria manufacturera. El Estado le dio un fuerte apoyo cuando, en 1869, se legislé para liberar de derechos de exportacién el cobre refinado con carbén chileno, Pocos afios después, ope- raban cuatro fundiciones de cobre en la zona préxima a Concepeién. Adicionalmente, la explotacién de carbén dio wi a i i origen a la creacién de industrias manufactureras, por ejem- plo la de ladrillos refractarios, La mineria de la plata también vivi6 un periodo de pros- peridad en la década de 1850. La produccidn de plata crecié de 33.000 kilos en 1841 a. 96.000 kilos en 1850, y aumenté amis de 200,000 kilos en 1855. Posteriormente, en la déca- dade 1870, ya lo decfamos, capitales y trabajadores chilenos descubrieron y pusieron en produccién las minas de plata de Caracoles, localizadas mas alla de la frontera norte, en lo que entonces era territorio boliviano. EI surgimiento del sistema financiero Hasta mediados del siglo xix tenfan circulacién legal en Chile s6lo las monedas de oro, plata y cobre. Buena parte de éstas salfa del pais cada vez que habia que cubrir el déficit de la balanza comercial, lo que agudizaba la escasez de circu- lante, agravada a su vez por la falta de moneda divisionaria, Jo que obligaba a recurrir a fichas, vales o incluso al trueque. La debilidad del sistema monetario fue un obstaculo para el crecimiento de la economia, especialmente a partir de 1850, cuando la actividad econémica del pais se aceleré. Ante la ausencia de un sistema financiero y la insuficien- cia del sistema monetario, las grandes casas comerciales, muchas de ellas briténicas, diversificaron sus operaciones para asumir funciones financieras como fuente crediticia, y ampliaron la oferta de medios de pago emitiendo vales al portador de amplia circulacién. A los hacendados, por ejem- plo, les daban un anticipo sobre la cosecha que ellas mismas comercializarian posteriormente, el cual ademas servia para hacer importaciones con la misma casa comercial que otor- gabael crédito. voz proce econsmicy st Un primer banco, el Banco de Chile de Arcos y Cia., fue creado en 1849, pero fracasé al ao siguiente cuando el go- bierno prohibié que circularan los billetes convertibles en metalico que emitia. Habri que esperar hasta mediados de la década de 1850 para presenetir la ereacién de un sistema baneario. En efecto, en 1855 se fundé un nuevo banco, sin autorizacién para emitir, el de Valparaiso, cuyos capitales correspondian a algunos de los grandes comerciantes del puerto. Ese mismo afio se establecié la Caja de Crédito Hi- potecario, destinada a prestar dinero a largo plazo allos agri- cultores. En 1859 se creé el Banco de Chile, al cual si se le autoriz6 la emisién de billetes, para asi paliar la contraccién monetaria que habia traido consigo la crisis internacional iniciada en 1857. La Ley de Bancos, promulgada en 1860, reconocié a los ya existentes y 6 normas muy flexibles para crear nuevas entidades. De hecho los autorizé para emitir billetes convertibles en oro, hasta por un 150 por ciento de su capital pagado, de modo que el papel fue reemplazando las monedas de oro y plata en las transacciones y, junto con cl aumento del ntimero de bancos de emisin e hipotecarios, se acrecenté el circulante. ‘No pocas veces, yen especial en periodos de contraccién econémica, el gobierno recurrié a los bancos del pais para conseguir empréstitos que le permitieran saldar el déficit fiscal. Por ejemplo, durante la guerra con Espaiia a media- dos de la década de 1860, los préstamos solicitados por el gobierno a la banca privada fueron acompafiados del privi- legio de la inconvertibilidad temporal de los billetes de los bancos prestamistas; en 1868, una vez terminado el conflic- to bélico, se restablecié la convertibilidad del billete banca- rio. De modo que, al sobrevenir la crisis de mediados de la Soffa Corea Sutil 163 cada de 1870, la banca chilena funcionaba con una cuan- tiosa emision de billetes convertibles en oro, y con un alto endeudamiento piblico y privado. La combinacién probaria ser fatal, como veremos mas adelante. La expansién de los transportes y las comunicaciones ‘A partir de mediados de siglo, los propietarios mineros invirtieron en la construccién de lineas férreas para sacar la produccién del interior a los puertos. Una ley de 1849 le otorg6 a la Compafifa del Ferrocarril de Copiapé la conce- sién para construir y poner en funciones una linea férrea entre Caldera y Copiapé, y le permitié fijar las tarifas a diserecién durante 10 afios. Asi fue como el primer ferro- carril en Chile se inauguré en 1851. Posteriormente se otorgaron otras concesiones. Es decir, en el norte minero fue la inversién privada la que construyé las lineas férreas, que recorrian trayectos cortos desde el interior a los puer~ tos para exportar la produccién. En cambio, fue el Estado el que emprendié su construccién en el centro del pais, tanto para unir Valparaiso con Santiago, como en sentido longitudinal hacia el sur, con ramales hacia el interior agricola. En 1852 capitales privados iniciaron la construceién del ferrocarril de Valparaiso a Santiago, peto las dificultades de esta empresa los obligaron a recurtit a la participacién de capitales piblicos. Ante lafmposibilidad del sector privado de sostener este proyecto, en 1858 se autorizé por ley que el Estado adquiriera las acciones de los particulares. La em- presa estatal de ferrocartiles se hizo enteramente cargo de la construecién de la linea entre Valparaiso y Santiago, y logré inaugurar este tramo recién en 1868, con un ramal a San Felipe que se concluyé en 1871. La geografia montafiosa di- ficultaba la construcci6n de Ifneas férreas: habia que consi- derar curvas, ttineles, puentes, subidas y bajadas. Pero el es- fuerzo, sin duda, valia la pena. El tren de Valparaiso a Santiago reduijo el viaje de 12 a6 horas. La expansién de los ferrocarriles en Chile comenzé des- pués de 1860. De hecho, para esa fecha sdlo habia tres lineas operando: el tren entre Caldera y Copiapé, de inversionistas privados; el de Valparaiso a Quillota, que cubria 30 kilome- ‘ros: y el de Santiago a Requinoa, hacia el sur, de 100 kilé- metros de extensi6n. E] interés del Estado se centré en construir una linea férrea longitudinal, paralela a la costa, que permitiera comunicar las distintas provincias del pais de norte asur, con ramales hacia el interior. Para estos efec- tos, en 1855 se constituyé la Compafiia del Ferrocarril del Sur, con capitales privados y ptiblicos, la que en 1856 em- prendié la construccién de la Iinea de Santiago a Rancagua. En 1873, el Congreso autoriz6 al gobierno a comprat las ac- ciones en manos de particulares para continuar con el traza- do al sur. Asi, el Estado se hizo cargo de continuar la linea ferroviaria longitudinal, tanto la via troncal como los rama- les hacia el interior, para lo cual el gobierno tuvo que recurrir a empréstitos externos, En 1861 el ferrocarril de Santiago al sur llegaba hasta Rancagua; en 1868, hasta Curie6; yen 1873, hasta Angol. En 1878 se habfan construido 950 ki metros de lineas férreas entre Valparaiso y la Araucania, cu- briendo hasta Angol y Los Angeles, con dos ramales de enorme importancia para la exportacién de la produceién agricola desde Los Andes a Valparaiso, cruzando el valle del rio Aconcagua, y en las tierras fértiles de Colehagua. Adicio- nalmente, mas de 500 kilémetros de lineas particulares da- ban salida a la produceién minera en el norte. En 1874 se otorgé una concesién a inversionistas privados, con capita- les extranjeros, para construir el ferrocartil trasandino que, horadando la cordillera, comunicara las ciudades de Los Andes en Chile y Mendoza en Argentina. Tamaiia obra sélo pudo concluirse varias décadas més tarde, y el ferrocarril trasandino se inauguré para celebrar el centenario de dependencia, en 1910. Adicionalmente, paralela a la via férrea de ‘Valparaiso a Santiago se instalé la primera linea de telégrafos del pafs, con To cual se lograba establecer comunicaciones casi inme- diatas, a diferencia del correo entre ambas ciudades, que podia demorar un dia en Ilegar. El telégrafo entre Santiago y Valparaiso entré en servicio en 1852; en 1856, llegé a Talea; en 1877, con una extensin de 5.500 kilémetros, cubria des- de el puerto de Caldera, en el norte minero, hasta Malleco, més alla del Biobio. La teduecién de costos de transporte contribuyé de for- ma significativa al auge de las exportaciones, y ala diversifi- cacion de la produccién agricola para el consumo interno. Luis Ortega ha hecho notar que el aumento sostenido de las exportaciones agricolas coincide con la operacién de las pri- meras lineas férreas en la zona central. Los ferrocarriles in- tegraron el mereado nacional y contribuyeron a la moneti- zacién de las relaciones laborales. No deja de llamar la atencién el hecho de que, desde los inicios, los ferrocarviles pablicos constituyeron una inver~ sién rentable para el Estado chileno, puesto que arrojaban utilidades apreciables. Desde 1865, éstas representaron mis del 10 por ciento de las entradas ordinarias, monto suficien~ te para poder amortizar la deuda externa, que el pais con- 186 El proceso conémico traia precisamente para asegurar la inversi6n necesaria para laconstruccién de vias férreas. EL ferrocarril revolucioné los medios de transporte e in- trodujo enormes transformaciones en la sociedad chilena. Aligual que en otros lugares, gedujo los tiempos de viajes, cambié el sentido del tiempo y del espacio, a la vez que con- solidé la conviecj6n en el progreso indefinido. A lo que hay que agregar que la demanda de mano de obra, asf como de materias primas e insumos (tales como carbén y maderas para los durmientes), tanto en su construcciéin como des- pués para su mantencidn y reparaciones, expandieron el mereado interno, e incentivaron la produccién manufactu- rera en talleres y ma En efecto, la construceidn de lineas férreas y luego la operacién de los ferrocarriles generé oportunidades de em- pleo incentivando la migracién rural. Se ha calculado que en laconstruccién del ferrocarril entre Valparaiso y Santiago se emplearon 10,000 trabajadores. Por otra parte, la demanda de mano de obra de los ferrocarriles en operaci6n era muy alta para la época en Chile: ninguna otra empresa se le podfa comparar. En la explotacién de la linea entre Valparaiso y Santiago se empleé en 1869 a 797 personas, incluyendo fun- cionarios administrativos, trabajadores de via y de maes- tranza; y en 1876 se contraté a 1.301 funcionarios perma- nentes, ademds de a cerca de 500 trabajadores temporales, De acuerdo a Vicufia Mackenna, en un testimonio de la época, en la linea de Valparaiso a Santiago, incluyendo el ramal a Los Andes —de 232 kilometros de extensién, con 42 estaciones y 56 locomotoras—, se contaba con una gran diversidad de trabajadores, a saber: conductores, maquinis- tas —quienes, debido a su especializacién eran, en esa fecha, sstranzas. Sofia Coren Sat 167 ingleses—, fogoneras, boleteros, telegrafistas, cambiadores y ‘guardavias, zapadores de linea —que eran los encargados de su mantencién— e ingenieros jefes. La maestranza de la empresa tenfa cerca de 400 trabajadores, y cuadrillas ambu- antes que llegaban a sumar més de 600 hombres, entre los cuales habia peones y mineros, albaiiiles, carpinteros, y he~ rretos. En las estaciones habia que contar con los peones de cargufo, los que sélo en la de Valparaiso sumaban 340 hom- bres. Los empleados de bodega eran més de 1.000, y ademas habja pesadores. No menos de 100 personas estaban em- pleadas en cargos de administracién, desde el portero al su- perintendente. Luego de su descripcién, Vicufia Mackenna egaba a sumar 2.000 personas. Es decir, los ferrocarriles eambiaron las caracteristicas del empleo. Como ha hecho notar el economista Carlos Hurtado, hay una diferencia fundamental entre las habili- dades y habitos de carreteros, cocheros, 0 cuidadores de bugyes y mulas de la primera mitad del siglo x1x, y las de los maguinistas y mecinicos de la segunda mitad del siglo. El ferrocarril contribuyd ademas al desarrollo urbano a trayés de la construecién de estaciones, maestranzas, bode- gasycasas de m4quinas, cocheras y viviendas en donde habi- taban los trabajadores ferroviarios, generando también di- versas actividades en torno a las estaciones, tales como almacenaje y distribucién, servicio de transporte de pasaje~ 105, alojamiento, alimentaig6n y diversiones. Log'primeros pasos de la industria manufacturera En Ja década de 1850 comenzaron a aparecer las primeras fabricas modermas, es decir, con uso de maquinarias y mo- netizacién de los salarios. De ahi en adelante, la industria manufacturera adquirié vigor, impulsada por la ereciente urbanizacién y la modernizacién de los transportes, y fue desplazando a la produccién artesanal. Hacia 1876, algo mAs de 2.000 industrias produefan bienes de consumo, ta- les como alimentos (fideos, aceites, conservas) y bebidas (entre éstas vinos, cervezas y licores), tabacos, textiles, calza dos y confeccién de ropa, muebles y maderas, papel e im- prentas, sacos para la comercializacién del trigo y la harina, productos de cuero y de goma, pélvora, jabén y velas, cerd- micas, vidrios y ladrillos refractarios. Algunas de estas em- presas se organizaron como sociedades anénimas y sus ac- ciones se transaron en la Bolsa de Comercio, También las hubo que perduraron durante mas de un siglo, como es el caso, por ejemplo, de la Refineria de Azticar de Vifia del Mar, ereada en 1873, y la Fabrica de Pafios Bellavista Tomé, que inicié sus actividades en 1868. Las industrias se locali- zaron preferentemente en Santiago, Valparaiso, Concepeién y Valdivia. Muchos de sus empresarios fueron inmigrantes 11 To fueron sus téenicos y obr extranjeros, asf como tambi ros especializados. Enla segunda mitad de la década de 1850 se crearon las primeras maestranzas, las que inieialmente realizaban labo- res de mantencién y reparacién para ferrocarriles, y que luego comenzaron a producir equipos y maquinarias, inclu- yendo motores y turbinas para establecimientos industria~ les, locomotoras y cartos para ferrocarriles y para tranvias urbanos, maquinas para la construceién y la mineria, asi como maquinaria agricola, por ejemplo trlladoras y arados. ‘También se construyeron naves en los astilleros nacionales. Tneluso, la industria metalirgica chilena exportaba.a Argen- tina, Bolivia y Peri ‘i Fue la minerfa de exportacién la que dio impulso a la industria manufacturera, con las fundiciones de cobre que utilizaban motores de vapor y entre 100 y 900 obreros cada una, Estas, junto con el carbén y sus fabricas anexas de ladrillos refractarios, loza y vidrios, fueron los verdaderos nudos industriales. A ellos habria que agregar los moder- hos molinos harineros que, a mediados del siglo, se cons- truyeron en la zona de Concepeién. Asi como también el impulso dado por los ferrocarriles a la produecién manu- facturera con su demanda de insumos y equipos. La con solidacién del Estado y el crecimiento urbano son otros factores que considerar para el desarrollo de una industria de bienes de consumo. Elerecimiento de la industria manufactureraen el pais, y el interés estatal en su desenvolvimiento se reflejé en la or- ganizacién de la primera exposici6n industrial en 1872, y de la primera exposicién industrial internacional en 1875. Alli se presentaron los diltimos avanees tecnol6gicos y producti- vos de las potencias industriales, asi como también los lo- gros de la industria nacional. No obstante, Luis Ortega ha argumentado que, si bien se trata de la primera fase de un proceso de industrializacién, éste resulté incompleto, pues la industria no pudo susten- tarse por si misma en la medida en que no tuvo la capacidad para transformar las estrueturas tradicionales. Se tratarfa de una industria muy vulnerable a las fluctuaciones del comer- cio exterior, agrega Julio Pinto, tanto porqne la demanda interna dependfa de la capacidad para exportar, como tam- bién porque tanto los insumos como la maquinaria debian importarse. im Elpreeioeonimnico | | El sector publico dinamiza la expansién de la economia Eldinamismo y las transformaciones de la economia chilena partir de la segunda mitad del siglo x1x se explican, en parte, por el impulso que recibe desde gl sector pablico. En primer lugar, con la creacién de una nueva legislacién —moderna—, que reemplazé las normas vigentes desde la época colonial. En 1851 se abolieron los mayorazgos que se habian creado en elsiglo xvmt, y en 1858 una contribueién agricola, que gravaba la produccién con un 7 por ciento, reemplazé el diezmo colonial. En 1854 se promulgé la Ley de Sociedades “Anénimas; en 1855, el Cédigo Civil; en 1860, la Ley de Ban- cos, que regulé su creacién y funcionamiento, dando origen aun crecimiento acelerado del sistema bancario y de la can~ tidad de dinero en circulacién, como ya sefialébamos. Por Liltimo, en 1874 se promulgé el Codigo de Comercio y en 1875 el Cédigo de Mineria. La preocupacién piiblica no se limité s6lo a la creacion de una legislaci6n que facilitara la expansi6n econémica en el nuevo escenario mundial. También hubo interés por la difusi6n del conocimiento de la economia como ciencia. Por eso, en 1855 se trajo al pais al economista Jean Gustave Courcelle-Seneuil, quien permanecié hasta 1863 asesoran- doal gobierno en materias especificas sometidas a su consi- deracién. El economista francés también creé en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile la cdtedra de Econo- mia Politica. Sus diseipulos, destacadas figuras piblieas, di- fundieron los principios de la economia liberal y contribuye- ron al andlisis de los més diversos problemas econémicos y sociales, desde la cdtedra universitaria, la prensa y el Con- greso Nacional. Sofia Corea Sut m Adicionalmente, a partir de fines de la década de 1850, el gobierno inieié una politica fiscal expansivafacilitada por el aumento significativo del ingreso piiblico. En efecto, como hemos visto, a partir de la década de 1850 el Estado constru- y6 lineas férreas y telegréficas, mejoré la red de caminos invirtié en infraestructura portuaria, En 1851 se remodel6 el puerto de Valparaiso, y en 1867 hubo que reconstruirlo des- pués del bombardeo de la escuadra espafiola. La red de ca minos se extendi6 de 14.500 kil6metros en 1865 a 40.500, kilémetros 10 afios més tarde. También se construyeron hospitales, establecimientos educacionales, ¢infraestructu- ra urbana. Se invirtié fuertemente en administraci6n de justicia y en educacién: se multiplicé el ntimero de estable- cimientos educacionales piblicos gratuitos, primarios y se- cundarios; con ellos aumenté la matricula escolar y el néi- mero de profesores para atenderla. Las entradas ordinarias del fisco estaban constituidas por'las rentas aduaneras, los impuestos internos (impuesto agricola, aleabala, papel sellado, timbres y estampillas) y los ingresos provenientes de empresas y servicios piblicos, tales como el estaneo (de naipes, tabaco, licores, té), los ferroca- rriles después de 1865, la Casa de Moneda, correos y telégra- fos. Entre los impuestos internos, la mayor proporcién era cubjerta por el sector agricola: tanto es asi que, en 1850, el diego (afin vigente) representaba la mitad de los ingresos pravenientes de los impuégtos internos, proporcién que se matntuvo luego con el impuesto agricola. Sin embargo, la mayor parte de las entradas del fisco provenia de las rentas aduaneras, a través de la tributacién a Tas importaciones y, en mucho menor medida, ala exporta- cién minera, Asi, las entradas fiscales se multiplicaron signi- mm El proce eonémico ficativamente por efecto dela magnitud del crecimiento del comercio exterior, el cual aumenté de 13,6 millones de déla- res en 1844 2.29 millones en 1854, ya 41,8 millones en 1860, particularmentea ralzde la exportacién de trigo a California y Australia que, a su vez, produjo un aumento de las impor- ‘taciones. El ingreso piiblico crecié mas de 6 veces entre 1830 y 1860 y luego, en 5 afios, entre 1860 y 1865, se triplicé. Su magnitud ha sido resaltada en el estudio sobre el seetor pt- blico chileno en perspeetiva historica del economista Carlos Humud, del que reproducimos a continuacién el siguiente cuadro: “oblo 1 Entradas fscales en miles de délares to Entradas cals — — 2388 18026 1240 22886 1780 126050) a 19201 275841 ee Fuente: Garis Hurnud,Elsectar pUbico chileno 1230-1950 Santiago, Universidad de Chile 1968, f.10, evacro 3-18 Laalta proporcién de ingresos provenientes del comercio, exterior en las entradas ordinarias hicieron que éstas fueran, fuertemente dependientes de los movimientos del mereado Sofia Corea Sutil sweeter internacional, lo que se reflejé en fhictuaciones anuales. De- bido esas fuertes variaciones, los gobiernos recurrieron al crédito con el propésito de estabilizar el ingreso piblico y poder afrontar tanto los gastos bélicos como las inversiones, en infraestructura. Por eso, las entradas extraordinarias des- cansaron en emisiones de vales de Tesoreria, en préstamos internos y principalmente en los préstamos externos, los cua- les estuvieron disponibles sélo al finalizar la década de 1850. En 1858 se obtuvo un préstamo de més de I millén y medio de libras esterlinas para la construccién de ferrocarriles; en 1865, 1866 y 1867 se obtuvieron préstamos para enftentar la guerra contra Espajia de mds de 2 millones y medio de libras esterlinas en total; en 1870 se obtuvo un préstamo de mas de 1 millon de libras esterlinas para el tendido de Iineas férreas; en 1873 éstos fueron casi de 2.300.000 libras esterlinas tanto para construir ferrocarriles como para comprar naves de gue- tra; yen 1875, un préstamo de mds de 1 millén de libras es terlinas se destiné a amortizar el empréstito de 1867. Adicio- nalmente, se recurrié permanentemente a los créditos internos con la banca nacional para resolver el déficit fiscal en épocas de contraccién econémica. Después de 1860, las en- ‘tradas extraordinarias constituyeron més de la cuarta parte del ingreso fiscal, fluctuando fuertemente durante el periodo. El siguiente cuadro sintetiza la composici6n de las entra~ das fiscales en el periodo que cubre este estudio, y que repro- ducimos del estudio del economista Carlos Humud sobre el sector ptiblico chileno durante el siglo xrx. De modo que el Estado recurrié al erédito internacional para financiar las grandes obras pitblicas y el gasto bélico del periodo, ya que, a partir de mediados del siglo, el gasto supe- 16 constantemente los montos de las entradas ordinarias. um El proceso econsiico | ‘Tabla 2. Entradas fiscales mores Tora, ‘tras ENTRADAS ENTRADAS Advanas lmpuestor servicios entradas ORDINA- EXTRAOR: vararas mAs. NARIAS ano To oo “oe ao 500 =r se Tes ae a =e eee mae ae ee wo 8788 NS Foente Carlos Mumnua, sector pico cheno 1630-1930, Sentiaga, Universidad Fuerte: Carlos Hurmué, ETsector pabico cheno 1850-1930, Sentiage, Universidad (92 Chile, 1969, p. 10, cuacro Bs La gran crisis de 1875 y los inicios del «ciclo del salitre» Una profunda y larga recesién mundial comenz6 en 1873, cuyas repercusiones comenzaron a sentirse en Chile al aio siguiente. Fl impacto deesta crisis fue de gran magnitud en el pats debido a la dependencia que el ingreso péblico y el desenvolvimiento de la economia en general tenfan con res- pecto al comercio exterior. . La recesién intemacional trajo consigo una dristica dis- minucién de los precios del cobre, la plata y el trigo, lo cual impacté en la balanza comercial y en la balanza de pagos, que se tornaron deficitarias. En 1878 las exportaciones de Sofia Cores Sutil trigo cayeron a menos del 25 por ciento del nivel que tenfan cuatro afios antes. En cuanto al cobre, a fines de 1877 su precio habfa descendido un 40 por ciento respecto al nivel de 1872; también bajaba el precio de la plata, en un 14 por ciento entre 1874 y 1879. Estos indices continuaron en de- clive, en gran medida debido a la oferta masiva de nuevos productores a nivel mundial los que, incorporando innova- ciones tecnolégicas, aumentaron significativamente la pro- duceién haciendo bajar los precios internacionales persis- tentemente. Argentina, Canad4, Estados Unidos y Rusia entraron con fiterza en el mercado del trigo; Espafia y Esta~ dos Unidos fueron nuevos productores de cobre; México y Estados Unidos cubrieron la demanda de plata. La contraccién del comercio internacional tuvo efectos negativos en la balanza de pagos. Para saldar el déficit, hubo que recurrir a la exportacién de oro, en monedas y en barra, deseapitalizando el pais. En consecuencia, se redujo la masa monetaria, especialmente las reservas en metélico de los baneos, lo que implicé a su ver restrieciones crediticias, la disminucién de los depésitos banearios y el alza de la tasa de interés. Hubo quiebras, sobre todo en el sector manufactu- rero. Adicionalmente, entre 1874 y 1877 se produjo una serie de malas cosechas por problemas climéticos, ylos agriculto- res no pudieron pagar sus deudas; se ha sefialado que inclu- so faltaron compradores para adquirir fundos por el valor de sudeudahipotecaria, ty La crisis en el comercio exterior, tanto con respecto a las exportaciones como a las importaciones, afecté fuertemente el ingreso fiscal que dependia, ya sabemos, de la tributacion de aduanas como principal fuente de ingresos ordinarios. A los problemas antes mencionados hay que agregar el 6 HL prec exonsinico enorme endeudamiento piiblico que se arrastraba desde la década anterior. Este se triplicé entre 1861 y 1870, de algo més de 19 millones de pesos a casi 63 millones, de modo que, a mediados de la década de 1870, el servicio de la deuda. absorbia un tercio de las entradas fiscales. Esta propot fue en aumento, llegando a requerir del 44 por ciento del ingreso fiscal en 1877. Ademis, la bajada del precio interna- cional de la plata devalué la cotizacién del peso chileno y en consecuencia encarecié la deuda externa, En 1878 el gobierno tuvo dificultades para cubrir los gas- ‘tos corrientes y el servicio de la deuda externa, y ya no se po- dia contar con créditos del exterior, ya fuera por la recesion internacional o por el nivel de endeudamiento del pais. De modo que, para saldar el déficit, se tuvo que recurrir a las re- servas metélicas y a préstamos de la banca chilena. En tal si- tuacién, el gobierno redujo el gasto y la inversién pitblica, lo que contribuyé a profundizar atin mas la recesién; subié el impuesto a las importaciones; solicit6 un empréstito a la banca nacional, a la cual autorizé a emitir cuatro veces el monto prestado; y tuvo que suspender el pago de la amorti- zacién de la deuda externa. Los temores que desperté la crisis, financiera en los inversionistas los indujo a retirar sus depd- sitos, y los baneos no tuvieron reservas suficientes para res- ponder a la inminente corrida bancaria. En consecuencia, el Congreso se vio impelido a autorizar la inconvertibilidad de los billetes emitidos por los bancos, que pasaron a conside- rarse moneda legal para todo tipo de transacciones. Al afio siguiente, en 1879, se decreté el curso forzoso del papel mo neda fiscal, y los billetes bancarios salieron de cireulacién, A consecuencia de la crisis financiera y del curso forzoso del papel moneda, se generé un proceso de desvaloracién j i i i monetaria, que habfa comenzado incluso un poco antes, en 1876. Entre 1873 y 1879 la desvalorizacién del peso lleg® al 40 por ciento. Por cierto, la pérdida del valor adquisitivo de la moneda favorecié a los deudores, que como ya decfamos eran en su mayora los grandes propietarios agricolas, asi como también favorecié a los exportadores, al gobierno y, paradéjicamente, a los industriales, debido al efecto protee- cionista que éste implicaba. En efecto, la recesién no fue enteramente negativa para la incipiente industria manufac- turera, que se beneficié tanto de la disminucién de la com- petencia externa a causa de la desvalorizacién monetaria como dela politica aduanera que al76 los aranceles a las im= portaciones de bienes de consumo. En una perspectiva estructural, la crisis puso en eviden- cia la creciente incapacidad del pafs para competir en el mereado internacional. Por una parte, la minerfa chilena descansaba en la explotacidn de vetas de alta ley con un es- caso uso de teenologia, por lo que sus costos de produceién eran muy superiores a los estndares internacionales. Por eso al pais no le fue posible competir con la mineria del co- bre de Espafia, que comenzé a trabajar con capitales y tec- nologia britanicos, ni con la de la costa oeste de Estados Unidos. En consecuencia, la participacin del pais en el mercado internacional cayé de un 43,6 por ciento en 1878 a ‘un 25,3 por ciento en 1880. La mineria del cobre chilena no recuperd su posicién internacional hasta principios del si- glo xx, cuando inyecciones de capitales estadounidenses posibilitaron la explotacién con alta tecnologia de minas de mis baja ley. Adicionalmente, tampoco el trigo chileno pudo competir con la produecién a menor costo de Califor- nia, Australia, Ucrania y Canad. 18 El proceso wondmico La incapacidad del pais de competir en el mercado inter- nacional era un problema de tal magnitud que parecia que habia llegado un punto en el cual ya no operaba el modelo primario exportador sobre el cual se habia sustentado todo el desenvolvimiento econémiep desde la independencia. No obstante, antes de que tuviesen que reformular la estrategia econémica que se basaba en la inserci6n internacional de la economfa chilena, ls clases dirigentes encontraron la salida este enorme problemaen la conquista de los territorios del desierto de Atacama ricos en salitre, durante la guerra con- tra Pera y Bolivia (1879-1884). La guerra reactivé la econo- mia, y los primeros triunfos bélicas dieron inicio, a partir de 1880, a un nuevo ciclo de gran prosperidad econdmica, el «ciclo del salitre», que le aseguré a Chile, durante medio si- slo mis, la expansi6n de su economia basada en su insercidn en los mercados mundiales. En efecto, junto con las provincias salitreras del desierto de Atacama, Chile conquisté el monopolio mundial de la produccién de nitratos. El salitre se convirtié en el principal —si no el tinico— producto de exportacién del pais. La acti- vided de las salitreras gener6 un foco de demanda de pro- ductos agropecuarios y manufacturados, asi como de car- bén, que dinamiz6 el conjunto de la economia chilena. El impuesto ala exportacién del salitre, un tereio de su valor en promedio durante todo el ciclo, generé enormes ingresos para el Estado. Las entradas fiscales se expandieron de 28,4 millones de délares en 1890 (cuando la recesi6n internacio- nal comenzé a ceder), a algo més de 48 millones de dolares en 1900, a mAs de 94 millones en 1910, y a 152 millones en 1925 (fecha en que la economfa mundial se habia recupera- do de los efectos de la Gran Guerra). Estos ingresos se invit Sofia Coren Sut ™ tieron en infraestructura —especialmente en ferrocarriles, cuya extensién se cuadruplieé entre 1880 y 1920—, en edu- cacién, asi como también en nuevas funciones y mayor co- bertura territorial del Estado. El nimero de establecimien- tos piiblicos de educacién se triplicé entre 1895 y 1925, lo mismo que la matricula de la ensefianza primaria fiscal, mientras que entre esos mismos afios la matricula fiscal para la ensefianza secundaria y especial (escuelas téenicas) aument6 de 11.524 estudiantes a 56.648. Con respecto al crecimiento del aparato pilieo, de algo més de 3.000 em- pleados que habia en 1880 se llegé a més de 47.000 en 1930. Ciertamente, el impacto de este desarrollo en el creci- mientoy transformacién urbana fue notable. El «ciclo del salitre>, as{ como la etapa anterior de ex- pansi6n basada en las exportaciones de trigo y cobre, se ca racteriz6 por fuertes fluctuaciones en el mercado internacio- nal, las que tenfan las consabidas repercusiones en los distintos sectores de la economta del pais, especialmente en el ingreso piblico. No obstante, ninguna cle las depresiones de la economia internacional, ni siquiera la I Guerra Mun- pusieron en duda el éxito del modelo exportador de salitre, como sf habria sido el caso de la crisis dela economia mundial a mediados de la década de 1870. Habra que espe- rar hasta la gran crisis de la economia capitalista en 1929 para asistir al colapso del modelo primario exportador, tan exitoso durante el siglo xr’ las primeras décadas del xx Por tanto, a nuestro juici, el periodo que hemos analiza- do, entre 1830 y 1880, tiene que ser entendido como parte de iin ciclo econdmico centenario, que se extendié entre los afids posteriores a la independencia y la gran crisis de 1929. Enestos 100 afios el pais dejé de ser un espacio econémico de alcances meramente regionales y pas6 a integrarse acti- vamente a los circuitos internacionales como proveedor de productos que tenfan gran demanda en el mercado interna- cional. En este proceso comenz6 a transformar las estructu- ras econémicas y sociales heredadas de la Colonia, de forma persistente aunque parcial, dada la permanencia de modos precapitalistas en las relaciones laborales del ambito rural Laexitosa insercién chilena en la economfa mundial asegu- 16 que el pais inieiara una trayectoria hacia el desarrollo ca- pitalista, la que, aunque incompleta segiin los estudiosos de Ia historia econémica, trajo consigo profundas transforma- ciones sociales, culturales, y eventualmente politicas. En esta trayectoria, nuestro periodo de estudio, entre 1830 y 1880, cubre los procesos mediante los cuales se produjo la transformacién, a mediados del siglo, de una economia to~ davia colonial a aquélla en que el pais se inserta en las dind- micas mundiales del desenvolvimiento capitalista.

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