You are on page 1of 10
Denise Levertov Pausa versal Ensayos escogidos Traduccién de José Luis Piquero Is ty Vaso Roto Ediciones Primera edicidn: abril, aor © Denise Levertov, 1992, 1991, 1989, 1988, 1984, 1982, 1981, 1979) 1978, 1975) 1974s 1972) 1970 1968, 1900, 1905, © Vaso Roto Ediciones, 2017 BSPARA Cy Alealé 8s, 7° ixda, 8009 Madrid MEXICO Humberto Lobo 512 L 301 Col. Del Valle San Pedro Garza Garefa, N.L., 66220 vasoroto@vasoroto.com ‘www. vasorote.com Grabado de cubierta: Victor Ramirez Queda rigurosamente prohibida, sin la autorizacién de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproduccién total o parcial de esta obra por cualquier medio 0 procedimiento, Impreso en Espafia Imprenta: Kadmos ISBN: 978-84-16193-73-8 BIC: DNF Depésito Legal: M-10627-2017 ‘Anne Sexton: jluminar la caverna Lamuerte de Anne Sexton hace algunas semanas entristecié a un gran numero de personas. Ademds, sorprendié a aquellos que ha- bian dado por hecho que, a pesar de todos los problemas de los que hablaba su poesia, ella habia llegado a la amplia regién de la mediana edad con algunas reservas de fortaleza. Me cuentan, sin embargo, que los amigos que la conocian mejor vieron con- firmados sus temores de que, en verdad, su determinaci6n hacia el suicidio no habia cambiado ni un 4pice. Mi propio pesar ante la muerte de una compafiera aumenta con la creencia de que es muy probable que la tragedia de Anne Sexton vaya a influir en las tragedias de otras vidas, Ella misma estaba, es evidente, demasiado atormentada como para ser plenamente consciente de su influencia o para asumir su responsabilidad. Por lo tanto, me parece que es a los que esta- mos vivos a quienes corresponde dejar claro, ya que ella no pudo hacerlo, la distincién entre creatividad y autodestruccién. La ten- dencia a confundirlas se ha cobrado demasiadas victimas. La Propia Anne Sexton parece haber sufrido profundamente a causa de esta confusion y yo sospecho que su amistad con Sylvia Plath contenia un elemento de identificacion que se afiadié poderosa- mente a su malestar. Por todo el pais, en diversas universidades, he oido muchas historias de intentos ~a veces exitosos— de suicidio Por parte de jévenes estudiantes que amaban la poesia de Plath y suponfan que de algun modo, para convertirse ellos mismos en poetas, debian escenificar en sus propias vidas los sucesos de 169 la de ella. No quisiera contemplar una nueva epidemia del Mis- mo sindrome como consecuencia de la muerte de Anne Sexton, El problema no esta, sin embargo, relacionado sélo con el syj- cidio per se. Cuando Robert Lowell estaba en la cima de su fama entre los lectores estudiantes (su puiblico es actualmente de mu- cha mas edad), muchos de ellos parecian pensar que un colapso nervioso era, si no imperativo, al menos un inestimable atajo ha- cia la maestria. Cuando el libro de W.D. Snodgrass La aguja del coraz6n gané el Premio Pulitzer, las parejas jévenes se casaban y divorciaban, 0 eso parecia, mds que nada para tener el material apropiado sobre el que escribir. No estoy siendo frivola. Innumerables poetas jévenes se han dado a la bebida, hasta la estupidez y la cirrosis, porque admira- bana John Berryman 0 a Dylan Thomas y llegaron a pensar que debian beber como ellos para escribir como ellos. En el mejor caso, se asume que creatividad y complejos son inevitablemente inseparables. Un estudiante me dijo hace poco: «Me quedé at- nito cuando el primer poeta que conoci parecia ser una persona jovial y no més jodido que cualquier otra persona. ;Cuando iba al instituto tenia la conviccién de que tenias que estar jodido para ser un artista de verdad!». Y una joven profesora de inglés de una escuela de formacién profesional me dijo que habia dejado de escribir poesia porque pensaba que habia una relacién inevi- table entre depresién, ansiedad y creaci6n artistica. «;No se siente usted fatal cuando escribe poesia?». éCual es con exactitud la naturaleza de esa confusién y como ha surgido? El error en si reside en confundir lo que posiblemente pueda ser un riesgo profesional con un estimulo preceptivo para la actividad artistica. Que los artistas, como clase, son en realidad mas vulnerables que otras personas 0 que sus problemas sim- plemente son ms visibles es algo que quiz4 podria decirnos u? estudio estadistico serio ¢ inteligente. No importa: el asunto ¢ que mientras que el impulso creativo y el impulso autodestructiv0 170 pueden coexistir (y a menudo lo hacen), su relacién es clara- mente no causal; la autodestrucci6n es un obstdculo en la vida artistica, no su reverso. sin embargo, son los obstaculos mismos los que tan a menudo seducen a los jévenes e inexpertos. Las largas vidas de tantos de Jos mas grandes artistas, a veces sin incidencias aparentes, a ve- ces Ilenas de pasion y sufrimiento, pero lenas también de teson y siempre dominadas por el amor a su obra, parecen no atraer como modelos. Picasso, Matisse, Monet, Cézanne, Pissarro, Corot, Rembrandt, Tiziano, Tintoretto, J.S. Bach, Stravinsky, Goethe, William Carlos Williams, Stevens, Pound, Neruda, Machado, Yeats, Shakespeare, Whitman, Tolstdi... Hay romanticismo en su tenacidad, su entrega, pero eso se pasa por alto, ;Por qué? Hay razones ya t6picas, pero sus rafces estan en el pasado, en su natu- raleza hist6rica y politica. En sintesis, la cultura occidental comenz6, durante el miento —hace mi Antiguo cientificos alentaron el sentimiento de lo que la humanidad por si misma podria hacer. El «modo de ver el mundo isabelino» poseia integridad y consistencia, pero contenia las semillas de una vision de las cosas més amplia. Y al igual que los sistemas sociales feu- dales experimentaron cambios econémicos con el surgimiento de una clase burguesa y el desarrollo de actividades bancarias, asi también las circunstancias sociales y econdémicas en las que se pro- ducia el arte experimentaron cambios que aumentaron el nuevo sentimiento de individualidad, La trelaci6n del artista con el resto de la gente se alteré rapi- damente, La gente empez6 a convertirse en «el ptiblico», «la au- i ta, situado aparte de ese «puiblico», empez6 a indo su obra (la de él wy o la de ella, aunque pasé mucho tiempo antes de que existier mujeres poetas en ntimero significativo) se imprimia, esta os cada vez més, una revelacién al publico de lo altamente person al en vez de ser en gran medida la propia voz del pueblo, ala Gliese , en La alienacin del siglo xx és otra fase de la reacci6n. Lo que empez6 como una comprensién del potencial humano, un de- sarrollo de la conciencia individual (por usar el util término de Jung) a partir del inconsciente colectivo, se convirtid pri- mero en una glorificacion del individualismo voluntarioso, esencialmente optimista, eco del individualismo optimista y ambicioso de su contexto capitalista, y después, cuando este se yolvié amargo y mostré mds y mas codicia en sus operaciones, derivé hacia el marco de una valoracién altamente estética ¥ moral de la alienacién en si. Pero la alienacién tiene un valor ético, es afirmativa de la vida y conduce a la creatividad s6lo cuando viene acompafiada de una conciencia politica que imagina y afirma (y trabaja en pro de) una alternativa a la sociedad de la que se aparta con disgusto. Si esto falta, la persona alienada, si tiene talento, se convierte sobre todo en victima de la explotacién que caracteriza al capitalismo y que es su principio fundamental. Las manifestaciones —en pa- labras, musica, pintura o lo que se quiera— de la angustia privada son explotadas por un ptblico codicioso, un ptiblico con ansia de emocién de segunda mano debido a su hambre de experien- cia de comunidad. A la vez, por las mismas razones, una persona creativa —sea una estrella del pop o una Sylvia Plath o un John 172 Berryman o una Anne Sexton- interioriza la explotaci6n, incons- cientemente, y se vuelve autoexplotadora. Y siel puiblico es codicioso, los criticos, en los peores casos, son absolutamente morbosos, o al menos irresponsables. Creo, por ejemplo, que es irresponsable por parte de una columnista haber escrito en su necrolégica de Anne Sexton lo siguiente: «La for- ma de su muerte resulta a un tiempo espantosa y fascinante para aquellos que reaccionaron a su poesia y que compartieron mu- chos de los miedos e inseguridades que ella expresé tan bien. Su muerte despierta esos miedos e inseguridades del mismo modo que lo hizo su poesia, los arranca de donde se esconden, enterra- dos por las cosas corrientes de cada dia». Es irresponsable porque es un comentario hecho sin ninguna salvedad ni desarrollo en un contexto de enaltecimiento, y por tanto sin ayudar a los lectores a ver (como supongo que la propia escritora ve ahora) que hacer conscientes esos miedos e inseguridades para enfrentarse a ellos, es bueno; pero si olor se confunde con el premiado Decepciones, etc., del difunto John Berryman, y veo lo que A. Alvarez escribio de la obra y la muerte de Berryman, siento que se ha producido un pernicioso malentendido sobre la naturaleza de la poesia. «Durante afios —dice Alvarez— he estado ensalzando las virtudes de lo que llamo poesia extrema, en la que los artistas Hevan deliberadamente sus percepciones al mismo borde de lo tolerable. Berryman y Plath eran maestros en este stilo. Pero sabiendo ahora como murieron ambos, ya no pienso 173 que ningiin arte, ni siquiera tan delicado como e| : que ambos produjeron en sus mejores momentos, valga su terrible Costey, A primera vista, este comentario podria entenderse en sintontg con mi propio punto de vistas pero su efecto ( en que resulta obvio que Alvarez considera que el arte de ambos poetas ha sido de la més alta calidad posible, quiz la mejor Poe. sia de su tiempo) es seguir ensalzando la btisqueda de lo casi into- lerable, el llevar deliberadamente el yo a extremos que no son los extremos ineludibles, universales, impuestos por la condicién hu- mana, sino que son —desde el momento en que existe la intencién de buscarlos—lujos, 0 algo que, de ser parte integral de la enferme- dad mental del individuo, deberia ser combatido mis que alentado en nombre del arte. Al dar por hecho que los desastres en las vidas de esos escritores fueron una especie de pago por las virtudes desu arte, Alvarez, aunque diga que ha legado a pensar que el Precio no vale la pena, contribuye a perpetuar el mito que confunde una his- toria de amor con la muerte con una historia de amor con el arte. Por este motivo ocurren hechos como que largas vidas dedica- das al cultivo del arte parecen carentes de atractivo y que los jéve- nes aspirantes a artistas, alentados por personas mayores que ellos Pero igualmente confusas, proclives de igual manera a confundir trauma con poder, modelan sus vidas de acuerdo con las vidas de aquellos que, aunque dotados de talento, fueron vencidos por sus pesares, Falta comprender que los mayores héroes y heroinas son en realidad aquellos que resisten mas tiempo o los que, si mueren jOvenes, no lo hacen voluntariamente y luchan hasta el final. ; Un ejemplo serfan los jévenes poetas guerrilleros de Latinoa- mérica, a muchos de los cuales mataron siendo jévenes. (Al menos uno de ellos, Javier Heraud, de Pert, hubiera sido seguramiente UF gran poeta. Fue asesinado a la edad de 23 afios). Ellos no Birteaben con la muerte, no mas que Victor Jara, el extraordinario y querido misico y poeta chileno que fue asesinado en el estadio de oe durante el golpe auspiciado por la cra (1972). Sus muertes fue desde el Momento 174 consecuencia de su conciencia politica, de su lucha por una vida mejor, no para si mismos, sino para sus pueblos, para el Pueblo. Su tragedia es muy distinta de la tragedia del suicidio; eran actores conscientes en dramas de esfuerzos revolucionarios, no victimas indefensas. La lucha de Anne Sexton tiene también dimensiones politi- cas, pero la suya es la historia de una victima, no de un par- ticipante consciente. Anne Sexton, la acomodada ama de casa suburbana, Anne Sexton en el manicomio, Anne Sexton «medio de vuelta», Anne Sexton, la glamurosa actriz, Anne Sexton, timida e insegura, Anne Sexton diciendo que siempre hab{a querido publi- car un libro péstumo, Anne Sexton en su garaje aspirando los gases mortales... fue -independientemente de la descripcién clinica de su depresion— «sorprendida en un fuego cruzado hist6rico». No porque fuera mujer (el problema no esta relacionado esencial- mente con el género o la condicién sexual), no porque no tuviera opiniones politicas radicales (dios sabe que no son una receta para un arte grande o una larga vida, aunque no puedo evitar pensar que un poco mas de comprensién de la relacién entre la politica Y su propia vida la hubiera ayudado), sino porque ella misma fue incapaz de separar su depresién y su obsesion por la muerte de la Propia poesia, y porque precisamente sus lectores y criticos mas entusiastas alentaron esa incapacidad. Elartista, el poeta necesita (como Hokusai, que se llamaba a si mismo «el viejo chiflado por la pintura» y sentia que a los setenta habia empezado a aprender, a los noventa tendria algiin dominio sobre sus poderes y a los cien empezaria a hacer justicia a lo que Yeia en la naturaleza) la resistencia de un astronauta y la energia que sélo se deriva de un apasionado amor a la vida y al arte. «jEste ¢s el mundo, el reino que estaba buscando!», escribié John Holmes. 33 Alusiones al primer libro de Anne Sexton, To Bedlam and part way back (1960), que Podria traducirse como «Al manicomio y en parte de vuelta». (N. del T.). 175 Y Thoreau escribid: «Debes amar la corteza de la tierra que habj- tas. Debes ser capaz de extraer alimento de un pufiado de arena, O habras vivido en vano». - A esa pureza, esa integridad, ese amor y esa energia —que rara- mente se consiguen con plenitud, pero por los que sin duda que hay que luchar- los socava nuestra sociedad explotadora, que convierte en rominticas a sus victimas cuando son de cierta clase (distrayén- donos asi de las vidas nada romanticas de la mayoria sufriente), Convierte en romanticos a individuos con talento que han sufrido la desfiguracién de un individualismo alienado, una Preocupacién por si mismos que no es individuacién, no es maduracién, Anne Sexton escribié en «Queriendo morir»: Los suicidas ya han traicionado al cuerpo. Nacidos muertos, no siempre mueren, pero, deslumbrados, no pueden olvidar una droga tan dulce [...]. iGuardarse toda esa vida bajo la lengua!; €so ya es en sf una pasion. Demasiados lectores ~con una perversidad que, s{, realmente me Parece que tiene que ver con los Privilegios de la clase media blanca y todas sus desventajas— recuerdan y se identifican con esos versos antes que con estos otros, que ella también escribié (en Los cua- dernos de la muerte): La depresién es aburrida, creo yo, y harfa mejor en hacerme algo de sopa ¢ iluminar la caverna, Reconocer que, durante unos P0cos afios de su vida, Anne Sexton fue una artista a pesar de su dura lucha contra su deseo de muerte es honrar como es debido su memoria. Identificar su amor por la muerte con su amor por la poesfa es insultar a esa lucha, 176

You might also like